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1 Centro de Endocrinología y Diabetes de Jazan, Ministerio de Salud, Jazan 45142, Facultad de Medicina y
2 Ciencias de la Salud de Arabia Saudita, Universidad de Taiz, Taiz PO Box 6803, Administración de
3 Investigación y Estudios de Yemen, Asuntos de Salud de Jazan, Jazan 82611, Departamento de Medicina
4 Familiar de Arabia Saudita, Ministerio de Salud, Jazan 45142, Arabia Saudita
* Correspondencia: saeedyafei@gmail.com
Abstracto:Trasfondo y objetivos:La prevalencia de conductas alimentarias desordenadas (DEB, por sus siglas en inglés)
en la diabetes tipo 1 (DT1) se ha estudiado a nivel mundial; sin embargo, los datos de Arabia Saudita y los países de
habla árabe son escasos. Este estudio tuvo como objetivo medir la prevalencia de DEB y las características clínicas
asociadas en adolescentes y adultos jóvenes con DT1, y el impacto de los DEB en los parámetros glucémicos.Materiales
y métodos:Un total de 265 adolescentes y adultos jóvenes con DT1 (de 12 a 25 años de edad) fueron reclutados al azar
del registro en el Centro de Endocrinología y Diabetes de Jazan, Arabia Saudita. Los participantes completaron el
cuestionario Revisado de la Encuesta sobre problemas de alimentación con diabetes (DEPS-R). Otras medidas incluyeron
hemoglobina A1c (HbA1c) además de datos sociodemográficos, antropométricos y clínicos.Resultados:La prevalencia de
DEB entre T1D fue del 27,2%. Las mujeres (32,5%) tenían una mayor proporción de DEB que los hombres (18,6%) (pag=
0,01). Alrededor del 27% de los participantes informaron restricción de insulina. Se informó con mayor frecuencia un
historial de ingreso hospitalario en los 6 meses anteriores debido a la CAD e hipoglucemia frecuente en los participantes
con diabetes Tipo 1 con DEB en comparación con los que no lo tenían.pag=0,03). Los participantes con DEB tenían una
Citación:Yafei, S.; Hummadi, A.; Badedi, M.;
HbA1c más alta y un IMC más alto en comparación con los que no tenían DEB.Conclusiones:Los adolescentes y adultos
Darraj, H.; Khawaji, A.; Alzughbi, T.; Abutaleb,
jóvenes con diabetes Tipo 1 con trastornos alimentarios y restricción de insulina tienen una hemoglobina glucosilada
R.; Alhagawy, AJ; Alnami, A.; Kudam, B.; et al.
más alta y un riesgo más alto de cetoacidosis diabética. La detección rutinaria de DEB debería ser un elemento esencial
Comportamientos alimentarios
Arabia Saudita
Adolescentes y Adultos Jóvenes con Palabras clave:conducta alimentaria desordenada; DEB; Diabetes tipo 1; DEPS-R; restricción de insulina
Este artículo es un artículo de acceso abierto purgas.3]. Las personas con DT1 tienen un alto riesgo de DEB, especialmente los adolescentes y los adultos
repartido bajo el te y jóvenes [4], ya que el control de la diabetes depende esencialmente de una conciencia intensa de la ingesta de
condiciones del creativo Los comunes alimentos, un enfoque en el ejercicio, evitar y controlar rápidamente la hipoglucemia y, a veces, la restricción u
Atribución (CC BY) licencia (https:// omisión intencional de insulina para evitar el aumento de peso [5]. La combinación de T1D y DEB es motivo de
creativo mons.org/licencias es/por/
metro gran preocupación, ya que los DEB se asocian con un control glucémico deficiente, alto riesgo de hipoglucemia,
4.0/). episodios frecuentes de cetoacidosis diabética (CAD) y complicaciones graves aceleradas.4,6].
Pinhas-Hamiel et al. [3] sugirió un modelo de tres niveles para describir el desarrollo de trastornos
alimentarios en adolescentes y adultos jóvenes con DT1. Primero, el estado premórbido incluye una
tendencia a tener sobrepeso e implica la consideración de características familiares o de personalidad. El
segundo estado incluye factores que surgen en el momento del diagnóstico de diabetes, como la edad
de inicio de la diabetes y la satisfacción por la pérdida de peso. El tercer estado incluye factores asociados
con el manejo crónico de la diabetes, como episodios hipoglucémicos recurrentes, tratamiento estricto
con insulina y conteo de carbohidratos.
Una entrevista clínica es el estándar de oro para un diagnóstico de DE, pero en la mayoría de las
circunstancias, puede ser difícil y llevar mucho tiempo realizar una entrevista clínica para la identificación y el
diagnóstico de trastornos alimentarios en la población general o en pacientes con DT1. Por lo tanto, se
desarrollaron herramientas de detección para DEB donde las personas que obtuvieron una puntuación superior
a un límite específico en un instrumento de detección de trastornos alimentarios se consideran en alto riesgo de
DEB.7]. La Encuesta de Problemas de Alimentación en la Diabetes–Revisada (DEPS-R), desarrollada por
Markowitz et al., [8] es una herramienta de detección específica de diabetes para DEB compuesta por 16
elementos. Se considera la herramienta de detección mejor validada para DEB en niños, adolescentes y adultos.
9]. Las respuestas se puntúan en una escala Likert de seis puntos, donde las puntuaciones más altas indican una
mayor patología. Se ha propuesto una puntuación de corte recomendada de 20 o más como umbral que indica
la necesidad de una evaluación clínica adicional de los trastornos alimentarios.8].
Arabia Saudita es uno de los 10 países con mayor prevalencia e incidencia de diabetes tipo 1 en
niños y adolescentes menores de 20 años.10]. En comparación con el extenso trabajo realizado sobre la
diabetes mellitus tipo 2 (T2DM), existe una escasez de investigaciones que investiguen la prevalencia de
la DT1 y los factores que predicen el control glucémico entre los niños y adultos saudíes [11–13]. Se
supuso que la prevalencia de los TCA era baja en los países de habla árabe; sin embargo, en los últimos
años el riesgo de desarrollar DE ha ido en aumento, especialmente en mujeres [14], como resultado de
los cambios socioculturales, la globalización y la urbanización, y el impacto de las redes sociales [15]. La
prevalencia de los trastornos alimentarios entre los pacientes con diabetes tipo 1 no se había estudiado
antes en Arabia Saudita. Por lo tanto, este estudio tuvo como objetivo medir la prevalencia y las
características clínicas de los DEB en adolescentes y adultos jóvenes saudíes con diabetes tipo 1, y el
impacto de los DEB en los parámetros glucémicos.
2. Materiales y métodos
2.1. Participantes y Medidas
Este estudio transversal incluyó a 265 adolescentes y adultos jóvenes saudíes con DT1 (de 12
a 25 años de edad) en múltiples tratamientos con insulina durante al menos un año. Utilizando un
muestreo aleatorio no probabilístico, los participantes fueron reclutados del registro del Centro de
Endocrinología y Diabetes de Jazan (JEDC), Arabia Saudita, entre abril y julio de 2022. Los pacientes
con diabetes tipo 2, mujeres embarazadas y pacientes en tratamiento por enfermedades
psiquiátricas fueron excluidos de este estudio. El Comité de Ética en Salud de Jazan (número de
referencia: H-10-Z-073) otorgó la aprobación ética para realizar el presente estudio, y esta
investigación cumplió con la Declaración de Helsinki.
La recopilación de datos incluyó la recopilación de información sobre la edad, el sexo, el nivel
educativo, la edad del diagnóstico y la duración de la diabetes del paciente. Los datos clínicos incluyeron
el tipo de terapia con insulina, el uso de monitoreo continuo de glucosa, la dosis total de insulina, la
frecuencia de monitoreo de glucosa en sangre, la frecuencia de hipoglucemia grave y los ingresos
recientes debido a hipoglucemia o CAD en el período de seis meses anterior. Los datos antropométricos
y bioquímicos incluyeron peso y altura, mediciones del índice de masa corporal (IMC), glucosa en sangre
en ayunas y hemoglobina A1c (HbA1c).
Se evaluó un DEB utilizando una versión árabe válida del cuestionario, The Diabetes Eating
Problem Survey-Revised (DEPS-R), desarrollado por Markowitz et al. [8] y traducido al árabe por
Hummadi et al. [dieciséis]. Este cuestionario contiene 16 ítems, con puntuación en una escala
Likert de 6 puntos, donde "0" representa "nunca" y "5" representa "siempre". El total
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La puntuación DEPS-R puede variar de 0 a 80, con un punto de corte en≥20, y con una puntuación más alta que
indica un mayor riesgo de TCA [8].
En línea con estudios previos [8,17], definimos la restricción de insulina y la omisión de insulina con base
en estos dos ítems de DEPS-R: "Cuando como en exceso, no tomo suficiente insulina para cubrir la comida" y
"Después de comer en exceso, me salteo mi próxima dosis de insulina". Las respuestas que indicaban reducir u
omitir “al menos algunas veces” durante los meses anteriores se clasificaron como restricción u omisión de
insulina.
3. Resultados
Edad, años, media (DE) 17,96 (3,7) 17,2 (3,2) 0.080 15 (1,8) 20,8 (2,2) <0.001 *
HbA1c, media (DE) 8,5 (1,97) 8 (2.3) 0.081 8.5 (2.2) 8.1 (2) 0.134
Duración en años, media (DE) 7.4 (4.8) 6.4 (4.7) 0.079 5.2 (3.9) 9.2 (4.9) <0.001 *
Edad de inicio, años, media (DE) 10,5 (4,5) 10.8 (4) 0.574 9.8 (3.7) 11,6 (4,8) <0.001 *
Dosis de insulina, unidad/Kg/día, media (DE) 1,1 (0,4) 1,1 (0,4) 0.616 1,1 (0,4) 1,1 (0,4) 0.730
<0.001 * 0.017 *
IMC, kg/m2, media (DE) 22 (4,6) 20,2 (3,7) 20,7 (4,2) 22 (4,4)
d = 0,42 d = 0,297
clase de IMC,norte(%)
Bajo peso/peso normal 129 (79,1) 92 (90,2) 0.019 * 119 (83,2) 102 (83,6) 0.932
Tabla 1.continuación
Nivel de Educación,norte(%)
uso de MCG,norte(%) 116 (71,2) 77 (75,5) 0.441 121 (84,6) 72 (59,0) <0.001 *
SMBG usando punción en el dedo,norte(%) 123 (75,5) 61 (59,8) 0.007 * 91 (63,6) 93 (76,2) 0.027 *
0.010 *
Puntuación DEPS-R, media (DE) 16,8 (10,9) 13.3 (10) 15,3 (11,5) 15,6 (9,7) 0.774
d= 0,33
Los datos se presentan como número (n) y media y desviación estándar (DE); índice de masa corporal (IMC); Monitoreo continuo
de glucosa (CGM); Autocontrol de glucosa en sangre (SMBG); cetoacidosis diabética (CAD); Encuesta sobre problemas de
alimentación en diabéticos, revisada (DEPS-R); *pages significativa al nivel 0.05.
Edad en años, media (DE) 17,7 (3,5) 17,8 (3,3) 17,63 (3,6) 0.787
HbA1c, media (DE), % 8.3 (2.1) 9.6 (2.2) 7.9 (1.9) <0,001 *, d = 0,87
Duración, media (DE), años 7 (4,8) 6.7 (5) 7.1 (4.7) 0.567
Edad de inicio en años, media (DE) 10,6 (4,3) 11 (4.4) 10,5 (4,2) 0.402
Dosis de insulina, unidad/Kg/día, media (DE) 1,1 (0,4) 1 (0,4) 1,1 (0,41) 0.120
IMC, kg/m2, media (DE) 21,3 (4,3) 23,4 (5,1) 20. (3.7) <0,001 *, d = 0,69
clase de IMC,norte(%)
Nivel de Educación,norte(%)
Tabla 2.continuación
SMBG por punción en el dedo,norte(%) 184 (69,4) 48 (66,7) 136 (70,5) 0.550
Los datos se presentan como número (n) y media y desviación estándar (DE); índice de masa corporal (IMC); Monitoreo
continuo de glucosa (CGM); Autocontrol de glucosa en sangre (SMBG); cetoacidosis diabética (CAD); *pages significativa
al nivel 0.05.
Según la comparación de grupos de sexo, las mujeres tenían un IMC más alto que los hombres (pag<0,001, d =
0,42), e informaron un mayor uso de la prueba de punción digital para medir el azúcar en la sangre (pag=0,007) (Tabla1
). Alrededor del 12,9 % de las mujeres informaron admisiones de CAD en los seis meses anteriores, en comparación con
el 5,9 % de los hombres (pag=0,01). Los episodios de hipoglucemia grave también fueron más frecuentes en mujeres (19
%) que en hombres (6,9 %) (pag=0,006). No se encontraron diferencias significativas entre los géneros para la edad, la
duración de la diabetes, la edad de inicio de la diabetes, los niveles de HbA1c, el nivel educativo, el uso de conteo de
carbohidratos y la omisión o restricción de insulina (pag>0,05) (Tabla1).
Comparando adolescentes y adultos jóvenes, alrededor del 37,1 % de los adolescentes tenían HbA1c < 7,5
%, mientras que el 37,7 % de los adultos jóvenes tenían HbA1c < 7,0 %. Alrededor de un tercio de la muestra
total (31,7 %) tenía un control glucémico deficiente (HbA1c > 9,0 %). Los adolescentes informaron un mayor uso
de CGM (84,6%;pag<0,001) y menor uso de punción digital para SMBG (63,6%; pag=0.027) en comparación con
los adultos jóvenes (Tabla1). No se encontraron diferencias significativas entre los grupos de edad en términos
de IMC, valores de HbA1c, dependencia del conteo de carbohidratos, o antecedentes de ingreso reciente por
CAD o hipoglucemia en los últimos 6 meses (todospag>0,05) (Tabla1).
La puntuación media global del DEPS-R fue de 15,4±10.7. De todos los participantes, el 27,2 %
obtuvo≥20 en el DEPS-R, lo que indica un alto riesgo para el desarrollo de DEB. Las mujeres (32,5 %)
tenían una puntuación DEBS-R significativamente más alta de 16,8±10,9 que la de los varones (18,6%),
que fue de 13,3±10 (pag=0,01). En una comparación entre adolescentes y adultos jóvenes, la proporción
de participantes con una puntuación DEPS-R≥20 fue similar en ambos grupos, y no hubo diferencia en la
puntuación media (Tabla1).
Mesa2compara las diferentes características de aquellos con y sin DEB. Los participantes con DEB
tenían HbA1c más alta (pag<0,001, d = 0,87) y valores de IMC superiores (pag<0,001, d = 0,70). El
antecedente de ingreso hospitalario por CAD en los 6 meses previos se informó con mayor frecuencia en
pacientes con BD en comparación con aquellos sin BD (16,7 % frente a 7,8 %, respectivamente);pag=
0,033). Los participantes con DEB informaron una mayor frecuencia de hipoglucemia grave (27,8%;pag<
0,001) e ingresos más frecuentes por hipoglucemia grave (9,7%;pag=0,048). Un análisis adicional de
aquellos con y sin DEB no reveló diferencias significativas en la edad, la duración de la diabetes, la edad
de inicio de la diabetes, los antecedentes familiares de diabetes, el nivel educativo o la educación
familiar, y el uso de conteo de carbohidratos o CGM (todospag>0,05) (Tabla2).
Con base en la correlación bivariada de la puntuación DEPS-R con otras variables, encontramos que la
puntuación total de DEPS-R se correlacionó con HbA1c (mujeres: r = 0,365; hombres: r = 0,492; pag<0,001 en
ambos) e IMC (mujeres: r = 0,424,pag<0,001; hombres: r = 0.225,pag=0,023). El DEPS-R se correlacionó
débilmente con la edad al momento del diagnóstico solo en hombres (r = 0.201,pag=0,043). No se encontró
correlación con la edad o la duración de la diabetes para ninguno de los sexos.
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Un total de 27,5% de los participantes restringieron sus dosis de insulina y 12,1% se saltearon sus dosis de
insulina al menos ocasionalmente después de comer en exceso (Tabla2). Los restrictores de insulina tenían
HbA1c significativamente más alta (9.2±2.2;pag<0,001), aparición tardía de diabetes (11,6±4,5;pag=0,041), y
puntuaciones DEPS-R significativamente más altas (24,8±10,4;pag<0,001) (Tabla3). Alrededor del 59,7% de los
restrictores de insulina puntuaron≥20 en el DEPS-R frente al 15,1% de los no restrictivos (pag<0,001). No hubo
diferencias estadísticamente significativas en la restricción u omisión de insulina entre géneros o grupos de
edad. En cuanto al sexo, el 29,4 % de las mujeres y el 24,5 % de los hombres refirieron restringir la insulina
cuando comían en exceso, y el 13,5 % de las mujeres se saltaron sus dosis de insulina al menos ocasionalmente,
en comparación con el 9,8 % de los hombres (pag>0,05 en ambos). En todos los grupos de edad, el 26,5 % de los
adolescentes y el 29,3 % de los adultos jóvenes informaron restricción de insulina, y el 11,4 % de los
adolescentes informaron omisión de insulina, en comparación con el 13,1 % de los adultos jóvenes (pag>0,05 en
ambos).
Restrictores No restrictivos
Variables pag,Tamaño del efecto
(norte= 73) (norte= 192)
Edad de inicio en años, media (DE) 11,6 (4,5) 10,3 (4,2) 0,041 *, d = 0,29
Puntuación DEPS-R, media (DE) 24,8 (10,4) 11,8 (8,4) <0,001 *, d = 1,4
Los datos se presentan como media y desviación estándar (DE); índice de masa corporal (IMC); Encuesta de diabetes sobre problemas de
alimentación, revisada (DEPS-R) *pages significativa al nivel 0.05.
4. Discusión
El presente estudio estimó la prevalencia de DEB y la restricción de insulina en una muestra de
adolescentes y adultos jóvenes saudíes con DT1 utilizando la escala DEPS-R específica para diabetes. Este
estudio incluyó a adolescentes y adultos jóvenes con DT1, ya que estas edades se consideran períodos
de riesgo importantes para los trastornos alimentarios y los DEB [7]. Este es un período crítico del
desarrollo humano, durante el cual ocurren varios cambios físicos, cognitivos y conductuales, incluida
una mayor incidencia de conductas de riesgo, como las conductas alimentarias poco saludables.4].
Además, el comportamiento alimentario a menudo se vuelve menos saludable durante la transición de la
adolescencia a la adultez temprana; por lo tanto, los DEB no son solo un problema de los adolescentes,
sino que continúan prevaleciendo entre los adultos jóvenes [19].
La prevalencia de DEB en este estudio fue del 27,2 %, que es comparable a la prevalencia
informada previamente en DT1 de Noruega (18,3 %) [20], Italia (34,4%) [21], y Estados Unidos (21,2%) [22
]. Hasta donde sabemos, este es el primer informe que utiliza la escala DEPS-R sobre la prevalencia de
DEB en la población saudita con DT1. Al respecto, y al revisar la literatura existente del mundo árabe,
solo se dispone de datos mínimos. Un estudio reciente [23] en 138 pacientes egipcios jóvenes con
diabetes tipo 1 encontró que el 17,4 % de la muestra total obtuvo resultados positivos para DEB en la
prueba de actitud alimentaria, mientras que el 32,6 % obtuvo resultados positivos para DEB en el
Cuestionario de examen de trastornos alimentarios (EDE-Q6) [9].
Existe un acuerdo general de que las mujeres corren un mayor riesgo que los hombres de DEB,
independientemente de la presencia de una enfermedad subyacente.24]. El desarrollo de DT1 durante la
preadolescencia parece colocar a las niñas ya susceptibles en un riesgo aún mayor de desarrollar
trastornos alimentarios posteriores.25]. Además, tanto las redes sociales como los compañeros influyen
en la imagen corporal de los adolescentes, lo que aumenta el riesgo de DEB, especialmente en las
mujeres.26]. De acuerdo con esta evidencia, la prevalencia de BDE en mujeres fue del 32,5%, frente al
18,6% en hombres. Estos hallazgos no difieren de los informes previos de diferentes países que utilizan la
escala DEPS-R en pacientes con DM1. Por ejemplo, Nip et al. [22] encontró que el 30,8% de las mujeres
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de 13 a 25 años con DT1 tienen DEB. Del mismo modo, Troncone et al. [27] y Wisting et al. [20]
encontró que la proporción de mujeres adolescentes con DT1 que tenían DEB era 35% y 27.7%,
respectivamente.
Nuestro estudio no encontró diferencias significativas en las puntuaciones DEB en adolescentes (27,7%) y
adultos jóvenes (26,3%) (pag>0,05). Si bien tales resultados son interesantes, esto debe explorarse más a fondo
en futuras investigaciones. La mayor parte de la literatura disponible sobre los DEB estudió a adolescentes o
adultos por separado, y solo unos pocos estudios compararon ambos grupos juntos [22,28]. Rancourt et al. [28]
informaron que el 29,64 % de los adolescentes con DT1 y el 34,50 % de los adultos jóvenes con DT1 tienen DEB (
pag=0,017). En un estudio longitudinal de 10 años de seguimiento del comportamiento alimentario desde la
adolescencia hasta la adultez temprana, Neumark et al. [19] encontraron que la prevalencia de los trastornos
alimentarios era alta y permanecía constante, o aumentaba, desde la adolescencia hasta la adultez temprana.
Aunque el nuestro no es un estudio longitudinal, podemos concluir que los adolescentes y adultos jóvenes con
DT1 tienen un alto riesgo de TCA.
En línea con estudios previos [17,21,29], los participantes con DEB en este estudio tenían valores
más altos de HbA1c, valores más altos de IMC, antecedentes más frecuentes de ingreso hospitalario por
CAD y episodios más frecuentes de hipoglucemia grave. Además, según los resultados del análisis de
correlación, la puntuación media de DEPS-R se correlacionó con la HbA1c y el IMC. Varios artículos de
revisión sobre los DEB en adolescentes con DT1 describen la asociación entre los DEB, el control
glucémico y el IMC [3,4,9,24]. En general, la relación entre DEB, IMC y HbA1c es complicada. Un peso
corporal más alto siempre es una preocupación importante en las personas con DT1, ya que existe una
fuerte relación entre la ingesta de alimentos, la terapia con insulina y el control glucémico. Se ha
planteado la hipótesis de que un IMC más alto conduce a una mayor insatisfacción corporal y un mayor
deseo de perder peso, lo que puede resultar en una dieta, afecto negativo y trastornos alimentarios.27].
Pinhas-Hamiel [3] planteó la hipótesis de que la preocupación por la comida impuesta por el conteo de
carbohidratos, las fluctuaciones de peso asociadas con el uso variable de insulina y las subsiguientes
fluctuaciones de glucosa en el cuerpo y la sangre asociadas con la dosis de insulina no coincidente, así
como la ingesta calórica excesiva secundaria a la hipoglucemia, pueden ser una carga para las personas
con DT1 y pueden aumentar su vulnerabilidad al desarrollo de DEBs.
La omisión o restricción de insulina es otro comportamiento común en pacientes con DT1 e implica omitir
o restringir las dosis de insulina por diferentes razones, incluida la pérdida de peso.30,31]. La prevalencia de la
restricción de insulina en nuestro estudio fue del 27,5 %, y otro 12,1 % de los participantes informaron que se
saltaban la dosis de insulina por completo al menos ocasionalmente después de comer en exceso. La
prevalencia de la restricción de insulina en la literatura existente difiere significativamente [32]. Wising et al. [20]
informaron que el 31,6 % de los adolescentes con DM1 restringen sus dosis de insulina y el 6,9 % se saltan una
dosis al menos ocasionalmente. En una encuesta nacional de adolescentes australianos con diabetes tipo 1 [33],
se informó la omisión intencional de insulina en el 19% de los adolescentes, independientemente del género. El
estudio SEARCH for Diabetes in Youth [22] encontró que alrededor del 18 % de los adolescentes y adultos
jóvenes con DT1 se saltan sus dosis de insulina.
No encontramos diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres con respecto a la
frecuencia de omisión o restricción de insulina. En este sentido, varios estudios no informaron diferencias de
género en la restricción u omisión intencional de insulina.20,21,33,34], mientras que otros estudios encontraron
que la omisión de insulina es mayor en las mujeres [35,36]. Además, y en línea con la evidencia previa [17,20,33
], encontramos que los adolescentes y adultos jóvenes que restringen la insulina tienen niveles más altos de
HbA1c y puntajes más altos de DEPS-R. Este importante hallazgo en el estudio actual tiene una implicación
clínica directa, ya que el control glucémico deficiente está relacionado con una mayor incidencia de CAD y otras
complicaciones metabólicas o vasculares de la diabetes.
Es importante señalar que las dos preguntas del DEPS-R sobre la restricción y la omisión de insulina
no especifican que el motivo de tal comportamiento es la pérdida de peso. Como este estudio no pudo
identificar esta razón, los resultados deben interpretarse con cautela. En general, se informa que la
omisión de insulina se realiza principalmente para perder peso, pero existen otras razones posibles para
la reducción u omisión de insulina, que incluyen ansiedad por la inyección, miedo a la hipoglucemia,
interferencia con las actividades de la vida diaria o como resultado del agotamiento por diabetes debido
a la falta de tratamiento. adherencia [30].
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En resumen, este estudio es el primer estudio saudí que utilizó la puntuación DEPS-R específica para
diabetes. Este estudio ha identificado tasas relativamente altas tanto de DEB como de restricción de insulina
entre adolescentes y adultos jóvenes con DT1. La asociación observada entre los DEB, el IMC y la HbA1c alta y la
CAD o la hipoglucemia grave más frecuentes debería aumentar la concienciación de los médicos sobre la
detección rutinaria de los problemas de alimentación y la restricción de insulina, especialmente entre aquellos
con un control glucémico deficiente o un IMC alto para prevenir complicaciones.20]. La restricción de insulina es
una estrategia común de pérdida de peso en pacientes con DT1, pero se deben descartar otras causas de
omisión o restricción de insulina y abordarlas en consecuencia.
Nuestro estudio tiene algunas limitaciones. En primer lugar, dado que este no es un estudio
basado en la población, los resultados pueden ser diferentes al incorporar un grupo más grande de
pacientes con DT1 de diferentes grupos de edad, de diferentes regiones de Arabia Saudita o de
diferentes países árabes. Este no es un estudio longitudinal y, por lo tanto, no permite estimar la edad
de inicio de los trastornos alimentarios. Dado que una entrevista clínica es el estándar de oro para el
diagnóstico de los trastornos alimentarios y los DEB, el uso de un cuestionario autoadministrado, con
todas sus deficiencias, debe considerarse otra limitación, especialmente cuando se investigan trastornos
alimentarios entre géneros o grupos de edad.
5. Conclusiones
Los adolescentes y adultos jóvenes con diabetes tipo 1, especialmente las mujeres y aquellos con un índice de
masa corporal alto, corren un mayor riesgo de trastornos del comportamiento alimentario, restricción de insulina y
control glucémico más deficiente. La detección sistemática de DEB debe ser un elemento esencial del cuidado de la
diabetes, especialmente en adolescentes y adultos jóvenes.
Declaración de consentimiento informado:Se obtuvo el consentimiento informado de todos los sujetos involucrados en este estudio.
Declaración de disponibilidad de datos:Los datos presentados en este estudio están disponibles previa solicitud
razonable al autor correspondiente.
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