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Presunto culpable

Maria Fernanda Castaneda Garcia


  
PRESUNTO CULPABLE
RESUMEN
Presunto culpable revela el rostro macabro de la justicia mexicana. Un documental que
todos debemos ver, porque un día podemos ser víctimas de quienes, supuestamente, están
ahí para defendernos de los criminales.
Algunos ilusos pensábamos que, en México, las investigaciones las llevaban a cabo
detectives que interrogaban con respeto e imparcialidad a los sospechosos. Las series
inglesas Prime Suspect (1991) e Inspector Morse (1987-2000) eran mis ingenuos referentes.
Pensábamos que tales investigaciones se apoyaban en equipos de peritos científicos al
modo deCSI Las Vegas (2000) (y sus secuelas, CSI Miami, 2002, y CSI Nueva York,
2004). Según éstas, parece imposible no dejar rastro de un crimen. Siempre hallan
evidencia física: un cabello, una mancha de grasa, la huella de una llanta. En uno de los
casos más peliagudos, el Crimen Scene Investigador descubre que se deshicieron del
cadáver alimentando a un cardumen de pirañas que el homicida tenía en su casa. El CSI
toma muestras del colesterol de los peces y los encuentra desusadamente altos. Y luego,
supongo, les practica la autopsia a las pirañas. Supongo.
En el colmo del optimismo, imaginaba a nuestros agentes razonando horas y horas con “sus
pequeñas células grises”, al modo de Hércules Poirot. ¿Cómo encajar a la perfección toda y
cada una de las mínimas piezas del rompecabezas? No otra cosa es un delito que un
acertijo, un cubo de Rubrik.
Según mi absurdo imaginario, la impartición de la justicia consiste en llevar al presunto
delincuente al tribunal. El juez preside en una hermosa sala recubierta con lambrines de
madera. Ahí el acusado y el acusador esgrimen los argumentos más sofisticados, avalado
por sabios, frente a un jurado imparcial.
El documental retrata la miserable realidad. Antonio, acusado sin una sola prueba, recibe la
condena a 20 años de cárcel por un homicidio que no cometió. El primer defensor, un
abogado de oficio, incumple con su deber y no presenta batalla. La familia del presunto
culpable encuentra un par de jóvenes abogados que hacen suya la causa de Antonio. Poco a
poco se van descubriendo entuertos y trapisondas.
Resulta que el defensor de oficio carece de cédula profesional para litigar. Ahí nomás para
comenzar. Gracias a ello, se “repone” el juicio. La verdad es que no tengo idea de si ese es
el término técnico: “reponer”, pero precisamente esto es parte del quid del documental. La
impartición de justicia se ha vuelto tan técnica, tan esotérica, que sólo unos pocos iniciados
tienen acceso a ella. El “Derecho” (me choca ponerle mayúsculas) se aleja más y más de las
personas, hasta el punto de que unos señores detrás de unos escritorios pueden decidir sobre
nuestra vida sin que nosotros podamos comprender los motivos por los que nos condenan o
nos absuelven.
Los jóvenes se van a Estados Unidos a un posgrado, pero consiguen que un penalista se
haga cargo del asunto y, desde lejos, siguen el tema. El defensor descubre más y más
irregularidades. Los retratos hablados no constan en el expediente y, por ello, no hay
manera de constatar si hay parecido entre ellos y el presunto culpable.
La prueba de pólvora, esa que demuestra si uno disparó recientemente un arma, es negativa.
Simplemente, nadie puede probar alguna relación entre el acusado y la víctima. Tres
testigos aseguran que el presunto culpable se hallaba en otra parte de la ciudad cuando el
delito. Sólo un testigo apoya al ministerio público, pero este testigo ni siquiera vio el
disparo. Y, en el colmo de los colmos, el testigo se echa para atrás en el careo, frente a las
cámaras.
¿El resultado? el juez vuelve a declarar culpable al pobre Antonio añadiéndole unos días
más, quizá por andar de rezongón, para que aprenda “a no llevarse”. Tal y como lo
consignan las imágenes el juez actúa discrecionalmente, arbitrariamente. Y de los
investigadores, mejor ni hablar. Dan miedo.
El defensor apela la sentencia. Pero eso no se los platico.
Me llamaron la atención varios puntos. El primero, el más evidente: la historia da un vuelco
con la presencia de las cámaras. En el momento que se comienza a grabar la historia, la
causa se transparenta y, sobre todo, se graba. Los procedimientos quedan ahí, testigos. Se
abre la posibilidad de exponer frente a la opinión pública los rostros de los involucrados.
Me queda claro que la justicia debe ser transparente. Esto significa que, incluso en un nivel
físico, los espacios deben ser claros, abiertos al escrutinio de las miradas.
La segunda: las cárceles son un asco. El hacinamiento es infrahumano. Difícilmente se
logrará la readaptación social de alguien que pasa por ahí. Ya lo sabíamos. Pero una cosa es
oírlo y otra, muy distinta, verlo.
Otra tragedia: en México una “equivocación” de la justicia no acarrea graves consecuencias
para quienes cometen estos “errores”. Con un “usted disculpe” se acabó el asunto.
Quizá, al final, lo más contundente es la reflexión: por cada inocente en la cárcel hay un
culpable, impune, en la calle.
Presunto culpable: un título elocuente, pues lo que la justicia debe presumir es la inocencia.
“Cualquier persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario”, reza el principio
jurídico. Y, sin embargo, el proceso de Antonio muestra lo opuesto: el acusado es culpable
a pesar de las pruebas. Si el testigo de cargo atestigua que no vio el delito, ¿cómo es posible
que el juez dicte nuevamente sentencia condenatoria? Porque el juez, al menos el de este
caso, no dicta sentencia con base en la evidencia física ni en los testimonios. Ojalá y este
hombre haya presentado su renuncia y se haya largado a cultivar alcachofas en Sudán.
El documental es ácido porque muestra el mundo: millones de fojas —otro ridículo
arcaísmo— archivadas en legajos dentro de bodegones, el tintineo de las viejas impresoras,
la humillante condición en que se presenta al acusado, la dejadez de las secretarias, la
arrogancia de los agentes.
Presunto culpable va más allá del documental, una historia corta, un cuento trágico. Hay
nudos, clímax, trama, personajes. Pero, sobre todo, al modo de las tragedias griegas,
catarsis. Simpatía, que significa “padecer junto con”. Nos identificamos con el personaje,
porque sabemos que, cualquiera de nosotros, podría, dios no lo quiera, estar en su caso.
Opinión de la película
Hace mucho tiempo que una "película" no me estremecía tanto. Debo confesar que después
de todo lo que he leído respecto a este documental, sabía que me iba hacer enojar, pero
nunca me imaginé que me iba provocar lo que sentí...
Siempre he dicho que los tres peores "estados de la mente" o "sentimientos" empiezan con
"i": indiferencia, ignorancia e impotencia. Y en este filme se ven los tres en su máxima
expresión gracias a personajes que espero -en mi vida- tener el disgusto de conocer.
Para los que no la han visto (aunque se supone que este blog es para compartir impresiones
post-movie), la historia es sobre José Antonio Zúñiga, quien de la nada es aprehendido por
unos judiciales en Ixtapaluca (ok, Iztapalapa), acusado de homicidio calificado.
La cinta ha ido y venido de las salas gracias a un naco que disque no autorizó que lo
filmaran. Y si de por sí físicamente no es NADA agradable, verlo con una sonrisa cínica
cuando miente es aún peor.
El documental, mis respetos. Los abogados, mis héroes y mi profunda admiración. Los
burócratas, ¿mis oraciones? (en un futuro, por ahora, mi total repudio). Los reos, mi
compasión. ¡La cárcel... qué miedo!
En cuanto a escenas, me partió el alma la reacción de la mamá de Toño cuando, en la
segunda oportunidad, vuelven a sentenciarlo. OMG! También me hizo pensar en que las
mujeres somos únicas. ¿Casarse con un reo? y ¡¿embarazarse?! La neta, la esencia de
nuestro amor es de otro planeta, no creo que se viva la misma situación en el reclusorio de
mujeres (¡por favor que alguien me desmienta!)
También me da mucha ternura que Toño se controla muchísimo cuando de llorar se trata.
Yo creo que creció creyendo que "no era de hombres". Pero hablando del protagonista, él
dice que le pidió a Dios con todo su ser matarlo o meterlo a la cárcel, y Él simplemente se
lo concedió.

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