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Maestro Tozan
HokyoZanMai
Abstract
Tras la segunda guerra mundial, la política exterior japonesa en Asia ha sufrido
profundos cambios. A la pujante primera etapa de desarrollo industrial y financiero, que
enmarca los inicios del proceso de integración productiva de Asia del Este, le sigue las
crisis de la “Década perdida” de los años ’90. En este siglo, intentos de recuperación y el
accidente nuclear y tsunami. A estos factores internos, se suman el vertiginoso ascenso
de la RP China y el crecimiento del Sudeste Asiático. Surge entonces un cambio de
modelo económico y a una reevaluación del papel que Japón necesita desempeñar en
Asia Pacífico. En ese marco, este trabajo examina algunos elementos centrales de esa
política: las interacciones con China en el marco del triángulo que se establece con
EEUU; las interacciones sino-niponas en el Sudeste Asiático y la profundización de las
relaciones cooperativas con países de la región (ej.: Australia, Nueva Zelanda, India) a
partir de nuevos modelos de vinculación.
After World War II, Japan's foreign policy in Asia suffered deep changes. The fast
growth of the first period of industrial and financial development, which outlined the
beginning of the production integration in South East Asia, was followed by crisis and the
"Lost Decade" of the 1990s. And later in this century, there were attempts for recovery
and the nuclear accident and tsunami happened. To these internal factors, the growth of
South East Asia (especially China) should be added. A new economic model ultimately
arises and a new assessment over Japan´s role in Asia Pacific. Within this framework, this
paper examines some of the core elements of this policy: interactions with China amidst
trilateral relations established with the United States; Japan-China interactions in South
East Asia and the deepening of cooperation with the region's countries (among others,
Australia, New Zealand and India) from the standpoint of new models of international
links.
竜と菊:アジア太平洋地域の中の日本(1990-2015)- モネタ・カルロス
第二次世界大戦後、アジアにおける日本の対外政策は、劇的な変化を遂げた。東アジ
アの生産的統合プロセスの始まりを位置づけた工業及び金融の発展期となった勢いある
初期に、90年代の「失われた十年」の危機が続く。今世紀は、回復への努力と、原発
事故と津波があった。こうした内的要因に、中国の目まぐるしい伸張と、東南アジアの
成長が加わる。そこから、経済モデルの変革と、アジア太平洋地域において日本が果た
すべき役割の再評価が行われる。この枠組みの下、本章では、日本の対外政策について
以下のような中心的な要素を検討する:米国との三角関係における中国との関係;東南
1
アジアにおける日中関係;新たな関係モデル以降のアジア諸国(例:オーストラリア、
ニュージーランド、インド)との協力関係の深化。
1
Parte de este texto está basado en: Carlos Moneta, “Las relaciones económicas de Japón con
América Latina y el Caribe. Nuevos senderos de crecimiento y países emergentes”, Sistema
Económico de América Latina (SELA), Secretaría Permanente, Documento de Trabajo, Caracas,
Octubre 2013
3
entre otros factores, un importante grado de frustración; la sociedad japonesa se dividió
entre “kachigumi” (ganadores) y “makegumi” (perdedores).
Dejó de tener vigencia el modelo industrial que en décadas anteriores asombró al
mundo, caracterizado por una estrecha relación entre la administración gubernamental y
las empresas; la existencia de grandes grupos industriales cerrados y las relaciones de
trabajo organizadas a partir de un objetivo de estabilidad. Lo erosionaron la
independencia financiera y estratégica alcanzada por las grandes corporaciones y la
reducción de la competitividad en algunos sectores por la acción de otros competidores
asiáticos (como China y ASEAN - Asociación de Naciones del Sudeste Asiático -) en los
cuales Japón gozaba de un importante predominio en sus exportaciones intensivas en
capital y tecnología, tales como los productos electrónicos para el gran público.
Japón desempeñó un papel clave en la industrialización de Asia desde fines de la
década del ochenta. La elevación de sus costos de mano de obra y revalorización del
Yen a partir del acuerdo del Plaza Hotel, condujo a la transferencia de sus plantas de
producción y modos de gestión e innovación. Primero, a Corea del Sur, Taiwán, Hong
Kong y Singapur, luego al Sudeste Asiático y posteriormente a la R.P. China; ese proceso
ya incorpora actualmente a algunos países de Asia del Sur.
El proceso de industrialización en Asia Pacífico está caracterizado por grandes
intercambios de bienes intermedios. Japón ocupa las posiciones de mayor nivel
tecnológico agregado y los países de la ASEAN y la República Popular China (R.P.
China)2, los niveles restantes, correspondiéndole también a este último país las tareas de
ensamble (Moneta, 2014(2)). En su conjunto, la región se convierte en una importante
exportadora de bienes manufacturados finales a los mercados desarrollados –
particularmente a los EEUU- y en desarrollo. A las empresas japonesas les corresponde
un papel relevante, en su carácter de generadoras de redes de producción internacional
(Hamaguchi y Murakami, 2013), pero en ese marco, el modelo industrial nipón no puede
ya ser aplicado como en las décadas anteriores.
Hasta la década del noventa, la adaptación de las empresas japonesas a la
competencia mundial y regional se apoyaba en el desarrollo tecnológico y en la
expansión de las partes de mercado que ganaban en el mundo, antes que en la
rentabilidad financiera de corto término que caracteriza la lógica del modelo anglosajón.
Ahora, las nuevas situaciones que se enfrentan las orientan hacia el modelo
americano de trabajo flexible, sin renunciar a la competitividad tecnológica ni el apoyo
que representan antiguas fortalezas (Dourille- Feer, 2014).
2
Se utilizará indistintamente en este texto “R.P. China” o “China”
4
En ese sentido, al analizar la política exterior nipona, cabe citar el papel de sostén y
promoción llevado a cabo por el Estado en horizontes de largo plazo; la participación de
las fuerzas de trabajo en procura de la optimización de las actividades laborales y la
existencia de vastas redes comerciales, financieras e industriales niponas en el mundo.
Los resultados de la articulación de antiguos y nuevos agentes, sectores y procesos
a partir de estrategias elaboradas teniendo en cuenta los profundos cambios que se
presentan en la dimensión internacional, pueden ser observados en la actual “diplomacia
económica”, que constituye, junto a los aspectos relativos a la seguridad, ejes centrales
de la política exterior japonesa.
3
“Heisei” corresponde a dos caracteres chinos- “paz” y “crecimiento” o “realización”. Simboliza que
el país ha alcanzado su madurez luego del largo período de recuperación de posguerra
5
cooperativa conduciría a una mayor distensión y nivel de entendimiento con el ex bloque
soviético en el campo estratégico-militar. Se esperaba además que pudiera contribuir a la
gradual incorporación de la ex URSS al grupo de las grandes potencias occidentales.
En ese marco, la R.P. China, que transitaba las primeras etapas del ciclo de
transformación económica y social integral diseñado por Deng Xiaoping y sus sucesores
para el período 1980-2040, estaba presente en la visión japonesa en cuanto se refiere a
los aspectos relativos al liderazgo, la seguridad y economía del orden regional asiático.
Se percibe la configuración de un orden mundial sujeto a profundos cambios,
algunas de cuyas pautas principales correspondían a la declinación de la economía
estadounidense; la existencia de una tercera revolución tecnológica y la modificación del
contexto político y militar internacional, donde adquirían un creciente predominio las
actividades económicas y tecnológicas.
En ese contexto, se consideró que el Japón había alcanzado un hito histórico al
transformarse en una gran potencia económica. Este hecho contribuía a generar
fricciones con otros países, presentando áreas sensibles, particularmente en el ámbito de
las interacciones entre EEUU y Asia Pacífico.
El nuevo carácter que adquirió la economía nipona condujo, entre otros factores, a
ampliar la coordinación de la estructura industrial en los niveles macro e intermedio y a
establecer una integración profunda con los EEUU en esos sectores (por ejemplo, por vía
de la IED). Se procuraba simultáneamente promover la transferencia de la tecnología
nipona y su filosofía empresarial a la gran potencia del Norte.
La tarea del Japón, expresada en la política exterior en el ámbito de la
cooperación para el desarrollo, era contribuir a materializar una nueva división
internacional del trabajo. En ella, las empresas niponas ocuparían posiciones
predominantes en las cadenas de valor internacional (CVI), mientras se fortalecía el
diálogo y la cooperación entre las naciones de Asia del Este y del Sudeste, en favor del
establecimiento de una “Comunidad del Pacífico”.
El “Libro Blanco” sobre la política exterior japonesa publicado en 1988 (MoFA,
1993) apoyó los lineamientos generales del estudio del MITI, destacando la necesidad de
ejercer un papel mucho más activo y creativo en el mundo, en consonancia con la
dimensión económica adquirida. Japón debía contribuir a generar una mayor demanda
global, aumentando sus importaciones y suministrando financiamiento estable y de largo
6
plazo a otros países por vía de las inversiones directas y el reciclamiento de fondos de
asistencia económica4.
En el ámbito interestatal, se reafirmó el papel privilegiado que se lo otorgaba a las
relaciones con los EE.UU. No obstante, se consideró que resultaba necesario fortalecer
los vínculos nipo-europeos –particularmente, con la “Europa Atlántica”– para conformar
un espacio trilateral de interacciones más equilibradas en el entorno mundial.
Con respecto a los países y regiones en desarrollo, AP (y en su seno, el Sudeste
Asiático) constituye un área privilegiada (por ejemplo, en 1989 Japón fue uno de los doce
Estados fundadores de la APEC –el Foro de Cooperación Económica de AP-). Japón se
propone orientar sus esfuerzos hacia el crecimiento económico y la democratización de
esa región.
Esa orientación había adquirido creciente impulso a partir de 1985, cuando los
EEUU tuvieron éxito al presionar fuertemente al Japón para que modifique el valor del
yen y adopte otras medidas en favor de la apertura de su economía, de manera que
favorezcan el acceso a las importaciones estadounidenses.
Ante las nuevas (e insatisfactorias)condiciones que se generan, las grandes
empresas niponas se trasladan a Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Singapur. Este
movimiento de deslocalización continúa años más tarde, con una segunda ola de
inversiones en Tailandia, Malasia, Indonesia y Filipinas, configurando el proceso
denominado poéticamente “el Vuelo de los Gansos Salvajes”, analizado por el
economista japonés Akamatsu Kaname a finales de la década de 1930. En su
concepción, serán precisamente los desequilibrios existentes entre los distintos niveles
de desarrollo nacional los que facilitan la dinámica de crecimiento a partir de la
generación de ventajas comparativas (Moneta, 2004).
El alto crecimiento logrado por Asia Pacífico en la década del noventa, junto al
surgimiento de la R.P. China como competidor en el ámbito económico y en el liderazgo
regional, conduce en la política exterior a una “nueva era” en las relaciones con ASEAN.
Con el Premier Hashimoto, en 1997 Japón se propuso alcanzar el nivel de “Asociación”
con ASEAN en el plano económico y la ampliación de los vínculos culturales, “para
ampliar el entendimiento mutuo y profundizar la amistad”5.
4
Ver el capìtulo siguiente para un detalle de esta ayuda en Latinoamérica y Argentina,
principalmente por los fondos contribuidos al “Plan Brady” para reestructuración de la deuda
externa latinoamericana.
5
Press Conference of the Pre Secretary of MOFA, 21/01/1997, referida al discurso pronunciado
por el Premier sobre las relaciones ASEAN-Japón, Singapur, 1997
7
Hasta 1992, el único Tratado de Libre Comercio (TLC) que existía en AP era el
Acuerdo de Libre Comercio de ASEAN (AFTA, en su sigla en inglés). Numerosas
propuestas de TLCs y “Asociaciones Económicas Estratégicas”, surgirán durante la
década 2000-2010. El impacto negativo que tuvo la crisis financiera de AP en 1997, junto
a factores que surgen del marco político-estratégico y económico internacional,
fundamentan ese giro en la política económica externa de los países de Asia Pacífico6.
También cabe recordar que en un período crítico de esa crisis financiera, ASEAN
invitó a los Jefes de Estado de Japón, China, Corea Sur a una reunión informal, cuyo
resultado fue la creación del Foro ASEAN+3, en 19977. De sucesivas reuniones de ese
Foro, surgieron relevantes propuestas. Por ejemplo, la del Premier Mahathir de Malasia,
relativa a la creación de un “Fondo de Asia Pacífico” como posible vía para avanzar en la
organización de una comunidad económica regional (Kwon, 2002). Poco después, el
Presidente de Corea del Sur sugirió el establecimiento de un Fondo Monetario Regional y
la formación de un “Área de Libre Comercio e Inversiones”, recomendando que ASEAN+3
se establezca de manera formal, como el “Foro de Asia del Este”. Por último, en
Camboya, en el 2002, se propone avanzar a una “Comunidad Económica de Asia del
Este” (AEC, en su sigla en inglés), mediante la liberalización del comercio, las inversiones
y la producción.
El “Libro Blanco de Comercio Internacional” del 2003, del Ministerio de Economía,
Comercio e Industria del Japón (METI), expresa con claridad la estrategia nipona. En
función del importante crecimiento de la actividad de las empresas niponas en Asia del
Este, era necesario “sistematizar” las relaciones en la región. Ese ejercicio debía
contribuir a mejorar la estabilidad política y social en AP y generar situaciones
beneficiosas para todos sus miembros; disminuir los riesgos y atraer la inversión
extranjera. Esos factores contribuirían a consolidar la posición japonesa en esos
mercados.
Para ello, Japón debía procurar que se alcanzara en el futuro una “Asociación
Económica” que cubriera al conjunto de Asia Pacífico. Para sustentar la viabilidad de ese
proyecto, debían ampliarse los esfuerzos en pos de la materialización de acuerdos de
asociación económica de Japón con ASEAN y Corea del Sur, tratando de sumar también
6
Ver factores que conducen al regionalismo en AP en: C. Moneta, “China y el nuevo proceso de
institucionalización de la integración en Asia Pacífico: perspectivas para Argentina/Mercosur y
América Latina” en Cesarín y Moneta (Compiladores), China y América Latina. Nuevos enfoques
sobre cooperación y desarrollo. ¿Una segunda Ruta de la Seda?, BID, INTAL, Buenos Aires, 2005,
pág. 171-174
7
Ver: “Japón y el Sudeste Asiático: hacia Tratados de Libre Comercio”, Boletín JETRO, n°6,
Buenos Aires, 2004
8
a China en un “ASEAN+3”. De lograr esos avances, solo faltaría vincular luego a Taiwán
y Hong Kong para poder concretar la integración económica del Este de Asia.
8
Sobre la institucionalización del proceso de integración en AP y el papel en el mismo,
desempeñado por Japón, China y ASEAN, puede verse: Carlos Moneta, “China y el nuevo
proceso de institucionalización de la integración en Asia Pacífico: perspectivas para
9
“década perdida” de los años noventa y la catástrofe climática y nuclear en marzo del
2011, ponen al Japón ante la ineludible necesidad de adoptar importantes cambios en el
marco interno y en su política exterior.
En ese sentido, un objetivo básico para la política exterior es procurar que los
países asiáticos compartan valores que Japón asume para sí como fundamentales para
poder alcanzar un desarrollo regional estable, basado en el entendimiento y la
cooperación mutua: la democracia, los derechos humanos y el imperio del derecho
(MoFA, 2008).
Este enfoque, que permite identificar quiénes podrían ser sus aliados desde el
punto de vista político-ideológico requiere, sin embargo, mantener un equilibrio con la
necesaria satisfacción de los intereses económicos, generando, desde el punto de vista
de la perspectiva nipona sobre la región, distintas configuraciones y redes de países.
Teniendo en cuenta lo señalado precedentemente, Japón establece un ejercicio
diplomático que privilegia cuatro áreas políticas centrales: i) ampliar y expandir su
participación en el tratamiento y solución de los problemas de gobernabilidad de la
agenda mundial; ii) la “Diplomacia económica” como medio para promover la
revitalización de la economía nipona; iii) la profundización de sus relaciones cooperativas
con los países vecinos; iv) el fortalecimiento de la alianza con los EEUU.
Los problemas de gobernabilidad mundial
Los informes sobre la política exterior japonesa elaborados por el Ministerio de
Relaciones Exteriores entre 2012 y 2014 analizan el ámbito internacional, donde
identifican factores que evalúan como positivos y negativos del incremento de la
globalización y la interdependencia, destacando los cambios en la distribución del poder
mundial. Se observa que surge en Japón una visión más asertiva –pero aún muy
comprometida con la ideología y visiones geopolíticas e ideológicas prevalecientes antes
de la crisis financiera– con respecto a los temas globales.
En ese marco, se señala que el surgimiento de los países emergentes ha
generado una “pérdida de eficacia” en los procesos de decisión de la comunidad
internacional. En ese sentido, se evalúa críticamente la acción de miembros del BRICS y
de manera favorable, la del “Grupo de los 7”. Considera que posiciones divergentes
entre China, India y Brasil han constituido “el obstáculo principal para avanzar en los
trabajos de la Organización Mundial de Comercio (OMC)” y “en los de Naciones Unidas
correspondientes a la Convención de Cambio Climático”.
6. La diplomacia económica
Con el carácter de estrategia destinada a la revitalización del Japón y bajo la
conducción del Ministerio de Relaciones Exteriores, se han llevado a cabo importantes
esfuerzos para fortalecer la “Diplomacia Económica”, que se ha convertido en uno de los
ejes principales de la política externa.
Se considera que si bien la economía ha mostrado signos de recuperación luego
del impacto de la crisis internacional y el tsunami de 2011, para sustentarla e incrementar
el crecimiento, es necesario incorporar el aporte que pueden representar otros países,
incluyendo en ellos a los países emergentes, por vía de la promoción y fortalecimiento de
la activad de las empresas niponas en el mundo.
Con ese propósito, la Cancillería japonesa ha establecido un departamento de
apoyo a las empresas. Además, teniendo en cuenta el notable incremento de la demanda
global de infraestructura, el gobierno ha establecido como objetivo alcanzar en el año
2020 exportaciones en infraestructura por un valor aproximado a los 30 billones de yenes
(MoFA, 2014). En ese contexto, tanto el Primer Ministro Abe como el de Relaciones
Exteriores y otras altas autoridades del Gabinete, han desarrollado giras para
promocionar la venta de infraestructuras y tecnología nipona en el exterior.
Se procuran ampliar los vínculos con países ricos en recursos naturales,
diversificar el espectro de los proveedores y reforzar la seguridad de las rutas de
transporte con el objetivo de proveer a la seguridad alimentaria nipona. El Primer Ministro
en persona, se ha comprometido activamente con esa política, visitando EE.UU,
Mongolia, Rusia y Medio Oriente en el año 2013, mientras el Ministro de Relaciones
Exteriores lo ha hecho en otras regiones, incluyendo América Latina. Se han designado
además, “Asistentes especiales para recursos naturales” en las embajadas japonesas en
el exterior.
Por su parte, las grandes empresas japonesas han continuado realizando
inversiones en Asia Pacífico que contribuyen al desarrollo de cadenas de provisión
11
integradas. A medida que la clase media mundial se expanda –y el 70% de ese
incremento en las próximas décadas se hallará ubicado en Asia–, se espera contar con
un notable aumento de la demanda de infraestructura, que contribuiría a la recuperación
económica del Japón.
9
Carlos Moneta, “Las relaciones económicas de Japón con América Latina… ob. Cit., pag. 16-17
10
La EAC constituye un proyecto de futura comunidad regional; la EAS, es una reunión anual de
los líderes nacionales de los países de ASEAN + 3 y de los EE.UU, Rusia e India.
12
En este marco, tres orientaciones fundamentales surgen para el área de Asia
Pacífico (MoFA, 2014):
1. Mantener una estrecha alianza con los EE.UU, destinada a disuadir acciones
que pudieran desestabilizar a la región y poner en peligro al Japón.
2. Poner en marcha una diplomacia proactiva, mediante el fortalecimiento de sus
relaciones con países vecinos (R.P. China y Corea del Sur) y con el Sudeste
Asiático, Australia, Nueva Zelandia e India, en Asia del Sur. En ese contexto, la
evolución de las relaciones sino-niponas, se presenta como una de las más
importantes.
3. Involucrarse activamente en la promoción y desarrollo de redes y mecanismos
de integración, tales como las previamente citadas (ej.: EAS, ARF y APEC) y los
distintas “Asociaciones Estratégicas” y Tratados de Libro Comercio (TLCs) que
rápidamente van cubriendo el espacio intra-Asiático.
En ese contexto, la Iniciativa de alcanzar una “Comunidad de Asia del Este”
(EAC)–mediante la cooperación regional en el ámbito del comercio, las
inversiones, las finanzas, el medioambiente, la energía, la educación y el socorro
ante desastres– se convierte en un pilar fundamental de los esfuerzos
diplomáticos nipones.
Factores de seguridad se articulan en estas orientaciones, utilizadas por Japón
para contribuir a la búsqueda de soluciones tanto al conflicto que mantiene con
China ( por las islas denominadas Senkaku por los japoneses) y las tensiones que
se han generado entre China y los países del Sudeste Asiático -en particular, con
Vietnam y Filipinas- en el Mar del Sur de China (por las Islas Spratly).
También se presentan factores que afectan la estabilidad económica y el
crecimiento vinculados a la contaminación ambiental, la provisión limitada de
alimentos y energía, el envejecimiento de las poblaciones y la inestabilidad de los
mercados financieros.
Recuadro
Cumbre de Asia del Este (East Asia Summit, EAS)
Origen: deseo de transformar ASEAN + 3 en un Foro regional más institucionalizado,
que permitiera a la R.P. China, Japón y Corea del Sur orientar con mayor pertinencia el
proceso de construir una “Comunidad Regional de Asia del Este”.
Miembros: Japón, Corea del Sur, China, ASEAN10, Nueva Zelanda, Australia, India,
Rusia y EEUU. Japón propuso en octubre del 2009 que la EAS se convierta
formalmente en la “Comunidad de Asia del Este” (EAC)
13
Objetivos: se ha convertido en un foro del más alto nivel para el diálogo estratégico y la
cooperación en temas políticos, económicos y de seguridad de interés regional
compartido, constituyendo un importante mecanismo en la arquitectura regional
institucional.
Ejemplos de temas que se consideran
• Cooperación financiera y unificación monetaria
• Energía y medio ambiente
• Examen y mejora de los marcos legales relativos a las inversiones y la transferencia
de tecnología
• Reducción de derechos de Aduana
• Promoción de la seguridad, uso eficiente y conservación energética
• Prevención de desastres naturales y protección ecológica
• Planificación y desarrollo de medidas que promuevan la asociación en ciencia y
tecnología entre los tres países.
Nota: Otros países interesados, en distintos estadios de negociación de vínculos con EAS:
Pakistán y Mongolia (apoyo de Malasia); Bangladesh (apoyo de Japón); Nueva Guinea (apoyo
de Australia); Unión Europea (procura estatus de observador). Nueva Zelanda, Australia e India,
fueron incluidos a instancias de Japón e Indonesia y tuvieron por propósito –desde el punto de
vista nipón- en contar con otros países que pudieran contribuir a balancear la influencia China en
la Organización. Rusia contó con el apoyo de China, los EEUU y Japón (EEUU participó por
primera vez en una Reunión de EAS en el 2011).
FIN RECUADRO
En la octava reunión de la Comunidad de Asia del Este, celebrada en octubre de
2013, Japón llevó a cabo un intenso ejercicio diplomático para que ese Foro adquiera el
liderazgo en el tratamiento de los temas que corresponden a la cooperación entre sus
miembros, incluyendo en forma relevante los aspectos políticos y de seguridad. Así, por
ejemplo, junto a la seguridad marítima, la conectividad y la gestión de desastres naturales,
se consideraron problemas vinculados a las situaciones de Corea del Norte y el Mar del
Sur de China.
14
Esas pautas resultan determinantes cuando se desean examinar las relaciones
económicas y políticas bilaterales entre Japón, China y los Estados Unidos.
Desde el período de posguerra (IIGM), los EE.UU asumen un papel clave para
Japón en términos de su seguridad en el marco regional y como principal mercado
externo. Esa situación se va modificando en el siglo XXI en ambas dimensiones, dado el
surgimiento de China como potencia económica, competidor por el liderazgo en Asia
Pacífico y potencial amenaza militar.
Gradualmente, la R.P. China fue adquiriendo mayor importancia como mercado y
localización de la producción japonesa. Ya en los primeros años de la presente década,
en un contexto donde Japón enfrentó en el 2013 su tercer año de déficit en su balanza
comercial global, los informes de JETRO (Japon External Trade Organization) señalaban
que el comercio bilateral se situaba en los 300 mil millones de dólares y
aproximadamente el 40%de los ingresos del comercio exterior provenían de ese país.
En ese marco, teniendo en cuenta la conveniencia de buscar un equilibrio entre los
beneficios económicos y los riesgos político-estratégicos, varias Administraciones en el
gobierno del Partido Democrático del Japón (DPJ, en su sigla inglesa, que gobernó Japón
entre 2009 y 2012), coincidieron en adoptar posiciones conciliadoras con respecto a la
R.P. China, disminuyendo simultáneamente en cierto grado, su dependencia de los
EE.UU. Entendían que ese era el camino más adecuado para obtener una inserción
constructiva de China en los procesos de integración de AP y mantener una muy
provechosa vinculación económica con Beijing, minimizando los aspectos conflictivos que
surgieran en la relación bilateral.
No obstante, la asertiva política territorial puesta en marcha por Xi Xinping condujo
a Shinzo Abe (del LDP), elegido como Premier el 27/12/2012, a introducir profundas
modificaciones en la política exterior nipona.
Los elementos centrales de la visión que el Primer Ministro Abe configura para
Japón, ya se habían presentado cuando asumió el mismo cargo en septiembre del 2007.
En esa oportunidad, calificó a Japón como un “país hermoso”, comprometiéndose a que
constituyera, por el rol a cumplir, “un nuevo modelo en la comunidad internacional del
siglo XXI”. Su tarea era “plasmar una nueva visión de la nación, que pudiera hacer frente
a los profundos cambios de los próximos cincuenta a cien años”11.
En ese marco, comenzando por la Constitución pero siguiendo, entre otros
elementos, por el sistema administrativo, la educación, la economía, la política exterior y
11
Discurso del Primer Ministro Shinzo Abe a la sesión 166 de la Dieta, enero 26, 2007
15
de defensa nacional, debían ser modificadas, ya que “no han sido capaces de adaptarse
a los grandes cambios que están teniendo lugar en el siglo XXI”12.
El 13/09/14, Abe reorganizó su Gabinete. Según la prensa nipona y algunos
especialistas13, la mayor parte de sus actuales miembros, pertenecen a la “Nippon Kaigi”
(la “Conferencia del Japón”), grupo de fuerte tendencia nacionalista que impulsó, entre
otras medidas, la modificación de la “Cláusula de Paz” de la Constitución nipona.
Cuentan con gran número de miembros en el Partido Liberal Democrático del Japón, de
orientación conservadora. En ese marco, la “Nippon Kaigi” defiende fuertemente la
posición nipona en el conflicto de las islas Senkaku.
Los supuestos de Abe difieren con respecto a los de las administraciones anteriores.
En su entender, generar mayores interacciones con China aumentan los riesgos, no los
disminuyen. Por ello, en difícil equilibrio en el marco externo centra su esfuerzo en
incrementar el apoyo que pudieran proveer EE.UU y otros países de la región en
términos de seguridad y en el interno, en obtener la modificación de las normas
constitucionales que restringen el uso del poder militar nipón14.
Se procura simultáneamente mantener la preeminencia japonesa en el Sudeste
Asiático y continuar usufructuando los beneficios económicos que generan las empresas
transnacionales (ETNs) niponas radicadas en China. Así, la alianza con la
superpotenciacomo “pieza clave” de la política exterior nipona incrementa su valor;
requiere que Japón esté dispuesto a efectuar concesiones en otros ámbitos, como el
económico-comercial, para fortalecer su sustentabilidad.
En ese contexto, si bien se comparten valores fundamentales e intereses
estratégicos, la alianza disminuye –en ocasiones, de manera sustantiva– la capacidad de
acción autónoma del Japón en su política exterior en Asia Pacífico. Esta limitación surge
una y otra vez cuando Tokio trata de orientar según sus intereses, los procesos de
vinculación política e integración económica en Asia Pacífico, particularmente, en el caso
del Sudeste Asiático.
Como podrá observarse en una sección posterior, los desacuerdos con los Estados
Unidos abarcan también aspectos centrales de la estrategia de inserción nipona de
carácter económico por vía de TLCs. Un ejemplo relevante lo constituye su participación
12
Ibid
13
Ver distintos artículos del AsashiShimbun y Norihiro Sato, “Nuevo Nacionalismo, también en
Japón”, Clarín, The New York Times International Weekly, 4/10/2014, página 2
14
Entre las nuevas iniciativas en seguridad, surge el concepto de “Contribución Proactiva a la
Paz”; el establecimiento del Consejo Nacional de Seguridad (04/12/2013); la adopción de la
“Estrategia de Seguridad Nacional” (17/12/2013) y las “Orientaciones del Programa Nacional de
Defensa” (17/12/2013). También se modifican las condiciones que habilitan el uso de la fuerza en
términos de la autodefensa.
16
en dos nuevos Mega Acuerdos: la “Asociación Económica Regional Integral (de Asia
Pacífico)” (RCEP en su sigla en inglés) y el “Acuerdo de Asociación Transpacífica”
(TPP12 en su sigla en inglés).
15
Para un examen detallado de la dimensión e incidencia potencias de estos acuerdos, puede
verse, entre otros a: Carlos Moneta, “El papel las “Asociaciones Económicas Estratégicas” en Asia
Pacífico y la configuración de nuevos espacios geoeconómicos. Perspectivas para América Latina”,
CIEA, UNTREF, 17/09/13 y 22/10/13
17
Entre los muchos obstáculos que cabría señalar en el proceso de negociación que
tiene lugar entre los miembros del TPP12, las interacciones entre Estados Unidos y
Japón ocupan un lugar predominante, ya que en gran medida definen con sus resultados,
una parte sustantiva de la incidencia que para ambas potencias puede adquirir el
Acuerdo Transpacífico en el marco asiático.
La relación con Estados Unidos para Japón continúa representando una variable de
fuerte incidencia en el marco externo sino también en el interno, a partir de dos
dimensiones centrales: la de la seguridad y la de las relaciones económico-comerciales.
Japón presenta un largo historial de negociaciones bilaterales con EE.UU aún en el
marco de las tratativas multilaterales. En los diálogos que mantuvo el Premier Abe con el
Presidente estadounidense Obama en la reunión del G-20 efectuada en Brisbane en el
2014, mantuvo un carácter esencialmente defensivo frente al propósito estadounidense
de alcanzar rápidamente la conclusión de las negociaciones del TPP12. El carácter
bidimensional de las tratativas aún se mantiene: por una parte, los doce países
participantes y por la otra, las desarrolladas entre grupos particulares de países, pero
especialmente, entre Japón y EE.UU.
En ese marco, los Estados Unidos comprenden perfectamente la importancia de
incorporar a Japón, sin el cual el TTP12 pierde gran parte de su sustancia económica y
geopolítica. Sin Tokio, se debilita sustantivamente la capacidad del eje económico del
“pivote” estadounidense frente a China. Por su parte, Japón está consciente de la
importancia del acuerdo desde el punto de vista de la recuperación económica deseada,
pero también tiene en cuenta que de no concretarse, se vería obligado a enfrentar una
negociación que podría resultarle más desventajosa: un acuerdo bilateral con EE.UU.
La dimensión económica de las ventajas que se esperaban obtener del TPP12 es
distinta. Si bien para Japón, el comercio con los EE.UU es relevante por haber
recuperado la posición de primer mercado de exportación en el 2013, la mayor parte de
sus socios comerciales en el plano de las exportaciones se hallan en Asia Pacífico
(China: 18%; Taiwán: 6%; Corea del Sur: 8%; Hong Kong y Tailandia: 5%).
16
Basado en C. Moneta, Las relaciones de América Latina, el Caribe y la Cuenca del Pacífico ante
las fuerzas impulsoras: sociedad, política, empresas y tecnología, Documento de trabajo,
Secretaría Permanente, SELA, Caracas, 16/10/13 pag. 28 y subsiguientes
18
No obstante, el atentado del 11/9/01, la consecuente guerra contra el terrorismo, los
conflictos que se sucedieron en Medio Oriente, Asia Central y África y finalmente la crisis
financiera del 2008, modificaron abruptamente esos supuestos.
Simultáneamente, durante la primera década del siglo XXI, China e India, junto a
los restantes países de Asia Pacífico experimentan un gran crecimiento económico y
tecnológico, dando lugar a profundos cambios en la situación regional y mundial. El
emerger de China como potencial adversario por el liderazgo mundial modifica la
localización y peso asignado a los ejes estratégicos de su inserción internacional de los
EE.UU, orientándolos hacia AP.
Si bien los negativos efectos del impacto de la crisis financiera aún se hacen sentir
sobre su sociedad y en el ámbito internacional, los EE.UU –pese a reconocer que se
hallan inmersos en un proceso de lenta erosión de su situación de liderazgo– asumen
con vigor la reestructuración de su economía; ese proceso muestra ahora resultados
positivos.
Con respecto a su realineamiento estratégico, en enero del 2012 el Departamento
de Defensa lanzó un nuevo Plan titulado “Sosteniendo las prioridades de liderazgo global
de los Estados Unidos para el siglo XXI en materia de defensa” (DoD, 2012: 2).
En ese documento se sostiene que los EEUU necesitan “rebalancear” su presencia
en la región de Asia Pacífico. Esta doctrina, que comienza a ser conocida como el
“pivoteo” de EEUU hacia Asia, es percibida en el exterior como una estrategia de
contención frente a la R.P. China en prosecución de sus intereses nacionales; la
adopción de este cambio responde tanto a motivos económicos como a militares.
Así, mientras AP continúa actuando como motor principal del crecimiento mundial,
también podría proveer los medios para que EEUU supere sus dificultades económicas
presentes. De igual manera, el Presidente Obama señalaba que “los EEUU deben jugar
un gran rol y a largo plazo, en AP y en su futuro”17.
La nueva estrategia estadounidense representa un importante cambio en la forma
de percibir a China y en la evaluación de su importancia estratégica. Una política de
contención frente a China dista de poder incorporarse armónicamente a las pautas de
profunda interdependencia bilateral que genera el complejo entramado de intereses
compartidos en el campo económico.
Se impone, por lo tanto, la necesidad de EE.UU. de conducir con gran cuidado
políticas orientadas en sentidos antagónicos (al menos desde el punto de vista del
receptor, China), para que los avances en la interdependencia económica no se frustren
e incidan negativamente sobre la “contención”, incrementando el peso de ésta última.
17
Discurso del presidente Obama en el Parlamento Australiano, 17/11/2011.
19
11. La visión China de la relación con los EE.UU: ¿De la “Convergencia de
Intereses” a la creación de una “Comunidad de Intereses”?18
El desarrollo de la R.P. China, tanto en la dimensión económica como en las
restantes que hacen a la configuración de una gran potencia, se hace bajo un enfoque
estratégico: el “ascenso pacífico”. Éste articula la necesidad del país de contar con un
contexto internacional pacífico y estable, favorable para su desarrollo, y el requerimiento
de disminuir los costos de competencia y recelo que, inevitablemente, iba a generar su
ascenso a los primeros niveles de la jerarquía internacional.
Con respecto a los EE.UU, el objetivo de China es coherente con su estrategia
actual de inserción externa: consolidar su soberanía, seguridad nacional e intereses
vinculados a su desarrollo y condición de “País Grande” en un ambiente internacional que
permita concretar su “segunda etapa de transformación” (2020-2040/50), (Moneta,
2016a). En ese marco, un adecuado manejo de las relaciones con la superpotencia se
presenta como una condición necesaria para alcanzar esos objetivos.
En ese contexto, China –al menos, en la expresión de sus principales dirigentes y
parte de sus teóricos– desea que pueda concretarse con EE.UU un modelo de relaciones
bilaterales que enfatice la cooperación y no la confrontación, la búsqueda de resultados
que provean ganancias mutuas y no los juegos de “suma cero”; una competición sana y
no una rivalidad maliciosa. En suma, un modelo que supere la pauta conflictiva tradicional
que se establece entre un poder ya consolidado y otro que asciende.
Así, por ejemplo, Zheng Bijian, ex Vicedirector de la Escuela Central del Partido
Comunista en Beijing y uno de los más influyentes estrategas chinos, que concibió la
teoría del “ascenso pacífico”, desarrolla actualmente, con el apoyo de las autoridades la
conceptualización de la “Comunidad de Intereses” (Gardels, 2013).
En ese contexto, se destacan las posiciones y señalamientos realizados durante la
visita del entonces Vicepresidente Xi Jinping a los EE.UU en febrero del 2012 y las
declaraciones que el Presidente Obama, el Vicepresidente Biden y la Secretaria de
Estado Clinton realizaran en distintas oportunidades enfatizando que “los EE.UU daban la
bienvenida a una China estable, próspera y fuerte que jugara un gran papel en el mundo”
dado que “el ascenso de China no significa que nosotros perdamos nuestra posición”.19
18
Basado en C. Moneta, Las relaciones de América Latina, el Caribe y la Cuenca del Pacífico, doc
cit.
19
Citas incluidas en una presentación del Viceministro de Relaciones Exteriores de la R.P. China
Cui Tiankai (on China and US Working Together to Build a New-Type Relationship between Major
Countries) Beijing, Febrero, 2012.
20
No obstante, como ya ha sido señalado, la asertiva política llevada a cabo por Xi
Xinping en materia de conflictos territoriales, sumada a la percepción estadounidense de
pérdida de sus previas posiciones económicas y políticas prevalecientes ante los
relevantes avances chinos en materia de conectividad y construcción institucional en Asia
Pacífico, condujo al “pivote” y localización en AP del centro de gravedad de la acción de
EE.UU.
Durante el último par de años, fue dable observar un importante incremento de la
tensión entre ambas potencias. Si bien la competencia por el liderazgo regional continúa,
varios hechos pueden resultar propicios para reducir los niveles de enfrentamiento entre
China y Japón: el encuentro Abe-Xi en la reunión de APEC en Beijing (2014) y con
respecto a EE.UU-China, los acuerdos alcanzados por Xi y Obama en esa ocasión y las
declaraciones del Vice Premier chino Wong Yang a mediados de diciembre del mismo
año, referidas a lasituación de las relaciones comerciales entre EE.UU y China.
Durante la reunión de los líderes de los veintiún países miembros de APEC
celebrada en Beijing a principios de noviembre del 2014 en celebración del 25°
aniversario de la Organización, el diálogo Xi-Abe parece surgir como una base
conciliatoria para resumir los contactos políticos, acordándose establecer un mecanismo
de gestión de crisis marítimas, tras dos años de estancamiento en las relaciones entre
ambos países. En ese contexto, en declaraciones realizadas durante la Conferencia, el
Presidente Xi señaló que: “Nosotros debemos ser conscientes de los distintos riesgos y
desafíos, reduciendo con habilidad las crisis potenciales, convirtiéndolas en
20
oportunidades para el desarrollo de China .
Con respecto a los EE.UU, se alcanzó un importante convenio con China en
términos de una reducción concertada de las emisiones de carbono21 y un principio de
acuerdo sobre reducción de aranceles en productos relativos a las tecnologías de
información y comunicación (TICs).
Por último, en ocasión de la 25° Reunión de la Comisión Conjunta de Comercio de
EE.UU-China (18/12/2014), se celebró en el Consejo de Asuntos Globales de la ciudad
de Chicago, un Seminario Internacional en el cual participaron el Secretario de Comercio
de Estados Unidos Pritzket y el Vice Premier Wong Yang. En el diálogo que entablaron,
el Vice Premier aseguró que “su país aceptaba las reglas del sistema mundial de
20
“USA and China Reach Agreement on Climate After Months of Talks”, Misk Candler, cable, New
York, Nov. 11/2014
21
Ibid
21
comercio liderado por los Estados Unidos”, sin intenciones de “hundir ese barco” y que “ni
disponía de la habilidad ni de la intención de desafiar a los EE.UU”22.
Estas declaraciones admiten distintas interpretaciones: la literal, es coherente con
la visión del “Ascenso Pacífico” y el “Sueño de Asia Pacífico en un Mundo Armónico”
invocada por Xi Xinping, vinculada a su “Comunidad de destino compartido” en Asia. Esta
concepción se contrapone al “Sueño del Pacífico” anunciado por Obama.
La subyacente, podría representar un recurso simbólico para reducir o atenuar al
mínimo la aplicación de los mecanismos de presión y contención que incorpora la
estrategia del “pivote” estadounidense. China necesita más tiempo que el inicialmente
planificado para concretar, en las mejores condiciones posibles, el proceso de desarrollo
del mercado interno, la transformación tecnológica y productiva y sus avances en el
sistema financiero internacional.
También en la dimensión simbólica, la visión de Abe de “Japón, un país hermoso”
se expresa en el área internacional bajo la fórmula de la “Proactiva contribución nipona a
la paz y estabilidad del mundo” (MoFA, 2014).Se enfrenta así con la “Comunidad de
destino compartido” concebida por Xi Xinping. En el plano material, se trata de competir
política y económicamente por influencia y negocios sobre países de la región.
22
The Chicago Coincil on Global Affairs, “US-China: A Shared Vision of Global Economic
Partnership”, Chicago, 17/12/2014
22
este enfoque parece conveniente en el análisis de las relaciones entre China-Japón,
Japón-EE.UU y EE.UU-China (Hemmings, 2010).
Un caso relevante por su importancia para los destinos de Asia Pacífico,
corresponde a las visiones que respectivamente poseen, las políticas que adoptan y las
interacciones que entre sí generan entre estas tres potencias con respecto al caso de las
Islas Senkaku-Diaoyu, pero dado que este tema también es considerado en otro capítulo
del libro, se utilizará como ejemplo el papel clave que comienza a asumir el tema de la
conectividad asiática.
En la Reunión de Líderes Económicos de APEC de noviembre de 2014, el
Presidente Xi Xinping –además de las declaraciones previamente comentadas– lanza la
propuesta de avanzar hacia la concreción de un Mega Acuerdo Económico Preferencial
que abarque la totalidad de los miembros de la Conferencia: el Área de Libre Comercio
del Asia Pacífico (FTAAP, en su sigla en inglés)23; anuncia que China contribuirá con 40
mil millones de dólares para establecer un Fondo de la “Ruta de la Seda” y la creación
del Banco Asiático de Infraestructura e Inversión (AIIB).
El primer punto responde a la competencia sino-estadounidense por establecer
respectivamente el RCEP o el TPP como base para un Acuerdo que incluya a los
restantes miembros de APEC. Por su parte, el segundo y el tercero comparten con el
primero su importancia geoeconómica y geopolítica y en el entender del autor de este
trabajo, sus alcances e incidencia serán mayores. Permitirán a China, en un período de
dos a tres décadas, contando con el acuerdo de India y la cooperación de gran parte del
Sudeste Asiático en el AIIB, concretar un tejido de rutas, ferrocarriles y transporte
marítimo (las “Rutas de la Seda” viales y marítimas) que vinculará entre sí, en todas
direcciones, a la mayor parte de los países del continente asiático y a éste, con Europa.
A esta gigantesca saga transformadora (Moneta,2016b) –que ofrecerá en lugar
privilegiado a China e India, pero también a los restantes países que participen del AIIB,
contar con el acceso a los abundantes recursos naturales y mercados de Asia aún poco o
nada explotados – se han incorporado, además de los asiáticos, Australia, Rusia, países
europeos, de Medio Oriente y Brasil, pero no lo han hecho hasta el momento de
escribirse este trabajo, ni Japón ni los EE.UU. Ambos países perciben a este macro
proyecto de conectividad intra-asiática y euro-asiática, bajo un prisma competitivo. Para
los EE.UU, representa una amenaza que contribuye a la posibilidad por parte de China,
de consolidar un mayor nivel de influencia sobre la región. Para Japón, constituye un
serio obstáculo en la puja con China por la proyección de su influencia en Asia Pacífico.
23
“APEC se compromete con Área de Libre Comercio impulsada por China”, Reuters, Pekin,
11/11/2014
23
Los antecedentes son claros: China parece haber percibido al Asian Development
Bank (ADB) –cuya creación y aporte económico principal correspondió al Japón,
otorgándole liderazgo en la orientación de las operaciones del banco– como un factor de
fuerte competencia en el marco de la cooperación externa que ambos países realizaban
en Asia. La creación del AIIB podría también servir para reducir el papel que actualmente
desempañan el Banco Mundial y el FMI en el área de asistencia financiera para proyectos
de infraestructura.
A su vez, Japón percibe al AIIB como una seria dificultad a superar en su propósito
de profundizar sus vínculos económico-comerciales y políticos e influencia en el Sudeste
Asiático y en el resto de la región. A modo de ejemplo, para intentar contrarrestarlo el
Primer Ministro Shinzo Abe anunció en mayo de 2015, que Japón va a suministrar en
carácter de ayuda a la región durante el próximo quinquenio, la cantidad de 110.000
millones de dólares en inversiones en infraestructura (Stratfor, 2015). Se articulan así: la
promoción y venta de infraestructuras “de calidad” (así las califica vis a vis las chinas)
como uno de los sectores claves de la estrategia actual de inserción comercial externa
nipona, con el propósito de competir con China mediante su ODA24.
24
ODA: Asistencia Oficial al Desarrollo del Japón
24
En el año 2001, la propuesta China de establecer un TLC con ASEAN ejerció una
fuerte presión sobre el gobierno japonés, impulsándolo a avanzar en un esquema de
negociación en bloque para alcanzar acuerdos equivalentes con ASEAN. Con el
establecimiento de la “Asociación Económica Integral ASEAN-Japón” (AJCEP), se
negociaron acuerdos comerciales bilaterales y de inversión con los países miembros,
profundizándose la integración intra-industrial, las inversiones y la expansión de las redes
de producción en la región, con fuerte participación nipona.
En ocasión de su primera reunión conmemorativa (2003) se acordó la “Declaración
de Tokio”por una “dinámica y duradera asociación Japón-ASEAN” (MoFA, 2014). Se
destacó que Japón y ASEAN habían alcanzado una “asociación estratégica”,
desempeñando un rol crítico para la estabilidad y prosperidad del conjunto de Asia del
Este.
El 14 de diciembre de 2013 se cumplió, mediante una reunión conmemorativa, el
40° aniversario de la amistad y cooperación Japón-ASEAN. En esa ocasión, los líderes
de los países miembros adoptaron un documento, señalando la existencia de una “visión,
identidad y futuro común” 25 , expresando el apoyo nipón al establecimiento de una
“Comunidad Económica ASEAN” en el año 2015 y reafirmaron que el ámbito de la
cooperación Japón-ASEAN se extendía más allá de la región, para enfrentar los desafíos
globales (MoFA, 2014).
Por su parte, poco después de tomar su cargo, el Primer Ministro Abe, acompañado
de su Ministro de Relaciones Rii Kishida, realizó una visita a varios países del Sudeste
Asiático. En Indonesia, presentó los “Cinco Principios de la Diplomacia Japonesa Para
ASEAN” (MoFA, 2014: 16), enfatizando el deseo nipón de trabajar con ASEAN como un
“socio de igual nivel”. La lectura de ese documento permite evaluar la importancia mutua
que actualmente se asignan en el plano de la seguridad y el interés de ambas partes en
profundizar sus vínculos económicos.
25
La “Visión” reafirmaba la cooperación entre las partes en política y seguridad; economía; nuevos
temas socio-económicos e intercambios de miembros de sus sociedades.
26
Keidanren: es la primera organización en importancia de las empresas japonesas. Está
compuesta por 112 asociaciones industriales de alcance nacional, aproximadamente 1300
empresas de primer nivel y 47 organizaciones económicas regionales
25
El Secretario General puso énfasis, en el marco de la establecimiento de la
“Comunidad Económica” de ASEAN , en las oportunidades de inversión en el ámbito de
conectividad del Sudeste Asiático (transporte, telecomunicaciones, energía, puertos,
agua y sanidad) que van a requerir inversiones del orden de sesenta mil millones de
dólares anuales hasta el año 202027.
Por su parte, los miembros del Keidanren expresaron su interés en iniciativas
relativas a los TLCs, incluyendo el RCEP, la conectividad ASEAN y los elementos
incluidos en la “visión post-2015” de esa última (Moneta, 2014 (3)).
Con respecto a la conectividad, Japón ha estado trabajando desde el 2003 en ese
tema con los países de la región del Mekong, en pos de reducir la brecha de crecimiento
y desarrollo existente entre las naciones más y menos adelantadas de ASEAN,
incluyendo propuestas para fortalecer la conectividad marítima28.
Esta visita se produce en un contexto de importante incremento del comercio
Japón-ASEAN, que se elevó de 100 mil millones de dólares en 2003 a 240 mil millones
en 2013. A su vez, los flujos de IED provenientes de Japón hacia esa región, se
multiplicaron por diez, de 2 billones de dólares en el 2003 a 23 billones diez años
después, representando casi un 20% del total de IED que recibe ASEAN (MoFA, 2014).
La región juega hábilmente a dos puntas. En esa misma semana, se llevó a cabo la
16° Reunión del Comité Conjunto de Cooperación ASEAN-China y en su seno se
reafirma el compromiso de ambas partes por incrementar su cooperación. El marco de
esta última, lo constituyó el “Plan de Acción ASEAN-China” (2011-2015).
Con respecto al plan de acción 2016-2020, el propósito es que permita fortalecer la
asociación estratégica entre ambas partes elevando el nivel establecido en el TLC en
ASEAN, particularmente en el campo de la ciencia y tecnología y de la salud pública29.
27
ASEAN Secretariat News, 10 de abril de 2015
28
The Fifth Mekong Japan Summit, Mid Term Review of the “ Tokyo Strategy 2012-2015”
29
ASEAN Secretariat News, 13 de abril de 2015
26
Con respecto a Australia, en el terreno económico ya fue señalada la preocupación
de ese país por la potencial reducción de ventajas logradas en el TLC recientemente
concretado con Japón, en función de las negociaciones de este último con los EE.UU en
el seno del TPP12. Además, en el plano político y particularmente en el económico,
Australia tiene mucho que perder si China llegara a adoptar medidas restrictivas al
comercio bilateral. Australia exportó en 2013 a la R.P China 87,3 mil millones de dólares,
que representaban el 34,6% del total de las mismas.
Por su parte, Corea del Sur –ubicada entre grandes potencias como China y Japón,
que debe mantener un cuidadoso equilibrio con ellas y con los EE.UU en función del
conflicto de Corea del Norte– lleva a cabo una política exterior que responde, en general,
a las orientaciones de los países de desarrollo intermedio: apelación al multilateralismo y
el derecho internacional; construcción de redes económicas y políticas e incremento de
su capacidad económica y científico-tecnológica.
Japón y Corea del Sur mantuvieron desde la posguerra una política de carácter
competitivo en el campo del crecimiento económico y científico-tecnológico, situación que
se modifica favorablemente durante las últimas décadas.
Corea del Sur es miembro, junto con China y Japón, de distintos foros,
destacándose el TLC en negociación entre los tres países, que incorpora un esquema de
diálogo trilateral. En ese marco –al igual que para China– la relación de la Presidente
Park Geun-hye y el Premier Abe ha sido afectada por la negativa del Premier japonés a
presentar a ambos países una disculpa que éstos estimen adecuada, por la conducta
nipona durante la IIGM (en el caso coreano, incluye el delicado tema de las “mujeres de
confort” utilizadas por las Fuerzas Armadas niponas). Existe además, un conflicto de
soberanía pendiente: las islas Dokdo-Takeshima. Por estas razones, la Presidente Park
no quiso reunirse con Abe desde que este tomó su cargo como Premier.
Dado el deterioro de las relaciones entre los tres países, la última reunión del
diálogo de China-Japón-Corea del Sur (CJK, en su sigla en inglés) había sido celebrada
en el 2012. No obstante sus antecedentes, en noviembre del 2014, en ocasión de una
reunión ASEAN+3 en Myanmar, pocos días después del encuentro de los líderes
económicos de APEC en Beijing, la Presidente Park programó una nueva reunión del
CJK.
Las principales causas de ese acercamiento, parecen estar vinculadas a la
necesidad de Corea del Sur de no quedar marginada en el caso de que mejoren las
relaciones sino-niponas; los potenciales efectos del TPP12 sobre los vínculos
económicos bilaterales y la reanudación de conversaciones bilaterales entre Japón y
27
Corea del Norte, que podrían incidir en la orientación de la estrategia conjunta de Japón-
EE.UU-Corea del Sur sobre el tema (Teo, 2014).
- El Papel cada vez mas importante que adquieren los Mega Acuerdos
Del TTP12 al TPP11: “Te espero en la bajadita”
La esperanza nipona depositada en los beneficios económicos y geopolíticos
que´podrían resultar del TPP12 firmado en febrero de 2016 no puede concretarse. En
enero del 2017 el presidente Trump retira a los EE.UU. de ese acuerdo.
No obstante, las crisis pueden representar oportunidades. Con rápida y eficiente
reacción Japón logra mantener la unidad de los restantes miembros –Vietnam, Malasia,
Brunei, Singapur, Australia, Nueva Zelanda, México, Chile, Perú y Canadá- liderando el
proceso de negociación del “Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífica”
(TPP11 o CPTPP en su sigla en ingles). El Acuerdo se establece en Vietnam (noviembre
del 2017), se firma en Santiago, Chile (marzo del 2018) y entra en vigor a fines de
diciembre de ese año.
32
Pese a la disminución de su relieve económico por la retirada de su socio mayor,
este Mega Acuerdo cubre el 13,3% del PIB mundial, casi el 7% de la población global y
prácticamente un 15% del comercio internacional (IMF, 2018). Además, representa un
acuerdo de última generación, con el cual Japón procura contribuir a establecer un
sistema de comercio apto para las nuevas condiciones que presenta el siglo XXI.
Desde el punto de vista geopolítico, adquiere gran importancia. En el marco de la
Conferencia Económica de Asia Pacífico (APEC en su sigla en inglés) que tiene como
propósito futuro alcanzar un Acuerdo de Libre Comercio que cubra a todos sus miembros
(FTAPP en su sigla en inglés), constituye un útil instrumento de competencia frente al
RCEP, liderado por la R.P. China, en la definición de cual podría ser el “acuerdo base”
que permitiera alcanzar ese objetivo.
También se espera que el TPP11 incorpore nuevos miembros en el futuro. Al
respecto, en Asia, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Taiwan han espresado cierto interés en
sumarse al TPP11. De igual manera se ha manifestado UK y en América Latina,
Colombia y Ecuador (Morales, 2019)
31
Basadas en Carlos Moneta, “Las relaciones económicas de Japón con América Latina y…” Ob.
Cit, pág. 78,79,85,86
35
pero ALC, si bien incrementa su importancia – particularmente, por una competencia de
mercados con China – aún ocupa una posición relativamente menor en el plano
económico y político global.
La visión sobre América Latina y el Caribe forma parte de una construcción de
otras dimensiones: la del sistema internacional-global, donde Japón mantiene como un
eje de apoyo fundamental a los EE.UU. (incluyendo ahora a la UE) y a un competidor-
socio de gran importancia, la R.P. China.
El hecho de haber Japón flexibilizado en algún grado su modelo económico,
puede generar –si los países de nues tra región incorporan el tema de manera adecuada
en sus diálogos con las autoridades niponas– una mejor comprensión de políticas
económicas que se aplican en algunos casos en América Latina, ya que según se
observa en los documentos de la política exterior japonesa, existe una apreciable
resistencia ante alguna de estas últimas.
Se estima también relevante tener en cuenta la conveniencia de establecer
nuevas formas de operar en el sistema internacional, como la sugestivamente propuesta
por Japón para su acción externa. Las “múltiples redes interactivas” –concebidas como
redes abiertas, no solo a los países sino a sus sociedades, pudiendo participar ONGs,
expertos, empresas y ciudadanos– incitan a reflexionar sobre el concepto de
multidimensionalidad (en términos de actores, niveles y campos en interacción) que
podrían incorporarse a una acción concertada latinoamericana y caribeña en sus
relaciones con Japón y Asia Pacífico.
Las distintas configuraciones que permite diseñar el concepto de “múltiples redes
interactivas” resulta muy conveniente para la formulación y puesta en práctica por nuestra
región de una estrategia de inserción multidimensional en Japón/AP, dado que una de las
limitaciones existentes por nuestra parte en las interacciones actuales reside en que
éstas se concentran en un número muy limitado de actores. Generalmente, solo se
dispone de unos pocos contactos con entes y autoridades del gobierno central y con
ciertas empresas y Cámaras. El desafío consiste en ampliar los vínculos en todos los
campos, generando nuevas redes de conexión.
En la actual estrategia de inserción externa nipona, las pequeñas y medianas
empresas (Pymes) juegan un papel relevante en el comercio externo, contando con el
apoyo tanto de entidades del gobierno como de las grandes empresas. Trabajar con este
tipo de compañías reduce en cierto grado las importantes asimetrías que existen al
negociar con las ETNs niponas, a la par de favorecer que se comparta, en un grado
mayor, un universo de problemas y capacidades.
36
Durante las últimas décadas Japón ha modelado sus políticas y estrategias para A.
Latina en términos que resulten funcionales y compatibles no sólo a sus intereses, sino a
los de EEUU. El marco de relaciones EEUU-ALC le ha facilitado a Japón el ejercicio de
su política externa para con la región. En principio, como lo ha hecho en el pasado, Tokio
tratará de concretar sus políticas de manera tal que no interfieran con su aliado clave y
segundo socio comercial.
No obstante, la reactivación que se observa actualmente con respecto a la
presencia económica nipona en nuestra región se desarrolla en competencia con la
pujante acción económico-comercial y financiera china (y en forma creciente, de la India y
algunos miembros de ASEAN). Esta situación puede facilitar un aprovechamiento
estratégico por nuestra parte de esas interacciones competitivas, en la generación de
políticas de balances y contrapesos con estos actores.
En ese contexto cabe señalar que Japón observa con precaución importantes
insuficiencias que aún se mantienen en nuestra región, en términos de educación;
regímenes políticos; protección de derechosciviles y económicos; asimetrías en los
ingresos, pobreza y exclusión. Parece conveniente ampliar y profundizar el diálogo con
Tokio sobre estos aspectos, de manera tal que éste conduzca a una mayor cooperación
para un desarrollo integral de América Latina.
Japón también enfatiza su interés y disposición a cooperar activamente en los
problemas de la Agenda Global (cambio climático; lucha contra la pobreza; Objetivos del
Milenio; terrorismo; desarme; no proliferación nuclear; etc.). En estos ámbitos ya se
cuenta con numerosos proyectos y actividades de cooperación. No obstante, permite
ampliar y consolidar acciones que puedan tener en el futuro una incidencia positiva (por
ejemplo, la prevención y mitigación de desastres naturales; nuevos modelos de
desarrollo; avances de ciencia y tecnología; etc.).
Acceder al mercado, la tecnología y las finanzas niponas requerirá tiempo
(varios años), planificación, estrategias de mediano y largo plazo y prudencia
(compatibilidad de nuestras acciones con la evolución política y económica y el ethos
cultural nipón). No obstante, ese esfuerzo permitiría acceder a un mercado que equivale
al de Corea del Sur, México, India, Brasil, el Sudeste Asiático y parte de la RP China,
juntos… un efectivo cruce del Pacífico.
37
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