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El devenir negro del mundo a través de los conceptos de: Lenguaje,

gentrificación y apropiación. Una aplicación de la obra de Achille


Mbembe al devenir contemporáneo.

Santiago Concheiro Álvarez

Mbembe despliega una batería de conceptos que resultan fundamentales para generar un
pensamiento situado respecto al arte y a la sociedad en el siglo XXI. Ha sido un fiel testigo
de lo propuesto por los estudios poscoloniales y lo ha sabido conjugar con las visiones de
la posmodernidad del pensamiento de Occidental. He decidido subrayar tres conceptos
relevantes con el fin de iluminar la cuestión que considero central en la vertebración del
mundo y el arte actual, el devenir negro del mundo. Los conceptos elegidos para
demostrar la importancia del planteamiento de Mbembe han sido: el lenguaje, la
gentrificación y la apropiación.

He sugerido una tesis circular entre los tres que sugiere el entramado que no solo
desemboca en la creación de una subalternidad, sino que es el motor de los planteamientos
neoliberales para la acumulación y concentración de poder en las élites y clases medias
blancas, que imponen una hegemonía cultural y económica de corte gramsciana. De
hecho, su propia definición de cultura casa muy bien con los tres conceptos elegidos.
Gramsci nos la define como organización, disciplina del yo interior, apoderamiento de la
personalidad propia, conquista de superior consciencia por la cual se llega a comprender
el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus deberes
(Gramsci, Antología, edit. M. Sacristán, 2004:15).

El lenguaje es un elemento conformador de la hegemonía y de la realidad de la población


subalterna. Nada escapa del lenguaje y si escapa, no puede ser nombrado,
referenciándonos en el noúmeno kantiano. Como designamos a las personas, los objetos
y nuestro entorno, marca nuestra manera de comprender el mundo. Cuando Derrida lanza
la pregunta de:¿Acaso el lenguaje como instrumentalidad no es común a todos los
pensamientos que se doblegan ante esta misma razón? (Derrida, De la Gramatología,
1976:09). Una consideración que nos hace desarrollar dos supuestos detrás del concepto
propio de raza trazado por Mbembe. El primero es el peso de los conceptos como palabras
con un poder performativo, como ya había adelantado Said en su obra Introducción al
Orientalismo, cuando el propio despotismo había impuesto el término Oriente y oriental,
como una enemistad, un antagonismo, una versión salvaje de Occidente.

Me viene a la mente la relación que había realizado Nietzsche sobre la designación del
enemigo, como una categoría que ayuda a generar una identidad propia, tal y como había
ocurrido en la Alemania del Romanticismo. La creación de una categoría excluyente y
exclusiva dice más de quien la crea que de su supuesto receptor. Oriente es un filtro a
través del cual la razón busca validarse y situarse como un relato único hacia el cual
construir una historia y sobre todo, un pensamiento. El devenir negro del mundo, es un
concepto que colisiona frontalmente con esta visión, ya que piensa todo desde un sistema
mundo y no desde la subjetividad. Un concepto reforzado por la naturaleza de la que
emana, los estudios poscoloniales, como una construcción del saber posmoderno y
situado. Vinculada de una manera muy estrecha con la visión de Lyotard acerca de las
sociedades occidentales, a las cuales se les escapa la multitud de juegos de lenguaje
diversos que generan múltiples formas de saber(Oñate y Arribas. Postmodernidad, J.F
Lyotard y G.Vattimo. 2015:49). Contrario a la visión que intenta imponer Occidente y
que Mbembe desenmascaraba. El lenguaje se ve como un elemento inconmensurable,
también en palabras de Lyotard. Esta importancia del uso del lenguaje se ejemplificó de
diversas maneras entre los años 60 y 70, entre ellas la obra de Words de Allan Kaprow.
El des-artista en sí mismo, describe el no-arte como espacios de la cotidianeidad donde
reside el arte en contraposición a lo que se había considerado tradicionalmente como tal.

El arte aparece en las revueltas de los ghettos neoyorquinos en los finales de los 70 o en
Los movimientos aleatorios de los compradores, casi en trance, de los supermercados
poseen mayor dinamismo que cualquier coreografía de danza moderna. La performance
de Words, indaga sobre la propia construcción del espacio creativo y de la obra,
desafiando las categorías del lenguaje. Bajo ideas que operan socialmente separadas como
es el lenguaje artístico y el literario, derriba ambas categorías y las aglutina, haciéndolas
partes indisolubles para la conformación de la propuesta. Constituye en sí mismo una
deconstrucción de los espacios artísticos, reivindicando el archivo como material de
trabajo y lo más importante, eliminando la atención hacia los objetos. El fin es que el
visitante deje de ser un sujeto pasivo y generar implicación en una obra artística que
construye un diálogo con el otro. El otro entendido como cualquier persona que entre en
el espacio y que puede interactuar con él. La eliminación del papel del artista en la obra
de arte abre el diálogo a que no se produzca una endogamia que entra en un constate bucle
y que no se adhiere a una realidad de multiplicidad de lenguajes y de agentes.

El poder fáctico del lenguaje es convertir elementos ficticios en realidades, como hemos
visto en el análisis de la historia que recogía Mbembe. Otro problema que adelantaba el
devenir negro del mundo, era el del descenso de las condiciones materiales de vida en
Occidente, elementos de habitual acceso como la vivienda, el trabajo o la sanidad, serían
puestos en entredicho por la dislocación como centro hegemónico mundial. La
gentrificación sería otro gran problema de las sociedades subalternas a partir de la década
de los 60' en Nueva York, extendiéndose de manera pandémica por las principales
ciudades del mundo. El uso del lenguaje es fundamental para este proceso, tal y como
relataban Deustche y Ryan en el artículo El bello arte de la gentrificación, que se centra
en relatar el proceso que sufrió el antiguo barrio febril de Lower East Side de Nueva York.
Las autoras nos ofrecen una visión teñida de matices sobre la que es interesante detenerse.
El primer paso para que se produzca la gentrificación es la marginalidad, es decir, la
creación de un ghetto o de una comunidad subalterna.
Cuando esa zona es considerada como peligrosa, tanto los actores privados como públicos
pierden el interés por atender ese espacio, lo que genera que se vaya degradando
progresivamente hasta convertirse en un espacio marginal. Este proceso puede extenderse
en el tiempo, tanto tiempo como la lógica neoliberal tarde en ver un beneficio en su
explotación y mercantilización. Es lo que Mbembe, quién hereda el término de Fanon,
denomina zonificación (A.Mbembe.Crítica de la razón negra, 2016:26). A la que sitúa
como una complicidad inédita entre lo económico y lo biológico e insiste en la
segmentación y parcelación de territorios dentro de Estados existentes, donde a veces son
despojados de cualquier forma de soberanía nacional (A.Mbembe.Crítica de la razón
negra, 2016:27).

Esta práctica es iniciada, de acuerdo por las autoras, por las clases medias blancas, que
ven en esta marginalidad un atractivo derivado de la autenticidad, unos precios
económicos y una ubicación céntrica. En el Lower East Side el ayuntamiento poseía en
los 70’, el 60% de las propiedades (Deustche y Ryan. El mercado contra la ciudad: sobre
globalización, gentrificación y políticas urbanas. 2015: 32), principal actor que participó
en su deterioro. Anteriormente, la actividad textil había sido la principal actividad del
barrio, que concentraba fábricas y viviendas para sus trabajadores, debido a la
deslocalización se fue vaciando y zonificando, marginando a la población que quedaba o
decidía trasladarse allá.

La serie de Analogue de la artista Zoe Leonard, que está compuesta por una serie de 412
fotografías en analógico en el 98 y refleja de una manera muy acertada el cambio que
estaba sufriendo el barrio. Es cierto que han pasado 20 años desde los estudios de
Deutsche y Ryan, pero describe muy bien el rastro que ha dejado la gentrificación en el
barrio. El formato de su obra (el analógico), señala una nostalgia ante el cambio de los
tiempos y se resiste a utilizar el digital, crítica al auge tecnológico y globalizador que ya
estaba eclosionando en 1998. Es un trabajo de grandísima labor documental, por eso se
ha añadido en las tres obras seleccionadas. Su cometido principal fue el de mostrar el
neoliberalismo que nacía, con unas interdependencias y unas tendencias globalizadas. La
gentrificación del L.E.S, fue un producto de las clases medias blancas, quien implantaron
sus gustos y aficiones para erosionar un tejido urbano, que aun en decadencia se
autosostenía.

Es cuando el término de acumulación flexible (Harvey D. La condición de la


posmodernidad. 1998: 170), diseñado por David Harvey cobra sentido. La gentrificación
no deja de ser un producto de un crecimiento desigual respecto a unas estructuras: acceso
a la vivienda, acceso a necesidades básicas o a la educación, que se encuentran. Acelerado
por un proceso de turistificación y acortamiento de la durabilidad de las tendencias. Si
cruzamos el atlántico veremos como barrios en la Península Ibérica como el de Triana en
Sevilla, Lavapiés en Madrid o El Raval en Barcelona han sufrido las consecuencias de la
gentrificación, hasta cambiar el nombre en otra referencia más a la importancia del
lenguaje para construir relatos (El Raval siempre ha sido conocido como Barrio chino).
El resultado final: un espacio seguro para las clases medias blancas. Otra vez más aparece
el concepto muy latente del devenir negro del mundo (A.Mbembe.Crítica de la razón
negra, 2016:10), donde el análisis poscolonial se extiende a esferas antes consideradas
sagradas (los centros urbanos occidentales)

El último término que nos interesa desplegar de Mbembe es el de apropiación. Un


concepto que se encuentra muy mediatizado en todas las sociedades occidentales. Para
abordarlo, era necesario recurrir a la obra de Tony Cokes, Microhaus or The black
Atlantic. El ensayo sonoro de Cokes se basa en una gran cantidad de documentos
históricos y políticos por el artista como una suerte de archivo sonoro. Nos acompaña la
música minimal para descubrir lo que esconden los productos culturales. De acuerdo con
Diego Falconi y aplicando el concepto de Julia Kristeva, se puede entender a Cokes como
un artista intertextual como un sujeto puede funcionar no sólo para establecer la relación
entre dos textos literarios, sino también para propiciar el diálogo entre dos obras de
distintas disciplinas (Macedo, La intertextualidad: Cruce de disciplinas
artísticas.2008:2).

Por intertextual entendemos Esa misma tan ligada a la raza y que clasificaba desde la
primera colonización a los ciudadanos de primera y de segunda. Haciendo una clara
referencia al fetichismo de la mercancía que había desplegado Marx en su obra El Capital.
Cokes propone analizar los productos culturales en torno a la historia que hay detrás de
su nacimiento y no a través de su mera forma. Indagan en la historia de la música
electrónica en Alemania (Catálogo exposición Tony Cokes Macba 2006-08), cuando en
Berlín se buscaba la pureza de la música electrónica en el minimal. Un claro ejemplo de
usurpación (A.Mbembe.Crítica de la razón negra, 2016:27:196), ya que habían sido los
músicos negros del Detroit en plena decadencia industrial, quienes habían dado forma al
género. Una vez más, esos datos nunca figuraron y el reconocimiento para artistas de la
talla de Jeff Mills u Hopkins en Europa, llegó con retraso. La práctica de zonificación (
A.Mbembe.Crítica de la razón negra, 2016:27) que Mbembe critica, figuraba en los
clubes centroeuropeos, reservados a la población blanca.

Una historia que posee unas claras coincidencias con aquellos locales en Nueva Orleans,
donde la mayoría de los músicos eran negros, pero en público su ausencia era total, estaba
prohibida. La obra de Cokes nos entrega las claves para aterrizar de nuevo en el concepto
del devenir negro del mundo. Plantea la cuestión de: Si esta población ha estado sujeta a
un constante expolio tanto cultural como físico de sus condiciones: ¿Qué hace que
nosotros, occidentales del Sur, no lo vayamos a estar en el futuro?. El teórico Paul Gilroy
coincidiría y adelantaría en su obra Atlántico Negro, lo que después Mbembe actualizó
en la Crítica de la razón negra. Las condiciones psíquicas que se habían aplicado a la
población negra están ahora globalizadas y se encuentran en las sociedades de occidente,
con un destinatario diferente al racializado.

El estado actual de la cultura queda reflejado a través de las tres obras. La conclusión que
se puede adelantar a priori es que esta no tiene un carácter unitario y no puede ser
entendida desde ningún prisma. Sea el de occidental. Sea el de hombre. Sea el de Blanco.
Solo el lenguaje, como Kaprow intentó superar, nos delimita y la constante lucha por
abrirlo, hace de la tesis de Derrida una herramienta vigente. Las categorías no son más
que meros instrumentos al servicio de quien las utiliza y el arte tiene que intentar escapar
de ellas. Por ello, cuando miramos las obras elegidas y las cotejamos con una perspectiva
tan audaz y vigente como la de Mbembe, la conclusión podría ser que lo universal y lo
colectivo, deben ser los parámetros ordenadores del sistema del arte

Imágenes:

1. Words. Performance de Alan Kaprow. 1962


2) Analogue. Serie de fotografías de Zoe Leonard. (Extracto del capítulo 1). Museo Reina
Sofía (Madrid)

3) Mikrohaus, or the Black Atlantic?. Ensayo sonoro de Tony Cokes. Fotografía tomada
en su muestra para la exposición de YGTGITGO (2022). La Casa Encendida (Madrid)
Bibliografía:

-A. Gramsci, Antología, editado por M.Sacristán, 2005.

- A. Mbembe, Crítica de la razón negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo, Futuro


Anterior Ediciones. 2016.Barcelona

- R. Deutsche, C. G. Ryan.El mercado contra la ciudad: sobre globalización, gentrificación


y políticas urbanas / coord. por Observatorio metropolitano, 2015.

-A. Macedo. La intertextualidad: Cruce de disciplinas humanísticas. Revista de Teoría


literaria de la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa .2008

-Catálogo exposición Tony Cokes Macba 2006-08

-J.Derrida. De la gramatología. Siglo veintiuno ediciones.1976. México,España,


Argentina y Colombia

- Oñate y Arribas. Postmodernidad, J.F Lyotard y G.Vattimo. Batiscafo. 2015.

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