Un modelo curricular basado en competencias es una estructura conceptual, que integra acciones,
objetivos, operaciones, contenidos, recursos, metodologías, procedimientos, etc., articulados al
contexto de un proyecto educativo en un país y al desarrollo humano del mismo. Esta estructura se
construye sobre la base de la realidad cultural, económica, normativa, ideológica etc. que determina
la creación de un programa teórico-metodológico, filosófico y pedagógico para el desarrollo del
diseño curricular.
El modelo, al ser una representación de la realidad establece el qué, el cuándo, y cómo; aprender,
enseñar y evaluar; además, debe desarrollar todas las estrategias que lleven a la práctica lo que
corresponda a las teorías planteadas en esa estructura o diseño.
Así, surge como una de las respuestas al hecho de que los estudiantes al graduarse poseen un conjunto
de conocimientos obsoletos y que éstos muchas veces no responden a lo que se necesita para actuar
en la realidad, es decir se necesita ampliar la mirada, generosa y lúcida capaz de abarcar la realidad
humana de todas sus direcciones, multipolar, integradora y resistente a la incertidumbre que genera la
complejidad.
COMPETENCIA
En la década de 1974 se introduce el término competencia como parte de la evaluación objetiva de
los aprendizajes. El término competencia es más que conocimientos y habilidades, implica
comprender el problema y accionar racional y éticamente para resolverlo.
De Ketele (2008), Roegiers (2000) y Jonnaert (2006), citados por Zabala (2014), se sabe que una
competencia es un conocimiento especializado, integrado y aplicado a las situaciones y contextos
sociales diversos, teniendo en cuenta que determinada competencia permitirá actuar en determinados
contextos, es decir, una competencia es específica, por lo que no puede servir de manera unívoca en
cualquier contexto, se trata de buscar la especificidad de la actividad.
La competencia implica una interacción con el entorno y el contexto desde la reflexión crítica, la
participación colaborativa y la integración compleja y creativa de conocimientos que dan lugar a
acciones de innovación que transforman intencionadamente la manera como el estudiante interactúa
con sus contextos de relación.
Una competencia amerita, por tanto, una integración de todos los factores que se inmiscuyen en la
formación del sujeto, no solo lo psicológico de ahí el desarrollo que va más allá del constructivismo,
sino también lo político, económico, familiar, cultural, pedagógico, racional, ideológico, moral y
ético, mismos que se encuentran implícitamente en las acciones guiadas por estas competencias y
llevadas a cabo en la incertidumbre social.
Para Habermas (1989) citado por Zabala (2014), la acción educativa es una acción comunicativa e
intencionada que tiene sentido si es entendida desde el contexto socio histórico cultural y ético moral
en el que tiene lugar y orienta las interacciones e intersubjetividades, de esta forma la acción refleja
la realidad social. Las competencias o conocimientos aplicados son precisamente acciones de sentido
y lo que se busca evaluar es el acto con propósito que el estudiante ha construido para aplicar a su
realidad social teniendo como base sus conocimientos conceptuales, procedimentales y operativos.
CURRÍCULO
El término currículo proviene de la palabra latina currere, que hace referencia a carrera, a un recorrido
que debe ser realizado. Es la guía del proceso a transitar para el logro de objetivos y propósitos, por
ello el currículo es una secuencia que regula la práctica de la enseñanza para el logro de determinados
objetivos y propósitos, una serie estructurada de objetivos pretendidos de aprendizaje .
Un currículo por competencias por tanto debe posibilitar la movilización interna de un conjunto
integrado de recursos (conocimientos) de orden diverso (cognitivo, afectivo, procedimental, otros) en
función a resolver una familia de situaciones complejas, así lo cita Goñi (2014) a Roegiers (2007).
Una particularidad del currículo por competencias, debe ser un sistema institucionalizado del que se
espera manejar un corpus (Cuerpo) académico contextualizado a la realidad institucional y del que
supone buscar situaciones problemas que permitan organizar tareas para aplicar o construir
conocimiento y acompañar al aprendiz.
El modelo curricular basado en competencias pretende enfocar los problemas que abordarán los
profesionales como eje para el diseño. Es por ello que se caracteriza por: utilizar recursos que simulan
la vida real ofreciendo una gran variedad de recursos para que los estudiantes analicen y resuelvan
problemas, enfatizando el trabajo cooperativo y colaborativo apoyado por un tutor.
Uno de los sentidos de competencia se entiende como la capacidad de movilizar varios recursos
cognitivos para hacer frente a un tipo de situación. Contiene cuatro aspectos, según señala Ph.
Perrenoud, entre otros autores:
2. Dicha movilización solo resulta pertinente en situación, y cada situación es única, aunque se
la pueda tratar por analogía con otras ya conocidas. En este caso podemos referir a que la
movilidad debe ser de manera ética y responsable, donde cada persona sepa responder a las
consecuencias de sus actos.
También es preciso agregar que una competencia no reviste sólo la modalidad de un atributo sino que
también es una atribución que otros (por ejemplo, expertos) hacen a partir de la observación de la
actuación de un profesional.
La competencia:
Hace a los estudiantes más eficaces: Este enfoque garantiza una mejor permanencia de los
logros, distinguir lo que es esencial y establecer nexos entre nociones.
Fundamenta aprendizajes ulteriores: Es una respuesta básica, ya que los estudiantes deben
poseer estrategias para gestionar nuevos aprendizajes y suplir la obsolescencia de los saberes
adquiridos en su entrenamiento.
El currículo escolar de educación básica del sistema basado en competencias debe cubrir diversos
aspectos tanto en la educación en los alumnos y en los docentes que se encargaran de proporcionar
los conocimientos y la implementación de los procesos de enseñanza/aprendizaje.
La educación debe cambiar los paradigmas existentes con el objetivo de proporcionar al alumno las
competencias relevantes para su presente y su futuro por medio de recursos didácticos prácticos e
interactivos que den el salto de lo pasivo a lo activo.
El docente que implemente el sistema basado en competencias debe estar calificado para el puesto por
medio del conocimiento acerca de la implementación del sistema y la actualización constante debe
también contar con competencias interdisciplinarias y estar abierto al trabajo conjunto con expertos
que puedan apoyar en el proceso de enseñanza/aprendizaje.
Por medio del el sistema de competencias el alumno se le proporcionaran las herramientas que lo
ayuden en la toma de decisiones, la comprensión del mundo, hacer frente a los riesgos y emergencias,
reforzar las competencias adquiridas, llegar a un pensamiento crítico así como una mayor creatividad
y re flexibilidad.
Las intenciones unidas a las acciones por medio de las que se busca construir conocimiento.
Los conocimientos a construir y lograr.
El profesorado enuncia objetivos (planificación) y propone tareas (acción), los primeros debieran
servir para explicitar las intenciones unidas a los aprendizajes que espera y dar sentido a las segundas.
El alumnado recoge las tareas que le propone el o la docente y los objetivos le debieran servir para
entender mejor qué espera el profesorado que ellos y ellas hagan y aprendan.
La cultura escolar en la que se vive es clave a la hora de comprender el significado de las intenciones
educativas contenidas en los objetivos. Los logros a alcanzar, es decir el conocimiento que se debe
conseguir e incluso acreditar en la evaluación final. Los conocimientos de los que se dispondrá cuando
sean necesarios para hacer frente a situaciones en las que sea pertinente su uso.
Los procesos de enseñanza-aprendizaje son, en principio, procesos abiertos donde es muy difícil
determinar un estadio final, porque siempre se puede aprender más de casi todo.
En general los objetivos deben estar redactados de manera tal que sirvan para:
Enunciar logros, conocimientos, asociados a productos o acciones que puedan ser evaluables
de manera interpretativa utilizando criterios de evaluación previamente establecidos.
Los objetivos relativos a competencias tienen también, al igual que los objetivos destinados a la
construcción del conocimiento, dos caras: la que los enuncia como intención y la que los observa
como propuesta de logro. Desde este punto de vista son similares y cumplen funciones análogas en
el currículo.
La diferencia fundamental, es que a los objetivos relativos a competencias se les pide más condiciones
que a los de aprendizaje-conocimiento. Así, a todas las condiciones impuestas a los primeros, a los
segundos se les añade los siguientes:
Que se enuncie la aplicación de lo aprendido en una situación con un grado de complejidad
suficiente.
La metodología
La metodología se refiere a los principios generales que definen el marco de acción que se pretende
sustentar. Se establece siempre y cuando se hayan definido previamente los objetivos de la
propuesta curricular.
En el caso de una propuesta curricular destinada al desarrollo de competencias se proponen
las metodologías que promuevan los siguientes principios:
– La interdisciplinariedad.
Autoevaluación:
3) Responda por qué dice que la competencia da sentido a los aprendizajes, hace a
los estudiantes más eficaces y fundamenta aprendizajes ulteriores (posteriores).
Reflexión:
“La esperanza es el sueño del hombre despierto.”
Aristóteles