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Un gran papá

San José fue un gran papá. Supo desempeñar su papel de jefe de familia
de un modo extraordinario, aun cuando su familia fue también
extraordinaria. Jesús es, nada menos, Dios y hombre verdadero, y la
Virgen María es la más digna hija de Eva, la llena de gracia, la bendita
entre las mujeres, la dichosa porque ha creído. Pero en la Sagrada
Familia hubo una gran armonía fundada en el amor y así, el hijo obedecía
a sus padres y les estaba sujeto, María daba su lugar a José y apeló a su
autoridad cuando tuvo necesidad de llamar la atención a su hijo cuando
se les perdió tres días por estar en las cosas de su Padre del cielo.
Una madre amorosa
María era una mamá que rodeó a su hijo de todo el amor de que ella fue
capaz. Y el amor crea lazos mucho más fuertes que la simple
dependencia de una autoridad. El amor da la verdadera autoridad. A
Jesús le costó trabajo, como a todo hijo, hacerle comprender a su madre
que Él tenía una misión y que tenía que cumplirla. A la Virgen María le
debió costar mucho trabajo comprender que su hijo era ya todo un
hombre y que necesitaba esa independencia para poder hacer aquello a
lo que había venido.

En este contexto podemos poner el episodio de Jesús perdido y


encontrado en el templo; era el intento de Jesús de hacerle ver a sus
padres que su misión divina estaba por encima de su sujeción de hijo.

Como toda mamá, María tenía una especial autoridad sobre su hijo y
Jesús, tiernamente, la acepta, y así realiza su primer milagro a instancias
de su madre, a pesar de que todavía no llegaba su hora de hacer
milagros. Hay otro pasaje en el que la Virgen acude al lado de su hijo
preocupada porque le han informado que trabajaba demasiado y ya no
tenía tiempo ni de comer ni de dormir. En esa ocasión Jesús marca muy
bien que su obligación en ese momento estaba con los que escuchaban
la Palabra de Dios, y entre ellos estaba la misma mamá que fue su
primera discípula. María no se sintió cortada y la prueba está en que ella
acompañó a su hijo al pie de la cruz. Del nacimiento a la muerte Jesús
tuvo una maravillosa madre judía.

Un buen hijo
En algunas iglesias podemos contemplar un cuadro que representa la
muerte de José, episodio del que no nos hablan los
Evangelios, rodeado por María y Jesús adolescente. ¡Qué bonita muerte!,
por eso a José se le considera patrono para conseguir de Dios una santa
muerte. De allí en adelante Jesús, con su trabajo de carpintero, sostiene
su hogar y cuida de su madre.

En el momento doloroso de su agonía en la cruz, le pide a san Juan el


apóstol que reciba a María como a su madre y a María le da como hijo a
Juan, su mejor amigo.

Indudablemente, Jesús es un buen hijo, el mejor de los hijos.

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