Está en la página 1de 3

El Amicus Curiae como forma de acceder al derecho a la jurisdicción y a la justicia

La importancia de las decisiones judiciales en el quehacer público son


necesariamente objeto de análisis, pues muchos de sus criterios y jurisprudencias
delimitan el actuar tanto de la autoridad como de los ciudadanos, los cuales no
pueden estar ajenos o distantes de las disposiciones normativas de nuestra
Constitución y ahora también del bloque de convencionalidad al que nos hemos
adherido. Sin embargo, sabemos que la interpretación que el operador del
derecho hace de la ley, al momento de resolver o dictaminar una controversia
podría estar influenciada por aspectos subjetivos o creencias que de manera
indirecta tendrían influencia en sus determinaciones. ¿Qué tanto la moral, la
religión, las creencias, los prejuicios y los estereotipos influyen en las resoluciones
de nuestros jueces y juezas?, ¿Qué tan factible es que terceros ajenos al litigio
puedan emitir una opinión o informe técnico sobre determinada controversia de la
que si bien no son parte, podría afectarlos o beneficiarlos por considerar que la
interpretación de la norma tendría efectos sucesivos determinantes en su esfera o
estatus jurídico?, ¿Es el interés legitimo un precedente hacia la implementación
del Amicus Curiae como forma de participación social en los procesos judiciales
trascendentes para la vida en comunidad?.

Todas estas interrogantes nos llevan a discutir la factibilidad del reconocimiento y


regulación del Amicus Curiae en nuestra legislación, ya que seria una forma
genuina de vincular a la sociedad a la que sin duda alguna la norma jurídica regula
y gobierna con los procesos jurisdiccionales de los que muchas veces se sienten
ajenos por desconocer la fundamentación y motivación que llevaron a nuestros
jueces y juezas a fallar en favor o en contra de determinado litigio.

Actualmente México vive tiempos distintos, la alternancia democrática lograda el 2


de Julio del 2000 que trajo consigo un interés genuino, permanente y más
dinámico por parte de la sociedad, quien ha demandado hasta el día de hoy, el
respeto a la voluntad popular y la inclusión de ésta en los procesos democráticos,
transformadores, estructurales y orgánicos de nuestro país. La demanda es
generalizada no se pueden implementar decisiones unilaterales que vulneren los
derechos de participación política y social que recojan la opinión y el sentir de una
sociedad que durante muchos años estuvo relegada de cualquier decisión
gubernamental limitándose a acatar ordenamientos jurídicos antidemocráticos,
excluyentes o con visiones parciales de una realidad que solo la clase gobernante
y la clase política elitaria manejaban conforme a sus intereses más próximos.

Situación que vino a reafirmarse con la aparición de las llamadas “redes sociales”
en donde la expresión colectiva se hizo manifiesta, espacios virtuales en donde la
opinión puede publicarse sin ningún tipo de censura o juicio previo, transformando
incluso la forma tradicional en que los ciudadanos se hacían de información, pues
desplazo no sólo a los medios televisivos y radiofónicos, sino incluso impresos,
dando paso a una nueva generación de procesos democráticos y plurales de
participación ilimitada en donde la discusión, el intercambio de ideas, la crítica, la
dialéctica y la libre manifestación del pensamiento son premisas fundamentales de
convivencia y de dinámica social.

Por lo tanto en esa lógica se debe trabajar en lo sucesivo tanto a nivel


gubernamental, político, religioso, económico y por supuesto jurídico, durante años
no fue así, existe la percepción histórica aún arraigada de que quienes operan y
deciden el derecho son personas muy alejadas de la realidad social, eruditos y
letrados que mediante el uso de un lenguaje complicado, y ajenos a la conflictiva
social emiten sus resoluciones en base a teorías, doctrinas, leyes, libros que son
muchas veces desconocidos por quienes son sus destinatarios, convirtiendo al
derecho en un instrumento atípico carente de legitimidad y respeto por parte de los
sujetos a quienes se les aplica.

Y esto no es privativo de nuestro país ni de nuestra época quien conoce la historia


del derecho no podrá contradecir lo que aquí se expone, tan solo habría que
analizar la institución romana del Senado, los cuales no gozaban de la simpatía
popular por considerarlos una élite gubernamental lejana de la población romana y
más interesada en defender sus intereses que los del pueblo romano.

Por lo tanto creo que es necesario dotar a nuestro sistema jurídico de


herramientas de participación colectiva que les permita hacer valer su opinión
sobre temas que son de trascendencia y que tienen su Genesis en la misma
conflictiva social, sobre todo para aquellos grupos que por sus características
específicas respecto de la mayoría son vulnerables o propensos a ser excluidos
de los beneficios, instituciones, figuras jurídicas, políticas públicas y programas de
gobierno que son determinantes para el progreso de la sociedad.

Para entender el derecho y su diferentes formas de manifestación es necesario


remitirnos a la sociedad que pretende regular, el derecho no es una cienca natural
o exacta, más bien una ciencia social y como tal no se puede intentar legitimarla
sin la participación directa de ella en los procesos jurisdiccionales.

Si algo se ha debatido en los últimos años es la oportunidad del derecho, existen


incluso puntos de vista que consideran que se ha convertido en un sistema
decadente y obsoleto que muchas veces complica incluso el desarrollo tecnológico
o económico del país, pero no hay nada más alejado de la realidad que esa
postura antijuridica, pues, no se podrá jamás concebir a una sociedad moderna y
democrática sin un ordenamiento jurídico que estructure, organice, delimite, forme
y regule la actividad social y estatista que convergen en la vida diaria como
relaciones de interdependencia, ya que no se podría entender al Estado sin la
sociedad y a la sociedad sin el Estado.

Es por eso que se deben impulsar los procesos de participación social en esta
realidad democrática que tiende a socializar todos los procesos sistémicos,
políticos, culturales, morales y por supuesto jurídicos, nunca más se puede
percibir al derecho como una rama privatizadora o sectorizado que atañe solo a
legisladores, jueces, abogados y estudiosos del derecho.

También podría gustarte