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Santiago, cinco de enero de dis mil veintidós.

I.- ANTECEDENTES:
En este juicio, doña GEORGINA NATIVIDAD RIQUELME HAGUER,
estilista, domiciliada en Dos N°813, Block 26, Peñalolén, ha interpuesto demanda
de declaración de relación laboral, despido injustificado, declaración de unidad
económica y cobro de prestaciones, en contra de PELUQUERÍAS PALUMBO S.A
y/o PELUQUERÍAS INTEGRALES S.A., representada por Jorge Cañas, y en
contra de la empresa ASESORÍAS Y RECAUDACIÓN MARQUINA CHILE
LIMITADA, representada por don Rodrigo Donoso, todos domiciliados en Luis
Thayer Ojeda N°1955, Providencia; en razón de haber ingresado el 28 de
septiembre de 2018 a prestar servicios personales bajo vínculo de subordinación
y dependencia, en favor de la primera de las demandadas, trabajando en la
sucursal inserta dentro de un Supermercado Jumbo, ubicado en la comuna de
Peñalolén, aunque -de manera formal- la relación laboral no se encontraba sujeta
a un contrato de trabajo, sino que solamente se limitaba a la figura de un contrato
civil, en contradicción con el principio de primacía de la realidad sobre la
apariencia que rige en el ámbito laboral.
a Alega que desempeñaba labores de manicurista y trabajaba una semana
desde martes a sábado y -la semana siguiente- de miércoles a domingo, en
horarios exigidos por la demandada entre las 12:00 a las 20:00 horas todos los
días. Agrega que por el estallido social de octubre de 2019, el horario se modificó
y correspondía desde las 09:00 a las 19:00 horas. Finalmente, de manera
posterior a la cuarentena total por la pandemia del COVID-19, el horario a cumplir
era desde las 09:00 a las 18:00 horas, manteniéndose cerrados los días sábados
y domingos por cuarentena en la comuna de Peñalolén. Estos días y horarios
fueron permanentemente controlados por las encargadas de la sucursal y el
sistema computacional mantenía digitalizados los turnos. En tal sentido recibió
órdenes de Giliana Bauzá y Bárbara Jiménez.

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Agrega que al ingresar a prestar servicios le comunicaron que debía firmar
un contrato modelo de “ARRENDAMIENTO DE SILLÓN”, donde el arrendador
es PELUQUERÍAS PALUMBO S.A., estableciéndose entre otras condiciones: la
prestación de servicios personales, el pago de remuneración mensual, la fecha de
pago y anticipos los días veinte de cada mes, el lugar físico para realizar el
trabajo, la utilización de insumos propios del empleador, el uso de uniforme, entre
otras. Hace presente que no podía utilizar otro color de vestimenta que no fuera el
negro, y que debía pedir permiso para ausentarse del trabajo, registrando las
jefaturas los horarios de ingreso y salida de cada día en sus sistemas
computacionales. La participación de la demandada ASESORÍAS Y
RECAUDACIÓN MARQUINA LIMITADA o “MARQUINA LTDA.” consistía en la
recaudación por los servicios prestados y realizar los descuentos
correspondientes, encargándose de liquidar las ganancias de cada trabajador en
la empresa. En estas liquidaciones se detallan los montos recaudados por el
trabajador, los descuentos aplicados tanto por “Peluquerías PALUMBO S.A.”
como por “Marquina Ltda.” por concepto de “Sillón de Palumbo”, “Compras
Convenio Manicurista” y “Compras Convenio Cera” y “Comisión de Marquina,
cobranza”.
En este contexto, laboró de manera continua y permanente ( salvo el tiempo
que cerró por pandemia), desde el 28 de septiembre de 2018 al 14 de
noviembre de 2020, desarrollando funciones de servicios de manicure y pedicure,
depilación en cabinas, servicio de SPA de pies y Limpieza de salón, baño y cocina
cuando fuera necesario. Agrega que los productos para el ejercicio de sus
funciones, necesariamente debían ser de marcas autorizadas por PALUMBO, y
debía comprarlas a éste para poder atender a sus clientes, y luego le eran
descontados a fin de mes. En este mismo sentido, las demandadas eran quienes
determinaban los precios y valores estimados para los trabajos realizados a
los clientes.

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Explica que por la pandemia del COVID-19, en el mes de marzo de 2020, la
peluquería debió cerrar, lo que perduró hasta fines del mes de agosto de 2020,
donde nuevamente volvió a operar el Salón y fueron llamadas a trabajar todas las
manicuristas. Con objeto de cumplir con las exigencias sanitarias, la empresa
exigió que las manicuristas tuvieran que emplear guantes, pecheras desechables,
escudos faciales y mascarillas a su costa y procedió a enviar los precios de estos
elementos a través del grupo de WhatsApp. Ante esta situación, ella reclamó
puesto que eran ellos quienes debían preocuparse de brindar un espacio seguro
para poder trabajar y recomendó que se fuera a consultar a la Inspección del
Trabajo. Ante esa recomendación, el Jefe Zonal de Palumbo, Alex Marín se
molestó y le impidió trabajar durante más de una semana en septiembre de 2020.
Luego siguieron cumpliendo turnos obligatorios, sin embargo, el volumen de
clientes era bajo, lo que afectaba su ingreso mensual. Ante tal situación, le señaló
a la Administradora de local Giliana Bauzá, que lo que estaban realizando no era
propio, dado que siempre le habían exigido un horario, lo cual no correspondía.
Los comentarios llegaron a oídos del Jefe Zonal, Alex Marín, el cual se molestó y
la citó el 14 de noviembre de 2020, a la sucursal de Jumbo Peñalolén en donde
le indicó: “noto que no estás a gusto en el local, por lo que desde hoy ya no
trabajas más para la empresa, estás despedida”, “ya te había dejado pasar la
conversación de la otra vez en WhatsApp” y “mejor que te vayas por las buenas,
ya que sabes que el mundo de la peluquería es pequeño”. De esta manera, alega
un despido verbal sin expresión de causal legal.
Por otro lado, alega la existencia de unidad económica entre las
demandadas debido a que comparten el mismo domicilio (Luis Thayer Ojeda
N°1955, Providencia), explotan una misma actividad comercial, relacionada al
rubro de peluquerías y salones de belleza; hay confusión en el patrimonio,
empleando ambas demandadas el mismo material de trabajo y disponen de los
mismos bienes, lo cual se refleja y se hace extensivo a los locales de la cadena

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“PALUMBO” y disponen del mismo personal, manteniendo una apariencia
única bajo la locución “PALUMBO”. Por último, señala que existe un controlador
común, pues su gestión y administración, los dueños y socios de ambas, son las
mismas personas, existiendo una permanente entrega de poderes y cambios entre
sus mismos miembros.
Por todo lo anterior solicita se declare que la relación que la unió a la
demandada PELUQUERÍAS PALUMBO S.A. y ASESORÍAS Y RECAUDACIÓN
MARQUINA CHILE LIMITADA tiene el carácter de relación laboral, se declare que
ambas demandadas constituyen una unidad económica y se les condene por
despido injustificado al pago solidario de las indemnizaciones legales, incremento
legal, feriado, pago de remuneraciones adeudadas correspondientes a abril de
2019, enero de 2020, mitad de marzo de 2020 y abril a julio de 2020, pago de
cotizaciones previsionales y de seguridad social adeudadas durante el trascurso
de la relación laboral y las remuneraciones desde la fecha del despido, hasta la
convalidación del mismo. Todo con reajustes, intereses y costas.

La demandada PELUQUERÍAS INTEGRALES S.A. opuso la excepción de


prescripción de la acción para la declaración de la relación laboral, la que fue
desechada en la audiencia preparatoria. También opuso excepción de
prescripción los feriados demandados, devengados antes del 21 de enero de
2019, cuya resolución fue pospuesta para definitiva.
En cuanto al fondo, reconoció la suscripción de un contrato de
arrendamiento de módulo de manicure de fecha 28 de septiembre de 2018 entre
Peluquerías Integrales S.A. y la actora, al tiempo que la suscripción de un contrato
de prestación de servicios de recaudación entre Asesorías y Recaudación
Marquina Limitada y la actora; en cuya virtud la actora desarrolló su oficio de
manicurista en el local de Peluquerías Palumbo del Supermercado Jumbo de
Peñalolén. Explica que, luego de atender un cliente, concurría con éste a la caja

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donde emitía una boleta de honorarios personal y el pago lo recibían en la caja las
coordinadoras de local; Asesorías y Recaudación Marquina Limitada, liquidaba lo
recaudado y le transfería a su cuenta los montos liquidados.
Explica que, en el contexto del arriendo del módulo de manicure, percibe
una renta de arrendamiento equivalente a un porcentaje de la producción de la
actora y que el contrato se ejecutó desde el 28 de septiembre de 2018 al 16 de
noviembre de 2020, formalizándose su término el 27 de noviembre de 2020.
Niega la relación laboral con la actora, por cuanto se trató de un contrato de
arriendo, en virtud del cual la actora ejercía su oficio de manicurista, contrato
suscrito con plena libertad y que establece que: “El arrendatario es una (o)
manicurista, como tal un (a) profesional independiente e idóneo (a) dedicado (a) a
la prestación de servicios de manicure, que cuenta con los conocimientos mínimos
obligatorios para ejercer dichos servicios y que ha iniciado sus actividades ante el
Servicio de Impuestos Interno según el comprobante de iniciación de actividades
que se adjunta a este contrato como Anexo N°1. El arrendatario, por tanto, realiza
tales actividades con total independencia y con los estándares de calidad
profesional exigidos para su profesión, y sin estar sujeto a ningún vínculo de
subordinación ni dependencia con el arrendador, actuando con plena libertad en el
ejercicio de su profesión”. Alega la vigencia del principio de la buena fe contractual
y agrega que emitía a la demandante una boleta de ventas y servicios, afecta a
IVA, por el arrendamiento del espacio del cual la demandante hacía uso.
Afirma que no tiene trabajadores que presten servicios en los locales que
arrienda y que todos están adscritos a la empresa recaudadora, a la cual le
arrienda un espacio físico. Explica que existe un sistema interno de la empresa
recaudadora en el cual la empleada de ésta registra los ingresos que
corresponden a los arrendatarios por los servicios que prestan a sus clientes. Al
momento de iniciar sus actividades, el arrendatario es “activado” para poder
realizar estos registros, pero no es un registro de asistencia. Así también, las

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trabajadoras de la empresa recaudadora toman las horas que agendan los clientes
por teléfono y reciben los pagos que éstos efectúan a los arrendatarios, porque así
se pacta con los arrendatarios. Agrega que en cada local hay un libro, que es de
los arrendatarios, en el cual van anotando las horas tomadas por los distintos
clientes y, de esta forma, puedan saber las horas reservadas, siendo simplemente
un registro de la agenda de citas administrado por los propios arrendatarios y un
sistema de registro de recaudación.
Por otra parte, alega que la demandante tampoco estaba sujeta a control de
horario ni jornada, haciendo presente que el 100% de los locales operados por
Peluquerías Integrales S.A. se encuentran ubicados en centros comerciales y son
estos últimos quienes establecen el horario de funcionamiento. Los arrendatarios
pueden acudir a los locales libremente dentro de estos horarios, en el tramo
horario que determinan ellos mismos, para atender clientes mediante citas
efectuadas con anterioridad o clientes de paso, lo importante es que utilicen el
sillón o módulo para ejecutar su oficio el mayor tiempo posible para maximizar los
ingresos por arrendamiento, lo cual se logra cuando los arrendatarios tienen una
gran cartera de clientes o las tasas de uso son altas. Por esto Peluquerías
Integrales sí exige mínimos de productividad en sus sillones y módulos de
manicure, tal cual un hotel busca tasas de ocupación altas para sus habitaciones.
Niega controlar la forma de trabajo de los arrendatarios, ni menos de los
productos que utilicen y niega determinar los precios, lo único que se señala al
momento de firmar el contrato de arrendamiento es que los manicuristas deben
utilizar productos de marcas profesionales, pero no se efectúa ningún tipo de
control. Tampoco existe obligación de comprar productos “propios de la
empleadora”. Explica que el arrendatario, en caso que quiera, puede comprarle
productos profesionales, de diversas marcas, con la ventaja de tener un menor
precio, pero en ningún caso se le impone. Afirma que la actora no cumplía con
ningún tipo de exclusividad en cuanto al arriendo de módulo de manicure, toda vez

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que atiende también de forma independiente en su domicilio o en el domicilio de
sus clientes.
Finalmente, niega que la actora haya sido despedida el día 14 de
noviembre de 2020. Señala que en esa fecha recibió un reclamo por parte de la
arrendataria doña Alondra Poma, quien indica que en el transcurso de una reunión
con los arrendatarios del local, el sábado 14 de noviembre de 2020, la actora la
había insultado, refiriéndose de forma discriminatoria respecto a su nacionalidad,
señalándole que no tenía que ocupar el módulo de manicure todos los días y que
debían turnarse para ir unos días al local y otros a hacer domicilios. Junto con ello,
alude a reclamos de clientes, y por ello, el lunes 16 de noviembre de 2020 el jefe
zonal, don Alex Marín le propuso a la demandante una reunión en la casa matriz,
para informarle de los reclamos en su contra y requerir de ella su versión de los
hechos denunciados, con la intención de velar por una buena relación entre los
arrendatarios. En dicha reunión, la demandante se mostró un tanto agresiva, se le
ofreció la alternativa de cambiarse a otro local, lo cual no fue aceptado y señaló
que prefería retirarse y poner término al contrato de arriendo, negándose a firmar
documentación. El 27 de noviembre de 2020, ejerciendo el derecho que contempla
el contrato de arriendo, en su artículo quinto, se puso término anticipado al
contrato de arriendo a fin de formalizar la terminación.
Niega además la existencia de una unidad económica entre las
demandadas y alega que las empresas tienen nombres y fines diversos, y sus
giros son distintos y no complementarios. Por lo anterior solicita el rechazo de la
acción, en todas sus partes.

La demandada ASESORÍAS Y RECAUDACIÓN MARQUINA CHILE


LIMITADA contestó en términos casi idénticos a los de su co demandada,
alegando la misma prescripción respecto de los feriados (lo que quedó reservado
para definitiva) y -en cuanto al fondo- reconoció los mismos hechos que

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PELUQUERÍAS INTEGRALES S.A. y realizó las mismas alegaciones de fondo,
en orden a negar la relación laboral y la unidad económica.

II.- CONSIDERANDO:
1) Que por haberse negado la relación laboral con la actora ha recaído en esta
la carga de acreditar los supuestos de la acción que alega y, para tales
efectos, ha traído la siguiente prueba: Mandato especial suscrito entre la
demandada ASESORÍAS Y RECAUDACIÓN MARQUINA y la demandante,
de 28 de septiembre de 2018; copia de constancia ante Carabineros de
Chile de 14 de noviembre de 2020; Set de resúmenes de recaudación y
renta de arriendo de sillón correspondientes a la actora, de los meses de
febrero y octubre a diciembre de 2019; enero y noviembre de 2020;
Comprobante de adelanto de dinero solicitado por la actora y aceptado por
la demandada MARQUINA, de 14 de mayo de 2020; tres fotografías de los
insumos que debía emplear la actora para prestar sus servicios; Fotografía
donde se ilustra sistema computacional donde se registraban días de
trabajo y días libres de la actora; certificado de cotizaciones de la actora
emitido por AFP HABITAT, de fecha 10 de diciembre de 2020; Captura de
pantalla de chat sostenido en grupo de WhatsApp llamado "Manicuristas
Peñalolén", de 13 de noviembre de 2020; dos capturas de pantalla de
mensajes enviados a través de aplicación de mensajería WhatsApp por don
Alex Marín; tres capturas de pantalla de chat sostenido en grupo de
WhatsApp llamado "Manicuristas Peñalolén", de 7 de septiembre de 2020 y
cinco fotografías de la actora desempeñando sus servicios.
Además absolvió posiciones don Marcelo Salinas, representante de
Peluquerías Integrales S.A., quien señaló que existe un contrato de
subarriendo con Recaudaciones Marquina por el espacio en los locales y

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reconoció que Peluquerías Internacionales tiene participación en la
propiedad de Marquina.
Declaró como testigo Marianela Meneses, quien trabajó con la actora en
el local “Palumbo” del Jumbo de Peñalolén, como Administradora del local,
desde septiembre del año 2018 al 2019. Explicó que la actora era
manicurista y la llamó cuando la despidieron, sabe que le pedían aportar
con el aseo de la peluquería. Explicó que su función como administradora
era velar porque la peluquería funcionara en orden, controlar el horario de
los arrendatarios y tener una dotación determinada de ellos, para lo cual
debía confeccionar los horarios (planilla) y determinar si eran posible las
vacaciones (coordinación). También afirmó que los manicuristas debían
trabajar con las marcas que comercializaba Palumbo y se hacía una
revisión de los productos que utilizaban y también venía una profesora que
lo revisaba. Agrega que los arrendatarios debían estar dispuestos a atender
con uniforme (en ese tiempo un kimono blanco) y debía estar maquillada y
peinada. Afirma que -como administradora- asignaba a los clientes y que
ellas (arrendatarias) se anotaban a medida que iban llegando y la actora
tenía dos horarios, de martes a domingo, de 12 a 8 pm y la otra semana
tenía libre el domingo, debiendo justificar cualquier ausencia, por ejemplo,
con certificado médico. Insiste en que debía mantener a la dotación y debía
llenar una planilla para esos efectos. Si la arrendataria no venía con el
kimono, debía volver a su casa a buscarlo (no se le dejaba trabajar). Señaló
que se usa una pechera gris y que dice “Alessandro” que es una marca de
Palumbo y los productos se los tenían que comprar a Palumbo. Explica que
la actora (arrendataria) cuando terminaba un servicio se acercaba a la caja
con la clienta y le hace una boleta y con eso se le cobra y recibe la
administradora. Afirmó que la arrendataria no recibe dinero ni tampoco
pueden fijar precios y además debe aceptar las promociones. Aclara que

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ella (la testigo) estaba contratada por Marquina y que los trabajadores son
de la peluquería pero la recaudación es de Marquina. La arrendataria debe
mantener su puesto limpio y tambien se hacían horarios para hacer el
comedor y baño. Señala ser Secretaria del Sindicato (aforada) y admite que
existen clientes de paso y clientes propios que la pueden llamar
directamente. Ella (la testigo) verificaba los tiempos e insiste que Palumbo
imponía la marca Alessandro y ella hacía los pedidos por convenio y no se
podía comprar en otro lado. Los arrendatarios debían avisar cuando salían
a comprar o que iban a llegar más tarde y eran sometidos a una revisión de
una profesora que veía que tuvieran los productos. No se les pagaba el día
que no iba ni los días de vacaciones y había que justificar las ausencias.
Actualmente la testigo trabaja en el local de calle Estado, desde 2019.
Tambien depuso José Luis Cañizares, quien señaló ser pareja de la
demandante, vivir con ella y saber que ésta trabajaba en Palumbo de
Peñalolén desde 2018 y la despidieron porque tuvo problemas porque
debía cumplir horario y tuvieron diferencias con la pandemia. Señala los
horarios que cumplía (saliendo a las 20 horas) y creyendo que los lunes
tenía libre. Explicó que la empresa le exigía la vestimenta negra y una
pechera que llevaba la marca “Alessandro”.
También declaró Carolina Rojas, quien señaló haber estudiado con la
actora en la misma institución de estética en el año 2015 y trabajar en la
cadena “Sebastián Ferrer” que también pertenece a Palumbo. Explicó que –
al igual que ella- la actora es manicurista y depiladora y afirma que deben
ocupar uniforme, siendo la empresa muy estricta en el ámbito de la ropa y
siempre mandaban a alguien para revisar que se utilizaran los productos
que imponía la empresa y que se compraban por su intermedio. Agregó que
la encargada del local se encargaba de cobrar, los precios eran fijados por
la empresa y también habían promociones que eran impuestas y se

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asumían en un porcentaje por la persona y otro por la empresa. Por último
afirma que para salir o ausentarse había que pedir permiso a la encargada
de local.
Se incorporaron las respuestas a los oficios emitidos a AFC Chile,
Fonasa, AFP Hábitat y el oficio de Unidad Económica de la Dirección del
Trabajo.
Por último, provocó – respecto de ambas demandadas- la exhibición del
Libro o registro de asistencia que mantenga respecto de la actora, la
Planilla de pago mensual de recaudaciones y el libro de registro de horas
de atención al público, diligencia que no fue cumplida. Sí se exhibieron
los contratos de arrendamiento de módulo suscritos con la actora y la
escritura de constitución de sociedad con sus respectivos certificados de
vigencia, Organigrama con cargo y sus responsabilidades y las Patentes
comerciales. Respecto a la demandada Peluquerías Integrales S.A.
provocó la exhibición del listado con los diversos servicios otorgados a los
clientes con sus respectivos precios y el Listado de productos que utilizan
los manicuristas para la prestación de servicios, lo cual no fue exhibido,
reduciéndose la exhibición únicamente al Reglamento interno de orden
higiene y seguridad. Respecto a Asesorías y Recaudación Marquina
Ltda.: se solicitaron los registros o planillas que contengan registro del
sistema interno denomina POS, con el ingreso al local de la actora, las
ventas del día efectuadas por la demandante en todo el periodo que
prestó servicios, lo que no fue exhibido. Además exhibió extractada y
parcialmente un resumen de la recaudación de la actora limitada a la
información de junio a noviembre de 2020. La parte demandante solicita al
Tribunal hacer efectivo el apercibimiento legal respecto de los documentos
no exhibidos

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2) Que, por su parte, la demandada PELUQUERÍAS INTEGRALES S.A.
incorporó el testimonio de Judith González, quien explicó el sistema de
arriendo de módulo, debiendo validar que realmente sea una manicurista
para ocupar un módulo, ellos pagan por el espacio que ocupan y puede
ocuparlo todos los días del mes y bloquea esos horarios (ven el “bloque de
su preferencia”), reciben clientes y éstos pagan a la recaudadora. Ellos
deciden el tiempo para almorzar y le avisan a la coordinadora. Cuando se
tienen que ausentar “informan” a la persona que coordina aunque “no es
obligatorio”, solo para informar a los clientes. Hay clientes propios que
agendan con ellos directamente y otros que son “de paso”. “Por un tema de
salud” deben ocupar productos con registro sanitario que pueden adquirir
en forma particular o “de manera interna”, señalando “les damos la
posibilidad que lo pidan internamente” con valores de mercado y se les da
un crédito. El valor de los servicios “finalmente” lo definen ellos
(arrendatarios) porque el local “propone” y cada arrendatario emite la
boleta. A nivel de peluquería se utilizan mucho los colores oscuros, pero no
se excluye que puedan usar ropa a la moda. Contraexaminada sabe que la
actora trabajaba en el Jumbo de Peñalolén y reconoce que ella (la testigo)
no está en el día a día del local, sólo concurre a veces a ver que los
módulos estén en buen estado. El local no cierra e insiste que los valores
que se publican son “referenciales” y los arrendatarios pueden definir si
adhieren a la promoción o no. “Alessandro” es una marca que importan y
ella ( la testigo no se maneja en la parte operativa. Explica que su función
es de coordinador técnico y valida a las personas que prestan servicios.
Tambien trajo el testimonio de Alex Marín, supervisor de
operaciones de la empresa demandada, quien señaló que la actora era
arrendataria y que tuvo un problema con otra arrendataria (Alondra) y la
relación se hizo insostenible. Afirma que la actora era “conflictiva” con los

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encargados y no quería que los demás vinieran a trabajar, por lo que le
dieron la facilidad de arrendar en otro salón y no quiso. Señala que la
coordinadora del salón asignaba la agenda, se le preguntaba qué días
venía, por si los clientes llamaban se les daba la información. Si no venía,
no pasaba nada, simplemente la cliente quedaba esperando. Explica el
sistema del cliente de paso y el sistema que había agendado directamente
con la arrendataria (“pasaba no más”). Afirma que trabajan con distintas
marcas y piden productos profesionales. Reconoce que algunos les
compran productos a ellos y les dan facilidades (cuotas) “como un
beneficio”. Reconoce que hay un listado de precios en el salón, que es
“referencial” y explica el sistema de recaudación a cargo de Marquina,
utilizando boletas electrónicas. Agregó que no hay obligación de usar
uniforme, pero si hay un “kimono” “más que nada para protegerse”, siendo
la ropa a elección de la arrendataria. La empresa recibe una comisión de
todo lo que venden (50% de arriendo) y si no produce, no paga arriendo.
Además hay un stand de venta de productos. Afirma que las mascarillas les
fueron regaladas y los escudos faciales, al final “nunca le cobramos”
(aunque reconoció el mensaje en que comunicaba los valores). Reconoció
que a la coordinadora del salón se le avisaban las vacaciones y agendaba
las horas.
Declaró también Héctor Duarte, estilista del local de Peñalolén,
quien conoció a la actora como “manicurista” y sabe que “se fue” o “se
retiró” porque tuvo un problema (no sabe más). Explica el sistema de
atención, en donde la coordinadora recibe a las clientas, cada estilista
coloca sus horarios y se maneja, anotándose en un turno para que todos
puedan trabajar, estando los valores en una carta, sin que puedan ser
fijados por los estilistas. Son todos productos profesionales que se
compran ahí y luego se los descuentan, aunque también se pueden

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comprar fuera. Le informan a la coordinadora si es que tienen que salir,
aunque afirma que son “independientes”, no es obligatorio uniforme (viste
polera rosa, aunque con delantal) y las promociones no las descuentan.
La documental no fue formalmente incorporada en el juicio, sin
perjuicio que fue ofrecida en la audiencia preparatoria, digitalizada y se hizo
referencia a ella en las observaciones a la prueba. Esta documental
consistía en el contrato de arrendamiento de módulo de manicure de 28 de
septiembre de 2018 suscrito entre la actora y Peluquerías Integrales S.A.; la
ficha de ingreso de arrendatario, la carta de término de contrato de
arrendamiento de módulo, con copia del sobre correspondiente al envío por
correos, el contrato de arrendamiento suscrito entre Cencosud Shopping
Center S.A. y Peluquerías Integrales S.A. de fecha 26 de junio de 2018 y
Anexo B: Normas generales de funcionamiento del centro comercial; las
boletas correspondientes a compras de productos emitidas por Peluquerías
Integrales S.A. a nombre de la actora correspondiente al periodo de
septiembre a noviembre de 2020 y una impresión de pantalla del sitio web
del SII, respecto del inicio de actividades de la actora.

3) Que la demandada ASESORÍAS Y RECAUDACIÓN MARQUINA CHILE


LIMITADA rindió el testimonio de Giliana De Bauza, coordinadora del local
“Palumbo” de Peñalolén, quien señaló que la actora decidió irse porque
tuvo un problema en el local porque quería que se le prohibiera el ingreso al
local a una “muchacha”(Alondra Poma) profiriendo expresiones xenófobas.
Explica que los arrendatarios le dicen los días que van (se les pregunta qué
días van y a qué hora quieren ir) y ella coordina los servicios de acuerdo al
orden en que se van anotando. Ella informa el cobro y se metía al sistema,
recibiendo el pago. Aclara que los arrendatarios van como quieren y no se
impone la venta de productos, solo se quiere que el cliente tenga un buen

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servicio y se les da la posibilidad de comprarlo internamente y luego se les
descuenta por recaudación. Afirma que en Pandemia debían usar
mascarilla y escudo facial y todo se les regaló; que las arrendatarias
“avisaban no más” que no podían ir y no se les podía obligar, no había
consecuencias. Ellos se organizaban para tomar vacaciones, no había
fiscalización, cuando llegaban se anotaban en un cuaderno y hacen lo que
quieran, incluso negarse al servicio, no se les puede negar ni la entrada ni
la salida. El precio lo publica Palumbo y es el precio que paga el cliente.
La actora usaba su ropa normal y una pechera gris.
Tampoco incorporó formalmente la documental ofrecida, la que
consistía en el contrato de recaudación con la actora, un resumen de
Recaudación y Renta arriendo de Sillón del año 2020 a nombre de la actora
y un Certificado de recaudación neta de la actora emitido por el contador
José Miguel Cornejo correspondiente a los meses de Junio a Noviembre de
2020.

4) Que, por último, ambas demandadas provocaron la exhibición por parte de


la demandante de las boletas de honorarios emitidas por la actora en los
años 2019 y 2020 y los formularios 29 emitidos por el SII a su nombre de
los años 2019 y 2020.

5) Que con el mérito de la prueba rendida se pueden tener por establecidos


los siguientes hechos relevantes:
a. La actora prestó servicios personales como manicurista (además de
servicios de depilación y otros), desde el 28 de septiembre de 2018,
en el local “Palumbo”, ubicado en un centro comercial (Jumbo) en la
comuna de Peñalolén que explota la demandada Peluquerías
Integrales S.A.

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b. La forma por la cual se llevó a cabo esta actividad fue a través de un
contrato de arrendamiento de módulo, por el cual la demandante
se compromete a prestar servicios personales en dicho módulo,
pagando una “renta” a las demandadas, equivalente a un porcentaje
de lo que obtenga por sus servicios (50%), debiendo emitir boletas
propias a cada uno de los clientes que atiende, otorgando además
un mandato a la demandada ASESORÍAS Y RECAUDACIÓN
MARQUINA CHILE LIMITADA para que realice la liquidación y
recaudación relativa a los servicios que presta, descontando lo que
corresponde en favor de las demandadas.
c. La fórmula aludida en el literal anterior es la forma normal en que las
demandadas explotan su negocio de peluquerías y salones de
belleza en el país, administrando los salones a través de
coordinadoras que velan por el funcionamiento y la recaudación. En
todo lo anterior están de acuerdo las partes y coincide con la prueba
aportada.
d. Existe un listado de precios publicado en el local, al cual los
denominados “arrendatarios” deben ceñirse. Esta afirmación la
señalaron los testigos de la demandante, pero además fue validada
por los testimonios que trajeron las propias demandadas, el estilista
Hector Duarte y la coordindora Giliana Bauza. Si bien es cierto que el
supervisor de la demandada negó que los precios fueran
obligatorios, la posibilidad que sean meramente “referenciales”
desafía a la lógica y se confronta con la propia normativa
irrenunciable en materia de derechos del consumidor, que obliga a
respetar el precio exhibido, informado o publicado (art.18 Ley
N°19.496). Por lo demás, el propio contrato de arriendo de módulo

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consigna la situación de los precios y la aceptación de los mismos
por parte del arrendador (o prestador del servicio).
e. La actora utilizaba sus propios insumos para la prestación del
servicio que realizaba, sin embargo existía la posibilidad
-frecuentemente utilizada por los estilistas y manicuristas- que la
misma empresa “arrendadora” (Peluquerías Integrales S.A.) agencie
los productos con los cuales prestan el servicio en el módulo que
arriendan, es decir, adquiera los productos y los venda a sus propios
“arendatarios”, (incluso los importe para tales efectos), siendo
descontados mensualmente, al liquidarse los servicios y separar las
ganancias. Esto lo señalaron los testigos de la demandada, sin que
pudiera acreditarse que se tratara de una “obligación” de adquirir los
productos por esa vía, por la menor cantidad de testigos que aportó
la demandante y la conformidad en el punto de los testigos de la
demandada.
f. Respecto del modo de vestir, se ha acreditado que el contrato de
arriendo mismo consigna que de preferencia se debe vestir de tonos
oscuros. Además los testigos refirieron que las manicuristas deben
utilizar una pechera (con la marca “Alessandro” que comercializa la
demandada) o un kimono, que, independientemente del objetivo que
se le reconozca, tiende a otorgar cierta uniformidad en la
presentación, pudiendo ser objeto de control, como lo aseveraron los
testigos de la demandante.
g. Respecto de la asistencia, existe unanimidad de testimonios, en
orden a que debían informarse los bloques o turnos en que la actora
(o los arrendatarios) prestaban los servicios, independientemente
que el objetivo fuese el control o la coordinación con los clientes. En
tal sentido parece lógico y bien informado el relato de la testigo

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Marianela Meneses, quien señaló que ella, como administradora del
local, debía contar con una dotación que le permitiera ofertar el
servicio que intermedia y constituye el giro de las demandadas y
-para ello- debía implementar los turnos, llenando mes a mes las
planillas respectivas. Lo anterior queda reforzado y ratificado con una
fotografía de una pantalla de computador incorporada, en donde
se muestra una planilla de turnos, en que se consigna a la
demandante y otras personas con la indicación de los días que
asisten. Consecuente con lo anterior, también resulta acreditado que
las personas que prestaban el servicio debían al menos advertir y
avisar cada vez que salían a almorzar, que se ausentaban o
tomaban vacaciones, lo cual todos los testigos admitieron, salvo la
coordinadora Giliana De Bauza, cuya afirmación de que las
personas venían cuando querían, se confronta con lo establecido en
el propio contrato de arriendo que exige concurrir al menos 5 días, al
tiempo que confronta también la lógica, desde que no se puede
otorgar tal libertad cuando se ofrece un servicio al público, menos
aun si ella es la encargada de que tal servicio esté en condiciones de
ser prestado.
h. La empresa Marquina, encargada de la recaudación, emitía
mensualmente un “resumen de recaudación por venta de sillón”
referente a los servicios prestados por la actora. Para su confección,
se acudía a un sistema computacional de punto de venta (POS) que
se consigna claramente al pie de los resúmenes de recaudación
incorporados por la demandante. Estos resúmenes eran
liquidaciones respecto de la producción de la actora, en la cual se
detallan los ingresos por su trabajo, los descuentos por arriendo de
sillón (25% del bruto) y por la comisión de Marquina (25% del bruto),

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además del descuento por cualquier compra de productos efectuada
y también por “retiros de dinero durante el mes” e incluso el
descuento de “pago ley 20255 trabajador independiente”. La actora
percibía- después de los descuentos- un monto variable que
normalmente se acercaba a las $600.000, de acuerdo a los
documentos incorporados por la demandante, que poseen el logo de
Marquina Ltda y la referencia a su origen en el sistema
https://pos.palumbo.cl/personal/, que la demandada se negó a
exhibir.
i. Con los problemas del “estallido social” y la Pandemia Covid 19, los
horarios de la actora se vieron alterados. Incluso el local cerró
durante un tiempo y- al reabrir- se le empezó a exigirá la actora
medidas sanitarias como uso de mascarillas y escudos faciales y
otros elementos que fueron ofrecidos a pago, según se desprende
de la mensajería incorporada por la actora.
j. Existía una comunicación directa de la demandada con los
manicuristas, a través de un grupo en aplicación Whatsapp, en que
personal del salón y el mismo supervisor de operaciones
comunicaba estándares de trabajo y directivas relacionadas a la
prestación del servicio, incluso comunicando los precios de los
insumos que deben o pueden adquirir las manicuristas para ejercer
su función durante la pandemia. A este respecto, especialmente
decidor fue el mensaje (reconocido en estrados) en que el supervisor
de operaciones, Alex Marín les manda un listado de precios
referidos a mascarillas, escudos faciales y similares y les señala
“Muchachas les recuerdo los códigos de los insumos de
arrendatarios. Ellos deben encargar sus insumos. Nadie puede
trabajar sin sus EPP”. También el mensaje “Chicos aquí les dejo los

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precios de los insumos. Se piden por pos! Igual que si fuera algún
producto para ustedes personal”. Ello derivó en reclamos de las
destinatarias del mensaje y especialmente de la actora quien sugirió
acudir a la inspección del trabajo para averiguar si estaban obligadas
a soportar el costo de los elementos de protección personal.
k. La manicuristas atendían clientes propios y clientes de paso, en
ambos casos utilizaban el mismo sistema de atención.
l. La vigencia de la relación con la actora se desarrolló en estos
términos desde el 28 de septiembre de 2018 hasta el 14 de
noviembre de 2020, fecha en la cual la relación se quebró, a partir de
una conversación para la cual la actora fue citada por el señor Alex
Marín y por la cual se le ofreció el cambio de local, entre otras
aseveraciones y cuestionamientos por conflictos y quejas de la
actora. La fecha se tiene por acreditada con la constancia de
Carabineros de ese día que se corresponde con lo aseverado en el
relato de la demanda y lo declarado por los testigos es orden a que
existió dicha conversación.

6) Que con los hechos establecidos, en relación al contrato que unió a la


actora con las partes, el tribunal decide que lo que se ejecutó en los
hechos fue una relación laboral, simulada a través una intrincada
fórmula de contrato de arriendo civil, con la interacción de una tercera razón
social encargada de la recaudación, liquidación y coordinación del trabajo.
Lo anterior por los siguientes argumentos:
a. El pacto entre la actora y Peluquerías Integrales exigía la prestación
de servicios personales de la manicurista o esteticista, una cuestión
que no suele ser relevante en los contratos de arriendo de cosas,
como en el caso que era un módulo. El propio contrato consigna una

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limitación al uso del módulo, prohibiendo cualquier otro servicio que
no sea el que se acordó y tampoco podía alterar el destino del
mismo.
b. El pacto entre la actora y Marquina Ltda era un contrato que le
permitía a esta última realizar el cobro por el trabajo realizado por la
actora y liquidarlo a fin de mes, realizando los descuentos
correspondientes. Este contrato conllevaba un mandato para estos
descuentos y pagos y estaba indisolublemente ligado al pacto
entre la actora y Peluquerías integrales. A tal punto que se
confunden los intereses de una y otra razón social.
c. Las demandabas se aseguraban el control de la cantidad y calidad
en que el servicio fuera prestado, mostrándose ante los terceros
(imagen) como ofertantes de dicho servicio. Así se aseguraban
turnos de funcionamiento para su negocio, personas a cargo de la
asistencia y control de la operación del local, con un sofisticado
sistema informático de recaudación (que las demandadas no
quisieron exhibir en juicio) por el cual no solo cobraban al cliente sino
también a quienes enrolaban para prestar el servicio (por el uso del
módulo y de los productos que utilizó). Aspecto similar al artilugio
usado por supermercados en que el empaquetador termina pagando
por trabajar bajo una falsa apariencia de independencia.
d. Tampoco hay un ejercicio libre del oficio de la esteticista o
manicurista, por cuanto debe someterse a una serie de estándares
definidos por la empresa no solo lo relativo al horario que resulta
razonable de establecer, sino además de una reconocida validación
que se hace de parte de una coordinadora que acude cada cierto
tiempo a los locales, el control sobre la supuesta calidad de los
productos que se utilizan, la fijación de los precios que cobran, la

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imposición de promociones (que deben respetarse conforme a la ley
del consumidor) y el sometimiento a la fórmula de trabajo y
liquidación de la contraprestación, que impide una consideración de
independencia o relevancia a la voluntad de la manicurista. En
conclusión, la actora entró a prestar servicios en un sistema
claramente ordenado desde el poder de las demandadas, que se le
impuso bajo la apariencia de un arriendo civil que -en los hechos-
pierde sus contornos, revelándose una relación de trabajo
sumamente precarizada.
e. Ha sido especialmente relevante para la convicción del Tribunal la
declaración de la testigo Marianela Meneses, quien asegura la
calidad de su información por trabajar actualmente para las
demandadas, y asegura su libertad de declarar por la inamovilidad
que le confiere su cargo sindical. Ella ilustró, con detalle, cada uno
de los elementos de subordinación que el sistema imponía, el control
en la asistencia, los permisos, vestimenta, revisión de productos e
incluso la colaboración con el aseo del comedor del local. Su
testimonio ha resultado corroborado por la testigo Carolina Rojas,
que trabaja en otro local de otra cadena de las demandadas y resulta
bastante razonable, puesto que si existiera la libertad que las
demandadas pregonan en la prestación del servicio, no se entiende
la propia aseveración que realiza en sus contestación, en orden a
que sí exige mínimos de productividad “tal cual un hotel busca
tasas de ocupación altas para sus habitaciones”. Por lo demás el
mismo contrato exigía al menos trabajar cinco días a la semana.
f. En nada altera lo anterior el hecho de que haya habido clientes
propios y clientes de paso, por cuanto el sistema de atención y
recaudación era el mismo y los clientes propios representan un

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activo para las demandadas en cuanto permiten llenar la ocupación y
disponibilidad por canales diversos a los que opera, aprovechando la
cartera de clientes de la manicurista.
g. Tampoco es relevante que la actora haya ocupado sus propios
insumos, pues no tenía otra alternativa, desde que se impone un
sistema de trabajo que resulte rentable para las demandadas y que
incluso le permitan lucrar con la intermediación de los productos.
h. Que además el tema del arriendo de sillón o módulo ha sido de
antiguo conocido en la jurisprudencia como una fórmula de
simulación de una relación laboral que -en el caso- se ha ido
complejizando e incorporando otra razón social para evitar los costos
y obligaciones en que redunda la protección que el sistema otorga al
trabajo humano. Claramente, siempre la contienda estará entregada
a la prueba de cada caso, sin embargo el tema central es hacer
primar el principio de primacía de la realidad por sobre la
apariencia documental que se impone a los trabajadores, principio de
sólida trayectoria en nuestra doctrina laboral y que habilita a quitar
relevancia a la base documental, manejada por el poder del
empleador, para examinar la situación de trabajo humano
subordinado, que debe ser protegida irrenunciablemente. Por lo
anterior, tampoco tiene cabida alegar la “Teoría de los actos propios”
respecto de derechos que la ley otorga en forma irrenunciable y de
orden público, al constatarse los supuestos de trabajo humano con
subordinación y dependencia.

7) Que acreditada la relación laboral alegada, respecto al término de la misma,


el Tribunal ha adquirido la convicción en que ha operado un despido
patronal sin expresión de causal legal el día 14 de noviembre de 2020. En

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efecto la versión de la trabajadora ha sido refrendada con una constancia
ante Carabineros el referido día (sábado 14 de noviembre de 2020), con
una declaración de despido que aparece especialmente plausible por el
contexto de alegaciones y conflictos que generó la trabajadora, a
partir de ciertas situaciones reconocidas incluso en la contestación de la
demanda, respecto de una conversación de la trabajadora con Alex Marín
que terminó con la relación que llevaban, además de su insatisfacción
respecto de su situación laboral que ha sido acreditada a través de la
mensajería y hace plausible el relato. En nada altera lo anterior la existencia
del conflicto con una compañera de trabajo, que incorpora la demandada, lo
que pudo incidir también en el tono de la conversación y en su desenlace.
Por lo demás, el Señor Marín, impresionó en estrados como un
empoderado supervisor, no muy bien dispuesto a la crítica, lo que
contribuye a la verosimilitud de la tesis del despido verbal.

8) Que habiendo existido en los hechos una relación laboral, que concluyó por
despido sin causal legal, se condenará al pago de las indemnizaciones y
recargo solicitado. Para estos efectos la remuneración que debe servir de
base de cálculo será fijada (a falta de prueba de mejor calidad) en la suma
de $600.000 conforme a un promedio de las liquidaciones (resúmenes de
recaudación) aportadas. No se hará lugar a la cifra indicada por la
trabajadora en la demandada, por cuanto no resulta real conforme a los
documentos aportados, salvo que pretenda que su empleadora no tenga
derecho a los frutos, algo impensable en una relación laboral. Por otro lado,
tampoco se dará crédito a la información convenientemente limitada y
creada para la ocasión que exhibió la demandada para acreditar la
recaudación de la actora, por el contrario- se tendrá especialmente su
negativa injustificada a exhibir la información que tenía en su sistema pos y

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aunque no se hará lugar a la presunción por la no exhibición (por la
desproporción en la cantidad que propone la actora) tampoco se le dará
valor a la información fraccionada que pretende incorporar.

9) Que en lo que dice relación con las cotizaciones previsionales, se ha


acreditado que la trabajadora realizó la declaración y pago de ciertos
montos a la AFP Y Fonasa, sin embargo, el monto por el cual la hizo está
lejos de ser su renta imponible, por lo que se ordenará el pago de las
diferencias de los aportes de AFP por toda la vigencia de la relación laboral,
en base a una remuneración imponible de $600.000 mensuales. Por la
misma razón, se condenará al pago de las remuneraciones desde el
despido hasta su convalidación, en atención a lo dispuesto en el inc. 5 y 7
del art. 162 del código del trabajo.

10)Que en cuanto a las remuneraciones demandadas, resulta indudable (como


corolario) que al someter a la trabajadora a una forma de trabajo simulada
se le privó de estar sujeta a la protección de la seguridad social y, en tal
sentido, quedó desprovista de la posibilidad de recibir subsidio ante las
contingencias de salud y pandemia que la afectaron y, en tal sentido, por no
haber recibido contraprestación alguna en los meses de abril de 2019 y
enero de 20202 (por licencia médica y durante el tiempo que el local
permaneció cerrado (señalado en el petitorio de mediados de marzo a julio
de 2020) y no haber recibido ninguna prueba en contrario de la demandada,
corresponde otorgar las seis remuneraciones y media que se solicitaron, en
base a la remuneración establecida en la presente sentencia, lo que
corresponde a una forma de compensar el lucro cesante.

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11)Que en relación a los feriados, cabe descartar la excepción de
prescripción, puesto que, atendida la fecha de ingreso de la trabajadora, el
primer periodo se devenga el 28 de septiembre de 2019 (un año después
de su ingreso) y en tal sentido no existen períodos devengados antes del 21
de enero de 2019 para hacer lugar a la alegación. Por lo anterior, y no
habiendo las demandadas acreditado que la actora hizo uso de feriado o
que le fue compensado en dinero, se hará lugar al feriado solicitado en
base a la remuneración establecida en la presente sentencia.

12)Que con los mismos hechos establecidos y lo razonado precedentemente,


resulta evidente la confusión y unidad que existe entre la demandadas
como centro de imputación laboral, tanto por su imagen de única empresa
frente a terceros clientes (Palumbo), como en lo tocante a sus propios
trabajadores, quienes trabajan cotidianamente para ambas razones
sociales en el único negocio que operan en forma conjunta, con giros
idénticos y, además, complementarios, compartiendo la propiedad de las
empresas (una es socia de la otra), el espacio físico y el domicilio central
(Luis Thayer Ojeda 1955, Providencia).
Al respecto, debe señalarse que con la especial forma de
explotación del negocio, que ha sido reconocida por la demanda, elaborada
en base a dos razones sociales, se ha superado el estándar de la “dirección
laboral común” que exige la norma del art. 3 del código del trabajo, y se ha
acreditado derechamente la subordinación respecto de ambas razones,
las que configuran un empleador complejo (compuesto de dos razones
sociales) haciendo casi imperceptible la distinción entre los intereses de
ambas, a ojos del trabajador, del cliente y del propio Tribunal, evidenciando
que no es posible concebir a una como empleadora sin la otra, por cuanto

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ellas mismas han generado un sistema simbiótico que imponen a sus
trabajadores.

Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto en los arts. 1,3, 7, 8, 9,


70, 162, 168, 172,420, 425, 453 y siguientes del código del trabajo, se declara:

I. Que se rechaza la excepción de prescripción respecto de los feriados


reclamados.

II. Que se acoge a demanda, se declara la existencia de una relación laboral


entre la actora y las demandadas desde el 28 de septiembre de 2018 al 14
de noviembre de 2020, fecha en que concluyó por despido injustificado sin
expresión de causal legal.

III. Que las demandadas constituyen un empleador único para efectos


laborales y, en consecuencia, se les condena solidariamente al pago de
las prestaciones quedadas al despido de la actora, a saber:
a. $600.000, por concepto de indemnización sustitutiva de aviso previo

b. $1.200.000, por concepto de indemnización por dos años de servicio.

c. $600.000, por concepto de recargo legal del 50%.

d. $880.000, por concepto de feriado adeudado.

e. $3.900.000 por concepto de remuneraciones impagas (lucro


cesante) de abril de 2019, enero 2020 y de mediados de marzo a
julio de 2020.

f. Las diferencias de cotizaciones previsionales (AFP) durante toda la


vigencia de la relación laboral, en base a una remuneración
imponible de $600.000.

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g. Las remuneraciones desde el despido hasta su convalidación en
base a una remuneración de $600.000.

IV. Que las sumas ordenadas pagar devengarán los intereses y reajustes
legales.

V. Que no se condena en costas a las demandadas, por estimar que ha


existido motivo plausible para litigar.

RIT O-133-2021

RUC 21- 4-0314193-0

Dictada por PAOLA CECILIA DIAZ URTUBIA, Juez Titular del Segundo
Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago.

A contar del 05 de septiembre de 2021, la hora visualizada corresponde


al horario de verano establecido en Chile Continental. Para Chile Insular
Occidental, Isla de Pascua e Isla Salas y Gómez restar 2 horas. Para más
información consulte http://www.horaoficial.cl
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