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LOS BANDEIRANTES DEL BRASIL

INTRODUCCION
“Héroes” sui generis, polémicos y exploradores de la época colonial en el
Brasil son los bandeirantes. Venerados por muchos, atacados por otros, el
fenómeno bandeirante cubrió al menos entre 1550 y 1720 casi toda el área del
Brasil colonial. Polémica ha sido la “operación histórica” sobre la contribución
bandeirante a la historia y cultura del Brasil. Un ejemplo de ello es la historiografía
paulista que trata sobre el tema de los bandeirantes, protagónicos y portadores de
dosis esenciales de civilización hasta bien entrado el siglo XX. En épocas
posteriores, esa misma historiografía ha sido un poco más crítica ante este
fenómeno y sus secuelas en Brasil. Su objetivo esencial era la captura de indios
para esclavizarlos, tanto en el noreste y centro-este brasileño como en la propia
región de Sao Paulo. El historiador John Manuel Monteiro, uno de los más
renombrados especialistas en este tema, parafrasea a otro importante historiador
brasileño, Joao Capistrano de Abreu, en la afirmación de que “la acción de estos
colonizadores fue, en realidad, trágicamente despobladora para Brasil. (1)
En Brasil, la captura y esclavización de indios guaraníes en su frontera sur,
no sólo resolvía el problema de la fuerza de trabajo necesaria para las regiones
litorales atlánticas brasileñas, sino que garantizaba la producción y transporte de
mercaderías. El transporte de estas últimas, sobre todo agrícolas y
manufacturadas, era realizado en uno u otro sentido entre las regiones altas,
situadas después de ese extenso litoral y, en específico con regiones del actual
estado Minas Gerais. Ello permitía que en forma gradual se diera la ansiada
penetración hacia el interior del continente, siempre en disputa legal con España
desde los comienzos de la colonización, conforme reconocen los tratados de
Tordesillas, de 1494; de Madrid, de 1750 y de San Ildefonso, de 1777.
Las tenues fronteras establecidas jurídicamente por esos tratados
mencionados fueron transgredidas a lo largo de la época de dominación colonial
en las Américas Portuguesa y Española. (2) Para el caso de Brasil, los movimientos
bandeirantes son el caso más representativo, no solo de esta transgresión
limítrofe, sino también relacionado con la esclavización indígena, del universo
guaraní. Existen varias interpretaciones sobre los movimientos de los
bandeirantes, sin embargo, en el artículo de la historiadora Myriam Ellis, titulado
O bandeirantismo na expansao geográfica do Brasil, de 1960, la autora, de
posición paulista, clasifica este movimiento a partir de diferentes faes desde la
denominada como bandeirismo defensivo, hasta aquellas que se centran en las
expediciones de apresamiento de los indios, seguidas de un incierto movimiento
colonizador hacia la planicie, de actividades mercenarias, finalmente marcadas por

(1) Monteiro, John M., Negros da terra. Indios e banderaintes nas origens Sao Paulo. Sao Paulo,
Companhia das letras, 1994. P. 13
(2) Idem.
la búsqueda de metales y piedras preciosas. Empero, la razón unificadora de este
movimiento expansivo se

(1) Monteiro, John M., Negros da terra. Indios e banderaintes nas origens Sao Paulo. Sao Paulo,
Companhia das letras, 1994. P. 13
(2) Idem.
da, según John M. Monteiro, en torno al mismo motivo básico: la necesidad
inmediata de mano de obra indígena para abastecer las plantaciones agrícolas del
área de Sao Paulo y de otras regiones del país.
Otro aspecto fue el del ataque de las bandeiras a las misiones jesuitas en
búsqueda de indios reducidos u otros, con la finalidad de esclavizarlos. De allí
surgen dos versiones, en donde la primera habla del carácter obstructivo que las
misiones jesuitas suponían para la rapacidad de los proyectos paulistas de aquella
época y la segunda está más centrada en el hecho de que los indios habitantes de
estas misiones ya se encontraban “acondicionados” al trabajo de tipo colonial
europeo.
La tradición de glorificación bandeirante por los paulistas se hizo presente
durante el siglo XX con la representación escultórica, hecha en 1953, en la ciudad
de Sao Paulo, convirtiéndose los bandeirantes en una representación cultural que
resume toda una época.
Dentro de los autores que se pueden definir como pro bandeirantes está
Julio de Mesquita Filho, quien en su obra Ensaios sul americanos, editada en
1946, expone la glorificación hacia los bandeirantes, subrayando especialmente la
“gesta” de quien es considerado como el mayor de todos los bandeirantes
brasileños, Antonio Raposo Tavares, conceptuándolo como “un héroe de una de
las más famosas hazañas que guarda memoria la humanidad”. (3)
Otro autor del siglo XIX, Augusto Saint-Hilaire, quien recorrió Brasil entre los
años de 1816 y 1822, deslumbrado por las entradas paulistas hacia el interior del
país, afirmó:
“Cuando se sabe, por experiencia propia, de cuántas fatigas, privaciones,
peligros, que aún hoy aguardan al viajante que se aventura en esas regiones
lejanas, y se toma conocimiento del itinerario, de las interminables incursiones de
los antiguos paulistas, se siente una especie de asombro, se tiene la impresión de
que esos hombres pertenecían a una raza de gigantes”

SIGNIFICADO DE BRASIL PARA PORTUGAL EN EL SIGLO XVI

En abril de 1581, Felipe II, rey de España y de sus indias, juraba ante las
cortes portuguesas y con el nombre de Felipe I, tomar, guardar y conservar todos
los privilegios, leyes, usos, costumbres y libertades de Portugal, en los veinticinco
puntos de juramento no se citaba ni una sola vez a Brasil. La lejana tierra, colonia
de Portugal en América, diluía su existencia en vagos términos tales como
“territorio conquistado”, “colonia”, etc. (4)
Desde el viaje accidental o intencionado de Pedro Alvares Cabral en 1500
al de Martim Afonso de Souza en 1532, el territorio brasileiro es un área marginal

(3) Paredes Sixirei, Carlos. Banderas y Bandeirantes en Brasil. Universidad de Vigo, 1999. N.p.
(4) De mesquita, Filho Julio. Ensaios Sud americanos, Brasil, 1946. Martins. P. 322
en las preocupaciones imperiales de la Corte de Lisboa. No había oro ni la
tierraparecía

(3) Paredes Sixirei, Carlos. Banderas y Bandeirantes en Brasil. Universidad de Vigo, 1999. N.p.
(4) De mesquita, Filho Julio. Ensaios Sud americanos, Brasil, 1946. Martins. P. 322
atractiva para empresas colonizadoras. En ese tiempo, el caminante portugués
Pero Vaz de Caminha, en carta enviada a la Corte, testifica acerca de Brasil:
“gente buena, gente simple”, aunque también aclara que no había las soñadas
riquezas minerales ni las ostentosas ciudades tapizadas de plata de la fantasía
medieval, ni las ambicionadas especies. Por esas razones el Rey se despreocupó
de sus nuevas posesiones y para su explotación recurrió a un método ya utilizado
con anterioridad que consistía en el arrendamiento de las exploraciones a
particulares. La clave del interés comercial estaba en la explotación del Palo-
Brasil, madera que acabaría dando su nombre a la nueva tierra, y esclavos indios.
Los indígenas, en opinión de los portugueses de la época, podían ser una
interesante fuente de beneficios y su captura y venta en Portugal se apetecía
como un lucrativo negocio.
Sin embargo, en el reinado de Joao III, la monarquía portuguesa empieza a
interesarse de manera más decidida por aquellas tierras lejanas y hostiles por
varios motivos:
La costa brasileña se limitó a ser una parada de aprovisionamiento en la
ruta hacia la India, por lo tanto, el hecho de que no se hubieran establecido
poblados permanentes de colonos portugueses, atrajo la atención de otros países
que vieron en Brasil la puerta abierta para comerciar con las tierras del nuevo
continente. Los franceses, especialmente, organizaron expediciones en las que se
mezclaba la actividad corsaria con la comercial. En 1526 la Corte de Lisboa recibió
noticias de que en Francia se preparaba una escuadra de diez navíos con la
intención de dirigirse al Brasil. Algunos meses después, Joao III envió a Cristovao
Jaques al mando de seis buques para combatir a los franceses. (5)
Además del peligro francés o aunado a este, había otro más inmediato que
era la llegada de los españoles al Río de la Plata, territorio que de acuerdo a la
interpretación que se hacía en Portugal acerca del Tratado de Tordesillas, éste se
encontraba dentro del área de soberanía portuguesa, empero, la conquista de
México hizo que España se concentrara en las riquezas encontradas en esas
colonias que nombraron como la Nueva España.
Estos factores, unidos a los reclamos de que se prestara mayor atención a
la colonia portuguesa de ultramar, hicieron que el Rey Joao III enviara en 1530,
una expedición formada por dos naos, un galeón y dos carabelas, las cuales,
comandadas por Martim Affonso de Souza serían las encargadas de colonizar
aquellos lugares. (6)
Fue durante la expedición de Martim Affonso de Souza cuando nacen las
bandeiras en Brasil, esa modalidad de expedición al interior con la finalidad de
capturar indios para hacerlos esclavos. De tal manera que Martim Affonso de
Souza envió una tropa tierra adentro, integrada por 40 ballesteros y otros tantos
mamelucos (nombre dado a los mestizos del lugar), comandada por, Pero Lobo,
(5) Carlos Sixrei Paredes, Bandeiras y bandeirantes en Brasil, Universidad de Vigo. 1999. P.42
(6) Idem. P. 43
quien según los cálculos, regresaría al cabo de diez meses con cuatrocientos
indios

(5) Carlos Sixrei Paredes, Bandeiras y bandeirantes en Brasil, Universidad de Vigo. 1999. P.42
(6) Idem. P. 43
esclavos cargados de oro y plata, de acuerdo a las riquezas que imaginaban
encontrar. Dicha expedición no regresaría nunca, ya que ésta primera bandeira
fue completamente destrozada por los indios carijós.

ENTRADAS, BANDEIRAS Y BANDEIRANTES

Las bandeiras son expediciones armadas que, desde el S. XVI y XVIII


exploraron el interior de Brasil en busca de metales preciosos o de indios para
esclavizar. El nombre bandeirante proviene de la palabra portuguesa bandeira
(bandera), ya que estos hombres se agrupaban usando banderas que los
distinguían. Las columnas se organizaban con un pequeño grupo de jefes
portugueses, nacidos en Europa o en Brasil, una tropa escogida de mamelucos
(mestizos de blanco e india) armados con mosquetes y pistolas; un cuerpo
numeroso de indios aliados que, como auxiliares de columna, llevaban lanzas y
arcos con flechas. Sus efectivos variaban de algunas docenas a varios cientos de
hombres. Generalmente realizaban sus grandes travesías a pie y llevaban
chaquetas de cuero acolchado para defenderse de las flechas de indios hostiles. (7)
Algunos historiadores consideran importante distinguir entre las “entradas” y las
“bandeiras” propiamente dichas, las primeras serían de carácter oficial y tendrían
una misión pacificadora o de reconocimiento del territorio, mientras que las
segundas eran de iniciativa privada, más espontáneas en su organización y con
una finalidad depredadora. Otros, sin embargo, no distinguen en su naturaleza
ninguna diferencia y la distinta denominación obedece sólo al marco geográfico en
que se desarrollaron, designándoles entradas a las que tuvieron lugar en
Maranhao y el área amazónica y bandeiras las que se desarrollaron en Sao Paulo.
De hecho, a lo largo del Siglo XVI, entradas y bandeiras se confunden en su
misión: si por una parte la mano de obra para las plantaciones de azúcar exigía
una constante aportación de esclavos indígenas para equilibrar el déficit de
africanos, por otra, la Corona Portuguesa no perdió la esperanza de encontrar oro
y grandes civilizaciones indias al estilo de lo que ocurrió en la América española.
Conseguir indios y descubrir oro fueron los motores del bandeirismo que define
esta etapa de expansión territorial en Brasil.
Étnicamente, los bandeirantes eran descendientes de portugueses, en su
mayoría mezclados con indígenas. A partir del siglo XVII hablaban una lengua
franca llamada paulista, derivada de los indios tupí. Los tupíes participaban en sus
expediciones en gran número, pues representaban entre el 80 y 90% de la fuerza
de una bandeira. La actividad de los bandeirantes fue particularmente intensa a
principios del Siglo XVII cuando los holandeses arrebataron Angola a los
portugueses y se interrumpió el comercio de esclavos africanos y su flujo a las
plantaciones brasileñas. (8)
(7) Edwin Williamson. (2014). Historia de América Latina. FCE. México. P. 176
(8) Idem P. 177
Cuando en 1648 Portugal recuperó Angola, la demanda de esclavos
indígenas disminuyó y los bandeirantes tuvieron que buscar otras fuentes de
riqueza; partieron de nuevo hacia el interior, esta vez en busca de minerales o
posibles rutas comerciales a las minas de plata españolas de Potosí.
Hasta el Siglo XVIII los esclavos serían el principal bien comerciable de la
sociedad fronteriza brasileña. La captura de esclavos llegó a ser algo así como la
especialidad de la región de Sao Paulo: una empresa de alto grado de
organización, que a menudo se componía de expediciones con varios miles de
hombres equipados con pertrechos, grilletes y provisiones, entre ellas ganado y
otros animales de guía para sustentarse en el camino. Estas compañías
expedicionarias esclavistas, llamadas bandeiras, se adentraban en el sertao o en
la selva durante varios años para capturar indígenas y venderlos luego a los
cultivadores de caña y fazendeiros (agricultores) de las capitanías de Sao Paulo,
Río de Janeiro y quizás otras más alejadas.
Por otro lado, organizar una bandeira exigía fuertes inversiones y tenía, por
lo tanto, un carácter de empresa capitalista en la que figuraba un armador o
varios, que aportaban el capital necesario con el que se compraban armas,
vituallas, utensilios variados, en fin, todo lo que se necesitaba para poder llevar
adelante la expedición con éxito. Además, una parte muy importante del material
transportado lo constituían los grilletes y hierros con que sujetara los indios, los
cuales eran su principal objetivo de campaña.

BANDEIRANTES Y JESUITAS

Los jesuitas también partían en busca de indígenas salvajes, pero para


convertirlos a la vida “civilizada” de las misiones. Conforme las enfermedades
traídas a América por los españoles diezmaban a las tribus de la costa, los
religiosos avanzaban tierra adentro y fundaban nuevas misiones en despoblado.
En la región de Sao Paulo, donde habían fundado la primera aldea misional en
Piratininga, establecieron otras varias aldeas, pero se encontraron con la
competencia de los colonos de Sao Paulo, que reclamaban el derecho a compartir
la mano de obra indígena. Las constantes fricciones entre los paulistas y los
jesuitas ocasionaron dos veces la expulsión de los misioneros de la región en el
Siglo XVII. (9)
Los bandeirantes paulistas devastaron las Misiones Jesuíticas en el sur de
Brasil, en busca de indios para someterlos a esclavitud. Entre 1628 y 1631
devastaron la región del Guayrá en Paraguay y más de sesenta mil indios fueron
capturados y vendidos como esclavos en ese periodo. Algunos jesuitas siguieron a
sus indios al cautiverio para consolarlos y luego marcharon a Sao Paulo, para
protestar ante las autoridades por la crueldad de los bandeirantes. Los métodos de

(9) Edwin Williamson. (2014) Historia de América Latina. FCE. México. P. 178
los bandeirantes eran en extremo crueles; la reducción de Guayrá que intentó
resistir, fue destruida y quemada, cientos de indígenas fueron degollados al pie del

(9) Edwin Williamson. (2014) Historia de América Latina. FCE. México. P. 178
altar de su iglesia, mientras que el resto, aproximadamente 2500, fueron vendidos
en los mercados de Sao Paulo y Río de Janeiro, después de una extenuante
caminata de centenares de kilómetros. Muchos de los indios capturados morían en
el camino, agotados por el esfuerzo. (10)
La Compañía de Jesús acometió una importante obra misional en los
territorios fronterizos de Maranhao y Pará. Los misioneros habían llegado en 1653
encabezados por el jesuita portugués António Vieira. Apenas llegó, denunció las
incursiones de captura de esclavos y luego fundó un sistema de aldeas misionales
inspiradas en las de Paraguay. A instancias suyas, en 1655 el rey dictó un decreto
en el que prohibía la esclavización de los nativos, no obstante, este decreto no fue
respetado por los colonos brasileños, quienes hostigaron a los indígenas, ya que
estaban ávidos de mano de obra autóctona. (11)
Había, por lo tanto, un conflicto entre jesuitas y bandeirantes por el control
de la mano de obra indígena. Los jesuitas por su parte, concentrados en la
pacificación y cristianización, pretendían aislar a los indígenas en reducciones en
los que aprendían oficios y, al mismo tiempo, trabajaban en las plantaciones o
como cuidadores de rebaños, de manera gratuita. Las reducciones no solo
impedían que la mano de obra indígena fuese esclavizada por los bandeirantes
sino que se habían convertido en competidores desleales en los mercados
europeos exportando grandes cantidades de azúcar, especias y otros productos,
por los que recibían abundantes remuneraciones. Por su parte, para los
bandeirantes, los indios de las reducciones eran una gran tentación, ya que
encontraban en ellos a hombres apaciguados, cristianizados y con reconocidas
habilidades laborales, eran una mano de obra codiciada y de la que se podían
obtener grandes beneficios. Finalmente se llegó a un acuerdo por el cual se
permitía a los indígenas de las misiones trabajar las tierras de los colonos
brasileños durante lapsos determinados y por salarios fijos.

BANDEIRANTES FAMOSOS

De entre las múltiples expediciones de estos años destacan sobre todo las
de Jerónimo Leitao en 1585 y la de Affonso Sardinha (padre e hijo) a comienzos
de la década de los 90. Todas ellas, por su importancia, aparecen como
precursoras de las grandes expediciones comandadas, ya en el Siglo XVII, por el
más grande de los bandeirantes de la Historia del Brasil, el portugués António
Raposo Tavares, quien fue jefe de la bandeira que asoló el Guayrá y fue también
quien realizó un extraordinario viaje hasta la Cordillera de los Andes, en los
confines del Perú y Ecuador, y luego bajó hasta la desembocadura del Río
Amazonas. Raposo Tavares, entre 1628 y 1638, expulsó a los españoles de las

(10) Projecto Historia, Sao Paulo, V.59, PP. 137 – 169, Abr. 2017
(11) Idem.
cuatro provincias jesuíticas de Guayrá, Paraná, Uruguay y Tape, con 900
“mamelucos” y 2200 indios amigos.

(10) Projecto Historia, Sao Paulo, V.59, PP. 137 – 169, Abr. 2017
(11) Idem.
Anteriormente a Raposo Tavares, Jerónimo Leitao, quien era Gobernador
de la Capitanía de Sao Vicente, organizó en 1585 una expedición con un grupo de
bandeirantes para hacer una entrada contra los indios carijós y tupináes,
penetrando por el sertao de Curitiba en el que permaneció ocho meses y regresó
a Sao Paulo con numerosos prisioneros. En 1590 organizó otra expedición contra
los tupiniquin del Río Tiete. Se dice que destruyó poblaciones indígenas por arriba
de los treinta mil hombres, quedándose él con varios, a quienes utilizaba en sus
plantaciones de caña y en la búsqueda de oro aluvial en Jaraguá.
Affonso Sardinha, portugués que había prestado esclavos indios para que
ayudaran en la construcción del camino que unió Santos con Sao Paulo, comandó
en 1592 una expedición en el Sertao de Paranaíba que duró cuatro meses. Él se
ostenta como el primer paulista propietario de trapiches de azúcar trabajados por
indios y por los que pagaba importantes derechos a la Hacienda Real. Con los
indígenas que hizo prisioneros en su expedición, fundó la aldea de Carapicuíba.
Su hijo del mismo nombre y apodado “Moco” ganó fama como iniciador del ciclo
de explotación de oro, gran obsesión bandeirante, en la Sierra de Mantiqueira
dentre 1589 y 1600. (12)

CONCLUSION

La unificación de las Coronas de España y Portugal en tiempos de Felipe II,


coincide con el inicio dela expansión bandeirante en el Brasil, fenómeno de vital
importancia para comprender la ampliación del espacio portugués en América,
más allá de los límites acordados en el Tratado de Tordesillas.
Mientras que en la historia española y la de los países limítrofes con
Brasillos bandeirantes son considerados como piratas de tierra, en Brasil son
sumamente reconocidos por ser los encargados de definir los límites actuales del
territorio brasileño.

(12) Leslie Bethell (1990). Historia de América Latina. Tomo 4, PP. 537-538
BIBLIOGRAFIA

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