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7.1 Introducción
El desarrollo radicular de las vides, como de otras especies frutales, depende de
características genéticas propias de la variedad o del portainjerto que se utilice.
Sin embargo su expresión puede ser alterada por condiciones ambientales, en
particular por las propiedades físicas del suelo. Habitualmente, los suelos son
descritos sobre la base de un conjunto de propiedades físicas, tales como la es-
tructura, la textura, la densidad aparente, la distribución y el de tamaño de poros
y las características morfológicas de los perfiles.
La textura del suelo es una propiedad intrínseca, que depende del tamaño de par-
tículas que constituyen la matriz del suelo y no pueden ser alteradas por el manejo
del mismo. Sin embargo la estructura, la densidad aparente y la distribución del
tamaño de poros sí pueden ser alteradas por prácticas de manejo de suelo, las que
en agricultura intensiva generalmente resultan en procesos de compactación. La
compactación del suelo aumenta la densidad aparente y la resistencia mecánica.
Al modificarse estos factores, también lo hace la geometría de los poros, influ-
yendo sobre el número y distribución del tamaño de éstos, lo que hace disminuir
los macroporos y aumentar los microporos. Efectos derivados de lo anterior son
la disminución de la capacidad de aire del suelo, el aumento de la retención de
agua, la disminución de la velocidad de infiltración y la disminución de la difusión
de los gases, entre otros factores (Satish and Gupta, 1991).
30
25
Macroporosidad (%)
20
15
10
0
1,20 1,25 1,30 1,35 1,40 1,45 1,50 1,55 1,60 1,65 1,70
De lo anterior se puede concluir que las propiedades físicas del suelo, tienen un
importante efecto sobre el desarrollo radicular de las plantas y sobre su produc-
tividad. En consecuencia, la compactación de suelos es una variable que hay que
considerar al momento de realizar una plantación, por lo cual previo a plantar
es necesario contar con estudios de suelo detallados, que permitan determinar
cuantitativamente las limitaciones físicas que presenta el suelo para tomar de-
cisiones de preparación en preplantación.
15 y = 77,518x = 7,3487
R2 = 0,6554
N° raíces/400 cm2
10
0
5 10 15 20 25 30
-5
Macroporosidad (%)
Figura 3. Relación entre el rendimiento (cajas de 8,2 kg/ha) y la densidad radicular (N°
raíces finas /m2 de suelo), en el cv Thompson Seedless (Sellés et al., 2003).
2150
2050
1950
Rendimiento (cajas/ha)
1850
1750
1650
1550
1450
450 550 650 750
N° raíces finas/m
2
Cuadro 1. Textura y densidad aparente del parronal cv Thompson Seedless (Sector En-
con) y del parronal cv Flame Seedless (Sector Santa María). Abril de 2007.
El estudio tuvo una duración de 4 temporadas, entre los años 2007/08 a 2010/11
y se evaluaron diferentes tipos de cubiertas: La primera temporada (2007-2008)
se sembró avena, cv Nehuén, centeno cv Forrajero Platina, rábano cv Weedcheck y
hualputra cv Santiago. La segunda y tercera temporadas (2008-2009 y 2009-2010),
se reemplazó hualputra por arveja, dado el mal establecimiento de la primera.
Finalmente, la última temporada (2010-2011), se sembró sólo avena y centeno,
esto dado las dificultades de establecimiento que presentaron las leguminosas. En
todas las temporadas se consideró un tratamiento testigo, sin cubierta. Se esta-
blecieron cuatro repeticiones por tratamiento, distribuidas al azar. Cada repetición
cubrió dos entre hileras con un largo de 50 m. Una vez segada las cubiertas, su
biomasa fue esparcida como mulch en la sobre hilera colindante. Adicionalmente,
en octubre del 2008 se sembraron lombrices anécicas, de la especie Lumbricus
friendi en 10 plantas del tratamiento testigo y de la avena (84 lombrices por
planta). Respecto al efecto de las lombriz anésica sobre las propiedades físicas
de suelo, se puede consultar en Selles et al., (2006).
Para evaluar el efecto de las cubiertas vegetales sobre las propiedades físicas
de los suelos, se evaluaron los siguientes parámetros: velocidad de infiltración
del agua en el suelo, densidad aparente, distribución de tamaño de poros, esta-
bilidad de agregados y resistencia a la penetración. Complementariamente se
evaluó el contenido de materia orgánica al final del ensayo en Flame Seedless y
la respiración de suelo.
Letras iguales en un mismo tiempo de infiltración indican que no hubo diferencias estadísticas signifi-
cativas con la prueba de comparación múltiple de Tukey con un nivel de confianza del 95%.
Luego de 4 temporadas, sólo las cubiertas de avena y avena más lombrices in-
crementaron este parámetro. La mejora de este parámetro, utilizando cubiertas
vegetales parece ser un proceso lento y de largo plazo. Baginsky et al., (2010)
indican que se necesitan al menos 4 temporadas para obtener efectos persistentes
de las cubiertas vegetales sobre las propiedades de flujo en el suelo, lo que se ve
confirmado por los resultados obtenidos en este estudio de casos.
-20
-40
-60
Avena+lombrices SH Avena SH Testigo SH
Una situación similar se observa en la entre hilera (Figura 4b), donde los trata-
mientos de avena con lombrices como avena sola tendieron a reducir la densidad
aparente en los primeros 20 cm de suelo.
Figura 4b. Densidad aparente del suelo (g cm-3) en la entre hilera según cubierta utili-
zada y profundidad.
Densidad aparente (g*cm-3) sobrehilera
1 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 1,6 1,7 1,8
0
Profundidad (cm)
-20
-40
-60
Avena+lombrices SH Avena SH Testigo SH
Cuadro 3. Densidad aparente (g/cm3, promedio ±DS) de los distintos tratamientos según
ubicación de las muestras (sobre hilera y entre hilera) y profundidad de muestreo. 2010-
2011.
El asterisco (*) denota diferencias entre ubicaciones para un mismo tratamiento al realizar la prueba de
comparación múltiple de Tukey con un nivel de confianza del 95%.
Cuadro 4. Distribución de tamaño de poros (%, promedio ± Desviación estándar) de los
distintos tratamientos en la sobre hilera en función de la profundidad de muestreo.
Profundidad
Tamaño Tratamiento 0-20 20-40 40-60
poro (µm) Sobrehilera
PDR Testigo 9.5 (±3.6)* 11.5 (±1.5) 11.9 (±1.7) ab
(>50 µm)
Avena 15.5 (±2.2) 11.4 (±2.7) 14.2 (±1.6) a
Avena+lombrices 16.6 (±5.5) 11.6 (±2.8) 7.8 (±2.1) b
PAU Testigo 13.5 (±1.7) b 11.4 (±1.8) 11.8 (±1.5)*
(10-0.2 µm)
Avena 20.0 (±3.3) a* 12.7 (±3.9) 10.8 (±0.9)*
Avena+lombrices 12.9 (±2.8) b 12.2 (±3.3) 10.2 (±5.3)
PDR: Poros de drenaje rápido o macroporos; PAU: Poros de agua útil o microporos. Letras distintas indican
diferencias estadísticas significativas (?≤0,05) entre tratamientos para una misma profundidad, tipo de poro
y ubicación de la muestra. El asterisco (*) denota diferencias entre ubicaciones para un mismo tratamiento.
En la entre hilera los efectos fueron menores, el volumen de poros fue más bajo
que en la sobre hilera y sin diferencias significativas entre los tratamientos.
Profundidad
Tamaño poro Tratamiento 0-20 20-40 40-60
(µm) Sobrehilera
PDR Testigo 3.5 (±1.0) 11.2 (±4.3) 12.0 (±2.5)
(>50 µm)
Avena 8.2 (±7.5) 11.4 (±2.9) 13.0 (±3.4)
Avena+lombrices 13.1 (±5.4) 10.9 (±5.5) 11.8 (±3.5)
PAU Testigo 14.0 (±1.4) 11.1 (±1.5) 9.2 (±1.3) ab
(10-0.2 µm)
Avena 11.2 (±3.9) 9.7 (±1.8) 7.1 (±1.8) b
Avena+lombrices 13.2 (±0.7) 10.6 (±2.2) 10.5 (±1.2) a
PDR: Poros de drenaje rápido o macroporos; PAU: Poros de agua útil o microporos. Letras distintas indican
diferencias estadísticas significativas (?≤0,05) entre tratamientos para una misma profundidad, tipo de poro
y ubicación de la muestra. El asterisco (*) denota diferencias entre ubicaciones para un mismo tratamiento.
Se realizaron pruebas con micro (1-2 mm) y macro agregados (agregados entre 2
a 30 mm), con el objeto de dilucidar a qué nivel dentro de la jerarquía estructural
están actuando los manejos propuestos (Tisdall y Oades, 1982). En el Cuadro 7 se
entrega los resultados de estabilidad de microagregados (1-2 mm) evaluada como
una relación de dispersión (RD), en la que el menor valor denota mayor estabilidad.
Letras distintas indican diferencias estadísticas significativas (p < 0,05) entre tratamientos para una
misma profundidad y ubicación. El asterisco (*) denota diferencias entre ubicaciones para un mismo
tratamiento (p < 0,05).
En este caso, el efecto se generó en profundidad de la entre hilera, donde los valores
de RD son los más bajos (mayor estabilidad) y los manejos propuestos mostraron
diferencias significativas con el testigo, indicando que tanto el crecimiento de
las raíces en profundidad como la actividad de lombrices son capaces de generar
efectos importantes en el suelo.
Los valores del ensayo en el suelo arcilloso (Thompson Seedless) fueron elevados
en la entre hilera, por sobre los 2.000 kPa, pero la sobre hilera, al no presentar
tránsito de maquinaria, presenta una mejor condición física (Figura 5a).
Resistencia (kPa)
0 2000 4000 4000
0
-20
Profundidad (cm)
-40
-60
-80
-100
Testigo SH Testigo EH
Resistencia (kPa)
0 2000 4000 4000
0
-20
Profundidad (cm)
-40
-60
-80
-100
Centeno SH Centeno EH
Resistencia (kPa)
-10
Profundidad (cm)
-20
-30
-40
-50
Testigo Avena
Centeno Avena+Lombriz
Durante el desarrollo del estudio, los cortes de las cubiertas se dispusieron sobre
la hilera como mulch. En el cv Flame Seedless, al término del ensayo (noviembre
de 2010) se tomaron muestras de suelo para determinar contenido de materia
orgánica (M.O) en los primeros 20 cm de suelo (Figura 6). No se observó diferencias
significativas entre los tratamientos, dada la variabilidad encontrada, especialmente
en el testigo y en la cubierta de Centeno (29% de coeficiente de variación). La
cubierta de avena presentó un promedio de 3,4% de M.O, con un coeficiente de
variación de 5%. Si se compara este valor con el valor de M.O inicial en el sector
del ensayo, indicado con línea punteada en la Figura 6 (2,82±0,12%), el uso de
cubiertas de avena significaría un incremento de 0,58% de materia orgánica en
los primeros 20 cm de suelo. La incorporación de materia orgánica utilizada como
mulch y al material que permanece en el suelo, como las raicillas, afectan posi-
tivamente el desarrollo de macro y microorganismos del suelo (Bretchel, 2004).
3,5
2,5
M.O. (%)
1,5
0,5
0
Testigo Avena Centeno
Figura 7. Tasa respiratoria del suelo, en C-CO2 en 100 gr de suelo, en los cvs Thompson
Seedless y Flame Seedless, en el tratamiento testigo y con cubiertas de avena y centeno.
(Noviembre y diciembre 2010).
150
135 130
120 118
105 102
96 96
C-CO2 mg/kg suelo
90
90
76
75 72
60 54 56
45 42 42
30
15
0
Thompson S. Nov. Thompson S. Dic. Flame S. Nov. Flame S. Dic.
80 ab
a
70 a a
PAR interceptada (%)
a ab
60 a
ab
50
40
30
20
10
0
Testigo Centeno Avena Arveja Rábano
Letras iguales dentro de una misma temporada indica que no hubo diferencia significati-
va al realizar prueba de comparación múltiple de Tukey con 95% de confianza.
Lo anterior queda refrendado por los pesos del material de poda medido en las
diferentes temporadas (Cuadro 9). En el invierno de 2008, sólo el peso de poda
del tratamiento con arvejas fue superior al peso de poda del tratamiento con
centeno, el resto de los tratamientos fueron iguales al testigo. Al año siguiente
Letras iguales dentro de una misma temporada indica que no hubo diferencias significativas al realizar
prueba de compasión múltiple de Tukey con 95% de confianza. Ensayo Thompson Seedless.
En la temporada 2009/10, las bayas de las plantas con cubierta de centeno tu-
vieron un menor peso que el resto. Sin embargo, esta situación no se repitió al
año siguiente, por lo cual se puede señalar que el parámetro tamaño de bayas, en
las condiciones de este estudio, no se vió afectado por las cubiertas. Los sólidos
solubles en este cultivar no se vieron afectados por el uso de cubiertas vegetales.
Cuadro 10. Peso de baya a cosecha según tipo de cubierta empleada y temporada.
Letras iguales en la misma temporada indican que no hubo diferencias estadísticas significativas con la
prueba de comparación múltiple de Tukey a un nivel de confianza del 95%.
En la temporada 2010-2011, sin embargo, los pesos de racimos de las plantas con
cubiertas vegetales (avena y centeno), presentaron una disminución respecto de
la temporada anterior, siendo claramente menores que el testigo, lo que redundó
en una menor cantidad de cajas de exportación.
El testigo alcanzó las 2168 cajas/ha, mientras que las cubiertas llegaron sólo a
1700 cajas/ha en promedio. Lo anterior refleja un claro efecto negativo del uso
y manejo de las cubiertas vegetales utilizadas sobre la producción de fruta de
exportación en el cv Flame Seedless.
Cuadro 11. Peso de racimos y producción por hectárea, temporadas 2009-2010 y 2010-
2011, cv Flame Seedless.
En uva Flame Seedless existen dos parámetros importantes que definen su calidad,
el calibre y el color de las bayas. Los resultados de la distribución de calibres se
presentan en el Cuadro 12. Durante la temporada 2008-2009 en todos los tra-
tamientos predominaron calibre jumbo y grande. Sin embargo, en la temporada
2009-2010 disminuyó el calibre jumbo y la distribución de calibres fue similar
El color de cubrimiento que presentan los racimos del cv Flame Seedless, definen
también la calidad del producto y su valor comercial. El color del racimo se define
mediante una escala hedónica, definida por notas de 1 a 5, donde 1 es completa-
mente falta de color (color verde) y 5 la expresión completa del color del cultivar.
Los parrones de los cultivares Thompson Seedless y Flame Seedless, fueron plan-
tados en suelos que no fueron subsolados en profundidad previa a la plantación,
por lo cual los niveles limitantes de compactación de suelo no fueron corregidos
mediante acción mecánica (Ver Cuadro 1).
Lo anterior indica que existió una fuerte competencia entre las cubiertas vegetales
y las vides, tanto por agua como por nutrientes. Dada la mejor condición física
del suelo en los primeros 20 cm, las raíces de la vides tendieron a concentrase en
dicha posición (datos no presentados), donde probablemente también se concentró
la mayor cantidad de raíces de las cubiertas. Determinaciones de extracción de
nutrientes realizadas a las cubiertas de avena y centeno (datos no presentados)
arrojaron valores de 19 kg/ha de N, para centeno y 35 kg/ha en el caso de la avena,
del orden de 5 kg/ha de P205 y 40 kg/ha de Potasio en ambas cubiertas, cantidades
no adicionadas al programa de fertilización del parrón.
Queda en esta materia mucho por hacer, como seleccionar las cubiertas vegetales
más adecuadas, según el tipo de suelo y el cultivar de uva de mesa, considerando
además el manejo de la nutrición y el riego, entre otras prácticas culturales.