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El mensaje del remanente final en los libros sapienciales

INTRODUCCIÓN 
Los Adventistas del Séptimo Día creemos que el Señor nos ha levantado en el
tiempo del fin (Apoc.10-11), para predicar un mensaje especial de advertencia a
todo el mundo (Apoc.10:11; 14:6), antes que venga el fin. Ese mensaje especial
entendemos que está compendiado en el mensaje de los tres ángeles de
Apoc.14:6-12.

Entre las doctrinas aquí proclamadas las dos más cuestionadas por otros grupos
cristianos y que a los Adventistas nos ha ocupado más energía en demostrar
están: la doctrina del juicio investigador, esto es, el juicio celestial antes de la
segunda venida de Cristo, donde se considera sólo al pueblo de Dios. La otra
doctrina cuestionada es la del sábado, implícita en la invitación a adorar a Dios
como creador en Apoc.14:7, donde se usa un lenguaje muy similar al de Exo.20:8-
11que contiene el cuarto mandamiento.

En general los cristianos piensan que el juicio final ocurrirá en la segunda venida
de Cristo o después de ésta, no antes, y que afectará a todos a la vez (Juan 5:27-
29; Mat.25:31-46), no juicios separados en tiempo para justos e injustos; incluso
hay cristianos que piensan que el juicio sólo afectará a los impíos (Juan 3:18).

Por otro lado, la mayoría de los cristianos cree que por vivir en el Nuevo Pacto y al
haber invalidado Cristo el Antiguo (Heb.8:6-7,13), la doctrina del santuario en
general ya no tiene trascendencia, y el sábado como señal del antiguo pacto
(Exo.31:12-17), parte de las tablas de piedra, que eran la norma y esencia del
antiguo pacto (Deut.4:13), y que estaban guardadas en el arca del pacto, principal
mueble del santuario, ambas instituciones habrían sido desplazadas por las
realidades del Nuevo Pacto (2Cor.3:6-8, ver también Col.3:14-16; Gal.3:19, 24-25;
4:9-11).

Los Adventistas del Séptimo Día hemos probado que estas doctrinas son bíblicas
recurriendo principalmente a Daniel y Apocalipsis (ej.: Dan.8:14; 9:24-27; Apoc.10
y 11; 14:12; 12:17, etc.), el problema que nos plantean nuestros hermanos de
otras denominaciones, es que estos dos libros son los menos comprendidos de la
Biblia, hay varias escuelas de interpretación, y aun dentro de la escuela
historicista no hay plena armonía entre los comentadores, e incluso en algunas
profecías como las siete trompetas o Dan.12, ni siquiera entre los autores
contemporáneos ortodoxos de nuestra propia iglesia hay pleno acuerdo. Por otro
lado, usar textos simbólicos para defender aquellas doctrinas que son la razón de
ser de nuestra iglesia, en vez de usar porciones literales y explícitas de la Palabra
de Dios, ha llevado a nuestros eruditos a buscar por ejemplo, paralelos del juicio
investigador en los Salmos1 y en otras partes de la Biblia, principalmente en los
libros históricos y en los proféticos.2

Generalmente, nos ha sido fácil encontrar apoyo para el juicio investigador y el


sábado en el pentateuco y los libros proféticos del Antiguo Testamento (A.T.),
especialmente Ezequiel, Joél, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías. En
el Nuevo Testamento (N.T.) S. Juan y Hebreos nos ayudan principalmente en el
tema del santuario, y algunas referencias de otros libros como Hechos, 1 Juan y 1
Pedro; y nos hemos apoyado principalmente en los libros de Lucas y en algunas
epístolas paulinas para defender el sábado. Pero los libros Sapienciales no han
sido muy estudiados por nuestros teólogos ni tampoco por teólogos de otras
denominaciones, ya esta es una razón para estudiarlos, pero la razón
fundamental es que en ellos no sólo hay paralelos con las doctrinas mencionadas,
sino creemos que es su mensaje medular.

¿CUÁLES SON LOS LIBROS SAPIENCIALES?


Tanto en la Tanakh judía como en la Biblia cristiana estos libros se han clasificado
junto con los libros poéticos, esto se debe a que en su totalidad o gran parte de
ellos están escritos en verso, contienen más abundancia de figuras literarias, y
recurrentemente usan los paralelos que son típicos de la poesía hebrea. Sin
embargo, tanto judíos como cristianos hemos reconocido el género sapiencial
como un género distinto. En la Biblia tenemos tres libros Sapienciales, estos son:
Job, Proverbios y Eclesiastés, aunque existen porciones Sapienciales en otras
partes de la Biblia, en esta reflexión nos limitaremos a estos tres, aunque diremos
algo del Cantar de los Cantares por ser escrito por el sabio Salomón, el mismo
autor de dos de los tres libros de nuestro interés.

ALGUNAS GENERALIDADES
Desde antiguo los judíos consideraron que el libro de Job era escrito por Moisés, y
Proverbios, Eclesiastés y Cantares por Salomón. En los libros de Proverbios y
Cantares se afirma explícitamente la autoría salomónica (Pro.1:1; Can.1:1); en
Eclesiastés ésta se encuentra en forma implícita (Ecl.1:1); a pesar del anonimato
de Job hay varias evidencias internas y externas que apoyan la tradición judía,
como ejemplo de evidencia interna tenemos varias similitudes entre los libros del
Pentateuco y Job3, el nombre divino conocido sólo por el autor no por los
protagonistas4 (comp. Exo.3:14-15; 6:2-3); el absoluto silencio acerca de la nación
israelita, el santuario, el sacerdocio, sus reyes, sus ciudades, etc., dan a entender,
entre otros argumentos, su data anterior a la formación de la nación hebrea.
Como evidencia externa, aparte de la tradición judía, tenemos la aceptación
cristiana hasta el s. XVII. La verdad es que el cuestionamiento a la autoría mosaica
de Job surgió en los ss. XVIII y XIX con el nacimiento de la alta crítica, que no sólo
rechazó la autoridad mosaica del anónimo Job, sino incluso la autoría salomónica
de los libros por él firmados. Más que la autoría, estos teólogos rechazaban la
inspiración divina de estos libros (y del resto de la Biblia), rebajándolos al nivel de
la mera sabiduría humana.

En nuestro tiempo, los eruditos han encontrado evidencias adicionales y muchos


de ellos han vuelto a aceptar la tradición judeocristiana de la autoría de estos
libros, en esta reflexión aceptaremos la autoría de Moisés para Job, quien fue
enseñado "en toda la sabiduría de los egipcios" (Hec.7:22) además de recibir la
instrucción divina. También aceptamos la autoría salomónica para los restantes
libros Sapienciales. En ambos casos tenemos el apoyo del Espíritu de Profecía5.
Además, fuera de las evidencias internas y externas, pensamos que lo que
afirman cada libro en su primer versículo es tan cierto como el resto de su
contenido, si no creemos su primera afirmación sería inútil el estudio del resto de
su contenido; y por el hecho de ser citados y considerados como Palabra de Dios
por autores del A.T. y N.T., dudar de su inspiración sería dudar de toda la Biblia.
Schökel critica a los críticos de las fuentes de Job diciendo: “Al hablar de
discrepancias, incoherencias, cambios del singular al plural, etc., la exégesis
tradicional olvida a veces la pobreza de recursos técnicos de los autores antiguos.
Ellos no podían, como nosotros, arrugar una hoja de papel y tirarla, ni corregir
pruebas de imprenta. Si escribiésemos unas páginas con sus mismos medios,
probablemente nos parecerían normales fallos que tanto criticamos.”6

Del marco histórico de Job destacamos que es un personaje de la era patriarcal


que así como Sem, Melquisedek, Abraham y seguramente muchos otros
personajes postdiluvianos conservaban su fe en el Dios Omnipotente que creó
todas las cosas.

Elena de White revela que fue escrito por Moisés en Madián para alentar a la
congregación de Israel o la Iglesia de Dios del A.T., a fin de que vieran en el
sufrimiento inmerecido de este justo y su posterior vindicación, un tipo de ellos
como creyentes en el verdadero Dios que sufrían una esclavitud injustificada,
pero que también Dios se les manifestaría para liberarlos. El anonimato, la no-
mención de ninguna institución israelita y la inclusión en el canon sagrado le dan
a este libro sapiencial un carácter universal que lo hacen aplicable no sólo a cada
individuo o grupo fiel a Dios en cualquier generación, sino además y en particular
al remanente fiel en el tiempo del fin7.

Antes de examinar el marco histórico de los libros salomónicos creemos necesario


reconocer las diferencias que existen en sus escritos. Por ejemplo, Eclesiastés
patentiza a un autor angustiado, pesimista y vacío, sin paz ni gozo interior; en
cambio el Cantar de los Cantares irradia la felicidad y optimismo del autor, la voz
de la tórtola en el Cantar anuncia la hermosa primavera, pero en Eclesiastés la
naturaleza causa un ruido molesto; mientras que el autor del Cantar observa
absorto los colores y formas de las flores, el autor de Eclesiastés resalta sus
espinas; por una parte el Eclesiastés nos dice que toda la naturaleza es monótona,
los ríos llegan al mar para volver a correr y la tierra gira en forma cíclica sin llegar
a ningún lugar, por su parte el poeta del Cantar no ve monotonía cada cosa tiene
un encanto distinto, nos diría como el poeta griego: "nadie se ha bañado jamás en
el mismo río".

El título "cantar de los cantares", es un hebraísmo que expresa el grado


superlativo8 de este Cantar entre los 1005 que escribió Salomón (1Rey.4:30-33),
esto implica la alegría extrema del autor (Sant.5:13). Por contraste, la palabra más
usada por Eclesiastés es "vanidad", la palabra hebrea ‫ הֶ בֶל‬que aquí tiene el
sentido de "vano" o "vacío" aparece 73 veces en todo el A.T., de ellas 36 veces9 se
usa en este librito que representa menos del uno por ciento del A.T., esta palabra
en superlativo, "vanidad de vanidades", da comienza y fin a este libro (1:2; 12:8).

Mientras que en el Cantar vemos a Salomón con su Sulamita o Salomona, su otro


"yo", en lenguaje adámico la "varona" tomada del varón (Gen.2:23-24), o en
lenguaje popular "su media naranja" que aun separados nunca están solos, pues
son siempre parte del paisaje vivo y expresivo. En Eclesiastés vemos a un Salomón
solitario, en un soliloquio,10 sin amada, sin paisaje, sin Dios, sin esperanza.

Pero, ¿qué decir de Proverbios? éste libro fundamentalmente nos enseña una
doctrina retribucionista, de causa y efecto, en donde el justo o sabio siempre
saldrá bien, y el necio o impío inevitablemente saldrá mal. En cambio Eclesiastés
nos dice que al sabio y al necio le afectan las mismas cosas, no hay diferencias
entre ellos, ambos sufren y ambos gozan (2:14- 15), ambos morirán y de ninguno
con el tiempo habrá memoria (2:16). El autor de Proverbios es moralista y
virtuoso que de lejos observa a los incautos caer en los brazos de la ramera, él no
bebe las fuentes de otro, no mira el vino cuando resplandece su color en la copa,
pone cuchillo en su garganta cuando tiene hambre y se conforma con vivir con lo
justo. Eclesiastés, en cambio, ha construido para sí palacios, se ha rodeado de
cantores, se agasaja con vino, y abiertamente reconoce: que "no negué a mis ojos
ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno. . . " (2:10).

Por otra parte, si comparamos Proverbios con Cantares, vemos en el primero a un


hombre sereno carente del ímpetu del autor de Cantares, que más que pensar en
una mujer sólo tiene ojos para la sabiduría personificada. Mientras el sabio de
proverbios es un predicador el poeta de Cantares es un cantor; el primero usa su
lado izquierdo del cerebro, el segundo su lado derecho; mientras el primero es
urbano, el otro es campesino.

Estas y otras diferencias en estos tres libros que afirman ser del mismo autor e
inspirados por el mismo Dios han hecho que muchos duden de la autoría
salomónica de los tres. Sin embargo, hay otros comentaristas que se han
dedicado a buscar las similitudes entre estos escritos. Una cita esclarecedora está
en las palabras de un rabino judío llamado Jonathan, que afirma: "Cuando un
hombre es joven canta canciones de amor = Cantar; cuando un hombre se hace
adulto enuncia máximas de vida = Proverbios; cuando un hombre es viejo, habla
de la vanidad de las cosas = Qohéleth”11. Estas diferencias se entienden mejor al
considerar, aparte de la edad y madurez, la apostasía en que cayó paulatinamente
el antes consagrado Salomón; los conocimientos tan variados que adquirió
(1Rey.4:30-34); la temática distinta de cada libro, etc.

Además, algunas diferencias no parecen tan grandes cuando examinamos a fondo


estos libros, por ejemplo: Proverbios nos dice que no siempre el justo lo pasa
bien, pues el padre al que ama castiga (3:11-12), y el necio también puede
aprender sabiduría, de otra manera no tendría sentido este libro (1:1-7), ni el
pregón de la sabiduría encarnada (cap.8). También Eclesiastés ve ventajas en la
sabiduría (2:13). En Cantares no todo es color de rosas, pues hay pequeñas zorras
que dañan las viñas, guardias que golpean a la amada, hermanos mayores que la
menosprecian (8:8), momentos de separación, etc. Por otro lado, los tres libros
parecen estar dirigidos a los jóvenes (Pro.1:4, 8; 2:1; 3:1; 4:1, 5:1, etc.; Ecl.11:9-
10; 12:1; Can.2:7; 3:5); hay palabras usadas sólo en estos tres libros, etc. Podemos
afirmar que con distintos acentos los tres nos presentan una misma realidad:
existe el bien y el mal, y es placentero y salvífico buscar y vivir en el bien.

Fuera de esto, muchos críticos han notado que el mensaje de estos libros es poco
ortodoxo con relación al resto de la Biblia, sabemos que costó en el judaísmo y el
cristianismo aceptar la canonicidad de ellos; en el judaísmo Cantares estaba
prohibido para los menores de edad, además en este libro no es mencionado
Dios, durante siglos en el judaísmo y el cristianismo se prohibió la interpretación
literal de él, algunos como Fray Luis de León fueron encarcelados por este motivo,
Renán considera bromeando a "Cantar de los Cantares y Qohéleth
respectivamente como un librito erótico y un opúsculo volteriano escondidos
entre las grandes páginas in folio de una biblioteca de teología"12, a lo que
podríamos agregar que proverbios es un tratado de justificación por obras
opuesto al evangelio de Jesucristo.

José Vílchez dice de Eclesiastés que “la opinión común afirma, con toda razón,
que en el N.T. no se cita ni una sola vez a Qohélet. ‘Silencio normal’ le llama J.
Steinmann, puesto que el pequeño libro no contiene ‘una materia
inmediatamente útil para la catequesis cristiana’”13. Esta aparente heterodoxia
de los libros Sapienciales se incrementa cuando consideramos el mensaje de Job,
que es más radical que Eclesiastés en el sufrimiento del inocente, ya que éste no
sólo puede sufrir igual que el impío, sino más aún; y no sólo es mencionado sino
vivido y se transforma en el centro mismo del libro.

Antes de responder a estas inquietudes, que creemos que se dilucidarán a medida


que examinemos el contenido de estos libros, daremos algunas razones del
porqué creemos encontrar el mensaje del remanente apocalíptico en los libros
Sapienciales.

RELACION ENTRE LA LITERATURA SAPIENCIAL Y LA APOCALIPTICA


En el A.T. hebreo (TANAKH) los judíos clasificaban el libro de Daniel dentro de los
NeBI'IM o Escritos, donde estaban incluidos también los libros Sapienciales,
Daniel es el único libro profético que no está considerado entre los Profetas o
KeTUBIM.13 Además, Daniel, fuera de las 75 veces que aparece su nombre en el
libro por él escrito es mencionado sólo tres veces más en el resto del A.T., estas
tres referencias corresponden a su contemporáneo Ezequiel, quien dos veces lo
destaca como justo en paralelo con Noé y Job (Ezq.14:14,20), y una vez como
sabio (28:3), pero nunca se lo llama profeta. Es interesante que estos dos
calificativos (justo y sabio) son muy recurrentes en los libros Sapienciales. Por otro
lado, la palabra "Profecía" y el verbo "profetizar" nunca aparecen en Daniel ni en
hebreo ni en arameo, y la palabra "profeta" (heb. ‫ ") ָגבִיא‬sólo es usada cuatro
veces por Daniel, siempre en el cap.9, la primera vez para referirse al libro del
profeta Jeremías (v.2), dos veces en su oración para reconocer que ellos (Israel)
no obedecieron a los profetas de Jehová (v.6 y 10), y una vez Gabriel le dice que
durante las setenta semanas será sellada la visión y el profeta (refiriéndose a
Esteban. v.24), pero nunca se la emplea para él, en cambio desde el principio del
libro se lo destaca como sabio (1:17, 20; 2:13, 48; 4:6-9; 5:11, 14-16, etc.). Con
esto no queremos cuestionar la afirmación de Jesús en Mat.24:15, ni negar el
carácter predictivo de Daniel, sino solamente resaltar el hecho de que en Israel
fue mirado principalmente como sabio.

Fuera de esto, queremos señalar que las palabras usadas para "sabiduría" , ‫ָּד עַ ח‬
‫ חָ כֵמָ ה‬y ‫ ִּביגָה‬que caracterizan a los libros Sapienciales, son usadas con la misma
profusión en Daniel, veamos algunos datos: la raíz ‫ תָ כמ‬aparece 340 veces en el
A.T.; 318 en hebreo y 22 en arameo14. En hebreo 27 veces es usada como verbo,
de éstas 13 veces se usa en Prov., 4 en Eclesiastés, 4 en Salmos y 2 en Job; "sabio"
aparece 138 veces: 47 en Proverbios, 21 en Eclesiastés y 8 en Job. "Sabiduría" es
mencionada 149 veces: 39 en Proverbios, 29 en Eclesiastés y 18 en Job. En
arameo el verbo no ocurre, "sabio" está presente 14 veces, todas en Daniel;15 y
"sabiduría" 8 veces, una vez en Esdras y 7 en Daniel, más tres veces en hebreo, si
sumamos todas las formas y ubicamos los libros del A.T. de mayor a menor
frecuencia de esta raíz, veríamos que los cinco libros donde más se usa son:
Proverbios con 102 usos, Eclesiastés con 54, Job con 28, Daniel con 24 y 1Reyes
con 21. Ningún otro libro del A.T. alcanza los 20 usos de esta raíz, en 8 de ellos
aparece menos de cinco veces, y en 18 libros nunca aparece. Por otro parte, en 1°
de Reyes siempre se usa esta raíz con relación a Salomón, el autor de los libros
Sapienciales. En 2° de Reyes nunca es usada esta raíz. Además, Daniel es mucho
más pequeño que 1° de Reyes.16 Porcentualmente, Daniel no sería el cuarto
libro, sino el tercero en que se usa más la raíz ‫תָ כמ‬.

La raíz ‫ידָ ע‬, fuera de las 72 veces que aparece ַ‫¿" מַ ּדּוע‬por qué?", es usada 1.119
veces en el A.T., 1.068 en hebreo y 51 en arameo17 esta palabra significa
"ciencia" "conocimiento" y a veces se traduce como "sabiduría"18. Esta raíz es
más común en el A.T., aparece desde el Génesis donde se habla del "árbol del
conocimiento (o ciencia) del bien y del mal" (2:9), sólo en tres libros pequeños
nunca se usa.19 El verbo ocurre 994 veces, generalmente en qal (822 v.), en esa
forma se usa bastante en los libros Sapienciales (aunque no ocupan los primeros
lugares): Job 60 veces, Eclesiastés 34 v. y Proverbios 27 v.; en otras formas se
destaca Job, ejemplo en piel la única vez así usada está en este libro (38:12); en
hifil se usa 71 v., Job comparte con Ezequiel el segundo lugar con 8 v. cada uno.
En Daniel las formas verbales hebreas suman 7 usos; en arameo de los 22 verbos
en qal 16 pertenecen a Daniel y sólo 6 a Esdras; además aparece 25 v. el verbo en
hafel, de las cuales 20 ocurren en Dan. y sólo 5 en Esdras, en total tenemos 43
menciones del verbo "conocer" en Daniel. Por su parte, el sustantivo aparece 93
v. en el A.T. hebreo, ocupando un amplio primer lugar proverbios con 40 usos, en
segundo lugar Job e Isaías con 11 v. cada uno, en tercer lugar Eclesiastés con 7
usos, y en Daniel 2 usos. Si sumamos solamente estos libros tenemos 71 de los 93
usos veterotestamentarios. Además, en Daniel se usa 4 v. el sustantivo
equivalente en arameo ‫ מַ גְָּד ע‬dando un total de 6 usos. 

La tercera raíz ‫ ּבין‬se usa 250 v. en hebreo20, es el verbo "entender" o


"comprender", como adjetivo significa "inteligencia". En sus distintas formas los
seis libros del A.T. donde más se usa son: Proverbios con 67 ocurrencias, Job con
36, Salmos con 30, Isaías con 28 y Daniel con 27 (26 en heb. y 1 en aram.).
Curiosamente se usa una sola vez en Eclesiastés (9:11). Aunque Daniel tiene una
sola palabra menos que Isaías, y está cerca de Job y Salmos, hay que considerar el
tamaño de estos libros: Job contiene 8.343 palabras hebreas (2,78% del A.T.);
Isaías tiene 16.930 palabras (5,63% del A.T.); y Salmos cuenta con 19.531 palabras
(6,50% del A.T.)21. Comparadas con las 5.923 palabras de Daniel, éste se ubicaría
en segundo lugar después de Proverbios en el uso de ‫ּבין‬. Otra característica
interesante de los libros Sapienciales, que resalta más en Proverbios, es el uso
sinonímico de ‫" צִַּד יק‬justo" con ‫" חָ כָם‬sabio" (véase Pro. 9:9,11,30;23:24, etc.). Esta
antítesis entre justo e impío, y entre sabio y necio también ocurre en
Eclesiastés22. En Job, los tres amigos y Job no sólo discuten quien es más justo de
ellos sino quien es más sabio, es decir, quien tiene la razón; Job no sólo afirma
que él es justo o inocente sino también sabio (17: 9-10); Job además de ser
llamado "perfecto y recto" es descrito como "temeroso de Dios y apartado del
mal" (1:1,8;2:3), lo que constituye "el principio de la sabiduría" (Pro.1:7;8:13; Job
28:20). En esencia, la preocupación de Job era donde encontrar la sabiduría que le
aclare su sufrir (28:12,20). Elihú pretende ser más sabio que los tres amigos
(33:33) al dar respuestas más acertadas a Job (32:13-14), pero reconoce en Dios
una sabiduría inexpugnable (36:26), y el único verdaderamente sabio y justo en su
proceder (37:23-24). Finalmente con el discurso divino el creador demuestra, con
una serie de preguntas su infinita sabiduría. Así vemos que la justicia de Dios es
también su sabiduría, y el cuestionamiento de la justicia o rectitud de Job es
también el cuestionamiento de su sabiduría.

Ya dijimos que en el A.T. Daniel es considerado justo y sabio (Ezq.14:14,20; 28:3).


En el libro de Daniel, él y sus amigos representan al remanente justo (1:8) que
sufre un cautiverio inmerecido, a quienes Dios bendice con sabiduría (1:17, 20);
los santos o remanente fiel son los sabios que a pesar de ser perseguidos (11:35)
"instruirán a muchos" (11:33), y estos sabios o entendidos son los que resucitarán
(12:3) y entenderán en el tiempo del fin el libro sellado (12:10).

Quisiéramos también mostrar algunos nexos entre Apocalipsis y los libros


Sapienciales. La palabra "sabiduría", en gr. σοϕια, aparece 51 veces en el N.T.23,
donde más ocurre es en 1Corintios (17 v.), en Apocalipsis sólo aparece cuatro
veces, pero en forma muy significativa, dos ocasiones se menciona como un
atributo divino (5:12;7:12); y las otras dos veces como un requisito indispensable
para entender los símbolos apocalípticos: "aquí hay sabiduría: el que tiene
entendimiento cuente el número de la bestia. . . " (13:18), "esto para la mente
que tenga sabiduría. . . " (17:9), frases similares como "si alguno tiene oído oiga"
(13:10) se repiten varias veces en Apocalipsis (ej.: 2:7,11,17,29; 3:6, 13, 22). En
otras palabras este libro será entendido por los sabios o temerosos de Jehová o
"siervos" de Dios (1:1). Las palabras σοϕόζ "sabio" (23 v. N.T.) y σοϕιζώ, (2 v. N.T.)
nunca aparecen en Apocalipsis24. Es interesante que Jesús equipara a los
"profetas" con los "sabios y escribas" (Mat.23:34).

La palabra γινώσκω "conocer" que aparece 228 v. en el N.T.25 se repite con más
frecuencia en Juan con 57 v., en segundo lugar en Lucas con 28 v., luego en 1Juan
con 25 v. (más una vez en 2Juan) y aparece 5 v. en Apocalipsis. Juan en total usa
esta palabra 88 veces. También cave destacar que porcentualmente el Evangelio
de Juan es seguido por su 1° epístola en la reiteración de esta palabra26.

La palabra οίδα, "saber"27, se usa 321 v. en el N.T.28, el primer lugar lo ocupa San
Juan con 86 usos; además de 13 v. en 1Juan; 1 v. en 3Juan, y 12 v. en Apocalipsis,
sumando 112 v. Podemos ver que Juan, el autor del Apocalipsis es quien usa más
reiteradamente las palabras usadas por los autores Sapienciales.

Otro nexo entre los libros Sapienciales y el mensaje del remanente de Apoc.14:6-
12 en particular, es la frase con que comienzan estos mensajes: "temed a Dios".
Esta frase es un hebraísmo tomado de los libros Sapienciales, ya dijimos que Job
es calificado desde el principio de su libro como "temeroso de Dios" (1:1,8; 2:3), y
reconoce que la verdadera sabiduría es "el temor a Dios" (28:28). Proverbios, en
el clímax de su prólogo afirma que el principio de la ciencia es "el temor a Jehová"
(1:7), lo mismo repite en puntos neurálgicos de su libro: (8:13), donde personifica
a la sabiduría; 9:10, donde personifica a la necedad), opone al que teme a Jehová
con los impíos (14:2), y concluye el libro con una artística alabanza a la mujer
virtuosa cuya principal característica es la de una mujer que "teme a Jehová"
(31:30). En el libro de Eclesiastés también se destaca a los temerosos de Dios
(7:18; 8:12,13), y después de desechar todo como vano y sin provecho debajo del
sol, Salomón concluye que "el fin de todo el discurso oído es éste: teme a Dios, y
guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre" (12:13).

Es interesante que la forma verbal equivalente al verbo "temed" de


Apoc.14:729 sólo ocurre en tres partes del A.T. hebreo (Jos.24:14; 1Sam.12:24;
Sal.34:10), siempre amonestando a no olvidarse de Jehová ni volverse a la
idolatría30; en imperativo singular sólo se usa cuatro veces, siempre en los libros
Sapienciales31. En el N.T. la misma forma gramatical griega solo aparece en los
labios de Jesús, cuando enseñó a no temer a la muerte sino a Dios que puede
destruir para siempre (Mat.10:28; Luc.12:5, 5), bastante relacionado con el
mensaje del tercer ángel de Apoc.14:9-11.

MENSAJE CENTRAL DE LOS LIBROS SAPIENCIALES


Ahora analizaremos el contenido de cada libro sapiencial por separado, y su
relación con los libros apocalípticos. Comenzaremos con el libro de Job, primero
veremos el tema del juicio investigador y luego el tema del sábado.

JOB
Primeramente presentaremos una estructura general del libro de Job, la que
hemos sintetizado de David Dorsey32:

El hecho de que Job sea un personaje que vivió en una época anterior a la nación
israelita, y por lo tanto, al santuario, al sacerdocio aarónico, y a todo el sistema
cúltico que Moisés recibió después del éxodo, parecería imposibilitarnos para
hacer una sana exégesis de este tema. Sin embargo, los temas de la adoración, la
intercesión y la vindicación que eran la esencia del santuario israelita están
presentes desde el principio del libro. Job mismo comienza intercediendo por sus
hijos y termina intercediendo por sus tres "amigos". La única acción que se
menciona acerca de Job antes de su desgracia es que "se levantaba de mañana, y
ofrecía holocaustos" intercesorios por cada uno de sus hijos (1:4-5). En el último
capítulo se dice que los acusadores de Job ofrecen holocaustos por ellos y Job ora
en favor de ellos, "porque de cierto a él atenderé" dice Jehová (42:8), y el autor
confirma que "Jehová aceptó la oración de Job" (42:9). Este holocausto y la
oración intercesora de Job eran requisitos indispensables para que los adversarios
de Job recibiesen perdón (42:7-8). Esta oración intercesora es la última acción de
Job antes de la restitución (42:10). El hecho de que Job haya padecido
injustamente y haya orado por sus acusadores lo trasforma en un tipo de Cristo,
quien oró por los que lo condenaron (Luc.23:34; Sant.5:11), y después de su
injusto padecer comenzó su obra intercesora en favor de los pecadores
(Heb.4:15-16; 1Juan 2:1-2).

Es interesante que Daniel y Juan los autores de los libros apocalípticos estaban
padeciendo un cautiverio inmerecido cuando recibieron sus revelaciones
(Dan.1:1-3,6; Apoc.1:9) y ambos fueron librados en la tribulación.33 También es
interesante que Job es el único libro sapiencial que concluye con una revelación
divina o teofanía, que es más propia de los libros proféticos. Job también se
convierte en un tipo del remanente apocalíptico descrito en las visiones de Daniel
y Juan, este remanente justo es perseguido y sufre por causa de un poder
anticristiano que prospera sin que Dios lo impida, esta paradoja requiere el juicio
divino y la comprensión humana y angelical (Job 1 y 2; Dan.7:8-19; 8:11-14;
Apoc.6:9-11, etc.), aunque los seres celestiales son testigos del juicio que se
realiza en los cielos, el remanente (tanto Job como el apocalíptico) no ve ni
comprende el proceder divino, pero lo acepta como justo y sabio sólo por fe antes
de la vindicación y la respuesta divina.

En el libro de Job, el juicio celestial no afecta directamente a Satanás (el


enemigo), ni a los tres amigos (los acusadores), sino a Job (el justo). El es acusado
por Satanás, él debe ser examinado por el universo, él debe ser defendido y
vindicado por Dios. Al mismo tiempo Job es la vindicación de Dios, él es el
verdadero adorador, la evidencia vívida de la fidelidad desinteresada, y a pesar de
los yerros de Job Dios lo defiende. Así, no resulta raro el que el juicio previo al fin
se realice en el cielo y afecte a "los santos del altísimo" en vez de al “cuerno
pequeño” en Dan.7:22.

Lael Caesar, agrega que Job se transforma en un tipo del remanente escatológico
o 144.000 en especial, pues después de ser evaluado favorablemente por Dios en
un juicio celestial (1:8;2:3), se hace necesaria la prueba o tiempo de angustia para
él (caps.3-37) antes de la parousía (38-42) que trae la vindicación (42:10-12)34.
Además, podemos ver en los tres acusadores de Job un tipo de los tres espíritus
engañadores que lucharán contra los 144.000 (Apoc.16:13-14).

Por otro lado, vemos que el caso de Job no sólo interesa a cuatro individuos que
le aconsejan, sino toma dimensiones cósmicas, todo el cielo está interesado,
incluso Dios y su adversario. Schökel y Sicre nos recuerdan que Satanás es propio
de la literatura apocalíptica35 (ej.:Apoc.12:7-9; 20:1). Los ángeles también nos
recuerdan a "los millares de millares [que] le servían, y millones de millones [que]
asistían delante de él" en el juicio daniélico (7:10); y los "millones de millones" de
ángeles "alrededor del trono de Dios" en Apoc.5:11. Fuera de las múltiples
participaciones de estos seres en los juicios divinos, su cuestionamiento acerca
del triunfo del mal sobre el bien (Dan.8:13; 12:6), su gozo por los juicios
retributivos de Dios (Apoc.16:5-7; 19:1-2), su lucha en favor de los justos
(Dan.10:20),y su participación junto a Cristo en su segunda venida ((Apoc.19:14;
Mat.24:30-31).

La discusión respecto a la justificación por la fe y el juicio por obras que ha


ocupado intensamente a nuestra iglesia, también es crucial en el libro de Job, ya
que la retribución versus gratuidad no sólo es el meollo de la discusión entre Dios
y Satanás, sino el tema de discusión que permea todos los discursos tanto de los
amigos, de Job y de Elihú. Este tema es el nexo entre la prosa y el verso
irreconciliables según los teólogos críticos. El tema de la gracia de Dios y la
adoración desinteresada de sus siervos une también este libro con el corazón
mismo del evangelio de Jesucristo.

El tema del intercesor entre Dios y Job, es el motivo del clamor de Job, no le
satisface la interpretación de los tres "amigos", desearía contender con Dios
(13:3), pero reconoce que "no le podría responder una cosa entre mil" (9:3), no
quiere otro hombre por mediador (21:4), sino un ser celestial, clama: "alguien
debe haber en los cielos que declare en mi favor, que interprete ante Dios mis
pensamientos, para que él vea mis lágrimas; alguien que hable ante Dios en mi
favor, como se habla ante un hombre en favor de otro" (16:18-21, D.H.H.). Anhela
que alguien registre en forma permanente sus palabras (19:23-24), y confiesa su
fe diciendo: "yo sé que mi redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo"
(19:25). Esta palabra "redentor", o "defensor" según otras versiones (B.J., D.H.H.),
es la traducción de la palabra hebrea ‫ֹּגאֲ ִל‬,֣ “exclusivo del hebreo entre las lenguas
semíticas”36 que se usa para el "pariente redentor" (ej. Rut), para el vengador de
la sangre del justo (Num.35), y para designar al año del jubileo o restitución que
se celebraba cada 50 años o después de 70 veces siete años (alusión tomada en
Dan.9:24) comenzando en el día de la expiación (Lev.25). La expresión "se
levantará" es "término jurídico, aplicado con frecuencia al testigo o juez"37,
quizás por eso la D.H.H. traduce "yo sé que mi defensor vive, y que él será mi
abogado aquí en la tierra".

Otra referencia a un mediador se encuentra en el cap.9 donde Job reconoce que


Dios "no es hombre como yo, para que yo le responda, y vengamos juntamente a
juicio" (v. 32), y después se pregunta: "no hay entre nosotros árbitro que ponga
su mano sobre nosotros dos" (v. 33). La palabra "árbitro" es la traducción del
hebreo ַ‫מֹוכִיח‬, amonestador, predicador, árbitro, que los LXX traducen por
μεσίτης, mediador, un hapax legómeno en la LXX, pero bastante usada en el N.T.
para referirse a Cristo (1Tim.2:5; Heb.8:6; 9:15; 12:24), y en una ocasión para
Moisés (Gál.3:19-20). Algunos traductores no le dan importancia a la LXX por ser
una versión no el original hebreo, pero los autores inspirados del N.T. le dieron
mucha importancia, ya que de las 189 citas que hacen del A.T., 105 de ellas son
tomadas de la LXX contra 21 del texto hebreo (las restantes son diferentes a
ambos textos)38. Además, en los rollos del Mar Muerto se han encontrado
fragmentos de una familia de manuscritos originales del A.T., que corresponden a
la LXX39, lo que hace suponer que las diferencias entre el texto masorético y LXX
no se debe a cambios deliberados de los traductores sino al texto que usaron
como base para traducir la versión griega, y ¿quién sabe si en los tiempos
apostólicos existía esa familia? Además, la expresión hebrea ‫ֵּבינ֣ינּו‬ ֵ “entre
nosotros” que acompaña a ַ‫מֹוכִיח‬, y su paralelo ‫“ עַ ל־ְׁש נֵ ֽינּו‬sobre nosotros dos”
fortalecen el uso de μεσίτης40.

Elihú también menciona el tema cuando dice: "si hay entonces junto a él un ángel,
un mediador escogido entre mil que declare al hombre su deber, que de él se
apiade y diga: 'líbrale de bajar a la fosa, yo he encontrado el rescate de su alma'"
(33:23, B.J.). La palabra "ángel" o mensajero en el A.T. se utiliza para los seres
celestiales (Exo.3:2; Gen.48:16), o para algunos seres humanos como los profetas
(Isa.44:26), o los sacerdotes (Mal.2:7); y la palabra "mediador" o "intérprete" se
refiere a alguien que declara al hombre su deber pero también habla a Dios para
rescatar su alma (Gén.42:23; Isa.43:27).

El sábado nunca es mencionado en los libros Sapienciales, tampoco en los libros


apocalípticos, además Job vivió antes del Sinaí y del decálogo, por lo tanto,
parecería eisegético referirnos al sábado en este libro. Sin embargo, así como en
Apocalipsis está implícito en “el día del Señor” (1:10), en la adoración al Padre
como creador (4:11), en el juramento del ángel con el librito (10:6), en el
remanente que guarda los mandamientos de Dios (12:17; 14:12), en las
trompetas y plagas como lo opuesto a la creación divina (8, 9, 16), en todas las
series de sietes para representar la totalidad de los actos divinos, en la visión de la
nueva creación (21, 22), pero más claramente en el mensaje del primer ángel
donde se aluda al cuarto mandamiento (14:7) y se insta a adorar a Dios como
creador en contraste con la falsa adoración; creemos que también está implícito
en Job.
Es interesante que el A.T. destaca al Dios creador como un Dios sabio (Sal.103:24;
Jer.10:10- 12), y los libros Sapienciales resaltan principalmente a Dios como el
creador. Job lo reconoce como el único creador (9:8-10; 10:8-12; 12:7-10, etc.);
casi todo el lenguaje de Job y sus interlocutores está tomado de la naturaleza;
Elihú destaca el poder creador de Dios (34:13; 35:10; 36:22-30; 37:5-18); y la
respuesta tan esperada por Job, sus amigos, los seres celestiales y por nosotros
los lectores es el discurso de Dios como creador (38-41).

También es necesario recordar que el sábado existía antes del decálogo (Exo.16),
Dios lo instituyó en el Edén (Gén.2:1-3), y que debido a la longevidad, la memoria
más aguda de los patriarcas y la transmisión oral de la fe yahvista, es muy
probable que el sábado no haya sido olvidado por los verdaderos adoradores en
la era patriarcal. Lo mismo podemos suponer respecto a los holocaustos ofrecidos
por Job. La no mención del sábado entre Gén.2:3 y Exo.16, es más probable que
se deba a la velocidad y al carácter narrativo de esta porción bíblica que a la
abolición u olvido del mismo. El libro de Job, al pertenecer a una época tan
remota, entrega un aporte significativo al respecto, el versículo que sirve de
puente entre la prosa y el verso dice que entre Job y sus amigos hubo "siete días y
siete noches" de silencio (2:13), ésta sería una de las primeras alusiones a un
periodo de siete días o una semana en la Biblia, se ha probado que la división del
tiempo en siete días no está relacionada con los ciclos ni la cantidad de astros,
sino con la semana de la creación. El diálogo termina, y sirve de nexo entre el
verso y la prosa esta vez, con el holocausto que consiste de "siete becerros y siete
carneros" (42:8), la construcción de éste texto y el de 2:13 es la misma con el siete
repetido dos veces; es interesante también que Elifaz dice que Dios puede librar
hasta de siete tribulaciones (5:19) aludiendo a la plenitud o totalidad del soporte
humano, otro detalle que no parece casual es que el número siete se menciona
siete veces en el libro de Job.41

Respecto al discurso de Dios, que es el clímax de todo el drama, algunos


comentadores han reconocido una estructura que consta de siete partes, cada
una aludiendo a uno de los días de la creación42: en la primera parte Dios se
aparece en un torbellino (38:1-3) y pregunta a Job "¿quién es ése que oscurece el
consejo con palabras sin sabiduría?”, y a continuación le pide que lo escuche
porque él le dará luz sobre sus inquietudes (v.3). Es interesante que el hablar
divino es el que crea en Génesis, el pedirle a Job que lo deje hablar a él implica
que lo deje actuar. En 38:4-7 habla de la tierra y su formación. En 38:8-11 habla
de los límites del mar y las nubes. En 38:12-38 se refiere a la separación del día y
la noche (v.12, 15, 19, 20, 24) y a su autoridad sobre los astros del cielo (v.31-33).
En 38:39-39:30 introduce los animales, aunque también menciona mamíferos,
destaca la creación de las aves del cielo (38:41; 39:13- 18, 26-30). En 40:1-5 el
creador dialoga con el hombre Job, para luego comenzar un segundo discurso
(40:6-41:34), donde habla del hombre (40:6-14); luego de behemot, al parecer el
hipopótamo (40:15-24); y finalmente de leviatán, seguramente el cocodrilo (41:1-
34), todos ellos creados en el sexto día. Por último Dios habla en 42:7-10 donde
reclama adoración con el doblemente séptuple holocausto, y después de la
oración de Job, Dios le quita su aflicción o le da reposo de su sufrir (42:10). De
esta forma Job tiene un comienzo y un final sabático.

PROVERBIOS
La marcada diferencia o conflicto entre los agentes del bien y del mal en los libros
apocalípticos, generalmente en forma corporativa; se presenta en Proverbios
principalmente en forma individual como la antítesis entre el justo o sabio y el
impío o necio.

Schökel y Vilchez presentan un bosquejo de Proverbios que consta de una


introducción (caps.1-9), siete divisiones (caps.10:1-31:9), y una conclusión
(cap.31:10-31)43.

David Dorsey presenta una estructura en siete partes que incluye prólogo y
epílogo, esta estructura conforma un quiasmo:

44

Los autores consultados coinciden en que la introducción de proverbios es la más


larga de los libros de la Biblia (nueve capítulos). Los caps.7 al 9 muestran el clímax
introductorio para el resto del libro, en estos capítulos es personificada la
sabiduría y la locura, el cap.7 personifica la locura, el cap.8 personifica a la
sabiduría, y el cap.9 muestra la oferta de ambas: las dos presentan un discurso y
una invitación a un banquete (9:5 y 17); el banquete de la sabiduría es el
contenido del libro (9:1-5), y las siete columnas sobre las cuales edifica su casa
son posiblemente las siete divisiones del libro (9:1), el ofrecimiento final de la
sabiduría es la vida (9:6,11), y el de la locura la muerte (9:18). La conclusión por su
parte contiene un poema acróstico alefético y quiástico (31.10-31), es decir, cada
uno de los 22 versos comienza con una letra distinta del alfabeto hebreo desde la
alef a la tau. La estructura quiástica es como sigue:

45

Esta redundancia artística es para resaltar la estética y destacar las porciones


claves de un libro, Döderlein llama a este poema: "un ABC de oro para las
mujeres"46. Esta mujer virtuosa lleva a la práctica o encarna todo lo que el libro
enseña acerca de la sabiduría, es interesante el papel femenino en este libro: la
necedad y la sabiduría que introducen el libro son damas, y la mujer virtuosa con
que termina el libro es dama, este poema aparece después de las palabras de la
madre fiel, y las palabras hebreas para sabiduría y necedad son palabras en
género femenino.

No sólo el fin del libro termina bellamente estructurado, también los capítulos
introductorios tienen una expresiva estructura, los capítulos 7 y 8 son un
paralelismo antitético, Schökel y Sicre comentan:

La Sabiduría o Sensatez es figura antitética de la ramera del cap.7. Una “acecha”


en las esquinas, la otra “se planta” en medio de las calles; una busca el secreto, la
otra pregona en público; una emplea palabras lisonjeras y engañosas, la otra
habla derechamente y sin rodeos; una ofrece placeres prohibidos, la otra brinda
acierto y prosperidad; una conduce a la muerte, otra a la vida. El mal amor (7,18)
se opone al buen amor (8,17.21). Salazar resume: “Contra meretricias voces,
sapientiae clamores47.

48

En los v.1-3 la Sabiduría es presentada por el autor; en v.4-11 ella habla en


primera persona, habla a los hombres en forma imperativa y les dice lo valiosa
que es, pero todavía no comienza su discurso, Schökel estructura este capítulo
igual que Gilbert con la única diferencia de que considera los v.1-11 como la
introducción y aparte de la conclusión (32-36) sólo distingue dos estrofas (12-21
la Sabiduría vinculada con los hombres, y 22-31 la Sabiduría vinculada con Dios),
pero el cambio de tercera a primera persona de los v.1-3 y 4- 11, señalarían esta
última porción como la primera estrofa, Gilbert encuentra en ella una estructura
quiástica como sigue:

La segunda parte (v.12-21) se divide en dos estrofas de cinco versículos cada una
(12-16 y 17- 21), cada una comienza con la palabra “yo”49, y con el verbo
“encontrar”; en el v.12 aparece por primera vez la palabra sabiduría, y ya no
aparece más en el discurso; siete veces la sabiduría habla en primera persona (yo
v.12,17; de mí v.14,14; por mí v.15,16; conmigo v.18); la segunda estrofa tiene en
su primer y último versículo (17,21) la frase “los que me aman”; estas dos estrofas
nos hablan de la sabiduría moral que rige al hombre, y las dos que siguen nos
hablan de la sabiduría cósmica que rige el universo.

La tercera parte (v.22-31) también puede dividirse en dos estrofas de cinco


versículos cada una; aunque la sabiduría se presenta como regidora cósmica,
cuatro veces se menciona la tierra (v.23, 26, 29, 31). Gilbert nos recuerda que el
v.29ab no aparece en la LXX, piensa que posiblemente haya sido una glosa
añadida, si se sacara, cada estrofa se dividiría en dos partes resultando una
estructura así:

a) 8:22-23 (dos versos). 


b) 8:24-26 (tres versos). 
b') 8:27-30a (tres versos). 
a')8:30b-31 (dos versos).

Esta tercera y última parte, que describe a la sabiduría cósmica, comienza en el


v.22 con el nombre divino ‫י ְהו ָה‬, única mención en toda la sección; termina en el
v.31 con la frase “hijos de los hombres”, la única referencia a los seres humanos
en esta tercera parte; y en el centro mismo de esta sección, en el v.27a que da
comienzo a la segunda estrofa de la sección aparece por única vez en toda la
sección el pronombre personal en primera persona singular referido a la
sabiduría, así en medio del ‫ י ְהו ָה‬del comienzo y de “los hijos de los hombres” del
final se encuentra la sabiduría como mediadora.
Después de presentarse como humana entre los hombres (v.12-21), y como divina
junto a Dios (v.22-31) la sabiduría dirige un paternal llamado al hombre en los
v.32-36, donde pronuncia dos bienaventuranzas para los que le buscan (v.31,34),
hallarle significa hallar la vida (v.35), rechazarla significa amar la muerte (v.36), la
sabiduría se presenta como el único camino para alcanzar “el favor de Jehová”
(v.35), esto nos recuerda el papel sacerdotal de Cristo en Juan 14:6 donde se
presenta como el único camino al Padre, pues afirma “y nadie viene al Padre sino
por mí”, recordemos también que Juan es el único evangelista que presenta a
Jesús como el verbo divino (1:1-3) que se hace carne (1:14).

Volviendo a la estructura de Gilbert, para esta sección final él propone la siguiente


estructura:

v.32 a,b. 
v.33 a,b. 
v.34 a,b,c. 
v.35 a,b. 
v.36 a,b.

Queremos añadir a la estructura de Gilbert una visión de conjunto donde también


creemos reconocer el papel sumo sacerdotal de la Sabiduría, después de
presentar a la Sabiduría en las calles y en las plazas, es decir en medio de los
hombres (v.1-3); la primera perícopa (v.4-11) comienza con las palabras “oh,
hombres”; la segunda perícopa (v.12-21) comienza con las palabras “yo, la
sabiduría”; y la tercera perícopa (v.22-31) comienza con la palabra ‫ ;י ְהו ָה‬y
finalmente viene el llamado de vida o muerte (v.32-36), de esta manera la
primera estrofa nos muestra a la Sabiduría dirigiéndose al hombre, la última
intercediendo por el hombre ante Dios, y la perícopa central comienza con el
pronombre personal, pero además es mencionada por única vez la Sabiduría
‫חָ כ ְָמֽה‬.

Este capítulo es la pauta para todo el contenido de Proverbios, la sabiduría deja


de tener un carácter legalista y teórico y se transforma en el único medio de
salvación, el carácter sacerdotal que Salomón le da a la Sabiduría quizá se deba a
que él fue el sabio constructor del templo de Jehová, y estaba familiarizado con
las funciones en él realizadas.

Otro punto interesante es el contraste entre la locura o insensatez del cap.7


representada por una ramera y la sabiduría del cap.8. En Apoc.17 el falso sistema
de adoración es representado por una ramera (v. 3-6), y los verdaderos
adoradores son aquellos que tienen sabiduría (v.9). Reconocemos que no hemos
encontrado un énfasis notorio sobre el cuarto mandamiento, el sábado tampoco
es mencionado, pero no está ausente completamente el tema, puesto que
proverbios presenta un fuerte énfasis en los mandamientos y principios de Dios,
la sabiduría está íntimamente relacionada en este libro con la obra creadora de
Dios (3:19-20), y en la perícopa principal de la sabiduría encarnada se presenta a
si misma como co-creadora con Dios (8:22-31); además, el verbo ‫ָׁש בַת‬, “cesar”
aparece tres veces en el libro50, en las tres ocasiones relacionado con las
contiendas, con la idea de “hacer cesar las contiendas”; también la palabra “siete”
ocurre cinco veces en este libro, una vez cuando habla de las siete columnas
sobre las cuales descansa la casa de la sabiduría (9:1), que según Schökel y Sicre
podrían representar las siete divisiones del libro, y cuatro veces se usa en
proverbios numéricos para representar la totalidad (6:16; 24:16; 26:16, 25), esta
idea de totalidad que aparece muchas veces en la Biblia se origina en el séptimo
día cuando Dios termina la obra de la creación (Gén.2:1-3); también es común en
Proverbios los ejemplos tomados de la creación de Dios (6:6-9; 30:15-30, etc.).

Pero sin duda, el mensaje más palpable en proverbios es sobre la salud y la


temperancia, tenemos que recurrir a él cuando fundamentamos nuestra
abstinencia de las bebidas alcohólicas (20:1; 23:29-36), o cuando hablamos de
temperancia en el comer (23:2-3; 25:16, etc. ver también Ecl.10:17), en el manejo
de nuestros recursos materiales (28:20; 30:8-9, etc.), en nuestra vida moral
(cap.5; 6:23-35, etc.), y otros elementos que los adventistas creemos que están
vinculados con el temor y la gloria a Dios de Apoc.14:7 (1Cor.6:15-20; 10:31).

ECLESIASTES
Ha sido difícil descubrir la estructura de Eclesiastés, de las consultadas la más
sólida parece ser la de Dorsey, a continuación presentaremos su propuesta:

51
El nombre de este libro es una traducción del pseudónimo que se da a si mismo
en esta obra Salomón, en hebreo es ‫קהֶ לֶת‬, que significa “predicador” o más
literalmente “el que reúne una asamblea”, ‫ קהֶ לֶת‬aparece siete veces en el
libro52, tres veces en el cap.1 (v.1, 2, 12), tres veces en el capítulo final (12:8, 9,
10), y una vez en el centro del libro (7:27). Salomón escribe este libro al final de su
vida después de haber perdido su primer amor, de haber vivido años de apostasía
y después de haber recibido la amonestación final del profeta, el autor de este
libro es un hombre cercano a la muerte que se siente perdido, se da cuenta que
su intensa vida llega a su fin, como condenado a la muerte pide su último deseo,
un profundo deseo: llenar su alma. Salomón no rehuye a la muerte, pero quiere
morir aferrado a algo consistente, por lo tanto se propone desesperadamente
buscar eso que no sabe definir, algo que dé significado a cualquier ser humano en
cualquier situación, incluso frente a la muerte, este libro es una reflexión en
primera persona, su último legado, quizás su hermoso palacio, el santo templo,
sus jardines y todas sus obras algún día se extinguirán igual que su regia vida, esto
consistente que lo llene tiene que perdurar aun después de su muerte y tiene que
ser capaz de satisfacer al hombre en todos los tiempos y en todas las culturas.
Esta búsqueda de algo eterno tiene que ser tan objetiva que si requiere
cuestionar a Dios lo va a hacer, ¡qué puede temer!, total va a morir. Con un
realismo escalofriante Salomón sopesa todas las cosas y se da cuenta que todo lo
que se hace debajo del sol es vanidad, vacío o sin sentido(2:17), el placer es
vanidad (2:1), la sabiduría es vanidad (2:15), el dinero es vanidad (5:9), el trabajo
es vanidad (2:21), la envidia es vanidad (4:4), el soñar y el ser realista es vanidad
(6:9), la justicia y la injusticia son vanidad (8:19-14), la felicidad de la juventud es
vanidad (11:8-10), y la vida misma del hombre es vanidad (12:1-8), todo es
pasajero, todo es perecedero.

Después de poner todas las cosas sobre la balanza Salomón reconoce que hay una
sola realidad eterna, sólo esta tiene sentido, para encontrarla no es necesario leer
muchos libros (12:12), está más cerca de lo que pensamos. Terminó su reflexión
reconociendo que “el fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda
sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda
obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta sea buena o sea mala” (12:13-
14). La conclusión de Salomón está fielmente reflejada en el mensaje del primer
ángel de Apoc.14:6-7. Un hombre que se había vuelto a la idolatría nos aconseja a
temer a Dios, un hombre transgresor nos manda a guardar los mandamientos de
Dios, estas dos ideas dan apertura y cierre al mensaje de los tres ángeles (v.7 y 12
respectivamente). Este sabio no concluye esto presionado por el temor a la
muerte, él fundamenta su conclusión, el v.14 comienza con la palabra “porque”,
allí nos dirá el porqué, el motivo es el juicio final, no está hablando de un juicio
parcial en la historia de un pueblo como la caída de una ciudad, ni un juicio
personal al descarriado como la muerte, es un juicio universal, se considerará
“toda obra” no sólo conocida sino también “toda cosa encubierta, sea buena o
sea mala”.

Esta no es sólo la conclusión de un capítulo, sino de todo su libro, podemos añadir


que es la conclusión de toda su vida, si hay algo que este sabio pueda legarnos es
que Dios existe, ese Ser superior y soberano, innegable, existe, y si existe algún
día nos juzgará, Salomón dirige un llamado en especial a los jóvenes que están en
la etapa de tomar decisiones, les aconseja que sean felices, que disfruten de la
vida, pero sin olvidarse de Dios: “alégrate joven, en tu juventud, y tome placer tu
corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en
la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios” (11:9).

El “temor a Dios” se repite siete veces en Eclesiastés53, según Dorsey es el centro


de todo el libro como hemos visto. Es interesante que los imperativos “temed a
Dios” y “guardad sus mandamientos” “es la convicción repetida una y otra vez”
por Moisés en Deuteronomio54. Podemos encontrar algunos paralelos entre
Moisés cuando escribe Deuteronomio y Salomón cuando escribe Eclesiastés: los
dos eran ancianos, habían regido al pueblo de Dios, a ambos se les había
anunciado su muerte, predicaban su último discurso, son los únicos autores
sapienciales de la Biblia, y llegan a las mismas conclusiones, con la única
diferencia que Moisés permaneció siempre fiel desde su llamado en cambio
Salomón experimentó por años la apostasía. 

El capítulo 12 que termina con el juicio final, comienza con la creación, las
primeras palabras de este capítulo son: “acuérdate de tu creador en los días de tu
juventud. . .” (12:1). El mismo verbo hebreo ‫וָכָד‬, “recordar” con que comienza el
cuarto mandamiento (Exo.20:8-11) es la palabra que escoge Salomón para
comenzar este capítulo final; en este caso no nos dice que nos recordemos de
Dios como juez o soberano, sino como “creador”. Cuando un hombre niega su fe
en el único Dios, como Salomón y se vuelve a los ídolos hechos por manos
humanas, lo único que no puede negar es que tenemos un origen, alguien nos
creó, este origen no puede ser azaroso porque todo el universo muestra orden y
diseño, y si realmente alguien nos creó ese alguien nos llamará a juicio algún día,
en medio de un mundo indiferente al Dios de la Biblia, en medio de un
cristianismo que cree en la teoría de la evolución en vez de lo que dice la Palabra
de Dios, en medio de un mundo corrompido que no se sujeta a leyes, ni respeta
autoridades, el mensaje de Eclesiastés es tan fundamental como el clamor de los
tres ángeles de Apoc.14. De esta forma este último capítulo de Eclesiastés une el
Génesis con el Apocalipsis, nuestro origen y nuestro fin, no sólo nos recuerda que
alguien nos creó con un propósito sino también tiene un propósito final para
nosotros, la idea de juicio final nos hace tomar en serio a Dios, pero también nos
da una esperanza trascendente en medio de un mundo de vanidades.

El mensaje del sábado en Eclesiastés está implícito por el uso frecuente de


repeticiones séptuples o múltiplos de siete, según Dorsey la estructura del libro
comprende siete partes, cuya parte central también puede dividirse en siete, el
pseudónimo que toma para sí Salomón (‫ )קהֶ לֶת‬ya dijimos que aparece siete veces
en el libro, en forma muy equilibrada (1:1, 2, 12; 7:27; 12:8, 9, 10); a pesar del
pesimismo del libro hay siete declaraciones optimistas (2:24; 3:12-13; 3:22; 5:17;
8:15; 9:7-9; 11:9-12:1), Ravasi le llama el “septenario de 'bienaventuranzas'”55; el
verbo ‫“ י ֵָרא‬temer”,característico de los Sapienciales es usado siete veces por el
autor (3:14;5:6;7:18;8:12,12,13;12:13); en el cap.3:2-8 Salomón enumera catorce
pares de acciones temporales que involucran todo el actuar humano desde que
nace hasta que muere (v.2); en la primera estrofa del libro (cap.1:4-7) utiliza
catorce verbos, todos participios, para describir movimientos, que a diferencia del
pensamiento griego no implican vida, pues son movimientos cíclicos que no llevan
a ninguna parte y estos movimientos abarcan la totalidad del escenario geográfico
que rodea al hombre, es decir, el espacio en el cual se desenvuelve; en la segunda
estrofa (1:8-11) se repite siete veces el verbo “ser” o “existir” seguido por siete
negaciones, en esta estrofa no habla del espacio sino del tiempo en el cual actúa
el hombre, describe el escenario histórico sin progreso y cíclico del nacer y morir
humano56.

El último nexo que queremos mencionar entre los libros Sapienciales y el mensaje
del tercer ángel en particular (Apoc.14:9-12) es acerca del estado de los muertos,
este tema es ampliamente desarrollado en Job y Eclesiastés, generalmente no
presentamos este “pilar de nuestra fe” sin considerar estos dos libros. A
continuación mencionaremos los textos más conocidos acerca de la inconsciencia
de la muerte en Job y Eclesiastés: Job 7:6-10; 14:1-2, 6- 12, 19-21; Ecl.3:18-22;
5:15; 9:4-6, 10; 12:1-8. La esperanza de la resurrección también está presente en
Job: 14:6-12; 19:24-27.

En conclusión, podemos afirmar que el énfasis de los libros Sapienciales o su


mensaje central es hablarnos de un conflicto entre la sabiduría y la necedad; la
adoración a Dios como creador; el juicio final para el pueblo de Dios en el cielo,
previo al fin; el equilibrio entre la fe y las obras; un llamado a la temperancia; una
correcta interpretación del estado de los muertos; y la esperanza en la vindicación
final del pueblo de Dios.

Autor: Pr. Héctor E. Urrutia Hernández | Este artículo fue publicado en Pensar la
Iglesia Hoy: hacia una eclesiología adventista, (Editorial Universidad Adventista
del Plata, editores: Gerald Klingbeil; Martin Klingbeil y Miguel Ángel Núñez, 2002),
71-92.

Referencias

Hans LaRondelle, Deliverance in the Psalms: Messages of Hope for Today (Berrien
Springs, Michigan: Library of Congress, 1983) 61-73, 195-206. ↩

William Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretation, (Daniel and


Revelation Committee Series), cap.1. ↩

Francis Nichol, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día (Bs. Aires: ACES,
1995), 3:493. ↩
Luis Alonso Schokel y J. L. Sicre Diaz, Job: Comentario Teológico y Literario
(España: Ediciones Cristiandad, 1983), 39-40. ↩

Job en Nichol, 3:1158, Proverbios en Elena de White, Profetas y Reyes (Buenos


Aires: ACES, 1987), 23 , 58, 62 y Eclesiastés Discurso Maestro de Jesucristo
(Buenos Aires: ACES, 1984), ↩

Schökel y Sicre, p.39. ↩

Lael Caeser, “Job as Paradigm for the Eschaton”, pp.148-160, Journal of the
Adventist Theological Society (vol.11, 2.000). ↩

Otros ejemplos son: Santo de los santos o lugar santísimo; Rey de reyes y Señor
de señores, para describir el reinado divino; siglo de los siglos, para expresar
eternidad. ↩

Todos los datos estadísticos han sido tomados de: Abraham Even-Shoshan, A New
Concordance of the Old Testament (Jerusalem: Kiryat Sefer Publishing House,
1990) 279. ↩

85 veces reflexiona en primera persona singular. ↩


Gianfranco Ravasi, El Cantar de los Cantares, (Colombia: Ediciones Paulinas,
1993), 23. ↩

Daniel es el único libro profético que no está considerado entre los Profetas o
KeTUBIM. No vemos necesario suponer que los judíos incluyeron a Daniel en esta
sección por considerarlo tardío en composición, puesto que incluyeron aquí libros
que ellos consideraban muy antiguos como Job. ↩

José Vílchez Líndez, Sapienciales III: Eclesiastés o Qohelet (Estella, Navarra:


Editorial Verbo Divino, 1994), 100. ↩

Even-Shoshan, 776-789. ↩

Es interesante que en Esdras no aparece esta palabra pero sí la palabra profeta,


que es la única vez que aparece en arameo. ↩

Dan. contiene 2.324 palabras hebreas más 3.599 palabras arameas, sumándolas
representan el 1,60% del A.T.; por su parte 1Rey. tiene 13.140 palabras hebreas,
equivalentes al 4,37% del A.T., estadística tomada de Ernst Jenni y Claus
Westermann, ed., Diccionario Teológico Manual del Antiguo Testamento, 2 vol.
(Madrid: Ediciones Cristiandad, 1978) 2:683. ↩

Jenni y Westermann, 942-967. ↩


Ejemplo: Pro.1:7 en R.V.60. ↩

Abdías, Hageo y Lamentaciones. ↩

Ibíd., 446-449. ↩

Ibíd. ↩

Ejemplo: 9:1. ↩

Jorge G. Parker, ed. Léxico – Concordancia del Nuevo Testamento en Griego y


Español (Texas: Editorial Mundo Hispano, 1982), 721-722. ↩

Ibíd., 722. ↩

Parker, 212-214. ↩
γνώσις 29 veces en el N.T., principalmente en las epístolas a los Corintios (1Cor.
10 veces; 2Cor. 6 veces). Esta palabra nunca la usa Juan. ↩

derivado de eivdw y este de όράω "ver", es un saber por experiencia, conocer


algo porque se lo ha visto y palpado. ↩

Parker, 275-278. ↩

Φοβήθητε, 2 pers., plu., aor.1, imper., pas. ↩

Esto calza con el contexto de Apoc.12-14 que describe el conflicto cósmico entre
la verdadera y la falsa adoración. ↩

Pro.3:7; 24:21; Ecl.5:6; 12:13. ↩

Para ver la estructura detallada con sus correspondencias de palabras e ideas ver:
David A. Dorsey, The Literary Structure of the Old Testament: A Commentary on
Genesis – Malachi (Grand Rapids, Michigan: Baker Books, 1999), 170. ↩

Dan.2 y 6, Juan había sobrevivido al aceite hirviendo, y finalmente salió de Patmos


para morir en libertad. Daniel no salió de Babilonia, pero estaba vivo cuando Ciro
dio el decreto de libertad para su pueblo. ↩
Caeser, 148-160. ↩

Scökel y Sicre, 97, 101. ↩

Moisés chavez, Diccionario de Hebreo Bíblico, art. GO’EL. ↩

Bilia de Jerusalén, nota de 19:25. ↩

E. W. Bullinger, F. Lacueva, Diccionario de figuras de dicción usadas en la Biblia


(España: Clie, 1985) ,652- 653. ↩

Nichol, 5:94. ↩

Talvez estas expresiones son la causa de que los LXX hayan traducido ַ‫ מֹוכִיח‬por
μεσίτης. ↩

Even-Shoshan, 1106-1110. Job 1:2,3; 2:13, 13; 5:19; 42:8, 8, en 42:13 dice catorce
en el original. ↩
Series, v. V Jacques Doukhan, The Genesis Creation Story: Its Literary Structure
(Andrews University Seminary, Doctoral Dissertation), 90-94. La séptima porción
la hemos adaptado. ↩

L. Alonso Schökel y J. Vilchez, Proverbios (España: Ediciones Cristiandad, 1984), 8-


10,23-25,250. ↩

Dorsey, 187-188. Se ha adaptado, las siete partes son: las dos introducciones, las
dos colecciones de Salomón, las palabras de los sabios y las dos conclusiones. ↩

Bullinger y Lacueva, p.178. ↩

Citado en Ibíd. ↩

SchöSkel y Vilchez, p.230. ↩

Maurice Gilbert y Jean Noël Aletti “la sabiduría y Jesucristo,” en Cuadernos


Bíblicos 32, ed. (España: editorial Verbo Divino, 1981), 10-22. ↩

Heb. ‫אֲ נִי‬, pron. personal prim. Per. Sing. ↩


Even-Shoshan, 1112-1113, 18:18; 20:3; 22:10. ↩

Dorsey, 193, fuera de esta división en siete partes, el autor ofrece una subdivisión
quiástica en siete partes de la estructura central (3:16-6:12) cuyo centro es
“¡temed a Dios! cumple tus promesas a él” (5:1-7), 195. Para ver en forma más
detallada la estructura general con sus respectivas correspondencias de palabras
hebreas ver la página 198. ↩

Even-Shoshan, 1006. ↩

Ecl.3:14; 5:6; 7:18; 8:12, 12, 13; 12:13. ↩

Vílchez, 420, nota 27. El autor lo ejemplifica con: Deut. 5:29; 6:2; 8:6; 10:12; 13:5,
etc. ↩

Gianfranco Ravasi, Qohélet, (Colombia: Ediciones Paulinas, 1991), 95. ↩

Ibíd. 61-66. ↩

Puedes la aplicación de DA desde la web de Defensa


Adventista: www.DefensaAdventista.comhttp://defensaadventista.comcom.beres
hitlab.defensaadventista
https://play.google.com/store/apps/developer?id=Bereshit+

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