Está en la página 1de 4

10 factores protectores contra la anorexia

La dramática muerte por anorexia de la modelo brasilera Ana Carolina Reston


reavivó la preocupación de los especialistas por el creciente número de
consultas por trastornos alimentarios en jóvenes. Aunque no hay cifras
exactas sobre su impacto en Chile, sí hay acuerdo en que está comenzando
cada día a edades más tempranas. Aquí expertos explican qué hacer como
familia para prevenir esta patología tan devastadora como difícil de controlar.

¿Qué factor protector contra la anorexia le parece más importante?

1 Descubrir una posible predisposición biológica:

En la mayoría de los casos la anorexia se gatilla después de haber comenzado


una dieta. Pero el porqué algunas jóvenes desarrollan la enfermedad y otras
no, siguiendo ambas dietas estrictísimas y no reguladas por un nutricionista,
se explica por una posible predisposición familiar. "Normalmente en esos casos
ha habido o hay en la familia mujeres con trastornos alimentarios, del ánimo o
depresión. Hay una genética que de alguna manera puede configurar el
cuadro. Por eso hay que preocuparse de este tema, averiguar dentro de la
familia. Porque si es así, esa niñita tiene más riesgos, se le hace más fácil
perder los límites", dice Lilian Urrutia, siquiatra infanto-juvenil del Instituto
Neurosiquiátrico de Chile. Coincide Alfredo Nudman, profesor de siquiatría de
la Universidad de Cornell, y codirector del programa de trastornos alimentarios
del Instituto Schilkrut, quien señala que "tanto para la anorexia como para la
bulimia se han identificado genes. Eso no significa que necesariamente esa
niña se va a enfermar, pero sí que debe tener mucho más cuidado. Lo que
hace que esa persona esté más vulnerable son los factores sicológicos y
familiares que la rodean. Si no tiene problemas sicológicos y vive en un
ambiente estable y de cariño, lo más probable es que esté protegida. Pero si
fallan estos factores, y comienza con una dieta lo más probable es que la
bomba de tiempo explote. Que quede claro: lo que hace detonar la
predisposición es una dieta, siempre".

2 No usar la comida como moneda de cambio:

Cuando las niñitas son muy chicas (tipo cuatro o cinco años) y se fascinan
comiendo dulces, es fácil manipularlas a través de ellos. Pero los especialistas
son enfáticos en señalar que jamás hay que usar la comida como premio,
recompensa, castigo, o factor de negociación, porque así tienden a ir asociando
la gratificación y el bienestar con ese tipo de alimentos, y cuando llegan a la
preadolescencia y están gordas, se producen los problemas. "Hay que
estructurarles el horario, acostumbrarlas desde chicas a que coman una
variedad de alimentos. No restringirlas, sí darles más posibilidades. También
hay que diferenciar los momentos de juego, de diversión, con los de la comida,
lo que se puede ir haciendo poco a poco en la casa", explica Lilian Urrutia.
3 Jamás decirles que se van a poner "gordas":

Si las niñitas están comiendo muchos chocolates decirles directamente que se


van a poner gordas es complicado. Por último hay que darles otras
explicaciones, como que les pueden salir caries en los dientes o que se pueden
enfermar de la guatita. "Uno no sabe cómo esa niñita va a escuchar la palabra
'gorda'. He tenido casos de anorexia que han partido porque alguien les dijo:
Estás más gordita. En ese momento se produce un quiebre, esas niñitas
cierran la boca y no comen nunca más", cuenta Lilian Urrutia. Para Alfredo
Nudman, decirle a una hija que se va a poner gorda es "la mejor receta para el
desastre".

4 Reforzarles la autoestima:

Según Alfredo Nudman, es vital reforzarles la autoestima en lo corporal desde


muy chicas."Hay que decirles que son bonitas, siempre", señala. Y añade:
"Para las hijas, las mamás son más importantes en términos del ejemplo, pero
en el caso de la imagen que tengan de sí mismas el papá es fundamental. Si
un papá critica a su hija y la mira con ojos reprobadores porque está gorda,
ésa es la imagen que ella tendrá de sí misma, y con esa autoimagen se
relacionará con los hombres en el futuro. Por el contrario, si el papá la hace
sentirse linda y cómoda, ésa es la manera en que ella se sentirá".

5 Incentivar la comida sana en familia:

Como familia hay que incentivarles la comida sana, y desde muy chicas;
porque si no aprenden a comer desde sus primeros años, después les cuesta
comer frutas y verduras. "El gusto se entrena y se adquiere. Si la familia tiene
un sistema de alimentación poco sano y variado, será difícil que uno de los
hijos tenga una alimentación sana", señala la doctora Urrutia. El doctor
Nudman agrega: "Hay que ayudarles a comer balanceado, incluyendo
chocolates, queques o lo que les guste. Comer estas cosas es normal para ellos
y tienen que hacerlo, pero en el contexto de una dieta sana. Quizá dejarlos
para un par de días a la semana, para los fines de semana, los cumpleaños,
pero que no sean parte de su dieta de todos los días. Tiene que ser una
costumbre familiar: no puede ser que los niños coman una cosa y los padres
otra".

6 Que hagan actividad física:

Según Alfredo Nudman, "los deportes en equipo son factores protectores


importantes, más que los individuales. En estos últimos si pierde es culpa de
ella y de nadie más, en cambio en un deporte grupal las responsabilidades se
comparten. Un deporte que se practica en grupo les refuerza la autoestima".
Lilian Urrutia está de acuerdo y agrega que "eso es mucho más protector que
actividades como el ballet, por ejemplo, en que se necesitan cuerpos muy
delgados, aunque nada es blanco y negro, y aquí entra la capacidad de los
padres para captar qué es mejor para sus hijas. Si tengo una niñita muy
obsesiva hay que evitar las actividades que le potencien esa obsesividad y, en
este caso, será mejor que haga algo de menor exigencia. Hay que fijarse en la
estructura de personalidad de cada hijo".

Además, señalan los especialistas, es muy importante que los niños vean a sus
papás haciendo deporte. "Ése es un estilo de crianza más protector que el de
una familia sedentaria", señala Urrutia. Y agrega: "En general los papás no
están presentes en la dinámica de las niñitas. Es más usual que salgan con sus
hijos hombres: con ellos juegan fútbol o suben un cerro. En ese sentido, un
factor protector sería que ellos las incorporaran más a sus actividades, que les
estimularan más la actividad física. Porque las mamás, con quienes están
siempre, son mucho más sedentarias".

7 Preocuparse del ambiente familiar:

Mientras más chicos los niños más influye el ambiente familiar. Cuando hay
menos estructuras en una casa, más caos, se pueden ver más disfunciones.
Mientras en la adolescencia el problema de las niñitas son los kilos de más, en
la niñez y prepubertad pueden producirse problemas de identidad, de
inseguridad, que las pueden ayudar a desarrollar la enfermedad en el futuro.
Alfredo Nudman: "Separaciones matrimoniales y problemas en la casa, las
colocan en situaciones sicológicas más precarias, y muchas veces las niñitas no
tienen recursos adicionales para lidiar con estas situaciones".

8 Poner ojo en dos etapas: pubertad y adolescencia

Entre los especialistas hay consenso de que hay dos edades peak para el
desarrollo de trastornos alimentarios: en la pubertad - 11, 12, 13, 14 años- , y
luego entre los 16 y los 18, en que comienzan con las relaciones de pareja y
por eso se fijan objetivos de dietas y de bajas de peso. "Antes de que les
llegue la menstruación, cuando están gorditas antes del estirón, es la etapa en
que mayoritariamente se gatillan los trastornos alimentarios. Hoy día existe
mucha más presión social, están más expuestas y, por lo mismo, están más
susceptibles a sentirse gordas y a comenzar a hacer dietas por su cuenta", dice
Lilian Urrutia. El doctor Nudman añade: "La presión de los medios es tan
gigantesca que los cuadros de anorexia los estamos viendo cada día más
temprano, en niñitas de nueve, diez años, y en proporciones importantes. Lo
que quiere decir que las que tienen la predisposición se van a enfermar cada
día más temprano".

9 Que las mamás den un buen ejemplo:

Alfredo Nudman: "Además de la comida sana y de la actividad física en familia,


lo más importante es lo que la hija ve en su mamá. Si la niñita la ve
obsesionada con los kilos, siempre a dieta y sin otra cosa en la cabeza
desgraciadamente no habrá mucho que hacer. Si la niñita no tiene el gen que
la predispone, lo va a agradecer, pero lo más probable es que de todas
maneras tenga problemas. Y si lo tiene lo más probable es que se desarrolle un
trastorno. Por el contrario, si la niñita ve que su mamá no es una sílfide, pero
se cuida, hace deporte y se siente cómoda y bonita con su cuerpo, se va a dar
cuenta de que se puede ser feliz no siendo perfecta". Lilian Urrutia añade:
"Frente a estos ejemplos muchas veces las niñitas desarrollan conductas
fóbicas hacia ciertas comidas, como los carbohidratos, por ejemplo. Porque lo
más frecuente es que incorporen el sistema de alimentación de la mamá, que
no come pan, que no come azúcar, que no come paps, arroz, etcétera".

10 Evitar que se expongan a dietas desreguladas:

Es usual que las niñitas al sentirse gordas, en plena etapa de desarrollo de su


autoestima, comiencen a hacer dieta por su cuenta, como la de la manzana o
la que vieron en una revista. En este sentido, no hay que dejarlas solas nunca.
Decirles que se les encuentra razón, que podrían bajar un poco de peso si lo
necesitan, y que las van a acompañar donde un nutricionista. "Yo he visto
niñas que sólo con la asesoría nutricional salen de la temática de la dieta, se
tranquilizan, y de inmediato se sienten más seguras con su cuerpo", asegura
Lilian Urrutia.

Ximena Urrejola B..

También podría gustarte