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Universidad del Istmo

Facultad de Humanidades
Profesorado en Comunicación y Lenguaje
Competencias lingüísticas en el aula

Comparación de fábulas de Félix María Samaniego y Augusto Monterroso

Yahann Eyeff Romero


20181570

11 de octubre de 2019

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Las fábulas de Samaniego y Monterroso como elementos de crítica social.

Durante siglos, el ser humano ha buscado las múltiples formas en las que pueda crear
formas de transmisión de aquellos valores que considera apropiados para el buen
funcionamiento de la sociedad. Las historias que alguna vez se contaron al lado de las
fogatas por las noches por parte de los sabios prehistóricos a sus clanes y organizaciones
tribales fueron modificadas por hermosos mitos que dieron vida y explicaron el nacimiento de
dioses y la forma en la que estos castigaban a los humanos que no cumplían con los
mandatos celestes. Luego y con el desarrollo del lenguaje poético se inició un camino que
llegaría hasta la transmisión didáctica de valores y formas específicas de actuar, creer y
pensar tal cual fue propuesto por los autores del neoclásico. Su admiración por los cánones
griegos y romanos hicieron que tomaran como base de la forma de transmisión de dichos
valores a las fábulas a la usanza de autores como Esopo. Es aquí donde personajes
importantes como Félix María Samaniego toma las bases establecidas por el neoclásico
francés y las adapta a las necesidades de la España del siglo XVIII. Con estas bases crea
una larga compilación de textos en verso que busca no solo transmitir ideas y valores sino
criticar la forma en la que la sociedad se estaba comportando y llama de alguna manera a
estos a retomar lo que según su criterio había hecho de España la nación más poderosa del
mundo. Varios siglos después, específicamente en el siglo XX, figuras de trascendencia
capital para la literatura contemporánea tales como Augusto Monterroso, plantean el uso del
microcuento como una forma efectiva de realizar la crítica social a la forma en la que se
presentaba una Latinoamérica dominada por dictadores y como la población vivía en una
farsa de compromiso social y de actuar a doble cara, una que mostraba ante todos y la que
vivía a puerta cerrada.

Se presenta en este texto una comparativa entre una fábula de cada uno de estos dos
autores en donde ambos realizan una fuerte crítica al ser humano y su deseo inherente de
ser algo más que lo que ya es sin darse cuenta de lo importante o poderoso que puede ser
su rol social o las consecuencias que traería para si mismo el intentar tomar una persona que
no le corresponde o que no está listo para asumir. Para ello se trabajará con las fábulas El
asno y el caballo de Samaniego y La mosca que soñaba que era un águila de Monterroso.

Felix María Samaniego era considerado como uno de los más importantes escritores de su
época y fue celebre tras la publicación de Fábulas morales. Se le considera como el mejor
fabulista español, al lado de Tomás de Iriarte. Samaniego nace dentro de una familia noble y
adinerada cursó sus primeros estudios en la casa paterna y luego fue enviado a cursar
Derecho en la Universidad de Valladolid. En uno de sus múltiples viajes de placer por París
siente una atracción y afiliación por los enciclopedistas y tras una temporada en la capital
francesa se desarrolla en él la capacidad de la crítica mordaz contra la política y la religión
que eran tan respetadas en aquel entonces. Debido a una inclinación por la lectura de las
fábulas de los autores clásicos como Esopo, Samaniego desarrolla una predilección por la
escritura de este tipo de narraciones en verso que le permitirán hacer una crítica sobre la
forma en la que se presentaba la realidad en la época que le tocó vivir. Como ejemplo de
esta forma de representación de la realidad se hará un análisis de la fábula El asno y el
caballo.

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Tal cual escrita originalmente la fábula es la siguiente:

El asno y el caballo
«¡Ah, quién fuese caballo!
-un asno melancólico decía-.
Entonces sí que nadie me vería
flaco, triste y fatal como me hallo.
Tal vez un caballero
me mantendría ocioso y bien comido,
dándose su merced por muy servido
con corvetas y saltos de carnero.
Trátanme ahora como vil y bajo;
de risa sirve mi contraria suerte;
quien me apalea más, más se divierte,
y menos como cuanto más trabajo.
No es posible encontrar sobre la tierra
infeliz como yo.» Tal se juzgaba,
cuando al caballo ve cómo pasaba
con su jinete y armas a la guerra.
Entonces conoció su desatino;
rióse de corvetas y regalos,
y dijo: «Que trabaje y lluevan palos;
no me saquen los dioses de pollino.»

La fábula se compone de 22 versos en una única estrofa. Los versos presentan una
variabilidad en su longitud siendo su mayoría versos endecasílabos (como los que se
preferían por parte de los escritores neoclásicos para la construcción de sus fábulas). La
extensión de cada verso es la siguiente: 7, 11, 11, 11, 10, 11, 11, 11, 11, 11, 11, 11, 11, 11, 11,
10, 10, 10, 11, 11. La fabula presenta una rima consonante que se presenta de la siguiente
manera: aBBa cDDC EFFE GHHg ijJI

El autor presenta como un triste borrico anhela ser un corcel. Si lo fuese nadie podría verle
en las terribles condiciones de enfermedad, tristeza y fatalidad en la que se encuentra.

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Pedía que un caballero lo mantuviese libre de trabajo y apropiadamente nutrido mientras este
primero se sentiría complacido con que el borrico diera piruetas y movimientos con sus patas
en el aire. El borrico se lamenta de la forma despreciable y básica en la que se le trata y
cómo su situación difícil sirve de mofa para otros, sobre todo de aquellos que más disfrutan
mientras peor le traten y nunca se toma en consideración su labor. El borrico plantea que
difícilmente se encontrará a otro que esté en peor condición que él mismo en todo el mundo.
A partir de ello ve como un caballero pasaba al lomo de su corcel preparándose para asistir
al llamado bélico. En ese momento el borrico se dio cuenta de su error y desdeñó las
piruetas y juegos de artilugio equino para aceptar los dolores y malos tratos de su labor.

El autor plantea como moraleja el hecho de aceptar las condiciones de vida que se viven y
no anhelar las de otros pues estas pueden ser realmente mucho peores que las que uno
mismo vive.

En la fábula es fácil discernir como distintos elementos del neoclásico se presentan, tales
como:

 Referencia a los cánones de estilo y belleza griegos y romanos


◦ La sola forma de presentar la transmisión de ideas a partir del uso de una fábula
representa esa idea clásica de mostrar la admiración sobre las construcciones
literarias de los griegos clásicos como es el caso de Esopo.
 El texto debe presentar una función didáctica
◦ La fábula busca transmitir a sus lectores una enseñanza moral, la aceptación de la
vida propia y de los problemas que esta acarrea. Aunado a ello busca desarrollar
un conformismo con lo que se tiene, se posee o se hace sin anhelar aquello que no
es propio de la naturaleza de si mismo.
 Predilección por la construcción de versos endecasílabos
◦ El texto tiene una fuerte presencia de versos endecasílabos en su construcción, sin
embargo es notorio el uso de versos de arte menor (de diez y de siete sílabas)
 Textos simples, accesibles y de corta extensión
◦ La fábula presenta solamente 22 versos en un lenguaje accesible y llamativo para
cualquiera. Esto permite que el mensaje sea transmitido de la mejor manera
posible.

En oposición al formalismo presentado por el texto de Samaniego se hará un análisis de la


fábula La mosca que soñaba ser águila de Augusto Monterroso.

Augusto Monterroso es reconocido como una de las figuras más representativas de la


literatura guatemalteca, del siglo XX y sobre todo como una de las más laureadas e
innovadoras de su época. Laureado en múltiples oportunidades con los premios más
prestigiosos que incluyen el Príncipe de Asturias y el Juan Rulfo en el año 2000, el Premio
nacional de literatura Miguel Angel Asturias en 1997 entre otros. Su estilo particular incluye
el uso magistral de la narrativa corta y de la maestría en la redacción de microcuentos. Se le
conoce como una de las figuras más representativas, sino es que el más importante dentro
de la narrativa corta latinoamericana.

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Más allá de su capacidad sorprendente en el uso de la lengua para la creación de obras
contundentes en piezas por demás pequeñas, Monterroso es reconocido como uno de los
principales críticos de la sociedad guatemalteca en todas sus expresiones y estratos
sociales. No hubo alguna institución social que no fuese criticada por la pluma de
Monterroso, y sobre todo se generó crítica en contra del gobierno de Jorge Ubico, lo que le
valió la necesidad de vivir en el exilio a partir de 1944, principalmente en México. Es allí
donde se hace pública su obra literaria posterior en donde presenta relatos poderosos en
forma de fábulas, que poco tenían que ver con las fábulas griegas, para plantear de manera
velada y simbólica los problemas sociales que enfrentaron la mayor parte de los pueblos
latinoamericanos de mediados del siglo XX.

Como ejemplo de esa crítica simbólica a la sociedad se analizará la fábula La mosca que
soñaba que era un águila.

El relato, tal cual escrito por el autor se presenta a continuación:

Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se
encontraba volando por los Alpes y los Andes.
En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba
una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado
pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran
aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias
humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.

En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar
montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca y por eso volaba tanto, y estaba tan
inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes
sobre la almohada.

La fábula, como buen relato corto está compuesta por tres párrafos y un total de 167
palabras. El conflicto de esta narración es la insatisfacción de una mosca con su propia
naturaleza que anhela convertirse en un águila. El inicio de la narración se plantea en el
momento en el que la mosca se da cuenta de su propia naturaleza e insatisfecha empieza a
soñar que es un águila que sobrevuela los Alpes y los Andes (cimas opuestas en direcciones,
un rasgo muy particular del estilo de Monterroso al utilizar las antítesis y las oposiciones
como puntos de referencia). El nudo se muestra en el momento en el que la propia mosca
se da cuenta que no tiene interés alguno en los espacios libres y las grandes alturas además
de saber que la completa estructura física del águila no le permitiría hacer lo que en su
propia vida realizaba, sin embargo el saberse a si misma una mosca insignificante hacía que
anhelara convertirse de nuevo en un águila. El desenlace de la narración muestra como a
pesar de la larga serie de acciones y actitudes que toma la mosca por comportarse y hacerse
ver a si misma como el águila que realmente no quería ser solo se calmaba al momento de
retornar al sueño nocturno.

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El texto tiene una estructura de manejo de tiempo lineal y el narrador es omnisciente. El
ámbito es psicológico pues toda la acción sucede dentro de la psique del personaje central y
el ambiente es una habitación cerrada que refleja los mínimos alcances del mismo (algo
igualmente particular del estilo de Monterroso al evidenciar la complejidad del pensamiento y
las acciones humanas en redacciones cortas, plenamente inspirado en piezas de alto
contenido psicológico como el Ulysses de James Joyce).

El personaje central de la obra es la mosca que se debate entre lo que desea ser y lo que es,
entre su naturaleza y su deseo particular de verse a si misma como algo mucho mayor a lo
que su propia naturaleza le permite ser. Más allá de la descripción física que no es proveída
se presentan una serie de atributos psicológicos que hacen comprender que la mosca no es
más que una representación del ser humano que no está ni feliz con quien es ni convencido
que realmente debe hacer cambios en su vida para ser lo que lo convertiría en un ser pleno.

La fábula de Monterroso presenta una crítica más que una moraleja como tal puesto que
toma los preceptos de la narración corta, sin embargo no busca crear un elemento de
transmisión moral como lo hacían las fábulas de los neoclásicos sino criticar
comportamientos sociales. En este caso Monterroso hace una crítica a todos aquellos que
anhelan un cambio de vida particular solamente debido a lo que representaría dejar de ser
ese elemento de falta de aceptación (social o personal) ante el resto de los que le rodean.

En ambos casos, los escritores muestran como la falta de aceptación de quien realmente se
es, ya sea por imposición de principios sociales y culturales o de la propia naturaleza
biológica y el anhelo de ser algo que realmente no se puede ser hacen que el ser humano
caiga en un abismo depresivo que solo puede sanarse con la aceptación. Y este fue el caso
planteado por ambos genios literarios al momento de presentar fábulas que a pesar del
tiempo que las separa, toca los mismos temas y busca generar una conciencia de plenitud en
quien el ser humano es en si mismo sin necesidad de hacer cambios que solo conllevan al
vacío que se espera llenar.

Bibliografía
 Biografías y vidas, (2004 – 2019), Felix María Samaniego, España: Biografías y vidas,
tomado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/samaniego.htm al 11 de
octubre de 2019
 Portal de poesía (2004 – 2019), 62 fábulas de Félix María Samaniego, España: Portal
de poesía, tomado de
http://www.portaldepoesia.com/TEXTOS%20DIGITALIZADOS/sama2.pdf al 11 de
octubre de 2019
 Biografías y vidas, (2004 – 2019), Augusto Monterroso, España: Biografías y vidas,
tomado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/monterroso.htm al 11 de
octubre de 2019
 Monterroso, A., (1998), La oveja negra y demás fábulas, Madrid, España; Alfaguara

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