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Fragmento de Análisis de un caso de histeria

Caso Dora

Resumen Cronológico

1882 - Nacimiento de Dora


1888 - 6 años - El padre enferma de tuberculosis. La familia es trasladada a B.
1889 - 7 años - Enuresis
1890 - 8 años - Disnea
1892 - 10 años - El padre sufre un desprendimiento de retina
1894 - 12 años - El padre sufre un ataque de confusión y es atendido por Freud.
Migraña y tos nerviosa en Dora.
1896 - 14 años - Escena del beso.
1898 - 16 años - (A comienzos del verano): Dora acude por primera vez al
Consultorio de Freud (A fines de Junio): Escena en el lago.
(Invierno): Muere la tía de Dora.
1899 - 17 años - (Marzo): Apendicitis
(Otoño): La familia abandona B. y se traslada a la ciudad donde
se hallaba la fábrica del padre.
1900 - 18 años - La familia se traslada a Viena. Intento de suicidio.
(De Octubre a Diciembre): tratamiento con Freud.
1901 - (Enero): Redacción del historial clínico.
1902 - (Abril): Ultima oportunidad en que Dora acude al consultorio de
Freud.
1905 - Publicación del historial clínico.

EL CUADRO CLINICO
Su círculo familiar incluía a sus padres y a un hermano un año y medio mayor que
ella. La persona dominante era el padre, tanto por su inteligencia y sus rasgos de
carácter como por las circunstancias de su vida, que proporcionaron el armazón
en torno del cual se edifica la historia infantil y patológica de la paciente.
La hija estaba apegada a él con particular ternura, que se había acrecentado por
las numerosas y graves enfermedades que el padre padeció desde que ella
cumplió los seis años. En esa época enfermo de tuberculosis, lo que ocasiona
que la familia se traslade a una pequeña ciudad “B”. La afección pulmonar mejora
con rapidez.
Cuando Dora tenía alrededor de 10 años, un desprendimiento de retina forzó al
padre a una cura de oscuridad.
Pero la más seria dolencia le sobrevino dos años después, consistió en un ataque
de confusión, seguido por manifestaciones de parálisis y ligeras perturbaciones
psíquicas. Es aquí cuando un amigo del padre lo persuade a que consulte con
Freud.
Cuatro años más tarde, gracias al tratamiento previo con el padre, Dora es
presentada a Freud, claramente enferma de neurosis, dos años después la puso
bajo su tratamiento psicoterapéutico.
Tía: Forma grave d psiconeurosis sin los síntomas característicos de la histeria.

Tío: Solterón hipocondríaco.


Dora deposita sus simpatías en la familia paterna, veía como su modelo a la tía.

De esta familia le venían tanto sus dotes, su precocidad intelectual y su


disposición a enfermar.
Madre: Mujer de escasa cultura, poco inteligente, carente de comprensión para
los intereses de sus hijos. Mantenía con Dora una relación inamistosa. Dora
la criticaba duramente y se sustrajo por completo a su influencia.
(Herencia convergente de disposición hereditaria y lastre patológico)

Hermano: Contraía primero la enfermedad en grados leves y Dora le seguía con


manifestaciones más serias.
Presentaba ya a los 8 años síntomas neuróticos.
En esa época contrajo una disnea (afección respiratoria).
A los 12 años le aparecieron migrañas y ataques de tos nerviosa, estos ataques le
perduraron todo el tiempo.
A los 18 años tosía de nuevo de manera característica.
En los últimos años, durante la primera mitad del ataque el síntoma más molesto
era una afonía total.
Después de tratar abundantes casos de histeria, Freud nunca deja de lado su
postulado de que las condiciones psíquicas de la histeria son el trauma psíquico,
el conflicto de los afectos y la conmoción de la esfera sexual.
En la ciudad de B, la familia conoce al matrimonio K.
La señora K había cuidado al padre de Dora durante su larga enfermedad.
El señor K siempre se mostraba muy amable hacia Dora, salía de paseo con ella,
le hacía pequeños obsequios.
Dora atendía a los dos hijitos del matrimonio.
Dora iba a permanecer varias semanas en casa de los K, mientras su padre
decide regresar antes, al momento de emprender su regreso, Dora decide
acompañarlo, explicando luego a su madre el motivo.
El señor K, durante una caminata, tras un viaje por el lago, había osado hacerle
una propuesta amorosa.
Cuando su padre y el tío lo increparon, el Señor K lo negó con gran energía y
empezó a arrojar sospechas sobre Dora, que probablemente encendida por las
lecturas que realizaba, se había imaginado toda la escena.
Dora pide al padre que rompa relaciones con el matrimonio K, especialmente con
la señora K.
El padre se niega ya que plantea que el relato de Dora es una fantasía que a ella
se le ha puesto y no quiere terminar con el trato que tiene con la señora K.

Una vez superadas las primeras dificultades de la cura, Dora comunica una
vivencia anterior con el señor K, mucho más apropiada para producir el efecto de
un trauma sexual.
Tenía entonces 14 años. El señor K, había convenido con ella y con su mujer que
después del mediodía irían a su tienda para contemplar unos festejos. Pero el
hizo que su mujer se quedara en la casa, despacho a los empleados y estaba
solo cuando Dora entro al negocio. Le pidió que aguardase junto a la puerta que
daba a la escalera mientras el bajaba las cortinas. AL regresar, en lugar de pasar
por la puerta abierta, estrecho a Dora contra sí y le estampo un beso.
Esta situación provocaría una nítida sensación de excitación sexual.
Pero Dora sintió en ese momento un violento asco.
En esta escena, la segunda en la serie pero la primera en el tiempo, la conducta
ya es totalmente histérica.
Freud llama -histérica- sin vacilar a toda persona que sea capaz o no de producir
síntomas somáticos en una ocasión de excitación sexual en donde se producen
sentimientos de displacer (mecanismo de trastorno de afecto, desplazamiento de
la sensación).
Freud opina que durante el apasionado abrazo ella no sintió solamente el beso
sobre sus labios, sino la presión del miembro erecto contra su vientre. Esta
percepción fue reprimida y sustituida por la inocente sensación de la presión en el
tórax. (Alucinación sensorial)
No quiere pasar frente a ningún hombre en tierno coloquio porque no quiere
volver a ver el signo somático de ello.
Aquí tres síntomas, el asco, la sensación de presión en la parte superior del
cuerpo y el horror a los hombres en tierno coloquio, provienen de una misma
vivencia y solo refiriendo unos a otros estos tres signos se hace posible
comprender el origen de la formación de síntoma.
Dora no podía perdonar al padre que continuase tratando al matrimonio K, y en
particular a la señora K.
Para ella no había ninguna duda de que su padre había entablado una relación
amorosa con ella.
Cuando estaba de mal talante, se le imponía la idea de que había sido entregada
al señor K. como precio por la tolerancia que este mostraba hacia las relaciones
entre su padre y la señora K.
Observando a la Sra. ella había averiguado cuan provechosamente pueden
usarse las enfermedades. El Sr k. estaba de viaje durante una parte del año; cada
vez que regresaba, hallaba doliente a su mujer, quien hasta el día anterior, según
Dora sabía perfectamente, había gozado de buena salud. Dora comprendió que
era la presencia del marido lo que hacía enfermar a la mujer, y que esta
consideraba bienvenida su enfermedad para sustraerse de “unos deberes”
conyugales que le eran odiosos.
Es así como Dora con sus enfermedades demostraba su amor por el Sr k.
mientras la mujer de este demostraba su aversión, Dora enfermaba cuando él
estaba ausente y sanaba tras su regreso.
Cuando el amado estaba lejos ella renunciaba a hablar, el hacerlo había perdido
valor ya que no podía hablar con él. En cambio, la escritura cobraba importancia
como el único medio por el cual podía tratar con el ausente.
Todo síntoma histérico requiere la contribución de dos partes.
No puede producirse sin cierta solicitación –transacción- somática brindada por un
proceso normal o patológico en el interior de un órgano del cuerpo, o relativo a
ese órgano.
Pero no se produce más que una sola vez, y está en el carácter del síntoma
histérico la capacidad de repetirse, si no posee un significado (valor,
intencionalidad) psíquico, un sentido.
El síntoma histérico no trae consigo este sentido, sino que le es prestado, es
soldado con él.
Respecto de los ataques de tos y de afonía de Dora, se pesquisa tras ella el factor
orgánico del cual partió la solicitación somática, para que pudiera expresarse la
inclinación que ella sentía por un amado temporariamente ausente.
En todas las psiconeurosis los procesos psíquicos son durante un buen trecho los
mismos, y solo después entra en cuenta la –solicitud somática- que procura a los
procesos psíquicos inconscientes una salida hacia lo corporal.
El motivo para enfermar es en todos los casos el propósito de obtener una
ganancia.
El enfermarse ahorra, ante todo, una operación psíquica, se presenta como la
solución económica más cómoda en caso de conflicto psíquico (conversión).
Un síntoma significa la figuración, realización, de una fantasía de contenido
sexual, vale decir, de una situación sexual.
Se atribuye a la tos nerviosa una interpretación de esa clase, por una situación
sexual fantaseada.
Dora insiste en que la señora K solo amaba a su papa porque era un hombre de
recursos, acaudalados, Freud nota que tras esa frase se ocultaba su contraria:
que el padre era un hombre sin recursos.
Esto solo podía entenderse sexualmente; que el padre no tenía recursos como
hombre, era impotente.
Con su tos espasmódica, respondía al estímulo de un cosquilleo en la garganta,
ella se presentaba una situación de satisfacción cuyo vínculo amoroso la ocupaba
tan de continuo.
Las fuerzas impulsoras para la formación de síntomas histéricos no provienen
solo de la sexualidad normal reprimida, sino también de las mociones perversas
inconscientes.
Dora recordaba muy bien que en su infancia había sido una chupeteadora.
Recuerdo: Estaba sentada en el suelo, en un rincón, chupándose el pulgar de la
mano izquierda, mientras con la derecha daba tironcitos al lóbulo de la oreja de su
hermano.
La intensa activación de esta zona erógena a temprana edad, es la condición para
la posterior solicitación somática de parte del tracto de mucosa que empieza en
los labios.
Tras el itinerario de pensamientos hipervalentes que la hacían ocuparse de la
relación con su padre con la señora K, se escondía una moción de celos cuyo
objeto era esa mujer, una moción que solo podía basarse en una inclinación hacia
el mismo sexo.
Freud se pregunta: ¿Cómo llego Dora a amar al hombre sobre quien su querida
amiga supo decirle tantas cosas malas?
He ahí un interesante problema psicológico, solucionable sin duda por la
intelección de que en lo inconsciente los pensamientos moran con particular
comodidad en vecindad recíproca, y aun los opuestos se toleran sin trabar lucha,
lo cual con frecuencia persiste en lo inconsciente.
La señora K la había traicionado y denigrado, ya que solo con ella hablo de sus
lecturas, y el Señor K lo sabía.
Así como la gobernanta, la señora K tampoco la había amado por su propia
persona, sino por la del padre.
La señora K la había sacrificado sin reparos a fin de no verse perturbada en su
relación con el padre.
Esto tuvo mayor eficacia patógena, en relación a la otra, que fue que el padre la
había sacrificado.
El hipervalente itinerario de pensamientos de Dora, que la hacía ocuparse de la
relación de su padre con la señora K., no estaba destinado solo a sofocar el amor
por el señor K., sino que también debía ocultar el amor por la señora K.,
inconsciente en un sentido más profundo.
Dora se decía sin cesar que su padre la había sacrificado a esa mujer, hacia ver
ruidosamente que no la dejaría poseer al papa, y de ese modo se ocultaba lo
contrario: que no dejaría al papa poseer el amor de esa mujer, que no le
perdonaba a la mujer amada el desengaño que le causo con su traición.
El Primer Sueño
“En una casa hay un incendio; mi padre está frente a mi cama y me despierta. Me
visto con rapidez. Mama pretende todavía salvar su alhajero, pero papa dice “No
quiero que yo y mis dos hijos nos quememos a causa de tu alhajero”.
Descendemos de prisa por las escaleras, y una vez abajo me despierto.”
Es un sueño recurrente, Dora se acuerda que tuvo el sueño en L, el lugar del lago
donde ocurrió la escena con el señor K.
Dora relata que en relación al sueño podría asociar que en esos días su papa
tuvo una disputa con la mama, porque ella cierra por la noche el comedor. La
habitación de su hermano no tiene entrada propia si no es por el comedor. Su
papa no quiere que su hermano quede ahí encerrado por la noche.
En relación al incendio:
Cuando llegamos a L su papa expreso su angustia por el hecho de que pudiera
producirse un incendio.
Habían arribado en un violento temporal y vieron que la cabaña no tenía
pararrayos.
El sueño fue el efecto inmediato de la vivencia con el señor K. Ya que lo soñó ahí
por primera vez, no antes.
Dora relata que luego del viaje por el lago, cuando ella y el señor K regresaron al
medio día, se había acostado sobre el sofá y al despertar vio al señor K., de pie
frente a ella.
Así como su papa aparece en el sueño frente a su cama.
Luego de esto Dora se propone no quedarse en casa de los K en ausencia de su
padre. Temía que el señor K la sorprendiera y por eso se vestía con rapidez.
¿Qué hay sobre el alhajero que su madre quiere salvar?
Relata una disputa entre sus padres a causa de una alhaja.
La madre quería algo especial, pero al padre no le gustaba, entonces le obsequio
otra cosa.
La madre se puso furiosa y le dijo que ya que había gastado tanto dinero en
regalarle algo que no le gustaba, que se lo regalase a otra.
Dora agrega que el señor K., le había regalado antes un costoso alhajero.
Freud plantea que alhajero es una designación referida a los genitales femeninos.
-Ese hombre me persigue, quiere penetrar en mi habitación, mi alhajero corre
peligro y si ocurre alguna desgracia la culpa será de papa-.
Freud plantea que por eso Dora escoge en el sueño una situación que expresa lo
contrario, un peligro del que su papa la salva.
-Estaría dispuesta a dar a su papa lo que su mama se rehúsa, y aquello de lo cual
se trata tendría que ver con una alhaja.
El señor k le obsequio un alhajero.
Su papa debe ser reemplazado por el señor K., así como sucede en la situación
del que estaba frente a su cama.
Él le ha obsequiado un alhajero, entonces Dora tiene que obsequiarle su alhajero.
La mama de Dora tiene que ser sustituida por la señora K., que si estaba presente
en ese momento. Por lo tanto, Dora está dispuesta a obsequiarle al señor K., lo
que su mujer le rehúsa.
Dora refresca su viejo amor por su papa a fin de protegerse de su amor por K.
No solamente Dora tuvo miedo del señor K., sino que ella se temió también a sí
misma, temió ceder a su tentación.
Su madre quiere salvar el alhajero para que no se queme; en cambio, en los
pensamientos oníricos se trata de que el alhajero no se moje.
Fuego no se emplea solo como opuesto de agua; sirve también como
subrogación directa del amor.
En los pensamientos oníricos, la “mojadura” recibe, por vinculaciones el papel de
un punto nodal para varios círculos de representaciones.
Mojadura no pertenece solo al mojarse en la cama, sino al círculo de los
pensamientos de tentación sexual que, sofocados, están presentes tras este
contenido onírico.
Ella sabe que hay también un mojarse a raíz del comercio sexual, que en el coito
el hombre regala a la mujer algo líquido en forma de gotas. Ella sabe que el
peligro reside justamente en eso, que es asunto de ella precaverse de que los
genitales le sean mojados.
Por desplazamiento el compuesto alhajero posee un particular valor subrogador.
El alhajero es entonces muy apropiado para ocultar los pensamientos sexuales
que hay tras el sueño y para aludir al mismo tiempo a los genitales femeninos.
En el contenido del sueño se dice en dos lugares: -alhajero de la mama- y este
elemento sustituye a la mención de los celos infantiles, de las gotas; por lo tanto,
de la mojadura sexual, del ensuciamiento por el flúor, y por otra parte, de los
pensamientos de tentación actuales y contemporáneos que presionan a retribuir
el amor contrario y pintan la situación sexual inminente, anhelada y amenazadora.
El elemento alhajero es como ningún otro, un resultado de la condensación, el
desplazamiento y un compromiso entre corrientes opuestas.
Su múltiple origen, en fuentes tanto infantiles como actuales, es atestiguado por
su doble aparición en el contenido del sueño.

El segundo sueño
“Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo calles y plazas que me
son extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo, voy a mi habitación y hallo
una carta de mi mama tirada ahí. Escribe que, puesto que yo me he ido de casa
sin conocimiento de los padres, ella no quiso escribirme que papa ha enfermado.
“Ahora ha muerto, y si tú quieres, puedes venir”. Entonces me encamino hasta la
estación ferroviaria y pregunto unas cien veces: “¿Dónde está la estación?”.
Todas las veces recibo esta respuesta: “Cinco minutos”. Veo después frente a mí
un bosque denso; penetro en él, y ahí pregunto a un hombre a quien me
encuentro. Me dice: “Todavía dos horas y media”. Me pide que lo deje
acompañarme. Lo rechazo, y marcho sola. Veo frente a mí la estación y no puedo
alcanzarla. Ahí me sobreviene el sentimiento de angustia usual cuando uno en el
sueño no puede seguir adelante. Después yo estoy en casa; entre tanto tengo
que haber viajado, pero no sé nada de eso… Me llego a la portería y pregunto al
portero por nuestra vivienda. La muchacha de servicio me abre y responde: “La
mama y los otros ya están en el cementerio”.”
Este sueño se dio pocas semanas después del primer sueño:
Dora paseaba como extranjera por una ciudad que le era desconocida hasta
llegar a la casa en la que supuestamente vivía. Sube a la que sería su habitación
y sobre la cama encuentra una carta. La carta es de su madre, donde le dice que
el padre de Dora murió y que si quiere puede ir. Dora entonces va a buscar la
estación y pregunta unas cien veces ‘dónde está la estación’. Sólo le responden
“cinco minutos”. Luego ve un bosque, entra en él y encuentra a un hombre a
quien le pregunta, y este le contesta “todavía 2 horas y media”. Se ofrece a
acompañarla. Ella lo rechaza y se va. Luego de pronto ya se halla en casa, no
sabe cómo. Llega a la portería, y la muchacha le dice que la madre y los otros ya
están en el cementerio.
En este sueño se explicará el motivo que la llevó a Dora a sentirse tan ofendida
por el cortejo de K.
Restos diurnos del sueño:
- Para Navidad le habían enviado un álbum con postales de una ciudad alemana y
justo un día anterior al sueño lo había vuelto a ver.
- Para las fiestas había recibido la visita de un primito a quien debió mostrarle la
ciudad de Viena.
- El primo le trajo a la memoria una breve estadía en Dresde, donde deambuló
como extranjera.
- Otro primo, que estaba con ellos, quiso hacer de guía por la galería y ella lo
rechazó. Se fue sola y se detuvo frente a la Sixtina, donde se detuvo 2 horas. Lo
que más le gustó de allí fue la Madonna (la virgen).
- El día anterior, el padre le pidió que le buscara coñac, ella le pidió a la madre la
llave del lugar donde este se guardó pero no recibió respuesta. Tuvo que decirle a
la madre: “Te he preguntado unas cien veces”. (Para Freud, la pregunta por la
llave se relaciona con los genitales. La llave la relaciona con el correspondiente
masculino de la cajita en la mujer).
- La carta del sueño nos remite a otra carta, la de Dora en donde atemorizaba a
su padre con la idea de un suicidio para que así su padre se horrorizara. Intentaba
conseguir nostalgia de su padre hacia ella, y en este sueño la venganza estaría
cumplida.
- La frase “si tú quieres” que figura en la carta que le envía en el sueño su madre,
se relaciona con una carta de invitación que le envío la señora K al lugar donde se
dio la escena del lago. Por esto se dice que el 2º sueño estaba también
relacionado con la escena en el lago
Escena del lago: le contó que K comenzó a hacerle una propuesta y que de
inmediato le dio una bofetada. Dice que sólo recuerda que K dijo: “no me importa
nada de mi mujer. Luego del incidente en el lago, ella se fue sola y preguntó a un
hombre qué distancia había y este le respondió 2 horas y media.
- En el sueño el padre había muerto (y si esto hubiera sido así, ella hubiera podido
amar como quisiese).

Otros detalles importantes relacionados que prueban la histeria de Dora:


Dora había tenido en Viena una supuesta apendicitis, poco después de la muerte
de su tía. Dora antes de aquello había buscado sobre los síntomas de la
apendicitis debido a que un primo suyo la padecía.
Y tras la apendicitis le había quedado dificultades para caminar Y los médicos
porque no entendían la relación entre esto y la apendicitis padecida. Era en
realidad un genuino síntoma histérico.
Freud cree que esto se debe a que ella se castiga por leer sobre esto y otro tipo
de artículo más culposo como un artículo sexual.
La apendicitis fue nueve meses después de la escena del lago. Ella no pudo
negar, que probablemente el otro artículo leído fuera sobre embarazo y
nacimiento.
Respecto a la pierna que se arrastraba, podía deberse a que “había dado un mal
paso”, incluso, de niña había tenido una torcedura en ese pie, lo que facilitó que
esta fuera la zona propicia para que desarrollara un síntoma histérico.
El motivo real por el cual Dora se ofendió y abofeteó a K en la escena del lago:
Un día Dora dice a Freud que va a abandonar el tratamiento y que ya había
decidió hacer esto hace 14 días. Freud le comenta que casualmente 14 días es el
plazo que da una muchacha de servicio como preaviso al renunciar. Y así surge
una importante novedad hasta el momento desconocida para él:
Dora contó que en la estancia del lago, había una muchacha de servicio que
parecía llevarse mal con el señor K, dado que casi ni se hablaban. Esta
muchacha, le contó cómo el señor K había tenido amoríos con ella, explicándole
que “no le importaba nada de su mujer” (exactamente esas mismas palabras que
le dijera a ella en el lago antes que lo abofeteara). Esa muchacha estaba a punto
de dar el preaviso de 14 días. (Le habla a Freud justamente de 14 días ¿esperaba
algo más de Freud como producto de un sentimiento hacia él surgido a partir de la
transferencia?)
De lo anterior se desprende que la bofetada de Dora se debió en realidad a celos,
a una venganza, a no tolerar que le dijera a la muchacha las mismas palabras que
le acababa de decir a ella, casi como si fueran lo mismo.

Epilogo

La teoría en modo alguno deja de apuntar a las bases orgánicas de la neurosis,


ya no las busca en una alteración anatomo-patologica; con esta
Publicación quise lograr dos cosas, en primer lugar mostrar como complemento a
mi libro sobre la interpretación de los sueños que este arte puede aplicarse al
descubrimiento de lo escondido y lo reprimido en el interior de la vida anímica, en
segundo lugar quise despertar interés por una serie de cosas y es que solo la
aplicación de este procedimiento especifico permite descubrirlas.
Los fenómenos patológicos son dichos llanamente la práctica sexual de los
enfermos.
Que la sexualidad constituye la clave para el problema de las psiconeurosis, así
como de las neurosis en general.
La productividad de la neurosis se afirma en la creación de un tipo particular de
formaciones de pensamiento, la más de las veces inconsciente, a las que puede
darse el nombre de “transferencias”, son reediciones, recreaciones de las
mociones y fantasías que a medida que el análisis avanza no pueden menos que
despertarse y hacerse conscientes, pero lo característico de todo el género es la
sustitución de una persona anterior por la persona del médico.

Son simples reimpresiones, reediciones sin cambios, incluir a la transferencia es


necesario y esta parte del trabajo es la más difícil.

La cura psicoanalítica no crea la transferencia, solo la revela, yo no logre dominar a


tiempo la transferencia, y así fui sorprendido por la transferencia y a causa de
esto es por lo cual yo le recordaba al Sr k. a Dora, ella se vengó de mi como se
vengara de él y me abandono, tal como se había creído engañada y abandonada
por él.
15 meses después del tratamiento murió un hijo del matrimonio k., que siempre
había sido enfermizo. A raíz del duelo Dora visito a los k. con sus condolencias, y
ellos la recibieron como si nada hubiera ocurrido en esos últimos años, en ese
momento se vengó de ellos y llevo su asunto a una conclusión diciéndole a la Sra.
k. “sé que tienes una relación con mi papa” y ella no lo negó, y movió al marido a
confesar la escena junto al lago, llevo al padre esta noticia justificatoria para ella y
no reanudo el trato con esa familia.
Tiempo después a Dora le sobrevino otro ataque de afonía, sorprendido ante esto
le pregunte si había habido alguna ocasión para ello y me entere de que el ataque
había seguido a un fuerte susto, vio como una persona era arrollada por un
carruaje, por ultimo saco a relucir que la víctima del accidente era el Sr k.

En la última comunicación Dora demandaba mi ayuda por una neuralgia facial, desde
cuando le sucedía esto le pregunte “desde hace justamente 14 días” y me fue posible
demostrarle que justamente hace 14 días antes había leído en los diarios una noticia
referida a mí, cosa que ella confirmo, la neuralgia facial respondía a un autocastigo, al
arrepentimiento por el bofetón que propino aquella vez al Sr k. y por la transferencia
negativa que hizo después sobre mí.
BIBLIOGRAFIA:
-Sigmund Freud, Obras Completas, Fragmento de análisis de un caso de histeria
(Dora), Tres ensayos de teoría sexual y otras obras (1901 – 1905) tomo VII.

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