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“Cerrando las puertas abiertas”

Existen distintas formas por las cuales una persona puede estar oprimida o poseída por el enemigo. Hagamos una
distinción muy importante entre estas dos situaciones.

a. La persona oprimida puede ser un cristiano que ha participado en actos pecaminosos en su vida y les ha
dado permiso legal a los demonios para que lo atormenten.
<<Un creyente puede ser acosado, atormentado y afligido por un espíritu maligno sin estar poseído
directamente>>.

El ser humano está compuesto de tres partes: el cuerpo, el alma con la mente y las emociones y su espíritu, el cual,
una vez que la persona viene a Cristo, se convierte en uno con Dios.
“Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Corintios 6:17).

-El creyente puede ser atormentado en el área de su mente, sus emociones y su cuerpo, pero no puede ser poseído
porque ya pertenece a Dios.

b. La persona poseída es un incrédulo el cual nunca ha depositado su fe en Jesucristo como Señor y Salvador de
su vida. En consecuencia, no vive una vida EN EL ESPIRITU, y el espíritu maligno ha tomado control de su alma y
puede que también de su cuerpo.

- En muchos casos, esto ocurre cuando la persona se ha dedicado al diablo, cuando ha participado voluntariamente
en actos satánicos o cuando ha cometido actos de gran maldad. Solo una persona que nunca ha aceptado a
Jesucristo como su Salvador puede experimentar este nivel de actividad demoníaca.

-El diablo lleva muchos años engañando a los seres humanos. Existe un dicho que dice así: “Más sabe el diablo por
viejo que por diablo”. Yo no sé si eso es correcto o no, pero lo cierto es que él lleva miles de años engañando a la
humanidad y muchas personas no se dan cuenta de las puertas de entrada que tienen abiertas al enemigo.

Detallaré algunas de esas puertas del enemigo, que pueden conducir a que el creyente sea atormentado y que la
persona no convertida sea poseída.

1. El ocultismo

-Dios advierte a su pueblo contra todo contacto espiritual que no provenga de Él. Todo lo relacionado con el poder
del demonio no debería tener relación con los cristianos. Esto incluye brujería, espiritismo, ídolos, barajas de tarot, el
horóscopo, bola de cristal, quiromancia (leer la palmas), magia, trances, rituales satánicos, nueva era, la quija,
comunicarse con los muertos, etc.
“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero,
ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es
abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa
estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios” (Deuteronomio 18:10-13).

2. Traumas:

Cuando una persona experimenta un trauma, esto la hace vulnerable a un ataque del enemigo. Podemos citar varios
ejemplos de trauma, tales como la muerte de un ser querido; cualquier tragedia; abuso de cualquier tipo (físico,
verbal, sexual, emocional o espiritual); accidentes y experiencias cercanas a la muerte o cualquier acontecimiento
intenso que produzca miedo. Estos sucesos dan apertura al tormento por parte de los demonios, porque la persona
vuelve a recordar una y otra vez el trauma sufrido, en vez de entregarle este evento a Dios y pedir su ayuda y
sanidad para su alma.

3. Los cinco sentidos Hay muchas formas en que los demonios pueden acceder a las personas a través de los
cinco sentidos. A esas formas también se les llama las puertas del alma.
-Los cinco sentidos de la persona están sujetos a la debilidad de satisfacer los deseos de la carne, lo cual dará
entrada a los demonios. Entre los deseos de la carne podemos mencionar algunos como drogadicción, alcoholismo,
pornografía, perversión sexual y otros más. La Biblia nos advierte en 1 Juan 2:16 que todo lo que hay en el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene de nuestro Padre Celestial.

-Una aclaración muy importante y necesaria debido a los tiempos en que vivimos es que si, de repente, aparece una
escena impropia en la televisión, o un acto violento o impropio, en ese momento se debe renunciar y declarar que
no se está de acuerdo con lo que se ha visto. Los demonios solo tienen acceso legal a las almas cuando están de
acuerdo con lo que ven o sienten y participan en ello. Es importante rechazar cualquier entrada que pueda darle
acceso al enemigo.

4. Maldiciones generacionales

Todos nosotros heredamos rasgos físicos de nuestros padres. Pero no solo heredamos estos rasgos físicos, sino que
también heredamos patrones de comportamiento, debilidades de carácter y adicciones que se transmiten como
parte del linaje familiar. Muchos han heredado también maldiciones debido a los pecados cometidos por los
familiares, tales como la idolatría, la hechicería, crímenes, actos de inmoralidad: por lo tanto, este es un punto de
acceso legal para los demonios, que proviene de pecados llevados a cabo por nuestros familiares.

De acuerdo con la Ley de Moisés, Dios promete castigar la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y
cuarta generación (Deuteronomio: 5:9).
Esta ley todavía se aplica a los incrédulos, pero si eres un creyente ya no estás bajo la ley. Dios no te hace
responsable de los pecados de tus padres o de tus abuelos. Jesús se convirtió en una maldición por ti cuando colgó
de la cruz para que ya no llevaras la maldición de Dios. Pero debemos de apropiarnos de la Obra de Cristo y cortar
esas maldiciones generacionales.

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el
que es colgado en un madero)” (Gálatas 3:13).

El Espíritu Santo no nos condena por los pecados de nuestro linaje. Pero debemos darnos cuenta de que existen
espíritus familiares que atacarán a cada generación dentro de los confines de la familia, en los mismos puntos de
debilidad.

5. La falta de perdón

La falta de perdón abre la puerta para que la persona sea atormentada. En Mateo 18, Jesús cuenta la parábola del
siervo que no perdona y advierte a los discípulos que su Padre celestial los entregará a los verdugos a menos que
perdonen a sus hermanos (Mateo 18: 32-35). La Biblia nos revela que los hijos de Dios pueden darles acceso legal a
los demonios; no para poseerlos, sino para atormentarlos y oprimirlos.

6. Ataduras del alma

-Existen muchas ataduras del alma, algunas buenas y otras malas. Entre las buenas está la relación que existe entre
un padre y su hijo, y hemos visto cómo los padres dan la vida para salvar a su hijo. Existen también entre amigos,
cuando una buena amistad une con lazos de amor. Si ocurre dentro de los confines de una relación correcta,
entonces vendrán las bendiciones. Pero cuando esto ocurre fuera de ella, producirán confusión, opresión y
destrucción.

-Cuando estas ataduras existen, debido a relaciones sexuales previas fuera del matrimonio con otra persona aparte
del cónyuge, entonces obstaculizan la unión total. La persona se vuelve incapaz de involucrase emocional y
espiritualmente con el cónyuge. Lo mismo ocurre cuando la persona comete adulterio y no puede olvidarse de la
persona con la cual lo cometió y, por lo tanto, aunque sea fiel, todavía siente cierta atracción hacia dicha persona y
se manifiesta repetidamente en sueños y en recuerdos que serán recurrentes hasta que se rompa la atadura del
alma. Debemos observar en la Biblia que el acto sexual une a dos personas.

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”
(Génesis 2: 24).

En 1 Corintios 6:18 y en Proverbios 6:32, se nos habla del peligro de cometer adulterio o de unirse en fornicación
fuera de los límites del matrimonio.

-Como hemos leído, los demonios están buscando las distintas áreas en la vida de una persona por las cuales puedan
tener acceso legal a atormentarlas o poseerlas. Jesús dijo, en Juan 14:30, que Satanás no tenía nada en él y es de esa
misma manera que tú y yo debemos vivir.

-Un creyente puede estar atormentado al tener puertas abiertas en el área del alma y al no entregar su ser
completamente a Dios. Solamente una persona que nunca ha aceptado a Jesucristo como su Salvador puede
experimentar la posesión o dominación demoníaca y, a pesar de esto, puede ejercer su voluntad, aunque esté en
esas condiciones.

-Examinando el caso que se relata en Marcos 5, vemos que el endemoniado del país de los gadarenos escogió
acercarse a Jesús en vez de alejarse de Él. “Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los
sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo.”(Marcos 5:2)

-El evangelio de Jesucristo no está destinado simplemente a enseñar doctrina, sino que incluye el poder de liberar,
salvar, sanar, restaurar al individuo, demostrando que el Reino de Dios ha llegado y el reino de Satanás está siendo
destituido.

(Debemos determinar cerrar toda puerta al enemigo en nuestras vidas).

Recibiendo liberación

¿Cómo es que tú y yo podemos utilizar la autoridad delegada que ha sido obsequiada por Jesucristo a su iglesia y
recibir o traer liberación a otros?
-Si eres tú la persona que está siendo atormentada, entonces debes comenzar por creer Su Palabra. Él está
esperando por ti, para que aceptes la autoridad que ya Él te ha obsequiado y que te permite hacerte cargo de
situaciones negativas a través de la oración de autoridad, demandando y ordenando tu libertad —o la libertad de
todo cautivo que se encuentra en las garras de Satanás— y, así, recuperando el terreno que Satanás ha recibido el
“derecho legal” de ocupar.

-La Biblia nos enseña, en Santiago 4:7, que primero debemos someternos a Dios, lo que significa que nos negamos a
someternos a la presencia del diablo o a sus caminos engañosos. El resto de este verso dice que debemos resistir al
diablo. La resistencia es una acción militar. Resistir muestra fuerza. Dios declara que cuando lo resistes, el diablo
huye de ti. Huir es alejarse precipitadamente de un lugar o de una persona por temor o para evitar un daño o un
peligro.

-Si el diablo huye de nosotros aterrorizado, ¿por qué los cristianos deberíamos tenerle miedo? ¿Cómo puede
lastimarnos? “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el
que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

-Tu identidad espiritual es una gran arma que Dios te ha dado. Tú fuiste escogido antes de la fundación del mundo y
fuiste predestinado para ser adoptado como hijo de Dios por medio de Jesucristo (Efesios 1:4,5).

A continuación, enumero los distintos pasos para llevar a cabo la liberación


1. Reconocer que todo acto de pecado es abominable ante Dios.
2. Tener un sincero arrepentimiento.
3. Renunciar al pecado.
4. Recibir el perdón de Dios.
5. Perdonar a aquellos que le han herido.
6. Declarar en voz alta que se rompe, se corta y se desliga todo tipo de atadura al pecado en el cual la persona ha
estado involucrada.

7. Romper cualquier tendencia destructiva o dominio demoníaco transmitido a través del linaje familiar, como el
alcoholismo, la inmoralidad, la participación en el ocultismo, el suicidio, el divorcio, las ataduras de alma y cualquier
otra cosa en que se haya transmitido y que sea dañina.

8. Ordenar a todos los espíritus demoníacos que se vayan y no regresen.

9. Entregar el control de su vida a Jesucristo verbalmente y pedirle que lo bautice con su Espíritu Santo.

10. Reclamar la Sangre de Jesucristo verbalmente, en voz alta, para su vida y para su pasado.
(Hebreos 9:22 y Colosenses 2:14–15).

Ejemplo de oración
-Jesús, creo que eres el Hijo de Dios. Creo que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste de entre los
muertos. Te confieso como mi Señor y Salvador. Me arrepiento de todos mis pecados (enumera los pecados
específicos en voz baja).

-Perdono a todos los que me han hecho mal o me han hecho daño (nombra a las personas específicas en voz baja).

-Dejo atrás todo resentimiento, odio y rebelión. También me perdono a mí mismo por todos los pecados que he
cometido contra ti y los demás.

-Renuncio a los espíritus demoníacos que he permitido en mi vida y rompo, corto y desligo toda atadura pecaminosa
que existe en mi vida, al igual que las que provienen de mi linaje familiar. Ordeno que se vayan y que no regresen.

-Señor, te pido que me perdones por todos mi pecados y que me limpies con tu preciosa sangre. Ahora mismo acepto
tu amor y tu perdón y te pido que me llenes con el Espíritu Santo. Gracias, Señor.

Manteniendo la libertad
Al irse el demonio o demonios, dejan un vacío en la persona. La persona debe inmediatamente aceptar a Cristo, si es
que no lo ha hecho anteriormente, y debe pedirle al Señor que la bautice con el Espíritu Santo. Esto es de suma
importancia. Jesucristo nos enseña la susceptibilidad de la persona que queda vacía. Es muy importante ayudar a la
persona en su proceso de restauración espiritual, enseñándole cómo orar, cómo adorar y cómo leer su Biblia
diariamente. “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo y no lo halla.
Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces
va y toma consigo otros siete espíritus peores que él y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre
viene a ser peor que el primero.” (Mateo 12:43 al 45).

Cuando el alma se somete a Dios y el corazón se purifica con su Palabra, Dios nos da Su gracia, que incluye el deseo y
el poder de hacer Su voluntad. Después de haber recibido la liberación, se debe cuidar de no regresar a los patrones
incorrectos y pecaminosos que causaron el tormento o la posesión. Por eso es crucial el recibir el bautismo del
Espíritu Santo. Es muy importante el identificar las fortalezas demoníacas que en el pasado existían en el área de la
mente, combatiéndolas con memorizar y meditar en las porciones de la Palabra de Dios que luchan contra el pecado
cometido. “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Bendito tú, oh, Jehová; Enséñame tus
estatutos.” (Salmos 119:11-12).

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