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A fin de esclarecer estos desarrollos, recurriremos a una referencia de 1905 acerca del
fenómeno del chiste. Freud afirma que: “En un grupo de estos chistes (los juegos de
palabras), la técnica consiste en acomodar nuestra postura psíquica al sonido y no al sentido
de la palabravii.” “Algunos estados patológicos de la actividad de pensar, de hecho
privilegian de esa manera la representación acústica de la palabra sobre el significado de
esta, ....esos enfermos en sus dichos avanzan siguiendo las asociaciones «externas» -según
la fórmula en uso-, en lugar de las «internas», de la representación-palabra”. viii. (Freud,
1905/1979, p. 115)
En rigor desde sus primeros trabajos, Freud plantea que en el inconciente la asociación
entre representaciones se lleva a cabo regida por una lógica diferente a la lógica de la
conciencia, ya que los enlaces se producen a través de cadenas de representaciones en las
que preponderan la materialidad fónica, propia de de llamada asociación externa,
caracterizada por prescindir del entramado conceptual, en contraposición a las
asociaciones internas que se establecen en torno a una significación conceptual.
Desplazamiento y condensación permiten verificar “una permutación de la expresión
lingüística de los pensamientos respectivos”. Subrayemos: el desplazamiento es el
mecanismo por el cual el acento de una representación se desliza sobre otras
representaciones próximas a la primera; la condensación, cuya condición es un
desplazamiento previo; supone que sobre una representación converge el acento derivado
de distintas representacionesix.
En sus trabajos sobre el olvido y el chiste se halla claramente ejemplificado este modo de
funcionamiento que da cuenta de la labilidad de la unión entre una palabra y su significado.
“La palabra, como punto nodal de múltiples representaciones, está por así decir
predestinada a la multivocidad. Las neurosis aprovechan tan desprejuiciadamente como el
sueño las ventajas que la palabra ofrece así a la condensación y al disfraz”. (Freud,
1900/1979, p. 346)
A pesar de no disponer de los conceptos lingüísticos xque distinguen el orden del concepto -
significado- del orden de la materialidad fónica de la palabra -significante-, Freud teoriza
acerca de estos dos órdenes atinentes a la palabra, los desarrollos expuestos sobre el
estatuto de representaciones cosa y representaciones palabra, en conjunción con los
términos: palabra puente, palabras encrucijada o palabra estímulo de complejo, presentes en
su obra, dan cuenta de la relación entre esta dimensión de la palabra y el modo de
funcionamiento del inconciente.
Advertimos entonces que las representaciones cosas remiten a la “palabra” a secas, es decir
a la materialidad fónica de las palabras, dimensión que, acorde con la polisemia de la
lengua, se presta al deslizamiento del sentido (desplazamiento) y en íntima relación con la
existencia del deseo inconciente, posibilita la producción de distintas significaciones
sostenidas a partir de una misma sucesión fónica. (Condensación).
Las representaciones palabras, al comportar un enlace conceptual que intenta detener el
deslizamiento del sentido, en articulación con la representación cosa, darán lugar a la
representación conciente, representación que al portar un significado establecido,
responderá a las exigencias de coherencia propias del yo y de la conciencia y funcionará
como soporte del lazo social y de la ilusión de la comunicación en términos de una
significación compartida.
→ representación-palabra {Wortvorstellung}: -
Asociación interna- Enlace conceptual. Significado
Representación-objeto {Objekt vorstellung}
Signo
*Es relevante subrayar que Freud no equipara la ROC a la RP, sino que la misma se
constituye a partir del enlace entre la RC y la RP. Sirviéndonos de los desarrollos de
Saussure y teniendo en el horizonte las teorizaciones de Lacan, podemos establecer una
correspondencia entre la ROC y el signo, este comporta dos dimensiones el sdo en
correspondencia con rp y el significante representación cosa. Lacan se ocupa de remarcar la
primacia del ste sobre el sdo, esta primacia es esbozada en Saussure a t{aves del concepto
de valor, un signo adquiere sgnificación de acuerdo a su relación con otros signos, si varia
su ,lugar se modifica su valor y por ende su significaci{on, ese signo pasa entonces a
comportar otro sdo. La sucesión f{onica permace pero se e nlaza de acuerdo al contexto a
otro sdo. El lenguaje en tanto instrumento del lazo social exige la posibilidad de
Bibliografía
El encuentro con ciertos obstáculos particulares que surgen en la clínica lo llevarán luego a complejizar estos desarrollos.
ii
En 1923 propone una segunda ordenación metapsicológica a partir de la cual distingue y formaliza tres instancias: ello, yo
y superyó. Esta nueva formalización no excluye a la primera; constituirá un intento de abordar desde otros ángulos una
problemática clínica para la cual la conceptualización de lo inconciente como sinónimo de lo reprimido resulta insuficiente.
(Nota de la autora).
iii
La aclaración entre paréntesis corresponde a la autora.
iv
Es importante diferenciar las nociones de “cosa” y “representación-cosa”. “Cosa” a secas remite al plano conceptual,
mientras que “representación cosa” remite al soporte fonemático.
v
Se advierte la complejidad que reviste el modo en que Freud conceptualiza la representación- cosa cuando la define en
términos de:“consiste en la investidura, si no de la imagen mnémica directa de la cosa, al menos de huellas mnémicas más
distanciadas, derivadas de ella”.
vi
“Ellas no son, como creíamos, diversas trascripciones del mismo contenido en lugares psíquicos diferentes ( hipótesis
tópica), ni diversos estados funcionales de investidura en el mismo lugar (hipótesis funcional)” (Freud, 1915/1979)
En la cita completa de la traducción de Etcheverry es relevante marcar que los párrafos resaltados en negrita resultan
vii
“De unos ejemplos apropiados de chiste inocente, en los que no cabía temer ninguna perturbación de nuestro juicio por su
contenido o su tendencia, debimos inferir que las técnicas del chiste, como tales, son fuentes de placer; ahora examinaremos
si ese placer no se deja acaso reconducir a un ahorro de gasto psíquico. En un grupo de estos chistes (los juegos de
palabras), la técnica consistía en acomodar nuestra postura psíquica al sonido y no al sentido de la palabra, en poner la
representación-palabra {Wortvorstellung} (acústica) misma en lugar de su significado dado por relaciones con las
representaciones-cosa-del-mundo {Dingvorstellung}. (ver nota) Efectivamente, estamos autorizados a suponer que ello
implica un gran alivio de trabajo psíquico y que al usar las palabras en serio un cierto esfuerzo nos obliga a prescindir de ese
cómodo procedimiento: podemos observar que algunos estados patológicos de la actividad de pensar, en que la
posibilidad de concentrar gasto psíquico en un punto probablemente se encuentre limitada, de hecho privilegian de
esa manera la representación acústica de la palabra sobre el significado de esta, y que esos enfermos en sus dichos
avanzan siguiendo las asociaciones «externas» -según la fórmula en uso-, en lugar de las «internas», de la
representación-palabra. También en el niño, habituado a tratar todavía las palabras como cosas, advertimos la inclinación
a buscar un mismo sentido tras unidades fonéticas iguales o semejantes, lo cual es fuente de muchos errores que dan risa a
los adultos. Entonces, cuando en el chiste nos depara inequívoco contento pasar de un círculo de representaciones a otro
distante mediante el empleo de la misma palabra o de otra parecida (como, en el caso de «home-roulard», del círculo de la
cocina al de la política), tenemos derecho a reconducir ese contento al ahorro de gasto psíquico. Además, el placer de chiste
que provoca ese «cortocircuito» parecerá tanto mayor cuanto más ajenos sean entre sí los círculos de representaciones
conectados por una misma palabra, cuanto más distantes sean y, en consecuencia, cuanto mayor resulte el ahorro que el
recurso técnico del chiste permita en el camino del pensamiento. Anotemos de pasada que el chiste se sirve aquí de un
medio de enlace que el pensar serio desestima y evita cuidadosamente.En poner la representación-palabra
{Wortvorstellung} (acústica) misma en lugar de su significado dado por relaciones con las representaciones-cosa-del-
mundo” {Dingvorstellung).
(Freud, 1915/1979)
“También en el niño, habituado a tratar todavía las palabras como cosas, advertimos la inclinación a buscar un mismo
viii
sentido tras unidades fonéticas iguales o semejantes, lo cual es fuente de muchos errores que dan risa a los adultos”. (Freud,
1905/1979, p. 115)
ix
Estos mecanismos son claramente ilustrados en los trabajos sobre, el olvido, el chiste, los sueños y por supuesto en los
desarrollos en torno al sentido de los síntomas. EJ: Respecto del olvido de nombres propios, el valor que cobra Boltraffio en
el ejemplo de Signorelli. En el historial de Elizabeth Von R: el valor de Stehen.
x
Los desarrollos llevados adelante por Ferdinand de Saussure respecto del signo lingüístico, en los cuales se diferencia el
orden del significado (concepto) del orden del significante (materialidad fónica), son contemporáneos a la obra freudiana.
Freud, sin embargo, no llegó contactarse con la obra de Saussure.
(Nota de la autora)
xi
En relación con el sentido que comporta el término representación en la filosofía y en las teorías lingüísticas.
xii
Ver Michel Sauval: Sujeto y significante en psicoanálisis. http://www.sauval.com/articulos/kennedy.htm. 2007