Ablación por microondas en tumores primarios y

secundarios en hígado: abordajes técnicos y clínicos

Maria Franca Meloni, Jason Chiang, Paul F. Laeseke,
Christoph F. Dietrich, Angela Sannino, Marco Solbiati, Elisabetta
Nocerino, Christopher L. Brace & Fred T. Lee Jr
[Resumen]

Órgano tratado: Hígado

Tecnología: Microondas

El cáncer primario de hígado es la sexta neoplasia más frecuente en todo el mundo, con aproximadamente 782.000
nuevos casos y 745.000 muertes al año. El Carcinoma Hepatocelular (CHC) representa el 85% de todas las neoplasias
hepáticas primarias. Aunado a ello, el hígado es un órgano común para la presencia metastásica, particularmente de
cáncer gastrointestinales como el colorrectal. Las directrices de tratamiento actuales recomiendan la resección quirúrgica
o el trasplante como norma de oro para tratar a los pacientes con CHC en fase muy temprana, en fase inicial o con
metástasis hepáticas. Sin embargo, la mayoría de los pacientes a los que se les diagnostica una neoplasia hepática no
son aptos para la resección o el trasplante debido a una función hepática inadecuada, a una enfermedad multifocal o
avanzada, a la localización prohibitiva del tumor o a la presencia de comorbilidades médicas. Por ello, la ablación térmica
se utiliza cada vez más en el tratamiento de los tumores hepáticos primarios y metastásicos, tanto como terapia de
destino como transición para el trasplante.
El objetivo de esta ablación es calentar los tejidos malignos a temperaturas que puedan inducir una necrosis coagulativa
inmediata (normalmente más de 60 C°). Para ello, durante la Ablación por Microondas (MWA) se utiliza una antena
coaxial que envía campos electromagnéticos de alta frecuencia (915 MHz o 2,45 GHz) al tumor objetivo. La rápida
alternancia del campo eléctrico hace que el agua y otras moléculas polares roten en un intento de realinearse con el
campo eléctrico. Este proceso de realineación genera energía cinética en el tejido, elevando la temperatura por encima
de los 100 ºC y provocando la desecación y carbonización del mismo. Los campos electromagnéticos de la energía por
microondas son capaces de transmitirse continuamente a través de este tejido desecado y carbonizado, creando zonas
de ablación más amplias, a diferencia de las alcanzadas con sistemas de Ablación por Radiofrecuencia (RFA).
Algunas técnicas a considerar al momento de tratar cáncer hepático utilizando sistemas de Ablación por Microondas son:
● Guía de imagen: Las MWA percutáneas se pueden realizar usando ultrasonido y/o TC como guía de imágenes. Las
dos modalidades son complementarias y, a menudo, se usan juntas para evaluar el éxito técnico y la eficacia del
tratamiento durante el seguimiento.
● Hidrodisección: Esta técnica implica inyectar un líquido como dextrosa al 5% o solución salina al 0,9% en un
espacio potencial adyacente con el objetivo de alejar la zona de ablación de estructuras vulnerables como el
intestino, la pared abdominal o el diafragma.
● Abordaje laparoscópico: Los enfoques laparoscópicos se pueden utilizar para identificar vías seguras de inserción
de la antena y evitar estructuras críticas cerca del hígado. Además, la laparoscopia puede brindar acceso a
imágenes de ultrasonido intraoperatorias, mejorando la detección de lesiones y un posicionamiento más preciso de
la antena.
● Optimización de la entrega de energía: La entrega de potencia máxima resulta útil en tejido altamente perfundido
(como el hígado), ya que reduce la disipación de calor y genera zonas de ablación más grandes. Por el contrario, el
tratamiento con bajas potencias durante largos períodos de tiempo puede considerarse subóptimo para crear
suficiente necrosis en esta clase de tejidos.
● Protección de estructuras no objetivo mediante orientación de antena: Las zonas de ablación crecen
radialmente hacia afuera desde la antena y se extienden solo unos pocos milímetros desde la punta; durante su
colocación, orientar la antena para que apunte hacia una estructura no objetivo en las proximidades del tumor puede
ayudar a minimizar el riesgo de daño térmico indeseado.