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Desafíos de la Educación: Nuevas Competencias Profesionales para la Gestión

La educación en la actualidad se enfrenta a una serie de desafíos que requieren


una transformación significativa en la forma en que se gestiona. La complejidad e
incertidumbre del entorno exigen nuevas competencias profesionales para aquellos
encargados de liderar y dirigir los sistemas educativos. Este documento describe la
necesidad de reestructurar el perfil profesional del sector educativo y los educadores de
hoy día, las competencias de los responsables de la gestión educativa en un contexto
en el que se buscan nuevas formas de organización y conducción de los sistemas
educativos amplían los horizontes e ideas para implementar nuevas estrategias de
desarrollo educativo.

La gestión educativa se basaba en criterios como la experiencia docente o


títulos académicos en educación, en la actualidad se considera insuficiente este
enfoque. Para pilotear un sistema educativo de manera eficaz, se requieren nuevas
competencias y saberes, la realidad actual demanda más que nunca la adquisición de
nuevas competencias. El término "pilotear" propuesto por Jean Pierre Obin (1984)
mencionado en el documento, se convierte en una metáfora valiosa para describir la
complejidad y la dirección estratégica que requiere la gestión educativa. Pilotear implica
conducir una organización educativa de manera que cumpla su misión y objetivos, al
tiempo que se adapta a las necesidades de la sociedad actual. Así como un piloto guía
un barco a través de aguas inciertas, los gestores educativos deben navegar por un
panorama de cambio constante y tomar decisiones informadas para lograr los objetivos
educativos.

El Concepto de Competencia

La competencia en la gestión educativa no se limita al dominio de tareas


específicas, sino que implica una combinación de conocimientos, habilidades y
comportamientos para abordar problemas sociales y profesionales. Ser competente
implica poder poner en práctica un saber realizar en tiempo oportuno, teniendo en
cuenta los saberes conceptuales pertinentes y la capacidad de evaluar la acción.
Además, implica la capacidad de aprender, innovar y generar nuevos conocimientos.
Esta competencia permite los educadores adaptarse a diferentes situaciones y
desafíos. El enfoque de las competencias es señalado como una respuesta innovadora
para abordar los desafíos de la gestión educativa. Las competencias son transferibles a
otras situaciones y procesos de acción, trascendiendo las tareas específicas.

En un entorno en constante cambio la gestión educativa enfrenta desafíos


complejos, de manera que la adquisición de nuevas competencias profesionales es
esencial para abordar estos desafíos de manera efectiva, además, el concepto de
competencia, con su énfasis en la transferibilidad y la adaptabilidad, se convierte en
una herramienta invaluable para desarrollar una nueva profesionalidad en la gestión
educativa. Los gestores deben ser capaces de pilotear el sistema educativo, guiándolo
hacia resultados de calidad y adaptándose a las demandas cambiantes de la educación
en el siglo XXI.

La gestión educativa requiere de aquellas competencias que son propias de los


trabajadores simbólicos, los profesionales actuales necesitan capacidades de reflexión,
creatividad, toma de decisiones y acción altamente profesionalizadas. En particular, los
gestores educativos deben desarrollar capacidades de abstracción, pensamiento
sistémico y experimentación. La capacidad de abstracción implica reconstruir la
realidad dinámica y compleja en modelos descriptivos y explicativos, identificando
patrones y variables estratégicas para comprender los fenómenos como
interdependencias y analizar escenarios alternativos de acción.

En el ámbito de la gestión educativa, se requieren competencias propias de los


trabajadores simbólicos. Estas competencias implican capacidades de reflexión,
creatividad, toma de decisiones y acción altamente profesionalizadas. Los
responsables de la gestión educativa deben desarrollar habilidades de abstracción y
pensamiento sistémico. La abstracción les permite reconstruir la realidad compleja en
modelos descriptivos y explicativos, identificando patrones subyacentes.

Por su parte, el pensamiento sistémico les permite comprender los fenómenos


de un sistema, anticipar consecuencias y evaluar el impacto de las decisiones y
acciones. Asimismo, los gestores educativos necesitan tener capacidad de
experimentación, este concepto permite a los gestores visualizar la intervención desde
dos puntos de vista, la profesional y la interpersonal. La experimentación implica la
creación de resultados deseables a través de prácticas sistemáticas y reflexivas.

El concepto de competencia envuelve la capacidad para construir espacios y


objetivos de largo plazo que sitúen la labor cotidiana en nuevos contextos
profesionales. Los responsables de la gestión educativa deben posicionarse como
actores y agentes de la transformación, tomando en cuenta las características y
desafíos de cada situación particular, implementado el concepto de transformación
para crear unas ideas y proyectos que faciliten la gestión educativa.

Finalmente, se puede destacar de estas nuevas competencias y


profesionalidades que no son exclusivamente individuales, sino que se fomenta la
implementación de un enfoque colectivo como herramienta para generar nuevas
competencias, por ende, para estructurar una gestión educativa eficaz se requiere
incentivar el trabajo en equipo, la comunicación de objetivos y estrategias, la
coordinación decisiones y prácticas, y la forma de educar a otros bajo el pensamiento
sistémico.

En resumen, este documento aborda los desafíos de la gestión educativa en un


contexto complejo y propone el concepto de pilotear como una reconceptualización de
las prácticas de gestión. Las competencias profesionales necesarias para la gestión
educativa incluyen capacidades de abstracción, pensamiento sistémico,
experimentación, construcción de horizontes y metas de largo plazo, y trabajo en
equipo. Estas competencias son fundamentales para enfrentar los desafíos actuales y
transformar la educación. Estas competencias permiten pilotear con eficacia los
sistemas educativos y llevarlos hacia un desarrollo innovador y de calidad.

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