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ESCRITURA, PANDEMIA Y LA ACADEMIA

JUAN DAVID RÍOS ZAPATA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA DEL CARIBE

CECAR

2020

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La RAE (Real Academia Española) define la escritura como la habilidad de comunicar
ideas y pensamientos, es decir, la escritura tiene una intención comunicativa. La habilidad
escritural representa el más alto nivel de aprendizaje lingüístico, por cuanto en ella se integran
experiencias y aprendizajes relacionados con las habilidades lingüísticas (hablar, escuchar,
leer y escribir) se ponen en funcionamiento todas las dimensiones del sistema lingüístico
(fonología, morfología, semántica, sintaxis y pragmática).

La escritura es una habilidad compleja, que implica que el escritor tenga


conocimientos, habilidades básicas, estrategias y capacidad para coordinar diferentes procesos.
En la escritura no se trata solamente de una codificación de significados a través de reglas
lingüísticas y gramaticales. Se trata de un proceso, que a la vez es social e individual, en el que
se configura un mundo y se ponen en juego saberes, competencias e intereses. Escribir es
producir lenguaje. Es una necesidad primordial en la comunicación humana, más aún, en estos
tiempos modernos, digitales y difíciles.

La pandemia no es la excepción en la necesidad de escribir, por estos días, mientras los


gobiernos articulan esfuerzos para reactivar la economía y el empleo en las regiones, muchas
instituciones como los juzgados y en mi caso particular en la educación hacemos teletrabajo,
lo que configura una labor y necesidad de escribir desde un lugar diferente al que
habitualmente realizamos nuestro trabajo presencial. Bajo esa perspectiva la escritura es la
herramienta que permite tener informado al grupo de trabajo, grupo de estudiantes,
destinatario en general. Una mezcla de representación gráfica con el mundo digital y el
autocuidado. Gran enseñanza nos deja la pandemia, reconocer la importancia de la habilidad
comunicativa de la escritura, recuperar la comunicación escrita en la sociedad, fortalecer
elementos lingüísticos que permiten compartir el pensamiento.

En la formación profesional y académica la escritura juega un papel determinante, en


ese sentido, ningún ambiente es tan propicio para el desarrollo de la escritura como el medio
académico. Tradicionalmente, el ingreso de una persona al aula ha estado marcado por su
relación con la posibilidad de la escritura. Las primeras palabras escritas de un niño y el
desarrollo de las habilidades lectoescriturales alcanzan el status de “estudio” en el aula, sin
desconocer que la familia juega el papel más importante en la formación no sólo personal sino
también académica. Estudiar ha sido, por tradición, un análisis del conocimiento y la
información que está escrita.

Atendiendo a este hecho, se fortalece en la universidad las tareas encaminadas hacia la


lectoescritura. En la academia estudiamos sobre lo que está escrito y a su vez, producimos
escritos. Por tanto, debemos atender estas necesidades y enfocar gran parte de nuestra
disciplina educativa al desarrollo de habilidades lectoescriturales. La formación del estudiante

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universitario, encaminada hacia la producción del discurso escrito es el objetivo de este nivel
académico (Ministerio de Educación Nacional).

Gran reto tenemos los futuros profesionales en las diferentes áreas del conocimiento,
en mi caso puntual, transversalizar la educación con la administración pública, articular la
escritura con el mundo académico y las nuevas tecnologías. En ésta, el internet es el recurso
que nos permite acercarnos mucho más a la posibilidad de escribir cada vez más, de
conectarnos permanentemente. El chat, el correo, los blogs, las redes sociales, entre otros, son
herramientas que ofrece el mundo digital para agilizar el proceso de comunicar y compartir
ideas. En ese sentido, se puede afirmar que hoy en día no hay excusa para no escribir ni tener
contacto con cualquier persona en el mundo para comunicarnos, es decir, para realizar una
intención comunicativa. El mundo digital nos acercó más, nos facilitó muchas cosas, pero
desafortunadamente otras iniciaron su proceso de decadencia, las bibliotecas por ejemplo.

Todas las personas, principalmente los que hacemos parte del mundo académico y
profesional estamos en la red y en red, es decir, comunicados siempre, por eso el momento de
escribir se acerca cada vez más al momento de hablar. La velocidad de respuesta que exige la
red cada vez más se parece a la velocidad exigida en la oralidad (González Rátiva, 2008). Por
eso, la nueva escritura está generando un proceso de comunicación, una serie de códigos y
representaciones que nos demandan más la atención y el análisis; las abreviaturas, siglas,
emoticones, símbolos, imágenes, infografías, que sin duda, nos han llevado a “descuidar” las
normas gramaticales que se requieren en la escritura habitual, se va perdiendo la estética y la
belleza ortográfica, no escribimos igual pero transmitimos un mensaje, no importa el medio,
sólo importa lo que queremos transmitir, no se distingue el medio, solo el fin.

Ante esta situación, los actuales y futuros profesionales debemos tener en cuenta que
existe una amplia variedad en el uso de nuestra lengua y que sin importar el medio escrito que
estemos usando, éste debe orientar el proceso de construcción del mensaje. De allí la
importancia de hacer el análisis cuando se escribe, de detenerse a pensar en las preguntas: ¿a
quién me voy a dirigir? ¿cómo me voy a dirigir? ¿por qué lo haré? ¿qué recursos usaré?
Buscar una intención comunicativa cuando se escribe.

Uno de los objetivos de la formación académica y profesional radica en estructurar


textos escritos que permitan el disfrute al leer la producción, un discurso que goce de
cualidades técnicas, que el lector permita calificarlo como bien elaborado, un escrito que
movilice el pensamiento del lector, que permita establecer ese diálogo respetuoso y un
intercambio de saberes que produzcan aprendizajes significativos y permitan enriquecer la
experiencia individual.

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¡Sí! Esa es la gran tarea de la escritura actual, del devenir, del futuro profesional,
vocación y escritura al servicio de los demás.

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BIBLIOGRAFÍA

González Rátiva, M. C. (2008). Expresión oral y escrita. Medellín. Universidad de Antioquia.

Sánchez, Alexander (2016). Escritura y análisis desde la alfabetización académica y la retórica


funcional. Fundación Universitaria Católica del Norte.

Referencia.
Ministerio de Educación Nacional (1998). Serie lineamientos curriculares, lengua castellana.
Recuperado en : www.mineducacion.gov.co/1621/articles-339975. Santa Fe de Bogotá.

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