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AGRADECIMIENTOS

A DIOS:

Fuente de vida y sabiduría, en su infinito amor me ha permitido desarrollarme como


persona, y me ha permitido conocerle mediante mis propias experiencias de vida.

A MIS PADRES:

Porque siempre han estado al pendiente de mi bienestar físico, moral y espiritual, gracias
por darme alientos en las debilidades y ser ejemplo de lucha y perseverancia

A MIS HERMANOS:

Siempre han sido mis mejores asesores ya que hemos compartido muchos puntos de vistas
en los diferentes temas que se nos han presentado.

A LOS CATEDRATICOS:

De la facultad de Teología, que siempre con mucho cariño nos han dado, la semilla del
saber, que en nuestras dudas han tenido la paciencia y buscando diferentes maneras que podamos
entenderles.
Índice

Introducción 1

Objetivos 4

Capítulo I

María una mujer judía

1.1 Contexto social, político y económico de Galilea 5

1.2 María como una mujer religiosa 12

1.3 María y José 13

1.4 Hijos de María 14

1.5 María, la mujer 15

1.6 María como mujer creyente 15

Capítulo II

María en la historia creyente de la iglesia 18

Capítulo III

Martín Lutero y su contexto religioso

3.1 Cronología biográfica de Lutero 22


3.2 Contexto religioso de Martín Lutero 23

3.3 Enfoque Mariano de Lutero 26

3.4 Sermones de Martin Lutero sobre el tema de la virgen María 32

3.4.1 María es madre de todos nosotros 32

3.4.2 María nunca podremos honrarla lo suficiente 33

3.4.3 María es madre de Dios 34

3.4.4 María fue concebida sin pecado original 34

3.4.5 María no tuvo más hijos 34

3.4.6 ¿María es Mediadora y abogada? 35

Capítulo IV

Eclesiología en Lutero

4.1 La iglesia comunidad a partir de la palabra 38

4.2 El carácter de la Iglesia 39

4.3 La santificación de la iglesia 39

4.4 Carácter de la Iglesia 40

4.5 La Iglesia visible, invisible y oculta 40

4.6 Lutero y la ética de la Iglesia 41


4.7 Lutero y la doble justicia 42

4.8 La diferencia entre persona y obra 43

4.9 El amor y los mandamientos en el discurso 45

Conclusiones 47

Referencias bibliográficas 49
Resumen Ejecutivo

Esta investigación de carácter teórico, surge de la necesidad de entender el pensamiento de

las iglesias protestantes y su distanciamiento con la iglesia católica en relación al abordaje del

tema de María la madre de Jesús nuestro salvador. Esta investigación empieza conociendo a la

mujer judía en el contexto del primer siglo, ya que en ese contexto, se dio la interacción en la

historia de María y Jesús.

María fue una mujer quien vivió cada una de las diferentes experiencias que puede vivir

una mujer del pueblo. Ella, una mujer joven, queda embarazada sin vivir junto al esposo. Es una

mujer judía cumplidora de la ley mosaica, de clase pobre que vivía el día a día. Económicamente

hablando, era oprimida por la misma situación religiosa y cultural que cualquier mujer de su

época vivía. María es una mujer de fe que dijo si al llamado de Dios, arriesgando hasta su propia

vida. Se convirtió en madre de Jesús, un perseguido desde su nacimiento; en una madre sufriente

al ver cada uno de los desenlaces que le tocaban a su hijo. Discípula de su propio hijo, la cual

guardaba todo en su corazón. Después de la muerte de hijo, se convierte en miembro de la

comunidad cristiana naciente.

Uno de los objetivos de esta investigación es conocer el contexto cultural, social y político

de Israel en tiempos de Jesús. Además de conocer la situación religiosa del siglo XV, y qué fue lo

que motivó a Martin Lutero a dar sus tesis para reformar la iglesia. Se parte del hecho de que,

Lutero nunca dejo de ser católico, solo quiso reformar la iglesia cristiana.

Sobre María, el Doctor Martin Lutero habla de los diferentes dogmas que ya la Iglesia

había decretado. Pero a la vez da sus puntos de vista, en base a las Escrituras y uno de los dogmas
que contradice es que María sea abogada y mediadora nuestra. Los otros dogmas son aceptables

en base a la Palabra de Dios.

Este trabajo también aborda el pensamiento de Lutero en cuanto a la Iglesia-comunidad a

partir de la palabra. En ello se da a conocer los diferentes conceptos sobre Iglesia y qué significa

la verdadera Iglesia para Lutero, lo cual explica el carácter que tiene que tener la Iglesia de Cristo

y no una Iglesia creada por seres humanos. Se habla de una ética de la Iglesia pero enfocada a

partir de los mandamientos, que para Lutero son nada más maneras que el cristiano puede vivir

en armonía con Dios y el prójimo.


Introducción

Toda esa experiencia hermosa de manifestación y de contacto con el Señor Dios y Padre

en la historia, imprime en el corazón de todos los pueblos, la necesidad de hacer memoria. Hacer

memoria es actualizar, es volver a vivir, volver a experimentar las cosas de ayer en el ahora de

cada generación. Hacer memoria no es solo ver para atrás, es abrirse de nuevo a una permanente

acción del Dios de la vida. La experiencia del hombre bíblico es la experiencia de uno que ha

sido salvado. En fin, el camino es volver al paraíso, pero a la vez estamos dañando el paraíso que

Dios nos dio a cuidar, ¿Seremos cuidadosos en el paraíso celestial?

A lo largo de la historia han surgido muchas interrogantes ante la incertidumbre del ser

humano y una de ellas ha sido ¿Qué es la persona? ¿Cuánto vale para Dios? ¿Cómo es que

empezó́ a existir? Así́, los científicos dicen que el individuo fue poco a poco desarrollándose.

Hace mil o dos mil millones de años comenzaron en la tierra a existir unos seres vivientes muy

pequeños y primitivos; poco a poco estos seres se fueron perfeccionando y aparecieron los

reptiles, los mamíferos y dentro de estos los “Antropomorfos”, o sea animales con forma

humana.

Desde la visión teológica se dice que Dios dio su soplo, es decir, comunicó a cada

individuo un espíritu personal indestructible, a la imagen de Dios que es espíritu. De esta manera

el ser humano es obra directa de Dios pues su alma inmortal, que le da inteligencia, libertad y

poder, viene de Dios. La Biblia cuenta la creación del ser humano presentando a Dios como un

artesano de cuerpos, al que Dios comunica de Espíritu. De esta manera explica que el mortal es

obra directa de Dios, su dependencia y al mismo tiempo su dignidad. Esto quiere decir que si

1
Dios es creador también el individuo es co-creador y debe que continuar la labor creadora de

Dios.

En el mundo, muchas religiones se apuntan para llevar al ser humano hacia la divinidad, lo

que es ir al más allá́ de lo natural. En la religión cristiana existen dos formas para hacer ese

trabajo. Una forma es llamada teología descendente y la otra, teología ascendente. Desde estas

dos perspectivas se hará un análisis sobre María, la madre de nuestro Señor, en la teología de

Martin Lutero.

El propósito de este estudio es conocer de primera mano todo lo que conlleva ser y hacer

teología y los alcances que esta misma tiene. A la vez enfocará en el tema de María, aquella

mujer judía madre de Jesús. Después se hará un análisis sobre el pensamiento de Martín Lutero

acerca de María.

Cinco siglos han pasado desde la Reforma protestante y desde entonces muchas cosas han

cambiado en el mundo protestante. Gran parte de la doctrina que Lutero creía y defendía, ya no es

aceptada por las nuevas comunidades protestantes. De esta manera, muchos de ellos se

sorprenden al leer, entre muchos otros temas, el pensamiento de Lutero sobre la Santísima Virgen

María.

La teología luterana nace a partir de las propuestas de Martín Lutero. Esto dio margen al

inicio de otras teologías protestantes. De esta manera, la presente investigación nace de la

inquietud de encontrar el abordaje que estas teologías desarrollan acerca del tema de María como

participe de la historia de la salvación. El tema será desarrollado desde el pensamiento de Martín

Lutero.

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El estudio inicia con un breve recorrido sobre la forma de vida de la mujer judía en el

siglo primero en Palestina, particularmente enfocado en María de Nazaret, madre de Jesús.

Luego, a partir del estudio de varios documentos del doctor Martín Lutero y de otros teólogos

luteranos, se presentará el pensamiento luterano sobre María como partícipe en la historia de la

salvación. A la vez se profundizara en temas de importancia para la teología luterana como lo

son, la iglesia a partir de la palabra de Dios y la ética de la iglesia cristiana, ya que es importante

el conocer el concepto que el Dr. Lutero tenía sobre el tema de Iglesia.

Los escritos del Lutero sobre Iglesia son en base a sus tesis ya que estaba en contra de la

forma de hacer Iglesia de los sacerdotes de ese tiempo. Propone una reformación a la Iglesia

desde el punto de que tiene que ser espiritual, guiada por Espíritu Santo.

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Objetivo general

Dar razones sobre las concepciones de María la madre de nuestro Señor, tanto en la

teología católica como en la teología Luterana.

Objetivos específicos

• Conocer el contexto histórico en el que vivió́ Jesús y su madre María.

• Conocer el papel que jugaba la mujer, tanto en lo social, político y religioso en el

contexto del siglo I y XVI.

• Dar razones de la teología luterana sobre el tema de María por medio de los

documentos escritos por el Dr. Martin Lutero y otros teólogos luteranos.

• Profundizar sobre el concepto Iglesia y ética de la iglesia entendidos por el Dr.

Lutero y teólogos Luteranos.

Comprender por qué las iglesias evangélicas (pentecostales y neopentecostales, etc.) de


hoy en día tienen una teología muy diferente a la luterana en cuanto al tema de la teología
mariana

4
Capítulo I
María una mujer judía

1.1 Contexto social, político y económico de Galilea

María perteneció a la clase social y política campesina judía. Económicamente pobre,

políticamente oprimida, marcada por la explotación y por reacciones violentas ante las injusticias

que padecían. En algunos escritos de Fiores y Testa (1987) se presenta a María como la

idealización de una mujer de la clase alta, sobre todo en muchos de las representaciones. María

vivió sujeta a las leyes y costumbres de su sociedad respecto a los papeles respectivos de las

mujeres y de los hombres.

Existen estudios recientes que demuestran que:

En Israel había grandes diferencias entre las condiciones de vida de la mujer según viviese

en Israel o en la Diáspora, en la ciudad o en los pueblos, entre las de clase rica y las pobres

y las que pertenecían a los distintos grupos: fariseos, esenios, movimiento de Jesús...

Tanto la mujer judía como la mujer cristiana del siglo I tuvieron en común las limitaciones

y las oportunidades del mundo grecorromano que les tocó vivir. (Mirian mujer judía, s.f.).

Nazaret, la región en que vivió María, se “Conocida solamente por los sucesos del Nuevo

Testamento. Es el lugar donde María recibe el anuncio del nacimiento del Mesías (Lc. 1, 26-38).

Por tal razón, este lugar tan insignificante denominó a los primeros cristianos, despectivamente,

como Nazarenos”. (Ausejo, 1970, pp. 1325-1326.)

Johnson (2005), al detallar la vida de los habitantes de Nazaret, precisa que:

5
Los datos arqueológicos indican que en tales pueblos no existían de hecho casas

unifamiliares libres de rentas, bellamente decoradas, como las encontradas en ciudades

ricas como Séfores y la gran Jerusalén. Las excavaciones ponen de manifiesto, más bien,

que las moradas eran pequeñas y pegadas unas a otras en racimo. Cada familia ocupaba

un espacio doméstico o casa de una o dos habitaciones. En torno a un patio descubierto

había construidas tres o cuatro de estas casas, formando un recinto semejante a los que

encuentra todavía hoy en algunas comunidades rurales en climas cálidos. (p. 173).

En cambio la situación política, económica, religiosa y cultural en Galilea:

Se vivía bajo una opresión política y sin la presencia de fuerzas militares, aunque la

ausencia de esas fuerzas no impedía la presencia del régimen romano. Roma exigía

tributos monetarios al país conquistado de los judíos. Su política de gobierno mantenía a

las poblaciones ocupadas en paz, con sus trabajos y oficios tradicionales, a la vez que les

dejaba la libertad suficiente para cumplir sus costumbres tradicionales y para evitar

revueltas abiertas. (Johnson, 2005 p. 183).

Para mantener ese programa, Roma solía contar con reyes, clientes procedentes de las

poblaciones ocupadas. “(...) Si ellos fallaban, su método ponía en marcha una respuesta militar

que incluía incendios generalizados, matanzas, esclavitud; llevado todo a cabo con un alto grado

de violencia calculado para mantener sometida, mediante el terror, a la población superviviente.”

(Johnson, 2005, p. 183)

Kalusner (1989), afirma que:

Galilea estaba totalmente cultivada y parecía un gran jardín. Su trigo era muy famoso,

proveniente del valle de Arbel y de Corazín y Capernaum (lugares mencionados juntos

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tanto en los Evangelios como en el Talmud). También en Samaría crecía trigo de buena

calidad (en el valle de Ain Sojer); lo mismo ocurría en Judea, en Michmash y Zanochah, y

también en Afaraim, famosa por sus grandes espigas y la abundancia de paja obtenida de

la trilla”. (P.164).

El país era rico en granos (trigo, cebada, avena, centeno, mijo, e incluso arroz, traído del

oriente y aclimatado) y en legumbres (coles, zanahorias, pepinos, calabazas, cebollas, ajo,

rábano, nabos, lechuga, lentejas, habas, guisantes, y variedades aclimatadas de alcauciles,

lupinos, espárragos, porotos egipcios, zapallos egipcios y griegos) provenientes, en su

mayoría, de la mesa de los oprimidos. La tierra era, asimismo, especialmente generosa en

frutos: uvas, aceitunas, higos, granadas, cidras, cerezas, ciruelas, nueces, almendras,

dátiles, moras, manzanas, peras, albaricoques, membrillos y otras especies aclimatadas,

como duraznos y nísperos. (Kalusner, 1989, p. 169).

Es importante comprender, a la luz de la investigación de Johnson (2005), que:

Al conceder a María su propia existencia histórica, se evidencia que el contexto de su vida

fue económicamente pobre, políticamente oprimida, y de cultura campesina judía,

caracterizado por la explotación y los sucesos públicamente violentos. Al quedarse

peligrosamente embarazada, al dar a luz en un establo, al huir al extranjero como una

refugiada, al realizar el duro trabajo de las mujeres en un pueblo agrícola, al sentir

ansiedad ante el ministerio de su primer hijo, al perderlo al ser ejecutado por el estado, al

vivir como una anciana viuda en la comunidad posterior a Pentecostés, María se convierte

en hermana de las vidas no contadas de las mujeres marginadas a lo largo de la historia y

de los que se solidarizan con ellas” (p. 225).

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En cuanto al ámbito cultural se refiere, algunos estudiosos son unánimes al afirmar que

Galilea estaba embebida por la cultura grecorromana. Roma, a través de sus grandes

construcciones, había importado hacia Galilea la cultura helénica. Como afirma Johnson (2005):

Basándose en excavaciones en casas aldeanas, Jonathan Reed se pronuncia por una

población indígena judía: En todos los sitios donde han escavados los arqueólogos,

indicadores religiosos judío impregnan el espacio domestico galileo durante el primer

periodo romano. Al señalar como prueba la cultura material dejada por los residentes del

siglo I, él enumera cuatro indicadores de una identidad religiosa judía: numerosos

miquaot que se utilizaba para la inmersión religiosa; vasijas de piedra hechas de caliza y

no de arcilla, relacionada también con un objetivo de pureza ritual; osarios y cajas de

huesos que indican la practica judía de reunir y volver a enterrar los huesos del cadáver

después de su descomposición; y la dieta sin cerdo, que se deduce del análisis de eses

huesos humanos. De estos indicadores, los tres primeros se han hallado en Nazaret. Si se

suman estos datos sacados de la vida privada a la ausencia de puntos de culto pagano en

lugares públicos, parece correcto concluir que la gente del norte de Galilea compartía los

mismos modo socializados de comportamiento religioso que los judíos en el sur de

Judea.” (p. 200)

No era fácil señalar la condición de la mujer en la época de María, los datos que se tienen

al respecto datan de la emisión posterior de los textos rabínicos. Según un texto rabino:

Se compra a la mujer por dinero por contrato y por relaciones sexuales - afirma un rabino-

Se compra al esclavo pagando por dinero, por contrato y por toma de posesión. Así́, pues,

¿hay alguna diferencia entre la adquisición de una mujer y la de un esclavo? Esta

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definición nos presenta claramente la condición femenina lo mismo que el esclavo,

depende de su dueño-mando y vale para atender a todas las necesidades, no puede gozar

ni de los Ingresos de su trabajo ni de lo que encuentre, está sometida solamente a los

mandamientos negativos o generales de la ley, y no a los que están ligados a un tiempo

concreto, si no ¿cómo va a poder ocuparse de los hijos y de las tareas del hogar? Si no se

le prohíbe Interesarse por la ley y las tradiciones, se aconseja que no se le ensenen

demasiadas cosas, porque «el que enseña la Torah a su hija le enseña la prostitución”

(Saunier, 1981, p. 39).

Gebara (1999, p.58), al comentar sobre la mujer israelita del mundo judío, es contundente:

Antes del casamiento está sometida a la autoridad del padre. Con el matrimonio pasa a ser

propiedad del hombre que el padre le ha escogido por esposo. Este debe pagar por ella al

padre una cantidad de dinero o dote. Si el marido muere o la mujer es repudiada, el que

asume la tutela es el hijo mayor o, de no existir, su familia de origen. El hombre es, más

que esposo o padre de la mujer, su dueño y amo en casi todos los aspectos (Gén 3,16).

En el campo religioso, las mujeres tenían cierta participación.

En inscripciones de la sinagoga se les llama “cabeza de la sinagoga”, “líder”, “madre de la

sinagoga”, “sacerdotisa”, entre otros. Lo que demuestra es la participación de las mujeres

como pieza clave en las sinagogas. Además poseían bienes y a veces les daban en bien de

la comunidad, estudiaban la Torah. (Mirian mujer judía, s.f.).

La mujer no disfrutaba libertad como el varón, Todas para salir tenían que estar cubiertas

ya que solo el esposo podía verla sin ropa.

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En tiempos de Jesús, la mujer no participaba en la vida pública. Cuando la mujer judía de

Jerusalén salía de casa, llevaba la cara cubierta con un tocado, que consistía en dos velos

sobre la cabeza, una diadema sobre la frente con cintas colgantes hasta la barbilla y una

malla de cordones y nudos; de este modo no se podían reconocer los rasgos de su cara.

La mujer que salía sin el tocado que ocultaba su rostro, ofendía hasta tal punto las buenas

costumbres, que su marido tenía el derecho, incluso el deber, de despedirla, sin estar

obligado a pagarle la suma estipulada para el caso de divorcio en el contrato matrimonial.

Había mujeres tan estrictas que tampoco se descubrían en casa. En los ambientes

populares no eran tan rígidas las costumbres. (Mirian mujer judía, s.f.).

Los escribas tenían reglas muy difíciles para sus alumnos ya que le tenía restringido casi

al cien por ciento el contacto con las mujeres, y esto a la vez generaba que la educación para la

mujer en tiempos de Jesús fuese bastante limitada, en cada hogar judío las mujeres tenían que

pasar siempre después de los hombre para demostrar que el hombre fue primero luego la mujer.

Las mujeres debían pasar inadvertidas en público. Las reglas de la buena educación

prohibían encontrarse a solas con una mujer, mirar a una mujer casada e incluso saludarla.

Era un deshonor para un alumno de los escribas hablar con una mujer en la calle. En la

casa paterna las hijas debían pasar después de los muchachos para mostrar que el hombre

fue antes que la mujer. Su formación se limitaba al aprendizaje de los trabajos domésticos.

Respecto al padre, tenían los mismos deberes que los hijos, pero no los mismos derechos.

Respecto a la herencia, por ejemplo, los hijos y sus descendientes precedían a las hijas.

(Mirian mujer judía, s.f.).

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Tanto era la discriminación hacia la mujer que toda escuela no aceptaba mujeres, sino que

solo podían estudiar los hombres, en el ámbito religioso la mujer no podía entrar al templo

mucho menos pronunciar la bendición en la casa

Las escuelas eran exclusivamente para los hombres, y no para las mujeres. Según Flavio

Josefo (1998), las mujeres solo podían entrar en el templo al atrio de los gentiles y al de

las mujeres. Había en las sinagogas un enrejado que separaba el lugar destinado a las

mujeres. La enseñanza estaba prohibida a las mujeres. En casa la mujer no era contada en

el número de las personas invitadas a pronunciar la bendición después de la comida.

(Mirian mujer judía, s.f.).

Ni jurídicamente, mucho menos religiosamente le era permitido a la mujer presentar

testimonio, tanto era el rechazo a la mujer que cuando hacia un varón se convertía en alegría y el

nacimiento de una mujer era motivo de tristeza.

La mujer no tenía derecho a prestar testimonio. Puesto que, como se interpreta de Gn. 18,

15, se la consideraba mentirosa. El pueblo de Israel siendo fiel obediente a la torah,

interpreta el testimonio de Saraí, como mujer, como fuente de mentira al prestar

testimonios. A la vez aceptaba su testimonio sólo en algunos casos excepcionales, los

mismos en que se aceptaba también el de un esclavo pagano. El nacimiento de un varón

era motivo de alegría, mientras que el nacimiento de una hija era frecuentemente

acompañado de indiferencia, incluso de tristeza. (Mirian mujer judía, s.f.).

Sobre los componentes encontrados frente a este lugar, se podría decir que “Galilea

formaba parte de la sociedad agraria tradicional en la que la tierra era la fuente principal de

11
riqueza” (Johnson, 2005, p. 176). En relación a lo político, durante el tiempo en que María vivió́ ,

la patria judía era un territorio ocupado, colonizado bajo control imperial.

(...) Roma cobraba tributos monetarios al país conquistado de los judíos. Su política de

gobierno mantenía a las poblaciones ocupadas en paz, trabajando y pagando, a la vez que

se dejaba la libertad suficiente para cumplir sus costumbres tradicionales y para evitar

revueltas abiertas. (Johnson, 2005, p. 182).

Las indagaciones sobre los habitantes de Galilea arrojan una luz de esperanza, pues

ilusiona a muchos el poder configurar la vida de la María en la época de Jesús. Johnson (2005)

afirma que:

Nuestro conocimiento de su historia como persona humana especifica puede ser mínimo;

pero ahora estamos en disposición de trazar un cuadro completo del mundo en el que ella

habitó y de que el mismo inspire nuestras imaginaciones sobre la urdimbre y los detalles

de su vida. (p. 170).

Se puede considerar entonces una nueva lectura sobre la mujer en Galilea; como un

primer esbozo en la construcción de ese perfil histórico sobre María.

1.2 María como una mujer religiosa

Algunos teólogos atisban a María de Nazaret como una mujer inmersa en una religiosidad

profunda. La fe de María, para Ivone Gebara (1999),

Estaba configurada por la alianza fraguada en el monte Sinaí́, pues se nutría de dramáticos

relatos judíos de los hechos salvadores de Dios en la historia y se expresaba en oraciones,

12
fiestas, rituales y observancia ética de la Tora, característicos de esta tradición religiosa.

(p. 195).

Por lo tanto, se introduce a María como una mujer de oración que, pese a sus ocupaciones

diarias, tiene tiempo para estar con Dios. En otras palabras, la oración es su fortaleza y su

vitalidad en la cotidianidad.

1.3 María y José

La noción de la mujer en el ámbito mariano, no es tan bien visto de acuerdo a la vivencia

de la mujer judía. Johnson (2005) afirma: “ha funcionado negativamente, promoviendo una

noción idealizada de la mujer obediente, una idea que legitima la posición subordinada de las

mujeres en la Iglesia” (p. 14) Sin embargo, se puede decir que María de Nazaret entreteje valores

en los piadosos de hoy, trazando derroteros que permiten vivenciar la fe a plenitud, de una

manera más libre.

Leonardo Boff (1979) señala; “el pueblo de Dios conserva su memoria en el culto y en la

devoción a María, profundamente arraigada en el corazón del catolicismo… María “revelaría al

ser humano el propio ser humano y revelaría también una faceta nueva de Dios a ese ser

humano” (pp. 18-19)

A diferencia de los textos literarios tradicionales, caracterizados en su mayoría por intentar

contar una historia, los hallazgos arqueológicos “ponen de manifiesto no sólo los testimonios

intencionados de la arquitectura publica, sino también los testimonios no intencionados de la vida

diaria de la antigüedad” (Boff, 1979, p. 169).

13
En “las escrituras hebreas, al tratar de Galilea no menciona Nazaret, ni tan poco lo hace

Josefo, que cita cuarenta y cinco aldeas de Galilea, ni el Talmud, que habla de sesenta y tres de

ellas” (Johnson, 2005, p. 172).

En cuanto a la relación de María con José, se señala que pasado el año, María se integró́

en la familia de José́ . Poco se sabe de José́ y de su matrimonio. Parece que pertenecía a la clase

de artesanos y era un judío creyente y observante. Lo característico es que aceptó la paternidad

del niño que esperaba María, con lo que se convirtió́ en su padre ante la ley y les dio casa y

sostén. Ambos proporcionaron hogar y familia a Jesús y le ensenaron y educaron (Fiores &

Testa, 1987). El que no aparezca en la vida pública de Jesús hace pensar a algunos que murió́

antes de que Jesús se fuese de casa.

Aun así́ María y José́ compartieron bastantes años de matrimonio, del que no se sabe con

certeza absolutamente nada. Solo se tienen conjeturas y opiniones posteriores de acuerdo con la

forma de pensar de la época. En los siglos en los que era muy valorada la virginidad se defendió́

la virginidad de los dos. Lo que de una forma u otra, señalaría que, entre María y José́ solo hubo

una relación de compañerismo en el que irían creciendo en el amor y respeto mutuo, en la

aceptación del otro con sus diferencia, en el perdón, etc., que les ayudaría a madurar como

personas y pareja, siendo mutuamente intermediarios del verdadero amor de Dios y de la acción

que Dios iba realizando en cada uno. (Fiores & Testa, 1987)

1.4 Hijos e hijas de María

En cuanto al tema sobre que María tuvo más hijos e hijas: en primer lugar, El Nuevo

Testamento menciona de “hermanos del Señor”, no de “hermanos de Jesús”, término usado por

las fuentes no bíblicas. Esto sería como un título que se da a los familiares de Jesús cuando entran

14
en su seguimiento. Y en segundo lugar, es ya indicado que nunca se habla de estos hermanos y

hermanas como hijos o hijas de María. Escriben “su Madre y sus hermanos” pero sin indicar qué

relación hay entre ellos y María. Tampoco se dice que sean hijos de José́ . (Fiores & Testa, 1987)

1.5 María, la mujer

Para definir el nombre María: “Es la joven judía, esposa de José́ , Madre de Jesús de

Nazaret, a quien la comunidad cristiana confiesa como Madre del Mesías, del hijo de Dios hecho

hombre” (Pacomio, 2007, p. 598.)

Ahora bien mujer, el significado: “tema que ha adquirido una gran importancia

antropológica debido al impulso del personalismo y del movimiento de liberación-emancipación

de la mujer, que se ha desarrollado a partir de siglo XVIII.” (Pacomio, 2007, p. 668).

Cabe agregar que “en el Nuevo Testamento Jesús, aunque no afirma nada temático sobre

la mujer, inaugura una nueva actitud para con ellas. Jesús habla de mujer en su predicación más

temática (cf. Lc 13, 20ss; etc.) y tiene numerosos contactos con mujeres de diversas clases.”

Stancati T., (s.f., mujer). Con esto, Jesús quería expresar que las mujeres también son

destinatarias de la buena nueva y que entre los géneros no existe preferencia o privilegio, todo

son acogidos por Dios con el mismo amor.

1.6 María como mujer creyente

Magníficat: “es el nombre, tomado de su palabra inicial, con que se designa el cántico de

María (Lc 1, 46-55), proferido a las alabanzas que le dirigió́ Isabel. El cántico glorifica a Dios en

frases generales tomada en mayor parte de AT (...)”. (Ausejo, 1970, p. 1144).

15
Algunos exegetas discuten la posibilidad de que el Magníficat, sea algo particular de

Isabel; sin embargo, la tradición es unánime al afirmar que el cántico es de María. Esa

oda emite un mensaje de la gracia que es concedida a los pobres, por la misericordia

divina, como camino a la salvación atravesando Israel. Es un tema que convierte a María

en portavoz de fe de los primeros cristianos conscientes al desempeñar la misión confiada

por Dios a su pueblo. (Bogaert et al, 2003, p.943)

La Fe, este término tiene su raíz en el hebreo “aman”, que significa estar firme, confiar

creer. Significa la actitud del hombre y la mujer frente a Dios. También puede entenderse como

un sentimiento del corazón, algo particular que un individuo puede sentir en relación al otro.

Como afirma Ausejo (1970):

Es un sentimiento unido a la confianza en Dios. Es la palabra más recurrente del Nuevo

Testamento que tiene como objeto a Dios. Vemos que en los evangelios sinópticos Jesús

exige la fe como una condición para alcanzar la curación deseada. En San Pablo, fe

significa la aceptación del evangelio o buena nueva de salud, la doctrina predicada por los

apóstoles (...) creer quiere decir profesar el Cristianismo.” (p. 686-687).

Mujer creyente significa que:

La fe de María es la puerta de entrada para que la acción de Dios sea posible en la vida de

María. Cristo es esencialmente fruto de esa fe paradójica y heroica, que es don y

conquista al mismo tiempo. Sin embargo, el tema de creer no parece ser tan sencillo,

siempre implica renunciar a las medidas propias para aceptar las medidas de Dios”.

(Fiores, 1988, p. 511).

16
Así como “En el caso de María como mujer creyente, Lucas por medio de su evangelio,

intenta mostrar una mujer que se mueve exclusivamente por medio de la fe”. (Fiores, 1988, p.

512).

17
Capítulo II

2.1 María en la historia creyente de la iglesia

Históricamente, en cuanto a la Virgen María se refiere, la Iglesia no tiene muchos datos:

“las Escrituras dicen poco de María” (Schillebeechx & Halkes, 1993). Por ejemplo, en la

religiosidad popular, la devoción mariana ratifica su papel en el episodio salvífico, convirtiendo a

María en una efigie del pueblo. Los devotos ven, en la Madre de Jesús, el destello de miles de

mujeres que, desde el anonimato, vivencian también su fidelidad a Dios. Aunque se desconoce

mucho de su historia, es fundamental en la vida cristiana y en la existencia de aquellos que le

claman de manera vehemente.

En la tradición cristiana-católica, especialmente en la Teología, la figura de María

adquiere otro valor. Para Schillebeechx & Halkes (1993) “María fue elegida por Dios para

representar el aspecto femenino y maternal de la bondad y del amor divino que transcienden tanto

al hombre como a la mujer” (p.45). Por ello, es signo de revelación, un signo que se entreteje a

través de la devoción popular:

María está asociada a la pasión y a la alegría de nuestro pueblo; muchas de nuestras

aldeas y ciudades y un sin número de iglesias llevan el nombre de María o alguna de sus

fiestas. En esta piedad predomina la dimensión de veneración y de culto, no tanto la de

seguimiento y de imitación de la vida y virtudes de María. (Boff, 1979, p. 10).

Queda claro entonces que esta devoción se refiere al hecho mismo de su condición de

Madre de Jesús - el salvador de la humanidad -. Es, desde esa perspectiva, que se concibe como

parte fundamental de la fe de los creyentes y de la existencia de ese pueblo cristiano.

18
Se podría afirmar que las mujeres “que descubrieron que la figura de María, tal como ellas

lo sentían, era distinta de la presentada por la tradición oficial de la Iglesia; vieron que María

estaba muy cerca de ellas; muchas se sintieron aceptadas y comprendidas por ella”.

(Schillebeechx & Halkes, 1993, p.27). Al mismo tiempo: “María es presentada como una mujer

de segundo nivel, la figura humilde” (Schillebeechx & Halkes, 1993, p.23). A través de esa

concepción María se aproxima a esos rostros sencillos que viven en el anonimato.

En el cristianismo católico, en base a María le dan importancia que no tiene comparación,

por eso es fundamental que se resalte esa cultura mariana hecha en el catolicismo: La devoción

mariana y la fe cristiana que confieren a María una importancia sin igual y trascendente. Su

dignidad eminente se solidifica al ser la madre del Dios encarnado; sin embargo, su personaje

bíblico es el menos conocido en América Latina. (Boff, 1979, p.17).

Para Johnson (2005) “María es una discípula, no en el sentido de que acompaña a Jesús

durante su ministerio, sino en el sentido existencia: que escucha la palabra de Dios y obra de

acuerdo con ella”. (p. 247).

La devoción a María se da mucho en la religiosidad popular, ya que esa devoción se

identifica la mujer real y esto conlleva a transcender y forma discusión sobre la gran importancia

que genera esta esfera devocional, “miembro en el siglo I de una sociedad campesina oprimida,

cuyo caminar en el Espíritu en un momento crucial de la historia de la salvación contribuyó de

modo único al bien de la humanidad”. (Johnson, 2005, p. 167).

En unos de los planteamientos de Elizabeth Johnson. Describe relativamente que la aldea

donde vivo Jesús, era una aldea muy pequeña, se encontraba al sur de Galilea en una ladera muy

ancha, allí vivían solo familias pobres estos datos son encontrados y analizado por medio de los

19
descubrimientos arqueológicos, “la actividad principal de estos aldeanos era la agricultura. Nada

de lo encontrado allí́ sugiere riqueza”. (Johnson, 2005, p. 172).

La pobreza siempre será un factor que podemos encontrar en las sociedades. En Nazareth

se vivía en extrema pobreza y para la vida cotidiana de María no era la excepción. Así́ que para

Johnson (2005) “María tiene mucho en común con la inmensa mayoría de las personas de hoy,

especialmente de las mujeres pobres, cuyas vidas se pierden en la bruma de lo carente de

importancia”. (p. 167).

Los autores evangelistas referenciaban a María en sus escritos que no estaban interesados

en resaltar datos específicos; si hubiera sido así́ se tendría mucha más información, en tiempos de

Jesús, sobre ella. Johnson (2005), al comentar el Evangelio de Marcos, afirma que:

(...) El Evangelista Marcos la asocia con vecinos y miembros de la familia que no

entienden e incluso rechazan el ministerio de Jesús; Mateo y Lucas se demoran como en

detalles del nacimiento de Jesús; solo Juan la saca en la escena de la boda de Caná y

también en la muerte de Jesús; y, en un gesto importante para la tradición posterior, Lucas

también la sitúa en la compañía de mujeres y hombres posterior a la resurrección reunida

en Jerusalén en espera de que se derrame sobre ella el Espíritu. (...) cada uno de estos

relatos proporciona un pequeño punto de textura. (...) de todo modo, el interés principal de

los autores ni es histórico ni se centra en esta mujer por ella misma, y muchas cosas se

omiten. (p.167).

Se sabe mucho sobre su hijo pero muy poco sobre su Madre. Aun así́ hay cosas por

descubrir. Se conoce que “fue una mujer judía, casada y madre, que vivió́ en Galilea en las

20
décadas anteriores y posteriores al año primero, por lo cual el calendario occidental divide ahora

las doce eras”. (Johnson, 2005, p.167).

De maría, se han escrito muchas obras, dando un aporte muy importante al tratado

mariológico, a la vez deja mucho material para inspeccionar. Por eso Johnson (2005), comenta,

“los datos arqueológicos indican que en tales pueblos no existían casas familiares libres de renta.

Las excavaciones ponen de manifiesto, más bien, que las moradas eran pequeñas y pegadas unas

a otras en racimo”. (p. 173). Además, “era una pequeña aldea judía, sin ninguna importancia

política, preocupada por la agricultura y, sin duda alguna, por los impuestos”. (Johnson, 2005, p.

175).

21
Capítulo III
Martín Lutero y su contexto religioso

3.1 Cronología biográfica de Lutero

Siendo Martín Lutero el gran reformador, se puede ver en una línea tiempo, los momentos

más grandes, en base a su vida familiar, a su formación académica y religiosa. A la vez conocer

los tiempos de los grandes momentos y los comienzos de la Reforma por el Dr. Lutero, pueden

ser resumidos de acuerdo con una tabla cronológica elaborada por R. Schwarz (cf. Küng, 1995, p.

126).

• 1483 Nace en Eisleben el 10 de noviembre.

• 1505 Ingresa en la Orden de los Agustinos, en Erfurt.

• 1512 Se doctora en teología.

• 1521 Enero: bula de excomunión Decet Romanum Pontificem. 18 de abril: comparece

ante la Dieta de Worms.

• 26 de mayo: Carlos V declara proscritos, en toda la extensión del Imperio, a Lutero y

a sus seguidores (Edicto de Worms).

• 1521/1522 Wartburgo: traducción de la Biblia; disturbios en Wittenberg; retor- no de

Lutero

• 1529 Dieta de Spira, protesta de los protestantes. Diálogos religiosos en Marburgo con

Zwinglio y Bucero.

22
• 1530 Dieta de Augsburgo (Confessio Augustana): fracasa el intento de re-

conciliación; fundación de la Liga de Smalkalda de los príncipes alemanes

protestantes.

• 1531/1539 Afianzamiento de la Reforma en la política imperial. 1541 Juan Calvino

erige en Ginebra su república eclesiástica. 1546/1547 Guerras de Smalkalda.

1547 18 de febrero: muerte de Lutero en Eisleben.

3.2 Contexto religioso de Martín Lutero

Como estudioso de la Biblia, Lutero se enfocó en el aprendizaje sobre las lecciones de San

Pablo. A la vez esto le genera un mayor anhelo religioso de hacer unos cambios dentro de la

estructura de la iglesia, porque ya se venían dando en la Iglesia de la Baja Edad Media. La

disputa de las indulgencias, episodio que desencadenó su entrada en la escena de las

controversias que condujeron a los planteamientos de la Reforma, revela ya desde el principio su

sensibilidad que comparte con los movimientos místicos de la época, pero también con los

planteamientos del nominalismo.

La fe de Lutero es profunda, mantenía una inquietud religiosa que siempre lo motivaba a

realizar una profunda reforma, pero tratando siempre la manera de darle una buena expresión, ya

que esta fe le daba motivos para hacer verdaderos propósitos de movimientos en la Reforma

Lutero nunca estuvo de acuerdo que en la Iglesia existiera una jerarquía. Esto empezó a

generar visiones negativas en Lutero. La Iglesia como institución le exigió que se retractara ante

las negativas que él estaba visionando. Hay que mencionar que el tema de la inquisición estaba

con mucha fuerza dentro de la institución. Pero Lutero se negó a hacerlo en la declaración del 18

de abril de 1521:

23
Si no se me convence con testimonios de la Escritura o con una causa razonable plausible

puesto que yo no doy crédito ni al papa ni a los Concilios por sí solos, ya que consta que

han errado y se han contradicho a sí mismos muchas veces— quedaré vinculado a las

palabras de la Escritura por mi aducidas. Y mientras mi conciencia esté atada por las

palabras de Dios, ni puedo ni quiero retractarme, puesto que obrar contra la conciencia no

es ni seguro ni honrado. Que Dios me ayude. Amén. (Lutero, 2006, p. 149).

La institución católica, le dio una significación escatológica a la indulgencia, ya que, por

medio de la misma, los penitentes acortaban el tiempo de purificación, realizando menos

penitencias, no en esta vida sino que a las personas que habían muerto en gracia. Esto formaba

un hecho coyuntural el cual en la Edad Media, se hacía más importante el hacer una Reforma

protestante.

El Papa promulgaba ciertas indulgencias plenarias bajo estrictas circunstancias. Es decir

que lo hacía por niveles. Por ejemplo si una persona quería la liberación del purgatorio tenía que

dar una limosna y llevar un seguimiento espiritual que daban los sacerdotes. Para conseguir

dinero, ya que en el contexto de la historia Lutero vivió en los tiempos que se estaba

construyendo la basílica de San Pedro en Roma. Es por ello que en esos tiempos el Papa

proclama una indulgencia plenaria con el fin de conseguir recursos para el proyecto en

construcción.

La Iglesia institucional había proclamado la indulgencia plenaria. Todos los sacerdotes y

obispos, buscaban la manera de predicar sobre ellas, haciéndose valer por todas las órdenes

religiosas que existían en ese tiempo. Alberto de Brandebrugo, con la ayuda de la orden de los

dominicos, se sabía claramente que el fin no era solo la predica de la indulgencia sino la

24
recolección de las limosnas, la cual distribuían en una parte para Roma y la otra era repartida

entre obispos, sacerdotes y la orden que los apoyaba.

Como es sabido, Lutero perteneció a la orden de los Agustinos, la cual fue descartada para

hacer este trabajo de predicar indulgencia y recolectar limosna. Esta situación hizo que Lutero

fuese más consciente y lo hacía más inquietante, por ver tantos males que pasan en su entorno

religioso institucional, ya que los que más sobresalían, era el comercio religioso. En todo esto se

manifestaba la grave crisis de la Iglesia y, en realidad, la crisis de toda la sociedad medieval

sacral. Los historiadores y teólogos de la Iglesia, como Hans Küng, describen esta crisis

señalando los siguientes aspectos (Küng, 1997):

Haber convertido a la fe cristiana en la observancia de prácticas devocionales, con

frecuencia supersticiosas y formales, que estaban acompañadas, a menudo, por una tendencia a

fomentar un creciente nerviosismo en lo referente a la salvación: se experimentaba una gran

angustia frente al futuro, un gran temor en relación con el peligro de la condenación. En este

contexto, aparecían, cada vez más, interpretaciones de las realidades escatológicas que se basaban

en una comprensión literal del género apocalíptico de la Biblia.

Dentro de los estudios históricos, se ha encontrado que El Dr. Lutero nunca dejo de ser

católico, ya que él estaba consciente que en la Iglesia católica encontró al señor Jesús. Él cómo

cristiano católico, siempre quiso la unidad. Nunca paso por su mente una separación como la que

se dio, y no se dio por culpa de él, sino que más bien se dio por culpa de todos los que buscaban

sus propios intereses, alejándose del verdadero mensaje bíblico. Para Lutero fue muy doloroso

revelarse contra su propia Iglesia institución. Se le llamaba así ya que por las obras que hacían se

25
había fijado más en conservar la institucionalidad que conservar el mismo valor cristiano que con

el cual había sido fundada.

Se entiende el desacuerdo que hoy en día se da entre la Iglesia Católica y las Iglesias

Protestantes, en el tema de María. En realidad, hay mucha devoción popular hacia ella, y en

muchos hogares católicos se le da más importancia a María que al mismo Jesucristo. Por ende,

muchas veces se tiende a confundir que la feligresía católica venere a María como una diosa y

deje por un lado a Jesucristo. También se da en muchos lugares del mundo donde se tienen

muchas advocaciones marianas, y se les da más importancia que al mismo Evangelio.

3.3 Enfoque Mariano de Lutero

Es sabido que Martin Lutero fue un gran devoto de María, la Madre de Jesús. Su teología

mariológica es un lugar de encuentro entre católicos y protestantes Luteranos y de iglesias

históricas.

Lutero, encontró́ en los textos bíblicos de Lucas palabras que le hicieron vivir en su

corazón las palabras de la Virgen María. Prueba de ello lo encontramos en el Magníficat. Éste

junta en una virtud doble, la riqueza de expresividad y sobriedad evangélicas del Nuevo

Testamento, que gustó tanto a Martin Lutero.

Es una combinación del Magníficat y de la piedad evangélica y al mismo tiempo conserva

la reminiscencia católica que Lutero nunca abandonó. Este es el comentario bíblico mariano de

Lutero más representativo, ecuánime y ecuménico de toda la evolución de Lutero sobre la Virgen

María. Lutero tiene como principio teológico, “El Dios Creador-Salvador que mira hacia abajo”.

Dios se fija en la nada, que está muerto, lo insignificante, menospreciable y pecador. Con esto,

según Lutero sobresale Solo Dios, solo Cristo. Se opone a lo antropológico del hombre en pecado

26
que “mira hacia arriba”. Y es que con esto el hombre busca la gloria, el poder, la riqueza y su

salvación; para Lutero esto denota soberbia, orgullo e idolatría.

“No se trata de una mariología conclusa, sino de un ejemplo de la nada humana que mira

exclusivamente hacia la gracia de Dios”. (Gottingen 1968, pp. 114 y 127.) En este sentido

establece Lutero:

Porque lo mismo que al comienzo de la creación hizo el mundo de la nada, por eso se le

llama a Dios Creador y Omnipotente, de la misma forma seguirá́ actuando hasta el final

de los tiempos de tal manera, que lo inexistente, lo insignificante, lo menospreciado, lo

miserable y lo que está muerto lo cambia Él, en algo precioso, honorable, dichoso y

viviente. Y por el contrario, todo lo precioso, honrado, dichoso y viviente lo transforma en

poco, pequeñez y despreciado, miserable y perecedero. (Lutero, 1521, p.3)

Dios mira la bajeza de las criaturas. Para ello acredita Lutero textos de la Escritura del

Antiguo Testamento (Dan 3,55; Sal 138,6; 113,5-6 etc.) en apoyo como es habitual en él, pero en

favor de su doctrina sobre el modo propio de crear Dios de la nada y de mirar la bajeza de toda

criatura, incluida María. La obra que Dios hizo en ella, la divina maternidad de engendrar a su

Hijo, no vino preparada por las virtudes de María ni fue esperada por ella dada su humildad. En

el momento en que Dios se fija en ella, por más Virgen pura y humilde que fuera, pertenecía a la

familia de Jesé́ . Es en María donde Dios muestra que su misericordia es grande, exaltándola entre

las mujeres y hombres, a la vez convirtiéndola en la criatura más grande que haya existido.

Esta familia de Jesé, justamente como una familia inadvertida, que no dejaba sospechar ni

esperar que de ella pudiera brotar un nuevo rey de tan elevado rango. Y precisamente

entonces, cuando esta falta de vistosidad había tocado su punto máximo, llega Cristo para

27
nacer de esta menospreciada estirpe, de esta insignificante y pobre muchacha a los ojos de

los opresores. El renuevo y la flor brotan de una persona a la que las hijas de los señores

Anás y Caifás no hubieran creído digna de ser su más humilde criada. De esta suerte las

obras y mirada de Dios tienden hacia la bajura, las de los hombres, solo hacia las alturas

(Lutero, 1522, p.180).

Muchos miran hacia arriba. Parece que Lutero ha tenido en cuenta la manera con la que

teólogos y predicadores de la época consideraban a María como portadora de unas virtudes

dignas de ser elegida como madre de Dios y de esperar ella este honor. Düffel encuentra que

Lutero destaca la nada y pobreza de la Virgen María. También aduce Lutero de la misma

experiencia de todos los días, como lucha todo el mundo por ascender, por el honor, por el poder,

la riqueza, el arte, el bienvivir y por cuánto hay de grande y elevado... Por el contrario, nadie

quiere mirar hacia abajo, todos apartan los ojos donde hay pobreza, oprobio, indigencia, miseria y

angustia (Lutero, 1522, p.178).

Para Lutero esto radica en la misma condición del ser humano, que es criatura, creada por

Dios de la nada, y agravada por el pecado original. En cambio es propio de Dios el “mirar abajo”,

porque no hay nadie ni nada por encima de Él. Así́ la teología de Lutero se convierte en una

teología natural donde Dios queda justificado por sí mismo, mientras que el hombre es

condenado. Esto hace que la antropología luterana se revista de caracteres negativos y pasivos. El

hombre es nada de por sí y además radicalmente corrupto por el pecado original, despojado de su

gracia constitutiva y de su libertad, que le hace en el orden de la salvación totalmente inoperante

y pasivo. Lutero resume esta doctrina en este principio teológico: “Entre los humanos no hay

ningún creador que esté dispuesto a hacer algo de la nada”. En este principio se advierte la

28
distancia radical entre Dios y la humanidad, que subyace en la antropología luterana y que

domina las relaciones entre María y Dios (Cristo).

Por otra parte, Lutero ha intuido clarividentemente en forma incompatible lo que hoy se

llama “la inversión escatológica de Dios en la historia”. La encarnación del Hijo es vista como

“la obra más grande de Dios” que refleja la inversión teológico-antropológica arriba mencionada,

pero también por la misma dinámica de Dios como Creador-Salvador. Casi se puede decir que

Dios precipita al Hijo a encarnarse. Es la demanda del abismo, como nada y como pecado. Y es

también consecuencia de su misericordia y condescendencia amorosa:

Este es el motivo por el que ha arrojado incluso a su único, queridísimo hijo, Cristo, a la

cima de la miseria, y por el que muestra en él maravillosamente su mirar, su hacer, su

ayuda, su forma de ser, su consejo, su voluntad... Por eso la vida de Cristo es una eterna

pletórica experiencia de esta confesión, de este amor y de esta alabanza de Dios. (Lutero,

1522, p.163).

Lutero sitúa a María en medio: entre la encarnación del Hijo y la inversión escatológico-

salvífica de Dios en la historia. En ella es donde se ha realizado “la gran obra de Dios”, la

encarnación y en donde la historia tiene lugar su inversión escatológica: las “seis obras de Dios”

que se cantan en el Magníficat: la misericordia; la destrucción del orgullo espiritual; baja a los

encumbrados; eleva a los pequeños; sacia de bienes a los hambrientos y a los ricos despide

vacíos. En este comentario al Magníficat que Lutero dejó escrito, la visión luterana quiere que

este trabajo sea un punto de referencia en el diálogo católico-protestante sobre María. La Madre

de Jesús en el centro del diálogo cristiano: La Gracia de Dios, la pequeñez y la grandeza del ser

humano. La lectura de este trabajo puede resultar dura a los no iniciados; por otra parte, la

29
desaparición de gran parte del aparato critico dificulta la comprensión. A pesar de ello, puede ser

útil para muchos. Para todos los interesados en el tema de María, la Madre de Jesús. La Teología

de la Cruz es contraria con la Teología de la Gloria. Las controvertidas tesis de Heidelberg (1518)

que Lutero mantuvo bajo la mirada complaciente de su maestro y superior provincial, Staupitz, y

de sus hermanos de habito, la comunidad de agustinos, de la que saldrían un poco más tarde sus

colaboradores más cercanos de la Reforma protestante, están presentes aquí́.

Los que aman las obras son los que pretenden realizarse por sí mismos, que se bastan por

sí mismos. Esa gente está equivocada por ser autosuficiente, porque la gracia del amor a Cristo,

solo la da El, porque es Dios. ¡Ah! Y recordemos que Jesús no invitó a las obras a través de su

ejemplo y sus Parábolas, que más se quiere, se dice que la universalidad ardua entre la Teología

Luterana y Católica descansa en la participación del ser humano en la historia de la salvación, y

es aquí́ donde presentamos a la Virgen María en su especial posición y contribución como Madre

de Dios y Madre de Cristo. Lutero traduce de I a Tim. 2,5 que: “Dios el único que obra la

salvación y que Cristo es el “único” mediador”; pero no termina la oración, donde dice "el

hombre Cristo Jesús”. Todos saben que actualmente “Jesucristo es Dios. Porque Él mismo lo

dijo, el Padre y Yo somos Uno” (Juan 17). Por eso el Vaticano II reafirma el primado teológico-

cristológico con los hermanos separados, pero sin ningún prejuicio, y al mismo tiempo conduce a

la mediación de La Virgen María, con toda la creación, especialmente la cristiana. La Madonna

de Lutero, Roma 1967. Hay que reconocer que Dios tiene el poder y la voluntad absoluta y él

podría salvar a la humanidad por medio de María o de un santo: nada es imposible para Dios (Gn.

18,14 y Le. 1,37). Todo tiene que ser y aparecer como obra absoluta de Dios. Esto es lo que

Lutero viene a definir como “humildad” ontológica y soteriológica del ser humano en el

Magníficat, de la que María es el ejemplar más auténtico y puro.

30
El título que la Iglesia le ha concedido desde siempre a María, comenzando por Isabel

quien inspirada por el Espíritu Santo le llamó “madre del Señor” hasta la Iglesia primitiva que no

dudaba en llamarla la Theotókos (Madre de Dios). Sin embargo, Lutero nunca dudó en darle este

título que le concedió́ hasta el final de sus días:

“Así́ juzgó Dios a su Madre: 1) La ley de Dios la condenaba como adultera. 2) Así́

quedaba maltrecho su honor. 3) Su vida quedó en peligro y su honor matrimonial dañado.

María fue concebida en pecado como las demás personas; y, aunque ella fuera purificada

del pecado original, no le habría bastado para un tal nacimiento. Por eso, es el Espíritu

Santo el protagonista, el que la purifica y toma las puras gotas de sangre de su corazón;

pues todo tiene que ser purificado” (Martín Lutero, 1522, p.572).

Las grandes cosas que Dios ha realizado en María se reducen a ser la Madre de Dios. Con

esto le han sido concedidos muchísimos otros bienes, que nadie podrá́ nunca comprender.

De ahí́ se deriva todo su honor, toda su bienaventuranza y que ella sea en medio de toda la

raza humana una persona del todo singular e incomparable. Ella ha tenido con el Padre

celeste un niño, y un niño tal...Se comprende todo su honor, cuando se la llama Madre de

Dios. Nadie puede decir otra cosa mayor de ella, aunque uno tuviera tantas lenguas como

follaje tiene la hierba, como estrellas el cielo o arena las playas. Hay que meditar en el

corazón lo que significa ser Madre de Dios (Lutero, 1522, p.646).

Para Lutero la virginidad antes y después del parto, aún estaban en María, para Lutero

María nunca dejo de ser virgen. Ya que Dios le había concebido esa gracia a nivel de toda la

historia de la humanidad por a ninguna otra mujer la había llenado del Espíritu Santo.

31
Y ningún hombre, ni siquiera el demonio, tiene que saber cómo puede suceder que una

mujer virgen quede en cinta sin varón. Pues porque ahí́ estarán las tres divinas Personas.

La obra ha de ser realizada por las tres, aunque esa actuación acabe únicamente en la

persona del Hijo. (Lutero, 1544, p. 723).

Se preocupa y pregunta como el Señor Jesús pudo tener hermanos, dado que él era el hijo

único de María, y la virgen María no fue madre de ningún otro hijo. Entonces algunos

responden que eran hijos de un matrimonio precedente de José́ , antes de estar con María;

estos fueron llamados después “hermanos de Cristo”. Otros dicen que José́ tuvo junto con

María otra mujer, tal como estaba permitido entre los judíos...Yo creo que, hermanos

aquí́, significa primos, dado que los judíos y la Sagrada Escritura llamaban a todos los

primos hermanos. (Lutero, 1538, pág. 725)

“María permaneció́ virgen, pues tras sentirse madre del Hijo de Dios, no deseó ser madre

de otro hombre, sino permanecer en esta gracia” (Lutero, 1540, p. 174)

A José́ le cabe un gran honor ante Dios. A él le fueron confiados el Hijo de Dios y su

Madre. Así́ José́ es un carpintero, que actúa como cualquier hombre de pueblo y que

trabaja en lo oculto. Pero quedó escrito para nosotros para que sepamos que Cristo vino y

que su madre fue virgen, aunque bajo el velo de esposa se ocultaba la virgen antes y

después del nacimiento (Lutero,1531,p. 84).

La carta a los Hebreos dice que Sara pidió́ por la fe la fuerza de la concepción, para que

comprendas que ella quedó encinta de Abraham siguiendo el curso normal de la

naturaleza, no a través de un milagro. Este sí aconteció́ en la virgen María que concibió́ en

32
su seno, pero de su propia semilla, no de la semilla de un hombre. Para ello el Espíritu

Santo la cubrió́ con su sombra (Lutero, 1545, p. 222).

3.4 Sermones de Martin Lutero sobre el tema de la virgen María

3.4.1 María es madre de todos nosotros.

María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros. Aunque Cristo solamente fue

quien reposó en su regazo... Si Él es nuestro, debiéramos estar en su lugar; ya que donde

Él está debemos estar también nosotros y todo lo que Él tiene debe ser nuestro, y su madre

es también nuestra madre. (Lutero, 1529, P.136).

El mensaje de cristo es universal, donándose él por completo. Por ello es que a todo

creyente se le hace llamar cristiano, ya que pasa a ser un Cristo más, en seguimiento a un

kerigma, Lutero interpreta que al ser cristianos se adopta todo lo que a él pertenece incluso su

propia madre.

3.4.2 A María nunca podremos honrarla lo suficiente.

María es la mujer más encumbrada y la joya más noble de la cristiandad después de

Cristo... ella es la nobleza, sabiduría y santidad personificadas. Nunca podremos honrarla

lo suficiente. Aun cuando ese honor y alabanza debe serle dado en un modo que no falte a

Cristo ni a las Escrituras. Lutero, (Lutero, 1531, p.183).

Siendo María, la nueva arca de la alianza, poseedora en su vientre del verbo encarnado de

Dios, con el sí que da en la anunciación, se convierte en la primera creyente de la salvación de la

humanidad, volviéndose joya de la fe, sin ver, sabiendo que por el contexto de la mujer en sus

tiempos era de muerte asumir ese proyecto de traer al mundo al salvador.

33
3.4.3 María es madre de Dios.

“(…) ella con justicia es llamada no solo madre del hombre, sino también la Madre de

Dios... es cierto que María es la Madre del real y verdadero Dios". (Lutero, Sermón,

Concordia, vol. 24. p. 107)

Jesús, siendo verdadero hombre pero a la vez verdadero Dios, siempre mantuvo las dos

naturalezas. Lutero sabe perfectamente que negar la maternidad divina de Jesús era negar la

misma divinidad, en Jesús siempre existieron las dos sustancias por ende no se podía separar la

una de la otra, ya que se hubiera caído en dualismo divino-humano.

3.4.4 María fue concebida sin pecado original.

Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó́ sin pecado original,

de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado

original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios;

de modo que, desde el primer momento que ella comenzó́ a vivir fue libre de todo

pecado. Lutero, (Lutero, 1527, p.96).

Como dice el mismo Evangelio, que no se puede echar vino nuevo en jarros viejos, Lutero

aplica esta lógica al nacimiento de María, ya que nada con pecado podría servir de sagrario para

lo divino. Entonces se destaca que María, desde su concepción fue apartada del pecado y esto a

la vez, le dio la capacidad de ver la salvación desde una mejor perspectiva.

3.4.5 María no tuvo más hijos.

“Cristo fue el único Hijo de María, y la Virgen María no tuvo otros hijos aparte de Él...

Me inclino a aceptar a quienes declaran que los ‘hermanos’ realmente significan ‘primos’ aquí́ ya

34
que el escritor sagrado y los judíos en general siempre llamaban hermanos a los primos”. Lutero,

(sermón, 1539, p.303).

En los tiempos de Jesús se destaca que a la familia más cercana se le llama hermanos. A la

vez en ningún pasaje de la escritura dice hijos de María, siempre menciona hermanos. Tampoco

menciona hijos de José, más bien en los pasajes donde se hacen estas referencias de hermanos el

señor, da honor a su madre diciendo que todos los que escuchan sus palabras son su madre y sus

hermanos, dejando claro que María fue la primera en escuchar y asumir su palabra.

3.4.6 ¿Es María Mediadora y abogada?

Siguiendo el hilo del pensamiento evolutivo de Lutero, este rechaza todo tipo de

mediación mariana al estilo católico porque va contra la teología crucis y <contra la

profesión de fe>. Sabemos por el Evangelio - dice Lutero - que Cristo ya ha hecho todo

por nosotros. <No puedo, pues, decir de María que creo en ella; si lo dijese, blasfemaría

de Dios. Por lo tanto sólo a Cristo se le debe rendir todo honor, porque no tenemos ningún

otro mediador, ni María, ni los apóstoles, ni los profetas fuera de Cristo. Esta es la fe

verdadera por medio de la cual llegamos al Padre. Y para mantenerla pura debemos

guardarnos de tributar excesivos honores a María, aunque en todo libro resuene (la idea)

que María es nuestra mediadora junto a Cristo, como si la pasión de él no sirviese para

nada por ser demasiado lejana en el tiempo> (Tourón, 2008, s/p).

Lutero afirma que no existe otro medio más que Jesucristo para llegar al padre. Entiende

que ni aun los hombre con mejor relación con Dios mencionados en la Biblia, pueden hacernos

llegar al padre. Tiene claro que el darle más elevación a otro ser humano, seria mendigar al que

en verdad merece ese honor siendo el hijo de Dios que dio la vida por la humanidad.

35
No solo en el Magníficat se hace alusión a que la mediación de María trae una “merma

del poder de Dios y de Cristo” sino que en otros escritos le parece que tal práctica

conlleva “un robo” de índole cristológica. Así́ lo expresa en su lección sobre el primer

libro de Moisés. En cuanto al segundo término usado por Lutero no deja tampoco

dudas. Es igualmente rechazado por el mismo principio del exclusivismo cristológico.

(Tourón, 2008, s.p.).

Jesucristo vino a dar la vida por la humanidad, ese mérito no es de nadie más, sino del hijo

primogénito el amado del padre por quien todo fue hecho y seguirá siendo.

Tenemos un testimonio significativo de Lutero. Se trata de su misma madre Margarita

que está enferma. Lutero le escribe el sábado siguiente a la Ascensión de 1531, y le

recuerda “la cosa esencial, el fundamento de la salud... el consuelo en éste y en cualquier

otro aprieto o necesidad, es decir, la piedra angular Jesucristo, que no se quebrará ni

hundirá́ y ni puede dejarnos precipitarnos ni perecer. Porque él es el Salvador y se llama

el Salvador de todos los pobres pecadores y de todos aquellos que están afligidos por la

desgracia o la muerte, si confían en él e invocan su nombre. Y después de recordarle la

victoria de Cristo sobre el mundo y la muerte, invita a su madre a alegrarse en el Señor

porque no la ha dejado en la falsa doctrina papista, que nos ha enseñado a fiarnos de

nuestra obra y en la santidad de los frailes y a no tener en cuenta los consuelos del único

Consolador, nuestro Salvador, al contrario a considerarlo juez cruel y tirano, a huir de él y

a refugiarse en María y en los santos, sin esperar de él ni gracia ni consuelo . Esto mismo

lo deja traslucir claramente en otros lugares de sus escritos, como por ejemplo en el

Discurso sobre el NT de 1520, añadido al de Las Buenas Obras. Dificultades de Lutero

en la visión de María como intercesora. (Tourón, 2008, s/p.).

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En la mejor de la crisis, que puede pasar el ser humano, a la vez viviendo un contexto

religioso sobre la espiritualidad mariana, Martin Lutero hizo notar su postura sobre la intercesión

de María ante Dios, ya que viviendo la experiencia que su madre estaba enferma demostró con su

actuar que, solo Jesucristo es el que puede dar consuelo en todo momentos, solo hay que dejarse

amar por Jesús y que nada intervenga en esa relación de fe que todo cristiano tiene que tener.

37
Capítulo IV
Eclesiología en Lutero

4.1 La Iglesia comunidad a partir de la palabra

Martin Lutero, tenía claro que, la Iglesia inicio con María presente en el día del

Pentecostés. Es por ello que Lutero nunca pensó que María estaba exteriormente a la Iglesia, sino

más bien que ella fue clave para que se cumpliese la misión del hijo de Dios. Queda claro que

para Martin Lutero, hablar de María, sin hablar de iglesia era como desconectarse del hilo de la

salvación.

Lutero tenía muy claro, que hablar de cristianismo era hablar del conjunto de personas

reunidas profesando una misma fe, en torno al credo de la iglesia donde se confiesa que la

comunión de los cristianos se da por medio del Espíritu Santo. Ya que el mismo espíritu los hace

vivir en el mismo sentir, en el mismo pensar y la misma esperanza de fe, unidos en el verdadero

amor, enmarca que a pesar de muchas diferencias físicas se está unidos en “un solo señor, una

sola fe, un solo bautismo” (Ef. 4,5).

La unidad de los cristianos es fundamental ya que cada quien no tienen un Dios diferente,

sino que todos tenemos un mismo Dios, la cristiandad queda reflejada cuando el señor le

responde a Pilatos, “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18, 13), ya que está hablando de un

reino vivificado en un mismo Espíritu el cual envía en Pentecostés.

En fin, la iglesia para Lutero se forma desde la unión en la fe de toda aquella persona que

cree en Cristo, mediante su Espíritu Santo. Aclara que la iglesia no es de Roma ni para Roma,

sino que esta donde los una un mismo Espíritu enviado por Cristo.

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Aclara que otra forma de ver la Iglesia no es por medio de clérigo, ya que ellos llevan

vestimentas, hacen oraciones dirigen las misas etc., tiene dos formas de llamar a la iglesia, la

mencionada que es la que une el mismo espíritu le llama espiritual, y a la otra en la cual es

construida le llamara cristiandad corporal, externa.

De todo esto se desprende según Lutero, que la Cristiandad espiritual, que es la única

cristiandad verdadera, no puede ser gobernada ni puede tener un líder, como se tenía en sus

tiempos a quienes se les entregaba cuentas de toda la fe de las personas y ellos tomaban

decisiones para el rumbo de la misma iglesia,. Creer en una iglesia guiada por un ser humano era

quitarle su lugar a Dios, el rumbo de la fe sería tomada por hombres que tienen sus errores y

horrores. La iglesia tiene que ser la acción de la palabra de Dios no del hombre que la gobierna

desde Roma.

4.2 El carácter de la Iglesia

En su comentario a la carta a los Gálatas (1519), Lutero expone que el sacramento del

orden sacerdotal, está desconocido por la iglesia cristiana. Hace mención que fue un invento de la

iglesia romana, y que no tiene fundamento bíblico para establecerse, que no se puede establecer

nada sin ser comprobado por las escrituras, afirmando que en ningún lugar del Nuevo Testamento

argumenta este sacramento.

4.3 La santificación de la Iglesia

Citando el credo menor “Creo en el Espíritu Santo, Una Santa iglesia cristiana, la

comunidad de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida

perdurable” (Credo artículo tercero). La fe viene por la gracia de Dios, esas gracias que solo el

padre puede dar. El ser humano no se puede imaginar formar iglesia cristiana sino es por el

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llamado del padre que infunde esa fe de amor hacia el como fin para convivir en el amor extremo

que podemos contemplarle mediante su Santo Espíritu, que hace el llamado de amor. Las ovejas

conocen a su pastor y reciben su llamado. Cuando se reúnen cristianos se convierte en la

comunión de los santos, ya que en ella se hace la común unión, una iglesia en unidad en la cual

Cristo elimina el pecado, y hace santos a los cristianos como él es santo.

4.4 Características de la Iglesia

En respuesta al libro de Ambrosio Catarino (1521), el Doctor Lutero explica sobre señales

para reconocer la iglesia, según la voluntad de cristo son el bautismo, el pan y el evangelio.

En el Bautismo, porque por ese medio el hombre muere al pecado y resucita con cristo a la

santidad, el pan por medio del cual hacemos común unión con el cuerpo de Cristo. Y el evangelio

porque es el anuncio de la buena noticia que Jesús dio su vida por nosotros, donde se vean estos

tres símbolos esa es la iglesia de Cristo no importando donde la veas pero si tiene estas tres

señales allí está el verdadero cristianismo.

4.5 La Iglesia visible, invisible y oculta

“yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28,20), Martin Lutero

interpreta este pasaje bíblico como enseñanza que en la tierra siempre tiene que existir el pueblo

santo cristiano.

Este pueblo que ha sido iniciado por medio del santo bautizo, que es reunido por medio

del sacramento del altar, que es perdonado por el mismo Cristo, y que tiene una misión de dar a

conocer la buena nueva. Es decir la iglesia es visible en la medida que se expone el mensaje de

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salvación, es invisible cuando se santifica por medio de la comunión con Cristo, y oculta cuando

se deja amar por la palabra de Dios.

4.6 Lutero y la ética de la Iglesia.

Muchas veces se ha acusado a la teología de la Reforma y especialmente a la de Lutero, de

volver superflua cualquier ética, ya que habría dado tanto énfasis a la fe (la que por sí misma

justifica ante Dios) que todas las obras, acciones y trabajos de las personas no tendrían ningún

significado. La transformación activa del mundo y las consecuencias que tiene la fe en el estilo de

vida personal y en la convivencia perderían importancia en su teología de la justificación; aún

más, ésta promovería una actitud quietista (tranquila, inactiva) que se conformaría con la idea de

que nuestra fe es lo único importante frente a Dios.

No es difícil demostrar que esta crítica contra Lutero es infundada y que él realmente

desarrolló una ética propia. Sin embargo, esa ética no puede expresarse como se hace

habitualmente en principios o en forma de sistema. La ética de Lutero es más bien un concepto de

cómo llegar a un comportamiento ético adecuado, lo que se hace visible en el hecho de que su

ética vive de continuas distinciones o diferenciaciones. Él diferencia el concepto de justicia y

obtiene como consecuencia la justificación solo por la fe como fundamento de su ética. Esta

diferencia entre fe y obras solo alcanza a describir el particular estilo de vida del individuo.

Además, diferencia el concepto de libertad y así caracteriza a la ética cristiana como una ética su

génesis de la libertad.

41
4.7 Lutero y la doble justicia

Según la ética medieval escolástica, Dios se sujetó al orden en su Creación y a los intentos

humanos de actuar éticamente. Él mismo es una piedra indispensable para la construcción de la

catedral que forman los seres humanos, la ética y la Iglesia. Pero tan pronto como la acción de

Dios se vuelve irreconocible para el ser humano en esa magnífica construcción, Dios mismo se

vuelve incomprensible, oscuro e impenetrable. Como monje, Lutero había intentado ejercitar las

virtudes y ganarse su justicia frente a Dios por medio de ejercicios piadosos y de obras; sin

embargo, no pudo más que aceptar que siempre y en todas las obras piadosas se mezclaba una

segunda intención egoísta de querer ganarse algo. Así fue que comenzó incluso a luchar contra su

propia conciencia, cayendo en una profunda desesperación hasta el momento en que comprendió

que estaba siguiendo un falso concepto de justicia. Sus ojos se abrieron cuando leyó en la

Epístola a los Romanos 1,17 “En él se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de

principio a fin, tal como está escrito: el justo vivirá por la fe”.

Entonces, la justicia no es algo que el ser humano se pueda ganar frente a Dios por medio

de sus virtudes u obras, sino que es simplemente algo que le sucede. Nos es regalada por Dios por

su misericordia y únicamente mediante nuestra fe. Ninguna persona puede ganársela por sus

propios medios. Es en este nuevo concepto de justicia que para Lutero se derrumba todo el

edificio de la ética medieval. Por eso él también trabaja en su ética con continuas

diferenciaciones, para separarse claramente de las antiguas ideas.

La primera diferenciación se refiere al concepto de justicia. Lutero habla por un lado de

una justicia por la fe; se trata de justicia pasiva, que es prometida y regalada. Por otro lado existe

la justicia de la ley, que es una justicia activa que la persona trata de ganarse por sus obras. Esta

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justicia también espera encontrar frente a Dios una justicia de las obras y distributiva (justicia

distributiva).

Sin embargo, según la Epístola a los Romanos para Dios solo cuenta la justicia de la fe.

Lutero llega así a una frase fundamental de sus reflexiones éticas: “No nos volvemos justos al

hacer lo justo, sino al contrario: como somos justos hacemos lo justo”. (Lutero, 1532, p.213).

4.8 La diferencia entre persona y obra

El descubrimiento de la diferencia entre persona y obra, fue para Lutero una gran

liberación, porque ahora la aceptación de la persona por Dios no depende de sus obras y de sus

acciones, sino que depende solamente de lo que Cristo hizo por nosotros y de nuestra fe en ello.

Lutero encuentra aquí la certeza de la fe, que no puede ser abolida por ninguna falla humana ni

por ninguna culpa humana. Esa es la raíz de la libertad cristiana, una libertad incluso frente a la

propia conducta y a las propias obras. El ser humano justificado es libre frente a sus obras. La

persona solo es esclava en tanto las obras, sean buenas o malas, definan su ser; en ese caso es

prisionero de sus propias obras y permanece encadenado a ellas como un esclavo.

La muestra claramente por qué se produjo la Reforma, es porque aquí no se corrigen

algunos daños o carencias, sino que se rechaza el ideal que determinaba toda la existencia durante

la Edad Media, el ideal de que la persona debía ejercitar sus virtudes para alcanzar la justicia. La

diferenciación entre persona y obra afecta al fin y al cabo la identidad misma del ser humano.

¿Es el ser humano un producto de sus propias obras y esfuerzos? El ser humano, ¿puede

construir su propia identidad? ¿O esta se forma a partir de lo que le sucede? Desde la perspectiva

de la fe, la identidad del «cristiano» es un regalo de la gracia divina y por eso lo libera de la

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eterna búsqueda de sí mismo. La identidad (Lutero habla de la persona) tiene su ser justamente

fuera de sí misma, o sea en la justicia de Cristo. Por eso está asegurada y significa liberación.

Entonces, ¿qué significado tienen en esa concepción las buenas obras, la conducta ética?

Para Lutero las obras son aquello que sigue automáticamente a la fe, así como un buen árbol

automáticamente da buenos frutos. Por lo tanto las obras son únicamente una señal de que la fe

está ahí, pero ya no deciden sobre el valor de la persona frente a Dios. Ya no son decisivas para

su identidad. Sin embargo, sería incorrecto decir que en la ética de Lutero las obras ya no tienen

importancia. Claro que la tienen, pero ya no es una importancia final, que tiene una determinada

meta o finalidad, esto es, ser reconocido por Dios, sino que tienen una importancia consecutiva.

En su escrito Las buenas obras, Lutero rechaza la idea de que la Reforma se oponga a toda

enseñanza piadosa y moral. Más bien quiere decir que recién ahora sabemos lo que son las

buenas obras. Las buenas obras son aquellas obras que llevan el nombre de Dios, porque él las

exige, porque él quiere que se realicen. Y la más magnífica de todas las obras es la fe misma.

Por eso Lutero desarrolla repetidamente sus reflexiones éticas concretas a partir de los

diez mandamientos. Aquí el primer mandamiento ocupa el lugar principal. Le da al cristiano la

orientación básica porque a fin de cuentas es ese mandamiento el que trata de la relación con

Dios. Si esa relación se basa en el respeto y la confianza (así se traduce para Lutero «temer y

amar») todo lo otro se da por sí solo, según su punto de vista.

La relación con Dios abre nuevas perspectivas tanto de uno mismo como con respecto a

los demás. Si una persona está segura de su salvación, gana por lo tanto la libertad en el actuar

ético. Mirado desde el punto de vista de Dios, el prójimo aparece entonces como un hermano o

una hermana y nos pone en relación de solidaridad. Claro que se puede cuestionar si el primer

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mandamiento y por lo tanto la «buena obra de la fe» realmente es una orientación suficiente para

el actuar ético. Lutero es consciente de este problema; por eso se refiere repetidamente a los diez

mandamientos en sus observaciones éticas, o sea que complementa la espontaneidad de la

conducta con algunos.

4.9 El amor y los mandamientos en el discurso

Aquello a lo que le llamamos revolucionario de la ética de Lutero depende de la relación

entre el amor espontáneo (al prójimo) y los mandamientos. Aquí se ve el carácter singular de la

ética de Lutero.

No se trata de una ética situacional pura que puede reaccionar de las más diversas formas

en lo concreto, aunque siempre tenga como motivo el amor, por ejemplo diciendo “ama y haz lo

que quieras” (Agustín). En ese caso el comportamiento ético estaría a merced de la situación y de

las normas y valores ocultos en ella. Lutero lo evita recurriendo a los diez mandamientos a la

hora de concretar el amor.

Sin embargo, tampoco cae en una ética de principios que considere los diez mandamientos

como normas absolutamente obligatorias. Al contrario, él realza el amor como maestro de los

mandamientos, “Es que cuando la ley se encuentra en contra del amor, ya no es ley, sino que el

amor es el señor y maestro de la ley” (Lecciones sobre Génesis Lutero (Lecciones sobre el

genesis1535/38 WA 42, 505). Entonces, el amor es la característica que dirige el ethos mientras

que los mandamientos tienen una función subordinada.

Finalmente, en las estimaciones de Lutero sobre los mandamientos tampoco puede

reconocerse una ética de valores pura. Los mandamientos, por lo menos los de la segunda tabla,

podrían ser interpretados como protección de valores sociales como familia, matrimonio, vida,

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propiedad, veracidad, posesión. Sin embargo, Lutero no considera esos valores como la finalidad

última del ethos sino que menciona una y otra vez explícitamente la necesidad del prójimo como

punto de referencia ético.

La ética de Lutero se puede caracterizar más bien como una ética discursiva de los

mandamientos. Él se basa en el amor, la “ley de Cristo” (Gal 6,2) porque el creyente es tocado y

transformado por ese amor de Cristo en el Evangelio; Lutero incluso dice que el creyente es

igualado a la Palabra. Orientarse hacia el prójimo y su necesidad transforma ese amor en una

meta-norma, por decirlo de alguna manera, que ayuda creativamente a encontrar la regla

adecuada para la situación concreta. Así abre un discurso con la situación real, las normas

prestablecidas de la tradición y las perspectivas vitales del Evangelio. De esta forma el

mandamiento del amor puede ser comprendido también como regla de conducta flexible para

alcanzar un ethos contextual de acuerdo al Evangelio. En la disputa contra los Antoninianos,

Lutero incluso llega a decir que en la fe en Cristo el cristiano puede crear nuevos decálogos que

son más claros que los de Moisés. Si existe un conflicto entre Cristo y la ley, siempre debe

prevalecer Cristo. Así abre Lutero la ética a la situación concreta. Es recién en el discurso

concreto que se cristalizan las normas de conducta, siempre teniendo en cuenta la perspectiva del

amor.

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Conclusiones

1. La diferencia en las concepciones, respecto al tema de teología Mariana, en las iglesias

católica y luterana,

2. María vivió en un contexto humano muy difícil para las mujeres, ya que las leyes de su

tiempo favorecían a los hombres y generalmente discriminaban y oprimían a las mujeres. Las

mujeres era consideradas un objeto. Socialmente eran discriminadas. En lo político, no eran

tomada en cuenta y en lo religioso, las regulaciones no se le permitía acercarse más que a

donde llegaban los gentiles en el templo, María es modelo perfecto del cristiano sufriente.

3. Desde los inicios del cristianismo, María siempre fue base fundamental para el soporte de fe

de las comunidades cristianas. En las Sagradas Escrituras se deja en claro la postura de María

frente a la iglesia naciente. En los relatos del Evangelio, María es participe en los momentos

más importantes que vivió su hijo Jesús. En las cartas del Nuevo Testamento, se le menciona

siempre en los momentos más importantes para la iglesia naciente. Es por ello que Lutero

tenía muy claro que María es figura importante para el cristianismo.

4. En el siglo XV surge el reformador Martin Lutero. Se puede concretar que en la Reforma la

fe mariana no sufrió mayores cambios, ya que el Doctor Lutero creía en la mayoría de los

dogmas dictaminados por la iglesia. Desde ese punto, es difícil comprender el desacuerdo de

algunas denominaciones protestantes hacia dogmas marianos de tradición católica. Martin

Lutero nunca dejo de ser católico. Por lo tanto, su fe mariana siempre estuvo con él. En

diferentes sermones pronunciados daba razones a la mayoría de dogmas sobre María.

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5. El concepto Iglesia en Lutero era más que físico, una profundización espiritual encaminada a

la santidad por medio de tres formas visibles, el Bautizo, la fracción del pan y el Evangelio

que reunían con la ayuda del Espíritu a reunir a sus santos.

6. Por la libertad que Martin Lutero asumió de interpretación de las Escrituras, hoy en día se

están expandiendo más denominaciones protestantes y sobre todo muy alejadas de las iglesias

protestantes históricas. Este alejamiento genera una interpretación diferente y mucho más en

contra de los dogmas marianos que ha decretado la iglesia católica.

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