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REFLEXIONES ACERCA DE… LA ÉTICA PROFESIONAL.

Transcrito y modificado por el Dr. Manuel Alberto de Anda Gómez de ideas de la Dra. Adela Cortina,
filósofa.

¿Qué es una profesión?

Es una actividad a la que alguien se dedica y es, al mismo tiempo, una actividad social a la que se
dedican distintas personas y en la que coopera mucha gente.

Es preocupante la sensación que está teniendo la gente, en algunos casos, acerca de diferentes
profesiones: ingenieros, médicos o políticos, ya que pueden actuar y de hecho actúan algunos en
forma poco fiable. Se han hecho evidentes innumerables ejemplos, conocidos a través de los
medios de comunicación, algunos relacionados con conductas corruptas en donde predomina
hacerse de dinero en forma ilegal e ilegítima, o al hacer cálculos de obras abusivos o al recibir
tratos inhumanos o negligentes de parte de los profesionales de la salud. Esto tiene, entre otras,
dos consecuencias relevantes: la pérdida de confianza en los profesionales y pérdida de su
prestigio, que no es otra cosa que el reconocimiento de la sociedad hacia ellos.

Sin embargo, la afectación no solo es de los profesionales involucrados en los hechos y conductas
ilegales, negligentes o corruptas, sino que se ve afectada la imagen de la profesión y del conjunto
de quienes la practican, además del daño que se causa a los individuos afectados por los actos
incorrectos y a la sociedad en su conjunto.

Ser un buen profesional, por lo tanto, es algo muy importante porque exige gran responsabilidad.
La ética fundamental del profesional es la ética de la responsabilidad; esto es, ser responsables
de lo que se asume, de lo que se hace e incluso de los que se dice porque ello beneficia o perjudica
al propio profesional, a la profesión y a los sujetos objetos de la profesión.

El acto profesional correcto y responsable genera confianza, que es uno de los bienes más
importantes de una sociedad; en contraparte, si las acciones no son correctas ni responsables y se
empieza a generar desconfianza, se rompe un vínculo que hay entre las personas que hace que las
cosas no vayan bien, sino al contrario.

Cuando se tiene confianza con alguna persona, vemos que con ella las cosas son más fáciles, se
resuelven pronto y con facilidad. Hay ejemplos cotidianos de como muchos tratos y acuerdos se
dan con facilidad en ámbitos de confianza y funcionan sin necesidad de papeles o firmas porque
en este caso la confianza rige las relaciones. Si las cosas las hacemos bien, profesionalmente bien,
incluso los costos de todo tipo, son menores. En resumen, si hacemos las cosas bien, con
responsabilidad, las cosas salen bien y se genera confianza, y como hay confianza las cosas
suceden con más facilidad; por lo tanto, se crea un círculo virtuoso en el que la confianza “abarata
la vida”, es decir, la vida se hace más fácil.

Primer mensaje: responsabilidad; segundo mensaje ligado a la responsabilidad: crear confianza.


Crear confianza es fundamental para la relación entre las personas y es esencial en la relación
alumno-profesor, paciente-profesional de la salud. Si se desconfía del otro, en este caso del
profesional, y se desconfía de que el profesor sea justo o que sepa, o que me va a tratar bien o
mal; o si el paciente no confía en que el médico le esté dando el mejor tratamiento y todo lo que
necesita para su atención, se genera desconfianza, se rompen estos vínculos de relación entre los
individuos que causa que “las cosas no funcionen”. La confianza, crear confianza es fundamental.

Una profesión, es una actividad que llevan a cabo un grupo de profesionales que actúan en forma
cooperativa; si dentro de una profesión alguien actúa incorrectamente, se quiera o no, todos los
que pertenecen a esa profesión se ven afectados. La gente empieza a decir “mira esos profesores,
o esos médicos, o esos ingenieros, como son”. El individualismo en las profesiones en la realidad
no existe, es un concepto falso. Ningún profesional actúa por su cuenta ni surge de la nada, todos
los profesionales actúan, lo quieran o no, de una manera cooperativa tratando de alcanzar unas
metas que en el ámbito médico es la salud individual o colectiva. Cada profesión tiene sus propias
metas a las que se compromete llegar el conjunto de individuos que la practica.

Lo primero que se debe estudiar y conocer de una profesión es cual es o cuáles son sus metas,
sino se corre el riesgo de estar estudiando una serie de técnicas y métodos sin saber realmente
para qué. Para el ser humano lo más importante es saber para qué se están aprendiendo o
haciendo las cosas.

¿Esta profesión, para qué?

Un buen profesional conoce las metas de su profesión y trata de utilizar las técnicas y métodos
más adecuados para lograrlas. Conocer muchos métodos y ser diestro en variadas técnicas no
garantiza ser buen profesional, antes se requiere del conocimiento de las metas de la profesión.
En esto estriba, en gran medida, la diferencia entre el técnico y el profesional. En el ámbito de la
salud se pueden conocer y dominar las técnicas pero en ocasiones se puede dejar de pensar en la
persona que tenemos enfrente como paciente, en su bien. En este caso se actúa, no como un
buen profesional, sino como técnico y se puede generar desconfianza. Lo importante es poner el
saber y las técnicas al servicio de los demás, al servicio de las metas de la profesión.

¿Qué es un profesional?

Es una persona dedicada a diferentes ámbitos: al turismo, la enseñanza, a las empresas, a la salud,
por dar algunos ejemplos.

¿Cuáles son los bienes internos de una profesión?

Son las metas que hacen que una profesión sea distinta de otras. Es importante conocer cuál es el
bien interno que ofrece cada profesión, pues es lo que da legitimidad social a dicha profesión.
Idealmente la decisión de optar por una u otra profesión radica en sus bienes internos. Si se
escogiera solo por ganar dinero, se podría escoger cualquier profesión porque todas en última
instancia ofrecen este bien. El bien interno de una profesión es ese bien que le da sentido a esa
profesión y que solo esa profesión tiene.
En medicina y en enfermería, la profesión tiene metas muy claras: prevenir la enfermedad — y
antes que eso, promover la salud— , ayudar a curar lo que se puede curar, cuidar y apoyar al que
no se puede curar y ayudar a morir en paz. Por supuesto que lo importante entonces, es cumplir
las metas de la profesión: promover, prevenir, curar y ayudar a sobrellevar; no es tan importante
entonces, tener las mejores calificaciones en los exámenes o las más altas certificaciones, sino
cumplir con las metas de la profesión en los hechos. Las metas le dan sentido a las diferentes
profesiones: al magisterio, al turismo, a la empresa, a la política. En resumen cada profesión
ofrece un bien y si este bien no es ofrecido en la realidad, la sociedad se empobrece y se hace
mucho menos humana, porque ese bien, es un bien importante para la sociedad, que la sociedad
debe tener y merece tener.

En resumen, una profesión es una actividad cooperativa, en la que distintos profesionales tratan
de proporcionar a la sociedad un bien específico, que le hace bien y que esto enriquece a la
sociedad y la hace más humana.

¿Qué hay que tener para ser un buen profesional?

Dos cosas principalmente: vocación y excelencia.

¿Qué quiere decir tener vocación?

Las profesiones siempre van ligadas a una vocación. Esta puede relacionarse con un impulso
interno que nos lleva a inclinarnos hacia cierto tipo de actividad, pero principalmente con tener
unas cualidades adecuadas para una profesión determinada, que bien cultivadas pueden llevar a la
formación de un buen profesional. En esto influye el momento, la situación y las circunstancias
que ofrecen las posibilidades de trabajar en algo. Se da la oportunidad de estudiar algo, de hacer
algo, de trabajar en algo.

Se requieren entonces las cualidades y capacidades de la persona, la oportunidad y lo más


importante es el darnos cuenta que el bien que ofrece una determinada profesión es muy
importante para la sociedad. Con ganas de proporcionar ese bien a la sociedad uno se empeña en
cultivar las cualidades; esto nos lleva a querer saber más, a hacerlo mejor, a prepararnos más.

Es muy importante que el buen profesional se dé cuenta de que le gusta la profesión y en esto
influye grandemente que la decisión de seguir cierta profesión sea tomada por la propia persona.
Si no es así, puede haber ciertos alicientes que lo mantengan en ella, pero sino se le toma gusto a
la profesión, es mejor dejarlo porque puede ser que el incentivo tome el valor supremo,
desvirtuando el valor y las metas de la profesión.

Si hay las cualidades necesarias, la oportunidad de formación y de trabajo y el deseo de


proporcionar cierto bien a las personas y a la sociedad, se está en el camino de la excelencia.

¿Qué es la excelencia?
La excelencia en el griego clásico significa la virtud. El virtuoso era el excelente, aquel que hacía las
cosas por encima del promedio y esto podía ser en relación a una actividad física, por ejemplo el
correr excelente de Aquiles; o al valor excelente de Héctor; o a la excelente lealtad de su mujer; o
a la excelente prudencia del príncipe Priamo. La excelencia es el resultado de saber hacer y hacer
las cosas muy bien con la característica o la virtud de que quien logra la excelencia la pone al
servicio de su comunidad, al servicio de los demás. Un príncipe prudente, un gobernante
prudente, un director, un jefe o un profesor prudente pone esa virtud al servicio de la gente, la
gente se beneficia de ello y todas esas acciones buenas, muy bien hechas, puesta al servicio de los
demás hacen que la persona sea excelente.

Una democracia se construye con gente excelente, no es posible hacerlo con gente que se
conforma con ser mediocre. Una democracia se construye con gente que se esfuerza por hacer las
cosas lo mejor posible, simplemente porque la sociedad se lo merece, es digna de y tiene derecho
a la excelencia. Sin embargo, este ser excelente se relaciona con un esfuerzo individual de
superación de sí mismo; esto es un principio importante porque todos somos diferentes, pero en
la diversidad se tiene la posibilidad de ser excelentes. El profesional debe ser excelente no en
comparación con los demás, sino consigo mismo. El buen profesional se supera a sí mismo para
ofrecer lo mejor que puede a los demás.

Lo anterior se relaciona con el hecho de que el cerebro humano no es como una computadora de
procesamientos lógicos, como algunos dicen creer; no, más bien el cerebro humano es un
procesador de historias y de narraciones, esto es lo que nos hace poner atención en las cosas y ver
que algunas merecen la pena. Nosotros contamos la historia, hacemos narraciones de nosotros
mismos y competimos con nosotros mismos, nos superamos a nosotros mismos.

Entonces, un buen profesional es aquella persona con vocación que tiene la oportunidad de
ofrecer un bien a la sociedad, un bien que es importante y compite consigo mismo, se supera a sí
mismo y trabaja conjuntamente con los demás para ofrecer ese bien a la sociedad.

¿Cuáles son los bienes externos de una profesión?

Todas las profesiones ofrecen un bien interno y a la vez y sin querer ofrecen bienes externos; los
bienes externos se producen en consecuencia y de todas maneras y son fundamentalmente tres:
el prestigio, el dinero y el poder. Estos no se buscan en sí mismo por el ejercicio de la profesión
pero también se obtienen si uno hace las cosas bien. Si uno hace bien las cosas se obtiene cierto
prestigio, se obtiene cierto dinero y esto da un cierto poder.

Para el profesional es muy importante tener, más que prestigio, reconocimiento; uno necesita
tener un cierto reconocimiento. La experiencia de toparse con un paciente o alumno y que se nos
recuerde la buena experiencia vivida por nuestro actuar con ellos, es un reconocimiento que en
realidad puede tener mucho más valor que tener un cierto prestigio. Esto nos hace sentir muy
bien porque nos ha dicho que lo que yo he hecho le ha servido y además lo recuerda. Es muy
importante recordar entonces y no debemos olvidar nunca que nos debemos unos a otros
reconocimiento, porque en gran parte el ser humano vive del reconocimiento. Siempre es
importante y justo reconocer al otro, todos lo necesitamos. Necesitamos ese reconocimiento para
reforzarnos unos a otros.

Lo peor que le puede pasar a alguien es ser invisible para los demás. Esto lo saben muy bien los
que quieren hundir a otros, porque los condenan a la invisibilidad. Por eso es mala, muy mala la
exclusión. Hay grupos en la sociedad que no gozan de ningún tipo de reconocimiento; y debemos
reconocernos unos a otros, primero como seres humanos, como seres dignos y reforzarnos unos a
otros en las cosas que hacemos bien. Un buen profesional no necesariamente debe tener un
enorme prestigio, pero sí que necesita tener reconocimiento. Si esto no ocurre, uno se desanima.

El reconocimiento es un signo de generosidad y grandeza de espíritu.

El dinero es necesario para vivir, sin duda; y el profesional debe cobrar por su trabajo
obviamente. Al mismo tiempo, los salarios deben ser dignos evidentemente. El poder es necesario
para emprender cualquier cosa. El poder razonable, que se pone al servicio de los demás, que no
es desmesurado, es necesario para cualquier persona para llevar a cabo cualquier cosa.

Lo que especifica a una profesión no son los bienes externos, pues estos son generados por
cualquier profesión: cierto prestigio, dinero y poder se obtienen con cualquier profesión. Lo que
especifica a la profesión son los bienes internos. Se puede optar por alguna profesión por un bien
externo, un extraordinario futbolista ganará mucho dinero; un gran escritor mucho prestigio y un
gran político mucho poder, de acuerdo; sin embargo, lo que no debe ocurrir nunca es que se
cambie la prioridad de los bienes internos de una profesión por lo externos.

Una profesión se corrompe cuando le ocurre esto. Un profesional no debe desentenderse del bien
que proporciona la profesión y buscar solo o principalmente el dinero, el prestigio o el poder;
esto pervierte las metas de la profesión y entonces, la profesión ya no sirve para lo que debe
servir. Todos sabemos que la política se ha corrompido y ahora huele mal, muy mal, porque no
cumple su función de servicio a la gente, y en especial a los más vulnerables. Tienen el dinero y
pero ya no conservan el poder, porque perdieron el prestigio y ya no se confía en ellos.

Una profesión debe ponerse al servicio de las personas.

¿Qué papel deben tener las empresas, organizaciones e instituciones donde trabajan los
profesionales?

Como profesionistas podemos estar al servicio de una empresa o de una institución pública o
privada y podemos intentar ser buenos profesionales, pero si esa organización no funciona con
ética, entonces el profesional debe ser casi un héroe para actuar correctamente, de acuerdo con
las metas de la profesión.

Es importante abordar entonces la ética profesional al mismo tiempo que la ética de las
organizaciones, en especial porque comúnmente el profesionista trabaja en alguna organización o
institución, las personas por lo general no trabajan aisladamente, se trabaja en grupo y en
organizaciones. Las personas tienen que ser éticas pero también las organizaciones deben serlo
porque si no al profesional que trabaja en ellas se les hará muy difícil su trabajo.

Las organizaciones tienen la responsabilidad de crear un clima ético en el seno de la


organización. Esto quiere decir que la organización se da unos valores morales y la gente sabe
que las decisiones que se tomen en cualquier nivel de la organización, se harán tomando en
cuenta estos valores y por supuesto se toman en cuenta las propuestas de decisión de sus
miembros porque comparten esos valores. Hay un ambiente ético, se respira un clima ético. En
este ambiente, si alguien quiere ser un buen profesional, no tendrá que luchar con una corriente
en contra sino que la propia organización le ayuda a realizar su profesión éticamente. Esto hoy en
día es muy complicado porque muchas veces las organizaciones y las instituciones no actúan de
una manera ética lo que dificulta el actuar del profesional.

Por lo tanto, la ética de las organizaciones es fundamental, por estas razones: para cualquier
organización, del tipo que sea, la ética le resulta rentable. Una organización que funciona
éticamente hace que sus trabajadores crean en ella, genera confianza. Una organización con ética,
además genera una buena reputación, y el buen prestigio y la confianza generan trabajo, clientes,
pacientes. La gente viene, se acerca, le interesa recibir el servicio de esa institución porque
funciona bien.

Esa organización al hacer su plan estratégico, toma en cuenta los intereses de todos los
participantes y usuarios de la organización, a todos los afectados por ella. Toda organización lleva
a cabo actividades que afectan e influyen en las persona; por eso, una organización que actúa
éticamente, toma en cuenta los intereses legítimos de sus trabajadores, afiliados, pacientes, etc., y
trata de satisfacerlos. Esto genera buena reputación. Por eso la ética en la organización y la
responsabilidad social es toda una estrategia de gestión y un instrumento de gestión. Además es
una medida de prudencia, porque es mejor, es más inteligente generar aliados que adversarios,
amigos que enemigos.

En la vida como en cualquier juego, todos debemos divertirnos y disfrutar, pero si alguien no juega
con ética llega un momento que ganará muchos enemigos y los que le rodean ya no serán sus
aliados, sino que incluso desearán acabarlo. Por eso siempre es mejor actuar con ética y ganar
amigos y aliados.

En realidad los seres humanos somos cooperativos, tenemos tendencia a la cooperación y a


alcanzar nuestras metas cooperativamente; esto se sustenta filogenéticamente, biológica y
evolutivamente. Por eso la ética en las instituciones es una medida de prudencia porque entre
otras cosas genera amigos y aliados, y favorece el trabajo cooperativo, participativo.

Por último, es también una exigencia de justicia. La justicia va más allá que la prudencia. Las
profesiones están al servicio de las personas, de los seres humanos, y los seres humanos tienen
dignidad no precio; por lo tanto las profesiones deben estar a su servicio. No se puede ni debe
transformar a los pacientes o a los clientes en instrumentos o medios de la profesión, sino ser su
fin, por eso hay que poner a las profesiones al servicio de las personas porque esto es los que se
les debe ofrecer a ellas en justicia.

La justicia es algo muy serio por eso las profesiones hay que ponerlas al servicio de la gente,
porque las personas tienen dignidad y no un simple precio, son fines en sí misma y no medios para
otros fines de cualquier tipo. Las empresas, los gobiernos, las instituciones, los profesionistas que
actúen así, al servicio de la gente, que funcionen así son un bien público, la sociedad se beneficia
de ellas. Un bien público es aquel que algunos generan pero muchos se benefician de él. Los
profesionales y las organizaciones que actúan así, son un bien público, todo el mundo se
beneficia de ellas.

Por eso a la sociedad le interesa tener buenos profesionales, porque no hay buenas empresas o
instituciones sin buenos profesionales. Es un deber para cualquiera que practica o que quiera
ejercer una profesión, el saber que es a las personas a quien sirve, que es a la sociedad a quien
sirve y poner su excelencia al servicio de ellas.

Elaborado y modificado por el Dr. Manuel de Anda Gómez de conferencias y escritos de la filósofa
Adela Cortina. Agosto de 2023. León, Guanajuato, México.

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