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Caso Dora - Fragmento de análisis de un caso de Histeria (1905)

El análisis del caso es alrededor de dos sueños de la paciente. Si bien lo publica en 1905, es escrito en 1901, donde
aún no se había formulado la segunda tópica, está situado en la primera tópica freudiana. Todavía no había realizado
ningún desarrollo sobre el complejo de Edipo.

Las cuestiones técnicas del trabajo analítico no estuvo en juego el factor de la transferencia, no fue examinado en el
transcurso de este tratamiento. La noción del tratamiento es fundamental, no sólo para el diagnóstico sino para el
tratamiento del paciente. Freud ubica en el epílogo a la transferencia como un obstáculo del análisis.

Cuadro clínico: Freud dice que un historial clínico sin lagunas se presenta con condiciones diversas a las habituales.
Comenta en este apartado cómo procede técnicamente. Se va a centrar en la historia de la enfermedad. Dice que
esta incapacidad de recordar, esas lagunas, tienen importancia teórica. Este planteo se puede relacionar con el
planteo del texto “Recordar, repetir, reelaborar”, qué sentido le va a dar Freud a la amnesia, a la posibilidad de
trabajar con la dificultad del paciente para recordar, y cómo cuando eso aparece con lo que nos encontramos es del
orden de la actuación, de la compulsión a la repetición, aquello que el paciente no puede recordar, lo actúa y lo
actúa en transferencia. Es en esa dirección que debe darse la interpretación de la transferencia.

En ese momento Freud plantea el tratamiento sobre cancelar el síntoma y sustituirlo por un pensamiento consciente
pudiendo llenar esas lagunas en el recuerdo. También se va a centrar en la constelación familiar y esto se va a ir
articulando con la historia de los síntomas. Hace referencia al padre como una persona dominante, y el vinculo que
tenía Dora con éste, definiéndolo como un vinculo con particular ternura; ternura que se fue acrecentando debido a
las enfermedades del padre que había padecido desde que ella tenía 6 años. Cuando ella tenia 6 años el padre tuvo
tuberculosis, cuando tenía 10, el padre tuvo un desprendimiento de retina, a los 12 años de Dora, el padre tuvo un
ataque de confusión que estuvo seguido por manifestaciones de parálisis y perturbaciones psíquicas y que un amigo
lo convenció para que consulte con Freud, este amigo era el señor K. La transferencia en este caso viene dada
previamente por la relación que el padre tenía con Freud.

A los 16 años el padre la lleva a verlo a Freud y dice que ya estaba enferma de neurosis. A los 18 inicia este
tratamiento con Freud que dura apenas 3 meses. Si bien a la madre de Dora no la conoció, pudo definirla según las
conversaciones que tenía con Dora y con el padre durante las sesiones, que era una mujer de escasos recursos, poco
inteligente, y que estaba todo el tiempo su interés centrado en la economía doméstica, la define como una psicosis
del ama de casa. La relación entre Dora y su madre era inamistosa. Así como Dora estaba particularmente apegada a
su padre, su hermano tenía ese mismo vinculo, pero con la madre. En épocas anteriores, el hermano era el modelo
de lo que ella quería parecerse.

Síntomas que Dora presentaba: a los 7 años ubica una cuestión de enuresis, y a los 8 años presentaba síntomas
neuróticos. Ubica esto como una disnea, que se presentaba en forma de ataques agudos. Algo que puede aparecer
en relación con la identificación de la histeria es que su hermano solía contraer las enfermedades primero, en grado
leve y ella luego se enfermaba de lo mismo, pero con manifestaciones más serias. Dora estaba identificada en esta
serie masculina, la serie de los fumadores que denomina Freud. También la pensaba identificada con su padre en
relación a las enfermedades que él sufría.

Teóricamente Freud piensa que la identificación en la histeria es una identificación viril, que el sujeto histérico está
identificado virilmente. El que está identificado es el YO.

A los 12 años Dora sufre una migraña, insiste en la cuestión de la tos nerviosa, y dice que, en los últimos años, el
síntoma más molesto que ella presentaba era una afonía general. Ella se burlaba de los esfuerzos de los médicos y
que por eso había renunciado a toda asistencia. Manifestaba una gran resistencia a consultar con cualquier médico,
aunque con Freud acude debido a la palabra autoritaria de su padre, no hay por parte de ella una demanda de
análisis.

La primera vez que consulta con Freud a los 16 años es debido a este cuadro de tos y afonía; le prescribe una cura
psíquica, pero puede prescindir de ella porque el síntoma desaparece espontáneamente. Luego de eso que había
sido en el verano, en el invierno muere la tía paterna de Dora, había estado en Viena con su tío y primas, y ahí tuvo
un cuadro febril que diagnosticaron como apendicitis.

A los 17 años abandonan este lugar de residencia y se instalan cerca de la fábrica del padre. A los 18 años de Dora
que se trasladan a Viena, y como ella ahí dice que no se sentía bien con ella misma, que sufría de desazón, tenía una
alteración del carácter, se llevaba mal con ambos padres. En ese contexto los padres de Dora encuentran una carta
de ella donde se despedía porque no podía soportar más la vida, una carta con intenciones suicidas y el padre queda
impresionado y a pesar que no estaba de acuerdo, el padre decide que tiene que ponerla bajo tratamiento con
Freud.

Freud lo menciona en términos del anudamiento vital respecto de la conformación de la ultima enfermedad y de los
datos que le ha otorgado el padre, el cuadro podría pensarse como una histeria, menciona los síntomas que venía
trabajando, hace una articulación y habla del lugar que tiene el trauma psíquico, el conflicto de los afectos y la
conmoción en la esfera sexual. ¿Cómo se anuda toda esta presentación histérica, sintomática que Freud encuentra
en la paciente? Se articula con la relación que ella y su familia tienen con el matrimonio K. Los padres habían trabado
una relación muy fuerte con el matrimonio K, el señor K siempre había sido muy amable con Dora y le hacía algunos
obsequios y que la señora K había cuidado al padre de Dora durante su enfermedad y que él estaba muy agradecido.
Dora cuidaba a los pequeños de este matrimonio.

Freud menciona que cuando fueron a verlo por primera vez, a los 16 años de Dora, estaban por viajar para
encontrarse con el matrimonio K. Dora se iba a quedar ahí varias semanas, pero regresó con el padre a los pocos
días. Esta conducta se va a justificar luego con lo que en el texto se conoce como la escena del lago.

Hay dos escenas muy importantes en el texto que son la escena del beso y la escena del lago. La famosa escena del
lago se basó en una caminata por el lago que Dora tuvo con el señor K, donde él le hace una propuesta amorosa.
Dora lo acusa con su padre, el señor K lo niega y en lugar de hacerse cargo, arroja todas las sospechas sobre Dora,
diciendo que ella mostraba interés sobre asuntos y temas sexuales, que le interesaban esos temas.

El padre de Dora le dice a Freud que Dora le pidió que rompa relación con los K, algo que le llama la atención ya que
anteriormente era muy cercana a ellos. El padre le dice que él no puede hacer eso porque es una fantasía de Dora y
que además se liga a la señora K una amistad que no esconde nada ilícito. Le pide a Freud que “la ponga en buen
camino, que la acomode”. Que la acomode de esta posición de queja que tiene desde la escena del lago.

Freud suspende su juicio sobre las circunstancias reales hasta escuchar a la otra parte. A él no le interesaba si el
padre de Dora tenía un vínculo extramatrimonial con la señora K, iba a escuchar a la paciente. Se trata de una
posición de abstinencia analítica, Freud no emite un juicio sobre eso, sino que quiere escuchar a la paciente.

En la escena del lago podemos ubicar el trauma psíquico, pero Dora presentaba síntomas años antes que se
presentara esa escena, la tos y afonía venían de años antes. Freud dice que si no va a abandonar la teoría traumática
tiene que retroceder hasta la infancia para buscar allí algunas otras escenas que tal vez hayan tenido un efecto
análogo. Dora le comunica a Freud una vivencia anterior con el señor K, previa a la escena del lago, que ocurrió
cuando ella tenía 14 años. Esta vivencia es la conocida como la escena del beso.

Freud en estas dos escenas, la del beso y la del lago, puede leer el trauma. La idea que él tiene es que el trauma no es
ni la escena 1 ni la escena 2, sino que hay algo del nexo entre esas escenas, la significación que a partir de la segunda
se le da a la primera. La escena del beso fue la primera en ocurrir, cuando ella tenia 14 años, pero esta adquiere
significación a partir de la segunda. El efecto con posterioridad es el modo que tiene Freud de pensar la retroacción,
la significación con posterioridad.

Respecto a la escena del beso, Freud dice que lo que podemos interpretar en Dora es una conducta histérica. La
situación que vive Dora no es de excitación sexual, sino que ella en ese momento siente asco, lo rechaza y sale
corriendo. Freud recorta que es una conducta histérica debido a que una ocasión de excitación sexual provoca en su
lugar un sentimiento de displacer, de modo que Freud lo piensa como un trastorno del afecto, ya que en lugar de
experimentar excitación sexual aparece displacer. Los 3 síntomas de esta escena: desplazamiento de la sensación,
Dora no registra una sensación genital sino lo que aparece en términos orales una sensación de asco, hay un
desplazamiento también del sector inferior al sector superior del cuerpo, y el horror a los hombres en tierno
coloquio que le queda a ella luego de esta escena.

Freud interpreta esta escena del beso pensándola a Dora como enamorada de él, posicionando al señor K como un
sustituto del padre.

Para Freud no le era fácil guiar la atención de la paciente hacia el trato con el señor K, ella le aseguraba que habían
terminado el trato entre ellos y que todas sus ocurrencias en sesión eran dirigidas hacia el padre. Dora no le
perdonaba al padre que este continuara vinculándose con el señor K, en especial con la señora K.
Se le impone la idea a Dora de que fue entregada por su padre al señor K como pago por la tolerancia que mostraba
el señor K por la relación entre el padre de Dora y la señora K, era un objeto de intercambio. No le interesa a Freud si
esto era así, le interesa ubicar la posición de Dora, ella estaba convencida de ello.

Cada vez que aparece una serie de pensamientos correctamente fundados e inobjetables, esto representa un
momento de confusión para el médico. Esa es su queja, esa es su denuncia, que el padre la entrega como un objeto
de intercambio a cambio de poder tener una relación con la señora K. No hay forma de que Dora piense que no sea
así.

Tales pensamientos que son inatacables para el análisis han sido usados por el enfermo para encubrir otros. Porque
quiere sustraer de la consciencia esa otra serie de pensamientos. Una serie de reproches dirigidos a otras personas
pueden sospechar la existencia de una serie de autorreproches de idéntico contenido. Eso que Dora le reprocha al
padre, en realidad oculten ciertos autorreproches que se hace.

Freud dice que detrás de un reproche hay un autorreproche. Todos los años anteriores Dora parece que hizo lo
posible por encubrir la relación entre su padre y la señora K. Ella, según Freud, había estado enamorada del señor K,
pero esta afirmación no tiene ninguna aceptación por parte de Dora. Él insiste en este punto, pero ella sigue por otro
lado, la rechaza.

Aparece la idea de que el padre usaba sus enfermedades como excusas, que las usaba como recursos. Freud hace
hincapié en la afonía y la tos de Dora, refiere a la distinción entre la ganancia primaria y secundaria de la
enfermedad. Afirma que hay una función secundaria en el síntoma, que el enfermarse aparece como una operación
psíquica, como una solución económicamente más cómoda a un conflicto psíquico. El síntoma aparece en la
dimensión de la repetición, lo que se intenta satisfacer en el síntoma es la pulsión, y como a partir del empuje de la
pulsión, el síntoma se repite. Freud afirma que no sólo hay una solicitación somática (aptitud o capacidad para la
conversión), sino que tiene que haber un sentido para que se repita el síntoma.

Solicitación somática + sentido + repetición = síntoma histérico.

Cada vez que Dora acusaba a su padre, ella empezaba a toser, esto se repetía cada vez que hablaba de ello. Entonces
para Freud ese síntoma tiene relación con su padre, que hay una fantasía de contenido sexual. La fantasía de
contenido sexual se articula con la representación de una situación que se hacía Dora de satisfacción sexual entre
dos personas, que eran el padre y la señora K. Pero hay que mencionar un detalle, que el padre de Dora era
impotente, pero ella sabia que había otras maneras de satisfacción sexual, y que probablemente esa fantasía
inconsciente de esa índole la expresaba a través de la sensación de estímulo de la garganta y de la tos. Hay una
precondición somática, hay una fijación oral muy importante que se articula con la identificación. Hay una fijación
que tiene que ver con la incorporación del objeto pero que se articula con la incorporación de un rasgo psíquico.

Dora recordaba muy bien que en su infancia era una chupeteadora, aparece una imagen en la que ella se encuentra
sentada en el suelo chupándose el dedo de una mano mientras que con la otra le daba tironcitos al lóbulo de la oreja
de su hermano. Esa escena da cuenta del rastro de su identificación con el hermano, el YO de Dora esta identificado
virilmente con el hermano. Tenemos ahí la fijación oral en juego, que luego se va a poner en juego de cada uno de
los síntomas que ella presenta.

Ese itinerario de pensamientos hiperintensos que aparecen en Dora como los de la relación de su padre con la
señora K, no puede ser destruido ni eliminado, no puede pensar en otra cosa. Dora le cuenta que hablaba con el
hermano y este le decía que por ahí eran cosas de grandes en las que no había que meterse, pero ella no podía dejar
de pensar en eso. Estos pensamientos, según Freud, tienen un refuerzo inconsciente, no alcanza con las
justificaciones conscientes que se puedan hacer.

Freud dice que hay un refuerzo directo y otro retroactivo de este pensamiento. Dice que lo que se tiene que
considerar es que hay una complicación, ya que detrás de estos pensamientos se esconden también una moción de
celos cuyo objeto era esa mujer. El empieza a pensar una inclinación de Dora hacia la señora K. Freud se cuestiona
por qué hay una ruptura de la relación entre Dora y la señora K, si antes eran muy cercanas.

Dora hablaba de la señora K alabando su cuerpo, con un tono que era más el de una enamorada que el de una rival.

La ruptura del vinculo entre Dora y la señora K se debió a que esta última la había traicionado en esa escena del lago,
cuando lo acusa al señor K de lo ocurrido y él afirma que había de los intereses sexuales de Dora por su señora.
Tampoco la señora K la había amado por su propia persona sino por la del padre.

El itinerario de pensamientos que Dora tenía en relación a su padre y a la señora K, sofocaban dos cosas: el amor por
el señor K, que antes había sido consciente y que luego se había alejado de la consciencia, y el amor por la señora K,
esos celos que Dora sentía.

Freud no pretendía pensar a Dora como una homosexual o que la señora K es el objeto de amor de Dora, sino que
tiene que ver en pensar a la señora K como el objeto que representa a la femineidad para Dora. Ella no sabe lo que
es ser una mujer y entonces ubica en la señora K a una mujer que sí lo sabe, que sabe ubicar el deseo de un hombre,
ya que atraía el deseo del señor K y el de su padre, hasta esa escena del lago en la que algo se rompe.

Primer sueño: En una casa hay un incendio, el papá de Dora está frente a su cama y la despierta. Ella se viste con
rapidez, la madre pretende salvar su alhajero, pero el padre dice que no quiere que él y sus dos hijos se quemen a
causa de su alhajero. Descienden de prisa por las escaleras y una vez abajo se despierta.

Freud dice en relación a este sueño, que es un sueño reactivo a la escena del lago, en efecto inmediato a la vivencia
que Dora tiene con el señor K. Ella asocia esta cuestión con la escena del lago. Freud le pregunta en relación con el
alhajero y da referencia a las alhajas que le gustan a la madre, también que el señor K le había regalado un costoso
alhajero. A esto, Freud interpreta que el alhajero es un equivalente, un sustituto de los genitales femeninos, que su
“alhajero” corre peligro.

Freud afirma que el sueño viene a corroborar lo que él ya pensaba desde antes, refresca el viejo amor por su padre a
fin de protegerse de su amor por el señor K, a fin de mantener inconsciente su amor por el Sr K.

La cuestión del fuego en el sueño, queda ligada a la enuresis, y el otro elemento que aparece es el humo, ligada a la
serie de los fumadores. El señor K, el padre, Freud y Dora son fumadores. Hay una identificación viril en juego ahí.

Dora habla de la nostalgia de un beso que, dado por un fumador, sin duda sabe a humo. Freud interpreta que Dora
desea ser besada por él, y ubica contratransferencialmente esta cuestión instalándose él en esta serie.

Anterior a la escena del lago, donde el señor K le haría su propuesta amorosa a Dora, ella le había pedido fuego a él
para encender un cigarrillo.

La síntesis que Freud hace respecto de este primer sueño es que convoca al amor infantil por el padre como
protección contra la tentación actual por el señor K, contra el amor que siente por él. Freud sostiene que el sueño es
la reacción frente a esa vivencia del lago, que tiene un efecto excitador para Dora y que necesariamente despierta el
recuerdo de una vivencia análoga que es la escena del beso, a raíz de la cual surge el asco.

Segundo sueño: Más que la relación con el señor K y el amor por el padre, lo que aparece aquí es la cuestión de la
femineidad. En el sueño, Dora anda paseando por una ciudad que no conoce, ve calles y plazas que le son extrañas.
Luego llega a una casa donde ella vive y se dirige hacia su habitación, donde halla una carta de su madre tirada ahí.
(Ella había dejado una carta, motivo por el cual la llevan a consultar con Freud). En la carta de su madre decía que,
puesto que ella se había ido de la casa sin conocimiento de los padres, no quiso escribirle hasta ese momento en que
su padre había enfermado y muerto, que ahora si ella quería, podía ir. Entonces se encamina hasta la estación
ferroviaria y pregunta unas cien veces donde está la estación. Todas las veces recibe la misma respuesta: “cinco
minutos”. Luego ve frente a ella un bosque denso, penetra en él y pregunta a un hombre que encuentra allí y le dice
que faltan “todavía dos horas y media”. Le pide que lo deje acompañarla, pero ella lo rechaza y marcha sola. Ve
frente a ella la estación, pero no puede alcanzarla y ahí le sobreviene el sentimiento de angustia usual cuando uno en
el sueño no puede seguir adelante. Luego aparece en su casa y la de la portería le comenta que la mamá y los demás
ya están en el cementerio.

Freud va a descomponer el análisis de este sueño en una serie de fantasías. La primera que aparece es la fantasía de
venganza. En relación con las preguntas de donde está la estación, donde está la casita, dónde están las llaves, Freud
interpreta una referencia a los genitales femeninos. El contenido de la carta que tiene que ver con la muerte del
padre, que tiene que ver con una venganza contra él.

Lo que aparece en las asociaciones son las palabras del señor K en la escena del lago. ¿Qué le dice el señor K a Dora
en esa propuesta amorosa? “Como usted sabe, no me importa nada mi mujer. Mi mujer no es nada para mí”

En referencia al bosque, ella estaba a la orilla de un lago donde a su vez había un bosque.
Freud va a ir haciendo todo este análisis a partir de las palabras, de las asociaciones de las palabras como estación
ferroviaria (patio de vías, la traducción) y cementerio (patio de paz, en su traducción). Otra palabra “vestíbulo”, su
traducción como patio delantero, haría referencia a una región de los genitales femeninos. Freud piensa que estas
referencias del segundo sueño no dan lugar a dudas para pensar que gira respecto de una geografía sexual simbólica.

Es un modo simbólico de representar la sexualidad femenina que Dora tiene. Por eso, el segundo componente que
Freud sitúa no tiene ya tanto que ver con la fantasía de venganza, sino con una fantasía de desfloración.

Si el primer sueño tiene que ver con el amor al padre, una situación más incestuosa, el segundo sueño podría
pensarse como una salida exogámica o edípica con esta pregunta por la femineidad.

Freud se cuestiona la dimensión del cuerpo en la histeria. 9 meses después de la escena del lago, Dora sufre de
apendicitis que realiza, a su entender, la fantasía de parto.

Finalmente aparece la decisión de Dora de abandonar el tratamiento, que lo había decidido hacía 14 días. Haciendo
referencia al preaviso de la gobernanta.

Freud considera, con el tiempo, que tuvo un error técnico en su análisis con respecto a la siguiente omisión: “no
atiné a colegir en el momento oportuno comunicárselo a la enferma que la moción de amor homosexual hacia la
señora K, era la más fuerte de las corrientes inconscientes de su vida anímica.” Hace referencia a que no pudo ver la
posición de Dora en relación a la señora K.

Ella se dirige hacia la señora K, quien encarna ese misterio de la feminidad, de lo que es ser una mujer, y como ella
no sabe qué es ser una mujer, se dirige, identificada a los hombres (su Yo identificado a estos hombres) hacia esta
mujer con el fin de intentar responder a esta pregunta: ¿qué es ser mujer? Esto refiere al lugar de la sexualidad en el
síntoma neurótico.

Transferencia: Eso que pertenece a una vivencia psíquica anterior, es vivida por el paciente como un vinculo actual
con la persona del médico. Aparece como algo atemporal, algo pasado es sustituido por algo actual. Sólo cuando se
puede resolver la cuestión de la transferencia se puede avanzar en el trabajo de la cura psicoanalítica.

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