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La pornografía como pilar de una identidad sexual desde la violencia

Claudia Carvajal Acosta

1 Rebecca Hendin

“Él es el sujeto y ella el objeto, y él tiene un deseo (no exento de


violencia) que va a satisfacer usando el cuerpo de ella. Aquí, las
mujeres no son personas con las que vincularse desde el respeto y la
reciprocidad: son medios para el fin de que los varones afirmen su
masculinidad y obtengan placer sexual” (Gavilán, 2018, pág. 70).

La presente crónica se llevó a cabo en la actividad curricular “Temáticas y problemáticas de


género en la Formación inicial docente”, a cargo de la profesora Verónica Lizana Muñoz en
una Universidad Estatal de la región Metropolitana de Santiago.

En la cotidianeidad del relacionamiento humano se desarrollan diversas producciones


culturales propias de la vida en sociedad, donde una de estas elaboraciones sociales
corresponde a la comúnmente nombrada y visualizada pornografía, la cual, al ser
observada a partir de una mirada analítica “es mucho más que una definición, es una
industria que ha crecido a lo largo de los siglos de forma galopante (…) Es un fenómeno de
masas que se puede encontrar en todo dispositivo digital” (Morillas, 2017, pág. 20),
impactando así, en las diversas estructuraciones de los vínculos interpersonales de la
población.
Desde la formación docente universitaria, la pornografía como producto cultural es
relevante de posicionar en un plano de análisis para realizar un entendimiento sobre cómo
se estructuran las relaciones interpersonales que serán observadas y guiadas en el ejercicio
pedagógico, para así, establecer una educación sexual propulsora de una liberación de las
construcciones sociales de masculinidad y feminidad, entendiendo que la educación sexual
integral
“Debe orientarse a dotar a las y los estudiantes de competencias para la
toma de decisiones informadas que promuevan la capacidad de responder
de forma asertiva a los cambios físicos y emocionales propios de su
desarrollo sexual e integral (…) un enfoque integral debe materializarse
en un proceso de enseñanza-aprendizaje que contribuya a la ética, la
igualdad de género y a los derechos humanos (Unesco, 2014, citado en
Reyes & Pease, 2020, pág. 158).
De tal manera que las, los y les adolscentes tengan acceso a un profundo conocimiento de
su interioridad y estructuren su conformación identitaria sexual desde el respeto, la
reciprocidad y una libre exploración de su ser.
En este sentido, las siguientes líneas tienen como propósito articular un análisis sobre el
mundo de la pornografía masificada virtualmente, para llevar a cabo una exposición de la
violencia hacia la corporalidad femenina existente en las prácticas sexuales formuladas, que
son posteriormente interiorizadas, normalizadas y representadas en la cotidianeidad de la
vida sexual. De manera que el presente escrito, busca la generación de conciencia con
respecto a los impactos en la conformación identitaria y sexual tras la interiorización del
producto pornográfico.

Un creciente y lucrativo imperio


Se ha construido en el imaginario colectivo una normalización de la acción distributiva de
diversas plataformas pornográficas, como Xvideos, Brazzers, Pornhub, YouPorn, en las
cuales se expone una visión idealizada y altamente violenta del acto sexual, que se
distribuye por diversos medios digitales al interior de la amplia red de sitios web en la
internet, donde masivamente se articula una industria encabezada por “MindGeek, la
empresa matriz que domina varias plataformas del espectro pornográfico,
como RedTube y YouPorn, además de productoras del cine triple X, como Brazzers y
Digital Playground” (Semana, 2021), estableciendo así, la monopolización de un imperio
que desde las cifras establecidas en los estudios de Morillas (2017), aproximadamente da
empleo a 12.000 personas en EE.UU y se posiciona con ingresos anuales entre 10.000
millones y 14.000 millones de dólares.
El contenido pornográfico es difundido desde la simpleza de un clic, pues “Pasando de las
fotografías, a las películas en video y DVD, ahora se pueden ver horas y horas de porno
online en miles de páginas webs, Blogs, canales de videos, etc. De forma gratuita”
(Morillas, 2017, pág. 25), lo cual, al ser de fácil acceso para la población en general, es
puesto también a libre disposición de las, los y les adolescentes que consumen la
producción pornográfica ofrecida desde anuncios, o bien, desde la propia curiosidad. Por lo
que se establece una lógica consumista donde la creación audiovisual es utilizada como un
medio de estimulación sexual que trasciende las barreras etarias para llegar con facilidad a
un público que se encuentra en plena construcción identitaria en términos de sexualidad.
Entonces, en las bases del desarrollo crítico y sexual, se insertan imágenes de creaciones
eróticas estructuradas a partir de las representaciones de una cultura patriarcal, por lo que
cobra importancia realizar un cuestionamiento a la pornografía desde los conceptos
violencia de género, construcción cultural y organización social de las feminidades y
masculinidades e industria de la pornografía, a desarrollar en los siguientes párrafos.
1a industria de la pornografía
La diversidad de corporalidades femeninas y masculinas se ven transverzalizadas por su
posicionamiento dentro de la sociedad, donde “Existen tres grandes organizaciones
estructurales de poder que enmarcan la posición relativa de los cuerpos construidos: el
patriarcado heteronormativo homo/lesbo/bitransfóbico, el capitalismo y la colonialidad
(Morgade, 2019, pág. 2), las cuales se configuran como estructuras condicionantes del
relacionamiento interpersonal sexual.

La industria pornográfica es uno de los muchos productos elaborados a partir de la


interconexión entre estos tres pilares sociales que son posibles de visualizar en la actualidad
y, por ende, entrega un espacio ilimitado para la reproducción de patrones de
comportamientos establecidos desde la hegemonía del patriarcado.

Al analizar las repercusiones sociales que tiene la pornografía sobre los sistemas de
representación de quienes consumen el material audiovisual masificado en internet, cobra
suma importancia analizar los contenidos de las páginas más populares como Pornhub y
Youporn, donde a partir del estudio realizado por Gavilán (s.f), se observa que, en el caso
de la página Pornhub

“Entre los vídeos más vistos encontramos también títulos como


Hermanastro se aprovecha de su hermana pequeña, Adolescente se
despierta con el pene de su hermanastro en la boca, se lo folla mientras
sus padres duermen, Padrastro se coge a la hija y a sus amigas” (pág.
6).
Estableciendo así, una normalización de prácticas sexuales ejercidas desde la pedofilia, el
abuso sexual y el incesto. Este contenido también se asimila con la situación de la página
Youporn, desde la cual Gavilán (s.f) destaca la gran visualización del video titulado Madre
e hija pilladas y folladas por robar, expresando que en dicho material

“el sexo se utiliza como un castigo contra ellas, “para que aprendan”. El
guardia (que tiene la cara pixelada) les dice que practiquen sexo con él a
cambio de no denunciar el robo (…) las expresiones faciales de la hija
son continuamente de desagrado, angustia y vergüenza, y solloza durante
gran parte del video, tanto cuando él la penetra a ella como cuando
penetra a su madre” (pág. 8).
De esta manera, la sexualidad es representada a partir de una romantización de la violación,
pues se relaciona el placer sexual (del cuerpo masculino) con el sufrimiento y no
consentimiento de la otra persona participante (poseyente de un cuerpo femenino).

Una violencia de género normalizada


Se puede observar que, dentro de las organizaciones y acciones presentes en el contenido
expuesto por la pornografía, predomina una evidente violencia de género hacia las
corporalidades femeninas, entendiendo a la violencia de género como
“Un fenómeno de orden estructural, social y político; resultado de la discriminación
estructural originado por un sistema sexo-género-patriarcado” (Jaramillo-Bolívar &
Carnaval-Erazo, 2020, pág. 178), pues, dentro del contenido pornográfico, la mujer es
posicionada desde la desigualdad como un medio de satisfacción para el placer masculino.
Y dicha desigualdad estructural, va acompañada de una clara violencia sexual hacia la
configuración femenina al visualizar que

“Las prácticas están centradas en el placer de ellos y muchas están


vinculadas al dolor o desagrado de ellas. Vemos penetraciones
acompañadas de azotes (recibidos por ellas), en posturas que parecen
incómodas (para ellas). Vemos penetraciones en que la agresividad, la
fuerza y la velocidad de los movimientos de ellos alcanzan niveles en los
que los gritos de ellas parecen de dolor” (Gavilán, s.f, pág. 9)

De esta manera, las, los y les consumidores configuran sus esquemas mentales sobre la
sexualidad a partir del entendimiento de esta como un acto donde la corporalidad masculina
activa su excitación a través del sufrimiento femenino y, paralelamente, la corporalidad
femenina internaliza la idea de que su propio placer se articula por medio de experiencias
dolorosas.

El proceso de normalización existente al validar el material pornográfico representativo de


abusos sexuales hacia las feminidades, implica transversalmente la estructuración de
sistemas de creencias agresivos definidos por una cultura de la violación, es decir “Una
cultura en que es posible disfrutar de todo lo que no se toleraría hacer a las chicas si no
hubiera sexo de por medio: insultarlas (…) disfrutar con su cara de estupefacción y
sufrimiento, y erotizar el desprecio” (Álvarez, 2020, pág. 381), por lo que las feminidades
se ven insertas en estereotipos donde su configuración humana es aceptablemente
maltratada y, a su vez, las masculinidades son encasilladas en un perfil conductual violento,
significativo de fuerza y hombría.

La construcción cultural y organización social de las feminidades y masculinidades

La visualización del material pornográfico se produce en las etapas críticas del desarrollo
identitario, lo cual desde los estudios de Dines (2010, citado en Barrio-Álvarez & Garrosa,
2015, pág. 36), se explicaría por la realización de un primer acercamiento a los tempranos
once años de edad, impactando directamente en la configuración interna de un grupo etario
que se está educando sexualmente por medio de estas producciones audiovisuales, por lo
que cabe cuestionarse ¿Qué sucede con respecto a la construcción social de las feminidades
y masculinidades que han consumido la pornografía? ¿Cómo repercute la visualización del
material pornográfico en el imaginario colectivo y sus respectivos roles de género?

Al analizar los sistemas de representación que configuran a las feminidades desde temprana
edad, se puede visualizar que estos son construidos a partir de una desvalorización de su
ser, ya que, tras la interiorización de la pornografía “¿qué aprenden las jóvenes en la
pornografía? Lo primero, un modelo físico hegemónico y en el que prevalecen las
protagonistas aniñadas, sin vello púbico (…) Lo segundo, que las mujeres están para dar
placer al precio que sea” (Álvarez, 2020, pág. 381), articulando así, la permanencia dentro
de un patrón social opresor que se posiciona como el cimiento para una vida sexual
definida por un oscuro silencio, el cual, repercute en áreas como el autoestima, el
autocuidado y la autopercepción…todos aspectos fundamentales en el proceso
conformación identitaria de las feminidades.

Luego, al observar las percepciones y estructuras sociales que absorben las masculinidades
a través del material audiovisual pornográfico, se desprende la idea de que dichas
corporalidades moldean su identidad en base a una figura poderosa, fuerte, dominante y
abusiva, pues “los chicos varones aprenden que, en el fondo, ellas, o un grupo suficiente de
ellas, están para su placer (…) una chica es un cuerpo, trozos de cuerpo que se me ofrecen
en la infinita red de portales de pornografía” (Álvarez, 2020), por lo que las
masculinidades, desde las bases de su desarrollo, son preparadas socialmente para
visualizar su existencia por sobre la de sus pares.

De esta manera, las, los y les jóvenes interiorizan estructuras sociales que subyacen a su
articulación identitaria, para realizar continuamente un proceso normalizador de los roles de
género que se les imponen, generando así, la aceptación inconsciente de un sistema
patriarcal que condiciona sus existencias y suprime todo intento de diversificación de las
identidades sexuales, pues, toda expresión contraria a los patrones preestablecidos de
feminidades y masculinidades, es expulsada a las sombras de la otredad.

Conclusiones

Durante el proceso de escritura de la presente crónica, se vivenciaron profundas


experiencias de aprendizaje, donde se destaca el gran impacto que puede llegar a tener la
visualización del material pornográfico en la construcción identitaria de una persona, ya
que el ser humano estructura su interioridad desde sus relacionamientos interpersonales y
su contacto con los diversos sistemas de representaciones que convergen en su espacio, de
manera que, al relacionar su propia realidad con la expuesta en las prácticas pornográficas,
quienes consumen la pornografía posicionan en la base de sus estructuras identitarias la
violencia y los roles de género que el material pornográfico pone a su disposición

Asimismo, es importante mencionar los sigilosos movimientos con los que la pornografía
se ha insertado en el imaginario colectivo, pues, siempre ha sido parte de la historia
humana, desde sus cimientos en la clandestinidad, hasta el acceso libre y gratuito
visualizado en la actualidad, perpetuando en todo momento la invisibilización de las
feminidades como seres sexuales sintientes y a su vez, generando una continua
normalización de la violencia de género a través una aceptación del producto cultural junto
con la cruel (y millonaria) industria que trae consigo.

A partir de las problemáticas de género intrínsecas en la masificación de la pornografía


audiovisual en la internet, se sugiere la urgente implementación de programas de educación
sexual integral al interior de las aulas educativas, ya que las, los y les adolescentes se
encuentran configurando su identidad sexual desde el desconocimiento de su propia
corporalidad y sexualidad, por lo que se vuelve necesario llevar a cabo un acompañamiento
docente especializado en los distintos procesos vivenciados por la juventud, para así,
propiciar ambientes de confianza, donde todo ser humano tenga la oportunidad de expresar
sus inquietudes y que estas sean abordadas en un ejercicio docente representativo de un
profundo respeto y conocimiento en cuanto a todos los conceptos subyacentes a la
identidad sexual.

De esta manera, se hace también una invitación a realizar procesos de introspección dentro
de la población adulta que no tuvo la oportunidad de recibir una educación sexual integral y
se vio obligada a estructurar su sexualidad a partir de la violencia, pues, todo cambio social
debe ir de la mano con el ejercicio de una creciente concienciación y cuestionamiento sobre
las diversas realidades en las que el ser humano se desarrolla, lo cual, solo es posible de
efectuar si se articulan constantes construcciones y deconstrucciones de la propia identidad.

Entonces… ¿Cómo se puede masificar el cuestionamiento sobre los efectos sociales de la


pornografía en los distintos grupos etarios? ¿Quiénes serán las, los y les pioneros de para
una educación sexual integral en chile que genere procesos de concienciación critica en la
población? ¿Cómo afectaría la no visualización del material pornográfico en la
construcción social de las feminidades y masculinidades? ¿Qué pasaría con los roles de
género dominantes?

Bibliografía
1. Álvarez, A. d. (2020). Sobre la pornografía y la educación sexual: ¿puede «el sexo»
legitimar la humillación y la violencia? Elsevier España, 379-382.

2. Barrio-Álvarez, E. d., & Garrosa, E. (2015). ¿Educando en igualdad? Análisis de la


triada pornografía-discriminación-violencia. Feminidad y masculinidad en la
pornografía convencional. Journal of Feminist, Gender and Women Studies, 29-39.

3. Gavilán, M. A. (2018). La influencia del imaginario de la pornografía hegemónica


en la construcción del deseo sexual masculino prostituyente: un análisis de la
demanda de prostitución. Asparkía. Investigación feminista, 61-79.

4. Gavilán, M. A. (s.f). Pornografía en un patriarcado neoliberal: ¿una cuestión de


deseos individuales? Madrid: Universidad Rey Juan Carlos.

5. Jaramillo-Bolívar, C. D., & Carnaval-Erazo, G. E. (2020). Violencia de género: Un


análisis evolutivo del concepto. Universidad y salud, 178-185.

6. Morgade, G. (2019). La educación sexual integral como proyecto de justicia social.


Descentrada.

7. Morillas, E. M. (2017). Educando desde la pornografía: Heteropatriarcado,


mainstream e internet. Oviedo: Universidad de Oviedo.

8. Reyes, A. L., & Pease, M. A. (2020). Creencias docentes: El enfoque de género en


la educación y la educación sexual en secundaria. Revista peruana de investigación
educativa, 153-186.
9. Semana. (26 de Febrero de 2021). ¿Quiénes son los millonarios detrás del imperio
de Pornhub? Publicaciones Semana.

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