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EN AUDITORIA MÉDICA
Módulo 2
¿Qué es garantía de calidad en atención de la salud? Naturalización y taxonomía de lo indefinible.
Auditoría médica como garantía de calidad en atención de la salud.
TEMARIO Módulo 2
Tema 1
¿Qué es calidad? Definiciones y puntos de vista. La calidad de la atención médica.
Tema 2
Fases en el control de calidad de las empresas.
Tema 3
La calidad como sinónimo de excelencia de los protagonistas, el desarrollo de la calidad a través
de la inspección (siglo XIX),el control estadístico del proceso (década de los '30) y el aseguramiento de la
calidad (década de los '50) y finalmente la llamada Calidad Total (década de los '90).
Tema 4
Calidad en atención de la salud, aseguramiento y Mejora de la Calidad y elementos centrales de
acuerdo a diversos autores.
Tema 5
Un sobrevuelo a la obra de Avedis Donabedian y su enfoque fundacional de estructura, proceso y
resultado.
Objetivos
Que usted pueda:
● Conocer el desarrollo y evolución de los conceptos esenciales sobre la gestión de la calidad total, así
como las opiniones de los expertos de mayor trascendencia en la disciplina.
● Comprender el marco referencial de la filosofía de la calidad y su aplicación práctica en el área de la
salud y la auditoría médica.
● Interiorizarse de la obra del Profesor Avedis Donabedian y su legado, que sustenta la gestión de la
calidad en la atención de la salud.
Contenidos:
Para lograr estos objetivos, le ofreceremos información sobre:
Primera Parte
Introducción.
I. Conceptualización de la calidad.
Gráfico 1: “Mejora de la calidad de Geynt”.
II. Fases de la gestión de la calidad en las empresas.
Gráfico 2. “Fases en el control de calidad de las empresas.
II. I. La calidad como sinónimo de excelencia de los protagonistas.
II. II. Desarrollo de la calidad a través de la inspección (siglo XIX).
II. III. Control estadístico del proceso (década de los ´30).
II. IV. Aseguramiento de la calidad (década de los ´50).
II. V. Gestión de la calidad total (década de los ´90).
Segunda Parte
III. La calidad en la atención de la salud.
IV. Aseguramiento de la calidad y mejora de la calidad.
V. Un sobrevuelo de la obra de Avedis Donabedian.
Gráfico 3. “Calidad de atención médica según Donabedian”.
Gráfico 4. “Implicancias del modelo unificador”.
Gráfico 5. ”Curva de costos”.
Gráfico 6. ”Estructura, proceso y resultado”.
VI. Conclusiones del Módulo II.
Conexiones:
La lectura de este primer Módulo, le servirá para conocer los detalles del inicio de la gestión de la calidad
en el ámbito de la salud, sus precursores y posibilitará orientar sustancialmente sus trabajos futuros.
Palabras claves:
Gestión de calidad – calidad en salud – estructura, procesos y resultados
Trabajo interactivo:
Participe en los foros, complete todos los trabajos prácticos y manténgase en contacto con su tutor a
través de la plataforma o por correo electrónico.
Trabajos prácticos:
Estas actividades son de suma utilidad y además obligatorias para aprobar el módulo. Usted las encontrará
al final de la unidad y deberá enviar las respuestas a su tutor/a.
MÓDULO II
LA CALIDAD EN LA ATENCIÓN DE LA SALUD
Introducción
Son algunas de las preguntas que buscaremos responder en este segundo módulo. En otras
palabras, pretendemos un primer acercamiento a la filosofía de la gestión de la calidad relacionada al
ámbito de la salud, que funcionará como marco de actuación para la mejora de la calidad asistencial a
desarrollarse en las Instituciones de Salud.
En primer lugar trabajaremos el concepto de calidad y su devenir histórico.
Posteriormente, realizaremos un recorrido por las fases de la gestión de la calidad en las empresas.
En este punto nos centraremos en la “Gestión de la Calidad Total” (GCT), que está avalada por la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) y otras organizaciones de expertos. Destacamos esta manera
de gerenciar la calidad porque permite enfocar con mayor precisión la evaluación de la calidad asistencial
con el objetivo de asumir el compromiso para con la sociedad, así como reducir progresivamente la
variación de la práctica profesional, en resguardo de la salud de la comunidad.
A continuación, nos detendremos en la obra de Avedis Donabedian, cuyas ideas transformaron el
pensamiento sobre la gestión de la calidad en los servicios de salud.
Por último, a fin de ayudarlo a reflexionar sobre los aspectos más importantes de la problemática
trabajada, le presentaremos un cuestionario cuyas preguntas se centran en los aspectos más significativos
del módulo
I. Conceptualización de la calidad
Probablemente no pase un día de nuestra vida cotidiana en el que veamos, oigamos o leamos una
declaración sobre la calidad de parte de empresas con o sin fines de lucro, entidades gubernamentales,
ONG o personas independientes. Se han derramado mares de tinta sobre la calidad y su profusa
terminología: aseguramiento de la calidad, garantía de calidad, mejoramiento de la calidad, administración
de la calidad total, etc. La mayor parte de lo escrito proviene del terreno industrial manufacturero,
habiéndose brindado mucha menos atención a la industria de los servicios. Y, probablemente, dentro de
los servicios, son los de salud los que
han recibido la menor atención.
Ante una obligada definición de calidad podría aplicarse aquella consideración de San Agustín
acerca del tiempo, que decía:
"Si nadie me lo pregunta, yo lo sé para entenderlo, pero si quiero explicarlo, no lo sé para
explicarlo... “(San Agustín. Confesiones. Libro XI. Cap. XIV).
Efectivamente, calidad parece un término fácilmente aprehensible en el lenguaje coloquial y todos
comprendemos intuitivamente lo que quiere significarse cuando se dice que algo es “de primera calidad o
de mala o pésima calidad”. No obstante, surgen problemas para establecer exactamente qué quiere
decirse, poniéndose de manifiesto el verdadero carácter multifacético y multifactorial del concepto, tan
elusivo que parece inaprensible.
En principio, esto es así porque calidad es un término primario o primitivo desde el punto de vista
lógico, es decir, se utiliza en las definiciones de otros términos del sistema, pero él mismo es muy difícil de
ser definido. Comparte así la situación de otros conceptos abstractos como belleza, bondad, etc.
La gran variedad de denotaciones y connotaciones del término, que involucra desde conceptos
culturales, situacionales y personales hasta coyunturales e históricos, le da un carácter muy rico y variado,
obstaculizando al mismo tiempo su adecuada caracterización, al punto que puede llegar a pensarse que
ésta es inaccesible.
En ese caso, la pregunta que nos hacemos es: ¿Cuáles serían estos
aspectos medulares en el caso que nos ocupa?
Para los profesionales de la salud, la cuestión de la calidad debería tener al menos una faceta
práctica y central: las acciones en pro de la salud deben poseer la más alta calidad, deben hacerse bien
desde la primera vez. Asimismo, se admite en la actualidad que las acciones para la calidad no deben
acarrear una elevación de costos del sistema sino aumento de la productividad.
Por otra parte, la cuestión de la medición subsecuente de la definición siempre ha colisionado con
cuestiones de validez. Esto es: ¿es verdaderamente la calidad lo que se está midiendo? Ya que existen
tantas y tan variadas definiciones que siempre llevan implícito un proceso de medición y unos estándares,
¿termina uno midiendo lo que se proponía medir?
El proceso de medición utiliza patrones que se seleccionaron a priori y están implícitos en la
definición. En definitiva, esto parece dar la razón a los que responden a qué es calidad con un rotundo:
¡Depende!
¡Depende!: Depende de quién pregunte, qué cosas sean importantes para él, depende de quién mida y
qué parámetros tome.
En este sentido, el gurú del marketing, Philip Kotler, advierte que la calidad, como el servicio, tiene
muchos significados.
Por ejemplo, si una automotriz proclama que fabrica autos de alta calidad, ¿qué quiere decir?
¿Que su mecanismo de arranque es fiable? ¿Que aceleran rápidamente? ¿Que consumen poco
combustible? ¿Qué son seguros? Los consumidores se interesan en cosas diferentes de modo que el
argumento de la calidad sin más no significa mucho.
Cosas diferentes: En definitiva esta es la esencia de la capacidad de segmentación de los mercados y del
posicionamiento empresarial.
Retomando lo dicho por Passos Nogueira, parte de las dificultades en definir la calidad surgen
porque las normas internacionales y los diferentes autores se refieren alternativamente a cada una de las
ideas anteriormente mencionadas (Passos Nogueira, 1999).
No obstante, es probable que las modernas corrientes de pensamiento gerencial sobre
calidad compartan algunos aspectos.
En todo caso, y si bien en la base de cualquier metodología evaluativa hay una multiplicidad de
juicios sobre cada una de las propiedades o cualidades de un producto, consideradas individualmente o en
un proceso de mutua interrelación, lo más evidente al final del proceso es una especie de síntesis última
o veredicto.
El tema de la valoración o juicio, en el caso de los servicios, es complejo. Por una parte, es cierto
que la satisfacción del usuario es considerada como metro patrón para evaluar calidad. Algunos se refieren
a esta satisfacción como la meta última del programa de calidad.
El mismo Donabedian, pionero en estas ideas, y a quien más adelante consideraremos en detalle,
no duda en incluir a la satisfacción del paciente como un objetivo de la atención médica de calidad.
Considera inevitable que el enfermo comparta con el médico la responsabilidad de definir los objetivos de
la atención, aunque en un ámbito diferente al del profesional, que es el terreno técnico (Donabedian,
1966). A pesar de esto, la cuestión de la satisfacción del enfermo presenta limitaciones inherentes. El
paciente posee un conocimiento muy incompleto del arte y la ciencia médica como para poder valorar
adecuadamente ciertos desenlaces o comportamientos técnicos. Como dice Kahn "...los pacientes
pueden sentirse insatisfechos con la asistencia recibida de profesionales o instituciones competentes o
pueden quedar satisfechos con servicios prestados por profesionales o instituciones incompetentes "
( Kahn, 1997 )
Desenlaces o comportamientos técnicos. A veces el paciente exige o espera cosas que hasta sería
incorrecto que el profesional le brindase, porque están social o profesionalmente prohibidas. También el
desenlace de la atención puede haber sido pesaroso para el enfermo (pensemos en la amputación de un
miembro) y él necesariamente estará descontento o insatisfecho, aún cuando la atención haya sido
inobjetable desde el punto de vista técnico.
Se dice que lo que no puede medirse no puede controlarse, por lo que ser capaz de medir la
calidad constituiría una condición sine qua non para poder encarar esfuerzos para su mejora. Y aquí
tampoco la cuestión está resuelta.
Más allá de la medición en las empresas productivas propiamente dichas, en salud está claro que
ciertos aspectos de la ciencia médica pueden medirse directamente y otros no. En general, los aspectos de
la ciencia médica son medibles, pero existen serios problemas metodológicos en lo que concierne al arte
de la medicina (tema que será abordado y ampliado por Donabedian, en otro apartado de este módulo).
Por otra parte, la distinción entre ambos no siempre está clara o es absoluta. Por ejemplo, se dice que
entre el 50% y 75% de la atención no quirúrgica pertenece al ámbito del arte más que a la ciencia de la
medicina (De Geyndt. 1990).
Más aún, como veremos en extenso en otro módulo del curso, las tasas de utilización de diversos
procedimientos y cirugías varían ampliamente entre diferentes regiones y profesionales, en relación a
diversas variables.
De modo que la cuestión de si la calidad de la atención es medible no puede ser un simple sí o no.
Requiere identificar y agrupar los elementos de la atención en relación a su grado de medibilidad.
Si volvemos a la pregunta inicial: ¿Qué es la calidad?, podría buscarse una respuesta a partir de la
“problematización pedagógica” de su significado.
Deming, un autor clásico en cuestiones de calidad industrial, orienta su definición de calidad a un
relativismo de indiscutible efecto pedagogizador. Suele remitir esa cuestión a una serie de indagaciones
que estimulan la capacidad de reflexión de las personas, haciéndonos recordar, por su estilo, a la
refutación socrática, llevada a su máxima expresión en el Laques.
Laques: Escrito de Platón, que remite a un diálogo de su maestro Sócrates. En él, Sócrates se dirige al
General Laques, pidiéndole que le explique qué es la valentía, un tema de conocimiento para un General.
El interrogado cree ingenuamente saber lo que se le pregunta, pero a poco de avanzar el interrogatorio se
manifiesta éste como un falso saber. Mediante una serie de conclusiones legítimas y aceptando, al
principio, las respuestas como válidas, se pone de relieve el error o la contradicción inherentes. Es en
definitiva una pedagogía de la incerteza.
Deming retoma el estilo Socrático y, en uno de sus escritos, se pregunta por la calidad y qué
significa, y dice:
“¿Qué es calidad? ¿Qué significa, por ejemplo, la calidad de un calzado? Si se está evaluado un
calzado masculino, calidad significa que durará mucho? ¿Qué puede ser bien lustrado? ¿Qué es
confortable? ¿Qué es a prueba de agua? ¿Que el precio está de acuerdo con lo que es considerado
calidad? En otras palabras, ¿cuáles características de la calidad son importantes para cliente? ¿Cómo
podría definirse la calidad de un calzado femenino? ¿Cuál es el principal defecto de un calzado? ¿Un clavo
en /a plantilla? ¿Un taco que se despega en poco tiempo? ¿Manchas? ¿Cuáles son /as cualidades que
provocan insatisfacción en /os clientes? ¿Cómo sabe usted que esto otorga calidad a/ producto?”
Su frase final: ¿Cómo sabe Usted…? remite a la necesidad de contar con pruebas sólidas y
objetivas, apropiándose de las ideas de Sócrates. Es obvio, también, que Deming hace alusión a que lo
más importante en relación a la calidad, más incluso que poseer una buena teoría sobre ella, es la
posibilidad de introducir en las empresas la discusión sobre cómo otorgar calidad a los productos y
servicios.
Sócrates: Sócrates solía preguntar: ¿Dónde están las pruebas? , solicitando que cada respuesta tuviera una
referencia de objetividad, una remisión a los hechos.
Suele pensarse que el grado de capacitación científica y tecnológica de los agentes o proveedores
de servicios, por ejemplo de salud, conjuntamente con procesos informales de evaluación entre pares, es
suficiente para definir la calidad. Este elevado grado de calidad, que se presume intrínseco y dado de
entrada, es una especie de reconocimiento de mérito emanado de la comunidad de iguales (usualmente
científica).
Se parte de la noción de que la calidad puede estar determinada desde el comienzo como si fuese
un punto de partida y no de llegada.
Passos Nogueira asegura que, a pesar de estar ausente en los manuales de calidad, esta es una
manera usual de certificar calidad en muchas organizaciones como universidades, escuelas y hospitales.
Concretamente en el hospital, el nivel de formación de los médicos, unido al grado de actualización
tecnológico, es lo que se mide o se percibe como "de calidad". También se ve que estos hospitales o
universidades buscan (y logran) vestir un determinado servicio o cátedra incorporando a un profesor de
gran prestigio, logrando que el aura que emana de él impregne de calidad a su entorno (Passos Nogueira,
1991).
Integralmente: El artesano hacía su investigación de mercado, obtenía la materia prima, hacia los diseños y
los plasmaba en el tomo o los cocía, los controlaba para ver si alguno se había rajado o roto, y, finalmente,
los vendía. En definitiva, se ocupaba de todas las tareas.
Las inspecciones no sólo ocurrían al final de una etapa particular, sino en cada porción del
producto manufacturado. Cada componente era inspeccionado continuamente para asegurar que era
correcto para la próxima fase. Si aparecía un defecto, el artículo era apartado.
Es famoso el análisis de Adam Smith de una fábrica de alfileres y el trabajo de sus operarios.
Luego de analizar el caso, Smith estimó que un obrero que fabricaba integralmente un alfiler producía
unos pocos por día. En cambio, si se separaban las tareas y cada obrero se encargaba de una sola en
particular, se fabricaban varios miles. De ese modo, la eficiencia mejoraba notoriamente y el precio
descendía sustancialmente. A pesar de ello, decía Smith, el trabajo repetitivo embrutecía al obrero y
limitaba sus capacidades.
Adam Smith: 1723-1790. Economista que provino del área de las ciencias políticas y fue influenciado por
Hume, lo que dio a sus escritos un sesgo claramente filosófico.
Fabricaba integralmente: Se refería a un artesano que se encargara de todos los pasos de la fabricación de
un alfiler, desde cortar el alambre hasta afilar la punta y poner la cabeza.
Podría decirse que el sistema de control de calidad tiene una verdadera lógica perversa inherente.
El problema ocasionado fue el divorcio de la responsabilidad y los resultados reales del trabajo, es
decir: mientras que el trabajador fabricara el artículo de acuerdo a las especificaciones, no era necesaria la
inspección.
Sólo la inspección de artículos acabados se convirtió en norma. El problema fue que el equipo en
proceso no se mantenía en proceso y los defectos resultantes no se tenían en cuenta hasta ser
inspeccionados al final de la línea. Esto no permitía movimientos de proceso mientras se operaba con el
equipo, haciendo que los defectos resultantes sólo se pudieran detectar más tarde. Se perdía el valor
añadido del artículo defectuoso y se añadía un costo al proceso de producción y, por tanto, o bien se
incrementaba el precio del consumidor o bien se reducían los beneficios.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial y la necesidad de producir armas masivamente, fue
necesario llevar a cabo una inspección a gran escala. Cada pieza producida era inspeccionada. Así, las
competencias iban desde el personal de primera línea, (al igual que en la época de los artesanos), al
personal de inspección (en esta era de dirección científica). El uso de medidas daba más objetividad a la
determinación sobre si un artículo cumplía los estándares fijados en la especificación de producción.
Inspeccionada: Cada pieza, luego de ser inspeccionada, era aceptada o rechazada.
En la década de los 20, Walter Shewhart, trabajando para los laboratorios de la Bell Telephone,
analizó y desarrollo conceptualmente algunos aspectos que son fundamentales para el control estadístico
de la calidad.
Shewhart aplicó simples técnicas estadísticas, lo que permitió establecer causas asignables (en la
variación que no era normal) y no asignables de variación. La idea era segregar causas fortuitas y reales de
variación, y manejarlas eficazmente. Se buscaba aplicar este simple proceso de control de calidad a cada
fase de fabricación de un producto, corrigiendo las causas asignables de variación cuando estas aparecían.
De esa forma se lograba un ahorro significativo de tiempo y dinero.
Total: El adjetivo total se refiere a que el control o gestión de la calidad se extiende a la totalidad de la
organización ( company-wide ).
Atkinson (1990) afirma que la GCT afecta a cada persona en una organización y se cree que para
que sea competitiva y próspera, sus filosofías, principios y prácticas deben ser aceptadas por todos.
Oaklland (1989), por su parte, sugiere que la GCT es "una forma global de mejorar la eficacia y flexibilidad
de un negocio".
Esencialmente, la GCT necesita una revolución cultural en la forma de hacer las cosas en una
organización, cada elemento debe ser fácilmente visto, pero no nos ayuda a determinar las porciones
apropiadas de cada uno o el énfasis que se le debe dar. Aunque podemos asumir que los elementos son de
alguna manera interdependientes, hasta cierto punto deben existir para asegurar las filosofías y prácticas
de la GCT, las cuales, por tanto, mantienen y ayudan a desarrollar la cultura de la GCT.
Podría decirse que la GCT es una filosofía de dirección, que busca continuamente mejorar la
calidad de actuación en todos los procesos, productos y/o servicios en una organización. Atkinson dice,
asimismo, que la calidad total es un acercamiento estratégico para producir el mejor producto y
servicio posible a través de una constante innovación.
La GCT provee los medios por los que las organizaciones pueden proporcionar una participación de
sus empleados, satisfacción a los clientes e, igual de importante, lograr la competitividad en la
organización.
Pagará dividendos: Es probable que los costos generales sean más bajos, que se satisfagan las esperanzas
de los trabajadores y que se genere la lealtad del cliente.
El sector económico tradicional de los servicios y los servicios de salud, en particular, pueden
beneficiarse muchos con los métodos de la GTC.
Lo que en principio pareció un desarrollo específico para el sector industrial, es susceptible de ser
aplicado con éxito en muchos otros ramos, ya que los conceptos que se utilizan en la GTC son aquellos
que unifican analíticamente a la industria y el sector servicios.
En años recientes se aprecia un notorio cambio desde estos modelos basados en la inspección a
otros más proactivos, orientados a la prevención.
Diversas definiciones de calidad fueron dadas a lo largo de los años en el área de la salud, y en este
sentido, los siguientes ejemplos ilustran cómo cambiaron las ideas sobre calidad en atención de la salud en
los últimos 70 años.
En 1933 el concepto de calidad en la atención de la salud se definió sobre la base de ocho
"artículos de fe" (Lee y Jones, 1933):
En 1958, Esselstyn propuso que “los estándares de calidad deben basarse en el grado en el cual la
asistencia está disponible, es aceptable, comprehensiva, continua y documentada, y asimismo en el grado
en que la terapia adecuada se basa en un diagnóstico exacto y no sólo en la sintomatología".
Más o menos para la misma época, los famosos Myers y Slee definieron calidad como el “grado en
que se cumplen las normas+, en relación con el mejor conocimiento médico existente en cada momento,
de acuerdo con los principios y prácticas generalmente aceptadas".
Por su parte, Donabedian, a quien comentaremos por extenso en otro apartado de este módulo, se
refiere, dentro del contexto de su esquema trinitario, al proceso de la atención como el objeto primario
de la evaluación de la calidad. Al respecto, dice que éste, en su faz técnica, está determinado por el estado
de la ciencia y tecnología médica en cualquier momento dado, es decir, por el modo en que los maestros
hacen medicina y fijan las normas de atención. Por ende, la calidad del proceso de la atención está definida
como comportamiento normativo, es decir, por el grado de apego o cumplimiento de las normas++, con
lo cual volvemos a la definición de Myers y Slee. Estos autores, muy razonablemente, se cuidan de advertir
que debe considerarse cada realidad en particular, estableciendo sus recursos y posibilidades
profesionales, financieras y de infraestructura, para considerar normas cuyo cumplimiento sea
posible.
Normas+: Las normas aludidas remiten a la atención documentada de Esselsstyn y debe entenderse en la
actualidad como la mejor evidencia científica disponible.
Normas++: En la actualidad deben agregarse los criterios, los estándares y la evidencia científica.
Normas cuyo cumplimiento sea posible: Las normas, para ser realmente útiles, deben ser elaboradas
localmente y relacionadas con la realidad y circunstancia.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una declaración típica y tan amplia que
hace difícil hacerla operativa, dice que la calidad en la asistencia sanitaria es "asegurar que cada paciente
reciba el conjunto de medios diagnósticos y terapéuticos más adecuado para conseguir una atención
sanitaria óptima, teniendo en cuenta todos los factores y conocimiento del paciente y del servicio médico y
lograr el mejor resultado con el mínimo riesgo de efectos adversos y la máxima satisfacción del paciente
con el proceso ".
Es útil recordar que la propia OMS ha definido cuatro componentes en la atención médica, que son
precisamente y por definición los objetos del control de calidad en la atención de la salud.
En este contexto debemos enfatizar que calidad significa algo distinto para cada persona.
Tomemos un hipotético caso de una cirugía de reemplazo de cadera…
● Para el cirujano el resultado es de calidad cuando el paciente sale sin mayores sobresaltos de la sala de
operaciones, se recupera y es dado de alta rápidamente, y sin ninguna infección grave.
● El terapista físico que lo asiste puede ver el mismo caso como de alta calidad si el paciente puede
caminar con casi el total de su capacidad normal después del tratamiento.
● El paciente, por su parte, seguramente verá la calidad en su posibilidad de caminar, pero también si está
totalmente libre de dolor, que en muchos casos fue la causa que lo llevó a la cirugía. Accesoriamente, el
paciente tenderá a identificar como de calidad a una atención amable por parte del personal de la clínica, o
si la habitación y la ropa de cama estaban limpias, la comida caliente y gustosa y el baño en buenas
condiciones. Quizá considere esto en primer lugar si el resultado técnico fue adecuado.
● El administrador del sanatorio considerará el procedimiento como exitoso y de calidad si éste se lleva a
cabo dentro de los límites económico financieros establecidos y no incluye complicaciones costosas.
En suma, todas son consideraciones válidas, porque, como ya advertía Donabedian, la visión de la
calidad depende del color del cristal que emplea quien mire. Este ejemplo subraya, además, la noción
subyacente de calidad (y de auditoria médica) como concepto sistémico.
En este sentido, suele utilizarse a veces el concepto de rendimiento institucional, que es más
preciso y operacional que el de calidad a secas (JCAHO, 1999). La propia Comisión ofrece definiciones
sobre las dimensiones de este rendimiento
1. Hacer lo Correcto
La eficacia del procedimiento o tratamiento en relación a la condición del paciente. El grado al que
la atención/intervención para el paciente ha demostrado lograr el resultado deseado/programado. La
adecuación de una prueba, procedimiento, o servicio específico para satisfacer las necesidades del
paciente. El grado al que la atención/intervención proporcionada es relevante a las necesidades clínicas del
paciente, dado el nivel actual de conocimientos.
Según De Geyndt, el objetivo principal de los esfuerzos por mejorar la calidad se vincula a
compromisos con la sociedad y con los individuos concretos. Parte de esto se logrará mejorando la equidad
y la eficiencia de los sistemas y servicios de salud.
En segundo lugar, debe lograrse el resguardo de la salud de las poblaciones reduciendo la
variación interindividual en la práctica de los profesionales. La introducción apropiada de nueva
tecnología y la reducción de los procedimientos innecesarios son también aspectos de este punto.
Por último la evaluación de la calidad debe perseguir objetivos educacionales.
Práctica: Variación
Objetivos educacionales: Constituye la base para la investigación, provee materiales educativos para la
educación continua y define el rol y responsabilidad del paciente en el proceso de atención.
Límite máximo: En nuestro ejemplo, si supera el límite sugerido por la OMS de 10-15%
Al respecto, la filosofía de la garantía de calidad en salud recibió fuertes críticas de autores como
Berwick. Este autor opina que los comités de auditoria actúan post facto evaluando la adecuación de la
conducta clínica, dentro de una muestra de casos analizados, utilizando la engañosa metodología de las
"manzanas podridas". Según él, esta metodología parte del presupuesto de que para mejorar el sistema
basta identificar y denunciar el error, como sucede en el sistema industrial tradicional. Aunque tal vez este
método tenga un cierto efecto educativo en los médicos, es caro globalmente y tiene bajos retornos reales
en términos de perfeccionamiento. Además, es criticado básicamente por estar fundado en un esquema
monopólico del saber que refuerza y amplía el poder del médico.
El enfoque de mejora de la calidad es diferente. Considera que la salida global del proceso provee
la base para la acción y no sólo los resultados inaceptables, que exceden lo que sería el límite de
especificación en la industria. Es decir, habría una intención de mejorar la tasa aunque ésta no excediera el
15%.
Al realizar un enfoque de mejora de la calidad, hay dos opciones a tener en cuenta.
Podría decirse que la aceptación de una perspectiva de mejora de la calidad requiere un cambio de
paradigma en el sentido khuniano.
V. Un sobrevuelo de la obra de Avedis Donabedian
Avedis Donabedian nació en Beirut, Líbano, en 1919 y murió en el año 2000. Fue médico en Beirut
y luego se trasladó a EEUU, donde obtuvo un grado en Salud Pública en Harvard. Rápidamente fue
reclutado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, en la que llevó a cabo la mayor
parte de su trabajo académico.
A partir de sus ideas, expuestas en ocho libros, cincuenta artículos e incontables conferencias,
Donabedian transformó el pensamiento sobre sistemas de salud. Su comprensión de la situación demostró
encontrarse en general muy por delante de la de sus contemporáneos, demarcando las líneas de futuras
investigaciones y desarrollos. A partir de su obra, el ámbito de los sistemas de salud se transformó en un
área robusta para la inquietud y la acción dentro de la cual el terreno específico de acción de este autor
fue la calidad de la atención médica. Su obra central, de 1966 introduce el esquema tripartito de
estructura, proceso y resultado, que es su mayor legado y constituye un paradigma para la evaluación de
sistemas y servicios de salud. A continuación nos referiremos brevemente a las ideas exploradas en el libro.
Aspecto técnico: Implica la aplicación de la ciencia y la técnica de la medicina y otras disciplinas de la salud
al problema concreto del enfermo.
Aspecto interpersonal: Involucra todas las interacciones que tienen lugar entre el terapeuta y el paciente.
Amenidades: Se refiere al entorno de la atención, al contexto físico y social en que ésta se lleva a cabo.
Tiene que ver, por ejemplo, con la sala de espera, la secretaria, etc. En última instancia, en tanto las
amenidades o el entorno implican elementos tales como privacidad, comodidad, reserva, cortesía,
aceptabilidad y otros análogos, podría verse como una forma de relación interpersonal, de la que es difícil
separarla aún en términos didácticos.
Veamos ahora cómo se define la calidad en cada ámbito específico, estudiando el gráfico siguiente.
Como mínimo, dice Donabedian, la calidad técnica consiste en la aplicación de la ciencia y la
tecnología de una manera que rinda el máximo de beneficios para la salud sin incrementar sus riesgos. En
otras palabras, es el mejor balance posible entre beneficios y riesgos, que se expresa en la conocida
máxima: “Primero no dañar, usualmente lograr algún tipo de beneficio e idealmente el mayor beneficio
posible.”
La calidad técnica: Veremos que este es el núcleo duro de calidad, la quintaesencia de la noción de calidad
para este autor.
Adentrándose en el dilema entre la cantidad y la calidad de la atención, este autor opina que es
fácil definir intuitivamente una atención insuficiente como pobre en calidad, pero la inversa dista de ser
clara.
Cuando una atención es innecesaria o excesiva, seguramente, no está contribuyendo a lograr más
bienestar para el enfermo. Además, es también pobre en calidad ya que implica un cierto riesgo no
contrabalanceado por la posibilidad de lograr un beneficio, como vimos. Por otra parte, también
desaprovecha y dilapida recursos, es decir, es pobre en eficiencia, lo que agrega un demérito en la
evaluación de la calidad.
También es pobre en calidad desde la óptica donabedeana, ya, que en primer lugar no aportará
ningún beneficio, y en segundo término es socialmente ineficiente, ya que desaprovecha un recurso que
podría ser utilizado provechosamente en otras personas, esta atención innecesaria además implica por
parte del profesional descuido, falta de juicio o impericia en su trabajo, lo que agrega otro elemento
negativo de juicio.
La relación entre calidad y costo monetario es punto ineludible en el pensamiento de este autor. Es
cierto que la calidad cuesta dinero pero cuando la atención es excesiva (aún cuando sea inofensiva) o
dañina, resulta más cara y de peor calidad. Cuando la atención es ineficiente también dilapida recursos.
Ineficiente: Donabedian piensa en enfermeras haciendo el trabajo de los médicos y también en hospitales
subocupados o demasiado grandes o pequeños para operar adecuadamente.
En pocas palabras si bien la calidad cuesta, siempre cuestan más las acciones derivadas de la falta
de calidad.
Es de destacar en la obra de Donabedian la idea del costo monetario como un fenómeno
indeseado agregado a la atención.
Este autor trató de reunir varias de las ideas que venimos analizando acerca de su obra en un
modelo único y formal, que considera la cantidad de servicios, sus beneficios, la utilidad de los mismos y
los costos y los riesgos para el paciente. Un modelo al que denominó unificador.
Dice él que a medida que se añaden servicios hay, hasta cierto punto, un aumento constante de los
beneficios y un poco menos en las utilidades. Este incremento se hace cada vez más moderado, de modo
que a partir de cierto punto no se obtienen más beneficios o utilidades. Específicamente, la curva de
beneficios se corta con la de riesgos (y la de costos) y, por lo tanto, a partir de cierta cantidad de servicios
son más los riesgos que los beneficios que cabe esperar de estas acciones.
Efectivamente, al principio los servicios tienen muchos beneficios y relativamente pocos riesgos, pero a
medida que se añaden servicios crecen paulatinamente los riesgos para el enfermo. De modo que la
llamada curva de beneficios (menos riesgos) tiene un punto máximo y después cae a cero.
Estas consideraciones teóricas dan basamento a la idea de la atención médica óptima. Indican que
más atención no es sinónimo de más calidad.
Más calidad: Por lo menos a partir de cierto punto más allá del cual el agregado de servicios o prestaciones
no sólo no agrega valor, sino que lo disminuye, acrecentando los riesgos para el enfermo y los costos para
quien paga.
Otros autores coinciden con lo expresado por Donabedian. Por ejemplo, Vuori diseña unas curvas
semejantes, de tipo cuadrático, que indican visualmente que la calidad crece hasta un punto máximo, con
el agregado sucesivo de prestaciones, y luego decrece cada vez más, a medida que se incrementan los
riesgos y costos.
Volviendo a Donabedian, nos dice que aunque esta conceptualización unificadora que venimos
analizando parezca exagerada, en el mundo real los pacientes son capaces de valorar adecuadamente
los componentes aparentemente heterogéneos.
Valorar adecuadamente: Por ejemplo, cuando una afección seria pone en riesgo la vida, se olvidan de
refinamientos en la atención para imponer el acento en lo verdaderamente importante, como los
beneficios de la atención específicamente técnica.
El modelo unificador, en último análisis, implica que las expectativas y valoraciones individuales así
como el costo de las prestaciones pueden entrar dentro de la definición de la calidad de la atención. Al
mismo tiempo, y dado que definir la calidad implica establecer una norma, es útil considerar algunas
cuestiones.
En lo que hace a las cuestiones técnicas, es indudable que los profesionales de la salud deben,
como expertos en el tema, establecer lo que corresponde técnicamente. De este modo, como ya
mencionamos, la calidad de la atención médica se definirá como el tratamiento que sea capaz de procurar
el mejor equilibrio entre riesgos y beneficios. Esto es a lo que Donabedian denomina calidad técnica.
Cualquier otro factor se deberá considerar como facilitador u obstaculizador para alcanzar este estándar
de calidad, pero sin afectar al estándar mismo.
Si consideramos que una función esencial del tratamiento es mejorar el bienestar del paciente, es
inevitable que éste comparta con el terapeuta la responsabilidad de consensuar los objetivos de la
atención y de valorar tanto sus beneficios como sus riesgos. El profesional proporciona opinión experta, el
paciente valora, haciendo del médico su agente y pidiéndole que lo ayude en su decisión, poniendo su
saber a tal fin. Esta es la definición individualizada de la calidad.
En otras palabras, y como antes mencionamos, la valoración que hace el paciente de la atención de
que es objeto, expresada como satisfacción o insatisfacción, suele basarse en un sinnúmero de factores
y es de gran importancia. Proporciona información sobre el éxito del proveedor en colmar los valores y
expectativas de la atención y constituye un instrumento valioso para la investigación.
Definición individualizada de la calidad: Se la denomina de esta manera porque habría tantas calidades
como enfermos, de acuerdo a la valoración de cada uno.
Sinnúmero de factores: Entre estos factores encontramos desde cualidades del entorno hasta aspectos
técnicos, o lo que el paciente considera o decodifica como saber técnico. Por ejemplo, muchos pacientes
se fijan en conductas que, a su juicio, parecen significar competencia o calidad, así como interés personal:
puntualidad, respeto, atención, reflexión, etc. Otros pacientes, quizá mas experimentados, reclaman la
presencia de preguntas específicas. Muchos enfermos, y es esta una experiencia cotidiana, valoran la
calidad por la cantidad y complejidad de los estudios a que son sometidos.
No obstante, tal valoración tiene limitaciones. El paciente tiene una comprensión limitada e
incompleta de la ciencia y técnica médicas, de modo que sus juicios en esta arena suelen ser defectuosos.
Por otra parte, el paciente muchas veces solicita o demanda cosas que sería incorrecto o poco ético que el
profesional le brindara.
Como ya hemos visto en este curso, otro punto importante de la obra de Donabedian
es su esquema tripartito: estructura, proceso y resultado. Pero, ¿qué utilidad
le otorga? ¿En qué consiste específicamente? ¿Cuál es la relación
entre sus elementos? Veámoslo a continuación…
El esquema tripartito es para este autor un marco de trabajo operacional, la manera de repensar el
confuso campo de la evaluación de la calidad. Al respecto, se apresura a decir que el esquema es una
abstracción de lo que en verdad es una sucesión de elementos encadenados. En tal cadena es estéril tratar
de determinar qué elementos son medios y cuales fines, siendo los propósitos y las perspectivas del
analista los determinan que segmentos de la cadena se van a estudiar. Si se ponen, por ejemplo, los
resultados al final es porque se supone que el objetivo final es mejorar la calidad, pero en otros contextos
quizá la mejora de la calidad sea un fin para lograr alguno otro aspecto, como el desarrollo económico.
Lo invitamos a estudiar el gráfico siguiente:
Elementos encadenados: En que cada elemento es causa del que le sigue y, a la vez, está causado por los
que lo preceden.
Las características básicas de la estructura evidencian que es relativamente estable, que funciona
para producir atención o es un atributo del ambiente, y que influye sobre la clase de atención que se
proporciona.
Ya la hemos caracterizado, a la estructura. Veamos ahora si es
factible evaluar la calidad a partir de su análisis.
El estudio y el análisis de los resultados es otro enfoque indirecto para evaluar la calidad de la atención,
aunque esto pueda parecer paradójico. Según Donabedian los cambios en el estado de salud no pueden
tomarse como indicativos de calidad hasta que otras causas que puedan influir en tales cambios hayan sido
eliminadas y uno pueda estar razonablemente seguro que la atención previa es la responsable de las
modificaciones.
Lo mismo puede decirse del proceso. Sus elementos no son garantía de calidad hasta que se haya
establecido su vinculación con los resultados deseados. Pero una vez que se comprueba que determinados
procedimientos, usados en situaciones específicas, están claramente asociados con buenos resultados, la
mera presencia o ausencia de ellos puede tomarse como una prueba de buena o mala calidad.
Validez: Entendida como la precisión de los datos, por un lado, y la precisión de las mediciones que se
elaboran con esos datos.
Inherentemente válidos: Ya que, por lo general, no se necesita discutirlos. Si la relación causal entre
proceso y resultado no ha sido establecida con seguridad, la validez causal de las mediciones es dudosa y
no habría más remedio que emplear los resultados como medida de la calidad. Sin embargo, cuando los
resultados se utilizan para hacer inferencias acerca de la calidad de la atención, es necesario primeramente
establecer que los resultados pueden atribuirse a dicha atención. Esto es lo que se denomina validez
atribucional.
En resumen, dado lo poco que se conoce sobre la relación entre proceso y resultado, y lo
fundamental de esta relación para las inferencias que se sacan de los hallazgos de cualquier evaluación, es
importante, siempre que sea posible, emplear elementos del proceso tanto como del resultado
simultáneamente en cualquier método de evaluación de la calidad.