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CARRERA DE PSICOLOGÍA

CASO: ROBERTH

Roberth nació cuando su madre sólo tenía 15 años. Era una niña obesa
que no se había dado cuenta de que estaba embarazada hasta los seis
meses. Incluso entonces no solicitó atención prenatal. Nacido después
de 30 horas de trabajo de parto difícil, Roberth no respiró de inmediato.

Después del nacimiento, su madre perdió el interés en él; fue criado de


manera alternada por su abuela y una tía. Roberth caminó a los 20
meses; dijo sus primeras palabras a los 2 años y medio. Un pediatra lo
calificó como “un poco lento”, de modo que su abuela lo inscribió en
un preescolar para niños con discapacidades de desarrollo.

A los 7 años de edad, había tenido un desempeño lo suficientemente


bueno para ser canalizado a su escuela primaria local. Durante el resto
de su vida escolar, trabajó con una maestra de educación especial 2
horas al día; el resto del tiempo acudía a clases regulares. Las pruebas
realizadas cuando estaba en 4º grado de primaria y en 1º de
preparatoria determinaron un CI de 70 y 72, respectivamente. A pesar de su discapacidad,
Roberth amaba la escuela.

Aprendió a leer a los 8 años y pasó gran parte de su tiempo libre revisando libros sobre geografía
y ciencias naturales (tenía gran cantidad de tiempo libre, en particular a la hora del recreo y el
almuerzo. Era torpe y de baja estatura, y los otros niños lo excluían de manera habitual de sus
juegos). En un tiempo quiso convertirse en geólogo, pero se le derivó a la currícula de tronco
común. Vivía en un condado que proveía educación especial y entrenamiento para individuos
con DI, de manera que cuando se graduó, había aprendido algunas habilidades manuales y podía
arreglárselas para utilizar el complejo sistema de transporte público local.

Un asesor laboral le ayudó a encontrar un empleo como lavatrastes en un restaurante de un


hotel del centro y a aprender las habilidades necesarias para mantener el trabajo. El
administrador del restaurante le consiguió una habitación en el sótano del hotel. Las meseras
del restaurante con frecuencia daban a Roberth algunas monedas de las propinas que ganaban.
Puesto que vivía en el hotel, no necesitaba demasiado dinero; su habitación y alimentos estaban
cubiertos, y para estar en el pequeño cuarto de lavado de platos donde trabajaba, no necesitaba
demasiada ropa.

Invertía la mayor parte de su dinero en hacer crecer su colección de discos compactos e ir a


juegos de beisbol. Su tía, que lo veía cada semana, le ayudaba con el arreglo personal y le
recordaba rasurarse. Ella y su esposo también lo llevaban al estadio; de lo contrario, habría
pasado casi todo su tiempo libre en su habitación escuchando música y leyendo revistas.

Cuando tenía 28 años, hubo un terremoto en la ciudad donde vivía. El hotel se dañó a tal grado
que fue cerrado sin aviso. Al quedarse sin trabajo, todos los compañeros de Roberth estaban
demasiado ocupados cuidando de sus propias familias como para pensar en él. Su tía había
salido del pueblo de vacaciones; no tenía a dónde ir.

Era verano, así que metió sus pocas posesiones que había rescatado en una bolsa de uso rudo
para jardinería y caminó por las calles hasta que se cansó; luego tendió algunas sábanas en el
parque. Durmió así durante casi dos semanas, y comía lo que podía conseguir de otros

PSICOPATOLOGÍA 1
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campistas. Aunque habían enviado a trabajadores federales para atención de emergencias con
el fin de ayudar a los afectados por el terremoto, Roberth no solicitó ayuda. Al final, el vigilante
del parque se dio cuenta de sus dificultades y lo refirió a la clínica.

Durante esa primera entrevista, el cabello desarreglado y la cara delgada de Roberth le daban
la apariencia de alguien mucho mayor. Vestido con camisa sucia y pantalones holgados, parecían
haber pertenecido a alguien más, se mantenía quieto sentado en su silla y establecía poco
contacto visual. Habló primero con vacilación, pero con claridad y coherencia, y finalmente se
comunicó bien con el entrevistador (a pesar de esto, gran parte de la información presentada
antes se obtuvo después de registros escolares antiguos y de su tía, una vez que regresó de
vacaciones).

El estado de ánimo de Roberth era sorprendentemente bueno y de calidad casi promedio.


Sonreía cuando hablaba de su tía, pero se ponía serio cuando se le preguntaba dónde se iba a
quedar. No tenía ideas delirantes, alucinaciones, obsesiones, compulsiones o fobias. Negaba
haber sufrido ataques de pánico, aunque aceptaba que se sentía “algo preocupado” cuando
tenía que dormir en el parque.

Roberth obtuvo una calificación de 25 de 30 puntos en la Mini-Mental State Exam. Estaba


orientado, excepto en cuanto al día y mes; hizo un gran esfuerzo para sustraer sietes y, por
último, tuvo dos respuestas acertadas. Pudo recordar tres objetos después de 5 min y recibió
una calificación perfecta en la sección de lenguaje. Reconoció que tenía un problema en cuanto
a dónde vivir, pero, además de planear preguntarle a su tía cuando ella regresara, no tenía la
menor idea de cómo iba a resolver el problema.

ACTIVIDAD GRUPAL:

1. Especifica los indicadores sintomatológicos presentes en el caso propuesto

2. Determina y sustenta el diagnóstico.

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