Está en la página 1de 8

UNIVERSIDAD DE PANAMÁ

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

Asignatura:
PSICOLOGÍA ORGANIZACIONAL II

Tema:
LOS 7 HÁBITOS DE LAS PERSONAS ALTAMENTE EFECTIVAS – INTRODUCCIÓN

Integrantes:
Eva Lizárraga 8-978-1954
Raquel Merón 8-980-867
Rosa López 8-956-1270
Meryann Montenegro 8-948-1194
Jeanette Anderson 8-1137-2381

Facilitador(a):
Judith Garibaldo

Fecha:
30 DE AGOSTO DE 2023
INTRODUCCIÓN

Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva de Stephen R. Covey son un conjunto de principios
que fomentan el empoderamiento personal y el crecimiento. Estos hábitos promueven la
autorresponsabilidad, la definición de objetivos claros, la administración del tiempo, la empatía en la
comunicación, la colaboración, la renovación constante y la creación de soluciones beneficiosas para
todos. Son un camino hacia la efectividad y la mejora continua en todas las áreas de la vida.
El paradigma basado en principios

Los paradigmas son inseparables del carácter.

● El paradigma basado en principios y la ética del carácter se fundamentan en la idea de que


existen leyes naturales que gobiernan la efectividad humana, análogas a las leyes de la
gravitación universal en la dimensión física.
● Leyes naturales de la dimensión humana: La ética del carácter se basa en la creencia de que
hay principios universales que rigen el desarrollo y la felicidad humanos, comparables a las
leyes naturales en la física.
● Realidad subjetiva vs. realidad objetiva: Aunque las personas puedan ver sus propias
experiencias como paradigmas emergentes, estos mapas subjetivos no son el territorio real.
La realidad objetiva está compuesta por principios que sustentan el desarrollo humano y la
sociedad.
● Principios como base de la sociedad: Los principios son fundamentales para la supervivencia
y la estabilidad de una sociedad. Su reconocimiento y adherencia influyen en si una sociedad
progresa o se desintegra.
● Universalidad de los principios: Los principios no son ligados a una doctrina religiosa
específica, sino que son parte de diversas religiones, filosofías sociales y sistemas éticos. Son
intrínsecos a la condición humana y trascienden el condicionamiento social.
● Ejemplos de principios universales: La rectitud, la integridad y la honestidad son ejemplos de
principios universalmente reconocidos. Estos principios establecen la base de la confianza y la
cooperación en la sociedad.
● Dignidad humana y otros principios: La dignidad humana, el servicio, la calidad, el potencial y
el crecimiento son otros principios que influyen en el desarrollo personal y social.
● Principios vs. Prácticas: Los principios son verdades fundamentales y universales, mientras
que las prácticas son específicas para situaciones particulares. Los principios guían la
creación de prácticas efectivas en diversas circunstancias.
● Principios vs. valores: Los principios son el territorio objetivo, mientras que los valores son los
mapas subjetivos. Valorar los principios correctos nos permite tener una comprensión más
cercana a la verdad y a la realidad.
● Importancia de los principios: Los principios son fundamentales y esenciales para la
efectividad humana. Seguir principios en línea con las leyes naturales de la dimensión
humana lleva a resultados más duraderos y exitosos que intentar cambiar actitudes y
comportamientos sin una base sólida.

Panorama general de los siete hábitos

● Composición del carácter: Nuestro carácter está formado por nuestros hábitos, como expresa
el proverbio: "Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un
hábito; siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino".
● Poder de los hábitos: Los hábitos tienen un impacto poderoso en nuestras vidas, ya que
representan patrones consistentes y a menudo inconscientes que influyen en nuestra
efectividad o inefectividad.
● Comparación con hebras y cuerdas: Horace Mann compara los hábitos con hebras que, al ser
trenzadas en una cuerda día tras día, se vuelven irrompibles. Aunque el autor no está
completamente de acuerdo con esta idea, reconoce que los hábitos pueden ser difíciles de
cambiar y requieren un compromiso significativo.
● Desafío de romper hábitos arraigados: Cambiar hábitos arraigados es comparable al
despegue del Apolo 11 hacia la Luna. Romper la atracción gravitatoria de hábitos perjudiciales
como la indecisión, la impaciencia y la crítica demanda un esfuerzo considerable y un proceso
continuo.
● Analogía con el viaje lunar: La energía requerida para romper los hábitos equivale a la
utilizada en los primeros minutos del despegue del Apolo 11. Esta analogía destaca la
necesidad de un esfuerzo intenso para liberarse de los hábitos perjudiciales y obtener una
nueva dimensión de libertad.
● Atracción gravitatoria de los hábitos: Los hábitos ejercen una fuerte atracción gravitatoria en
nuestras vidas, a menudo obstaculizando nuestro progreso. Sin embargo, esta atracción
también puede ser utilizada de manera efectiva para generar cohesión y orden en nuestras
vidas.
● Utilización efectiva de la atracción gravitatoria: Similar a la gravedad que mantiene el orden en
el universo, la atracción gravitatoria de los hábitos puede utilizarse para lograr coherencia y
orden en nuestras vidas. A través de hábitos positivos y alineados con principios, se puede
lograr una mayor efectividad personal.

Los hábitos conforman nuestro carácter y tienen un poderoso efecto en nuestra efectividad.
Cambiar hábitos arraigados requiere un esfuerzo similar al despegue espacial, pero al romper la
atracción gravitatoria de hábitos perjudiciales, se puede lograr una nueva dimensión de libertad y
cohesión en nuestras vidas.

Los hábitos definidos

Los elementos de los hábitos:

● Definición de hábito: Un hábito es una intersección de conocimiento, capacidad y deseo. El


conocimiento comprende el qué hacer y por qué hacerlo, la capacidad es el cómo hacerlo, y el
deseo es la motivación para hacerlo.
● Interacción efectiva: La inefectividad en las interacciones puede surgir por la falta de estos
tres elementos. Por ejemplo, si constantemente hablo pero no escucho a los demás, podría no
reconocer la necesidad de escuchar (conocimiento), no saber cómo escuchar adecuadamente
(capacidad) o carecer del deseo de hacerlo.
● Trabajo en tres dimensiones: Para desarrollar un hábito, se requiere trabajar en las tres
dimensiones: conocimiento, capacidad y deseo. Comprender la importancia de una acción,
adquirir la habilidad para llevarla a cabo y tener la motivación para hacerlo son esenciales.
El proceso de cambio:

● Proceso progresivo de cambio: El cambio de ser y ver es un proceso gradual. Cambiar la


forma en que somos lleva a ver las cosas de manera diferente, y a su vez, cambiar nuestra
percepción cambia nuestra forma de ser. Este proceso es una espiral ascendente de
crecimiento.
● Superar viejos paradigmas: Trabajando en las tres dimensiones, podemos superar
paradigmas antiguos que nos han proporcionado una falsa sensación de seguridad. Aunque
este proceso puede ser doloroso, está motivado por un propósito superior y una disposición
para sacrificar deseos actuales en favor de objetivos futuros.
● La felicidad en el cambio: Este proceso de cambio puede ser impulsado por la búsqueda de la
felicidad, que puede entenderse como el resultado de estar dispuesto a sacrificar lo que
queremos en el presente por lo que deseamos alcanzar en el futuro.

Los hábitos están compuestos por conocimiento, capacidad y deseo, y desarrollar hábitos
efectivos requiere trabajar en estas tres dimensiones. El proceso de cambio implica un ciclo
progresivo de transformación, donde el cambio en la forma de ser influye en la percepción y
viceversa. Aunque puede ser desafiante, este proceso de cambio impulsado por un propósito
superior conduce a un mayor crecimiento y, en última instancia, a la felicidad.

El continuum de la madurez

Los siete hábitos no son un conjunto de partes independientes o fórmulas fragmentadas de


«excitación pasajera» sino que, nos mueven progresivamente
sobre un continuum de madurez, desde la dependencia hacia la independencia y hasta la
interdependencia.

El hecho de que alcancemos nuestra total maduración física, por ejemplo, no necesariamente nos
asegura una simultánea madurez mental o emocional.
Por otro lado, la dependencia física no significa que una persona sea mental o emocionalmente
inmadura. En el continuum de la madurez, la dependencia es el paradigma del tú: tú cuidas de mí; tú
haces o no haces lo que debes hacer por mí; yo te culpo a ti por los resultados.

La independencia es el paradigma del yo: yo puedo hacerlo, yo soy responsable, yo me basto a mí


mismo, yo puedo elegir. La interdependencia es el paradigma de nosotros: nosotros podemos
hacerlo, nosotros podemos cooperar, nosotros podemos combinar nuestros talentos y aptitudes para
crear juntos algo más importante. Las personas dependientes necesitan de los otros para conseguir
lo que quieren. Las personas independientes consiguen lo que quieren gracias a su propio esfuerzo.
Las personas interdependientes combinan sus esfuerzos con los esfuerzos de otros para lograr un
éxito mayor.

La independencia de carácter nos da fuerza para actuar, en lugar de que se actúe sobre nosotros.
Nos libera de depender de las circunstancias y de otras personas, y es una meta liberadora que vale
la pena. Pero no es la meta final de una vida efectiva. El pensamiento independiente por sí solo no
se adecua a la realidad interdependiente. Las personas independientes sin madurez para pensar y
actuar interdependientemente pueden ser buenos productores individuales, pero no serán buenos
líderes ni buenos miembros de un equipo.

La interdependencia es una elección que sólo está al alcance de las personas independientes. Las
personas dependientes no pueden optar por ser interdependientes. No tienen el carácter necesario
para hacerlo, no son lo bastante dueñas de sí mismas.

¿Cómo influye el continuum de madurez del individuo en las organizaciones?

● Los Dependientes.
Son el personal que si no le dices lo que tiene que hacer, no generan ninguna iniciativa,
realizan tareas rutinarias y sin horizonte; no se permiten ver el resultado final del trabajo que
realizan, se paralizan a esperar las nuevas instrucciones, no se siente responsables por los
resultados generados, no generan ideas o propuestas de mejoras. La palabra clave en esta
etapa es “TÚ”, porque generan excusas como, “tú eres el responsable de lo que yo haga”, “te
culpo a ti de mis fracasos”, “no logro los objetivos por tu culpa”, “la empresa no me da los
recursos que necesito”, o “no me prepararon adecuadamente para este trabajo”.

● Los Independientes.
Son los trabajadores que logran visualizar la importancia de su puesto y acompañan los
resultados generados. Son los que van más allá de lo que les pide su jefe, porque son
proactivos, no pierden el tiempo, están enfocados en lo no Urgente e importante que deben
hacer, buscan las herramientas necesarias para complementar su preparación, son
responsables y la palabra clave para este nivel es “YO”. “Yo puedo hacerlo”, “yo me encargo”,
“yo estoy preparado”, “yo hago que las cosas sucedan”.

● Los Interdependientes.
Acá la palabra clave es “Nosotros”, porque en este nivel somos lo suficientemente
independientes y maduros para entender, que una sola persona no puede hacer cosas
verdaderamente importantes o generar los resultados esperados. Comprenden que operan
juntos para lograr lo que se quiere y saben trabajar en equipo, son sinérgicos, hablan sin
temor, dando su punto de vista de manera respetuosa y prudente, son empáticos. Importante,
muchas Personas llegan a ser Independientes pero no a ser Interdependientes.

La efectividad definida
Los siete hábitos son hábitos de efectividad. Como se basan en principios, brindan los máximos
beneficios posibles a largo plazo. Se convierten en las bases del carácter, creando un centro
potenciador de mapas correctos, a partir de los cuales la persona puede resolver problemas con
efectividad, maximizar sus oportunidades y aprender e integrar continuamente otros principios en
una espiral de desarrollo ascendente.
Son también hábitos de efectividad porque se basan en un paradigma de la efectividad que está en
armonía con una ley natural, con un principio que se ha denominado «equilibrio P/CP», donde P es
“producción” y “CP” es la capacidad de producción. Si sólo nos centramos en la producción, nuestra
capacidad productiva se va a ir deteriorando, por esto muchas personas chocan contra él.

Tres tipos de bienes


● Bien físico: Bien que tiene un soporte material o tangible. Mantener un equilibrio entre P y CP
para determinar una diferencia en el empleo efectivo de los bienes físicos.
● Bien económico: Poseen un valor y son susceptibles de ser valuados en términos monetarios.
Nuestra capacidad más valiosa, es la de ganar dinero. Si no invertimos continuamente en CP
limitamos severamente nuestras opciones.
● Bien humano: Como hemos de ser, actuar y en general vivir. En el área humana el equilibrio
entre P/CP es fundamental e incluso más importante, ya que somos nosotros quienes
controlamos los bienes físicos y económicos.

CP Organizacional
Cuando la gente no respeta el equilibrio P/CP en su uso de los bienes físicos en las organizaciones,
reduce la efectividad organizacional y suele dejar a otros una "gallina moribunda".

El equilibrio P/CP resulta particularmente importante cuando se aplica a los bienes humanos de la
organización: clientes y empleados. Hay organizaciones que hablan mucho sobre los clientes y
descuidan por completo a las personas que tratan con ellos: los empleados. El principio CP dice que
siempre hay que tratar a los empleados exactamente como queremos que ellos traten a nuestros
mejores clientes. Para actuar sobre la CP hay que tratar a los empleados como voluntarios, tan
voluntarios como los clientes, porque eso es lo que son. Aportan voluntariamente sus mejores dotes:
el corazón y la mente.

La efectividad reside en el equilibrio. Centrarse excesivamente en P da por resultado una salud


deteriorada, máquinas desgastadas, cuentas bancarias en números rojos y relaciones rotas.
Centrarse demasiado en CP es como correr tres o cuatro horas al día, alardeando acerca de los diez
años de vida que eso va a traer a nuestras vidas, sin darnos cuenta de que los estamos perdiendo
en la propia carrera. Mantener el equilibrio P/CP, el equilibrio entre los huevos de oro (la producción)
y la salud y el bienestar de la gallina (capacidad de producción), suele exigir un juicio delicado.

El equilibrio P/CP es la esencia misma de la efectividad. Esto es válido para todos los aspectos de la
vida. Es la definición y el paradigma de la efectividad sobre los cuales se basan los siete hábitos que
serán expuestos en los trabajos posteriores de nuestros compañeros.
CONCLUSIÓN

En conclusión, los Siete Hábitos de Stephen Covey proporcionan un marco poderoso para el
crecimiento personal y la efectividad. Estos hábitos están profundamente relacionados con los
paradigmas y el carácter de una persona, formando la base de su forma de pensar, actuar y
relacionarse con los demás. Los paradigmas, que son conjuntos de creencias y perspectivas
arraigadas, están intrínsecamente ligados al carácter de una persona.

Los Siete Hábitos son fundamentales para lograr una efectividad sostenible a largo plazo. Al estar
arraigados en principios sólidos, estos hábitos no solo proporcionan beneficios momentáneos, sino
que también establecen las bases para un carácter fuerte y una perspectiva correcta de la vida. Al
adoptar estos hábitos, las personas pueden moldear su enfoque hacia paradigmas correctos, lo que
les permite abordar problemas con efectividad, aprovechar al máximo las oportunidades y mantener
un desarrollo constante.

También podría gustarte