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Magia para la noche de San Juan

“Que habelas, hailas”, reza el dicho y en la noche del 23 al 24 de junio, procuran invocar al bien y alejar al mal,
deseando que los buenos conjuros los ayuden hasta el siguiente año. En la  “Noite Meiga” y la del 31 de
diciembre, que es San Silvestre, las brujas despliegan una gran actividad y se producen desde el anochecer y
hasta el canto del gallo, febriles luchas entre luces y sombras, entre el bien y el mal, dice la traducción.
Se dice que las hadas suelen tener especial predilección por la Madrugada de San Juan y es la noche, en la que
se recogen hierbas con poderes medicinales y protectores, en la que el rocío y el agua de manantial tienen
poderes curativos. Su origen se pierde en la noche de los tiempos, si bien en los últimos siglos se asimilo al
Cristianismo. Es una fiesta Solar y todo el simbolismo y los homenajes, se centran en el Sol y sus
manifestaciones, el fuego. Por ello, se encienden hogueras, fuegos o luminarias, purificadores para festejar la
llegada del solsticio de verano en el hemisferio Norte y así darle más fuerza al sol, que a partir de estos días, va
haciéndose más "débil". Estas fechas son celebradas en España, Portugal,
Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Reino Unido, Brasil tiene Festas Juninas, Paraguay, Bolivia, Chile,
Venezuela, etc.
Hay un gran número las leyendas, romances, tradiciones y mitos relacionados con la festividad y por eso es
considerada la gran noche del amor, los oráculos, la adivinación y la fertilidad. La memoria colectiva de la “Terra
Meiga”, entre otras, tiene acumuladas historias vivas, muchas de ellas conservadas por tradición oral. Cuentan
las leyendas que, cuando se pone el sol que alumbra el día del 23 de junio, las “lareiras” de las brujas se
convierten en improvisados laboratorios donde potes, ungüentos y conjuros se mezclan en combinados
encantamientos como preámbulo de su vuelo nocturno, al aquelarre y “hailas” que deciden recibir el solsticio al
amparo de los montes, en una barca que surca el mar o en reuniones en descampados, cuevas, ríos y
riachuelos, así como en campos despejados. De ahí que hasta en el lugar más recóndito de Galicia se encienda
una hoguera como símbolo purificador y protector. Es el fuego que, una vez hecho brasas, se salta al grito de
“Bruxas fóra” con el fin de alejar los males que puedan avecinarse. Es, pues, alrededor de una hoguera donde la
simbología re vive y en torno al fuego, se canta, se baila, se come y se bebe con el fin de ahuyentar a los malos
espíritus, festejar y preservar la vida, como hace miles de años, el hombre hace.

Orígenes
Los antiguos celtas llamaban Alban Heruin al instante en el que el Sol se hallaba en su máximo esplendor;
cuando estaba durante mas tiempo en el cielo y ostentaba su máximo poder a los hombres y al mismo tiempo,
ese mismo día, empezaba a decrecer en el rumbo al otoño y al solsticio de Invierno. Para conmemorar y al
mismo tiempo para atraer su bendición sobre hombres, animales y campos, por el invierno que se acercaba, se
encendían grandes hogueras.
La celebración celta del Beltaine que significa “fuego de Bel” o “bello fuego” y que se realizaba el primero de
mayo y era un festival anual en honor al dios Belenos, se asimila al secretismo cultural de sus herederos y el
cristianismo imperante. Los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra
las enfermedades y rogaban a los dioses que el año fuera fructífero, sacrificando algún animal, para que sus
plegarias fueran atendidas.
Las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes
hogueras de carácter purificador. Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas
fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas. Se atribuían propiedades
medicinales a las hierbas recogidas esos días.
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Noche de Leyendas.
Numerosas leyendas fantásticas hablan de un período en el que se abren las invisibles puertas del “otro lado del
espejo” y se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados. Se liberan de sus prisiones y ataduras
a las reinas moras y las princesas cautivas de los embrujos o maldiciones; rugen los dragones y vuelan los
“caballucos del diablo”; afloran enjambres de raros espíritus y duendes amparados en la oscuridad de la noche y
de los matorrales; las gallinas de oro, con su áureo plumaje, tientan a los incautos codiciosos; las mozas
enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las plantas venenosas pierden su dañina
propiedad y en cambio las salutíferas, centuplican sus virtudes; los tesoros se remueven en las entrañas de la
Tierra y las losas que los ocultan, los dejan al descubierto, para que algún pobre mortal deje de serlo; el rocío
cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo; los
helechos florecen al dar las doce campanadas. En definitiva, la atmósfera se carga de un aliento sobrenatural
que impregna cada lugar de magia y es el momento propicio para estremecernos al narrar toda clase de
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leyendas, al resplandor del fuego. Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a
las dimensiones mágicas, es la noche en que el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista.
La noche y el amanecer, están dedicado a San Juan en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas que
se manifiestan en esta mágica jornada, en la que todas las sociedades tradicionales ponen en marcha
numerosos rituales de antiguo origen y profundo arraigo cultural.
Rituales folklóricos.
La hora mágica son las doce y es el momento de sumarse al ritual de la depuración por medio del fuego y el
agua. El culto al fuego y las hogueras, se han conservado más que en otras fiestas y la costumbre popular ha
mantenido su práctica incluso dentro del mismo cristianismo.
-En las fogatas se calientan papas, que luego son ofrecidas a los asistentes para así asegurarles alimento
suficiente durante todo el año.
-Se arrojaban a las llamas ropas viejas, papeles, y cualquier objeto que representara un mal recuerdo, y así se
exorcizaban los malos sucesos de los doce meses anteriores.
-Los devotos preparan caminos de brasas de varios metros de largo y caminan descalzos sobre ellos. La
celebración es acompañada con bailes, comidas y bebidas.
-En el exacto momento en que el sol ilumina el amanecer del día 24, las aguas de fuentes y arroyos están
dotadas de poderes especiales para curar y brindar protección a la gente, así quien se baña en el rocío que cae
esa noche quedará protegido durante todo el año.
-Meterse desnudo y de espaldas al mar, mirando la luna, permitirá a quien lo haga obrar ciertos prodigios.
-El 23 de junio es la única noche del año en que nadie puede mirarse al espejo después de bañarse si se quiere
que el hechizo sea efectivo.
-Si una mujer se mira desnuda y de espaldas en un espejo, a media noche y con la luz de una vela, verá el
momento de su muerte.
-Quien madrugue el día 24 no pasará sueño el resto del año.
-El apelativo de "Verbena" a esta fiesta se lo dio la costumbre practicada en algunos lugares por las jóvenes
casaderas de ir a recoger verbena a las doce de la noche del 23 para conseguir el amor del hombre deseado por
su corazón.
-La pareja que salta unida la hoguera consigue felicidad y buena fortuna.
-Las guirnaldas que son trenzadas por ellas para sus amados y que arrojadas a través de las llamas son
recogidas antes de que caigan al fuego se guardan como talismanes de buena fortuna y ocasionalmente, se
quemaba alguna cinta en el hogar para procurar protección de sus habitantes y animales.
-Se colocan tres papas: una pelada, otra a medio pelar y una sin pelar, debajo de la cama el 23 y al despertar se
saca una. Si escoge la pelada será un año difícil, a medio pelar, será un año sin mayores problemas pero
tampoco le sobrará dinero y si escoge la con cáscara será un año exitoso en el plano económico.
-Esta noche a las 12 se mira a la luna y después a la higuera que florecerá y quien pueda cortar la flor del este
árbol se enriquece y es feliz hasta su muerte. Lo más tenebroso de esta prueba es que se supone que antes de
sacar la flor, te encontraras incluso con el diablo merodeando, que te hará alguna prueba.
-La Noche de San Juan es la única oportunidad del año para salir a buscar entierros o aquellas misteriosas luces
que aparecen en los campos y cuya presencia indica que sobre ese sitio está enterrado un tesoro.
-A las doce de la noche, debes derramar tinta sobre una hoja de papel, después la doblas y vuelves a doblar. A
la mañana siguiente, debes interpretar el dibujo de la tinta.
Funciona también, con una yema de huevo de gallina negra, vaciada en un vaso.
-Si quieres saber quién va a ser tu marido o mujer, entierra tres porotos, asignándole a cada poroto el nombre de
un pretendiente. Aquel poroto que amanezca más brotado revelará el nombre del futuro cónyuge.
-En la mañana, muy temprano la gente se lava el pelo y la cara con las aguas bendecidas y comienza a llamar,
tres veces consecutivas: "San Juan, San Juan, San Juan, dame milcao, (guiso de papas con manteca) yo te
daré pan".

-En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra y agua. Luego se le hace un pedido
poniendo fe en el bautismo de San Juan.
- A medianoche se hace una cruz en los árboles y antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua
de vertiente, para que den bastante fruta durante el año.
-La elaboración de ramos con rosas, saúco, hinojo, hierba de San Juan, cardos y otras flores; lavarse a
medianoche en una fuente, riachuelo o el mar; frotarse la piel con el rocío de la mañana; echar sal por encima de
los tejados, son algunos de los recursos más empleados por aquellos que buscan la protección. 
-En la noche de San Juan la gente quemaba ruda, romero y alhucema, que son las que trajeron los moros.
También echaban en la hoguera, a escondidas, SAL, AZÚCAR, ARROZ, MAIZ y GARBANZOS para expulsar los
males.
Se echaban puñados mezclados y así nadie adivinaba lo que habían tirado los demás porque cada cosa servía
para conseguir algo diferente. Esos sahumerios servían para quitarse el mal de ojo o para pedir un deseo para el
resto del año, entre otras cosas. Esas noches se quedan sin agua la fuente y los pilares del pueblo. Los jóvenes

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salen provistos de calderos, latas o cualquier otro recipiente para coger agua, estos recipientes se
llenan de agua y empiezan a echársela unos a otros o al primero que se encuentren por la calle, esa noche todo
vale. Según los viejos del lugar, el motivo de echarse agua era para apagar los demonios. Todavía, hasta no
hace mucho, algunas madres cuyos hijos se quebraban, bajaban la noche de San Juan al río para, una vez allí,
“pasarlo por la mimbre”. Consistía el remedio en rajar una mimbre y pasar al niño nueve veces por en
medio, debiéndose poner, a un lado, una persona que se llamara Juan y, al otro, otra de nombre María. Al
entregárselo el uno al otro, alternativamente decían la frase de “Tómalo Juan”, “Dámelo María” durante los nueve
pases. Acabada la ceremonia se volvía a unir la mimbre y si la planta tornaba a verdeguear, la quebradura del
niño curaba de inmediato.” De madrugada sale el tambor para ir reuniendo a los devotos de raíz y principales
autoridades y toca en sus puertas un antiquísimo toque, luego se abre la casa donde se invita con dulces y
aguardiente. Una vez todos reunidos cuando ya ha amanecido se abren las puertas del templo y se le toca LA
ALBORÁ  al santo entre una gran emoción.  Al amanecer el día de San Juan los hombres danzan en círculo para
saludar al sol en el solsticio. Los juanillos y juanillas son unos muñecos de trapo que representan sucesos del
año y que se elaboran con maderas, ropa vieja y cartones para ser quemados esa noche. La gente aprovecha
para expresar su crítica y sobre todo su buen humor, desplegando la conocida guasa gaditana. Además de estas
figuras, conocidas también como el Juan y la Juana, los lugareños se reúnen en la orilla del mar para quemar
todo tipo de enseres viejos simbolizando el deseo de romper con el pasado y de comenzar una etapa nueva.
Antiguamente, la gente recogía a la mañana siguiente los trozos de carbón que habían quedado en las hogueras
para venderlos, sacándole un beneficio extra a las hogueras. Lo mismo se hacía con todo tipo de piezas
metálicas que solían ir unidas a los muebles viejos y que quedaban liberadas de la madera con el fuego y que
eran usadas como amuletos de la suerte.

Rituales operativos.
-Disponer de un bol o fuente, mejor de vidrio, cerámica o plástico. Dejar a la intemperie para que descienda y
condense el rocío del 24 de madrugada. Luego guardar todo en un frasco limpio, antes que salga el sol.
-Dejar en un recipiente con las mismas características que las anteriores, agua de la mejor calidad, expuesta al
rocío. Recogerla y guardarla, mejor en envase oscuro.
-Dejar a la intemperie, mejor en algún lugar dispuesto para tal fin, armas, herramientas, artefactos, etc. que
merezcan ser purificados al rocío de la noche.
-Si va a hacer una hoguera con fines mágicos, utilice, maderas sagradas. Inicie quemando incienso. Si son
pocas personas, trace un circulo mágico a su alrededor.
Para darle fuerza y vía propia al fuego, proyecte el polvo sobre el fuego hecho con las sustancias que
correspondan, bien molidas y previamente cargadas con las intenciones. Riegue con tinturas y hierbas y
alimente el fuego hasta dominarlo hacerlo poderoso en el sentido que sirva como medio entre este y el otro
mundo. Luego escriba su pedido y quémelo. Puede usar laurel para ello.
-Los carbones que queden al día siguiente, no los tire. Son excelentes para utilizarlo quemando sustancias en
ellos, el resto del año.
-No se olvide de recoger el fuego en una vela y guardarlo, para cuando lo necesite en otro momento.
-Hacer una noche de vela y al amanecer, introducirse al mar. Esta variación en grupo, puede terminar con un rito
ideado específicamente, en círculo, con unión de manos etc.
-Todo el proceso, si se desea ritualizar, puede empezar temprano con un baño de purificación y si por el frío, no
desea ingresar al mar, nada le impide terminarlo bajo la ducha de su casa.

Magia operativa.
En la Noche de San Juan hagamos magia con las velas para conseguir nuestros propósitos. Busquemos, una
vela blanca, una vela marrón, de menor tamaño, seis velas con los colores según se detalla a continuación y un
recipiente con agua de manantial y unas hojas de laurel, papel y lápiz y mucha inspiración. Hagamos un espacio
que oficie del altar, sobre el cual vamos a realizar nuestro ritual. La vela blanca representa la vida, la luz, la
pureza expresada a través del fuego incorrupto: Dios mismo o la mente que rige el cosmos.
Las seis velas de colores representan a la luz blanca del Sol, que al descomponerse da como resultado los seis
colores del Arco Iris : 1-rojo; 2-anaranjado; 3- amarillo; 4- verde; 5- azul; 6- violeta.
La vela marrón, simboliza la oscuridad y los males que nos acosan en nuestra vida. Es de menor tamaño y por
eso se encuentra en inferioridad con respecto a la luz blanca representada por la sumatoria del resto de las
velas. La oscuridad será vencida por la luz y consumida por el fuego sagrado. Según antiguas leyendas, el agua
de los manantiales que utilizamos la Noche de San Juan cura los males, ahuyenta el mal de ojo, atrae juventud y
belleza y contienen, además, virtudes fecundantes. Tradicionalmente las plantas que se utilizan esa noche
tienen adquieren mayores propiedades y pueden utilizarse como amuletos protectores, curación, etc. El laurel,
además es un símbolo de victoria, ahuyenta las malas vibras. Esparcimos con el ramo de laurel, alrededor del
altar agua siguiendo el sentido de las agujas del reloj de manera que cerremos un círculo completo. Una vez
dentro no rompemos el círculo o deberemos trazarlo de nuevo. Vamos a recurrir a ensalmos o jaculatorias,
según sea los fines que esperamos conseguir, para agregarle, la potencia del verbo creador.

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1.- Encendemos la vela blanca mas arriba en el altar, invocando el nombre del altísimo y declarando el sentido
general de lo que vamos a hacer, pidiendo la protección y consumación del acto mágico y agregamos "La luz del
Sol, del Arco Iris, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido. Así
como digo sea hecho".
2.- A continuación encendemos las velas de colores, por orden de numeración antes descripto y pronunciamos la
segunda oración por cada una de las velas en el momento de encenderlas: "La luz del Sol y la potencia de los
siete rayos, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido. Así como
digo, sea hecho".
3.- Al encender la vela marrón que estará en el centro de las velas anteriores, decimos: "Esta vela representa la
oscuridad que esta noche de San Juan será vencida por la fuerza y la potencia de la luz del Sol. Así como digo
sea hecho".
La velas blanca se enciende primero con fuego de cerillas, de allí con una vela auxiliar se saca fuego para las
velas de los siete rayos. La vela negra es mas chica que todas las demás y se enciende con fuego nuevo, no de
las demás velas. Si tenemos algún problema con el color de la vela marrón, sustitúyase por una blanca. Luego,
nos concentramos fijando la atención en nuestro propósito y si lo deseamos escribiremos en dos hojas de papel,
en una lo negativo que quemaremos con la vela marrón y en otro lo que deseamos que quemaremos con fuego
de las velas de los siete rayos meditando en que todo lo malo quedará eliminado, vencido, excluido de nuestra
vida y lo bueno prosperara. Sentimos cómo la luz que sale de las seis velas del Arco Iris consume hasta la raíz
del mal, con la fuerza purificadora del Sol. Unidas las siete fuerzas comienzan a devorar la luz que procede del
marrón, de las tinieblas arrasando los males pasados, presentes y futuros. El lado oscuro que queremos destituir
va sucumbiendo. Lentamente se impone la claridad. La luz domina sobre las tinieblas. El círculo se cierra, los
hechos se han consumado. Visualizamos los deseos cumplidos encerrados en el círculo donde nadie nos los
puede arrebatar, percibimos la alegría del triunfo. Si tenemos una hoguera y siguiendo las costumbres
ancestrales, saltamos por encima del fuego como acto que culmina el definitivo cumplimiento de nuestros
propósitos por tres veces. El laurel que hemos utilizado en el ritual podemos colocarlo en cualquier lugar de
nuestra casa porque de él seguiremos obteniendo la protección que necesitamos.

San Juan Bautista


Lo paradójico del asunto es que el 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento del Bautista, cuando de los
Santos siempre se recuerda el día de su muerte o Pascua; esta excepción es porque fue santificado en el vientre
de su madre y vino al mundo sin culpa. JUAN, procede del hebreo Yo-hasnam, con el significado de “Dios es
misericordioso”. Otra etimología muy cercana es la de Jo-hanan o Jo-hannes, que significa “Dios está a mi
favor”. Su fiesta, el 24 de junio, es una fiesta solar, de luz y de fuego, decantación de los más antiguos ritos de la
humanidad, porque fue imposible erradicar las ancestrales celebraciones solares. San Juan Bautista, es un Sol
menor que abre camino al gran Sol, que es Cristo.

Oración
El sepulcro del Bautista, junto con los de Elíseo y Abdía, fue venerado en la ciudad de Samaria hasta el siglo IV,
cuando Julián el Apóstata hizo que sus restos mortales fuesen diseminados. La Iglesia católica celebra el 24 de
junio el nacimiento de San Juan Bautista y el 29 de agosto conmemora su decapitación. Oración: “Gloriosísimo
San Juan Bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor sol, trompeta del Cielo, voz del
verbo eterno, sois el mayor de los santos y abanderado del Rey de la Gloria; más hijo de la gracia que de la
naturaleza y por todas las razones, príncipe poderosísimo en el Cielo; Otorgadme el favor que os pido _____, si
fuere conveniente para mi salvación; y si no para mi perfecta resignación, con abundante gracia; que
haciéndome amigo de Dios, me aseguré las felicidades eternas de la Gloría. Amén.”

Como se festeja en algunos lugares


Por estas regiones, las tradiciones Españolas en general y Gallegas en particular, mantienen una mixtura de
fiesta y sincretismo mágico, desarrollado de acuerdo a las condiciones locales. Así quien participe de alguna de
estas fiestas se podrá encontrar por ejemplo que habrá una cena con tres entradas diferentes y entre cada una
de ellas, baile. La comida y solo a modo de ejemplo podría tener como algunos de los paltillos: orejas de
chancho y pan, empanadas y chorizos, ravioles de verdura y pescados y achuras y pulpón. Todo regado con
vino tinto. Las gaitas, los gaiteros y el “toque”, hacen al estado con que se busca llevar a los concurrentes al
momento de la queimada. Debemos decir que estamos participando de un ritual; mas o menos llevado según el
maestre con mayor o menor regularidad, pero que por lo pronto ya conlleva los cuatro elementos mas la danza,
la música con determinados sones, frecuencias y tempos mas el vino propiciatorio. Al final se suele servir el
roscón, que es una rosca dulce (solar). Si no se festeja la noche 23/24 deberá hacerse un domingo, que es la
pequeña pascua. Sobre esta base psico-emocional que sirve de preparación y llevo a los concurrentes al nivel
de vibración buscado, se puede edificar el efecto operativo de la queimada. Sobre las 12, la queimada
(quemada) que es un preparado que varia según que maestre lo haga, esta al fuego, preparándose y tomando
fuerza. Esta formula incluye agua ardiente (fermento de maíz) y puede contener según sea el caso, hierbas,
miel, etc. Se coloca en olla (mejor de barro cocido) y se le da calor (fuego) mientras se va conjurando. Hay

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quienes prefieren hacer, un sellado antes de esa hora mágica, con el objetivo de magnetizarlo mediante
conjuros, ya que el ambiente festivo puede hacer improvisar demasiado y la ceremonia, perder fuerza operativa.
Luego se enciende (flambea) y se cucharea mientras el público guarda silencio. El maestre hará el conjuro en
voz alta mientras revuelve y sirve en vasos de barro o cerámica, el liquido mágico. El conjuro involucra los
deseos de limpieza, corte y purificación para todos y para el resto del año. Deberían de aparecer en escena
entonces las “meigas” que son mujeres que con pequeñas escobas o ramilletes de acacia, limpian y exorcizan a
los participantes mientras, dan cuenta de la queimada. Luego de esta parte del ceremonial (culmine) el baile
sigue cual viejo aquelarre, hasta que el cuerpo aguante, entre comidas alusivas y cantos improvisados.

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