Está en la página 1de 7

9 SEÑALES DE ALARMA PARA PONER UN

LÍMITE EN TUS RELACIONES


¿Con cuántas personas te relacionas diariamente?
¿Te relacionas con todos de la misma manera?
Me imagino que no…
Tenemos un trato específico con cada persona con la que nos
relacionamos en función del rol que establecemos con ésta.
La forma de relacionarnos con nuestra pareja es distinta a como te
relacionas con un amigo o una amiga, y aún más diferente a como te
relacionas con compañeros del trabajo.
Tampoco es igual el trato que tenemos con personas que comparten
nuestros mismo intereses (equipo de fútbol, partido político, religión…)
que con aquellos con los que no tenemos nada en común.
Gracias a la psicología social sabemos que cuando conocemos a alguien
por primera vez se produce una categorización de la persona de forma
automática. Así se establece un esquema en nuestra mente
de cómo debemos relacionarnos con “las personas de este grupo”.
– ¿Me pones un ejemplo, David?
Claro… te pongo uno que entenderás a la primera.
Si vas por la calle y al doblar la esquina te encuentras de frente con
Chiquito de la Calzada reaccionarás de una forma muy parecida si
hubiese sido cualquier otro humorista. Tu reacción podría haber sido, por
ejemplo, hacerte un selfie con él, pero en ambos casos hubieras actuado
de una forma igual o muy parecida.
¿Por qué? Porque ambos han sido clasificados o categorizados en tu
cabeza en el mismo grupo (los humoristas). Ya te habías programado.
Como ya te dije, este proceso se hace de forma automática y sin darnos
cuenta para que podamos relacionarnos con un determinado rol en
función de la persona que tenemos delante.
¿Qué te quiero decir con todo esto?
Que la primera impresión es muy importante porque en el primer
encuentro, tanto tú como la otra persona, os vais a clasificar sin
daros cuenta.
– ¿Y qué tiene que ver esto con poner límites en tus relaciones?
Muy sencillo. Porque no sabes en qué lugar te han clasificado y a qué
grupo de personas te han asemejado y, en función de esto, te van a
tratar de una forma u otra. Y ese trato puede que no sea de tu agrado.
Como esto se hace de forma automática, la otra persona va a actuar
contigo creyendo que eres de una determinada forma cuando quizás
ni siquiera te acerques al prototipo de persona que define a ese “grupo”
en el que te ha encasillado.
Interesante, ¿verdad?
Pensará que te conoce, que sabe lo que te gusta y lo que no. Y no solo
eso, sino que puede caer en el error de actuar como si fueras de su
propiedad solo porque ya te ha encasillado. Sí, lo podemos llamar
egocentrismo nivel 10, pero ocurrir, ocurre, y más de lo que te gustaría.
Por este motivo es muy necesario que pongas límites a las personas con
las que te relacionas, para que le ayudes a actualizar “el esquema
mental que tiene de ti” y te trate como realmente te mereces.
Como puedes ver, no trato de enjuiciar a nadie: las personas actúan en
función de cómo se hayan programado. Y tú también.
Poner límites te va a permitir establecer un espacio seguro donde te
encuentres a gusto dentro de una relación, y esto es importante para que
mantengas el equilibrio mental y emocional contigo mismo y con los
demás.
¿Cuáles son las señales de alarma para que te pongas las pilas y
empieces a poner límites en tus relaciones antes de que te roben tu
espacio vital?

1. No deja que te expreses


Es la típica relación en la que la otra persona no deja que opines. Incluso
te hace preguntas para que las contestes, pero cuando respondes o
incluso antes de que hayas terminado de hablar ya salta con: “pues yo
creo que ….”.
Seguro que conoces a alguien así, ¿verdad?

Realmente no tiene el más mínimo interés en conocer tu opinión sino


que abre un tema para mantener su propio monólogo.
Este tipo de conversaciones te deja una sensación de pérdida de tiempo
considerable y te da la evidencia de que no hay un compartir entre
ustedes dos, sino solo una necesidad imperiosa por su parte de que le
escuches porque necesita reforzar sus propias ideas.
Siempre acabas pensado lo mismo: “no he dicho nada de lo que quería
decir…”.
En definitiva, te está usando para satisfacer un interés personal, ya sea
para subir su autoestima, sentirse escuchada o acompañada. Pero,
¿Realmente te está aportando algo a ti?

Si tu respuesta es No, ¿te merece la pena malgastar tu tiempo de esta


forma?

2. Siempre te va dando consejos aunque


no se lo hayas pedido
Guarda relación con el punto anterior. En este caso estás ante la típica
persona que cree que sabe mucho y que lo domina todo, pero no es así.

De alguna forma te ve vulnerable y se siente con el derecho y la


obligación de aconsejarte o corregirte.
¿No te ha pasado alguna vez que le has comentado algo tuyo y no ha
tardado ni 2 minutos en decirte lo que tienes que hacer?

¡Pero si tú solo querías que te escuchara…! No habías pedido ningún


consejo.

¡Alarma! Sensación de insatisfacción emergente… ¡hay que salir de aquí!

Lamentablemente hay personas que creen que los consejos no se


piden, sino que se deben de dar allá donde vaya y siempre serán
valorados por los demás.
Eso sí, ni se te ocurra contradecirle porque te puede caer una buena o
tratar de convencerte sea como sea.

3. Comparte tu intimidad con otras


personas
Esto es de tarjeta roja, Confías en esta persona, le aprecias mucho y
además te escucha con mucha atención. Se mantiene callada mientras le
hablas y eso te da pie a explayarte, a mostrarle tus sentimientos más
profundos. Retiene con todo lujo de detalles lo que le vas contando.

Te sientes muy bien compartiendo tus cosas pero con el tiempo te


enteras, porque te lo ha dicho el pajarito famoso, que lo ha
compartido a otra persona sin tu permiso.
Te preguntas: ¿cómo es posible que le haya contado esto tan privado a
esta persona?, ¿cómo se ha atrevido?

La palabra que define tu estado es DEFRAUDADO. Te sientes


traicionado…

4. Te sientes utilizado, solo pide y nunca


da
Típico conocido al que le tienes mucho cariño porque en algún momento
del pasado habéis compartido alguna etapa y al que en algún momento
le metiste en el saco de “los amigos”. Sí, hubo un tiempo en el que le
categorizaste de esta manera.

Pero esa etapa acabó y no se actualizó la información ni en tu


cabeza ni en la suya.
Hablamos de la conducta de una persona solo se pone en contacto
contigo cuando necesita algo de ti. Te conoce muy bien y sabe lo que le
puedes aportar en un momento determinado.

Además sabe que eres de esas personas que te desvives cuando te


piden algo. Siempre estás dispuesto a ayudar.
Lamentablemente estas personas no suelen llamarte para preguntar
por ti. Si lo hacen es porque después de tu respuesta seguro que te van
a pedir algo.
Y eso duele. Se reconozca o no, duele, porque te hace sentir como un
objeto más.

5. No pide permiso para hacer uso de tus


cosas
Nos encontramos en la situación en la que la otra persona tiene acceso a
objetos personales tuyos. Puede ser alguien muy cercano , como tu
pareja o un familiar, pero pudiera ser un compañero de trabajo, de piso o
un amigo de la universidad.
El caso es que se toma la libertad de “coger prestado sin permiso” algo
que te pertenece y encima lo hace suyo, dando por hecho que estás de
acuerdo.
– ¿Cómo?
Sí, se cree que vive en Plaza Sésamo y que haga lo que haga van a
acabar cantando tomados de la mano reforzando una amistad eterna.
Pero no va la cosa por allí.

Te sientes mal. Lógico, no te ha respetado ni a ti ni a tus pertenencias.


Se cree que tus cosas son tanto de su propiedad como lo eres tú mismo.

Sí, lo has oído bien, se cree que le perteneces y tus cosas van en el
mismo saco.

6. Compite contigo, no coopera


Dicen que el ser humano es el ser más competitivo que existe.

Hay muchas personas que trabajan en el mismo sector tratando de


cortarse la cabeza el uno al otro por ser mejor profesional y tener mayor
estatus social.

Lamentablemente la sociedad consumista nos ha empujado a actuar de


una forma muy egoísta donde la competición está a la orden día y con
pequeñas cosas. Esta sociedad ha hecho que hasta en la fila del banco
la gente compita por llegar el primero
Si a ti te está pasando, si te relacionas con personas que compiten
contigo, seguro que te estarán generando mucha tensión.
Incluso puedes caer en el error de querer sobresalir para que te
posicionen en otro nivel, dando argumentos y haciéndote el interesante
con tus mejores proezas. Pero no va por ahí la cosa… entrarías en el
mismo juego y no conseguirías eliminar esa tensión.
Gracias a Dios esta actitud, “yo gano, tu pierdes”, está cambiando y poco
a poco somos más los que optamos por el lema “yo gano, tu
ganas” donde ponemos en común todas nuestras cualidades para que
nadie salga perdiendo.

7. Te manipula
No sabes cómo, pero siempre acabas cumpliendo su deseo o
satisfaciendo su necesidad en lugar de la tuya. No sabes en qué
momento te sentiste arrastrado a olvidar tus planes y te encuentras ahora
haciendo algo que no quieres hacer o no te corresponde en ese
momento.
Te sientes mal por dos motivos:

1. No estás haciendo lo que quieres


2. Te sientes como un muñeco de trapo al que se puede manejar
con cierta facilidad.
Te diré un truco para que puedas detectar bien a los manipuladores: son
muy hábiles con la palabra, tienen mucha capacidad de ver tu
vulnerabilidad, y saben perfectamente que hacer con todo esto para que
te anules y cedas.

Sí, ANULADO, así es como te sientes cuando te manipulan.


Pero el problema no es realmente del otro, es tuyo. Los demás pueden
intentar manipularte, y lo tratarán de hacer, pero tu deber es no dejarte
anular y hacerte presente para que eso no ocurra.

8. Te juzga continuamente y hace


resaltar tus fallos
Típica conducta en la que hagas lo que hagas, aunque no abras la boca,
te caen sapos y culebras encima.

Aunque no nos guste, hay personas que tienen un Máster en “cómo


hacerte sentir mal en menos de 5 minutos de contacto interpersonal”.
Son expertas en la materia y además nunca hablan mal de sí mismos,
solo de ti y de tu peor versión. Se consideran un ejemplo a seguir y
para poder mantener ese status machacan a los demás.
En lugar de sobresalir por ellos mismos con sus buenas cualidades, lo
que hacen es empequeñecer a los demás.

Para aumentar su autoestima, intenta disminuir la tuya. Le cuesta la


misma vida decir algo positivo de ti y parece no acordarse de todos los
favores que le has hecho o lo que le aportaste en algún momento.
Solo recalcan lo malo y no encuentran lo bueno por ningún sitio.
Es un poco loco, lo sé. Pero seguro que sabes de lo que hablo.

9. No cumple lo pactado, no se
compromete
Eres de los que te implicas en las relaciones y cumples siempre con tu
parte. De alguna forma trabajas para que todo marche bien con las
personas con las que te relacionas. Te gustan las relaciones armoniosas
y estables en el tiempo, y tienes muy presente el hecho de cuidar la
relación porque te aporta mucho a nivel personal.
Pero te encuentras a veces con un freno: la otra persona no se
compromete con lo que dice que va a hacer. No se responsabiliza de
sus propios actos y actúa en cada momento en función de lo que le
apetezca, sin control alguno.
Lo notas porque es fácil que llegue siempre tarde al encuentro que
habías fijado, intentas delegar tareas en él/ella que luego no cumple, o
no se toma en serio la relación, sea del tipo que sea.

Esta situación te hace sentir que la relación se mantiene gracias a ti y


que estás llevando todo el peso de la misma. Te pregunta muchas
veces “si no fuera por mí, ¿qué sería de nosotros?, ¿habría un
nosotros?”.

CONCLUSIÓN
Te he mostrado 9 de las señales más importantes que indican que debes
poner límites en tus relaciones, pero hay más. Aquí te muestro las más
comunes.

Si tuviese que condensar los pensamientos y sentimientos que


predominan cuando sobrepasan nuestros límites, girarían en torno a
la falta de respeto: no te han tenido en cuenta. A veces parece que ni
siquiera te han visto.
Sería muy interesante que volvieras a leer las 9 señales, con más
tranquilidad, tratando de identificarte en alguna de las distintas
situaciones que te he mostrado.

El ser humano sigue siendo un ser social, y como tal, necesita estar en
grupo, formando un equipo. De ahí la necesidad urgente de cuidar las
relaciones.
Poder identificar todo lo que aquí te muestro va a permitirte que luego
puedas poner los límites necesarios para que tus relaciones sean
realmente armoniosas y permanentes en el tiempo.

También podría gustarte