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INTELIGENCIA ESPIRITUAL.

Colosenses 1:9-10

Introducción

El hombre es un ser inteligente porque así lo creó Dios, y por medio de esa capacidad ha
llegado a descubrir diferentes formas de inteligencia.

En esta era posmoderna en que vivimos escuchamos a diario hablar de inteligencia emocional,
inteligencia artificial, inteligencia robótica y otras más. La biblia nos habla de una inteligencia
superior a las anteriores, refiriéndose en la carta a los Colosenses 1: 9-10 a la inteligencia
espiritual.

¿Qué es inteligencia?

Dice el diccionario Larousse que es la facultad de entender, de comprender: la inteligencia


distingue al ser humano del animal

¿Qué es inteligencia espiritual?

Es la facultad de entender, de comprender la voluntad de Dios. Si la inteligencia natural


distingue al ser humano del animal, la inteligencia espiritual es lo que distingue al hombre
espiritual del hombre carnal según 1 Corintios 2: 14.

Pablo oró para que estos hermanos fueran llenos de la voluntad del Señor; este conocimiento
espiritual abarca un entendimiento de su voluntad. Yo no puedo servir a Dios, si no tengo un
conocimiento de Él (Romanos 10: 14). Este conocimiento va más allá de una comprensión
intelectual.

Al hablar de inteligencia espiritual se da a entender un discernimiento completo de la voluntad


del Señor; implica vivir conforme a la enseñanza de Jesús. La sabiduría e inteligencia espiritual
proviene de Dios, la cual ha revelado a sus apóstoles (Efesios 3: 3-5); esta inteligencia espiritual
se opone en este contexto a la filosofía de los gnósticos de la época, que proviene de las
muertes humanas.

El conocimiento intelectual de algo no necesariamente implica sabiduría. El tener mucha


información no me hace sabio. Esa información debe transformarse en formación. La sabiduría
es la aplicación del conocimiento en mi vida. Yo, por ejemplo, tengo el conocimiento de que
debo vivir en santidad, pero no lo hago, luego, no estoy siendo sabio. Una mejor ilustración de
este punto la tenemos en Mateo 23: 1-3, donde escribas y fariseos a pesar de tener el
conocimiento, no eran sabios pues no ponían en práctica lo que enseñaban.
¿Cuál es el propósito de ser llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría e
inteligencia espiritual? Pablo nos da la respuesta en el versículo 10 y nombra cuatro
características:

“Para que andéis como es digno del Señor”. Aquí la palabra andar indica un actuar espiritual,
apunta a un estilo de vida como en todas las ocasiones en que Pablo usa esta palabra en la
carta de Efesios. ¿Cómo anduvo el señor? (Hechos 10:38). Por donde pasaba dejaba una estela
de bondad; así lo recordaban aquellos con los que trataba en cada aldea con agradecimiento. A
unos los consolaba con alguna frase de aliento, a otros curaba de enfermedades, a unos más
los alentaba a que lo siguieran e imitaran. A usted ¿por qué lo recuerdan en aquellos lugares
donde ha estado? ¿Qué quiere decir digno en este contexto? Que corresponde al mérito o
condición del Señor; o sea que la Palabra nos está diciendo los siguiente: para que andéis como
corresponde al Señor. Para que andéis como se lo merece el Señor. En Efesios 5:2, 15 dice Pablo
que esto significa comportamiento, conducta y sugiere una forma de vivir. Usted no puede
separar lo que hace de lo que cree. Los cristianos no podemos separar lo que hacemos de lo
que creemos. Estamos en las filas del ejército del Señor, por lo tanto, nuestras vidas deben
reflejar la gloria de Dios, andando como es digno de Él.

Un marido que no provee para su familia, que maltrata a sus hijos o esposa no está cumpliendo
los deberes de su función como marido, no está actuando de una manera digna de su función.

1 Juan 2:6, si usted dice que es cristiano, pero no está cumpliendo con las funciones de
cristiano, no anda como es digno del Señor. Los cristianos enseñamos algo con lo que decimos,
pero enseñamos más por lo que somos.

“Agradándole en todo” El propósito de tener sabiduría e inteligencia espiritual es aplicarlas a la


vida diaria de tal forma que sea agradable a Dios. Esta es una característica difícil de cumplir
porque incluye agradar el prójimo; Romanos 15:1-3, indica que debemos trata de agradar a
otros siguiendo el ejemplo de Jesús cuyo propósito no fue agradarse a sí mismo. Si se hubiera
agradado a sí mismo no hubiera llevado nuestros pecados, porque si hubiera evitado los
vituperios, no hubiéramos sido salvos.

La vida de Jesús siempre estuvo sometida a la voluntad del Padre, según nos lo dice él mismo
en Juan 8:29. Cuando dice “en todo”, es “en todo”; tanto los colosenses como todo el que se
dice ser cristiano debe agradar al Señor en todo aspecto de su vida sin descuidar ninguna de
sus enseñanzas, si quiere legar a tener inteligencia espiritual. El mero conocimiento no basta
de acuerdo a lo que dice Santiago 4:17 “Y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es
pecado”.

La inteligencia espiritual me debe llevar a agradar a Dios. Oremos para que así sea, como lo
hacía Pablo.
“Llevando fruto en toda buena obra”. La expresión “llevando fruto” indica un estilo de vida
piadoso, un estilo de vida justo. Dice el Señor en Juan 15:8 que el dueño del viñedo se siente
honrado con una buena cosecha; no hay nada que honre más al dueño de la viña (Dios en el
versículo 1), que ver esos pámpanos (cristianos) cargados de fruto. Cuando adquirimos
inteligencia espiritual, nuestras vidas están orientadas al servicio, seremos productivos
espiritualmente, seremos fructíferos en toda buena obra. (Efesios 2:10).

La palabra hechura en Efesios 2:10, en el original da la idea de una obra de arte (poiema), ya
sea una obra de artesanía o algo que ha sido escrito como poema. Nosotros fuimos esculpidos
por el Gran Escultor; de un pedazo de material amorfo, que éramos, siendo pecadores, Él hizo
una obra maestra de cada uno de nosotros para que reflejemos la imagen de Cristo. Hemos
sido salvos para servir; el cristiano nunca deja de hacer buenas obras. El Señor lo expresó de la
siguiente manera en Mateo 5:16.

Cuando una anciana salía del servicio dominical en donde se congregaba, habiéndose ya
terminado la reunión de adoración, encuentra a una amiga quien le pregunta: ¿Ya terminó el
sermón? No, respondió la anciana, ya lo predicaron, pero no se ha terminado. Ahora me dirijo
a hacer mi parte del sermón, a vivirlo.

Cuando una congregación responde de esta manera por causa del sermón, esa congregación
está llevando fruto en toda buena obra, y el beneficio para el mundo es incalculable.

Las buenas obras no son solo dentro del recinto donde se reúne la iglesia. Las buenas obras
tienen que ver con la vida diaria, y con la manera como la vivimos; la mejor manera de revelar
la verdad del evangelio es vivirlo.

“Creciendo en el conocimiento de Dios”. El tener conocimiento e inteligencia espiritual, no solo


abarca conocer su voluntad; aquí el énfasis es el conocimiento vivo de Dios en el espíritu, es el
experimentar una relación personal con Él. El Señor dice en Juan 17:3 “que sigan conociendo”;
la frase describe una acción continua, dice que se sigan conformando a la voluntad de Dios,
que haya comunión con Él continuamente. Muchos dicen conocerlo y lo expresan verbalmente,
pero ese es en conocimiento intelectual. Si usted no le ha obedecido al Señor, aún no lo
conoce. (1 Juan 2:3-4) Los que admiten la existencia de Dios y su poder en la creación, pero no
se sujetan a Él, a su voluntad, no le conocen, no le aprueban, no le siguen. Una traducción
literal del versículo 4 es…” el que está diciendo… y no está guardando”. El original griego indica
una acción continua, aportando así una afirmación. Este crecimiento en el conocimiento de
Dios es permanente. La importancia de conocerle o no está descrita en 2 Tesalonicenses 1:7-9;
aquí el no conocer a Dios y no obedecer el evangelio son frases paralelas. Usted no puede
conocer a Dios si no conoce el evangelio; si no conoce el evangelio no puede conocer a Dios,
por lo tanto, para tener inteligencia espiritual debe conocer el evangelio

El tiempo mejor invertido es aquel que dedicamos a crecer en el conocimiento de Dios, a tener
comunión con Él.
Notemos el tiempo de los verbos en Colosenses 1:10, “andéis, agradándole, llevando,
creciendo”. Las cuatro son acciones que se deben estar llevando a cabo continuamente. Somos
piedras vivas (1 Pedro 2:5), que debemos estar creciendo constantemente en estas cuatro
áreas.

Conclusión.

Miles y miles de seres humanos pasan gran parte su vida adquiriendo conocimiento,
acumulando información para desempeñarse con eficacia en cierta profesión, lo cual está bien.

Para obtener un doctorado (Ph. D), una persona debe dedicar al estudio entre 25 a 30 años de
su vida, según la carrera; es de esperarse entonces que, de todo este tiempo, una persona
separe algún tiempo para conocer a su creador.

El hombre con inteligencia natural puede llegar a tener el mundo a sus pies; el hombre con
inteligencia espiritual tiene el cielo en sus manos. ¿Qué inteligencia está desarrollando usted?

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