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docente”
Año: 2023
Consignas:
1 – Del libro de Carlos Cullen, elegir uno de los puntos de la -primera parte- del
libro.
2 – Desarrollarlo o resumirlo
En primer lugar, me resulto interesante leer toda la primer parte, sentí que no
podía desarrollar específicamente un solo punto porque en parte todos tienen
relación con lo que refiere al capítulo a trabajar. De esta forma, realizo un escrito
en cierta forma con mis palabras porque me resulto más práctico a mi forma de
pensar, escribir y desarrollar lo leído.
En segundo lugar, me interesa poder relacionar la crisis del sistema educativo con
el contexto local que vivimos en la ciudad de Rosario y lo articulo con una
pequeña reflexión y algunos interrogantes a ser pensados.
El autor se pregunta ¿qué pasa cuando una de estas falta? Sin la escuela no
habría educación y no habría mediación de prácticas sociales críticas e
inteligentes, y serian instituciones represivas porque se educaría sin volvernos
críticos. Y si hay educación y la escuela pierde su lugar habría sujetos aislados e
individualistas, ya que no habría espacio social compartido. De esta forma, el
problema ético-político surge a partir de entender la educación como mediación
normativa, por esto se plantean diferentes razones de educar.
Aquí hay una crisis de los discursos pedagógicos modernos, siendo esta crisis
entre la mediación, es decir, la educación y la institución, la escuela, la institución
se queda sin mediaciones, sin sujetos reales y la educación queda sin mediación
subjetivas, sin instituciones. Frente a esta crisis, surgen políticas que pretenden
reformar el sistema educativo que tienden a buscar la modernización, se basan en
la búsqueda de la eficiencia, no buscan más justicia, haciéndolo a través de la
descentralización, siendo que el Estado se corre a un costado del control central
de lo que pase en la educación, otorgándosela a los particulares, provocando la
privatización de la educación. También mercantilizan los contenidos, los saberes,
comenzando a tener valor por su rendición productiva. La mercantilización de la
capacitación y desregularizando lo que atraviesa a la educación y al trabajo
docente. Los cambios se dan en la búsqueda la eficiencia, formando sujetos
productivos y lo que se pierde es el sentido de la subjetividad crítica y el valor de
los espacios públicos para la educación. Siendo la globalización excluyente,
interviene en la educación porque exige de las políticas educativas determinadas
cosas, y eso se traduce en cuestiones que pasan a la escuela y se traducen a las
aulas. Siendo un modelo excluyente, donde pretende estándares, donde la
palabra acuñada por el neoliberalismo es “competencia” -educar competentes-
para este mundo globalizado. Pero si las competencias no atienden a la inclusión
socio educativo de niños y niñas, seguirán siendo funcionales a las lógicas del
mercado. Por este motivo, es necesario pensar críticamente las políticas de
reformas con estrategias de acción, como sostener la discusión ético político de la
educación, resistir a un intento de convertir la agenda educativa en una agenda
del mercado, acompañar nuevos movimientos sociales, construir una nueva
escuela desde la utopía, es decir, pensar en un futuro en el cual queremos
alcanzar mejoras “…la utopía, no es un ideal inalcanzable, sino sueños posibles
realizables en la cotidianidad de nuestro quehacer y en la búsqueda de coherencia entre
lo que quisiéramos lograr y lo que hacemos hoy, aquí y ahora. Es siempre una esperanza
activa, constructora de su propio devenir...” (Paulo Freire, sobre Utopía) Necesitamos
construir un nuevo relato acerca de lo que acontece hoy en la educación.
Cullen propone como eje central que la educación tiene el estatulo lógico –
ontológico de una mediación normativa que implica tres momentos:
Puedo relacionar lo leído con lo que estamos viviendo con la educación a nivel
local, donde las escuelas están pasando por una crisis no sólo educativa por las
lógicas del mercado y lo que se pretende, sino que también por el contexto
económico y social que tenemos en la ciudad de Rosario. Donde escuelas –
públicas- son baleadas, donde niños y niñas, adolescentes, docentes y no
docentes, directivos tienen que convivir con eso. Donde claramente las
instituciones educativas privadas se abren de aquello que acontece y como
siempre busca su propio beneficio. Donde la incertidumbre de cuándo va a pasar
está a la orden del día. Me pregunto ¿cuál es el rol del Estado cuando una escuela
es baleada? ¿Qué hacen las políticas para que no pase eso? ¿En qué lugar
queda la educación después de una balacera? ¿Cómo se hace el día a día luego
de eso? ¿Con qué herramientas cuenta el docente para poder lidiar con eso?
Esto quizás me hace pensar que el poder hoy en día no solo lo tiene el mercado,
lo privado, sino también sectores, también privados, que van teniendo poco a poco
otra forma de poder.
Hay que revertir esas formas en las que está pensado el sistema y el fin del
sistema educativo, donde se “es” por lo que profesionalmente sos, y no por ser un
ser humano que piensa, critica, cuestiona, imagina, cree, crea. Todavía contamos
con las lógicas de la modernidad, donde cuesta muchísimo romper las cadenas.
Donde el sistema, el capitalismo, tiene un peso enorme y nos atraviesa en cada
momento.
¿Para qué estudiar si puedo tener dinero de otra forma? ¿Para qué asistir a la
escuela si sin eso puedo, de alguna manera, tener lo que quiero? Me pregunto ¿a
costa de? ¿La vida? ¿Por qué las políticas no se hacen eco de todo esto? ¿Por
qué las políticas sin importar la ideología no miran más allá de sus intereses?
Creo que es importante partir de una mirada filosófica para pensar el mundo de
hoy. Para pensarme como aquella alumna que fui en la primaria en un colegio
católico, en la secundaria en un colegio técnico donde el perfil que forma es el del
mercado, ser un obrero, trabajar en la industria, hoy como estudiante casi docente
de una carrera artística, la danza, en el nivel superior, para cuestionarme, para
cuestionar, para buscar posibles y un sinfín de preguntas sin responder.
Cierro mi trabajo con una cita de Freire: “ …Mujeres y hombres, somos los únicos
seres que, social e históricamente, llegamos a ser capaces de aprehender. Por eso,
somos los únicos para quienes aprender es una aventura creadora, algo, por eso mismo,
mucho más rico que simplemente repetir la lección dada. Para nosotros aprender es
construir, reconstruir, comprobar para cambiar, lo que no se hace sin apertura al riesgo y
a la aventura del espíritu.
A esta altura, creo poder afirmar que toda práctica educativa demanda la existencia de
sujetos, uno que, al enseñar, aprende, otro que, al aprender, enseña, de allí su cuño
gnoseológico; la existencia de objetos, contenidos para ser enseñados y aprendidos,
incluye el uso de métodos, de técnicas, de materiales; implica, a causa de su carácter
directivo, objetivo, sueños, utopías, ideales. De allí su politicidad, cualidad que tiene la
práctica educativa de ser política, de no poder ser neutral.
La educación, específicamente humana, es gnoseológica, es directiva, por eso es política,
es artística y moral, se sirve de medios, de técnicas, lleva consigo frustraciones, miedos,
deseos. Exige de mí, como profesor, una competencia general, un saber de su naturaleza
y saberes especiales, ligados a mi actividad docente…” ((Pedagogía de la autonomía:
Saberes necesarios para la práctica educativa, Paulo Freire, 1996)