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Mercantilismo

LAS PRIMERAS DOCTRINAS ECONÓMICAS


Es la primera doctrina económica que aparece.
Tiene carácter empírico y no dogmático.
El origen remoto es de la República de Venecia en el 1300 ya que se conservan documentos de
ventas a otros países. Es coincidente con el surgimiento de los Estados Nacionales. Las hordas
que cubrieron el imperio romano (germánicos) crearon el feudo (pago con tierras), el feudal llego a
ser más rico que el rey, que solo tenía fuerza nominal. El medio para hacer la guerra los tienen los
señores feudales y los reyes desean recuperar el poder (hacia 1500).
La burguesía se va elaborando progresivamente y cada vez tenía más poder (habitante del burgo)
depende del señor feudal, progresivamente tiene más dinero y tal vez un horizonte más amplio que
el de la clase noble porque hasta el año 1200 el monopolio de la institución (cultura) es patrimonio
exclusivo de la iglesia y de los nobles que están dentro de la iglesia.
En 1250 surge en Italia un movimiento cultural y político que se va a llamar humanismo dentro del
contexto de una guerra entre el Papa y el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico,
Federico II –Barba Roja-. Esto divide a Italia en dos partidos los Welfos (del Papa) y los Gibelinos
(del emperador).
Una forma ideológica de atacar al papado fue la desacralización de la cultura, la revalorización de
lo antiguo. Se crea el reloj, desacraliza la hora (antes la daban las campanadas de las iglesias de
esta forma se emancipan de ello).
Aparece el dinero, el burgués se independiza de circunstancias estaciónales, el dinero le permite
adquirir y no debe prever guardar cosechas como previsión.
Como parte de esta revolución humanista se crean las universidades en Italia (Bologna) y en
Francia. El acceso al conocimiento no será patrimonio exclusivo de la clase sacerdotal sino que va
a incluir a la burguesía que tiene conocimiento, poder económico y está en conflicto con su señor
feudal.
El municipio burgués o consigue su autonomía por las armas o la compra.
La clase burguesa conforma los nuevos funcionarios del rey y se llamaran los burócratas
(constituidos en clase de servicio).
La principal actividad europea era la guerra, por aproximadamente 1450 un grupo de aldeanos
armados con picas derrotan a un ejército de caballería, el rey advierte que ni para la administración
del Estado ni para la guerra los necesita a los nobles (campesinos suizos armados de los cantones
alemanes serán imitados por campesinos de toda Alemania y se llamarán langeletes (Ulrico
Schmiarel fue el primer langelete: muchacho de la tierra en alemán).
A esta gente había que pagarle, tanto al burócrata como al soldado. ¿Cómo recaudo para pagar? a
través de los impuesto que pagaran los ciudadanos de las ciudades.
El mercantilismo es fundamentalmente la economía de la ciudad (comercio–industria en detrimento
de lo agrícola-ganadero)
¿Cómo hago que tenga dinero para pagar? Se va creando en función de las circunstancias una
serie de medidas económicas.
Las fuentes de riquezas será la cantidad de oro y plata que una persona o el estado pueda tener.
Lo puede obtener de dos maneras, a través del laboreo de las minas o a través del comercio. Si es
el primero no le va a interesar si es compensatorio con el esfuerzo de extracción (del material) ya
que un salario consume y alimenta a otro ¿cómo se hace para que a través del comercio quede
dinero? Se va a prohibir la exportación de materia prima, pero si se permite la importación de
materia prima. Se apoyara la exportación de productos manufacturados con valor agregados. Se
va a apoyar la instalación de manufactureras. A través del estado se apoyan políticas económicas.
El descubrimiento de América o del Cabo de Hornos son medidas mercantilistas.
Restringen las entradas de productos manufacturados a través de mecanismos de impuestos.
Favorecer la concesión de manufacturas con cesión de terrenos y exención de impuestos.
FLOTA: a través del mercantilismo de fletes el país puede perder ingresos. Por eso se imponen
tributos o gravámenes a las mercaderías que se saque en buques extranjeros y se favorecerá las
que se hagan en buques nacionales.
MERCANTILISMO: es la economía de la ciudad, de la industria en detrimento de lo agroganadero.
LIBERALISMO: globalización.

ESTRUCTURACIONES DEL MERCANTILISMO


Balanza de comercio: Ellos controlaban entradas y salidas (importaciones y exportaciones) y al
principio pensaba que con este mecanismo podían tener el control del balance, era positivo o
negativo, advirtiendo que no es así porque hay muchas salidas y entradas de dinero que no se
reflejan en la balanza de comercio, inventan la balanza de pago (Ej.: Cuando surgen disposiciones
sobre fletes – para que se realicen sobre barcos de la misma bandera / el turismo en la balanza de
comercio no lo registra, en la balanza de pago sí)
Llegamos a fin del siglo XVIII y empieza a tener preponderancia una doctrina que enuncia el
médico de Luís XV, llamado QUESNAY, quien escribe un libro llamando ―Cuadro Económico‖ dice
que es falso que las riquezas de las naciones surja del acopio de oro y plata sino que la riqueza de
las naciones surge de los productos de la tierra, el agricultor es el que produce las riquezas.
También en esa época comienza a advertirse lo inequitativo de las condiciones de vida del bajo
pueblo y la distribución de los impuestos, el criterio era que si lo que produce la riqueza es la tierra
lo que debe pagar impuestos es la tierra sin distingo ni excepciones, la nobleza y el clero estaba
exceptuados, (desde la época de Platón, los artesanos debían sostenerlos ya que unos proveían
protección y los otros salud espiritual)

Gran vida comercial en el extremo norte de Europa y es en Italia donde el comerciante es aceptado
socialmente.
En la Europa Gótica, los valores son distintos (España, Polonia, Inglaterra), el caballero anida en la
tierra y no en el comercio.
Una princesa bávara se casa con un MEDICI (amigos y protectores de las artes y protector de los
artistas) que era banquero en Florencia y ella le tendrá el desprecio más absoluto, ya que sus
hermanos están cazando – sustituyen la guerra por la caza – (ella era gorda, fea, tosca).
Un cura, un militar, un trabajador de la tierra si tenían aceptación social.
En Europa la condición social no dependía de la cantidad de riqueza (tenían menos estatus social
los comerciantes y mayor los terratenientes) (son metas hispánicas).
Otro principio de QUESNEY: Así como la riqueza proviene espontáneamente de la tierra hay que
dejarla correr sin la intervención del estado (en el mercantilismo el estado es omnipresente)
Laissez faire.....
Un orden natural con connotaciones divinas va a presidir los mecanismos de la producción de la
riqueza (en Francia)
En GLASGOW, Escocia, aparece un profesor de filosofía moral llamado Adam Smith en 1776
(independencia de EE UU) escribe un libro :‘ De las riquezas de las naciones ‗ propugnando un
estado ausente del mecanismo económico pues hay un orden natural y divino que es lo que va a
reglar las relaciones derivadas de la producción agrícola (persona dogmática, su visión de la
realidad provenía de una biblioteca o un escritorio o estudio, no está en contacto con la realidad,
practicando la ciencia comparativa)
Adam Smith va a ampliar la concepción de Quesnay expresando: que no solamente el producto del
agro es la riqueza de un estado, sino todo producto derivado de la aplicación de un trabajo material
(y no otra cosa que el trabajo). De este modo se va del panorama agropecuario al industrial. Este
principio es absoluto (el trabajo material es productor de riquezas pero no otra cosa (esto lo toma el
marxismo en la plusvalía, Marx habla de horas de trabajo sosteniendo que si el capitalista opresor
vende el anillo por 12 hs de trabajo y le paga al obrero por 4 hs, se agota la producción de la
riqueza.
Adam Smith visualiza un mundo donde el ofertante de un producto se encuentra con el
demandante en paridad de condiciones pactan el precio (libre juego de la oferta y la demanda)
dentro de ese contexto Adam Smith visualiza que el ánimo del hombre económico es el egoísmo
individualista, el individuo se mueve económicamente con la idea de obtener por su esfuerzo el
máximo e ganancia y esto es positivo; el conjunto de egoísmos repercuten positivamente en el
mercado económico (ganar más, fabricando lo que sea más requerido). Todos quieren adquirir
productos al menor precio posible de manera que en esa interacción libre donde todos están en el
mismo plano se configura el precio del mercado.
Las motivaciones egoístas las considera como incluidas dentro del conjunto de la gente
ADOLFO WAGNER: Critico a Adam Smith manifestando que los niveles intelectuales son
diferentes inversamente a lo que Adam Smith suponía no es omnisciente en el sentido de saber
fabricar lo más conveniente para sí, ni en qué momento, ni lugar y que no está capacitado por los
mismos motivos para cambiar una producción o profesión del día a la noche.
También criticó diciendo que la oferente y la demandante no están en igualdad de
condiciones porque si uno de ellos puede esperar y el otro no, este último está en inferioridad de
condiciones (Ej.: el capitalista con respecto a quien demanda trabajo)
El mercantilismo es la industria, la contraposición del mercantilismo es la fisiocracia con el agro.
No hay antinomia en los sistemas, el capitalismo y la industria moderna se crean con el
mercantilismo son obra del mercado con el liberalismo de Adam Smith se elimina lo único que le
puede poner freno al capitalismo que es el estado. Por tal no son antagónicos sino que se
complementan. La globalización no es más que una variante.
Adam Smith descubre la doctrina de la repartición de la renta, el advierte que un granjero
con sus ganancias con el producto de su trabajo, paga a los obreros, paga el costo de la tierra (el
alquiler) y el capital, entonces advierte que se está distribuyendo la ganancia en el salario, el costo
de la tierra que se denomina renta y el remanente que queda para él es el beneficio. El acuña la
doctrina de la repartición de la tierra que se convierte en un elementos clásico de todas estas
doctrinas, otros factores en los que se equivoca Adam Smith al hablar de libertad de contratación
es el hecho de que los hombre se guían en sus negocios más allá del egoísmo, las conveniencias
y lo que Adam Smith decía la ley natural en una serie de particularidades personales.
El argumento de los liberales cuando sus recetas no daban resultado (año 1840) es ―esto sucede
(con respecto al fracaso liberal) porque no se ha aplicado en debida forma las recetas liberales‖
(esto ya lo advertían a mediados del siglo XIX).
DESCRIPCIÓN DEL ESTADO LIBERAL: (posterior a 1800)
En Inglaterra se descubre la máquina a vapor y se aplica a los telares (antes hidráulica y eólica la
población campesina es atraída a los establecimientos fabriles, el común denominador es el
desarraigo geográfico y cultural y la conformación de una nueva clase social nucleada en los
suburbios (proletariado), el estado se desentiende de la suerte de esta gente, van a configurar una
comunidad de intereses surgidos de la miseria y la protesta, con el resultado de una población
incapacitada y enferma. Para abaratar costos se utilizaban mujeres y niños que eran más débiles.
Los alojamientos eran un negocio de locación (empresarios que hacían grandes edificios para
familias obreras, más ventanas, más impuestos, ergo no ventanas).
Esta producción inunda los mercados abaratando los costos, implica generación de riquezas y hay
un ensanchamiento de esa antigua clase social burguesa.

Los efectos positivos del salario se dan en un mayor número de nacimientos que derivan en masas
emigratorias que van a USA y a América porque mejoran notoriamente la calidad de vida. Hoy en
día ya no se da.
El estado inglés
Hasta 1820 no se había podido preocupar por el proletariado por estar absorbido por las guerras
napoleónicas, una vez finalizado esto (1815), el estado comienza a intervenir, pues esa masa de
miseria y desocupados le implica un problema que debe resolver y comienza a tener injerencia en
el mecanismo económico amparando a la clase proletaria por intermedio de legislación de fábricas
en el sentido de limitar la edad de los niños, imponer la seguridad en las maquinarias, limitando el
trabajo de las mujeres y niños – horario de descanso y limitación de horas de trabajo.
El estado comienza a intervenir cuando advierte que el industrial se ha enriquecido ocasionando
costos al estado (policía refuerzan la seguridad pública, hospitales, etc.), advirtiendo esto aparece
la legislación protectora.
En Europa entre 1830 y 1840 hay un movimiento revolucionario, donde una serie de filósofos que
son Engels, Marx y Lasalle comienzan a estudiar los fenómenos sociales de Europa.
Un tiempo antes en Inglaterra los obreros constituyen asociaciones de ayuda mutua para
defenderse de la patronal (origen de los sindicatos), se van a llamar ―TRADE UNIONS‖, el objeto
inicial es formar fondos, cajas comunitarias para que el obrero despedido o con problemas físicos,
accidente de trabajo o viudas, reciban ayuda económica durante esa situación, apareciendo las
protestas obreras. Estas asociaciones reclaman por los obreros despedidos y plantean la huelga
como elemento de lucha, al advertir que el sistema es injusto. Los obreros despedidos no son de
una fábrica sino de varias, la TRADE UNIONS va a actuar fabrica por fabrica, ya que las cajas no
alcanzarían para pagar a todos los obreros despedidos, frente a esta situación la patronal inventa
el LOCK OUT, responden cerrando todas las fábricas del mismo rubro o afectadas. Estas
asociaciones primero fueron locales y luego generales.

DIFERENCIA ENTRE EL OBRERO EXPLOTADO DEL SISTEMA LIBERAL Y EL DEL SISTEMA


MERCANTILISTA.

El aprendiz o el oficial sabían que eran explotados por el maestro pero además de percibir su
salario sabían con seguridad que las posibilidades de ascenso social y económico eran ciertas, en
cambio, el obrero proletario tenía la seguridad de que nunca iba a salir de esa condición, entre
otras cosas, porque realizaba un trabajo maquinal, rutinario e idéntico a sí mismo, al revés del
artesano del mercantilismo por lo que no se podía independizar de esa pequeña función que
realiza y lo hace dependiente, la escuela de la especialización. El esquema del mercantilismo es
un esquema de libertad (soy un artesano).
3- Adam Smith
Adam Smith visualiza una realidad y la traduce a una doctrina. Aspectos psicológicos. ¿Cómo
somos?, ¿Por qué somos?, ¿Cómo dejar de ser así para que los acontecimientos cambien de
rumbo? La psicología es fundamental para la economía individual y general.
Averiguo causalidad ---- soluciono el problema.
La economía se mueve por factores psicológicos. Una expansión de entusiasmo reactiva la
economía.
El hombre se desempeña en un mundo de recursos escasos, dentro de este contexto el hombre,
en forma continua tiene apetencias, le falta algo, o porque descubre que eso le falta o por pautas
imitativas quiere usar algo que no posee.
A esta apetencia de algo que no tenemos y cuya obtención nos produce satisfacción y su no
obtención nos produce frustración, la vamos a llamar necesidad.
La actividad económica va a estar dirigida a la satisfacción de las necesidades concretas. Una
necesidad es total cuando está encaminada a subsistir en un determinado tiempo ya sea un
individuo o un grupo de individuos.
Nos podemos referir a la necesidad de un producto para un individuo o grupo en un tiempo dado (o
a la totalidad de los mismos (Ej.: cacao, maíz, etc.). Cuando decimos economía también nos
estamos refiriendo a cubrir una necesidad concreta sobre un plan de trabajo para cubrir
necesidades humanas.
El principio de toda economía supone la satisfacción de una necesidad que implica un esfuerzo
que a su vez implica sufrimiento de manera que vamos a procurar que el esfuerzo sea menor a la
satisfacción (a la consecución de la satisfacción de la necesidad) motivación de la actividad
económica y las normativas de las diferentes religiones, porque las religiones han establecido
códigos éticos y morales como encaminando los propósitos que debían encaminarse a través de
esos preceptos.
En el siglo XVIII los economistas advirtieron que el móvil del hombre económico poco tenía que ver
con la moral y mucho con el egoísmo. El comerciante, el empresario, procura para sí las mayores
ventajas económicas con independencia de las necesidades y exigencias del medio social en que
se desenvuelven.
Adam Smith entendió que efectivamente, el factor impulsor del hombre económico es el egoísmo,
pero que este iba a ser positivo. Este concepto se basa en que el hecho económico (comercio) se
convierte en un equilibrador del mercado. El comerciante compra más barato y vende más caro.
Las crisis se solucionan con el libre juego de la oferta y la demanda (aquí juega el egoísmo
positivo).
Lo que se advierte es que el hombre vive en comunidad y pese a su egoísmo, lo enlaza por medio
de los vínculos familiares, religiosos, patrióticos, que lo van a llevar a realizar actos que nada
tienen que ver con este egoísmo que acabamos de ponderar (Ej.: Aunque no sea el lugar más
barato compro allí porque me fían, porque no dispongo de dinero).
Como el hombre es un ser social, el productor trabajara con sus clientes (los negocios de altísimo
nivel se arreglan por teléfono).
El odio es uno de los factores económicos más importantes (Ej.: yo hago algo en contra de mis
beneficios económicos por odio = boicot., como caso práctico la Chase (la vieja empresa de
electricidad se transforma para evadir un boicot).
La URSS fue el mayor comprador de granos en la época del proceso, antes se consideraba una
especie de mercado maligno y por eso no comerciábamos. La generosidad, en los años 1946/1947
entregó mercadería a España a un precio ínfimo, este es otro factor.
FIN DE LA ECONOMÍA
Satisfacción de las necesidades al menor costo.
1ª FASE: Buscar bienes que van a satisfacer nuestras necesidades.
2ª FASE: Extraerlos.
3º FASE: Elaboración.
4º FASE: Consumo.
5º FASE: Conservación.
6º FASE: Circulación.
Nadie produce para sí (agregaría solamente) sino para otros.
Para acercar a otros los elementos que yo produzco se necesitan que circulen
En la circulación se dan dos instancias.
Geográfica: Traslado de un lugar a otro.
Jurídica: cambia de propietario.
Distintas clases de economía:
Individual: de un individuo aislado.
Colectiva: la de un grupo. Puede ser privada o pública. La diferencia que nos permite determinar si
estamos ante un entre privado o público es el derecho con el que se maneja, sin perjuicio de que el
estado tenga entes privados.
Otro factor de diferencia es el propósito final. La empresa pública funciona en atención a la
satisfacción de un interés público – social por encima de los aspectos económicos. Por sobre el
aspecto económico está el interés público. (Ej.: Ferrocarriles Argentinos tenía un diagrama de
circulación por zonas no rentables).
Otro aspecto de la economía de la empresa pública es que mientras que en la privada existe
libertad de contratación, la relación del hombre económico con la empresa pública es coactiva.
(Vivo en San Fernando, allí tributo, no puedo elegir ya que es allí donde pago mis impuestos).

DIFERENCIA ENTRE ECONOMÍA ADQUISITIVA: PRODUCTIVA O DE CONSUMO:


Si se invierte para producir, se hace una inversión productiva
Si se realiza para uno es un acto de consumo
ECONOMÍA: PRIVADA, NACIONAL O MUNDIAL:
NACIONAL: Es el conjunto de economías privadas y de todos los elementos productivos de la
nación.

CIENCIA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA:


¿Por qué se dice que es ciencia?
Porque tiende a establecer la unidad en la pluralidad de fenómenos. Es decir una unidad
explicativa y conceptual dentro de la experiencia de pluralidad de fenómenos de allí se saca un
elemento deductivo que permite comprobar la unidad de la pluralidad, advirtiendo la regularidad de
los fenómenos y admitir la relación causa efecto.
LOS MÉTODOS: Son los métodos de la ciencia deductivo e inductivo. El uno se complementa con
el otro. En un caso el concepto sale de la advertencia de la visualización y de la regularidad en la
producción del fenómeno y de ello se obtiene una deducción.
El arte es facultad de hacer.
NATURALEZA: OBJETO Y SISTEMA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
La economía política teórica estudia como producen económicamente los hombres (Ej.: A.
Smith/Adolfo Wagner).
Historia económica: Conocimiento de cómo se ha desarrollado la vida económica de los pueblos y
los hombres a lo largo del tiempo.
Economía política aplicada o política económica (una aplicación de una parte de la economía
política.
La hacienda pública.
HISTORIA
Hay varias teorías de los primeros movimientos económicos (en los primeros tiempos).
El principio del mercado: Dentro del contexto de la tribu se intercambian sus manufacturas ya que
cada uno tenía una habilidad propia, esto no es real ya que todos eran aptos para producir sus
necesidades.

El tema de los intercambios: Un grupo humano intercambiaba con otro grupo. Esto tampoco es real
ya que en la guerra se tomaba todo lo que se necesitaba.
Aparece el trueque.
Aparece el dinero: Con sus diferentes facetas (oro y plata)

LA NATURALEZA DE LA ECONOMÍA NACIONAL


El concepto individual es la actividad nacional de acuerdo a un plan ordenado para satisfacer
necesidades conocidas.
Para los clásicos si hablamos de economía nacional nos encontrábamos en una economía teórica
y muy difícil de explicar porque no admitían como una economía nacional podía responder a un
plan ordenado. Adam Smith que era la suma de todas las actividades productivas, en realidad
debe advertirse que no es tan así en cada una de las actividades social motivadas por el egoísmo
(sustento de la teoría liberal) y avidez de ganancia de manera que va a ver un cierto ordenamiento
que va a surgir de las necesidades del mercado, esto es que vamos a producir aquello que tiene
salida y vamos a dejar de producir aquello que no tiene salida. Dentro de este contexto el estado
funcionaba siempre como un armonizador del conjunto de estos esfuerzos económicos dispares es
decir a través de lo fiscal aduanero, de la salud pública, la justicia. Se establece un cauce para las
actividades, de esta manera el Estado crea una cierta unidad en el caos aparente.
Un teórico Adolfo Wagner, menciona tres principios: a) Económico privado, el comunista y el
caritativo, entendiendo que el Estado moderno se maneja con los tres principios entreverados.
ECONÓMICO PRIVADO: Corresponde a la libre iniciativa (alguien produce y disfruta con absoluta
independencia de los que sucede alrededor de ella).
ECONÓMICO COMUNISTA: Es donde producimos, consumimos y planificamos en función de las
necesidades (va a existir en una familia, en un convento o ejército (pero aparte durante las guerras
mundiales se advierte que los países de un lado o del otro, el Estado empieza a intervenir dentro
del sistema de consumo y producción, es decir por los racionamientos que se va a consumir, por
las directivas que se va a cultivar en donde y como).
ECONÓMICO CARITATIVO: Es el de producir para sí mismo y los demás como principios de
caridad humanas, es lo que determina el asistencialismo (Ej. Hospitales públicos, escuelas gratis,
servicios de vigilancia públicas, bomberos) ayuda solidaria de la sociedad en función de la
existencia que se consideran impostergables. El corte de agua se consideraba que no se podía
‗cortar‘ por un principio general de sanidad de la población.
FASES DEL DESENVOLVIMIENTO DE LA ECONOMÍA NACIONAL
Criterio tomado por Adam Smith
Economía natural
Economía monetaria o fiduciaria

Criterio tomado por Wûicher.


Economía doméstica (individual autosuficiente)
Economía de la ciudad.
Economía nacional.

DESENVOLVIMIENTO DE LA CIENCIA ECONÓMICA POLÍTICA

ANTECEDENTES REMOTOS
JENOFONTE: de actividad militar analizo el servicio de un rey y admitió que se comía mejor en la
casa del rey que en cualquier otro lado ya que los cocineros del rey se dedicaban con exclusividad.

PLATÓN: en su libro ―La Republica‖ hace referencia a tres clases sociales, los sabios, los
guerreros y los artesanos (estos desde el punto de vista ético y estético son despreciados por ser
una actividad vil de trabajar con las manos), pero el expresa que es preferible la especialización del
artesano dado que ese mecanismo determina que el producto va a ser mejor.
ARISTÓTELES: hito importante desde el punto de vista religioso y económico. En lo que hace a la
producción de cosas (artesanías) no lo considera disminuyente pero si yo lo hago en función de la
venta, en función de ganancia (crematística) se transforma en una actividad despreciable, lo que lo
hace extensivo a la obtención de interés (que es ilícito). El lucro es despreciable.
SANTO TOMAS DE AQUINO: a través de él la iglesia retoma estos conceptos y acuña los
principios de justo precio, lesión enorme (cuando en el juego de la prestación y contraprestación
hay una gran desproporción, un aprovechamiento de la debilidad del otro) No al interés y se opone
a la usura.
El principio aristotélico es: el duraznero da durazno, la barra de plata no da plata, evidentemente el
interés desde el punto de vista de la plata es inmoral (tomado por la iglesia).

CIUDAD MEDIEVAL
¿Cómo se trabaja?
Era una ciudad autosuficiente el tránsito por los caminos era peligrosos lo que hacía
dificultoso el comercio entre ciudades y correlativamente se desarrolla una economía no elástica,
rígida (fabricaban en función de la demanda conocida). Es una economía cerrada.
La producción va a ser limitada autoritariamente por las corporaciones, la razón es si
tenemos diez herreros y un herrero trabaja en una mayor proporción que los otros uno se va a
quedar sin comer por lo cual se va a armonizar la producción.
La corporación va a funcionar: cada oficio va a estar involucrado y reglamentado en un
sistema gremial o sindical llamado corporación (herreros, tamberos, empleados de astilleros, etc.).
El sistema de trabajo va a estar reglamentado minuciosamente por las autoridades de la
corporación (son políticamente muy importantes en el manejo municipal de la ciudad). Se va a
tener diferentes jerarquías.
APRENDIZ: los que se inician no recibían pago, sino alimentos y cobijo en el taller, una vez
aprendido el oficio pasa a la categoría de
OFICIALES: (cumplen el nivel de un oficial actual, albañil). Individuo que sabe el oficio subordinado
al maestro (dueño del taller), para pasar a ser maestro había una cuestión de edad y control.
MAESTRO: puede comerciar sus manufacturas, con una salvedad, la corporación (grupo de
maestros) va a determinar la bondad del producto, es decir, si se ajusta o no a las especificaciones
que ellos determinaban (Ej.: Una pieza de tela debía tener un peso determinado, si se comprobaba
que no era así se descartaba, el armero era controlado por los armeros de la ciudad).
Las corporaciones imponían el precio y este debe ser justo debe cubrir el costo y la ganancia debe
ser razonable. El comercio internacional se encontraba muy poco desarrollado por la inseguridad.
La ciudad garantizaba la calidad (Ej.: En una pieza de lana, la tela de lana debe tener un peso
determinado por cada metro. Si esto no se cumplía, se eliminaba, se tiraba. Ej.: las armas de los
armeros eran controladas por los inspectores de la ciudad. En las armas se imprimían un cuño que
garantizaba la prueba de producción o calidad de las armas (Beretta EMG)). Además se imprimían
los cuños de la ciudad donde fue construida, que garantizaba que el producto estaba hecho
conforme a las especificaciones de esa ciudad (Ej.: Obelisco de LIEJA = cuño de comprobación
belga) los cuños de las ciudades nos remite al mercantilismo (en esa ciudad). Además de los
temas de fabricación, la corporación imponía el precio, que debe ser justo, que debe cubrir el costo
más una ganancia razonable.
Volviendo a los cuños se agrega que en platería (y en las armas también) se pueden observar tres
cuños diferentes
Del lugar
Del control
De la ley
Plata 800 es alemana (Ag. 800)
Plata 950 es francesa (Ag. 950)
Plata 925 inglesa (Ag. 925)
El comercio entre ciudades está muy poco desarrollado, por la inseguridad en los caminos.
La iglesia incide desde el punto de vista económico, decretando durante la feria de
―FRANCOFORTE‘‘, ―LA PAZ DE LA FERIA Y LA PAZ DE LOS CAMINOS‖ Durante dicha feria no
se podía atacar, pues era considerado un sacrilegio, recurrir a las armas. Estos mecanismos
provienen del siglo XII o XIII, antecedentes del mercantilismo. Junto con el mercantilismo se
estructura la creación de los estados, descubrimiento de América (España) y el cabo de Buena
Esperanza y el camino hacia la china, por el lado de Portugal.

COMUNISMO PRIMITIVO: se basa en factores primario, se quiere la abolición de la propiedad


privada para que se repartan los bienes de una persona para tener parte de esos bienes, este
principio comunista se agota en obtener una parte de la propiedad de alguien, pero una vez que se
ha gastado esa parte se acaba la idea porque lo que se ha obtenido se defiende ERGA OMNES
COMUNISMO UTÓPICO: nace con utopía de Tomas Moro y tiene antecedentes en la republica de
Japón, Tomás Moro (cardenal) advierte que los problemas en la vida de relación se dan por la
existencia de bienes se mata, se trampea, por los mismos, por lo que quiere eliminar la existencia
de bienes, quiere una sociedad donde todos exploten en común los bienes y se disfruten en
común.
En Europa, en 1830 frente a las situaciones de injusticia social, de la polarización del dinero y al
aire revolucionario que circula aparecen un grupo de pensadores (ninguno era matemático, eran
ensayistas una mezcla de políticos, filósofos y sociólogos) Rotbertus, Lasalle y Marx, analizan esta
situación, luego Marx se traslada a Londres con su amante una baronesa alemana y es en la
biblioteca de Londres que escribe su obra principal "El Capital" básica y muy concisamente, todos
los fenómenos de la historia se deben al tema económico, los que no tienen contra los que tienen,
los que tienen, tienen como instrumento de dominación es el capital, se estructura la idea de la
plusvalía que con lo que el pretende determinar cómo se produce el saqueo del asalariado y se
basa para eso en la teoría liberal de Adam Smith si como dice Adam Smith el único elemento
productor de riqueza es el trabajo material, el trabajo material lo realiza solamente el obrero, como
se realiza la excoriación por parte del capitalista al obrero, el obrero realiza su trabajo por 12 hs y
se le paga por 6 o 5 hs trabajo y el resto lo toma, el error conceptual surge de la doctrina liberal de
Adam Smith, para él el riesgo del empresario, la estructuración de los factores de producción, el
médico que atiende al obrero, el ingeniero que diseña las maquinas el capitalista que le ha
prestado el capital no son elementos computables para establecer el mecanismo productivo.
La gran solución para que el obrero no sea explotado consiste en que todo el sistema de
producción, el sistema capitalista (el capital tiene dos acepciones una el dinero y otra el sistema de
producción) pasen a poder del estado y este está conformado por los trabajadores ya que estos
por ser los más tomen el poder, no va haber así explotación por que las industrias va a formar
parte de ellos indirectamente, a través del capital como elemento de dominio se forman las clases
sociales trabajadoras.

SOCIALISMO Y ANARQUISMO

El comunismo involucra los elementos de producción en común elementos de consumo, el


consumo por separado, el socialismo ambas cosas pueden ser separadas, el anarquismo surge el
1840 con ROUNIOME y después BAKUNIN y sostiene que el estado en sí mismo es el que ahoga
el individuo se debe abolir la moneda, el individuo trabaja en lo que quiere y lo que le parece y el
salario lo recibe el billetes de horas trabajo (parecido al club del trueque)
Desde el punto de vista argentino, la organización de izquierda fue la FORA (federación regional
orientadora Argentina) que paso a la historia por matar a FALCON, importante hasta 1935, la
primera actividad de los comunistas en cualquier instancia es dejar a los anarquistas como punta
de lanza y luego eliminarlos (revolución Rusa, guerra civil España).
Finalmente podemos hablar de un movimiento caritativo o cristiano, donde producimos en privado
y consumo comunitariamente (darle a cada uno según su necesidad) en función de las
necesidades del prójimo. El principio liberal es producción y consumo en privado, el comunismo es
la producción estatal y el consumo privado.

Keynes y el ciclo económico (1883-1946): el criterio de la Hacienda americana es el de equilibrio


presupuestario (si no hay plata no se gasta); cuando Keynes llega al poder se hace cargo del
manejo de la economía americana.
Keynes escribe la ―Teoría General‖, en donde expresa que el pleno empleo debe ser el objetivo
que debe tener en la mira el Estado. El Estado debe de intervenir en el ciclo económico, porque
estaba visto que los simples mecanismos de mercado no conseguían enderezar las cosas, o no lo
hacían a tiempo.
Mientras esto ocurría había sufrimiento social. Entre equilibrio presupuestario y sufrimiento social
no debía vacilarse: la solución pasaba por el desequilibrio.
El gran acelerador del ciclo económico era la inversión. El pleno empleo involucra salario, el salario
involucra consumo, y al haber consumo la consecuencia es la inversión. La situación se arregla
con el pleno empleo.
Los empresarios se inclinarán a nuevos emprendimientos productivos en la medida que sus
rendimientos sean mayores que las tasas de interés vigente (Keynes se contrapone a la Escuela
de Viena).
Si las tasas de interés son muy altas no hay actividad productiva. ¿Cómo se resuelve la
reactivación económica si el mercado no puede resolver el tema?: la solución es mediante la
intervención activa del Estado.
Si el movimiento del mercado no puede llevar las cosas a una reactivación económica, el Estado
debe de intervenir activamente en el ciclo económico (por ej. en USA es a través de la obra
pública).
La concepción del empresario frente al sistema económico: tiene en cuenta 3 variables:
1. Propensión al consumo
2. Rendimiento probable de la inversión de capital
3. La tasa de interés (precio del crédito) si no hay consumo, el empresario no invierte.
Otra característica con respecto a Keynes, es criticar la propensión al ahorro (el ahorro es la
sustracción de circulante al mercado).
El multiplicador es el consumo y el empleo, y la propensión a consumir es funcional entre el nivel
de ingreso y el gasto de consumo. El acelerador es el incremento del consumo, que genera un
incremento acelerado de la inversión.
Ingreso = consumo más ahorro
Los salarios flexibles no, dinero flexible, SI. Frente a una disminución del salario es preferible correr
el riesgo de un esquema emisor.

Doctrinas económicas

LA ACTITUD RELIGIOSA Y MORAL


LA IGLESIA CONTRA LOS MERCADERES
LA TEORÍA
Con frecuencia se ha pretendido que la actitud de la Iglesia respecto del mercader medieval lo
obstaculizó en su actividad profesional y lo rebajó en el medio social. El mercader habría sido una
especie de paria de la sociedad medieval, dominada por la influencia cristiana.
LA CONDENACIÓN
Una frase famosa del s. XII dice ―El mercader no puede complacer a Dios... o muy difícilmente‖.
Los documentos eclesiásticos, que dan listas de profesiones prohibidas o de oficios deshonrosos,
incluyen el comercio.
Se diría que la Iglesia repudia al mercader, junto con las prostitutas, los juglares, los soldados, con
los abogados, los notarios, los jueces, los médicos.
MOTIVOS DE ESTA CONDENACIÓN
En primer lugar, la misma finalidad del comercio: el deseo de ganancia. Santo Tomás declara que
el comercio ―satisface la apetencia de lucro que se extiende hasta el infinito‖.
La literatura y el arte tienen la imagen del mercader en conflicto con la moral cristiana, castigado
por Dios y por la Iglesia.
La causa primera de la condena es cometer uno de los pecados capitales: la codicia.
USURA
El mercader y el banquero se ven arrastrados por su oficio a realizar acciones condenadas por la
Iglesia, operaciones ilícitas, la mayoría de las cuales entran en la denominación de usura.
La Iglesia entiende por usura todo trato que comporte el pago de un interés. De ahí que se halle
prohibido el crédito, base del gran comercio.
Las razones alegadas por la Iglesia para condenar la usura son, en primer lugar, los textos de las
Escrituras. A ese respecto existe la autoridad de dos textos, que declaran: ―no exigirás de tu
hermano ningún interés ni por dinero ni por víveres ni por nada que se preste a interés‖; ―prestad
sin esperar nada a cambio y vuestra recompensa será grande‖.
También interviene la dificultad que canonistas y teólogos hayan en admitir que el dinero pueda por
sí mismo engendrar dinero, y que el tiempo pueda dar origen a dinero.
Tomás de Aquino sostiene que el dinero debe servir para favorecer los intercambios, y que
acumularlo y hacerlo fructificar es una operación contra natura.
En Santo Tomás y en otros teólogos encontramos este argumento: que con la práctica del interés
―se vende el tiempo‖. Éste, pertenece solamente a Dios.
Tampoco el mercader logra una concepción clara, ni la formulación de las creencias económicas
que son el fundamento moral de su actividad; pero no es ésa su función.
MERCADERES CRISTIANOS E INFIELES
Los mercaderes medievales se ganaron la reprobación de la Iglesia en circunstancias especiales:
en la lucha contra los infieles. Desde la Alta Edad Media, los mercaderes de los primeros grandes
centros italianos (Venecia, Firenze, Nápoles) para quienes el tráfico con los musulmanes
representaba una importante parte de sus actividades, tomaron a veces en las luchas entabladas
entre cristianos e infieles el partido de estos últimos, incurriendo en las iras del Papado. El
problema se agudizó en la época de las Cruzadas, cuando la Iglesia se entregó sin reservas a la
lucha armada contra el Islam en una época en que el desarrollo del comercio internacional hacia
prácticamente indispensable para los grandes mercaderes occidentales los contactos de negocios
con los árabes.
La legislación de las Cruzadas estipula la prohibición de comercio con el enemigo y decreta el
embargo de los productos estratégicos (maderas, hierro, armas). La Iglesia prohibía
permanentemente la venta de esclavos al Islam, lo que constituía uno de los mayores tráficos de
los mercaderes cristianos medievales.
La correspondencia entre mercaderes musulmanes de Túnez y un mercader cristiano de Pisa pone
de manifiesto excelentes relaciones entre comerciantes infieles y cristianos.
LA IGLESIA Y LOS MERCADERES
LA PRÁCTICA
En la práctica las relaciones entre la Iglesia y los mercaderes distaban mucho de la teoría.
PROTECCIÓN A LOS MERCADERES
Desde muy temprano, la Iglesia protegió a los mercaderes. En 1074, el Papa Gregorio VII ordena a
Felipe I rey de Francia, restituir a los mercaderes italianos que habían ido a su reino las
mercancías que les confiscara.
En 1263 el obispo de Dinant hace edificar un mercado ―para provecho y utilidad de todo el mundo y
sobre todo de los mercaderes‖.
Los manuales de los confesores citan a los mercaderes entre las personas que pueden ser
dispensadas de la observancia del reposo dominical, bien porque sus negocios no pueden ser
desplazados, bien porque las fatigas de los viajes hagan penosas las privaciones.
Hay ―una especie de jerarquía de las profesiones‖ a los ojos de la Iglesia. En ella los mercaderes
están bien situados entre la clerecía y los campesinos. Igualmente también desde muy temprano
vemos que se considera como buenos cristianos a los mercaderes, acogidos por la Iglesia e
integrados en el medio cristiano.
IMPOTENCIA DE LA IGLESIA FRENTE A LOS MERCADERES
La revisión de la historia económica medieval demuestra cuán impotente fue la Iglesia frente a los
mercaderes y cuán desarmada se halló para hacer respetar su doctrina económica.
La Iglesia promulgó edictos con toda una serie de sanciones contra la usura, considerada pecado
mortal. En primer lugar, penas espirituales (privación de sepultura). Después penas temporales
como la obligación de restituir los beneficios ilícitos. Es indudable que la Iglesia intentó aplicar su
legislación.
A veces se trata de satisfacer a eclesiásticos o a personas relacionadas con la Iglesia, en conflicto
con mercaderes.
Los banqueros y los mercaderes hallaron pronto numerosos modos de esquivar las interdicciones
eclesiásticas, de disimular la usura disfrazando el interés. La Iglesia aceptaba más fácilmente que
se traicionara el espíritu cuando se respetaba la letra. A veces, el interés pagado por el deudor se
presentaba como donación voluntaria, otras, tomaba la forma de multa pagada al expirar el plazo
de devolución.
LA JUSTIFICACIÓN DEL MERCADER
Impotente en la práctica, la Iglesia se avino a una teoría muy tolerante, admitió poco a poco
derogaciones y justificó excepciones cada vez más numerosas e importantes. El estudio de las
razones de esas dispensas resulta interesante porque demuestra cómo la Iglesia hizo aceptar
ideológicamente la posición conquistada por el mercader en la sociedad medieval en el plano
económico y político (siglo XIII).
En primer lugar, se consideraron los riegos corridos por el mercader, que son evidentes cuando
sufre un daño real. En ese caso, como por ejemplo cuando ha sufrido un retraso en la devolución,
debe recibir compensación, que pronto se admite que puede ser llamada ―interés‖. Por otra parte,
el prestador se priva de un beneficio posible al inmovilizar en los préstamos dinero que habría
podido serle útil inmediatamente para otras cosas.

El prestador corre siempre riesgos: insolvencia o mala fe del deudor, a lo que, a partir de fines del
siglo XII, se añade el peligro de ver disminuir el valor del dinero prestado en el momento del pago,
por efecto de las fluctuaciones del precio de la plata.
Basta que haya duda sobre el resultado de una operación, para que se justifique la percepción de
interés.
De esta forma, se autorizan los contratos de asociación, de ―sociedad‖, el cambio y las operaciones
a que da lugar el empleo de la letra de cambio; y el interés de las deudas públicas.
También se tiene en cuenta la labor del mercader por la cual debe recibir un salario. Aquí hallamos
la teoría eclesiástica del salario vinculado al trabajo.
Difícil es hacer entrar en estas categorías al mercader capitalista sedentario. Pero, fue más bien en
consideración a los servicios que prestaba a la sociedad con el empleo de su dinero, de su
organización y de sus métodos, por lo que se le asimiló a un trabajador.
En efecto, la noción de que los mercaderes eran útiles y necesarios fue lo que coronó la evolución
de la doctrina de la Iglesia y les valió a ellos el derecho de ciudadanía definitivo en la sociedad
medieval. Se puso en evidencia la utilidad de los mercaderes que, al ir a buscar a países lejano
mercancías necesarias o agradables, y venderlas en las ferias, suministraban a las diversas clases
de la sociedad lo que éstas necesitaban.
Pero a fines del siglo XII y comienzos del siglo XIV, dos nociones vinieron a reforzar estas
consideraciones. La primera es consecuencia de la introducción del pensamiento antiguo y del
derecho romano en la teología cristiana y en el derecho canónico. Los autores cristianos aplicaron
a la actividad de los mercaderes la idea del ―bien común‖. Uniendo esta idea a la del trabajo, Santo
Tomás declara que ―si el comercio se ejerce en vista de la utilidad pública, si la finalidad es que no
falten en el país las cosas necesarias a la existencia, el lucro es entonces exigido como
remuneración del trabajo‖.
La segunda noción es resultado del reconocimiento de la interdependencia de los países y de las
naciones desde el punto de vista económico. Evolución capital. Del pensamiento autárquico de la
Alta Edad Media, que consideraba la necesidad de intercambios exteriores como un defecto, se
pasa a la creencia en la necesidad y en el beneficio de tales intercambios. Es el descubrimiento de
lo que será el principio del libre cambio, del capitalismo liberal. Razón suplementaria para
relacionar la revolución comercial del siglo XIII con la del siglo XIX.
Desde ahora el gran comercio internacional es una necesidad querida por Dios. Entra en el plan de
la Providencia. Y con ella entra el mercader, miembro esencial de la sociedad cristiana.
En el siglo XV, se escribe ―la dignidad y el oficio de mercader son grandes en razón del bien
común, porque el progreso del bienestar público es un objetivo muy honorable‖.

LA MENTALIDAD DEL MERCADER


De tal forma justificado e inclusive exaltado, el mercader medieval puede dar libre curso a su genio.
Sus objetivos son la riqueza, los negocios y la gloria.
El amor al dinero sigue siendo su pasión fundamental. Todos los mercaderes sienten un amor
arrebatado por el dinero.
Para acumular ese dinero es preciso sentir la pasión de los negocios, el espíritu de iniciativa.

Hechos económicos
DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
Esto va a significar para la economía cerrada medieval que se abre la economía y comienzan a
trabajar con las necesidades, demandadas desde afuera. Hispanoamérica se convierte en un
demandante de tal orden que va abrir la economía de la ciudad medieval.
La actividad comercial hacia la ciudad medieval (tráfico de mercadería, no producción de
mercadería) progresivamente el burgués va a ir teniendo más y más preponderancia, en el manejo
de la ciudad el burgo (del vocablo alemán Burg que significa ciudad, burgués significa habitante de
la cuidad). Por lo tanto el gremio de los comerciantes pasa a tener mayor importancia que la
corporación de los artesanos.
Dentro de los comerciantes, está la casta de los banqueros (tráfico de mercadería - dinero (son los
comerciantes de dinero). Tienen preponderancia dentro de la ciudad libre, que se ha liberado del
feudo (una ciudad libre fue Hamburgo, hoy en día se llama ―Ciudad libre de Hamburgo‖, desde la
época del medioevo).
Se van a formar dos polos de desarrollo comercial, el del Norte con la HANSA.

HANSA: antiguamente, asociación de comerciantes para protegerse mutuamente. Asociación de


mercaderes alemanes. Asociación de ciudades comerciales surgidas en 1260, llamada también
Liga Hansiática. Monopolizó el comercio de los mares del Norte y báltico. A finales del siglo XIV
llegó al apogeo de su poder con LUBECK como centro principal. Desapareció en el siglo XVII.
La HANSA se extiende por Londres – Amberes – Ámsterdam y ciudades del escudo Báltico
(Noruega – Suecia).
Desde allí viene la moneda dólar, es una moneda Hanseática. El otro polo en el sur con Italia a la
cabeza se desarrollará en todo el área del mar Mediterráneo.
De un polo a otro se fundan rutas comerciales y ciudades en la intersección de los caminos.
La minusvalorización del comercio se da en toda Europa menos en esta ruta N-S
MERCURIO: Dios del comercio y dios de los ladrones. El comercio se consideraba vil, estaba mal
visto porque tenía que ver con el engaño (colocar al otro en estado de indefensión – yo acepto
porque me ha desarmado)
En el camino siempre existe el tema de la buena fe, y el que no cumple decepcionó
DEFAULT: Engaño del deudor al acreedor.
OPERACIÓN FIDUCIARIA: (Yo elijo al animal que me quiero parecer) Nadie en occidente eligió
para su escudo familiar ni un zorro ni una víbora. Un individuo se identifica frente a los demás a
través de ese animal. Todos los animales simbolizan fuerza y frontalidad en occidente lo que más
vale es la frontalidad (como franqueza) y el valor. Españoles y Portugueses usaban el toro, otros
un león.
En el oriente el concepto es contrario. Trasladar mercadería con gran dificultad y venderla con gran
beneficio (se manifestó en los relatos de los cuentos)
Son dos concepciones absolutamente diferentes que se manifiestan en los cuentos.
El comercio era ejercido por árabes y judíos. El judío estaba disperso, tenía un sistema de postas y
contactos entre parientes con quienes comerciaba su combinación económica estaba fuera de los
intereses de la ciudad, por ejemplo compraban los restos de una batalla (zapatos, ropa, etc.) y los
acopiaban, o los vendían en una ciudad a bajo precio (estos no eran una necesidad de la ciudad, ni
una producción de la misma).
La corporación reclamaba al rey, pero como eran ―banqueros‖ el rey le decía a la corporación que
en todo caso baje sus precios

LA GUERRA Y EL COMERCIO

Si todas las naciones eran proteccionistas ninguna compraba y todas vendían, en principio la única
salida posible era la guerra
El comercio en sí es guerra, alguien siempre está deglutiendo a otro.
¿Por qué se produce la Independencia de Latinoamérica?
Napoleón instaura el bloqueo al comercio inglés, ningún puerto de España puede comerciar con
Inglaterra.
Inglaterra esta en plena revolución industrial y con gran producción o vendía o tenía un desastre
por lo que crecía el contrabando y aun estando en paz con España ―inserta la revolución‖ a través
de las colonias.
A través de las colonias los países de Europa tienen paz; vendiendo sus productos a las colonias
las que solo pueden comprar los productos manufacturados al país central (colonias inglesas a
Inglaterra, colonias portuguesas y colonias españolas a España)
La materia prima entraba al país central, en nuestro caso, en el siglo XVI, se instaura el monopolio,
para evitar cualquier evasión o filtración la mercadería salía de una flota anual desde un solo
puerto de España con todo tipo de controles y el manejo del monopolio estaba en manos de un
grupo de comerciantes que era la casa de contrataciones de Sevilla esta flota arribaba a la ciudad
de Portobello en centro América (siglo XVI) con mulas se transportaba la mercadería a la ciudad de
Panamá y desde allí, la flota del pacifico la traía al puerto del Callao, desde allí a Lima- Potosí –
Bs. As. El objeto de no abrir el puerto de Bs. As era no perjudicar a los comerciantes de la casa de
contrataciones de Sevilla a Bs. As llegaban con sobreprecio del 100% o más de costo.
Anualmente también aparecía por México y por el Callao el galeón de las Filipinas que navego
hasta la época de la independencia (traía oro – plata, materiales de poco peso, mucho valor).
El comercio entre las diferentes circunscripciones de Latinoamérica (Capitanías generales y
Virreinatos) estaba prohibido.
El cultivo o manufactura de cualquier producto que pudiera competir con la manufactura de la
metrópoli también estaba prohibido. En nuestro caso el olivo, el vino, el trigo y aceite venían de
España.
En el siglo XVIII con Carlos III de Borbón se empieza a autorizar en forma circunstancial entre zona
y zona (capitanía generales / capitanía generales, virreinato / virreinato) el comercio y también se
empieza a autorizar el envío de algunos barcos al Río de la Plata, es decir a Bs. As.
Con Cisneros recién se abre el libre comercio.

Economía

La economía se ocupa de las cuestiones que surgen en relación con la satisfacción de las
necesidades de los individuos y de la sociedad.
Economía es la ciencia que estudia la asignación más conveniente de los recursos escasos de una
sociedad para la obtención de un conjunto ordenado de objetos.

Teoría económica
Las teorías pretenden explicar el porqué de ciertos acontecimientos. La teoría económica provee
una estructura lógica para organizar y analizar datos económicos.
Las teorías facilitan la predicción de las consecuencias de algunos acontecimientos.
Una teoría es una explicación del mecanismo que subyace en los fenómenos observados.
No existe diferencia entre la teoría económica y la política económica.

Microeconomía y macroeconomía
Estudia los comportamientos básicos de los agentes individuales y los mecanismos de formación
de los precios.
La macroeconomía, por el contrario, analiza comportamientos agregados o globales y se ocupa de
temas como por ejemplo la inflación o el producto total de una economía.
Problemas económicos
Éstos surgen cuando se utilizan diversos medios para conseguir una serie de objetivos, de forma
que cabe preguntarse por el procedimiento más idóneo. La esencia de la actividad económica
reside en la posibilidad de elegir. Lo que pretende la economía es ofrecer un método para ordenar
y establecer prioridades racionalmente
LAS NECESIDADES
Las necesidades humanas son las sensaciones de carencia de algo, unidas al deseo de
satisfacerla.
Las necesidades pueden ser
Necesidades del individuo: pueden ser naturales (comer) o sociales, que se tienen por vivir
en sociedad (compra de un auto).
Necesidades de la sociedad: colectivas, parten del individuo y pasan a ser de la sociedad
(transporte); o bien públicas, surgen de la misma sociedad (orden público).
Otra clasificación puede ser en
Necesidades primarias: de ellas depende la conservación de la vida (alimentos).
Necesidades secundarias: son la que tienden a aumentar el bienestar del individuo y
varían de unas épocas a otras con el medio cultural, económico y social en que se desenvuelven
los individuos (turismo).
Bienes
Bien es todo aquello que satisface directa o indirectamente, los deseos o necesidades de los seres
humanos.
Los bienes pueden ser libres o económicos. Los bienes libres son ilimitados en cantidad o muy
abundantes, y no son propiedad de nadie (aire). Mientras que los bienes económicos son escasos
en cantidad en relación con los deseos que hay de ellos.
Según su naturaleza los bienes se dividen en de capital y de consumo, los primero no atienden
directamente a las necesidades humanas, mientras que los segundos sí. Los bienes de consumo
pueden ser durables ("admiten su uso prolongado) o no duraderos (se ven afectados directamente
por el transcurso del tiempo).
Una tercera clasificación divide a los bienes es intermedios, si deben sufrir nuevas
transformaciones antes de convertirse en bienes de consumo o de capital, y los finales, que son
aquellos bienes que ya han sufrido las transformaciones necesarias para su uso o consumo.

PROBLEMA DE LA ESCASEZ

La existencia de recursos limitados y de unas necesidades prácticamente infinitas plantea


la exigencia de elegir.
La escasez es un concepto relativo. El problema económico surge porque las necesidades
humanas son ilimitadas, mientras que los recursos económicos son limitados, al igual que los
bienes económicos.
Una vez satisfechas las necesidades primarias, como la alimentación, la vivienda y el vestido, la
gente deseará algo más, y es allí donde entran los servicios como los de asistencia médica,
educación, transporte, etc.
Las necesidades tienden a incrementarse en las nuevas sociedades, lo que hace que la lucha
contra la escasez sea una constante humana. Debe señalarse que escasez no equivale a
pobreza.
FACTORES DE PRODUCCIÓN (O FACTORES PRODUCTIVOS)
Son los recursos y servicios empleados por las empresas en sus procesos de producción. Los
factores de producción se combinan en orden a obtener los productos.
Los productos consisten en la extensa gama de bienes y servicios, cuyo objetivo es el consumo o
uso posterior en la producción.
Los factores productivos son los servicios del trabajo, máquinas, las herramientas, los edificios y
las materias primas.
La clasificación tradicional de los factores de producción considera tres categorías: las relaciones
naturales, el trabajo y el capital.

EQUILIBRIO DE LA EMPRESA
COSTOS E INGRESOS

Concepto de costo
Los costos son los gastos ligados a la producción de los bienes o servicios vendidos durante el
periodo considerado.
Los costos pueden ser
1. Costos fijos: son los costos de los factores fijos de la empresa (cuya cantidad no puede
alterarse sin un costo elevado) y, por tanto, a corto plazo son independientes del nivel de
producción.
2. Costos variables: dependen, por el contrario, de la cantidad empleada de los factores
variables (cuya cantidad puede variarse para producir mayor o menor cantidad de mercancía) y,
por tanto, del nivel de producción.
3. Costos totales: son iguales a los costos fijos más los costos variables. Los costos fijos son por
ejemplo, los costos del edificio, de la iluminación y de la calefacción del local. Estos costos no
dependen del nivel de producción. Los costos variables son, digamos el trabajo. Dado que las
cantidades de factores aumentan conforme se incrementa la producción, dichos costos aumentan
cuando se incrementa ésta.
Luego está el costo marginal, que se define como el aumento del costo total necesario para
producir una unidad adicional del bien.
Competencia
La competencia es el verdadero motor de un gran número de actividades. En economía se
considera a la competencia como un mecanismo de la organización de la producción y de la
determinación de precios y rentas.
Han surgido teorías que identificaban la competencia con las distintas formas que adoptaban los
mercados. El criterio que hace referencia al número de participantes en el mercado ha sido el más
profusamente utilizado para clasificar las diferentes situaciones de competencia.
Si en un mercado existen muchos vendedores y muchos compradores es poco probable
que alguien por sus propios medios, sea capaz de imponer y manipular el precio, estaremos frente
a una competencia perfecta. Si sucede lo contrario, y hay pocos vendedores, existe la posibilidad
de que éstos pongan un precio a su conveniencia. Este es el caso de la competencia imperfecta
El sistema de economía de mercado, para desarrollar sus funciones, descansa de modo
fundamental en el libre juego de la oferta y la demanda.
Monopolio
Se da cuando en la competencia perfecta, y es cuando se da con un sólo vendedor y muchos
compradores. Habrá monopolio bilateral cuando ambos, comprador y vendedor, sean uno solo.

Oligopolio
Se da cuando hay un solo comprador y muchos vendedores, y puede llegar a ser un monopolio
parcial cuando la oferta está dada por pocos vendedores.
El oligopolio lo encontramos cuando existen muchos compradores y unos pocos
vendedores. También hallamos el oligopolio bilateral cuando compradores y vendedores son
pocos.
Competencia perfecta
Estará dada por muchos compradores y muchos vendedores; además deben concurrir otros
factores como que el producto sea homogéneo, que los compradores estén bien informados, que
exista libre entrada y salida de empresas del merado, etc.
En un contexto más avanzado las empresas tienden a conformar monopolios y oligopolios. En la
versión americana ―Trust‖, en la inglesa será el ―Cartel‖ de primera y de segunda.
El monopolio y el cartel de primera tiene como característica (conformamos un grupo de empresas
y para dirigir ese grupo de empresas creamos un ente autónomo, esto sería el cartel de 1°. Es una
dirección común para las empresas agrupadas. El objeto es regular los precios de los productores,
acordando entre las empresas del cartel que no se va a pagar más de tanto a los productores, y
establecer el precio de venta a los consumidores. Se establecen zonas de venta, cupos de
producción, la elección de productos a fabricar, etc. Las ganancias se dividen, por el ente
autónomo en función de los intereses. Esa ganancia no pasa directamente a la empresa).
El ―cartel‖ de 2° o el oligopolio tiene como característica que no existe una dirección común, sino
acuerdos interempresarios con los mismos objetos preindicados adjudicándose zonas,
estableciendo precios, etc.
Otras alteraciones del mecanismo libre empresista: Asociaciones obreras, Trade Unions
Sindicatos, porque el arreglo salarial no se arbitra entre el empresario y el obrero sino entre una
organización y otra organización empresarial, y el obrero va a recibir ese dinero, ni más ni menos,
no importa sus cualidades subjetivas.
Finalmente, tema de los ―Rings y Corners‖ que consiste en (el Agio y la Especulación) retener la
producción de un determinado elemento. Se inicia en ciudades medievales con pestes o guerras.
Las actividades de estos amigos (Isaac y Jabob), sabiendo que la ciudad va a ser sitiada compran
todo el azúcar, todo el alcohol, sabiendo que no puede entrar más nada allí y es ahí cuando los
precios suben y suben, el trigo, o la carne salada (en aquella época). Y empiezan a vender cuando
la gente se muere de hambre, se aprovechan de la circunstancia de extrema necesidad. Aquí, es
una simple maniobra especulativa.
Otras limitaciones personales a la libre competencia, pueden ser la pereza, el desconocimiento, las
relaciones personales (prefiero comprarle a Juan que a Pedro), o el crédito que me da uno y no el
otro, a pesar de comprarle más caro.
Como un aspecto nocivo de la competencia, ¿Cuál es la actitud del empresario inversamente a lo
que sostenían los liberales frente a la libre competencia y si se sienten presionados por ella? Y van
a reducir el salario, o la calidad del producto o ambas cosas. Va a producir un deterioro social.

EL MECANISMO DE LOS PRECIOS


Demanda
Hay una serie de factores determinantes de las cantidades que los consumidores desean adquirir
de cada bien por unidad de tiempo, tales como las preferencias, la renta o ingreso en ese período,
los precios de los demás bienes, el precio del propio bien.
La tabla de demanda, dado un conjunto de circunstancias del mercado, para cada precio, ofrece
información sobre la cantidad que el mercado absorbería de uno de los precios. Esta tabla de
demanda mostraría que cuanto mayor es el precio del artículo, menor cantidad de ese bien estaría
dispuesto a comprar el consumidor, y cuanto más bajo es el precio más unidades del mismo se
demandarán.
A la relación inversa existente entre el precio de un bien y la cantidad demandada, en el sentido de
que al aumentar el precio disminuye la cantidad demandada, y lo contrario ocurre cuando se
reduce el precio, se le suele denominar en Economía la ley de la demanda.
Las razones por las que cuando el precio del bien aumenta la cantidad demandada por todos los
consumidores disminuye son de dos clases. Por un lado, cuando aumenta el precio de un bien
algunos consumidores dejarán de adquirirlo y buscarán otros bienes que lo sustituirán. Por otro
lado, otros consumidores, aun sin dejar de consumirlo, demandarán menos unidades del mismo,
ya sea porque se ha encarecido respecto de otros bienes cuyo precio no ha variado; o bien, porque
se la elevación del precio ha reducido la capacidad adquisitiva de la renta, y esto hará que se
pueda comprar menos de todos los bienes.
La curva de demanda de un bien, como expresión gráfica de la demanda, muestra las cantidades
del bien en cuestión que serán demandadas durante un periodo de tiempo determinado por una
población específica a cada uno de los posibles precios
El precio de un bien es su relación de cambio por dinero, esto es, el número de unidades
monetarias que se necesitan para obtener a cambio una unidad del bien.

VALOR Y PRECIO
Costo
Decimos que un objeto nos cuesta cuando involucra un gasto de tiempo y de esfuerzo el obtenerlo.
Ese gasto lo necesitamos para vencer un obstáculo y lograr la obtención del objeto.
Tanto el obstáculo como el esfuerzo son elementos variables, que dependen de las circunstancias
del lugar y tiempo. Por ejemplo el agua, que es de extrema utilidad, si estamos en un lugar interior
o en el desierto va a variar el esfuerzo que hagamos. La obtención implica un gran esfuerzo para
vencer los obstáculos que implica llevarla a ese lugar. Si estamos al lado de un río, la obtención de
esa agua va a implicar poco o ningún esfuerzo. Estamos ante variables relativas.
Teóricamente, el costo en sí no tiene nada que ver con la utilidad del objeto. Por ejemplo si
necesitamos arena la podemos obtener ya sea de la playa, si estamos cerca, o del fondo del mar,
lo cual sería algo sumamente costoso. En ambos casos es el bien que necesitamos, arena. Otro
ejemplo es el hierro; éste lo podemos obtener en tiritas a flor de tierra o lo podemos obtener en una
mina, que incluiría todo tipo de maquinarias y demás costos.
Utilizamos a diario elementos que son imprescindibles para vivir y que carecen de costo, como el
aire.
Valor de uso, comprende 3 elementos
1. La satisfacción de la necesidad, que es un elemento subjetivo y variable.
2. La utilidad, elemento mensurable y objetivo.
3. El conocimiento de esa utilidad, que es un elemento subjetivo y variable.
Definición de ―valor de uso‖
Es la utilidad específica que posee un objeto para servir a un fin humano o a una necesidad. La
utilidad, en la definición, representa una circunstancia objetiva porque está referida a una cualidad
inherente a ese objeto.
La necesidad es subjetiva porque varía de acuerdo a hombres y a circunstancias de tiempo y lugar.
Lo que para unos es necesario e imprescindible para otros no lo es. Lo que fue necesario en una
época no lo es en otra.

Valor de uso
Surge de la utilidad con más los otros dos elementos. Ese valor de uso puede ser representativo
en una geografía o en otra, y en un tiempo determinado.
La valoración de uso surge de una apreciación es importancia atribuida por nosotros a determinado
elemento.
Valor de cambio
Cuando varias personas tienen conocimiento del valor de uso de un objeto y de que ese objeto
representa además un coste (que es el esfuerzo y el tiempo), automáticamente ese objeto que
puede que a mí no me sirva o no me resulte útil, yo sé que me va a servir para intercambiar con
otros porque tengo el conocimiento de que es útil para determinadas personas o actividades. Se
convierte en un bien de cambio.
Definición
Valor de uso reconocido por varios juntamente con el esfuerzo implicado por su producción o
apropiación. No está al alcance de cualquiera sino de la persona que realizó el esfuerzo.
Entonces el valor de cambio es igual al valor de uso más el coste.
Adam Smith hablaba de valores altos, contradecía esta doctrina. Hacía mención de que había
objetos de valores muy altos con costes muy altos, y que no tenían valor de uso. Por ejemplo los
diamantes.
La réplica que se le hace es que esta formulación es incorrecta; porque ha habido siempre en el
hombre una necesidad de adornarse, y el diamante cubre tal necesidad, y al tener un valor de uso,
tiene un valor de cambio.
A mayor valor de uso mayor valor de cambio. Decimos que el valor está condicionado por la
escasez y la necesidad se agudiza por la escasez.
Formas externas del valor
El valor en sí, no es una cualidad intrínseca del objeto sino que está representada en la
subjetividad del usuario o del hombre.
Valor objetivo
Las necesidades y las estimaciones valorativas son diferentes y variables. Por ejemplo si tenemos
el caso del agua o del trigo, veremos que la primera dosis de agua nos satisface. Las
subsiguientes, nos satisfacen menos. No por eso vamos a eliminar esa agua o ese trigo porque
sabemos que esas necesidades se repetirán en el tiempo.
Sabemos también que esas mismas necesidades la tienen los demás. De manera que llegado el
caso, esa mercadería u objeto se puede convertir en bien de cambio.
Por otra parte, generalmente esos bienes tienen valores que son públicamente reconocidos. Es
decir que tenemos idea independientemente, sin importar quienes necesiten la mercadería, de su
valor.
Además existe el valor de afección (que es de poca importancia). El bien que con independencia
del mercado, tiene un valor dado por afectos personales, no por necesidades.
Fundamentos de la formación del valor de cambio
Es el valor de uso, si no sirve a nadie carece de valor de cambio. Sin valor de uso, no hay valor de
cambio.
La necesidad es un estado de insatisfacción. Para resolver ese problema pagamos un coste. Ese
coste, de cualquier índole, deberá ser siempre inferior a la satisfacción que nos deriva de cubrir
esa necesidad, y estaremos en un estado de bienestar.
Dentro de la mercadería que puede producirse en forma elástica, ilimitada, el costo de producción
será el límite del valor de uso.

Teorías
David Ricardo
La utilidad es el poder satisfacer un deseo o un propósito, y es potenciada por la escasez. El
equivalente del valor en el mercado es el precio.
Santo Tomás de Aquino
El valor de un objeto varía según su necesidad.
John Locke (1632-1704): El trabajo determina el valor que es el costo de producción.
Tourgot (siglo XVIII. Intendente Real): La utilidad como criterio de valor es decir es útil luego es
valioso, y es valioso ya que es útil.
John Stuart Mills: opina igual que David Ricardo, el valor surge tanto de la utilidad como de la
escasez.
Adam Smith (se eslabona con Marx): El valor de un objeto es igual al trabajo que puede pedirse
por él (habla de trabajo material). La riqueza de la Nación es la suma total de todos los bienes de
intercambio.
Críticos
Lauderdale: puede incrementarse el valor de un objeto por la escasez del mismo. Puede
incrementarse la riqueza haciendo que los bienes escaseen.
Federico Lizst: las fuerzas productivas que hacen a la vida institucional de un estado son
(contradiciendo a Smith) las ciencias, las leyes, el gobierno, la religión y artes. Los médicos,
abogados y etc., no producen riqueza pero desarrollan y participan en el ciclo productivo.
John Stuart Mills (1806-1873) dice que la riqueza de una Nación o de una persona, es la sumatoria
de todas las cosas útiles con valor de intercambio que sean materiales y susceptibles de
acumulación.

PRODUCCIONES DE BIENES
¿Quién produce?
¿Quién puede producir?
¿Dónde se puede producir?
En primer término la naturaleza es la que produce materias orgánicas (plantas) inorgánica
(minerales) y fuerzas (eléctrica, hídrica, eólica).
El hombre es quien puede producir y produce con el aporte de fuerza material o inmaterial.
La naturaleza produce bienes que pueden ser apropiables directamente y otros requieren la
intervención del hombre. El hombre produce ideas y servicios personales (el hombre transforma
pero no crea ni destruye nada) el trabajo puede ser material o inmaterial la separación entre ambos
ítems es muy difícil, en todo trabajo material existe una idea rectora en algunas producciones
(donde empieza el trabajo material y el intelectual)
En otros casos todo trabajo corresponde a una planificación.
PRODUCCIÓN ECONÓMICA
Es la aplicación de la fuerza del hombre a la materia transformándola en objetos que sean
útiles y al ser útiles por lo tanto valiosas.
Concepto de producción: Creación u obtención de valores sean materiales o inmateriales.
Para que la producción sea económica siendo que toda producción involucra un sacrificio
importa que el rinde de ese sacrificio sea superior al sacrificio

DESENVOLVIMIENTO DEL CONCEPTO DE LA PRODUCCIÓN EN LA CIENCIA


El caso del mercantilismo es vaga la temática gira en torno de cómo se hace rico a un
pueblo y la respuesta es el mayor atesoramiento de oro y plata.
Los fisiócratas dicen que la riqueza se sustenta en la producción del agro no hablan de
productibilidad.
Adam Smith reconoce que el trabajo industrial puede ser creador de riquezas pero solo el
trabajo material. Filósofo del siglo XVIII Juan Bautista SAY (1767-1832) es el primero que afirma
que la producción no gira en la creación de oro, plata ni el agro sino en la transformación de la
materia.
Tanto Adam Smith como Say consideran que el creador de la riqueza (Ej.: el zapatero al
hacer su trabajo, cuando en realidad el zapatero para hacer su trabajo necesita del matarife, la
vigilancia, él médico que cuide de su salud) aun considerando el esfuerzo de la producción no
corresponde a la persona que lo hace sino a la cooperación de la comunidad y aplicado a una
función útil.
ECONOMÍA Y TÉCNICA
Dos términos distintos y en alguna medida contrapuestos así como en algunas
circunstancias coincidentes.
ECONOMÍA: Se pretende producir un objeto útil y valioso al menor costo posible.
TÉCNICA: se desvincula de ese aspecto y se refiere a como producir más perfectamente.
Cuando mayor perfeccionamiento técnico menor costo operativo o de mantenimiento
(tendido ferroviario y hay montañas se tienen dos caminos hacerlo en línea recta y atravesar la
montaña o rodearla, por lo que la inversión con más alta técnica el costo es menor y viceversa)
La economía está cada vez más influida por la parte técnica, por lo que los avances
tecnológicos enganchan los procesos económicos esto es la comunicación por tierra, aire o mar, la
tecnología eléctrica facilitan distribución y consumo y a su vez el proceso tecnológico arrastra lo
económico (computadora)

PRODUCCIÓN PARA PROPIA NECESIDAD O PARA EL MERCADO


Por propia necesidad se entiende
LASALLE: primer en expresar que (siglo XIX) nadie produce para sí mismo sino para los demás
(todo el mundo produce lo que no necesita) esto involucra que la producción actual es la economía
del trafico supone un nuevo ítem ―ciclo productivo‖ (para los demás) no termina con la producción
del objeto sino con la venta y la incorporación de la ganancia , la otra parte es la circulación, caso
contrario si el proceso producido fuera exitosa pero no producirá ese último ítem el resultado sería
un desastre (no sería económico)
ESPECULACIÓN Y RIESGO
Sabemos que el que produce reuniendo los factores de producción esto es el empresario
con aceptación del riesgo de la producción para el mercado se denomina especulación
PRODUCCIÓN Y ADQUISICIÓN
Gratuita por título espontáneo o voluntario (donación o herencia)
Gratuita a titulo forzado (impuestos)
Ilegal (incorporar al patrimonio lo robado)
Casual (encontrado)
PRODUCTIVIDAD Y RENTABILIDAD
Productividad es el resultado de la producción
Rentabilidad es la ganancia empresarial, una empresa puede
Producir y no ser rentable (hospitales, ferrocarriles del estado)
Ser rentable y no producir (casino, prostíbulo)

EMPRESA Y COMUNIDAD
La empresa pretende producir en la menor cantidad, calidad y al mayor coste y la
población (comunidad) consumidora pretende lo opuesto, los intereses de ambos son
inversamente a lo que podría haber pensado Adam Smith no siempre son coincidentes.
Dentro de los factores de producción están los FACTORES NATURALES DE
PRODUCCIÓN todas las cosas de la naturaleza que el hombre incorpora a su economía son
producto de la relación de materia y trabajo.
La naturaleza ofrece materia y fuerza, el factor humano trabajo más el instrumento que
posibilita el trabajo (capital)

NATURALEZA TRABAJO Y CAPITAL


Naturaleza: Se debe tener presente que no es de acceso libre por que el régimen jurídico que
importa restricciones (particular o estado)
Trabajo: es la actividad consciente del hombre dirigida a producir un valor económico en función de
una necesidad económica

Clasificación del trabajo


Material: elaborar herramienta / Inmaterial: dirección de una obra
Intelectual / corporal
Productivo / Improductivo
Libre (contrato) no libre (esclavo)
Profesional / Oficio
No requiere aprendizaje

DIVISIÓN DEL TRABAJO


Funciones y de acuerdo a una dirección central del trabajo cuando es menor el núcleo poblacional
menor es la posibilidad de dividir el trabajo y viceversa (es un tema de cantidad poblacional
División sucesiva: una persona puede completar su obra desarrollando todas las etapas
(lavandera)
División personal del trabajo: en una fábrica uno se dedica a una cosa y otros a otra (recordar la
división del trabajo especialista)

SISTEMA DE TRABAJO
Es la cooperación armónica entre varias personas con arreglo a un plan único dentro de ese
contexto tenemos obediencia voluntaria: hace el trabajo sin remuneración (voluntarios en un
hospital
Obediencia obligatoria: esclavos (fundamental por la carencia de salarios, en la guerra se salvaba
al hombre en lugar de matarlo)
Obediencia comprada: empleo
SISTEMA DE CALIDAD ECONÓMICA
Involucra el contrato libre de trabajo. Época del liberalismo de Adam Smith (libre
contratación) el trabajador merca la fuerza de sus brazos esto merca una diferencia con el
contratistas pues el trabajador está expuesto a los riesgos de la fábrica, no tiene libertad geográfica
y su instrumento es el mismo
CONTRATO DE TRABAJO: fruto de la lucha entre el oferente y ofertante en el precio ulterior del
alquiler de los brazos va a gravitar el ejército de reserva del trabajo, el último precio que se oferta el
último individuo del ejército de reserva del trabajo.
Todo se visualiza a mediados del siglo XIX y se advierte la contradicción entre la libertad
legal y la económica de asalariado.
LORENZO FONS STEINCH: el primero en comentar la opresión económica.

FENÓMENOS SOCIALES DEL TRABAJO


Los sindicatos como algo surgido de las TRADE UNIONS 1851 en Inglaterra se crea la Sociedad
de mecánicos de Maquinas (Asociación de Maquinistas)
Lock out es la realizada por parte empleadores.
Huelga es la realizada por los trabajadores.
Boicot ―ladel sistem‖ consiste en una serie de marcas a los productos a boicotear o no comprar.

TRIBUNALES DE CONCILIACIÓN
Comité de conciliación 1872 Inglaterra legislación protectora de los trabajadores legislación
de fábricas.
Seguro obrero: por enfermedad, por accidentes, vejez, invalidez, sepelio.
Coalición obrera: sindicatos.
Leyes de fábricas: protección de horarios, descansos para las mujeres y niños.
Limitación a las jornadas: descanso dominical, en un principio para mujeres y niños y luego para
todos.
Salario: importe a pagar por las empresas en dinero.
LA RENTA. EL PRODUCTO Y LOS COSTOS.
RENTA
El concepto de renta nace por el siglo XVI aproximadamente. No se formaliza este concepto
anteriormente por la inexistencia de una economía con circulación monetaria. Esto es que cuando
se empieza a advertir que a cambio de la prestación de una tierra, del alquiler de una propiedad se
producía un ingreso en moneda, y a es partir de allí donde se empieza a configurar este concepto.
CARACTERÍSTICAS DE LA RENTA
El patrimonio no se reduce, no varía. La renta, en la antigüedad, era un ingreso que proviene de
afuera de nuestro patrimonio e ingresa en él y manteniéndose intacto.
La principal diferencia con el con el ingreso, es que la renta es un ingreso periódico y constante. Es
decir, ese ingreso tiene constancia y periodicidad.
En los principios, el concepto de este ingreso era exclusivamente material; estaba dado sólo por
dinero. Después se advierte que puede estar formado por bienes materiales, tales como el trigo,
etc. Y posteriormente, se le añaden los bienes inmateriales (por ejemplo un servicio, el derecho de
paso, de locación)
Y también cuando el concepto evoluciona, se llega a la conclusión de que renta no es sólo lo que
proviene de afuera, sino que también lo es el producto de una economía; desde el punto de vista
fiscal, se carga con impuestos a la renta producida por determinados bienes.
Los viejos expositores de la economía política, no atendieron a estos asuntos.
Una definición de renta podría ser la suma que el individuo puede emplear en la satisfacción de
sus necesidades sin disminuir su patrimonio.
CLASES DE RENTA
Puede ser bruta y neta.
Al ingreso anual que obtenemos (RENTA BRUTA), se deben restar todos los gastos originados en
salarios, compras de semillas, impuestos, etc. El saldo obtenido libre de todo gasto es la RENTA
NETA.
Luego hay otra clasificación: nominal y real. Es importante su uso y su aplicación. La RENTA
NOMINAL: es la que se recibe mensualmente en pesos.
RENTA REAL: es lo que verdaderamente podemos adquirir con esa renta en pesos. Es lo mismo
recibir la renta nominal de un contrato de locación de $500 en agosto del 2004 y recibir lo mismo
en agosto de 2005. Pero en cuanto a la renta nominal, no podemos adquirir lo mismo.
INGRESO
Es un concepto más amplio que el de la renta porque significa todo aquello que acrece, que
aumenta nuestro patrimonio. Careciendo de la característica de la renta de constancia y
periodicidad.
PRODUCTO
Es la parte de la renta que procede de una fuente concreta y determinada. El producto identifica un
beneficio originado en algo, una renta que surge de algo.

COSTO DE PRODUCCIÓN
Toda producción involucra un sacrificio humano y un gasto de materiales.
DIVERGENCIAS CONCEPTUALES
Se acuña el liberalismo, de que ningún precio puede ser inferior a los costos de producción.
Por aquella época un inglés pensaba que los costos de producción eran siempre iguales, en todo
el mundo. Pero los costos de producción varían de una zona a otra, no se puede hablar de un
costo de producción fijo.
Por otra parte, no será el mismo costo para el que fabrica a escala minorista que para el que
fabrica a escala mayorista. Los gastos de traslado, de locaciones y ubicaciones geográficas hacen
variar los costos de producción.
NUESTRA REALIDAD
Nos encontramos que si vamos a San Luís, los costos son ínfimos en todo tipo de impuestos y de
locación, son distintos también, de acuerdo a si es mayorista o minorista.
El MERCANTILISMO configura los primeros planteos de estos conceptos de costos relacionado
con el concepto de renta bruta y neta.
El mercantilismo, vale recordar se basaba en la moneda de metal precioso (oro y plata).
La fisiocracia determina que la rentabilidad surge de la explotación de la renta restándole los
costos de producción.
Para Adam Smith y sus seguidores (Escuela Clásica Liberal) lo productivo no sólo salía de la tierra
sino también del TRABAJO MATERIAL ÚTIL.
La renta neta para esta fuente vendría a ser la suma de todos los beneficios que corresponden a
cada uno de los empresarios deduciendo los gastos del producto bruto.
Otra enunciación que hacía David Ricardo era la LEY DEL SALARIO. El mencionaba que el salario
no debe ser mayor que lo que corresponde a la subsistencia del grupo familiar obrero y ser
suficiente para la reproducción de tal grupo. Pero tampoco debe ser mayor que el de las estrictas
necesidades de la vida, ya que siendo así, el obrero tiende a casamientos apresurados y a
reproducirse excesivamente. Si es este el caso, ejerce una presión hacia abajo del salario y
plantea problemas sociales.
Si, por el contrario, el salario es insuficiente para la subsistencia, el trabajador no se reproduce, o
lo hace mal; de manera que disminuye la mano de obra y al disminuir ésta, se produce una presión
sobre los salarios, que tiende a aumentarlos.
David Ricardo también formula un razonamiento sobre la renta y sobre el salario visto desde el
punto de vista empresario, como una carga a la producción. El advierte que para el trabajador el
salario conforma una renta (con sus respectivas características de periodicidad, sin disminución del
propio patrimonio y proviniendo de afuera).
Stuart Mills: elabora otra teoría de la renta en donde influyen factores como el aumento de la
población, la disminución o aumento del capital y o el mejoramiento de la técnica: a más población,
baja de los salarios, mayor beneficio del capital (porque se paga menos), aumento del beneficio de
la rentabilidad de la tierra (porque hay más alimentos).
Si aumenta el capital quedando estacionadas la técnica y la población baja el beneficio del capital,
aumenta el poder adquisitivo de la población y aumenta la renta de la tierra.
Si hay perfeccionamiento de la técnica quedando estacionados la población y el capital, aumenta la
oferta de productos, por consiguiente bajan los precios y se acrecienta la capacidad adquisitiva.
Valor y sus formas
Coste en la producción: el valor del costo de la producción incide en el valor de cambio. Pero tiene
un límite, que es el valor de uso. Si el valor que le otorgamos al uso es inferior al valor de cambio,
el costo de producción es irrelevante, o sea que el producto no se adquiere. El valor de uso
condiciona el valor de cambio y hace que sea relativo el tema del costo de producción.
Dentro de este esquema la escasez aumenta el valor, lo que también relativiza el concepto.
EL COSTO DE PRODUCCIÓN DETERMINA EL VALOR DEL PRODUCTO.
La necesidad: determina el valor de uso, es un término subjetivo, y determina el valor de cambio.
Este, a su vez, se desvincula del costo de producción. Ya que puede variar en una época y lugar
determinados.
La coyuntura: puede ser favorable o desfavorable. La coyuntura son circunstancias que están al
margen del proceso económico, pero inciden en forma determinante en ese proceso. Si, por
ejemplo, las vacas de Europa y de Brasil, tienen una enfermedad, eso va a beneficiar al proceso
económico de Argentina, es una coyuntura favorable.
Teorías del valor
Adam Smith (teoría clásica. Con antecedentes en Aristóteles y Quesnay): distingue entre valor de
uso y valor de cambio. A. Smith hace una distinción entre los bienes producibles a voluntad que no
pueden desvincularse del costo de producción, de lo que él denomina los ―bienes raros‖, que no
pueden ser producidos a voluntad. Como por ejemplo que encontramos en nuestra casa una
pintura de un buen artista, el valor de ese bien está sujeto a los vaivenes del mercado, este es un
bien no producible a voluntad, un ―bien raro‖. Y dentro del mercado a la capacidad adquisitiva del
adquirente, el ejemplo común es el remate de objetos de arte. El límite del objeto no está dado por
la calidad del objeto sino por la capacidad adquisitiva.
Los bienes no producibles a voluntad, según Smith, involucran una suerte de monopolio: Está ese
vendedor y no otro.
Dentro de ese contexto se ha plateado también este interrogante: ¿El valor del objeto, o del
artículo, está dado por el costo de producción o por el costo de reproducción?
Esta distinción es importante en el mercado actual.
Carey, un economista norteamericano, dice que está en el costo de reproducción. Pero el costo de
reproducción al momento de la venta. Por ejemplo si el año pasado yo hice zapatillas con un
determinado costo, mano de obra, materia prima, etc., y la tengo embalada, y la quiero vender hoy
en día, le tengo que poner un precio acorde a lo que me saldría el día de hoy, con la materia prima
de hoy, a la mano de obra actual.
Siguiendo con Smith, elabora una teoría del trabajo: el trabajo necesario para la producción o
adquisición del objeto determina el valor de cambio (recordar a Marx, que toma tal conocimiento y
elabora la teoría de la plusvalía).
Se dice a principios del siglo XIX que esta teoría es falsa y que sólo sirve para explicar el caso de
los bienes producibles a voluntad. Y además, que este coste de producción, no puede ser superior
al valor de uso proporcionado (es la crítica que se la hace a Smith) que la gente subjetivamente le
adjudica al producto.
Teoría de la utilidad
El valor de uso es sustantivo del valor de cambio (es discutida por D. Ricardo). Se la cuestiona (a
mediados del siglo XIX), en Alemania por Menguer y Wieser, manifestando el carácter subjetivo del
tema del valor, porque está condicionado por las necesidades circunstanciales del hombre.
Teoría de la utilidad límite o final (Ley de Goce), también llamada teoría del costo marginal, se
funda en un fenómeno psicológico. Esto es que si tenemos hambre el primer pedazo de pan tendrá
un valor alto, el segundo tendrá un valor menor, continuando así hasta el décimo o undécimo que
tendrá un valor muy bajo, este es el que le da la pauta correcta de valor a toda la producción.
Precio: Es el valor de cambio de un objeto establecido en el momento del trueque por las dos
partes contratantes y expresado en una contraprestación generalmente en dinero (aunque puede
ser en otra cosa).
El valor de cambio no es una propiedad adherida al objeto, sino que es un factor variable.
Límite superior e inferior del precio
El límite superior estará dado por el valor de uso, si el precio supera el valor de uso no va a
prosperar. El límite inferior será dado por el costo de producción. En el caso de bienes producibles
a voluntad.
Fijación del precio: la doctrina clásica supone de que el precio se fija libremente entre las dos
partes contratantes o en el mercado donde se demanda y se oferta.
No obstante, este libre juego es relativo en atención a que lo que prepondera es el más fuerte, es
la proposición del más fuerte.
Dentro de la oferta –demanda, cuanto mayor es la oferta, menor es el precio. Cuanto mayor es la
demanda, más sube el precio.
Excepciones
Puede aumentar el precio sin que disminuya la demanda porque aumenta el poder adquisitivo o se
desvía de otros gastos. Otro factor, es que esa producción llene un vacío o esté de moda.
A la inversa, no toda reducción de precio implica un aumento de demanda. Puede ser por tres
circunstancias.
1. Por falta de poder adquisitivo.
2. Por carencia de atractivo del producto.
3. Porque la capacidad del mercado esté satisfecha.
Un último factor dentro del esquema empresario, puede suceder que el aumento o disminución de
precios no esté seguido de un aumento o disminución de la oferta de los empresarios o
fabricantes, en virtud de que los procesos de producción son más lentos que los de mercado. El
mercado va día a día, mientras que la producción no. Si yo quiero cerrar mi empresa, no lo hago
de la noche a la mañana, sino a través de un proceso.
El principio de que el precio se determina por la acción de la oferta y de la demanda, es
parcialmente cierto.
Desde un principio, los clásicos entendían que no puede apartarse el precio del costo de
producción. Sin embargo, las crisis de producción que son propias del sistema capitalista
demuestran lo contrario (llevando los precios a la baja). Cuando alguien inventa algo, y es bueno,
lo copian, y eso lleva los precios a la baja.
Los clásicos (Smith y seguidores) hablaban de ―precio natural‖, surgido del costo de la producción.
Una crítica de otras épocas, que la realidad es distinta porque en el mundo, la producción y el
comercio no es un gran salón de bolsa, en donde podríamos tener en forma inmediata
conocimientos de mercados, de competencias y de producciones; es decir este planteamiento lo
consideraban utópico.
Pero actualmente, gracias a la globalización es posible, por la información, la rapidez de la
información y la capacidad de disposición a través de la informática, sin restricciones.
Por otro lado, otros esquemas que se contraponen con el ―precio natural‖, es por ejemplo la
costumbre de pagar determinados precios en determinados lugares. En los precios también incide
la costumbre.
Por otra parte, los otros factores que alteran los mecanismos de oferta y demanda, son una serie
de estructuraciones del mercado tendientes a la fijación de precios, a tener una demanda cautiva o
prisionera, a regular en más o en menos la producción y correlativamente los precios.
Precios políticos de las Organizaciones Gubernamentales
Las organizaciones de obreros y o empresarios, por un lado sindicatos y por el otro trust,
empresariales.
Hay que recordar, la incidencia gubernamental de los precios máximos y mínimos.
Precios conexos
Ley de Mangoldt (final del siglo XIX). Los precios de los diferentes productos tienen una
interrelación de dependencia. Cuando dos o más productos satisfacen una necesidad en forma
alternativa, los precios se mueven paralelamente. Esto es que si por ejemplo sube la carne, suben
los tallarines.
Que dos cosas confluyan en la satisfacción de una necesidad, los precios actúan en forma
opuesta, la suba de uno es la baja de otro (siempre sube el precio de la nafta, pero baja el de los
autos).
Que dos artículos o más puedan producirse con la misma materia prima, la mayor demanda de uno
de ellos significa la baja del precio de los otros, porque aumento la producción de tal producto (del
trigo, hay más panificación).
Del dinero y del crédito
Para facilitar el trueque se empieza a utilizar elementos de aceptación general y a los que se les
otorgaba un determinado valor (semillas de cacao) y las primeras monedas acuñadas en Grecia,
fueron los Dracmas, con el sello del Señor de la Ciudad.
Característica de ese elemento para que se transforme en un intermediario lógico: transportabilidad
(con relación al peso debe de poseer un alto valor), aceptación general (por ejemplo si estábamos
en Europa, el oro tenía aceptación, si era el Imperio Incaico, no la tenía), divisibilidad (al dividir el
lingote de cobre, que en algún momento fue moneda, o de hierro, el objeto no pierde valor. El
ejemplo contrario es que podría ser moneda de cambio una vaca o una oveja, que si la partimos,
no tiene el mismo valor), durabilidad (oro, plata, instrumento monetarios eran durables, como el
cobre, el bronce, pero no el hierro).

CAPITAL
En forma primaria distinguimos que el hombre para sus necesidades, se maneja por bienes de
consumo, de uso y de producción. En éste caso (el de producción) es el instrumento que le permite
acceder al bien de consumo. Esto es la pala, el pico, la herramienta necesaria para potenciar su
fuerza y procurarse ese bien de uso o consumo.
En la economía actual, la economía de tráfico, vamos a tener los instrumentos de consumo más
aquellos instrumentos de producción, los medios de adquisición, porque en la economía actual
producimos para otro o para adquirir de otro. Si fuera en otra época, por ejemplo la del trueque,
produciríamos elementos para el cambio.
HISTORIA DEL INTERÉS
En la economía monetaria no necesitamos esperar una coincidencia de necesidad, verbigracia lo
que yo necesito lo tiene el otro, y viceversa. Entonces procuramos elementos de adquisición más
que instrumentos de producción.
En la Edad Media, se empiezan a elaborar estos conceptos, y ellos advierten que entregando una
suma de dinero, éste produce un interés, de manera que llaman Capital al patrimonio redituable,
aquello que da el Interés. Juegan en aquél las doctrinas de la Iglesia (aquello de que el oro no da
oro), en contra de los intereses por parte del préstamo. Se oponen los partidarios del Interés, que
justifican a través de la entrega de este préstamo que el prestatario puede adquirir bienes de
producción que en sus manos generan ganancia, de manera que la compensación por el capital
prestado es el interés, y éste es legítimo. La crítica que se le realiza es que el capital no produce
interés sino que éste último es abordado por el prestatario y se debe a la administración del
prestatario. O sea que el interés depende de la administración del tipo que pidió el interés.
Tourgot (1760), explica la formación de capital de la siguiente manera; ―el que percibe durante un
año más valores que los que necesita para vivir, acumulándolos produce capital‖ y agrega ―ya sea
que lo acumulado sea dinero o no. Porque el dinero es un valor y los valores son dinero,
acumulándolo forma el capital, y éste es todo aquello que sirve para adquirir‖. Finaliza diciendo que
―capital es algo inmueble o mueble, pero que reditúe‖.
Smith estudia, mientras tanto, el capital desde un punto de vista privado. Expresa que ―el capital es
todo aquello de lo cual el propietario espera una renta. Las cosas, bienes o dinero de los cuales no
se espera una renta, son bienes de disfrute, no de capital.‖
Desde un punto de vista de la Economía Nacional, al igual que la Economía privada primitiva, los
bienes de capital son los bienes de producción, es decir, todo aquello que permita la producción de
nuevos bienes. Esto se explica si Fulano de Tal le presta a Juan, la comunidad no se enriquece,
pero mediante la generación de nuevos productos se enriquece efectivamente toda la comunidad.
Tourgot establece que capital son todos los objetos patrimoniales que sirven para la producción o
para la adquisición de nuevos bienes.
Wagner dice que en lo particular el capital es el patrimonio lucrativo, y en la economía nacional son
los medios de producción. Dentro de este contexto advierten que los bienes de uso de acuerdo al
carácter que se les dé, pueden o no convertirse en bienes de capital. Esto es, ergo, tengo una
casa, la uso, si la desalojo y la alquilo es un bien de renta, o sea Capital Productivo.
David Ricardo piensa que un préstamo dinerario tiene un interés establecido de plazo, no puede
involucrarse como Capital a la tierra, y lo justifica porque lo que genera es renta pero no capital.
También aduce que los capitales dinerarios generan el mismo tipo de interés, pero las tierras
varían según el lugar, distintas circunstancias objetivas, no es lo mismo. Hay una separación, una
segregación de tierra del concepto de capital, según Ricardo.
También habla de tres factores de producción.
La naturaleza (cuya objetivo es proporcionar materia y fuerza).
El trabajo humano.
El instrumento o Capital.
Las escuelas, se remite al primer economista que tiene gran incidencia y su Escuela austríaca
(1912) Schumpeter, que tiene vigencia actualmente. Los tres conceptos que utilizamos
actualmente al referirnos al Capital son tres.
1. El capital es una reserva de compra.
2. El capital es una reserva de valor.
3. El capital es igual al consumo diferido.

SÍNTESIS DE LA EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE CAPITAL


Todos los créditos que produce el interés.
Tourgot, todo patrimonio o bienes que proporciona una renta al propietario.
Smith, distingue entre Economía privada y nacional, donde refiere que la última es el conjunto total
de todos los elementos de producción de la Nación. Distingue Wagner en lo privado, el patrimonio
productivo que sirve para fines de lucro y en lo nacional, como el conjunto de medios de
producción.
Ricardo Gil de Braud, parte del patrimonio que puede emplear con fines de lucro.
Concepto socialista de Roberthus, el patrimonio que se dispone para obtener las prestaciones de
otros.
CLASIFICACIÓN DE CAPITAL
Según Smith, la clasificación se hacía entre el capital fijo y el circulante.
Capital fijo: eran los medios de producción en la media que lo usamos, por ejemplo el torno.
Capital circulante: es la mercadería producida por ese torno, que el empresario está moviendo en
el mercado.
Capital productivo y de uso. Éste último puede ser una casa o un auto, mientras estén destinados a
medidas personales. Cuando lo usamos como viajante, se convierte en capital productivo. Esto
quiere decir que genera rédito.
Capital material e inmaterial.
El capital material: se remite a la máquina, la herramienta, o el dinero.
El capital inmaterial puede ser la calificación de una persona como profesional, oficial técnico. O
puede ser una idea, patente de invención.

Crisis económicas. Ciclos económicos.


Se dan porque se supone que a un ciclo productivo bueno, le sigue un ciclo recesivo, que se
denomina crisis.
Desde el siglo XVIII que los analistas advirtieron una relación matemática entre un ciclo de
prosperidad y el de depresión. Esto lo atribuyeron a diversas razones, algunas conectadas con los
ciclos solares, otras con factores psicológicos.
El criterio actual, sostiene que se debe a una cuestión psicológica. La cuestión económica se
maneja más por cuestiones subjetivas que objetivas. Esto, lo vemos tanto a nivel individual, como
de la población en general.

El ciclo se reanima por diversos motivos como ser ganar un mundial, ganar una guerra, etc.
Los ciclos se los visualiza en cuatro etapas, según la clasificación de Mitchell.
1. Prosperidad.
2. Recesión (objetivo).
3. Depresión (factor psicológico).
4. Recuperación.
La recuperación de acuerdo a interpretaciones, obedece a distintos factores: renta barata, muchos
asalariados y sus peticiones bajas, los bancos que quieren prestar dinero, hay poca mercadería
(materia prima).
Una de las teorías de la escuela austriaca, sostiene que la baja del precio del dinero induce a la
reanimación del ciclo económico.
Otros como Fisher, dicen que se trata de un tema de exceso de inversión y de deudas. Sostiene
que si los negocios dejan de producir ganancias (por cualquier razón), éstos no son suficientes
para sostener pagos de deudas. El productor estimula la crisis bajando los precios.
En el siglo XVIII, Malthus ya se ocupaba del tema, y se remite a que la causa es un exceso de
producción que no se puede ubicar. Su teoría la sigue Sismondi, y agrega que es un tema de
superproducción (como Malthus) pero además de infraconsumo.
Sus conclusiones surgen de estudios de la economía de las ciudades medievales italianas
Carl Marx. Este sistema capitalista involucra necesariamente la crisis, ya que el sistema está
pensando en el tema productivo pero no en las necesidades de las masas.
Marx se remite a descripciones de Sismondi y de Malthus sobre sobreproducción e infraconsumo.

TEORÍAS MODERNAS
Escuela de Viena: (Von Hayek – Von Mises) Los sucesores de esta escuela, hacen recaer la crisis
y la recuperación en la crisis en un caso en la suba de la tasa de interés, y en otro en la baja de
interés. La baja del valor del crédito bancario hace a la recuperación del ciclo y la suba de
intereses hace lo inverso.
Hace referencia a la reconstrucción de la paridad bancaria del dinero. Esta escuela también se
refiere a que lo puede precipitar el ciclo es la producción de bienes de capital, de maquinarias,
como si la dinámica de producción de maquinarias no pudieran acompañar en tiempo a las
necesidades de mercado. (Si fabrico 100 máquinas, no puedo cambiar mi tren de fabricación de la
noche a la mañana por la exaltación del mercado). Sí puedo restringir el de chocolates, porque el
de la máquina es un proceso más duradero en tiempo y menos manejable en economía. Viene a
ser lo primero afectado por la crisis. Además involucra ese proceso fabril la aplicación de gran
cantidad de capitales. También las altas tasas de interés afectan primero a las industrias de capital
por su incapacidad para adaptarse fluidamente a los movimientos de contracción de mercado de
consumo).
Exceso de deudas (Fischer), junto con el exceso de inversión en la crisis se da también el exceso
de deuda.
Ciclo económico único y la Psicología (Daniel Defoe), la crisis se debe al acceso de optimismo. El
ciclo comienza con un elemento subjetivo, con optimismo (Según Rhode) (yo produje 100 peines
porque pensé que me los iban a comprar).
Keynes y el ciclo económico (1883-1946): el criterio de la Hacienda americana es el de equilibrio
presupuestario (si no hay plata no se gasta); cuando Keynes llega al poder se hace cargo del
manejo de la economía americana.
Keynes escribe la ―Teoría General‖, en donde expresa que el pleno empleo debe ser el objetivo
que debe tener en la mira el Estado. El Estado debe de intervenir en el ciclo económico, porque
estaba visto que los simples mecanismos de mercado no conseguían enderezar las cosas, o no lo
hacían a tiempo.
Mientras esto ocurría había sufrimiento social. Entre equilibrio presupuestario y sufrimiento social
no debía vacilarse: la solución pasaba por el desequilibrio.
El gran acelerador del ciclo económico era la inversión. El pleno empleo involucra salario, el salario
involucra consumo, y al haber consumo la consecuencia es la inversión. La situación se arregla
con el pleno empleo.
Los empresarios se inclinarán a nuevos emprendimientos productivos en la medida que sus
rendimientos sean mayores que las tasas de interés vigente (Keynes se contrapone a la Escuela
de Viena).
Si las tasas de interés son muy altas no hay actividad productiva. ¿Cómo se resuelve la
reactivación económica si el mercado no puede resolver el tema?: la solución es mediante la
intervención activa del Estado.
Si el movimiento del mercado no puede llevar las cosas a una reactivación económica, el Estado
debe de intervenir activamente en el ciclo económico (por ej. en USA es a través de la obra
pública).
La concepción del empresario frente al sistema económico: tiene en cuenta tres variables.
1. Propensión al consumo.
2. Rendimiento probable de la inversión de capital
3. La tasa de interés (precio del crédito) si no hay consumo, el empresario no invierte.
Otra característica con respecto a Keynes, es criticar la propensión al ahorro (el ahorro es la
sustracción de circulante al mercado).
El multiplicador es el consumo y el empleo, y la propensión a consumir es funcional entre el nivel
de ingreso y el gasto de consumo. El acelerador es el incremento del consumo, que genera un
incremento acelerado de la inversión.
Ingreso = consumo más ahorro
Los salarios flexibles no, dinero flexible, SI. Frente a una disminución del salario es preferible correr
el riesgo de un esquema emisor.
La ley de Malthus (economista) consistía en ciclos económicos, y enuncia otra hipótesis sobre el
ciclo económico. Dice que la población crece en forma geométrica cuando los alimentos crecen en
forma aritmética, a no ser por la aparición providencial de pestes, guerras o algún otro desastre
que disminuya a la población, se darían problemas alimentarios insolubles.
La economía política es sumamente importante el carácter de la población, la cultura, la capacidad
de trabajo, la tenacidad. Son características al igual que la densidad de población, la fertilidad de la
tierra, el acceso o no a ríos y costas, si tenemos falta de densidad y un territorio rico, sabemos que
tenemos la prosperidad cerca; que podemos absorber inmigración y producir riqueza en la medida
que nos sobra territorio apto.

MONEDAS

Señoreaje: afano del señor de la parte del metal noble de la moneda, era usual.
Braceaje: es lo que se cobra por la acuñación de moneda.

Patrón monetario
Hasta el año 1945, donde se estableció en una conferencia de USA como moneda internacional el
dólar, los países tenían disposiciones legales que determinaban en qué metal debía acuñarse la
moneda con poder de pago ilimitado. En Europa podía ser la plata, en Inglaterra siempre fue el oro;
luego el patrón oro fue en Francia. Por último, la Argentina se adhiere al patrón oro, hasta 1944.
Nuestro país utiliza también el patrón monetario mixto: oro-plata, pero la ley establecía las
equivalencias entre los valores de un metal y de otro. Por ejemplo tantas monedas de plata
equivalían a una de oro, y viceversa.
Esto normalmente implicaba que el poder cancelatorio ilimitado correspondía a las monedas de oro
(el acreedor podía rechazar el pago por ser monedas de plata).

Bimetalismo imperfecto
Nace en Europa en 1871, a raíz de la Guerra Franco-Prusiana. Consiste en que el particular no
puede llevar la plata en bruto al banco para hacérsela acuñar. El motivo era que al ganar la guerra
Alemania, Francia paga en oro, para evitar el exceso de circulante (inflación) Alemania retira de
circulación las monedas de plata y, posteriormente se convierten en mercaderías. Entonces esa
mercadería llegaba a Francia y el comerciante (o los particulares) querían llevar al banco esa
mercadería en bruto para acuñar, teniendo así mayor valor. En un lado se desmonetizaba y se
vendía como metal y en el otro termina siendo moneda. Si se admitía llevar la plata en bruto al
banco para acuñarla, iba a ver una ganancia para el que llevaba la plata y un proceso inflacionario.
Sistema monetario paralelo
Ambas monedas circulan libremente sin que exista una reglamentación que interrelacione los
valores de la una con la otra. Circulan paralelamente.
Papel moneda
También llamado ―Moneda de Curso legal Forzoso inconvertible‖, o ―dinero valutario‖. Normalmente
desde que se inicia la impresión de los billetes, esto ha sido por factores no queridos (como ser las
grandes crisis, guerras) y específicamente para evitar que por la crisis que pudiera ser retirado de
movimiento el circulante metálico.
Una de las ventajas de la emisión en billetes es el control por parte del Estado de la cantidad de
circulante existente, ya que de otra manera no existiría. A través de eso podemos determinar
también la necesidad de dinero. Dentro de una Nación, el circulante necesario es una magnitud
variable.

Teoría cuantitativa
(David Ricardo). Cuanto más dinero hay en circulación, más altos son los precios y más bajo el
interés de los créditos. A la inversa, si disminuye la cantidad de circulante tenemos los precios
bajos y una suba en el interés de los créditos.
Si tenemos un exceso de circulante habrá más fluidez comercial y los precios suben y viceversa.
Velocidad de circulación
La cantidad de circulante para mover el circuito económico varía de acuerdo a la rapidez de
circulación (si la gente ahorra, lo que hace es sustraer dinero de la circulación). Si se mueve lento
se necesita menos circulante.
Esto se relaciona con el tema de los créditos como elemento que agiliza la circulación monetaria,
habiendo crédito fácil los precios se elevan, hay más movimiento comercial de las cosas a las
cuales se le asigna crédito.
En absoluta teoría el movimiento es solamente ficticio. Si le doy crédito a Juan, él compra
máquinas con aquél crédito, pero en algún momento, Juan va a tener que pagar, y es allí donde
deja de comprar otras cosas. Pero hay una excepción.
Si el crédito está destinado a la financiación de ventas al exterior, el dinero entra al país, no sale de
un lugar del mismo país, sino de afuera.

El papel de moneda emisión con respaldo parcial. Origen del papel moneda. Remisión
Antecedentes conocidos
Italia, Venecia (s. XII) confían las monedas del comercio de todo el mediterráneo (de Egipto, de
Turquía, de oro y plata) las monedas acuñadas por los diferentes señores feudales.
La moneda no era segura y el cambista la controlaba de acuerdo a su peso en oro y plata. Gente
especializada se instalaba en la plaza pública donde pesaban las monedas. Aparecen las ―Casas
de Depósitos‖ donde dejaban la mercadería y el dinero y les daba un certificado la Casa de
Deposito le va a recibir el dinero por su peso en oro y plata. Por la mercadería será igual y les va a
entregar un certificado.
El hombre se maneja con el certificado de la Casa de Deposito la que debe estar acreditada y ser
solvente.
Cuando debía disponer de una parte traía al representante de la Casa de Deposito o suscribía
algún tipo de obligación para que la Casa de Deposito pagara. El documento era dividido por la
Casa de Deposito en una serie de documentos de valores más chicos e indirectamente aparece el
billete.
Ese certificado se convertía en moneda fiduciaria, es una promesa de pago, como el actual.
Sistema bancario
El banco actual trabaja sobre la base de la toma de depósitos de los particulares o del Estado que
a su vez vuelve a prestar a otros particulares o a otros Estados, cobrando una cantidad de dinero,
conocida como SPREAD por su intermediación.
Para la compensación de valores de deuda, los bancos tienen un sistema propio de intercambio,
conformando una cámara de compensación llamada CLEARING.
Esto puede ser por operaciones activas, operaciones pasivas, tasas pasivas (es lo que el banco
paga el depositante por su depósito) y por la tasa activa (es lo que el banco cobra en función de su
préstamo).
Los bancos generan negocios relativos a pagos de servicios, compra y venta de valores,
inversiones de rápida realización.
Efecto multiplicador
La creación de dinero por los bancos tiene un efecto multiplicador sobre el circulante.
Papel moneda con respaldo oro.
En Argentina, hasta 1935 el papel moneda circulaba con un respaldo de 0,44 oros por peso. Junto
con la creación del BCRA, en 1935, se modifica la paridad y pasa a ser el 0,24 oro por peso
argentino.
A partir de fines de la Segunda Guerra Mundial se resuelve que el respaldo universal de las
monedas será el dólar estadounidense.
La ventaja de la moneda convertible, es decir con respaldo en divisas y en oro, implica una traba
para evitar la emisión de moneda por parte de los gobiernos.
El papel de moneda inconvertible o sin respaldo.
Por ejemplo el de Irigoyen (Guerra del ´14) o el de la época de Perón.

Tipos de dinero
Dinero circulante: emitido por autoridad legal y único medio de pago impuesto por la ley.
Dinero bancario: letras, cheques, depósitos en cuenta corriente respaldados por la promesa del
banco de su devolución, y que el banco a su vez utiliza para general préstamos a terceros.
A su vez, el dinero bancario también posee amortización para girar cheques sobre descubierto. El
cheque está moviendo operaciones y en realidad no hay dinero alguno, es sin autorización.
El cuasi dinero pueden ser los depósitos a plazo fijo, títulos públicos, activos realizables a corto
plazo (acciones).
La tarjeta de crédito es un elemento sustitutivo del papel moneda. Es una creación de dinero ya
que también, podemos retirar de un cajero préstamos.
Macroeconomía
Desde el punto de vista macroeconómico, las monedas, los billetes y de demás depósitos a la vista
representan el circulante de un país. La definición que proporciona es ―La cantidad de circulante
necesaria para el movimiento económico es la sumatoria que se requiere para los gastos de todos
y de cada uno de los habitantes del país con más el ahorro.‖
Categorías de moneda
Monedas de valor real: en el primer sistema monetario de la Argentina de 1881 se crea el peso,
con un respaldo de 1.6 gramos oro. Pero esa moneda nunca existió, no se llegó a imprimir ni a
acuñar.
En cambio, si se acuñaron las monedas de $5 y de $2.50. Estas monedas tenían curso legal,
poder cancelatorio y a la vez valor real, cosa que el papel moneda no tenía. Ese valor estaba
realmente dado por el peso oro.
Las monedas de valor real son opuestas a las monedas comerciales, las cuales no tienen curso
legal, queda en el comerciante aceptarlas o no como pago.
Inflación: desde un punto de vista clásico la inflación es un desequilibrio entre la cantidad de
circulante y la cantidad de productos. Es decir, si tenemos $10 en productos iguales, el circulante
es de $100, es lo mismo que decir que cada uno de esos productos vale $10. Pero si aumentamos
el circulante a $200, en realidad siempre van a valer lo mismo esos productos, lo que va a
disminuir es el poder adquisitivo de la moneda.
La relación entre precio-producto es la que varía.
La teoría cuantitativa de David Ricardo es la que plantea este tema de la inflación.
Por oposición, la deflación sería cuando se retira el circulante, o cuando baja.
Causas, pueden ser por cuatro factores
1. Inflación monetaria: es la que sostiene la teoría cuantitativa. Hay una relación entre el nivel de
precios y la cantidad de circulante.
2. Inflación por presión de costos: ya sea un empresario o un grupo de ellos tiene que pagar por la
electricidad, la materia prima, etc. más de lo que pagaba; en lugar de absorber los costos, los
traslada al precio de venta del producto.
3. Inflación estructural: es cuando, por ejemplo, toda una estructura productiva de un país queda
obsoleta, o debe ser soslayada en función de otro tipo de producción.
4. Inflación por exceso de demanda: cuando la producción no alcanza a satisfacer las necesidades
del mercado.

Bancos
BANQUEROS
Antecedentes conocidos: Italia por el 1200, confían las monedas del comercio de todo el
Mediterráneo (de Egipto, de Turquía, de oro y plata) las monedas acuñadas por los diferentes
señores feudales.
La moneda no era segura y el cambista la controlaba de acuerdo a su peso en oro y plata. Gente
especializada se instalaba en la plaza pública donde pesaban las monedas. Aparecen las ―Casas
de Depósitos‖ donde dejaban la mercadería y el dinero y les daba un certificado la Casa de
Deposito le va a recibir el dinero por su peso en oro y plata
Por la mercadería será igual y les va a entregar un certificado.
El hombre se maneja con el certificado de la Casa de Deposito la que debe estar acreditada y ser
solvente.
Cuando debía disponer de una parte traía al representante de la Casa de Deposito o suscribía
algún tipo de obligación para que la Casa de Deposito pagara. El documento era dividido por la
Casa de Deposito en una serie de documentos de valores más chicos e indirectamente aparece el
billete.
Por el depósito se genera como ganancia una tasa por la guarda de ese dinero. Al cabo de un
tiempo advierten que no todos los depositantes sacan simultáneamente y que el caja hay
permanentemente una gran cantidad. Entonces advertidos de esto comienzan a prestar ese dinero
de los ahorristas (que no es de ellos) eran banqueros fenicios, judíos.
Antecedentes conocidos de bancos: Corre el año 1300, yo estoy en Marsella y tengo que pagar por
una mercadería a un fulano en Argel, pero en Argel está mi deudor por otra operación y yo le
mando un documento por el que le cedo un crédito. Así comienzan las letras de cambio.
Todo el sistema mercantilista multiplicado con Colbert; implica la intervención del estado, de forma
que va a pasar por encima de los derechos de las corporaciones artesanales va a otorgar tierras,
desgravaciones impositivas, todo tipo de privilegios a quien instale la manufactura de al estado le
interese que exista.
En Francia; el consumo de seda los hace depender de Italia por lo tanto traen la morera y los
gusanos los comienzan a producir ellos. El consumo de porcelana (LEURES/LIMOGES) la produce
para no traer de oriente. Son fábricas del estado. En tapicería se usan grandes cantidades de telas
porque se acostumbraba a tapizar las paredes de piedra de las casas. Fábricas de armas de un
mismo calibre y modelo donde las piezas son reemplazadas una por otra y donde van a ser
controladas – pasan por los cuños de los inspectores
El mercantilismo considera que la riqueza en poder del metálico.
Sistema bancario
El banco actual trabaja sobre la base de la toma de depósitos de los particulares o del Estado que
a su vez vuelve a prestar a otros particulares o a otros Estados, cobrando una cantidad de dinero,
conocida como SPREAD por su intermediación.
Para la compensación de valores de deuda, los bancos tienen un sistema propio de intercambio,
conformando una cámara de compensación llamada CLEARING.
Esto puede ser por operaciones activas, operaciones pasivas, tasas pasivas (es lo que el banco
paga el depositante por su depósito) y por la tasa activa (es lo que el banco cobra en función de su
préstamo).
Los bancos generan negocios relativos a pagos de servicios, compra y venta de valores,
inversiones de rápida realización.
Efecto multiplicador
La creación de dinero por los bancos tiene un efecto multiplicador sobre el circulante.
Diferentes tipos de bancos
Bancos de emisión, solamente emiten billetes con autorización;
Bancos hipotecarios.
Bancos pignoraticios de 1914 y hasta 1927 se decretó la inconvertibilidad, pero manteniendo la
paridad y el patrón oro.
El objeto de la declaración de inconvertibilidad era evitar que se retire el oro del país.
Cuando se crea el BCRA el criterio es conformarlo como una entidad privada o semi privada,
independiente del PEN.
Como primera medida adoptada devalúan el peso y pasa la equivalencia a 0.20 gr. por moneda. El
diseñador del BCRA fue OTTO NIEMAYER.
Desde un principio la función separada del PEN fue alterada, ya que el Presidente y el Vice
pasaron a ser propuestos por el PEN y designados por el Senado.
Funciones
Controlar el sistema financiero, la circulación monetaria, regulando la cantidad de dinero;
Actuar como agente financiero del Estado.
Administrar las reservas en oro y en divisas.
Actuar como banco de los bancos comerciales.
Emitir moneda y billetes.
Regular los niveles de las tasas de interés a través de la aplicación de políticas monetarias.
Funcionar como Superintendencia de control de los bancos comerciales.
Nivel de circulación del BCRA
Es a través de los encajes de los bancos comerciales. Esto es que el BCRA determina hasta qué
cantidad de sus activos el Banco comercial puede prestar y qué cantidad es indisponible (reserva).
De manera que aumentando el encaje el BCRA disminuye el circulante; pero si quiere aumentar la
liquidez, lo que disminuye es el encaje.
Actúa en forma directa sobre las tasas de interés por las tasas de redescuento de documentos.
Esto significa que el banco puede tomarle a otros bancos, documentos. Lo que hace entonces, es
comprarlos y les paga un cierto interés. Si los baja, el interés también baja, pero si el Banco hace
subir esos intereses, aumenta su interés.

Operaciones en el mercado de divisas


En nuestro caso, a través del mercado de divisas, se mantiene una paridad cambiaria. Pero
además, a través de las operaciones de compra de divisas actúa sobre la fluidez del circulante.
Comportamiento financiero del consumidor
El ingreso dinerario del consumidor lo puede destinar a
1. El consumo.
2. El atesoramiento.
3. El ahorro (consumo diferido).

Nuevo patrón en el plano internacional


Reemplaza al oro como respaldo de la moneda en virtud de un acuerdo celebrado en USA en 1944
(Tratado de Bretón Woods). El tratado estaba destinado a las finanzas de todo el mundo, perfilaba
nuevos mecanismos económicos, de manera tal que la moneda de respaldo de todos los bancos
del mundo iba a ser el dólar.
Pero esto fracasa en virtud de que el dólar que estaba respaldado por oro empieza a disminuir su
valor. Esto ocurre en 1968. En 1971 el valor del oro supera los 125 dólares la onza.
Nixon finalmente abandona el patrón oro. En 1971 se llega a un acuerdo Smithiano.
Hay un acuerdo general de intercambio, sin que el oro y moneda alguna tuviera respaldo alguno. A
raíz de eso es la actividad permanente del FMI controlando el sistema monetario de todo el mundo.

EL CRÉDITO
Es el sustituto del dinero.
CLASES DE CRÉDITO.
1ª Según la persona del deudor: Público y Privado.
2º Por razón del tiempo: Corto plazo y largo plazo.
3º Por las clases de garantías: Personal y real (el real subdivide en pignoraticio e
hipotecario).
4º Por el empleo de la suma prestada: Productivo (préstamo para adquirir una maquina),
este puede ser para exportación o para rentas. Y del consumo (para comprar alimentos, y abonar
elementos suntuarios).
INSTITUCIONES CRÉDITOS
1º Bancos modernos.: establecimientos intermediarios de créditos.
2º Operaciones de los bancos: activas, (los que el banco cobra); pasivas (lo que el banco
paga); emisión de billete (en otras épocas), operaciones de depósitos, operaciones de descuentos,
operaciones de préstamo con garantía pignoraticia, operaciones en cuenta corriente, compra y
venta de valores a cambio de comisión o en comisión, custodia de valores en depósitos, custodia
de depósitos (caja de seguridad) y operaciones indiferenciadas.

IMPORTANCIA ECONÓMICA DEL CRÉDITO


INFLUENCIA DE CRÉDITO SOBRE LA VENTA DEL PRODUCTO (influencia del crédito en el
mercado).

El crédito agiliza el mecanismo de la producción y la comercialización, Encarece el


producto de entrada por dos razones: 1º) que el circulante aumenta y el crédito es una forma de
circulante, al haber más circulante disminuye el valor de este y aumenta el producto y por otra
parte hay que ir pagando los intereses, que influye en la mercadería. 2º) otro elemento de
encarecimiento es la prevención frente al que no paga.
El crédito puede tener un efecto de aparente prosperidad agiliza la capacidad de compra.
El precio del dinero depende de la oferta y la demanda (crédito es igual que una mercadería)

SUBDESARROLLO

¿Cómo se desarrollan los países centrales (desarrollados)? Estos países logran su desarrollo
económico en forma armónica y sin impedimentos (tal es el caso de Inglaterra en el siglo XVIII,
Francia a mediados del siglo XIX, y Alemania después de 1870).
No tienen obstáculos para expandirse. Por otra parte, los países centrales tienen colonias donde
ubican sus producciones.
Cuando los países centrales se conforman como potencias industriales y productoras no tienen
obstáculos para su desarrollo.
Al país central no le interesa que el periférico haga tenazas o maquinarias, sino sólo le interesa un
mercado para sus propias tenazas (o maquinarias).
Además de los obstáculos típicos, el país periférico no produce tenazas porque carece de capital
propio. Y esto es porque el capital sale de la capacidad de ahorro de los asalariados de un país.
El central sí tiene capacidad de ahorro, y por ende si tiene capital. El país desarrollado, además,
tiene clase dirigente homogénea y política de Estado que no varían por siglos.
En el caso del país subdesarrollado, tenemos como principal característica, no la falta de riqueza
de territorio, sino problemas de clase dirigente inepta y corrupta. En ese sentido, la cátedra cree
que antes que corrupto, la clase dirigente es inútil
Hay ausencia de clase intermedia, los salarios son a nivel de subsistencia; las explotaciones
agrícolas se dividen en latifundios en manos de la clase dirigente y minifundios de subsistencia en
manos de "clases bajas".
Además, hay un alto nivel de nacimientos, a diferencia del país central.
Al no haber dinero, hay ausencia de obras de infraestructura de todo tipo: caminos, ferrocarriles,
escuelas.
Desde el punto de vista étnico, las personas tienen escasa aptitud para el trabajo sin vocación de
superación, de carácter no combativo, débil, con un clima propicio para tal actitud (la cátedra cree
que es distinto si se está en un país tropical, cálido o de clima frío). Esto conlleva a una conciencia
económica: cosechar hoy y guardar para mañana.
Hay falta de educación y de servicio sanitario. Además existe imposibilidad por parte de la masa
para acceder al nivel de clase dirigente, es decir no hay permeabilidad de clases.
Desde el punto de vista productivo son mono productores de materia prima. Es decir, se relaciona
con la república bananera, del Caribe, por ejemplo la United Fruits.
El país subdesarrollado necesita capitales y los toma del país central, como son corruptos, estos
capitales van a terminar rapiñados por el poder político.
Por otro lado, el capital que va a un país periférico asume determinados riesgos, es decir que
serán contados el capital, más sus intereses, más intereses por poner ese dinero en ese país con
un alto riesgo de que no lo devuelva.
La acción de los organismos internacionales de crédito: FMI y BID. La principal característica de los
planes implementados por estas agencias para estos países periféricos ha tenido características
de destructividad y de depredación.
Tampoco sería factible que el subdesarrollado pueda pagar la deuda. Ellos tienen el conocimiento
de que ello sucederá.
Existe en el mundo, a valores reales y constantes una permanente degradación de los precios de
venta de las materias primas. A esta degradación se le suma las cuestiones tecnológicas.

Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo


Por Perry Anderson
El Modo de Producción Feudal
El modo de producción feudal que apareció en Europa occidental se caracterizaba por una unidad
compleja. El feudalismo fue un modo de producción dominado por la tierra y por la economía
natural, en el que ni el trabajo ni los productos del trabajo eran mercancías. La fórmula literal de
esta relación la proporciona la definición legal de la servidumbre adscripta a la tierra; esto es, los
siervos tenían una movilidad jurídicamente limitada. Los campesinos que ocupaban y cultivaban la
tierra no eran sus propietarios. La propiedad agrícola estaba controlada privadamente por una
clase de señores feudales que extraían un plus producto del campesino por medio de relaciones
de compulsión político - legales. Esta coerción extraeconómica, que tomaba la forma de
prestaciones de trabajo, rentas en especie u obligaciones consuetudinarias del campesino hacia el
señor, se ejercía tanto en la reserva señorial, vinculada directamente a la persona del señor, como
en las tenencias o parcelas cultivadas por el campesino. Su resultado necesario era una amalgama
jurídica de explotación económica con autoridad política. El campesino estaba sujeto a la
jurisdicción de su señor. Al mismo tiempo, los derechos de propiedad del señor sobre su tierra eran
normalmente sólo de grado: el señor recibía la investidura de sus derechos de otro noble (o
nobles) superior, a quien tenían que prestar servicios de caballería, esto es, provisión de una
ayuda militar eficaz en tiempo de guerra. En otras palabras, recibía sus tierras en calidad de feudo.
A su vez, el señor ligio era frecuentemente vasallo de un superior feudal, y la cadena de esas
tenencias dependientes vinculadas al servicio militar se extendía hacia arriba hasta llegar al punto
más alto del sistema, un monarca de quien, en última instancia, toda tierra podía ser un principio
dominio eminente. A comienzos de la época medieval, los vínculos intermedios característicos de
esa jerarquía feudal, entre el simple señorío y la monarquía soberana, eran la castellanía, la
baronía, el condado y el principado. La consecuencia de tal sistema era que la soberanía política
nunca se asentaba en un solo centro. Las funciones del Estado se desintegraban en una
distribución vertical de arriba abajo.
De ahí se derivaron tres características estructurales del feudalismo occidental. En primer lugar, la
supervivencia de las tierras comunales de las aldeas y de los campesinos, los cuales, procedentes
de los modos de producción prefeudales. La división feudal de soberanía en zonas particularistas
con fronteras superpuestas, y sin ningún centro de competencia universal, siempre permitía la
existencia de entidades corporativas ―alógenas‖ en sus intersticios. Las tierras comunales –
dehesas, prados y bosques- y los alodios dispersos siempre fueron un sector importante de la
autonomía y la resistencia campesina, Además, dentro del mismo sistema señorial, la estructura
escalonada de la propiedad quedaba expresada en la característica división de las tierras entre el
dominio del señor y las parcelas de los campesinos, de las que recibía un plus, producto
complementario, pero cuya organización y control de la producción estaban en manos de los
propios villanos. No existía una concentración sencilla y horizontal de las dos clases básicas de la
economía rural en una sola y homogénea forma de propiedad. Dentro del señorío, las relaciones
de producción estaban mediadas a través de un estatuto agrario dual. Por otra parte, existía a
menudo una nueva disyunción entre la justicia a la que estaban sometidos los siervos en los
tribunales señoriales de su señor y las jurisdicciones señoriales del señorío territorial. Los señoríos
no coincidían normalmente con cada aldea, sino que estaban distribuidos entre varias de éstas; de
ahí que, a la inversa, en cualquier aldea estuvieran entremezclados una multitud de dominios
señoriales de diferentes señores. Por encima de este enmarañado laberinto jurídico se situaba
normalmente el haute justice de los señoríos territoriales, cuya zona de competencia era
geográfica y no correspondiente a los dominios. La clase campesina de la que se extraía el plus
producto en este sistema habitaba, pues, un mundo social de pretensiones y poderes
superpuestos, cuyas diversas y plurales ―instancias‖ de explotación creaban latentes intersticios y
discrepancias, imposibles en un sistema jurídico y económico más unificado. La coexistencia de las
tierras comunales, alodios y parcelas; con el propio dominio señorial, era constitutiva del modo de
producción feudal en Europa occidental y tuvo consecuencias fundamentales para su desarrollo.
En segundo lugar, la parcelación de soberanías produjo en Europa occidental el fenómeno de la
ciudad medieval. La génesis de la producción mercantil urbana no debe situarse dentro del
feudalismo como tal, porque es anterior a él. Sin embargo, el modo de producción feudal fue el
primero que le permitió un desarrollo autónomo, en el marco de una economía natural agraria. Las
paradigmáticas ciudades medievales de Europa, que ejercían el comercio y la manufactura, eran
comunas autogobernadas, que gozaban de una autonomía corporativa, política y militar respecto a
la nobleza y a la Iglesia. Así pues, la oposición dinámica entre ciudad y campo sólo fue posible en
el modo de producción feudal: oposición entre una economía urbana de creciente intercambio
mercantil, controlada por mercaderes y organizada en gremios y corporaciones, y una economía
rural de intercambio natural, controlada por nobles y organizada en señoríos y parcelas, con
enclaves campesinos comunales e individuales. El modo de producción feudal fue aplastantemente
agrícola. Pero sus leyes de movimiento, estaban regidas por la compleja unidad de sus diferentes
zonas y no por el simple predominio del señorío.
En el vértice de toda la jerarquía de dependencias feudales siempre hubo una oscilación y una
ambigüedad intrínsecas. El monarca era un soberano feudal de sus vasallos, a quien estaba ligado
por vínculos recíprocos de fidelidad, y no un soberano supremo situado por encima de sus
súbditos. Sus recursos económicos residían casi exclusivamente en sus dominios personales como
señor, y sus llamadas a sus vasallos tenían una naturaleza esencialmente militar. No tenía acceso
político directo al conjunto de la población, ya que la jurisdicción sobre ésta estaba mediatizada por
innumerables niveles de subinfeudación. El monarca sólo era señor de sus propios dominios; en el
resto era en gran medida una figura ceremonial. Este sistema, en el que el poder político estaba
estratificado hacia debajo de tal forma que su cima no conservaba ninguna autoridad
cualitativamente distinta ni plenipotenciaria, nunca existió realmente en la Europa medieval, porque
la falta de un mecanismo realmente integrador en lo más alto del sistema feudal, exigido por este
tipo de sistema político suponía una amenaza permanente a su estabilidad y supervivencia. Una
fragmentación completa de la soberanía era incompatible con la unidad de clase de la propia
nobleza, porque la anarquía potencial que implicaba suponía necesariamente la dislocación de
todo el modo de producción en el que se basaban sus privilegios. Había, pues, una contradicción
interna en el feudalismo entre su poderosa y específica tendencia hacia una descomposición
práctica. El modo de producción feudal de Occidente especificó, pues, desde su origen, la
soberanía; ésta existió siempre en un ámbito ideológico y jurídico situado más allá del de aquellas
relaciones vasalláricas cuya cúspide podía ser los potentados ducales o condales y poseía unos
derechos a los que éstos últimos no podían aspirar. Al mismo tiempo, el verdadero poder real
siempre tenía que afirmarse y extenderse contra la disposición espontánea del conjunto del
sistema político feudal, en una lucha constante para establecer una autoridad ―pública‖ fuera del
compacto entramado de las jurisdicciones privadas. El modo de producción feudal de Occidente se
caracterizó, pues, desde su origen y en su misma estructura por una tensión y contradicción
dinámicas dentro del Estado centrífugo que produjo y reprodujo orgánicamente.
Este sistema político imposibilitó necesariamente la aparición de una extensa burocracia y dividió
funcionalmente de una nueva forma al dominio de clase. Porque, por una parte la parcelación de la
soberanía en la Europa de la Alta Edad Media condujo a la formación de un orden ideológico
completamente separado. La Iglesia, ahora se convirtió en una institución eminentemente
autónoma dentro del sistema político feudal. Su dominio sobre las creencias y los valores de las
masas fue inmenso, pero su organización eclesiástica era diferente a la de cualquier monarquía o
nobleza secular. La Iglesia pudo defender sus intereses corporativos desde un reducto territorial y
por medio de la fuerza armada. Los conflictos institucionales entre los señoríos laicos y religiosos
fueron, pues, endémicos en la época medieval y su resultado fue una escisión en la estructura de
la legitimidad feudal, cuyas consecuencias culturales para el posterior desarrollo intelectual habrían
de ser considerables. El propio gobierno secular se redujo de forma notable a un nuevo molde y se
convirtió esencialmente en el ejercicio de la ―justicia‖, que debajo del feudalismo. La justicia era la
modalidad central del poder político, especificada como tal por la misma naturaleza del sistema
político feudal. La jerarquía feudal pura excluida toda forma de ―ejecutivo‖ en el moderno sentido
de un aparato administrativo permanente del Estado para imponer el cumplimiento de la ley, ya
que la parcelación de la soberanía lo hacía innecesario e imposible. Tampoco había espacio para
un ―legislativo‖ del tipo posterior, debido a que el orden feudal no poseía ningún concepto general
de innovación política por medio de la creación de nuevas leyes. El poder político llegó a estar
prácticamente identificado con la sola función ―judicial‖ de interpretar y aplicar las leyes existentes.
Por otra parte, ante la falta de una burocracia pública, la coerción y la administración locales –los
poderes de policía, de imponer multas, recaudar peajes y hacer cumplir las leyes- se añadieron
inevitablemente a la función judicial. La justicia era el nombre ordinario del poder.

El Estado Absolutista
Por Perry Anderson

La larga crisis de la economía y la sociedad europea durante los siglos XIV y XV pusieron de
manifiesto las dificultades y los límites del modo de producción feudal. En el transcurso del siglo
XVI apareció en Occidente el Estado Absolutista.
La concepción fundamental de la antigua monarquía absoluta era el equilibrio entre la nobleza
terrateniente y la burguesía. La clasificación del absolutismo como mecanismo de equilibrio político
entre la nobleza y la burguesía se desliza a menudo hacia su designación implícita o explícita en lo
fundamental como un tipo de Estado Burgués en cuanto tal.
Engels pudo referirse a la época del absolutismo como la era en que la nobleza feudal fue obligada
a comprender que el periodo de su dominación política y social había llegado a su fin. Marx afirmo
repetidamente que las estructuras administrativas del nuevo estado absoluto eran un instrumento
específicamente burgués, afirmando que el poder estatal centralizado con sus órganos
omnipotentes; el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura, procede
de los tiempos de la monarquía absoluta y sirvió a la naciente sociedad burguesa como un arma en
su lucha contra el feudalismo.
Las monarquías absolutas introdujeron unos ejércitos y una burocracia permanentes, un sistema
nacional de impuestos un derecho codificado y los comienzos de un mercado unificado. Todas
estas características fueron acompañadas con la desaparición de la servidumbre (institución
nuclear del antiguo modo de producción feudal). Sin embargo el fin de la servidumbre no significa
por sí mismo la desaparición de las relaciones feudales en el campo. La coerción privada
extraeconómica, la dependencia personal y la combinación del productor inmediato con los
instrumentos de producción, no desaparecieron necesariamente cuando el excedente rural dejo de
ser extraído en forma de trabajo para convertirse en renta en dinero.
En ―El Capital‖ el mismo Marx clarifico este problema: ―La transformación de la renta en trabajo, en
la renta en productos no altera en absoluto económicamente hablando la esencia de la renta de la
tierra, entendiéndolo aquí por renta en dinero‖.
Los señores que continuaron siendo propietarios de los medios de producción fueron los nobles
terratenientes. Durante la temprana edad moderna, la clase económica y políticamente dominante,
fue pues la misma que en la era medieval; la aristocracia feudal.
Esta nobleza sufrió una profunda transformación durante los siglos siguientes al fin de la Edad
Media, pero desde el comienzo hasta el final de la historia del absolutismo nunca fue desalojado de
su dominio del poder político.
Los cambios en las formas de explotación feudal al final de la época medieval, no solo no fueron
insignificantes sino que también fueron causales de la modificación del Estado. El Absolutismo fue
esencialmente eso; un aparato reorganizado y potenciado de dominación feudal, destinado a
mantener a las masas campesinas en su posición tradicional a pesar y en contra de las mejoras
que habían conquistado por medio de la amplia conmutación de las cargas. Dicho de otra forma el
Estado Absolutista nunca fue un árbitro entre la aristocracia y la burguesía ni, mucho menos un
instrumento de esta última contra la aristocracia; sino que fue el nuevo caparazón de la nobleza
amenazada.
La nueva forma del poder nobiliario estuvo determinada a su vez por el desarrollo de la producción
e intercambio de mercaderías. El régimen político de la monarquía absoluta es tan solo la nueva
forma política necesaria para el mantenimiento del dominio y explotación feudal en un periodo de
desarrollo de una economía de mercado.
El feudalismo como modo de producción se definía originalmente por una unidad orgánica de
economía y política, distribuida en una cadena de soberanías fragmentadas a lo largo de toda la
formación social: la institución de la servidumbre y de vasallaje, que con la conmutación
generalizada de las cargas por una renta en dinero, estas unidades celulares se vieron debilitadas
y en peligro de disolución.
El poder de clase de los señores feudales quedo directamente amenazado por la desaparición de
la servidumbre. El resultado fue un desplazamiento de la coerción política en un sentido
ascendente hacia una cima centralizada y militarizada: El Estado Absolutista.
La coerción diluida en el plano de la aldea se concentró en el plano nacional. El resultado de este
proceso fue un aparato reforzado de poder real, cuya función política permanente era la represión
de las masas campesinas y plebeyas en la base de la jerarquía social.
El efecto final de esta redistribución del poder social de la nobleza fueron la maquinaria del Estado
y el Orden Jurídico Absolutista, cuya coordinación habría de aumentar la eficacia del dominio
aristocrático al reducir a un campesinado no servil a las nuevas formas de dependencia y
explotación. Al mismo tiempo la aristocracia tenía que adaptarse a un nuevo antagonista: la
burguesía mercantil que se había desarrollado en las ciudades medievales. La ciudad medieval
pudo desarrollarse gracias a la dispersión jerárquica de la soberanía en el modo de producción
feudal, que había liberado a las economías urbanas de la dominación directa de una clase
dominante rural, y la condición fundamental de su existencia fue la destotalización única de la
soberanía en el marco del poder político económico del feudalismo.
Así, cuando los estados absolutistas quedaron constituidos en Occidente, su estructura estaba
determinada fundamentalmente por el reagrupamiento feudal contra el campesinado, tras la
disolución de la servidumbre; pero estaba sobredeterminada secundariamente por el auge de una
burguesía urbana que, tras una serie de avances técnicos y comerciales, estaba desarrollando ya
las manufacturas preindustriales en un volumen considerable.
El orden estatal siguió siendo feudal mientras la sociedad sé hacia cada vez más burguesa. Las
fuerzas duales que produjeron las nuevas monarquías de la Europa renacentista encontraron una
sola condensación jurídica; El resurgimiento del Derecho Romano. Económicamente la repercusión
e introducción del Derecho Civil clásico favoreció fundamentalmente el desarrollo del capital libre
en la ciudad y en el campo, puesto que la gran nota distintiva del derecho civil romano había sido
su concepción de una propiedad privada absoluta e incondicional.
El resurgir del Derecho romano durante la Edad Media condujo pues a un esfuerzo de los juristas
por solidificar los conceptos de propiedad inspirados por los preceptos clásicos ahora disponibles.
La recepción del Derecho Romano en la Europa renacentista fue, pues un signo de la expansión
de las relaciones capitalistas en las ciudades y el campo: económicamente respondía a los
intereses vitales de la burguesía comercial y manufacturera. Políticamente correspondía a las
exigencias constitucionales de los estados feudales reorganizados de la época.
A escala europea el determinante principal de la adopción de la jurisprudencia romana radica en el
giro de los gobiernos monárquicos hacia el incremento de los poderes centrales. El sistema legal
romano comprendía dos sectores distintos; el derecho civil que regulaba las transacciones
económicas entre los ciudadanos y el derecho público que regía las relaciones políticas entre el
Estado y sus súbditos.
Los estados absolutistas de Occidente apoyaron sus nuevos fines en precedentes clásicos: el
derecho romano era el arma intelectual más poderosa que tenían a su disposición para sus
característicos programas de integración territorial y centralización administrativa.
El principal efecto de la modernización jurídica fue el refuerzo del dominio de la clase feudal
tradicional. Se ha señalado con frecuencia que el estado absolutista echó los cimientos del ejército
profesional. No constituían normalmente un ejército nacional obligatorio, sino una masa mixta en la
que los mercenarios extranjeros desempeñaban un papel constante y central. Estos mercenarios
se reclutaban significativamente en zonas que quedaban fuera del perímetro de las nuevas
monarquías centralizadas; la razón más obvia del fenómeno mercenario fue por lógica la negativa
de la clase noble a armar en masa a sus propios campesinos.
Hasta ahora no existe ninguna teoría de las cambiantes funciones sociales de la guerra en los
diferentes modos de producción. Con todo puede afirmarse que la guerra era posiblemente el
modo más racional y más rápido de que disponía cualquier clase dominante en el feudalismo para
expandir la extracción del excedente.
La definición social de la clase dominante feudal fue militar. La específica racionalidad económica
de la guerra en esa formación social es la maximización de la riqueza. La nobleza fue una clase
terrateniente cuya profesión era la guerra; su vocación social no era un mero añadido externo, sino
una función intrínseca a su posición económica.
Los Estados Absolutistas reflejaban esa racionalidad arcaica en su más íntima estructura, eran
maquinas construidas especialmente para el campo de batalla.
La burocracia civil y el sistema de impuestos característicos del estado Absolutista no fueron
menos paradójicos. Parecen representar una transición hacia la administración racional legal de
Weber, en contraste con la jungla de dependencias particularistas de la Baja Edad Media. Al
mismo tiempo, sin embargo la burocracia del renacimiento era tratada como una propiedad
vendible a individuos privados; el que compraba privadamente una posición en el aparato público
del Estado la amortizaba por medio de la corrupción y los privilegios autorizados en lo que era una
especie de caricatura monetarizada de la investidura de un feudo.
El desarrollo de la venta de cargos fue, desde luego, uno de los más llamativos subproductos del
incremento de monetización de las primeras economías modernas y del relativo ascenso dentro de
estas, de la burguesía mercantil y manufacturera. Si la venta de cargos fue un medio indirecto de
obtener rentas de la nobleza y de la burguesía mercantil en términos beneficiosos para ellas, el
Estado Absolutista gravo también, y sobre todo, a los pobres. La transacción económica vino
acompañada por la aparición de impuestos reales para financiar la guerra que fueron una de las
causas de los desesperados levantamientos campesinos de la época.
Es indudable que todos los males que afligían a los campesinos, eran los que provenían de las
cargas de las guerras y los impuestos. No existía ninguna concepción del ciudadano jurídico sujeto
al fisco por el mismo hecho de pertenecer a la nación. La clase señorial en la práctica y en todas
partes estaba realmente exenta del impuesto directo.
Las funciones económicas del absolutismo no se redujeron sin embargo a su sistema de impuestos
y de cargos. El mercantilismo, exigía la supresión de barreras particularistas opuestas al comercio
dentro del ámbito nacional, esforzándose por crear un mercado interno unificado para la
producción de mercancías. Al pretender aumentar el poder del estado en relación con los otros
estados, el mercantilismo alentaba la exportación de bienes a la vez que prohibía la de metales
preciosos y de moneda, en la creencia de que existía una cantidad fija de comercio y de riqueza en
el mundo. El estado era a la vez el sujeto y el objeto de la política económica mercantilista.
El mercantilismo era precisamente una teoría de la intervención coherente del Estado político en el
funcionamiento de la economía en el interés a la vez de la prosperidad de esta y del poder de
aquel (el Estado).
Naturalmente el comercio y la guerra no fueron las únicas actividades externas del estado
absolutista en occidente, su otro gran esfuerzo se dirigió a la diplomacia. La diplomacia fue de
hecho la indeleble marca de nacimiento del estado renacentista. Con sus comienzos nació en
Europa un sistema internacional de estados en el que había una perpetua exploración de los
puntos débiles en el entorno de un Estado o de los peligros que podían emanar contra él desde
otros estados.
Con todo, los instrumentos de la diplomacia (embajadores o secretarios de estado), no eran
todavía armas de un moderno estado nacional. Las concepciones ideológicas del nacionalismo
fueron ajenas a la naturaleza íntima del absolutismo.
Todas las estructuras del estado absolutista revelan la acción a distancia de la nueva economía
que se abría paso en el marco de un sistema más antiguo: abundaban las capitalizaciones híbridas
de las formas feudales cuya misma perversión de instituciones futuras (ejército, burocracia,
diplomacia y comercio), era una controversia de objetos sociales anteriores para repetirlos.
El estado absolutista centralizó cada vez más el poder político y se movió hacia sistemas legales
más uniformes; suprimió un gran número de barreras comerciales internas y patrocino aranceles
exteriores contra los competidores extranjeros. En la lucha contra sus rivales todas las monarquías
tenían gran interés en acumular metales preciosos y promover el comercio bajo sus propias
banderas. La centralización económica, el proteccionismo y la expansión ultramarina
engrandecieron al último estado feudal a la vez que beneficiaban a la primera burguesía,
incrementando los ingresos fiscales del primero al proporcionar oportunidades de negocio en la
segunda.
Era un Estado basado en la supremacía social de la aristocracia y limitado por los imperativos de
la propiedad de la tierra. La nobleza podía depositar el poder en la monarquía y permitir el
enriquecimiento de la burguesía, pero las masas estaban todavía a su merced. En el estado
absolutista, nunca tuvo lugar un desplazamiento político de la clase noble.
La dominación del estado absolutista fue la dominación de la nobleza feudal en la época de la
transición al capitalismo. Su final señalaría la crisis del poder de esa clase: la llegada de las
revoluciones burguesas y la aparición del estado capitalista.

Naciones y Nacionalismo
Ernest Gellner

¿Que es una Nación?


En principio habría dos candidaturas especialmente prometedoras para elaborar una teoría de la
nacionalidad: voluntad y cultura.
No cabe duda de que la voluntad constituye un factor muy importante en la formación de los
grupos ya sean grandes o pequeños. En la formación y mantenimiento de los grupos se dan dos
agentes genéricos o catalizadores o raramente fundamentales: por un lado la voluntad, la adhesión
voluntaria y la identificación, la lealtad y la solidaridad, y por otro, el temor, la opresión y la
coacción. La mayoría de los grupos que perduran se basan en una mezcla de lealtad e
identificación e incentivos ajenos como la esperanza y el temor.
Aun cuando la voluntad sea la base de una nación, lo son a la vez de tantas otras cosas que no
nos permite definir el concepto de nación de esta forma. Si nos parece tentadora es solo porque en
la era moderna nacionalista los objetos de identificación y de adhesión voluntaria son las unidades
nacionales.
Las fronteras culturales unas veces están muy bien definidas y otras son muy difusas esta
diferenciación generalmente no coincide con los límites de las unidades políticas.
La gran paradoja es la siguiente: las naciones sólo pueden definirse a la era del nacionalismo y no
a la inversa. La era del nacionalismo no es la simple suma del despertar y la afirmación política de
tal y cual nación. Lo que ocurre es que cuando las condiciones sociales generales contribuyen a la
existencia de culturas desarrolladas estandarizadas y homogéneas, que penetran en poblaciones
enteras, surge una situación en que la cultura constituye la única clase de unidad con la que el
hombre se identifica voluntariamente. Las culturas parecen ser las depositarias naturales de la
legitimidad política. Es por ello que puede definirse a las naciones atendiendo a la voluntad y a la
cultura y la convergencia de ambas en una unidad política. El hombre quiere estar unido a los que
comporten su cultura y los Estados protegen sus fronteras con su poder.
El nacionalismo engendra a las naciones, no a la inversa, es posible que haga revivir lenguas
muertas o que se inventen tradiciones.
El engaño y el autoengaño básicos que lleva a cabo el nacionalismo consisten en que es esencial
la imposición general de una cultura desarrollada a una sociedad que se rige por culturas
primarias. Esto implica la difusión de un idioma mediatizado por la escuela. Esto es exactamente lo
contrario de lo que afirma el nacionalismo ya que suele conquistar en nombre de una supuesta
cultura popular, pero los que rigen son representantes de una cultura desarrollada distinta, ajena
que mediante una guerra de liberación nacional se presenta como nacionalista. Si esta prospera
elimina la cultura desarrollada extraña, pero no la reemplaza por la antigua sino que inventa una
cultura desarrollada propia que conserva algunos puntos de contacto con los primitivos modos de
vida.
Antiguamente no tenía sentido preguntarse si los campesinos amaban su cultura: simplemente
estaba ahí, como el aire que respiraban y ninguno de ellos tenía conciencia de ella. Cuando la
emigración en busca de trabajo se convirtió en rasgos cotidianos, pronto advirtieron la diferencia en
tratar con un compatriota, alguien que entendía su cultura y simpatizaba con ella y alguien que le
era hostil. Fue precisamente esa experiencia la que le enseño a tomar conciencia de cultura y a
amarla. Durante el periodo inicial de la industrialización, aquellos que llegan al nuevo orden
proveniente de grupos lingüísticos y culturales alejados de los pertenecientes al centro más
avanzado, tropiezan con obstáculos. Pero es esto lo que a su vez les da la posibilidad de expresar
su resentimiento y descontento ante el nuevo mundo.
Este es uno de los dos importantes principios de escisión que determinan el surgimiento de nuevas
unidades cuando nace el mundo industrial. Podría llamarse el principio de barreras de
comunicación, barreras que están basadas en culturas pre-industriales anteriores. El otro principio
es el que podría llamarse el de los inhibidores de la entropía social.

Naciones y Nacionalismo desde 1780


EJ. Hobsbawm

Los dos últimos dos siglos de la historia humana del planeta Tierra son incomprensibles si no se
entiende un poco el término "nación" y el vocabulario que de él se deriva. El sentido moderno de la
palabra nación no se remonta más allá del siglo XVIII. ¿La mayor parte de la literatura se produjo
entre 1968-1988 y ha girado en torno a este interrogante? ¿Qué es una nación? Porque la
característica principal de esta forma de clasificar a los grupos de seres humanos es que, a pesar
de que los que pertenecen a ella dicen que en cierto modo es básica y fundamental para la
existencia social de sus miembros, o incluso para su identificación individual, no es posible
descubrir ningún criterio satisfactorio que permitía decidir cuál de las numerosas colectividades
humanas debería etiquetarse de esta manera.
Han sido frecuentes los intentos de determinar criterios objetivos de nacionalidad, o de explicar por
qué ciertos grupos se han convertido en naciones y otros no, basándose en criterios únicos tales la
lengua o la etnicidad o en una combinación de criterios tales como la lengua, el territorio común, la
historia común, rasgos culturales o lo que fuera. La definición de Stalin es probablemente la más
conocida entre estas, pero en modo alguno la única: "Una nación es una comunidad estable, fruto
de la evoluciona histórica, de la lengua, territorio, vida económica y composición psicológica que se
manifiesta en una comunidad de cultura". Todas estas definiciones objetivas han fracasado por la
obvia razón de que, como solo algunos miembros de las numerosas entidades que encajan en
tales definiciones pueden clasificarse de "naciones" en un momento dado, siempre cabe encontrar
excepciones.
O bien los casos que se ajustan a la definición evidentemente no son "naciones" (o no lo son
todavía) ni poseen aspiraciones nacionales, o las "naciones" indudables no concuerdan con el
criterio o la combinación de criterios. A decir verdad, ¿Cómo podría ser de otro modo, dado que lo
que tratamos de hacer es encajar unas entidades históricamente nuevas, nacientes, cambiantes,
que, incluso hoy día, distan mucho de ser universales, en una estructura de permanencia y
universalidad?
Los criterios que se usan con este propósito - la lengua, la etnicidad lo que sea- son también
borrosos, cambiantes y ambiguos, muy inútiles. Esto, desde luego, hace que sea utilísimos para
fines propagandísticos y programáticos, aunque muy poco descriptivos.
Lo cierto es que casi cualquier clasificación de alguna comunidad como "nación" basándose en
tales criterios pretendidamente objetivos, estaría expuesta a objeciones parecidas, a menos que el
hecho de ser una "nación" pudiera probarse basándose en otros criterios.
¿Cuáles son estos otros criterios? La alternativa de una definición objetiva es una definición
subjetiva, ya sea colectiva (por el estilo de "una nación es un plebiscito diario") o individual, para
quienes la "nacionalidad" podía atribuirse a personas, con independencia de donde y con quien
vivirán, al menos si optaban por reclamarla.
Ambos se exponen a la objeción de que definir una nación por la conciencia de pertenecer a ella
que tienen sus miembros es tautológico y proporciona solamente una orientación a posteriori de lo
que es una nación. Además puede conducir a los incautos a extremos de voluntarismos que
induzcan a pensar que lo único que se necesita para ser, para crear o para volver a crear una
nación es la voluntad de serlo: si un número suficiente de habitantes de la isla Wight quisiera ser
una nación "wigthtiana " habría una.
Insistir en la conciencia o en la elección como criterio de la condición de la nación es subordinar
insensatamente a una sola opción las complejas y múltiples maneras en que los seres humanos se
definen y redefinen a sí mismos como miembros de grupos: la elección de pertenecer a una
"nación" o "nacionalidad".
Tampoco es posible, a decir verdad, reducir siquiera la nacionalidad a una sola dimensión, ya sea
política, cultural o de otro tipo. Las personas pueden identificarse como judías aun cuando no
compartan la religión, la lengua, la cultura, la tradición, el origen histórico, las pautas de grupo
sanguíneo ni la actitud ante el estado judío. Tampoco entraña esto una definición puramente
subjetiva de la nación.
Vemos que ni las definiciones objetivas ni las subjetivas son satisfactorias, y ambas son
engañosas. En todo caso, el agnosticismo es la mejor postura que puede adoptar el que empieza a
estudiar este campo, por lo que el presente libro no hace suya ninguna definición apriorística de lo
que constituye una nación. Como supuesto inicial de trabajo, se tratara como nación a cualquier
conjunto de personas suficientemente nutrido cuyos miembros consideren que pertenecen a una
nación.
Al abordar, la cuestión nacional es más provechoso empezar por el concepto de la nación que con
la realidad que representa. Porque la nación, puede reconocerse anticipadamente para el
nacionalismo pero la nación real solo puede reconocerse a posteriori.
Ya que los conceptos están enraizados social, histórica y localmente, el presente libro presta
atención a los cambios y a las transformaciones del concepto durante el siglo XIX.
Utilizo el término nacionalismo para referirme a un principio que afirma que la unidad política y
nacional debería ser congruente ya que la organización política que engloba ser parte de una
nación impone obligaciones públicas (guerras) a todas las otras obligaciones.
No considero la nación como un a entidad social privada ni variable, ya que pertenece
exclusivamente a un periodo concreto y reciente desde el punto de vista histórico. A efectos del
análisis el nacionalismo antecede a las naciones. Las naciones no construyen Estados y
nacionalismos sino que ocurre al revés.
La cuestión nacional se encuentra situada en el punto de intersección de la política, la tecnología y
la transformación social: las naciones existen no solo en función de determinada clase de Estado
territorial o de la aspiración a crearlo, sino también en el contexto de determinada etapa del
desarrollo tecnológico y económico Ejemplo: las lenguas nacionales no pueden aparecer como
tales antes que la imprenta, la alfabetización de las masas y su escolarización.
Por este motivo son fenómenos duales, construidos esencialmente desde arriba, pero que no
pueden entenderse a menos que se analicen también desde abajo, esto es las esperanzas, las
necesidades, los anhelos y los intereses de las personas normales y corrientes, que no son
necesariamente nacionales y menos aún nacionalistas.
Esta visión desde abajo es difícil de descubrir, pero tres cosas están claras: la primera es que las
ideologías oficiales de los Estados y movimientos no nos dicen lo que hay en el cerebro de sus
ciudadanos o partidarios. En segundo lugar, no podemos dar por sentado que para la mayoría de
las personas la identificación nacional excluye el resto de las identificaciones. En tercer lugar, la
identificación nacional y lo que se cree que significa puede cambiar y desplazarse con el tiempo
incluso en periodos breves.
La evolución de las naciones y el nacionalismo dentro de Estados que existen desde hace mucho
tiempo como Gran Bretaña y Francia no se han estudiado muy intensivamente. La conciencia
nacional se desarrolla desigualmente entre los agrupamientos sociales y las regiones de un país,
las masas populares (trabajadores, sirvientes, campesinos) son las ultimas en verse afectadas por
la conciencia nacional.
Hay tres fases en los movimientos nacionales: la fase a) era puramente cultural, literaria y
folclórica, y no tenía ninguna implicación política o nacional determinada. En la fase b)
encontramos un conjunto de precursores y militantes de la idea nacional y los comienzos de
campañas políticas a favor de esta idea. En la fase c) de la que me ocupo yo, es cuando los
programas nacionalistas obtienen el apoyo de las masas que los nacionalistas siempre afirman que
representan. La transición de la fase b) a la c) es evidentemente un momento crucial en la
cronología de los movimientos nacionales.

La Nación como Novedad: de la Revolución al Liberalismo

El diccionario de la Real Academia Española no utiliza la terminología de Estado, Nación y Lengua,


en el sentido moderno antes de su edición de 1884. Antes de ese año, la palabra nación
significaba "la colección de los habitantes en alguna provincia, país, o reino" en 1884 se daba
como definición "Estado o cuerpo político que reconoce un centro común supremo de gobierno y
"territorio que comprende a sus individuo, tomados colectivamente como conjunto".
En el mismo diccionario la versión definitiva de la palabra nación no se encuentra hasta 1925,
momento en que se describe como "conjunto de personas de un mismo origen étnico y que
generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común".
Así pues, gobierno no va unido al concepto de nación hasta 1884. En ese mismo año se unió la
palabra tierra a un Estado; y hasta 1925 no oímos la nota emotiva de patriotismo moderno, que
define la patria como nuestra propia nación.
En su sentido moderno y básicamente político el concepto nación es muy joven desde su punto de
vista histórico por lo que la mejor manera de comprender su naturaleza es el discurso político y
social de la edad de las revoluciones.
El significado primario de nación en la literatura, era político, equiparaba el pueblo y el Estado
como en las Revoluciones Norteamericana y Francesa. La nación considerada así era el conjunto
de ciudadanos cuya soberanía colectiva lo constituía en un Estado que era su expresión política.
La ecuación Nación=Estado=Pueblo vinculaba nación a territorio. También daba a entender una
multiplicidad de estados-nación así constituidos, consecuencia necesaria de la autodeterminación
popular. No había ninguna relación lógica entre el conjunto de los ciudadanos de un Estado
territorial y la identificación de una nación basándose en criterios étnicos, lingüísticos o de otro tipo.
Por lo tanto, no podemos atribuir a la nación revolucionaria nada que se le parezca al posterior
programa nacionalista consistente en crear Estados-Nación.
No obstante, es en la presentación del informe de Barree donde se encuentran dos conceptos muy
distintos de la nación: el revolucionario guión democrático y en nacionalista. La ecuación
Estado=nación=pueblo era aplicable a ambos, pero a juicio de los nacionalistas la creación de las
entidades políticas que podían contenerla se derivaba de la existencia previa de alguna comunidad
que se distinguiera de los extranjeros mientras que desde el punto de vista revolucionario-
democrático, el concepto central era la ecuación ciudadano-pueblo soberano=Estado lo que,
constituía una nación.
Es evidente que para los gobiernos el factor central de la ecuación Estado=nación=pueblo era el
Estado. Pero, ¿cuál era el lugar de la nación en el discurso teórico, de quienes imprimieron su
carácter en el periodo 1830-1880: la burguesía liberal y sus intelectuales? En el discurso liberal del
siglo XIX nos encontramos con un grado sorprendente de vaguedad intelectual. Gran parte de la
teoría intelectual de las naciones aparece en los márgenes del discurso de los autores liberales,
quizá porque no era necesario explicarlo en detalles. El concepto de nación para Adam Smith
significa claramente nada más que un Estado territorial. ¿Tenía el Estado-nación una función
específica como tal en proceso de desarrollo capitalista? O mejor dicho: ¿Cómo veían esta función
los analistas liberales de la época? Porque para el historiador es evidente que el papel de las
economías definidas por fronteras estatales era grande, la economía mundial del siglo XIX era
internacional más que cosmopolita. El desarrollo económico se basó en los Estados territoriales y
hablamos en términos de las unidades nacionales que componían el mundo desarrollado. La
dificultad para los economistas liberales del siglo XIX residía, en que podían reconocer la
importancia económica de las naciones sólo en la práctica, pero no en la teoría. La economía
política clásica (Smith) se había formulado como critica del sistema mercantil, justamente el
sistema en el cual los gobiernos trataban las economías nacionales como conjuntos que debían
desarrollarse por medio del esfuerzo y la política del Estado. El libre cambio y el mercado libre iban
dirigidos en contra de este concepto del desarrollo económico nacional, por lo tanto la teoría
económica se elaboró exclusivamente en unidades de empresa individuales cuyo límite era el
mercado mundial, para Smith la teoría general del crecimiento económico no tenía lugar la nación
o cualquier otra colectividad mayor que la empresa.
¿Cómo podían negarse las funciones económicas e incluso las ventajas del estado-nación? La
existencia de estados con un monopolio de la moneda y con finanzas públicas, era un hecho.
Estas actividades económicas no podían abolirse porque el estado garantizaba la seguridad de la
propiedad y los contratos. En pocas palabras ningún economista, ni siquiera el de convicciones
liberales más extremas, podía pasar por alto o no tener en cuenta la economía nacional, no
gustaban hablar de ella o no sabían cómo hablar de ella.
Pero en los países que iban detrás del desarrollo económico nacional (Hamilton en Estados
Unidos) se vinculó la nación, el estado y la economía, utilizando este vínculo para justificar su
preferencia por un gobierno nacional fuerte: la fundación de un banco nacional, la responsabilidad
pública de las deudas del estado, la protección de las manufacturas nacionales por medio de
aranceles elevados y la obligatoriedad de la contribución indirecta es lo que da la idea que la
nación significaba implícitamente economía nacional y su fomento sistemático por el estado.
Los economistas alemanes formularon una característica clara del concepto liberal de nación: esta
tenía que ser de tamaño suficiente para formar una unidad de desarrollo que fuese viable. Dos
consecuencias se desprenden de esta tesis, que fue aceptada de modo universal por quienes
pensaban seriamente en este asunto.
1. El principio de nacionalidad era aplicable solo a nacionalidades de cierta importancia. 2. Y como
consecuencia surge que en lo respectivo a la edificación de naciones existe necesariamente un
proceso de expansión. En la práctica, esto quería decir que se esperaba que los movimientos
nacionales fueran movimientos a favor de la unificación o expansión nacional. Los alemanes e
italianos esperaban unirse en un solo estado, los serbios se fundirían con los croatas en una única
Yugoslavia, aunque evidentemente era incompatible con las definiciones de las naciones basadas
en la etnicidad, la lengua o la historia común pero no lo eran los criterios decisivos de la
construcción liberal de naciones, las nacionalidades pequeñas y especialmente las atrasadas
podían salir sumamente beneficiadas si se fundían en naciones mayores.
Una vez que se hubo aceptado esto también se concluyó que algunas de las nacionalidades y
lenguas menores estaban condenadas a desaparecer.
La aparición de movimientos nacionales que contaba con el apoyo de las masas, que exigían que
se les prestara atención, haría necesarias importantes revisiones de juicio. En la práctica solo
había tres criterios que permitían que un pueblo fuera clasificado firmemente como nación, siempre
con la condición de que fuera grande: el primero era su asociación histórica con un Estado que
existiese en aquellos momentos o un estado con un pasado bastante largo, el segundo criterio era
la existencia de una antigua elite cultural, poseedora de una lengua antigua literaria, administrativa
nacional y escrita.
El tercer criterio, era una aprobada capacidad de conquista (no hay como ser un pueblo imperial
para hacer que una población sea consciente de su existencia colectiva).
Estas eran las concepciones de la nación y el estado-nación tal como las veía los ideólogos del
liberalismo burgués triunfante 1830-1880.
Pero ¿si el único nacionalismo históricamente justificable era el que encajaba en el progreso?
¿Cuál podría ser la defensa de los pueblos pequeños, las lenguas pequeñas y las tradiciones
pequeñas, sino una expresión de resistencia conservadora al avance inevitable de la historia? La
gente, la lengua o la cultura pequeña encajaban en el progreso solo en la medida en que aceptara
la condición de subordinada de alguna unidad mayor o se retirase de la batalla para convertirse en
una nación no desarrollada. Por lo tanto, para comprender la nación de la era liberal clásica es
esencial tener presente que la edificación de naciones, por central que fuese para la historia del
XIX era viable sólo algunas naciones. Sucede también que en este periodo las naciones y los
nacionalismos no eran problemas interiores importantes para las entidades políticas que habían
alcanzado la condición de estados-nación, por heterogéneas que fuesen. Por supuesto, los
sistemas políticos de los estados-nación seguían beneficiándose de la falta de democracia
electoral que en el futuro perjudicaría a la teoría y la práctica liberales de la nación. A partir del
decenio de 1880 el debate en torno a la cuestión nacional se vuelve serio e intenso especialmente
entre los socialistas por que el atractivo político de las consignas nacionales para las masas de
votantes reales o en potencia era un asunto de verdadero interés practico: el principio de
nacionalidad que debatían los diplomáticos y que cambio el mapa de Europa en el periodo de 1830
a 1878 era, diferente del fenómeno político del nacionalismo que fue haciéndose cada vez más
central en la era de la democratización y la política de masas de Europa.

La Segunda Guerra Mundial, 1939-1945


Alan S. Milward
La Guerra como Política
Hay dos ideas acerca de la guerra, ampliamente aceptadas, que apenas tienen fundamento
histórico alguno. Una es la que considera la guerra como una situación anormal. La otra es la que
afirma que, con el paso del tiempo, la guerra se ha encarecido y provoca una mayor mortandad.
La primera de estas nociones arraigó en el siglo XVIII, cuando la teoría de la ley natural se utilizaba
para probar que la paz era el resultado lógico de las leyes físicas que gobernaban el universo o, en
otras ocasiones, de las leyes psicológicas que regían el comportamiento humano. La segunda
llegó en apoyo de la primera que, de otro modo, podía haberse visto debilitada, por el peso de la
evidencia en su contra, al final del siglo XIX.
La frecuencia con que se han sucedido las guerras es, por sí misma, el mejor argumento contra la
noción de la anormalidad. La segunda idea, la de que la guerra se ha encarecido, se basa no tanto
en una negativa a tener en cuenta la historia, como en una errónea simplificación de ella. Fue una
idea que consiguió al principio un gran número de adeptos, con el desarrollo de tecnologías más
complejas. La guerra, por sí misma, era un estímulo importante para el desarrollo tecnológico de no
pocas industrias a finales del siglo XIX, como era el caso de la construcción naval, la fabricación de
planchas de acero y el perfeccionamiento de las máquinas-herramienta. La construcción de
armamento complicado, que sólo podían llevar a cabo los países de alto nivel de desarrollo
económico, pareció alterar las posibilidades económicas de la guerra. Las capacidades productivas
con las que el desarrollo económico había dotado a los países avanzados hicieron aumentar las
expectativas de guerra sobre una escalada de costos y mortandad, en valores absolutos, nunca
imaginables hasta entonces. Esas perspectivas parecerían constituir, por sí solas, el mecanismo
económico a través del que la guerra iba a desaparecer, tras su decepcionante persistencia
durante todo el siglo XIX.
La guerra no sólo siguió presente en las circunstancias sociales, económicas y políticas de los
estados, sino que, además, en algunas circunstancias conservó su viabilidad económica como un
instrumento de política. La guerra continúa siendo una decisión de inversión y de actuación política
para el estado y parece que hay un buen número de ejemplos modernos en los que ha constituido
una decisión correcta y de éxito. Las más destructivas de las tecnologías modernas no han
modificado tal estado de cosas. Su despliegue, por parte de aquellos países lo suficientemente
desarrollados, en términos económicos, como para poseerlas se ve limitado por la escasez de
oportunidades estratégicas satisfactorias.
El tema del costo económico de la guerra es ajeno a los planteamientos en términos absolutos. El
costo y la efectividad de un bombardero de largo alcance, en la actualidad, debe compararse con
los de un buque de guerra del siglo XVIII, y ambos han de contemplarse en relación con el
crecimiento del producto nacional, desde ese mismo siglo. La cuestión significativa consiste en
averiguar si el costo de la guerra ha absorbido una proporción creciente de los productos
nacionales brutos de los combatientes. En tanto que elección en términos económicos, la guerra,
medida de este modo, no presenta ningún tipo de tendencia hacia el encarecimiento, a largo plazo.
En relación con sus efectos mortíferos, la pérdida de vidas humanas no es más que uno de los
elementos en la estimación de los costos. No hay guerras humanitarias, y cuando el costo
económico de una guerra puede reducirse, a base de sustituir capital por trabajo en los campos de
batalla, tal elección sería racional. La posibilidad de tratar la guerra como una decisión consciente,
en términos de política económica, ha existido desde el siglo XVIII y todavía existe.
Los orígenes de la segunda guerra mundial se apoyan en la elección deliberada del conflicto
armado como un instrumento de política, por parte de dos de los estados más desarrollados
económicamente. Tanto el gobierno japonés como el alemán, lejos de albergar dudas sobre la
guerra como política, se vieron influidos, en sus decisiones belicistas, por el convencimiento de que
sus campañas podían ser una fuente de ganancias. Aunque las consideraciones económicas no
fueron, en ninguno de los dos casos, las razones primordiales para la decisión de iniciar la lucha,
ambos gobiernos mantuvieron la firme convicción de que la guerra podría servirles para solucionar
sus problemas económicos de largo plazo. En vez de sobrecargar el peso económico de la guerra
con el triste y desagradable ‗fardo‘ de la necesidad, como hicieron sus oponentes, uno y otros
gobiernos mantuvieron sus miradas puestas en los beneficios, sociales y económicos, a corto
plazo, que podían derivarse de una guerra victoriosa, durante su desarrollo, y en las ganancias a
largo plazo atribuibles a la victoria final. Las elites gobernantes de los dos países, tomaron esa
decisión bajo el influjo de las diferencias entre sus ideas políticas y económicas y las de sus
oponentes.
Las diferencias entre el nacional socialismo alemán y el fascismo italiano consistieron,
parcialmente, en la aceptación más resuelta del fascismo por parte de los nazis, y en su
vinculación con las ideas acerca de la pureza racial.
Los fundamentos del pensamiento político y económico de los nazis y de los fascistas estaban en
el rechazo a las ideas de la Ilustración del siglo XVIII. En estos términos, podían suprimirse las
dudas racionales y las vacilaciones, que eran consideradas como un traumatismo infligido a la
humanidad por la Ilustración, mediante la solución de la voluntad individual a la acción instintiva de
la colectividad, encarnada en la guerra.
El núcleo de la existencia consistía en la lucha de los fuertes en pos de la dominación y, de este
modo, la guerra constituía un aspecto necesario, ineludible, de la condición humana.
Lo que convirtió este punto de vista, nada insólito, en algo especialmente peligroso y lo que le dio a
la segunda guerra mundial el carácter, único, de conflagración en torno al destino político y
económico de todo el continente europeo, fue la forma en que Hitler y los teóricos del partido
nacional socialista desarrollaron las ideas del fascismo. Ellos afirmaban que la herida infligida a la
civilización europea no podría cicatrizar más que tras un proceso de regeneración espiritual. Este
debía partir de una pequeña y todavía incorrupta elite, que había logrado sobrevivir. La política no
era un asunto relacionado con el debate y la persuasión, sino con la aceptación instintiva de las
obligaciones sociales, de las ideas de la comunidad, que no se llevaban en el cerebro, sino en la
sangre. Los privilegiados, además, constituían una elite racial y la restauración de la civilización
europea perdida era también la búsqueda de una pureza racial mancillada. Las ideas nacionalistas
a cerca de la raza provenían de las principales corrientes del pensamiento político europeo. Estas
se veían sustituidas entonces por una idea irracional de la pureza racial, concebida como última
esperanza para la salvación de la sociedad europea.
En el interior de Alemania y desde sus primeros momentos el partido nacional socialista había
señalado a los judíos como la causa de la corrupción racial y el mestizaje. Pero apenas sí parecía
posible solucionar el ―problema‖ de los judíos alemanes como un asunto puramente interno. La
regeneración espiritual de Alemania y, a través de ella, la de todo el continente, exigía también una
importante ampliación del territorio germano. Esta área tenía que ser lo suficientemente grande
como para permitirles a los alemanes que, militarmente, desempeñaran el papel de un poder
superior y que impusieran su voluntad sobre el resto del continente o, quizá, sobre un frente
muchos más amplio. Tal expansión podía también adoptar la forma de destrucción del comunismo
y del estado soviético, tenidos como las últimas y las más peligrosas de todas las herejías políticas
europeas. La necesidad de alcanzar esos objetivos y una urgencia mecánica del programa político
nacional socialista llevó a que la guerra fuese una parte inevitable de los planes de Hitler.
La tarea de rearmar el pueblo alemán, material y espiritualmente, había dado lugar a que, desde
1933, Alemania siguiera una política económica radicalmente distinta de la de otros países
europeos. Un alto nivel de gastos públicos, de los que, antes de 1936, los de dedicados a usos
militares eran una pequeña parte, había diferenciado, muy claramente, el comportamiento de la
economía alemana de las otras grandes potencias. El mantenimiento del pleno empleo y de altos
niveles de producción, en un terreno internacional deprimido, había necesitado de una amplia
batería de controles económicos que habían aislado a la economía alemana de forma creciente.
Después de 1936, cuando los gastos militares se vieron aumentados, ya no había ninguna
posibilidad de que la economía alemana pudiera regresar, mediante una devaluación, a un sistema
comercial y de pagos internacionales de carácter más liberal. Por el contrario, las decisiones
políticas de 1936 confirmaron que los controles sobre el comercio, los salarios y los precios iban a
extenderse y a hacerse más drásticos y que la economía alemana se aislaría todavía más de la
influencia de otras grandes naciones. Esto sucedió precisamente así debido a los grandes
volúmenes de inversión asignados, en el plan cuatrienal, a la producción de materiales de vital
importancia estratégica, como combustibles, caucho y aluminio, a precios situados muy por encima
de los existentes en los mercados mundiales.
Las ideas políticas del nacionalsocialismo se inclinaban a favor de un orden económico autárquico
como opuesto al régimen liberal y no resulta difícil justificar el aparato de controles económicos
como una característica, necesaria y beneficiosa, del estado nacional socialista. Los aspectos
internacionales de una economía controlada –controles de cambios y tratados comerciales
bilaterales- podían incorporarse con facilidad a una política exterior expansionista. El propio Hitler
consideraba que hacía falta un mayor grado de autosuficiencia de la economía alemana, para que
él pudiera contar con la libertad de actuación estratégica que necesitaba, y también como una
justificación para su política de expansión territorial.
El nacionalismo elaboró su propia teoría para justificar ciertas políticas económicas en el ámbito
internacional que de hecho, no era sino el resultado de un conjunto de decisiones económicas
internas, a la que se había dado prioridad por encima de cualquier situación internacional. Esta fue
la teoría de Grossraumwistschaft. Sobre la base de estas nociones económicas, se esperaba que
la guerra proporcionaría beneficios económicos tangibles, en vez de los más espirituales de una
civilización transformada.
Los economistas nacionalsocialistas sostenían que en la depresión internacional, de 1923 a 1933,
había puesto punto final a la etapa ―liberal‖ del desarrollo económico, vinculada a la disminución de
los aranceles y el crecimiento del comercio internacional. Por otra parte, todavía no había
disminuido el grado en que las economías europeas desarrolladas dependían del acceso a las
materias primas. Los nazi afirmaban que había pasado ya la era del estado nacional como unidad
económica, creación del mismo liberalismo, y que debía reemplazarse por la idea de las grandes
áreas (Grossräume) que presentaran una cierta unidad geográfica y económica. Tales zonas
proporcionaban un mercado más amplio, en un momento en el que la demanda decrecía y podían
satisfacerla con sus propios recursos y su potencial productivo. Por lo tanto, la mejora de los
niveles de ocupación y el aumento de las rentas per cápita dependía, no de la recuperación del
comercio internacional que en cualquier caso, únicamente sería temporal e insuficiente, sino de la
reordenación del mapa mundial en áreas económicas ―naturales‖ de mayor tamaño. Tanto Estados
Unidos como la Unión Soviética representaban esa clase de unidades. Alemania también tenía su
propia ―área económica amplia‖ que debía reclamar entonces.
La economía futura de esa área se caracterizaría por su naturaleza autárquica. La división
internacional del trabajo se transformaría en una especialización de funciones dentro de cada
Grossraum. Alemania sería el grupo manufacturero de su propia área, junto con sus zonas
industriales limítrofes del noreste de Francia, Bélgica y Bohemia. Las regiones periféricas eran las
que habrían de suministrar las materias primas y los productos alimenticios al centro industrial y
desarrollado.
Entre estas ideas económicas y las políticas y raciales existían estrechos vínculos. Se consideraba
que las grandes áreas presentaban una cierta unidad racial, en el sentido de que Europa central
era una región desarrollada gracias a la superioridad racial de sus pobladores, los ―arios‖, la
periferia siempre sería la proveedora de materia prima porque su población era racialmente
inadecuada para cualquier otra actividad económica más complicada. Durante un tiempo pareció
que Alemania podía crear su Grossraumwirtschaft y dominar las relaciones económicas
internacionales de Europa por medios pacíficos. Después de 1933 se llegó a la firma de una serie
de acuerdos comerciales entre Alemania y los países subdesarrollados del sureste europeo.
Alemania consiguió obtener de esas naciones, con su comercio bilateral, mejores condiciones que
con otras economías europeas más desarrolladas que estaban en condiciones de amenazar, o
incluso de ejecutar, como Gran Bretaña, en el embargo de los saldos alemanes para forzar a las
autoridades al pago inmediato de sus deudas comerciales, y el comercio alemán con el sureste
europeo, en la década del 1930, aumentó en relación con el resto del comercio mundial. La Europa
del sureste, sin Rusia, no podía hacer más que una aportación limitada para emancipar a Alemania
de su red de importaciones en los mercados mundiales. Parecía que la guerra contra Rusia era el
camino necesario para conseguir beneficios económicos y políticos.
Aunque la definición del fascismo, en el análisis marxista, ha cambiado apreciablemente, en el
tiempo y en el espacio, ha sido más consistente que las definiciones hechas desde otros puntos de
vista. La tendencia ha consistido en representarlo como la expresión política del control de la
economía por el ―capital monopolista de estado‖. Se le contempla como una etapa del capitalismo
en declive, en la que sólo puede sobrevivir mediante una brutal y decidida actuación imperialista y
a través del control monopolista de los mercados interiores y exteriores ejercidos por las mayores
empresas, capitalistas con el respaldo del gobierno. Los cambios en la economía alemana, a partir
de 1933, se explican por la predisposición para llegar a la guerra, por los mayores beneficios que
ello pudiera proporcionar y también porque era una necesidad esencial para la dominación
imperialista de otras economías. Se afirma que la guerra, había llegado a constituir una necesidad
económica para Alemania y que su objetivo fundamental era la preservación del capitalismo de
estado, para lo cual era imprescindible tanto la expansión territorial como la destrucción del estado
comunista.
Esta teoría no solamente ofrece una explicación económica seria de la guerra, sino que, además,
pone de manifiesto que las razones más importantes para la guerra fueron de orden económico.
Las mayores empresas alemanas, se ha dicho, tenían planes concretos para beneficiarse de una
guerra ofensiva y apoyaron al gobierno nacional socialista en muchos de sus objetivos.
En lo que se refiere a los planes anteriores a la guerra, constituía una idea que se atrajo la
simpatía y el apoyo de ciertos círculos empresariales alemanes. Algunas empresas alemanas
estaban en condiciones de beneficiarse de la política del gobierno hacia un mayor nivel de
autarquía y confiaban en extender sus nuevos intereses hasta los límites de las futuras fronteras
del Reich.
El apoyo al partido nacional socialista procedía, en gran medida, de un segmento de la población
cuyas aspiraciones políticas eran diametralmente opuestas, en muchos aspectos, a las de las
grandes empresas. Los nazis consiguieron ese respaldo por su oposición al creciente y
aparentemente inexorable poder atribuido tanto a las organizaciones obreras como a las
empresariales. En las áreas urbanas el apoyo surgía de los grupos de renta más baja de las clases
medias, tales como oficinistas, artesanos y tenderos, y después de 1931 se mezcló con el respaldo
masivo de las zonas protestantes del mundo rural: Estas actitudes favorables se conservaron
gracias a la continua retórica anticapitalista. El movimiento nazi, en algunos aspectos, aparecería
como una protesta contra el desarrollo económico moderno y se convirtió en el núcleo de las
lealtades para todos aquellos que se habían visto desplazados y desarraigados por los vaivenes,
despiadados y aparentemente incontrolables, de la economía alemana desde 1918. El
nacionalsocialismo tenía tanto de anhelo por una utopía estable como de estrecha alianza entre los
grandes intereses capitalistas y un gobierno autoritario.
Por lo tanto, aunque el gobierno alemán, al decidirse por la guerra como un instrumento de política,
esperase un beneficio económico de su elección, no tenía claro, en modo alguno, cuál podía ser la
naturaleza de la ganancia esperada. Se ha afirmado que fueron las irreconciliables contradicciones
de la economía nacionalsocialista las que, finalmente, hicieron que una guerra en busca de más
recursos constituyese la única salida y que la invasión de Polonia fue el último intento, a la
desesperada, para sostener la economía nazi. No obstante, resulta difícil explicar que la economía
alemana, en el otoño de 1939, estuviera sufriendo una crisis más grave que en otras ocasiones,
como la de 1936 en concreto. La mayoría de los problemas que tenía en 1939 existían desde el
momento en que había alcanzado el pleno empleo y algunos de ellos, bajo cualquier fórmula de
cálculo, sólo podían empeorar con la guerra, como ciertamente sucedió.
En Italia, durante una parte de la década del 1930, las políticas exterior y económica parecían
apuntar hacia la creación de una Grossraumwirtschaft italiana en Europa, como una solución para
sus problemas económicos. Pero, a la vista de la potente expansión del comercio alemán con el
sureste europeo, tales aspiraciones eran inalcanzables. También en Italia surgieron tentativas para
crear, por medio de subvenciones y medidas proteccionistas, alguna de las industrias de síntesis
que, en tiempos de guerra, podían resultar estratégicamente necesarias. Pero había muy pocas
semejanzas entre estas tendencias y las ambiciones político económicas, en gran escala, de
Alemania. Si el gobierno italiano consideraba que la guerra era un instrumento deseable, no
contaba con un conflicto europeo, grave y prolongado, y no hacía los preparativos necesarios para
afrontarlos.
En Japón, la elección a favor de la guerra se basaba en consideraciones económicas que tenían
un cierto parecido con las de Alemania. Les faltaban las motivaciones raciales y sociales, pero
suponían que la inversión en una guerra, que estaba bien planeada estratégicamente, podría
acrecentar sustancialmente la fuerza económica de Japón. El gobierno nipón contaba con
establecer una zona de dominio económico que, bajo la influencia de la política alemana,
dignificaba con el rótulo de ―esfera de prosperidad común‖. Como bloque económico, sus acuerdos
comerciales serían como de la Grossraumwirtschaft, un núcleo industrial aprovisionado por una
periferia de proveedores de materias primas. Si había que instaurar la esfera de propiedad común,
con unas dimensiones que garantizan un grado satisfactorio de autosuficiencia, hacían falta la
guerra y la conquista. La decisión belicista de Alemania y sus anteriores victorias sobre las
potencias coloniales le dieron a Japón la oportunidad para establecer una zona de dominio,
mediante actuaciones militares, mientras sus adversarios potenciales se preocupaban de otros
peligros. Tras los éxitos iniciales, las fronteras de la esfera de propiedad común se ampliaron hasta
incluir zonas periféricas más alejadas, una decisión que tuvo graves consecuencias estratégicas,
pero los objetivos iniciales del Japón, en cuanto a la guerra, representaban un intento realista y
enérgico para reconstruir su propia área económica, en su propio interés. Todas las regiones
periféricas producían materias primas, productos alimenticios y semi manufactureras que Japón
importaba en grandes cantidades.
El hecho de que, a partir de 1945, las economías más desarrolladas iban a experimentar un
notable período de estabilidad y crecimiento económico era un resultado improvisado e
imprevisible. Las potencias de la Europa occidental y Estados Unidos eran prisioneros de un
resignado pesimismo sobre las inevitables pérdidas económicas de la guerra, en la misma medida
en que Alemania y Japón estaban presos en el engaño de sus posibles ventajas económicas.

Historia del siglo XX (1914-1991)


Eric Hobsbawm

La diferencia entre las intenciones generales y su aplicación detallada resulta particularmente clara
en la reconstrucción de la economía internacional, pues aquí las ―lecciones‖ de la gran depresión
se tradujeron por lo menos parcialmente en acuerdos institucionales concretos. La supremacía de
los Estados Unidos era un hecho, y las presiones políticas incitando a la acción vinieron de
Washington, aunque muchas de las ideas y de las iniciativas procediesen de Gran Bretaña, y en
caso de discrepancia, a propósito del recién creado FMI, prevaleció el punto de vista
norteamericano. El proyecto original del nuevo orden económico liberal planetario lo incluía dentro
del nuevo orden político internacional, también proyectado en los últimos años de guerra como la
Naciones Unidas, el Banco Mundial (Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo) y
el FMI, que todavía subsisten, quedaron subordinadas de hecho a la política de los Estados
Unidos. Estas instituciones tenían por finalidad facilitar la inversión internacional a largo plazo y
mantener la estabilidad monetaria, además de abordar problemas de balanza de pagos.
En definitiva, en la medida en que los planificadores del nuevo mundo feliz intentaron crear un
conjunto de instituciones operativas que diesen cuerpo a sus proyectos, fracasaron. El mundo no
salió de la guerra en forma de un sistema internacional operativo y multilateral de libre comercio y
de pagos, y los esfuerzos norteamericanos por establecer uno se vinieron abajo a los dos años de
la victoria. Y sin embargo, a diferencia de las Naciones Unidas, el sistema internacional de
comercio y de pagos funcionó, aunque no de la forma prevista en principio. En la práctica, la edad
de oro fue la época de libre comercio, libertad de movimiento de capitales y estabilidad cambiaria
que tenían en mente los planificadores durante la guerra. No cabe duda de que ello se debió sobre
todo al abrumador dominio económico de los Estados Unidos y del dólar, que funciona aún más
eficazmente como estabilizador gracias a que estaba vinculado a una cantidad concreta de oro
hasta que el sistema se vino abajo a finales de los sesenta y principios de los setenta. Hay que
tener siempre presente que en 1950 los Estados Unidos poseían por sí solos alrededor del 60 por
100 de toda la producción de los mismos.
Todo eso era debido al comunismo. Y es que, en contra de la convicciones de los Estados Unidos,
el principal obstáculo a la economía capitalista de libre comercio internacional no eran los instintos
proteccionistas de los extranjeros, sino la combinación de los elevados aranceles domésticos de
los Estados Unidos y de la tendencia a una fuerte expansión de las exportaciones
norteamericanas, que los planificadores de Washington durante la guerra consideraban ―esencial
para la consecución del pleno empleo efectivo en los Estados Unidos. Fue la guerra fría lo que les
incitó a adoptar una perspectiva a más largo plazo, al convencerlos de que ayudar a sus futuros
competidores a creer lo más rápido posible era de la máxima urgencia política. Se ha llegado a
argüir que, en este sentido, la guerra fría fue el principal motor de la gran expansión económica
mundial, lo cual probablemente sea una exageración, aunque la gigantesca generosidad de los
fondos del plan Marshall contribuyó a la modernización de todos los beneficiarios que quisieron
utilizarlos con este fin, y la ayuda norteamericana fue decisiva a la hora de acelerar la
transformación de la Alemania Occidental y Japón. No cabe duda de que estos dos países se
hubieran convertido en grandes potencias económicas en cualquier caso, por el mero hecho de
que, en su calidad de perdedores, no fuesen dueños de su política exterior les representó una
ventaja, ya que no sintieron la tentación de arrojar más que una cantidad mínima al agujero estéril
de los gastos militares. Los norteamericanos financiaron la duplicación de la producción industrial
japonesa entre 1949 y 1953, y no es ninguna casualidad que 1966-1970 fuese para Japón el
período de máximo crecimiento. El papel de la guerra fría, por lo tanto, no se debe subestimar,
aunque las consecuencias económicas a largo plazo de la desviación, por parte de los estados, de
ingentes recursos hacia la carrera de armamento fuesen nocivas, o en el caso extremo de la
URSS, seguramente fatales. Sin embargo, hasta los Estados Unidos optaron por debilitar su
economía en aras de su poderío militar.
La economía capitalista mundial se desarrolló, pues, en torno a los Estados Unidos; una economía
que planteaba menos obstáculos a los movimientos internacionales de los factores de producción
que cualquier otra, con una excepción, los movimientos migratorios internacionales tardaron en
recuperarse de su estrangulamiento de entreguerras. La gran expansión económica de la edad de
oro se vio alimentada no sólo por la mano de obras antes paradas, sino por grandes flujos
migratorios internos, del campo a la ciudad y de las regiones pobres a las ricas.
Sin embargo, durante la edad de oro la economía siguió siendo más internacional que
transnacional. El comercio reciproco entre países era cada vez mayor. Hasta los Estados Unidos,
que habían sido en gran medida autosuficientes, cuadruplicaron sus exportaciones al resto del
mundo entre 1950 y 1970, pero también se convirtieron en grandes importadores de bienes de
consumo a partir de finales de los años cincuenta. Pero aunque las economías industrializadas
comprasen y vendiesen cada vez más los productos de unas y otras, el grueso de su actividad
económica continuó siendo doméstica.
No obstante, empezó a aparecer, sobre todo a partir de los años sesenta, una economía cada vez
más transnacional, es decir, un sistema de actividades económicas para las cuales los estados y
sus fronteras no son la estructura básica, sino meras complicaciones. En su formulación extrema,
nace una ―economía mundial‖ que en realidad no tiene una base o unos límites territoriales
concretos y que determina, o más bien restringe, las posibilidades de actuación incluso de las
economías de grandes y poderosos estados.
En un momento dado de los años sesenta, un poco de ingenio transformó un viejo centro
financiero internacional, La city de Londres, en una gran plaza financiera offshore, gracias a la
inversión de las ―eurodivisas‖, sobre todo los ―eurodólares‖. Los dólares depositados en bancos de
fuera de los Estados Unidos y no repatriados, más que nada para evitar las restricciones de las
leyes financieras de los Estados Unidos, se convirtieron en un instrumento financiero negociable.
Estos dólares flotantes, acumulados en enormes cantidades gracias a las crecientes inversiones
norteamericanas en el exterior y a los grandes gastos políticos y militares del gobierno de los
Estados Unidos, se convirtieron en la base de un mercado global totalmente incontrolado,
principalmente en créditos a corto plazo, y experimentaron un tremendo crecimiento. Los Estados
Unidos fueron la primera economía que se encontró a merced de este inmenso y cada vez más
numeroso torrente de capital que circulaba sin freno por el planeta en busca de beneficios fáciles.
Todos los gobiernos acababan por ser sus víctimas, ya que perdieron el control sobre todo los
tipos de cambio y la masa monetaria.
Que compañías con base en un país pero con operaciones en varios otros expandiesen sus
actividades eran bastante naturales. Tampoco era una novedad estas ―multinacionales‖.
La función principal de tales compañías era ―internacionalizar los mercados más allá de las
fronteras nacionales‖, es decir, convertirse en independientes de los estados y de su territorio.
La tendencia de las transacciones comerciales y de las empresas de negocios a emanciparse de
los estados nacionales se hizo aún más pronunciada a medida que la producción industrial empezó
a trasladarse, lentamente al principio, pero luego cada vez más deprisa, fuera de los países
europeos y norteamericanos que habían sido los pioneros de la industrialización y el desarrollo del
capitalismo. Estos países siguieron siendo los motores del crecimiento durante la edad de oro: A
mediados de los años cincuenta los países industrializados se vendieron unos a otros cerca de tres
quintos de sus exportaciones de productos elaborados. Pronto las cosas empezaron a cambiar.
Los países desarrollados empezaron a exportar una proporción algo mayor de sus productos
elaborados al resto del mundo, sin embargo, lo más significativo se produce cuando el tercer
mundo empezó a exportar manufacturas a una escala considerable hacia los países desarrollados
e industrializados. A medida que las exportaciones tradicionales de materias primas de las
regiones atrasadas perdían terreno, están empezaron a industrializarse, desigualmente, pero con
rapidez. Entre 1970 y 1983 la proporción de exportaciones de productos industriales
correspondiente al tercer mundo, que hasta entonces se había mantenido estable en torno de un 5
por 100, se duplicó con creces.
Así pues, una nueva división internacional del trabajo empezó a socavar a la antigua. Las
industrias del tercer mundo abastecían no sólo a unos mercados a unos mercados locales en
expansión, sino también al mercado mundial, cosa que podían hacer tanto exportando artículos
totalmente producidos por la industria local (como productos textiles, la mayoría de los cuales, ya
en 1970, había emigrado de sus antiguos países de origen a los países ―en vías de desarrollo‖)
como formando parte del proceso de fabricación transnacional.
No hubiese podido ocurrir de no ser por la revolución en el ámbito del transporte y las
comunicaciones, que hizo posible y económicamente factible dividir la producción de un solo
artículo entre, digamos, Houston, Singapur y Tailandia, transportando por vía aérea el producto
parcialmente acabado entre estos centros y dirigiendo la forma centralizada el proceso en su
conjunto gracias a la moderna informática. Algunas se instalaron en las ―zonas francas industriales‖
extraterritoriales que ahora empezaron a extenderse en su abrumadora mayoría por países pobres
con mano de obra barata.
A medida que el mundo se iba convirtiendo en su verdadera unidad, las economías nacionales de
los grandes estados se vieron desplazadas por estas plazas financieras extraterritoriales, situadas
en su mayoría en los pequeños o minúsculos mini estados que se habían multiplicado, de forma
harto práctica, con la desintegración de los viejos imperios coloniales.
De aquí el auge de las nuevas ciudades estado (Hong Kong, Singapur), entidades políticas que no
se había visto florecer desde la Edad Media, de zonas desérticas del golfo Pérsico que se
convirtieron en participantes destacados en el mercado global de inversiones (Kuwait) y de los
múltiples paraísos fiscales.
Era natural que la industria se trasladara de unos lugares de mano de obra cara a otros de mano
de obra barata tan pronto como fuese técnicamente posible y rentable. Pero había una razón
convincente por la que la expansión de la edad de oro debía producir el desplazamiento de las
viejas industrias del núcleo central de países industrializados, y era la peculiar combinación
―keynesiana‖ de crecimiento económico en una economía capitalista basada en el consumo masivo
por parte de una población activa plenamente empleada y cada vez mejor pagada y protegida.
Esta combinación era, como hemos visto, una creación política, que descansaba sobre el
consenso político entre la izquierda y la derecha en la mayoría de países occidentales, una vez
eliminada la extrema derecha fascista y ultra nacionalista por la segunda guerra mundial, y la
extrema izquierda comunista por la guerra fría. Se basaba también en un acuerdo tácito o explícito
entre las organizaciones obreras y las patronales para mantener las demandas de los trabajadores
dentro de unos límites que no mermaran los beneficios, y que mantuvieran las expectativas de
tales beneficios lo bastante alta como para justificar las enormes inversiones sin las cuales no
habría podido producirse el espectacular crecimiento de la productividad laboral de la edad de oro.
En la práctica, los acuerdos eran a tres bandas, con las negociaciones entre capital y mano de
obra descritos ahora, por lo menos en Alemania, como los ―interlocutores sociales‖- presididas
formal o informalmente por los gobiernos. Con el fin de la edad de oro estos acuerdos sufrieron el
brutal asalto de los teólogos del libre mercado, que los acusaron de ―corporativismo‖, una palabra
con resonancia y totalmente irrelevantes, del fascismo de entreguerras.
Los acuerdos resultaban aceptables por todas las partes. Los empresarios, a quienes apenas les
importaba pagar salarios altos en plena expansión y con cuantiosos beneficios, veían con buenos
ojos esta posibilidad de prever que les permitía planificar por adelantado. Los trabajadores
obtenían salarios y beneficios complementarios que iban subiendo con regularidad, y un estado del
bienestar que iba ampliando su cobertura y era cada vez más generoso. Los gobiernos conseguían
estabilidad política, debilitando así a los partidos comunistas (menos en Italia), y unas condiciones
predecibles para la gestión macroeconómica que ahora que ahora practicaban todos los estados. A
las economías de los países capitalistas industrializados les fue maravillosamente en parte porque,
por primera vez (fuera de Norteamérica y tal vez Oceanía), apareció una economía de consumo
masivo basada en el pleno empleo y en el aumento sostenido de los ingresos reales, con el sostén
de la seguridad social, que a su vez se financiaba con el incremento de los ingresos públicos.
Hasta finales de los años sesenta, la política de la edad de oro reflejó este estado de cosas Tras la
guerra hubo en todas partes gobierno fuertemente reformistas, roosvelianos en los Estados
Unidos, dominados por socialistas o socialdemócratas en la práctica totalidad de países ex
combatientes de Europa occidental.
De forma sorprendente, el reformismo se batió pronto en retirada, aunque se mantuvo el consenso.
La gran expansión económica de los años cincuenta estuvo dirigida, casi en todas partes, por
gobiernos conservadores moderados. La izquierda quedó completamente apartada del poder. El
retroceso de la izquierda resulta indudable. Y no se debió a la pérdida masiva de apoyo a los
socialistas, se debió a la guerra fría. Todos, menos los comunistas, estaban firmemente en contra
de los rusos. Lo que ocurrió es que el espíritu de los tiempos durante la década de expansión
estaba en contra de la izquierda: no era momento de cambiar.
En los años sesenta, el centro de gravedad del consenso se desplazó hacia la izquierda, en parte a
causa del retroceso del liberalismo económico ante la gestión keynesiana y en parte porque la
nueva generación que había presidido la estabilización y el renacimiento del sistema capitalista
desapareció de escena hacia 1964: Dwight Eisenhower, Conrad Adenauer. Se produjo así un
cierto rejuvenecimiento de la política. De hecho, los años culminantes de la edad de oro parecieron
ser tan favorables a la izquierda moderada, que volvió a gobernar en muchos estados de la Europa
occidental, como contrarios le habían sido los años cincuenta.
Existe un claro paralelismo entre el giro a la izquierda y el acontecimiento público más importante
de la década: la aparición de estados del bienestar en el sentido literal de la expresión, es decir,
estados en los que el gasto en bienestar subsidios, cuidados sanitarios, educación. Se convirtió en
la mayor parte del gasto público total, y la gente dedicada a actividades de bienestar social pasó a
formar el conjunto más importante de empleados públicos, a mediados de los años setenta,
representaba el 40 por 100 en Gran Bretaña y el 47 por 100 en Suecia. Los primeros estados del
bienestar en este sentido aparecieron alrededor de 1970. Es evidente que la reducción de los
gastos militares en los años de la distensión aumentó el gasto proporcional en otras partidas. Ya a
finales de los años setenta todos los estados capitalistas avanzados se habían convertido en
―estados del bienestar‖ semejantes, y en el caso de seis estados (Australia, Bélgica, Francia,
Alemania Federal, Italia, Holanda) el gasto en bienestar social superaba el 60 por ciento del gasto
público. Todo ello originaría graves problemas tras el fin de la edad de oro.
Mientras tanto, la política de las economías de mercado desarrolladas parecía tranquila.
Un patrón en el aumento constante de la productividad y/o un aumento desproporcionado de los
salarios provocaría su desestabilización. Dependía de algo que se había echado a faltar en el
período de entreguerras: el equilibrio entre el aumento de la producción y la capacidad de los
consumidores de absorberlo. Los salarios tenían que subir lo bastante deprisa, para no recordar
los márgenes de beneficio. En otras palabras, ¿cómo controlar la inflación, o por lo menos
mantenerla dentro de ciertos límites? Por último, la edad de oro dependía del dominio avasallador,
político y económico, de los Estados Unidos, que actuaba, a veces sin querer, de estabilizador y
garante de la economía mundial.
En el curso de los años sesenta todos estos elementos mostraron signos de desgaste. La
hegemonía de los Estados Unidos entró en decadencia y, a medida que fue decayendo, el sistema
monetario mundial, basado en la convertibilidad del dólar en oro, se vino abajo. Hubo indicios de
ralentización en la productividad en varios países, y avisos de que las grandes reservas de mano
de obra que aportaban las migraciones interiores, que habían alimentado de la gran expansión de
la industria, estaban a punto de agotarse. Al cabo de veinte años, había alcanzado la edad adulta
una nueva generación para la que las experiencias de entreguerras –desempleo masivo, falta de
seguridad, precios estables o deflación- eran historia y no formaban parte de sus experiencias. Sus
expectativas se adjuntaban a la única experiencia que tenía su generación: la de pleno empleo e
inflación constante. Cualquiera que fuese la situación concreta que desencadenó el ―estallido
salarial mundial‖ de finales de los sesenta –escasez de mano de obra, esfuerzos crecientes de los
empresarios para contener los salarios reales, las grandes rebeliones estudiantiles-, todo ello se
basaba en el descubrimiento, por parte de una generación de trabajadores que se había
acostumbrado a tener o encontrar un empleo, de que los aumentos salariales regulares que
durante tanto tiempo habían negociado sus sindicatos eran en realidad muy inferiores a los que
podían conseguir apretándole las tuercas al mercado.
Al incidir directamente en el funcionamiento de la economía, este cambio de actitud de los
trabajadores fue mucho más significativo que el gran estallido de descontento estudiantil en torno a
1968, aunque los estudiantes proporcionasen a los medios de comunicación de masas un material
mucho más dramático.
Así pues, 1968 no fue el fin ni el principio de nada, sino sólo un signo. A diferencia del estallido
salarial; del hundimiento del sistema financiero internacional de Bretton Woods en 1971, del boom
de las materias primas de 1972-1973 y de la crisis del petróleo de la OPEP de 1973, no tiene gran
relieve en las explicaciones que del fin de la edad de oro hacen los historiadores de la economía.
Un fin que no era inesperado. La expansión de la economía a principios de los años sesenta,
acelerada por una inflación en rápido crecimiento, por un enorme aumento de la masa monetaria
mundial y por el ingente déficit norteamericano, se volvió frenética. En la jerga de los economistas,
el sistema se ―recalentó‖. Y el cambio fue drástico: la economía mundial no recuperó su antiguo
ímpetu tras el crac. Fue el fin de una época. Las décadas posteriores a 1973 serían, una vez más,
una era de crisis.
La edad de oro perdió su brillo. No obstante, había empezado y, de hecho, había llevado a cabo en
gran medida, la revolución más drástica, rápida y profunda en los asuntos humanos de la que se
tenga constancia histórica.

Prosperidad y Crisis
Reconstrucción, Crecimiento y Cambio 1945-1980
Van Der Wee (Gonzalo Corbacho)

La Liberalización del Comercio Internacional después de la 2º Guerra Mundial

Una división internacional del trabajo basada en las ventajas comparativas de los diferentes
países, beneficia a una economía mundial en crecimiento. Al finalizar la guerra, la base
institucional para el desarrollo del comercio mundial no estaba creada, la mayoría de los países
seguían encerrados en in rígido proteccionismo, y solo de a poco fueron abandonando esta
postura edificando un nuevo marco supranacional inspirado en las reglas de juego de la economía
de mercado y del librecambio multilateral.

La Pax Americana. Fundamento de la Economía Mundial Liberal.

La economía mundial liberal del siglo XIX cayó con el estallido de la 1º Guerra Mundial. Pero como
Europa seguía fijada a la Belle Epoque, después de 1918 restableció nuevamente las viejas
estructuras. Inglaterra reinstauró en 1925 el patrón oro con la paridad oro de la preguerra, pero la
crisis económica de 1929 puso fin a estos ensayos. Gran Bretaña suspendió en 1931 el patrón oro
e instauro la flotación de los tipos de cambio devaluando la libra esterlina. Y bajo nuevas formas
reapareció el proteccionismo comercial.
En EE.UU. el arancel Smoot – Hawley, alcanzo rango de ley en 1930, de manera que los
tipos de protección pasaron de un 38% a un 53%. También Europa aumento sus aranceles.
La Conferencia Económica de Londres en 1933, puso de manifiesto que Inglaterra carecía
tanto de los medios como de la autoridad para imponer a los demás países las reglas de juego de
un sistema económico liberal mundial. EE.UU. que disponía tanto de los recursos como de la
autoridad no quiso hacerse cargo en ese momento. Pero ya en 1934 la US Trade Agreement Act,
facultó al presidente para dictar reducciones arancelarias de hasta la mitad de lo fijado en la ley
Smoot – Hawley. Los poderes otorgados al presidente se referían a productos no agrarios y sol en
caso de que llevasen aparejadas concesiones por parte del país beneficiario. Pero como la ley
hacia uso del principio de nación más favorecida, las ventajas acordadas se convertían poco a
poco en multilaterales. EE.UU. emergió como la potencia mundial dominante, asumiendo ahora si
el rol dejado por Inglaterra, construyendo el marco institucional para la edificación del nuevo orden
mundial con rasgos eminentemente liberales.
El sistema monetario internacional fue establecido bajo nuevas formas en el Acuerdo de
Bretton Woods en 1944, quedando garantizado con la constitución del FMI y el Banco Mundial. Al
desarrollar su nuevo papel de rector el gobierno de EE.UU. procuro que la política de los otros
países coincidiese con la política comercial estadounidense.
El presidente Truman propuso a la ONU, la creación de una Organización de Comercio
Internacional (OCI), pero chocaron posturas incompatibles en política comercial para su formación.
Los perfeccionistas querían establecer rápidamente el librecambio multilateral y exigían la
reducción y eliminación de los aranceles y sistemas preferenciales entre países, la aplicación
inmediata de la cláusula de nación más favorecida y la supresión de todas las barreras
comerciales. Por el contrario en los países europeos surgió una fuerte resistencia, al tener una
marcada postura proteccionista, ya que se encontraban debilitados por la guerra. Además habían
aplicado una política keynesiana de pleno empleo e intervención estatal, difícilmente compatible
con la economía liberal mundial. Pero a pesar de los enfrentamientos que se daban en la OCI,
muchos países negociaban aranceles con cierto éxito. Puesto que los acuerdos se concretaron en
base a la cláusula de nación más favorecida, las concesiones comerciales se difundieron
rápidamente. Ante esta situación se llegó al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT),
el cual se constituiría en una comisión específica en el seno de la OCI, sin embargo esta última
nunca se hizo realidad y el GATT automáticamente se encargó de sus funciones. Entre estas,
debía dar a conocer las listas de concesiones arancelarias otorgadas, así como un código de
comportamiento para la política comercial mundial, que se basaba en la no discriminación y en la
cláusula de nación más favorecida por lo que las concesiones debían realizarse de igual manera
para todos los que participasen en un intercambio. Aunque el GATT permitía algunas excepciones
en casos como ser defensa y seguridad.
El GATT fue suscrito en 1947 por 27 países. En la Ronda de Tokio, celebrada a fines de
los 70‘ participaron 83 estados y 25 como observadores. Ya durante las primeras reuniones se
concedieron importantes rebajas arancelarias en beneficio de la industria europea, por otra parte
los países miembro aceptaron las limitaciones cuantitativas y los precios de apoyo destinados a
proteger el sector agrícola norteamericano. Las negociaciones posteriores versaron también sobre
concesiones arancelarias reciprocas. De acuerdo con el principio de nación más favorecida, las
rebajas arancelarias así acordadas se generalizaban en los demás países. Y ya la Ronda de Tokio
no trato principalmente de rajabas arancelarias sino de la supresión de las barreras no arancelarias
al comercio.

El Advenimiento de la Guerra Fría

La evolución política posterior a la 2º Guerra Mundial fue opuesta a las necesidades del
gobierno de los EE.UU., en lo relativo al comercio internacional. La derrota alemana creo en
Europa un vacío de poder que fomento las expectativas hegemónicas de los soviéticos y afianzar
su control político sobre la zona. Un segundo vacío de poder surgió en el lejano oriente con la
capitulación incondicional del Japón en 1945, quedando así Asia Oriental en un campo abierto para
las pretensiones soviéticas. Muy pronto se convenció EE.UU. de que el hundimiento político y
económico de Alemania y Japón beneficiaba a la hegemonía soviética y atentaba contra el
predominio norteamericano, por lo que en 1947 se formuló la doctrina Truman por la cual EE.UU.
se oponía a la expansión del área de poder soviética, sentando las bases de una política de
contención.
Contra todas las previsiones, la reconstrucción de Europa se ponía en marcha muy
trabajosamente. Europa tenía necesidad de grandes cantidades de materias primas, maquinarias y
bienes de consumo, pero no disponía de productos de exportación ni divisas para financiar tales
importaciones, lo que no hizo sino desequilibrar más aun la balanza de pagos de los países de
Europa occidental.
EE.UU. contaba en un principio poder contener dichas dificultades con créditos a corto
plazo, pero su costo fue bastante elevado. Para contener el impulso expansionista soviético
Europa debía reconstruirse rápidamente, y los requisitos para esta recuperación encajaban
perfectamente en la estrategia política mundial de los EE.UU. y en 1947 nació el Plan Marshall.

El Plan Marshall

A fin de lograr un rápido restablecimiento de la economía europea el Plan Marshall dejo de


lado los principios liberales de la economía mundial a favor de un programa intenso de
reconstrucción. Este programa abarcaba los siguientes objetivos:
Renovación de la infraestructura.
Incremento de la producción.
Localización más equilibrada de la industria pesada.
Racionalización de la agricultura y la industria de transformación.
Creación de estructuras que propiciasen a la estabilidad monetaria y financiera.

Pasados 4 años la economía europea debía estar en condiciones de marchar por si sola.
El Banco Mundial cuyo capital había sido aportado en su mayor parte por los EE.UU., debía
proporcionar créditos a largo plazo a fin de hacer frente a tales déficits. Un programa de
reconstrucción europea concebido en estos términos se basaba fundamentalmente en la
colaboración y cooperación entre todos. Para contrarrestar este efecto, la URSS creo en 1947 el
Kominform, organismo para los países socialistas, según el cual la reconstrucción económica de
Europa del este debía guiarse según el Plan Molotov, y en 1948 se creó la Organización Europea
para la Cooperación Económica (OECE), que elaboro el programa definitivo para la reconstrucción
europea.
No obstante fue mucho más intenso el antagonismo que varió el Plan Marshall, entre el este y el
oeste. Los países que tomaron parte en el Plan Marshall se convirtieron en el bloque occidental;
los que se sumaron al Kominform y al Plan Molotov formaron el bloque oriental. El hecho de que
los aliados occidentales contribuyesen unilateralmente a reconstruir la economía de Alemania
occidental, constituyo el pretexto de la guerra fría. La reforma monetaria que había de sentar la
reconstrucción económica alemana occidental se convirtió en la ocasión para el bloqueo soviético
de Berlín occidental, la cual fue abastecida a través de un puente aéreo desde junio de 1948 a
mayo de 1949. En 1948 Gran Bretaña, Francia, y los países del Benelux, fundaron la Organización
del Tratado de Bruselas que se transformó en 1949 junto a EE.UU. y Canadá entre otros en la
OTAN.

La Política Comercial. De Mundial a Atlántica.

En su primera fase (1947 – 1949), el Plan Marshall dio muy buenos resultados. Durante la
fase siguiente (1949 – 1951), la atención se dirigió más al reforzamiento de la cooperación
intraeuropea. La OECE adopto medidas enérgicas para la liberalización de los intercambios
comerciales europeos y empezó por aligerar las limitaciones cuantitativas. Como las decisiones de
la OECE se toman por unanimidad fue imposible instaurar la liberalización total de los intercambios
de bienes. Pero la OECE simplificó en seguida el sistema de pagos intraeuropeo. Ya en 1950 se
constituyó la Unión Europea de Pagos (UEP), que organizó el sistema de pago de los países
europeos.
El Plan Marshall preveía una paulatina reducción de la ayuda durante la segunda fase de
reconstrucción. Si la balanza de pagos europea seguía dando déficits, estos debían ser
compensados con inversiones privadas norteamericanas en Europa. El desarrollo económico
europeo quedaba subordinado a los intereses políticos de los EE.UU., pues una economía europea
activa y en marcha constituía la plataforma necesaria para una Europa fuerte y políticamente
unida, frente a la amenaza soviética.
Para el ministro de hacienda de los EE.UU. el apoyo norteamericano a la economía
europea no servía a una estrategia política de la guerra fría, sino a la edificación de un orden
mundial liberal bajo el liderazgo de los EE.UU.
La premisa era que en una economía liberal de orden mundial no debía existir
discriminación de ningún tipo. Esta visión se impuso cuando la guerra fría llego a su apogeo. El
mundo estaba dividido en dos bloques, y el bloque oriental, evidentemente no quería saber nada
de un orden mundial liberal bajo liderazgo de los EE.UU. La concepción de una economía de libre
mercado universal se redujo en su aplicación al mundo occidental. La Pax Americana se limitó
también al espacio Atlántico. EE.UU. defendió en el seno de las organizaciones internacionales
como el GATT, OECE y FMI, la supresión gradual de todos los obstáculos al comercio y el
restablecimiento del patrón oro, basado en tipos de cambio fijo y en moneda convertible. A partir de
1949 países de Oceanía, Asia y el tercer mundo se sumaron a este bloque económico, y el núcleo
del Atlántico se amplió, formándose un espacio económico liberal de dimensiones mundiales.

El Camino Hacia un Nuevo Orden Mundial

El orden económico mundial liberal estructurado durante los años 50‘ fue decayendo
progresivamente. La Ronda de Tokio en el marco del GATT, no fue capaz de contener la masa
creciente de proteccionismo que acompaño a la crisis de los años 70‘. Los países en desarrollo
querían integrarse más estrechamente en la economía mundial. El bloque oriental se beneficiaba
de la política de distensión y por lo tanto compartir el progreso de occidente. De esa manera el
orden mundial se fue ampliando.

La Descomposición del Orden Mundial Liberal

Aun cuando el gobierno de los EE.UU. se comprometió con la construcción de una economía
mundial basada en principios liberales, la política exterior norteamericana consiguió muy a duras
penas mantener el equilibrio entre un gobierno de orientación liberal y un congreso conservador y
proteccionista.
El congreso determino que en todos los tratados comerciales firmados por los EE.UU.
debía figurar una cláusula de excepción según la cual los aranceles podían ser aumentados
nuevamente si un sector nacional perdía competitividad debido a la reducción de tarifas, y solo
podían llevarse a cabo negociaciones sobre reducción de tarifas una vez que la comisión de
aranceles hubiese fijado los derechos mínimos de aduana. En 1955 el Congreso condiciono la
prórroga de la ley de comercio exterior a una tercera limitación, la llamada cláusula de defensa.
Debido a la guerra fría se prohibían todas las reducciones de aranceles que pudiesen ser
negativas para la contribución de la industria nacional a la defensa del país.
Las medidas proteccionistas del congreso no hicieron sino restringir el margen de
maniobra del gobierno para operar rebajas arancelarias orientadas al logro de un comercio mundial
liberalizado. Tras la llegada de los republicanos al poder los círculos gubernamentales captaron
también una tendencia proteccionista. La evolución experimentada por la CEE, les aprecia
enormemente inquietante ya que había marcado un crecimiento económico más acelerado que el
de los EE.UU. La CEE ejercía una poderosa atracción sobre las empresas norteamericanas, por lo
que aumentaron sus inversiones en Europa. Pero esto era causa del desempleo en su propio país.
Por otro lado la transferencia de tecnología determinaba la reducción del adelanto industrial de los
EE.UU., por lo que los norteamericanos dejaron de valorar los logros obtenidos por la CEE y
empezó a considerarlos una amenaza para su superioridad industrial. Por ese motivo el gobierno
de Eisenhower empezó a apoyar cada vez más al Congreso en sus esfuerzos por mantener la
protección de la agricultura y la industria norteamericana.

La Estrategia Norteamericana Frente a la Formación del Bloque Europeo.

En el mandato de Kennedy, resurgió la idea de un orden económico mundial de carácter


liberal bajo liderazgo de los EE.UU. Kennedy no quería quebrar el creciente desarrollo de Europa y
por el contrario intentaba insertarla en su nueva dinámica política internacional por lo que propuso
un entendimiento Atlántico entre los EE.UU. y una CEE ampliada. Ambos bloques debían cooperar
en pie de igualdad en el terreno militar y económico, mientras que la dirección política recaía en los
EE.UU.
En estas condiciones la colaboración económica y la liberalización habían de suponer que
las exportaciones norteamericanas a Europa aumentasen tanto que llegarían a superar las
importaciones norteamericanas de bienes europeos. Y en 1961 se cambió la OECE por la OCDE
en la que EE.UU. y Canadá debían ser admitidos como miembros de pleno derecho.
Cuando la OCDE inicio sus actividades se dedicó a promover las consultas mutuas, la
investigación aplicada y la difusión de la información. Su influencia por lo demás no llegó mucho
más lejos. Por lo que el nuevo paso de Kennedy consistió en una iniciativa orientada a la
ampliación del comercio exterior. La Trade Expansion Act de 1962 autorizó al Presidente a reducir
a la mitad, todas las tarifas existentes en un plazo de 5 años, y a negociar una cierta liberalización
del comercio agrícola. Aquí se puso de manifiesto el deseo de Kennedy de lograr una Europa
Unida, a fin de construir en occidente una economía internacional abierta y liberal. La Trade
Expansion Act tendía a un aumento de las exportaciones norteamericanas permitiéndole al
gobierno compensar la balanza de pagos. Sin embargo la CEE no acepto esta propuesta. Por otro
lado Europa pedía condiciones excepcionales para bienes tan importantes como: acero, aluminio,
productos textiles y químicos.
La 6º Ronda del GATT no alcanzó buenos resultados, las grandes expectativas referidas a
la cláusula de mayor oferente se vieron defraudadas y los sectores industriales problemáticos
quedaron excluidos del acuerdo. Poco se consiguió en el terreno de la agricultura y a duras penas
se consiguió un programa por el cual EE.UU. y Europa debían prestar ayuda alimenticia al tercer
mundo. Esta Ronda contribuyo poco a la liberalización del comercio en occidente.
La Trade Expansion Act de 1962 había sido concebida a partir de los principios de las
rebajas arancelarias recíprocas, y de la aplicación de la cláusula de nación más favorecida. Las
dificultades del comercio Este – Oeste quedaban igualmente marginadas, incluso en el marco de la
economía occidental debido a las consecuencias de la 6º Ronda del GATT haciendo surgir nuevas
medidas proteccionistas.

El Neoproteccionismo de los Años 70‘

En la obsoleta Ronda Kennedy se puso de manifiesto le existencia de profundas oposiciones


estructurales. Las concepciones que defendían al comercio mundial liberalizado chocaban con la
política de crecimiento keynesiana de corte neomercantilista de los diferentes estados. Más allá de
estas oposiciones las empresas transnacionales se deslizaban hacia la puesta en práctica de
sistemas de planificación de un comercio mundial interdependiente lo más alejado posible tanto del
mecanismo global de mercado como del dirigismo de los estados nacionales. En estas condiciones
el creciente neoproteccionismo de los estados dio a los gobiernos el arma necesaria para
defenderla política nacional de crecimiento frente a la amenaza del mercado libre mundial y de las
empresas multinacionales.
El neoproteccionismo consistía en la aplicación de barreras no arancelarias en sentido estricto.
Este tipo de barreras no arancelarias al comercio internacional pueden clasificarse en cinco
niveles.
Seudoaranceles de importación.
Autorizaciones administrativas para importar.
Regulaciones cualitativas.
Intervención estatal directa.
Limitaciones cuantitativas de las importaciones.
Los países occidentales consiguieron poner algunas medidas proteccionistas en el marco del
GATT. Ya en 1962 se había firmado un acuerdo multilateral a largo plazo de limitación voluntaria
de exportaciones de tejidos de algodón de los países en desarrollo a los desarrollados. En cambio
el siguiente acuerdo en vigor entre 1978 y 1982, era mucho más restrictivo: los países
desarrollados quedaban autorizados a mantener mediante acuerdos bilaterales, el incremento
anual de los productos textiles de los países en desarrollo.
Posteriormente se firmaron otros acuerdos, por ejemplo, para la limitación voluntaria de las
exportaciones de automóviles. Todos ellos debían contribuir el volumen de las exportaciones
norteamericanas.
La ley norteamericana de comercio exterior (Trade Act), de 1974, significo un proteccionismo más
estricto. Todos los sectores y empresas podían solicitar la penalización de las mercaderías
importadas si demostraban que las exportaciones habían obtenido subvenciones públicas en sus
países de origen. En el sector siderúrgico se hizo valer al máximo el neoproteccionismo, y en
febrero de 1978 entro en vigor para este sector el Plan Solomon.
La CEE introdujo incluso un control especial para detectar prácticas de dumping en las
importaciones. Haciendo uso de medios análogos al Plan Solomon, la CEE estableció a partir de
1978 un sistema de sanciones para la prevención del dumping.
Junto a las barreras no arancelarias los gobiernos recurrieron a otro tipo de medidas
neoproteccionistas para salvaguardar el crecimiento económico y el pleno empleo en sus
respectivos países. Ya antes de la crisis del petróleo la construcción naval obtuvo importantes
subvenciones de los EE.UU. y Europa. Junto al apoyo estatal directo se establecieron
desgravaciones fiscales y facilidades crediticias especiales. La ayuda estatal directa permite por
otro lado el ejercicio de una presión deliberada sobre los sectores afectados, induciendo a la
formación de carteles nacionales o internacionales.
Las subvenciones estatales y comunitarias coordinadas para la reestructuración y modernización
de empresas fomento la cartelización del sector siderúrgico europeo.
Los partidarios de una economía mundial abierta estaban inquietos ante la creciente marea de
barreras no arancelarias y de ayudas estatales directas por lo que llevaron esta cuestión a la
Ronda de Tokio del GATT, donde los negociadores debatieron los aranceles impuestos a las
importaciones, las barreras no arancelarias, la agricultura, las cláusulas de excepcionalidad, los
acuerdos sectoriales, los productos tropicales y los problemas estructurales. Según estos acuerdos
en el plazo de ocho años los aranceles debían reducirse a solo el 33%. De esta manera se trataba
de eliminar de manera regulada las discriminaciones en las subvenciones estatales, contratos
públicos, normas técnicas y derechos de aduana.
El principio básico en el GATT de la reciprocidad en las negociaciones sobre concesiones
comerciales fue suspendido para los países en vías de desarrollo. Estos podían adoptar medidas
proteccionistas especiales con el fin de promover su propia industrialización y desarrollo. Así pues
el GATT se apartó, en favor del tercer mundo, de su principio fundamental de no-discriminación. De
todos modos la coyuntura mundial tomo un curso tan desfavorable a fines de los 70´ que pocas
fueron las resoluciones de la Ronda Tokio orientadas a la cooperación con países en desarrollo o a
la supresión de barreras no arancelarias que llegaron realmente a ser aplicadas.

La Inserción del Bloque Oriental y de los Países en Desarrollo en la Economía Mundial

El Modelo estaliniano de desarrollo se proponía en lo esencial un proceso de


industrialización autárquico. Este modelo otorgaba una importancia secundaria al comercio
exterior, pues veía en el tan solo un mecanismo pata obtener bienes de importación esenciales,
pero en modo alguno para optimizar la eficiencia de la producción económica.
En 1949 países del bloque oriental crearon el Kominform, que constituyó una reacción soviética
motivada por el Plan Marshall. En su primera fase no comporto un estímulo para el comercio
exterior pues los países integrantes seguían manteniendo una tendencia autárquica de desarrollo.
Sólo tras la muerte de Stalin se impuso un principio de expansión del estado socialista de
bienestar. La cooperación obtenida en el campo de las inversiones se limitó no obstante, a los
proyectos de aprovisionamiento energético. En 1956 el Kominform estableció su primera comisión
sectorial. Se firmaron acuerdos sobre especialización en algunos sectores clave como energía,
acero, química, construcción pesada y transportes.
Dado que el comercio exterior siguió siendo un monopolio del estado, la burocracia cortaba toda
flexibilidad y dinamismo. El comercio exterior se basaba habitualmente en acuerdos bilaterales
anuales.
Desde 1958 comenzaron a utilizarse, con el fin de simplificar las transacciones interiores del
Kominform, los precios del mercado mundial como instrumentos de orientación. De esta manera
los países exportadores del bloque oriental tomaban como referencia los productos occidentales
similares más caros, mientras que los países importadores tomaban los más baratos.
Es verdad que el comercio entre los países del Kominform aumentó, pero en comparación con lo
que es la economía mundial, estas cifras no llegaron en 1977, ni al 5% del conjunto del comercio
mundial. El comercio exterior de los países del Kominform con terceros países suponía solo una
pequeña parte de su volumen total de transacciones comerciales. A fines de los años 70‘ el
intercambio de bienes con países industrializados suponía algo más de una cuarta parte del total
del comercio exterior del Kominform, relación ésta que se desaceleró debido a la crisis económica
mundial, mientras que siguió aumentando el intercambio de bienes entre los países del propio
bloque.
La razón de la titubeante evolución del comercio entre Este y Oeste después de la 2º Guerra
Mundial es fundamentalmente política y arranca con la guerra fría Ya en 1947 los EE.UU.
adoptaron medidas de embargo contra los soviéticos, se creó un comité para la vigilancia de las
medidas de embargo sobre el comercio Este – Oeste en el que participaban todos los miembros de
la OTAN. Pero con la política de distensión de Henry Kissinger la política de embargo redujo su
ámbito de influencia ya que no se podían sostener más los intereses políticos a los económicos.
Esta distensión política y económica fue sellada en 1975 con la Conferencia de Seguridad y
Cooperación en Europa, en la medida en que se reconociera la eficacia de la cláusula de nación
más favorecida del GATT. Así pues pese al gradual desarrollo del comercio interbloques, seguían
existiendo importantes obstáculos institucionales y técnicos. Hasta 1975 el comercio Este – Oeste
se basó sólo en acuerdos estrictamente bilaterales, y en 1976 se produjeron los primeros
contactos al máximo nivel entre la CEE y el Kominform.
Se abrían así perspectivas para la expansión mundial del comercio entre Este y Oeste. Sin
embargo la crisis mundial y el subsiguiente enfriamiento político frustraron la ampliación de los
intercambios. El carácter predominantemente bilateral del comercio interbloques estaba
determinado esencialmente por la estructura institucional de las economías socialistas,
monopolizando el comercio exterior, Precisamente este burocratismo hace que la promoción de las
exportaciones de los productos del Kominform sea insuficiente.
Los países del Kominform parten de la base de que occidente ha creado una red de comercio
exterior que discrimina al bloque oriental. Por lo que algunos países de Europa del este han tratado
de eludir esta desventaja ingresando en el GATT. Por otro lado a fin de prevenir una concurrencia
eficaz por parte de bloque oriental, los países occidentales adoptaron medidas para la lucha contra
el dumping, los países orientales a su vez importaban mucha tecnología de punta desde occidente
y obtenían de esta manera, licencias por parte de empresas extranjeras, para la producción de
bienes determinados, pagando tales licenciasen especie a través de la exportación de los
productos correspondientes. De esta manera la cooperación tomaba la forma de una coproducción
en donde empresas de ambos bloques producían conjuntamente un producto determinado,
especializándose cada una de ellas en una fase determinada de la producción.
Desde los años 70´ empezaron también a obtener créditos en el mercado europeo, pero la
expansión del crédito entre Este y Oeste acabo por llevar a las economías socialistas a una
posición deudora frente a los países industriales occidentales, por lo que para articular más
estrechamente el intercambio de bienes, las economías socialistas debían insertarse en un orden
económico mundial renovado.

Acuerdo de Marrakech
Organización Mundial del Comercio, 1994
(Gonzalo Corbacho)

Las partes en el presente acuerdo deben tender a elevar los niveles de vida, a lograr el pleno
empleo y un volumen considerable y constante aumento de ingresos reales y demanda efectiva y a
acrecentar la producción y el comercio de bienes y servicios, de manera compatible con sus
respectivas necesidades e intereses según los diferentes niveles de desarrollo económico.
Reconociendo además que es necesario realizar esfuerzos positivos para que los países en
desarrollo y en especial los menos adelantados, obtengan una parte del incremento del comercio
internacional que corresponda las necesidades de su desarrollo económico, mediante la
celebración de acuerdos encaminados a obtener la reducción sustancial de los aranceles
aduaneros y de los demás obstáculos al comercio, así como la eliminación del trato discriminatorio
en las relaciones comerciales mundiales. Resueltas a desarrollar un sistema multilateral de
comercio integrado que abarque al GATT.
Los acuerdos multilaterales y plurilaterales son vinculantes para todos sus miembros, para los
cuales la OMC facilitara y favorecerá a la aplicación de sus objetivos. Con el fin de lograr una
mayor coherencia en la formulación de las políticas económicas a escala mundial, para lo cual la
OMC colaborara con el FMI y el Banco Mundial.

Obstáculos Técnicos al Comercio

Definiciones.

Reglamento Técnico (Obligatorio): Documento en que se establecen las características de los


productos y sus procesos de producción, con inclusión de las disposiciones administrativas
aplicables, y cuya observancia es obligatoria. También puede incluir prescripciones en materia de
terminología, símbolos, embalaje marcado o etiquetado aplicables a un producto, proceso o
método de producción, o tratar exclusivamente de ellas.

Normas (Voluntarias): Documento aprobado por una institución reconocida, que prevé para su uso,
reglas, directrices o características para los productos o sus métodos de producción y cuya
observancia no es obligatoria. También puede incluir prescripciones en materia de terminología,
símbolos, embalaje marcado o etiquetado aplicables a un producto, proceso o método de
producción, o tratar exclusivamente de ellas.
Procedimiento para la Evaluación de Conformidad: Todo procedimiento utilizado directa o
indirectamente, para determinar que se cumplan las prescripciones pertinentes de los reglamentos
técnicos o normas. Tales como, muestreo, prueba, inspección, verificación, acreditación.
Con el deseo de promover los objetivos del GATT de 1994, reconociendo que no debe impedirse a
ningún país que adopte las medidas necesarias para asegurar la calidad de sus exportaciones, o
para la prevención de prácticas que puedan inducir a poner en riesgo la salud de su población, por
ejemplo, a condición de que no las aplique de forma tal que constituyan un medio de discriminación
o una restricción encubierta al comercio, los miembros están facultados para la aplicación de
reglamentos técnicos y normas (entiéndase toda medida proteccionista del mercado interno).
Aunque las medidas de este acuerdo no son aplicables a medidas sanitarias y fitosanitarias.
Los miembros que apliquen reglas técnicas con objetivos legítimos, entre otros seguridad nacional,
deberán ser aplicados en la medida en que sea posible, usando normas internacionales, salvo en
los casos en que estas normas sean ineficaces para el logro de los objetivos legítimos de las
reglas técnicas a aplicar.
Con el fin de armonizar lo más posible la aplicación de los reglamentos técnicos los miembros
participaran en la elaboración, junto con instituciones internacionales, de normas internacionales
referentes a los productos para los que se hayan adoptado reglamentos técnicos, incluso estos
reglamentos serán de reconocimiento mutuo existiendo la posibilidad de que un país acepte como
equivalentes, reglamentos técnicos de otros países.
En caso de que no exista una norma internacional, o que un reglamento técnico no esté en
conformidad con las normas internacionales existentes, el país que aplica este reglamento tiene la
obligación de realizar un procedimiento de notificación del mismo, a todos los miembros del
acuerdo con un plazo prudencial para que estos puedan notificarse.
Por su parte los estados miembros son plenamente responsables de la observancia de todas las
disposiciones concernientes a la elaboración, adopción y aplicación de los reglamentos técnicos,
los cuales serán sometidos a un procedimiento de evaluación de conformidad de los reglamentos,
los cuales no serán más estrictos ni se aplicaran de forma más rigurosa de lo necesario.
Una vez reconocida la evaluación de conformidad, los miembros velaran porque cada vez que sea
posible se acepten los resultados de evaluación de conformidad de los demás miembros, aun
cuando sus procedimientos difieran de los suyos, este es un reconocimiento mutuo del resultado
de evaluación.
Todas estas medidas son aplicables tanto a los gobiernos centrales de cada miembro como así
también a las instituciones públicas locales y a las instituciones no gubernamentales que realicen
actividades comerciales.
Por su parte cada miembro velara por que exista un servicio que pueda responder a todas las
peticiones razonables de información formuladas por otros miembros y por sus partes interesadas,
suministrando los documentos correspondientes. A su vez es obligatoria la asistencia técnica a
aquel miembro que la solicite, por ejemplo sobre la elaboración de reglamentos técnicos.
Con el objeto de que los países en desarrollo miembros, puedan cumplir el presente acuerdo, se
les puede otorgar excepciones específicas y limitadas en el tiempo, para el cumplimiento total o
parcial de las obligaciones del presente acuerdo.
Es sumamente importante recordar que en el presenta acuerdo rige la cláusula de nación más
favorecida.

El Impacto de la Globalización
Rubén Mario Lo Vuolo

Políticas sociales, capital humano y régimen de Estado de Bienestar


Las políticas sociales son consideradas como elemento distintivo del tipo de formación social al
que se le adosa la noción de ―capitalismo de organización‖. La expresión capitalismo ―organizado‖
o ―regulado por el Estado‖, se refiere a la convivencia de dos clases de fenómenos.
El proceso de concentración económica y de organización de los mercados de bienes, capital y
trabajo
El hecho de que el Estado actúe en los mercados a medida que se van desarrollando brechas
funcionales en los mismos. La presencia de una vasta red de políticas sociales suele ser el aditivo
que justifica la denominación de Estado de Bienestar que suele identificarse al capitalismo de
organización contemporáneo.
En tanto el grueso de las decisiones de inversión se decide conforme al criterio de los propietarios
privados, en la definición de la dinámica del proceso de acumulación siguen prevaleciendo los
mecanismos de autogobierno del mercado. Esta es la principal restricción a la acción del Estado
sobre los mercados, elemento clave para aspirar a la defensa del denominado ―interés público‖ en
base la cual se justifican las responsabilidades que se trasladan al mismo.
La idea de interés público se vincula con aquellos intereses generalizables que pueden
identificarse con valores de usos comunes a toda la población. Las instituciones que persiguen el
interés público serían aquellas que promueven aquellos fines que son compartidos por todos o que
garantizan las condiciones necesarias para que todos promuevan sus propios fines en una
situación de igualdad.
Si bien todos los individuos pueden perseguir fines de interés público, al estado se le otorga
constitucionalmente su representación. Para ser efectiva su responsabilidad, también se le delega
atribuciones y se les transfieren recursos para que pueda perseguir fines públicos mediante
acciones que gocen de cierta autonomía con respecto a intereses privados. Los medios
generalizables que hacen efectiva esta pretensión son fundamentalmente la moneda, los tributos y
el poder institucionalizado conforme el derecho positivo.
La imposición sobre el Estado de esa responsabilidad implica que, a nivel sistemático, el
capitalismo regulado por el Estado se diferencia del denominado ―liberal‖ en que, en el primero, las
crisis económicas son transferidas al sistema político-administrativo. El movimiento del capital no
resulta sólo de la acción de las fuerzas económicas, siguiendo la lógica expuesta por la teoría del
valor, sino también de un contra-control político en el cual encuentra expresión el señalado
desplazamiento de las relaciones de producción.
El criterio de demarcación entre capitalismo liberal y de organización no es, entonces, la extensión
y la técnica de la actividad gubernamental, sino su función. El estado del capitalismo de
organización llena las brechas funcionales que se presentan en el ámbito del mercado, interviene
en el proceso de acumulación y compensa por sus consecuencias políticas más intolerables. En
acciones de este tipo, engendra reacciones que producen cambios en la estructura de clases –o
sea otras constelaciones de poder-. De esta manera se afecta el propio principio de organización
social, que en última instancia descansa en las formas en que se institucionaliza el mercado de
trabajo.
El estado del capitalismo de organización asumió la responsabilidad de conciliar dos funciones,
básicas y a la vez contradictoria, que otorgan identidad a las democracias liberales: acumulación
económica y legitimación del poder político. En este tipo de organización social, el subsistema
político-administrativo debe conciliar la desigual distribución de riqueza con la distribución
igualitaria de los derechos civiles y políticos.
El Estado fue asumiendo funciones cada vez más complejas, las que, a su vez, demandan el uso
de recursos económicos. Desde la perspectiva económica, estas funciones suelen agruparse
diferenciando entre aquellas consideradas ―productivas‖ –en el sentido de favorecer la
acumulación-, y las ―improductivas‖, cuya existencia sólo se justifica por la necesidad de otorgar
legitimidad a un sistema de normas construido para crear el ―colectivo‖ social, para garantizar la
armonía de un sistema en el cual conviven grupos con intereses contrapuestos. Las primeras
aumentarían no sólo la demanda agregada sino también la productividad del sistema económico;
las segundas sólo la demanda agregada.
Para el pensamiento liberal extremo las políticas sociales se ubicarían en este segundo grupo de
actividades públicas. Su existencia sólo se justificaría en tanto son necesarias para ―construir‖ la
sociedad políticamente organizada. No había necesidad de transferir al estado otras funciones más
que las denominadas constitucionales, entendiendo por tales las establecidas en constituciones
liberales caracterizadas, entre otras cosas, por la garantía de.
1) Sufragio universal e igualitario en una forma presidencial o parlamentaria de gobierno; 2)
Sistema de producción basado en la propiedad privada y el trabajo asalariado ―libre‖. Fuera de las
funciones necesarias para hacer efectivas estas garantías, ésta corriente sostiene la primacía
absoluta del principio de organización del mercado.
En esta disputa, la teoría del ―capital humano‖, engendrada en la vertiente neoclásica del
pensamiento económico, aparece como el esfuerzo más importante por justificar el carácter
productivo de los gastos en política social. El argumento central es que el llamada capital humano
también es capital en tanto es un valor económico capaz de generar nuevo valor económico. Por lo
tanto, las habilidades y conocimientos incorporados en la gente son tan productivos
económicamente como las tecnologías incorporadas a las máquinas. La inversión en ambas
inversiones del capital se justifica porque aumenta la expectativa de generar mayores flujos de
valor a partir del stock de riqueza existente.
Las teorías del capital humano no pudieron ignorar el carácter dual del proceso de trabajo. Desde
aquí se derivó todo un esquema conceptual destinado al análisis de la vinculación entre los
talentos productivos de las personas y su potencial capacidad para captar ingresos generados en
el proceso productivo. Destacando la relación entre las clasificaciones personales y la facultad de
captar ingresos a lo largo del ciclo de vida, desde esta vertiente también se difundió la teoría del
ingreso y la riqueza ―permanente‖. Esta teoría no sólo tiene implicancias en el análisis de la
conducta individual de los agentes económicos, particularmente en sus decisiones de ahorro-
consumo, sino que sirve de soporte para razonamientos más globales: lo que hoy gasta la
sociedad en aumentar la capacidad productiva de la gente se justifica porque aumenta la
expectativa de incrementar el valor actual de los flujos de ingreso futuros.
Al igualar el contenido productivo del capital físico y humano, la teoría del capital humano justifica
los gastos en políticas sociales. El capital físico puede venderse, esto es entregarse en propiedad
en una transacción compra-venta; el valor productivo de la fuerza de trabajo no se transfiere en
propiedad sino que se "alquila".
Así como es el trabajador el que debe soportar el ajuste de valor cuando su capacidad productiva
se vuelve desechable, ya sea porque no hay demanda para lo que pueda producir o porque la
misma se ha vuelto obsoleta, también se asume que es el trabajador quien aumenta el valor de
aquello que alquila a quien le convenga.
La pregunta que sigue es, ¿quién debe pagar la capacitación de los individuos? Y de allí, ¿quién
debe recibir los beneficios de la mayor productividad de la fuerza de trabajo más capacitada? Esta
es la abertura que conecta, en términos económicos, al sistema de políticas sociales con los
problemas de la productividad, la competitividad y la ecuación costos-beneficios de la empresa.
Una pregunta mucho más difícil de responder en el marco analítico propuesto por la teoría del
capital humano es, ¿qué se hace con el capital humano obsoleto, redundante o que por otras
razones económicas no conviene incorporar al proceso productivo? La argumentación de la teoría
del capital humano se vuelve endeble si se trata de justificar valores que no son estrictamente
económicos, como la justicia social, los derechos ciudadanos o las necesidades básicas de la
población.
Durante el proceso de maduración de los sistemas de políticas sociales, y la hegemonía del
pensamiento económico neokeynesiano, este tipo de cuestiones se colocaban en un plano
secundario. La visión optimista con respecto a la viabilidad de estabilizar el ciclo económico,
particularmente en lo que refiere a los niveles de empleo, así como las posibilidades de financiar el
gasto público expansivo, diluían estos tipos de interrogantes.
Estas instituciones se consideraban un lógico subproducto de un modelo de desarrollo económico
y social impulsado por la capacidad de manejo de la demanda efectiva. El propio sentido expansivo
de los derechos sociales era un dato irrefutable y de carácter acumulativo.
La generalizada crisis fiscal y desempleo que sufrió el capitalismo de organización en las últimas
dos décadas, fomentó los estudios dedicados a analizar las instituciones de política social. La
mayoría toman en cuenta la lógica del funcionamiento del patrón de los arreglos institucionales, el
grado de cobertura, el nivel de gasto, el papel de las coaliciones políticas, las correlaciones entre
las variables económicas y los indicadores del rendimiento de cada programa. Este tipo de
contribuciones son importantes para comprender y comparar aspectos como ―cobertura‖,
―estatización‖, ―estratificación‖, y ―balance financiero‖.
La experiencia comparada muestra que este tipo de arreglo institucional se organizó en diferentes
regímenes. Y en este caso la noción de ―régimen‖ trata de aprehender la combinación de pautas,
explícitas o no, que determinan las formas de acceso a sus principales instituciones, las
características de los actores que son admitidos y excluidos, así como los recursos y estrategias
que los mismos utilizan para lograr ese acceso. Entre otras cuestiones, aquí juegan temas como la
mayor o menor desmercantilización de ciertas actividades, la estratificación social y la dinámica del
empleo.
La visión más amplia que abarca la noción de régimen es la que permite incorporar la perspectiva
de la economía política al problema. Lo que caracteriza al estado de bienestar desde esta
perspectiva son sus pretensiones de redistribuir y estabilizar ingresos y/o niveles de consumo
mediante la acción de instituciones públicas (es decir, insertas en la lógica fiscal del Estado). Las
instituciones del estado de bienestar pretender distribuir poder de demanda por mecanismos
independientes al intercambio de la riqueza en el mercado. Para ello, crea por diversos medios
algo así como una ―moneda social‖ (en términos de representación de valor capaz de ser realizado
en bienes y servicios), cuyo poder de intercambio no está definido por la riqueza de la que es
propietario su titular, sino por una norma con fuerza legal que está legitimada por las estructuras de
integración social vigentes.
El estado de bienestar ambiciona reemplazar, al menos en parte, los derechos de propiedad por
los del ciudadano y el contrato privado por las intermediaciones de las instituciones políticas. No es
de extrañar, entonces, que gran parte del debate sobre los méritos de las instituciones del estado
de bienestar se ocupe de las contradicciones entre sus pretensiones redistributivas y el proceso de
acumulación del capital propio de la economía capitalista de mercado. Y aquí también juegan las
relaciones con los mercados internacionales, en tanto afecta la distribución del ingreso, el
funcionamiento del sistema productivo y la composición de la oferta y la demanda de bienes y
servicios.
Los países latinoamericanos siguieron un modelo de estado de bienestar que combinaba una
lógica de funcionamiento típica del denominado régimen ―corporativo-meritocrático‖ con un
discurso legítimamente más afín con el régimen ―universalista‖. Las políticas asistenciales masivas,
propias del régimen ―liberal‖, ocupan un lugar secundario, no eran sistemáticas y no se
incorporaban como ―derechos adquiridos‖ a las cuentas presupuestarias ni se arrogaban un
manejo autónomo con el caso de las políticas más estructuradas.
El régimen ―corporativo‖ se identifica con las experiencias de posguerra de Austria, Francia,
Alemania e Italia. Aquí no se observa la obsesión liberal con la eficiencia del mercado en el área
social; el modelo de organización típico es el de seguro social. Los regímenes corporativos están
típicamente moldeados por la Iglesia, por lo que se encuentran fuertemente comprometidos con la
conservación del grupo familiar tradicional y usualmente excluyen a quienes no trabajan, los cuales
sólo encuentran cobertura como dependientes o ―cargas familiares‖ del trabajador jefe de hogar.
En el modelo ―social-demócrata‖ predominan los principios de universalismo y desmercantilización
de los derechos sociales, inspirado en la noción de ―seguridad social‖. Este modelo promueve la
igualdad de standards elevados y tal vez su característica más saliente es la fusión de bienestar y
trabajo. Está orientado a garantizar el pleno empleo y a la vez es enteramente dependiente de su
obtención; el derecho a trabajar tiene el mismo status que el derecho a percibir un beneficio social.
Claramente, es el modelo con mayor impacto fiscal y donde se observa un amplio espectro de
políticas activas de empleo por parte del estado. Los ejemplos más notorios de este tipo de modelo
son los países escandinavos.
Finalmente, en el régimen ―liberal‖ predomina la asistencia basada en el ―test sobre medios
disponibles‖, y tanto las transferencias universales como los planes de seguro social, son
modestos. Aquí, el Estado promueve el mercado, ya sea pasivamente (garantizando sólo un
mínimo) o activamente (subsidiando esquemas privados). Las consecuencias son que este tipo de
régimen minimiza los efectos de desmercantilización y que erige un orden de estratificación que
está sesgado hacia una relativa ―igualdad de pobreza‖ entre los beneficiarios de los servicios
estatales. Además, genera una diferenciación de mercado entre las mayorías y un dualismo
político de clases entre ambos grupos, Estados Unidos, Canadá.
El sistema de políticas de América Latina se desarrolló envuelto en permanentes tensiones entre
estos distintos principios de organización. El sistema era un híbrido institucional, donde prevalecía
la dinámica propia de un régimen corporativo pero alimentado con una imagen de legitimación más
afín con el modelo universalista.
Se aceptaban las diferencias de status pero cada grupo –al menos aquellos con capacidad de
organización y presión- pugnaba por engancharse en los beneficios del mejor posicionado bajo el
argumento de que se debían universalizar los máximos. La expansión era fundamentalmente
―vertical‖, en el sentido de otorgar mayores beneficios a los grupos formales ya cubiertos. Los tres
efectos más notables de la particular dinámica de América Latina fueron el crecimiento del gasto
fiscal, la omisión de la garantía de básicos universales en los programas más estructurados y la
ausencia de políticas que se ocupen del problema del empleo, el desempleo y las expresiones más
preocupantes de la pobreza masiva.
La estrategia económica que sostenía este modelo de desarrollo institucional era la
industrialización por sustitución de las importaciones. Uno de los soportes de esta estrategia fue la
definición –tanto para el capital físico como humano- de ―áreas protegidas‖ de la competencia del
mercado, y el consiguiente fomento de las mismas mediante transferencias de ingresos desde
otras áreas. Estas transferencias, generalmente no transparentes, se realizaban tanto por manejo
de los precios relativos –especialmente tipo de cambio y salarios- como por todos los canales
propios de la actividad fiscal. El contexto del fácil acceso a fuentes de financiamiento del gasto
público expansivo (incluyendo el impuesto inflacionario), facilitaba esta práctica.
Las características funcionales del estado de bienestar latinoamericano hasta la crisis de las
últimas décadas serían.
Preferencia por el manejo autónomo de los salarios en las políticas redistributivas de ingresos.
Privilegio de la manipulación de los precios relativos en las políticas de ajuste macroeconómico.
Políticas de sostenimiento de la demanda efectiva sobre la base del gasto público, sin considerar la
productividad del mismo ni su efectiva apropiación social.
Recursos tributarios basados fundamentalmente en impuestos indirectos sobre el salario.
Sistema de políticas sociales con un funcionamiento corporativo-meritocrático, matizado en un
discurso de tipo universalista, donde prima el seguro social.
Identificación del interés público con el de las grandes corporaciones empresarias y sindicales.
Crecimiento de los beneficios en forma vertical mediante una dinámica de imitación de privilegios.
En las últimas décadas, este modelo de desarrollo social encontró límites insalvables para su
expansión, los cuales se revirtieron rápidamente sobre su propia lógica de funcionamiento. Los
límites económicos refieren a alteraciones de aquellos elementos que están en las propias bases
de sostenimiento de las instituciones del seguro social (empleo y financiamiento fiscal), como a las
presiones derivadas de la integración económica internacional y los nuevos paradigmas
tecnológico-productivos. A esto se suma un cambio en la ideología hegemónica como así también
en las formas de representación de los intereses políticos de los actores involucrados.
Como resultado, las instituciones de política social y con ellas el conjunto del régimen del estado
de bienestar latinoamericano, están en proceso de adaptación a los cambios de su ambiente de
referencia. El fenómeno de integración internacional de los mercados y la necesidad de mejorar los
niveles de competitividad de los sistemas productivos latinoamericanos, es un elemento crucial en
la definición de la dinámica de este proceso.

Sistema económico e instituciones del estado de bienestar

Funcionamiento de los mercados y actividades públicas.


La crítica neoliberal al modelo de industrialización para sustitución de importaciones, otorga al
Estado un papel prácticamente autónomo en la definición de todos los fenómenos derivados de
esta estrategia. Sin embargo, el crecimiento del Estado en las economías subdesarrolladas no es
un resultado exclusivo de ideologías estatizantes, sino también de traslado de contradicciones no
resueltas en el ámbito de los mercados.
Por lo tanto, la reforma del Estado no puede reducirse a la modificación o supresión de
instituciones públicas, sino que deberías estar acompañada –tal vez iniciada- por una reforma del
funcionamiento de los mercados. Este no es el camino elegido por los programas de ajuste
institucional ensayados últimamente en América Latina.
El proceso de crecimiento económico se puede comprender como la composición de tres procesos
específicos: innovación, cambios en las formas y tamaños de los mercados y cambios en la
distribución del ingreso. Un problema crucial de las economías latinoamericanas es que no logran
amalgamar coherentemente estos procesos a los fines de desatar un mecanismo que garantice un
crecimiento económico autosostenido, que a su vez sirva como garantía de un proceso de
desarrollo social integrado.
Entre otros problemas, los mercados latinoamericanos muestran una preocupante incapacidad
para transformar la mayor producción de unos en mayor demanda de otros agentes al interior del
sistema doméstico. De esta manera, las ventajas comparativas –naturales o creadas- de algunos
sectores ―dinámicos‖, en lugar de trasladarse como mayor productividad y menores precios para el
conjunto del sistema económico, se absorben como rentas extraordinarias al interior de las
unidades productivas.
Los clásicos problemas entre la generación, la distribución y la realización del valor agregado en el
proceso de producción, aparecen aquí como temas centrales.
Las salidas que quedan para el crecimiento de los sectores productores de bienes de consumo se
vinculan con la demanda externa y con el poder de compra del Estado. Durante el proceso de
industrialización por sustitución de importaciones, la alternativa privilegiada fue el sostenimiento de
la demanda efectiva mediante el gasto público y el aumento de los salarios, particularmente en los
sectores formales (no necesariamente el más productivo). En la versión ―populista‖ del modelo de
industrialización por sustitución de importaciones, el énfasis estuvo principalmente en la búsqueda
de salidas para los bienes de consumo. La versión ―desarrollista‖ traslada el foco a las salidas de
los medios de producción.
El manejo autónomo de los salarios
Para el análisis de la vinculación entre el sistema económico y las instituciones de política social,
interesa principalmente la versión populista de este modelo de desarrollo. La inspiración
económica fundamental hay que buscarla en algunos postulados de las corrientes poskeynesianas
del ―subconsumo‖. Según esta corriente teórica, dado que la competencia es la encargada de que
―el producto total efectivo se expanda en la misma medida en que la producción potencial aumenta
debido al progreso técnico‖, en aquellas economías en que la competencia está atrofiada, ―la
principal defensa contra el estancamiento viene de la presión que hacen los sindicatos con el
objeto de elevar la tasa de los salarios nominales‖, de manera que ―los salarios reales suban con la
misma velocidad que la producción total por hombre‖ y ―la economía puede acumular capital y
aumentar el producto total a una tasa adecuada para el ritmo con que se introducen los
mejoramientos técnicos, ni más ni menos que como sucedería si la competencia fuera aun activa.
Esta tesis aparecía como muy apropiada para sostener la lógica política del populismo. No eran
necesarias reformas estructurales profundas ni preocuparse por una mayor presión fiscal,
particularmente en impuestos sobre la propiedad y las ganancias. El aumento autónomo de los
salarios era un mecanismo idóneo para distribuir los beneficios del progreso técnico sin afectar los
propios incentivos a la inversión.
Sin embargo, este mecanismo encuentra serias restricciones en economías como las
latinoamericanas. En primer lugar, porque la tasa de cambio técnico es muy heterogénea en los
distintos sectores económicos. En segundo lugar, porque las rentas extraordinarias de las
unidades productivas en crecimiento pueden no deberse al progreso técnico, sino a mecanismos
específicos de protección, incluyendo la demanda cautiva del Estado y las ventajas de operar en
mercados no desafiables. En tercer lugar, porque existen fuertes diferencias de productividad entre
las actividades vinculadas a ciertos recursos naturales y el resto de la economía, a la vez que las
que tienen ventajas naturales no son demandantes de empleo y mucho menos calificado.
En esta situación, el alza generalizada de los salarios reales no puede reemplazar a la
competencia y a la caída de los precios como mecanismo difusor de los beneficios de la mayor
productividad derivada de la incorporación de cambio técnico en algunos sectores. El efecto más
probable consiste en presiones inflacionarias, profundización de las heterogeneidades productivas
y apropiación de rentas extraordinarias por algunos grupos privilegiados.
Ante al alza generalizada de salarios, las empresas que controlan el mercado trasladan su mayor
costo a los precios; los que operan en ambientes más competitivos encuentran dificultades para
continuar produciendo y recurren a ―fugas‖ del tipo de la evasión fiscal o del trabajo no registrado.
Hay que tener en cuenta la complejidad de estas interrelaciones cuando se pretende producir
redistribución progresiva del ingreso mediante el manejo autónomo de los salarios. Parte de la
confusión puede derivarse de una lectura apresurada de la teoría de la demanda efectiva. Bajo
ningún aspecto puede atribuirse a Keynes la propuesta de mejorar progresivamente la distribución
del ingreso y sostener el proceso de acumulación por incrementos del salario nominal. Si bien
Keynes desecha la idea neoclásica que suponía al nivel de empleo determinado –mediante el
movimiento de salarios- por la interrelación entre oferta y demanda de mano de obra, claramente
acepta la relación inversa entre empleo y salario.
Esta relación inversa es en función del salario real (en términos de bienes-salario) y no del nominal.
Por lo tanto, ―la batalla acerca de los salarios nominales afecta primariamente a la distribución del
salario real entre diferentes grupos de trabajadores y no la cantidad promedio por unidad de
empleo‖. En síntesis, Keynes acepta que existe una relación inversa entre volumen de empleo y
nivel de salario, pero no que se determinen mutuamente. La diferencia clave entre la posición
neoclásica y la keynesiana está en las recomendaciones de política que surgen en uno u otro caso,
pero lo que no parece tener sustento es la conciliación propuesta desde la ideología populista.
El hecho de que Keynes explique por qué la caída de salario no determina el aumento de la
inversión, como sugerían los neoclásicos, no significa que haya propuesto, como se sugiere desde
el pensamiento populista, aumentar los salarios para facilitarla. En la lógica del pensamiento
keynesiano, el manejo autónomo de los salarios deriva fundamentalmente en una distribución de
ingresos entre grupos asalariados, en una inestabilidad permanente de la economía y en presión
sobre el Estado para ofrecer al capital la rentabilidad que no obtiene en un proceso productivo
inestable e impredecible. Como la prueba no solo la teoría sino la práctica, este mecanismo
redistributivo tiene efectos únicamente en el corto plazo, porque el sector capitalista sigue
manteniendo su poder de veto a través de la no inversión y su capacidad de formar precios.
Estas reflexiones se presentan para sostener el siguiente argumento; para la teoría de la demanda
efectiva no es indistinto el uso de la inversión y consumo como mecanismos autónomos de
estímulo económico. Puede afirmarse que el aumento generalizado de salarios no garantiza un
impacto positivo en el multiplicador de la inversión, en tanto el mismo se relaciona con la
propensión marginal a consumir y no con el poder de compra de los salarios. La inversión se
puede ver afectada y este es un punto a tener en cuenta cuando se estudian los mecanismos más
apropiados para generar procesos de redistribución progresiva de ingresos sin afectar la tasa de
acumulación de la economía.
Distribución del ingreso, políticas sociales y crecimiento económico.
La interpretación populista del manejo de la demanda efectiva, llevó incluso a privilegiar el aumento
autónomo del salario sobre el propio objetivo del pleno empleo productivo. Detrás del crecimiento
económico así inducido, tuvo lugar la conformación de bolsones de empleo improductivos y la
inversión de capital en sectores de dudosa eficiencia productiva que no logró remover las
restricciones estructurales al proceso de acumulación en las economías de la región.
Gran parte del conflicto entre capital y trabajo se mantuvo transitoriamente latente gracias al
incremento de gasto público y a los movimientos cíclicos del salario. Fueron engendrando
restricciones estructurales al proceso de acumulación. Estos problemas se volvieron más nítidos
cuando se agotaron las fuentes tradicionales de financiamiento del sector público.
Si bien son innegables los logros en materia de crecimiento económico que la mayoría de los
países latinoamericanos logró durante la hegemonía de la estrategia de industrialización por
sustitución de importaciones, la experiencia muestra que los efectos positivos atribuidos a la
expansión de los sectores dinámicos no tuvieron los alcances previstos en términos de incremento
y difusión de la productividad. La ampliación de puestos laborales en los sectores dinámicos
estimuló corrientes migratorias cuya intensidad superó la demanda laboral, provocando al mismo
tiempo la conformación de bolsones de marginalidad urbana.
Los argumentos anteriores ilustran algunos de los problemas enfrentados. En primer lugar la
mayoría de las fallas de mercado fueron transferidas como funciones del Estado. En segundo
lugar, alrededor de las mismas fue creado un sistema de estructuras de clases, donde amplios
grupos fueron apartados del proceso de mercantilización y los gestos públicos fueron capturados
para fines particularistas. En tercer lugar, la contradicción entre las funciones de acumulación y
legitimación política trasladadas al Estado definieron tendencias intrínsecas hacia la ―crisis fiscal‖.
En cuarto lugar, los gastos públicos no sólo afectaron los balances macroeconómicos sino que
también definieron la evolución de la productividad en el sistema económico.
Déficit fiscal, deuda externa, inflación crónica y recesión productiva establecieron claros límites
económicos. El aumento de la competencia tecnológica, la integración de los mercados
internacionales y la apertura de los internos, fijaron límites exógenos. Al mismo tiempo, el
temperamento neoconservador en poderosos grupos de interés y su adopción por parte de las
coaliciones gubernamentales, solidificaron las restricciones ideológicas.
El resultado fue la construcción de una ideología de cambio y la difusión de un discurso que ataca
frontalmente no sólo a la lógica sino a la propia razón de ser de la acción pública. Sin embargo, el
sentido de la crítica no es necesariamente el correcto, ni las medidas propuestas representan una
superación de los escollos que encontró el modelo previo.
En este experimento, hoy hegemónico, es clave el papel que se le otorga a los cambios en el
funcionamiento de la economía internacional y las presiones que desde allí se soportan
domésticamente para reacomodar todo el sistema institucional. Uno de los argumentos centrales
es que la falta de competitividad se debe a que los arreglos institucionales del estado de bienestar
latinoamericano no son competitivos porque sus costos laborales (incluyendo las cargas para
sostener las instituciones de política social) no fomentan el esfuerzo productivo a la vez que
establecen una pesada y rígida carga a los costos empresariales.
Este argumento es, como mínimo, parcial. La competitividad de una nación refiere a su habilidad
para mantenerse en el mercado pagando altos precios a sus factores de producción o, lo que es lo
mismo, que es la insuficiente ―productividad subyacente‖ la que obliga a una nación a desmantelar
el estado de bienestar. Otra cuestión es discutir de qué forma se lo puede reorientar para que
forme el crecimiento de una economía capaz de integrarse internacionalmente sin por ello sacrificar
el bienestar de su población.

Competitividad y Estado de Bienestar


Algunas lecciones de la experiencia internacional comparada.
Los esfuerzos realizados para encontrar y cuantificar las alegadas relaciones negativas entre
―grado‖ o ―intensidad‖ de estado de bienestar y la competitividad de un sistema económico, no han
llegado a conclusiones definitivas.
Las medidas ensayadas en los países centrales, como respuesta a las crisis del funcionamiento de
los sistemas económicos-sociales construidos en la posguerra, no sean totalmente convergentes.
En general, pueden señalarse dos políticas que aparecen como comunes a todas las experiencias.
Apertura económica que expone a los productos nacionales a la competencia externa, con una
tendencia a la conformación de bloques de integración preferencial.
Políticas macroeconómicas de estabilización. El resto de las medidas pueden agruparse en dos
bloques.
Las políticas que se destacan son
Baja de impuestos sobre los ingresos personales y las ganancias de las empresas.
Remoción de normas regulatorias del funcionamiento de los mercados, incluyendo el laboral.
Imposición de mayor disciplina en las relaciones de trabajo, tanto en las condiciones en que se
pacta el contrato de trabajo como por disminución de beneficios sociales obtenidos por fuera del
mismo.
El denominador común es la presión hacia la baja de los costos empresarios y un ataque directo a
las instituciones del estado de bienestar, removiendo las redes de seguridad creadas al amparo del
derecho social: estabilización de ingresos, protección contra accidentes de trabajo y condiciones
de salubridad en el ambiente de trabajo. Esto se complementa con el desmantelamiento del poder
sindical.
El segundo bloque de medidas corresponde a la ―política industrial‖ (en su sentido amplio) apunta
a movilizar recursos públicos para suplementar los esfuerzos de las empresas privadas. Como
instrumento de política se destacan.
Incremento del gasto público en investigación y desarrollo.
Subsidio a inversiones estratégicas en ciertos sectores.
Intensificación del control público sobre las inversiones.
Mejora del capital humano.
Políticas tendientes a lograr el acceso de productos nacionales a los mercados internacionales.
Esta estrategia no implica un ataque directo a las instituciones del estado de bienestar sino la
búsqueda de un mayor contenido productivo a la asignación del gasto, particularmente en materia
de investigación y desarrollo tecnológico. La mayor disciplina de la fuerza de trabajo se busca aquí
a través de una mayor participación de los trabajadores en el manejo y los resultados de las
empresas. La reducción de las horas trabajadas para cada empleado se plantea como una
alternativa para incorporar más fuerza de trabajo al mercado.
El efecto principal de esta situación se observa en el mercado de trabajo, con la aparición de
desempleo masivo y el avance de relaciones de trabajo por tiempo parcial e inestable.
Lo que interesa destacar aquí es que la experiencia internacional, con sus matices, muestra una
recurrente relación de causa-efecto: los cambios en el patrón económico-tecnológico que regula la
acumulación del capital a nivel internacional disminuyen los rendimientos de los regímenes de
estado de bienestar, aun sin medidas orientadas específicamente a reducir su funcionamiento. La
razón principal es la mayor inestabilidad del ciclo económico y la presión por aumentar la
productividad, que generan problemas en el empleo y el financiamiento fiscal. Mientras una menor
parte de la población está en condiciones de ganar un ingreso estable y suficiente, las instituciones
de política social no encuentran respuestas a estos problemas.
Así como la experiencia internacional no ofrece evidencias concluyentes en cuanto a la relación
entre estado de bienestar y competitividad del sistema económico, tampoco cierra el debate con
respecto al impacto de los costos laborales.

Políticas sociales, productividad del trabajo y competitividad a América Latina

Tres son las áreas en las que el pensamiento neoliberal descarga sus críticas acerca de las
malformaciones que las instituciones de política social imprimen a los factores determinantes de la
eficiencia y la competitividad de las economías latinoamericanas. Se apunta al perjuicio para con la
inversión reproductiva y en la creación de la experiencia tecnológica (innovación). Aquí, las críticas
resaltan tanto el impacto que el financiamiento de dichas políticas significa para los costos
empresariales y la capacidad de ahorro-inversión de las firmas, como los problemas del negativo
efecto macroeconómico que genera un gasto público (y no sólo un déficit fiscal) expansivo. Se
resaltan las distorsiones en la eficiencia asignativa de los recursos escasos, esto es, en la
habilidad para movilizarlos hacia aquellas actividades que ofrecen mayores retornos. Se habla de
los impactos negativos en el propio rendimiento humano, particularmente en la motivación y el
esfuerzo de los trabajadores.
La secuela de todas estas ondas negativas; sería la pérdida de productividad y de competitividad
de las economías de la región. La solución pretendida es el cambio social de la lógica de
funcionamiento de las políticas sociales, tanto en sus entradas (inputs) como salidas (outputs). Más
aún, la propia razón de existir de estas instituciones se pone en duda, más allá de las alegadas
funciones ―constitucionales‖ a las que aludí previamente.
Si bien son evidentes las distorsiones derivadas de la crisis de la estrategia de desarrollo ensayada
en América Latina durante el proceso de maduración de las instituciones del estado de bienestar,
esto no habilita para sostener que el problema se resuelve desmantelando sus instituciones.
Menos aún a plantear como justificación de dicha táctica la necesidad de bajar los costos
laborales.
En general, los estados de bienestar latinoamericanos encontraron límites rigurosos a su
expansión los que, a su vez, presionan sobre la propia consistencia de sus bases de
sostenimiento. Desde el sistema económico tres son los elementos claves que coaccionan en el
sentido de desmantelar los cimientos de sus arreglos institucionales típicos.
Los problemas para incorporar empleo productivo y la expulsión del empleo redundante.
Los problemas para financiar los desequilibrios fiscales, donde incluyo el tema de la deuda externa
e interna.
La presión impuesta por la apertura de los mercados y la competencia internacional.
Como un contrasentido, para el pensamiento neoliberal hoy hegemónico, las señaladas áreas
problemáticas no serían alteraciones del ambiente económico que afectan la lógica de
funcionamiento del estado de bienestar, sino que la relación causal sería la inversa. Son las
instituciones del estado de bienestar las que generan estas distorsiones.
Así, se propone el desmantelamiento de dichos arreglos institucionales para así permitir, el
aumento del empleo, porque disminuirían los costos laborales al bajar las cargas sociales; el alivio
de la situación fiscal, porque se descargaría al sector público de las erogaciones vinculadas al
gasto social; y una mejoría en la competitividad internacional de la economía doméstica porque no
sólo se bajarían los costos laborales sino que una mayor libertad para contratar y despedir fuerza
de trabajo permitiría tanto los ajustes tanto de planteles redundantes como de salarios, con el
efecto de vincularlos a la productividad y a los ciclos económicos-financieros de cada empresa. La
acción comunicativa que apuntala estos argumentos, presenta estas opciones como una eficaz
alternativa para recomponer las condiciones de acumulación de las economías latinoamericanas.
En esta estrategia, el concepto de ―flexibilidad‖ se utiliza como hilo conector de las soluciones
postuladas en prácticamente todas las áreas conflictivas. La consigna es flexibilizar la oferta de
políticas sociales para adaptarlas a las demandas de distintos grupos de ingresos; flexibilizar la
legislación laboral, para ajustarla a las necesidades del ciclo de cada empresa. Las nociones de
―estabilidad‖ y ―seguridad‖, tan caras al derecho social y a las instituciones de política social,
pierden totalmente su contenido en este nuevo escenario ideológico.
En el caso latinoamericano, la urgencia del ajuste se aceleró por las presiones derivadas del peso
de la deuda externa. Por un lado se abandonó la inversión de infraestructura básica, incluyendo la
de mantenimiento, ahondando los problemas de eficiencia en las empresas públicas y creando así
un escenario propicio para su privatización. Por el otro, se profundizaron las diferencias en la
prestación de las políticas sociales, en un contexto de generalizado deterioro.

Los probables escenarios de la carrera por la competencia en América Latina

¿Cuáles son los probables escenarios que dibujan las opciones con las que parece enfrentarse el
modelo económico y social que dibuja el ajuste neoliberal? Para ello es interesante trabajar sobre
la dicotomía que los representantes de esta ideología utilizan para justificar la necesidad de
desregular el mercado laboral y desmantelar las instituciones del estado de bienestar. Según se
argumenta, en caso de no avanzarse sobre estas cuestiones, la alternativa es el desempleo
masivo.
¿Qué significa la persistencia de elevados niveles de desempleo masivo? En primer lugar, acentúa
la distribución desigual del ―riesgo de desempleo‖: aumenta la proporción de desempleados de
largo plazo, consuetudinarios, sin aptitudes para retornar como ocupados plenos. Entre otras
consecuencias, esta situación produce la despolitización del problema del desempleo. La amplia
mayoría que está empleada pierde interés en todo esfuerzo social tendiente a resolver esta
cuestión, mientras que los desempleados pierden toda esperanza en que se resuelva.
La mayoría prefiere la estabilidad de precios y sostener su nivel de ingresos, ya sea que estén
ocupados plenamente o no. En una situación de desempleo masivo persistente, también los
desempleados prefieren esta opción. Una vez que se pierde toda esperanza de volver al mercado
de trabajo, el interés está en mantener el valor de compra de los subsidios que se reciben o de la
precaria actividad de comercio o servicio personal que se realiza. Empleados y desempleados
coinciden en privilegiar la estabilidad de precios.
Si esta situación se combina con transformaciones en las relaciones técnicas de producción que
privilegian la alta productividad por hombre ocupado, el resultado es una falta total de solidaridad
de los empleados mejor ubicados y con poder de organización, para los que están fuera del
mercado laboral. La presión a la baja de los salarios se da en la amplia base de trabajo no
calificado, donde es muy sencillo y cada vez más barato reemplazar mano de obra.
Otro aspecto poco reconocido es que el desempleo masivo es una alternativa coherente con la
visión neoliberal del papel que deben cumplir las políticas sociales. Por ejemplo, es más barato y
sencillo pagar seguro de desempleo y realizar políticas del empleo mínimo que intentar otras de
promoción de empleo directo y productivo.
Una visión del ―riesgo social‖ coherente con el pensamiento neoliberal argumenta que la ―culpa‖
original de la desocupación la tiene el propio desocupado. Impuestas estas pautas culturales, el
desempleo masivo estructural puede no derivar en una sociedad inestable. El resultado bien puede
ser una sociedad estable y fuertemente fragmentada, donde la falta de trabajo sea un sinónimo de
fracaso personal.
El escenario que se contrapone a la desocupación masiva es el de la desregulación de las
relaciones laborales o ―flexibilidad laboral‖.
La desregulación abre así un amplio abanico de tareas y tipos de remuneraciones para los
individuos. Es una suerte de forzada liberación donde las oportunidades están abiertas para todos
y las relaciones sociales se definen en forma atomística.
Esta política se muestra como un camino para, ayudar a resolver la crisis fiscal que se atribuye en
gran medida al gasto desproporcionado en políticas sociales y a la falta de recaudación por las
mismas, y, mejorar el perfil distributivo de la política social otorgándole un contenido más
equitativo, dado que el gasto se dirigía a los más necesitados a la vez que se permitía que quienes
tienen poder de demanda obtengan más y mejor servicios.
Esta última cuestión tiene que ver con el traspaso de la ya discutida noción de ―flexibilidad‖ al
campo de las políticas sociales.
En materia de política tributaria, la tendencia es hacia el recorte de los impuestos directos a favor
de los indirectos, bajo el argumento de la mayor simplicidad y periodicidad que caracteriza a estos
últimos. La idea hegemónica en la materia parece resumirse así: el sistema tributario se debe
preocupar por la recaudación, cualquiera sea su origen,... la cuestión de la equidad es un problema
exclusivo de la asignación del gasto. Más aún, se debe recaudar en el momento de efectuar el
gasto (aranceles, tarifas), porque así se asegura que el mismo se cargue sobre quienes usan
efectivamente los servicios y que no se traslade sobre las espaldas de quienes no lo hacen.

Nuevos problemas, nuevas alternativas: la trama al revés

Si bien parecen marcadas las tendencias hacia el desmantelamiento de las instituciones del estado
de bienestar, hay una inercia del sistema heredado que no hay que desestimar Una pregunta clave
es: ¿qué quedará del estado luego de este desmembramiento impulsado por las urgencias fiscales
y una gran carga de emotividad ideológica? ¿Queda espacio político para planteos alternativos o la
disputa seguirá entre los nostálgicos del Estado paternalista y los amantes del paradigma
neoliberal?
En todo caso, reducir los costos laborales es una entre tantas posibilidades de incrementar la
competitividad, pero sus externalidades pueden contrarrestar los pretendidos efectos positivos en
la materia. El problema es más complejo y se refiere a las preferencias sociales frente a la
necesidad del ajuste de la economía. Las verdaderas alternativas son entre consumo individual e
inversión, entre consumo de unos versus consumo de otros, entre inversión en proyectos no
productivos y proyectos productivos.
La discusión sobre la competitividad es en realidad sobre la productividad. Y aquí no puede
desconocerse la relación entre productividad y empleo. En teoría, puede afirmarse que, dado un
nivel de oferta, cada incremento de productividad causa un aumento proporcional de desempleo;
alternativamente, dado el nivel de productividad, cada disminución de la demanda da lugar a un
incremento del desempleo.
El tema central de la discusión es cómo resolver los problemas que dibujan las tendencias
económicas en el mercado de trabajo. Por un lado crece el desempleo y el subempleo, definiendo
una típica dinámica de ―insider-outsider‖. En este caso, uno de los ejes del conflicto aparecerá
como resultado de las dificultades de acceso a puestos de trabajo para quienes están fuera del
mercado. Por lo tanto, es probable que la ocupación siga un camino descendente pero con alta
productividad; el problema está en que aquellos que queden dentro del mercado deberán mantener
una creciente pero improductiva población. ¿Cómo se resuelve el problema de una población
ocupada en descenso que tiene que sostener un grupo creciente de desocupados?
Pueden señalarse serios cuestionamientos a la línea que se propone desde el pensamiento
neoliberal. Su visión puede resumirse en:
Reduce el objetivo de la política social al impacto redistributivo del gasto.
Se ocupa de los efectos y no de las causas de la pobreza y la marginalidad social.
Ignora las positivas externalidades sociales producidas por una política de alcance universal.
No discute las ineficiencias y el alto costo de la provisión privada.
Sus evaluaciones se basan en criterios estáticos y no toma en consideración los problemas de la
dinámica del fenómeno de la distribución de la riqueza, de los ingresos y de la propia situación de
pobreza.
Dada la complejidad del problema económico y social en América Latina, es difícil augurar éxito en
materia de productividad, competitividad y equidad social a un paquete de políticas sociales que no
combine universalismo y selectividad. El componente universal esta justamente en la
institucionalización de un patrón distributivo más equitativo y sostenible en el tiempo. Este es un
elemento clave para la cohesión social en sociedades que pretenden avanzar hacia una dinámica
más pluralista y democrática. El monitoreo y corrección de la efectividad de las políticas sociales
selectivas, depende de la definición clara de este componente universal porque sólo a partir de allí
se pueden orientar las necesarias inversiones en capital físico y humano.
¿Cuál será el lugar de las políticas sociales ―básicas‖ en la disputa de los fondos públicos, cuando
no intereses a los sectores con alguna fuerza política? ¿En qué posición quedarán los sectores
medios y cómo reaccionarán sino pueden incluirse en los mejores segmentos del nuevo arreglo
institucional y a su vez tampoco califiquen como beneficiarios de las ―políticas para pobres‖?
Los problemas que se avizoran en el mercado laboral obligan a repensar el conjunto del sistema
de políticas sociales desde uno que estaba orientado en función de la estabilidad del ingreso
asalariado hacia otro pensando en la estabilidad del ingreso o más bien del patrimonio básico. Más
aún cuando la tendencia es hacia una mayor incorporación de la fuerza de trabajo femenina que ha
de cambiar sustantivamente las relaciones entre el ámbito de la vida familiar y del mercado de
trabajo.
El escenario que se observa hacia delante es uno donde serán muchas las formas normadas de
trabajo, con lo cual se generará una distribución desigual de los riesgos de la relación laboral. Por
lo tanto, debe pensarse un sistema de ingreso y riqueza básica que pueda adaptarse y ofrecer
redes de seguridad a todas las formas de trabajo, ofreciendo a la vez libertad para elegir trabajo y
cambiarse de unidades productivas. Líneas de reflexión del tipo de las planteadas desde el
―ingreso básico‖ pueden iluminar algunos caminos para construir esta variante.
No es malo que la gente tenga libertad de elegir trabajos de menor paga o menor tiempo: lo terrible
es que se la obligue a ello.

La Trama del Neoliberalismo. Mercado, Crisis y Exclusión Social


Perry Anderson

Neoliberalismo: un balance provisorio


El neoliberalismo nació después de la Segunda Guerra Mundial, en una región de Europa y de
América del Norte donde imperaba el capitalismo. Fue una reacción teórica y política vehemente
contra el Estado intervencionista y de Bienestar. Su texto de origen es Camino de Servidumbre, de
Friedrich Hayek, escrito en 1944. En 1947, cuando las bases del Estado de Bienestar en la Europa
de posguerra efectivamente se constituían, Hayek convocó a quienes compartían su orientación
ideológica a una reunión, Milton Friedman, Karl Popper, Michael Polanyi y Salvador de Madariaga.
Allí se fundó la Sociedad de Mond Pèlerin, una suerte de franco-masonería neoliberal. Su propósito
era combatir el keynesianismo y el solidarismo reinantes, y preparar las bases de otro tipo de
capitalismo, duro y libre de reglas, para el futuro. Las condiciones para este trabajo no eran del
todo favorables, una vez que el capitalismo avanzado estaba entrando en una larga fase de auge
sin precedentes –su edad de oro- presentando el crecimiento más rápido de su historia durante las
décadas de los ´50 y ´60. Por esta razón, no parecían muy verosímiles las advertencias
neoliberales de los peligros que representaba cualquier regulación del mercado por parte del
Estado.
Hayek y sus compañeros argumentaban que el nuevo ―igualitarismo‖ de este período, promovido
por el Estado de Bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia,
de la cual dependía la prosperidad de todos.
Con la llegada de la gran crisis del modelo económico de posguerra, en 1973 –cuando todo el
mundo capitalista avanzado cayó en una larga y profunda recesión, combinando, por primera vez,
bajas tasas de crecimiento con altas tasas de inflación- todo cambió. A partir de ahí las ideas
neoliberales pasaron a ganar terreno. Las raíces de la crisis, afirmaban Hayek y sus compañeros,
estaban localizadas en el poder excesivo y nefasto de los sindicatos y, de manera más general, del
movimiento obrero, que había socavado las bases de la acumulación privada con sus presiones
reivindicativas sobre los salarios y con su presión parasitaria para que el Estado aumentase cada
vez más los gastos sociales.
Estos dos proyectos destruyeron los niveles necesarios de beneficio de las empresas y
desencadenaron procesos inflacionarios que no podían dejar de terminar en una crisis
generalizada de las economías del mercado. El remedio, era claro: mantener un Estado fuerte en
su capacidad de quebrar el poder de los sindicatos y en el control del dinero, pero limitado en lo
referido a los gastos sociales y a las intervenciones económicas. La estabilidad monetaria debería
ser la meta suprema de cualquier gobierno. Para eso era necesaria una disciplina presupuestaria,
con la contención de gasto social y la restauración de una tasa ―natural‖ de desempleo, o sea, la
creación de un ejército industrial de reserva para quebrar los sindicatos. Además eran
imprescindibles reformas fiscales para incentivar a los agentes económicos. En otras palabras;
esto significaba reducciones de impuestos sobre las ganancias más altas y sobre las rentas. De
esta forma, una nueva y saludable desigualdad volvería a dinamizar las economías avanzadas.

La ofensiva neoliberal en el poder


La hegemonía de este programa no se realizó de la noche a la mañana. Llevó más o menos una
década, los años ´70, cuando la mayoría de los gobiernos de la OECD trataba de aplicar remedios
keynesianos a las crisis económicas. Pero, al final de la década, en 1979, surgió la oportunidad. En
Inglaterra fue elegido el gobierno Thatcher, el primer régimen de un país capitalista avanzado
públicamente empeñado en poner en práctica un programa neoliberal. Un año después, en 1980,
Reagan llegó a la presidencia de los Estados Unidos. En 1982, Kohl derrotó el régimen social-
liberal en Alemania. En 1983, en Dinamarca, Estado modelo del Bienestar escandinavo, cayó bajo
el control de una coalición clara de derecha. A partir de ahí la ola de derechización de esos años
fue ganando sustento político, más allá del que le garantizaba la crisis económica del período. El
ideario del neoliberalismo había incluido siempre, como un componente central, el anticomunismo
más intransigente de todas las corrientes capitalistas de posguerra. Los años `80 vieron el triunfo
más o menos incontrastados de la ideología neoliberal en esta región del capitalismo avanzado.
Ahora bien, ¿qué hicieron, en la práctica, los gobiernos neoliberales del período? El modelo inglés
fue, al mismo tiempo, la experiencia pionera y más acabada de estos regímenes. Durante sus
gobiernos sucesivos, Margaret Thatcher contrajo la emisión monetaria, elevó las tasas de interés,
bajó drásticamente los impuestos sobre los ingresos altos, abolió los controles sobre los flujos
financieros, creó niveles de desempleo masivos, aplastó huelgas, impuso una nueva legislación
anti-sindical y cortó los gastos sociales. Finalmente -y ésta fue una medida sorprendentemente
tardía-, se lanzó a un amplio programa de privatizaciones, comenzando con la vivienda pública y
pasando enseguida a industrias básicas como el acero, la electricidad, el petróleo, el gas y el agua.
La variante norteamericana fue bastante diferente. En los Estados Unidos, donde casi no existía un
Estado de Bienestar del tipo europeo, la prioridad neoliberal se concentró más en la competencia
militar con la Unión Soviética concebida como una estrategia para quebrar la economía soviética,
en la política interna, Reagan también redujo los impuestos a favor de los ricos, elevó la tasa de
interés y aplastó la única huelga seria de su gestión. Pero, decididamente, no respetó la disciplina
presupuestaria; por el contrario, se lanzó a una carrera armamentista sin precedentes.
En el continente europeo, los gobiernos de derecha de este período –a menudo de perfil católico-
practicaron en general un neoliberalismo más cauteloso y matizado que las potencias
anglosajonas, manteniendo el énfasis en la disciplina monetaria y en las reformas fiscales más que
en los cortes drásticos de los gastos sociales. A pesar de todo, la distancia entre estas políticas y
las de la socialdemocracia, propia de los anteriores gobiernos, era grande. En el Sur del continente
Europeo llegaban al poder, por primera vez, gobiernos de izquierda, llamados eurosocialistas:
Mitterrand en Francia, González en España, Soares en Portugal. Craxi en Italia, Papandreu en
Grecia. Todos se presentaban como una alternativa progresista, basada en movimientos obreros o
populares, contrastando con la línea reaccionaria de los gobiernos de Reagan, Thatcher, Kohl. No
hay duda, en efecto, de que por lo menos Mitterrand y Papandreu, En Francia y en Grecia, se
esforzaron genuinamente en realizar una política de deflación y redistribución, de pleno empleo y
protección social. Pero el proyecto fracasó, y ya en 1982 y 1983 el gobierno socialista en Francia
se vio forzado por los mercados financieros internacionales a cambiar su curso dramáticamente y
reorientarse para hacer una política mucho más próxima a la ortodoxia neoliberal, con prioridad en
la estabilidad monetaria, la contención presupuestaria, las concesiones fiscales a los capitalistas y
el abandono definitivo del pleno empleo. En España, el gobierno de González jamás trató de
realizar una política keynesiana o redistributiva. Al contrario, desde el inicio, el régimen del partido
en el poder se mostró firmemente monetarista en su política económica, gran amigo del capital
financiero, favorable al principio de la privatización y sereno cuando el desempleo alcanzó
rápidamente el récord europeo del 20% de la población económicamente activa.

Alcances y límites del programa neoliberal


Lo que demostraron estas experiencias fue la impresionante hegemonía alcanzada por el
neoliberalismo en materia ideológica. Si bien en un comienzo sólo los gobiernos de derecha se
atrevieron a poner en práctica políticas neoliberales, poco tiempo después siguieron este rumbo
inclusive aquellos gobiernos que se autoproclamaban a la izquierda del mapa político. Hacia fines
de los años ´80, la propia socialdemocracia europea fue incorporando a su programa las ideas e
iniciativas que defendían e impulsaban los gobiernos neoliberales. ¿Qué evaluación efectiva
podemos realizar de la hegemonía neoliberal en el mundo capitalista avanzado, durante los años
80? ¿Cumplió o no sus promesas? Veamos un panorama de conjunto.
La prioridad más inmediata del neoliberalismo fue detener la inflación de los años 70. En este
aspecto, su éxito ha sido innegable. La declaración, a su vez, debía ser la condición para la
recuperación de las ganancias. La razón principal de esta transformación fue, sin duda, la derrota
del movimiento sindical, expresada en la caída dramática del número de huelgas durante los años
´80 y en la notable contención de los salarios. Esta nueva postura sindical, mucho más moderada,
tuvo su origen, en gran medida, en un tercer éxito del neoliberalismo: el crecimiento de las tasas de
desempleo, concebido como un mecanismo natural y necesario de cualquier economía de
mercado eficiente. Finalmente, el grado de desigualdad –otro objetivo sumamente importante para
el neoliberalismo- aumentó significativamente.
¿Cuál es la razón de este resultado paradojal? Sin ninguna duda, el hecho de que –a pesar de
todas las nuevas condiciones institucionales creadas a favor del capital- la tasa de acumulación, o
sea, la efectiva inversión en el parque de equipamientos productivos, apenas creció en los años
80, y cayó en relación con sus niveles de los años ´70.
Cabe preguntarse por qué la recuperación de las ganancias no condujo a la recuperación de la
inversión. Esencialmente, puede decirse, porque la desregulación financiera, que fue un elemento
de suma importancia en el programa neoliberal, creó condiciones mucho más propicias para la
inversión especulativa que la productiva.
Por otro lado –y éste fue, digamos, el fracaso del neoliberalismo- el peso del Estado de Bienestar
no disminuyó mucho, a pesar de todas las medidas tomadas para contener los gastos sociales.
Dos razones básicas explican esta paradoja: el aumento de los gastos sociales con el desempleo,
lo cual significó enormes erogaciones para los estados, y el aumento demográfico de los jubilados,
lo cual condujo a gastar otros tantos millones en pensiones.
Por fin, irónicamente, cuando el capitalismo avanzado entró de nuevo en una profunda recesión,
en 1991, la deuda política de casi todos los países occidentales comenzó a reasumir dimensiones
alarmantes, inclusive en Inglaterra y en los Estados Unidos, en tanto que el endeudamiento privado
de las familias y de las empresas llegaban a niveles sin precedentes desde la Segunda Guerra
Mundial. En estas condiciones de crisis tan aguda, era lógico esperar una fuerte reacción contra el
neoliberalismo en los años 90. ¿Sucedió de esta forma? Al contrario, por extraño que parezca, el
neoliberalismo ganó un segundo aliento, por lo menos en Europa. No solamente el thatcherismo
sobrevivió a la propia Thatcher, con la victoria de Major de 1992 en Inglaterra. El socialismo
francés salió desgastado de las elecciones de 1993. En Italia, Berlusconi, una suerte de Reagan
italiano, llegó al poder conduciendo una coalición. En Alemania, el gobierno de Kohl probablemente
continuará en el poder, en España la derecha está el poder con Aznar.

El segundo aliento de los gobiernos neoliberales


Más allá de estos éxitos electorales, el proyecto neoliberal continúa demostrando una vitalidad
impresionante. La agenda política sigue estando dictada por los parámetros del neoliberalismo,
aun cuando su momento de actuación económica parece ampliamente estéril y desastroso.
¿Cómo explicar este segundo impulso de los regímenes neoliberales en el mundo capitalista
avanzado? Una de sus razones fundamentales fue, claramente, la victoria del neoliberalismo en
otra región del mundo. La caída del comunismo en Europa Oriental y en la Unión Soviética, del ´89
al ´91, se produjo en el exacto momento en que los límites del neoliberalismo ―occidental‖ se
tronaban cada vez más evidentes. La victoria de occidente en la Guerra Fría, con el colapso de su
adversario comunista, no fue el triunfo de cualquier capitalismo, sino el tipo específico liberado y
simbolizado por Reagan y Thatcher en los años ´80. Los nuevos arquitectos de las economías
poscomunistas en el Este, son ardientes seguidores de Hayek y Friedman, con un menosprecio
total por keynesianismo y por el Estado de Bienestar, por la economía mixta. Esos líderes
preconizan y realizan privatizaciones mucho más amplias y rápidas de las que se habían hecho en
Occidente; para sanear sus economías, promueven caídas de la producción infinitamente más
drástica de las que jamás se ensayaron en el capitalismo avanzado; y, al mismo tiempo,
promueven grados de desigualdad y empobrecimiento mucho más brutales de los que se han visto
en los países occidentales.
Bien entendido, este tipo de extremismo neoliberal, por influyente que sea en los países
poscomunistas, también desencadenó una reacción popular, como se pueden ver en las últimas
elecciones en Polonia, Hungría y Lituania, donde partidos ex comunistas ganaron y ahora
gobiernan nuevamente sus países. Pero, en la práctica, sus políticas de gobierno no se distinguen
mucho de las de sus adversarios declaradamente neoliberales. Una analogía con el eurosocialismo
del Sur de Europa se hace evidente. En ambos casos se trata de una variante mansa –al menos
en el discurso, aunque no siempre en las acciones- de un paradigma neoliberal común tanto a la
derecha como a la izquierda oficial.

América Latina, escenario de experimentación


El impacto del triunfo neoliberal en el este europeo tardó en sentirse en otras partes del globo,
particularmente, podía decirse, aquí en América Latina, que hoy en día se convierte en el tercer
gran escenario de experimentación neoliberal. Genealógicamente este continente fue testigo de la
primera guerra neoliberal sistemática del mundo. Me refiero, a Chile bajo la dictadura de Pinochet.
Aquel régimen tiene el mérito de haber sido el verdadero pionero del ciclo neoliberal en la historia
contemporánea. Todo esto comenzó casi una década antes que el experimento thatcheriano. En
Chile, naturalmente, la inspiración teórica de la experiencia pinochetista era más norteamericana,
como era de esperarse en las Américas. El neoliberalismo chileno, bien entendido, presuponía la
abolición de la democracia y la instalación de una de las más crueles dictaduras de posguerra. Sin
embargo, debemos recordar que la democracia en sí misma –como explicaba incansablemente
Hayek- jamás había sido un valor central del neoliberalismo.
América Latina también inició una variante neoliberal ―progresista‖, difundida más tarde en el Sur
de Europa, en los años del eurosocialismo. Pero Chile y Bolivia eran experiencias aisladas hasta
finales de los años ´80.
El viraje continental en dirección al neoliberalismo no comenzó antes de la presidencia de Salinas,
en México, en 1988, seguido de la llegada de Menem al poder, en 1989, de la segunda presidencia
de Carlos Andrés Pérez en el mismo año en Venezuela y de la elección Fujimori, en el Perú, en el
´90. Ninguno de esos gobernantes confesó al pueblo, antes de ser electo, lo que efectivamente
hizo después. Menem, Carlos Andrés Pérez, Fujimori, por cierto, prometieron exactamente lo
opuesto a las políticas radicalmente antipopulista que implementaron en los años ´90.
De las cuatro experiencias vividas en esta década, podemos decir que tres registraron éxitos
impresionantes a corto plazo (México, Argentina y Perú) y una fracasó: Venezuela. La condición
política que garantizó la deflación, la desregulación, el desempleo y la privatización de las
economías mexicana, argentina y peruana fue una concentración formidable del poder ejecutivo;
algo que siempre existió en México. Menem y Fujimori tuvieron que innovar con una legislación de
emergencia, autogolpes y reforma de la Constitución. Esta dosis de autoritarismo político no fue
posible en Venezuela, con una democracia partidaria más continua y sólida. De ahí el colapso de
la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez.

Un balance provisorio
Todo lo que podemos decir es que éste es un movimiento ideológico a escala verdaderamente
mundial, como el capitalismo jamás hubiera producido en el pasado. Se trata de un cuerpo de
doctrina coherente, autoconsistente, militante, lúcidamente decidido a transformar en mundo a su
imagen, en su ambición estructural y en su extensión internacional. Algo más parecido al antiguo
movimiento comunista que al liberalismo ecléctico y distendido del siglo pasado.
Económicamente, el neoliberalismo fracasó. No consiguió ninguna revitalización básica del
capitalismo avanzado. Socialmente, por el contrario, ha logrado muchos de sus objetivos, creando
sociedades marcadamente más desiguales, aunque no tan desestatizada como se lo había
propuesto. Política e ideológicamente, sin embargo, ha logrado un grado de éxito quizás jamás
soñado por sus fundadores, diseminando la simple idea de que no hay alternativas para sus
principios, y que todos, partidarios u opositores, tienen que adaptarse a sus normas. Este
fenómeno se llama hegemonía, aunque, naturalmente, millones de personas no crean en sus
promesas y resistan cotidianamente a sus terribles efectos.

Revolución Tecnológica y Empleo


Oscar Tangelson

Introducción
Los cambios determinados por la aparición de nuevas tecnologías y por su aplicación a los
procesos productivos, ya están teniendo una profunda influencia en las condiciones de vida y de
trabajo de una proporción creciente de la humanidad.
A los países del Tercer Mundo nos queda sólo una opción: asumirlos y adaptarlos a nuestras
necesidades y aspiraciones, o volver a ser sus víctimas cómo lo fuimos en el pasado.

Reflexiones preliminares
Resulta comprensible que las agencias cotidianas otorguen un carácter excluyente los problemas
de la deuda externa, a la proporción expropiatoria en que el pago de sus intereses absorbe los
ingresos por exportaciones y a la socialmente costosa aplicación de drásticas medidas de
contracción del gasto y la inversión pública.
De igual manera, es entendible que la magnitud y la profundidad de la crisis que ha venido
afectando a la economía nacional asigne propiedad a la concepción y diseños de políticas y
acciones tendientes a paliar las más severas repercusiones que en la coyuntura afectan a la
producción, el empleo y los niveles de ingreso y consumo del país.
Sin embargo, existen tres razones, estrechamente vinculadas, que hacer indispensable
complementar los actuales esfuerzos con un tratamiento más sistemático de las condiciones
estructurales:
En primer lugar, en razón de que la naturaleza de los problemas que afectan a la coyuntura, los
instrumentos de política susceptibles de ser aplicados y la posibilidad de alcanzar su solución
están fuertemente determinados por las condiciones y características de las estructuras
económica, social y política.
En segundo término, porque el marco internacional e interno de dicha estructura experimenta
profundas transformaciones que vienen a superponer e interactuar con los factores de la crisis que
se pretende superar.
Finalmente, porque los cambios que pueden modificar sustantivamente el conjunto de la estructura
y funcionamiento económico del mundo están sucediendo en este preciso momento.
Si bien puede parecer que, por su amplitud y complejidad, el contenido temático excede los
alcances propio de un enfoque ocupacional, en verdad este responde a la concepción de que el
empleo y la ocupación constituye factores en los que se articulen, definen y reflejan las
dimensiones económica y social del proceso de desarrollo en sus niveles globales, sectoriales,
regiones y aún individuales.

Cambio o revolución tecnológica


La introducción de cambios tecnológicos en productos, procesos, materias primas y equipos
constituye un fenómeno constante y cotidiano, en tanto afecta las condiciones específicas de una
unidad productiva o de un sector. En la misma medida en que dichos cambios tienen un ámbito
restringido de aplicación, sus efectos se limitan, casi exclusivamente, a la esfera de los factores
económicos, laborales y sociales directamente vinculados. En cambio, en algunas circunstancias
de la historia humana la modificación sustantiva de los contenidos científicos y tecnológicos en los
que se basa la organización de la producción, constituye una verdadera revolución y forma parte,
promueve y condiciona profundas repercusiones en las dimensiones económicas, sociales,
culturales y políticas de la totalidad de los sectores y países y de las relaciones entre ellos. Este
trabajo se considera que la actualidad se está desarrollando en procesos de transformación tan
intenso y generalizado, que es posible reconocer en nuestros días una revolución de esas
características, un punto de inflexión a partir del cual habrán de modificarse todos los aspectos de
la realidad. Se analizan, con particular preocupación, sus efectos sobre las condiciones de vida y
de trabajo de la población.

El testimonio del pasado


Las principales modificaciones que experimentan diversas dimensiones de la realidad en el
transcurso de la primera y segunda revolución industrial, que podemos ubicar hacia 1750 y 1880,
respectivamente, en el primer caso, la introducción del uso del vapor dio lugar a la mecanización
de los procesos industriales y a la sustitución de la fuerza de los seres vivos (hombres o animales)
como componente predominante del aporte energético a la producción, Inglaterra, primer país de
industrialización temprana se constituye en el proveedor de los bienes manufacturados.
Con la introducción de la máquina se inicia una época de profundas transformaciones en todas las
dimensiones de la realidad. La fábrica –como forma nueva de organización productiva—asigna una
participación creciente a las ciudades como ámbito de generación de bienes. Las migraciones
rural-urbanas con la respuesta de un requerimiento creciente de mano de obra industrial. Nacen
como instituciones sociales y jurídicas el trabajo asalariado y el contrato individual. Del consumo
personalizado artesanal, en el que el productor respondía a los requerimientos de una demanda
preexistente, se pasa a la producción estandarizada. Del producto a la medida, a la confección. La
educación –vinculada hasta entonces al puesto de trabajo a través del aprendizaje- se escolariza y
urbaniza a los migrantes rurales con una forma diferente de ordenar el uso del tiempo: la estructura
horaria regular de las ciudades.
La familia misma, patriarcal y ampliada, con diversas generaciones conviviendo y participando
conjunta y solidariamente en la producción rural, se conduce a la familia nuclear urbana,
compatible con los espacios reducidos y dando lugar al sórdido hacinamiento de las ciudades.
Sin embargo, a mediados del siglo se inicia una verdadera explosión de nuevos conocimientos
científicos que, con rapidez creciente, se convertirán en procesos tecnológicos y en productos
nuevos. La fabricación de acero, la química pesada, el uso de la electricidad, las comunicaciones,
la aparición del motor de explosión interna, el uso del frío, los descubrimientos médicos, van a
caracterizar a la Segunda Revolución Industrial. Hacia 1880 Estados Unidos y Alemania
comienzan a disputar el predominio industrial de Inglaterra y su hegemonía a nivel internacional,
Alemania establece un modelo sustentado en la industria pesada, e integra en una nación a los
dispersos estados preexistentes. Estados Unidos define a la cruenta guerra de Secesión el modelo
hegemónico interno y también sienta las bases de una nación integrada. Estados Unidos presenta
tres características destacables. La actividad agrícola-ganadera, es subsidiaria y funcional a la
industria nacional e independiente. Da lugar a un importante aporte migratorio proveniente de todo
el mundo y genera mediante la participación de los pioneros en la propiedad de extensiones
razonables de tierra, las bases de una democracia económica como sustento de una democracia
política estable.
En cuanto a la organización de la producción, se diseña y difunde la línea de montaje y sus
consecuentes: la producción en gran escala y el consumo masivo. Las exigencias técnicas que
determina la industria pesada –características de esta etapa- como las acerías y plantas químicas,
propician el establecimiento de grandes conglomerados fabriles con miles de trabajadores. Las
relaciones laborales van siendo ejercidas crecientemente por los sindicatos, titulares de la
representatividad de los trabajadores y voceros de sus reivindicaciones, y son formalizadas en las
negociaciones colectivas de trabajo. Se expande el empleo industrial y de servicios y se producen
grandes migraciones poblacionales en busca de trabajo y condiciones más dignas de vida.

La experiencia argentina
En las circunstancias en que tales transformaciones convulsionaban el mundo, sus efectos,
necesariamente, alcanzaban a nuestro país. Por una parte, el sentido y propósito de las invasiones
inglesas y la toma de la ciudad de Buenos Aires. La propuesta de los invasores de reemplazar el
monopolio español que afectaba el comercio de las colonias por el librecambio constituyó, sin
duda, la explícita asignación del carácter de mercado de consumo de los productos
manufacturados británicos. Por otra, la invasión francesa a España que da lugar y justificación al
reemplazo del Virrey y por la Primera Junta de Gobierno en 1810. No es casual que ese mismo
año desde México a la Argentina se hayan iniciado movimientos de libertad de los países
latinoamericanos. Puede sintetizarse que la emancipación política y el librecambio económico
caracterizan la incorporación de nuestro país al mundo en transformación de la Primera Revolución
Industrial.
Hacia fines del siglo pasado, Inglaterra enfrenta una dura disputa. En el orden interno los
trabajadores organizados en sindicatos reclaman mejores condiciones de vida, mientras las
empresas necesitaban mantener sus márgenes de utilidad para reinvertir y acompañar la
reconversión industrial hacia un perfil productivo con elevados costos de instalación. ¿Cómo hacer
compatibles ambas presiones? Argentina dio respuesta a ese interrogante. Los ingleses invirtieron
en el ferrocarril, electricidad, gas, teléfono, el primer subterráneo de América Latina, los puertos y
los frigoríficos. Se extendió la frontera agrícola, la Campaña del Desierto incorporó las más
valiosas incorporó las más valiosas extensiones de la pampa húmeda, la agricultura y la ganadería
no crecieron como subsidiarias del desarrollo industrial interno sino como un subsidio implícito al
consumo de los ingleses y como instrumento funcional de su industria. Nos subimos al tren del
progreso, pero asociándonos a quienes iban a perder. En 1937, al declararse la inconvertibilidad
de la libra esterlina, comprendimos que el tren nos había conducido a una vía muerta y nos había
alejado de nuestro destino.

Tercera revolución industrial


Todo parece indicar que estamos en presencia de profundas innovaciones tecnológicas que
pueden agruparse en cuatro líneas fundamentales:
Robótica: es decir la implantación en los procesos productivos de sistemas de automatización total,
con robots reprogramables en función de los requerimientos de producción de diversos sectores;
Microelectrónica: con una enorme capacidad de transformar las características del uso y
transmisión de la información y, con ello, las condiciones operativas de numerosos sectores de
administración y servicios;
Ingeniería Genética: a partir de la cual resulta posible modificar el comportamiento de los seres
vivos y la forma y naturaleza de su participación de los procesos de transformación productiva;
Nuevos materiales: que pueden llegar a cambiar sustancialmente la naturaleza de las demandas
de insumos naturales y su aplicación a diversos bienes manufacturados.
La primera de ellas es la aceptación de que el conjunto de transformaciones e incorporaciones
tecnológicas que se están experimentando en nuestros días permiten afirmar la existencia, no de
un fenómeno tradicional de cambio, sino de una profunda Revolución Tecnológica.
La segunda premisa se refiere a la ubicación en el tiempo de esta Revolución. No se trata de una
especulación al futuro; por el contrario es posible advertir que ya está vigente en nuestros días y
está generando profundas transformaciones en los procesos productivos.
Como tercera premisa, la experiencia histórica permite anticipar que habrán de producirse cambios
significativos en la forma de organización de los procesos de trabajo, en la naturaleza de la división
internacional del trabajo, en la hegemonía por países y regiones, en las condiciones sectoriales de
producción, en las condiciones de vida y de trabajo de la población de los diversos países y en el
rol y funcionalidad de América Latina.
Ante las nuevas circunstancias económicas, sociales y políticas, se experimentarán cambios en los
requerimientos de calificación, en la distribución espacial de la población y en la naturaleza de los
instrumentos de política económica con que cuentan los países para promover, por una parte, las
potencialidades que indiscutiblemente encierra toda modificación como lo que se habrá de
experimentar en los próximos años, y también para disminuir el costo social y el peligro de las
asechanzas que esa nueva realidad puede plantear para las condiciones generales de la
humanidad.

Nueva división internacional del trabajo


Si bien en los últimos diez años la principal preocupación de la política económica y social ha
estado constituida por la profundidad y duración de la crisis, por debajo de esta superficie los
principales países desarrollados han venido aplicando un proceso de reconversión de sus
estructuras productivas poniendo particular énfasis en el desarrollo de nuevas tecnologías. Como
adecuadamente se destaca en algunos estudios, el análisis comparativo de la proporción en que
los productos con alto contenido tecnológico participan del total de las exportaciones en los países
integrantes de la OCDE, pone de relieve la modificación de la posición relativa de dichos países.

La Reindustrialización de EE UU
La circunstancia más cercana para América Latina está constituida por la necesidad, puesta de
manifiesto en los Estados Unidos, de proceder a la reconversión de su estructura económica para
hacer frente con posibilidades de éxito a la disputa hegemónica señalada. Son numerosos los
indicios y evidencias de que los Estados Unidos ha elegido como eje de su recuperación
económica el establecimiento de una profunda reconversión de su estructura de producción que le
permita, por una parte, elevar los niveles de productividad promedio y sectorial: en segundo lugar,
disminuir por esta vía los costos de producción y por lo tanto incrementar su capacidad competitiva
y, finalmente, elevar los niveles de calidad de sus productos industriales manufacturados que han
experimentado competencia incluso en ese ámbito por parte de la producción japonesa.
Hay elementos que permiten corroborar la necesidad de esta reconversión y por otra parte la
orientación que la misma está asumiendo. La primera de ellas, la decisión de desarrollar todas las
manifestaciones de alta tecnología, de modo tal de no perder la capacidad de liderazgo estratégico
en lo que atañe a microelectrónica, robótica y biogenética. La segunda es la dilución de su
utilización, particularmente en los sectores más rezagados en términos de productividad. En efecto,
las industrias que rápidamente están incorporando robotización y microproceso son las actividades
productivas tradicionalmente mano de obra intensiva, que en los Estados Unidos habían
experimentado una considerable disminución por la competencia de los países de nueva
industrialización.
Otra dimensión de la reconversión industrial que ha iniciado Estados Unidos se refiere a la
localización territorial de las nuevas plantas. Ello obedece a que, previsiblemente, la cuenca del
Pacífico constituye el área en que se registrará el mayor volumen de comercio internacional
durante el siglo XXI. La costa oeste de los estados Unidos, Japón, Corea, Taiwan, Singapur, Hong
Kong y China serán parte de la más intensa competencia e intercambio.
Adicionalmente, Estados Unidos está dando los pasos tendientes a crear un área de integración
económica con Canadá y México. En idéntico sentido, la propuesta lanzada por el gobierno
estadounidense, de incluir a los restantes países de la región en ese mercado único, ha merecido
una inmediata respuesta, generalizadamente positiva.

Principales efectos socioeconómicos


Si se acepta que la tecnología no puede considerarse en el ámbito restringido de los fenómenos de
ingeniería, sino que reclama la valorización social de su aplicación, es indispensable definir cuáles
serán los principales efectos sobre diversos fenómenos que atañen a la sociedad en su conjunto.

Generación de empleo y condiciones de trabajo


Una característica primordial de las innovaciones tecnológicas radica en la reducción de mano de
obra derivada de su implantación. Varios son los ejemplos que justifican esta afirmación.
Si bien las manifestaciones más difundidas de la robótica se encuentran en la industria automotriz,
que en los últimos años ha incorporado crecientemente este tipo de equipos, también comienzan a
alcanzar a sectores tradicionalmente de mano de obra intensivos. De idéntico modo, la
implantación de procesos microelectrónicos en sistemas administrativos y bancarios y en la
aplicación del correo electrónico puede conducir a una considerable disminución de los
requerimientos de mano de obra. En cuanto a la biogenética, la modificación del comportamiento
de algunos seres vivos tiene también la capacidad de supresión de requerimientos de mano de
obra. Tal como se advierte, las transformaciones tecnológicas descritas habrán de afectar la
capacidad global de generación de empleo, tanto por vía de la sustitución interna de procesos
productivos como por la disminución de la capacidad exportadora de productos tradicionalmente
mano de obra intensiva, que habrán de ser producidos ahora en los países industrialmente
desarrollados merced a la aplicación de sistemas con alto contenido de robotización. En cuanto a
los aspectos cualitativos, correspondería destacar dos fenómenos en especial. En primer lugar la
modificación del contenido y naturaleza de los procesos de trabajo, de las relaciones laborales y de
los requerimientos de mano de obra en términos de su calificación; las exigencias planteadas al
sistema educativo y de formación para proceder a la adaptación dinámica de sus contenidos de
acuerdo a las exigencias del aparato de producción; la transformación en la distribución espacial
de la población trabajadora, las modificaciones en los requerimientos estacionales de mano de
obra agrícola y, en consecuencia la modificación de las corrientes migratorias tradicionales al
interior del país.
Otro aspecto de suma trascendencia para las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores
del país, radica en la posible o previsible expansión de las actividades informales urbanas como
mecanismos de refugio transitorio y como variable de ajuste en el mercado de trabajo ante la
disminución global de generación de empleo derivada de la aplicación de tecnología ahorradoras
de mano de obra.
La revolución tecnológica está planteando modificaciones sustantivas en los procesos de trabajo
tanto en lo que atañe a la organización de los procesos productivos y sus implicancias en términos
del contenido laboral de los mismos como en las nuevas condiciones de trabajo y sus efectos
sobre las condiciones de vida de los trabajadores considerados individualmente y de las
organizaciones sindicales que los agrupan.

Distribución del ingreso y estructura de consumo


La capacidad de la ocupación para convertirse en el articulador entre las dimensiones económicas
y sociales del proceso de desarrollo, se concentran a través de la distribución del ingreso. Los
instrumentos de políticas utilizados para orientar dicha distribución a nivel funcional y personal,
pueden constituir elementos fundamentales para preservar, en las condiciones de revolución
tecnológica hasta aquí descriptas, la adecuada distribución de los frutos del desarrollo económico y
convertirlo en efectivo desarrollo social. Es importante destacar que el comportamiento esperado
de la estructura económica y ocupacional plantea tendencias en el sentido de la concentración de
los ingresos tanto a nivel como personal. La disminución de la ocupación como componente del
proceso productivo derivado de la aplicación de tecnologías ahorradoras de mano de obra tenderá
a disminuir la participación relativa del salario en el monto total de los ingresos generado en los
sectores modernos.
El mencionado proceso plantea esencialmente tres preocupaciones o líneas de análisis: los
mecanismos alternativos al salario como forma de distribución del ingreso, las satisfacción de las
necesidades básicas de las grandes mayorías, que se verán seriamente afectada por el fenómeno
descrito y, finalmente, los niveles de demanda efectiva que de contraerse en la medida previsible
podían afectar los fundamentos de la lógica misma de las economías de mercado.
En cuanto al seguro de desempleo, concebido como instrumento anticíclico y circunstancial,
parecía no adecuarse en sus características de aplicación a condiciones de un desempleo más
amplio y permanente determinado por las razones estructurales de los cambios tecnológicos.
Adicionalmente a sus funciones de distribución, estos tres instrumentos deben ser analizados a la
luz de sus efectos diferenciales sobre el comportamiento general del mercado y del rol adjudicando
al Estado en el conjunto de la economía y la sociedad.

Sistema educativo y ocupación


En el tratamiento de este tema deberá entenderse que el concepto de sistema educativo involucra
todos los niveles de formación, calificación, reciclaje y reconversión de los recursos humanos con
que cuentan los países. Esta concepción amplia permite analizar tanto los problemas específicos
que habrán de enfrentar el sistema de educación superior, los sistemas de educación media y
técnica, los niveles de educación elemental, como en particular los mecanismos formales e
informales de calificación de la fuerza de trabajo, ya que todos, en conjunto, habrán de ser
sometidos a una fuerte presión para su adaptación a los requerimientos que plantean los nuevos
procesos tecnológicos y productivos.
En tal sentido, es conveniente advertir que el sistema vigente en la actualidad constituye
esencialmente un mecanismo vestibular de formación y calificación previo a la entrada al mercado
de trabajo y no tiene establecidos mecanismos orgánicos de reciclaje, reconversión o actualización
sino los emergentes de iniciativas de las unidades productivas. Al presente y en particular en los
años próximos, el ritmo de introducción de nuevos requerimientos de calificación habrán de
determinar la periódica obsolescencia o inadecuación de tales conocimientos.

Los actores sociales frente a la revolución tecnológica


Las Organizaciones Sindicales
Las transformaciones del contexto socioeconómico que se genera como consecuencia de la
revolución tecnológica modifica, necesariamente, la naturaleza de la participación de las
organizaciones sindicales. La heterogeneidad del mercado de trabajo que presenta una creciente
participación de cuentapropista y otras formas de autoempleo obliga a analizar los instrumentos
complementarios a los salarios para la distribución del ingreso. Los efectos derivados de la
introducción de nuevas tecnologías amplían los fenómenos que afectan a los trabajadores y cuya
negociación debe constituir la preocupación de sus organizaciones representativas. En tal sentido,
pueden reconocerse tres niveles. El primero de ellos, el más general, incluye la determinación de
las modalidades del desarrollo económico y social del país, el perfil sectorial de la producción y su
configuración territorial. El segundo corresponde a la presencia del sindicalismo en la negociación
de que las condiciones en que las nuevas tecnologías se reflejan en el proceso de trabajo, la
flexibilización del mercado, las negociaciones colectivas y la política tecnológica del país.
El tercer nivel corresponde a las condiciones específicas del proceso de trabajo que ya no es sólo
la resultante de los equipos que se incorporan sino que, surgen como resultantes del diseño del
sistema productivo en su conjunto.
Finalmente deberá contemplarse un cambio en la relación de las organizaciones sindicales con las
heterogéneas formas en que se organiza la producción. Las microempresas, cooperativas y otras
unidades asociativas como también la cogestión y autogestión, por constituir formas alternativas de
hacer frente a los desafíos de las nuevas tecnologías, demandarán de las organizaciones de
trabajadores una respuesta imaginativa, flexible e informada.

Los empresarios
Igualmente se presenta a los empresarios la obligación de plantear las bases sobre las que se
fundamenta la naturaleza de sus acciones. El conjunto de sistemas de producción,
comercialización y organización se verá sometido a profundas transformaciones para adecuar su
funcionamiento a las exigencias derivadas de las innovaciones entre las que corresponde señalar:
De la producción en gran escala a las pequeñas series. La productividad y rendimiento en la
producción no seguirá condicionada a la especialización extrema de un enorme número de
unidades iguales sino en la fabricación de una gran variedad de modelos con posibilidades de
colocación en mercados crecientemente personalizados.
Del consumo masivo al consumo personalizado. Como estrategia de comercialización, la creciente
diversificación y personalización del consumo de bienes y servicios y la tendencia hacia mercados
estratificados.
De la política de stock a la producción instantánea. El establecimiento de formas organizativas
destinadas a propiciar a la alta rotación del producto, producción ―just in time‖. Esta determina un
fuerte efecto de difusión a lo largo de toda la cadena de articulación vertical de la producción, en
particular porque las empresas grandes han tenido a externalizar diversas fases que antes
formaban parte de su propia actividad.
Del énfasis en lo productivo al diseño y a la comercialización. Resulta claro que la creciente
personalización del consumo y la producción en pequeñas series, van incrementando la
importancia de los aspectos vinculados con el diseño de los productos, la constancia de su calidad
y rendimiento, los sistemas que faciliten la comercialización oportuna y el apoyo y servicios
técnicos posventa. Obliga también a un replanteamiento conceptual desde la óptica empresaria; ya
no se venderá lo que se produce sino que se deberá producir lo que es posible vender.
Nueva mentalidad empresarial. Una correlativa modificación de los criterios y mentalidad con que
los empresarios conciban y asuman su rol en el proceso de desarrollo.

El rol del estado


Ante el estado gendarme que caracterizó a la Primera Revolución Industrial y el estado benefactor
de la segunda, se plantea como lógico interrogante la naturaleza de las funciones que le
corresponde asumir en estas circunstancias. La tendencia neoliberal del presente plantea falsas
dicotomías entre actividad privada y estatal, eficiencia y sector público, modernidad y atraso,
comercio exterior y mercado interno. Postula también la apertura irrestricta de la economía
nacional y rechaza por ineficaz la participación del sector público en los resortes de la
transformación tecnológica. La magnitud de los cambios que se están generando y de los recursos
requeridos para crear las condiciones científicas, tecnológicas, productivas, educativas y sociales
asignan un renovado papel de orientación y promoción al Estado.
Del total de gastos de investigación y desarrollo que se efectúan en los países industrializados, una
alta proporción corresponde a erogaciones del sector público que, de este modo, orienta y
condiciona las líneas estratégicas de la transformación.
Esto obliga al sector público a cumplir una irremplazable función de orientación y promoción en
cuanto a los sectores productivos estratégicos; las líneas de investigación y desarrollo que
aseguren el acceso a las tecnologías convenientes; sistemas crediticios y de asistencia técnica en
apoyo de pequeñas y medianas empresas nacionales; la implementación de un sistema educativo
que desarrolle los recursos humanos en que se funda todo país independiente; de regímenes e
instrumentos que apoyen la consolidación del sector social de la economía, y de condiciones de
trabajo dignas para el trabajador en relación de dependencia como forma de contribuir a un país
con justicia social.

Integración y deuda externa. Parámetros Latinoamericanos.


En el marco de esta Revolución Tecnológica e Industrial naciente en el mundo, la deuda externa
latinoamericana adquiere una dimensión de importancia y trascendencia totalmente nuevas.
Excede el carácter de un fenómeno estrictamente financiero para convertirse, primordialmente, en
un factor de limitación de la capacidad de decisión autónoma ante las exigencias de la inversión
que plantearía la reconversión de los aparatos productivos existentes en América Latina, que le
permitieran continuar en condiciones de competitividad con el resto del mundo. En cuanto a la
integración, en cuyo marco se han realizado experiencias e intentos fallidos, las nuevas
circunstancias le asignan un rol que excede el de ser un objetivo de política para convertirlo en un
requisito de sobrevivencia. Particularmente en tres dimensiones la integración parece constituir una
respuesta adecuada a las nuevas circunstancias y desafíos que deberán enfrentar nuestros
países. La conjunción y coordinación de esfuerzos en materia de desarrollo científico y aplicación
de tecnologías.
En segundo lugar, la posibilidad de especializar en ámbitos específicos de la actividad industrial a
algunos de los países de América Latina.
Por último, para garantizar un mercado suficientemente amplio a la producción latinoamericana.

La Rosa Roja de Nissan


John Holloway

La nueva planta de Nissan en Sunderland (Inglaterra) inaugurada en septiembre de 1986 dio el


paso hacia una nueva época: directores y trabajadores son jóvenes, visten ropa blanca y
comparten el mismo comedor; donde no hay huelgas y los sindicatos no están prohibidos sino que
son innecesarios porque los obreros se identifican con los mismos objetivos de la compañía. La
fábrica de la época de la nueva tecnología, del nuevo consenso. Al igual que Nissan, el Partido
Laborista ingles en ese tiempo inauguro un nuevo modelo de Partido llamado de la Nueva Mayoría
Moral; es el Partido del nuevo consenso. Acá también hay una ruptura con el pasado; pasado de
combatismo sindical y la política de conflicto. Es el comienzo de una nueva política de consenso y
una nueva armonía industrial.
En contraste con la Nissan estaba la British Leyland, que simboliza la crisis del capitalismo
británico en el tipo de producción llamado fordismo. La Nissan significa el éxito del modelo japonés
en cuanto a nuevo modelo de relaciones productivas llamado neofordismo o postfordismo. La crisis
a mediados de los 70 de la British Leyland va unida a la producción en grandes fábricas
organizadas alrededor de la línea de montaje de acuerdo a los principios de Ford. Los obreros
estaban sindicalizados y cuando estaban al máximo de la producción, estos obtenían buenos
salarios. Trabajo aburrido, repetitivo y no calificado compensado por salarios altos: la típica paz
fordista. La alienación en el trabajo llevada al hogar produciendo la alienación en la fábrica.
La piedra angular de toda esta estructura eran los sindicatos y la práctica de la negociación
colectiva. En la British Leyland la fuerza negociadora de los obreros se expresó a través del
sistema de mutualidad: bajo este sistema no era posible introducir modificaciones tecnológicas o
reorganización de normas laborales sin el consentimiento previo de los delegados de
departamento.
Había luchas en la fábrica que no entraban claramente en el modelo fordista: luchas no por
mejores salarios, ni siquiera por controlar la producción; eran luchas contra el trabajo como tal y su
alienación: sabotaje, ausentismo, boicots, huelgas salvajes, etc.
En los últimos años 60 y primeros 70 todo el patrón de dominación y producción fordista comenzó
a sacudirse. La explosiva frustración se expresó en una alta tasa de rotación en el trabajo,
crecientes ausentismos y sabotaje y huelgas. Las huelgas no pedían aumento de salario sino
cambios en las condiciones de trabajo (ya no era más salario por mismo trabajo detestable como lo
era antes); un golpe al fordismo mismo.
La pérdida de autoridad dentro de las fabricas (hastío del trabajador contra el modelo fordista),
sumado a que las inversiones en nueva maquinaria ya no llegaban a aumentos significativos de
productividad castigaron las ganancias y terminaron con la expansión constante del mercado
capitalista. Ya cada auto producido no era vendido con seguridad; la crisis del petróleo llego hasta
los automovilistas y cada fábrica de autos debía competir con otra para vender su producto. Las
compañías productores se vieron obligadas a cambiar sus métodos de producción para poder
competir. Desde ambos lados (capital y trabajo) el fordismo había sido resquebrajado.
La crisis capitalista nunca es otra cosa que esto: la ruptura de un patrón de dominación de clase
relativamente estable. Aparece como una crisis económica que se expresa como una caída en las
ganancias pero su núcleo es el fracaso del patrón de dominación establecido. La lucha para el
capitalismo cesa cuando se restablece la autoridad y se crea un nuevo patrón de dominación.
En el caso de la British Leyland el restablecimiento del control se identificó con la elevación de la
productividad sin modificar la tecnología haciendo trabajar más duro a los obreros. Pero era
necesario introducir una nueva disciplina junto a una nueva tecnología: la nueva tecnología
requeriría un nuevo control sobre la fuerza de trabajo.
Este nuevo control fue llevado a cabo por Michael Edwards; según el cual la clave del éxito estaba
en la reafirmación del control del capital sobre el trabajo (establecer el derecho a dirigir); y esto era
contrarrestar el poder de los delegados obreros. Establecer el derecho a dirigir significaba romper
con el sistema de mutualidad y afirmar el derecho de la dirección a introducir nuevas normas de
trabajo sin consentimiento de los delegados obreros. Edwards pudo afirmar su estilo de dirección
ya que los despidos y cierres de plantas debilitaron el poder de los delegados y trabajadores.
Edwards buscaba ampliar la extensión del control patronal a toda la fábrica y lo logro rompiendo el
poder de los delegados logrando que triunfara la dirección de la empresa.
Para el desarrollo de un nuevo modelo de auto (el Metro) era necesario una nueva tecnología y
nuevos obreros no contaminados con las viejas actitudes huelguistas y combativas. Era necesaria
la ―flexibilidad‖ laboral, es decir la remoción de barreras al derecho de la empresa de decir a los
trabajadores que hacer, cuando y a qué ritmo.
Elevar la productividad a niveles europeos ya no es suficiente para sostener a la competencia
internacional; era necesario que la British Leyland (ahora Grupo Rover) elevara la productividad a
niveles japoneses. Elevar la calidad y productividad a niveles japoneses requiere cambios no solo
tecnológicos sino primordialmente en cuanto a las actitudes obreras (obreros entusiastas y
dedicados que no había en la British Leyland).
El mando ―macho‖ de Edwards en la dirección empresarial puede ser visto hoy como una transición
necesaria para destruir los obstáculos al control empresarial pero incapaz para establecer la base
para un nuevo patrón de relaciones industriales estable. Es necesario unos obreros involucrados,
entusiastas y orgullosos de su compañía. La Nissan inaugura un nuevo cuadro de armonía, sin
huelgas; donde lo que es bueno para la gente lo es para la compañía. Con Nissan se transforma la
relación entre empresa y trabajador (ahora considerado no un obrero sino un miembro del staff o
equipo). Para la sindicalización se llevó a cabo acuerdos con uno solo de los sindicatos y se
firmaron acuerdos que eliminan virtualmente la posibilidad de huelga alguna: todos los conflictos se
deberán arreglar por negociación, conciliación o arbitraje. El Hombre Nuevo no tiene luchas de
clases, aparentemente no existe antagonismo, es más, hay un rechazo a la lucha misma.
De la crisis de la British Leyland y el establecimiento de Nissan es posible sacar algunas
conclusiones del desarrollo capitalista en Gran Bretaña en los últimos 15 años aproximadamente.
El punto más obvio es tener una concepción de crisis; crisis en los métodos establecidos de
producir automóviles: no solo la tecnología era obsoleta sino los patrones de la relaciones entre el
trabajo y la dirección empresarial asociados con la línea de montaje. Crisis en la relación de
dominación: se habían roto los patrones establecidos de control sobre el trabajo; lo que deriva
también en una crisis de dirección empresarial. Había que encontrar nuevos métodos de dirigir el
trabajo. La crisis fue el estallido de una lucha abierta capital y trabajo donde resulto victorioso el
capital con la reafirmación y progreso del mando empresarial junto con la exclusión de grandes
masas de trabajadores: esta reestructuración acarrea grandes masas de desempleados.
El trabajo fue derrotado porque con el fantasma de la desocupación la empresa amenazaba a sus
obreros para imponer su voluntad. El segundo factor fue la forma en que fueron debilitados
internamente los delegados obreros (y los sindicatos nacionales). Nissan no es un nuevo patrón de
relaciones entre empresas y trabajo, sino una tendencia que indica la conformación de un nuevo
patrón emergente. Ahora es posible esperar que los trabajadores se identifiquen con la empresa
hasta el punto de preocuparse por la calidad del producto, pedir flexibilidad en la ejecución de las
tareas y hacer propio el tipo de disciplina que posibilita la producción ―just in time‖ (con un mínimo
de stock de partes).
En este nuevo contexto el sindicalismo llega a tener un significado nuevo. La nueva fábrica no
excluye a los sindicatos, pero los sindicatos como los trabajadores atraviesan un proceso de
selección y tienen que satisfacer a la empresa en cuanto a la demanda de que tengan una actitud
nueva. El nuevo sindicato es cooperador y se identifica con los intereses de la empresa.
Hay sorprendentes paralelismos entre las fases de la estrategia empresarial en la industria del
automóvil y el desarrollo del Estado Británico. También en el Estado existe cierto equilibrio que se
mantiene hasta mediados de los 70. Como en la British Leyland, ese equilibrio se basa en un
reconocimiento de la fuerza de los sindicatos y por consiguiente de su importancia para toda la
estructura de gobierno. En British Leyland se lo conoce como ―mutualidad‖, en el Estado se lo
llama Keynesianismo.
A menudo el término Keynesianismo se emplea para referirse a un conjunto de políticas
económicas diseñadas para asegurar el pleno empleo y el desarrollo equilibrado de la economía a
través de la regulación de la demanda. La adopción de esas políticas surgieron de un
reconocimiento del creciente poder de la clase obrera y la necesidad de controlar por parte del
Estado ese poder. En Gran Bretaña fue el estallido de la Segunda Guerra Mundial lo que volvió
urgente esta necesidad y llevo a la integración de dirigentes sindicales en el gobierno y al
compromiso estatal de mantener el pleno empleo y aplicar políticas de bienestar social (Welfare
State) después de la guerra. Es así como el Keynesianismo se consolida como el patrón de
dominación establecido.
Mutualidad y Keynesianismo son prácticamente lo mismo: en ambos casos se reconoce la fuerza
de la clase obrera y se reconoce los límites que impone esa clase al poder del Estado para hacer
lo que quiere.
A menudo el término ―Keynesianismo‖ se emplea para referirse a un conjunto de políticas
económicas diseñadas para asegurar el pleno empleo y el desarrollo equilibrado de la economía a
través de la regulación de la demanda, o a la teoría económica en que esas se basan. Ahora estas
políticas surgieron ante la amenaza de un creciente poder (el de la clase obrera), en busca de
poder controlarlo. En Gran Bretaña esto llevo a la integración de dirigentes sindicales en el
gobierno y al compromiso estatal de mantener el pleno empleo (Welfare State) después de la
segunda Guerra Mundial. A nivel de las fábricas se reconoce que no puede haber modificaciones
en la tecnología sin previo acuerdo de los delegados obreros. A nivel nacional se acepta el control
de los salarios al deseo de los sindicatos (allí la ley no puede intervenir).
Es como alrededor de los 60‘ la estructura establecida de dominación y compromiso estaba
obstruyendo el desarrollo del capitalismo en Gran Bretaña y era necesario romper este ―equilibrio‖.
A mediados de los 80‘ el poder de los sindicatos estaba vacío; era necesaria una clara reafirmación
de la autoridad (del capital empresario) para establecer una nueva base para la acumulación del
capital. Es así como el Keynesianismo y el corporativismo es dejado de lado al asumir Thatcher. El
Estado Keynesiano Corporativo (en Gran Bretaña), se basaba en un reconocimiento del poder de
los sindicatos, y hacia fines de los 70‘ ese poder había sido sustancialmente debilitado; aunque es
dable señalar que el responsable directo de la quiebra de ese poder no fue el Estado; el poder de
los sindicatos fue destruido primero y sobre todo en los conflictos industriales de fines de los años
70‘ y comienzos de los 80‘ (British Leyland).
Thatcher no estaba atacando meramente a los sindicatos, estaba atacando un estilo de gobierno
(el corporativismo) que se basaba en el reconocimiento del poder de los sindicatos; es así como
ataco el servicio civil y la red existente entre funcionarios, sindicalistas y empleadores; es decir una
destrucción total de la estructura de dominación.
Sin embargo es prematuro ver en el thatcherismo un modelo del ―Estado posfordista‖; más lógico
es verlo como un gobierno transicional, adecuado para destruir los vestigios del
fordismo/keynesianismo pero no para establecer los patrones políticos del feliz mundo nuevo
tipificado por Nissan.
Los paralelismos entre los cambios en la estrategia empresarial y los cambios en la política estatal
son sorprendentes; la dirección empresarial conduce, el Estado sigue. La dirección y el trabajo se
caracterizaron casi en todas partes por una inclinación del equilibrio en favor de la dirección, un
debilitamiento del poder de los delegados obreros y un endurecimiento de la autoridad patronal.
Sin embargo los nuevos patrones, construidos sobre las ruinas de los precedentes, corresponden a
un modelo estricto; aun así, se puede ver a Nissan como representante de una tendencia
importante: representa no solo la expansión del capital japonés sino también, mucho más
importante una tendencia significativa en la estructura de la dominación capitalista sobre el trabajo
(la calidad, el orgullo nuevo del trabajador respecto a ―sus‖ productos, el modelo just in time que no
es más que la entrega de las partes del producto justo a tiempo para su producción permitiendo así
no acumular grandes stocks; la selección cuidadosa del personal sin activismo sindical, la no
huelga, etc. son tendencias importantes en el desarrollo actual del capitalismo). Todo esto
presupone que cuando el patrón dice ―ve‖ el trabajador va.
Si los cambios en la industria del automóvil son representativos de cambios más generales en el
patrón de relaciones empresa-trabajadores, entonces no resulta sorprendente que haya
paralelismos entre los cambios en el estilo empresarial y los cambios en el Estado. La dirección de
las empresas y el Estado son dos aspectos de una misma cosa, son dos formas de la relación de
capital, la relación de dominación entre capital y trabajo. Ambos trabajan en formas diferentes pero
interrelacionadas para asegurar una provechosa acumulación del capital y una continua
explotación del trabajo. Así como la dirección empresarial depende del Estado para brindar (a
través del mantenimiento del orden público) un medio ambiente disciplinado para la explotación
capitalista para su propia y continua existencia: la acumulación de capital es a la vez la fuente de
ingresos del Estado (a través de los impuestos) y la base para el mantenimiento del orden público.

El Hombre Nuevo, participe de este nuevo modelo de dominación capitalista no conlleva al


conflicto permanente entre capital y trabajo, es solo una realidad que emerge, no fue creada y no
confronta a la gente. El cambio no se produce a través de la lucha incesante de clases sino a
través de la democracia y ganado el apoyo de la opinión pública.
Contra tales opiniones, es importante subrayar algunas de las conclusiones que surgen de la
historia de British Leyland y Nissan. El capitalismo ha cambiado: la sociedad capitalista actual es
muy diferente de la sociedad capitalista de hace diez años.
Lo primero que hay que destacar es que esta ―nueva realidad‖ de la industria del automotor no era
algo que simplemente emergió para enfrentarse con los trabajadores como víctimas: la nueva
―realidad‖ se construyó a través de la lucha, a través de la lucha del capital contra el trabajo y del
trabajo contra el capital. Todos los obreros de la industria estaban en esa lucha lo quisieran o no.
En esa lucha, las probabilidades estaban contra los trabajadores porque vivimos en una sociedad
dominada por el capital. La lucha en una sociedad capitalista no es una lucha pareja, sino que es
siempre a la vez inevitable e impredecible.
La lucha implica impredecibilidad e inestabilidad. Los patrones de dominación en el capitalismo son
inestables. Periódicamente se vuelve evidente que el patrón de dominación existente ya no está
funcionando y hay un estallido de lucha intensa y abierta para reestructurar o romper esas
relaciones de dominación. Durante tales periodos, la autoridad capitalista es particularmente frágil,
Por eso el concepto de crisis es central para el análisis marxista: en la crisis se hace evidente la
inestabilidad inherente del capitalismo. Sin embargo los asertores de la ―nueva realidad‖ rara vez
mencionan la crisis, pues se han olvidado de cuan frágil es esa realidad. La recuperación de la
crisis significa para el capital sobre todo, la reafirmaron de su autoridad, su derecho a administrar y
mandar. Es en este contexto de crisis que el Estado y los empresarios viran hacia ideas más
autoritarias. Sin embargo la mera reafirmaron de la autoridad no constituye todavía un nuevo
patrón de dominación estable: sería erróneo ver al hispanismo como una realidad establecida; por
el momento es solo una estrategia establecida para establecer un nuevo patrón de dominación.
Hablar de la ―nueva realidad‖ es hablar de certidumbre, de muerte. Hablar de lucha es hablar de
vida y de la apertura del futuro. La clase obrera ciertamente ha sido derrotada, y el mundo
conformista de Nissan que la oposición es inmoral e irresponsable. Pero para el capital, la lucha
para subyugar y explotar al trabajo es interminable. Y la opresión del capital encuentra cada día la
resistencia del trabajo.
Las gritas que aparecieron en la dominación capitalista a fines de los 60‘ y comienzos de los 70‘
han sido reparadas y aun no está claro como reaparecerán: si en la inevitable resistencia del
obrero de Nissan, o en las impredecibles explosiones de quienes han sido excluidos de la fiesta
(los obreros excluidos del sistema ―Nissan‖).

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