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Fundamentos Científicos de las Estrategias de Puesta a Punto o

Tapper antes de las Competiciones


Iñigo Mujika, Sabino Padilla.
Department of Research and Development, Medical Services, Athletic Club of Bilbao,
Basque Country, España.

Para citar este artículo en su publicación original: Mujika, I. and S. Padilla. Scientific Bases for
Precompetition Tapering Strategies. Med. Sci. Sports Exerc., Vol. 35, No. 7, pp.1182–1187, 2003.
Para citar este artículo en Español: Mujika, Iñigo. Padilla, Sabino. Fundamentos Científicos de las
Estrategias de Puesta a Punto o Taper antes de las Competiciones. PubliCE Premium. 02/12/2010. Pid: 1303

RESUMEN
La puesta a punto o taper es una reducción progresiva no lineal de la carga de entrenamiento
durante un período variable de tiempo, que tiene como objetivo reducir el estrés fisiológico y
psicológico del entrenamiento diario y optimizar el rendimiento en los deportes. El objetivo
de la puesta a punto debe ser minimizar la fatiga acumulada sin afectar las adaptaciones. La
mejor manera para lograr esto es mantener la intensidad de entrenamiento, reducir el
volumen de entrenamiento (a 60-90%) y reducir levemente la frecuencia de entrenamiento
(no más de 20 %). La duración óptima de la puesta a punto varía desde 4 días a más de 28
días. Las puestas a punto progresivas no lineales producen más beneficios para el
rendimiento que las puestas a punto en escalón. El rendimiento normalmente mejora
aproximadamente un 3% (generalmente entre 0,5 y 6,0%), debido a los cambios positivos en
el estado cardiorrespiratorio, metabólico, hematológico, hormonal, neuromuscular y
psicológico de los atletas.
Palabras Clave: puesta a punto, entrenamiento, entrenamiento reducido, desentrenamiento,
rendimiento.

INTRODUCCION
En todo el mundo los atletas, entrenadores y científicos deportivos, están transgrediendo cada
vez más los límites de la adaptación humana y de las cargas de entrenamiento, con el
objetivo de alcanzar rendimientos máximos en las competencias más importantes de sus
deportes respectivos. En muchos eventos competitivos, estos rendimientos máximos a
menudo están asociados con una marcada disminución en la carga de entrenamiento realizada
por los atletas durante los días previos a las competencias. Este período de entrenamiento
reducido generalmente se conoce como puesta a punto o taper (2, 8, 17, 19, 27, 28, 35, 38,
44, 49, 50).
La puesta a punto es el último período del entrenamiento antes de una competencia
importante y es de suma importancia para el rendimiento de un atleta y para los resultados
que se alcancen en el evento (3, 19, 28, 32, 34, 37, 41, 45, 46). Sin embargo, no hay ninguna
fase de entrenamiento durante la cual los entrenadores estén mas inseguros, sobre cuales son
las estrategias de entrenamiento más convenientes para cada atleta individual, ya que ellos
frecuentemente se han basado casi exclusivamente en una metodología de prueba y error. De
hecho, sólo recientemente los científicos deportivos han descripto algunos de los cambios
fisiológicos asociados con los programas exitosos de puesta a punto y han mejorado su
comprensión sobre las relaciones entre las mejoras en el rendimiento y los cambios
cardiorrespiratorios (2, 19, 50), metabólicos (2,3,19,38,50), hematológicos (33, 34, 36, 44,
49), hormonales (3, 31-34), neuromusculares (19, 22, 46) y psicológicos (13, 25, 41, 45, 48)
concomitantes inducidos por la puesta a punto.
En un esfuerzo por ir más allá de los procedimientos experimentales descriptivos para
analizar las consecuencias de la puesta a punto, algunos investigadores han desarrollado una
metodología basada en modelos matemáticos planteados para optimizar las estrategias de
puesta a punto en los individuos (2, 7, 26, 28, 30). Entretanto, algunos estudios de
intervención han informado sobre las consecuencias fisiológicas y para el rendimiento de la
manipulación experimental de programas de puesta a punto (2, 33, 34, 38, 44, 50).
Un análisis comprensivo e integrado de la bibliografía científica sobre la puesta a punto nos
permite hacer una contribución con la optimización de los programas de puesta a punto. Si
bien reconocemos que el diseño de los programas de entrenamiento y puesta a punto es un
arte más que una ciencia, este trabajo intenta establecer las bases científicas de las estrategias
de puesta a punto previas a las competencias. Esperamos que la siguiente información ayude
a los atletas individuales, entrenadores y científicos de los deportes en su meta de lograr el
entrenamiento óptimo durante la puesta a punto, que permita obtener mayores rendimientos
en el momento esperado de la temporada.

DEFINICION DE PUESTA A PUNTO O TAPER


La puesta a punto ha sido definida de diferentes maneras como “una disminución en nivel de
trabajo que el nadador de competición experimenta durante la práctica, con el fin de
descansar y prepararse para un buen rendimiento" (49); "una técnica de entrenamiento físico
especializada, que ha sido diseñada para revertir la fatiga inducida por el entrenamiento sin
perder las adaptaciones al mismo" (38); "una reducción en el entrenamiento antes de la
competencia” (44); "una reducción incremental en el volumen de entrenamiento durante 7-21
días antes de un campeonato”(17); "la reducción a corto plazo de la carga de entrenamiento
antes de la competencia" (8); y "un período de volumen de entrenamiento reducido para
aumentar el rendimiento" (46).
Sobre la base de los datos disponibles en la bibliografía de las ciencias deportivas, la puesta a
punto ha sido recientemente redefinida como "una reducción progresiva no lineal de la carga
de entrenamiento durante un período de tiempo variable, con el fin de reducir el estrés
fisiológico y psicológico del entrenamiento diario y optimizar el rendimiento deportivo” (35).
Esta definición que abarca y amplía las definiciones previas, contiene implicancias para el
diseño de estrategias de puesta a punto que deben ser justificadas y analizadas con más
detalle.

OBJETIVOS DE LA PUESTA A PUNTO


Según la definición de puesta a punto citada anteriormente, el objetivo principal de esta etapa
del entrenamiento es reducir el impacto fisiológico y psicológico negativo del entrenamiento
diario (es decir, la fatiga acumulada), y no alcanzar mejoras adicionales en las consecuencias
positivas del entrenamiento (es decir, aumentos en la aptitud física). De hecho, Mujika et al.
(28) analizaron las respuestas a tres períodos de puesta a punto en un grupo de nadadores de
nivel nacional e internacional, por medio de un modelo matemático que calculó indicadores
de fatiga y de aptitud física a partir de los efectos combinados de un una función negativa y
positiva que representaban la influencia negativa y positiva del entrenamiento sobre el
rendimiento, respectivamente (4, 7). Nosotros observamos que las mejoras en el rendimiento
durante los períodos de puesta a punto, estaban principalmente relacionadas a las marcadas
reducciones en la influencia negativa del entrenamiento, junto con leves aumentos no
significativos en la influencia positiva del entrenamiento (28). Esto sugiere que, en el
momento en que los atletas empiezan la puesta a punto, ya tienen que haber alcanzado la
mayoría, o todas las adaptaciones fisiológicas esperadas, lo que provoca los mayores niveles
de rendimiento mientras desaparece la fatiga acumulada y aparecen las adaptaciones que
mejoran el rendimiento.
Las conclusiones obtenidas de los procedimientos matemáticos fueron apoyadas por
resultados biológicos. En un estudio posterior realizado con nadadores de competición,
Mujika et al. (32) informaron una correlación significativa entre el cambio porcentual en la
relación testosterona/cortisol y el aumento porcentual en el rendimiento, durante una puesta a
punto de 4 semanas. Se ha sugerido que las concentraciones plasmáticas de andrógenos y
cortisol representan actividades anabólicas y catabólicas de los tejidos, respectivamente (1).
Dado que el equilibrio entre las hormonas anabólicas y catabólicas puede tener implicancias
importantes en los procesos de recuperación después de las sesiones de ejercicio de alta
intensidad, se ha sugerido que la proporción testosterona/cortisol sería un marcador de estrés
(1). En consecuencia, el aumento observado en la relación testosterona/cortisol durante la
puesta a punto, que se produzca por una mayor concentración de testosterona subsiguiente a
una mayor respuesta pituitaria frente al período anterior de entrenamiento de alta intensidad
(4, 32, 34) o por una menor concentración de cortisol (3, 31), será indicativo de una mayor
recuperación y de la eliminación de fatiga acumulada.
En la literatura se han informado otros índices biológicos de estrés de entrenamiento
reducido y mayor recuperación como resultado de períodos de puesta a punto. Diferentes
autores han observado incrementos en el volumen de glóbulos rojos, niveles de hemoglobina
y valor del hematocrito como resultado de la puesta a punto (44, 49), y se ha observado que
estos índices hematológicos están relacionados con aumentos en el rendimiento inducidos
por la puesta a punto (36). En línea con los resultados anteriores, se ha demostrado que la
haptoglobina sérica aumenta significativamente durante la puesta a punto (34). La
haptoglobina es una glicoproteína que se une a la hemoglobina libre en circulación para
conservar el hierro del cuerpo. Debido a una remoción rápida de la sangre del complejo
haptoglobina-hemoglobina en el hígado, sus niveles a menudo están por debajo de lo normal
en atletas de resistencia altamente entrenados, lo que sugiere una condición hemolítica
crónica (43) que se revertiría durante la puesta a punto. También se han observado mayores
recuentos de reticulocitos al final de los períodos de puesta a punto en corredores de medio
fondo (33, 34). Tomados en conjunto, los resultados anteriores indican que los períodos de
puesta a punto en los sujetos entrenados están asociados con un equilibrio positivo entre la
hemólisis y la eritropoyesis en respuesta al menor estrés de entrenamiento (17, 33, 34, 36, 39,
44). Se ha demostrado que los niveles sanguíneos de creatinquinasa, que también han sido
utilizados como indicadores de estrés fisiológico inducido por el entrenamiento, disminuyen
en atletas muy entrenados como resultado de la menor carga de entrenamiento que
caracteriza a los períodos de puesta a punto (24, 49).
Desde una perspectiva psicológica, las fases de puesta a punto a menudo están asociadas con
cambios que aumentan el rendimiento como menor percepción de esfuerzo, alteración global
del humor, menor percepción de fatiga y mayor vigor (13, 25, 41). La puesta a punto también
ha sido asociada con una mejora en la calidad del sueño en nadadores de competición (45).
Estos cambios psicológicos también pueden ser interpretados como índices de mayor
recuperación del estrés de entrenamiento diario.

REDUCCION DE LA CARGA DE ENTRENAMIENTO


La carga de entrenamientos o estímulo de entrenamiento en los deportes competitivos, puede
ser descripta como una combinación entre intensidad, volumen y frecuencia de
entrenamiento (47). Esta carga de entrenamiento se reduce notablemente durante los períodos
de puesta a punto con el fin de reducir la fatiga acumulada, pero la reducción del
entrenamiento no debe ser perjudicial para las adaptaciones inducidas por el entrenamiento.
Un estímulo de entrenamiento insuficiente podría producir una pérdida parcial o completa de
las adaptaciones anatómicas, fisiológicas y de rendimiento, inducidas por el entrenamiento, o
sea desentrenamiento (35). Por consiguiente, es de suma importancia determinar hasta que
punto es posible reducir la carga de entrenamiento a expensas de cada una de las variables de
entrenamiento mencionadas anteriormente, reteniendo o mejorando levemente las
adaptaciones y evitando una caída en el desentrenamiento.
Reducción en la Intensidad de Entrenamiento
En la tercera y última parte de una serie de estudios, ahora considerados como clásicos,
Hickson et al. (10) demostraron que la intensidad del entrenamiento es un requisito esencial
para mantener las adaptaciones inducidas por el entrenamiento, durante períodos de
entrenamiento reducido en los individuos moderadamente entrenados. Estos autores
informaron que los aumentos en la potencia aeróbica, en las mediciones de resistencia y en el
crecimiento cardíaco alcanzados durante 10 semanas de entrenamiento intensivo, no podrían
mantenerse a lo largo de un período subsiguiente de 15 semanas durante el cual la intensidad
de entrenamiento se redujo un tercio o dos tercios, mientras que el volumen y la frecuencia
de entrenamiento permanecieron sin cambio (10). La gran importancia de la intensidad de
entrenamiento para el mantenimiento de las adaptaciones fisiológicas y de rendimiento
inducidas por el mismo, también ha sido demostrada en estudios de intervención realizados
con atletas altamente entrenados. Shepley et al. (44) compararon algunos de los efectos
fisiológicos y de rendimiento de una puesta a punto de volumen bajo e intensidad alta, una
puesta a punto de volumen moderado e intensidad baja y una puesta a punto solo con
descanso, en corredores de medio fondo. El volumen de sangre total, volumen de glóbulos
rojos, actividad de la citrato sintetasa, concentración de glucógeno muscular, fuerza
muscular, y el tiempo de carrera hasta la fatiga alcanzaron el nivel óptimo solo en la puesta a
punto de volumen bajo y alta intensidad. En este sentido, la influencia más importante de la
intensidad de entrenamiento sobre la retención o mejora de las adaptaciones inducidas por el
entrenamiento, podría ser explicada a través de su papel en la regulación de las
concentraciones y actividades de hormonas de retención de fluidos (5, 27). Por otra parte,
Mujika et al. (33) informaron que el entrenamiento intervalado de alta intensidad durante la
puesta a punto, se correlacionó positivamente con el cambio porcentual en los niveles de
testosterona circulantes, en un grupo de corredores de medio-fondo altamente entrenados que
realizaron una puesta a punto durante 6 días. En sus revisiones, otros autores han resaltado la
importancia de la intensidad del entrenamiento durante los períodos de puesta a punto (17,
21, 27, 39).
Reducción del Volumen de Entrenamiento
Los sujetos moderadamente entrenados parecen retener las ganancias en el consumo máximo
de oxígeno, las concentraciones máximas de lactato sanguíneo, masa ventricular izquierda
calculada y la resistencia a corto plazo (ejercicio hasta el agotamiento a una intensidad
equivalente al consumo máximo de oxígeno) alcanzados luego de 10 semanas de
entrenamiento, durante 15 semanas subsecuentes de entrenamiento de duración reducida, en
las cuales el tiempo de entrenamiento se redujo en uno o dos tercios (11). También se ha
observado que disminuciones estandarizadas del volumen de entrenamiento de 50-70%
serían un enfoque válido para mantener o aumentar levemente las adaptaciones inducidas por
el entrenamiento en corredores (15, 16, 18, 23) y ciclistas bien entrenados (22, 42). Por otra
parte, se ha informado que las reducciones progresivas en el entrenamiento de hasta 85%
provocan diferentes cambios fisiológicos significativos que aumentan el rendimiento. Mujika
et al. (33) compararon los efectos de reducciones progresivas en el volumen de
entrenamiento de 50% o 75% durante una puesta a punto de 6 días en corredores de medio
fondo, y concluyeron que la reducción de 75% era la estrategia más apropiada para optimizar
las adaptaciones. Los autores también encontraron una correlación negativa entre la distancia
del entrenamiento continuo de baja intensidad y el cambio porcentual en la testosterona
circulante durante la puesta a punto.
En un grupo similar de corredores, Shepley et al. (44) también encontraron mejores
resultados fisiológicos y de rendimiento con una puesta a punto con volumen bajo que con
una puesta a punto de volumen moderado. En nadadores de competición, se ha observado
una relación positiva entre las ganancias de rendimiento y la reducción porcentual en el
volumen de entrenamiento durante una puesta a punto de 3 semanas (29). Las consecuencias
beneficiosas de reducciones progresivas significativas de 50-90% en el volumen de
entrenamiento durante la puesta a punto, han sido repetidamente defendidas por diferentes
investigadores en natación (19, 20, 24, 31, 32, 36, 46, 49), carreras (33,34), ciclismo (6,38),
triatlón (2, 38, 50) y entrenamiento de la fuerza (8). Esta misma idea también ha sido
defendida por otros autores (17, 27).
Reducción la Frecuencia de Entrenamiento
Hickson y Rosenkoetter (12) aportaron evidencia que indica que para individuos
recientemente entrenados es posible mantener los aumentos de 20-25% en el consumo de
oxígeno máximo alcanzados durante 10 semanas de entrenamiento de resistencia, durante por
lo menos 15 semanas de entrenamiento con frecuencia reducida, tanto si la reducción era de
uno o de dos tercios de los valores previos. Se han observado resultados similares en los
sujetos entrenados en fuerza (9). Se mantienen o mejoran varias mediciones fisiológicas y de
rendimiento como resultado de períodos de 2 a 4 semanas caracterizados por entrenamiento
con frecuencias reducidas en ciclistas, corredores y nadadores (15, 16, 18, 22, 23, 40, 42).
Johns et al. (19) reportaron aumentos en la potencia y en el rendimiento en nadadores
competitivos que redujeron la frecuencia de entrenamiento en un 50% durante 10 y 14 días
de puesta a punto, y Dressendorfer et al. (6) observaron una mejora significativa en una
simulación de prueba contrarreloj de 20-km de ciclismo después de una reducción en la
frecuencia de entrenamiento de 50% durante una puesta a punto de 10 días.
Por otro lado, el único informe disponible que comparó un puesta a punto de alta frecuencia
(mantenimiento de una frecuencia de entrenamiento diaria) y una puesta a punto de
frecuencia moderada (reducción de 33% en la frecuencia de entrenamiento es decir,
descansando cada tres días durante el período de puesta a punto) en corredores de medio
fondo altamente entrenados, concluyeron que entrenar diariamente durante una puesta a
punto de 6 días, provocó aumentos significativos en el rendimiento en una carrera de 800 m,
pero en la puesta a punto que incluía el descanso cada tres días, este aumento no se producía.
Dado que no se encontró ninguna diferencia en las respuestas fisiológicas a la puesta a punto
entre los grupos; en ausencia de mediciones psicométricas sistemáticas antes y después de la
puesta a punto, y de acuerdo con las sugerencias anteriores (17, 21,39), los autores
atribuyeron estos resultados a una potencial "pérdida de percepción" durante el ejercicio (34).
En conjunto, todos los resultados anteriores sugieren que mientras las adaptaciones al
entrenamiento pueden mantenerse fácilmente con frecuencias de entrenamiento bastante
bajas en individuos moderadamente entrenados (30-50% de los valores previos a la puesta a
punto), se recomiendan frecuencias de entrenamiento mucho mayores para quienes están
altamente entrenados, sobre todo en los deportes más "dependientes de la técnica" como la
natación (>80%).

DURACION DE LA PUESTA A PUNTO


La determinación de la duración más conveniente de una puesta a punto para un atleta
individual es uno de los desafíos más difíciles para los entrenadores y científicos del deporte.
De hecho, se han informado adaptaciones fisiológicas, psicológicas y de rendimiento
positivas como resultado de programas de puesta a punto de 4-14 días de duración en
ciclistas y triatletas (2, 6, 21, 22, 38, 50), 6-7 días en corredores de fondo y medio fondo (33,
34, 44), 10 días en atletas entrenados en sobrecarga (8), y 10-35 días en nadadores (3, 19, 24,
28, 29, 31, 32, 36, 37, 41 ,45 ,46, 49).
Lamentablemente, el punto de separación de los beneficios de una puesta a punto exitosa de
las consecuencias negativas del entrenamiento insuficiente (35, 39) no ha sido establecido
claramente. Sobre la base de los cambios en la concentración de lactato sanguíneo y de los
tiempos de rendimiento obtenidos en una serie de pruebas físicas, Kenitzer (20) concluyó que
una puesta a punto de aproximadamente 2 semanas representaba el tiempo límite de
recuperación y compensación, antes de que el desentrenamiento se haga evidente en un grupo
de nadadoras. Kubukely et al. (21) sugirieron recientemente que la duración óptima de la
puesta a punto puede ser influenciada por la intensidad y volumen de entrenamiento previos,
y los atletas que entrenan más duro y durante más tiempo necesitan cerca de 2 semanas para
recuperarse totalmente del entrenamiento mientras maximizan los beneficios del
entrenamiento y aquellos que reducen su cantidad de entrenamiento de alta intensidad
necesitan una puesta a punto más corta para prevenir una pérdida de aptitud física.
Algunos autores han utilizado una metodología basada en modelos matemáticos en un
esfuerzo por perfeccionar las estrategias de puesta a punto para cada atleta individual, que
incluyen la duración óptima de la puesta a punto (7, 26, 28, 30). En uno de estos estudios, la
duración de la puesta a punto óptima teórica en un grupo nadadores de nivel nacional e
internacional tomaba valores medios que iban de 12 a 32 días con una gran variabilidad entre
los sujetos (28), lo que permite concluir que la duración de la puesta a punto debe ser
determinada de manera individual para cada atleta, de acuerdo con sus perfiles específicos de
adaptación al entrenamiento por un lado y a la pérdida de adaptaciones inducidas por el
entrenamiento por otro lado.

TIPOS DE PUESTA A PUNTO


En el pasado se describieron y se utilizaron cuatro tipos diferentes de puesta a punto en un
esfuerzo por perfeccionar el rendimiento deportivo. Los mismos se presentan de manera
gráfica en la Figura 1. La carga de entrenamiento durante la puesta a punto, normalmente se
reduce de manera progresiva, tal como lo implica el término puesta a punto. Esta reducción
puede llevarse a cabo linealmente o exponencialmente. Como se observa en la Figura 1, una
puesta a punto lineal implica una carga de entrenamiento mayor que la de una puesta a punto
exponencial. Además, una puesta a punto exponencial puede tener una constante de tiempo
de disminución lenta o rápida, siendo la carga de entrenamiento mayor en la puesta a punto
de disminución lenta. También se han utilizado reducciones estandarizadas no progresivas en
la carga de entrenamiento (Figura 1). Este procedimiento de entrenamiento reducido, que
podría mantener e incluso aumentar muchas de las adaptaciones fisiológicas y de rendimiento
logradas con el entrenamiento (9, 10-12, 15, 16, 18, 22, 23, 27, 40) también se conoce como
puesta a punto en escalón (2, 27, 50).
Figura 1. Representación gráfica de los diferentes tipos de puesta a punto: puesta a punto lineal, puesta a
punto exponencial con constantes de tiempo de disminución lenta o rápida de la carga de entrenamiento, y
puesta a punto en escalón ( también conocido como entrenamiento reducido).
A pesar de la popularidad de las dos metodologías de puesta a punto, progresiva y no
progresiva, sólo hay un estudio de intervención en la literatura, que haya comparado
realmente sus consecuencias para el rendimiento en atletas altamente entrenados. Dicho
estudio se realizó en un grupo de triatletas altamente entrenados, quienes después de 3 meses
de entrenamiento intensivo realizaron o una puesta a punto de 10 días en donde la carga de
entrenamiento se reducía de manera exponencial, o una puesta a punto en escalones con la
misma duración. La puesta a punto exponencial provocó un aumento de 4,0% en una carrera
máxima de referencia de 5-km y un aumento de 5,4% en la producción de potencia máxima
en un test incremental de ciclismo hasta el agotamiento. De manera contraria, la puesta a
punto en escalones produjo aumentos no significativos de 1,2% y 1,5%, respectivamente.
Después de seis semanas adicionales de entrenamiento de alta intensidad, se solicitó a los
sujetos que realizaran una puesta a punto exponencial de 13 días en la cual la constante de
tiempo de disminución del volumen de entrenamiento era rápida (τ=4 días) o lenta (τ=8 días).
La puesta a punto exponencial rápida produjo aumentos de 6,3% y 7,9% en las variables de
rendimiento de referencia mencionadas anteriormente, mientras que los aumentos con la
puesta a punto exponencial lenta fueron 2,4% y 3,8%. Los autores concluyeron que una
puesta a punto exponencial era una mejor estrategia para reforzar el rendimiento que una
puesta a punto en escalón y que el protocolo de disminución rápida (es decir, puesta a punto
con volumen bajo) era más beneficioso para el rendimiento que el protocolo de disminución
lenta (2, 50).

MEJORAS ESPERADAS EN EL RENDIMIENTO


La meta final y principal de una puesta a punto es optimizar el rendimiento en las
competencias. La mayoría de los estudios sobre la puesta a punto progresiva en atletas han
informado aumentos significativos en el rendimiento en varios deportes entre los que se
incluyen la natación, carrera, ciclismo y triatlón. Algunos han observado cambios en el
rendimiento en competencias reales (3, 28, 29, 31-34, 36, 37, 41, 45, 46), mientras que otros
han informado lo observado en mediciones de rendimiento de referencia de laboratorio o de
campo (2, 6, 8, 13, 19, 20, 38, 44, 50). Estas ganancias en el rendimiento que han sido
atribuidas diversamente a mayores niveles de fuerza y potencia muscular, mejoras en la
función neuromuscular, hematológica y hormonal y en el estado psicológico de los atletas,
normalmente están comprendidos entre 0,5-6,0% para las mediciones de rendimiento en las
competencias, pero pueden alcanzar el 25% en las mediciones de referencia no competitivas.
En este sentido, es importante establecer la validez del test de rendimiento y su relación con
el rendimiento real en un evento de competición específico (14).
En una reciente investigación, Mujika et al. (37) informaron una mejora en el rendimiento
global de 2,2% durante las 3 semanas finales del entrenamiento en la preparación para los
Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Notablemente, la magnitud del aumento fue similar para
todos los eventos de la competencia y fue alcanzada por nadadores de diferentes países y
niveles de rendimiento. Además, el aumento observado en el tiempo de nado fue considerado
muy valioso en términos de rendimiento, ya que las diferencias entre el ganador de la
medalla de oro y el primer nadador que no recibió medallas, y entre el ganador de la medalla
de bronce y el último nadador en la final de los eventos olímpicos era menor que el aumento
medio en el tiempo de nado obtenido durante la puesta a punto. En conjunto, los resultados
informados anteriormente sobre el rendimiento, aportan un contexto cuantitativo para los
entrenadores y atletas para fijar metas de rendimiento realistas basadas en los niveles de
rendimiento del individuo antes de la fase de puesta a punto que conduce a las competencias
importantes.

CONCLUSIONES E IMPLICANCIAS PRACTICAS


Sobre la base de los datos presentados en las secciones anteriores, podemos plantear las
siguientes conclusiones e implicaciones prácticas para las estrategias óptimas de puesta a
punto (Tabla 1):

Tabla 1. Resumen de las estrategias para una puesta a punto óptima.


1. El objetivo principal de la puesta a punto debe ser minimizar la fatiga acumulada, y
no alcanzar adaptaciones fisiológicas y mejoras en la aptitud física adicionales. Esta
meta debe ser alcanzada sin comprometer las adaptaciones ni el nivel de aptitud física
adquiridos previamente.
2. El mantenimiento de la intensidad de entrenamiento (es decir, "entrenamiento de
calidad") es necesario para evitar el desentrenamiento, siempre que las reducciones en
las otras variables de entrenamiento permitan la recuperación suficiente para
optimizar el rendimiento.
3. Reducciones tan altas en el volumen de entrenamiento, en el orden del 60-90%,
parecen inducir respuestas fisiológicas, psicológicas y de rendimiento positivas en los
atletas altamente entrenados.
4. Las frecuencias de entrenamiento altas serían necesarias para evitar el
desentrenamiento y/o la "pérdida de percepción" en los sujetos altamente entrenados
(>80%). Por otra parte, las adaptaciones inducidas por el entrenamiento pueden
mantenerse fácilmente con frecuencias de entrenamiento muy bajas en individuos
moderadamente entrenados (30-50%).
5. Es posible esperar adaptaciones psicológicas y de rendimiento positivas como
resultado de una puesta a punto de 4-28 días de duración, mientras que los efectos
negativos de la inactividad total son fácilmente visibles en los atletas.
6. Las técnicas de puesta a punto progresiva, no lineal aparentemente tienen un impacto
positivo más pronunciado sobre el rendimiento que las estrategias de puesta a punto
en escalón.
7. Las estrategias de puesta a punto son normalmente eficaces para aumentar el
rendimiento, pero no hacen milagros!. Una meta de rendimiento realista para la
puesta a punto final debe ser un aumento del rendimiento de las competencias de
aproximadamente 3% (generalmente entre 0,5 y 6,0%).
Agradecimientos
Los autores desean agradecer al Dr. David Pyne del Departamento de Fisiología, del Instituto
Australiano de Deporte por sus valiosos comentarios y sugerencias.
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