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“Ética y trabajo

docente”

Trabajo Práctico N°1

Docente: Sajama, Germán Sergio

Alumna: Beltramo, Carolina

Año: 2023
Consignas:

1 – Del libro de Carlos Cullen, elegir uno de los puntos de la -primera parte- del
libro.

2 – Desarrollarlo o resumirlo

3 – Relacionar el punto elegido con algún acontecimiento actual referido al tema.

4 – Escribir una reflexión personal acerca de lo leído y trabajado en el texto.

En primer lugar, me resulto interesante leer toda la primer parte, sentí que no
podía desarrollar específicamente un solo punto porque en parte todos tienen
relación con lo que refiere al capítulo a trabajar. De esta forma, realizo un escrito
en cierta forma con mis palabras porque me resulto más práctico a mi forma de
pensar, escribir y desarrollar lo leído.

En segundo lugar, me interesa poder relacionar la crisis del sistema educativo con
el contexto local que vivimos en la ciudad de Rosario y lo articulo con una
pequeña reflexión y algunos interrogantes a ser pensados.

Una vez dicho esto comienzo con mi escrito.

El autor parte de la crisis de los sistemas educativos actuales. Para la


determinación de este contexto de crisis, comienza planteando la desconfianza
sobre las razones del modelo pedagógico moderno. Las prácticas pedagógicas
que originó presentan una fuerte segmentación social y cultural, sin criterios de
equidad en la distribución de los bienes sociales; que la educación se muestra
funcional a las necesidades del mercado, generando exclusión y competitividad
sin límites; que, además, no se garantiza el progreso para todos; de este modo,
los niveles de calidad y el derecho inalienable a la educación son sueños aún
lejanos.

Nos propone reflexionar sobre la dimensión ético política de la educación y sobre


las maneras en que esa dimensión incide en las prácticas educativas y el rol
docente. Además de la vinculación de la educación con la ética y política.
Siendo que la educación es una práctica social, es decir, es una acción
propiamente humana. ¿Qué razones hay detrás de la educación? La misma va
cambiando y transformándose según el momento histórico. De esta manera, el
autor elabora una crítica a la razones de educar preguntándose qué papel
desempeñan las instituciones escolares en la formación de la subjetividad. Aquí el
autor plantea la diferencia entre escuela como institución y educación como
mediación o acción porque es concretada por los hombre, entender a la educación
como ya se ha dicho como un proceso histórico.

La subjetividad de los sujetos se va transformando a través de la educación, por


eso la educación es lo que media lo natural del ser humano y su desarrollo
cognitivo. El lugar donde sucede esta mediación es la institución, es decir, la
escuela.

El autor se pregunta ¿qué pasa cuando una de estas falta? Sin la escuela no
habría educación y no habría mediación de prácticas sociales críticas e
inteligentes, y serian instituciones represivas porque se educaría sin volvernos
críticos. Y si hay educación y la escuela pierde su lugar habría sujetos aislados e
individualistas, ya que no habría espacio social compartido. De esta forma, el
problema ético-político surge a partir de entender la educación como mediación
normativa, por esto se plantean diferentes razones de educar.

La modernidad se necesitó de un sujeto moderno, y la educación pasó a ser un


elemento del contrato social, comenzó a ser considerada como una práctica
social. Aquí la educación entra de lleno en el campo de la lucha por la hegemonía.
De esta manera, aparece Descartes con el discurso del método, donde se debe
poner en duda los saberes previos. En el contrato social se lee que, reconociendo
que tenemos libertades, se necesita disciplinar el uso de la libertad para poder
vivir en una sociedad en donde mi libertad termina en donde empieza la tuya, aquí
se observa una intención política. En este periodo se funda una nueva tradición
para la educación como formadora de subjetividad, autónoma para pensar y
actuar. Aquí nace una nueva disciplina, la pedagogía, que aparece como
educación política. También es un periodo del libre mercado, mercantilización,
donde se disciplina la fuerza de trabajo como un valor de cambio, traduciéndose
en dinero. En este momento se combinan los discursos, provocaron
contradicciones ideológicas. En efecto, la educación moderna se encontró con una
situación de contradicción. Educar era, socializar. Y socializar era, reprimir la
singularidad o, al menos, limitar su libertad.

Por otro lado, la educación asegura el consenso de todos al pacto social, y al


mismo tiempo permite dibujar un camino al acceso al poder a quienes iban a
representar la soberanía popular.
De esta manera, se gestaron practicas educativas segmentadas, conflictos
pedagógicos, educar como enseñar a todos lo común (para que den el consenso
democrático), y educar como enseñar a algunos lo especial (para que ejerzan el
poder como representantes) y que puedan defender las nuevas formas de
desigualdad que existen.

Aquí hay una crisis de los discursos pedagógicos modernos, siendo esta crisis
entre la mediación, es decir, la educación y la institución, la escuela, la institución
se queda sin mediaciones, sin sujetos reales y la educación queda sin mediación
subjetivas, sin instituciones. Frente a esta crisis, surgen políticas que pretenden
reformar el sistema educativo que tienden a buscar la modernización, se basan en
la búsqueda de la eficiencia, no buscan más justicia, haciéndolo a través de la
descentralización, siendo que el Estado se corre a un costado del control central
de lo que pase en la educación, otorgándosela a los particulares, provocando la
privatización de la educación. También mercantilizan los contenidos, los saberes,
comenzando a tener valor por su rendición productiva. La mercantilización de la
capacitación y desregularizando lo que atraviesa a la educación y al trabajo
docente. Los cambios se dan en la búsqueda la eficiencia, formando sujetos
productivos y lo que se pierde es el sentido de la subjetividad crítica y el valor de
los espacios públicos para la educación. Siendo la globalización excluyente,
interviene en la educación porque exige de las políticas educativas determinadas
cosas, y eso se traduce en cuestiones que pasan a la escuela y se traducen a las
aulas. Siendo un modelo excluyente, donde pretende estándares, donde la
palabra acuñada por el neoliberalismo es “competencia” -educar competentes-
para este mundo globalizado. Pero si las competencias no atienden a la inclusión
socio educativo de niños y niñas, seguirán siendo funcionales a las lógicas del
mercado. Por este motivo, es necesario pensar críticamente las políticas de
reformas con estrategias de acción, como sostener la discusión ético político de la
educación, resistir a un intento de convertir la agenda educativa en una agenda
del mercado, acompañar nuevos movimientos sociales, construir una nueva
escuela desde la utopía, es decir, pensar en un futuro en el cual queremos
alcanzar mejoras “…la utopía, no es un ideal inalcanzable, sino sueños posibles
realizables en la cotidianidad de nuestro quehacer y en la búsqueda de coherencia entre
lo que quisiéramos lograr y lo que hacemos hoy, aquí y ahora. Es siempre una esperanza
activa, constructora de su propio devenir...” (Paulo Freire, sobre Utopía) Necesitamos
construir un nuevo relato acerca de lo que acontece hoy en la educación.

¿Cuál es la relación entre ética y educación? Teniendo en cuenta la crisis de los


sistemas educativos actuales nacidos en la modernización educativa, vemos a la
educación como mediación normativa en la formación del sujeto moderno. El autor
sostiene que la educación como “mediación normativa” apunta a un modelo
dialectico que supere el falso dilema, o reconstruimos o deconstruimos. Además
no presenta como dilema insalvable pensar el fundamento ético de la educación
en término de principios universales o en término de aconteceres singulares.

El autor sostiene que la educación pertenece al campo de la filosofía práctica,


sitúa a la educación como acción en su sentido más profundo y genuino; aquel
que recupera e inscribe lo educativo en el dominio de la filosofía práctica. “… Se
propone pensar la educación misma, como fundamento ético de lo educativo, desde una
peculiar manera de entender su esencia como mediación normativa. (...) Se propone una
noción dialéctica de la normatividad ético-política, cuya fuente de significación primera,
para poder pensarla, es la educación, distinguida, como se verá, de lo meramente
educativo…” (Cullen, Carlos) La educación es una práctica ética que además
posibilita el discernimiento, ya que la educación es formadora de subjetividad
autónoma para pensar y actuar.

El malestar en las instituciones escolares no solo se relaciona con el


disciplinamiento de los sujetos que aprenden y enseñan, sino también con las
políticas educativas infundadas que precarizan la situación laboral de los docentes
y las posibilidades educativas reales.

Cullen propone como eje central que la educación tiene el estatulo lógico –
ontológico de una mediación normativa que implica tres momentos:

La construcción del sujeto pedagógico, el sujeto se constituye en el proceso


pedagógico como individualidad que es en sí y para sí. Aprendiendo que la
experiencia que lo otro es conciencia de sí mimo, y que actuar desde sí mismo es
actuar con otro.

La realización de la institución educativa, cuando se instala un ideal de sociedad


solidaria donde el poder, la riqueza y la formación sean efectivamente de todos y
de cada uno, y no de algunos a costa de otros.

La dialéctica de la educación como “Bildung” o proceso de formación de formación


histórica de la conciencia social (formación educación) exigencia normativa de
construir un mundo social solidario, mediación de la libertad, igualdad y la
educación como reconocimiento de la subjetividad, del deseo, de lo real del sujeto.

Concluyendo, la relación de la educación con la ética y la política, el autor las


piensa como una categoría en sí mismo a la cual le asigna el nombre de
mediación normativa.
Tomo esta cita del texto para partir con la relación de un acontecimiento actual y a
su vez hacer una pequeña reflexión: “…Para la determinación de este contexto de
crisis, se comienza planteando la desconfianza sobre las razones del modelo pedagógico
moderno. Las prácticas pedagógicas que originó presentan una fuerte segmentación
social y cultural, sin criterios de equidad en la distribución de los bienes sociales; que la
educación se muestra funcional a las necesidades del mercado, generando exclusión y
competitividad sin límites; que, además, no se garantiza el progreso para todos; de este
modo, los niveles de calidad y el derecho inalienable a la educación son sueños aún
lejanos…”

Puedo relacionar lo leído con lo que estamos viviendo con la educación a nivel
local, donde las escuelas están pasando por una crisis no sólo educativa por las
lógicas del mercado y lo que se pretende, sino que también por el contexto
económico y social que tenemos en la ciudad de Rosario. Donde escuelas –
públicas- son baleadas, donde niños y niñas, adolescentes, docentes y no
docentes, directivos tienen que convivir con eso. Donde claramente las
instituciones educativas privadas se abren de aquello que acontece y como
siempre busca su propio beneficio. Donde la incertidumbre de cuándo va a pasar
está a la orden del día. Me pregunto ¿cuál es el rol del Estado cuando una escuela
es baleada? ¿Qué hacen las políticas para que no pase eso? ¿En qué lugar
queda la educación después de una balacera? ¿Cómo se hace el día a día luego
de eso? ¿Con qué herramientas cuenta el docente para poder lidiar con eso?
Esto quizás me hace pensar que el poder hoy en día no solo lo tiene el mercado,
lo privado, sino también sectores, también privados, que van teniendo poco a poco
otra forma de poder.

Estando a un paso de “ser” formalmente docente, en donde un titulo que me


habilita a… me pregunto con qué herramientas cuento, cómo me voy a
desenvolver en la cotidianeidad del aula. ¿Es posible que desde la danza los
alumnos lleguen a encontrar un espacio crítico, a poder pensarse en sí, en el
mundo y con el mundo? ¿Es posible la construcción de subjetividades donde
desde el cuerpo, el movimiento, pueda manifestarse todo este malestar?

Hay que revertir esas formas en las que está pensado el sistema y el fin del
sistema educativo, donde se “es” por lo que profesionalmente sos, y no por ser un
ser humano que piensa, critica, cuestiona, imagina, cree, crea. Todavía contamos
con las lógicas de la modernidad, donde cuesta muchísimo romper las cadenas.
Donde el sistema, el capitalismo, tiene un peso enorme y nos atraviesa en cada
momento.
¿Para qué estudiar si puedo tener dinero de otra forma? ¿Para qué asistir a la
escuela si sin eso puedo, de alguna manera, tener lo que quiero? Me pregunto ¿a
costa de? ¿La vida? ¿Por qué las políticas no se hacen eco de todo esto? ¿Por
qué las políticas sin importar la ideología no miran más allá de sus intereses?

Creo que es importante partir de una mirada filosófica para pensar el mundo de
hoy. Para pensarme como aquella alumna que fui en la primaria en un colegio
católico, en la secundaria en un colegio técnico donde el perfil que forma es el del
mercado, ser un obrero, trabajar en la industria, hoy como estudiante casi docente
de una carrera artística, la danza, en el nivel superior, para cuestionarme, para
cuestionar, para buscar posibles y un sinfín de preguntas sin responder.

El sistema educativo de hoy está en crisis, lo sabemos, pero somos nosotros


quienes podemos aportar y apostar a que eso cambie, a que cambie de piel, de
perspectiva. Somos nosotros, quienes estamos o vamos a estar en el aula los que
van a transformar poco a poco dia a dia a la educación, con muchas, muchísimas
piedras en el camino, pero creo que vale la pena el esfuerzo.

Cierro mi trabajo con una cita de Freire: “ …Mujeres y hombres, somos los únicos
seres que, social e históricamente, llegamos a ser capaces de aprehender. Por eso,
somos los únicos para quienes aprender es una aventura creadora, algo, por eso mismo,
mucho más rico que simplemente repetir la lección dada. Para nosotros aprender es
construir, reconstruir, comprobar para cambiar, lo que no se hace sin apertura al riesgo y
a la aventura del espíritu. 

A esta altura, creo poder afirmar que toda práctica educativa demanda la existencia de
sujetos, uno que, al enseñar, aprende, otro que, al aprender, enseña, de allí su cuño
gnoseológico; la existencia de objetos, contenidos para ser enseñados y aprendidos,
incluye el uso de métodos, de técnicas, de materiales; implica, a causa de su carácter
directivo, objetivo, sueños, utopías, ideales. De allí su politicidad, cualidad que tiene la
práctica educativa de ser política, de no poder ser neutral. 
La educación, específicamente humana, es gnoseológica, es directiva, por eso es política,
es artística y moral, se sirve de medios, de técnicas, lleva consigo frustraciones, miedos,
deseos. Exige de mí, como profesor, una competencia general, un saber de su naturaleza
y saberes especiales, ligados a mi actividad docente…” ((Pedagogía de la autonomía:
Saberes necesarios para la práctica educativa, Paulo Freire, 1996)

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