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oí distrito colonial de la Real Audiencia de

Charcas hasta 1810.


Podrán los publicistas paraguayos ale­
gar la posesión de jacto, después de 1810; pero
antes de esta fecha que marca el uti-possidetis
juris americano, hemos probado plenamente,
con documentos de origen paraguayo, que na­
da se pobló, que nada se redujo y nada s e .
otorgó por Su Magestad á ha Provincia del
Paraguay, en la zona (disputada, ó sea entre los
ríos Pilcomayo y Paraguay, del Distrito Au-
diencial de Charcas. (Bolivia.)
Cuarta Parte

C A P IT U L O X X I V

PROCESO DE LA GOBERNACIÓN MILITAR DE


CHIQUITOS

s u m a r i o . —E l
Gobierno espiritual de Chiqui­
tos, después de la Expulsión de los
Jesuítas.— Rcg'amentos del Obispo de
Santa Cruz de la Sierra Dr. Francis­
co Herboso para el Gobierno temporal
y espiritual de la Provincia de Chiqui­
tos, aprobados por la Real Audiencia de
Charcas.— Gobernadores provisorios de
Mojos y Chiquitos.— Avance de los
Portugueses en Mojos y Chiqui­
tos.— Real Decreto de 27 de Ju­
nio de 1771, aprobando los rc­
g'amentos del Obispo, y sujetando las
Gobernaciones de Mojos y Chiquitos á
Santa Cruz de la Sierra y visita de
un Ministro de la Real Audiencia de
Charcas para arreglar el tributo.—Con-
suta del Consejo de Indias de 17 de
Marzo de 1772, en que recomienda que
el Gobernador de Chiquitos, vigile las
í ron teros de los Portugueses, para evi-
tur las incursiones de éstos por agua
y por tierra por el camino que atravie­
sa los Chiquitos, los Zamucos y Chiri­
guanos hasta el Corregimiento de Ta­
rifa.— Consideraciones sobre el alin-
deramicnto que se menciona.— Este a-
linderamiento llega á ser la Cédula
Real de 15 de Septiembre de 1772.—
Memorial de D. Juan Bartolomé Ver­
dugo, proponiendo Gobernadores polí­
tico-mi'itares para ambas Provincias de
Mojos y Chiquitos.— Ubicación del
pueblo antiguo de Santo Corazón de
Chiquitos.— Datos del Informe de Ver­
dugo; dictamen favorable del Consejo
de Indias, 1775.—Dictámenes de Valde
lirios y Orraníia; de las Fiscalías dél
Perú y de Nueva España; acuerdo de
la segunda sala del Consejo.— Dicta
metí del Fiscal Campomanes.— Cédu­
la Rea! de 5 de Agosto de 1777.—Ins­
trucción para el Gobernador de Chi­
quitos.—Documentos, comunicándola.—
Conclusiones sobre los documentos ex­
puestos.
PROCESO J»K LA GOBERNACIÓN MILITAR DI:'

CHIQUITOS

Cuando fueron expulsados los Jesuítas, en


1768, los pueblos cjue ellos habían organiza­
do. bajo el régimen de un comunismo teo­
crático, pasaron en Mojos y Chiquitos á ser
gobernados espiritualmente por los curas, que
estableció en cada uno de ellos el Obispo de
Santa Cruz de la Sierra, á cuya jurisdicción
temporal y espiritual pertenecían. Dicho Obis­
po Don Francisco de Hervoso, redactó los
reglamentos para el Gobierno temporal y es-
piriuial de Chiquitos, y la Real Audiencia de
Charcas los aprobó con algunas modificacio­
nes. Así comenzó el nuevo régimen de la Pro­
vincia, nombrando el Virrey del Perú dos
Gobernadores provisorios para Mojos y Chi­
quitos respectivamente, mientras el asunto pa­
sara al conocimiento del Consejo de Indias
y luego al de S. M.
En esta época las relaciones de España
y Portugal no eran cordiales, y especialmen­
te en América ios avances de este último país
sobre la línea divisoria acordada en 1750,
dieron margen á graves incidentes y serias re-
18
clamacioncs diplomáticas. Los Portugueses lia-
bían avanzado sobre las zonas de Mojos y
Chiquitos, situándose en Santa Rosa y en Ma-
ttogrosso, y se temía fundadamente que des­
de Santa Rosa podían ¡os Portugueses remon­
tar el Mamoré, y apoderarse de todas las
misiones de Mojos. Por el lado de Chiqui­
tos, se temía igualmente que bajaran por el
Río Paraguay hasta la Asunción, ó que por
tierra se internaran atravesando las misiones
de esta Provincia y los Zamucos, hasta llegar
al Pilcomnyo, por donde remontarían al co­
razón mismo de Charcas. Estos temores to­
maron cuerpo y encontraron eco en el Con­
sejo de Indias, cuando tuvo que expedir su
dictamen sobre la nueva organización de Mo­
jes y Chiquitos, Provincias limítrofes de la
Corona Española con las posesiones portu­
guesas, desde el tratado de 1750.
S. M. participó al Consejo de Indias lo
siguiente, en Real Decreto de 25 de Julio de
1771:
«A consecuencia de lo que me ha hecho
presente el Consejo Extraordinario, en con­
sulta de 23 de Marzo último, sobre los Regla­
mentos y Ordenanzas que le remitió el Pre­
sidente Interino de Charcas, Don Juan Victo­
riano Martínez de lince, y Formó el Obispo
de Santa Cruz de la Sierra, Don Francisco
de Hervoso, para el Gobierno espiritual y
temporal de los pueblos y misiones de Chi­
quitos y Mojos, por resultas de la visita que
hizo, con motivo de la expulsión de los regu­
lares de la Compañía del nombre de Jesús,
en cuyos documentos constan igualmente las
determinaciones de la Audiencia de La Plata
á las varias consultas <]ite le hizo el mencio­
nado Obispo, be resuelto entre otras ('osas, a-
prnbar, como apruebo, las referidas ordenan­
zas del Obispo, con las modificaciones y adi­
ciones de la enunciada Audiencia 'de Charcas,
agregándose á ellas lo que falle y sea adopta­
ble de lo que tengo prevenido por decreto de
este día, en las de los pueblos de Indios Gua-
ranís; que verificado el Gobierno civil y tem­
poral, pase un Ministro de la Audiencia citada,
para hacer la numeración y arreglar el tri­
buto que deben pagar como los demás natura­
les, y que los Gobernadores de Mojos y Chi­
quitos estén á las órdenes del de Santa Cruz
de la Sierra, hasta tanto que ese Consejo
examine esta materia, y me proponga lo que
gradúe más conveniente. Tendrásc entendido
en el Consejo y Cámara de Indias y expedi­
rán las providencias correspondientes á la e-
jecución y cumplimiento de cuanto vá expre­
sado.»
En observación fiel del anterior Real De­
creto, el Consejo de Indias, en consulta de
17 de Marzo de 1772, expresó que «nada i-res­
taba que providenciar en cuanto á las orde­
nanzas de Mojos y Chiquitos, aprobadas ya
por S. M. con las modificaciones y adiciones
que propuso la Audiencia de Charcas.»
En cuanto á la visita de un Ministro de
dicha Audiencia para la numeración y arreglo
de tributos, opinaba que no se nombre Ministro
— 54G —
hasta que se verifiquen las circunstancias que
en sus modificaciones propuso aquella Audien­
cia.
Kn cuanto á la subordinación de l is au­
toridades de Mojos y Chiquitos al Goberna­
dor de Santa Cruz de la Sierra, dijo el Consejo
que mientras se consideren subordinados á
aquel, no se consideren en la clase de tales
Gobernadores, sino en la de Corregidores.
Además, representaba el Consejo cuánto
conviene «que en el distrito del Gobierno de
Mojos se cele con particular cuidado el río
llamado Maniere há'tia los confines, se funde
un pueblo de españoles para evitar las incur­
siones de leas portugueses, que por aquellos ríos
se .lian ¡propasado muecas veces hasta las inme­
diaciones de Charcas y Potosí.
«Por la misma razón, juzga el Consejo
que debe encargarse al Corregidor de Chi­
quitos, que cele con especial cuidado, los con­
fines de Mattogrosso de que injustamente se
hallan apoderados los portugueses, como tam­
bién bis grandes y ricas minas de Cuyabá; pa-
recicndele muy preciso, para que no conti­
núen en sus usurpaac.nes, se formen hacia las
lagunas de Manioré. Vavubá (Uberaba) y Ja -
rayes, que hacen caudaloso el Río Paraguay,
otros pueblos de españoles de la misma natura­
leza y para los propios fines con un pequeño
fuerte ó vi.ía, pues naciendo de las mimas de
Cuyabá un rrio de este nombre, que toma mu­
chas aguas, con las cuales y las que vierten
las dos primeras citadas lagunas, se hace nave-
gable, atravesando los pueblos más internos
de Y. M., como son la Asunción del Paraguay
y Corrientes, baxando hasta desembocar en
Buenos Aires; además de lo cual, es n e c e s a ­
rio evitar las incursiones por tierra, que pue­
den temerse por el camino, que se sabe babel
abierto, desde la referida Laguna Manióle, a-
travesando entre las naciones de Chiquitos y
Zamucos d !a 'de Chiriguanos, hasta el Corre­
gimiento de Tarija, en que encuentran el río
Pi lcoma yo, que va atravesando todo el Cha­
co, hasta la Asunción del Paraguay, de forma
que por tierra pasan á los confines de La Pla­
ta, atravesando por aguas, 'os términos y po­
sesiones más internas hasta el Paraguay, cu\ o
asunto merece particular atención.»
«Y por lo mismo, aunque el Consejo con­
sidera que tales poblaciones y vigías deben
ponerse tí las inmediaciones de las lagunas
Manioré, Bayubá y Jarayes, doblando sobre
Mattogrosso, cree por más acertado que tintes
de ejecutarse se pidan informes al Presidente
de Charcas, a! Gobernador de Santa Cruz
de la Sierra, á su Obispo, como tan instruido
y celoso, y á los dos Corregidores de Mo.vos
y Chiquitos, y que enviándoles al mismo P re­
sidente, los pase á la Audiencia, si lo tuvie­
re por conveniente, para que por voto consul­
tivo exponga también su dictamen, y lo remita
todo al Consejo, tí fin de que pueda consultar
á Vuestra Magostad la última providencia, en­
cargándoles mucho la prontitud, por lo que in­
teresa no perder de lista fines tan importantes,
y poner con brevedad los medios de cortar
tan graves niales.»
No jiuede darse un alinderamicnto más
claro de la Jurisdicción de Charcas en la
región disputada pea- e! Paraguay ú Polivia.
Se señalan claramente 1::s confines de Chi­
quitos, por las Lagunas Caiba (Jarayes), Man
dioré, liberaba, el territorio de Chiquitos, don­
de se encentraban las misiones, el territorio
de Zamucos, al sud, donde estuvo fundada a-
ñcs atrás la misión de San Ignacio de Za­
mucos y los Chiriguanos, cuya extensión tc-
rritori' l hemos victo ya fijada por documentos
oficiales entre los ríos Paraguay y Pilcomayo,
hasta el C rregimiento de Tarija, donde en­
cuentran di Lo río atravesando el Chaco, de
modo que por tierra, y por las aguas de dichos
ríos Pilcomayo y Paraguay, atraviesan los
términos de la Audiencia de La Plata. Y pa­
ra. que no haya duda de que se refiere á
ese distrito, á esa jurisdicción y á esc terri­
torio, fija las autoridades que han de prestar
su informe, y que no son otras que el Pre­
sidente y Audiencia de Charcas, el Goberna­
dor de Santa Cruz, los Corregidores de Alo­
jos y Chiquitos, y el Obispo de Santa Cruz
de la Sierra. Unicas autoridades competentes
para di íaminar en un punto que concierne y
corresponde al territorio de su respectiva ju-
risdicción. Pero veamos si este dictamen del
Consejo de Indias, llegó á ser Ley por medio
de la expresa voluntad del Monarca, median­
te Cédula Real.
En efecto, tal resolución es el origen de
la Cédula Real de 15 de Septiembre de 1772.
que como nuevo título de Rolivia debemos re­
producir íntegramente en sus di po aciones
principales, suprimiendo únicamente los Re­
glamentos del Obispo de Santa Cruz, por su
extensión.

Dice así:

«EL REY.— Habiendo dado cuenta el Re­


verendo .Obispo de Santa Cruz de la Sie­
rre., Den francisco Ramón de II en oso al
Presidente/ interino que fue de mi Real Au­
diencia'cid Charcas, Don Juan Victorino Mar­
tínez ele Tinco, de lo que observó en las mi­
siones de los indios Mojos y Chiquitos, con
i)ioti\o 6e la visita que ¡tizo de ellas, después
riel extrañamiento de los regulares de la Com­
pañía,/le rrogó y encargó aquel Presidente
qup/fjpr lo tocante al Gobierno espiritual, to-
majgjs/por sí las providencias que le pareciesen
convenientes, autorizándole al mismo tiempo
para que en su nombre formase por lo perte­
neciente al Gobierno temporal y político, los
reglamentos que tuviese por más oportunos,
de acuerdo con los Gobernadores de las pro­
pias Misiones, valiéndose de los medios que
creyese más acomodados al mejor estar de
aquellos indios, y consultando los demás que
considerase necesarios para que pudiese tener
efecto una obra tan conforme al servicio de
Dios y á mis piadosas intenciones.»
«V poniéndolo en ejecución aquel prelado,
formó por sí mismo los citados Reglamentos,
per ]o tocante ;i las Misiones de los Indios
Chiquitos. y ni virtud de su Comisión hizo
otros para los de Mojos el ])r. Dn. Pedro
de l.i Kocha ; y rremitirlos todos ni mencio­
nad:. l’re: idente, examinados en aquella mi
Real Audiem ia, hallando diminutos los ac­
tuados para los Moxos, aprobó con varias a-
dit iones, los ejecutados j)or el Reverendo ()-
I;i s i ; para las Misiones de Chiquitos, man­
dándolos observar en ellas y en las de los
Moxos. ínterim Yo determinaba otra cosa; á
cuyo fin me remitió el Presidente los autos o-
rigiiales. en lo: que están dicltos reglamentos
y (liciones, que son del tenor siguiente:

(Siguen aquí los Reglamentos.)


«En vi ía de estos Reglamentos y de lo
que me libo presente mi Consejo Extraordi­
nario, en consulta de 23 de Marzo de 1771,
resolví por mi Real Decreto de 25 de Julio
del mismo año, (. probándolos con las modi­
ficaciones y adi iones que puso mi Real Au­
diencia de Charcas), que verificado el Gobier­
no civil y temporal, pasase un Ministro de
la Audiencia citada á hacer la numeración y
arreglar el tributo que deben pagar, como los
demás naturales, y que los Gobernadores de
Mojos y Chiquitos, estuviesen á las órdenes
de! de Santa Cruz de la Sierra, hasta tanto
que mi Consejo de las Indias examinase esta
.Materia y me propusiese lo que graduase más
conveniente.»
«Y habiéndolo ya executado en consulta
de 6 de .Abril del presente año, be resuelto úl-
tintamente que no pase por ahora á la nume­
ración de indios y arreglo de tributos Xlinis
tro alguno de la Audiencia do Charcas, hasta
que se verifiquen las circunstancias que en sus
modificaciones propuso la misma Audiencia, y
que mientras estén sus pueblos sujetos á la
Gobernación de Santa Cruz de la Sierra, sir­
van les que los gobiernen en clase de Co­
rregidores, graduándoles vos, como os lo
mando (el Virrey del Perú) el cumplimiento
de lo demás en la parte que les toque y e!
sueldo con proporción al paraje.»
«Con motivo de este expediente, se ha
discurrido lo mucho que conviene, celar en el
distrito de la Provincia de los Moxos el río
llamado Mamoré, que desciende de la mis­
ma Provincia de Santa Cruz de la Sierra y
Moxos, siguiendo por los Carabayas hasta in­
ternarse en los establecimientos de Portugal,
donde llaman sus naturales el río de Madera,
y formar en esta misma confinación, pasados
los saltos grandes, un pueblo de españoles
con algún pequeño castillo ó vigía, que sir­
va para asegurar mis dominios, y ocurrir á
las frecuentes incursiones, usurpaciones de te­
rreno, contrabandos y otros perjuicios que
causan los portugueses, internándose por este
t río de la Madera ó de los Solimanes, hasta
el • \1” ">?V>n é> de las Amazonas y Río Xc-
j.r : ; ; ; v c.minos se han propasa-
(i: m i a u ; ; ve v; hasta las inmediaciones de
Charcas y Potosí.»
«Por la misma razón so juzga convenien­
te celar con especial cuidado los confines de
Mattogrosso de que injustamente se hallan a
poderndos los portugueses, como también do
las gratules y ricas minas de Cuyabá; pare-
rcciendo muy precia), para que no co;itinúen
en sus usurpad mes, se formen hacia las la­
gunas de Manioré. Vayubá y Jaravcs, que ha­
cen caudaloso el río Paraguay, otros pueblos
de españoles do la misma naturaleza, y para
los propios fines con un pequeño fuerte ó vi­
gía; pues naciendo de las minas de Cuyabá
un río de este nombre, que torna muchas aguas
con las quales y las que vienen las dos ci­
tadas primeras lagunas se hace navegable, a-
travesand-o los pueblos más internos, como
son la Asunción del Paraguay y Corrientes,
bajando hasta desembocar en Buenos Aires;
además de lo cual es necesario evitar las in­
cursiones por tierra, que pueden temerse por
el camino que se sabe haber abierto desde
la referida laguna de Manioré, atravesando
entre las Misiones de Chiquitos y Zamucos
á la de Chiriguanos, hasta el corregimiento
de Tarifa, en que encuentran el Rio Pilco-
mayo, que va atravesando todo el Chaco has-,
ta la Asunción de! Paraguay, de forma que
por tierra pesan á los confines de la Plata, a-
travesando per tierra los términos y posesio­
nes más internas h :sta el Paraguay.»
«V habiéndose examinado estos puntos en
el dicho mi Consejo do las Indias con lo que
dijo mi Fiscal, y ( (insultándome también so­
bre ellos, aunque so considera que aquellas
poblaciones y vigías deben ponerse en los pa­
rajes citados, esto no obstante he resuelto
que tentándose informes del Reverendo Obis­
po de Santa Cruz de la Sierra y respectivos
Cefes, providenciéis vos lo que os parezca
conducente al resguardar los confines de Ma-
ttogrosso, como os lo mando, en inteligencia
de que, por lo que mira á restitución del pue­
blo de Santa Rosa, be mandado pasar los ofi­
cios comvenienles con la Corte de Lisboa.»—
Al dorso. San Ildefonso, á 15 de Septiem­
bre de 1772.» (Del Archivo de Indias.—Estatu­
to 120. Caj. 7, Lcg. 27.)

En 1774, Don Juan Bartolomé Verdugo,


qlte había formado parte de las Expediciones
Militares enviadas al Baures y al Itenez en
1763 66, presentó un memorial sobre la Ins-
trucción económi a, útil y necesaria al mane­
jo de los pueblos de Misiones, y que conte­
nía un nuevo plan administrativo de éstas, á
fin de poner remedio á la decadencia y ruina
que amenazaba á estos pueblos, por los abu­
sos cometidos en ellos. En otro plan que pre­
sentó con objeto de salvar ó detener «la a-
menazada, lamentable ruina de las Provin­
cias de Mojos y Chiquitos que estuvieron á
cargo de los regulares jesuítas expulsos», pro-
poní.t la rea ión de Gobernadores político-
militares sujetos en lo militar á Santa Cruz
de la Sierra y en lo político y civil á la Au­
diencia de Charcas; propuso también la crea­
ción do un fuerte sobre el río Ilenez, frente á
la estación portuguesa, á fin de que así que­
de asegurada la Provincia de Mojos.
«Mn 12 de Octubre de 1772, (dice) en­
caminé correo á Charcas, con memorial al Vi
noy, solicitando la Gobernación de Chiqui­
to s.......... Los motivos que tuve para solicitar
tantas veces el Gobierno de Chiquitos, fueron,
después de los que llevo manifiestos, que
como aquellos indios no tuvieron comercio con
los portugueses, sin embargo de distar cosa
de 50 (cincuenta) leguas de Mattogrosso, por
la liarte del pueblo de Santa Ana, se han
criado con una cierta antipatía hacia ellos,
reconocida en varias ocasiones, que si supieran
excrcitar á los necesarios con maña, sagacidad
y paciencia en el manejo del fusil, no solo
defenderán sus terrenos ¡de aquella nación, sino
que podrán llegar á términos de ayudar en
las operaciones de Mojos........ A más de es­
to, desde el Santo Corazón, pueblo último
de la Provincia, al de Nuestra Señora de
Pelen, jurisdicción del Paraguay, solo cuentan
cosa de setenta leguas, y en el intermedio,
declinando Inicia iciníe, á derecha é izquier­
da, tengo bien averiguado, se hallan más de
sesenta naciones infieles que conquistar, de
distinto.; idiomas y de genios muy domésti­
cos. á excepción de los Guaycurús, de forma
que con una medianía aplicación desinteresada,
que sepa medir y proporcionar tiempos, pudie­
ra hacer aprovechar aquellas almas y terri­
torios. antes que los sagaces portugueses de
Cuyabá lo descubran y se posesionen, para
incomodar, como acostumbran, á ambas pro­
vincias, logrando <<>n ello, des ¡mes, fácil puer­
ta, para disimuladamente, introducirse cu el
Gran Chuco. que solo nos falta cercar por es­
ta inculta parle, y también sería lástima que
perdiera el comercio navegable, que en lo
suceávo puedo lograr la Provincia de Chi­
quitos, por e..77as ríos, hasta Buenos A ires..)'
Adviértase que el pueblo de Misiones de
Chiquitos, llamado «Corazón de Jesús , y des­
pués <S:;nlo Corazón», estaba primitivamente
dundo, á los 19 grados de latitud Sud, cer­
ca de la Laguna de la Cruz, y después de la
destrucción de San Ignacio de Zeunu os, que­
daba aquel pueblo como el más próximo á la
Provincia del Paraguay.
A causa de una epidemia, que diezmó la
población de indios del antiguo Santo Cora­
zón, fue trasladada esa Misión al lugar que
ocupa hoy. .. (Véase el Mapa de Cano y Ol-
medilla. J
Para confirmar este aserto, tenemos el
«Expediente obrado sobre reestablecimiento
del pueblo de Santo Corazón de Chiquitos,
en vista de los muchos indios que han muerto
allí con peste, y otros por las invasiones de
los bárbaros infieles Guaycurús, que lo han
reducido á miserable estado.»
Puede verse igualmente, el O; i ció del Go­
bernador Don Juan Bartolomé Verdugo, en
cpie pretende entresacar Doscientos Indios, de
los demás pueblos de aquel! ¡ Provincia, para
el mencionado reestablecimiento, y que partí
gratificarles, se le dé la cantidad de $ 1563
y 1 real, y la prmiden i i á su consecuencia,
per la que se ordena, la entrega de la expre­
sada cantidad, con fecha 13 de Agosto de
1778. (Archive de Chiquitos. Volumen 25 Y .)
También existe en el volumen 29 del mis­
mo Archivo, X". I!, un «Expediente acerca
de la traslación que propone, en 19 de Julio
de 1789, Don Manuel Ignacio Zudañcz, Go­
bernador interino de la provincia de Chiqui­
tos, de la Capital, al pueblo de Santiago,
en tiempo de agu :s, por las razones que re­
fiere.»—Las razones son, el riesgo extremo
en que han quedado los pueblos de Misiones,
de ser invadidos por el lado de Santiago por
los Guayci'.rvs.—El desfiladero por donde és­
tos podían entrar, estaba antes de ahora, guar­
dado por el pueblo de Santo Corazón. Esta
ventaja se perdió desde que este pueblo fue
más ó menos arbi raídamente trasladado á su
si-io actual, á impulsos de un mal transitorio,
— una epidemia . Desde, entonces Santiago
quedó expuesto á ser acometido fácilmente, y
quedó constituida) en punto extremo y más
próximo á la frontera. Sabido es que el Rey
quiso y recomendó siempre, que por ese lado
de la frontera se fundase ciudad de espa­
ñoles. (Ustinf't y separada de las misiones.»
En otra parte del «Informe» de Verdugo
se lee lo siguiente:

«En atención á distar el primer pueblo


así de Mojos como de Chiquitos cosa de 70
leguas despobladas, hasta Santa Cruz de la
Sierra, y de abrazar aquellas dos provincias
hasta su último pueblo, cada una, rostí de
150 leguas de jurisdicción, y fronterizos tí ios
portugueses, es dificultoso pueda atenderlas el
Gobernador de Santa Cruz, por lo dilatadas,
mayormente cuando llegan estaciones en el
año, que privan la comunicación, según que­
da dicho. Fuera muy conveniente, á lo que
comprendo, se nombrasen Gobernadores por
S. AI., para el celo y cuidado de ellas, sujetos
al de Santa Cruz solamente en lo militar,
en la misma forma que están los Gobiernos
de Tucumán y Paraguay con Buenos Aires,
y á Charcas en lo político y civil; pues de­
biendo correr hasta con lo económico de los
Indios, tan extraños al de Santa Cruz, no
siendo el que reside allí, absoluto interesado
en tos adelantos de la Provincia, con que que­
da propender á los ascensos, y responsable
del país, sería muy tibio el c - ’o que aplicase,
y el otro más impráctico, mai podría instruir­
le, y sobre todo, se retardaría mucho más in­
troducir y adelantar la Jurisdicción Real, por
menos respetos que se le darían, así de parte
de los curas como de los indios, siendo como
son aún en el día tan limitados.»
Las iniciativas de Verdugo fueron conside­
radas inmediatamente por el Consejo extrao r­
dinario, que prestó su dictamen favorable, en
Marzo de 1775, expresando entre otras cosas
que:
«Por lo que hace á Gobernadores de Mo­
jos y Chiquitos, se hace preciso en el concep­
to fiscal, según lo que esta representación y la
vigilancia do los portugueses en irse intor­
nando en estos países meridionales, se esta­
blezcan de asi lito ei cada una de estas pro-
vintius, debiendo residir cada uno precisamen­
te en la cabecera do las misiones, por ahora,
porque no es posible pueda atender á su go­
bierno inmediato o! Gobernador de Santa Cruz
de la Sierra, distando como parece, setenta
leguas de despoblado de dichas dos provin­
cias de Mojos y Chiquitos, y comprendiendo
cedo uno de estes ciento y ciñen cuto ¡editas de
¡•rristiieeión, según se refiere. Estos Goberna­
dores deben tener las facultades necesarias ¡ra­
ra e! mejor Gobierno, aumento y conservación,
fomento é industria de los pueblos, con arre­
gle á las leyes de Indias ó como más conven­
ga, quedando esto; gobiernos sujetos al de
Santa Cruz de la Sierra salo en lo militar, pa­
ra. que se presten auxilio en los casos que lo
pidan, al modo que lo están los de Tucunián
y Paraguay al de Buenos Aires, y con las de­
más prevenciones que los prácticos en la disci­
plina militar y en la situación del país conside­
ren necesarias, á fin de evitar la intrusión
de los portugueses, que se manifiestan ambicio­
sos de dominarle. Mediante el celo del real
servicio y conocimiento local de aquellas mi­
siones, croe demuestra tener el citado oifeial
Bartolomé que á sus expensas la; pro-nueve,
habiendo también servido en ia expedición
contra los portugueses, le pateco a! b'i.cai ser
acreedor este sujeto, de que se le recomien­
de ó Su Magostad n.ara que se le atienda
con el Gobierno de Chiquitos, que es la más
abandonada y naciente, dividiéndola de Mo­
jos, por ser Misiones diferentes, ó como fuere
del real agrado de S. M. y entienda el Mi­
nisterio de las Indias.»
Opina por que el Presídeme y Audiencia
de Charcas, entiendan en la conservación y
restablecimiento de los pueblos de Mojos .v
Chiquitos así como el Obispo de Santa Cruz
de la Sierra, cele y esté á la mira por lo que
toca al Gobierno espiritual de dichas provin-
c'as y pueblos.
El expediente continuó su tramitación con
todas las formalidades estrictamente estable­
cidas en la época colonial, especialmente en
los casos de jurisdicción territorial. Emitic-
tieron sus dictámenes los fiscales del Perú
y de Nueva España, los Ministros Marqués
de Valdelirios y Domingo de Orrantia, y el
Consejero Manuel Rodríguez de Campoma-
nes.
Valdelirios y Orrantia dicen en su In­
forme :
........ «La distancia de Lima á Mojos es
de cerca de 800 leguas de mal camino. Aque­
llas Misiones siempre han corrido sujetas a!
Gobierno de Charcas, y á este Arzobispado
es sufragáneo el de Sania Cruz, en cuya dió­
cesis se comprenden, el real patronato, está
encomendado á aquel Presidente, y por es­
to se lia de hallar con conocimiento de sus
curas y doctrineros. La expatriación de los
jesuítas se encargó á su dirección, y hoy re-
20
suelve la Junta de Aplicaciones, formada etc
aquella Audiencia, ]ns asunto; de temporalida­
des de que tienen mucha dependencia los de Mi­
siones. E te Tribunal aprobó y modificó loa
reglamentos ¡orinados para su Gobierno y
administración, y á él corresponde moderar
ó templar lo que se considere preciso con el
tiempo, para su más acertado mane o. Con
esta consideración, sin duda, aunque se tuvo>
por conveniente encargar al Virrey p •oviden­
cias sobre estos asuntos, se le ordenó que la
hiciese con precedentes informes de aquef
Presidente y Obispo.........»

«Así mismo se le podrá entregar ‘á Char­


cas ) La resolución de los otros particulares pen­
dientes, aunque de mayor gravedad y depen­
dientes de otras facultades, á saber: el es­
tablecimiento kle pueblos de españoles, man­
dados formar por la Cédula citada de 15 de-
Septiembre de 1772, la asignación de sala­
rios al Gobernador ó corregidores de ambas
misiones, si acaso no la ha practicado el Vi­
rrey del Perú, declarando ante todas cosas
el Consejo si cada una de las provincias ha
de tener un corregidor subalterno del Gobier­
no de Santa Cruz, ó ha de ser uno mismo
el de ambas, con independencia de éste. La
duda nos obliga á subcitarla el ejemplo de
las misiones de los Guaranís ó Paraguay, don­
de un Gobernador lo es de todas, con tres
Tenientes subalternos, que se encomiendan
del inmediato conocimiento de sus respecti­
vas jurisdicciones, lo que parece más confor­
me epte una independencia total de ambos
V.ribiernos é inútil sujeción al (le Santa Cruz.
Estas mi-iones se comunican inmediatamen­
te y pueden tener ocasiones y motivos de una
■mutua correspondencia, siendo muy conve­
niente que el que guüierna la una lo hag;
•en las dos, para prestarle los auxilios y ve­
lar igualmente sobre una y otra. Nada de
esto puede practicar el Gobernador de San­
ta Cruz, distante 70 leguas de mal camino
■del primer pueblo de las misiones, y por la
particular atención á su Provincia, sin arbi­
trio para pensar en el fomento de aquellas
•que lo piden particular y pronta.

«No consta en el expediente el motivo


por qué se pusieron dos Gobernadores ó Co­
rregidores, ni lo que obligase á hacerlos de­
pendientes del de Santa Cruz; pero se percibe
que lo primero se hizo, con atención á con­
siderarse dos Provincias, por que eran dos
misiones, y lo segundo por que siendo gra­
duado el Gobernador de Santa Cruz, que se
ha considerado como frontera de portugue­
ses é infieles, era justo estuviesen á sus ór­
denes aquellos que debían acompañarle en el
ejercicio. Pero hoy las fronteras de los pri­
meros (de los Portugueses) son los Mojos
y los Chiquitos, cuyo vasto terreno tienen
que atravesar, para ponerse en los límites
de Sania Cruz, y desde estos á su capital
hay setenta leguas, y con los infieles solo
linda por la parte del sur con los Chirigua­
nos, de que muchos pueblos son amigos de
los españoles, y con los Chañes, como con­
finan otras muchas provincias del Perú, ó
tedas las inmediatas á la montaña, sin que
par esto tengan el título de Gobernador, que
en Santa Cruz, menos que en otra parte, pue­
den tener exercieio mi.itar alguno, por fal­
ta de ocasión y gente que emplear cuando
se ofreciese. Lo que convence que es inútil
en esta Provincia un Gobernador, y que lo
es conveniente en las misiones, con dependen­
cia únicamente en lo militar á la Presiden­
cia de Charcas, y con otras facultades que
las de un Corregidor, como se proveyó al
principio, para que pueda cumplir mejor las
funciones de su empleo, en la atención á los
indios y precaución contra los portugueses.»
E l Fiscal del Perú en su dictamen de
fecha 2 de Julio de 1776, comentó el memo­
rial de don Juan Bartolomé Verdugo, más
ó menos en los términos en que se habían
expresado Valdelirios y Orranth, alegando
muchas razones en favor de la idea de que
los Gobernadores de Mojos y Chiquitos, no
dependiesen del Gobernador de Santa Cruz.
Así decía:
«Lo primero, por la distancia de 70 le­
guas de Pial camino que hay, desde esta ciu­
dad (de Santa Cruz) al primer pueblo de
Misiones. Lo segundo, por necesitar toda su
atención y cuidado para el desempeño del
encargo de su Provincia. Y lo tercero por
no ser hoy Sania Cruz frontera de portugue­
ses ni de infieles; pues los portugueses lo son
de Mojos y de Chiquitos, y aunque al sur
linda con los Chiriguanos y los Chañes, mu­
chos pueblos de aquellos son amigos de los
españoles, y con éotos confinan las más pro­
vincias del Perú. Lo cuarto, por que el Go­
bernador de Santa Cruz no puede tener ejer­
cicio alguno militar, así por falta de ocasión,
como de gente que emplear cuando se ofre­
ciese, y tienen por constante de que sea uno
el Gobernador de ambas provincias y misio­
nes, con las facultades competentes y sin
oirá sujeción que á la Presidencia de Char­
cas en lo militar.»
E l Fiscal de Nueva España en su dicta­
men de 12 de Septiembre de 1776, expresaba
lo siguiente:
«La Provincia de Santa Cruz de la Sie­
rra fue erigida en clase de tal, con un Go­
bernador político y militar, que tiene su asien­
to en la ciudad de aquel nombre, que de otra
forma llaman San Lorenzo de la Barranca,
por que en aquel tiempo se miró como fron­
tera de indios bárbaros, que ya hoy viven
en policía y reducciones en todo el país de
Mojos, Baures y Chiquitos, y en su lugar
han quedado ellas mismas como frontera, ba­
rrera y raya de nuestra dominación españo­
la, por haberse introducido los portugueses
injustamente y sin derecho alguno, hasta la
margen oriental del Río Itcnez .6 Guapote;
por manera que en el día el Gobierno de
Santa Cruz de la Sierra ni es frontera, ni
tiene en las inmediaciones de su capital, ene­
migos á quien combatir, ni indios que civi­
lizar; pues hallándose los de esta Gobcrna-
cíón reducidos á pueblos y sujetos á nues­
tra dominación española, ya lian cesado los
motivos que mediaron para erigirse aquel Go­
bierno, que en la actualidad es una verdadera
provincia interior, como otras muchas del
Reino del Perú.
Esto prueba la necesidad de atender con
preferencia tí los puestos avanzados hacia el
oriente, como son las referidas misiones. Allí
es donde debe fijarse la atención del Gobier­
no, trasladarse el Gobernador, construir fuer­
tes en los parajes más oportunos á cubrir
el país y defender la tierra, estableciendo en
ellas colonias de españoles en las partes ven­
tajosas que pongan en más resguardo el des­
amparo de los pueblos de indios, que pue­
den ser acometidos á toda hora por los por­
tugueses........ etc.»
Expresa además, que reunidas las Pro­
vincias de Mojos y Chiquitos con Santa Cruz
de la Sierra, forman un vasto Distrito, que
sería difícil atender por un solo Gobernador,
convendría que en la ciudad de Santa Cruz
y su territorio y en los pueblos de Chiquitos,
se pusieran dos Tenientes de Gobernador, su­
jetos en lo político y Militar al Capitán Ge­
neral de la Provincia, á fin de Que Sania Cruz
y su territorio, y Chiquitos y su Departa­
mento, con la Compañía General que resida
en Mojos, estén á una voz.
Dice que por mediar montes espesos y
ríos caudalosos entre Chiquitos y Mattogro-
sso, á pesar de su corta distancia, no es fá­
cil la incursión portuguesa, por lo que no
sería aparente la traslación allí de li Com­
pañía General; poro sí que esc territorio de­
be estar preparado para toda asechanza del
vigilante portugués.
La Segunda Sala del Consejo presentó
su Acuerdo en 14 de Febrero de 1777 expre­
sando :

Que lo vigente respecto de Mojos y Chi­


quitos era la Cédula Real de 15 de Septiem­
bre de 1772; que en tal situación se presen­
tó don Juan Bartolomé Verdugo, manifestan­
do el peligro que corrían las Provincias de
Mojos y Chiquitos por los avances de los por­
tugueses; que se tramitó el Expediente y se
produjeron los informes requeridos, con más
una carta del Obispo de Santa Cruz de la Sie­
rra, que aconseja que la resistencia á los por­
tugueses se organice por Buenos Aires y el
Paraguay, por ser mejor el camino, de ma­
nera que un ejército de Buenos Aires, atra­
vesando 600 leguas de camino llano, podía
penetrar por los últimos términos de la ¡Pro­
vincia del Tucumán á Chiquitos; que propo­
ne otro medio de auxiliar las Misiones con­
templando la distancia que hay del último
pueblo de Chiquitos al primero de las Misio­
nes del Paraguay, que es de 100 leguas, y
muchas de éllas por el río, y que este cami­
no no será difícil transitarlo; pues la han
transitado ya misioneros jesuítas; que los in­
dios que median entre una y otra parte (es
decir entre Chiquitos y el Paraguay), deja­
rían llano el paso con agrado ó por temor,
y los paraguayos que están siempre con las
armas al brazo por sus luchas con los indios,
permitiéndoles que puedan pasar sus efectos
al Obispado de Santa Cruz, sin pagar dere­
chos, les hará el deseo de mayor utilidad em­
prender ese camino. 'Mientras r/i/e los Pa­
dres Franciscanos del Colega) de Tarija fue­
ran encargados de hacer poblaciones para
facilidad del tránsito y reducción de machas
almas al Catolicismo.
Reproduce el informe lo ya expresado»
respecto de la distancia que hay de Lima,
donde se halla el Virrey, á Mojos y Chi­
quitos, 8C0 leguas; que éstas han corrido siem­
pre sujetas al Gobierno de Charcas, y al O-
bispado de Santa Cruz, sufragáneo del Ar­
zobispado de C'tarcas; que el Real Patrona­
to está encomendado al Presidente de dicha
Audiencia; que á ésta se encargó la expul­
sión de los jesuítas, y hoy resuelve la Jun­
ta de Aplicaciones, de que dependen los mi­
sioneros; que este Tribunal modificó y r. pro­
bó los reglamentos para el Gob ernó Fspi-í-
tual y temporal de Mojos y Chiquitos, y que
por tanto, se debía fiar al Presidente y Au­
diencia de Charcas el conocimiento y auxi­
lios de este asunto.
Con motivo de la iniciativa del Obispo
para abrir comunicación entre C ¡quitos y
Paraguay, el Informe recuerda análogo pro­
yecto del Marqués de Valdclirios, informante
en este asunto, quien en otro Memorándum,
fechado en 30 de Junio de 1774, en el cual
se proponía la fundación de un pueblo de
españoles en los límites del Paraguay, pro­
poniendo como útil otro igual en las orillas
del río Ycuarí, para que tuviesen estos es­
tablecimientos entre sí comunicación franca
y segura, que podría extenderse hasta las
misiones de los Chiquitos.
Concluye expresando que es necesario se
establezca un Gobernador de Mojos, que sea
Comandante General de 'las tres Misiones 'de
Mojos, Baures y Chiquitos; que para Chi­
quitos se nombre igualmente un 'Gobernador,
sujeto en lo militar á Mojos, cuyo título pue­
de expedirse á favor de Juan Bartolomé Ver­
dugo, inoepenaienres amaos gooemaaorcs ata
de Santa Cruz de la Sierra, quedando este
Gobierno en clase de Corregimiento; que se
remita copias de la representación de Bar­
tolomé á la Audiencia de Charcas, para que
de acuerdo con el Arzobispo, reforme ó mo­
difique los reglamentos para el Gobierno tem­
poral de Chiquitos, y con la Junta de Real
Hacienda, señale los salarios de los Gober­
nadores de Mojos y Chiquitos y del Corre­
gidor de Santa Cruz; que el mismo Presiden­
te de la Audiencia de Charcas proceda inme­
diatamente al establecimiento de pueblos man­
dados /armar, por la Cédula de 15 de Sep­
tiembre de 1772, como también á la cons­
trucción de los fuertes en los sitios que jus-
gasc más oportunos, dando todas las provi­
dencias que le pirczcan conducentes, para
precaver los insultos de los portugueses, y
21
fomentar y adelantar las misiones; que ere
cuanto al camino pira unir las provinc ias de
Chiquitos y el Paraguay y fomento de su
comercio, se proceda A la formación de un
pueblo de españoles en los límites de esto
Provincia del Paraguay, para que el Goberna­
dor de esta Provincia, con conocimiento propio
de aquel sitio, y de acuerdo con el Presiden­
te de Charcas y Cabildo Secular de la Asun­
ción, procedan á la obra, solicitando los auxi­
lios que se consideren precisos al Goberna­
dor de Buenos Aires, á qu:en se prevendrá
de lo que se resuelva, lo mismo que al Go­
bernador de Chiquitos, para que comunicán­
dose éste con el del Paraguay, acuerden la
utilidad de que se verifique el tráfico y co­
mercio de sus vecinos por el nuevo camino
que propuso el Obispo de Santa Cruz.
Finalmente, el Fiscal Pedro Rodríguez;
Campomanes formulaba en su dictamen las
siguientes declaraciones:
I’or lo que mira á la proyectada pobla­
ción de Chiquitos, decía que se debe tener
en consideración dos objetos: el de impedir
que los portugueses puedan entrar al Chaco,
y el de reprim r tí los indios infieles é irlos
reduciendo á la vida cristiana y civil; que el
establecimiento de la nueva población se ha­
ga sobre los ríos, con preferencia, para fa­
cilitar c-1 comercio, los riegos y la pesca;
que como el territorio de Mattogrosso está
al Norte de la Provincia de Chiquitos y el
de Cuyabá al Oriente de esta misma Pro­
vincia de Chiquitos, no vasta contener­
los por el lado Sctcntrional, si hacia
•el Chaco y rio Pilcomayo, que enira en el
Paraná ó río de La Plata, no se pone oira
población española, que con el tiempo servirá
de cabecera y sostén á las Misiones (De Chi­
quitos), que se vayan estableciendo en el Cha­
co y sus cercanías. Por lo cual me parece que
es de sama importancia que en ¡a Provincia
de Chiquitos se establezcan dos poplacio-
nes de españoles, con los dos fines pro­
puestos, de hacer frente á los portugueses
y de fací itar la reducción del Chaco, impi­
diendo que se introduzcan (los portugueses)
más adelante por la parte de Cuyabá, y que
tal vez atraigan así las belicosas naciones del
Chaco. Opina por que haya un acuerdo en­
tre Gobernadores, especialmente los de Chi­
quitos y Paraguay para facilitar el tránsito, y
poner toda la debida precaución contra los
Portugueses, coadyubándolcs en todo el Pre­
sidente y Audiencia de Charcas, sin inter­
vención alguna del Virrey del Perú, ni del
Gobernador de Santa Cruz, que debe reducirse
á Corregimiento.»
«Deben ir, á lo que entiendo, muy preve­
nidos los Gobernadores que se nombren (Ig­
nacio Flores para Mojos y Juan Bartolomé
Verdugo para Chiquitos) de establecer los pue­
blos españoles, en terrenos deI todo separados
de los pertenecientes ó los pueblos de misio­
nes, á fin de que no se prive á los indios de
los terrenos que ahora cultivan ó disfrutan
con sus ganados y también para evitar quejas
recíprocas ó maltrato.»
La jurisdicción do Chiquitos ó su distrito,
no se limitaba pues á las misiones allí es­
tablecidas, como pretenden los escritores pa
ragua vos, sino que abarcaba toda la extensión
territorial que le fue señalada por realesd is­
posiciones entre el Paraguay y el Pilcomavo,
sobre cuyos ríos se proponía establecer las
poblaciones de españoles.
Como consecucn ia de este luminoso ex­
pediente, S. M. expidió la Real Cédula de
5 de Agosto de 1777, nombrando Gobernador
de Mojos á Don Ignacio Flores, y otra Real
Cédula de la misma fecha dándole las ins­
trucciones, que conforme á las informaciones
c indicaciones de éste expediente, debía cum­
plir y llenar en el desempeño de su cargo.
Tiene la misma fecha la Cédula Real por
la que S. M. nombra Gobernador de la Pro­
vincia de Chiquitos á Don Juan Bartolomé
Verdugo:
Dice así:
«Don Carlos, etc. Por cuanto, para el me­
jor y más recto Gobierno en lo espiritual y
temporal de las Misiones de los indios de
Mojos y Chiquitos que anteriormente estuvie­
ron á cargo de los regulares expulsos y con
consideración a que para conseguir el más
floreciente estado de la población de aquellas
Provincias y conocimiento de mi Real Autori­
dad por aquellos Indios, he resuelto separar
estas Misiones, entre sí y que cada una de
ellas está á cargo de un Gobernador Militar
que dirija sus pueblos y haga entender á
ilu d io s naturales quanto convenga á mi Real
servicia en la forma que tengo establecido.
Por tanto, atendiendo á los méritos y demás
enemistan i.;s de vos Don Juan Barlhelemí
'Verdugo, Capitán graduado de- mis Reales
oxériiíos, lie venido en conferir el Gobier­
no de las Provincias de Chiquitos por el tiem­
po que sea de mi voluntad cuio empleo es­
pero sirváis y desempeñéis con el zelo y a-
■cierto cpie corresponde á la confianza que me
merecéis: V para que podáis empezar á cxcr-
ccr las funciones de vuestro cargo, con las
facultades y prevenciones que prescrito en la
Instrucción separada que lie tenido á bien ex­
pedir y entregaros para el régimen y gobier­
no que deberéis observar en la mencionada
Provincia, mando al Presidente y Audiencia
d e Charcas por medio de éste mi Real despa­
cho (por no ser fácil se halle en circunstan­
cias oportunas de poderlo cxccutar mi Virrey
y Capitán General de las Provincias del Río
de la Plata) os tome y reciba el juramento
que ante este tribunal debéis prestar de que
bien y fielmente serviréis al expresado empleo
con las facultades que os tengo concedidas;
en cuia conformidad quiero y es mi voluntad
que por el mismo Presidente y Audiencia se
os dé la posesión que os corresponde para
entrar desde luego que lleguéis á la citada
Provincia de Chiquitos á exercer las funciones
de tal Gobernador de ella y que por consi­
guiente se os respete y obedezca como á tal
por todos los naturales de su Distrito y habi-
tantos en sus respectivos pueblos arreglán­
doos para el mejor régimen de su Gobierno
y administración de Justicia á lo prevenido en
mi citada pañi ular Ynstrucción y á las Le­
yes de Indias, dispensándoos, como os dispen­
so por ésta vez, de cualquiera otitis formali­
dades practicadas por punto general en la ex­
pedición de estos Despachos, por convenir a-
sí á mi Real servicio, pues por lo respectivo
al sueldo que debereis gozar, prevengo lo
correspondiente á este efecto por cédula sepa­
rada. Dado en San Ildefonso á cinco de A-
gosto de mii setecientos setenta y siete.—Yo
el Rey.—Don Josep'n de Calvez.
Es copia del original.—Galvez— (con su
rúbrica. )
Registrada en el Libro Perú de oficio,
número cuarenta y nueve, folio cuatrocientos
setenta y nueve.
El texto de las Instrucciones para el Go­
bernador de Chiquitos es el siguiente:
«£7 Rey.—Don Juan Barthelemí Verdugo,
graduado de mis reales exércitos y electo Go­
bernador Militar de la Provincia de Chiqui­
tos.—Mediante á que para el mejor y más
recto gobierno en lo espiritual y temporal de
las Misiones de los Indios de Mojos y Chiqui­
tos, que anteriormente estuvieron á cargo de
los Regulares expulses, tuve á bien con pre­
cedentes seguros informes expedir al Virrey
del Perú la adjunta mi Real Cédula de quince
de Setiembre de mil setecientos setenta y dos
y con consideración á que para conseguir el
más floreciente estado que tanto conviene á
la Población de aquella Provincia y conoci­
miento de mi Real autoridad por aquellos In­
dios be resuelto separar éstas Misiones entre
sí, y que cada una tic ellas esté á cargo de
un Gobernador Militar, habiéndoos elegido á
vos Don Juan Barthclcmí Verdugo para que
sirváis el de la expresada provincia de Chi­
quitos, con el esmero que corresponde á des­
empeñar ésta confianza; os mando observéis
y guardéis lo que tengo prevenido en mi ci­
tada Real Cédula, en cuanto sea convenible
al mejor y más expedito gobierno de lo que
hasta aquí se ha mandado en el supuesto de
haberse hecho común entre sí el régimen de
estas Misiones.»
Como aquella Real Cédula fué dirigida di­
rectamente al Virrey del Perú para la ejecu­
ción y cumplimiento de varios puntos en que
pareció previ >a su intervención, y la experien­
cia ha hecho ver que las circunstancias lo­
cales de aquellos países, noticias y cono imien-
tos que deben preceder á las resoluciones del
Virrey, hacen que éstas se constituían im­
practicables por él, y al contrario se logre
el fin de establecerse este nuevo método por
medio de vuestro celo y desempeño; he te­
nido á bien segregar de toda intervención de
este asunto a! citado Vi rey d i Pe ni, y poner
á vuestro cargo todo cuanto le estaba preve­
nido, precediendo la noticia y aprobación del
Presidente y Audiencia de Charcas, ú cuya au­
toridad quedareis sujeto para el orden gra­
dual de los recursos y demás asuntos que por
su gravedad é importancia pidan su conoci­
miento; y a! Gobernador de Santa Cruz de
tu Sierra por ahora en lo Militar, para que en
la calidad que ha de residir en el Comandante
de la referida Provincia para auxiliaros con la
fuerza de ella, en los casos en que os halléis
constituido d la defensa de los territorios d e
vuestro mando particular.»
«Por la misma razón que pongo á vuestro
cuidado la observancia de quanto tengo man­
dado en mi Real Cédula de quince de Setiem­
bre de mil setecientos setenta y dos, os man­
do que luego que os hayais posesionado del
Gobierno que os he conferido y con experien­
cia de lo que practiquéis arreglado á élla re­
presentéis al Presidente y Audiencia de Char­
cas que hallareis conveniente variar para me­
jor Gobierno de los Pueblos tanto en lo es­
piritual como en lo temporal; pues este tri­
buna! deberá proceder al examen de los pun­
tos que les propongáis y determinar lo que
hallare justo, bien sea por sí, ó dándome quen-
ta de ¡o que necesite mi Real determinación.:>
«Considerándose por uno de los principa­
les objetos á que debéis atender con mucha
cxcrupulosidad el pago de los Sínodos á los
Curas de que trata con bastante claridad mi
citada Real Cédula y cuyo importe y situa­
ción fué uno de los puntos que quedaron pen­
dientes del arbitrio del Virrey del Perú; es
mi voluntad que procedáis inmediatamente á
dar en este asunto la regla más segura y pro­
pia para que en lo sucesivo tenga efecto la
asignación y sean satisfechos los Párrocos sin
experimentar quebrantos ni demoras, aplican­
do á este fin y demás indispensables gastos
que hayan de servir para el mejor fomento de
la Provincia de vuestro mando el producto de
todas las Haciendas que á beneficio de sus
Misiones hayan dexado sus dueños, cuya ad­
ministración correrá en lo sucesivo separada
ael cúmulo de temporalidades á que han es­
tado agregadas anteriormente y según las re­
glas que juzgareis precisas para la recolección
de sus frutos, pues no deben considerarse ya
como caudal de temporalidades á cuyo fin ten­
go dadas las providencias correspondientes pa­
ra hacerlo entender así y observar por las
Juntas superiores de Temporalidades del Rei­
no del Perú y Distrito de la Audiencia de
Charcas para que desde luego se proceda por
ellas á que se os entregue lo devengado y que
fueren produciendo y podáis atender con estos
auxilios al desempeño de quanto esté á vues­
tro cuidado.»
«Por ahora y hasta tanto que estos fondos
y demás que hayan de colectarse por medio de
las providencias que establezcáis para el mejor
fomento de aquella Provincia lleguen á poner­
se en estado de cubrir todas sus atenciones,
he mandado que el sueldo que habéis de g<>
zar heos satisfaga de las Cajas de mi Real Ha­
cienda de Cochabamoa y con cargo de rein­
tegro: debiendo gobernaros para los demás
gastos á que no alcancen por lo resuelto en
22
mi anterior cédula á cerca de todas las hero-
par iones de que se hace mención en ella.»
«Según las no;i ias más conformes dista
so'o civil leguas el ti!timo Pueblo de la Pro­
vincia de Chiquitos dei primero de las Misio­
nes de la del Paraguay, este camino aunque
se considere difícil no lo es tanto que no
pueda allanarse con el tiempo y con providen­
cias proporcionadas á este efecto, mayormen­
te quando se sabe que el año antes de la ex-
patri velón de los Regulares pasó un Religio­
so ele las Misiones del Paraguay á las de Chi­
quitos. Por lo mismo se hace preciso cuidéis
muy particularmente de examinar todas las
dificultades que ocurran para hacer edificable
este tránsito y facilitar la comunicación recí­
proca de aquellas Provincias á cuyo fin os
encargo tratéis este asunto con el Goberna­
dor del Paraguay, acordando desde luego la
utilidad de que se plantifique el tránsito y
comercio de sus vecinos por este nuevo pro­
puesto camino adoptando los medios que os
parezcan más convenientes, para que en e!
Distrito de vuestra Jurisdicción se franqueen
los auxilios que sean necesarios al bien re­
cíproco de aquellos naturales, en tanto se in­
teresa mi Real servicio, poniendo toda la de­
bida precaución contra las intenciones que en
lo subcesivo puedan tener los portugueses para
cuyo objeto como tan importante deberéis pre­
ferir las máximas y determinaciones de! P re­
sidente y Audiencia de Charcas, á quien co­
municareis todas vuestras intenciones en es­
ta parte para asegurar con su dictamen y re­
solución las más acertadas operaciones sobre
este asunto.»
«Para abrir el comercio entre los natu­
rales de estas provincias no es necesaria más
providencia que el derecho natural y civil que
tienen mis vasallos para contratar unos con
otros, impidiéndose por este medio el contra­
bando que pueden hacer con los Portugueses
y á este efecto os mando que desde luego que
pongáis en cxecución la comunicación del pro-
ieclado camino hagais saber á aquellos natu­
rales en mi Real nombre la libertad que quie­
ro y es mi voluntad disfruten por ahora de
todos los derechos á que de otro modo debe­
rían de estar sujetos pues con esta esención
no dudo puedan conseguirse más presto mis
reales intenciones en esta parte.»

«Y como para en lo subcesivo la expe­


riencia y conocimiento de este jiro ha de pres­
tar luces bastantes para afianzar el comercio
recíproco de aquellas Provincias de modo que
se verifique también en utilidad de mi Real
Erario, deberéis dar puntuales noticias de to­
do lo que se adelante sobre este asunto, de a-
cuerdo con los Gobernadores de el Paraguay
y de Moxos al Presidente y Audiencia de
Clinreas á fin de que con informe circunstan­
ciado de este Tribunal pueda yo definitivamen­
te arreglar este punto.»

«No obstante que por mi citada Real Cé­


dula de quince de Setiembre de mil setecien­
tos setenta y dos tengo mandado se establez­
can Pueblos de Españoles en las Provincias
de Chiquitos y de Moros, como quiera que
hasta a1ora no rons.a haya tenido cumplimien­
to este importante asunto cíe que depende con
servar ambas provincias baxo la dominación
suave de mi gobierno, poniendo en debido’
resguardo las de vuestro mando y con la de­
fensa que se considere absolutamente noce-
sari i se hace preciso atendáis con mucha pun­
tualidad á la verificación de este tan importan­
te objeto por lo mucho que pueda convenir
una Población española para cabecera y res-
guardo de aquella Provincia.»

«Para esta operación es preciso recorráis


por vos mismo toda la Provincia para entera­
ros de lo que convenga á este efecto con la
madurez y proporciones que sean capaces de
no hacer inútiles semejantes obras y á dexar
con el/posible resguardo y defensa aquella pro­
vincia de que os constituyo responsable por
el hecho de nombraros por Gobernador de
ella con las facultades que van expresadas.
Aunque la elección de sitio para los propues­
tos fines me parece conveniente dejarla á vues­
tro cuidado, con todo tengo por indispensable
manifestaros debéis tomar en consideración
dos objetos: es el uno el de contener los Por-
tuga eses para que no entren en el Chaco; y el
otro el reprimir á los Y nidios Infieles é irlos
reduciendo á vida christiana y civil. Por es­
tas razones es de suma importancia que en la
Provincia de Chiquitos se establezcan prin­
cipalmente dos poblaciones españoles para ha­
cer frente á los Portugueses y facilitar la re­
ducción del Chaco, impidiendo que los prime-
xos se introduzcan más adelante de lo que
■están por la parte de Cuyabá, cuyas' minas po-
sehen y que tal vez atraigan así las naciones
del Chaco, de modo que una de estas pobla­
ciones sea capaz de facilitar como escala el
Comercio prepuesto anteriormente, teniendo ti
Ja vista para estas operaciones los puestos
más fdci'es de fortificar y que no estén ro­
deados de pantanos ó dominación que les haga
mal sanos de modo que los Pueblos de espa­
ñoles que hoyáis de establecer se han de veri­
ficar 'del todo en terrenos separados de los per■
tenecientes á los Pueblos de Misiones ú fin de
que pueda promoverse la Agricultura y no
se prive á los Indios de los que ahora culti­
van ó disfrutan con sus ganados ó también
pqra evitar quejas reciprocas ó mal trato.»
", «Si para las propuestas operaciones de re­
correr la Provincia establecer poblaciones es­
pañolas y fuertes que la defiendan necesita­
reis de algún Yngeniero dexo á vuestro arbi­
trio á que según las circunstancias en que os
hallareis podáis pedirlo al Virrey y Capitán
General de mis Provincias del Río de la Pla­
ta en inteligencia de que para en este caso ex­
pido la providencia correspondiente para que
con vuestro aviso embie el que le parezca
más á propósito para este objeto.»
«Como aquellos Yndios según estoy infor­
mado no están enterados de la Subordinación
á mi autoridad Soberana y por consiguiente
no saben la obligación de respetar á los Ma­
gistrados y Gobernadores en lo temporal ni
en el Patronato Real <k' sus Yglcsias y protec­
ción de* lo cclcsiásti o, ni tampoco conocen la
autoridad Diocesana de un Prelado Superior
que es el Obispo, os encargo muy particular
y escrupulosamente que con prudencia y sua
ciclad les liagais comprender quanto ignoran
en esta parte* tan esen ial y precisa á los Prin­
cipias de. la Ley evangé’ica, para que de esta
forma v.inn olvidando 1is contrarias costum­
bres que hayan tenida, cuidando de .auxiliar
por vuestra parte á el ordinario eclesiástico y
hacer conocer á los Yndíos todo lo que convie­
ne para no suspender e! bien espiritual de a-
qucllos Neófitos. — Procurareis informado que
estéis del terreno y mejor modo de criar y
cultivar cada fruto, inclinar á los Yndios al
comercio, ciándoles á este fin las licencias con­
venientes, sin cobrarles derechos algunos por
la expedición de ellas para que este siempre se­
gura la utilidad de los labradores, pues de
este modo se extenderá la agricultura que tan­
to conviene á todo estado.»
«En todo lo demás respectivo á vuestro
Gobierno procederéis con la exactitud, celo y
pureza correspondiente á tan grandes obliga­
ciones y á las Justas máximas de las Leyes de
Yndias bien asegurado que os premiaré á pro­
porción de la fidelidad y esmero con que me
sirváis en aquel destino que por las actuales
circunstancias considero de los más importan­
tes, así para la propagación de nuestra sagra­
da religión catbóiica, como para mi Corona y
bien de aquellos infelices Yndios. Y manten­
dréis en vuestro poder esta instrucción con
— 5S1 —
toda custodia y la correspondiente precaución,
para que si acaeciere vuestro fallecimiento so­
lo pueda usar de ella la persona (pie os suce­
diere en aquel Gobierno, que así es mi volun­
tad. Dada en San Ildefonso á cinco de A
posto de mil setecientos setenta y siete. Yo
<7 Rey.—Don Joseph de Calvez. Es Copia del
original.—Calvez.— (rubricado.)
Registrada en el Libro Perú de oficio,
número cuarenta y nueve, folio cuatrocientos
setenta y uno.

Oficio á la Audiencia de Choreas, participán­


dole la erección de los Gobiernos Milita­
res de Moxos y Chiquitos.

«Para el mejor y más rrecto gobierno


en lo espiritual y temporal de las Misiones de
los yndios Moxos y Chiquitos, que anterior­
mente estuvieron á cargo de los regulares ex
pulsos, y para que se consiga el florecien­
te estado que tanto conviene de la población
de estas provincias, rrcducción de nuevos yn
dios á vida christiana y conocimiento de la
autoridad Real, que casi han ignorado hasta
ahora, ha resuelto el Rey crear estas misio­
nes de Gobiernos militares, y nombrar par.)
el de Moxos al Capitán ckl Regimiento de
voluntarios de Caballería Don Ygnacio I'ior-.s.
y para el de Chiquitos al Capitán graduado
Don Juan Barthelemí Verdugo.
«Como para estos establecimientos lia te­
nido S. M. por preciso y conveniente dejar
al cuidado y esmero de estos dos Gobernado­
res varios asuntos, que solo con la experiencia-
y práctica de los payses de mando pueden pro­
meterse las ventajas que se desean, ha conside­
rado por indispensable formar y entregar á
cada uno una Instrucción particular en que,
extrechándoles á la observancia de lo man­
dado en Real Cédula de 15 de Setiembre de
1772 sobre el gobierno espiritual y temporal
de estas Misiones, que se habían hecho co­
munes entre sí, se les previene lo que deben
practicar en el caso de hallarse preciso y ne­
cesario variar el antiguo méthodo en el todo
ó partes según, las ocurrencias lo pidan. Y
como por estas Instrucciones se les hace ver
las circunstancias en que quedan sugetos á
ese Tribunal, me manda el Rey remitir á
V. S. como lo executo, una copia de cada una
de ellas, para que, impuesto del pormenor de
asuntos en que ha de intervenir cada Gober­
nador, procure el mayor fomento de cuanto
S. M. ha tenido por conveniente determinar
para los adelantos de aquellas provincias, así
en lo espiritual como en lo temporal, y preste
sus auxilios y maduras resoluciones en los ca­
sos que las necesiten aquellos Gobernadores,
como que han de depender con inmediata su­
bordinación de este Tribuna!.»
«Por el mism|o hecho de que encarga el
Rey que la administración de las haciendas
cjuc ha bcnefi J o de estas misiones hayan de*
xado sus dueños corra en lo subccsivo se­
parada del cúmulo de Temporalidades, y según
las reglas que juzgase precisas cada Goberna­
dor para la recolección de frutos, y que se les
entregue lo devengado y que fueren producicn
do para atender con estos auxilios y demás
fondos de la provine! i al desempeño de todas
sus obligaciones, se hace preciso que V. S.
mire este objeto con la importancia que es de­
bida al seguro resguardo de todos los cauda­
les de las mencionadas provincias y su cuenta
rrazón, nombrando á este efecto si lo tuvie­
se por conveniente, un sugeto de toda satis­
facción, pureza é inteligencia que en la cla­
se de Teniente Oficial Real en cada una Ínter
venga en su manejo con las seguridades y
rrequisitos necesarios á un formal rrecaudo
y distribución, con sujeción á ese Tribunal,
y con la calidad de haber de rrendir sus cuen­
tas en el Tribunal Mayor de Buenos Aires,
para atajar de este modo cualquiera mala ver
sación de caudales, que pudiera acaecer en lo
sucesivo de no remediarse los medios pro­
porcionados á su segura administración.»
Para el señalamiento formal de sueldos
á estos dos Tenientes de Oficiales Reales en
caso de ser necesarios estos empleos, quiere
el Rey que V. S., cón noticia de lo que sea
cada país, y trabajo que hayan de tener, les
arregle los goces que sean proporcionados y
dispongan su pago en la forma que mejor pa-
23
rczca para su corriente satisfacción, dando
aviso de ello para la aprobación de S. M.
«Con consideración á los gastos que nece­
sariamente lian de hacer los dos electos Go­
bernadores de Mojos y Chiquitos, y á lo mu­
cho que conviene (pie entren en sus respecti­
vos Gobiernos sin empeño, que para salir de
ellos pudieran decaer en su zelo y desinterés,
ha resuelto el Rey goce cada uno de ellos el
sueldo de dos mil pesos ensayados, que ha­
cen tres mil corrientes, cada año desde el día
que hagan constar su embarco en España,,
cobrados en las Caxas de Cocliabamba. Pero
siendo el ánimo de S. M. reglarles para en lo
subccsivo un sueldo proporcionado á sus ta­
reas y circunstancias del país, que sea igual
para ambos, y con rrespecto al que disfruta
el Gobernador de Santa Cruz de la Sierra,
á quien es preciso distinguir como Jefe de a-
quellos en lo militar, prevengo á V. S. 1a.
orden del Rey que, tomando noticias cabales
á formar cabal idea de lo que sean estos Go­
biernos según los adelantamientos que se espe­
ren, rregle y proponga al Virrey de esas pro­
vincias el sueldo que parezca necesario para
que estos Gobernadores vivan sin estreches, y
se constituyan por esta rrazón separados de
todos aquellos arbitrios nada rregulares que
pudiesen cnagenarles de su principal objeto.»
«Ygua Intente incluyo á V. S. copia de la
Real Cédula en que rruega y encarga S. M.
al Reverendo Obispo de Santa Cruz de la
Sierra el floreciente estado que tanto convie­
ne del clero de su Diócesis para la asisten-
fia de curas de aquellas misiones, procurando
sus adelantamientos por medio de sus visitas
personales, á fin de hacer conocer á aquellos
yndj.ís las verdades de Ja Ley Evangélica y
conservarlos baxo la dominación suave del
<hibierno de S. M.»

«Y como en ella se reserva para más a-


dclantc la inspección sobre la rrcsidencia fi­
ja y perpetua del Obispo de Santa Cruz de
la Sierra en Cochabamba, y de esta rresulta-
ría la necesidad de trasladar la Cathcdral y
el Cabildo lo qual trahería grandes gastos y
desconsolaría talvez á la misma ciudad de San­
ta Cruz, que siempre debería ser oída antes
de hacer semejante novedad, encarga S. M. á
V. S. que, bien informado de si conviene ó
no, esta translación, y siendo también á el Me­
tropolitano, se trate este asunto, con la cir­
cunspección que corresponde, en este Tribu­
nal, y exponga, con testimonio de todo lo que
sobre el particular se ventile, su dictamen
para que en el Consejo de Yndias, se formalice
expediente separado, y consulte á S. M. lo
que le pareciere más justo en una materia de
este tamaño y gravedad.»

«Prevéngolo á V. S. todo de su Real orden


para su más exacto cumplimiento no dudando
S. M. que el zolo de V. S. por el mejor Real
servicio sabrá aplicar todas aquellas providen­
cias que sean capaces á verificar con el tiem­
po las más sanas reglas para estos nuevos es­
tablecimientos, que no son fáciles en su prin­
cipio, hasta que la experiencia hace compren-
— 586 —
de r y conocer el verdadero interés de su go­
bierno.»
«Dios guarde á V. S. muchos años.»

«San Ildefonso, 5 de Agosto cíe 1777.»

Don Josef Galvez.

Señor Presidente y Oidores de la Peal Au­


diencia de Charcas.
«Es copia del original (hay una rúbrica.»)

Real Cédula al Obispo de Santa Cruz de la


Sierra, participándole la erección de los
Gobiernos Militares de Moxos y Chiqui­
tos.

«El Rey.— Reverendo en Christo Padre


Obispo de Santa Cruz de la Sierra. Para el
mejor y más recto gobierno en lo espi­
ritual y temporal de las misiones de los yn-
dios de Moxos y Chiquitos, que anteriormen­
te estuvieron á cargo de los regulares expul­
sos, y para que se consiga el floreciente estado
que tanto conviene, de la población de estos
parajes y reducción de nuevos yndios á vi­
da christiana y conocimiento de mi autoridad
Real, que casi han ignorado hasta ahora, he
resuelto se pongan estas provincias á cargo
de dos Gobernadores Militares, que he nom­
brado, á quienes auxilio en todo lo que me
ha parecido conveniente á estos importantes
-objetos, en inteligencia de que cada uno de
ellos debe quedar con independencia el uno
del otro, pero ambos sujetos al Presidente
y Audiencia de Charcas, para el orden gra­
dúa! de los recursos y demás asuntos que por
su gravedad c importancia pidan su conoci­
miento, y al Gobernador de esa Provincia de
Santa Cruz de la Sierra en Lo militar por
ahora. Entre las diferentes obligaciones de
que les constituyo responsables en las ins­
trucciones particulares que les lié expedido
para su rrégimen y gobierno, me ha parecido
particular cuidado y escrupulosidad la rrecti-
ficación de las ideas de aquellos yndios, á
que artificiosamente les habían acostumbrado
sus anteriores misioneros en un sistema con­
trario al que conviene.»
«La suavidad y prudencia, que es tan con­
forme á los principios de la Ley Evangélica,
ha sido mi principal objeto para todas las
prevenciones y advertencias que he puesto á
su cargo: pues, como según estoy informado,
carecen aquellos yndios del conocimiento de Ja
subordinación que deben tener á mi autho-
ridad soberana, y consiguientemente no saben
la obligación de respetar á los Magistrados
y Gobernadores en lo temporal, ni en el Pa­
tronato Real de sus yglcsias, y protección de
lo eclesiástico, ni tampoco conocen la autho-
ridad diocesana de su Prelado superior, y es­
tos errores son intolerables y no admiten di­
lación, me he propuesto desde luego instruir
á los citados Gobernadores de ambas Provin-
cías de cuanto me ha parecido justo y ne­
cesariamente preciso para que llagan compren­
der á aquellos yndios quanto ignoran en a-
quella esemidísima par.e, á fin de que de es­
ta forma hayan olvidado, las contrarias cos­
tumbres que hayan tenido, y lleguen á cono­
cer lo que conviene para no suspenderles el
bien espiritual.»
«Enterado, pues, de estas mis Reales r e ­
soluciones, como dirigidas á que os respeten,
veneren y obedezcan como á su prelado su­
perior que sois de aquellos payses, me dic­
ta mi conciencia y amor por el bien de aque­
llos infelices yndios, á que sin perder medio
alguno prudente y cristiano, rreúna en vos
todos los que son capaces de verificar un
fruto sólido á favor de aquellos neófitos, por
el hecho de ser nacidos en clima rremoto y
de costumbres tan diversas de las nuestras.»
«Por esta razón comprendo deberéis visi­
tar con preferencia estas dos provincias ó mi­
siones, rrecorrer sus cathesismos, ó imponer
A los actuales curas doctrineros la obligación
que tienen de explicar á los yndios las verda­
des que ignoran para que se vayan haciendo
capaces de ellas, encargando á los mismos cu­
ras observen con ellos toda suavidad y pru­
dencia puo= ni la violencia, ni una mutuación
rrepentina, podrían hacer asequibles mis
piadosas intenciones. Para cuyo logro os rrue-
go y encargo zeleis muy escrupulosamente, el
gobierno espiritual de estas misiones, prove-
iendo de rremedio en lo que le necesitase.»
«Con este loable objeto y luego que st>
verificó la expalriartón emprendió el Reve­
rendo Obispo vuestro antecesor, la visita do
los Cbiouitos, y encargó la de los M onos á un
«eclesiástico, de su satisfacción para arreglar
más bien el methodo que se debería llevar
«en adelante con conocimiento práctico y se­
guro de su naturaleza y cireunstam ias. sir­
viendo al mismo tiempo su presencia y sus
exhortaciones á borrar cua'cor’er imnrcs'ón pe~-
judicial á la Rreligión, y mi Real persona, for­
mando rreglamemos para lo espiritual y ta:n
bién para lo temporal, que aprobé por mi
Real Cédula de 15 de Setiembre de 1772, y
be mandado se observen presentemente por los
rrespectivos Gobernado~es, á quienes be dado
facultad para variar lo que hallen digno de
mejora, con presedente examen del Presiden­
te y Audiencia de Charcas: pero como cada
día insta más la rrepetición de estas visitas
por el Prelado Superior, esto mismo, y los me­
jores deseos que me asisten de el bien espi­
ritual de aquellos neófitos, me estimula
á rreencargaros os dediquéis á p“activar por
vos mismo esta operación, con la frecuencia
que os sea posible, y os dicte vuestro zelo pa­
ra tan altos fines.
«Deseoso de conseguirlos, solicitó el Re­
verendo Obispo, vuestro antecesor, haciendo
presente sus instancias al Virrey del Perú, se
trasladase su silla á la ciudad de Cochabam-
ba, en consideración á las circunstancias y fa­
vorables efectos que rrcsultarían de que se
aerifique el aumento de eclesiásticos, que pu
dieran asistir á estas misiones y ayudarle en
el ejercicio de sus funciones en toda su D ió­
cesis.
«De esta solicitud se infiere la falta de
ministros eclesiásticos, principalmente para las
atenciones de aquellas misiones. Y como este
arbitrio depende principalmente del zelo de
vuestras disposiciones, dejo á vuestra pruden­
cia la elección de providencias correspondien­
tes á la bcrificación del mayor número de
sacerdotes capaces á el desempeño de aque­
llas obligaciones, bien que considero lo muy
útil y precisa que es vuestra rresidcncia en
la capital, para estar más á la mira de los
procedimientos de los curas de dichas misiones,
auxilio y fomento de éstas, aumento é ins­
trucción del clero de vuestra Diócesis, y esta­
blecimiento del seminario conciliar, en donde
pueda conseguirse este tan importante objeto;
pues por lo que mira á la inspección sobre
vuestra rresidcncia fija en Cochabamba y
consiguiente translación de la Cathedral de
Santa Cruz de la Sierra y su Cabildo, tengo
por conveniente tomarme tiempo á fin de tra­
tar con solides este asunto, oyendo primero
á los Ministros que puedan formar un juicio
prudente y rreflecciones capaces á caminar á
la verdadera y sólida determinación de se­
mejante novedad.»
«Y así os rruego y encargo zelo á es-
vuestro acostumbrado y cathólico zelo á es­
tablecer los medios más adaptables que en­
cuentre vuestra prudencia y experiencia para
que se logren los fines justos que os llevo
explicados en esta Real Cédula, á cuyo efecto
no dudo os dedicareis con amor, por el bien
espiritual que rredundaría de aquellos infeli­
ces mis vasallos, sacándolos de las tinieblas
de sus costumbres á clara luz, de las que
tanto conviene hacerles entender, é igualmen­
te porque de todo ello me daré de muy bien
servido, y sabré no olvidar el mérito que en
ello contragéreis, avisándome de las venta­
jas que consiguiércis sobre estos importantes
objetos para mi noticia y satisfacción.
Dada en San Ildefonso, á cinco de Agos­
to de mil setecientos setenta y siete.
Yo el R ey .»
Don Josef de Galvez.
Es copia del original.— Galvez.

Oficio al Virrey de Buenos Aires participán­


dole la erección de los Gobiernos Mili­
tares de Moxos y Chiquitos.

«Para el mejor y más recto Gobierno


en lo espiritual y temporal de las misiones
de los yndios de Moxos y Chiquitos, que an­
teriormente estuvieron á cargo de los regu­
lares cxpulsos, y para que se consiga el flo­
reciente estado, que tanto conviene, de la po­
blación de estas provincias, rreducción de
24
nuevos yndios á vida christiana y cono i-
mirnlo cíe la authoridad Re d cjue casi han
ignorado hasta a! ora, ha rresue’to el Rey crear
estas mi iones en Gobiernas nti'itare; y nom­
brar para el de Max os al Capitán del Regi­
miento de Voluntarios de Caballería don Ig­
nacio Flores y jaira el de Chiquitos al Ca­
pitán graduado don Juan Barthclemí Verdu­
go. Como jiara estos eslab’eci’.r.ientos ha te­
ñid-. S. M. por preriso y conveniente dexar
al cuidado y esmero de estos nuevos Gober­
nadores varios asuntos que solo con la ex­
periencia y práctica de los payses de su man­
do pueden prometerse las ventajas que se de­
sean, ha considerado por indispensable for­
mar y entregar á cada uno una instrucción
particular, en que, estrechándoles á la obser­
vancia de lo mandado en Real Cédula de 15
de Septiembre de 1772, sobre el Gobierno
espiritual y temporal de estas misiones, que
se habían ¡techo comunes entre sí, se les pre­
viene lo que deben practicar en el caso de
hallarse preciso y necesario variar el antiguo
méthc.do, en el todo, ó parte, según las ocu­
rrencias lo pidan.

Las circunstancias locales de aquellos


payses, noticias y conocimientos que deben
preceder á las determinaciones que hayan de
ofrecerse en tan importantes asuntos, han cons­
tituido al Rey en la necesidad de que depen­
dan estos Gobernadores, inmediatamente su-
¡rctos del Presidente j Audiencia de Char­
cas, cuyo Tribunal podrá providenciar de
prontos auxilios d su desempeño, y con más
particularidad en punía ú mi ianes , en que
lo tiene acreditado, r t/ue es dependiente en
porte del negoc ’o de lo expatriación, en que
atine! Presidente y las résped'vas Juntas han
tenido todas las facultades para resolver,
(¡pi car y fomentar tos establecimientos que
juzgasen con venientes.
Por estas tan sólidas rni/ones y por com­
prender S. M. quanlo podrían atrasarse aque­
llos prontos auxilios de haber de proceder
para ellos la intervención de V. S. como Vi­
rrey del Distrito, á que se agrega también
la justa consideración de las circunstancias
en que V. E. está constituido para la aten­
ción de otros asuntos de mayor gravedad,
que tal vez harán dudosa su rresidencia en un
propio paraje, ha rresuelto S. M., como ba
expresado, poner al cuidado de aquel Presi­
dente j’ Audiencia en lo principal aquellos
nuevos esiablccim cutos en el méthodo que
se previene así en las instrucciones particu­
lares expedidas á los citados Gobernadores,
a m o en la Real Orden con cpie en esta fe­
cha se dá noticia del todo al mismo Tribunal.
Y para que Y. E. se halle con completa
idea de todo lo rresuelto por el Rey en este
asunto, romo corresponde á la dignidad de
Virrey de esas provincias del Rio de la Pla­
ta y demás (pie se agregaron á su mando,
me manda S. M. rremitir á Y. E.. como lo
ejecuto, las adjuntas copias, rrtíbricadas de
mi mano, de las mencionadas instrucciones
expedidas á los tetados Gobernadores, de sus
despachos, en que se ¡es manda hacer el ju­
ramento, y rrcclbir la posesión de la Audien­
cia de Charcas, Cédulas para el abono de sus
sueldos por las Cajas de Coc'iabamba, de la
orden comunicada a! Presidente y Audien­
cia de Charcas sobre lo que debe cgccutar
y de la Cédula en que rruega y encarga S.
M. al Reverendo O b i s p o de Sania Cruz de
la Sierra el mayor aumento del clero de su
Diérccsis para las atenciones de aquellas Mi­
siones.
Por la Real Orden dirigida al Presiden­
te y Audiencia de Charcas rreconocerá V. E.
debe este Tribunal proponerle los sueldos que
en lo subcesivo hayan de tener los Goberna­
dores de Moxos y Chiquitos; y en esta in­
teligencia y como que este asunto no es de
los que se consideran urgentes, mayormente
quando ya ban ¡razonablemente dotados, pre­
vengo á V. E. de orden del Rey, de cuenta
de los que halle correspondientes á sus rres-
pectivas obligaciones, según el juicio que for­
me aquel Tribunal, para que rrecaiga su Real
aprobación en esta parte.
En quanto al envío de ingenieros de que
hablan las instrucciones particulares de los
dos ( lobernadorcs, e ;pera el Rey que, en el
caso de que estos los pidan á V. E. de pro­
videncia para que se destinen los que les pa-
rescan á propósito con proporción á la cla­
se de trabajos á que hayan de asistir.
Y no duda S. M. que enterada V. E. del
todo de estas importancias, promoverá, en
cuanto le sea posible, según las circunstan­
cias en que se hallen los adelantamientos de
estas dos provincias, y contribuirá á que que­
den defendidas por las partes en que confinan
con los portugueses, mediante la inteligen­
cia que asiste á V. E . de aquellos pavees que
tanto importa poner á cubierto de nuevas
intrusiones de aquellos fronterizos.
Dios guarde á V. E. muchos años.
San Ildefonso, 5 de Agosto de 1777.

Don Josef de Gal vez.

Señor don Pedro Cebados.

Es copia del original.—Galvcz.»

Para quien examine detenida é impar-


cialmente los documentos oficiales que cons­
tituyen este proceso, quedará fuera de toda
duda que la Gobernación Militar de Chiqui­
tos, confinaba con la línea Portuguesa-Espa­
ñola, por medio del límite arcifinio del río
Paraguay, desde la boca del Jaurú, hasta la
desembocadura del río Apa, á los 22° y mi­
nutos de latitud sud, lugar donde debía esta­
blecerse la proyectada ciudad española de
Chiquitos, «en los límites del Paraguay», pa­
ra facilitar: 1°., el comercio entre ambas Pro-,
vincias, é impedir las incursiones de los por­
tugueses hacia el sud, hasta el Chaco,
cuya conversión de los infieles era el 2o. de los
objetos que S. M. tenía en mira y recomen­
daba al Obispo de Santa Cruz. Otra de las
proyectadas ciudades de C oquitos, debía ser­
vir de intermediaria para el comercio entre
Potosí y las Provincias del R ’o de I.a Plata,
y su fundación estaba aconsejada á las már­
genes del río, y este no podía ser otro que
el Pilcomayo.
En este proceso remitan medidas ocal-
culadas las distancias de los pueblos de Chi­
quitos en relación á Santa Cruz y en rela­
ción al primer pueblo del Paraguay, ó rea Pelón,
resultan asimismo determinadas las jurisdiccio­
nes, señaladas las dependencias temporales,
espirituales y militares, designados los fon­
dos y las Cajas Reales para el pago de suel­
dos de los Gobernadores, nombrados éstos,
con distritos señalados, indicados los luga­
res para las ciudades españolas á fundarse
fuera de les pueblos ya establecidos. No hay
una palabra que se halle en discordancia con
lo mandado y ordenado por el Soberano en
Cédulas anteriores. Es un conjunto armóni­
co de disposiciones rca’e>, que arrojan toda
la luz necesaria, para dilucidar este litigio,
y decidirlo imparcial y rectamente, sin te­
re..-res ni vacioiacioiies, cu favor de los dere­
chos de Bolivia.
AN EXO S D EL C A P IT U L O X X IV

PROC.'.S ) DE I-AS GOBERNACIONES MILITARES


DE MOXOS V DE CHIQUITOS

1772. Real Cédula de 15 de Septiembre, se­


ñalando los avances portugueses, dentro
del territorio de Charcas.
1774 77.— Representación de don Juan Bar-
tholomí Verdugo, en que solicita el car
go de Gobernador de Chiquitos. Acom­
paña varios informes y dá cuenta del Ci­
tado de aquellos pueblos.
1777.— Real Cédula de 5 de Agosto al Ilus-
trísimo Obispo de Santa Cruz de la Sie­
rra sobre los Gobiernos Militares de Mo­
jos y Chiquitos.
1805.— Expediente sobre el Gobierno de los
27 pueblos de Mojos y Chiquitos, y pro­
ceso de la constitución de estas Provin­
cias en Gobernaciones Militares.
C A P IT U L O X X V

RESUMEN HISTÓRICO DE LA GOBERNACIÓN

MILITAR DE CHIQUITOS HASTA EL AÑO 1810

SUMARIO. —Causas del fracaso de la Gober­


nación de Verdugo.— E l sucesor de
Verdugo Don Antonio López y Carva­
jal.— Intrigas contra este Gobernador.
— Los Guaycurús solicitan entrada al
gremio de las Misiones de Chiquitos.—
Informe del Comisario de Límites, re­
sidente en Chiquitos, Don Antonio Al-
varez de Sotomayor.— Dificultades en­
tre este y el Sub-dclegado de Santa
Cruz Don Manuel Ignacio Zudañez.—
Reglamento de Don Lázaro de Rivera;
su ap'icación á Chiquitos.— Pleito en­
tre Curas y Gobernadores, subleva­
ción, acusaciones recíprocas, procesos
ante la Real Audiencia de Charcas.—
Proyecto de la creación de una nueva
Intendencia compuesta de Santa Cruz,
Mojos y Chiquitos.
RESUMEN HISTÓRICO DE LA GOBERNACIÓN
MILITAR DE CHIQUITOS HASTA EL AÑO 1810

El Gobernador Don Juan Bartolomé Ver­


dugo, que por su conocimiento personal de la
Provincia de Chiquitos, pudo realizar los pro­
pósitos del Soberano, estableciendo los pueblos
de españoles que sirvieran para contener á los
portugueses, en sus incursiones sobre la .pro­
vincia, y realizaran el intercambio comercial
con el Paraguay, fracasó desgraciadamente en
sus intentos; por que habiéndose hecho car­
go de la Provincia, quiso desde el primer mo­
mento cortar los abusos que cometían los cu­
ras de las misiones, entregados á un agiotage
ó monopolio comercial de los productos de la
Provincia, verdaderamente escandaloso.
Los curas encontraron decidido apoyo en
el Obispo de Santa Cruz de la Sierra, contra
las medidas tomadas por el Gobernador de
Chiquitos, y aunque éste pudo probar las acu­
saciones que formulaba, se acumularon autos
y pruebas con pérdida de tiempo y de salud
para el Gobernador, al extremo de poner su
justa causa en situación desventajosa, por
medio de las tramas y ardides, de que se valen
siempre los que medran al amparo de sus
fueros y consagrados abusos.

Más insinuante ó político el sucesor de


Verdugo. Don Antonio López y Carvajal, en­
tró de lleno en las reformas de los sínodos,
prohibiendo á los curas cpie se mezclaran en
el manejo de las entradas de la Provincia,
y fingiendo al mismo tiempo un gran interés,
por que éstos sean puntualmente atendidos en
el pago de sus servicios. Pero como no sa­
tisfacían tales medidas á la ambición de los
religiosos, éstos con el Obispo de Santa Cruz
y el Gobernador Intendente Dn. Francisco
Viedma, organizaron ruda campaña contra Ló­
pez Carvajal, hasta obligarlo á salir de su al­
to empleo.

Carvajal había tenido la gloria de promo­


ver y de implantar él mismo la reforma; pero
su favor ante el Virrey, quedó minado, por
obra de la expresada conjuración tramada
contra él por el Obispo y el Gobernador In­
tendente de Cochabamba Don Francisco Vied­
ma.

Existe en el Archivo de Chiquitos, una


copia legalizada de un oficio del Gobernador
Carvajal, fecha 10 de Noviembre de 1789, so­
bre que la nación de los Guaycurús, quiere
entrar al gremio de las Misiones de Chiqui­
tos.

Para que se juzgue de la malquerencia


del Gobernador de Cochabamba Don. Fran­
cisco Viedma contra López Carvajal, véase
un documento que existe en el mismo Archivo,
bajo el N°. XXV, en que dicho Gobernador
se dirige í.l segundo, sobre órdenes que de
parte del Virrey le trasmite, para que el Co­
misario de Límites con Portugal, Alvnrcz So-
tomayor, fije su residencia en Chiquitos, á
fin de estar allí á la mira de los movimien­
tos de los portugueses, y de oponerse oportu­
namente al incesante afán de éstos, de .adelan­
tar sus establecimientos en terrenos de Su
Magostad.
Le dice en el Oficio que «noticie con pun­
tualidad á la Gobernatura, cuanto ocurriere
tocante á este grave asunto, sin desentender­
se de é!, como ha osado en sus acuses de re­
cibo, en que pasa por encima las órdenes
corroborativas y especiales de la Gubernatura,
cual si el Virrey hablara con el subalterno
de Chiquitos, y no con el Gcfe de Cochabam-
b a; que tenga entendido que no puede ejer­
cer mando en Chiquitos, desde Santa Cruz,
(donde se encontraba entonces Carvajal) y
por medio de Intendente ó Comisionado, á
lo menos en lo militar, y que se marche inme­
diatamente á dicha Provincia, á ejercer por
sí mismo su empico, etc.»—Cochabatnba, No­
viembre 2 de 1793.
Existe un Informe del Comisario de Lí­
mites Don Antonio Alvarcz Sotomayor, so­
bre el gran fomento de las provincias de Ma-
ttogrosso y Cuyabá, de los Portugueses, y
sobre los desarreglos que en Chiquitos han
favorecido esa prosperidad «y el avance de
los Portugueses en nuestro territorio y de
cuán oscuro se presenta el caso de una reac-
cían en sentido del progreso de la Provincia
de Chiquitos, desde que jjor torcidos medios, se
lia promovido y obtenido ante el Virrey, la
salida de Chiquitos de su reformador, Don An­
tonio López Carvajal. — Concepción Lebrero 13
de 1791.» (Véase Yol. 28, Arch. de Chiquitos,
N". X I .;
La participación del Demarcador Alvarez
á favor de Carvajal, le acarreó también difi­
cultades, que redundaron en perjuicio de los
altos intereses de la Corona. Existe un In­
forme de Alvarez Soíomayor á la Real Au­
diencia de Charcas, sobre la resistencia que
le hizo el Sub-Delegado del Partido de San­
ta Cruz de la Sierra, Don Manuel Ignacio de
Zudañez, á prestarle los auxilios conducentes
al cumplimiento de la real Provisión que se 1c
cometió sobre asuntos reservados.
Tal vez á estas circunstancias se debe que
el Virrey de Buenos Aires ordenara la cons­
trucción del Fuerte Borbón al Gobe nador
del Paraguay, y no al Gobernador de Chi­
quitos, entonces en accfalía. (1791.)
En vista de los daños acasionados á la
Provincia ó Gobernación Militar de Mojos,
por los abusos de los curas, abusos que fueron
revelados á la Audiencia de Charcas, por el
Gobernador don Lázaro de Rivera, ese Tri­
bunal aprobó los reglamentos que éste pro­
ponía.
En 15 de Noviembre de 1790, informó
élla á S. M. con documentos sobre el nue­
vo plan tic Gobierno que formó provisi maI-
mente pira la Provincia de Chiquitos, arre­
glado al anterior de Mojos, do don Lázaro
de Rivera, aprobado por S. M. por Decre­
to de 25 de Abril de! mismo año, respecto
á que siendo iguales las circunstancias de am­
bas provincias, y habiendo reinado en una
y otra los mismos desórdenes en la adminis­
tración de les bienes y ciertos comunes de
aquellos indios, por la irregular conducta de
las Párrocos, paree:a consiguiente la aplica­
ción de la misma reforma.
Expuso así mismo que:
«El Gobierno de la Provincia de Chiqui­
tos, es de mucha consideración siendo por
una parte frontera de las posesiones po~t:i-
guesas, y por otras de los indios Guaycurús,
nación bárbara y b.c'i osa que se cxercita en
continuas hostilidades, y que por lo mismo
es de mucha importancia c’cgir buenos Go­
bernadores y remunerarlos.»
Afirmación esta completamente concor­
dante con todas las pruebas exhibidas en
esta Exposición.
E l pleito entre curas y Gobernadores se
hizo ruidoso en ambas Provincias de Mojos
y Chiquitos, y en esta última, produjo una
sangrienta sublevación. Las acusaciones re­
cíprocas dieron lugar á voluminosos procesos,
crganiazc'os ante la Real Audiencia de Char­
cas, en que toma ion parte activa el Gober­
nador de Coc'iabamba, Viedma, y el Obispo
de Santa Cruz de la Sierra, sosteniendo la
conveniencia <le variar el régimen tanto es­
piritual como temporal de aquellos desgra­
ciados pueblos, que pasaban sin iregua, ni
descanso, de una tiranía á otra.
La Audiencia de Charcas, sostenía á unos
Gobernadores, y los hubo que abusaron de
este apoyo, para entregarse á las más vitu­
perables especulaciones, explotando de una
manera inhumana el trabajo de los indios.
Entre los proyectos para remedio de tan­
tos males, se pedía á S. M. que se creara
una nueva intendencia de Santa Cruz de la
Sierra, con sus dos Provincias de Mojos y
Chiquitos.
En medio de estas perturbaciones de ré-
g'inen interno, que revelan el mal estar polí­
tico general de la Colonia, se dejaron sen­
tir las primeras convulsiones de la Revolu­
ción, que debía poner término á la Sobera­
nía de la Corona Española en América, el
año 1810.
C A P IT U L O X X V I

E L TRATADO DE 1 7 5 0 . — EL VIRREYNATO DI
BUENOS AIRES

SUMARIO. —Modificación oriental de los limi­


tes de Charcas por el Tratado de 1750
entre España y Portugal.— Texto de
la parte pertinente del documento diplo­
mático.— Los límites orientales del Tro­
tado en la región que interesa á es­
te litigio.— La entidad territorial li­
mítrofe del Brasil desde el Rio Apa has­
ta el Jaurtí, es la Provincia de Chiqui­
tos en 1750, y la Gobernación Militar
de Chiquitos en 1777.— Avances de los
portugueses después del Tratado de
1750.— Expedición Militar del Presi­
dente de la Audiencia de Charcas, Bri­
gadier Pestaña, pora desalojarlos.— E-
rección del Virrey nato de Buenos Aires
en 1776.— Definitiva erección por Cé­
dula de 14 de Junio de 1777.— Des­
cripciones del Virreynato de Buenos
Ayres.
EL TRATADO DE 1 7 5 0 . — El- VIRREYNATO DE

BUENOS AIRES

Los portugueses nunca se detuvieron cu


el límite ideal señalado por el Tratado de Tor-
desillas, y en el trascurso de más de dos siglos
y medio, á partir de aquel pacto, llegaron, no
solamente á tomar posesión de ambas márge­
nes del Amazonas, sinó que avanzaron sobre
el Itenez y el Paraguay, apoderándose de Ma-
ttogrosso y .Cuyabá.
De esta manera los límites de la Real
Audiencia de Charcas, prescritos por la Ley
IX , Título XV, Libro II de la Recopilación
de Indias, que le asignaban el Mar del Norte
y dicho meridiano, como lindero oriental, lle­
garon á modificarse, una vez que ambas coro­
nas de España y Portugal, acordaron celebrar
el Tratado de límites de 13 de Enero de
1750.
Así, el límite oriental de Charcas, señala­
do por las Leyes de Indias, fue sustituido por
otro límite acordado por un pacto internacio­
nal.
El texto del documento diplomático dá
ú conocer los avances portugueses, y su ve Tam­
bién para determinar el verdadero alcance,
que tuvo la Cédula creativa de la Audiencia
de Charcas, que la h a c í a confinar «por la liar­
te de la Provincia de Santa Cruz del Brasil
y el Mar del Norte.» (Atlántico.)

Dice así:
«Por parte de la Corona de España, se
alegaba, cpic habiéndose de imaginar la lí­
nea N orte-Sur á 370 leguas, al poniente de
las islas del Cabo Verde, según el Tratado con­
cluido en Tordesillas á 7 de Junio de 1494,
todo el terreno que hubiere en las 370 leguas,
desde las referidas islas, hasta el paraje don­
de se había de señalar la línea, pertenece á
la del Portugal, y nada más por esta parte;
porque desde ella al occidente, se han de con­
tar los 180 grados de la demarcación de E s ­
paña; y aunque es así que por no estar de­
clarado, desde cuál de las islas del Cabo Ver­
de se ha de empezar á contar las 370 le­
guas, se ofrece la duda y hay interés notable
con motivo de estar todas ellas situadas al
Este - Oeste, con la diferencia de cuatro gra­
dos y medio, también lo es que aún cedien­
do España y consintiendo en que se empiezo
la cuenta desde la más occidental, (que lla­
man de San Antonio), apenas podrán llegar
las 370 leguas á la ciudad del Pará y demás
colonias y capitanías portuguesas fundadas an­
tiguamente en las costas del Brasil, y como la
Corona del Portugal tiene ocupadas las dos ri­
beras del Río Marañón, ó de las Amazonas,
aguas arriba, hasta la boca del Río Yavarí, que
entra en él por la margen austral, resulta
claramente haberse introducido en la demar­
cación de España, todo lo que dista la refe­
rida ciudad de la boca de aquel Río, suce­
diendo lo mismo por el interior del Brasil,
con la internación que ha hecho esta Coro­
na, hasta Cuyabá ó Mattogrosso.»
«Por parte de la Corona de Portugal se
alegaba: que habiéndose de contar los 180
grados de su demarcación, desde la línea al
oriente, quedando para España los otros cien­
to ochenta grados al occidente, y debiendo
cada una de las naciones hacer sus descubri­
mientos y colonias en los ciento ochenta gra­
dos de su demarcación, con todo ello se
halla, según las observaciones más exactas
y modernas de astrónomos y geógrafos, que
empezando á contar los grados al occidente
de dicha línea, se extiende el dominio español
en la extremidad asiática del Mar del Sur,
muchos más grados que los 180 de su de­
marcación, y por consiguiente, tiene ocupado
mucho mayor espacio que lo que puede im­
portar cualquier exceso que se atribuya á los
Portugueses, porque talvez habrán ocupado
la América Meridional al Occidente de la
misma línea, y principio de la demarcación
española.»
Tomando la línea acordada, desde los
confines de la Provincia del Paraguay, la en­
contramos trazada en los términos siguientes:
«Desde el punto en que el Río Corrien­
tes (llamado también Apa) entra en el Rio
Paraguay, sigue por el canal principal de es­
te río basta Ja laguna de los Jarayes y atrave­
sando esta laguna se dirige a) río Jaurú. De
la boca del Río Jaurú por la parte occidental,
sigue en línea recta hasta Ja ribera austral
del río Guaporé, frente á la boca del río Sa-
raré. Baja por la corriente del río Guapote
hasta más abajo de su unión con el río Ma-
moré y continua por las aguas de estos dos
ríos ya unidos hasta el paraje situado en i-
gual distancia del citado río Marañón ó A-
mazonas y de la boca de dicho Mamoré y
desde aquel paraje continúa por una línea
E . O. hasta encontrar con la ribera oriental
del río Yavarí que entra en el Marañón por
la ribera Austral.»
Estos llegaron á ser los límites orientales
de las provincias de Chiquitos y Mojos, res­
pectivamente.
E s de advertir que los linderos arcifinios
de 1750: el río Apa ó Corrientes y el río
Paraguay, quedaron invariables, y nuevamen­
te reconocidos, por el Tratado postrero de
Límites de 1777.
El Tratado de 1750, se llevó á ejecución,
en parte, con la colocación de marcos hasta
las cabeceras del río Paraguay y en la boca
del Jaurú, interviniendo en estas operaciones
la Real Audiencia de Charcas, que suminis­
traba los fondos y elementos necesarios.
Ahora bien: ¿cuál es la entidad territorial
que aparece al occidente del río Paraguay, co-
ino limítrofe de Portugal, hasta la desembo­
cadura del Apa?
No hay más que una respuesta que se
conforma ron la verdad histórica:
—La Provincia de Chiquitos en 1750.
—La Gobernación Militar de Chiquitos
en 1777.

Desde 1750 á 1777, los avances portugue­


ses sobre la primera línea de límites acor­
dada, determinaron al Soberano de España
á adoptar una actitud enérgica, y para su e-
fccto, ordenó al Virrey del Perú que expulsara
por la fuerza á los portugueses en todos los
puntos de los territorios usurpados.
La Audiencia de Charcas en obedecimien­
to á esas órdenes, despachó un batallón de
quinientos hombres, al mando del Presiden­
te de la misma Real Audiencia, Brigadier Pes­
taña, llevando la comisión de arrojar á los
portugueses del pueblo de Santa Rosa de Mo­
jos. La mayor parte de la expedición de
Pestaña ]>ereció por la influencia del clima.
V por efecto de ésto y otros contrastes,
aumentaron las irrupciones portuguesas, tan­
to por el Paraná como por las Misiones
del Paraguay, por Mattogrosso, por Cuyabá
y por el Uruguay, sin que el Virrey del Perú
alcanzase á poner remedio á tantos males,
por la distancia en que se encontraba de los
lugares invadidos.
Entonces resolvió S. M. erigir el Virrey-
nato «le Buenos Aires, compuesto de los terri­
torios del Río de la Plata y de la Audien­
cia de Charcas.
El texto de la primera Cédula Real c-
rcctiva es el siguiente:
«Por Cédula Real, dada en San Yldefonso,
el 8 de Agosto de 1776, se nombró á Don
Pedro de Cevallos, Virrey, Gobernador y Ca­
pitán General, de las Provincias de Buenos
Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz
de la Sierra, Charcos y todos tos Correji-
mientas, pueblos y territorios á que se extien­
de la jurisdicción de aquella Audiencia, con
más la jurisdicción de los territorios de las
ciudades de Mendoza y San Juan del Pico
que eran dependientes de la Gobernación de
Chile. Las enunciadas provincias y territorios
formaron el Virreynato de Buenos Aires crea­
do por la expresada Cédula, con la misma
autonomía y prerrogativas que los demás Vi­
rreinatos.»
La definitiva erección del Virreynato de
Buenos Aires, se verificó por la Real Cédula,
de 14 de Junio de 1777 que dice así:
«Don Juan José de Veraz, Teniente gene­
ral de mis reales ejércitos: Por mi cédula
de I o. de Agosto del año próximo pasado, tu­
ve por conveniente nombrar para virrey, go­
bernador y capitán general de las provincias
del Río de la Plata, y distrito de la Audien­
cia de Charcas, con los territorios de las ciu­
dades de Mendoza y San Juan de la Frontera
ó del Pico, de la Gobernación de Chile, al
Capitán general de mis reales ejércitos don
Pedro de Cevallos, mediante la circunstancia,
que entonces concurría para ello, y durante
se mantuviese este capitán general en la co­
misión á que fue destinado en esa América.
Meridional. Y comprendiendo ya lo muy im­
portante que .es á mi real servicio y bien de
mis vasallos en esa parte de mis dominios la
permanencia de esta dignidad, porque desde
Lima, á distancia de mil leguas, no es posible
atender al gobierno de las expresadas provin­
cias tan remotas, ni cuidar á que el Virrey de
ellas dé la fuerza y conservación de éllas en
tiempo de guerra: he venido en resolver la
continuación del citado empleo de virrey, go­
bernador y capitán general de las provincias
de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí,
Sonta Cruz de la Sierra, Charcas y de todos
tos corregimientos, pueblos y territorios á que
se extiende la jurisdicción de aquella audien­
cia, comprendiéndose así mismo bajo del pro­
pio mando y jurisdicción, los territórios de las
ciudades de Mendoza y San Juan del Pico,
que estaban a cargo de la Gobernación de
Chile, con absoluta independencia del Virrey
del Perú y del Presidente de Chile. Y ha­
llándome bien satisfecho de los servicios, mé­
rito, inteligencia é instrucción que os asiste,
mediante la práctica y conocimiento que ha­
béis adquirido en el tiempo que habéis sido
gobernador y capitán general de Buenos A i­
res, desempeñando con acierto todos los a-
C15
suntos de mi real servicio, os nombro mi vi­
rrey, gobernador y capitán general ule las men­
cionadas provincias del Rio de La Plata y
demás territorios que van expuestos, por el
tiempo cjue sea mi real voluntad con la vani­
dad que podáis presidir mi Real Audiencia de
Charcas en e! caso de ir ú la ciudad de la
Plata ó de mudarse el tribunal á era provincia,
con las propias facultades y autoridad que go­
zan los demás virreyes de mis dominios de
las Indias, según las leyes de ellas, así en
todo lo respectivo al gobierno militar como
político, dejando la superintendencia y arre­
glo de mi real hacienda en todos los ramos
y productos de éila al cuidado, dirección y
manejo del intendente del ejército que he nom­
brado.»
Por Cédula de 21 de Marzo de 1778 se
comunicó á la Real Audiencia de Charcas la
erección definitiva del Virreynato de Buenos
Aires, lo mismo al Virrey del Perú y al Pre­
sidente de la Audiencia de Chile.
Esta Cédula describe el territorio del Yi-
rreynato en estos términos:
....... «Y comprendiendo ya lo mui impor­
tante que es á mi Real servicio y bien de
mis vasallos, en esa parte de mis dominios,
la permanencia de esta dignidad, tanto por
lo que mira á el Covierno de esas provincias
quanto por lo que respecta á la defensa y con­
servación de éllas en tiempo de paz y guerra
he venido en resolver la continuación del ci­
tado empleo de Yirrcv, Governador v Capitán
27
General ele las provincias de Buenos Ayres,
Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de
la Sierra, Charcas y iodos los Co. regim ien­
tes, ¡riel) os y territorios á que re extiende
la ¡:ri:.dicción de esa Audiencia, comprendién­
dose asimi ino bajo del propia mando y juris­
dicción ¡os lerri.ovias de las ciudades de Alen­
da/;;! y San Juan del Pico, que estaban á car­
ga de la Govcrnación de Cade, y con abso­
luta independencia del Capitán General de;
este Reyno y del Virrey del Perú.»
Continúa dicha Cédula relacionando 1i
manera y forma en que se ha establecido la
real hacienda de esos territorios, y termina
con lo siguiente:
........ <-En consecuencia, y de ser mi real
voluntad, que ambas erecciones se establcscan
con la debida formalidad, que tanto importa,
os doy noticia de ellas, y os mando que si ya
en fuerza de las facultades que concedí por
mi Reai Cédula de 1". de Agosto de 1776
al primer Virrey de Buenos Ayres, no hubie­
reis procedido, de acuerdo con el Virrey del
Perú á ia separación de las provincias que
estaban á su cargo y se mandaron agregar
al V.rreynato de Buenos Aires, se ejecute
desde luego con la formalidad que correspon­
de, y se par.cn á los tribunales á que perte­
nezca. eo.no ¡o prevengo al citado Virrey del
Perú y ai Presidente do Chile, al nuevo Vi­
rrey y al Intendente del excrcito y Real H a­
cienda, todos los papeles y cuentas que en
ellos hubiere respectivos alas provincias que
se les han segregado, para que, con presen­
cia de todos estos documentos se pueda pro­
ceder por ambos ge fes de ese nuevo Virrey-
nato a verificar los efectivos adelantamientos
en sus respectivos Ministerios, conforme :i
mis Reales intencione..»
Entre las descripciones que se lum he­
cho de las diversas partes consti'u'ivas del
Yirreynato de Buenos A Des. cnconfam os al­
gunas que tienen todo c! valor oficial reque­
rido para servir de comprobantes en el pre­
sente litigio.
De esta clase son los párrafos conteni­
dos en el primer tomo de la obra inédita «Dia­
rio del Capitán de Fragata de la Real Arma­
da, don Juan Francisco de Aguirrc, en la
demarcación de Límites de España y Por­
tugal, en la América "Meridional». E stá sus­
crito en Asunción del Paraguay, año de 1793.
Desempeñaba Aguirrc en la demarca­
ción referida el cargo de primer Comisario de
la cuarta partida nombrada por España.
La obra existe en ei* ai chivo de la Real
Academia de la Historia de Madrid.
Trátase del Virreynato de Bueno:. .Tires
y el Capítulo IV dice:
........ «El Virreynato de Buenos Aires, aun
que no tiene de creación sino unos po os años,
yo considero que es en el día el mayor de
la América por la cantidad de terrenos que
abraza, inclusos los poblados de gentiles.
Temada así en grande, por ía parte del B ra­
sil, es su Frontera la línea divisoria, desde
— ei s —
el (mar hasta el Perú, cubiertos los pueblos
de Chiquitos, (pues de ale éstos al Norte lo
restante de la línea referida es frontera de
Lima y Santa l'él del Perú, abraza toda la
jurisdicción de la Real Audiencia de Char­
cas que va á dar hasta con el n v r del Sur,
haciendo frontera con los reynos de Lima y
Chile. Vuelve después hacia el Sur salvando
siempre este último rcyno por la más orien­
tal de sus cordilleras, hasta 61 Cabo de Hor­
nos, desde donde vuelve aT'Norte por l a cos­
ta del Océano, incluyendo tocios los terrenos
de Magallanes y "Patagones.»
«Esta demarcación mirada en la carta
comprende 45° lo menos de diferencia de la­
titud, esto es un mil leguas y unos 1 9 ’ cuan­
do *:nás de diferencia de longitud por su ma­
yor anchura que es par los paralelos 20" <>
c .tr a trescientas cincuenta leguas, esta di­
ferencia en longitud pro. i >,ue ac á atildóse has­
ta formar punta, por lo que puede suponer­
se la superficie del Virreynato la de un trián­
gulo de mil leguas de altura y 350 de base,
esto es á 175,0C0 leguas Cuadradas maríti­
mas que podrían alimentar á 310 mi Iones de
personas, cuando ahora apenas habí i como
uno entre lo civilizado y una friolera de fie­
les. (Páginas 273 y 274.)
«.Parie S::p rie.r del Virreinato.- Pertene­
cen á la jurisd'ccitín de ia Real Audiencia
de Charcas las Misione.': ó Gobierno de Mo­
los y Chiquitos, cuyas situaciones están fue-
ra del Perú, pero limitan con el y con la fron­
tera del fírasif. Los Mojos la tienen por la
parte del Norte do Mnttogrosso y fas ('.In­
finitos por la parle del Snd, /.osla las orillas
de! Rio Paraguay y*
«Los pueblos de Mojos poseen y comer­
cian el mejor cacao de la América y tanto
de ello como de los Chiquitos, se llevan al
Perú, lienzos, algodones, cera, café, tamarin­
dos y otros frutos, con que apenas pueden
comprar lo necesario para el servicio de las
iglesias: hierro y acero para las herramien­
tas y otras cosas de primera necesidad. De
manera que son pobres. De los Mojos na­
da sé en particular. De los otros diremos
algo;
«Según la revisita que liemos citado en
1762, había en la misión de los Chiquiios
siete pueblos con siete caciques, 2,914 tribu­
tarios......... S67 reservados.. . . 3,766 mucha­
c h o s .... 7,154 m u je re s .... total 14,708 per­
sonas. Estos pueblos, según este documen­
to, componían una Provincia de la caja de
Mizque. El Padre José Santos Labrador, de
feliz memoria en el Paraguay, hizo un viaje
desde Pc'em, reducción de esta provincia, á
los pueblos de Chiquitos, que concluyó al
tiempo de la expulsión. Trabajó diario y á
lo último dá algunas noticias de los referi­
dos pueblos; según éllas, que se pueden re­
ducir al año de 1766, se componía la misión
de 10 pueblos, 4 que se fundaron desde 1692
ó 1699, 3 desde principios de este siglo has­
ta el año 1645 j’ los otros. 3 desde media­
dos del siglo hasta el 60. De aquí es fácil
entender que los siete pueblos de que habla
la revisita, son los siete primeros de la no­
ticia del Padre Sanche::; pero también se he­
cha de ver discrepancia en la población; pues,
según el Padre hay en ellos 3,064 familias
con 21 mil ICO personas, y en 40 pueblos
5.173. de las primeras con un total de 26.738.
'Páginas 294 y 295.)
«I.a frontera de estos pueblos y los de
Alojos con los portugueses, es ntot'vo de sub­
sidios para dios. Todas las noticias que tengo
acreditan lo que tenemos dicho otras veces,
acerca de la ambición y modos de pensar de
los últimos. El señor don Manuel de Flores,
dice que acaba de subir por el Río de la Ma­
dera una expedición de ellos el año de 53 y
54. tiempo en que él estaba empleado en la
demarcación y se estableció en los Mojos.
Después han sido continuados lo:; avisos á
la Real Audiencia de tales acontecimientos
y no pocas veces las que han pasado del Pe­
rú, soldados tanto á la estacada de Santa
Rosa en los Mojos, como al pueblo de San
Rafael de los Chiquitos, para atender á los
movimientos é incursiones de tales hombres.
Cuando el Padre Sanee.ez anduvo en los Chi­
quitos, en San Rafael habían 20D españoles,
un mil indios, y últimamente estos años se
ha vivm precisado el Presidente de Charcas
á pasar oficios al General de Mattogrosso
para que se contengan en sus límites.
Cuantos hablan de semejantes acciones
de los portugueses, .claman contra nuestra
tolerancia, exponiendo que será causa de que
ellos lleguen al Perú y tengan minas de pla­
ta ]...r las que tanta aspiran. Los que así ha­
blan es menester que supongan han de ser
les españoles denotados y expulsados. Pe­
ro hablando con ingenuidad es preciso tratar
á semejantes exclamadores de visionarios. Lo
que hay en ésto es como decimos ser siempre
los portugueses unas sanguijuelas que chu­
pan por cuantas coyunturas pueden, y en ver­
dad que en esta parte de frontera, particular­
mente de los Mojos, pasma lo próximo que
está al Perú, pues hay menos de 200 leguas
desde ella á Lima por su paralelo.
«Estos dos Gobiernos, aunque dependen
del Perú, se deben reputar como no compren­
didos en la parte superior del Virreinato, la
que literalmente se toma por aquel reino.
(Páginas 206 y 297.)
También encontramos los párrafos del
manuscrito titulado: «Respuesta á las pregun­
tas del señor don Alejandro Malaspina, con­
cernientes á la situación del Virreinato del
Río de la Plata», documento formado proba­
blemente en la Secretaría del Virreinato del
Río de La Plata, en 1791, año en que Ma­
laspina entró en él. (Archivo del Depósito
Hidrográfico de Madrid, cuya copia se con­
serva también en la Biblioteca Nacional de
Buenos Aires.)
Dice así:
C22
«Límites y División de la Gobernación
de Buenos Aires, antes que se le uniesen las
provincias del Perú.»
«Aunque en lo anticuo todas las provincias
del Río de la Plata hacían un solo gobierno
dilatadísimo, como que se extendía desde el
Estrecho de Magallanes hasta los confines
del Perú, se cree que esta respuesta debe
ceñirse al estado de este Gobierno antes de la
creación del Virreinato, y bajo este supues­
to es necesario contemplarlo bajo de dos as­
pectos á saber: como gobierno político ó co­
mo capitanía general.
El Gobierno político solo comprcnhendía
lo que hoy se llama Provincia de Buenos A i­
res, esto es en lo material desde el Extrecho
de Magallanes hasta el Río Paraguay con to­
das las tierras que se hallan al Este de la
célebre cordillera de los Andes término de
el Reino de Chile por esta parte, y siguiendo
la costa para arriba hasta el cabo de Santa
María, pero esta posesión se retenía con so­
lo el ánimo, por cuanto solo se extendía la
población desde la embocadura de el Río de
la Plata hasta el Río Paraguay’, en cuya exten­
sión se situaban á la banda del Norte de di­
cho río, hoy Puertos de Maldonado y pueblo
de Maldonado chico, Montevideo, puerto, ciu­
dad y plaza de armas Santo Domingo So-
riano, pueblo de Indios, la Colonia, ciudad que
fué de P i'tugueses y el Puerto de las víboras
que sirve para el tragín de barcos del río,
y’ más adentro de la costa las Fortalezas de
Santa Teresa y Santa Tecla, fronterizas al
Brasil, como lo están también en lo interior
los pueblos de indios del Uruguay.
«De esta banda del Sur se. halla lo pri­
mero, el anticuo puerto de la ensenada de
Barragán ya inutilizado por no frecuentarse,
y más adentro á 12 leguas de distancia la ca­
pital de Buenos Aires puerto libre ciudad,
capital y Plaza de Armas del Virreinato, y
siguiendo por el río de la Plata al de! Pa­
raguay que con las vi-las de Luján y San Ni­
colás, y algunos pagos hacen toda la pobla­
ción de esta extendida provincia.
«Considerada como capitanía general, com-
proehendía las otras dos provincias del Pa­
raguay, y Tucumán.— La capital del Paraguay
es la Asunción, ciudad y obispado, y com­
pre tiende su jurisdicción ó las villas Rica, Reíd
y Cur ligua tí con norte de los nucblos de Mi­
siones, y el Tucumán estaba poblado por las
ciudades de Córdova, Santiago del Estero,
San Miguel de Tucumán, Salta, Rioxa, Ca­
tamarón y Jujuy, casi todas las quales hacen
vía recta para la villa de Potosí centro de las
riquezas, y ellas con los pagos, fortines y ha­
ciendas de sus jurisdicciones respectivas, cu­
bren un camino de 400 leguas desde esta ca­
pital á Jujuí, como las anteriores forman o
tro camino de 500 leguas hasta el Paraguay.
Estas tres provincias se han apellidado
las provincias del Río de la Plata, por auan(o
viniendo desde ios montes de el Potosí el
Río Pi!comayo, á desembocar en el Paraguay,
28
y éste en el de la Plata, se contemplan tocias
tres como liijas de una misma madre mirán­
dose en el concepto de los Poetas como las
tres gracias americanas, conocidas por las nin­
fas Argentinas.

/Jadíes y extensión que tiene en el día, y


división de sus partidos é intendencias.

«En el día se han extendido los límites


de esta Capitanía general á todo lo que com­
prende el Virreinato, cuya periferia puede se­
ñalarse desde el itsmo del Fuy, formado antes
de el Río Grande entre la famosa laguna
Mini, y el Mar baxando la costa para el Sur,
hasta el estrecho de Mairc, subiendo desde
allí por la cordillera de Chile que divide la
América Meridional N. S. hasta los 25° S.
ó acaso más arriba, ó hasta menos altura y
desde allí hasta tocar con la línea de demar­
cación ajustada por los Reyes Católico y Fide­
lísimo.—Este Virreinato está dividido en nue­
ve provincias que hacen otras tantas Inten­
dencias, ó más de cuatro gobiernos.—Las In­
tendencias son: Buenos Aires, Paraguay, Cu­
yo, Tucumán, Cochabamba, Plata, Potosí, Paz
y Puno; los gobiernos militares son: Monte­
video, Misiones, Moxos y Chiquitos.
A N E X O S D EL C A P IT U L O X X V !

E L TRATADO DE 1 7 5 0 . — EL V1RREYNATO DE
BUENOS AIRES

1750.— E l Tratado de límites entre las pose-


siones de España y Portugal en la A-
mérica del Sud.
1 7 7 6 . — Erección del Virreynato de Buenos A i­
res, al que pasó Charcas con todo su
territorio.
1777. —Cédula Real de 14 de Junio. Crea­
ción definitiva del Virreynato de Buenos
Aires.
1777.—Tratado de Límites entre las Coronas
de España y Portugal.
1791.—Límites y división de la Gobernación
de Biienos Aires, antes de la unión de
las Provincias del Perú á su Virreinato.
—Respuestas á las preguntas de Malaspi-
na.
1793.—Descripción del Virreinato de Buenos
Aires por el Demarcador de Límites Fran­
cisco de Aguirre.
— Descripción del Virreinato de Buenos
Aires, por Pineda.
1784.—Ordenes á las Autoridades de Cocha-
bamba, Mojos, Chiquitos y Santa Cruz,
para facilitar la expedición demarcadora
de límites, presidida por Rico Negrón,
que debía hacer las operaciones de la
Sección de Matto-Grosso.
1802.—Relación Geográfica - Militar ó Des­
cripción del Virreinato de las Provincias
del Río de la Plata, etc., por Don Joseph
García Martínez de Cáceres.
—Otras descripciones.
C A P IT U L O X X V II

LOS OBISPADOS

SUMARIO. — Las demarcaciones eclesiásticas


para la división de las Intendencias.—
Obispados del Cuzco, de la Asunción y
de Charcas ó La Plata.— Límites de
¡os Obispados de Charcas y del Cuz­
co, y la orden relativa reproducida co­
mo ley general en la Recopilación de
Indias.— Informe del Ilustrísimo Obis­
po de La Plata sobre las doctrinas de
su Obispado en 1683.— Descripción
del mismo Obispado en 1603.— Proce­
so de la división del Obispado de La
Plata en dos.— Comisión conferida por
S. M. a! Presidente de la Audiencia de
Charcas Don Alonso Maldonado de I e ­
rres, para señalar los términos de los
tres Obispados de Charcas.— Las prue­
bas de la jurisdicción episcopal de San­
ta Cruz sobre las Misiones de Chiqui-
'os; visitas pastorales de los Obispos
Olmedo y Herboso. E l Obispado de la
Asunción; sus cuestiones de jurisdicción
con el Obispado de Buenos Aires.—
Laudo pronunciado en este asunto.—
Cédulas de agregación y segregación
de las Misiones del Paraguay.— Con­
clusiones.
Las demarcaciones eclesiásticas fueron to­
madas en cuenta por el Soberano, para la di­
visión de las Intendencias. De aquí se des­
prende la importancia del conocimiento de las
leyes y disposiciones que las organizaron; pues
ellas pueden proporcionar algunos datos más
para la invesitgación de los límites coloniales.
Según parece, el Obispado más antiguo
de la América Meridional fué el del Cuzco,
cuyo deslinde eclesiástico lo hizo el Licencia­
do Castro el año 1543, señalándole como con­
fín el Sud del Ríe Bermejo.
En 1547, se expidió la Bula ereccional del
Obispado de Asunción, y en 1552 fué erijido el
Obispado de Charcas.
La Real Cédula de 11 de Febrero de
1553 sobre posesión del Obispado de Char­
cas ó La Plata, estableció nueva demarcación,
restringiendo la extensión del Obispado del
Cuzco.
La parte dispositiva de la Cédula dice
así:
« ........ Bien saueis é deucis sauer cómo
Nos presentamos á nuestro muy Sancto Padre
— C30 —
al rrcucrcndo vn Cliristo, Pare Don fray Tho-
más de Sanmariín de la Oordcn de Sancto D o­
mingo, al Obispado de la dicha villa de La
Plata al qual Su Sanctidad por uirtud de nues­
tra presentación, proueyó de la dicha yglesia
y Obispado, é le mandó dar y dió sus Bullas
dello; y por su parte fueron presentadas ante
Nos, é nos fue' supplicado le mandásemos dar
nuestras cartas cxecutoriales, para quc confor­
me á las dichas Bullas le fuese dada la po­
sesión del dicho Obispado, é se le acudiese
con los frutos ó rrentas dél, é para que pudie­
se poner sus Prouissorcs é Vicarios ó otros
Officiales en el dicho Obispado ó como la.
nuestra merced fuese. Las quales dichas Bu­
llas mandamos ver en el nuestro Consejo de
las Indias. I por ellos vistas fue acordado que
entretanto, é hasta que por Nos ó por los Re­
yes nuestros subgesores se alargan ó acortan
los límites del dicho Obispado, tengan el dicho
Don Fray Tilomas de Sant Martín los lími­
tes que por Nos han sido señalados al dicho
Obispado de la villa de la Plata é se le acu /
da con los diesmos é otras cosas, que como
á tal Obispo le pertcncgen, é que domarnos
mandar dar esta carta para vos, en la dicha
razón é Nos touimoslo por bien.»
El límite de los Obispados de Charcas
y Cuzco, quedó resuelto en la siguiente for­
ma, la que se reprodujo más tarde en la
Recopilación de Indias, Ley III, Libro I, T í ­
tulo V II:
«Don Carlos, etc. Por quanto, por la bue­
na relación que tullimos de la persona, bida
y costumbres del Reverendo mxpo Padre Don
Fray Tomás de San Martín de la Orden de
Santo Domingo, le presentamos á nuestro muy
Sancto Padre para Obispo de la villa de La
Plata, que es en la provincia de los Charcas,
y su Sanelidad per virtud de nuestra presen­
tación, le hizo gracia y merced de dicho O-
bispado, é dió facultad para que Nos pudiése­
mos señalarle los límites que había de tener,
é alterarlo y mudarlos quando é como nos pa­
reciese nos queriendo hacer declaración cerca
dello é señalar los límites que han de tener an­
sí el dicho Obispado de la villa de la plata,
como el obispado de el Cuzco, para que cada
uno de los prelados dellos sepa lo que es á
su cargo y entienda en hacer en ello su ofi­
cio pastora], visto y platicado por los del nues­
tro Consejo de las Indias, fue acordado que
debíamos mandar esta nuc¡stra carta en la
dicha razón, é nos tuvimos por bien, por lo
qual señalamos é damos de límite ú cada uno
de ¡os dichos obispados del Cuzco y villa de
la plata cada quince leguas de término en tor­
no por todas partes, que comicnzen á contarse
en cada obispado del pueblo donde estuvie­
re la iglesia catedral, y la demas tierra que o-
viere entre los dichos límites de las quince le­
guas del un obispado al otro mandamos que
se parta por (medio é que cada uno dellos tenga
su motad por cercanía, con tanto que la ciu­
dad de la paz con sus términos sea y entre en
el dicho Obispado de la villa de la Plata é
29
con que ansí par:ido por medio de la cabezo­
na que cupiere en cualquiera de los dichos O-
bispados entre con ella sus sujetos aunque es­
tén en límites de otro Obispado, y que esto
se guarde é cumpla entre tanto que Nos ó
los Reyes nuestros sucesores alargamos ó a-
cortamos los dichos límites é> por nos otra
cosa se provea é mandamos al nuestro Pre­
sidente é oidores de la Audiencia real de las
dichas provincias del Perú que reside en la
ciudad de los Reyes que conforme á lo en
esta carta contenido provean que los dichos
obispados tengan los dichos límites é que guar­
den e cumplan c hagan guardar é cumplir lo
en ella contenido y contra el tenor é forma
della no vayan, ni pasen, ni consientan ir
ni pasar en manera alguna. Dada en la Villa
de Madrid á honze días del mes de hebrero
de mili y quinientos y cinquenta y tres años,
yo el príncipe, yo francisco de Iedesma Se­
cretario de su Cesárea y Católica Magostad
la fice escrebir por mandato de Su Alteza.»
(Archivo de Indias.—Expediente de la Igle­
sia del Cuzco con la de La Plata sobre di­
visión de dichos Obispados. 1568. 45. 5.
1/2 l.j
Esta ley adquirió carácter general en la
Recopilación de Indias, en la forma siguiente;
«Los límites señalados á cada uno de los
Obispados de nuestras Indias son quince le­
guas de término en contorno por todas partes,
que comiencen á contarse en cada Obispado
desde el Pueblo donde estuviere la Iglesia
Catedral y la demás tierra, que media entre
los límites de un Obispado á otro, se parte
por medio, y cada uno tiene su mitad por
cercanía, y lioclia la partición en esta forma,
entran con la cabecera que cupiere á cada
uno, sus sujetos, aunque estén en límites de
otro Obispado. Rogamos y encargamos á los
Prelados de nuestras Indias, que guarden sus
límites y distritos señalados, como hoy los tie­
nen, sin hacer novedad: y en cuanto á las
nuevas divisiones y límites, se cxccutc lo su­
sodicho, donde Nos no proveyéremos otra co­
sa.»
Recordaremos que en 1561 el Virrey Con­
de de Nieva, señaló á la Audiencia de Char­
cas su primer perímetro de 100 leguas en con­
torno, provisoriamente, como también fue pro­
visoria la jurisdicción del primer Obispo de
Charcas; pero es un hecho que una vez con­
solidado todo el distrito audiencial, ha juris­
dicción eclesiástica se ejerció casi en los mis­
mos ámbitos comprendidos en aquella, ó en
la mayor parte de lo poblado. Podemos con­
firmar esta aserción con el «Informe que S. S.
Iltma. el Obispo de La Plata, elevó á S. M.
el 18 de Mayo de 1583, en que se enumeran
las doctrinas que hay en dicho Obispado y
prevendas vacantes, todas éllas repartidas en
el Distrito de la Audiencia de Charcas y mu­
chas muy lejos del perímetro de las 15 le­
guas.
La descripción del Obispado de Charcas
de 1603, es la siguiente:
«El Obispado de los Charcas tiene de
largo por el camino real del Cuzco lo que
hay de Paucarcolla á Santa Cruz de la Sie­
rra, que son duzicntas y treinta leguas de
longitud, antes más que menos, y de latitud
por diferentes partes á ciento einquenta más
y menos. Tiene de jurisdicción las provin­
cias siguientes: Por el camino real tiene la
provincia de Chucuito, Oinasuyo, Chuquia-
bo, con los yungas de Caracato, Paccxcs, Ca­
rangas, Larccaxa, Cochabamba, Paria, Qui-
llacas, Aullagas, Pítantora y Charcas, que
es desde la venta de en medio hasta Chuqui-
saca. Tiene comarcanos á Potosí, el valle
de Mataca, Mojotoro, Guarioma, Guaicoma,
Tarixa, Ozoncota, Pilaya, Paspaya y los Chi­
chas, Mizque y Pocona. Hacia Santa Cruz
de la Sierra, Tomina, toda la provincia de
Santa Cruz, la Barranca, y lo que hay des­
cubierto de los Chiriguanos.»
Lo cierto es que los Obispados fueron
extendiéndose á medida de las necesidades
de las nuevas poblaciones,, y que las 15 le­
guas de ámbito episcopal, con la facultad de
anexión de las tierras intermedias, por mi­
tad, entre Obispados, no pudo menos que ser
transitoria, mientras se organizaban las cir-
cunscrip nenes políticas y administrativas.
De aquí que se levantara el clamor de
las autoridades coloniales, solicitando que se
instituyan nuevos obispados; porque era im­
posible que un solo prelado atendiera la di­
latada circunscripción de un distrito audien-
cial como el de Charcas.
Se trató pues de dividir el Obispado de
la Plata en otros dos, que debían situarse en
L a Paz y en Santa Cruz de la Sierra, respec­
tivamente.
Consultado el Consejo de Indias en 29
de Septiembre de 1694, dio S. M. Orden Real
disponiendo que:
........ «Haga la división el Licenciado To­
rres, y si él se hubiese venido la haga el Pre­
sidente que se dice, y el uno y el otro con
comunicación del Virrey y con suma diligen­
cia teniéndola secreta la envíe al Consejo pa­
ra la confirmación, y consúlteseme entonces
y envía rase á una para que se apruebe y de
esta manera se procederá jurídicamente.» (Ar­
chivo de Indias.—Autos sobre la división del
Obispado de La Plata en los de La Paz y San­
ta Cruz de la Sierra. 1609. 74. 6—49.)
Por Cédula Real de 17 de Noviembre de
1607, S. M. delegó y comisionó al Presiden­
te de la Audiencia de Charcas, don Alonso
Maldonado de Torres, para que señalase los
términos á los tres Obispados de Charcas.
Los conceptos principales de dicha Cédu­
la son éstos:

«El Rey.—Licenciado Alonso Maldonado


de Torres, mi Presidente de mi Audiencia de
La Plata de la Provincia de los Charcas, á
quien he promovido ú plaga de Consejero de
mi Consejo de Indias, y á falta vuestra al
Doctor Arias de ligarte, ray oydor de mi
Audiencia Real de la ciudad de los Reyes,
aviándose representado á su Santidad la grán
distancia que tiene esc Obi pulo y que un
solo prelado no lo padía visitar ni cumplir
con sus obligaciones, por lo qual era nece­
sario que se dividió en y erig e en ygleslas
de nuevo en las partes que conviniese lo lia
tenido así par bien y de que se erijan ygle-
sias, catedrales y obispados de nuevo la una
en la ciudad de La Paz de chuquiabo y la otra
en la barranca de Santa Cruz de la Sierra y
se han presentado pre’ados para ellas y para
esa de la ciudad de la plata que está vacan­
te y ansí mismo lia mandado su Santidad, &.
. .. y á este respecto en el más ó menos valor
que tuviere aplicando á cada uno el Distri­
to é provincias que conforme á esto fuere
necesario y que más cómodamente puedan
regir y visitar los Obispados, más como acá
no se tiene tan puntual noticia como para re­
solver esto será menester por la satisfacción
que tengo de vuestra persona me lia pareci­
do encargaros y mandaros que luego como
recibáis esta deis orden en hacer la discrep-
ción de todo ese obispado y la división de
todos tres ansi en distrito como en renta en
la forma que os pareciere que más conviene
para el fin que en esto se tiene del servicio
de nuestro Señor y beneplácito espiritual de
los naturales y vecinos y habitantes de esa
tierra, habiendo hedió para esto todas las
diligencias necesarias informándoos para ello
de personas desinteresadas y que tengan no­
ticia de toda la tierra comprhendida en los
tres obispados y de sus rentas, de manera
que se haga la división con la justificación,
puntualidad, acertamiento y prebeneión que
conviene advirtiendo á que como esta dicho
la yglcsia de esa ciudad de la plata ha de
quedar mejorada en renta y lo demás lu­
dia la dicha división, los obispos entrarán
desde luego en la parte que ¡es tocare con­
forme á los límites y dióco is que señalare-
des á cada uno y asentaran sus ygüesas
para ejercer sus actos pontificales y sin
embargo delio me ynbiareis la d.ic-ha di­
visión á mi consejo real do las indias
con particular relación de las causas y mo­
tivos que os obligaron á realizarla y repar­
tir en la forma que lo hicieredes para que ha­
biéndola visto mande aprobar, alterar ó mu­
dar como más convenga y con esta condi­
ción y declaración han de tomar poce ión ios
Obispos, &.•— Fecha en el Pardo á diezisiete
de Noviembre de mili y seiscientos y siete
años.— Yo el R ey.- Por mandato de! Rey
nuestro Señor.— gabriel de boa.» 'Archivo de
Indias.— Expediente titulado: Au os de la di­
visión del Obispado de La Plata, folio I.
1907. 74. 6. 49.)
El proceso fue largamente meditado. Mal
donado de Torres l izo presente á S. M. las difi­
cultades para la t i cisión en las condi, iones pres­
critas por la Cédula anterior. Expuso, en cuan­
to al Obispado de la Barranca ó Santa Cruz de
la Sierra, que es el que más nos interesa en
la presente cuestión, que las personas á quie­
nes había consultado sobre este asunto, die­
ron su parecer en los autos que acompaña,
haciendo presente la poca cantidad de veci
nos españoles que había entonces en fa B a­
rranca y que los indígenas llegaban solo á
3,000 los que estaban en paz, y que era po­
ca la esperanza de que vaya en aumento di­
cha Gobernación, «]x>r que los indios que allí
se pueden conquistar, sacados los que caen
en las Provincias que tienen los Chiriguanos,
todavía es ahora dudoso y dificultoso.»
Como según la Orden Real, se debía me­
jorar al Obispado de Charcas, la dificultad
consistía en la equidad de la división, respec­
to al Obispado de Santa Cruz, lo que resol­
vió Maldonado de Torres consignando que
lo que faltaba en diezmos á ese Obispado,
se compensase en distrito territorial.
Hizo finalmente el Presidente de la Au­
diencia de Charcas el fraccionamiento epis­
copal del Obispado de La Plata, en los de
Santa Cruz de la Sierra y La Paz, mediante
Auto dictado en Potosí, el 17 de Febrero de
1609.
Las partes pertinentes de esta Resolu­
ción, dicen así:
« ... .Al dicho Obispo de la Ciudad de La
Plata se le señala y adjudica el Corregimien­
to de Atacama y Lipcz, que vienen corrien­
do de la parte de la Cordillera de Chile, que
el puerto de Atacama está de la ciudad de La
Plata casi cien leguas, poco más ó menos,
de tierra desploblada, y el pueblo de los Li-
pez, sesenta leguas, en los cuales hay tres doc­
trinas tenues. E l corrcjimiento de la villa
de San Bernardo de Tarija quc's frontera de
indios Chiriguanos de Guerra y partido de
las chichas eptes en los confines del Obispado
de Tucumán, y está más de cuarenta leguas
de la ciudad de La Plata, que en el dicho
corregimiento hay E s doctrinas siguientes:
La dicha \'i1La de Tarija, Tanja la vieja de
chácaras, Talina y Tupiza, Santiago de Co-
tagaita, Esmerara y Chorolque, Calcha, cu­
ratos tenues que no tienen sínodo entero. L1
Corregimiento de la Vida de San Juan de Pas-
paya y villa de Pilaya, así mismo, frontera
de Chiriguanaes, junto al de Tarija, en cpie
hay cuatro doctrinas pobres y sin sínodo en­
tero, las de tres de chácaras en Paspaya, Pi­
laya y Cinto, pueblo de San Lucas, etc.»
En cuanto al Obispado de Santa Cruz,
dice así:
« Gobernación, Corregimiento, valles y
Vicaría de doctrinas y benefi ios que quedan
al Obispado de la ciudad de (Santa Cruz de
la Sierra) San Lorenzo de la Barranca.
«La Gobernación de Sania Cruz de la
Sierra con lo que le pertenece y se conquis­
tare, en que hay de presente los curatos si­
guiente.; :
El Curato y Vicaría de San Lorenzo de
la Barranca; el Curato y Vicaría de Santa
Cruz de la Sierra; el Curato y Vicaría de la
ciudad de San Francisco de Alfaro.
E l Corregimiento y Vicaría de la villa
de Salinas, río de Pisuerga, Valle de Mizque
y en el las doctrinas que enumera: Mizque,
A'quile, Totora, Pocona.
El \’alle de Cliza, icón los curatos que
enumera.)
«Y parece que los diezmos y veintenas
de la di. ha Gobernación de Santa Cruz de
la Sierra, Corregimiento y Valles de Mizque
y Cliza, Vicaría y Curatos que se aplican y
adjudican á esta yglesia y Obi pado de San
Lorenzo de la Barranca, que van expresados
en esta división, valdrán de presente las ren­
tas de los diezmos dedos nueve mil quinien­
tos pesos ensaiados que, habiéndose de acu­
dir con la cuarta parte al Obispo de la dicha
iglesia montará dos mil y trescientos y vein­
ticinco pesos ensaiados; pero como quiera que
por las razones atrás referidas, no se puede
hacer la división en la forma que refiere la
dicha Real Cédula, ni dar distrito que venga
á caber prorrata, ¡o que por ella se ordena,
y respectivamente de lo que se entendió va­
lía la gruesa de todo el Obispado de La Pla­
ta sin dividirse, es forzoso y necesario arbi­
trar en esto, y que la dicha división se haga
con la justificación posible. V considerando
que quando se dividieron los Obispados del
Tucivmán y Río de La Plata y se sacaron
de este Obispado de los Charcas, respecto
de no podérseles señalar más distrito á ca­
da uno que su Gobernación para que cómo­
damente les pudiera regir y gobernar, por
valer muy poco los diezmos se les señaló
la mitad deilos, y más, á los Obispos, y no
tuvieron Prevendados en muchos años, has-
la que han ydo en acrecentamiento y se lian
proveído Dignidades de algunos á esta par­
le. Y así parece ser justo y conveniente que
al dicho Obispado se le acuda con la mitad
de la gruessa de los diezmos ele le>s elidios
partidos, que es su cuarta parte, conforme á
la erección de la ciudad ele La Plata, y la
otra cuarta parte perteneciente á la Mesa Ca­
pitular de los quatro novenos veneficíales, que
se parten conforme á la erección ele la igle­
sia de la ciudad ele La Plata, de la otra mi­
tad, &.»
«Y en esta forma, con los distritos, te­
rritorios, diócesis y jurisdicciones, rentas, fru
tos y emolumentos, yglccias, Beneficios, Pa
rrochias, Curatos, doctrinas y sacristías que
de suso van declaradas, aplicadas y adjudi­
cadas, el dicho Presidente, elijo:
«Que hacía é hizo la división ele los di­
chos tres Obispados ele la ciudad de La Pla­
ta, y de la ciudael de Nuestra Señora de La
Paz, y de San Lorenzo ele la Barranca, y
mandó que conforme á ella entren y tomen
la posesión los Obispos de las (licitas tres yg’c-
sias, según lo declara y manda S. M. pol­
la dicha Real Cédula, y que un testimonio
deste Auto se envíe al Dean y Cabildo, sede
vacante de la dicha ciudad de la Plata, y se
le entregue por ante Escribano que dello de
fée, y la que diere se ponga con estos autos;
y se entreguen así mismo otros testimonios,
per la misma orden á los Obispos que fue­
ren tomando la posesión de los dichos Obis-
piídos, para que sepan los lhni.es de ellos y pue­
dan dar á sus ovejas el pisto espiritual que
tienen obligación, y que en la ocasión •pre­
sente se envíe á S. M. y su Real Consejo de
1 ; Indi::;, o.ros dos testimonios y traslados,
p .r duplicados, de la forma, orden y modo
que se ha tenido en hacer la división, saca­
do todo á la letra y autori;ado en pública
forma, pira que vista S. \1. provea y mande
lo que más fuera servido. V lo firmó: E l Li­
cenciado Alonso Maldonado de Torres.... An­
te mi Sebastián Duran. -Escribano de S. M.
(Del Arcaico de Indias. Est. 74. Caj. 6. —
Leg. 49.)
Corno ya sabemos, la conquista espiri­
tual de Chiquitos comemió solamente el 9 de
Diciembre de 1691 por el Padre José Arce.
Los jesuítas levantaron hasta la época
de su expulsión diez pueblos:
Concepción, San Javier, Santa Ana, San
Miguel, San Rafael, San José, San Juan, San­
tiago, Santo Corazón y San Ignacio de Za­
mucos.
Las Misiones de Chiquitos «en que se
comprenden todas las Nac onc; ó Parcialida­
des de Indios que hay entre lo; ríos Pilcoma-
yo y Paraguay, desde las vecindades de San­
ta Cruz de la Sierra», como dice la Cédula
Real de 17 de Diciembre de 1743, pertenecían
á dicha Gobernación en lo temporal y en lo
espiritual á su Obispado.
Pruebas de la jurisdicción episcopal de
Santa Cruz sobre Chiquitos, las liemos pro­
elucido ya con abundancia en otros capítulos
de esta Exposición, bastándonos recordar Ja
visita pastoral que practicó el R. Obispo de
Santa Cruz, Doctor Juan Pablo de Olmedo,
en 1754, de la que (lió cuenta á S. AL expre­
sando el estado feliz de adelantamiento de
las misiones jesuíticas de su diócesis. El in­
forme del Virrey del Perú en 1747, dando
cuenta á S. Al. que en el Obispado de Santa
Cruz hay siete misiones: La de San Francis­
co Javier, situada á 70 leguas de Santa Cruz.
San Rafael, San José, San Juan Bautista, La
Concepción á 8 leguas de San Javier, San
Miguel á 8 leguas de San Rafael y San Ig­
nacio de Zamucos á £0 leguas al sud de la
Reducción de San Juan Bautista, en la tierra
de los Zamucos.
Después de la expulsión de los jesuítas
en 1763, pasaron los pueblos de las provin­
cias de Alojos y Chiquitos á ser gobernados
espiritualmente por los curas que estableció
en cada uno de ellos el Obispo de Santa Cruz
R. D. Francisco de Herboso, que dictó los
reglamentos para su gobierno tanto tempo­
ral como espiritual, después de practicar en
Chiquitos su vLita pastoral.
Cuando Chiquitos fué creada Gobernación
Militar quedó sujeta en lo espiritual al Obis­
pado de Santa Cruz.
El Ubi -patio de Asunción, se crijió por
Bula de S. S. de fecha l". de Julio de 1547,
(véase el Anexo correspondiente) y según ella,
comprendía la Asunción y parte de la Pro­
vincia del Río de La Plata, con la concesión
al Rey y á sus descendientes de que mudarán
ó ampliarán la división.
Como fueron dilatándose los dominios es­
pañoles, á medida de los descubrimientos y
poblaciones nuevas, los Obispados llegaron á
abarcar á éstas dentro de su respectiva
Provincia, como sucedió con el Obispado de
Charcas. Por lo mismo, hasta 1621, el Obispa­
do de la Asunción llegó á comprender toda
la Provincia del Río de la Plata.
A la división administrativa de dichas pro­
vincias, sucedió en el expresado año, la divi­
sión episcopal. Fray Pedro Carranza fue nom­
brado Obispo de la Santísima Trinidad de
Buenos Aires, mientras el Guayrá ó Paraguay,
continuó regido por su Prelado de entonces.
Se sigue de aquí que la jurisdicción del
Obispado de Buenos Aires, abarcaba todo el
Gobierno del Río de La Plata, y el Obispado
del Paraguay, todo el Distrito de su Goberna­
ción, demarcado por la Cédula Real de 1617,
y se ejercía sobre las cuatro ciudades nom­
bradas en dicho documento real.
Es verdad que nunca se realizó en éllas
la visita pastoral, por las circunstancias ya co­
nocidas de la destrucción y desamparo de a-
quellas ciudades por los mamelucos y salva­
jes.
De modo que la jurisdicción episcopal de
la Asunción, tuvo por campo de su acción
especialmente las misiones del Paraná y del
Uruguay, donde necesariamente tuvo que ro­
zarse con la jurisdicción del Obispado de I5uc-
nos Aires.
La contienda se produjo, y la Cédula Real
de 11 <le Febrero de 1724, ordenó que am­
bos Oí i ¡pos arreglaran sus límites, conforme
á las erecciones de las Iglesias y á la posesión
y costumbre en que estuviesen.
Ambos Diocesanos, por acuerdos de 30
de Abril y 31 de Julio de 1726, sometieron
la cuestión á la resolución arbitral de los
P. P. José Insaurralde y Anselmo de la Mata,
que expidieron su laudo el 8 de Junio de 1727.
Los Arbitros hallaron «que los términos
del- Obispado del Paraguay, son é incluyen
las vertientes todas del río Paraná, y los del
Obispado de Buenos Aires, las del Río U ru ­
guay.»
Per Cédula Real de 6 de Noviembre de
1726, dispuso S. M. que los 13 pueblos de
Misiones del Paraná, fuesen agregados al G o­
bierno de Buenos Aires.
Las evoluciones siguientes á estas Misio­
nes, no interesan al presente litigio.
Las ciudades del Guayrá, Villa Rica del
Espíritu Santo y Jerez, estaban dentro de la
jurisdicción del Obispado de la Asunción, aún
cuando fueron destruidas como liemos dicho,
y aún cuando no se realizó en éllas visita algu­
na del diocesano; puesto que virtualmente los
Obispados llegaron á ajustarse á la división
administrativa, y ésta fué marcada por la Cé­
dula real de 1617, cuyos antecedentes conoce­
mos ya.
La Gobernación Militar de Chiquitos, es­
taba sometida en lo espiritual al Obispado
de Santa C'rurí de la Sierra, según queda com­
probado p: r Cédid: s Reales yá expuestas. De
modo que e! río Paraguay fue el límite arei-
finio de ambas diócesis, cuando se promulgó
el Código de Intendentes.
Por eso Jorge Juan y Antonio de Ulloa,
cosmógrafos de S. M. decían en su libro (To­
mo 111. Pag. 189):
«Los límites de Charcas al Este, no son
otros que él célebre meridiano de demarcación.
«En esta inmensa región se erijió el Vi­
rreinato de Buenos Aires.—Después se sepa­
raron de la Presidencia y Audiencia de Char­
cas los Obispados del Paraguay, Buenos Ai­
res y Cordo va para fundar con éllos los Go­
biernos del Paraguay y Montevideo, la Su­
perintendencia de Buenos Aires, é Intenden­
cias de Córdova y Tucumán, quedando por
consiguiente, unidos y sujetos después á la
Presidencia y acuerdo de Charcas, todos los
territorios á que no alcanzaban dichos Obis­
pados.»
Recono. ido este hecho indiscutible, pues­
to que se halla apoyado por Cédulas Reales
que así lo determinan, es lógico concluir que
todo lo que no fué expresamente disgregado
de Charcas, continuó pertcneciéndole.
La ley que fraccionó, disminuyendo por
consiguiente el distrito de la Audiencia de
Charcas, fué la ley creccional de la Audiencia de
Buenos Aires, cpic ordena tenga por distrito
«todas las ciudades, villas y lugares y tierras
que se comprenden en las Provincias del Rio
de La Pinta, Paraguay y Tucumán. Y la ju­
risdicción se ha de entender de todo lo q ue
al presente (1661) esté pacífico y poblado en
las dichas tres Provincias y de todo lo q ue
se redujere, pacificare y poblare en ellas.»
En 1661, fecha de la ley, el Paraguay, co­
mo liemos visto, no había poblado, reducido,
ni pacificado punto alguno en la región com­
prendida entre los ríos Pilcomayo y Para­
guay. Y posteriormente, hasta 1810, no se
podrá probar con documento alguno oficial
que hubo reducción ó pueblos fundados por
el Paraguay en la región disputada, y á donde
alcanzara la jurisdicción de su Obispado.
Este punto ha quedado ampliamente com­
probado por medio de la documentación de
origen paraguayo, expuesta en el Capítulo co­
rrespondiente.
Fundado en las mismas pruebas, pudo ex­
presar el Ministro señor García que «estando
al rigor de la doctrina de Jorge Juan y An­
tonio de Ulloa, el Chaco Boreal, (ya se lla­
maba así la región disputada), estaba innega­
blemente incluido en la circunscripción de la
Audiencia de Charcas.»
Hay otros datos históricos que conviene
compulsar.
En 1628, años después de la división del
Gobierno del Río de La Plata, el Gobernador
del Tucumán Don Martín de Ledcsma Bal-
clcrrama, fundó como hemos visto vá. cerca
31
del Bermejo, la ciudad de Santiago de Gua-
dalcazar, y á solicitud y por mandato del I-
lustr'simo Señor Don Fernando Arias de l i ­
garte, Arzobispo de los Charcas, entró al Cha­
co el Cura de Coíagaila, con el objeto de
reivindicar Guadalcaznr para esa Diócesis, co­
mo ubicada en su territorio, y así sucedió en
efecto.
Son palabras del Padre Lozano, Cronista
de la Compañía en el Tucumán, y autoridad
frecuentemente invocada por los publicistas
paraguayos en este litigio.
De tal dato se desprende que el Arzobis­
pado de Charcas venía hasta el Sud del B er­
mejo, donde se edificó Guadalcazar, de modo
que la jurisdicción eclesiástica de Charcas te­
nía la línea del Bermejo encerrada en los lí-
tr.ncs de su dominio. Esto por el Sud.
Al Oriente del Chaco, dice el mismo P.
Lozano, la jurisdicción eclesiástica de Char­
cas confina con c.1 Obispado del Paraguay.
Según los Historiadores Jesuítas Gueva­
ra, Techo y Charlcvoix, frecuentemente invo­
cados también por los mismos escritores pa­
raguayos, los Obispados de Buenos Aires y d e•
Asunción, ten.au los mismos límites \/ue los
Gobiernos de Buenos A :rcs y del Paraguay.
¿Cuáles eran esos lími.c.s ?
«A la Gobernación de Buenos Aires, de­
cían los Jesuítas, se le señalaron de términos
de Este á Oeste desde la boca y costas del
gran río de La Plata, hasta las barras de Tu­
cumán, y de Sud á Norte, desde donde se
pueda extender en las tierras magallánicas y
sierra del Tandil, hasta dar en el Paraná y
ciudad dicha de Corrientes y su jurisdicción
inclusive cuya demarcación territorial conser­
va hasta hoy.»
Si la jurisdicción eclesiástica de Charcas
llegaba hasta el Bermejo, lógico es presumir
que abarcaba el Pilcomayo, cjuc está al Norte
de dicho río Bermejo.
Y es preciso convenir en que los Jesui
tas, son testigos de excepción en materias c-
clesiásticas, y sería ilógico que los hombres
actuales, á tanta distancia de los sucesos, cre­
yéramos conocerlas mejor que los actores mis­
mos de esas escenas.
Quedan comprobados á toda luz los lí­
mites orientales y meridionales clcl dominio
eclesiástico de Charcas.
E l vasto arzobispado de La Plata, sub­
dividido en los Obispados de La Paz y Santa
Cruz de la Sierra, venía pues en realidad has­
ta el Sud del Bermejo, y por consiguiente el
«Chaco» era del Arzobispado, como lo dice
también la Cédula de 1807, y la Ordenanza
de Intendentes, daba á la Provincia de Char­
cas, los límites de su dominio eclesiástico. Por
tanto, el territorio litigado quedaba siempre
comprendido dentro de la Provincia de Chai-
cas.
Y no hay por qué extrañarlo. Charcas
era Provincia Mayor, en el lunguaje legal de la
Jurisprudencia; encerraba en su seno un A r­
zobispado y dos Obispados sufragáneos; una
Audiencia y era gobernada por el Presidente
mismo de ella, que, conforme á las leyes acor­
daba y deliberaba en plena Audiencia todas las
medidas graves de la administración. El de­
sierto estaba de este modo, sometido á su ley
privativa, á su único soberano, y el estado ju­
rídico especial de la Provincia de Charcas era
normal y era legítimo.
A N EX O S AL C A P IT U L O X X V I I

I.OS ORISrADOS

1547.— 1°. de Julio. Bula ereccional del O-


bispado de Asunción.
1553.—11 de Febrero. Cédula Real creando
el Obispado de Charcas.
1553.—Cédula de posesión del Obispado de
Charcas.
1603. —Descripción del Obispado de Charcas.
1604. —Cédula Real para la división de Jos
Obispados de Charcas.
1607.—Cédula Real para la división del Obis­
pado de Charcas.
1607.—Cédula Real, relativa á la división del
Obispado de Chacreas.
1609.—Auto dictado en Potosí por el Comi­
sionado Real, Presidente de la Audien­
cia de Charcas Maldonado de Torres, pa­
ra la división del Obispado de Charcas.
1724.—Real Cédula sobre los Obispados del
Río de La Plata y Paraguay.
1727.—Laudo pronunciado sobre la división
de dichos Obispados.

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