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Internet, un servicio invisible que se transformó

en esencial para el desarrollo

Claves para repensar la conectividad a internet y evitar el

ensanchamiento de las brechas digitales en Argentina.


Internet, un servicio invisible que se transformó en esencial para el desarrollo

Claves para repensar la conectividad a internet y evitar el ensanchamiento de las brechas


digitales en Argentina.
Nicolás Aletti. Estudiante avanzado de la carrera de Licenciatura en Economía (U.N.L.). Diplomado
en Innovación Democrática. Pasante en docencia e investigación.

Resumen del trabajo


Este trabajo tiene como objetivo describir e indagar el mercado del internet en Argentina,
haciendo una caracterización tanto por el lado de la demanda como por el lado de la
oferta, como así de la infraestructura instalada. Mediante un abordaje crítico y desde una
postura de la teoría de las fallas de mercado, se pretende proponer el rol que debería asumir el
Estado en este sub-sector de las telecomunicaciones identificando las complejidades que deben
abordarse para el desarrollo de la conectividad, y particularmente una conectividad inclusiva, en
el territorio argentino.
Introducción

El internet nació en plena guerra fría como un proyecto militar-público con fines

comunicacionales en caso de desastre; a posterior paso a total control del gobierno de EEUU

quien lo cedió con fines académicos y educativos exclusivamente. Las resistencias de los

usuarios académicos (que no aceptaban la idea de otros usos además de los educativos) y la

aparición de los primeros proveedores regionales que abrían parte de los servicios de

comunicación al público general y con ellos a quienes realizaban transacciones comerciales

encubiertas en la red; culminaron a fines de la década de 1980 con la división del servicio y el

gobierno abandonando su posición de único proveedor, dando paso a la comercialización del

ahora servicio.

Conforme se expandió el uso de la red, aumentó su desarrollo y la aplicación de tecnología

cada vez más sofisticada. El incremento en la cantidad de proveedores resultó positivo, ya que

permitió abaratar costos y que se multiplicase la cantidad de instituciones educativas que

accedían a la red comunicacional.

Recapitulando en la historia argentina, la primera red de conexión interna data del 1986 en la

hoy Facultad de Exactas y Cs. Naturales de la UBA, cuyo fin era la difusión de información y

comunicaciones hacia dentro del departamento de computación de la institución. Años después

la UBA entendiendo la importancia y potencial en el ámbito académico, firmando así un convenio

con la entonces estatal ENTel para que ceda parte de sus conexiones para garantizar el servicio

de correo electrónico. Es importante también destacar que la primera conexión satelital se

consiguió en 1990, por parte de la cancillería argentina logrando conectar con la Universidad de

Maryland.

Las pocas décadas de vida del internet no han sido impedimento para su exponencial

desarrollo; en el país hemos pasado de un servicio de lujo a uno que hoy en día es más o menos

generalizado en su uso y no hay persona que no se vea relacionada de manera directa o

indirecta con el mismo.

La clave en el avance cada vez más vertiginoso del servicio, responde a que su acceso se ha

diversificado desde su primera implementación; hemos pasado de necesitar PCs con entradas
especiales para cables de fibra óptica a la rápida implementación de señales de wifi que pueden

ser tomadas por cualquier computador, y especialmente los celulares, permitiendo un acceso

más práctico e inmediato. En las últimas décadas el uso de telefonía móvil ha tenido un

crecimiento muy significativo, incluso, en muchos casos, este servicio ha reemplazado a la

telefonía fija.

Con el desarrollo de nuevas tecnologías y la baja relativa de los precios de los teléfonos

celulares, el servicio ha dejado de ser, desde el punto de vista económico, un bien de lujo y ha

pasado a ser utilizado de manera general independientemente del nivel de ingreso de los

usuarios. La telefonía celular es utilizada en nuestro país por personas de diferentes edades y

estratos sociales; se estima que en Argentina existen al 2019 unos 35 millones de smartphones y

es en la actualidad, el medio de comunicación más utilizado por los jóvenes y adultos.

Ahora bien, conforme se daba el vertiginoso avance del mercado del internet, surgieron

complejidades que provocaban que diste de una estructura competitiva dentro de los marcos

conceptuales en lo que lo hace un mercado de competencia perfecta; la razón de esto es la

presencia de fallas de mercado que deben ser analizadas para comprender cabalmente la

realidad de un sector que pretende ser estudiado y regulado a través de políticas públicas. Las

fallas de mercado surgen cuando no se garantiza una asignación eficiente de los recursos y dan

lugar a problemas de competencia, precio justo, libre acceso a la información, entre otros.

En el último tiempo (con mayor peso a partir de la pandemia del Covid-19) se inició un debate

en torno al internet como bien preferente, categoría que se ubica de manera intermedia entre un
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bien público puro y un bien privado . El bien preferente se desarrolla a través de un bien privado

pero que su consumo generalizado genera beneficios externos, externalidades, que a su vez no

interfieren con la elección de otro individuo (Musgrave, 1992).

El uso de las telecomunicaciones tiene múltiples beneficios aprovechables para cada

individuo, pero también a nivel agregado como sociedad; mejora la comunicación personal y

comercial, mejora la productividad de las industrias, permite compartir conocimiento de manera

masiva y diversificar a escala global la información disponible, permite la simplificación de la

burocracia de muchos aspectos de la vida e incluso da lugar al surgimiento de nuevos

1
Bien Público Puro: Aquel cuya utilización no impide a otro su disfrute y no es posible excluir su consumo.
2
Bien Privado: Aquel que es posible excluir su consumo y cuya utilización puede rivalizar con el de otro consumidor.
productos/empresas dedicadas al espectro digital. Como se ve, no solo es un aliciente a la

mejora de los negocios, sino que también a la educación, los vínculos personales e incluso los

aspectos de la democracia moderna.

El hecho de que la red hoy sea utilizada de manera casi esencial en muchos aspectos de la

vida pone en consideración la posibilidad de exclusión y rivalidad del consumo que tiene un bien

privado, y por tanto sienta las bases para preguntarse cómo garantizarlo de manera eficiente ya

que el mercado por sí solo no tendría incentivos a hacerlo e incluso los propios individuos

ignoran las potencialidades a escala de su utilización.

Por otro lado no es posible ignorar, como dijimos más arriba, que cuando se dejan de lado y/o

no es posible el cumplimiento de los principios teóricos que hacen a la competencia perfecta de

mercado, se da el surgimiento de estas imperfecciones; anteriormente fueron nombrados los

bienes públicos y las externalidades pero no son las únicas fallas.

La concentración del mercado es una de las principales problemáticas de la estructura de

mercado y que impide/desalienta la competencia, en los casos más conocidos se encuentran los

monopolios y oligopolios. Por otro lado, la falta de información (o información imperfecta)

traducida sobre la incertidumbre en el futuro como en la diversidad y complejidad de los

productos ofrecidos. Las barreras de entrada, ya sean legales, estructurales o económicas, que

se vinculan de manera estrecha con la noción de costos hundidos. Como se ve, el abanico es

amplio, pero no son excluyentes entre sí, es decir cada falla puede tener origen en otra o ser

causante de, según la prelación con la que ocurran.

Es sumamente importante un estudio del comportamiento del mercado del internet para

detectar las fallas de mercado particularizarles y atribuibles a este rubro. El presente trabajo

indagará los aspectos que por un lado vinculan (o no) a los usuarios con el producto, y a su vez

buscará clarificar la situación por el lado de la oferta y los desafíos con los que se encuentra el

sector para su desarrollo. Finalmente, a partir de la identificación de las fallas de mercado, se

debatirá las distintas intervenciones públicas posibles y su encuadre en la búsqueda de una

Argentina más conectada.


Internet, ¿una posibilidad para todas las personas?

El acceso al internet requiere algo más que la simple posibilidad de realizar una

contraprestación monetaria por el mismo; requiere de muchos requisitos previos que hacen a

que, aunque no parezca, no cualquiera pueda usarlo. Previo análisis de cómo está la situación de

la conectividad en Argentina, es necesario abordar este listado de condiciones previas que se

necesitan garantizar: la infraestructura, la infoestructura y la alfabetización digital.

Cuando se habla de “infraestructura” se alude a aspectos esenciales para el uso de internet, a

saber:

*Dispositivos que permiten la transmisión de la señal (tales como líneas, microondas, satélites),

*Dispositivos de transporte del mismo (como protocolos de comunicación y dispositivos de

enrutamiento),

*Dispositivos de computación y los programas que están involucrados en el transporte de la

información (sistemas operativos, en el sentido muy amplio, y protocolos de comunicación),

*Dispositivos propios de acceso de los usuarios (celulares, PCs, etc).

Es necesario aclarar que cualquiera de las instancias anteriores requiere dispositivos que

tengan acceso a la red de energía eléctrica, por lo que se podría agregar como primer

elemento implícito necesario de infraestructura; esta aclaración deviene de que si bien no se

centra el presente análisis en todo el entramado de servicios previos, si es necesario tener en

cuenta que es una limitante a la hora de brindar y mejorar la conectividad tanto cuantitativa

como cualitativamente.

El concepto de “infoestructura” es un tanto más complejo y amplio, pero puede enmarcarse

en lo que refiere a los programas, acceso a redes, sitios web e interfases que hacen al usuario

más amigable el uso de la internet. En términos cotidianos, la masividad de personas que utilizan

la red lo hacen a través de aplicaciones que requieren conocimientos básicos que hacen que

puedan ser utilizados de manera sencilla sin la necesidad de saber previamente ningún lenguaje

especial de programación.
Son los contenidos y las aplicaciones que se alojan, se acceden y se ejecutan sobre la

infraestructura. Incluye los programas, las bases de datos y los sitios web que residen en las

computadoras servidores de la red.

Por “alfabetización digital” se entiende al proceso de dotar a las personas de conceptos y

prácticas que le permitan apropiarse y utilizar las herramientas de la tecnología digital desde

computadoras como PCs y celulares hasta distintos programas, softwares y también la internet;

dicha práctica no refiere en términos profesionales sino más bien básicos y que dotan de

independencia a los sujetos en el uso de herramientas esenciales. Los conceptos que se

enmarcan en alfabetización se orientan a la lectura y escritura en plataformas digitales, el uso de

aplicaciones independientemente de marcas comerciales en particular.

Este último punto es uno de los más complejos ya que refiere a un cambio de paradigma al

que deben incorporarse las personas; conforme más aspectos de la vida comienzan a transcurrir

por interfases digitales, el desafío es aún más difícil porque se debe educar e incentivar para no

excluir. Si bien todos los grupos etáreos requieren conocer cómo hacer un buen uso de las

herramientas TIC, puede ser aconsejable priorizar en el diseño de políticas públicas a aquellas

generaciones que no nacieron bajo el paradigma de la sociedad de la información.


¿Quiénes usan el internet?

A partir del módulo de acceso y uso de tecnologías de la información y la comunicación

(MAUTIC) que se llevó adelante en el marco de la EPH con los datos del 4to Trimestre de 2020 es

posible brindar una caracterización de los usuarios de los aglomerados urbanos a partir de la

posibilidad del aprovechamiento efectivo del servicio de internet.

Un primer paneo confirma el problema de la alfabetización digital, aquellos grupos etarios de

mayor edad son quienes manifiestan utilizar mucho menos las Tecnologías de la Información

(TICs). Es conveniente aclarar que el uso de internet refiere tanto a accesos fijos comomóviles, en

el caso de la computadora refiere exclusivamente a su uso sin internet y en el caso del teléfono

celular refiere simplemente a su utilización.

El objetivo de presentar de manera conjunta las tres tecnologías es para demostrar que existe

una tendencia a un mayor uso de las TICs en los grupos etarios de 13 a 64 años y que las

personas más longevas son quienes menos manifiestan su utilización; en el caso del internet casi

el 94% de las personas entre 18 y 29 años manifiestan utilizarla mientras que en el grupo de 65

años o más son quienes menos lo hacen con el 55% de la población que abarca la EPH-MAUTIC.

Las brechas a nivel de edad que hemos visualizado no se reproducen a nivel de género ya que

tanto varones como mujeres manifiestan utilizar internet casi de manera igualitaria (85,7%

Varones contra 85,3% Mujeres).


Con los datos del INDEC, a su vez, es posible realizar una caracterización a partir del último

nivel educativo alcanzando por las personas encuestadas. A continuación, se expone un mapa de

calor que relaciona uso de internet, edad y nivel educativo alcanzado; a mayor uso se obtiene un

color verde más concentrado versus un rojo cada vez más oscuro cuanto menor es la utilización:

En este punto es necesario hacer algunas salvedades ya que es complejo aseverar que el nivel

educativo tiene una correlación directa con la propensión a la utilización del internet.

Observando los datos si es cierto que del nivel secundario en adelante se observa un mayor uso

de la red, pero este mayor uso puede tener factores implícitos como su utilización en empleos

con mayor cualificación, el acceso a mejores condiciones materiales de infraestructura y de

dispositivos de computación.

A la hora de implicar el nivel educativo alcanzado es conveniente pensar en dos grandes

grupos: aquellos que cuentan con una instrucción mínima (Primaria Completa en adelante) y

quienes no la tienen (Primaria Incompleta y Sin Instrucción). El cuadro contrasta que este

último grupo mantiene una tendencia a la menor utilización que es posible explicar dado que

para el aprovechamiento de la red, como dijimos previamente, es necesario un acumulado

mínimo de conocimientos (entre los que se encuentran saber leer y escribir) que son aquellos

que se adquieren conforme se avanza en la educación inicial y que posibilitan el entendimiento y

manejo de los dispositivos informáticos.


A su vez otro de los datos que brinda la MAUTIC, es la distribución geográfica de los usuarios

urbanos, es posible ver que la región que menos responde utilizar la red es la pampeana y que

CABA destaca por ser la que mayor utilización lleva adelante. En términos absolutos, en los

partidos de la provincia de Buenos de Aires se registran9.878.000 de usuarios mientras que, en el

otro extremo, el aglomerado Viedma-Carmen de Patagones respondieron afirmativamente

73.000 personas.
En el segundo gráfico puede apreciarse donde es que reside la población encuestada que

responde afirmativamente usar internet. Argentina tiene a fines de 2020 unos 23,3 millones de

usuarios de los cuales 9,88 millones viven Buenos Aires y representan el 42% del país. En

contraste, la Patagonia que muestra niveles sobre la media por región (como vimos en el cuadro

anterior) representa tan solo el 4% del total.

A posterior, se profundizará en cuanto a la complejidad geográfica condicionando la

predisposición al uso de los usuarios a la posibilidad real de acceso.

Al final de este apartado, el MAUTIC – EPH referencia que no existen diferencias significativas

entre los grandes aglomerados de más de 500.000 habitantes y los de menor población en

cuanto a la población que usa internet (85,3% vs 86,5%), lo que permite concluir que el tamaño

de zona de residencia no predispone un mayor uso de la red.

Para concluir con los datos que informa el módulo relevado por INDEC es oportuno

contextualizar aspectos metodológicos para entender las conclusiones a las cuales hemos

arribado previamente. Primero, el MAUTIC se realiza con la Encuesta Permanente de Hogares

cuyo alcance está delimitado a aglomerados urbanos; este aspecto es esencial ya que limita la

población a residentes en donde por cuestiones de territorialidad existe un acceso de mejor

calidad y mayor cantidad de oferentes en el mercado en contraste con zonas rurales.

En segundo lugar, el hecho de que una persona acceda al uso de TIC no implica que quien no

lo haga no quiera hacerlo; por el contrario, el indicador es limitado en cuanto a que no refleja las

intenciones de las personas sino el hecho objetivo. A continuación, se explorará la situación en

cuanto a las posibilidades reales de acceso.

Un mapa de la Infraestructura
En el punto anterior se pudo visualizar quienes utilizan internet, pero es válido preguntarse

cuantos más podrían hacerlo sí tuviesen la oportunidad. Con ese interrogante, se indagará por el

estado de la infraestructura para brindar el servicio, que calidad, con que disparidad y con qué

tecnologías se cuenta.
El ENACOM es el Ente Nacional de la Comunicaciones y el encargado de regular los servicios

de las telecomunicaciones en Argentina. El organismo es quien recaba y emite distintas series de

datos que se analizaran a continuación en conjunto con la información relevada por el INDEC.

Un acceso a internet se define como la conectividad a internet a través de una empresa

proveedora del servicio (ISP por sus siglas en ingles), cada acceso se referencia con una cuenta

(que se convierte en la unidad de medida de referencia) por la cual se particulariza el mismo y se

establece una relación entre el ISP y un usuario o grupo de usuarios (familia, empresa, etc.).

A su vez existen diferentes categorías de acceso:

*Accesos Fijos: Conexiones que se realizan en un lugar permanente (hogar, empresa, espacio

público/privado, institución, etc);

*Accesos Móviles: Conexiones a internet mediante el uso de redes de telefonía móvil o módems

inalámbricos que se conectan a la computadora portátil del usuario.

*Accesos Residenciales: cuentas provistas a clientes particulares en las que el uso del servicio es

exclusivamente hogareño.

*Accesos Organizacionales: cuentas provistas a empresas públicas/privadas en las que además

se incluye en este tipo de categoría a los exentos de IVA y a las profesiones que utilizan el servicio

para fines comerciales y sus actividades laborales.

En Argentina para diciembre de 2020 (último dato disponible) INDEC relevó 40.067.814accesos a

internet a lo largo del país.


Como se visualiza, existe un amplio predominio de la modalidad móvil del acceso (80,83%) en

contraste con la fija, esto puede pensarse a partir de que cada persona es portadora de un

celular con una cuenta referenciada a la misma mientras que los usuarios fijos suelen asociarse a

unidades como los hogares donde el uso del internet puede ser compartido.

Por otro lado, las conexiones residenciales superan ampliamente a las de organizaciones ya

que como era de esperar estas están acotadas a ámbitos laborales estrictamente.

Respecto a estas categorías podemos visualizar su distribución geográfica:


Por otro lado, los accesos móviles y fijos pueden indicar una cuestión de infraestructura

subyacente. Los accesos móviles tienen un alcance elevado propio de que el dispositivo para su

vínculo suele ser el celular. Los accesos fijos, por el contrario, requieren una serie de conexiones,

incluidas antenas y cables transportadores, que hacen que no todas las zonas del país puedan

ser “económico” su implementación.

Utilizando los datos que se tienen de la EPH- MAUTIC, podes visualizar la distribución de los

accesos a internet en los hogares de los aglomerados urbanos de Argentina.

Un dato no menor, es la amplia penetración en la Ciudad de Buenos Aires, con casi una

cobertura total de los encuestados; en contraste la zona noreste, pampeana y Buenos Aires se

encuentran en el último lugar con una cobertura del 88% de los hogares. El promedio de las

unidades que tienen internet a nivel país es del 90% pero esto considerando que son accesos

móviles y fijos. A continuación, y en la búsqueda de un correlato se muestra la situación en

cuanto a la otra tecnología TIC en un hogar, el uso de computadora, junto con los datos de

internet:
La correlación es casi directa a simple vista, el uso de

computadora e internet suelen replicarse en cuanto a

su ordenación geográfica; la diferencia más notable

radica en el noroeste donde están quienes menos

utilizan el computador, pero mucho más la red, lo que

hace concluir que subyace un alto uso de tecnología

celular e internet móvil.

A continuación, a la izquierda de la pagina se

presentan la cantidad total de accesos al internet por

provincias, a diferencia de cómo lo veníamos

analizando por regiones anteriormente. Una aclaración

importante es que la zona de Buenos Aires y CABA se

analiza conjuntamente en la información brindada por

instituto de estadísticas y censos.

Por lo tanto, en adelante las conclusiones para ambos distritos serán como sí fuesen uno, más

allá que se ha visto previamente que el comportamiento es muy diferente en la provincia más

populosa de Argentina y la ciudad capital.

Complementando el anterior dato de accesos a internet de la EPH por región, en un análisis


con las provincias y por decil, la zona del AMBA y Buenos Aires se ubican en el más alto, seguido

por la región centro (sin contar San Luis) concentrando la mayor cantidad de accesos.

A medida que el color pasa de un rojo intenso a un azul cada vez más oscuro, la cantidad de

acceso va a en caída. La zona de la Patagonia, concentra efectivamente a Santa Cruz y Tierra del

Fuego donde se ubica relativamente el menor decil en los accesos a redes fijas y móviles.

El grafico anterior es necesario analizarlo en términos potenciales, como es la situación de las

conexiones en cuanto al desarrollo de infraestructura y las potenciales áreas a mejorar.

Ahora, el objetivo es analizar qué cantidades de

redes existen en función de la cantidad de

habitantes de cada provincia. Utilizando datos

estimados a 2020 por el INDEC es posible

visualizar el correlato redes/ densidad poblacional;

por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires existen

más accesos que habitantes con 1,051 por

habitante.

La penetración per cápita a nivel país de la

Argentina está en torno al 0,833 accesos por

habitante pero el contraste es tal que en la

provincia de Santa Cruz se dispone de la mitad de

la media nacional con 0.466 accesos por persona;

contemplan el podio de las provincias con

poblaciones menos conectadas San Juan y Santiago del Estero.

Finalmente, de las modalidades de conectividad, la fija es aquella que se vincula al uso para

tareas educativas y comerciales ya que para su utilización es necesario computadoras tipo PC y/o

portátiles que por su fisonomía las hacen más prácticas al uso, distinto de un celular que sirve

para la visualización de contenido. La importancia entonces de la cantidad de accesos fijos es

determinante a la hora de analizar futuros impactos como su uso con fines escolares,

comerciales, productivos o científicos; en ese sentido el siguiente mapeo georreferencia la

distribución de accesos fijos per cápita en Argentina:


El mapa nos muestra como la zona de CABA-
BS.AS. prevalece como la que mayor cantidad de
accesos fijos c/100 habitantes posee con un total
de 24,146.

Las diferencias comienzan a surgir cuando se


analiza la región con una prevalencia de
Córdoba y la Rioja, relegando a Santa fe con un
total de 13,615 accesos cada 100 habitantes;
pero los casos más resonantes están en
Mendoza, San Luis y Jujuy quienes en cuanto a
conexiones fijas se ubican varios peldaños más
abajo en el ranking nacional en contraste con el
ranking nacional de accesos totales.

La media nacional de penetración de la


internet fija en la Argentina se ubica en 16,926
accesos c/100 habitantes donde solo CABA-
BS.AS, La Rioja y Córdoba superan ese umbral,
seguido por Neuquen, Santa Fe y La Pampa.
Por el lado de los oferentes

El negocio dela operación internet viene en un crecimiento vertiginoso durante los últimos

años. Con los datos disponibles hasta el 3er Trimestre de 2020, el ingreso por internet fija creció

un 230% en el último quinquenio (en términos nominales).

Tan solo en los primeros nueve meses de 2020 produjo ingresos por 89 mil millones de pesos,

cifra que ya supera al acumulado del año 2019. La estructura de mercado del internet fijo se

asemeja a una estructura oligopólica a nivel nacional, con monopolios regionales en algunos

casos.

Primero es pertinente explicar cómo se compone el mercado de los servicios de

telecomunicación y su comercialización. A partir de la ley de Telecomunicaciones se ha permitido

que un mismo operador pueda brindar más de uno de los siguientes servicios a la vez: Telefonía

Celular, Internet Fija, Televisión por Cable y Telefonía Fija; los oferentes por lo general buscan

acaparar a través de paquetes o ventas en bloques distintas porciones de los mercados de

telefonía, TV e internet y aunque no siempre lo logren, el potencial de esta modalidad de venta


de servicios les permite crecer en alcance geográfico, conquistar nuevos mercados y desarrollar

infraestructura que de otro modo no hubiese podido concretarse.

Cuando se comercializa el combo de los cuatro servicios anteriores, se lo conoce como un

operador con “Cuadruple Play”, modalidad que le permite captar clientes a partir de

promociones y a su vez consolidar su posición dominante en algún submercado y ser

competitivo en otros.

Esta idea es central, si bien el presente trabajo se focaliza solo en el internet, no es posible en

Argentina, evaluar globalmente su comportamiento sino lo es de manera conjunta con los

mercados de la telefonía (fija y móvil) y TV paga (es cierto que existen otros servicios como el

streaming que también pueden pensarse en este gran “mercado” que engloba “sub-mercados”)

ya que al venderse en paquetes su comportamiento es en conjunto.

¿Y cómo se compone el mercado de Telecomunicaciones en Argentina?

Podemos observar como en el mercado de la internet y telefonía móvil existe

prácticamente una división homogénea de tres prestadores, una estructura oligopólica. El Grupo

América Móvil (Claro) concentra la mayoría del mercado, seguido por el Grupo Clarín (Personal) y
el Grupo Telefónica (Movistar). Esta industria obtuvo en 2019 ingresos por $3.876.120.000 de

Dólares. La penetración alcanza 1,25 líneas por habitante en Argentina.

Por el lado de la internet fija, la situación es completamente distinta. En 2018 se dio la fusión

entre el Cablevisión (líder) y Telecom (3ero) que superaron en conjunto el 55% de los accesos y

debieron ceder parte de su espectro, lo que llevó su participación al 47% del mercado. La

estructura es de Líder-Seguidores, pequeños operadores (incluidas cooperativas, pero también

empresas de otros rubros como Claro) controlan un 37.44%, lo que conjuntamente los hace

relevantes pero su heterogeneidad hace difícil la coordinación. Telefónica, finalmente, se ubica

como la segunda empresa del mercado, pero su participación apenas sobrepasa el 15%.

A simple vista, la fusión del Grupo Clarín con Telecom tiene un control del mercado dada la

dispersión de sus competidores. La situación es más compleja sí se hacen análisis territoriales,

donde la líder es la única oferente en zonas de Córdoba y Buenos Aires (o sea monopolio).

El mercado del internet fija generó ingresos en 2019 por $86 mil millones de Pesos y en los

tres primeros trimestres de 2020 (último dato) alcanzaba los $89 mil millones. La penetración se

ubicó en 66 accesos por cada 100 hogares.

Resumidamente, la principal parte del mercado de las telecomunicaciones se presenta del

siguiente modo:
A partir de la fusión Telecom-Clarín, el último se convirtió en el primer operador cuádruple

play a nivel nacional; América Móvil tiene incipientes inicios, pero en algunas zonas geográficas

delimitadas, su principal fuerte y plataforma de despegue son las redes móviles.

¿Qué pasa cuando no llegan los incentivos de mercado?

El desarrollo de la infraestructura de las telecomunicaciones requiere una importante

inversión para llevarse adelante, pero a los costos básicos que supone ello hay que agregarle que

dependiendo la propia geografía del terreno (llanuras, montañas, etc.), la existencia o no de

caminos transitables, la amplia dispersión de comunas/pueblos; estos costos pueden

multiplicarse.

Previamente se analizó que el mercado del internet tiene una estructura oligopólica -

monopólica lo que significa un problema para los desarrollos del equipamiento en muchas áreas

del país ya que, sumado a los costos propios de la actividad, en grandes comunidades no existe

una demografía que haga rentable el negocio. Además, hay que agregar que la carencia de

competidores no genera incentivos a innovar y buscar nuevos mercados. Como se ve, existen

dos problemas transversales: la demografía desequilibrada de la Argentina y la concentración del

mercado.

Como se dijo al principio, la internet en particular y las telecomunicaciones en general, son


una necesidad que atraviesa todas las instancias de la vida y como tal es necesario garantizar su

prestación en las zonas habitadas para el beneficio de su población.

Donde falla el mercado, surgen diferentes incentivos para lograr la equidad en el acceso;

muchas veces el Estado puede actuar llevando con inversiones públicas la ampliación de las

redes de las prestadoras existentes y en otros casos, surgen las cooperativas de

telecomunicación que nucleando grupo de vecinos de una zona llevan adelante la prestación del

servicio y lo garantizan para zonas geográficas más apartadas de las grandes ciudades; su rol es

central a la hora expandir el derecho a la conectividad en la Argentina.

Las cooperativas de telecomunicaciones surgen en los 60s como respuesta ante el vacío

generado por la entonces empresa estatal ENTel que carecía de cobertura en áreas escasamente

pobladas. Con la privatización, la concentración se profundizó, las distancias crecieron y las

cooperativas expandieron su territorio de acción ahora sobre las zonas donde los privados no

llegaban. Un dato relevante es que las cooperativas comenzaron a tejer su entramado a partir de

conexiones permitas por el Estado y el uso de espectro radioeléctrico, como parte del terreno

que no acaparaba el sector público; tras el paso a manos privadas, estas conexiones se

sostuvieron pese al revés que pudo haberse suscitado para estos particulares.

En Argentina existen 1200 cooperativas y pequeñas empresas dedicadas al rubro

telecomunicaciones que se nuclean en federaciones como la FeCoTel, FEDECOBA, FECOSUR o en

cámaras de cooperativas como CATEL.

Las estrategias para su desarrollo pasan por los aportes de sus socios y en algunos casos, la

intervención del sector público. El Estado, lleva adelante un apoyo a estas cooperativas a lo largo

de distintos programas específicos y la entrega de Aportes No Reintegrables (ANR). Para el 2019,

según datos del ENACOM se invirtieron $1.688.942.585 de pesos en 106 cooperativas ubicadas

en 225 localidades de 15 provincias


Por otro lado, existen programas como el programa de acceso a internet satelital, que apunta

a llevar internet gratis a zonas con escasez demográfica con poblaciones registradas en el Censo

2010 entre 1 a 483 personas. Este último programa beneficia a 115 localidades en 16 provincias.
El último programa financiado por la nación es fruto de los problemas que trajo aparejada la

pandemia de Covid-19; el “Programa para el Desarrollo de Infraestructura para Internet

destinado a Villas y Asentamientos Inscriptos en el Registro Nacional de Barrios Populares en

Proceso de Integración Urbana (RENABAP)” se propone trabajar en soluciones de fondo para

llevar conectividad a los barrios vulnerables de toda la Argentina y donde las grandes empresas

no prestan servicio.

La idea consiste en la inversión de más de 1000 millones de pesos para garantizar la

conectividad en estas zonas. Según fuentes gubernamentales, existen en el país 4416 barrios

populares que albergan alrededor de 4 millones de personas; de ese total de territorios, el 65%

no cuenta con acceso a internet profundizando cada vez más las carencias de partida.

Los primeros ANR están comenzando a entregarse y licitarse conforme las cooperativas van

presentando las ofertas/propuestas para la extensión de la red de fibra óptica; hasta el momento

se aprobaron 4 proyectos por un monto de 125 millones de pesos y se encuentran en evaluación

otras decenas más de los mismos.


Fallas de Mercado ¿Respuestas del Estado?

A lo largo del presente trabajo se han descripto y explorado las condiciones en las cuales se

encuentra el servicio de telecomunicaciones a través de internet en Argentina, a partir de una

caracterización de los usuarios, un paneo de la infraestructura en lo relativo a las tecnologías de

acceso y una descripción de los oferentes con las particularidades que se presentan en el

contexto que tiene el país.

En los anteriores apartados se manifiestan diversas irregularidades que evidencian un

accionar imperfecto del mercado con tendencias hacía la concentración, la existencia de barreras

de entrada, asimetría de información y la latente presencia de un bien del que emanan

externalidades positivas. En si las respuestas ante estos desequilibrios pueden ser respondidas

desde una perspectiva de fallas de mercado y accionar del Estado; por ello es más que

importante el diseño y planificación de intervenciones públicas con eje en los beneficios sociales

y el fomento de un mercado competitivo y heterogéneo.

+ Concentración = -Incentivos

Los desincentivos a la competencia son realmente una complejidad manifiesta en el mercado

del internet; se ha escrito que una sola empresa controla prácticamente el 50% del market share

y el porcentaje restante se distribuye en una diáspora de pequeñas/medianas mutuales y

cooperativas y una empresa con un 15% de participación. Al contexto anterior es necesario

abordarlo desde la territorialidad ya que no todas las empresas llegan a todos los territorios de

la nación, por lo cual existen regiones con presencia de monopolios.

El fenómeno de la ineficiencia X explica cómo la falta de condiciones para un mercado

competitivo genera desincentivos a su vez para el desarrollo de más eficiencia con mejor

tecnología en el servicio brindado. En un paneo de la infraestructura se visualiza claramente la

disparidad en los accesos y en la calidad de los mismos; esto gracias a que ocurre un doble

efecto, la falta de incentivos a buscar nuevos mercados y los elevados costos de entrada.

Los costos hundidos que suponen el desarrollo de las instalaciones para la transmisión y

difusión de las telecomunicaciones combinado a la incertidumbre que genera la propia


variabilidad y expansión de las redes, fundamentan que en la realidad un puñado muy reducido

de actores serán quienes podrían asumir el riesgo que supone tamaña inversión.

En tanto, la presencia de monopolios y oligopolios condiciona los incentivos de manera dual;

por un lado, los oferentes establecidos no tienen motivación de conquistar nuevos mercados y

mucho más si eso supone grandes inversiones en territorios con una demografía tan baja que no

garantiza el negocio y/o en aquellas zonas donde las irregularidades de la geografía ya insuman

un plus a la inversión inicial. Pero por la otra arista, la concentración de mercado le permite al

monopolista desplegar una ingeniería de ofertas y promociones (cuyos costos puede amortizar y

resignar) que hacen que sea casi imposible para una empresa naciente poder competir a la par,

más aún si esta no tiene desarrollada economías de escala en sus operaciones.

Un dato que no hay que pasar por alto es que, y continuando con la ineficiencia X, la forma

que ha adoptado la oferta no solo no ha permitido mayor cantidad de accesos en mayor

cantidad de regiones, si no que ha generado un estancamiento en las inversiones de

modernización que hacen que por un lado el servicio brindado sea de baja calidad pero que a su

vez no surjan incentivos de otras empresas a brindar ese salto cualitativo por los costos

operativos que ello conlleva con una demanda que a su vez en bastante incierta.

Una nota al pie en la que no profundizará el presente trabajo, es que las tecnologías de

distribución de la red del país hoy tienen una calidad aceptable en cuanto a los accesos fijos (a

través de la banda ancha) pero atrasada respecto al resto del mundo en las tecnologías móviles,

con algunas antenas 2G, predominio del 3G pero un atraso en la instalación de mayor número

de trasmisores 4G y aun en el debate incipiente de la red 5G; y esto es crucial porque los

dispositivos de computación y soporte responden a las tecnologías vigentes en el mundo y un

atraso en dispositivo de transporte y trasmisión pueden condicionar fuertemente la

funcionalidad de los distintos usos que hoy se hacen de la red.

Salta a la vista del lector que los incentivos en un mercado de competencia perfecta lo son

todo a la hora de buscar el desarrollo en cantidad como en calidad. En Argentina un único grupo

ha logrado a través de fusiones tener una centralidad en las definiciones que ocurren en el

mercado y se consolida como líder en muchos sub-mercados del cuádruple play (Telefonía Fija,

Telefonía Celular, Internet y TV Cable). En 2017 el entonces ministro de telecomunicaciones,


Oscar Aguad, ya reconocía una estructura oligopólica con bajas inversiones, mala calidad y

precios altos. y que una sería la competencia quien solucionaría estos problemas;

lamentablemente la tendencia consolidó aún más la concentración y como se ha visto

anteriormente dista mucho el servicio de lo que se puede pensar como asequible y de calidad.

¿Internet Servicio Público?


Cuando se piensa en un servicio público, al menos en Argentina, se piensa en aquellos

servicios que se consideran esenciales para los habitantes y que su provisión no puede estar

desprovista de la atención y regulación estatal. Las razones son multi-causales, pero tienen en

común la preservación del interés público por sobre el interés privados, es así que encontramos

algunos ejemplos como lo son los servicios de electricidad, agua, saneamiento, transporte, gas,

etc.

Ahora, a raíz de la pandemia del Covid-19 un incipiente debate ha crecido y se instaló a nivel

global y local, ¿Puede el acceso a internet considerarse servicio público? ¿Cómo debe el Estado

actuar frente a una actividad cuya gobernanza es debatida a nivel mundo y es cada vez más

compleja por la constante y exponencial innovación tecnológica?

Se ha hablado mucho de los múltiples beneficios mercantiles que impulsa la internet, se ha

dicho como es un aliciente a la innovación y a la diversificación de la oferta para la captura de

nuevos mercados y también se han comentado las implicancias y beneficios que genera para las

personas y para la sociedad el uso de la red. El internet es un bien que posee muy altas

externalidades positivas ya que potencia el capital humano, el capital material y el conocimiento,

y por tanto el bien/servicio debe ser tenido como preferente por el Estado para que este actúe

para preservar derechos.

Múltiples autores y organismos internacionales recomiendan un mayor rol contralor al sector

público, no solo en lo que refiere a tarifas/precios, sino que también el internet implica aspectos

que hacen al derecho a la privacidad y a la neutralidad informativa. El estado, se supone, es

quien garantiza la protección de los consumidores, la libertad de expresión en los canales de


comunicación y en muchos países incluso han logrado cuantificar la minería de datos

(recolección de información sobre todos los aspectos que utiliza un usuario) para equilibrar una

relación asimétrica de fuerzas con mercados internacionales.

La declaración del internet como servicio público no puede quedarse en una cuestión

meramente tarifaria, debe ir más allá; la preferencia del acceso a la conectividad como derecho,

a la protección de los consumidores, a la propulsión de inversiones en el sector, a la

implementación de marcos regulatorios claros que favorezcan la competencia, la diversificación y

federalización del servicio. Los beneficios positivos que devienen del internet deben

salvaguardarse en armonía con el sector privado.

El internet como servicio público es una realidad en Argentina desde el 2020, fruto del decreto

presidencial 690/2020 como respuesta (tardía) ante las consecuencias del confinamiento y

restricciones por el Coronavirus. La respuesta ejecutiva aun no encontró un correlato legislativo

que lo establezca como un derecho que perdure en el tiempo, pese a que existen proyectos

presentados en este sentido durante años y por casi todos los bloques con representación

parlamentaria. Por el momento, la declaración de pública (que continúa siendo muy resistida) ha

servido como instrumento para controlar y regular las tarifas del mercado, cumplimiento tan

solo uno de los objetivos potenciales que esta herramienta permite.

Derecho humano > Deber del Estado

En junio de 2016 el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas

(ONU) declaró el acceso internet como un derecho humano inalienable y por tanto fija un marco

a la posibilidad de exclusión que tiene como bien privado.

Sí bien las disposiciones de la ONU son más bien enunciativas y no obligatorias, si es cierto

que brindan un camino por el que los estados deben orientar sus políticas; en ese sentido se

destaca la importancia de que su implementación sea en sentido amplio:

*Garantizar la expansión de los accesos físicos a la red para lograr una mayor cantidad de

personas cubiertas;

*Propender a una mayor alfabetización digital de la población;


*Procurar reducir la brecha digital para acabar con las disparidades.

En este último punto, es necesario recordar que el acceso a internet posibilita (o al menos

pretende) una educación más asequible y universal; en ese sentido la importancia de la brecha

digital como fenómeno cobra especial relevancia cuando hablamos de externalidades positivas.

La brecha digital reproduce las brechas sociales, pero en el plano digital. Cuando se refiere a

brechas sociales se habla más allá de las condiciones de infraestructura; refiere a las condiciones

históricas y sociales que han configurado en una población determinada ciertos patrones de

consumo. Por ello cuando se habla de reducir brechas digitales se habla de prestar especial

atención en la alfabetización digital, el uso y conservación de dispositivos de informáticos en

aquellas poblaciones que deberán ser objetivo del Estado a la hora de su intervención en la

preservación de los derechos a la educación, comunicación y privacidad.


Conclusiones
La conectividad, o mejor dicho la “des-conectividad” es un problema heterogéneo,

transdisciplinar y de planificación integral a largo plazo. Implementar una política es siempre

mejor que no hacerlo; ahora como pasa con otros servicios públicos, también es cierto que el

problema del acceso a internet retrotrae el debate por la brecha paradigmática.

La brecha paradigmática ocurre cuando las personas que toman decisiones en políticas de

sociedad de la información parten de un enfoque erróneo y siguen funcionando dentro de la

lógica del precedente paradigma societal con decisiones donde la sociedad no es partícipe

(Olivera, 2017).El estado tiene y debe tener distintas líneas de acción y para ello es necesario

articular un plan de intervenciones públicas que alcance a todos los actores (incluidos los

beneficiarios) en estrategias de corto, mediano y largo plazo.

En principio se debe apuntar a garantizar la infraestructura y en ese sentido un requisito

esencial es la cobertura de la red eléctrica segura para cada usuario a lo largo de cada una de las

localidades del país, rol que es una obligación hacer cumplir por las autoridades. Una vez

garantizadas las fuentes de energía, ahí sí se debe tender a propulsar inversiones en

infraestructuras de transporte y transmisión, para ello el estado debe generar una

macroeconomía ordenada y a su vez apoyar los proyectos que per se no son atractivos a los

privados.

Los dispositivos de acceso constituyen otro punto de una política de conectividad inclusiva. La

infraestructura de acceso es esencial llevarla adelante junto con unas acciones tendientes a la

infraestructura de transporte; ni las conexiones existirán sin transmisiones, ni las señales podrán

ser aprovechadas por los usuarios sí no hay manera de ser captadas. Dentro del enfoque de una

conectividad transformando los aspectos de la vida cotidiana, el comercio y la educación;

aquellas del tipo fijo son las que en mayor medida deberían ser impulsadas por su utilidad,

practicidad y como mayor adaptabilidad a distintos soportes para programas de la

infoestructura.

Las acciones tendientes a los usuarios no se alcanzaran sino se logran intervenciones eficaces

en los oferentes del mercado. Mayor asequibilidad, mejor cobertura, más inversiones son el
resultado de políticas implementadas en su justa medida y como señales en el momento

correcto. Las telecomunicaciones necesitan regulaciones que propulsen inversiones, certeza,

marcos legales que limiten los monopolios y diversifiquen la competencia pero que sean

consistentes con una estrategia prescripta y predicha de acción estatal.

Las políticas de conectividad han variado con sus altos y bajos. Las gestiones del

Kirchenerismo (2003-2015) priorizaron con el plan conectar igualdad el acceso universal a

dispositivos de soporte e impulsaron la conectividad satelital con los proyectos ARSAT. La gestión

de Cambiemos (2015-2019) cambian el enfoque, desarticulando el programa de acceso a

soportes e impulsando la desregulación como herramienta para atraer inversiones privadas.

Ambas gestiones supieron tener entes reguladores (AFSCA y ENACOM) con poco éxito; en

particular en lo que refiere a la reducción de las brechas digitales ya que no se implementaron

programas de alfabetización digital con un enfoque en poblaciones objetivo y tampoco una

federalización del servicio.

Finalmente, es de destacar el rol de pequeñas cooperativas, quienes una vez más preservan el

valor de la comunidad y la cercanía territorial permitiendo la expansión de un servicio esencial,

como fue el caso de la telefonía fija, electricidad, agua potable, etc. El lugar que ocupan en

aquellos territorios donde la oferta de las grandes empresas es escasa o nula permite la

conexión de miles de comunidades; de todos modos, siempre es preferible las intervenciones

estatales en pos de mayor asequibilidad y mejor calidad de servicio.

La brecha digital se profundiza a través la brecha paradigmática. Cuando se toman

definiciones desconociendo la alfabetización digital como eje junto con el paradigma de la

inclusión digital, no importa cuántos millones se inviertan de manos del Estado y/o privados, la

cobertura y la penetración en toda la población es un simple slogan y los beneficios de una

sociedad conectada no se maximizarán.

El camino para una sociedad conectada requiere planificación a largo plazo con injerencia de

los gobiernos sub-nacionales y locales pero con una mirada federal, articulando con oferentes

locales, cooperativos y las grandes empresas. Las opiniones de los usuarios son centrales para el

cierre de las brechas digitales y proporcionar acceso universal y asequible al servicio de Internet.
Para concluir, la conectividad argentina se encuentra a mitad de camino. Mientras algunos

sectores y poblaciones se potencian otros sufren el atraso tecnológico. Mejores condiciones para

el internet podrían traducirse en desarrollo comercial, descentralización de la burocracia estatal,

universalización de la educación, incluso impactar en la demografía de las poblaciones.

Concordando con múltiples actores y científicos sociales que hablan que de la mano del internet

y la transformación digital estamos viviendo una nueva revolución industrial; el objetivo tiene

que ser que la des-conectividad no sea un freno para insertarnos en un nuevo tiempo.
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