Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN
Los Adventistas del Séptimo Día creemos que el Señor nos ha levantado en el
tiempo del fin (Apoc.10-11), para predicar un mensaje especial de advertencia a
todo el mundo (Apoc.10:11; 14:6), antes que venga el fin. Ese mensaje especial
entendemos que está compendiado en el mensaje de los tres ángeles de
Apoc.14:6-12.
Entre las doctrinas aquí proclamadas las dos más cuestionadas por otros grupos
cristianos y que a los Adventistas nos ha ocupado más energía en demostrar
están: la doctrina del juicio investigador, esto es, el juicio celestial antes de la
segunda venida de Cristo, donde se considera sólo al pueblo de Dios. La otra
doctrina cuestionada es la del sábado, implícita en la invitación a adorar a Dios
como creador en Apoc.14:7, donde se usa un lenguaje muy similar al de Exo.20:8-
11que contiene el cuarto mandamiento.
En general los cristianos piensan que el juicio final ocurrirá en la segunda venida
de Cristo o después de ésta, no antes, y que afectará a todos a la vez (Juan 5:27-
29; Mat.25:31-46), no juicios separados en tiempo para justos e injustos; incluso
hay cristianos que piensan que el juicio sólo afectará a los impíos (Juan 3:18).
Por otro lado, la mayoría de los cristianos cree que por vivir en el Nuevo Pacto y al
haber invalidado Cristo el Antiguo (Heb.8:6-7,13), la doctrina del santuario en
general ya no tiene trascendencia, y el sábado como señal del antiguo pacto
(Exo.31:12-17), parte de las tablas de piedra, que eran la norma y esencia del
antiguo pacto (Deut.4:13), y que estaban guardadas en el arca del pacto, principal
mueble del santuario, ambas instituciones habrían sido desplazadas por las
realidades del Nuevo Pacto (2Cor.3:6-8, ver también Col.3:14-16; Gal.3:19, 24-25;
4:9-11).
Los Adventistas del Séptimo Día hemos probado que estas doctrinas son bíblicas
recurriendo principalmente a Daniel y Apocalipsis (ej.: Dan.8:14; 9:24-27; Apoc.10
y 11; 14:12; 12:17, etc.), el problema que nos plantean nuestros hermanos de
otras denominaciones, es que estos dos libros son los menos comprendidos de la
Biblia, hay varias escuelas de interpretación, y aun dentro de la escuela
historicista no hay plena armonía entre los comentadores, e incluso en algunas
profecías como las siete trompetas o Dan.12, ni siquiera entre los autores
contemporáneos ortodoxos de nuestra propia iglesia hay pleno acuerdo. Por otro
lado, usar textos simbólicos para defender aquellas doctrinas que son la razón de
ser de nuestra iglesia, en vez de usar porciones literales y explícitas de la Palabra
de Dios, ha llevado a nuestros eruditos a buscar por ejemplo, paralelos del juicio
investigador en los Salmos1 y en otras partes de la Biblia, principalmente en los
libros históricos y en los proféticos.2
ALGUNAS GENERALIDADES
Desde antiguo los judíos consideraron que el libro de Job era escrito por Moisés, y
Proverbios, Eclesiastés y Cantares por Salomón. En los libros de Proverbios y
Cantares se afirma explícitamente la autoría salomónica (Pro.1:1; Can.1:1); en
Eclesiastés ésta se encuentra en forma implícita (Ecl.1:1); a pesar del anonimato
de Job hay varias evidencias internas y externas que apoyan la tradición judía,
como ejemplo de evidencia interna tenemos varias similitudes entre los libros del
Pentateuco y Job3, el nombre divino conocido sólo por el autor no por los
protagonistas4 (comp. Exo.3:14-15; 6:2-3); el absoluto silencio acerca de la nación
israelita, el santuario, el sacerdocio, sus reyes, sus ciudades, etc., dan a entender,
entre otros argumentos, su data anterior a la formación de la nación hebrea.
Como evidencia externa, aparte de la tradición judía, tenemos la aceptación
cristiana hasta el s. XVII. La verdad es que el cuestionamiento a la autoría mosaica
de Job surgió en los ss. XVIII y XIX con el nacimiento de la alta crítica, que no sólo
rechazó la autoridad mosaica del anónimo Job, sino incluso la autoría salomónica
de los libros por él firmados. Más que la autoría, estos teólogos rechazaban la
inspiración divina de estos libros (y del resto de la Biblia), rebajándolos al nivel de
la mera sabiduría humana.
Elena de White revela que fue escrito por Moisés en Madián para alentar a la
congregación de Israel o la Iglesia de Dios del A.T., a fin de que vieran en el
sufrimiento inmerecido de este justo y su posterior vindicación, un tipo de ellos
como creyentes en el verdadero Dios que sufrían una esclavitud injustificada,
pero que también Dios se les manifestaría para liberarlos. El anonimato, la no-
mención de ninguna institución israelita y la inclusión en el canon sagrado le dan
a este libro sapiencial un carácter universal que lo hacen aplicable no sólo a cada
individuo o grupo fiel a Dios en cualquier generación, sino además y en particular
al remanente fiel en el tiempo del fin7.
Pero, ¿qué decir de Proverbios? éste libro fundamentalmente nos enseña una
doctrina retribucionista, de causa y efecto, en donde el justo o sabio siempre
saldrá bien, y el necio o impío inevitablemente saldrá mal. En cambio Eclesiastés
nos dice que al sabio y al necio le afectan las mismas cosas, no hay diferencias
entre ellos, ambos sufren y ambos gozan (2:14- 15), ambos morirán y de ninguno
con el tiempo habrá memoria (2:16). El autor de Proverbios es moralista y
virtuoso que de lejos observa a los incautos caer en los brazos de la ramera, él no
bebe las fuentes de otro, no mira el vino cuando resplandece su color en la copa,
pone cuchillo en su garganta cuando tiene hambre y se conforma con vivir con lo
justo. Eclesiastés, en cambio, ha construido para sí palacios, se ha rodeado de
cantores, se agasaja con vino, y abiertamente reconoce: que "no negué a mis ojos
ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno. . . " (2:10).
Estas y otras diferencias en estos tres libros que afirman ser del mismo autor e
inspirados por el mismo Dios han hecho que muchos duden de la autoría
salomónica de los tres. Sin embargo, hay otros comentaristas que se han
dedicado a buscar las similitudes entre estos escritos. Una cita esclarecedora está
en las palabras de un rabino judío llamado Jonathan, que afirma: "Cuando un
hombre es joven canta canciones de amor = Cantar; cuando un hombre se hace
adulto enuncia máximas de vida = Proverbios; cuando un hombre es viejo, habla
de la vanidad de las cosas = Qohéleth”11. Estas diferencias se entienden mejor al
considerar, aparte de la edad y madurez, la apostasía en que cayó paulatinamente
el antes consagrado Salomón; los conocimientos tan variados que adquirió
(1Rey.4:30-34); la temática distinta de cada libro, etc.
Fuera de esto, muchos críticos han notado que el mensaje de estos libros es poco
ortodoxo con relación al resto de la Biblia, sabemos que costó en el judaísmo y el
cristianismo aceptar la canonicidad de ellos; en el judaísmo Cantares estaba
prohibido para los menores de edad, además en este libro no es mencionado
Dios, durante siglos en el judaísmo y el cristianismo se prohibió la interpretación
literal de él, algunos como Fray Luis de León fueron encarcelados por este motivo,
Renán considera bromeando a "Cantar de los Cantares y Qohéleth
respectivamente como un librito erótico y un opúsculo volteriano escondidos
entre las grandes páginas in folio de una biblioteca de teología"12, a lo que
podríamos agregar que proverbios es un tratado de justificación por obras
opuesto al evangelio de Jesucristo.
José Vílchez dice de Eclesiastés que “la opinión común afirma, con toda razón,
que en el N.T. no se cita ni una sola vez a Qohélet. ‘Silencio normal’ le llama J.
Steinmann, puesto que el pequeño libro no contiene ‘una materia
inmediatamente útil para la catequesis cristiana’”13. Esta aparente heterodoxia
de los libros Sapienciales se incrementa cuando consideramos el mensaje de Job,
que es más radical que Eclesiastés en el sufrimiento del inocente, ya que éste no
sólo puede sufrir igual que el impío, sino más aún; y no sólo es mencionado sino
vivido y se transforma en el centro mismo del libro.
Fuera de esto, queremos señalar que las palabras usadas para "sabiduría" , ָּד עַ ח
חָ כֵמָ הy ִּביגָהque caracterizan a los libros Sapienciales, son usadas con la misma
profusión en Daniel, veamos algunos datos: la raíz תָ כמaparece 340 veces en el
A.T.; 318 en hebreo y 22 en arameo14. En hebreo 27 veces es usada como verbo,
de éstas 13 veces se usa en Prov., 4 en Eclesiastés, 4 en Salmos y 2 en Job; "sabio"
aparece 138 veces: 47 en Proverbios, 21 en Eclesiastés y 8 en Job. "Sabiduría" es
mencionada 149 veces: 39 en Proverbios, 29 en Eclesiastés y 18 en Job. En
arameo el verbo no ocurre, "sabio" está presente 14 veces, todas en Daniel;15 y
"sabiduría" 8 veces, una vez en Esdras y 7 en Daniel, más tres veces en hebreo, si
sumamos todas las formas y ubicamos los libros del A.T. de mayor a menor
frecuencia de esta raíz, veríamos que los cinco libros donde más se usa son:
Proverbios con 102 usos, Eclesiastés con 54, Job con 28, Daniel con 24 y 1Reyes
con 21. Ningún otro libro del A.T. alcanza los 20 usos de esta raíz, en 8 de ellos
aparece menos de cinco veces, y en 18 libros nunca aparece. Por otro parte, en 1°
de Reyes siempre se usa esta raíz con relación a Salomón, el autor de los libros
Sapienciales. En 2° de Reyes nunca es usada esta raíz. Además, Daniel es mucho
más pequeño que 1° de Reyes.16 Porcentualmente, Daniel no sería el cuarto
libro, sino el tercero en que se usa más la raíz תָ כמ.
La raíz ידָ ע, fuera de las 72 veces que aparece ַ¿" מַ ּדּועpor qué?", es usada 1.119
veces en el A.T., 1.068 en hebreo y 51 en arameo17 esta palabra significa
"ciencia" "conocimiento" y a veces se traduce como "sabiduría"18. Esta raíz es
más común en el A.T., aparece desde el Génesis donde se habla del "árbol del
conocimiento (o ciencia) del bien y del mal" (2:9), sólo en tres libros pequeños
nunca se usa.19 El verbo ocurre 994 veces, generalmente en qal (822 v.), en esa
forma se usa bastante en los libros Sapienciales (aunque no ocupan los primeros
lugares): Job 60 veces, Eclesiastés 34 v. y Proverbios 27 v.; en otras formas se
destaca Job, ejemplo en piel la única vez así usada está en este libro (38:12); en
hifil se usa 71 v., Job comparte con Ezequiel el segundo lugar con 8 v. cada uno.
En Daniel las formas verbales hebreas suman 7 usos; en arameo de los 22 verbos
en qal 16 pertenecen a Daniel y sólo 6 a Esdras; además aparece 25 v. el verbo en
hafel, de las cuales 20 ocurren en Dan. y sólo 5 en Esdras, en total tenemos 43
menciones del verbo "conocer" en Daniel. Por su parte, el sustantivo aparece 93
v. en el A.T. hebreo, ocupando un amplio primer lugar proverbios con 40 usos, en
segundo lugar Job e Isaías con 11 v. cada uno, en tercer lugar Eclesiastés con 7
usos, y en Daniel 2 usos. Si sumamos solamente estos libros tenemos 71 de los 93
usos veterotestamentarios. Además, en Daniel se usa 4 v. el sustantivo
equivalente en arameo מַ גְָּד עdando un total de 6 usos.
La palabra γινώσκω "conocer" que aparece 228 v. en el N.T.25 se repite con más
frecuencia en Juan con 57 v., en segundo lugar en Lucas con 28 v., luego en 1Juan
con 25 v. (más una vez en 2Juan) y aparece 5 v. en Apocalipsis. Juan en total usa
esta palabra 88 veces. También cave destacar que porcentualmente el Evangelio
de Juan es seguido por su 1° epístola en la reiteración de esta palabra26.
La palabra οίδα, "saber"27, se usa 321 v. en el N.T.28, el primer lugar lo ocupa San
Juan con 86 usos; además de 13 v. en 1Juan; 1 v. en 3Juan, y 12 v. en Apocalipsis,
sumando 112 v. Podemos ver que Juan, el autor del Apocalipsis es quien usa más
reiteradamente las palabras usadas por los autores Sapienciales.
Otro nexo entre los libros Sapienciales y el mensaje del remanente de Apoc.14:6-
12 en particular, es la frase con que comienzan estos mensajes: "temed a Dios".
Esta frase es un hebraísmo tomado de los libros Sapienciales, ya dijimos que Job
es calificado desde el principio de su libro como "temeroso de Dios" (1:1,8; 2:3), y
reconoce que la verdadera sabiduría es "el temor a Dios" (28:28). Proverbios, en
el clímax de su prólogo afirma que el principio de la ciencia es "el temor a Jehová"
(1:7), lo mismo repite en puntos neurálgicos de su libro: (8:13), donde personifica
a la sabiduría; 9:10, donde personifica a la necedad), opone al que teme a Jehová
con los impíos (14:2), y concluye el libro con una artística alabanza a la mujer
virtuosa cuya principal característica es la de una mujer que "teme a Jehová"
(31:30). En el libro de Eclesiastés también se destaca a los temerosos de Dios
(7:18; 8:12,13), y después de desechar todo como vano y sin provecho debajo del
sol, Salomón concluye que "el fin de todo el discurso oído es éste: teme a Dios, y
guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre" (12:13).
JOB
Primeramente presentaremos una estructura general del libro de Job, la que
hemos sintetizado de David Dorsey32:
El hecho de que Job sea un personaje que vivió en una época anterior a la nación
israelita, y por lo tanto, al santuario, al sacerdocio aarónico, y a todo el sistema
cúltico que Moisés recibió después del éxodo, parecería imposibilitarnos para
hacer una sana exégesis de este tema. Sin embargo, los temas de la adoración, la
intercesión y la vindicación que eran la esencia del santuario israelita están
presentes desde el principio del libro. Job mismo comienza intercediendo por sus
hijos y termina intercediendo por sus tres "amigos". La única acción que se
menciona acerca de Job antes de su desgracia es que "se levantaba de mañana, y
ofrecía holocaustos" intercesorios por cada uno de sus hijos (1:4-5). En el último
capítulo se dice que los acusadores de Job ofrecen holocaustos por ellos y Job ora
en favor de ellos, "porque de cierto a él atenderé" dice Jehová (42:8), y el autor
confirma que "Jehová aceptó la oración de Job" (42:9). Este holocausto y la
oración intercesora de Job eran requisitos indispensables para que los adversarios
de Job recibiesen perdón (42:7-8). Esta oración intercesora es la última acción de
Job antes de la restitución (42:10). El hecho de que Job haya padecido
injustamente y haya orado por sus acusadores lo trasforma en un tipo de Cristo,
quien oró por los que lo condenaron (Luc.23:34; Sant.5:11), y después de su
injusto padecer comenzó su obra intercesora en favor de los pecadores
(Heb.4:15-16; 1Juan 2:1-2).
Es interesante que Daniel y Juan los autores de los libros apocalípticos estaban
padeciendo un cautiverio inmerecido cuando recibieron sus revelaciones
(Dan.1:1-3,6; Apoc.1:9) y ambos fueron librados en la tribulación.33 También es
interesante que Job es el único libro sapiencial que concluye con una revelación
divina o teofanía, que es más propia de los libros proféticos. Job también se
convierte en un tipo del remanente apocalíptico descrito en las visiones de Daniel
y Juan, este remanente justo es perseguido y sufre por causa de un poder
anticristiano que prospera sin que Dios lo impida, esta paradoja requiere el juicio
divino y la comprensión humana y angelical (Job 1 y 2; Dan.7:8-19; 8:11-14;
Apoc.6:9-11, etc.), aunque los seres celestiales son testigos del juicio que se
realiza en los cielos, el remanente (tanto Job como el apocalíptico) no ve ni
comprende el proceder divino, pero lo acepta como justo y sabio sólo por fe antes
de la vindicación y la respuesta divina.
Lael Caesar, agrega que Job se transforma en un tipo del remanente escatológico
o 144.000 en especial, pues después de ser evaluado favorablemente por Dios en
un juicio celestial (1:8;2:3), se hace necesaria la prueba o tiempo de angustia para
él (caps.3-37) antes de la parousía (38-42) que trae la vindicación (42:10-12)34.
Además, podemos ver en los tres acusadores de Job un tipo de los tres espíritus
engañadores que lucharán contra los 144.000 (Apoc.16:13-14).
Por otro lado, vemos que el caso de Job no sólo interesa a cuatro individuos que
le aconsejan, sino toma dimensiones cósmicas, todo el cielo está interesado,
incluso Dios y su adversario. Schökel y Sicre nos recuerdan que Satanás es propio
de la literatura apocalíptica35 (ej.:Apoc.12:7-9; 20:1). Los ángeles también nos
recuerdan a "los millares de millares [que] le servían, y millones de millones [que]
asistían delante de él" en el juicio daniélico (7:10); y los "millones de millones" de
ángeles "alrededor del trono de Dios" en Apoc.5:11. Fuera de las múltiples
participaciones de estos seres en los juicios divinos, su cuestionamiento acerca
del triunfo del mal sobre el bien (Dan.8:13; 12:6), su gozo por los juicios
retributivos de Dios (Apoc.16:5-7; 19:1-2), su lucha en favor de los justos
(Dan.10:20),y su participación junto a Cristo en su segunda venida ((Apoc.19:14;
Mat.24:30-31).
El tema del intercesor entre Dios y Job, es el motivo del clamor de Job, no le
satisface la interpretación de los tres "amigos", desearía contender con Dios
(13:3), pero reconoce que "no le podría responder una cosa entre mil" (9:3), no
quiere otro hombre por mediador (21:4), sino un ser celestial, clama: "alguien
debe haber en los cielos que declare en mi favor, que interprete ante Dios mis
pensamientos, para que él vea mis lágrimas; alguien que hable ante Dios en mi
favor, como se habla ante un hombre en favor de otro" (16:18-21, D.H.H.). Anhela
que alguien registre en forma permanente sus palabras (19:23-24), y confiesa su
fe diciendo: "yo sé que mi redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo"
(19:25). Esta palabra "redentor", o "defensor" según otras versiones (B.J., D.H.H.),
es la traducción de la palabra hebrea ֹּגאֲ ִל,֣ “exclusivo del hebreo entre las lenguas
semíticas”36 que se usa para el "pariente redentor" (ej. Rut), para el vengador de
la sangre del justo (Num.35), y para designar al año del jubileo o restitución que
se celebraba cada 50 años o después de 70 veces siete años (alusión tomada en
Dan.9:24) comenzando en el día de la expiación (Lev.25). La expresión "se
levantará" es "término jurídico, aplicado con frecuencia al testigo o juez"37,
quizás por eso la D.H.H. traduce "yo sé que mi defensor vive, y que él será mi
abogado aquí en la tierra".
Elihú también menciona el tema cuando dice: "si hay entonces junto a él un ángel,
un mediador escogido entre mil que declare al hombre su deber, que de él se
apiade y diga: 'líbrale de bajar a la fosa, yo he encontrado el rescate de su alma'"
(33:23, B.J.). La palabra "ángel" o mensajero en el A.T. se utiliza para los seres
celestiales (Exo.3:2; Gen.48:16), o para algunos seres humanos como los profetas
(Isa.44:26), o los sacerdotes (Mal.2:7); y la palabra "mediador" o "intérprete" se
refiere a alguien que declara al hombre su deber pero también habla a Dios para
rescatar su alma (Gén.42:23; Isa.43:27).
También es necesario recordar que el sábado existía antes del decálogo (Exo.16),
Dios lo instituyó en el Edén (Gén.2:1-3), y que debido a la longevidad, la memoria
más aguda de los patriarcas y la transmisión oral de la fe yahvista, es muy
probable que el sábado no haya sido olvidado por los verdaderos adoradores en
la era patriarcal. Lo mismo podemos suponer respecto a los holocaustos ofrecidos
por Job. La no mención del sábado entre Gén.2:3 y Exo.16, es más probable que
se deba a la velocidad y al carácter narrativo de esta porción bíblica que a la
abolición u olvido del mismo. El libro de Job, al pertenecer a una época tan
remota, entrega un aporte significativo al respecto, el versículo que sirve de
puente entre la prosa y el verso dice que entre Job y sus amigos hubo "siete días y
siete noches" de silencio (2:13), ésta sería una de las primeras alusiones a un
periodo de siete días o una semana en la Biblia, se ha probado que la división del
tiempo en siete días no está relacionada con los ciclos ni la cantidad de astros,
sino con la semana de la creación. El diálogo termina, y sirve de nexo entre el
verso y la prosa esta vez, con el holocausto que consiste de "siete becerros y siete
carneros" (42:8), la construcción de éste texto y el de 2:13 es la misma con el siete
repetido dos veces; es interesante también que Elifaz dice que Dios puede librar
hasta de siete tribulaciones (5:19) aludiendo a la plenitud o totalidad del soporte
humano, otro detalle que no parece casual es que el número siete se menciona
siete veces en el libro de Job.41
PROVERBIOS
La marcada diferencia o conflicto entre los agentes del bien y del mal en los libros
apocalípticos, generalmente en forma corporativa; se presenta en Proverbios
principalmente en forma individual como la antítesis entre el justo o sabio y el
impío o necio.
David Dorsey presenta una estructura en siete partes que incluye prólogo y
epílogo, esta estructura conforma un quiasmo:
44
45
No sólo el fin del libro termina bellamente estructurado, también los capítulos
introductorios tienen una expresiva estructura, los capítulos 7 y 8 son un
paralelismo antitético, Schökel y Sicre comentan:
48
La segunda parte (v.12-21) se divide en dos estrofas de cinco versículos cada una
(12-16 y 17- 21), cada una comienza con la palabra “yo”49, y con el verbo
“encontrar”; en el v.12 aparece por primera vez la palabra sabiduría, y ya no
aparece más en el discurso; siete veces la sabiduría habla en primera persona (yo
v.12,17; de mí v.14,14; por mí v.15,16; conmigo v.18); la segunda estrofa tiene en
su primer y último versículo (17,21) la frase “los que me aman”; estas dos estrofas
nos hablan de la sabiduría moral que rige al hombre, y las dos que siguen nos
hablan de la sabiduría cósmica que rige el universo.
v.32 a,b.
v.33 a,b.
v.34 a,b,c.
v.35 a,b.
v.36 a,b.
ECLESIASTES
Ha sido difícil descubrir la estructura de Eclesiastés, de las consultadas la más
sólida parece ser la de Dorsey, a continuación presentaremos su propuesta:
51
El nombre de este libro es una traducción del pseudónimo que se da a si mismo
en esta obra Salomón, en hebreo es קהֶ לֶת, que significa “predicador” o más
literalmente “el que reúne una asamblea”, קהֶ לֶתaparece siete veces en el
libro52, tres veces en el cap.1 (v.1, 2, 12), tres veces en el capítulo final (12:8, 9,
10), y una vez en el centro del libro (7:27). Salomón escribe este libro al final de su
vida después de haber perdido su primer amor, de haber vivido años de apostasía
y después de haber recibido la amonestación final del profeta, el autor de este
libro es un hombre cercano a la muerte que se siente perdido, se da cuenta que
su intensa vida llega a su fin, como condenado a la muerte pide su último deseo,
un profundo deseo: llenar su alma. Salomón no rehuye a la muerte, pero quiere
morir aferrado a algo consistente, por lo tanto se propone desesperadamente
buscar eso que no sabe definir, algo que dé significado a cualquier ser humano en
cualquier situación, incluso frente a la muerte, este libro es una reflexión en
primera persona, su último legado, quizás su hermoso palacio, el santo templo,
sus jardines y todas sus obras algún día se extinguirán igual que su regia vida, esto
consistente que lo llene tiene que perdurar aun después de su muerte y tiene que
ser capaz de satisfacer al hombre en todos los tiempos y en todas las culturas.
Esta búsqueda de algo eterno tiene que ser tan objetiva que si requiere
cuestionar a Dios lo va a hacer, ¡qué puede temer!, total va a morir. Con un
realismo escalofriante Salomón sopesa todas las cosas y se da cuenta que todo lo
que se hace debajo del sol es vanidad, vacío o sin sentido(2:17), el placer es
vanidad (2:1), la sabiduría es vanidad (2:15), el dinero es vanidad (5:9), el trabajo
es vanidad (2:21), la envidia es vanidad (4:4), el soñar y el ser realista es vanidad
(6:9), la justicia y la injusticia son vanidad (8:19-14), la felicidad de la juventud es
vanidad (11:8-10), y la vida misma del hombre es vanidad (12:1-8), todo es
pasajero, todo es perecedero.
Después de poner todas las cosas sobre la balanza Salomón reconoce que hay una
sola realidad eterna, sólo esta tiene sentido, para encontrarla no es necesario leer
muchos libros (12:12), está más cerca de lo que pensamos. Terminó su reflexión
reconociendo que “el fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda
sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda
obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta sea buena o sea mala” (12:13-
14). La conclusión de Salomón está fielmente reflejada en el mensaje del primer
ángel de Apoc.14:6-7. Un hombre que se había vuelto a la idolatría nos aconseja a
temer a Dios, un hombre transgresor nos manda a guardar los mandamientos de
Dios, estas dos ideas dan apertura y cierre al mensaje de los tres ángeles (v.7 y 12
respectivamente). Este sabio no concluye esto presionado por el temor a la
muerte, él fundamenta su conclusión, el v.14 comienza con la palabra “porque”,
allí nos dirá el porqué, el motivo es el juicio final, no está hablando de un juicio
parcial en la historia de un pueblo como la caída de una ciudad, ni un juicio
personal al descarriado como la muerte, es un juicio universal, se considerará
“toda obra” no sólo conocida sino también “toda cosa encubierta, sea buena o
sea mala”.
El capítulo 12 que termina con el juicio final, comienza con la creación, las
primeras palabras de este capítulo son: “acuérdate de tu creador en los días de tu
juventud. . .” (12:1). El mismo verbo hebreo וָכָד, “recordar” con que comienza el
cuarto mandamiento (Exo.20:8-11) es la palabra que escoge Salomón para
comenzar este capítulo final; en este caso no nos dice que nos recordemos de
Dios como juez o soberano, sino como “creador”. Cuando un hombre niega su fe
en el único Dios, como Salomón y se vuelve a los ídolos hechos por manos
humanas, lo único que no puede negar es que tenemos un origen, alguien nos
creó, este origen no puede ser azaroso porque todo el universo muestra orden y
diseño, y si realmente alguien nos creó ese alguien nos llamará a juicio algún día,
en medio de un mundo indiferente al Dios de la Biblia, en medio de un
cristianismo que cree en la teoría de la evolución en vez de lo que dice la Palabra
de Dios, en medio de un mundo corrompido que no se sujeta a leyes, ni respeta
autoridades, el mensaje de Eclesiastés es tan fundamental como el clamor de los
tres ángeles de Apoc.14. De esta forma este último capítulo de Eclesiastés une el
Génesis con el Apocalipsis, nuestro origen y nuestro fin, no sólo nos recuerda que
alguien nos creó con un propósito sino también tiene un propósito final para
nosotros, la idea de juicio final nos hace tomar en serio a Dios, pero también nos
da una esperanza trascendente en medio de un mundo de vanidades.
El último nexo que queremos mencionar entre los libros Sapienciales y el mensaje
del tercer ángel en particular (Apoc.14:9-12) es acerca del estado de los muertos,
este tema es ampliamente desarrollado en Job y Eclesiastés, generalmente no
presentamos este “pilar de nuestra fe” sin considerar estos dos libros. A
continuación mencionaremos los textos más conocidos acerca de la inconsciencia
de la muerte en Job y Eclesiastés: Job 7:6-10; 14:1-2, 6- 12, 19-21; Ecl.3:18-22;
5:15; 9:4-6, 10; 12:1-8. La esperanza de la resurrección también está presente en
Job: 14:6-12; 19:24-27.
Autor: Pr. Héctor E. Urrutia Hernández | Este artículo fue publicado en Pensar la
Iglesia Hoy: hacia una eclesiología adventista, (Editorial Universidad Adventista
del Plata, editores: Gerald Klingbeil; Martin Klingbeil y Miguel Ángel Núñez, 2002),
71-92.
Referencias
Hans LaRondelle, Deliverance in the Psalms: Messages of Hope for Today (Berrien
Springs, Michigan: Library of Congress, 1983) 61-73, 195-206. ↩
Francis Nichol, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día (Bs. Aires: ACES,
1995), 3:493. ↩
Luis Alonso Schokel y J. L. Sicre Diaz, Job: Comentario Teológico y Literario
(España: Ediciones Cristiandad, 1983), 39-40. ↩
Lael Caeser, “Job as Paradigm for the Eschaton”, pp.148-160, Journal of the
Adventist Theological Society (vol.11, 2.000). ↩
Otros ejemplos son: Santo de los santos o lugar santísimo; Rey de reyes y Señor
de señores, para describir el reinado divino; siglo de los siglos, para expresar
eternidad. ↩
Todos los datos estadísticos han sido tomados de: Abraham Even-Shoshan, A New
Concordance of the Old Testament (Jerusalem: Kiryat Sefer Publishing House,
1990) 279. ↩
Daniel es el único libro profético que no está considerado entre los Profetas o
KeTUBIM. No vemos necesario suponer que los judíos incluyeron a Daniel en esta
sección por considerarlo tardío en composición, puesto que incluyeron aquí libros
que ellos consideraban muy antiguos como Job. ↩
Even-Shoshan, 776-789. ↩
Dan. contiene 2.324 palabras hebreas más 3.599 palabras arameas, sumándolas
representan el 1,60% del A.T.; por su parte 1Rey. tiene 13.140 palabras hebreas,
equivalentes al 4,37% del A.T., estadística tomada de Ernst Jenni y Claus
Westermann, ed., Diccionario Teológico Manual del Antiguo Testamento, 2 vol.
(Madrid: Ediciones Cristiandad, 1978) 2:683. ↩
Ibíd., 446-449. ↩
Ibíd. ↩
Ejemplo: 9:1. ↩
Ibíd., 722. ↩
Parker, 212-214. ↩
γνώσις 29 veces en el N.T., principalmente en las epístolas a los Corintios (1Cor.
10 veces; 2Cor. 6 veces). Esta palabra nunca la usa Juan. ↩
Parker, 275-278. ↩
Esto calza con el contexto de Apoc.12-14 que describe el conflicto cósmico entre
la verdadera y la falsa adoración. ↩
Para ver la estructura detallada con sus correspondencias de palabras e ideas ver:
David A. Dorsey, The Literary Structure of the Old Testament: A Commentary on
Genesis – Malachi (Grand Rapids, Michigan: Baker Books, 1999), 170. ↩
Nichol, 5:94. ↩
Talvez estas expresiones son la causa de que los LXX hayan traducido ַ מֹוכִיחpor
μεσίτης. ↩
Even-Shoshan, 1106-1110. Job 1:2,3; 2:13, 13; 5:19; 42:8, 8, en 42:13 dice catorce
en el original. ↩
Series, v. V Jacques Doukhan, The Genesis Creation Story: Its Literary Structure
(Andrews University Seminary, Doctoral Dissertation), 90-94. La séptima porción
la hemos adaptado. ↩
Dorsey, 187-188. Se ha adaptado, las siete partes son: las dos introducciones, las
dos colecciones de Salomón, las palabras de los sabios y las dos conclusiones. ↩
Citado en Ibíd. ↩
Dorsey, 193, fuera de esta división en siete partes, el autor ofrece una subdivisión
quiástica en siete partes de la estructura central (3:16-6:12) cuyo centro es
“¡temed a Dios! cumple tus promesas a él” (5:1-7), 195. Para ver en forma más
detallada la estructura general con sus respectivas correspondencias de palabras
hebreas ver la página 198. ↩
Even-Shoshan, 1006. ↩
Vílchez, 420, nota 27. El autor lo ejemplifica con: Deut. 5:29; 6:2; 8:6; 10:12; 13:5,
etc. ↩
Ibíd. 61-66. ↩