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El dolor lumbar es un problema mundial, y sus consecuencias han alcanzado proporciones relevantes(1). En
USA es la 1ª causa de discapacidad física y de consulta médica. Se calcula que la 5ª parte de los pacientes
afectados hará múltiples consultas, lo que incide en los altos costos que representa, en la aparición y
desarrollo de una gran variedad de terapias y en la importancia de reconocer su etiopatogenia en la atención
primaria de salud(4). En este contexto es muy importante determinar el verdadero rol de las diversas
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modalidades de tratamiento, ya que tienen diferencias importantes en cuanto a efectividad, complicaciones,
costos y efectos sobre la actividad del individuo afectado. A manera de ejemplo no es igual tratar a un
paciente con inyecciones peridurales de medicamentos, que con analgésicos que si bien tienen efectos
colaterales, son menores en comparación al primero; dentro de este mismo ejemplo, el costo de una
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infiltración, que requiere de un área especial, equipamiento e incluso en algunos casos de hospitalización por
algunas horas, no es el mismo que el indicar un analgésico o relajante muscular por vía oral. Otra
circunstancia importante a recalcar es el tiempo que se invierte en terapias de rehabilitación, lo que determina
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problemas de ausentismo laboral.
El objetivo de esta revisión es brindar un enfoque del tratamiento del dolor lumbar sobre la base de una
revisión de la literatura publicada y en la medicina basada en la evidencia, que le permita al médico a cargo
de un paciente el tener un argumento más sólido con respecto a la modalidad de tratamiento que va a indicar.
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Alternativas Terapéuticas
Entre las opciones de tratamiento médico cabe mencionar:
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puntos que "gatillan" el dolor, aún cuando en un gran número de casos no queda claro en que tejido se está
aplicando.
Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea (TENS),
Tracción, que debe realizarse en forma controlada y periódica.
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Acupuntura(1,2,3,4,6,7,9).
Bloqueo facetario. La aplicación al nivel de la articulación facetaria se ha utilizado como prueba diagnóstica
del denominado síndrome facetario sin que exista un criterio objetivo. Las inyecciones pueden ser aplicadas
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intra-articular o peri-articular.
IV.- Educación
Conductual: Consiste en la explicación al paciente sobre los beneficios de la fisioterapia y del incremento
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gradual del ejercicio, aunque exista un dolor basal, lo cual permite reafirmar el tratamiento. Es importante
advertir sobre normas de conducta, rutinas o actitudes ante el medio.
Educación acerca de la patología y causas del dolor introduciendo conocimientos anatómicos sencillos, que
permitan al paciente familiarizarse y perder el temor a su dolencia. Se complementa con la anterior.
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Actualmente se hace énfasis en el rol del auto-cuidado de estos pacientes, y como pocos tendrán una
patología que requiera de indicación quirúrgica, se recomienda estimular un rápido retorno a sus actividades
habituales. Dado que inicialmente puede aumentar el dolor, es conveniente prescribir medicamentos (1) y
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terapia(4).
Con respecto a la fisioterapia activa, reacondicionamiento muscular con máquinas, y ejercicios aeróbicos de
bajo impacto, Mannion et al.(6) señalan que no existen diferencias entre ellos y que el factor psicológico
(sobre la percepción de su dolor y el temor a no recuperarse) era muy importante. Además en términos de
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costos para el estado, era más recomendable la realización de aeróbicos.
Clásicamente se ha considerado a las guías establecidas por el Québec Task Force en 1987(9), como la base
más sólida para evaluar las diferentes modalidades de tratamiento. Según estas, el reposo en cama por menos
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de 2 días y la instrucción dirigida (educación) eran las únicas medidas eficaces en el tratamiento del dolor
lumbar agudo, en individuos no sujetos a grandes esfuerzos físicos. Señaló además que ningún tratamiento
aislado era por sí solo efectivo en el tratamiento del dolor lumbar crónico.
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Posteriormente se han hecho otros intentos en analizar científicamente el real valor de las diferentes
publicaciones sobre el tema. Tal vez el principal estudio pertenece a un grupo holandés, encabezado por Van
Tulder(9) quienes designaron 4 niveles de evidencia:
Evidencia consistente o nivel 1 (N-1).
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publicada referida a dolor lumbar, sólo el 34% en el caso de dolor agudo y el 25% en dolor crónico podía ser
considerada confiable.
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La aplicación de TENS, no demostró que fuera de ayuda (N-4) y la tracción indicó evidencia limitada en el
DLA (N-3).
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Se encontró evidencia limitada de que el paracetamol fuera igualmente efectivo que los AINEs (N-3), y
moderada que estos tuvieran utilidad (N-2). Sin embargo, era consistente que no había ninguna diferencia
según el tipo de AINE empleado (N-1).
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El rendimiento de relajantes musculares adquirió un valor escaso (N-3) y el beneficio de los antidepresivos
alcanzó nivel moderado (N-2).
Las inyecciones epidurales de corticoides demostraron moderadamente ser más efectivas que el placebo en el
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corto plazo (N-2), pero no eran superiores a los anestésicos locales o a la administración de relajantes
musculares (N-1).
La kinesioterapia probó ser efectiva (N-1), no existiendo diferencias según el tipo de ejercicios.
La quiropraxia resultó ser más efectiva que el placebo (nivel 1) pero la evidencia fue moderada a que pudiera
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expectativas ante la vida del individuo.
Se recomienda que ningún paciente debiera pasar más de 6 semanas con dolor lumbar sin ser debidamente
estudiado y considerado por un equipo médico idóneo.
Está establecido que el reposo en cama prolongado (más de 4 días) no es de beneficio en el dolor lumbar
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agudo, y existe equivalencia en usar analgésicos o AINEs.
Los ejercicios terapéuticos son de utilidad en el dolor lumbar crónico, así como el crear un ambiente
psicológico favorable y explicar claramente al paciente su patología.
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El rol de la acupuntura y TENS necesita de mayor investigación.
La tracción de columna no se ha encontrado eficaz.
Las infiltraciones de corticoides en el espacio epidural es debatible y probablemente no reporte un claro
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beneficio.
El bloqueo facetario no está demostrado como una alternativa eficaz en esta patología.
REFERENCIAS
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1. Frank AO, De Souza LH. Conservative management of low back pain. Int J Clin Pract 2001; 55: 21-31
2. Furlan AD, Clarke J, Esmail R, Sinclair S, Irvin E, Bombardier C. A critical review of reviews on the
treatment of chronic low back pain. Spine 2001; 7: 155-162
4. Kalauokalani D, Cherkin DC, Sherman KJ, Koepsell TD, Deyo RA. Lessons from a trial of acupuncture
and massage for low back pain: patient expectations and treatments effects. Spine 2001; 13: 1418-1424
6. Mannion AF, Muntener M, Taimela S, Dvorak J. A randomized clinical trial of three active therapies for
chronic low back pain. Spine 1999; 23: 2435-2448
7. Nelemans PJ, deBie RA, deVet HC, Sturmans F. Injection therapy for subacute and chronic benign low
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back pain. Spine 2001; 5: 501-515
8. Richardson J, McGurgan P, Cheema S, Prasad R, Gupta S. Spinal endoscopy in chronic low back pain
with radiculpathy. A prospective case series. Anaesthesia 2001; 5: 454-460
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9. Van Tulder MW, Koes BA, Bouter LM. Conservative treatment of acute and chronic nonspecific low back
pain. Spine 1997; 22: 2128-1256
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