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Editorial

DÍA DE LA MADRE
DÍA DE LA VIRGEN NUESTRA MADRE
Escrito por Prof. Juan Vargas Pérez
El día de la madre no es solamente ofrecer, como
muchos hacen, un regalo o un detalle de cariño;
sino fundamentalmente es reconocer nosotros,
como Iglesia, lo importante que es la madre para la
sociedad.

Jesús escucha ese piropo que le dicen de María:


«Bendita la madre que te trajo al mundo»
Antiguamente se decía: «madre sólo hay una», y
pienso que es verdad. Recordemos a la madre
ejemplar de todos nosotros, la Virgen María, quien
llevó en su vientre purísimo durante nueve meses al Hijo de Dios. En ese
tiempo surge en Ella un amor sin límite a ese Niño, Jesús, que será infante,
joven, y finalmente Hijo suyo en la cruz. Por eso, mamás, todas ustedes
deben ser el ejemplo y el recuerdo de esa Madre de Dios.
Mamás, ustedes nos han llevado en su vientre durante nueve meses en
que ya su amor, nos acompañaba. Mamás, vean a María, vean en Ella el
ejemplo. Hoy en su casa, en su hogar, algunas lejos de sus hijos, algunas
cerca de ellos, algunas en el lecho del dolor de un hospital, otras privadas
de su libertad. Siempre vean a María como su ejemplo.
« ¡Bendita la madre que te trajo al mundo!»
El ser madre es de tal categoría, es de tal clase, es
de tal maravilla, que es también tan hermoso
cuando las mujeres lo asumen con
responsabilidad. Por eso Jesús escucha ese piropo
que le dicen de María: «bendita la madre que te
trajo al mundo».
Esos piropos de amor en la época de Jesús son los
mismos que hoy también les decimos a nuestras
madres, ¡benditas mamás!, que han sabido cumplir
el rol a veces difícil, a veces sacrificado, de ser madres, ese rol de educar a
sus hijos. Una educación que supone cariño y ternura.

Dicen los médicos que los bebés ya reconocen la voz de su madre cuando
están en el vientre. Ya empieza un cariño. Por eso cuando hoy celebramos
este día de la madre no queremos solamente hablar de regalos, queremos
hablar de María, de la Virgen, queremos hablar de las mamás a ejemplo de
María; queremos hablar de los hijos, para que sepan querer mejor a sus
madres, no sólo de palabra, sino con actos.

El amor de madre ilumina el mundo

Qué daría una madre por ver una sonrisa de sus


hijos. Cuantas veces las madres mendigan una
palabra de cariño, de agradecimiento, de perdón.
El encuentro de las madres y sus hijos es algo
que ilumina el mundo.

Madre mía, a ti me dirijo, a través de estas


palabras, te pido María que te acerques a todas
estas madres que hoy te buscan, para que tú, Madre
Santa, las bendigas, las abraces con cariño y las llenes
de fortaleza.
La mujer es más fuerte que el hombre. Tiene los mismos
derechos, los mismos deberes, la misma dignidad, pero además tiene un
toque especial, la feminidad, la ternura, el cariño, la agudeza, ese ser
mujer, que las hace ser diferentes -ni mejores ni peores- algo que las hace
que estén orgullosas de ser mujeres, el ser madres.

Mamás, Dios las ha hecho para ser amadas, pero no para que se queden
con ese amor, sino para dárselo a los demás, y por eso tengan la fortaleza
de saber levantar esos hogares, cuando el hogar se tambalee, cuando se
encuentra débil, ahí está la Virgen con ustedes para decirte a ti mujer y
madre, ama a tus hijos.
Escrito por Prof. Juan Vargas Pérez
QUIÉN ES LA VIRGEN MARIA?
María, que en hebreo quiere decir
"Señora" o según otros, "Mar profundo
de Tristeza". Es la mujer con la cual
se abre la promesa en la antigua
alianza (Gen. 3:15) y con la cual cierra
Simeón la antigua profecía (Lc. 2, 25-
35). Es la Mujer que ha tenido un
mayor contacto con la Santísima
Trinidad en la historia. El Padre la
selecciona entre todas las mujeres, El
ESPÍRITU SANTO engendro un hijo en sus entrañas y la segunda
persona tomo carne y sangre en su vientre. Si por Eva entró el
pecado en el mundo, por la Virgen María entró la salvación.
POR QUE LA IGLESIA ES LA GRAN DEFENSORA DE MARIA
Porque es nuestra Madre ya que la recibimos de JESÚS en la Cruz,
(Jn. 19, 25-28). Juan representa a toda la iglesia, además la gran
promesa en Gn. 3, 15 dice que quienes podrían vencer a la
descendencia de la serpiente, serían los hijos o descendencia de la
Mujer. Nosotros somos la descendencia de la Mujer, esta Mujer es la
Virgen María. Si el pueblo de Israel, son los hijos de la Fe de
Abraham, nosotros somos los hijos en la Fe de María, la primera que
acepto a CRISTO como Señor y salvador, la primera que recibió la
unción del ESPÍRITU SANTO (Lc. 1).
POR QUE LA IGLESIA LLAMA A MARIA MADRE DE DIOS

En el evangelio de San Lucas 1, 39-45, Isabel llena del ESPÍRITU


SANTO dijo, "Qué favor que la Madre de mi SEÑOR venga a mí". La
palabra griega para definir Señor que utiliza Isabel es "Kurios" que es
la misma que se utiliza en la versión griega del Antiguo Testamento
para traducir "Adonai". Cuando una persona habla bajo la unción del
ESPÍRITU SANTO es Él quien habla, luego fue el mismo ESPÍRITU
SANTO quien llama a María, Madre de Dios.
TUVO MARIA MÁS HIJOS

En el evangelio de San Marcos, se


mencionan cuatro hermanos de
JESÚS, Santiago, José, Judas y
Simón los cuales nunca son
llamados hijos de María. La palabra
hebrea "Aha" se utiliza como
hermano, tío, primo, pariente; por
ejemplo en Génesis 13, 8 se
menciona a Lot como hermano de
Abraham, sin embargo son tío y sobrino (Gen 12, 5), En el mismo
evangelio de Marcos 15, 40 se nombran a Joe y Santiago hijos de
María que en Juan 19, 25 se aclara que esta María era hermana
(Aha) de la Madre de JESÚS. En Hechos 1, 13 se mencionan a
Simón y Judas como seguidores del Maestro.
QUE RELACIÓN TUVO JOSÉ CON MARIA

La relación de José con la Virgen María fue la de proveer


legalidad y sostén al Redentor. En Mateo 2, 13 el Ángel le dice a
José, "Toma al Niño y a su Madre". La forma hebrea para
referirse a la mujer de José, es la Madre de JESÚS. San Mateo 1,
25 dice "No la conoció hasta que parió a su hijo primogénito". El
hasta, indica anterioridad, no condiciona lo que ocurrió después,
en Segunda de Samuel 6, 23 dice "Micol hija de Saúl, no tuvo
más hijos hasta, que murió". Tuvo hijos después de muerta? En
cuanto a primogénito no indica orden, sino consagración
DOGMAS MARIANOS
LA MATERNIDAD DIVINA
El dogma de la Maternidad Divina se refiere a que la
Virgen María es verdadera Madre de Dios. Fue
solemnemente definido por el Concilio de Efeso (año
431). Tiempo después, fue proclamado por otros
Concilios universales, el de Calcedonia y los de
Constantinopla.
El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San
Clementino I (422-432) definió:
"Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es
verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima
Virgen es Madre de Dios, porque parió según la
carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema."
El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:
"Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada
con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus
súplicas en todos sus peligros y necesidades"
(Constitución
LA INMACULADA CONCEPCIÓN
El Dogma de la Inmaculada Concepción establece que
María fue concebida sin mancha de pecado original. El
dogma fue proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de
diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.
"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina
que sostiene que la Santísima Virgen María, en el
primer instante de su concepción, fue por singular
gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de
los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género
humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido
revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por
todos los fieles
LA PERPETUA VIRGINIDAD
El dogma de la Perpetua Virginidad se refiere a
que María fue Virgen antes, durante y
perpetuamente después del parto.
"Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un
Hijo cuyo nombre será Emanuel" (Is., 7, 14; Miq.,
5, 2-3; Mt., 1, 22-23) (Const. Dogmática Lumen
Gentium, 55 - Concilio Vaticano II).
"La profundización de la fe en la maternidad
virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la
virginidad real y perpetua de María incluso en el
parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el
nacimiento de Cristo "lejos de disminuir consagró
la integridad virginal" de su madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María
como la 'Aeiparthenos', la 'siempre-virgen'." (499 - Catecismo de la Iglesia
Católica)
LA ASUNCIÓN
El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de
Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y
alma a la gloria celestial.
Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de
noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus
Deus:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y
de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de
Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su
peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey
inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la
muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta
Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la
autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro
y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma
divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen
María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la
gloria del cielo".
MARIA EN LOS EVANGELIOS
El lector de los Evangelios se queda al
principio sorprendido al encontrar tan poco sobre
María; pero esta oscuridad de María en los
Evangelios ha sido estudiada exhaustivamente por
el BEATO PEDRO CANISIUS, AUGUSTO
NICOLÁS, y EL CARDENAL NEWMAN En el
comentario del "Magnificat" publicado en 1518,
incluso Lutero expresa su convencimiento de que
los Evangelios alaban suficientemente a María al
llamarla (ocho veces) la Madre de Jesús.
ASCENDENCIA DAVÍDICA DE MARÍA
San Lucas (2:4) narra que San José se desplazó desde Nazaret a
Belén para empadronarse, "por ser él de la casa y de la familia de David".
Como si quisiera eliminar cualquier duda referente a la ascendencia
davídica de María, el evangelista (1:32,69) afirma que al niño nacido de
María sin intervención de varón le será otorgado "el trono de David, su
padre", y que el Señor Dios ha "levantado en favor nuestro un cuerno de
salvación en la casa de David, su siervo". San Pablo también da fe de que
Jesucristo "nacido de la descendencia de David según la carne " (Romanos
1:3). Si María no hubiera sido descendiente de David, su Hijo concebido
por el Espíritu Santo no hubiera podido considerarse
"DE LA DESCENDENCIA DE DAVID". Por ello los
comentaristas nos dicen que en el texto "En el mes
sexto fue enviado el ángel Gabriel ... a una virgen
desposada con un varón de nombre José, de la casa
de David" (Lucas 1:26-27); la última frase "de la
casa de David" no se refiere a José, sino a la
doncella virgen que es el personaje principal de la
narración; así tenemos un testimonio inspirado
directo de la ascendencia davídica de María.
LOS PADRES DE LA VIRGEN MARÍA

Aunque pocos comentaristas están de


acuerdo con esta opinión acerca de la genealogía de
S. Lucas, el nombre del padre de María, Heli,
coincide con el nombre del padre de Nuestra Señora
según una tradición basada en la narración del
Protoevangelio de Santiago, un Evangelio apócrifo
que data de finales del siglo II. Según este
documento, los padres de María eran Joaquín y Ana.
Ahora bien, el nombre de Joaquín es sólo una variante de Heli o Eliachim,
sustituyendo un nombre divino (Yavé) por otro (Eli, Elohim). La tradición en
lo que respecta a los padres de María, según el Evangelio de Santiago, es
reproducida por San Juan Damasceno, San Gregorio de Nyssa, San
Germán de Constantinopla, Algunos de estos escritores añaden que el
nacimiento de María se consiguió gracias a las fervientes oraciones de
Joaquín y Ana cuando ya tenían una edad avanzada. Así como Joaquín
pertenecía a la familia real de David, también se supone que Ana era
descendiente de la familia sacerdotal de Aarón; por ello, Cristo, el Eterno
Rey y Sacerdote, descendía de una familia real y sacerdotal
LA CIUDAD DE LOS PADRES DE
MARÍA

Según San Lucas 1:26, María vivía en


Nazaret, una ciudad de Galilea, en el
momento de la Anunciación. Una
determinada tradición sostiene que fue
concebida y nació en la misma casa en la
que el Verbo se hizo carne. Otra
tradición, basada en el Evangelio de
Santiago, considera SEFORIS como la
primera casa de Joaquín y Ana, aunque
se dice que después vivieron en Jerusalén, en una casa llamada Probatica
por San Sofronio de Jerusalén Probatica, un nombre que probablemente p
rocedía de un estanque llamado Probatica o Betzata en San Juan 5:2,
cercano al santuario. Aquí fue donde nació María. Alrededor de un siglo
después, sobre el 750 d. de J.C., San Juan Damasceno afirma de nuevo
que María nació en Probatica.

Se dice que, ya en el siglo V, la emperatriz Eudoxia construyó una iglesia


en el lugar en que nació María, y donde sus padres vivieron en su
ancianidad. La actual iglesia de Sta. Ana se encuentra a una distancia de
menos de 100 pies de la piscina
Probática. El 18 de marzo de 1889
se descubrió una cripta que
encierra el sitio en que Sta. Ana fue
enterrada. Probablemente ese
lugar fue en su origen un jardín en el
que Joaquín y Ana recibieron
sepultura. En su época todavía
estaba situado fuera de los muros de
la ciudad, unos 400 pies al norte del
Templo. Otra cripta cercana a la
tumba de Sta. Ana es el lugar donde
nació la Bienaventurada
Virgen; por ello, en los primeros
tiempos se le llamó a esa iglesia
Sta. María de la Natividad. En el
valle Cedron, cerca de la carretera
que lleva a la iglesia de la Asunción, hay un pequeño santuario que
contiene dos altares, que están edificados sobre las tumbas de San.
Joaquín y Sta. Ana; sin embargo, estos sepulcros pertenecen a la época de
las Cruzadas. También en Seforis los cruzados reemplazaron un antiguo
santuario situado sobre la legendaria casa de San. Joaquín y Sta. Ana por
una gran iglesia. Después de 1788 parte de esta iglesia fue restaurada por
los Padres Franciscanos.

EL NACIMIENTO DE MARÍA
En lo referente al lugar de nacimiento de Nuestra Señora, existen tres
tradiciones diferentes que hay que considerar.
PRIMERO, se ha situado el acontecimiento en Belén. Esta opinión se basa
en la autoridad de los siguientes testigos: ha sido expresada en un documento
titulado "De nativ. San Mariae" incluido a continuación de las obras de San
Jerónimo; es una suposición más o menos vaga del Peregrino de Piacenza,
llamado erróneamente Antonino Mártir, que escribió alrededor del 580 d. de J.C.
finalmente, los Papas Pablo II (1471), Julio II (1507), León X (1519), Pablo III
(1535), Pío IV (1565), Sixto V (1586) e Inocencio XII (1698) en sus BULAS
referentes a la Santa Casa del Loreto afirman que la Bienaventurada Virgen nació,
fue educada y recibió la visita del ángel en la Santa Casa. Sin embargo, estos
pontífices no deseaban en realidad decidir sobre una cuestión histórica; ellos
simplemente expresan la opinión de sus épocas respectivas.
SEGUNDA tradición situaba el nacimiento de Nuestra Señora en Seforis,
unas tres millas al norte de Belén, la Diocaesarea romana, y la residencia de
Herodes Antipas hasta bien entrada la vida de Nuestro Señor. La antigüedad de
esta opinión puede deducirse por el hecho de que bajo el reinado de Constantino
se erigió en Seforis una iglesia para conmemorar la residencia de Joaquín y Ana en
dicho luga. San Epifanio habla de este santuario. Pero esto sólo demuestra que
Nuestra Señora debió vivir durante algún tiempo en Seforis con sus padres, sin que
por ello tengamos que creer que nació allí.
TERCERA tradición, la de que María nació en Jerusalén, es la más probable
de las tres. Hemos visto que se basa en el testimonio de San Sofronio, de San
Juan Damasceno y sobre la evidencia de hallazgos recientes en la Probatica. La
Festividad de la Natividad de Nuestra Señora no se celebró en Roma hasta finales
del siglo VII; sin embargo, dos sermones encontrados entre los escritos de San
Andrés de Creta implican la existencia de esta fiesta y nos hacen suponer que fue
introducida en una fecha más temprana en otras iglesias. En 1799, el décimo
canon del Sínodo de Salzburgo señala cuatro fiestas en honor de la Madre de Dios:
la Purificación, el 2 de febrero; la Anunciación, el 25 de marzo; la Asunción, el 15
de agosto y la Natividad, el 8 de septiembre.
LA ANUNCIACIÓN
LA VISITACIÓN
Según Lucas 1:36, el ángel Gabriel le dijo a
María en el momento de la Anunciación,
"Isabel, tu parienta, también ha concebido un
hijo en su vejez, y éste es ya el mes sexto de la
que era estéril". Sin poner en duda la verdad de
las palabras del ángel, María decidió enseguida contribuir a la alegría de su
piadosa pariente. Por ello, continúa el evangelista (1:39):" En aquellos días
se puso María en camino y con presteza fue a la montaña, a una ciudad de
Judá, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel". Aunque María debe
haberle comunicado a José su propósito de realizar esa visita, es difícil
determinar si él la acompañó; si dio la casualidad de que el momento de la
visita coincidía con alguna de las temporadas de fiestas en que los israelitas
tenían que acudir al Templo, habría pocas dificultades acerca de la compañía.
Después de un viaje de unas treinta horas, María "entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel" (Lucas 1:40). Según la tradición, en la época de
la visitación Isabel no vivía en su casa de la ciudad sino en su villa, a unos
diez minutos de la ciudad; antiguamente este lugar estaba señalado por
una iglesia superior y otra inferior. En 1861 se construyó sobre los antiguos
cimientos la pequeña iglesia actual de la Visitación.
"Así que oyó Isabel el saludo de María, exultó el niño en su seno". Fue en
este momento cuando Dios cumplió la promesa hecha por el ángel a
Zacarías (Lucas 1:15), "desde el seno de su madre será lleno del Espíritu
Santo"; en otras palabras, el niño que Isabel llevaba en su seno fue
purificado de la mancha del pecado original. Se desbordó la plenitud del
Espíritu Santo en el alma de su madre, "e Isabel se llenó del Espíritu
Santo" (Lucas 1:41). Así, tanto la madre como el hijo fueron santificados
por la presencia de María y del Verbo Encarnado Isabel comienza su
saludo con las mismas palabras con las que el ángel había terminado su
salutación, mostrando de esta manera que ambos hablaban por inspiración
del Espíritu Santo.

LAS QUINCE PROMESAS


DE LA VIRGEN MARÍA
A QUIENES RECEN EL ROSARIO
1. El que me sirva, rezando diariamente mi
Rosario, recibirá cualquier gracia que me
pida.
2. Prometo mi especialísima protección y
grandes beneficios a los que devotamente
recen mi Rosario.
3. El Rosario será un fortísimo escudo de
defensa contra el infierno, destruirá los vicios,
librará de los pecados y exterminará las
herejías.
4. El Rosario hará germinar las virtudes y
también hará que sus devotos obtengan la
misericordia divina; sustituirá en el corazón
de los hombres el amor del mundo al amor
por Dios y los elevará a desear las cosas
celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por
este medio se santificarán!.
5. El alma que se encomiende por el Rosario no
perecerá.
6. El que con devoción rezare mi Rosario,
considerando misterios, no se verá oprimido
por la desgracia, ni morirá muerte
desgraciada; se convertirá, si es pecador;
perseverará en la gracias, si es justo, y en
todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no
morirán sin auxilios de la Iglesia.
8. Quiero que todos los devotos de mi Rosario
tenga en vida y en muerte la luz y la plenitud
de la gracia, y sean partícipes de los méritos
de los bienaventurados.
9. Libraré pronto del purgatorio a las almas
devotas del Rosario.
10. Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán
en el cielo una gloria singular.
11. Todo lo que se me pidiere por medio del
Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en todas sus necesidades a los
que propaguen mi Rosario.
13. Todos los que recen el Rosario tendrán por
hermanos en la vida y en la muerte a los
bienaventurados del cielo.
14. Los que
rezan mi
Rosario son
todos hijos
míos muy
amados y
hermanos de
mi Unigénito
Jesús.
15. La devoción
al santo
Rosario es una
señal
manifiesta de predestinación a la gloria.

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


GRATITUD A SANTA MARÍA
Gracias por ser Santa María.
Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra,
desde siempre.
Gracias por haber acogido
en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.
Gracias por haber mantenido
tu "Hágase" a través de todos
los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos
dignos de ser acogidos y vividos.
Gracias por tu sencillez,
por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad,
por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad,
por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes
que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite
atisbar en Ti.
Gracias por tu mirada maternal,
por tus intercesiones, tu ternura,
tus auxilios y orientaciones.
Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra.
Amén.
ORACIÓN A LA VIRGEN
MARÍA
MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi


espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es
Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en
generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de
corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza
según lo había prometido a nuestros padres en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en
principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
AMEN.

POEMA De Santa Ana y San Joaquín


A MI MADRE, MARÍA nació, del cielo, una estrella,
una preciosa niñita,
como una blanca azucena, Sus inocentes manitas,
vestida con luz de Sol, de misericordia llenas,
rondada por luna llena. ofrecerán el Rosario
para alcanzar, con sus perlas,
Sus ojos recién abiertos la mansión predestinada
tienen mirada serena, por su amable providencia.
contemplan el infinito
desde su cuna; Será su vientre el grial
ojos misericordiosos que albergará la Belleza,
que piadosamente rezan futuro de salvación
por los seres pecadores que en un cuerpo de hombre
que su intercesión esperan. llega.
Niña Pura, Inmaculada,
En su boca una sonrisa Niña de Dios, Niña buena,
anuncia la primavera, Niña de Gracia Divina,
en sus labios entreabiertos que Dios regala a la tierra;
fiat de amor aletea. y será corredentora,
En silenciosa oración abogada y madre nuestra.
su arrullo a la Altura llega,
es magníficat del alma, Esta niña pequeñita,
la oblación a la Grandeza. bella y celestial princesa,
será, por su abnegación,
Está llena de la Gracia, Reina de cielos y tierra.
el Creador la contempla Ella es hija de Dios Padre,
y en su belleza purísima del Hijo madre perfecta,
su espíritu se recrea. del Espíritu es la esposa
Esta niña pequeñita, y en la Trinidad se alberga.
será una hermosa doncella, Por su humana lealtad,
de castidad cristalina por su honestidad sin tregua
para cumplir la Promesa. y por su perpetuo amor
Es la esclava del Señor, ¡Bienaventurada sea!
humilde, en total entrega,
y el Amor abre sus alas
para hacerla misionera.
MAYO
MES MARIANO
VIRGEN DIGNA DE VENERACIÓN
DÉJAME LLAMARTE MADRE

Y vio Dios que era hermosa la


ternura
y Madre la llamó desde el
principio
con un sabor a miel en cada
letra.

Tan perfecta nació que,


enamorado,
Dios mismo se reserva la
primera
y le regala al hombre su hermosura.

¿Dónde queda la luz, dónde la nieve?


Al contemplarte se levanta en vuelo
mi peso de tristeza y recupero
la intimidad de niño transparente
con tu candor de besos y caricias.

Déjame que te llame siempre Madre.


Dame otra vez tu mano y tu sonrisa
y vamos por la vida caminando.
FELIZ DÍA

MAMÁ
HISTORIA DEL DÍA DE LA MADRE
La conmemoración oficial del "Día de la
Madre" se remonta a los tiempos de la antigua
Grecia cuando Rea era la gran madre de los
Dioses. A lo largo de la historia se van
encontrando manifestaciones de esta
celebración. En la Inglaterra del siglo XVII se
celebraba el "servir de domingo". Ese día las
sirvientas iban a sus hogares a visitar a su
madre, y festejaban el encuentro con una torta.
No sería hasta el siglo XX que esta conmoración recibiría un carácter
oficial de la mano de Anna M. Jarvis. Tras un encuentro familiar con
motivo del tercer aniversario de la muerte de su madre, esta profesora
americana tuvo la idea de dedicar un día a todas las madres. A raíz de
aquí el segundo domingo de mayo de 1907 se celebró por primera vez
el "Día de la Madre".
Anna Jarvis prosiguió su campaña por el "Día de la Madre" y
finalmente el 10 de mayo de 1908 se celebró esta fecha públicamente.
En la Iglesia Episcopal de Grafton en West Virginia hay constancia de
este hecho con una placa conmemorativa. Esta fecha fue declarada
oficial en 1910 por parte del gobernador del estado de West Virginia,
William Glascock. En mayo de 1914 Anna consiguió que esta fecha
fuera incluida en el calendario federal de los Estados Unidos. En poco
tiempo, más de 40 países adoptaron esta conmemoración.
En homenaje a una persona tan especial, en el Día de la Madre no es
necesario ningún regalo de gran valor, este concepto fue implantado
por el comercio. Es suficiente ofrecer algo simbólico: una flor del jardín,
una postal, un poema...o un simple abrazo afectuoso, unas palabras
de ternura, de reconocimiento...un simple gesto para que se sienta
querida.
FLORES EN EL ALTAR DE en toda su plenitud,
MARIA quiere en cada alma una rosa
¿Por qué llevas, madre mía, que conserve la fragancia,
flores frescas y olorosas, la pureza de la infancia,
tan lozanas, tan hermosas, y el brillo de la virtud.
a la mesa del altar?
¿Es acaso que a María ¡Oh!, si quieres agradarle
con cestas de flores llenas, sé para ella una violeta,
con lirios, con azucenas, modesta, dulce, discreta,
la podemos agradar?. llena de santa humildad;
y si quieres encontrarla
-Hija del alma, las flores a tus clamores propicia,
simbolizan la belleza, aborrece la codicia,
la inocencia, la pureza, practica la caridad.
de un corazón infantil;
la virtud esparce olores, Ama a tu Madre Divina,
la virtud es dulce y pura, conságrale toda el alma;
la virtud tiene hermosura, y si quieres hallar calma
cual las flores en abril. en el valle del dolor,
huella la tierra mezquina,
Y aquella Virgen gloriosa y alza los ojos al cielo,
sin borrón, sin mancha alguna, que allá tienes tu modelo
más radiante que la luna en la Madre del Señor.
A MI MADRE ! Mi madrecita amante...!

Los sollozos me ahogaban,


de mis ojos las lágrimas
por mi cara corrían
y la tierra reseca, humedecían.

"No llores, hijo mío


Por los campos azules - oí que me decía-
caminaba mi madre No llores, hijo mío,
transparente y calmada turbas mi corazón"
como tarde de abril.
Vi por un instante
Al rasgarse una nube nublarse su semblante
la vi cual una diosa, y tuve mucho miedo
más bella que la aurora verla desaparecer.
más bella que la flor.
! Oh, madre, madre santa!
Sus ojos al mirarme no quiero verte triste,
irradiaban dulzura, lo único que quiero
y me tendió sus brazos es irme allá contigo.
con infinita ternura.
Pues, sé que son las madres,
No pude contenerme, amor de los amores,
la llame suplicante: los ángeles custodios
Madre, madre, -le dije- y el corazón de Dios.
Una madre y tres hijos
Una madre que las arrulla leyendo poesías
Una madre diferente a las demás
Tres hijos que son su lucha, su esperanza, su felicidad.
Una madre y tres hijos van por la vida
Soñando un día mejor
Una madre que el trabajo le roba el tiempo
Pero ella inventa horas para reír y soñar
Tres hijos que un día se volverán hombres
Tres hombres muy diferentes
El mayor un gran ejecutivo, luchando para ser el mejor
El segundo con magia en las manos para crear
Antídotos para la enfermedad más peligrosa
El tercero vive entre las líneas de una poesía que no siempre termina
Una madre que sin pedirlo se volvió abuela
Y aún guarda la manía de leer poemas.

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