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Clasificación y Neuropatología
El grupo de trabajo de la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) de la Comisión de Métodos de
Diagnóstico generó una nueva clasificación de consenso de distintos subtipos de displasia cortical focal
basada en características histopatológicas que produce una fiabilidad constante entre observadores e
intraobservadores. El esquema de clasificación ILAE comprende un sistema de tres niveles, que
incluye variantes DCF aisladas y asociadas. Un esquema de clasificación nuevo y completo asume que
todos los tipos de MDC son el resultado de distintas causas genéticas moleculares y de desarrollo, y
que estas afectan directamente el desarrollo cortical en distintas épocas y dentro de distintos tipos de
células.
La displasia cortical focal tipo I se caracteriza por estratificaciones corticales anormales con
microcolumnas radiales, y es de tres subtipos. La displasia cortical focal tipo Ia muestra microcolumnas
radiales que se asemejan al patrón de organización microcolumnar de las primeras etapas del desarrollo
cortical; DCF tipo Ib muestra alteraciones tangenciales de la capa; DCF tipo Ic muestra una
combinación de ambos. Las tres variantes pueden mostrar neuronas heterotópicas en la materia blanca
y neuronas hipertróficas (fuera de la capa 5), así como neuronas normales con dendritas anormales. La
displasia cortical focal tipo I puede afectar uno o varios lóbulos, sin embargo, la resonancia magnética
(IRM) preoperatoria puede ser normal. La displasia cortical focal tipo I puede ser sutil y difícil de
detectar en la neuropatología de rutina, pero debe buscarse específicamente en casos con resonancias
magnéticas preoperatorias normales.
La displasia cortical focal tipo II es común entre las series quirúrgicas de epilepsia y es una causa
importante de epilepsia resistente a los medicamentos antiepilépticos. Es más común en áreas
extratemporales, particularmente en el lóbulo frontal, y generalmente se observa en las resonancias
magnéticas preoperatorias. La displasia cortical focal tipo IIa se caracteriza por neuronas dismórficas y
citomegálicas, pero carecen de células balón; La DCF tipo IIb se caracteriza por neuronas
dismórficas/citomegálicas y células balón. Las células balón tienen un cuerpo celular agrandado y
citoplasma eosinofílico opalescente, de apariencia vítrea. Los tubérculos corticales son un tipo de DCF
que se encuentra en TSC, aunque no se incluyen en el sistema de clasificación ILAE, y ocurren como
lesiones únicas o múltiples en más del 80% de los pacientes con TSC. Están relacionados tanto con la
epilepsia como con las discapacidades neurocognitivas. Los tubérculos son comunes en las regiones
temporales y frontales y se caracterizan histopatológicamente por deslaminación y tipos de células
heterogéneas, como neuronas dismórficas, astrocitos reactivos y las llamadas células gigantes. Las
células gigantes son histológicamente similares a las células balón que se encuentran en DCF tipo IIb.
Tanto las células gigantes como las células balón expresan proteínas características de las células
progenitoras neurogliales, como SOX2, nestina, vimentina y c-myc, lo que sugiere una falla en la
diferenciación antes de la migración a la corteza. El primer estudio para examinar los marcadores de
linaje en DCF encontró que las células balón y las neuronas citomegálicas expresaron marcadores
celulares que reflejan la derivación del linaje de la zona ventricular telencefálica, como OTX-1 y
MASH. Un estudio posterior en DCF I mostró que las muestras de DCF I en pacientes más jóvenes
característicamente tienen una expresión anormal de Tbr1 y Otx1 en la capa II, apoyando sus orígenes
en la glía radial; por el contrario, FCDII mostró un marcado distinto de células balón (Pax6, ER81 y
Otx1) y neuronas dismórficas (Tbr 1, N200 y Map1b), apoyando sus orígenes en células progenitoras
intermedias. Los tubérculos se pueden encontrar tan pronto como a las 20 semanas de gestación,
indicando que los tubérculos (y por extensión, las displasias corticales focales) se forman durante el
desarrollo del cerebro embrionario, probablemente entre las semanas 10 y 20 de gestación humana.
Una ventaja significativa de la clasificación ILAE fue que los cambios patológicos adyacentes o
asociados con lesiones cerebrales sustantivas (como malformaciones vasculares y tumores) podrían
definirse como DCF tipo III. Los cuatro subtipos diferentes de DCF tipo III incluyen IIIa, asociado con
esclerosis del hipocampo; IIIb, asociado a tumores; IIIc, asociado a malformaciones vasculares; y IIId,
asociada a cualquier otra lesión adquirida durante los primeros años de vida.
Presentación Clínica
La epilepsia, a menudo intratable, sigue siendo la presentación clínica más común para todos los tipos
de DCF, así como TSC y hemimegalencefalia. Los pacientes generalmente acuden a la atención clínica
con convulsiones en la primera infancia, aunque las convulsiones pueden comenzar a cualquier edad.
En prácticamente todos los subtipos de DCF, existe una estrecha concordancia entre la ubicación del
inicio de la convulsión definida por electroencefalografía y la ubicación anatómica de la DCF definida
por IRM o visualización intraoperatoria. Además, la localización anatómica de la DCF determina la
semiología convulsiva. La epilepsia del lóbulo frontal puede manifestarse como convulsiones
relacionadas con el sueño caracterizadas por movimientos bilaterales estereotipados y vocalizaciones, a
veces con conciencia preservada. El paciente con convulsiones del lóbulo occipital puede reportar
síntomas visuales, como ver puntos o formas en diferentes colores. Independientemente de la
semiología, las convulsiones recalcitrantes y mal controladas contribuyen al deterioro cognitivo en
niños y adultos. Otras presentaciones clínicas incluyen retraso en el desarrollo, problemas de
comportamiento, trastornos del espectro autista y, a veces, déficits neurológicos focales, dependiendo
del tamaño y la ubicación de la lesión cortical. El resultado quirúrgico puede variar con el subtipo
patológico de DCF.