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Trastorno de apego: Consecuencias

Unidad III

DISFUNCIONES DEL APEGO Y FACTORES SOCIALES


APEGO A LO NEGATIVO
El psiquismo temprano del bebé
comienza a formarse en el
imaginario de la psique materna, en
los espacios “interfantasmáticos”
(Didier Anzieu) del aparato psíquico
dual – parental y familiar, allí actúan
los primarios anclajes entre las
alianzas inconscientes familiares que
perfilan un lugar para el hijo por
nacer.
El psiquismo arcaico se inicia como psiquismo compartido por más de uno y
alberga en el sujeto del inconsciente al sujeto de la herencia que es la madre,
ésta es portadora de un aparato psíquico familiar y sujeto posible de los
conflictos y deudas del pasado, quien en su apertura psíquica hacia su hijo,
vehiculiza las identificaciones que sitúan al niño como eslabón de una cadena
familiar que lo ata a su historia.

Este proceso es conocido como "narcisismo arcaico" en Freud, "simbiosis" en


Mahler, "estructura sincisial" y "sincretismo" en Bleger, y corresponde a la
etapa previa a la discriminación entre yo y mundo objetal.

En ese período inicial, Freud señala que las fantasías originarias son
transmitidas por vía transgeneracional con sus contenidos, vivencias y huellas
mnémicas como precipitados de la historia de la cultura humana.

Ferenczi postula que con los otros yo es que acogen al bebé se formaría una
unidad dual (término formulado por Imra Herman y retomado por M. Balint),
una realidad en la que no hay mundo interno y externo sino una realidad
única donde, él es los otros y los otros son él. Es una realidad narcisista, en la
que aún no hay diferencia: sujeto – objeto.

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Los traumatismos no metabolizados por la generación anterior prosiguen en


la siguiente .Winnicott afirma que no se puede pensar al bebé separado de su
madre ya que no es autónomo y sólo se lo puede entender como experiencia
de mutualidad tanto en la díada como para la adquisición de la capacidad de
estar solo.

El narcisismo primario emerge de las estructuras vinculares transpersonales,


previo a la discriminación yoica, a la constitución de sus instancias psíquicas y
a las relaciones objetales.

Cuando en las historias de familias hay duelos insoportables (muertes y


pérdidas significativas) causa de nudos conflictivos, ocultos o secretos,
acompañados de silenciados sentimientos de vergüenza, culpabilidad,
rencor, surge un depositario cuyo fin (reparatorio, vindicativo, continuador
de legado o que ocupe un vacío que obture la necesidad de otro) se
transmite, y ejerce un peso abrumador en la identidad filiatoria.

Estos duelos y pérdidas traumáticas al transmitirse bajo secreto, inscriben


identificaciones alienadas encriptando su condición de indecibles,
impensables e irrepresentables para el depositario, surgiendo por su función
alienante como enfermedad corporal.

Los síntomas orgánicos resultan acciones escenificadas en el cuerpo como


denuncia de lo oculto en un duelo imposible de elaborar. Es un proceso
inconsciente por el que aflora lo sepultado como carente de significación por
no haber accedido al espacio mental. El cuerpo escenifica historias vinculares
que no pertenecen al tiempo histórico del enfermo, las áreas: mente, cuerpo,
mundo externo se separan, escindiendo el sufrimiento psíquico para
exponerlo en el cuerpo. Allí se exhibe lo oculto que perdura en la memoria
colectiva parental y familiar

Michel Balint (alumno dilecto de Ferenczi) estudió las secuelas que quedaban
en el bebé, cuando durante los primeros tiempos de su vida le falta la
continencia propicia de su madre. Así acuña la expresión de “falta básica”

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(1940), en referencia a una estructura insuficiente del objeto cuidador (la


madre o figura sustituta), quién no le ha aportado las bases necesarias para
ser.

De las observaciones que Hermann realiza respecto a las características del


vínculo temprano en unidad dual, destaca dos modos de identificación que
operan en sentido inverso: 1) la “identificación inundarte” por la cual el bebé
intenta retener indefinidamente esa unidad y 2) la “identificación
introyectiva” por la cual disuelve la unidad primaria.

Tanto una como otra no le permiten una elaboración exitosa de la


separación, sino que en el tiempo repiten uniones destructivas por el monto
y cualidad agresiva. La adherencia está dada en forma de adicciones a
objetos, sustancias, y a la modalidad repetitiva circular. Balint describe esta
adherencia a los objetos como “estados ocnofílicos”.

Esther Bick (1968) inspirada en los trabajos de Balint y de M. Klein,


observando el mundo inicial de los lactantes y su relación con los objetos,
comprueba como éstos “se aferran” a una voz, una luz, un ritmo, un olor, un
sabor, un contacto, con los que el bebé accede a una cierta idea de presencia
y continuidad. Se trata de una experiencia que se cumple a través de la
sensorialidad del niño en el contacto con su madre, con la cual adopta una
“posición adhesiva”, la que para Bick sería previa a las dos posiciones
desarrolladas por M. Klein ( Posición esquizoparanoide y posición depresiva)

Este concepto de E. Bick, sobre la posición adhesiva en los tiempos


tempranos, lo encontramos también destacado en J. Bleger(1967) quien
habla de una “posición glischocarica”, de un “núcleo aglutinado”
indiscriminado entre el bebé y su madre, vale decir un sincretismo que
permanece en la base de toda relación y que aflora ante situaciones
desestabilizantes en las que se altera y hasta puede perderse el marco o
encuadre continente y asegurador.

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Por su parte y en tiempos paralelos D. Meltzer (1974) afirma que la


identificación adhesiva es un tipo de identificación narcisista y que es previa
a la identificación proyectiva. Explora los comportamientos de niños autistas
observando cómo ciertas formas de adherencia se presentan no sólo en el
vínculo temprano sino que persiste de modo significativo en los cuadros de
autismo patológico, en los que el aparato perceptual pareciera haberse
desarticulado, brindando un collage disperso entre partes y donde la gran
dificultad atraviesa la desconexión con lo emocional.

D. Anzieu(1974) publica “El yo – piel”. Describe


la importancia de la piel como envoltura ya que
por medio de las experiencias de contacto
inicial con el cuerpo de la madre, comienza a
formarse el psiquismo del bebé.
Enumera las funciones como sostén, (no sólo
músculo-esquelético sino el holding materno
que luego va a
interiorizar); continente (handling, modo de la
continencia); protección del exceso de
estímulos, que requiere equilibrio para no caer
en los extremos dados por un desborde de lo
persecutorio o una caparazón que lo aísle sin posibilidad de hallar caminos de
contacto; de constancia en la presencia y seguridad; de
individualidad demarcando un contorno propio que lo recorta del resto; de
receptor y transmisor sensorial que permite comprender sentidos y
encontrar coherencia; es una vía para el placer y para el dolor, para la
plenitud y el vacío lo que enlaza la sexualidad con la sexualización, y da lugar
a la recarga energética libidinal; finalmente encamina la inscripción de
significados atribuibles a las experiencias atravesadas por el yo- piel.

Estas funciones son las que para Anzieu sustentan el necesario apego del
niño a su madre, en un vínculo recíprocamente gratificante que aseguran al
bebé en su idea de ser y de existir en un continuo.

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La identificación adhesiva se comprende al desarrollar el concepto de


envoltura y de función continente. Esto es lo que sucede en el espacio del
“entre” la madre y el bebé, en el vínculo temprano y primordial.

La madre recupera a su hijo al salir de su vientre construyendo para él una


primera cuna entre sus brazos; allí lo mece, lo amamanta, desde allí lo mira,
le habla, lo acaricia, lo calma, le sonríe. El bebé por su parte también
recupera el paraíso perdido en ese rencuentro cálido y protector que lo
ampara por medio de estímulos que “reconoce”, que tienen un ritmo
espacio-temporal cíclico y que coincidentemente aparecen cuando
experimenta desasosiego por hambre, frío, necesidad de movimiento y de
palabras que lo rescaten.

El contacto piel a piel entre la madre y el bebé inicia un proceso que reúne
sensaciones y registros, los que alimentan la idea de continuidad entre uno y
otro.

La continuidad de la presencia, la estabilidad emocional, la coherencia de las


actitudes, la solidez afectiva, organizan el mundo del niño asentando las
bases para ser. Es en el vínculo seguro y por medio de los sucesivos procesos
identificatorios tróficos (identificación adhesiva, narcisista primaria y
secundaria) como se accede a una identidad. La madre inviste al hijo y lo
emplaza en un contexto mayor que es la familia. La madre es envoltura con
su capacidad de sostén, contención y transformación, pilares del vínculo y es
quien transmite a su hijo en una misma realidad psíquica continuada entre
los eslabones generacionales.

Freud (1914) en “Introducción al Narcisismo” postulaba que el narcisismo del


hijo es herencia y prolongación del narcisismo de los padres, por lo cual ese
indiscriminado narcisismo primario es atinente a lo familiar y envuelve a todo
el grupo, y en este sentido Anzieu lo relaciona con el funcionamiento
psíquico grupal.

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Es en el contacto que el bebé percibe la piel como una superficie, un límite


entre lo interno y externo y se forma el sentimiento de integridad corporal.

Las dificultades que se dan en las experiencias primeras de contacto,


centradas en la inestabilidad de la función continente materna y paterna
entorpece la vivencia de mundo seguro y la interiorización de los objetos;
esto no facilita el gradual pasaje de una total dependencia hacia una
paulatina independencia. Crece por el contrario el temor a la pérdida de
unidad cohesiva, al desmembramiento y a las vivencias catastróficas de
desintegración.

La vivencia de continuidad entre el continente y el contenido permite que el


bebé interiorice al otro como una pertenencia, una prolongación y hasta
como dice Winnicott una creación de sí. Permite la instalación del self.

La reintroyección de miedos y ansiedades no procesadas ni transformadas


por las fallas en la función continente materna, pone en marcha las
identificaciones proyectivas tóxicas

Las fallas de la función continente, de sostén y la incapacidad para procesar y


transformar las necesidades en provisión y calma, llevan al niño a formar una
“segunda piel” que altera la natural dependencia hacia la madre continente
seguro, trocándola en una independencia aparente, apelando a aferrarse a
una piel sustituta

Esta segunda piel es como un caparazón que produce los movimientos de


rigidez tensional que expresa con su cuerpo, ciertos ritmos repetitivos,
evocan el desdoblamiento funcional que el niño intenta cumplir para sí,
defendiéndose de la “angustia catastrófica”.

La observación clínica de niños en esta situación, nos muestra por una parte
a niños en permanente movimiento, violentos, quejosos, insatisfechos, que
no encuentran, porque lo que buscan no está a su alcance. La palabra no
contiene los desbordes, la piel pareciera lacerada - en términos metafóricos-

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por lo que resulta difícil acertar con aquello que pueda contenerlos. Todo les
resulta irritativo.

Hay otros niños que parecen estar más calmados pero que se acompañan de
objetos “auto calmantes” de los que no pueden separarse. Se aferran a ellos
como portadores de seguridad afectiva. Su comportamiento parece disociado
entre lo que piensan y sienten, resultando fácil acceder a lo primero,
repitiendo ideas leídas o escuchadas con cierta solvencia, pero que distan de
ser experiencia afectiva. Éstos son casos de “falso self”, que se mueven en el
mundo “como si” fueran quienes aparentan ser. Esta segunda piel
comprende los movimientos y la tensión con que se moviliza la angustia
catastrófica (“angustia de no asignación” para R. Kaës).

El núcleo de la teoría propuesta es que la piel es la envoltura del cuerpo, de


la misma forma que la conciencia envuelve al aparato psíquico. Algo así como
que el yo es a la estructura psíquica lo que la piel es al organismo biológico.

Anzieu señala que su fundamentación teórica se basa en dos principios


generales. Uno específicamente freudiano: toda función psíquica se
desarrolla apoyándose en una función corporal cuyo funcionamiento
transpone al plano mental. El segundo principio, aunque conocido por Freud,
proviene de Hughlings Jackson: a lo largo de la evolución de las especies el
sistema nervioso conserva e integra los modos de reacción correspondientes
a etapas evolutivas anteriores, pero el órgano más reciente y más cercano a
la superficie - la corteza cerebral, en el hombre- tiende a tomar la conducción
de todo el sistema.

El concepto “Apego a lo negativo” fue introducido por Didier Anzieu,


recurriré a palabras de él: “el apego negativo: elijo voluntariamente esta
expresión de doble sentido. Por una parte, el fenómeno del apego del bebé
a su madre (o entorno materno) puede presentarse en forma negativa”. De
esta manera se refiere a las dificultades que se presentan cuando la
experiencia de apego positiva ha fallado, por insuficiente o porque ha

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faltado. Sin embargo lo que vemos es que el niño, en estas modalidades


permanece “pegado” a figuras que han sido rechazante o maltratadoras.

El apego a lo negativo combina una experiencia negativa de apego y una


fijación de apego a objetos de amor que responden negativamente a la
demanda de ternura que le son repetidamente solicitadas. Esta modalidad de
apego negativo y apego a lo negativo lo vemos en niños que han padecido
maltrato y en violencia de género, cuando vemos a mujeres obstinadamente
vinculadas a hombres que las maltratan. Para Anzieu encontrar una
explicación desde el masoquismo le resulta insuficiente y plantea que
encuentra en este desequilibrio psíquico que la superficie de excitación esta
sobre estimulada y la superficie de inscripción esta desinvestida, el yo es
estimulado pero permanentemente en negativo.

Desde los mecanismos defensivos , el psiquismo opera por negación,


anulación, denegación, desmentida: la presencia y la permanencia del objeto
bueno son cuestionadas en el otro y en uno mismo; el paciente se siente
negado, “nulo” a los ojos del entorno y se atribuye la responsabilidad de ser
rechazado, si es rechazado y maltratado es porque esencialmente es malo.

Observamos un auto-borramiento (personalidad borrada que compensa el


odio intenso con una fachada de excesivo altruismo), puede llegar incluso al
suicidio. Surge una necesidad de apego que lleva al fracaso del apego; el
fracaso del apego reactiva y exacerba la demanda de apego.

El apego a lo negativo es muchas veces la resultante de una transmisión


transgeneracional, lo que R. Kaes llamó” pacto denegativo”.

Veamos primero los componentes del apego positivó, Bowlby enumero cinco
componentes que conjuntamente permiten el apego mutuo entre el bebé y
la mamá; es una experiencia estructurarte de intercambio de ternura.

Anzieu nos dirá” “Tratase de una realización pulsional no libinizada,


independiente de la catectizacion de las zonas erógenas y que condujo a
Bowlby a la hipótesis de una pulsión especifica de apego, intermedia entre la
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pulsión de auto conservación y la pulsión sexual; si ha faltado uno o dos


componentes, éste se orienta hacia la patología del tipo de estado limite
presentando las marcas de apego a lo negativo. Si faltan la mitad o más de las
condiciones puede instalarse una patología psicótica. El déficit de todas las
condiciones no se encuentra nunca, dado que el niño no podría sobrevivir en
una situación tan negativa (síndrome de hospitalismo, Spitz).

COMPONENTES DEL APEGO POSITIVO

1) Intercambio de sonrisas.2)
Solidez del porte.3) Calor del
abrazo.4) Dulzura del tacto.5)
Interacción de los signos
sensoriales y motores en el
amamantamiento. A estos
componentes Anzieu agrego uno
más que fue: 6) Concordancia de
los ritmos.
APEGO A LO NEGATIVO

Desde el punto de vista dinámico, el apego negativo es el resultado de la


alianza de la pulsión de apego con la pulsión de autodestrucción más que con
la de auto conservación. Con respeto a la relación de objeto la experiencia
negativa del apego dificulta la diferenciación objeto- sujeto y mantiene entre
ellos un lazo simbiótico adhesivo, lo que explica la “fijación adhesiva” al
objeto materno maltratador.

A falta de una relación gratificante tierna, más vale la experiencia de una


relación dolorosa pero viva de rechazo, que la indiferencia. Creo importante
aclarar que será más sencillo desprenderse de un objeto del cual se ha
estado apegado en forma positiva que de un objeto que ha sido hasta tal
punto frustrante.

La compulsión a la repetición triunfa sobre el principio de placer, la tendencia


a rencontrar el objeto satisfactorio solo es primaria si el objeto originario ha

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sido afectivamente satisfactorio; de lo contrario la búsqueda del rencuentro


apela al objeto tal como se presentó al aparato psíquico, busca un objeto
desilusionante, frustrante, maltratador. El objeto de apego negativo
generalmente ha satisfecho las necesidades del cuerpo y frustrado la
necesidades del yo.

MODELOS DE COMUNICACIÓN DISFUNCIONAL

Como se construye la comunicación mamá- bebé (recordemos que cuando


hablamos de “mamá nos estamos refiriendo a la persona que cuida y protege
al bebé, puede ser la mamá o no)

* Con una actitud positiva hacia el bebé: sin referirse a acciones concretas,
los padres manifiestan emociones positivas al hablar o pensar en el niño. El
“como” se nomina al infans es muy importante, valorizarlo y reconocerlo será
un mensaje que construirá día a día su auto imagen.

*Sensibilidad a sus necesidades: en un principio se trata de sus necesidades


fisiológicas, aunque luego irán incorporando la atención a las psicológicas.
Recordemos que una mamá da más que alimento, cada situación donde
resuelve alguna función fisiológica del niño está imprimiendo su impronta y
otorgándole vivencias al niño que le permitan sentir cuan amigable o no, es
el mundo que lo rodea.

*Interacción sincronizada con él: principalmente el juego

*Apoyo emocional.

También resulta interesante la relación mostrada por los Cowan (2001) entre
el tipo de vínculo que existe entre la pareja y el desarrollo posterior de los
patrones de apego en el niño, pudiendo utilizarse la primera como predictiva
de la segunda. Hemos observado el enorme desconcierto que un bebé siente
cuando el dialogo verbal o pre-verbal en la pareja de sus padre es confuso.
Para el bebé el mundo son esos adultos, su cuidado y seguridad depende de
ellos, si por determinadas situaciones coyunturales de la pareja percibe la

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discordancia entre esos adultos comienza a sentir una profunda inseguridad;


inseguridad que proyectará hacia un afuera peligroso e introyectará hacia un
adentro desorganizado.

Los factores principales que contribuyen a la seguridad en el


vínculo son:
*Ofrecer empatía y respuesta sensible (responder al niño de un modo acorde
con las necesidades que tenga de cualquier tipo y desde su estado emocional
actual). Un lenguaje y una actitud corporal acorde a su etapa de desarrollo.

*Entablar conversaciones significativas con los hijos en las que se aborden


temas interpersonales. Es frecuente que los adultos crean que los niños no
entienden cosas que si lo hacen.; se los excluya de situaciones que igual
perciben y que no comprenden que pasa, exactamente porque no hay ningún
adulto que se lo explique. El lenguaje es un elemento para incluir aun desde
la panza, el bebé debe “ser hablado” e introducido al mundo de las
representaciones.

Les voy a transmitir una consulta que recibí en mi consultorio de una pareja:

M se comunica conmigo pidiéndome una entrevista a la que vendría con su


marido J. Motivo de la consulta: M está preocupada porque cree que su
marido está muy violento y no puede explicarle las cosas a su hijo que
llamaremos P. Ambos tienen un hijo de 5 años que reconocen amar
profundamente. Pareja joven, inmersos en un mundo laboral complejo. Me
relatan la siguiente anécdota que motivó la consulta: Llegan de trabajar M y
J, luego de una jornada agotadora, es tarde. En la casa esta su hijo jugando
en la computadora. J entra hablando con su celular a un cliente lo que le
impide saludar a P con un abrazo. La comida esta lista y se sientan en la mesa
, P tarda en dejar su juego, y J luego de llamarlo reiteradamente lo agarra de
un brazo , lo zamarrea y lo castiga dejándolo sin comer encerrado en la
habitación, interviene M, hay una pelea entre ambos. Cuando le pregunto a J
que cree que le paso, me responde muy angustiado: que él quería comer con

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su hijo, que lo extraña mucho y que desea verlo en cuanto llegaba de


trabajar, lo enojo mucho el “desamor “de P. y que no dejara la
computadora….. (A los fines de este texto dejemos el relato aquí)

Seguramente coincidirán conmigo que jamás este niño de 5 años va a


comprender la situación en la que solamente se debe haber sentido víctima
de una enorme injusticia y violencia. Ni se habrá enterado que el padre
estaba enojado porque en realidad “quería estar” con su hijo. Y lo que aun es
peor es muy probable que haya sentido un profundo temor frente al enojo
“incomprensible” para él que demostró el padre. Incomprensible, en tanto él
no hacía nada distinto que lo que “imitaba “de su padre (conectado al
celular)
El reconocimiento de los estados mentales del otro, su valoración y su
interpretación son cruciales para el desarrollo de la capacidad de reflexión
sobre situaciones intersubjetivas. Esta habilidad, que se adquiere alrededor
de los cuatro años y medio, permite al niño predecir las consecuencias de los
eventos interpersonales, aunque la adquisición de la teoría de la mente, se
puede argumentar que nunca es alcanzada totalmente (Fonagy).
El nivel más sofisticado de la función reflexiva, agrega Fonagy , surge en el
marco de relaciones de apego seguras y puede ser predecible en un
individuo, a partir de la calidad de la relación de apego que se tenía con los
cuidadores y de su propia capacidad mentalizadora; los padres con una alta
capacidad reflexiva son capaces de proveer un apego seguro al niño debido a
que comprenden sus propios estados emocionales y son capaces de regular
sus propias reacciones y las relaciones con sus hijos; sus comunicaciones no
presentan distorsiones serias. Pueden promover un diálogo reflexivo con sus
hijos y los demás miembros de su familia.
Se observa en estilos de apego inseguro, la tendencia a negar las
experiencias negativas; una incapacidad de re-evocar los sentimientos
negativos; a idealizar la imagen de los padres y a preocuparse en forma
extrema por ellos. Es necesario para un desarrollo saludable de la
personalidad, tener accesible a la memoria tanto las experiencias
gratificantes, como aquellas experiencias dolorosas, lidiar con el dolor e
integrarlo en una positiva mirada del propio self.
Los niños con apego desorganizado son considerados como una clase aparte
de los resistentes y los evitativo. Las características de los primeros es la

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hipervigilancia y, de forma consecuente, construyen muy pronto sistemas


que les permiten mentalizar la conducta de los cuidadores. Pero esta
mentalización no tiene los afectos que produce en los niños de apego seguro
(organización del sí-mismo y sentimiento de seguridad). Esto puede deberse
a varias causas: A) El cuidador distorsiona los estados del niño. Por poco
registro B) El estado mental del cuidador evoca mucha ansiedad en el niño;
bien sea porque el cuidador alberga deseos y tiene actos de maltrato contra
el niño o bien porque el niño le produce temor c) El niño necesita excesivos
recursos para entender la conducta parental y esto se hace a expensas de
entender la propia. Esta situación se puede dar con uno de los padres o ante
la incoherencia del comportamiento de la pareja parental

Los aportes de Schore apuntan hacia una corriente que se denomina


“construcción social del cerebro”, pues enfatiza la importancia del entorno
del niño a la hora de marcar el desarrollo de ciertas zonas neuronales y, por
tanto, de las funciones sostenidas por ellas.
Los datos que más fácil se han obtenido, los del comportamiento manifiesto
de la díada madre-hijo, nos llaman la atención sobre la importancia de las
interacciones cara a cara, entre los tres y los seis primeros meses de vida.
Coincidiendo con la inauguración de las capacidades sensoriales y cognitivas
que permiten que el niño perciba rostros, las interacciones madre-hijo se
centran en “protoconversaciones” consistentes principalmente, en la
combinación de expresiones faciales y sonidos.

El lenguaje pre verbal o para verbal, será un factor de comunicación más allá
de la etapa primaria en la vida. Cuando hablamos de doble mensaje no
solamente nos referimos a la comunicación paradojal sino a aquellos
mensajes que comunican desde la palabra algo y desde lo pre verbal están
mostrando otra cosa, este tipo de mensaje crearán el apego desorganizado.

Estas conversaciones (la primera interacción social del niño) cumplen una
doble función, por un lado son el medio que tiene el bebé de expresar
estados internos. La expresión de estos estados requiere siempre de la
conversación con un progenitor; por lo general el bebé da señales de algún
estado emocional, pero es la interacción con un adulto que responde con

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expresiones similares o complementarias a las del niño lo que permite que


éste incorpore la protoconversación como un método de interacción social.

La idea defendida por Schore es que la protoconversación es un modo de


regulación emocional diádica de los afectos displacenteros del bebé. El
primer recurso de control emocional del bebé es la interacción “empática”
con un adulto capaz de regular en sí mismo, los afectos que el niño no puede
regular aún. El componente empático resulta necesario para regular los
afectos de modo correcto, no obstante, ya hemos mencionado que parece
una pauta automática del adulto. Esta particularidad de la regulación
emocional, si es adecuada, es el primer paso hacia la consolidación de un
apego seguro o de otros patrones en caso de que sea disfuncional.

Fonagy plantea la relación entre el trato empático insuficiente recibido por


parte de los progenitores (debido a sus propias limitaciones), la insuficiente
capacidad de regulación emocional del niño y los trastornos límites de
personalidad en el adulto. Es lo que se ha va a llamar “persistencia
transgeneracional del apego”, según la cual, un progenitor que no controle
bien sus propios estados emocionales será incapaz de calmar los de su bebé,
haciéndole propenso a padecer el mismo déficit.

Es en este punto, donde más claramente convergen los datos conductuales y


neurológicos.

En las investigaciones Schore se centra en conocer los efectos en el cerebro


de la exposición a un entorno que no facilite el desarrollo: padres negligentes
o maltratadores. Los efectos de este tipo de vínculos en el cerebro son
opuestos al buen desarrollo; la respuesta de excitación por estímulos
desagradables que vive el niño, si no son calmados adecuadamente por un
adulto, producen una sobre estimulación de las vías nerviosas conectadas
con el sistema límbico que pueden causar daño irreparable en su desarrollo.

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El bebé excitado intera o exteroceptivamente requiere de otro que lo calme,


o de lo contrario, crecerá sin la posibilidad de que su sistema límbico sea
capaz de interpretar y regular la información y las respuestas afectivas.

CONDUCTA ANTISOCIAL

Algunos estudios han encontrado las siguientes relaciones entre diferentes


patrones de apego y algunos trastornos psicopatológicos. A modo de
ejemplo, citaré algunos resultados mencionados por Fonagy:
Apego inseguro: depresión en la infancia, dificultades interpersonales y
comportamiento hostil en la adolescencia.
Trastorno de ansiedad en el adolescente: apego ambivalente en la infancia.
Últimamente, se han realizado experiencias que ponen en relación el tipo de
apego con el resultado del tratamiento, las personas con modalidad de apego
rechazante son resistentes al tratamiento.

Síntomas disociativos a edades entre 17-19 años: patrón de apego inseguro


evitativo o desorganizado en la infancia.
Edad adulta
En general, se admite que el patrón de apego seguro es un factor de
protección respecto al desarrollo de trastornos psicopatológicos. Las
personas con apego seguro muestran menos hostilidad y más habilidad a la
hora de regular la relación con los otros.

Dozier señala que diferentes estudios han relacionado el patrón de apego


rechazante con personalidad antisocial, abuso de drogas y de comida. Por
otra parte, se ha encontrado también correlación significativa entre el patrón
de apego preocupado con una personalidad marcada por sentimientos
depresivos.

La evolución de la representación del self y de los otros está marcada por el


balance entre necesidad de relación versus necesidad de independencia. La
ruptura de este equilibrio supone la aparición de psicopatología.

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Blatt habla de patología anaclítica para referirse a la necesidad de relaciones


que tienen las personalidades dependientes, histriónicas, o fronterizas; estas
personas quedarían clasificadas en la categoría de apego preocupado.
Mientras que la categoría rechazante daría lugar a la patología introyectiva
que caracteriza a las personalidades esquizoides y narcisistas. Blatt aplica
también estas consideraciones a la depresión, distinguiendo la anaclítica de
la introyectiva. Este planteamiento adquiere mucha importancia como factor
de predicción frente a la evolución del tratamiento.
Fonagy, a su vez nos subraya el interés que tiene para los psicoanalistas la
investigación sobre la conducta desorganizada, caracterizada por conductas
contradictorias, estereotipias.

La conducta desorganizada de apego, como ya lo hemos planteado (cap2)


fue descrita por primera vez por Main y Solomon en 1986, relacionando el
apego desorganizado con un ambiente asustado o asustador. Este tipo de
apego aparece con frecuencia en niños cuyos cuidadores inspiran miedo, por
lo que se enfrentan a la situación paradójica de necesitar protección de las
figuras que a su vez provocan circunstancias atemorizantes.
Hay evidencias de que los niños que presentan un patrón de apego
desorganizado tienen altos niveles de cortisol salival en la evaluación de la
“Situación Extraña”; el cortisol se segrega en mayor proporción en
situaciones de estrés, y puede dañar el hipotálamo. En este sentido, parece
probado que la hiperactividad temprana del sistema nervioso a causa del
estrés ocasiona que, en posteriores situaciones de estrés, el organismo
reaccione de forma irregular, como manera de además de los costos
emocionales que nos quede claro el correlato organice que acompañan estos
estados.
El apego desorganizado tiene una relación estrecha con la agresión infantil, la
disociación y las relaciones violentas.

Habitualmente la conducta desorganizada está relacionada con factores


familiares como maltrato, depresión mayor o trastorno bipolar en la figura o

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figuras de apego. Se ha observado una relación estrecha entre cuidador/a


severamente deprimido/a y apego desorganizado.

Mahler plantea la “influencia mutua” que corresponde con los últimos


hallazgos de la teoría del apego en el sentido de que las representaciones
que la madre tiene del bebé influyen en la interacción entre ambos. El niño
adquiere las representaciones del self y del objeto como bueno (amoroso), y
malo (agresivo), dependiendo de las experiencias de gratificación o
frustración en la relación con el cuidador.

Acerca de la afirmación de Winnicott (1958) de que la relación nace de la


experiencia de estar solo en presencia de alguien, Fonagy formula tres
consideraciones importantes que, además, están íntimamente relacionadas
con los descubrimientos de la teoría del apego:
1. La seguridad nace del hecho de experimentar el mundo interno. Ante la
ansiedad del niño el cuidador seguro debe transmitir calma mediante una
respuesta que simultáneamente recoja la ansiedad del bebé y le proporcione
un afecto incompatible con su malestar.
2. El bebé debe de ser expuesto a los sucesos externo gradualmente, y ello va
a posibilitar la aparición del self verdadero, la madre no debe de ser intrusiva
de forma que permita que el niño pueda jugar sólo en presencia de ella,
mientras que si la madre no está disponible fuerza al niño a tener una
conducta exploratoria antes de estar capacitado para ello.
3. Winnicott considera la importancia de facilitarle al bebé ocasiones para
que pueda llevar a cabo gestos creativos espontáneos. Sostiene que un
ambiente sensible ha de proporcionar al bebé coherencia a su cuerpo. Este
concepto es similar al concepto de self “corporal” de Daniel Stern.

Fonagy piensa que la esencia del descubrimiento de Winnicott es que el


verdadero self sólo puede evolucionar en presencia de una persona no
intrusiva que permita al niño vivenciar la continuidad de su self. Es preciso
que el cuidador mantenga o restaure su propio sentimiento de bienestar
para que pueda regular la ansiedad del bebé. En resumen, este autor piensa

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 17


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

que cuando no hay un maternaje suficientemente bueno se producen


distorsiones que pueden alterar el desarrollo del self verdadero. A su vez
considera que cuando el trauma procede del cuidador, obstaculiza el proceso
de mentalización.; cuando el niño se asusta, un progenitor ha de
tranquilizarle sin disimular sentimientos o situaciones externas, sino
transmitiéndole que los sucesos se pueden ver desde distintas perspectivas y
que él está a salvo. En el caso de niños traumatizados, no están seguros, por
lo que una comunicación en este sentido es errónea y conduciría a la
disociación.

En relación con el trauma, Fonagy describe una forma de funcionamiento que


denomina “modelo de simulación” El trauma puede alterar funciones de
representación y, de esta manera, algunos niños tienen un pseudo-
conocimiento de la mente de los demás, pero ello va en perjuicio de su
propio conocimiento.

Fonagy refiere la dificultad de mentalización que tienen los pacientes


fronterizos, lo que les lleva a una rigidez en la forma de relacionarse con los
demás y a una dificultad en la comprensión del mundo, por lo cual el cambio
terapéutico se hace muy difícil. En el momento en que la realidad no
concuerda con su esquema les queda un sentimiento de vacío. Además, sus
relaciones interpersonales se hallan restringidas como también la experiencia
del self. Estos pacientes presentan la equivalencia psíquica, la realidad
psíquica adquiere para ellos un carácter objetivo, lo que les lleva a una
incapacidad para pensar en la existencia de otras perspectivas desde la cual
contemplar el mismo suceso.

La cualidad principal del cuidador como figura que brinda amor y seguridad
permite al niño regular el conflicto básico entre amor y odio, de forma
complementaria, la agresión sería la consecuencia de una perturbación
traumática del vínculo de apego. En consecuencia, el significado de las
agresiones que se producen en el marco de relaciones afectivas adultas ha de
buscarse en la matriz particular de las relaciones del sujeto en la infancia.

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 18


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

Cuando dichas relaciones no han sido adecuadas, la persona tiende a


reaccionar con agresividad cuando percibe amenazas o se siente en peligro.
Son formas desorganizadas en tanto no encuentra una adecuada forma de
adaptarse a la realidad del mundo que lo rodea.

Bowlby consideraba que cuando los niños no pueden expresar sus


sentimientos frente a la pérdida de una figura de apego (sentimientos que
son ambivalentes e incluyen tanto el anhelo de contacto como el enfado y la
rabia) esta vivencia de “división” en los afectos hacia la figura de apego tiene
su correlato en un sistema disociado de la personalidad del niño. En suma,
para Bowlby, en el duelo patológico se reniega (disavow) la pérdida.

En los casos en que los padres no se muestran suficientemente disponibles y


no existe una figura de apego sustituta, los niños pueden verse empujados a
adoptar un distanciamiento emocional a través del cual se niega cualquier
necesidad de contacto. Bowlby pensaba que esta exclusión defensiva se
convierte en el núcleo de la psicopatología, ya que el alejamiento impide
experimentar lo traumático y, por tanto, el niño carece de medios para
procesar su experiencia. En la adultez, estos traumatismos pueden activarse
en el contexto de vínculos afectivos y desencadenarían todos los afectos de
ira y hostilidad contenidos.

En cualquier caso, parece haber coincidencia en que no es el trauma aislado


sino el efecto de éste sobre los vínculos, o el hecho de que el trauma
aparezca en el interior de vínculos deficitarios, lo que señalaría la dirección
en la que se va a desarrollar la personalidad. Asimismo, se considera que es
la desorganización en los vínculos de apego, y no tanto determinados grados
de inseguridad en dichos vínculos, lo que sería un factor central en la
aparición de agresión y violencia en la vida adulta; el “trauma relacional” se
encuentra típicamente en familias donde las deficiencias son acumulativas.
En ellas, el adulto responsable de cuidar al niño provoca fallas en la
regulación afectiva de éste y, lo que es más importante, es incapaz de dar
cariño o cuando lo da, es de forma inconsistente. Como resultado de este

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 19


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

fallo de “entonamiento” afectivo, el niño queda en un estado psicobiologico


profundamente desorganizado.

La respuesta del niño a un ambiente que le produce mucho miedo es


desarrollar una hipervigilancia y una reacción extremada, ya sea ésta la de
expresar emociones intensas ante cualquier pequeño cambio en el contacto
con los otros o, por el contrario, evitar dicho contacto, disociando una
afectividad que aparece muy restringida y mostrando un alto grado de
obediencia y conformidad. En cualquier caso, estos formatos de interacción
van a terminar por formar parte del psiquismo y uno de sus efectos sería el
de dañar la capacidad para procesar la información emocional en el seno de
las relaciones con los otros.

Podría decirse, en suma, que los efectos de un traumatismo temprano en la


relación del niño con figuras de apego pueden conducir tanto a una
deficiente capacidad para procesar la información emocional que nos
transmiten los otros, como a tener dificultades en grado variable para regular
los estados corporales . Si las figuras parentales son incapaces de ayudar a
sus hijos cuando estos se sienten atemorizados, se va desarrollando durante
la infancia una excesiva sensibilidad frente a cualquier estrés que se
expresará en la vida adulta como incapacidad de hacer frente a cualquier
situación conflictiva.

En cuanto a los niños y niñas criados en vínculos de apego desorganizado,


éste puede provenir tanto de padres que atemorizan a sus hijos (donde se
dan formas francas de maltrato), como de padres que alternan entre proveer
de cuidados adecuados y retirar bruscamente cualquier tipo de disponibilidad
y vínculo afectivo con los hijos.

En aquellos casos en que ambos padres son responsables de provocar miedo


e intranquilidad en sus hijos, los niños y las niñas se ven abocados a un
callejón sin salida ya que son las propias figuras protectoras las que producen
temor. Como escapar físicamente del traumatismo es imposible, los niños
alternan entre estados de hiper-vigilancia y protesta airada y estados en los
Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 20
Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

que predomina la disociación y un bajo tono emocional. Cuando nos


encontramos con traumas acumulativos en las relaciones, éstos van a
terminar por producir un impacto en la maduración del sistema orbito-frontal
y generar una permanente falta de regulación en los estados de miedo.
Numerosas investigaciones relacionan el apego desorganizado con una
predisposición a la violencia en las relaciones personales, a padecer estados
disociativos y trastornos de conducta en niños y adolescentes, así como a
desarrollar en la vida adulta el denominado trastorno borderline de la
personalidad; la ausencia de respuestas por parte del cuidador también dará
lugar a la desorganización del infante.

TRASTORNO REACTIVO DE APEGO

La sintomatología esencial de este trastorno aparece en forma de signos de


pobreza en el desarrollo emocional (déficit de respuestas sociales apropiadas
a la edad, apatía) y en el desarrollo somático (déficit de desarrollo).

La característica esencial del trastorno reactivo de la vinculación es una


relación social que, en la mayor parte de los contextos, se manifiesta
marcadamente alterada e inapropiada para el nivel de desarrollo del sujeto,
se inicia antes de los 5 años de edad y se asocia a una crianza sumamente
patológica con falta de cuidados apropiados.

Hay dos tipos de presentaciones:

En el tipo inhibido el niño está persistentemente incapacitado para iniciar la


mayor parte de las interacciones sociales y para responder a ellas de un
modo adecuado a su nivel de desarrollo. El niño responde socialmente de
modo demasiado inhibido, hipervigilante o ampliamente ambivalente y
contradictorias (p. ej. vigilancia fría, resistencia a satisfacciones o
comodidades, o una mezcla de acercamiento y evitación)

En el tipo desinhibido se observa un patrón de vinculaciones difusas. El niño


exhibe una sociabilidad indiscriminada con acusada incapacidad para
manifestar vínculos selectivos apropiados (p. ej. excesiva familiaridad con
Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 21
Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

extraños o falta de selectividad en la elección de las figuras de vinculación).


Los niños con este trastorno presentan una respuesta o un contacto social
pobremente desarrollado. A los dos meses de edad, todavía no siguen con la
mirada los movimientos de la cara y de los ojos de las personas que están a
su alrededor; puede faltar la respuesta de sonreír y la de la mirada recíproca.
A los cuatro o cinco meses, el niño puede tener dificultades e incluso fracasar
en su participación en juegos sencillos con el cuidador o el observador, no
intenta la reciprocidad verbal, ni tiende las manos cuando es alzado, no va
hacia la madre espontáneamente y no vuelve la cabeza hacia el lado de
donde proviene la voz del cuidador u observador. A los siete u ocho meses, el
niño no puede arrastrarse todavía, no establece comunicación visual o
verbal con el cuidador, no empieza a imitar al cuidador, ni muestra algunas
de las expresiones faciales más sutiles (timidez, atención, etc).Son
frecuentemente observadas en el niño las conductas de apatía, mirada fija,
llanto débil, tono muscular pobre, prensión débil cuando intenta comer y
escasa motilidad espontánea. Un sueño excesivo y una generalizada falta de
interés por el entorno son manifestaciones frecuentes en este trastorno.

A menudo, estos niños llaman la atención del pediatra por su dificultad


en desarrollarse, son niños que no reciben un cuidado adecuado para
su edad, y la razón de la visita al pediatra puede ser por una enfermedad
somática grave, o un problema asociado en relación a la alimentación.

Por definición, el trastorno se asocia a una crianza claramente


patológica que puede adoptar la forma de desatención persistente de las
necesidades emocionales básicas del niño, o cambios repetidos del cuidador
primario, lo que evita la formación de vínculos estables (p.ej. cambios
frecuentes de hogar adoptivo). Se presume que la crianza patológica es
responsable de la relación social alterada.

La crianza patogénica se manifiesta al menos por una de las siguientes


características:

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 22


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

1- desestimación permanente de las necesidades emocionales básicas del


niño relacionadas con el bienestar, la estimulación y el afecto
2- desatención persistente de las necesidades físicas básicas del niño.

3- cambios repetidos de cuidadores primarios, lo que impide la formación


de vínculos estables (ej. Cambios frecuentes en los responsables de la
crianza).

Algunas situaciones (p.ej. hospitalización prolongada del niño, pobreza


extrema o inexperiencia de los padres) predisponen a la práctica de una
crianza patológica. Sin embargo, una crianza claramente patológica no
siempre determina el desarrollo de un trastorno reactivo de la vinculación:
algunos niños establecen relaciones sociales y vínculos estables incluso en
situaciones de abandono o maltrato relevantes. Un abandono extremo y
especialmente un cuidado institucional con oportunidades limitadas para
establecer vínculos selectivos, incrementa el riesgo de presentar este
trastorno.

Si a pesar de estas condiciones se suministra un apoyo ambiental adecuado,


pueden producirse remisiones o mejorías considerables. El trastorno puede
ser reversible con un tratamiento apropiado y no se vuelve a presentar de
nuevo si se establece un cuidado afectuoso, preferiblemente con un único
cuidador.

En ausencia de complicaciones somáticas graves y con un tratamiento


apropiado, las complicaciones psicológicas pueden limitarse a los efectos
derivados de una estancia prolongada en una institución (circunstancia
particular que puede afectar el desarrollo de la persona).Hay una
investigación muy interesante de colaboradores de Bowlby (los Robertson)
que muestra las consecuencias tremendas que puede tener una
institucionalización en un niño pequeño sin contacto con los padres.

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Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

En algunos casos vemos que el trastorno se desarrolla según un curso


continuo y una sociabilidad indiscriminada puede persistir incluso después
que el niño haya establecido vínculos selectivos.

Todos aquellos factores que interfieren con el establecimiento del “vínculo”


emocional en una etapa temprana pueden predisponer a este trastorno:

 Con respecto al cuidador: se incluiría la depresión grave, el aislamiento


de la madre y la falta de apoyo adecuado, obsesiones de infanticidio
que hacen alejar a la madre del niño (por temor a hacerle daño),
abandono e indiferencia maternas hacia el niño, deprivación extrema
durante la infancia de la madre y falta de oportunidades para aprender
la conducta materna. Los bebés que son “difíciles” o muy tranquilos
(letárgicos) pueden frustrar excesivamente a su cuidador y aumentar la
posibilidad de que el trastorno se desarrolle; en muchos casos de bebé
con compromisos somáticos o prematuros, esta frustración se
incrementa; otros factores que pueden predisponer al trastorno son la
falta de contacto físico cuerpo a cuerpo durante las primeras semanas
de vida (como pasar un periodo prolongado en una incubadora u otras
separaciones del cuidador adulto durante las etapas tempranas).

METODO CANGURO

La tarea de los profesionales es ayudar a los padres a encontrar formas de


relación adecuadas a las características de sus hijos. En las madres de bebés
prematuros, la interrupción de la gestación provoca una depresión reactiva,
que suele aparecer en los momentos de descompensación del bebé y que
interfiere en las funciones maternas y en las capacidades de reconocer
las necesidades del bebé. Las madres se sienten que no han podido retener
más a su hijo en su útero y que le han dado una vida demasiado frágil.

La manifestación de dos de las conductas innatas que favorecen de manera


muy especial los lazos: la succión y la sonrisa, no existen en el primer período

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Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

de un niño prematuro, provocan en la madre la sensación de no poder dar ni


recibir aquello que les es satisfactorio.

“El método canguro”, el contacto piel a piel favorece la vinculación y también


facilita la lactancia materna, ya que aumenta la producción de leche de la
madre. También incrementa el tiempo de sueño de los prematuros,
favoreciendo que haya menos agitación, apneas y bradicardias. En el método
piel a piel, se le indica a los padres que hablen y toquen a su hijo, a valorar
la lactancia, tratar de favorecer el vínculo en un momento en que todo es
fragilidad, miedos y fantasías de muerte. Es imprescindible escuchar a los
padres, respetar el tiempo de cada uno y mantener una actitud que les
permita expresar sus ansiedades.

Comparto con ustedes uno de los videos explicativos de un servicio de


neonatología de alto riesgo:

Apego seguro
Hacer Ctrl Clic para seguir enlace

http://www.youtube.com/watch?v=A9O7BlLmpfc&feature=related

Y La importancia del “método canguro”


Hacer Ctrl Clic para seguir enlace

http://www.youtube.com/watch?v=DZhSizmln18

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 25


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

Trastorno en la percepción de la estimulación

Los estímulos en etapas precoces son sobre todo sensoriomotores. La


modificación de las conductas de apego, por ejemplo, durante el ingreso
precoz a un servicio médico, altera la forma de recibir y responder a los
estímulos. De hecho, para muchos bebes se podría decir que una
hiperestimulación hace al bebé «desconectar» por verse desbordado
(irritabilidad y sobresaltos que se transforman en decaimiento y cierta
apatía).En otros bebés aparecen signos de hipoestimulación en forma de
pereza, dificultad para reaccionar.

Pero, sobre todo, hay que señalar el cambio cualitativo de los estímulos que
pasan a ser, cuanto menos, «peculiares» durante ese ingreso precoz:
termómetro rectal, pinchazos en talones, inmovilidad, sujeción, sonidos
determinados que configuran un panorama para el exceso de vigilia o una
cierta apatía. Incluso el estímulo oral, tan importante en esta etapa, se altera
de forma muy evidente ya que, por ejemplo, no siempre la succión se sigue
de deglución de alimento.

En el caso de los neonatos, para favorecer la habituación de los niños en la


Unidad es necesario disminuir los ruidos y bajar la intensidad de la luz
(cuando sea posible).Veremos un video que transmite la experiencia de un
servicio de neonatología en Barcelona que al implementar el # método
canguro” lograron descender a 0 la mortalidad de niños de alto riesgo.

En las figuras parentales

Cuando no se establecen estas conductas de apego primarias -por


ejemplo, durante los ingresos precoces, situaciones de abandono o en
determinadas instituciones infantiles- entonces se rompe esta posibilidad y la
respuesta de apego se paraliza primero, después se difiere o aplaza y, con
posterioridad, es preciso reconstruirla. Cuando la vivencia emocional de las
figuras parentales se encuentra afectada de forma importante -por ejemplo,
depresión posparto, temor por los procesos que pudiera sufrir el bebé

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Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

(deshidrataciones, malnutriciones, ingresos precoces hospitalarios


o afecciones somáticas crónicas), ausencia de sostén familiar y/o social; estas
fases del proceso de vinculación se encuentran alteradas porque tienen un
efecto sinérgico entre sí.

Estas dificultades para establecer conductas de apego se traducen en una


disfunción muy evidente a la hora de poder configurar conductas y actitudes
de contención en las relaciones parentales con posterioridad, por ejemplo,
dificultad en poner límites, sobreprotección, emisión de mensajes
contradictorios, baja autoestima en su consideración como padres.

La prematurez de un hijo así como el compromiso somático enfrenta a los


padres a la reacción frente a un duelo narcisista, que se expresa de dos
formas:

1- Existencia del trastorno en el bebé, en este caso lo que afecta al


narcisismo materno es la afección de su hijo/a en sí misma y su reacción
oscila entre la incredulidad y la oposición, ambas son expresiones de la
resistencia a aceptar la situación como algo que pueda perturbar la
interacción con su bebé y/o la fantasía de domino sobre el cuerpo del bebé.
Se expresan como: la dificultad de aceptación del problema y los contenidos
de incredulidad y negación. Se puede esquematizar en la pregunta que
realizan muchas figuras parentales: « ¿Cómo LE ha podido pasar?».

2- Capacidad de ser buena madre: Las figuras maternas no se conforman con


ser unas madres lo suficientemente buenas, por utilizar la acertada
terminología de Winnicott, sino que desean ser las «mejores» madres. Por
ello es difícil que una madre pueda aceptar cualquier desliz en su función. Sus
vivencias oscilan entre una cierta posición depresiva y un lamento que puede
llegar a ser queja, cuando no pueden o no se sienten con las suficientes
energías como para desarrollar la maternidad y les hace estar inseguras y con
cierta dificultad para poder aceptar cualquier proceso del bebé. La pregunta
que se hacen y realizan a los profesionales se esquematiza en: « ¿Cómo ME
ha podido pasar?».
Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 27
Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

El cuerpo adquiere una significación de gran relevancia tanto por la


percepción táctil (hiperestimulación/ hipoestimulación / disestimulación,
contacto piel a piel con armonía táctil frente a movimientos prensiles
disarmónicos) como por la alteración de los patrones de la cercanía corporal
(cercanía frente «invasión», por ejemplo acostarle en la propia cama de los
padres de forma prolongada)

Función esfinteriana: estreñimientos de los niños que convoca a conductas


“invasivas” de los padre (enemas, supositorios, obligarle a permanecer
sentado en el baño, enseñanza precoz del control esfinteriano);

Los síntomas digestivos Especialmente los vómitos y la alteración del ritmo


de evacuación intestinal (alternancia restriñimiento/diarrea ante situaciones
de estrés, algunas diarreas crónicas inespecíficas de la infancia que son
equivalentes del colon irritable de la edad adulta), son de gran importancia
para poner de manifiesto lo precoz y arcaico de los síntomas del aparato
digestivo al estar unidos a dos contenidos fundamentales: la función materna
y la función de supervivencia.

Los trastornos del sueño

Junto con los trastornos digestivos y alimentarios representan un doble


contenido fundamental ante los procesos de autonomía / dependencia: la
cercanía incluso táctil de la presencia de la figura de apego
(fundamentalmente la madre) y la capacidad de estar solo y, por lo tanto,
verse con capacidad de diferenciación con la figura de apego.

*¿Qué factores pueden interferir en el establecimiento del


“vínculo emocional”? a) depresión grave de la madre b) abandono e
indiferencia materna hacia el niño c) deprivación extrema d) falta de
contacto físico en las primeras semanas de vida e) Alguna o todas estas
opciones

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 28


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

*Los perfiles evolutivos psicosomáticos afectados por el trastorno reactivo de


la vinculación, pueden tener como forma clínica de presentación más
frecuente:

a) Trastornos del comportamiento alimentario b) ansiedad de separación

c) Trastornos relacionales d) Distimias e) Trastornos disociales

*El inicio del trastorno reactivo de la vinculación suele aparecer:

a) Las primeras semanas de vida b) antes de los 2 meses de edad c) antes


de los 8 meses d) antes de los 5 años e) antes de la pre adolescencia

*¿Cuáles de estas manifestaciones son frecuentes en el trastorno reactivo


de la vinculación? :

a) apatía b) sueño excesivo c) escasa motilidad d) tono muscular pobre

e) todas las opciones anteriores.

*El trastorno reactivo de la vinculación se caracteriza por presentar:

a) Una relación social alterada e inapropiada b) fobia social c) conductas


antisociales d) un déficit del desarrollo e) mutismo selectivo

Diversos estudios muestran que sujetos que no fueron directamente


expuestos al trauma posteriormente desarrollaron síntomas traumáticos Pj:
los hijos de los veteranos de guerra, muchos años después de la experiencia
traumática de los padres. Desarrollan síntomas traumáticos.

Se ha encontrado una traumatización que podríamos llamar secundaria


entre padres, hijos y hermanos en tanto que no fueron expuestos
directamente al evento traumático.

Pfefferbaum señala que el contagio de los síntomas ocurre cuando:

 Hay una identificación e internalización de la experiencia de un


familiar.

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Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

 Asociación con pares afectados y otros.


 Influencias sociales, culturales y de la comunidad.
 Exposición a medios masivos que repiten escenas de horror.
 Exposición a investigaciones criminales o judiciales relacionadas con el
evento traumático.

Los niños que no son protegidos activan reacciones disociativas, las que se
manifiestan en indiferencia con el mundo externo, evitación, embotamiento,
ensoñación diurna, propensión a la fantasía, desrealización,
despersonalización y, en un extremo, catatonia. Estos niños aparecen
robotizados, distraídos, ensimismados y con una mirada lejana.

Estas cicatrices narcisistas han sido calificadas por A.Green como


adherencias, es decir zonas sensibles, vulnerables, que crean esa” caparazón
narcisista”, protectora y preventiva frente a los traumas-

Al considerar estas alteraciones del yo, pensemos que todos estamos


expuestos a “ese trauma temprano constituyente” (nacimiento) lo que nos
conduce a rescatar, desde los distintos esquemas referenciales, la idea de
“situación traumática”, diferenciándola de la de “trauma” como situación
patógena.

Situación traumática entonces, donde los traumatismos podrán ser


entendidos como necesarios ya que, al separar al niño de la fusión materna,
le permitirá una organización adecuada del psiquismo y una inscripción en un
ordenamiento simbólico.

En el caso del trauma, el mencionado proceso estructurante y organizador de


la fantasmática infantil, hubiera fracasado.

En un extremo tendremos los traumas desorganizantes, invasores y


paralizantes, y en el otro extremo de la escala, traumas construidos en una
historización temporal abierta. Entre un extremo y otro, existen como se
podrá comprender todo tipo de situaciones intermedias, ubicándose aquello
que produce efectos de mayor o menor daño psíquico y que transcurre
Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 30
Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

entonces desde estados más o menos leves , formando síntomas en la


organización de la neurosis, o los que se constituyen como verdaderos
agujeros de simbolización que pueden llegar al silencio psíquico de las
psicosis, donde el fenómeno nos da cuenta del fracaso global del aparato
mental para tramitar el hecho traumático. Se desplegará así un amplio
abanico del trauma temprano.

Los síntomas característicos incluyen la re experimentación del


acontecimiento traumático, ya sea a través de recuerdos dolorosos,
invasivos y recurrentes; durante episodios de ensoñación diurna o en forma
de pesadillas. También pueden producirse estados disociativos que duran
desde pocos minutos a días.

La sintomatología suele acompañarse de embotamiento psíquico o anestesia


afectiva y activación del sistema nervioso autónomo (hiperactividad,
irritabilidad, alteraciones del sueño).

Observamos que:

-Las situaciones que recuerdan al trauma original se evitan de forma


sistemática.

-Pueden darse otros síntomas como sentimientos de culpa, depresión,


ansiedad, crisis de angustia, vergüenza e ira, abuso de sustancias, conductas
auto lesivas o incluso intentos de suicidio.

Los recuerdos traumáticos regresarían principalmente a través del sistema


sensorial, en forma de sensaciones cinestésicas, olores, sabores o imágenes
visuales, descontextualizadas y sin significado aparente. Las propiedades de
la memoria sugieren que las inscripciones (lo que queda almacenado)
retornan en la misma modalidad en la que fueron codificadas (lo que se olió
vuelve como un olor, etc.)ES muy interesante observar en la clínica como
retornan recuerdos desde estas vivencias sensoriales de lo traumático

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 31


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

Botella nos dirá: “Si en las neurosis traumáticas hay memoria, ello sólo es
concebible como ‘memoria sensorial o huellas perceptivas’ que no han
adquirido la cualidad de representación de la huella mnémica. Lo mismo
ocurre con los traumatismos infantiles no integrables en la red de
representaciones de la neurosis infantil”

Los recuerdos escindidos son descontextualizados en el sentido de que


permanecen intactos pero sin elaborar, influyendo tanto en la conducta
como en la disposición emocional. La descontextualización puede ser
fundamental para impedir la adecuada codificación simbólica de eventos
traumáticos.

Pero los recuerdos disociados no están perdidos para la conciencia;


Christopher Bollas (1992) lo describió como “not unknown thought but the
unthought known” (que traducido literalmente sería algo así como “no
pensamientos desconocidos sino despeñamientos conocidos”)que se
referiría al concepto de “lo sabido no pensado”; por la intervención de
tempranos mecanismos como escisión, proyección, identificación proyectiva
y denegación en términos psicoanalíticos, lo sucedido ha quedado
profundamente inconsciente, como experiencia impensable, como si lo
escindido quedara encapsulado ‘como una burbuja denegada de experiencia’
que no es integrada.

Esta idea ha sido pensadas por otros autores en conceptos equivalentes


como: un “hueco no historizado” (Baranger, y Mon ), “una falta básica”
(Balint,) o “lo negativo” (Green 1979) o “vestigios” como prefiere Bion .

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 32


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

IDENTIFICACION CON EL AGRESOR

Cuando nos sentimos agobiados por una


amenaza ineludible, nos "identificamos con
el agresor" (Ferenczi). Con la esperanza de
sobrevivir, sentimos y nos "convertimos"
precisamente en lo que el atacante espera
de nosotros, en cuanto a nuestra conducta,
percepciones, emociones y pensamientos.
La identificación con el agresor está en
estrecha coordinación con otras respuestas
al trauma, incluida la disociación. A la
larga, puede volverse habitual y llevar al
masoquismo, a la hipervigilancia crónica y
a otras distorsiones de la personalidad.
El término fue introducido por Ferenczi en 1932. Su concepción era muy
diferente del uso posterior que Anna Freud (1936) hace del mismo, el cual
denota cómo "personificando al agresor, asumiendo sus atributos o imitando
su agresión, el niño se transforma a sí mismo de la persona amenazada en la
persona que profiere la amenaza" .

En el uso que le da Ferenczi, se trataba de un concepto extenso en dos


sentidos: describía el penetrante cambio en el mundo perceptual de una
persona, más que el evento limitado como lo pensaba Anna Freud, y hablaba
más de protegerse realmente a sí mismo que de sentirse simplemente más
seguro.

He aquí el concepto de Ferenczi: explorando los recuerdos tempranos de sus


pacientes adultos que sufrieron abusos siendo niños, halló evidencias de que
los niños que son aterrorizados por adultos que están fuera de control, "se
someterán como autómatas a la voluntad del agresor para adivinar cada uno
de sus deseos y gratificarlos; completamente olvidados de sí mismos, se
identifican con el agresor. La personalidad débil y poco desarrollada
reacciona al displacer súbito no con defensas, sino con una identificación

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 33


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

guiada por la ansiedad y por introyección del agresor o persona


amenazante". El niño "deviene uno" con el atacante.

Hay tres acciones que implican esta conducta 1) sometimiento mental al


atacante2) Este sometimiento permite “adivinar” los deseos del agresor,
saber que está pensando y sintiendo y de esta manera poder anticipar la
conducta del agresor 3) Hacer aquello que el sujeto siento que lo salvará, por
lo general tiene que ver con hacerse “ desaparecer” a sí mismo por sumisión
y complacencia en sintonía con el agresor, todo esto ocurre en simultaneo y
como vemos es la situación opuesta a la que plantea Ana Freud.

La identificación con el agresor es una respuesta cuando el sujeto se siente


agobiado por la amenaza, cuando ha perdido la sensación de que el mundo
pueda protegerlo, cuando está en peligro sin posibilidades de escapar.
Entonces hace desaparecer su propio self. Esta respuesta sucede bajo
disociación de la experiencia presente: como camaleones, se mimetizan con
el mundo que los rodea, exactamente con aquello que los atemoriza, para
protegernos... Esto sucede de manera automática.

El niño se esfuerza constantemente en vivir interiormente y descifrar la


experiencia de la otra persona y llena el vacío dejado por la disociación de
sus propios sentimientos y percepciones con una inteligencia
hiperestimulada y siempre alerta. De esta manera, trata de anticipar los
peligros que puedan provenir del atacante para poder eliminarlos .Conocer al
agresor "desde dentro" en un puesto de observación tan cercano, permite al
niño calibrar con precisión en cada momento cómo apaciguar, seducir, o bien
desarmar al agresor. Sin que medie un pensamiento consciente, descubre
rápidamente las habilidades precoces que se necesitan para esta tarea

La identificación con el agresor también incluye sentir lo que se espera que


sienta, lo cual puede significar tanto sentir lo que el agresor quiere que sienta
su víctima particular, o sentir lo que siente el propio agresor. )El niño puede
incluso compartir el placer que el abusador obtiene haciéndole daño:
Ferenczi observó que un niño traumatizado puede "volverse tan sensible a
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Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

los impulsos emocionales de la persona a quien teme, que siente la pasión


del agresor como propia. Así, el miedo... puede volverse... adoración”. Un
fenómeno similar, donde las personas carecen de poder frente a la amenaza
y complacen, no sólo con su conducta, sino también con sus emociones, es el
"síndrome de Estocolmo", en el cual los prisioneros desarrollan sentimientos
de simpatía, protección, atracción, incluso amor hacia sus captores.

“El aspecto más particularmente devastador del abuso en la infancia es la


penetración y clausura de la mente que sucede cuando se depende física y
emocionalmente de otro que viola y explota, cuando una persona tiene
concedida la autoridad de controlar y definir la realidad del otro”( Davies)

Racker , nos plantea la delineación de dos tipos de identificación,


concordante y complementaria en la identificación con el agresor. Al conocer
al atacante desde dentro, la víctima moldea su propia experiencia según la
propia experiencia del atacante, que es lo que Racker llama identificación
concordante. Haciendo esto, la víctima aprende qué quiere el atacante que
ella sea y se ve conducida a identificarse, en su conducta y sentimientos, con
el objeto interno del atacante, su "otro Esta
identificación complementaria lleva luego a la complacencia con el agresor.
Como ejemplo de esta distinción, si estoy con alguien que está siendo
ultrajado por una injusticia y yo respondo sintiéndome también ultrajado, he
hecho una identificación concordante. Si estoy con la misma persona
ultrajada pero en cambio me siento culpable, como si yo hubiera causado
daño a esta persona, lo que he hecho es una identificación complementaria.
Así, la identificación con el agresor puede tomar ambas formas, concordante
y complementaria.

A pesar de las apariencias, durante la situación traumática el propio self y las


propias esperanzas de creer en objetos buenos no han sido desechados:
viven en el propio mundo interno de objetos introyectados, los aspectos no
abusivos de los padres, es un intento de preservar las partes buenas de esa
relación, un intento de "regresar; al estado de felicidad que existía antes del

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Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

trauma. Estos objetos introyectados se transforman en un tesoro enterrado


en un lugar secreto.

La introyección no sólo nos ayuda a hacer frente a los sentimientos


traumáticos, sino que también perpetúa nuestra experiencia del trauma. Y
esta experiencia de trauma perpetuo se convierte en una razón de ser; en
una respuesta traumática continuada. Ya la identificación con el agresor y la
disociación se vuelven habituales y refractarias. Aquí hago una distinción
explícita entre lo que Ferenczi llama identificación con el agresor en el
momento, y como un modo de vida.

El aspecto más dañino de la identificación con el agresor es lo que llamó la


"introyección de los sentimientos de culpa del adulto”. El niño víctima de
abuso se echa la culpa a sí mismo por lo sucedido y se siente malo. Este niño
se ha identificado con la maldad del abusador y probablemente con la
percepción del abusador de que el niño es malo; el niño asume la maldad del
agresor, porque ese niño internaliza y reorganiza los hechos abusivos reales
en su mente para convertirse a sí mismo en el causante de su propio abuso.
Este sentimiento grandioso de control es preferible a encarar la realidad de
ser una víctima desamparada.

La identificación con el agresor y la disociación están entrelazadas y se


sostienen mutuamente. En el momento del trauma, la disociación vacía la
mente de la propia experiencia, incluyendo percepciones, pensamientos,
sentimientos y la sensación de vulnerabilidad. La disociación también puede
separar sólo parte de lo que está en la mente de una persona. La disociación
de la experiencia emocional puede desempeñar dos funciones: primero, nos
aleja de la insoportable experiencia de dolor o miedo; segundo, nos ayuda en
nuestra adaptación aislando selectivamente sólo aquellos sentimientos que
pudieran suponer una amenaza en la situación inmediata si fuesen
expresados. De esta manera, la disociación participa junto con la
identificación con el agresor en la tarea de adaptación: la identificación nos
informa cuáles de nuestros sentimientos son peligrosos en la situación

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 36


Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

presente, y la disociación destierra estos sentimientos de la conciencia. (La


identificación también sustituye estos sentimientos peligrosos por otros que
juzgue necesarios en la situación actual.) Por ejemplo, un niño puede disociar
sus sentimientos de miedo, sin demostrarlos o incluso sin sentirlos porque
sabe, a través de la identificación con el agresor, que demostrar sus
sentimientos provocará un ataque más intenso del perpetrador. El simple
hecho de sentir miedo acarrea la posibilidad de demostrarlo. El disociar (y
por lo tanto no demostrar) el miedo puede amedrentar al atacante; o
también el atacante, viendo que su intimidación no está obteniendo una
respuesta atemorizada, puede perder su interés sádico. De esta manera, la
disociación es una vía para negociar con la influencia de la realidad
amenazante. Se siente lo que se debe sentir para resultar convincente en el
rol que lo va a salvar.

Un niño que vive en temor es probable que se vuelva alerta hacia todas las
personas y situaciones potencialmente peligrosas. Para el niño hacer frente a
esta percepción, la identificación con el agresor, la disociación y la
introyección, pueden persistir como tendencias en la relación con personas
que han aparecido con posterioridad. Estas tendencias se pueden poner de
manifiesto de diferentes maneras: el masoquismo, en sus variados aspectos,
como un resultado esperable a largo plazo en gente que se ha acostumbrado
a identificarse con el agresor. Esencialmente, la identificación con el agresor
se institucionaliza como un modo general de relacionarse con la gente.
Además del afán de echarse la culpa, Ferenczi, enunció el sometimiento, la
provocación del agresor, el autosabotaje y la seducción del agresor como
estrategias masoquistas posibles diseñadas para ejercer influencia en los
otros de una manera sutil, encubierta o indirecta por personas que han
renunciado al sentimiento de que pueden lograr sus objetivos de una manera
muy sutil

Ferenczi sostiene que el abandono emocional era el peor trauma, proponen


que nuestra necesidad más básica es el apego. La experiencia clínica ha
demostrado que las amenazas recurrentes de abandono emocional por parte
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Trastorno de apego: Consecuencias
Unidad III

de los cuidadores, incluso si se trata de amenazas sutiles, pueden evocar una


identificación con el agresor persistente.

Con las temáticas que hemos visto en este capítulo nos vamos acercando a
las complejidades somáticas del apego. En el próximo capítulo haremos un
resumen de algunas de sus implicancias .Seguimos el debate en el foro.
Afectivamente

Lic. Maria Casariego de Gainza

Lic. María Casariego de Gainza Unidad III Página 38

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