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ESTUDIO DE ALGUNAS PARÁBOLAS DE JESÚS

El vino y los odres nuevos


Luc 5:33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y
asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?
Luc 5:34 El les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con
ellos?
Luc 5:35 Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán.
Luc 5:36 Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido
viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el
viejo.
Luc 5:37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se
derramará, y los odres se perderán.
Luc 5:38 Más el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan.
Luc 5:39 Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.

Odres nuevos: Evangelio Vino nuevo: gracia de Dios

Odres viejos: Ley Vino viejo: obras de la ley (ley ceremonial no la ley moral)

Tit 3:4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
Tit 3:5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
Tit 3:6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
Tit 3:7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida
eterna.

Obras de misericordia corporales: Obras de misericordia espirituales:

1. Visitar a los enfermos. 1. Enseñar al que no sabe.


2. Dar de comer al hambriento. 2. Dar buen consejo al que lo necesita.
3. Dar de beber al sediento. 3. Corregir al que se equivoca.
4. Dar posada al peregrino. 4. Perdonar al que nos ofende.
5. Vestir al desnudo. 5. Consolar al triste.
6. Visitar a los presos. 6. Sufrir con paciencia los defectos del
7. Enterrar a los difuntos. prójimo.
7. Rezar a Dios por los vivos y por los
difuntos.

Interpretación hoy
Odres nuevos: Evangelio Vino nuevo: gracia de Dios los cuales no combinan con las religiones, con la vanidad
de la vida, con los malos deseos, con el mundo y el pecado. Hay quienes quieren vivir el evangelio a medias
yendo de aquí para allá, pero vuelven atrás, porque beben el vino nuevo anhelando aún el mundo, por eso para
ellos el mundo es mejor. Por eso revístete de Cristo, como dice:
Efe 4:22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, (D) que está viciado conforme a los
deseos engañosos,
Efe 4:23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
Efe 4:24 y vestíos del nuevo hombre,(E) creado según Dios(F) en la justicia y santidad de la verdad.

La luz y la sal del mundo


Mat 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más
para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. (H)
Mat 5:14 Vosotros sois la luz del mundo;(I) una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Mat 5:15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, (J) y alumbra a todos los
que están en casa.
Mat 5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos.(K)
Estas dos cortas parábolas son complementarias. Los que escuchaban a Jesús sabían que Israel, en especial
Jerusalén eran consideradas como la luz del mundo (lo que alumbraba al mundo entero en tinieblas) y la sal
era la ley (porque la sal da sabor y purifica y permite que los alimentos no se descompongan)
Jesús cambia este precepto. La luz del mundo es Cristo, en su Iglesia.
Jua 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; (B) el que me sigue, no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida.
La sal de la tierra es el Evangelio en su Iglesia, es lo que permite que el mundo no entre en un total caos.

Los obreros de la viña


Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar
obreros para su viña.
Mat 20:2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
Mat 20:3 Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;
Mat 20:4 y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.
Mat 20:5 Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.
Mat 20:6 Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué
estáis aquí todo el día desocupados?
Mat 20:7 Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo
que sea justo.
Mat 20:8 Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el
jornal,(A) comenzando desde los postreros hasta los primeros.
Mat 20:9 Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.
Mat 20:10 Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron
cada uno un denario.
Mat 20:11 Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,
Mat 20:12 diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que
hemos soportado la carga y el calor del día.
Mat 20:13 El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un
denario?
Mat 20:14 Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.
Mat 20:15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?
Mat 20:16 Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, más
pocos escogidos.(B)
Jesús pone en perspectiva lo siguiente:
Los primeros llamados a ser parte de la Iglesia son los Judíos, que creyeron que porque obedecían a Dios desde
el principio, Dios les hiba a recompensar con más o que iban a recibir más grande premio que los demás, pero
Dios conociendo su corazón sabía que obraban solamente para que los alabaran y para recibir solamente la
recompensa y no por amor. Por eso la invitación de esta parábola es que Sirvamos a Cristo con amor.

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