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TRABAJO INTEGRADOR DE LITERATURA

Literatura

La alegoría

En Latinoamérica, a partir de la mitad del siglo pasado, surge una nueva manera de escribir fábulas. Ya no
son aquellas narraciones que perseguían una enseñanza moral, sino que, liberadas de esa forma tan
estructurada, plantean desde el más profundo escepticismo una aguda crítica social. Además interpelan al
lector a cuestionar los lugares comunes, a reflexionar y a reírse de casi todo. A continuación, leerán una de
esas fábulas, de uno de los más afamados cultores del género.

Pigmalión
En la antigua Grecia existió hace mucho tiempo un poeta llamado Pigmalión que se dedicaba a
construir estatuas tan perfectas que sólo les faltaba hablar. Una vez terminadas, él les enseñaba muchas
de las cosas que sabía: literatura en general, poesía en particular, un poco de política, otro poco de música
y, en fin, algo de hacer bromas y chistes y salir adelante en cualquier conversación. Cuando el poeta
juzgaba que ya estaban preparadas, las contemplaba satisfecho durante unos minutos y como quien no
quiere la cosa, sin ordenárselo ni nada, las hacía hablar. Desde ese instante las estatuas se vestían y se
iban a la calle y en la calle o en la casa hablaban sin parar de cuanto hay. El poeta se complacía en su
obra y las dejaba hacer, y cuando venían visitas se callaba discretamente (lo cual le servía de alivio)
mientras su estatua entretenía a todos, a veces a costa del poeta mismo, con las anécdotas más
graciosas. Lo bueno era que llegaba un momento en que las estatuas, como suele suceder, se creían
mejores que su creador, y comenzaban a maldecir de él. Discurrían que si ya sabían hablar, ahora sólo les
faltaba volar, y empezaban a hacer ensayos con toda clase de alas, inclusive las de cera, desprestigiadas
hacía poco en una aventura infortunada. En ocasiones realizaban un verdadero esfuerzo, se ponían rojas,
y lograban elevarse dos o tres centímetros, altura que, por supuesto, las mareaba, pues no estaban
hechas para ella. Algunas, arrepentidas, desistían de esto y volvían a conformarse con poder hablar y
marear a los demás. Otras, tercas, persistían en su afán, y los griegos que pasaban por allí las imaginaban
locas al verlas dar continuamente aquellos saltitos que ellas consideraban vuelo. Otras más concluían que
el poeta era el causante de todos sus males, saltaran o simplemente hablaran, y trataban de sacarle los
ojos. A veces el poeta se cansaba, les daba una patada en el culo, y ellas caían en forma de pequeños
trozos de mármol. FIN

Augusto Monterroso (de La oveja negra y demás fábulas)

Un autor de ruptura

Augusto Monterroso posee un estilo que irrumpe en la literatura clásica, la deforma como una lente de
aumento, la trasgrede, la sumerge hasta lo más profundo de la naturaleza humana y por último se ríe de sí
misma. Su producción narrativa incide, fundamentalmente, en el análisis de la naturaleza humana desde
una óptica irónica. Innovador y renovador de los géneros tradicionales, específicamente de la fábula, se
reconoce su importancia por el cambio que introduce en la literatura latinoamericana del siglo XX:
brevedad e ironía.. El autor basándose en el género literario de las fábulas, les imprime características
propias de la sociedad contemporánea y de las debilidades y crueldades humanas. Él mismo reconoce
que sus escritos nacen del sentimiento de compasión por el hombre y por sí mismo, se reconoce en esas
debilidades. Transforma las convenciones lingüísticas y literarias de un género tradicional (la fábula),
trasgrediendo, parodiando, ironizando.
La fábula tradicional es una composición literaria breve, en la que los personajes principales son animales
o cosas inanimadas que presentan características humanas y que tiene una intención didáctica de carácter
ético y universal que siempre aparece en la parte final como moraleja. Los personajes, en las fábulas,
aparecen como “protagonista y antagonista”, es decir que uno asume un comportamiento que lo hará
triunfar y el otro (antagonista), una conducta que lo hará fracasar. Es importante dentro de la coherencia
de la fábula que las actitudes guarden relación con las cualidades reales de esos animales u objetos.
Además, siempre aparece un conflicto o complicación en donde estas dos conductas se enfrentan y,
finalmente, vence la actitud que el autor desea destacar, que debe coincidir con el mensaje de la moraleja.
En los relatos de Monterroso coinciden los animales u objetos con características humanas. El autor
invierte o desplaza las características esperadas (cualidades reales de los animales u objetos) dotándolas
de una significación nueva, muchas veces opuesta a la de las fábulas tradicionales como las de Esopo.
Rompe, así, con los estereotipos, se burla de las alegorías tradicionales para demostrar que, a través de
animales u objetos inanimados, el ser humano puede ser una suma de vicios o de virtudes.
La fábula, en su aspecto alegórico, tiene como objetivo ejemplificar un comportamiento social meritorio o
criticar algún aspecto social condenable. El autor juega con esta alegoría utilizando la parodia para dejar
entrever cuestiones y conductas humanas que ponen en evidencia nuestra esencia. La diferencia radica
en que Monterroso no busca enseñar una moral correcta, su objetivo no es didáctico; todo lo contrario, él
mismo dice que no busca moralizar sino solo escribir literatura y que lo que nos queda de los grandes
escritores de fábulas no son sus enseñanzas, sino sus valores literarios, su prosa. A través de la inversión,
propone un sistema deforme, opuesto al conocido.
El contexto histórico de estos relatos es el último tercio del siglo XX en Latinoamérica, más precisamente
en México. Monterroso vivió su infancia en Guatemala, pero sus escritos comienzan en su exilio.
En las fábulas de Monterroso, sátira y parodia se unen a través de la ironía. Analizando seis de sus relatos
podemos ver que el autor realiza una operación de “travestismo” con el género de las fábulas, los mitos y
los proverbios: los disfraza, los opera específicamente con una determinada direccionalidad para producir
ciertos efectos en el lector, suspende los modos de lectura logrando fortalecer los textos base, dándoles
nuevas características pero sin perder los rasgos esenciales que nos permiten reconocer en estos nuevos
textos a los otros.
ACTIVIDADES:

1- Confeccionar un cuadro con las diferencias y semejanzas entre el Pigamalión del mito y el del relato de
Monterroso.
2- ¿De qué manera se relaciona el Pigmalión del mito con el del relato de Monterroso? Escriba su conclusión.
3- En el relato de Monterroso aparece el humor en primer plano. Buscar dos ejemplos textuales para cada uno
de los siguientes recursos:
 Parodia:
 Ironía:
4- Algunos críticos han señalado que este texto es uno de los más misóginos de Monterroso. Buscar en el
diccionario la definición de misógino y desarrollar un escrito breve expresando si están a favor o en contra
de esta afirmación.
5- ¿Por qué se puede decir que Monterroso es un escritor de ruptura? Fundamentar con la teoría.
6- Realizar un cuadro comparativo entre sátira, alegoría y parodia.
7- El ilustrador Polaco Pawel Kuczynski utiliza la sátira para describir la realidad social, política y cultural de
hoy. A primera vista, sus ilustraciones pueden parecer graciosas, pero cuando se mira más de cerca, en
realidad muestran los serios problemas del mundo de hoy. Elegir dos de sus obras y explicar la alegoría que
interpreta.

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