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Introducción:

El objeto de este trabajo es contrastar dos novelas picarescas representativas de


este género narrativo como son El Lazarillo de Tormes y el coronel no tiene quien
le escriba; para de esta manera, analizar las diferencias y semejanzas que se
establecen entre ellas. Para ello compararemos la intencionalidad de cada obra.

-El protagonista de la obra El lazarillo de Tormes es un pícaro, de categoría social


procedente de la clase social más baja, que roza la delincuencia y que se define
por su origen vil. A modo de antihéroe, es utilizado por la literatura como
contrapunto al ideal caballeresco. Su línea de conducta está marcada por el
engaño y la trampa ingeniosa, oponiéndose a los valores establecidos de la época
(virtud, honra). Vive al margen de los códigos de honra propios de las clases altas
de la sociedad del momento, lo que le impide ascender en la escala social.

-En El coronel no tiene quien le escriba ya hay un germen de desmesura,


concretamente en lo que al tiempo se refiere (esa larga espera del protagonista
por su pensión siempre demorada); está, desde luego, el tema de la soledad; las
reiteraciones de ciertos elementos, las guerras como telón de fondo, el simbolismo
de algunos objetos o animales (el gallo, que es la herencia del hijo muerto). El
lenguaje, sin embargo, es sobrio, y el relato casi en línea recta, aunque el peculiar
sentido del ritmo, las interminables idas y venidas del protagonista, que provocan
una cierta y confiere carácter a esta novela.

Conclusiones:

Los personajes son el fiel reflejo de la hipocresía moral y social, por tanto, la
dignidad de todos ellos aparece maltrecha. Las obras parecen darnos el mensaje
de que la vida es dura y, ante esta situación, cada uno mira por sus propios
intereses sin importarle ni un ápice tener que pisar a los demás. En estas novelas
se denuncia que, en la sociedad la gente que parece "virtuosa" solamente es una
apariencia de virtuosa ya que eso parece ser lo importante; da igual como seas,
pero actúa como ello y así, aunque no lo seas lo parecerás.

A lo largo de los textos vemos que la vida se nos presenta desde un punto de vista
crudo y en el que las personas no pueden ser honradas; al contrario: deben
ser pícaras para poder sobrevivir. Y no se salva nadie de esta corruptela social ni
el que aparentemente es rico, ni el clérigo, ni el más humilde. La pobreza aparece
reflejada en las dos obras, teniendo una actitud egoísta y sin escrúpulos que está
perfectamente camuflada con su imagen social.

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