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1.

La literatura renacentista

El Renacimiento es el cambio de una mentalidad teocéntrica al nuevo


antropocentrismo. El hombre renacentista deja de ver su vida solo como un camino
hacia la eternidad y comienza a valorar la vida terrena con sus placeres y bellezas, la
inteligencia humana se dirige sobre el mundo que la rodea con una claridad
desconocida.

El humanismo consiste en un interés por los clásicos, quienes buscaban en el pasado


un modelo antropocéntrico. En él, el hombre era la medida de todas las cosas y podía
desarrollar sus sus potencialidades naturales y espirituales. 

El Renacimiento empieza en Italia y llega a España desde sus profesiones en esa


zona especialmente a través de sus territorios de Nápoles. 

Al principio, durante el reinado de Carlos I, se acogen con entusiasmo las novedades


europeas y hay un ambiente de apertura y optimismo. 

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo, con el reinado de Felipe II, el miedo al
contagio del protestantismo se traduce en desconfianza y en intolerancia religiosa. La
literatura se hace fundamentalmente religiosa, menos europea y más española, y
surgen los grandes autores ascéticos y místicos. 

2. La prosa del siglo XVI.

La prosa renacentista, tanto en las obras literarias como en los libros de historia,
experimenta un importante impulso. El ideal de estilo era la naturalidad. Es común en
la época la preocupación por un estilo elegante y sobrio. 

2.1. Principales subgéneros narrativos. 


Mientras que hasta el final de la Edad Media predominaron los relatos extensos en
verso, en el Renacimiento se produce un auge de las narraciones en prosa que hoy
llamamos novelas. 

Los dos principales subgéneros del siglo XV, el relato sentimental y el caballeresco,
continúan teniendo éxito.

Junto a estos dos subgéneros, surgen en el renacimiento cuatro nuevos modelos


narrativos, que expondremos por orden cronológico de aparición:

 El relato bizantino: Se inspiran en los autores griegos y narran las peripecias


que les suceden a  dos enamorados a lo largo de un largo viaje. Es importante
dejar claro que la gran mayoría de novelas bizantinas tienen el mismo tema
argumental en el que se presenta la historia de dos amantes que encuentran
una gran cantidad de obstáculos para poder tener una relación y/o casarse. El
nudo de la trama se centra en relatar cómo los amantes van superando todas
las pruebas y dificultades para terminar en un final feliz en el que el amor es
más fuerte que todas las cosas. Historia de los amores de Clareo y
Florisea 

 La novela picaresca. Iniciada por el Lazarillo, será continuada por diferentes


autores durante el Barroco. Este tipo de novela narra de forma autobiográfica y
tono realista las andanzas de un muchacho de baja extracción social,
acostumbrado a luchar a diario por subsistir al servicio de distintos amos. 

 El relato pastoril. Varios pastores, que se comportan y hablan como refinados


cortesanos, cuentan sus penas amorosas en medio de una naturaleza
idealizada.  La Diana, La Galatea. 

 El relato morisco. Se puede entender como una narración de caballerías pero


situada en el marco realista del final de la Reconquista española.
 Idealización de la realidad. Hay una idealización de la verdad que está
influenciada por el humanismo de la época y que nos muestra una
relación generosa y cordial entre musulmanes y cristianos.
 Protagonistas musulmanes: 
 El amor como motor principal: el sentimiento amoroso es el que hace
que la relación entre ambos pueblos sea positiva y pacífica. El amor
que se presenta en la novela morisca es un amor idealizado y capaz de
vencer cualquier problema que se nos presente en la vida.
 Lenguaje árabe: para que la novela morisca esté mejor ambientada,
muchos autores incluyen palabras o frases en lengua árabe
 Voluntad de convivencia: muchos críticos apuntan que la novela
morisca perseguía un claro objetivo que no era otro que el de mejorar
las relaciones entre musulmanes y cristianos. El abencerraje y la
hermosa Jarifa.

2.2. El Lazarillo de Tormes

https://www.cjpb.org.uy/wp-content/uploads/repositorio/serviciosAlAfiliado/
librosDigitales/Lazarillo-de-Tormes.pdf 

 Página 5. Episodio toro de piedra. 


 Página 7. Episodio jarro de vino. 
 https://lenguadenicolas.wordpress.com/2020/03/12/comentario-de-texto-
del-lazarillo-clerigo-de-maqueda/ 
Las primeras ediciones conocidas del Lazarillo (Burgos, Medina del Campo…) son de
1554. Ninguna de ellas es la primera, que pudo salir uno o dos años antes. Su éxito
fue enorme pero en 1559 fue incluido en el Índice de libros prohibidos. La siguiente
impresión tardó 20 años y se hizo con los capítulos más anticlericales censurados. 
El nombre de su autor aun permanece desconocido. El autor tuvo plena consciencia
de la novedad de la obra. Su intención fue dar categoría literaria a la vida de un
significante personaje, lo que le permite poner de manifiesto su visión antiheroica del
mundo y, al mismo tiempo, hacer la crítica de los estamentos privilegiados, la nobleza
y el clero fundamentalmente. Esto era una osadía en el tiempo, ya que el autor se
manifestaba contrario a ideas y costumbres generalmente admitidas en la época. Por
ello, seguramente, no dio a conocer su nombre y la obra ha llegado anónima hasta
nosotros. 

No es El Lazarillo, sin embargo, un caso aislado en la presentación de ambientes y


personajes pertenecientes a un orden cotidiano de la vida. Ya aparecen en El libro de
Buen amor y en La Celestina. Lo importante en El Lazarillo es que lo vulgar pasa a
primer plano y constituye toda la materia narrativa de la novela. Si se alude a
ambientes y personajes de orden superior es solo para criticarlos. 

A. Fuentes y originalidad del Lazarillo de Tormes 

La novela está escrita en forma de carta larga redactada por Lázaro. La originalidad
del Lazarillo consiste tanto en su realismo como en elegir un antihéroe como
protagonista. Frente a los mundos fantásticos de la narrativa caballeresca y la
bizantina, y el refinamiento de la pastoril y de la sentimental, el Lazarillo se lee como si
fuera una autobiografía real de un personaje auténtico. 

B. Argumento y estructura.

La novela se divide en siete tratados (capítulos). Son de diferente longitud como


corresponde a la importancia relativa de su contenido (son más largos los más
significativos). 

La novela, que está planteada como una epístola autobiográfica en la que el


protagonista se defiende ante ciertas acusaciones. En las protestas del protagonista,
que afirma creer en la virtud de su esposa, se esconde en realidad su cínica
aceptación del adulterio, que le permite vivir con desahogo. De ahí el relato de todas
sus miserias, que explican cómo ha podido llegar a tolerar esta situación deshonesta. 

La estructura de la obra es lineal, pues se narra una sucesión de amos para los que
trabaja el protagonista, que va cambiando su manera de ser y de actuar a medida que
transcurre la novela: 

Tratado 1: Lázaro nos relata su niñez (fundamental para comprender al personaje y su


ambiente) y el episodio del ciego, su primer amo, que nos dará el punto de arranque
del desarrollo psicológico del protagonista. Con el ciego el muchacho aprende
lecciones que le serán muy provechosas en su vida futura: “Debe valerse por sí mismo
y desconfiar de la avaricia y egoísmo de los demás”.
https://educaciodigital.cat/ioc-batx/moodle/pluginfile.php/15037/mod_page/content/3/
textos/fragmento_lazarillo_tormes.pdf 

Tratado 2. Episodio del clérigo avariento. Sigue la evolución psicológica del personaje.
Se confirma en la idea, aprendida con el ciego, de que la avaricia y el egoísmo son
defectos muy generales en los seres humanos y que si quiere seguir adelante solo
puede confiar en sí mismo. 

Otro día, no pareciéndome estar en Escalona seguro, fuime a un lugar

que llaman Maqueda, adonde me toparon mis pecados con un clérigo

que, llegando a pedir limosna, me preguntó si sabía ayudar a misa. Yo

dije que sí, como era verdad; que, aunque maltratado, mil cosas buenas

me mostró el pecador del ciego, y una dellas fue ésta. Finalmente, el

clérigo me recibió por suyo. Escapé del trueno y di en el relámpago,

porque era el ciego para con éste un Alejandro Magno, con ser la mesma

avaricia, como he contado. No digo más sino que toda la laceria del

mundo estaba encerrada en éste. No sé si de su cosecha era, o lo había

anexado con el hábito de clerecía.

Él tenía un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cual traía atada con una

agujeta del paletoque, y en viniendo el bodigo de la iglesia, por su mano

era luego allí lanzado, y tornada a cerrar el arca. Y en toda la casa no

había ninguna cosa de comer, como suele estar en otras: algún tocino

colgado al humero, algún queso puesto en alguna tabla o en el armario,

algún canastillo con algunos pedazos de pan que de la mesa sobran;

que me parece a mí que aunque dello no me aprovechara, con la vista


dello me consolara.

Solamente había una horca de cebollas, y tras la llave en una cámara en

lo alto de la casa. Destas tenía yo de ración una para cada cuatro días; y

cuando le pedía la llave para ir por ella, si alguno estaba presente,

echaba mano al falsopecto y con gran continencia la desataba y me la

daba diciendo: “Toma, y vuélvela luego, y no hagáis sino golosinar”,

como si debajo della estuvieran todas las conservas de Valencia, con no

haber en la dicha cámara, como dije, maldita la otra cosa que las

cebollas colgadas de un clavo, las cuales él tenía tan bien por cuenta,

que si por malos de mis pecados me desmandara a más de mi tasa, me

costara caro.

Finalmente, yo me finaba de hambre. Pues, ya que conmigo tenía poca

caridad, consigo usaba más. Cinco blancas de carne era su ordinario

para comer y cenar. Verdad es que partía conmigo del caldo, que de la

carne, ¡tan blanco el ojo!, sino un poco de pan, y ¡pluguiera a Dios que

me demediara! Los sábados cómense en esta tierra cabezas de carnero,

y enviábame por una que costaba tres maravedís. Aquélla le cocía y

comía los ojos y la lengua y el cogote y sesos y la carne que en las

quijadas tenía, y dábame todos los huesos roídos, y dábamelos en el

plato, diciendo:

“Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo. Mejor vida tienes que el
Papa.”

Tratado 3. Episodio del Escudero. Lázaro aprende que la gloria de este mundo se
basa en la mera apariencia. Se nos presenta una nueva faceta del carácter de Lázaro:
es capaz de compasión y hasta de ternura. 

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