Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
REGISTRO N° 1036/14
///la ciudad de Buenos Aires, a los tres días del mes de
junio del año dos mil catorce, se reúne la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal integrada por el doctor Gustavo M. Hornos como Presidente y los doctores Juan Carlos Gemignani y Mariano Hernán Borinsky como Vocales, asistidos por la Secretaria actuante, a los efectos de resolver el recurso de casación interpuesto a fs. 1/8vta. de la presente causa Nro. 1224/2013 del registro de esta Sala, caratulada: “ROBELO, Daniel Eduardo s/recurso de casación”; de la que RESULTA: I. Que la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, en la causa 33/2 de su registro, con fecha 24 de junio de 2013, en cuanto aquí interesa, resolvió ―I) CONFIRMAR EL PROCESAMIENTO CON PRISIÓN PREVENTIVA de Daniel Eduardo Robelo por los delitos de privación ilegal de la libertad doblemente agravada por mediar violencia y amenazas en concurso material con imposición de tormentos agravada por haber sido cometido en perjuicio de perseguidos políticos en [cuarenta] (40) hechos en concurso real con los delitos de privación ilegal de la libertad doblemente agravada por mediar violencia y amenazas e imposición de tormentos agravada por haber sido cometidos en perjuicio de perseguidos políticos y homicidio calificado en 20 (veinte) hechos; todo ello en calidad de coautor (art. 144 bis inc. 1 y último párrafo –ley 14.616— en función del art. 142 inc. 1 y 5º —según ley 20.642— art. 144 ter primero y segundo párrafo —ley 14.616—, 80 inc. 6º, 45 y 55 del C.P. y arts. 306 y 312 CPPN, todo ello, sin perjuicio de la calificación legal que en definitiva pudiere corresponder, REVOCAR el PROCESAMIENTO dictado por considerarlo jefe u organizador en el delito de asociación ilícita, y en consecuencia SOBRESEER al encartado Robelo en relación al delito previsto y penado por el art. 210 segunda parte del C.P. (art. 336 inc. 3º del C.P.P.N.)…‖ (Conf. fs. 127/137 del 1 expediente Nº 14162/6 que corre por cuerda —en adelante Expt. 14.162/6). II. Que contra el sobreseimiento dictado a favor de Robelo interpuso recurso de casación el señor Fiscal General Daniel Eduardo Adler (fs. 1/8vta.), el que fue concedido por el tribunal ―a quo‖ a fs. 10/11 y mantenido a fs. 51 por el señor Fiscal General ante esta instancia, doctor Raúl Omar Pleé. III. Que la recurrente señaló que la resolución recurrida incurre en una errónea aplicación de la ley sustantiva en cuanto considera que no resulta aplicable al hecho de autos el art. 210 del C.P. Al respecto, la impugnante analizó los elementos específicos de la figura de asociación ilícita y entendió que en el caso en análisis se ha corroborado la existencia de una organización de naturaleza ilegal, integrada activamente por el imputado. En este orden de ideas, señaló que en todos los casos investigados existió la misma modalidad en los ―procedimientos de la asociación‖, que ―estaba integrada por el Jefe de la Agrupación de Artillería de Defensa Aérea 601 y por su Estado Mayor, así como también aquéllos que se desempeñaron en la Comandancia y Estado Mayor de la Fuerza de Tareas Nº 6, y de las dependencias que se encontraban a ella subordinadas‖. Indicó que Robelo, al cumplir funciones como Jefe del Departamento de Operaciones en la Base Naval de Mar del Plata y como Jefe del Departamento de Comunicaciones de la Fuerza de Submarinos, formó parte de dicha organización ilegal, al integrar la plana mayor de los organismos indicados. La impugnante mencionó la posibilidad de constituir una asociación ilícita dentro de la estructura del Estado y consideró que el fallo impugnado incurre en contradicciones y no se encuentra debidamente fundamentado. Finalmente, consideró que debe aplicarse a Robelo la agravante que prevé el art. 210 respecto de los jefes y 2 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
organizadores de la asociación ilícita, atento la condición
que revestía dentro de la estructura de la asociación. Hizo reserva de caso federal. IV. Que en la oportunidad prevista en los arts. 465, cuarto párrafo, y 466 del C.P.P.N., se presentó la Defensora Pública Oficial ante esta Cámara, doctora Valeria Salerno, quien entendió que la recurrente no rebatió de manera acabada los fundamentos brindados por el ―a quo‖ y que el cuestionamiento fiscal no modifica la plataforma fáctica ni punitiva que conforma la imputación que recae sobre Robelo, razón por la cual no advierte un interés directo en la revisión del auto impugnado. La defensa también dijo que el representante del Ministerio Público Fiscal no explicó cuál ha sido el gravamen que le produjo la resolución impugnada ni cuál sería la inobservancia o la errónea aplicación de la ley sustantiva en el ―sub examine‖. Por otra parte, consideró que a la impugnante no le asiste constitucionalmente el derecho al recurso, toda vez que se ha demostrado que la resolución cuestionada no sufre de arbitrariedad y resulta ser en favor del imputado. Finalmente, solicitó que se declare inadmisible el recurso de casación interpuesto en autos (fs. 56/58). V. Que superada la etapa prevista en los arts. 465, último párrafo y 468 del C.P.P.N., de lo que se dejó constancia a fs. 81, la defensa de Robelo presentó breves notas, oportunidad en la cual amplió fundamentos con relación a aquellos planteos presentados en término de oficina y sostuvo que los hechos cuya subsunción legal en los términos del delito de asociación ilícita (art. 210 del C.P.) pretende el Ministerio Público Fiscal, integran aquellos que fueron tenidos en cuenta en la sentencia de la causa 13/84 de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal para acreditar el plan sistemático, clandestino y criminal instaurado por la última dictadura militar (fs. 78/80vta.). 3 Transcurrida dicha etapa, quedaron las actuaciones en estado de ser resueltas. Efectuado el sorteo de ley para que los señores jueces emitan su voto, resultó el siguiente orden sucesivo de votación: doctores Mariano Hernán Borinsky, Gustavo M. Hornos y Juan Carlos Gemignani. El señor juez doctor Mariano Hernán Borinsky dijo: I. Inicialmente, corresponde señalar que el recurso de casación interpuesto resulta formalmente procedente en tanto se dirige contra una resolución de las enumeradas en el art. 457 del C.P.P.N., ha sido interpuesto por quien se encuentra legitimado para hacerlo (art. 458 del C.P.P.N.), y se ha invocado fundadamente el motivo previsto por el art 456, inc. 1° del código mencionado. La objeción de admisibilidad formal planteada por la defensa oficial durante el término de oficina, bajo la alegación de que el derecho a recurrir el fallo ha sido consagrado constitucionalmente sólo en beneficio del imputado, no puede recibir favorable respuesta. Ello es así, porque, conforme lo prevén los arts. 457 y 458 del C.P.P.N., el Ministerio Público Fiscal se encuentra legitimado para recurrir ―…las sentencias definitivas y los autos que pongan fin a la acción, a la pena o hagan imposible que continúen las actuaciones…‖, cuya inconstitucionalidad no fue planteada en la oportunidad por la defensa. II. Llegan los autos a esta instancia en virtud de las impugnaciones dirigidas contra la resolución del día 24 de junio de 2013 de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, en el marco de la causa n°33/2, del registro de su Secretaría Penal –DDHH—. Dicha resolución, por un lado, confirmó parcialmente el auto de primera instancia, en lo atinente al procesamiento de Daniel Eduardo Robelo por los hechos calificados como privación ilegal de la libertad doblemente agravada por mediar violencia y amenazas en concurso real con imposición de tormentos agravada por haber sido cometido en perjuicio de perseguidos políticos en cuarenta (40) hechos en concurso real con los delitos de 4 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
privación ilegal de la libertad doblemente agravada por
mediar violencia y amenazas e imposición de tormentos agravada por haber sido cometidos en perjuicio de perseguidos políticos y homicidio calificado en veinte (20) hechos; todos en calidad de coautor (art. 144 bis inc. 1 y último párrafo – ley 14.616— en función del art. 142 inc. 1 y 5º —según ley 20.642— art. 144 ter primero y segundo párrafo —ley 14.616—, 80 inc. 6º, 45 y 55 del C.P. y arts. 306 y 312 CPPN); por el otro lado, revocó parcialmente el procesamiento del nombrado en orden al delito previsto y reprimido por el art. 210 del C.P. (art. 336 inc. 3º del C.P.P.N.) y sobreseyó a Robelo con relación a la última figura penal mencionada. Para adoptar el temperamento desvinculatorio con respecto al hecho que fue calificado como constitutivo del delito de asociación ilícita, el tribunal ―a quo‖ sostuvo que ―sin desconocer la posibilidad de que se configure una asociación ilícita en el ámbito de una organización legítima, de carácter pública o privada‖ y tuvo en cuenta que ―... tal situación estaría constituida por otro tipo de relaciones y darían lugar a una especie de organización paralela, lo cual no coincide exactamente con el caso bajo análisis‖ (Conf. fs. 135vta. del Expt. 14.162/6). Los jueces de la instancia anterior consideraron que los hechos aquí investigados fueron cometidos en el marco de un plan sistemático de represión ilegal conducido por las Fuerzas Armadas y aprovechando las estructuras preexistente. Consecuentemente, entendieron que ―[f]ue el Estado y no una organización paraestatal el que cometió las más aberrantes violaciones a los derechos humanos. Es decir, no se observa una específica voluntad asociativa dirigida a conformar un grupo para cometer un indeterminado número de delitos, más allá de verificarse una lógica organización para ejecutar conductas prohibidas que se relaciona más bien con un modo de participación criminal que es la coautoría‖ (Conf. fs. 135vta. del Expt. 14.162/6). 5 Por otra parte, en la resolución impugnada no se encontraron elementos suficientes para considerar al imputado como jefe u organizador de dicha asociación ilícita –art. 210, 2do. párrafo— (Conf. fs. 136 del Expt. 14.162/6). III. Previo a ingresar en el tratamiento de los agravios introducidos por la impugnante, cabe analizar las observaciones de la defensa realizadas en término de oficina y en oportunidad de presentar breves notas. a) Al respecto, en primer lugar corresponde señalar que en el recurso de casación se encuentra debidamente fundado el interés de la recurrente, así como la circunstancia de que la suerte de su recurso impacta sobre la plataforma fáctica que conforma la imputación que recae sobre Robelo. En este sentido, la postura mayoritaria en la doctrina señala que lo que integra el tipo penal es la finalidad de cometer delitos indeterminados, siendo que los concretos delitos cometidos por la asociación ilícita no pertenecen al tipo, sino que concurren en forma real con aquél (Ver, al respecto: NUÑEZ, Ricardo C., Derecho penal Argentino, córdoba, 1971, T. VI, pág. 189; SOLER, Sebastián, Derecho Penal Argentino, Buenos Aires, 1978, T. IV, pág. 608; FONTÁN BALESTRA, Carlos, Tratado de Derecho Penal, Buenos Aires, 1994, T. VI, pág. 470; y CREUS, Carlos, Derecho Penal. Parte Especial, Astrea, Buenos Aires, 1983, T. II, pág. 189). En igual sentido, D’ALESSIO apunta que ―[s]e sostiene la existencia de un concurso real entre el delito de asociación ilícita y los que se cometen en cumplimiento de aquella, ya que la asociación es autónoma e independiente del o los delitos que a través de ella se cometan‖ (Cfr. aut. cit., Código Penal. Comentado y anotado. Parte especial, La Ley, Buenos Aires, 2006, pág. 686). El referido autor afirma también que ―[l]a jurisprudencia es unánime en el sentido de considerar que el delito de asociación ilícita se comete con independencia de la comisión de uno o más hechos punibles‖ (op. cit., pág. 686, nota Nº 132). 6 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
Con relación a lo expuesto precedentemente, ―in re‖
―Migno Pipaón‖, esta Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal ha reiterado que el delito de asociación ilícita ―…es independiente de la comisión o no de delitos, bastando que se compruebe el acuerdo de voluntades entre los componentes, en el sentido de cometer delitos en cuanto ello sea posible y se presente la oportunidad; pues la punibilidad del pacto no está en la punibilidad de los autores de los ilícitos que los asociados en su cumplimiento cometan, sino en el peligro que por sí implica una organización criminal de cierta permanencia‖ (con citas: Cornejo, Abel, ―Asociación ilícita y Delitos contra el Orden Público‖, Ed. Rubinzal Culzoni, pág. 56; Soler, Sebastián‖, Derecho Penal Argentino‖, T. IV, Ed. Tea, pág. 602/603; Vera Barros, O.T., ―Asociación ilícita (art. 210 C.P.). Algunas Consideraciones‖, en "Nuevas formulaciones de las Ciencias Penales", Ed. Lerner, Córdoba, pág. 596) –Conf. C.F.C.P., Sala IV, Causa Nº15.314 ―Migno Pipaón, Dardo y otros s/recurso de casación‖, Reg. 2042, Rta. 31/10/12‖— Por lo plasmado, cabe distinguir la imputación efectuada a Robelo vinculada a su pertenencia a una asociación ilícita (art. 210 del C.P.) de aquella imputación consistente en haber cometido delitos concretos de lesa humanidad en virtud de su actuación en el marco de un aparato organizado de poder (como la privación ilegal de la libertad, la imposición de tormentos o el homicidio). Ello así, toda vez que, por una parte, se analiza un hecho independiente, consistente en la sola pertenencia del imputado a una asociación enderezada a cometer delitos indeterminados de lesa humanidad, los haya cometido o no; y por otra parte, su intervención o responsabilidad en la comisión de aquellos hechos. b) La defensa de Daniel Eduardo Robelo también planteó ante esta instancia –en oportunidad de presentar breves notas— que los hechos objetivados en la presente 7 causa, cuya subsunción legal en los términos del delito de asociación ilícita (art. 210 del C.P.) pretende el Ministerio Público Fiscal aquí recurrente, integran aquellos que fueron tenidos en cuenta en la sentencia de la causa 13/84 de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal para acreditar el plan sistemático, clandestino y criminal instaurado por la última dictadura militar. Por ello, dicha parte invocó la violación al principio ―non bis in ídem‖ y se opuso a esa calificación legal. El agravio en tratamiento resulta una reedición del rechazado oportunamente por el ―a quo‖. Las observaciones que formuló la defensa no pueden prosperar. Ello es así en tanto esa parte no demostró la violación al principio que invoca, ni que las circunstancias tenidas en cuenta en la sentencia de la causa 13/84 de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal para acreditar el mencionado plan sistemático sean las mismas que las invocadas por la impugnante para sustentar la configuración, en el caso de autos, del delito de asociación ilícita (art. 210 del C.P.). Es decir, la conducta y el aporte concreto que efectuó el imputado Robelo al concierto de voluntades para cometer delitos indeterminados que caracteriza a dicha asociación. Por ende, corresponde desatender el planteo que formuló la defensa durante el trámite del recurso en esta instancia. IV. Ingresando al estudio del caso traído en revisión, corresponde determinar si, con el grado de certeza requerido para esta etapa procesal, se encuentran presentes en los hechos enjuiciados los requisitos que exige la norma para subsumir la conducta de Robelo como jefe u organizador de una asociación ilícita (Art. 210 C.P., 1ro. y 2do. párrafo). A tal fin, cabe recordar que la figura básica contenida en el artículo 210 del Código Penal exige la presencia de tres elementos principales: a) la acción de 8 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
formar parte o conformar una asociación criminal, b) un
número mínimo de autores, y c) un fin delictivo; constituyéndose así un delito doloso, abarcando el dolo el conocimiento del número que compone la asociación y la finalidad delictiva de la misma. El conocimiento del propósito de delinquir es estrictamente individual, propio de cada uno de los miembros de la organización y, por lo tanto, la demostración de este elemento subjetivo es esencial en el caso judicial para probar la existencia del delito. En la asociación ilícita, el acuerdo de sus miembros debe ser previo y permanente, pues a su integración se pertenece en forma estable y el dolo consiste en la intención de pertenecer a esa sociedad y en el conocimiento de la ilicitud de esos planes, de ahí que es posible ligar los diferentes hechos ilícitos o delitos indeterminados entre sí (Conf. C.F.C.P., Sala IV, causa N° 10609 ―Reinhold, Oscar Lorenzo y otros s/recurso de casación‖, reg. N° 137/12, rta. del 13/2/2012). La idea de organización implica que cada partícipe debe tener un rol, una función, un papel dentro de la misma. Esto exige, por lógica, que deba haber una organización interna que lleve a una coordinación entre sus miembros, tanto en la asociación como tal como en la realización de los hechos delictivos (DONNA, Edgardo, ―Derecho Penal Parte Especial‖, Ed. Rubinzal Culzoni, Buenos Aires, Tomo II.C p. 301), agregando, con cita de Sebastián Soler que ―[c]on esta idea de lo que es la estructura objetiva de la asociación ilícita, se comprende la afirmación de la doctrina argentina en cuanto a que no se trata de castigar la participación en un delito, sino la participación en una asociación o banda destinada a cometerlos con independencia de la ejecución o inejecución de los hechos planeados o propuestos‖ (ob. cit. p. 302). Al revisar sentencias recaídas contra imputados que desempeñaron cargos militares durante el último gobierno de 9 facto, este Tribunal tuvo oportunidad de analizar y confirmar la configuración del delito de asociación ilícita y la asignación de responsabilidad penal de los nombrados como autores mediatos por la utilización de aparatos de poder organizados (C.F.C.P., Sala IV, causa Nº 13.228 ―Soza, Jorge Alberto s/recurso de casación‖, Reg. 1191/12, Rta. 12/07/12; así como los mencionados precedentes ―Reinhold…‖ y ―Migno Pipaón…‖, entre otras). Considerando dichos parámetros y, conforme surge de autos (Conf. fs. 8vta/10 del Expte. 14.162/6), la estructura de la Armada Argentina en todo el país durante el último gobierno de facto se encontraba conformada por la máxima autoridad a nivel nacional –Comando General de la Armada—, la cual tenía bajo su dependencia al Comando de Operaciones Navales, y a su vez, de este dependían los Comandos de las Fuerzas de Tareas –existían once (11) fuerzas de tareas a los fines de la lucha contra la subversión—. Así, todas las agrupaciones y escuelas que se asentaban en el predio de la Base Naval Mar del Plata quedaban a disposición del Comando de la Fuerza de Tareas 6, que recaía en cabeza del Comandante de la Fuerza de Submarinos, quien mantenía también a su cargo la Jefatura de la Base Naval Mal del Plata. Dicha Fuerza de Tareas tenía como fin la ―lucha antisubversiva‖ y, a su vez, funcionaba dividida en grupos de tareas, conformados por el personal de los diversos organismos destinados en el predio de la Base Naval, por quienes se desempeñaron en la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina y por dependientes de la Prefectura Naval Argentina ―quienes llevaban adelante los operativos de secuestro de aquellos que aparecían... como vinculados a la subversión…‖. A tal fin, se instrumentaron en el ámbito de las dependencias de la Armada varios centros clandestinos de detención. El señor juez de primera instancia tuvo por corroborada la existencia de una organización de naturaleza 10 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
ilegal, integrada por el Jefe de la Agrupación de Artillería
de Defensa Aérea 601 (Pedro Alberto Barda), por su Estado Mayor (Alfredo Manuel Arrillaga en calidad de Jefe de Operaciones y por aquéllos que se desempeñaron en dependencias afines a las Fuerzas de Tareas Nº 6. También consideró que dentro de la organización existía un grupo de personas que se encargaban de otras funciones (de carácter operativo, etc.). El magistrado instructor analizó que la asociación ilícita que integraba el imputado llevaba a cabo la aprehensión de presuntos sospechosos, los mantenían clandestinamente en cautiverio bajo condiciones inhumanas, los sometían a tormentos a fin de obtener información y finalmente los ponían a disposición del Poder Ejecutivo Nacional o Poder Judicial, o los eliminaban. También indicó que para ello ponían ―en marcha la asignación de diversos recursos: humanos, técnicos y económicos, los que sustentaron la existencia y la actividad del plan sistemático del que formaba parte‖ (Conf. fs. 49vta./51 del Expte.14.162/6). En la resolución de primera instancia se consideró que Daniel Eduardo Robelo ―cumpliendo funciones como Jefe del Departamento Operaciones en la Base Naval Mar del Plata y Jefe del Departamento Comunicaciones de la Fuerza de Submarinos en el período comprendido entre el 24 de febrero [de] 1976 y el 26 de noviembre de 1976, formó parte de esa organización ilegal; pues desde las tareas que le imponían los cargos que comandó, contribuyó a que el plan se ejecutara sin fisuras. En efecto, en el área de comunicaciones que componía uno de los Departamentos de la Fuerza de Submarinos, Comando de la Fuerza de Tareas Nº 6 debía asegurar la rapidez, seguridad y confianza de los comunicaciones, y brindar un servicio de comunicaciones eficiente…‖. Por otra parte, siendo Jefe del Departamento de Operaciones de la Base Naval ―tenía entre otras funciones, gestionar la obtención, evaluación y distribución de la información necesaria para la 11 seguridad de la Base Naval o para la formulación de los planes de carácter operativo, dando cuenta con ello que, indefectiblemente, tenía que estar informado y a su vez mantener informado a otros responsables de áreas dentro de la Base sobre lo que en ella acontecía.‖ Finalmente, en la resolución del juez instructor se dijo que es posible sostener que ―en el caso existió una organización ilícita y que el imputado la integró activamente con la voluntad plena de asociarse, conociendo su naturaleza delictiva en función de los hechos aberrantes para los que estaba destinada…‖. También se lo tuvo como jefe u organizador de dicha asociación ilícita en cuanto ―..si bien podía recibir órdenes de Superiores, tenía la capacidad para retransmitírselas a sus súbditos, no siendo un dato menor que durante el año 1976 haya sido quien reempla[zó a] Justo Alberto Ignacio ORTIZ en el cargo del Departamento de Operaciones de la Base Naval, cuando éste último pasó a ser Subjefe de la Base Naval‖. Advierto que la resolución del colegiado de la instancia precedente que revoca el procesamiento de primera instancia y en consecuencia dispone el sobreseimiento de Daniel Eduardo Robelo con relación al hecho calificado como asociación ilícita agravado en su calidad de jefe u organizador, previsto y reprimido por el art. 210 del C.P. – 1ro. y 2do. párrafo—, resulta incompatible con las concretas circunstancias comprobadas en la causa. Sobre el particular, cobra especial relevancia en el ―sub lite‖ la calidad de Daniel Eduardo Robelo como Jefe de Comunicaciones con destino Base Naval Mar del Plata – Fuerza de Submarinos (entre el 12 de febrero de 2975 y el 20 de enero de 1977). Asimismo, entre otras tareas, el imputado fue Jefe de Relaciones Públicas y Ceremonial de la Fuerza de Submarinos y ayudante secretario de Juan Carlos Malugani –en ese entonces, Jefe de la Base Naval de la Fuerza de Submarinos y de la Fuerza de Tareas Nro. 6— (al menos entre el 31 de diciembre de 1975 y el 26 de noviembre de 1976), fue 12 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
Jefe del Departamento de Operaciones de la Base Naval (entre
el 24 de febrero de 1976 y el 26 de noviembre de 1976) y también ―ocupó los cargos de Comunicaciones y Meteorología‖ (Conf. fs. 133 del Expt. 14162/6). No puede soslayarse que la Fuerza de Submarino funcionaba, a su vez, como Comando de la Fuerza de Tareas Nº 6, donde se realizaban ―las acciones clandestinas... integra[da] con personal de las distintas divisiones y organismos afectados a ella, a los fines de cumplir con la misión encomendada: ´aniquilar la subversión´‖ (Conf. fs. 10 del Expt. 14162/6). Dicho contexto, sumado a la intervención material que le cupo al imputado en los hechos enjuiciados –reconocida por el tribunal ―a quo‖— y que damnificaron a Alfredo Nicolás Bataglia, Rubén Alberto Alimonta, Luis Regine, Camilo Alves, Rafael Adolfo Molina, José María Musmeci, Julio Víctor Lencina, Justo Alberto Alvarez, Jorge Pavlosky, Oscar Jorge Sotelo, Jorge Luis Celentano, Pablo Lerner, Oscar Rudnik, Pedro Catalano, Ricardo Valente, Miguel A. Erreguerena, Guillermo Cangaro, Patricia Yolanda Molinari, Graciela Datto, Héctor Ferrecio, Jorge Nicolo, María Victoria Flores de Perez Catan, Alejandro Luis Pérez Catan, José Antonio Logoluso, Laura Hortensia Logoluso, Alberto Pellegrini, Alberto Cortez, René E. Sánchez, Pablo Mancini, Alejandro Sanchez, Nancy Carricabur, Stella Maris Nicuez, Héctor Daquino, Carlos Alberto Mujica, Ernesto Prandina, Osvaldo Isidoro Duran, Gladis Garmendia, Gabriel R. Della Valle, Eduardo Pediconi, Julia Barber, Rosa Ana Frigerio, Liliana Renzi, Nora Inés Vacca, Liliana Retegui, Patricia Lazzeri, Liliana Iorio, Omar Tristán Roldan, Delia Elena Garagusso, Jorge Audelino Ordoñez, Omar Marochi, Susana Valor, Fernando F. Yudi, Alberto D´Uva, Norma Prado de Olivieri Huder, Gustavo Stati, David Manuel Ostrowiecki, Elena Ferreiro, Patricia Gaitan, Alberto Martínez y Adrián Sergio López; constituyen elementos de juicio suficientes para alcanzar el grado de probabilidad 13 positiva que exige el temperamento adoptado por el magistrado de instrucción para procesar a Daniel Eduardo Robelo como jefe u organizador de asociación ilícita, el cual fuera revocado por el tribunal de la instancia precedente. Conforme lo expuesto, no encuentro óbice legal alguno para convalidar el auto de procesamiento de fs. 1/62 vta. en cuanto, entre otras conductas criminales, se le atribuyó a Daniel Eduardo Robelo ser jefe u organizador de una asociación ilícita (art. 210, 1ro. y 2do. párrafo del C.P.). En lo demás, como quedara expuesto, su eventual grado de responsabilidad penal y, consecuentemente, la calidad por la que debe responder dentro de la teoría de la autoría y participación, deberá ser dilucidado en el marco de la etapa procesal para la que se encamina la presente causa –juicio oral— a partir de la intervención de esta Alzada. V. Por dichas razones, corresponde hacer lugar al recurso del Fiscal General, doctor Daniel Eduardo Adler y, en consecuencia, revocar el sobreseimiento de Daniel Eduardo Robelo con respecto al delito de asociación ilícita (art. 210 del C.P.), debiéndose estar al auto de procesamiento dictado por el juez federal con fecha 30 de agosto de 2012, cuyas copias certificadas obran a fs. 1/62 vta. del Expte. 14.162/6; sin costas (art. 530 y 531 del C.P.P.N). El señor juez Gustavo M. Hornos dijo: I. Inicialmente, corresponde señalar que el recurso de casación interpuesto por el Ministerio Público Fiscal es formalmente admisible, toda vez que la sentencia recurrida es de aquéllas consideradas definitivas (artículo 457 del C.P.P.N.), la parte recurrente se encuentra legitimada para impugnarla (artículo 458 del C.P.P.N.) y los planteos traídos se enmarcan dentro de los motivos previstos por el artículo 456, inciso 1º del C.P.P.N. Por otra parte, se han cumplido los requisitos de temporaneidad y fundamentación previstos en el artículo 463 del mismo cuerpo normativo. II. Comparto y hago propias las fundamentaciones y 14 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
conclusiones que fueron desarrolladas en la ponencia del
colega que me precede en orden de votación. En consecuencia voy a adherir a su propuesta. En este orden de ideas, en la presente exposición habré de concentrar los esfuerzos analíticos en aquellos motivos de agravio medulares cuyo estudio, a mi juicio, puede complementarse con las breves consideraciones que a continuación desarrollaré y que, en definitiva, acaban por convencerme de la inequívoca corrección de la solución adoptada en el voto antecedente. III. Como puso de resalto el Dr. Borinsky esta Sala ha tenido la oportunidad de expedirse en circunstancias similares sobre la configuración del delito de asociación ilícita. En efecto, he fundado mi postura al respecto en la causa nº 9822 ―Bussi, Antonio Domingo y otro s/recurso de casación‖, registro nº 13073.4, del 12/3/2010, en los términos señalados en el voto antecedente. Ese criterio fue reiterado por esta Sala en su integración actual en las causas nº 10.609 ―Reinhold, Oscar Lorenzo y otros s/recurso de casación‖, registro nº 137.4/12, del 13/02/12; y nº 15.314 ―Migno Pipaon, Dardo y otros s/recurso de casación‖, registro nº 2042.4/12, del 31/10/2012, entre otras. La cuestión puntual debatida en esta oportunidad se halla circunscripta a establecer si, en el marco de los sucesos investigados y acreditados con el grado de certeza requerido en esta etapa procesal, resulta posible encuadrar legalmente la conducta del imputado en los términos del artículo 210 del Código Penal, tal como lo requirió el representante del Ministerio Público Fiscal. La contienda fue decidida en sentido afirmativo por la primera instancia, pero no fue convalidada por la Cámara de Apelaciones interviniente y motivó, en razón de ello, la incidencia ahora en examen. IV. La cámara recurrida sostuvo que en el caso no se configuró el tipo penal enunciado en el artículo 210 de 15 Código Penal. Para llegar a esa conclusión argumentó que el imputado Robelo pertenecía desde varios años antes del golpe a las Instituciones del Estado, a la Armada Argentina, vinculado entonces a sus pares, jefes y subordinados a través de lazos originariamente legales. Luego agregó que, sin desconocer la posibilidad de que se configure el delito de asociación ilícita en el ámbito de una organización legítima, este no sería el caso, pues tal situación estaría constituida por otro tipo de relaciones y darían lugar a una especie de organización paralela, lo cual no coincide con el caso bajo análisis. Los hechos imputados, sostuvo la alzada, fueron cometidos en el marco de un plan sistemático de represión ilegal conducido por las Fuerzas Armadas aprovechando las estructuras preexistentes. Fue el Estado y no una organización paraestatal el que cometió los crímenes aberrantes investigados. Concluyó entonces que no se observó una específica voluntad asociativa dirigida a conformar un grupo para cometer un indeterminado número de delitos. No se trata de una atribución por pertenecer a las estructuras del Estado –apuntó la cámara–, sino que se lo encontró responsable por los hechos en virtud de las funciones y actividades desplegadas como consecuencia de la ejecución de aquel plan ―diseñado con el pretexto de combatir a la subversión‖ (cfr. fs. 135/136). V. Debo señalar en primer término, que tal como indicó la recurrente, la decisión en examen no se ajusta a derecho en tanto sostiene, por una parte, la posibilidad de que el delito de asociación ilícita se configure en el marco una organización lícita y estatal, pero a continuación no da razones plausibles para concluir en que este no es el caso. El hecho de que el imputado perteneciera a las Fuerzas Armadas con anterioridad al golpe de estado de 1976 y que por lo tanto se encontrara vinculado con sus pares, jefes 16 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
y subordinados en virtud de lazos en su origen legales en
nada condiciona las relaciones configuradas a través de la voluntad de convergencia ilícita posterior. Aquello que comenzó de modo regular puede transformarse en irregular, precisamente mediante la voluntad de quienes conforman un determinado grupo. Como afirmó la alzada y en esto sí acierta, no se trató –ni se trata— de una imputación por el hecho de pertenecer a determinada institución; sino por los actos ilícitos que se cometen ocupando un determinado rol (ya sea individualmente como delitos autónomos, ya sea como miembro que conforma una comunidad cuya finalidad es la comisión de esos y otros actos ilícitos). La lectura de la norma penal en examen permite alcanzar esa conclusión. En efecto, la asociación ilícita puede configurarse en el ámbito propio de una estructura estatal, pues el tipo penal que reprime a quien tome parte en una asociación o banda de tres o más personas destinada a cometer delitos por el solo hecho de ser miembro de la asociación no excluye esa posibilidad. Por otra parte, no advierto ninguna razón para considerar que frente a la comprobación de los elementos típicos de la figura penal en examen (tomar parte en una asociación, número mínimo de partícipes y propósito colectivo de delinquir), su ámbito de protección deba acotarse por el hecho de haberse configurado en el seno de una estructura originalmente legítima o estatal, como parece sugerirse en la decisión atacada. Por el contrario, no se ha puesto de relevancia ningún indicador que conduzca a sostener que la figura de la asociación ilícita está destinada exclusivamente a comprender las características de una ―organización paraestatal‖, afirmación que fue realizada sin algún elemento de apoyo que la justifique o explique. Antes bien, la afirmada verificación de ―una 17 lógica organización para ejecutar conductas prohibidas‖ que se realiza en el pronunciamiento recurrido se corresponde con una expresión del concierto de voluntades organizado para la ejecución de actos ilícitos propio de la figura propuesta. Y el hecho al que también refiere la alzada de ―aprovechar las estructuras preexistentes‖ es otro rasgo que, a diferencia de la dirección que pretende imprimírsele en la resolución, apunta precisamente a fortalecer la postura de encuadre en el tipo penal. Ello, en tanto es un rasgo demostrativo del alto nivel de organización de la asociación criminal en el sentido del complejo instrumental del que pudo proveerse para lograr sus fines ilícitos. Esta posibilidad de que en el marco de una asociación lícita se oculte una ilícita es contemplada por Patricia Ziffer, para quien ―La finalidad delictiva puede agregarse a una asociación preexistente, y serán autores quienes le hayan impreso el nuevo rumbo a la asociación, a partir de ese momento… Lo decisivo, en todo caso, es que la comisión de delitos aparezca como ineludiblemente unida al logro del objeto de la ―nueva‖ asociación…‖. Y a continuación la autora agrega que una asociación ilícita no sólo puede estar disimulada dentro de una lícita, sino que incluso puede insertarse dentro del propio Estado (cfr. Ziffer, P., El delito de asociación ilícita, Ad-Hoc: Buenos Aires, 2005, pág. 81/82). Al analizar críticamente otra resolución judicial, Sancinetti y Ferrante apuntaron que ―Nadie pondría en duda que el Ejército, como cualquier institución legítima, podría ser el marco ideal para que una pequeña organización de cinco o diez personas, se dedique a la comisión de delitos, por ejemplo, con fines de lucro; pero esta posibilidad no puede disminuir, sino justamente incrementarse, cuando el grupo comprometido con los fines ilícitos alcanza a la mayor parte de los miembros que conforman también la institución legítima… Por consiguiente, cuantos más miembros de una organización estatal legítima estén comprometidos con la 18 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
comisión de delitos con cierto carácter permanente y
obedeciendo a reglas ajenas al Estado de derecho, más claramente configurará una asociación criminal la organización subinstitucional‖ (cfr. Sancinetti, Marcelo y Ferrante Marcelo, El Derecho Penal en la Protección de Derechos Humanos, Hammurabi: Buenos Aires, 1999, pág. 247/248). Como también sostienen los autores citados, la existencia de lazos funcionales y/o de subordinación lícitos regidos por la ley o por reglamentos, utilizados sistemáticamente y de modo extendido en el tiempo con propósitos criminales constituyen un nuevo entrelazamiento de los miembros del grupo que así se comportan o se comprometen a comportarse. Ello ya no proviene de la ley sino de su completo abuso y distorsión (cfr. op. cit., pág. 250). Por ello, el argumento mediante el cual no podría o no correspondería calificar de asociación ilícita a la actividad desplegada por el imputado junto a otras personas como constitutiva de esa infracción típica, en razón de tener una relación funcional o reglamentaria previa determinada por la pertenencia a una institución estatal lícita debe ser descartado. Insisto, nada impide que dentro de la propia estructura estatal (es decir dentro de una estructura asociativa lícita) se configuren y determinen las características propias de esta figura penal. Lo determinante es la finalidad con la que los distintos miembros se asocian o se comprometen, aunque previamente ya tuvieran una relación formal o informal establecida. Si esa relación está ahora determinada por la voluntad individual y común de cometer diversos e indeterminados actos ilícitos, la comunidad configura una asociación que se independiza y diferencia de la estructura previa existente, si es que ese fin ha pasado a ser el objetivo primordial de la asociación (cfr. Ziffer, P. op. cit. pág. 81/82.). A riesgo de resultar reiterativo, cabe recordar 19 que se ha comprobado con el grado de certeza que requiere esta etapa procesal –y ello viene convalidado ya por dos instancias–, que el imputado revistaba en las filas de la Armada Argentina, que a la época de los hechos era Jefe de Comunicaciones con destino en la Base Naval de Mar del Plata – Fuerza de Submarinos; en un periodo más acotado (entre el 24/02/76 al 26/11/76) fue también Jefe del Departamento de Operaciones de la Base Naval. Se ha establecido la relación entre la Base Naval, la Fuerza de Submarinos y la Fuerza de Tareas 6, esta última diseñada a los fines de la ―guerra antisubversiva‖. Las agrupaciones y escuelas asentadas en el predio de la Base Naval quedaban a disposición del Comando de la Fuerza de Tareas 6, que recaía en cabeza del Comandante de la Fuerza de Submarinos (también, Jefe de la Base Naval de Mar del Plata). La copiosa prueba aportada en la investigación ha llevado al juez instructor a concluir que Robelo, como máximo responsable de los Departamentos de Operaciones y la División Comunicaciones de la Base Naval, como del Departamento de Comunicaciones de la Fuerza de Submarinos en la ―lucha contra la subversión‖ dentro de la estructura formada para cumplir con dicho fin por parte de la Armada Argentina, colaboró para que ese plan se llevara a cabo (cfr. fs. 42vta.). El imputado, por los cargos que desempeñó ―… fue un eslabón más destinado a contribuir, dentro de la estructura intrínsecamente ilegal de la que formó parte, a avalar los procedimientos que… culminaban con las detenciones ilegales de las víctimas, con su posterior traslado al centro clandestino de detención asentado en la dependencia donde el imputado cumplió funciones. Por lo tanto, perteneciendo a la estructura aludida, realizó actos prohibidos por la ley y lo hizo en acuerdo con otras personas con las que compartió los propósitos de hacer estrictamente lo contrario de lo que estaba permitido.‖ (fs. 43). Conviene destacar que dentro de la Base citada se acreditó el funcionamiento de un centro clandestino de 20 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
detención donde se alojaron cantidad de víctimas de
secuestros, se mantenían los cautiverios con sometimiento a tormentos, vejámenes y condiciones inhumanas de vida y se decidía el destino final de las víctimas desde su liberación hasta su eliminación física. Se estableció que el imputado recibió siempre calificaciones sumamente destacadas de parte de sus superiores por su desempeño en las distintas funciones que le fueron encomendadas, en tanto ―… ha sabido conducir con acierto y dedicación a su personal…‖; ―… No sólo ha trabajado en forma muy satisfactoria en sus cargos de operaciones…‖ (cfr. calificación emitida por Juan Carlos Malugani - Jefe de la Base Naval de Mar del Plata, fs. 43); se calificó su labor como ―sobresaliente‖ en tanto, ―… Ha actuado eficientemente en operaciones demostrando que comprende y comparte la filosofía de la armada en la lucha contra la guerrilla…‖; etc. (cfr. fs. 43/vta. y 134vta.). También se indicó que por su rol, a su vez, ha debido calificar a subalternos, incluso a quienes participaron en ―operativos contra la subversión‖: respecto de uno de ellos apuntó que ―… supo hacerse comprender y obedecer por sus subordinados… se destacó en los operativos realizados contra la subversión…‖ (cfr. fs. 43/vta.). Todo lo expuesto ha sido elocuentemente demostrado en el pronunciamiento de la instancia originaria y no se encuentra debatido en esta incidencia. En el marco dichas probanzas y de las circunstancias fácticas descriptas, resulta acertada la conclusión del juez de la primera instancia en esta faz del proceso en tanto consideró configurada la existencia de los elementos típicos de la asociación ilícita. Allí se precisó que ―… como Jefe del Departamento Operaciones en la Base Naval de Mar del Plata y Jefe del Departamento Comunicaciones de la Fuerza de Submarinos… formó parte de esa organización ilegal; pues desde las tareas que 21 le imponían los cargos que comandó, contribuyó a que el plan se ejecutara sin fisuras…‖. En particular, en el rol de Jefe de Operaciones, ―… tenía entre otras funciones, gestionar la obtención, evaluación y distribución de la información necesaria para la seguridad de la Base Naval o para la formulación de los planes de carácter operativo… indefectiblemente, tenía que estar informado y a su vez mantener informado a otros responsables de áreas dentro de la Base sobre lo que en ella acontecía‖ (fs. 51). Se verificó una organización claramente constituida por grupos que actuaron coordinadamente, con rotación de sus miembros ocupando distintos cargos y roles, de modo tal que garantizaron la permanencia de la organización y la concreción de los procedimientos de secuestro, alojamiento en centros clandestinos destinados al efecto y práctica de la tortura como método para la obtención de información. En razón de lo dicho, la tipicidad objetiva se encuentra plenamente configurada. Desde el punto de vista subjetivo, debo señalar que la ausencia de ―una específica voluntad asociativa dirigida a conformar un grupo para cometer un indeterminado número de delitos‖ mencionada en el pronunciamiento recurrido constituye una afirmación contrapuesta a las contundentes circunstancias corroboradas en el expediente a esta altura del proceso. Se ha explicado en el pronunciamiento de la instancia –y tampoco fue contradicho por la alzada ni puesto en discusión aquí– que el engranaje constituido en la estructura militar de la época fue de tal magnitud que no sólo posibilitó la realización de hechos de extrema gravedad como los investigados, sino que se desarrollaban con plenas garantías de impunidad. La clandestinidad, al amparo del poder estatal generaba la posibilidad de contar –como fue también en este caso– con la absoluta disponibilidad de recursos, infraestructura, armamentos, sitios para 22 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
detenciones ilegales, etc.
Todo ello, sumado a la destrucción de gran cantidad de material probatorio, da cuenta de que quienes actuaron lo hicieron con conocimiento de la ilicitud de las acciones. En este sentido, la resolución primigenia puso adecuadamente de resalto que las propias actividades que exigían las funciones asignadas y cumplidas por el imputado (las tareas efectivamente cumplidas, las funciones reglamentariamente estipuladas para los diversos cargos desempeñados, sus calificaciones recibidas y emitidas, el circuito de información del que era responsable –desmenuzado por el juez instructor–, así como la recepción de órdenes y la retransmisión de éstas o emisión de otras) persuaden, no sólo de su vasto conocimiento de los sucesos acaecidos bajo su órbita, sino que permiten afirmar que él integró activamente la asociación ilícita existente con la voluntad plena de asociarse, conociendo la naturaleza delictiva en función de los hechos aberrantes para los que estaba destinada (cfr. fs. 51). Corresponde ahora una breve consideración acerca de la agravante prevista en el segundo párrafo del artículo 210 del Código Penal para quien resulte jefe u organizador de una asociación ilícita, que fue aplicada por el juez de la primera instancia y reclamada por el Ministerio Público Fiscal en el recurso en examen. Sin perjuicio de las dilucidaciones que correspondan a etapas procesales posteriores, las comprobaciones realizadas por el momento permiten encuadrar la actuación del imputado en los términos de la norma citada, en tanto se verificó su capacidad decisoria a tenor del rol cumplido efectivamente, con el que ha contribuido a determinar las características de la actividad de la asociación así como a reforzar la decisión de los miembros inferiores a través de la retransmisión de las órdenes para 23 su ejecución. VI. La defensa ha introducido, al presentar breves notas, una consideración que, al igual que mi colega, entiendo que corresponde descartar. La parte sostuvo que la subsunción de la conducta en el delito de asociación ilícita infringe la prohibición de doble juzgamiento. Consideró, por una parte, que los sucesos que conforman el plan sistemático del que se acusa a Robelo de formar parte, ya ha sido valorado como el elemento contextual para considerar a los hechos como constitutivos de delitos de lesa humanidad. Por otro lado, interpretó que ―la estructura fáctica que el Fiscal pretende quede atrapada en una ―asociación ilícita‖ (esto es, el acuerdo para brindar una colaboración al accionar represivo llevado adelante por el personal militar), es, precisamente, lo que también fue calificado como una autoría de los diversos ilícitos… enrostrados…‖ (fs. 79vta.). Ninguna de las dos perspectivas puede atenderse, en tanto la defensa no demuestra cómo es que resultaría comprometida la prohibición de doble persecución. En primer lugar, el hecho de que determinadas circunstancias fácticas den lugar a considerar la existencia de una categorización del derecho penal internacional (en el caso, la existencia de un plan de represión ilegal sistemática y generalizada dirigido por los altos mandos de las Fuerzas Armadas), que conduce a catalogar a los crímenes cometidos en dicho contexto como delitos de lesa humanidad es lo que permite sostener su imprescriptibilidad. En un proceso iniciado a consecuencia de dicha situación, las conductas comprobadas deben verificar su encuadre en los tipos penales que contempla el derecho interno para establecer su punibilidad. Se trata de dos cuestiones de naturaleza claramente distinguible y no se advierte, al respecto, 24 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
vinculación alguna con el principio que la defensa señala
como afectado. Si trazamos un paralelo con alguna situación similar, en la que haya un distingo en el tratamiento de la prescripción, se observa con más claridad que la relación que pretende establecer la defensa no es tal. Así, si tomamos como ejemplo algún delito cometido por un funcionario público, (v.g. art. 256 del Código Penal, cohecho) ciertamente la calidad de funcionario del sujeto activo es una exigencia del tipo penal y esa condición, a su vez, determina un tratamiento particular en los plazos de prescripción, cuyo curso se suspende en los términos del art. 67 del mismo código. No se advierte en ello razón alguna para considerar que se infringe la regla de la prohibición de doble persecución. En otras palabras, que los hechos merezcan la tipificación en el marco del derecho internacional como crímenes de lesa humanidad y que, en consecuencia, tal categorización haya posibilitado la prosecución de la causa nada tiene que ver con la subsunción jurídica de los hechos en el encuadre penal local correspondiente. No existe pues, una relación como la que la defensa ha intentado establecer entre la categoría internacional que permitió el avance procesal en el caso y la evaluación de los hechos como constitutivos –entre otros– del delito de asociación ilícita. La otra perspectiva también merece ser descartada. En efecto, tal como ha referido el colega del primer voto en el punto III a), esta Sala ya ha señalado que la finalidad que integra el tipo penal de asociación ilícita es la de cometer delitos indeterminados, con independencia del rol que asuma cada miembro en la perpetración de los delitos que se cometan en particular (cfr. causa nº 10.609 ―Reinhold, Oscar Lorenzo y otros s/recurso de casación‖, registro nº 137/12, del 13/2/2012 y causa nº 15.314 ―Migno Pipaon, Dardo y otros s/ recurso de casación‖, registro nº 25 2042/12, del 31/10/2012). Y en este sentido se ha precisado que ―cabe reconocer que el delito de asociación ilícita y la teoría del dominio por organización en el marco de una aparato organizado de poder no son conceptos equivalentes, toda vez que en el marco de esta teoría, lo decisivo es que el agente haya efectuado un aporte concreto para la comisión del/los hecho/s que se le imputa/n, con independencia de su disposición subjetiva hacia esos sucesos, mientras que en la asociación ilícita lo decisivo es la mera pertenencia a la asociación con la finalidad de cometer delitos indeterminados, aun cuando no se haya realizado todavía ninguna acción tendiente a la ejecución de los crímenes planeados‖ (cfr. causa nº 15.314 ―Migno Pipaon‖, voto del Dr. Borinsky al que adherí). Según explica Ziffer, también citada en aquella ocasión: ―La doctrina tradicional argentina sentó, en su momento, la idea –que hasta hoy se mantiene inalterada– de que la asociación ilícita es un delito permanente, que se consuma con el mero acuerdo entre sus miembros, sin que dicha consumación dependa de que se llegue a la efectiva comisión de los delitos que constituyen el objeto de la asociación; tales delitos, en caso de que lleguen a concretarse, son considerados hechos independientes, y por lo tanto concurren materialmente con el art. 210, C.P.‖ (Cfr. Ziffer, Patricia S., El delito de asociación ilícita, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2005, pág. 111). Lo expuesto, entonces resulta suficiente para descartar también aquí la invocada afectación a la prohibición de doble juzgamiento. VII. Todo lo hasta aquí expuesto me conduce, tal como anticipé, a formular mi voto en adhesión al Dr. Borinsky el que, además, hago propio en aquello no tratado aquí expresamente. El señor juez Juan Carlos Gemignani dijo: I. Que en orden al análisis de admisibilidad formal 26 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
del recurso sometido a consideración, lleva razón el colega
que lidera el presente acuerdo, doctor Borinsky, en cuanto que el mismo satisface las exigencias legales adjetivas, tanto las de carácter objetivas como subjetivas, conforme lo prevén los arts. 456 -ambos incisos-, 457, 458 y 463, todos del Código Procesal Penal de la Nación. Sin embargo, en relación a las cuestiones alegadas por la Defensa Pública Oficial ante esta instancia, que fueron invocadas en la oportunidad prevista en los arts. 465 (cuarto párrafo) y 466 del C.P.P.N., las cuales versan acerca de la inadmisibilidad del recurso fiscal, de la falta de fundamentación de dicha presentación y de la imposibilidad de aplicar el delito en cuestión -asociación ilícita-, pues ello conllevaría la afectación de la base fáctica definida en autos; y aquélla alegada en las breves notas presentadas en ocasión de realizarse la audiencia prevista en el art. 468 del código de rito, esto es, que los hechos investigados en autos integran aquellos que fueron tenidos en cuenta en la sentencia de la causa nro. 13/84 de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal, lo cual acarrearía la violación a la garantía del ―non bis in ídem‖, habré de realizar las siguientes consideraciones. En primer lugar, he de precisar que, según entiendo, este tribunal de alzada debe limitarse al estudio de los motivos casatorios expuestos ab initio en ocasión de interponerse el recurso de que se trate, salvo, claro está, que el asunto propuesto a revisión una vez expirada esa oportunidad procesal, sea susceptible de acarrear cuestión federal dirimente o se cuestione la validez de algún acto del proceso factible de fulminárselo con nulidad absoluta; circunstancias que, en parte, no observan los agravios introducidos por la Defensora Pública Oficial ante la Cámara Federal de Casación Penal, doctora Valeria Salerno. Es que la inserción de los verbos desarrollar y ampliar contenidos en el art. 466 ídem es cabal muestra que 27 lo que persiguió el legislador con su dictado, no era otra cosa que dar a la parte recurrente una oportunidad para que se extiendan o profundicen los motivos que fueron introducidos en la oportunidad del art. 463 del C.P.P.N., es decir, que pueda completarlos o perfeccionarlos, más no incorporar o adicionar otros no volcados en el recurso de que se trate. Similar inteligencia le otorga a la norma examinada, la palabra autorizada del jurista Francisco J. D´Albora al aducir que: ―[…] ni en la oportunidad [prevista por el art. 466 del C.P.P.N.] ni durante la audiencia establecida por el art. 468 las partes se encuentran facultadas para introducir nuevos motivos de casación; éstos quedan fijados a través del escrito de interposición y sólo pueden ser ampliados o desarrollados luego […]. Salvo que se trate de nulidades insubsanables, pues pueden ser declaradas de oficio en cualquier estado y grado del proceso‖ (confr. ―Código Procesal Penal de la Nación‖, Editorial Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 2002, pág. 1026). Haciendo foco en esa exégesis, y a fin de dar tratamiento a los planteos mencionados en párrafos anteriores, toda vez que coincido con las consideraciones expuestas por el primer votante, adhiero a la solución por él propuesta. II. Sentado cuanto precede, y atento a los argumentos brindados por mis distinguidos colegas que me preceden en el orden de votación del presente acuerdo -los que, atento a su claridad expositiva y armonía con las constancias obrantes en autos y con la doctrina y jurisprudencia imperante en los temas que nos ocupan-, habré de compartir la respuesta esbozada en sus votos. III. Aunado a ello, y a fin de arribar a una solución no sólo ajustada a derecho sino también ecuánime con los intereses en juego, es que no debe perderse de vista la gravedad de los hechos que se ventilan en autos y la obligación internacionalmente asumida por el Estado argentino 28 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
de perseguir, investigar, sancionar adecuadamente a los
responsables y hacer cumplir la pena que les fuere impuesta. En efecto, téngase presente que la justicia penal no sólo tiene una naturaleza sancionadora sino que en el ámbito internacional, fundamentalmente, tiende a prevenir la reiteración de ilícitos a través del juzgamiento ejemplificador de los responsables puesto que, una característica destacable de esta rama de derecho es esa función preventiva. Recuérdese que el derecho internacional de los derechos humanos surgió ante la necesidad de la comunidad internacional de encontrar mecanismos eficaces para castigar y, a la vez, prevenir sus violaciones más graves. Entonces, los Estados se comprometieron a garantizar el efectivo goce de estos derechos y, en caso que los mismos fueran vulnerados, a evitar su impunidad. De esta manera, se dio nacimiento al sistema internacional, tanto universal como regional, de los derechos humanos, cuya extrema importancia fue reconocida, principalmente, por los constituyentes de la reforma de 1994, al incorporar y dar jerarquía constitucional a todo ese plexo normativo, de lo que se deriva su aplicación perentoria en la jurisdicción argentina. En este sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ―…señaló que los crímenes de lesa humanidad son serios actos de violencia que dañan a los seres humanos al golpear lo más esencial para ellos: su vida, su libertad, su bienestar físico, su salud y/o su dignidad. Son actos inhumanos que por su extensión y gravedad van más allá de los límites de lo tolerable para la comunidad internacional, la que debe necesariamente exigir su castigo. Agregó que por ello los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad, dondequiera y cualquiera que sea la fecha en que se hayan cometido, serán objeto de una investigación, y las personas contra las que existan pruebas de culpabilidad en la comisión 29 de tales crímenes serán buscadas, detenidas, enjuiciadas y, en caso de ser declaradas culpables, castigadas…‖ (confr. C.S.J.N. ―Mazzeo, Julio Lilo y otros s/recurso de casación e inconstitucionalidad‖; M.2333.XLII; rta. el 13/07/2007). Y a este enfático repudio a las violaciones de los derechos humanos, le sigue el deber de los Estados parte de adaptar sus legislaciones internas a los nuevos estándares internacionales y aplicar este derecho vigente. Repárese en que este proceso de adaptación no le es exclusivo al Poder Legislativo pues, como lo reconoció nuestro Máximo Tribunal in re ―Simón, Julio Héctor y otros s/privación ilegítima de la libertad, etc. Causa nº 17.768‖, al hacer suyas las consideraciones expuestas por el Procurador General de la Nación en su dictamen, ―…el respeto absoluto de los derechos y garantías individuales exige un compromiso estatal de protagonismo del sistema judicial; y ello por cuanto la incorporación constitucional de un derecho implica la obligación de su resguardo judicial. Destaqué, asimismo, que la importancia de esos procesos para las víctimas directas y para la sociedad en su conjunto demanda un esfuerzo institucional en la búsqueda y reconstrucción del Estado de Derecho y la vida democrática del país, precisar los alcances de la obligación de investigar y sancionar a los responsables de graves violaciones de los derechos humanos y del derecho a la justicia, creo que el compromiso estatal no puede agotarse, como regla de principio, en la investigación de la verdad, sino que debe proyectarse, cuando ello es posible, a la sanción de sus responsables…‖. Asimismo, este imperativo internacional que recae en cabeza de los Estados nacionales, tendiente a restaurar y mantener la paz mundial, ha merecido un especial análisis por parte de los organismos jurisdiccionales supranacionales que, en el ámbito regional al que la República Argentina se encuentra integrada, le compete a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. ―La Corte recuerda que los familiares de las 30 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
víctimas tienen el derecho, y los Estados la obligación, a
que lo sucedido a aquéllas sea efectivamente investigado por las autoridades del Estado, se siga un proceso contra los presuntos responsables de estos ilícitos [crímenes de lesa humanidad] y, en su caso, se les impongan las sanciones pertinentes‖ (confr. ―Caso Goiburú y otros vs. Paraguay‖; rto. el 22/09/2006; considerando 165)). ―En ese sentido, la Corte ha entendido que de la obligación general de garantizar los derechos humanos consagrados en la Convención, contenida en el artículo 1.1 de la misma, deriva la obligación de investigar los casos de violaciones del derecho sustantivo que debe ser amparado, protegido o garantizado. Así, en casos de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y otras graves violaciones a los derechos humanos, el Tribunal ha considerado que la realización de una investigación ex officio, sin dilación, seria, imparcial y efectiva, es un elemento fundamental y condicionante para la protección de ciertos derechos que se ven afectados o anulados por esas situaciones, como los derechos a la libertad personal, integridad personal y vida. Esa obligación de investigar adquiere una particular y determinante intensidad e importancia en casos de crímenes contra la humanidad (infra párr. 157). Consecuentemente, la obligación de investigar, y en su caso enjuiciar y sancionar, adquiere particular intensidad e importancia ante la gravedad de los delitos cometidos y la naturaleza de los derechos lesionados […] Ante la naturaleza y gravedad de los hechos, más aun tratándose de un contexto de violación sistemática de derechos humanos, la necesidad de erradicar la impunidad se presenta ante la comunidad internacional como un deber de cooperación interestatal para estos efectos…‖ (confr. ―Caso La Cantuta vs. Perú‖; rto. el 29/11/2006; considerandos 110), 157) y 160)). IV. Sentado todo ello, resulta claro que de esta 31 obligación estadual, que tiene su génesis, conforme lo anteriormente desarrollado, no sólo en la letra de los instrumentos suscriptos por la comunidad internacional sino también en el espíritu mismo del sistema internacional de derechos humanos, emergen responsabilidades que derivan de su incumplimiento pues, de lo contrario, quedarían abstractos los propósitos que se tuvieron en miras al crear aquel ordenamiento jurídico supranacional. Al respecto, tiene dicho la C.I.D.H., en oportunidad de contestar la opinión consultiva solicitada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (OC – 14/1994), que ―…según el derecho internacional las obligaciones que éste impone deben ser cumplidas de buena fe y no puede invocarse para su incumplimiento el derecho interno. Estas reglas pueden ser consideradas como principios generales del derecho y han sido aplicadas, aun tratándose de disposiciones de carácter constitucional, por la Corte Permanente de Justicia Internacional y la Corte Internacional de Justicia [Caso de las Comunidades Greco-Búlgaras (1930), Serie B, No. 17, pág. 32; Caso de Nacionales Polacos de Danzig (1931), Series A/B, No. 44, pág. 24; Caso de las Zonas Libres (1932), Series A/B, No. 46, pág. 167; Aplicabilidad de la obligación a arbitrar bajo el Convenio de Sede de las Naciones Unidas (Caso de la Misión del PLO) (1988), págs. 12, a 31-2, párr. 47]. Asimismo estas reglas han sido codificadas en los artículos 26 y 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969‖. En síntesis, en términos de este imperativo general de investigar y de establecer las responsabilidades y sanción, el Estado argentino debe adoptar todas las medidas necesarias para juzgar y sancionar a todos los responsables de las violaciones cometidas en la última dictadura que azotó a nuestra sociedad; pues la impunidad de esos atroces hechos no será erradicada y, en consecuencia, no cesará aquel deber internacional, hasta que sus responsables sean sancionados y cumplan con la pena que les eventualmente fuera impuesta. 32 Causa N° 1224/13 -Sala IV– C.F.C.P “ROBELO, Cámara Federal de Casación Penal Daniel Eduardo recurso de casación” s/
Y ésta es la interpretación que nuestro Máximo
Tribunal ha seguido en sus precedentes ―DAER‖ -D.174.XLVI- ―OTERO‖ -O.83.XLVI- y ―ACOSTA‖ -A.93.XLV-, en los que si bien se trató el instituto de la excarcelación, corresponde citarlos en autos por el particular análisis que los máximos magistrados hicieran respecto de las llamadas ―causas de derechos humanos‖. Así, en el último fallo ut supra citado, la C.S.J.N. explicó que ―la Nación tiene el deber de juzgar estos delitos de extrema gravedad, en particular los que afectan la vida y la integridad física de las personas. […] Se suma a ello que la Nación Argentina tiene el deber internacional de sancionarlos y de impedir legal y jurisdiccionalmente su impunidad‖. Y al mencionar las cuestiones de derecho que deben valorarse para decidir acerca del plazo de prisión preventiva en las causas por delitos de lesa humanidad, la Corte señaló que ―b.- La de no permitir la impunidad de crímenes de lesa humanidad impuesta por la misma normativa [internacional]. c.- El general deber de afianzar la justicia emanado de la Constitución Nacional‖. Por lo tanto, y volviendo al caso que nos ocupa, comparto la apreciación de mis colegas preopinantes en cuanto a que la solución propuesta por el tribunal a quo resulta prematura, máxime cuando de las constancias obrantes en autos no puede arribarse al grado de certeza negativa requerida por esta instancia procesal a fin de desvincular definitivamente al imputado respecto al delito en cuestión. Es mi voto.- Por ello, el Tribunal, RESUELVE: HACER LUGAR al recurso de casación del Fiscal General, doctor Daniel Eduardo Adler y, en consecuencia, REVOCAR el sobreseimiento de Daniel Eduardo Robelo con respecto al delito de asociación ilícita (art. 210 del 33 C.P.), debiéndose estar al auto de procesamiento dictado por el juez federal con fecha 30 de agosto de 2012, cuyas copias certificadas obran a fs. 1/62 vta. del Expte. 14.162/6; sin costas (art. 530 y 531 del C.P.P.N). Regístrese, notifíquese y oportunamente comuníquese a la Dirección de Comunicación Pública de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (acordada 15/13, CSJN) a través de la Secretaría de Jurisprudencia de esta cámara. Remítase la presente causa al Tribunal de origen, quien deberá notificar personalmente a Daniel Eduardo Robelo de lo resuelto, sirviendo la presente de muy atenta nota de envío.
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