el tiempo me conmina pero no me doblego siento a pesar de todo frutal desasosiego y el código de agobios lo dejo para luego.
Mario Benedetti (fragmento de “Incitación”)
2. ¿Tu pupila es azul y, cuando ríes, su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul y, cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella.
Gustavo Adolfo Bécquer (Rima XIII)
3. Los caminitos blancos se cruzan y se alejan, buscando los dispersos caseríos del valle y de la sierra. Caminos de los campos… ¡Ay, ya, no puedo caminar con ella!
Antonio Machado (fragmento de “Caminos”)
4. Solo quiero el baluarte de tu altura y solo quiero el oro de tu arado, solo la protección de tu ternura: mi amor es un castillo delicado y mi alma tiene en ti sus armaduras: la resguarda tu amor enamorado.
Pablo Neruda (fragmento de “Diálogo amoroso”)
5. Del luto de mi noche mi ángel funesto tejió un velo pesado, tupido y denso más que las sombras que en los hondos abismos eternas moran.
Rosalía de Castro (fragmento de “Desolación”)
6. Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte.
Federico García Lorca (fragmento de “El poeta pide a su amor que le
escriba”) 7. Todo adquiere en mi boca un sabor persistente de lágrimas; el manjar cotidiano, la trova y hasta la plegaria.
Yo no tengo otro oficio
después del callado de amarte, que este oficio de lágrimas, duro, que tú me dejaste.
Gabriela Mistral (fragmento de “Coplas”)
8. El cantor va por todo el mundo sonriente o meditabundo.
El cantor va sobre la tierra
en blanca paz o en roja guerra.
Sobre el lomo del elefante
por la enorme India alucinante.
Rubén Darío (fragmento de “El canto errante”)
9. Oh, mar, enorme mar, corazón fiero De ritmo desigual, corazón malo, Yo soy más blanda que ese pobre palo Que se pudre en tus ondas prisionero.
Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando, Porque entendía, mar, yo me fui dando: “Piedad, piedad para el que más ofenda”.
Alfonsina Storni (fragmento de “Frente al mar”)
10. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.
Sor Juana Inés de la Cruz (fragmento de “Redondillas”)