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CABEZAL

Artes plásticas

TÍTULO

Pedro Cracco bajo un nuevo cristal


El jueves 2 de diciembre a las 19 hs se inaugura la muestra “Actos de Pintura: Variaciones de
Cracco”, organizada por el Taller de Pintura al Fresco del Museo Torres García, en el Museo del
Jardín Botánico de Montevideo.
Piergiorgio Cracco (Italia 1937) llegó con sus padres al Uruguay a fines de 1949. Durante el ciclo
secundario destacó en matemáticas y dibujo, disciplinas que lo marcarían de por vida.
En 1962 inició su carrera docente en el Instituto de Diseño de la Facultad de Arquitectura, la que, a pesar
de haber sido interrumpida por la dictadura, retomó y continuó hasta el 2002.
En 1965 se hizo ciudadano uruguayo, para poder trabajar en la Universidad de la República con cargo
efectivo y para poder votar en las elecciones nacionales, nacionalizándose como Pedro Cracco.
En 1967 obtiene el título de Arquitecto en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República
(UdelaR).
En el año 2015, El Museo Blanes, la Facultad de Arquitectura y el Museo Casa Vilamajó presentaron una
selección de dibujos realizados por el Arq. Pedro Cracco en las décadas del sesenta y setenta, en el
marco de su actividad docente en la sección Arquitectura Paisajística.
Se expusieron más de dos centenares de dibujos en acuarela de gran calidad técnica y artística. Los
vegetales representados por Cracco no solo muestran su conocimiento botánico, sino la maestría, el
refinamiento y expresividad de sus acuarelas.
Cracco utiliza la técnica de la acuarela desarrollando un lenguaje propio. Su estilo es riguroso, detallista y
de trazos firmes. El acuarelista no puede equivocarse, no puede improvisar ni corregir, toda nota quedará
plasmada en el papel. En su trabajo se ve la preocupación por lo vegetal y su entorno, así como las
diferentes atmósferas que generan los cambios de clima durante el año. Su gama cromática no es variada,
fundamentalmente trabaja con la escala de neutros, pero incorpora en el caso de las flores otros tonos que
se enriquecen a través de las transparencias propias de la técnica.
La acuarela, tal como la conocemos hoy, se desarrolla en Europa durante el siglo XVIII. Pero, es con
Durero (s.XV) que tenemos un antecedente de un artista que la usa como una técnica final. Técnica que
se desarrollará después en pintores de la talla de Delacoix, Dufy, Gauguin, Klee, Picasso y otros.
Antigua es también la pintura al fresco que puede aprenderse en el Taller que dirige Federico Méndez
desde el 2014. Este artista plástico creó el Taller La Piedra en 1996/1997, conjuntamente con Marcelo
Larrosa y Luis Balbuena. Ha participado en distintas exposiciones a nivel nacional e internacional. En el
año 2001 recorrió América estudiando yacimientos arqueológicos y museos. En el 2007 realizó la
exposición homenaje a Gonzalo Fonseca, llamada “Sobre los muros” en el Museo de Historia del Arte de
Montevideo. Su primera muestra individual “Metafísicos” fue en el año 2011 en el Museo Torres García. Ha
integrado el equipo curatorial y de trabajo de diversos proyectos expositivos dentro y fuera del Uruguay
tanto de Joaquín Torres García cómo de sus discípulos más directos.
El taller que actualmente funciona en el Museo del Jardín Botánico es un taller de pintura y dibujo en
donde se exploran particularmente las posibilidades expresivas de la pintura al fresco.
La iniciación al taller se realiza mediante el dibujo al natural (naturalezas muertas, paisajes o desnudos).
Además del fresco, se estudian otras técnicas clásicas como el óleo, temple y acuarela.
El arte del fresco consiste en fijar la pintura en la masa del muro para garantizar su duración durante
siglos, pero acá se usa para fijar lo espontáneo, esa materia invaluable hija del instante. Porque cuando se
usa esta técnica no hay lugar para la duda ni para el arrepentimiento, ya que el pigmento penetra
inmediatamente en el seno del revoque fresco y la corrección es posible pero laboriosa. Este grupo la ha
adaptado a la pintura de caballete, preparando pequeñas y medianas superficies en placas cementicias.
En el Taller de pintura al fresco se trasciende la relación docente-alumno para entrar en el ritmo de lo
grupal y colectivo. No hay censura, ni plan. Puede haber sí un estudio previo realizado por todos; una
naturaleza muerta o un paisaje. El perfecto acorde en ideas y en la práctica le da a las obras colectivas
una unidad sin excepción, siendo una emocionante muestra del ideal Torresgarciano de arte colectivo y
anónimo.
Este año el taller se propuso partir de la obra de Pedro Cracco, cuyo trabajo les dio la oportunidad de
aprender, observar, admirar y comprender la naturaleza.

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