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A modo introductorio
Los procesos cognitivos pueden dar lugar a sesgos. Cuando son negativos
hacen referencia a problemas emocionales, Beck los llamó distorsiones
cognitivas. La primera enunciación de las distorsiones fue propuesta por Albert
Ellis (1913- 2007, psicoterapeuta cognitivo estadounidense, que en 1955
desarrolló la terapia racional emotiva conductual) y ampliada después por Aaron
T. Beck (1921, psiquiatra estadounidense, desarrolló en 1960 el sistema de
psicoterapia cognitivo conductual).
Las distorsiones cognitivas son esquemas equivocados de interpretación de los
hechos que generan múltiples consecuencias negativas, provocando
alteraciones emocionales como consecuencia de la creencia en los
pensamientos negativos. Se presentan muchas veces como pensamientos
automáticos, que surgen de forma espontánea, son breves y hasta pueden no
reconocerse.
Éstas percepciones y pensamientos distorsionados que posee el sujeto acerca
de sí mismo, del mundo y del futuro, lo llevan a desarrollar estados de ánimo
como: enojos, decepciones, frustraciones, ira, fobias, tristezas, depresión,
problemas de autoestima, obsesividad, etc. Se presentan como fallas del
pensamiento que el ser humano utiliza constantemente para interpretar la
realidad en la que vive y que generalmente se convierten en verdades absolutas
e inmodificables.
Las distorsiones cognitivas pueden entenderse como pensamientos
disfuncionales, pensamientos negativos automáticos o como creencias
irracionales.
Los autores de la escuela del cognitivismo describen una serie de creencias
irracionales, que aquí desarrollaremos algunas brevemente, pero que son de
suma utilidad para luego retomarlas en nuestro análisis acerca de las
distorsiones cognitivas de género. Entre las más comunes:
La estructura del documento se divide en tres ejes analíticos que nos permiten
observar las características que asumen esas distorsiones:
Es necesario aclarar que los “dichos” referenciados en cada uno de los ítems, de
lo que lo varones relatan en entrevista o en el espacio grupal, son una
construcción analítica, a modo de ejemplo para poder operacionalizarlos.
Entonces creemos que esa construcción de los “dichos” tiene correlación con lo
escuchado en lo cotidiano.
2Garda Salas, Roberto y Fernando Bolaños Ceballos. “Caminando hacia la Equidad. Programa
Multidimensional y Multicomponente para detener la Violencia de Género de los Hombres en las
Familias”
viables para evitarlos. Su discurso se transforma en una proposición
mágica que culminará en un cambio repentino del comportamiento
violento, ésta magia suele estar apadrinada en lo espiritual-religioso o por
el voluntarismo. Aquí se repiten mayoritariamente dos frases: “no va a pasar
más” y “es la primera vez que me pasó”, con un esfuerzo la conducta
desaparecerá; transformándose ello en un pensamiento mágico. En algunas
oportunidades se reconoce la necesidad de un cambio, pero debería ser por
algún factor externo: cambio de pareja, la iglesia, la separación, una mudanza,
etc. Si bien la persona reconoce su comportamiento violento, lo justifica,
aislándolo de sus ideas, creencias y costumbres, apareciendo como un hecho
único y aislado. Éste mito tiene mecanismos similares al anterior, a veces se
reconoce el uso de la violencia, pero insistiendo que no volverá a suceder, por
ende el cambio ya está iniciado, cerrando la posibilidad de nuevas
intervenciones.
La omnipotencia es parte de la construcción o representación social que
acompaña a los varones en nuestra cultura, idea reforzada por su creencia de
control y poder sobre todas las situaciones que los atraviesan. Creer, que todo
lo pueden resolver sin ayuda o soporte, es una forma de sentirse superiores en
relación a los demás y particularmente comparados con las mujeres. No suelen
receptar las intervenciones de los profesionales, haciendo hincapié en su
capacidad para modificar sin ayuda sus acciones. Otra de las razones que
interponen a su negativa de realizar tratamiento, tiene que ver con la falta de
tiempo para asistir a los centros de atención, ya sea por sus horarios de trabajo
o por cuestiones económicas; aun ofreciéndole las alternativas para su
resolución.
Lo relatado por entrevistados: “Yo puedo cambiar solo, no necesito tratamiento
médico o psicológico, no estoy loco para eso”, “ La iglesia me va ayudar, ahí me
siento cómodo, Dios es el único que me va a comprender”, “Cuando estuve mal
otras veces, cambié, lo logré solo sin ninguna ayuda”, “No estoy loco para ir al
psicólogo y menos al psiquiatra”, “Ningún juez, policía o médico me va a decir a
mi si necesito tratamiento, yo puede solo con mi problema”, “ Si realmente
necesito cambiar, lo voy hacer solo, no porque alguien me lo diga”, “Ya sé cuál
es mi problema, no va a volver a pasar, nunca más”, “Le prometo doctor que no
va a suceder más”, “Es la primera vez que me pasa, no va a pasar más”, “Yo no
estoy enfermo, para que voy a hacer tratamiento, fue una vez nomas”, “ Le pegué
una vez nomas, para que voy a venir acá, ya sé que no lo tengo que hacer más”,
“ Nunca fui denunciado, no tengo antecedentes, nunca tuve preso por nada, fue
la primera vez que me pasó y tenga confianza doctor, que no va a pasar más”,
“Si yo ya empecé el cambio, desde la denuncia, ya no soy el mismo”, “No le
puede decir ahora que tendría que hacer en ese momento, pero estoy seguro
que no me voy a sacar más”.
Codificación
Comentarios finales