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Este nivel es fundamental para que los valores lleguen a la conciencia y también es el
nivel de la ejecución y de la aportación humana a la realidad, de la creatividad y de la
construcción del mundo humano intersubjetivo. Este será el verdadero mundo de los
valores, en donde los valores nacen, existen y se multiplican. Cada valor percibido y
cada valor ejecutado será siempre un valor particular y único; Lewis coloca la
proyección de un valor adquirido hacia una posible ejecución, es decir, en esta
particularidad concreta reside toda la fuerza del valor, por la cual este valor único es
apreciado, deseado y ya posee, un modelo de ejecución y fuerza para desencadenar el
deseo.
Sabemos que cada persona desarrolla su propia axiología. Si bien es cierto la persona
reflexiona especulativamente sobre valores, pero se guía por su percepción real del
valor y, a menudo, lo realiza con sus acciones. La persona humana ya sea singular o
colectiva, percibe los valores y reflexiona sobre los mismos tomando sus decisiones
para una continua transformación de su ser, pero hay también una consecuencia que
puede ser negativa. Ninguna persona puede cambiar su percepción de los valores, como
nadie puede cambiar su percepción de sus sentidos como de la vista, del oído, del calor
y del frío. Sin embargo, se puede cambiar la interpretación especulativa de los valores,
es decir, la axiología. Ésta puede ser condicionada por la memoria, las inclinaciones
pasionales, los hábitos previos y, también, a nivel de personalidades colectivas, a nivel
de información, comunicación y educación. Los valores se vuelven subjetivos debido a
las interpretaciones y discursos que sumergen al ser humano en un caos axiológico.
Estos condicionamientos surgen de las costumbres o de la cultura de una particular
comunidad que impone privilegios y prioridades que predeterminan el juicio de valor en
su misma percepción; es decir, se colocan en la categoría de prejuicio que altera los
juicios de valor.
Muchos filósofos llegan a la consideración del valor como tal, a partir de los
valores morales, que son necesarios para establecer las normas éticas, y todos
acaban por hacer referencia a los valores en general como fundamento necesario
de los valores específicos de la moralidad.
Para Husserl, los valores se intuyen en el conocimiento del ser. Sin embargo, los
conocimientos y juicios de los valores se distinguen evidentemente de los
conocimientos y juicios del ser.
Max Scheler desarrolló toda una teoría de los valores en su libro: Formalismo en
la Ética y la Ética material de los Valores, así como en La Revolución de los
valores. Scheler cree fundar un apriorismo ético material.
Gabriel Marcel (El Misterio del Ser) es otro de los filósofos en el que los valores
ocupan un lugar fundamental. El valor, como tal, es esencialmente cautivador;
afecta al que lo posee, lo descubre, lo realiza, pertenece al ¿quién? Con el valor
estamos en el corazón mismo de la experiencia con sus peligros y angustias.