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Rae B.

Lake
KAJA’S BET
Juric Crime Family 03
 

Sinopsis:
 
En el primer momento en que puse mis ojos en ella, supe que
seríamos una pareja poderosa. Ella me complementa en todos los
sentidos.
Es la bala de mi arma.
Cuando me advirtieron que la vigilara de cerca, lo descarté. No
necesitaba hacerlo. Le confiaba mi vida… no debería haberlo hecho.
Me vendió para proteger a su hermano. La mujer en quien
confiaba me traicionó justo en uno de los momentos más importantes
de mi vida.
El día que me llamaron para ser parte de la familia Juric, mi mujer
hace un trato con el dueño de un club turbio que podría arruinarlo
todo.
Con un informante trabajando en contra de la familia y los
federales olfateando detrás de nosotros, lo último que debería
preocuparme es cómo voy a hacer para que mi mujer pague por lo
que hizo.
Me traicionó. Debería ser más inteligente que pensar que dejaré
que me haga quedar como un tonto.
La lastimaré, la haré llorar, pero no la dejaré ir.
Al final de todo, le haré desear que nunca hubiera hecho esa
jugada.
☠️ Descargo de Responsabilidad☠️
Este libro incluye varios acontecimientos gráficos traumáticos que
pueden ser preocupantes/desencadenantes para algunos lectores. Se
aconseja prudencia.
 
 
Capítulo 1

Kaja
 

N
— o soy una maldita estúpida, Kaja, sé lo que vi—escupe
Sabina furiosa por encima del hombro mientras cierra la puerta del
coche y entra en la casa.
—Basta, Sabina. No le estoy prestando atención a ninguna de esas
mujeres y me está cabreando que incluso tengas que preguntarme
sobre eso.
Ella se da la vuelta justo en la puerta.
—¿Te está cabreando? ¿Cómo diablos crees que me siento cuando
veo a esas putas encima de ti de esa manera? ¿Cómo diablos te
sentirías si estuviera colgando de otro hombre?
Aprieto los puños y doy otro paso en su dirección. La mujer sabe
cómo meterse debajo de cada capa de piel que tengo sin importar
cuán gruesa sea.
—Cuidado—le advierto.
—¿Qué tal si te cuidas tú? No me asustas, Kaja. No quiero a esas
mujeres cerca de ti otra vez—me ordena ella.
—¿No quieres a esas mujeres a mi alrededor? Creo que te has
golpeado la cabeza, Sabina. Cuando te declaré mi mujer te dije que
siempre caminarías a mi lado, pero esta mierda…—me acerco lo
suficiente para que sus senos se rocen contra mi pecho con cada una
de sus airadas respiraciones—… Esto suena como si pensaras que
estás por encima de mí.
—Kaja, yo…
Agarro su nuca y estrello mi boca contra la suya. Ella gime en voz
alta cuando me alejo.
—Silencio, Predivan (NdelT: maravillosa). Sé lo que necesitas.
—Maldita sea, no te soporto. —Mete las manos en la chaqueta de
mi traje y comienza a sacar los extremos de mi camisa de mis
pantalones.
—Eso no es lo que tu cuerpo me está diciendo. —Introduzco el
código que abre la puerta, sin siquiera tener que mirar el teclado
mientras lo hago.
La puerta se abre y los dos entramos a trompicones.
—Eres mía, Sabina, recuerda tu lugar. —La agarro por debajo del
culo y la levanto para que sus piernas se envuelvan alrededor de mi
cintura.
—No me hagas luchar por lo que es mío.
No puedo detener el gruñido que sale de mi pecho. Yo nunca la
engañaría. No tengo la energía para hacer esa mierda. Además, ni
siquiera tengo ganas de estar con nadie más que ella. Sin embargo, no
importa cuántas veces se lo diga, los celos de Sabina son casi tan
legendarios como su ira.
Además de ser un vor en la familia del crimen Juric, hago muchas
inversiones. La mayoría de las veces las inversiones son para el
mejoramiento de la familia. Puede que no tenga una posición
codiciada dentro de la familia, pero siempre tengo la esperanza de
que mi lealtad y ambición me pondrán en el ojo de Marko, en el buen
sentido.
Hoy tuve una reunión en uno de los clubes que tengo. Katarina y
Matej acababan de traer algunas chicas nuevas que trabajarían en la
barra para servir botellas. Por supuesto, como propietario, debo
asegurarme de que la mercancía sea adecuada.
Sabina tiene un problema con el hecho de que soy demasiado
carismático con las empleadas. ¿Por qué coño necesito follar con
strippers o alguna de las chicas que expenden bebidas cuando la
tengo a ella? Nadie puede ofrecerme nada que no obtenga de Sabina
multiplicado por diez.
—No tienen nada que quiera. Solo tú me vuelves así de loco. —
Dejo caer mi cabeza en su cuello y chupo hasta que aprieta sus
piernas alrededor de mi cintura con fuerza. Puedo sentir lo mojada
que está a través de sus vaqueros. Necesito entrar en ella ahora. Toda
esta discusión me pone tenso, pero conozco una manera segura de
aliviarlo.
Juro que se siente como si Sabina me cabreara solo porque le gusta
que pierda el control. Si eso es lo que necesita, no tengo ningún
problema en dárselo.
Tiro de ella un poco hacia atrás para abrir el botón y la cremallera
de sus pantalones.
—Piso superior. —Jadea y busca a tientas los botones de mi
camisa.
—No.
—¡Kaja! ¡Te deseo, ahora! —Ella golpea la mano en la pared detrás
de ella.
—¿No me escuchaste antes? Tú no gobiernas sobre mí. ¿Quieres
pelear conmigo por el control, pequeña? Déjame mostrarte quién
tiene el control aquí.
La dejo caer de mi cintura y una de sus cejas se levanta desafiante.
—Kaja.
—Ne tjeraj me da čekam (NdelT: No me hagas esperar). —Mi
paciencia se está agotando. No quiero lastimarla demasiado, pero
cuanto más se resiste, más pienso que eso es exactamente lo que ella
quiere—. Desnuda, ahora.
Mantengo mis ojos pegados a los de ella y lentamente la sonrisa
sarcástica que tiene en el rostro desaparece. El pequeño juego que
había pensado que iba a jugar no está funcionando.
Se sienta lentamente en los escalones, demasiado lentamente.
Avanzo unos pasos y le quito los pantalones y la ropa interior. Puedo
oler su excitación, fresca y embriagadora.
Separo sus piernas y me quito el cinturón.
—¿Qué estás haciendo? ¿Kaja? —Hay un ligero temblor en su voz.
—¿Ahora te preocupas? Pasaste todo el viaje en el coche
diciéndome cuánto quiero a esas zorras en el club. Solo te quiero a ti,
Sabina. Y tomo lo que quiero. Déjame recordártelo. —Agarro su
pierna y paso el pulgar por la curva de su pantorrilla. Su espalda se
arquea y se contonea en el duro escalón.
Presiono mi boca en su tobillo, es la única pizca de ternura que
tendrá esta noche.
Separo sus piernas tanto como puedo y uso mi cinturón para
formar un lazo.
—¡Kaja!—chilla cuando ve lo que voy a hacer.
Sujeto su tobillo a la barandilla, dejando solo un pequeño espacio
para no cortarle la circulación.
Ahora, con solo una pierna con la que lidiar, será mucho más fácil
mantenerla exactamente como la quiero.
Corriéndose en mi cara.
Me lanzo sin tomarme el tiempo para facilitarle el placer que
quiero tomar de ella.
—¡Oh, mierda! Kaja—gime y trata de alejarse, pero el borde duro
de las escaleras le impide escapar.
Mi lengua lame su raja y chupo todos los jugos que tiene,
bebiéndolos como mi marca favorita de vodka. Sus piernas
comienzan a temblar y tira de la sujeción, pero no me rindo.
—Oh Dios, Kaja, espera... es demasiado. —Ella trata de moverse
de nuevo, pero estoy lejos de terminar.
Ella echa la cabeza hacia atrás cuando su primer orgasmo se
dispara a través de su cuerpo. Levanto el rostro de su hendidura y
uso mi mano libre para quitarle la delgada camisa de su cuerpo.
Sus ojos están muy abiertos, veo una pizca de miedo rodando en
un mar de lujuria y necesidad.
Mantengo su pierna libre inmovilizada mientras me alejo de su
cuerpo y capturo sus pezones entre mis dientes. Los muerdo con
dureza antes de chuparlos para calmarlos con la lengua.
—¡Ah, mierda! —Sabina desliza las manos en mi cabello y me tira
con más fuerza contra ella—. Por favor, Kaja. Te necesito.
—Lo sé, pero esperarás. —Sonrío y la miro desde mi lugar en sus
tetas. Ella gime, pero no discute. Sabe que discutir no hará nada
excepto hacer que la trabaje más tiempo.
Me quito la camisa y deslizo mi mano libre hacia su sexo. Su coño
está resbaladizo e hinchado por mi asalto oral anterior.
—Predivan (NdelT: maravilloso). Nunca quiero a nadie más. —
Deslizo mis gruesos dedos entre su raja y empujo lentamente el dedo
medio y anular dentro de ella.
—Kaja, mmm—tararea y empuja hacia abajo tratando de tomarme
más profundo.
—Dime que entiendes. Dime que sabes que solo eres tú.
Ella no responde, solo gime. Deslizo y empujo mi mano más
rápido asegurándome de frotar las yemas de los dedos sobre su
punto sensible en el interior. Ella chilla y trata de alejarse. La
sensación y la necesidad se han vuelto demasiado abrumadoras.
—Jodidamente dilo, Sabina. No hay ninguna maldita
competencia. Solo tú. —Hemos estado juntos durante más de un año,
pero aún tenía que expresar con palabras cuánto la amo. Nunca he
sido este tipo de hombre. Mis acciones deberían ser suficientes.
Ella grita de nuevo cuando su coño resbaladizo se aprieta con
fuerza en torno a mis dedos, su orgasmo cerrando sus paredes como
una prensa.
—Oh... —Respira profundamente mientras su cuerpo tiembla—.
Kaja.
Abro el botón de mis pantalones y libero mi polla de su prisión de
tela.
—Nadie me vuelve loco como tú. —Deslizo la punta contra su
abertura. Ella suspira desesperadamente y trata de moverse hacia
abajo. Agarro su cuello, aplicando la presión suficiente para hacerle
saber que no debe moverse más. Ella cumple al instante.
Me empujo dentro de su coño y ella rechina los dientes de dolor.
No es la posición más cómoda y no soy un tipo pequeño.
No puedo preocuparme por nada de eso ahora. Todo lo que me
preocupa es atravesar su muro. No el de su coño, sino el de su mente.
La que le impide creer que es más que mi mujer, es mi pareja. Le
confío mi vida y el pedacito de alma que me queda. Ella tiene todo de
mí y me molesta que lo cuestione.
—Solo eres tú—le repito y me hundo más en ella. Sus ojos se
nublan ligeramente mientras se enfoca en mí. Asiente, pero sigue sin
decir nada.
Suelto su garganta, desabrocho mi cinturón alrededor de su
tobillo y ella envuelve la pierna alrededor de mi cintura.
—Nadie. Más. —Me sumerjo en un ritmo brutal, pero las duras
escaleras, mi gran cuerpo y mi brazo detrás de su cabeza le impiden
retroceder. No hay forma de que ella se vaya. No hay dónde
esconderse de la verdad. Quiero que la vea en mis ojos y la sienta en
mis caricias—. Dímelo, Sabina.
Las lágrimas caen lentamente de los rabillos de sus ojos y su
cuerpo se aprieta contra el mío una vez más.
—Solo yo. Solo me quieres a mí. —Sus palabras son poco más que
un susurro.
Mis ojos se ponen en blanco cuando siento que mi cuerpo se
precipita hacia la liberación.
Su cuerpo está completamente laxo, estoy seguro de que podría
empujar sus piernas en una apertura completa y no tendría la energía
para decirme que no. Sus orgasmos la han drenado.
—No cuestiones lo que significas para mí. Nadie me ha hecho esto
nunca. Respeta tu posición—le digo al oído y ella envuelve sus
brazos alrededor de mi cuello con más fuerza, su cuerpo temblando
de emoción y placer.
Como un relámpago, mis nervios chisporrotean y una sensación
de entumecimiento me inunda hasta que latido tras latido de éxtasis
recorre mi cuerpo.
—Savršen (NdelT: Perfecta). —Me cierro sobre ella haciendo lo
mejor que puedo para no apretarla más—. Eres perfecta.
Ella me da una sonrisa relajada y sé que al menos por ahora he
calmado a la zorra celosa dentro de mi mujer.
Salgo y deslizo mis brazos debajo de ella para poder levantarla de
las escaleras. Ella sisea de dolor, pero rápidamente se relaja en mi
agarre.
—Vamos a llevar esto a la cama, ¿de acuerdo?
Ella asiente suavemente y entro con mi mujer en nuestra lujosa
habitación, dejando nuestro desorden en las escaleras. Lo limpiaré
más tarde, primero tengo que asegurarme de que Sabina sepa sin
lugar a dudas lo que significa para mí.
 
Capítulo 2

Kaja
 

Son solo las once de la noche, pero Sabina ya está noqueada.


Después de todo el sexo que tuvimos esta tarde, no espero que se
levante hasta mañana. El viaje a Košnica es corto y relajante. Es un
buen momento para reportarse y ver si hay algo que los superiores
necesiten que haga. Como un made man, por supuesto que merezco
respeto, pero no tengo la responsabilidad que alguien como Matej o
Dominik podrían tener como miembros de pleno derecho de la
familia.
Fui preparado desde muy joven para ser leal a Marko y la familia
Juric. Nunca he tenido una idea errónea acerca de mi puesto, pero
ahora me encuentro cada vez más ambicioso. Soy bueno en lo que
hago y soy leal. En varias ocasiones he sido una pieza clave a la hora
de derribar a uno de nuestros enemigos. Creo que estoy listo para
más.
También sé que ascender en la familia es tan común como una
serpiente de dos cabezas. Puede que pase toda mi vida y nunca tenga
la oportunidad de demostrar que puedo hacer más. De cualquier
manera, voy a hacer mi mejor esfuerzo para mostrar lo valioso que
soy.
—Kaja, Pa, ¿kakva je bila tvoja noć? (NdelT: Kaja, entonces, ¿cómo
estuvo tu noche?) —Mikal es el guardia de turno esta noche en esta
entrada. Suspiro e ignoro su pregunta sobre mi noche. No le importa
cómo estuvo mi noche, solo necesita asegurarse de que no lleve un
arma a nuestro espacio seguro.
Bajo las escaleras una vez que los controles están completos y,
aunque es bastante tarde, toda el área todavía está ocupada.
Me dirijo a una de las varias áreas de bares pequeños en las
instalaciones subterráneas. Tengo que esperar a que Sven me llame.
Me envió un mensaje de texto hace unos minutos haciéndome saber
que todavía está en una reunión con Marko y que me buscará aquí.
—¿Eres tú, Kris? —Me siento junto a un hombre canoso.
—Hermano, ¿cómo están las cosas? —Se gira en su silla y me
tiende una mano para que la estreche.
—¿Mejor de lo último que escuché? Creía que estabas en la cárcel.
—Corría el rumor de que Krsto está arrasando de nuevo. Fue
detenido por la policía en Washington, pero eso es lo último que supe
de él.
—Sí, ellos lo intentaron. Pero sabes que el alcance de la familia es
largo. —Sonríe y llama la bartender con la mano. Pedimos dos tragos
de vodka y seguimos poniéndonos al día.
—Bueno, estoy feliz de escuchar eso. ¿Quieres quedarte?
—No, tengo algunas personas para visitar. Solo pensé en
reportarme con Luka y Marko. Hazles saber que no estoy
completamente loco.
—¿Es verdad lo que dijeron sobre tu mujer?—le pregunto,
manteniendo mi voz baja. Kris y yo hemos sido buenos socios desde
que comenzó su trabajo con Marko Juric. Es un made man como yo,
pero donde yo estoy más centrado en los negocios y la prosperidad,
Krsto está interesado en la muerte y el caos. Es un asesino como
Dagger y casi igual de letal.
—Sí, es lo que parece. —Levanta la mano y llama al barman.
—Sranje (NdelT: Mierda). —Me froto la nuca y desvío la mirada,
¿qué carajo le dices a alguien que descubrió que su esposa muerta en
realidad está jugando a la pequeña ama de casa con el hombre que
supuestamente la mató? Es una situación difícil y espero que él
pueda rectificarla sin perderse demasiado. Algo así podría volver
loco a un hombre.
Justo cuando estoy a punto de darme la vuelta y preguntarle qué
descubrió, hay un ping en mi teléfono que me informa que Sven está
listo para mí. Me despido de Krsto y me dirijo a las salas de
reuniones.
Veo a Matej caminando desde el área trasera donde están todas las
salas de reuniones y no se ve muy feliz.
—¿Matej?
—Kaja. —Su expresión no cambia, pero me atrae y me besa en la
mejilla. No hay palabras, simplemente se va. Lo que sea que acaba de
pasar en esa sala debe haberlo enojado por ser algo serio.
Veo a Sven asomar la cabeza por la puerta de una de las
habitaciones a la izquierda y asentir una vez en mi dirección cuando
me ve.
Me muevo un poco más rápido. No necesito hacerlo esperar, y
menos aún a Marko Juric.
—No esperaba verte esta noche, hermano. ¿Está todo bien?—me
pregunta Sven cuando llego a la puerta.
—Sí, pensé en reportarme, ver si hay alguna tarea que necesitéis
hacer mañana.
—Tko prvi, njegova djevojka—dice alguien desde adentro.
Miro por encima del hombro de Sven a Marko, que está sentado
en la mesa de la habitación. Sonrío ante las palabras. Es un dicho de
nuestra patria. El primero consigue a la muchacha, básicamente solo
un refrán para decir que el primero en llegar, es el primero en ser
atendido. Siempre quiero ser el primero. Mi necesidad de salir
adelante en esta familia me hace ir más allá todos los días.
Entro y espero a que Marko se dirija a mí. No lo hace,
simplemente sigue comiendo. Amplío mi postura y entrelazo mis
brazos detrás de mi espalda mientras espero, completamente listo.
Marko no tiene que darse prisa por nadie. Si quiere que me quede
aquí el resto de la noche, lo haré.
Sven se adentra más en la habitación y se para cerca de la esquina.
Es el hijo adoptivo de Marko y uno de sus hombres de confianza. Si
hay alguien que podría decirle a Marko que se dé prisa, sería él, pero
esa mierda nunca sucedería. Sven se quedaría dormido allí mismo
contra la pared antes de enfrentarse a Marko.
Marko bebe un sorbo de su bebida, toma su servilleta y se limpia
la boca.
—Ven, Kaja.
Me acerco a la mesa, pero no me siento.
—¿Escuché de Katarina y Matej que estás pensando en
expandirte?
¿El club?
—Sí, señor. En este momento estamos llenos todos los meses.
Estoy seguro de que, si abriera otro lugar con el mismo ambiente y
calibre de mujeres, estaría igual de lleno—respondo y espero que sea
lo que quiere oír.
—Bien, eso es muy bueno. Cuando tengas el segundo en
funcionamiento, ¿a quién pondrás a cargo? ¿Contratarás a alguien de
la calle?
De hecho, había estado pensando mucho en eso. Estoy tan
ocupado estableciendo contactos y siendo ambicioso, que puedo estar
haciéndome cargo de más de lo que puedo masticar. Estoy bien, pero
no puedo estar en dos lugares a la vez.
—No, voy a dejar que Sabina se haga cargo del antiguo club hasta
que ponga en marcha el nuevo.
Las cejas de Marko saltan solo ligeramente.
—¿Sabina? ¿Tu mujer?
—Sí, es inteligente, dura e intuitiva. Sobre todo, confío en ella. —
No quiero tener que explicarlo, pero en la vida que llevo sé que lo
voy a tener que explicar más de una vez. A las mujeres no les va bien
en nuestro mundo.
—¿Estás seguro de que puedes confiar en ella? Las mujeres no
tienen lugar en los negocios. Es mucho más fácil ser cegado por un
coño que por un arma.
A Marko siempre le gusta dejar caer estas bonitas piezas de
sabiduría como si entendiera qué mierda significaban. Asumo que
está diciendo que, porque tengo intimidad con Sabina, será más fácil
para ella traicionarme.
—Confío en ella—repito sin querer entrar en la semántica de todo
esto, si él tuviera alguna otra información la escucharía. Aunque
conozco a mi mujer y sé de lo que es capaz.
—Eso espero. Espero que todos podamos confiar en ella, pero te
advierto que no miraré con buenos ojos ningún problema que ocurra
más adelante si ella decide tener un mal día. ¿Es vuestra relación
legítima?
Mis cejas saltan hasta el nacimiento de mi cabello. Solo aquellos
que son completamente parte de la familia Juric tienen que
preocuparse de que los cónyuges sean legítimos. ¿Podría ser esto lo
que he estado esperando? ¿Marko Juric me va a ascender?
—No hasta el momento, pero se solucionará en breve—le digo
tratando de mantener mis emociones fuera de mi rostro.
Toma su vaso y bebe otro trago.
—Mmm, si estás seguro de que es la indicada para ti, entonces tal
vez deberías ocuparte de eso. —Marko se levanta de su silla—. No
soy ciego, ni estúpido, Kaja. Todos hemos visto lo bien que trabajas
con la familia y de repente hay una vacante que me gustaría llenar
más temprano que tarde. Sven aquí piensa que tú serás el
complemento perfecto para nuestra familia, pero necesito verlo por
mí mismo. Averigua con Luka y Matej si van a necesitar ayuda en el
sitio de excavación. Además de eso, estoy seguro de que Sven te
mantendrá actualizado en todo. —Marko agita su mano para
despedirme. Esa es toda la información que voy a conseguir. Me giro
en la dirección de Sven y él señala la puerta con la cabeza. Cuando
vuelvo a mirar a Marko, él está en su teléfono y recogiendo lo que sea
que esté en su plato. Ya no me necesitan aquí. Salgo por la puerta y
un segundo después Sven me sigue.
—Ven, tomemos un trago. —Me da una palmada en la espalda y
caminamos hacia un bar privado. Uno en el que no creo haber estado
más de un par de veces.
Me siento en la barra con él, pero no hay barman, en lugar de eso,
Sven se acerca y saca la botella grande de Grey Goose de detrás de la
barra.
—¿Sabes lo que pasó hace unos meses con Ilia y ese bastardo de
Rooster, Kaja?
—¿Todos los secuestros? —Sé exactamente de lo que está
hablando. Hace unos meses, Ilia pensó que sería una buena idea
hacer una especie de sacrificio masivo, tomando a todas las hijas de
miembros influyentes de las diferentes familias criminales. La
mayoría de ellas fueron devueltas, pero solo después de que se
pagaron los rescates. Otras fueron asesinadas, pero eso era todo lo
que sabía sobre la situación.
—Sí. —Se sirve un trago y otro para mí—. Desafortunadamente,
Katarina se vio envuelta en eso. Aunque es una Juric, según Marko,
ya no es apta para su puesto.
No puedo creer lo que escucho, Katarina es una de las mujeres
más leales que he conocido.
—No. Eso no puede ser posible. ¿Cómo?
—Lo es, ella lo delató.
—La torturaron durante días y semanas. —No puedo imaginar
qué tipo de mierda tuvieron que pasar las mujeres cuando fueron
encerradas, pero sea lo que sea, estoy seguro de que Katarina hizo
todo lo posible para asegurarse de no develar los secretos de la
familia Juric.
—No importa, y no dejes que Marko te escuche decir algo así. Si te
hierven hasta morir en una cuba de aceite de oliva, será mejor que
mantengas la maldita boca cerrada. —Sven me mira furioso y tengo
que apartar la mirada.
—Entiendo. —Sí, pero eso no significa que crea que lo que le
hicieron a Katarina está bien. Sé que ha trabajado muchísimo para
conseguir su puesto, solo para que se lo quiten porque no creen que
una mujer sea capaz. Es jodido.
—Dicho esto, todo el negocio del que ella estaba a cargo necesita
un nuevo líder. Matej está cabreado.
Estoy tratando de interiorizar todo lo que dice, pero ya me estoy
emocionando demasiado. Esto realmente podría estar sucediendo.
—Espera, ¿Matej no cree que seré un buen candidato para el
puesto?
—No tiene nada que ver contigo. Él piensa que a Katarina se le
debe dar una segunda oportunidad.
Supongo que puedo entender eso. Katarina y Matej siempre han
estado muy unidos. Él querría defenderla.
—¿Qué crees que Marko quiere hacer?
—Él quiere completar las filas. En este momento hay demasiadas
cosas que se pueden pasar por alto. Conoce todos tus bienes raíces y
cree que puede ser un buen lugar para ayudar a desarrollar otras
conexiones. Creo que tienes una buena oportunidad, pero sabes que
no va a ser fácil, el hombre está pendiente de cada uno de tus pasos.
—Asiento con la cabeza y tomo un sorbo de mi bebida, no me
molesta que me vigilen, sé que tengo todo en orden, estoy listo para
esto.
 
Capítulo 3

Sabina
 

Un zumbido incesante y desagradable se filtra en mis oídos.


Levanto la almohada y la presiono sobre mi cabeza tratando de
bloquear el sonido. Estoy exhausta por todo el sexo que Kaja y yo
tuvimos antes. No creo que alguna vez tenga una queja sobre su
resistencia. En todo caso, quiero follarlo mucho antes de que termine
conmigo.
El timbre se detiene, pero un fuerte golpeteo toma su lugar. Joder,
es la puerta.
Retiro las mantas y me levanto de un salto de la cama. Miro el
teléfono, pero no lo veo brillante con ninguna notificación. ¿Y si Kaja
hubiera estado tratando de comunicarse conmigo mientras dormía?
Tengo fe en que mi hombre puede manejarse solo. A pesar de eso,
odiaría que algo hubiera ocurrido y él no pudiera comunicarse
conmigo cuando lo necesitaba, porque estaba inconsciente. Los
golpes continúan y corro hacia donde cuelga mi bata. Me la pongo y
tiro del lazo para cerrarla antes de salir corriendo de la habitación y
bajar las escaleras hasta la puerta principal.
Desde que vivo con Kaja, se ha asegurado de que sepa todo sobre
las diferentes formas de protegerme. Una de las primeras lecciones es
nunca abrir la puerta, saber siempre quién está del otro lado. Aunque
solo quiero abrirla, activo la pequeña cámara angular adjunta al
timbre y veo una cara familiar. Mi tripa cae hasta mis zapatos y una
parte de mí quiere volver a subir y meterse en la cama. No tengo
tiempo para esta mierda. No esta noche.
Abro la puerta y miro a mi hermano que tiene la mano lista para
llamar de nuevo a la puerta.
—¿Qué carajo te pasa? ¿Sabes qué hora es?—le espeto.
—Lo siento, necesitaba venir y hablar contigo. —Stephan no
espera a que lo invite a pasar. En lugar de eso, pasa junto a mí y
camina a través de la sala principal directo a la cocina.
Tengo que trotar un poco para seguirle el paso. Mi hermano está
exaltado. No creo que quiera saber por qué.
—Ya te lo dije, Steph. No puedes irrumpir aquí cuando quieras.
Estaba dormida. —Cruzo los brazos sobre el pecho y me apoyo en la
encimera.
—¡Bah!—gruñe antes de abrir la nevera y empezar a hurgar.
—Uff, por el amor de Dios. Al menos lávate las malditas manos
primero. ¿Qué diablos estás haciendo aquí de todos modos? Sé que
no viniste hasta aquí casi a la una de la mañana por algo de beber. —
Lo alejo de la nevera y lo empujo hacia el fregadero. No tengo ni idea
de dónde han estado sus manos.
—Necesito un favor.
Lanzo mis manos al aire y me doy la vuelta, alejándome de él.
—¡No, no más malditos favores! ¿Cuántos favores crees que
puedo hacer por ti?
Ahora es él quien trata de seguirme. Me agarra de la parte
superior del brazo y me da la vuelta para que lo mire.
—Hermana, sabes que no te pediría si realmente no lo necesitara.
Odio que siempre tengas que hacerme sentir así. ¿Crees que me gusta
venir aquí a rogaros ayuda a ti y a tu novio gánster? —Su rostro se
está poniendo rojo y por mucho que no quiera que me afecte, lo hace.
Es mi hermano, haría cualquier cosa por él. La última vez que
tuvo problemas con el juego, me sacrifiqué para ayudarlo a pagar su
deuda. Fui una maldita esclava sexual y sirvienta durante meses
hasta que apareció Kaja.
Me dieron a Kaja como una disculpa del baboso dueño del club
clandestino al que había pertenecido. Cuando conocí a Kaja supe que
no era como el resto de los hombres que se excitan obligando a una
mujer a hacer lo que ellos quieren. No, a Kaja lo excita a hacerme
desear hacer las cosas que él quiere que haga. Sí, es grande, burdo y
mortal, pero el hombre nunca me ha obligado a hacer nada que no
quiera hacer.
Una vez que se dio cuenta de que me quería cerca para algo más
que un polvo rápido, me convirtió en su mujer. Se hizo cargo de
todas las deudas que yo tenía y también de las de Stephan. Más de
cien mil dólares en total. Kaja ni siquiera pestañeó.
Estoy más que agradecida por todo lo que ha hecho por mí y,
aunque nunca me ha hecho sentir que tengo que devolverle el dinero,
siempre estoy buscando alguna forma de hacerlo.
Stephan, sin embargo, no siente lo mismo. Ahora que sabe que
Kaja tiene los fondos, parece estar metiéndose en más problemas,
porque sabe que convenceré a Kaja para que lo ayude. Algo de lo que
no se da cuenta es que Kaja ya me ha dicho que no lo hará más.
Ahora mi hermano está verdaderamente solo, pero nada ha
cambiado. Todavía viene aquí como si fuéramos su gallina de los
huevos de oro.
—No estoy tratando de hacerte sentir nada Stephan, ya te dijimos
que no podemos darte más dinero. Nos dijiste que ya no estabas
jugando. ¿Qué pasó con el terapeuta al que te mandamos? —Miro la
cara de mi hermano y una leve sonrisa cruza su rostro antes de que
desvíe la mirada.
—¿Qué carajos, Stephan, qué fue lo que hiciste?
—No es mi culpa que ella me encuentre irresistible. —Se ríe como
si esa mierda fuera graciosa.
—¿Estás bromeando? Te enviamos allí para obtener ayuda, no
para que te chupen la polla.
—Fui allí por ayuda, ella decidió que chuparme la polla era una
mejor opción. Mira Sabina, no estoy aquí para discutir contigo sobre
eso. No necesito ayuda de todos modos. Solo juego cuando sé que es
algo seguro. No es un problema— me corta él.
No quiero verlo así, pero no sé qué más puedo hacer. Lo he sacado
de su drama demasiadas veces.
—Lo que sea, Steph, ¿por qué estás aquí? ¿Qué es lo que quieres?
Lo veo fruncir el ceño y meter las manos en los bolsillos.
—Solo necesito quinientos dólares.
—¿Para qué diablos? ¿No te acaban de pagar?
—Sí, pero estaba pagando lo último de mi deuda y ahora me falta
el alquiler. ¿Quieres que venga a vivir aquí contigo? —Se ríe y se
mueve de un pie a otro, incómodo.
—Joder, no, eso no va a pasar. —Kaja se volverá loco si Stephan
tiene que mudarse aquí con nosotros.
Tengo algo de dinero. No es mucho, solo un poco que he juntado
trabajando con los pequeños trabajos que Kaja me deja hacer. Suelo
ser la anfitriona cuando uno de sus clubes tiene una fiesta. Nunca
necesito gastarlo, así que termino guardándolo en el armario. Le dije
a Kaja que no ayudaría más a Stephan, pero no permitiré que lo
desalojen. Nunca sobrevivirá. No después de toda la mierda por la
que hemos pasado.
—Espera. —Levanto el dedo haciéndole saber que vuelvo
enseguida. Me dirijo a mi habitación dejándolo abajo en la sala
principal. Espero que no haga un lío ahí abajo. Kaja odia cuando su
casa está desordenada. Stephan tendrá una habitación con el aspecto
de un huracán de etapa 3 en menos de cinco minutos.
Entro en el vestidor grande con todas mis cosas y abro uno de mis
bolsos. Agarro la pequeña billetera en la que guardo mi dinero extra
y saco los quinientos dólares que dice que necesita.
Solo me quedan alrededor de ciento cincuenta. No estoy estresada
por el dinero, pero me gusta tener algo para mí por si acaso.
Kaja y yo nos amamos. Lo sé incluso si él no lo dice. El problema
con Kaja es que no le gustan mucho los romances, por lo que la idea
del amor, el matrimonio y los niños no es algo que le interese en este
momento. Al menos eso es de lo que trata de convencerse. No voy a
presionarlo para que me ponga un anillo en el dedo. Me lo pedirá
cuando quiera y no antes.
Doblo el dinero en mi mano y me apresuro a bajar las escaleras
para ver a Stephan tirado en el sofá, sus zapatos sucios encima de él y
algunos libros esparcidos sobre la mesa.
—¿Qué carajo estás haciendo? —Me acerco y miro por encima del
respaldo del sofá mientras lo veo hojear las páginas del libro que
sostiene.
—¿En qué maldito idioma está esta mierda? ¿Son parte de una
secta o algo así? —Pasa los dedos por las páginas antes de poner los
libros boca abajo.
Lo arrebato de su mano, resoplando con molestia.
—No está en inglés, estúpido. Kaja es de Croacia.
—Oh, sí, lo sabía. ¿Pero no querría leer en inglés?
—No, ¿por qué diablos...—Niego con la cabeza tratando de
calmarme—. Toma, Stephan. Toma esto y vete. La próxima vez llama
antes de venir. Vivo con mi novio, no sabes que carajo podríamos
haber estado haciendo.
Toma el dinero sin siquiera dar las gracias y se lo mete en el
bolsillo.
—Por favor, sabía que no estabas haciendo nada y sabía que Kaja
no estaría aquí. Nunca está cerca. Él solo está preocupado por sus
pequeños amigos de la mafia y sus negocios, eres solo un conveniente
pedazo de coño para tener cuando viene a casa a lavarse el culo. —Se
encoge de hombros y saca su chaqueta de mezclilla del respaldo del
sofá donde debe haberla dejado cuando subí las escaleras.
Me quedo ahí, con la boca abierta y lo miro fijamente. ¿Cómo
carajo es capaz de decirme una mierda como esa, especialmente
después de toda la mierda que hemos hecho por él?
—¿Cuál es tu jodido problema, Stephan? Debería patearte en la
polla por decirme una mierda así.
Sus cejas se juntan y da un paso atrás como si no entendiera por
qué estoy enojada.
—¿Hablas en serio, hermana? ¿Crees que esta relación es algo más
que eso? ¿Qué, ahora solo porque eres una mujer mantenida, de
repente, él es Romeo y tú Julieta? Vamos, ¿no puedes ser tan tonta?
—¿Tonta? ¡Vete a la mierda! Nos amamos y vamos a estar juntos
por mucho tiempo. Además, no tengo que demostrártelo a ti ni a
nadie más. —Me acerco a mi hermano lista para que diga algo
imprudente para poder golpearlo en la cara.
—Te amo, Sabina. Sabes que lo hago, pero honestamente, ¿crees
que durarías en su mundo? Sabes el tipo de personas para las que
trabaja. Ni siquiera es un miembro de alto nivel, es el que hace toda la
jodida mierda. ¿De verdad crees que un día no va a salir corriendo y
encontrar a otra mujer, porque le hace más fácil su camino? ¿Quizás
una de esas mujeres con las que andan sus amigos de la mafia?
Demonios, tal vez lo casen por algún tipo de alianza. No eres nada en
su mundo, necesito que te des cuenta de eso. Él ahora te está
cuidando. Todos lo apreciamos. Podéis estar divirtiéndose, pero no
dejes que eso te ciegue del hecho de que Kaja te dejará en un segundo
si eso significa que progresará.
Stephan por lo general siempre tiene una capa de dramatismo o
pompa cuando habla. Aunque mientras estoy aquí y lo veo decirme
lo que piensa sobre la relación entre Kaja y yo, me doy cuenta de que
está siendo sincero. Tengo que preguntarme si hay algo que no veo.
—No sabes de lo que estás hablando, Stephan. —Mi voz está
contaminada con una emoción que no quiero que él note. Sé que mi
hermano me ama, pero a veces su verdad es difícil de tragar.
—Sé lo que veo, también te conozco mejor que nadie. Te conozco
mejor que Kaja.
—¿Qué conoces mejor que yo?
Mi cabeza se balancea en dirección a la puerta principal. Kaja está
parado allí luciendo enojado y sexy como el infierno.
 
Capítulo 4

Kaja
 

No sé qué mierda me sorprendió, pero lo último que esperaba


ver era a Sabina parada en la sala con nada más que una bata,
hablando con alguien casi a la una de la mañana.
Tenía mi mano en el arma hasta que me di cuenta de que es el
holgazán de su hermano. Al menos sé que no se lo está follando. Eso
no significa que lo quiera en mi casa. Stephan es gobernado por sus
vicios. Hará cualquier cosa por un coño, por apostar y, finalmente,
cualquier cosa para superarlo. Le he dado al menos media docena de
trabajos y ha renunciado o ha sido despedido de todos ellos. No está
buscando trabajo, está buscando la salida fácil.
No sé de qué están hablando, pero Sabina parece como que todo
lo que él dijo la molestó. Sus ojos de ella se lanzan hacia mí por un
segundo, antes de poner una sonrisa falsa y mirar a su hermano.
—Este bastardo pensó que la una de la mañana era el momento
ideal para asaltar nuestra nevera. —Eso no es lo que le pregunté, pero
me imagino que no me va a decir lo que dijo su hermano. Está a una
decisión equivocada de que le meta una puta bala en la cabeza. Lo
único que me ha detenido hasta ahora es Sabina. La relación que
tienen entre sí es algo que no creo haber conocido nunca. La única
familia que he conocido que es buena conmigo es la familia Juric y
tampoco todavía no soy completamente parte de ella. Solo soy un
forastero tratando de entrar.
—Siempre tenéis las mejores cosas. Además, pensé que Sabina
estaría aquí durmiendo profundamente.
—Eso es lo que hacen las personas a la una de la mañana, Steph.
—Sabina pone los ojos en blanco antes de reírse y caminar hacia mí
—. Oye, ¿todo salió bien? —Ella se inclina y me besa en la boca. No le
devuelvo el beso. En lugar de eso, mantengo mis ojos en Stephan. No
sé por qué está realmente aquí, pero no tengo tiempo para ocuparme
de eso ahora.
—Sí, todo está bien. ¿Tal vez es hora de decir buenas noches? —
Miro a Sabina y ella asiente con la cabeza.
—Lleva tu culo a casa, Stephan. Estoy segura de que tienes a
alguien que estará feliz de hacerte compañía esta noche—le dice con
tono de broma a su hermano y él capta la indirecta.
—Perdón por venir tan tarde, Kaja, solo quería asegurarme de que
Sabina estaba bien.
—Está bien.
Él asiente con la cabeza y camina hacia la puerta, Sabina lo sigue y
cierra la puerta con llave cuando se va.
Cuando se vuelve en mi dirección puedo ver que a pesar de que
tiene una sonrisa en su rostro hay un aire de nerviosismo en ella.
—¿Qué pasa, Sabina?
—Nada, ¿a qué te refieres? —Ella lanza su mano en el aire,
tratando de despedirme.
—¿Qué carajo estaba haciendo él aquí tan tarde? —Me interpongo
en su camino para que no pueda ignorarme y subir las escaleras.
Pone las manos en las caderas y me doy cuenta en el instante en
que el nerviosismo desaparece y la bola de fuego que es su
personalidad ocupa su lugar normal.
—¿Qué quieres decir con qué estaba haciendo él aquí? Es mi
hermano, ¿verdad? ¿Por qué diablos no puede venir cuando le
plazca? Lo último que escuché es que ésta también es mi casa. ¿O
estás tratando de decirme algo?
Ella echa la espalda hacia atrás y espera mi respuesta.
—No trates de torcer esto conmigo. Es la una de la mañana, no es
como si él se detuviera a medio día para tomar una maldita taza de
té. ¿Qué estaba haciendo aquí tan tarde?—le vuelvo a preguntar y
espero a que me lo diga.
—¿Qué mierda importa?—grita ella.
Cierro los ojos y doy un paso atrás. He golpeado a mujeres antes,
incluso he matado a algunas, pero nunca le he puesto la mano encima
a Sabina de esa manera. Si quiero mantener esa racha necesito
alejarme de ella. Me presiona todo el tiempo, incluso a veces cuando
no debería.
Abro los ojos y la miro, la mirada de enojo que tenía en sus ojos se
desvanece un poco cuando capta mi mirada.
Ella suelta una ráfaga de aire antes de continuar, esta vez más
tranquila que antes.
—Kaja, sé que estamos juntos y todo eso, pero a veces me haces
sentir como si fuera solo un visitante en lugar de una parte
permanente de tu vida. Si éste es mi hogar, necesito sentir que lo es.
Eso significa que mi hermano viene cuando quiera, fiestas, amigas,
sujetadores colgados en la ducha. —Ella da un paso adelante y me
agarra de la cintura.
Me suavizo un poco.
Cómo diablos esta mujer puede pensar que es solo una visitante
en mi vida cuando todo en mí le responde.
—Absolutamente no.
Su rostro cae y la agarro, tirando de ella más cerca de mí.
—No habrá jodidos sujetadores colgados en el baño.
Ella se ríe y se acurruca más cerca de mí. Le beso la parte superior
de la cabeza. Aquí es donde me gusta ella, contra mi cuerpo.
—Sabina, ya hablamos sobre darle dinero. Cuanto más le des, más
tomará. Tiene que arreglárselas solo o nunca aprenderá. Lo
cargaremos por el resto de su vida. Esa mierda no es justa para
nosotros, ni para él. Tenemos que dejar que sea un hombre sin
importar las consecuencias.
Ella pone los ojos en blanco y mira hacia otro lado.
—Lo sé, Kaja. Ya te dije que no tendremos que darle más dinero.
No es por eso que estaba aquí.
No sé qué estaba pasando, pero no me voy a preocupar por eso. Si
ella dice que no hay nada de qué preocuparse, lo dejaré pasar.
 
Capítulo 5

Kaja
 

Dos días después de la aparición de Stephan, ninguno de


nosotros sabía nada de él. Hablé con Drake en el casino para ver si
Stephan se había presentado a trabajar, por supuesto que no. Eso es
todo para mí. No tengo ningún deseo de ayudar más a ese inmaduro
bastardo, incluso si pronto se convertirá en mi cuñado.
Abro mi caja fuerte y saco el anillo que he tenido allí durante los
últimos tres meses. Siempre he tenido la intención de pedirle a Sabina
que se case conmigo, pero el momento nunca ha sido el adecuado.
Había planeado llevarla a unas agradables vacaciones románticas y
mientras ella estuviese completamente relajada, entonces le
preguntaría, pero eso aún está por suceder.
Es un diamante en forma de lágrima con un montón de pequeños
diamantes que lo rodean. Hizo un gran alboroto por uno que vio que
usaba una actriz. No veía la necesidad de algo tan llamativo, pero si
eso es lo que le gustaba, se lo compraría. No hay nada que no haría
por Sabina.
Me siento en el estudio y consulto los últimos informes sobre lo
que se supone que entra y sale de mi muelle. Junto con los clubes y
bares que he estado comprando, también tengo algunas propiedades
frente al mar en Washington, que Marko ha estado usando para traer
algunas mercancías. Dejo que otros lo usen también, siempre y
cuando sepa que son fieles a la familia y que tienen mis mejores
intereses en mente. Si son amigos, entonces les permitiré usar el área.
Uno de los clubes de moteros a los que llamamos aliados se ha
acercado para usar el lugar para traer de regreso al país a algunos de
sus miembros que han estado atrapados en Hawái. La
correspondencia dice que mañana estarán en el muelle. Ahora solo
tengo que asegurarme de que puedan entrar sin ningún
contratiempo. Hasta ahora, la fuerza policial local en esa área no me
ha causado ningún problema.
Una suave melodía flota en el aire y levanto la cabeza al escuchar
el sonido. El canto de Sabina, esa mujer podía detener a los ángeles
del cielo con su voz. Es una de las primeras cosas que amé de ella. Su
voz atraviesa toda la mierda y conmueve mi alma. La canción que
canta es torturada y lenta. Un poco más profunda de lo que suele
cantar, pero sé que canta canciones que coinciden con sus emociones.
Días felices, canciones felices. Días tristes, canciones tristes.
Cierro la computadora y lentamente me dirijo hacia ella. Hago
todo lo posible por no hacer ningún sonido para que siga cantando.
Tan buena como es, es muy tímida con su voz. Llego a su puerta y la
veo dibujando en un pequeño bloc de notas mientras continúa
cantando ajena al hecho de que estoy aquí.
Termina la canción con un largo suspiro y la veo cerrar los ojos
antes de levantar la cabeza hacia el techo. Algo está molestando a mi
chica.
—Predivan.
Ella salta y gira la cabeza en mi dirección.
—Dios, Kaja, me vas a dar un ataque al corazón o algo así. —Ella
me sonríe.
—¿Qué es lo que pasa?
—Nada, no es importante. —Ella agita la mano y vuelve a su
dibujo. Entro en la habitación y me siento a su lado en la cama.
—Cualquier cosa que te preocupe es importante, Sabina. ¿Qué es
lo que pasa?
—No sé dónde está Stephan. Lo llamé y le envié mensajes de
texto, pero no respondió. Sé que hace esto todo el tiempo, pero
todavía me preocupa sin importar cuántas veces lo haga. —Su cabeza
cae como si estuviera avergonzada de estar preocupada por su
hermano.
Me inclino a decirle que debería dejarlo vivir su vida, que nada de
lo que le pase es culpa de ella, pero sé que eso solo va a comenzar una
pelea. Hoy no quiero pelear.
—Volverá. Estoy seguro de que pronto tendrá que tomar su
merienda de la una de la mañana. —Retiro un mechón de su hermoso
cabello oscuro de su rostro y se inclina hacia mi toque.
Me inclino para besarla, tratando de consolarla, pero en lugar de
dejar que sea solo una pequeña muestra de afecto, Sabina se aferra a
mis brazos y me besa profundamente.
Me alejo de ella, mi polla ya está creciendo y sus mejillas se
vuelven de un color rosa oscuro.
—¿Mi chica está necesitada?
—Mmmjá. Siempre me haces sentir mejor. Te necesito. —Ella se
empuja hacia delante de nuevo y sella sus labios contra los míos.
Debería estar revisando los libros de contabilidad de los bares o
clubes. Tratando de buscar más información sobre las diferentes
propiedades que tengo, pero en este momento mi mujer me necesita.
Nunca voy a dejarla con ganas.
El beso que compartimos rápidamente pasa de profundo a
apasionado a primitivo. La ropa es arrancada y tirada por la
habitación.
Su piel se endurece mientras paso mi lengua desde su boca hasta
su oreja y luego hasta su cuello.
—Oh, sí. Kaja. Necesito sentirte. —Ella se retuerce debajo de mí y
mi polla se tensa contra la única prenda que todavía tengo puesta, mi
bóxer.
—¿Estás mojada para mí, Predivan? ¿Lista para tomar todo lo que
te dé?
—Sí, oh sí—sisea.
Me quito el bóxer y mi polla rebota como una barra de acero entre
nosotros. Un misil duro apuntando a su coño. Presiono la punta
contra sus pliegues y ella envuelve las piernas alrededor de mi
cintura para tratar de obligarme a entrar.
—¡Sabina! Maldita sea, detente.
Ella gime, pero deja que sus piernas se relajen.
—Siempre queriendo las cosas a tu manera. Tratando de tomar el
control cuando no se te da. No te voy a follar solo para que no
recuerdes tus problemas. Te voy a follar muy fuerte porque soy todo
en lo que tienes que pensar. Nada importa cuando estoy dentro de ti,
Sabina. Solo yo. Solo tú.
—Sí, por favor.
Muevo mis caderas, pero en lugar de deslizarme dentro de ella, mi
polla se frota con fuerza contra sus pliegues. Su apretada clítoris
masajeando la vena gruesa que corre por mi polla. Es una sensación
intensa. Está tan mojada que apenas hay roce, solo presión y placer.
—Oh, mierda, Kaja, me voy a correr. Me voy a correr. Por favor,
fóllame, por favor, por favor, po… —Los ojos de Sabina se cierran de
golpe y su cuerpo se tensa cuando un repentino y violento orgasmo
choca contra ella. Verla desmoronarse tan rápido debajo de mí es más
de lo que puedo soportar. Me froto más rápido hasta que se recupera
del orgasmo y respira profundamente. Antes de que pueda exhalar,
agarro la base de mi polla, me alineo correctamente y me sumerjo
profundamente dentro de ella. Con mi primer empujón no puedo
entrar del todo. Sus paredes se cierran ante la repentina intrusión.
—Déjame entrar, Sabina. Abre lo que es mío.
Ella gime y siento que sus músculos se relajan. Me deslizo el resto
del camino e inclino mi cabeza hacia atrás en éxtasis.
Joder, ¿cuándo empezó a sentirse tan malditamente bien este
coño?
Bombeo y giro mis caderas asegurándome de mantener un buen
ritmo y no solo embestir. Quiero que esta mierda dure.
Ella se levanta ligeramente para que mi polla roce un lugar
específico dentro de ella.
—Maldita sea, Kaja. ¿Cómo es que haces esto? —Mueve la cabeza
de lado a lado sobre la cama, sus manos agarrando la sábana
mientras se precipita hacia su próximo orgasmo.
—Tu cuerpo fue hecho para complacerme, Sabina. Perfecto solo
para mí. —Me inclino hacia adelante doblando sus piernas para que
sus rodillas estén contra su pecho. Me aseguro de mantenerla segura
mientras empujo dentro de ella con más fuerza—. Estoy grabado en
las paredes de tu coño. Ese coño sabe quién lo reclamó. Para siempre
—gruño en su oído y la sujeto mientras empujo más profundo hasta
que ella está tratando de alejarse de mí.
No la dejo.
—Me corro. Me estoy corriendo—gime antes de gritar cuando su
segundo orgasmo se estrella contra ella. Siento sus paredes contraerse
y relajarse en rápida sucesión en torno a mi polla.
—Sanrje. —La agarro la parte de la nuca y me rindo a mi primitiva
necesidad de llegar más profundo dentro de ella. Necesito marcarla
muy adentro. La idea de que mi semen cubra sus entrañas me vuelve
loco cada vez que tenemos sexo y esta vez no es diferente. Dejo caer
mi boca en su cuello y chupo con fuerza la piel sensible haciéndola
chillar.
Ella lucha contra mí con más fuerza y eso me lleva más
profundamente a mi frenética necesidad de correrme.
—Mía, eres jodidamente mía, Sabina—gruño en su oído mientras
mi cabello húmedo por el sudor cae sobre su mejilla.
Clava sus uñas en mi brazo y eso me empuja por el precipicio.
Embisto contra ella con fuerza una última vez mientras mi cuerpo se
congela en una especie de estado suspendido antes de caer en picado
a través del fuego y el hielo en un éxtasis dichoso.
Mi polla golpea contra sus paredes apretadas una y otra vez
mientras mi semen brota con fuerza. Ella trata de moverse, pero no
puedo dejarla. Aún no. No he terminado con ella.
—Lo que me haces sentir, Kaja.
Abro los ojos para mirarla y me sorprende ver que hay lágrimas
rodando por su rostro.
Joder, debo haberla lastimado.
—¿Sabina? ¿Tienes dolor? —Me alejo y aunque hago lo mejor que
puedo para mantener mi voz tranquila, internamente me estoy
asustando ante la posibilidad de que mi rudeza sea la razón detrás de
estas lágrimas. No quiero que llore, alguien como Sabina nunca
debería llorar.
—No, todo es perfecto. Necesitaba eso. Siempre te necesito.
Me acomodo encima de ella sin saber qué responder a eso. Siento
lo mismo, pero ella ya lo sabe. Beso su frente una vez antes de
tomarla en mis brazos y rodar llevándola conmigo. Se acurruca
contra mi pecho y en unos segundos los dos nos quedamos
dormidos.
Algo está pasando con ella. Ha estado demasiado emocional estos
últimos días. Recuerdo algunas otras mujeres que de repente
comenzaron a actuar muy emocionalmente, aunque estaban
embarazadas.
¿Podría estar embarazada?
Mi mente corre con el pensamiento, pero no lo pongo en palabras.
No quiero perturbarla después de saber que ya está preocupada. Mi
pecho se siente como si fuera a explotar por la presión. Quiero eso.
Me sorprende lo feliz que me hace pensar en Sabina redonda con mi
bebé. Sí, me gusta esa idea.
 
Capítulo 6

Kaja
 

Una vibración baja suena a mi lado. Siento que he estado


durmiendo durante las últimas doce horas.
Me dirijo al sonido y veo que es mi teléfono.
—No, déjalo—se queja Sabina que aún duerme, pero no quiere
alejarse de mí para que pueda agarrar el teléfono. No puedo dejarlo.
Puede ser algo importante y no sé cuánto tiempo lleva sonando.
Quienquiera que sea podría haber llamado antes y me lo perdí.
Deslizo su cuerpo fuera de mí y alcanzo el teléfono. Maldigo en voz
alta cuando me doy cuenta de que es Sven el que me está llamando.
—Jodidamente genial. —Me siento en la cama y deslizo el ícono
para contestar el teléfono.
—Sven—digo directo al grano.
—¿Estás disponible, Kaja?
—Siempre. —Siempre voy a estar disponible para la familia. Ni
siquiera sé por qué carajo tiene que preguntarme eso.
—Bien, baja a la entrada de la novia. Te necesitamos para una
reunión. —Sven no me da más información, solo cuelga el teléfono.
No sé lo que está pasando, pero estoy feliz de ir a averiguarlo.
Todavía es la mitad del día, así que sea lo que sea, espero que no sea
demasiado grave. Me levanto de la cama y recojo la ropa que tiré al
suelo mientras Sabina y yo teníamos sexo.
—¿No puedes quedarte en casa?—dice ella y me giro en su
dirección.
—No.
—Nunca estás aquí, Kaja. Tengo muchas cosas que hacer y no te
gusta cuando correteo por la ciudad. Cómo diablos se supone que va
a funcionar esto entre nosotros si la única vez que te veo es cuando
estás trabajando o en una función que organizan los Juric. —Se sienta
en la cama y cruza los brazos debajo de sus pechos desnudos.
Mis ojos caen hacia esos pezones duros y tengo que contenerme
para no querer estar de acuerdo con ella. Joder, quiero otra ronda.
—No tengo tiempo para esta mierda, Sabina. Me necesitan. Me
voy, volveré cuando termine. —Me acerco a mi tocador y saco una
camiseta.
—¿Qué diablos se supone que debo hacer mientras tanto? —Su
voz sube a una octava estridente.
—¡Por el amor de Dios, eres una mujer adulta, averígualo! Mierda,
Sabina. ¿Por qué coño estás en mi culo de repente? —Como el flash
de una cámara recuerdo mi sospecha. Tal vez esté actuando así,
porque está embarazada. Me calmo inmediatamente. Si está
embarazada de mi hijo, no debería enfadarse tanto—. ¿Qué quieres
hacer, Sabina?
Frunce la boca y ladea la cabeza para mirarme como si estuviera
confundida. Mi actitud cambió drásticamente, así que puedo
entender su reacción.
—Quiero pasar tiempo contigo. Quiero sentarme y ver una
película con mi hombre. Quiero que me traten como algo más que
una maldita conveniencia. —Sus ojos son fríos y sus últimas palabras
son como una bala directamente en mi estómago. ¿Qué carajo? ¿De
dónde salió esa mierda? ¿En qué planeta es esta chica una
conveniencia? Sabina es, con mucho, una de las mujeres más
inconvenientes que he conocido. No sé quién le mintió, pero necesita
repensar su enfoque.
—Quiero que te calmes, Sabina. Podemos hablar cuando regrese,
pero ahora mismo tengo que irme. Sabes que ésta es mi vida,
aceptaste ser parte de ella. No necesito todo este dolor y caos cada
vez que tengo que ir a hacer mi jodido trabajo. Vuelve a dormir. Si
quieres salir, sabes dónde están las llaves de los coches, tienes las
tarjetas, puedes hacer lo que quieras. —Espero a que me responda
algo, pero ella solo mira hacia un lado, dejando caer la discusión. No
sé si es porque está contenta con la resolución o porque sabe que no
va a ganar, de todas formas lo acepto.
Termino de vestirme, me acerco y le doy un beso en los labios
llenos. Ninguno de los dos dice nada, pero espero que hoy más tarde
podamos llegar a fondo de por qué se siente así. Tal vez lleve una
prueba de embarazo a casa solo para asegurarme.
El viaje hasta la pequeña capilla que sirve como otra entrada al
Košnica es rápido. A pesar de eso, mi ansiedad por la reunión
aumenta de inmediato cuando llego y veo todos los coches aparcados
en el pequeño estacionamiento.
¿Por qué hay tanta gente aquí?
Estaciono y entro al pequeño establecimiento, junto con el dueño
del lugar, en realidad hay un guardia en el área principal.
Nuevamente, esto no es algo que suceda normalmente, los guardias
están detrás de las puertas para que nadie los note. Algo grande está
pasando.
—Sin armas, Kaja, tenemos invitados. —El guardia se acerca y me
acompaña hasta la puerta que conduce a la escalera que baja al
Košnica. Saca un detector de metales de varita electrónica y lo desliza
sobre mi persona antes de cachearme físicamente.
¿Qué diablos está pasando? ¿Qué invitados? Ahora estoy un poco
enojado porque Sven me llamó para una reunión, pero no me dijo
qué estaba pasando. Me siento sorprendido. Ese pensamiento
desaparece instantáneamente de mi cabeza cuando me doy cuenta de
que, si hay tanta gente en el área, debe significar que tiene algo que
ver con los superiores. No se permiten vor. Estoy adentro. Me van a
ascender. Es la única razón para que algo como esto esté sucediendo.
Tengo que ser absolutamente perfecto en este momento. Van a buscar
cualquier debilidad para que parezca que no estoy en condiciones de
tener este puesto.
Bajo las escaleras y me arreglo la ropa. Si hubiera sabido en lo que
me estaba metiendo, me hubiera puesto algo más impresionante. La
familia te juzgará por todo, desde tu cónyuge hasta los malditos
zapatos que calzas.
Bajo al nivel inferior y veo una fila de guardias frente a la sala de
reuniones más cercana. Se hacen a un lado en el momento en que me
ven, en lugar de tener que esperar a que Sven o alguien me venga a
buscar, se me permite entrar directamente.
Empujo la puerta y Sven se acerca en cuanto me ve. La mirada
intensa en su rostro me hace saber que tenemos problemas.
—Kaja. Ven, déjame ponerte al día. No podíamos esperar a que
llegaras.
—¿Quién diablos es éste?—oigo decir a alguien desde la mesa.
Miro por encima del hombro de Sven para ver quién es, pero Sven
se mueve frente a mí, así que no le presto atención al hombre que está
detrás de él.
—Mantén la calma, Kaja. Marko te ha nombrado Bratok a cargo de
las armas pequeñas. Dice que es interino mientras deciden qué hacer
con Katarina. No lo es, si superas esto, estás dentro. Pero te pondrán a
prueba. ¿Lo entiendes? —Sus ojos helados me mantienen pegado al
lugar. Asiento con la cabeza.
Estoy listo para esto, he estado trabajando para esto durante años.
—Ya te he dicho quién es Kaja—dice Marko desde donde está
sentado en la cabecera de la mesa con una mirada exasperada en su
rostro.
—¿Qué está haciendo aquí? No quiero que nadie que no sea
miembro escuche de lo que estamos hablando. Confío en ti y en tu
familia, ¿y esto es lo que obtengo a cambio?
Sven se inclina hacia mi espacio y susurra para que solo yo pueda
escuchar:
—Ese es el capitán Elias. Está en el departamento de policía local.
Registro la información, pero no reacciono.
—¿Estás cuestionando lo que hago con mi familia y mi negocio?
—Marko se inclina hacia adelante en su sillón. Manteniendo sus ojos
pegados al hombre que tiene un problema conmigo estando aquí.
—Sí, creo que podría. Todo el mundo sabe la mierda que el señor
Vavra pudo conseguir. Tiene códigos e información pertinente de las
familias de todo el puto país. Pudo hacer que personas de tu familia
os delaten. Ya no puedes protegerme, así que ¿por qué no debería
estar buscando protegerme a mí mismo? Eso es un maldito buen
negocio. —El hombre se inclina hacia adelante, desafiando a Marko.
Cuando el capitán de policía se acerca y recoge la botella de vino,
todos los hombres de Marko dan un paso adelante, listos para
reaccionar.
El Capitán Elias se ríe antes de servirse un trago y vuelve a dejar
la botella.
—Dile a tus matones que retrocedan, no puedes hacerme nada. Lo
sabes. Ni siquiera sé por qué decidiste traer a toda esta gente aquí.
Deberíamos haber hablado entre nosotros de hombre a hombre.
Como iguales. —El capitán toma un trago y se vuelve hacia Marko,
quien lo mira fijamente con intenciones letales. He visto esa mirada
antes y lo lamento por el capitán de policía.
Los ojos dorados característicos de Marko brillan con algo que
parece emoción antes de que una amplia sonrisa se apodere de su
rostro.
—Da, tienes razón. Retroceded todos. El señor Elias cree que
debemos hablar como iguales. —Marko se levanta de su asiento y
camina lentamente por la fila de sillas que hay. Están ocupados por
miembros leales del clan Juric u otros altos mandos que Marko había
considerado esenciales para esta conversación. Todos menos Josip,
que está aquí asegurándose de que todo sea documentado y
acordado, se levantan de su asiento junto al capitán de policía.
—¿Qué diablos estás haciendo Marko? —Los ojos del hombre se
agrandan cuando ve a Marko caminar en su dirección.
—Como deseas, hablaremos de hombre a hombre. Como iguales.
—Marko acerca una silla y la inclina para mirar directamente al
hombre antes de agarrar las patas de la silla en la que está sentado
Elias y girarlo agresivamente.
—¡Qué mierda! ¿Qué estás haciendo?
—¡Cierra la puta boca! ¡Somos iguales aquí! ¡Querías esta mierda!
¿Jesi li vrijedan? (NdelT: ¿Eres digno?) ¿Crees que solo porque tienes
tu pequeña pandilla de policías eres igual a mí? Vamos a averiguarlo.
Solo puede haber uno, así que veamos quién es el mejor hombre para
el trabajo. —Marko saca su arma, una pequeña pistola de seis tiros y
retira todas las balas.
—Marko, espera. No quise faltarte el respeto. No estaba diciendo
nada sobre...
—¡Začepi! (¡Cierra la boca!) —Marko vuelve a poner una bala en el
tambor y lo hace girar. Veo como Luka camina alrededor de la mesa y
se para detrás del oficial de policía. Qué jodidamente tonto es este
hombre que se enfrentaría al líder de la Juric Crime Family cuando
está aquí solo.
—Ahora, como dije, solo puede haber un líder aquí hoy. Si sientes
que sabes qué es lo mejor para esta situación, entonces, ve primero.
—Le entrega el arma al oficial de policía, pero el tipo Elias no la toma.
En su lugar, trata una vez más de levantarse de donde está sentado.
Luka pone una mano en su hombro para mantenerlo sentado. La
tensión en la habitación va en aumento, pero nadie dice nada.
—¿Parece que necesitas ayuda? Dopusti mi da ti pomognem (NdelT:
Deja que te ayude). Será un placer. —Marko toma el arma, la
presiona contra la cabeza del oficial de policía y aprieta el gatillo.
—¡Qué carajo! Detente, loco de mierda. ¡Solo detente! Lo entiendo,
no tienes que hacer esto. —El Capitán Elias pelea con Luka para
levantarse de la silla, pero Luka es mucho más grande y fuerte que el
hombre mayor.
—Mi turno. —Marko toma el arma y la presiona contra su cráneo
—. Sven, Luka, obojica ćete vladati zajedno. Moja posljednja želja. (NdelT:
ambos gobernaran juntos. Mi último deseo).
Mi boca se abre ante sus palabras. Supuse que tal vez había
palmeado la bala o algo así para asegurarse de que estaba fuera de
peligro. Aunque si le está diciendo a Luka y Sven que quiere que
gobiernen a la familia juntos como su último deseo, entonces hay una
buena posibilidad de que esté a punto de suicidarse para probar un
puto punto. Este hombre no solo tiene un corazón frío, está loco.
—Sí, padre—dice Luka aunque puedo ver el miedo en su rostro.
—¡Sven!—ladra Marko.
Puedo sentir la tensión saliendo del cuerpo de Sven mientras está
de pie junto a mí, inmóvil, observando cómo se desarrolla la escena.
Todavía tiene que reconocer la directiva de su padre. Puse un dedo
en su espalda y toqué ligeramente tratando de sacarlo de sus
pensamientos.
Sven asiente con la cabeza a su padre una vez y Marko se vuelve
para mirar al oficial de policía que todavía está tratando de liberarse
del agarre de Luka.
Marko mantiene los ojos abiertos.
—Za Hrvatsku. Za Obitelj. (NdelT: Por Croacia, Por la familia)
Aprieta el gatillo y un clic ensordecedor resuena en la habitación
en un silencio mortal.
—Puta mierda—suelta uno de los guardias con una exhalación.
Me siento igual.
—Ambos tenemos suerte esta vez. Tu turno. —Marko le entrega el
arma al capitán de policía, que todavía la rechaza.
—No, tú eres el jefe. Lo siento. Eres el jefe. No debería haber dicho
eso. Lo siento mucho. Por favor, perdóname. Dime qué hacer. Lo
siento mucho—grita el otrora valiente oficial de policía cuando
Marko se sienta frente a él con el arma que posiblemente podría
acabar con su vida.
—¿Qué fue eso? Soy un hombre viejo, ya no escucho muy bien.
¿Quién es el jefe? —Marko baja el arma y se inclina más hacia el
hombre—. ¿Un poco más fuerte por favor?
El hombre sigue gritando violentamente así que cuando abre la
boca para hablar de nuevo las palabras no le salen.
—¡Glasnije! (NdelT: ¡Más fuerte!) —grita Marko, ordenando al
hombre una vez más que hable más fuerte. No soy de los que se
asustan fácilmente, pero incluso salto donde estoy parado.
—¡Usted! Usted es el jefe. ¡Usted es el líder, señor Juric!—dice a
gritos el capitán de policía.
—Bien. Eso es lo que me gusta escuchar. —Marko se levanta del
asiento y presiona el arma contra la pierna del capitán de policía.
Aprieta el gatillo una vez y otro clic.
—No, no…
Marko mueve el arma a la otra y aprieta el gatillo, y una explosión
atronadora sale del arma.
—¡Ahh! ¡Mi pierna! ¡Oh Dios! ¡Mi rodilla! —El Capitán Elias se
retuerce y se revuelca en la silla y finalmente Luka lo suelta. Cae para
apretar su mano sobre la herida en su pierna.
—Bueno, deberías haberte mantenido fuerte. Estaría muerto ahora
mismo. Necesitas pelotas más grandes para hacer mi trabajo. —
Marko recoge las balas que había dejado sobre la mesa y se las mete
en el bolsillo.
—Víctor, llévalo a que le revisen esto. —Luka llama a uno de los
guardias.
—¿Jodidamente me morí? —Marko balancea su mirada asesina
sobre su hijo adoptivo.
—No.
—Entonces, ¿a quién diablos le estás dando órdenes, Luka? Hasta
que mi cuerpo esté frío en el maldito suelo, no controlas una mierda,
solo lo que te digo que controles. En este momento, esta govno
smrdljivo (NdelT: mierda apestosa) todavía tiene algo de mierda que
quiero saber. —El pecho de Marko sube y baja mientras humilla a su
hijo frente a todos nosotros—. El capitán Elias, mantendrá la presión
sobre esa herida a menos que quiera desangrarse.
El hombre que llora y sangra hace exactamente lo que dice Marko.
—Ahora, como decíamos antes de todo esto, no parece que las
armas que hemos estado suministrando sean el problema. Estás
diciendo que la fuerza policial tiene un problema con nuestras
municiones. —Marko levanta su copa y toma un sorbo de su bebida.
Aquí es donde debo prestar atención. Si voy a reemplazar a
Katarina, entonces necesito saber qué está pasando con las armas que
estamos suministrando.
—Sí. La policía ya no quiere hacer la vista gorda. —El capitán
Elias inspira profundamente antes de gemir y presionar más fuerte su
pierna—. No sabía nada sobre balas de punta hueca. Son malditos
asesinos de policías. No podemos ignorar eso.
Sven me mira antes de empujarme hacia adelante. Estoy tan
acostumbrado a no hablar, como Vor no tenía nada que decir a menos
que alguien me hiciera una pregunta directa, pero aquí Marko espera
que pueda mantenerme firme.
—¿Estamos seguros de que son nuestras?
—¿Quién carajo más está inundando la puta ciudad con esta
mierda? Tenemos a todos los demás encerrados, vosotros sois el
único jodido distribuidor. Al menos a este volumen. —El policía baja
la voz cuando Josip se acerca un poco más a él. Está rodeado de
enemigos en este momento. Es inteligente que aprenda a moderar su
voz.
—Eso es lo que tenemos que averiguar. Kaja trabajará en el origen
de estas balas, porque, que sepamos Katarina no vendió esas balas.
Lo averiguaremos, hasta entonces no haremos más tratos.
—Está bien, ¿y qué hacemos con las que ya están en la calle?
—¿Tu maldito trabajo? ¿Qué tal eso?—responde Sven.
Marko asiente con la cabeza.
—Luka, ahora a este pedazo de mierda le pueden mirar la puta
pierna. Huele como si se hubiera meado encima. Kurac od ovce
(NdelT: Marica inútil).
Puede que el pobre policía no sea un inútil, pero en este momento
eso es todo lo que es para Marko. Luka y uno de los guardias lo
ayudan a levantarse y salir por la puerta.
—Todos aquí saben lo que tienen que hacer. Lo último que
necesitamos es que los malditos policías husmeen a nuestro
alrededor. Adelante—ordena Marko, algo más debe haber sido
discutido antes de que yo llegara—. Kaja, ven a tomar asiento.
Tenemos mucho de qué hablar, ¿no crees?—grita Marko, pero no
levanta la vista. Todos los demás comienzan a moverse, ya sea
saliendo o tomando asiento en la mesa para hablar entre ellos. Tomo
la silla vacía al lado de Marko y Josip se levanta, sentándose al otro
lado.
—Supongo que Sven te hizo saber cuál es la decisión temporal.
—Sí, señor, me dijo que por ahora me haré cargo por Katarina.
Marko se recuesta y me mira.
—Da, es cierto. Creo que necesitas más tiempo. No lo tenemos.
Controla esto y te aceptaré. Con el título viene la responsabilidad, si
jodes esto, te acabaremos. Tienes una oportunidad, ¿lo entiendes?
—Sí, señor. Gracias por la oportunidad—le digo de inmediato,
tratando de mostrar mi respeto y gratitud.
—Veo lo comprometido que estás, pero necesito estar seguro antes
de dejarte entrar. Haz esto y no tendré ninguna duda. —Asiente una
vez antes de despedirme.
Sven se acerca para hablar con su padre, pero sé que por ahora no
me dirá nada más. No necesito más información de todos modos. Sé
lo que tengo que hacer y estoy ansioso por finalmente empezar.
 
Capítulo 7

Sabina
 

Terminé volviendo a la cama después de que Kaja se fuera. Eso


es generalmente lo que hago cuando él no está aquí. Duermo, dibujo,
canto y espero. Esa es mi vida.
Las palabras de Stephan me persiguen cada segundo que estoy
despierta y, para colmo de males, no tengo idea de dónde está.
No es propio de él pasar más de un día sin ver cómo estoy. Puede
que me ponga nerviosa, pero sé que mi hermano me quiere.
Entro en la oficina de Kaja no necesariamente buscando algo, sino
algo que hacer. He estado en su oficina un millón de veces. En su
mayor parte, es muy poco lo que me oculta, por lo que nunca tengo la
necesidad de husmear. Además, no hay nada para que husmee.
Camino alrededor de su escritorio y veo que hay algunos papeles y
facturas en el escritorio. Debajo de los papeles hay lo que parece un
número de teléfono escrito a mano por una mujer.
—¿Qué diablos es esto? —La rabia arde en mis entrañas y
empiezo a escuchar la advertencia de mi hermano más fuerte en mi
mente. Levanto más páginas, pero no veo nada más que me haga
pensar que algo está pasando. Aunque eso no significa que no haya
nada más. Abro todos los cajones y reviso la computadora, pero no
veo nada fuera de lo normal.
Me doy la vuelta en la habitación y evalúo el desastre que acabo
de hacer. No le va a gustar. En mi segunda vuelta veo la caja fuerte de
la pared. Nunca he revisado allí adentro y sobre todo nunca he
querido hacerlo. Estoy segura de que, si tuvo que encerrar algo, es
algo con lo que no necesito estar jugando. Ahora, después de ver este
papel, estoy empezando a pensar que tal vez él tiene algo en esa caja
fuerte que necesito saber.
Me acerco a la caja fuerte y empiezo a jugar con la cerradura. No
sé la combinación, pero sé la mayoría de su información. Somos una
pareja casada sin papeles. Intento con los números habituales, su
cumpleaños, mi cumpleaños, código postal, y hasta ahora nada
funciona. Después de intentar durante unos veinte minutos, decido
usar los últimos cuatro dígitos de su número de teléfono y,
efectivamente, la caja fuerte se abre.
Salto de la emoción un buen rato antes de abrir la puerta. En el
interior veo pilas de dinero en efectivo, dos armas, papeleo y lo que
parece una pequeña caja. El dinero en efectivo y las armas son
normales para mí, pero no sé cuál es el papeleo o la caja.
Saco el papeleo y veo que tiene que ver con las propiedades frente
al mar que posee en California y Washington. Sé a cerca de ellas, pero
no tenía ni idea de que valían tanto dinero… millones.
Tendría que hablar con él sobre eso más tarde, pero ahora mismo
no me preocupa. Deslizo los papeles de nuevo en la caja fuerte y me
estiro para sacar la pequeña caja. Una rana se me mete en la garganta
en el segundo en que mi mano toca la pequeña tapa de terciopelo
negro, solo hay una razón para que alguien tenga una caja como esta
escondida. Es un anillo.
—¡Oh mierda, oh mierda, oh mierda! —Sé que no debería mirarlo.
Dije que no iba a presionarlo, pero está justo aquí. Sólo quiero echar
un vistazo. Saco la caja repentinamente pesada y levanto la tapa.
Respiro hondo cuando veo el diamante en forma de lágrima ubicado
en el estuche. Sabía que jodidamente me amaba.
Miro alrededor de la habitación una vez más y veo la destrucción.
Maldita sea, hice todo esto debido a mis tontas inseguridades. Me
siento como una idiota. Rápidamente devuelvo el estuche a la caja
fuerte y la cierro. Me apresuro a limpiar todo tratando de asegurarme
de volver a colocarlo de la misma manera en que lo encontré.
Una vez que termino con eso, me apresuro a volver a la habitación
para encontrar el atuendo más cachondo que tengo. He sido un poco
idiota últimamente y creo que es hora de que le demuestre a Kaja
cuánto lo aprecio.
***
Saco un body de encaje rojo, medias de red hasta los muslos,
liguero y zapatos negros de charol como mi arma preferida. Voy a
mostrarle a Kaja exactamente por qué debería pasar más tiempo
conmigo. Le preparo una cena maravillosa y la dejo calentándose
bajo la lámpara de la cocina. Debería estar en casa pronto y no puedo
esperar a ver su reacción cuando vea todo esto.
Mi teléfono vibra en la encimera y corro hacia él esperando que
sea Kaja avisándome que está de camino a casa.
Me desilusiono cuando veo que es Stephan. Estoy feliz de que
finalmente se reporte, pero no quiero hablar con él. Quiero estar
hablando con mi hombre. Deslizo el ícono para contestar la llamada.
—Stephan, mira, estoy un poco ocupada ahora…
—La cagué, Sabina. La cagué mucho. Necesito ayuda. Por favor,
ayúdame. —La voz de Stephan suena rápidamente y puedo escuchar
que está llorando a través de la línea telefónica.
Mi corazón se aprieta en mi pecho y se siente como si una barra de
acero se erigiera en mi columna.
—¿Qué está mal? ¿Qué está pasando? ¿Dónde estás?—pregunto
ahora igual de frenética.
—Estoy en Blue Tuff. —Antes de que Stephan pueda decir algo
más, le quitan el teléfono y escucho que alguien más se lo pone en la
oreja.
—¿Quién carajo eres? ¡Lo juro por Dios, no sabes con quién
mierda te estás metiendo! ¡Si lo tocas te mato! ¡Déjalo en paz!—le
grito al teléfono.
—Sé exactamente quién eres y quién es tu novio, Sabina. Lo que
está bien está bien y tu hermano no está bien. Lo voy a matar. Solo
pensé en darle la oportunidad de despedirse. —El hombre está
tranquilo en la línea como si el sonido de mi hermano y yo llorando
no le hiciera nada.
Escucho un fuerte golpe en la línea. Mi hermano grita por piedad
después de cada golpe.
—¡Espera! ¡Por favor! ¿Qué quieres? Te lo daré. —Tengo que
sacarlo de esto. Es mi hermano, no sé en qué clase de mierda está
ahora mismo, pero necesito ayudarlo.
—Tu hermano ha estado acumulando una cuenta y me ha llamado
la atención que no tiene forma de devolverlo. O me paga en efectivo o
me paga con su vida. Ese es el trato. No puede pagar en efectivo, así
que le quitaré la vida a cambio. Eso ni siquiera comienza a compensar
las pérdidas. Tendré que divertirme con él primero. Siempre he
querido ver cuánto tiempo puede vivir una persona cuando están
ardiendo. ¿Diez minutos? ¿Dos? No lo sé, pero tu hermano me va a
ayudar a experimentar. —El hombre se ríe y tengo que taparme la
boca con la mano para no soltar un gemido. Va a quemar a mi
hermano hasta la muerte. No puedo soportar eso.
—¿Cuánto debe?
—¿Disculpa?
—¿Cuánto te debe?—le grito al teléfono.
—Digamos diez mil dólares.
Casi vomito allí mismo. ¿De dónde mierda voy a sacar diez mil
dólares ahora mismo? Mi mente va instantáneamente a la caja fuerte.
No es mi dinero, pero Kaja lo entenderá. Tiene que hacerlo, es mi
hermano.
—¿Dónde lo llevo? —Pateo mis zapatos en dirección a mi armario
antes de sacar el conjunto más cercano que puedo encontrar. Un
vestido de verano que llega justo debajo de mis rodillas. Lo tiro sobre
lo que tengo puesto y espero a que el hombre me diga dónde quiere
que me reúna con él.
—Puedes venir al Blue Tuff. Mmm, tengo que decir que estoy
sorprendido de que incluso pierdas tu tiempo con este bastardo. No
es más que una pérdida de espacio.
Me pregunto si cree que él diciendo eso me hará abandonar a mi
hermano,
—Lo que sea, simplemente no lo toques hasta que llegue.
—De acuerdo. —Dicho esto, el hombre cuelga el teléfono y vuelvo
corriendo a la oficina de Kaja. Abro la caja fuerte y saco una pila de
dinero en efectivo. Cuento lo que necesito y salgo corriendo de la
casa. Kaja se va a enojar, pero tiene que entender. Después de todo, él
siempre dice que la familia es lo primero.
***
El viaje al bar y parrilla Blue Tuff es largo, pero termino llegando
allí sin tener un colapso emocional en el coche. Cuando me acerco a la
puerta, un hombre grande se interpone en mi camino y extiende las
manos como si estuviera a punto de cachearme.
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? No pongas tus malditas
manos sobre mí.
—Bueno, ¿no eres un petardo? Lo siento, cariño, no entrarás aquí
a menos que me asegure de que no tienes un arma. Cuanto más me
hagas esperar, más pedazos de tu hermano cortarán.
Mierda.
—Hazlo. —Me muevo hacia adelante y el hombre desliza
lentamente sus manos sobre mi cuerpo teniendo especial cuidado de
pasar más despacio entre mis piernas y debajo de mis senos.
—Estás bien, entra. El jefe te está esperando.
Paso junto al hombre y entro en el bar bastante concurrido. Hago
lo mejor que puedo para mantener mis ojos en tantas personas como
puedo. Todos parecen estar aquí para pasar un buen rato, pero no
puedo estar segura. Otro hombre corpulento con un traje
completamente negro aparece frente a mí y me señala un tramo de
escaleras que suben. Vacilo, pero las palabras que me dijo el primer
guardia todavía resuenan en mi mente. Rápidamente sigo la
dirección que está señalando y subo las escaleras. Hay una pesada
puerta acolchada en la parte superior de la escalera y cuando la abro,
lo primero que oigo son los gritos de Stephan.
—¡Stephan! ¿Dónde estás? —Entro corriendo cuando otro guardia
se interpone en mi camino y me detiene.
—Oh, viniste. Me estás sorprendiendo en todo momento. —Un
hombre alto con pantalones negros y una chaqueta deportiva gris
carbón se vuelve hacia mí. Extiende su mano para que se la estreche,
pero preferiría meter mi mano en la boca de un tiburón que tocar a
cualquiera de estos bastardos en este momento.
Mis ojos recorren a mi hermano que está atado a una silla sin
camisa y sangre manando de su cabeza y cuello. ¿Qué demonios le
han estado haciendo?
—Entiendo. Supongo que no estamos en los mejores términos en
este momento. Soy Pavel. Tu hermano ha sido un fiel cliente mío
durante años. No es el mejor jugador, pero es divertido tenerlo cerca.
Suspiro y miro hacia otro lado.
—Mira, tengo tu dinero, suéltalo y podemos irnos de aquí.
—Muéstrame. —Pavel se mete una mano en el bolsillo. No hay
tensión en su postura. Está parado allí como si estuviera esperando
que apareciera un autobús o algo tan mundano como eso.
Saco el fajo de billetes y se lo muestro.
—Genial, estoy feliz de que seas una mujer de palabra. —Mira el
dinero antes de sacarlo de mi mano—. Suéltalo—ordena a su guardia.
Se acercan y lo sueltan.
—Oh, gracias a Dios, Sabina. Sabía que vendrías por mí.
Simplemente lo sabía. —Stephan gatea hasta donde estoy y abraza
mis piernas. Tengo que bloquear mis músculos para evitar patearlo.
Estoy tan jodidamente cansada de que me meta en una mierda,
debido a su incapacidad para controlarse.
—Muy bien, ahora que hemos terminado. Vámonos, Stephan.
—Sí, creo que tienes las cosas un poco equivocadas. Seguro que su
capital ha sido pagado, pero nos prometieron una compensación por
las molestias. —Pavel se acerca a mí y sus ojos recorren mi cuerpo
dejándome saber exactamente de qué tipo de compensación está
hablando.
—¿Qué carajo? —Miro a Stephan, que mira a Pavel como si le
fuera a salir una segunda cabeza.
Stephan se pone de pie y se para frente a mí.
—Pensé que eso era si no pagaba. Dijiste...
—Hiciste un trato y ahora tienes que lidiar con eso. Parece que tu
hermana estará genial frente a la cámara.
—¡Qué carajo!—grito en voz alta y me alejo de Stephan.
Se da la vuelta y niega con la cabeza.
—Hermana, no tuve otra opción. Es solo una vez, él dice que no
está a la venta, solo para su uso personal.
—Stephan de qué estás hablando, porque por lo que tengo
entendido quieren que haga algo frente a una cámara.
—Sería sólo una vez.
Sigo sin entender.
—¿Qué es lo que quiere?
—Él sólo quiere divertirse un poco contigo. —Stephan se mira los
pies mientras lo admite.
Tengo que reírme, ¿mi propio hermano puso mi coño como
garantía? No puedo creer esta mierda. Eso no va a suceder y ahora,
en lugar de salir de aquí, voy a tener que hacer algo que no quiero
hacer. Tengo que llamar a Kaja.
No sé quién es realmente este tal Pavel, pero está a punto de
descubrir que se está metiendo con la mujer del hombre equivocado.
 
Capítulo 8

Kaja
 

Cuando salgo de la pequeña capilla para bodas, veo que una


gran parte de los coches que estaban aquí antes se han ido. Hay una
persona allí que no vi abajo.
Matej está parado en el borde de la propiedad fumando un
cigarrillo claramente esperando a alguien.
El hombre parece haber visto días mejores. Todavía está
físicamente bien, pero puedo ver las bolsas debajo de sus ojos y la
sonrisa habitual que usa no aparece en su rostro.
Dudo en acercarme a él. Debe estar molesto por el hecho de que le
quité el puesto de Bratok (NdelT: hermano) a uno de sus mejores
amigas.
Cuando me ve, asiente una vez en mi dirección y me hace señas
para que me acerque.
—Matej—digo, pero mantengo un poco de distancia en caso de
que esté más molesto de lo que parece.
—Kaja, eres mi hermano, si no por sangre, por lealtad. No estoy
molesto porque Marko te eligió para ser el nuevo Bratok. Sé que no
hay mejor opción— dice Matej. Me aseguro de mantener contacto
visual con él para ver si está siendo sincero.
—Gracias, Matej. Eso significa mucho. —Él asiente y tiro de él en
un abrazo de hermano antes de retroceder de nuevo—. Te ves como
una mierda. ¿Está todo bien?
—Sí, Kat está pasando por un momento muy difícil. Eso me está
golpeando más fuerte de lo que me gustaría. Sin embargo, no es para
eso que estoy aquí. Vine a hablar contigo sobre tu cuñado. —Se pasa
la mano por el pelo con las puntas endurecidas.
Está nervioso, ¿qué diablos podría haber hecho Stephan para
ponerlo nervioso?
—Todavía no soy su cuñado, pero ¿qué está pasando?
—Él ha estado apostando mucho en el circuito clandestino. Se ha
hecho amigo de algunas caras nuevas, pero creo que se está metiendo
demasiado. Ese chico es una mala apuesta para que lo maten—me
advierte Matej.
Lo escucho, pero a una parte de mí no le importa. Ya le advertí
que no lo rescataríamos para siempre. Si esta es la cama que ha
elegido hacer, entonces debería acostarse en ella.
—Gracias, pero no es asunto mío.
Trato de alejarme pensando que la conversación ha terminado,
pero Matej me agarra del brazo para detenerme.
—Debería serlo, todos saben quién eres y me preocupa que
encuentren una manera de usarlo para llegar a ti. Como nuevo
Bratok, debes preocuparte por todos los que están relacionados
contigo. Marko solo necesita una maldita cosa para exiliarte o algo
peor. —Suelta mi brazo y espera a que entienda.
—Te entiendo. Me aseguraré de reunirme con Sabina y su
hermano para asegurarme de que ambos sepan cómo la vida está a
punto de cambiar.
—Buena suerte con todo. Avísame si me necesitas. Felicidades de
nuevo. —Él se da la vuelta y se aleja con los hombros caídos hacia
adelante. La destitución de Katarina realmente lo ha destruido. No
quiero eso para ninguno de ellos, pero más aún no lo quiero para mí.
***
Sabina no está en casa cuando vuelvo.
En el momento en que abro la puerta, sé que ella salió corriendo
de aquí, ya sea enojada o apurada.
—Diablos. —Hay porquería por todas partes. Usualmente tengo
una mucama que viene una vez por semana a darle una buena
limpieza a la casa y eso dura toda la semana. Parece que voy a tener
que llamar a la criada a principios de esta semana.
No es propio de ella salir por mucho tiempo, pero tampoco es
propio de ella si sale no decirme adónde va.
Después de esperar a que regrese durante unos veinte minutos,
empiezo a ponerme nervioso.
Finalmente mi teléfono suena y veo aparecer su nombre. Respiro
aliviado hasta que contesto la llamada y escucho su voz.
—Lo siento mucho, Kaja. Necesito tu ayuda. Pensé que podría
manejarlo por mi cuenta.
—¿De qué estás hablando? ¿Dónde estás? —Mi ansiedad se eleva
a picos peligrosos.
—Estoy en un bar llamado Blue Tuff. Quieren que haga... cosas,
cosas sexuales.
Mis oídos comienzan a zumbar y siento que mis palmas sudan.
—¿Cuántos son?—gruño.
—Demasiados—susurra.
—Si es tan amable, estoy seguro de que él y yo podemos llegar a
un acuerdo. Esto no tiene por qué terminar en un derramamiento de
sangre.
Oigo hablar a un hombre al otro lado de la línea, pero no sé quién
es. ¿Quién mierda se creen que son para pedir hablar conmigo y por
qué se meten con mi mujer para hacerlo?
—Ponlo al teléfono—le digo con los dientes apretados.
Hay un poco de confusión y luego el hombre se pone al teléfono.
—¿Kaja Horvat, supongo?—dice el hombre con un aire de
confianza. Él sabe quién soy. Mierda Matej tenía razón.
—¿Quién carajo eres?
—Pavel, solo soy un humilde empresario y dueño de un bar. He
tenido algunos éxitos en la escena del juego y eso es lo que nos une.
Parece que tu cuñado, Stephan, acumuló una deuda considerable.
Uno que tu mujer ha pagado, desafortunadamente hay otros pagos
que necesitan ser discutidos a los que Sabina no está muy abierta. Tal
vez quieras venir y convencerla. No quiero que pase nada, debido a
esta falta de comunicación. —El hombre habla como si estuviera
frente a un salón de clases de la Ivy League dando una conferencia.
Es odioso y al instante no puedo soportarlo.
—Estaré allí en quince minutos.
—Genial, asegúrate de venir solo. Si me siento amenazado, le
dispararé y la tiraré por la puerta antes de que llegues a mí. En este
momento ella no tiene ningún valor.
Cuelgo el teléfono después de su advertencia. La ira y el miedo
que se acumulan en mi pecho ya no se centran en él, sino en Sabina.
Ella lo había sacado del apuro.
Sabina fue a mis espaldas y ayudó a su hermano a pesar de que
hemos estado hablando sobre esto. Ella me había mentido, lo que me
ha puesto en una posición en la que no quiero estar.
Debería estar más preocupado por el hecho de que ella está en
peligro, pero todo en lo que puedo pensar es en cómo esta perra me
hizo quedar como un tonto.
 
Capítulo 9

Kaja
 

Veo mi coche en el estacionamiento del pequeño bar cuando


llego al lugar y por dentro, aunque no quiero admitirlo, todo se siente
como si se estuviera desmoronando.
—¿Quién eres?
—Trae a tu jefe y a mi mujer aquí, ahora—ordeno y entro en el
espacio del guardia. No tengo ningún problema en volarle la cara a
este bastardo. Testigos o no, no tengo tiempo para esta mierda.
—Kaja, ¿estoy asumiendo?—dice el hombre de negro.
—Lo sepas o no, de cualquier manera, vete a la mierda—le gruño.
—Ven por aquí. —Sigo al hombre al club y examino el área, pero
no veo mucho más que los clientes típicos. Nada que parezca una
amenaza.
Subimos una pequeña escalera y me dirige a lo que parece una
puerta acolchada. La abro y en el momento en que veo a los tres
hombres en la habitación reteniendo a Sabina, saco el arma. Los
tontos hijos de puta ni siquiera me revisaron antes de dejarme entrar.
—No, no hagamos eso. Te dije lo que haría si me sintiera
amenazado. ¿Pensé que toda la gente de Juric tenía algo sobre
proteger a la familia? Tu primer día como Bratok y vas a perder a tu
mujer y a un hermano, todo en el mismo día. No muestras grandes
cualidades—dice y se encoge de hombros. Este imbécil me tiene
fichado. No sé cómo sabe toda esta información, pero mi primer
pensamiento es Sabina. Ella me había delatado.
Guardo el arma y todos los demás hacen lo mismo.
—Buen hombre. Solo quiero llegar a un entendimiento. La mitad
del trato ya está hecho, pero la segunda parte está teniendo un
pequeño contratiempo.
Pavel, había dicho que era su nombre cuando hablé con él por
teléfono, es tan desagradable en persona como pensé que sería.
—Suéltala.
—No puedo, es mi pago. Se hizo una apuesta, se la ofreció a ella
como garantía. La apuesta se perdió. Ves bien mi problema. Eres un
hombre de negocios, sabes que no puedo dejarla ir. Eso es no va a
funcionar para nadie.
Mis ojos se mueven hacia Stephan, quien ni siquiera se molesta en
mirarme a los ojos. Maldito cobarde.
—No sabía que esto iba a pasar, Kaja—dice Sabina.
—¿Tú lo ayudaste?—le pregunto. La respuesta que salga de su
boca será el último clavo en el ataúd.
—Sí. Lo he estado ayudando.
Terminé. Ella está jodidamente terminada para mí.
—Ella lo ayudó mucho hoy. Por una suma de diez mil dólares—
dice Pavel.
¿Diez mil dólares? Sé cómo son las finanzas de Sabina. Nunca le
niego nada, pero ella no tiene un trabajo donde pueda obtener esa
cantidad de dinero. Me contó sus hazañas cuando era más joven
robando casinos, pero también me dijo que no había hecho eso en
años. ¿De dónde diablos sacó diez mil dólares?
—¿De dónde sacaste el dinero?—le pregunto no queriendo que
Pavel sepa que ha tocado un nervio, sino que necesito saber la
respuesta.
Se muerde el labio y una lágrima gorda sale de su ojo.
—La caja fuerte. ¡Iba a devolverlo, solo necesitaba salvarlo! —Su
voz sube de tono, pero apenas puedo escuchar las jodidas palabras
que está diciendo.
La mujer no solo me ha estado mintiendo, sino que también es
una jodida ladrona. Me robó. He matado gente por mucho menos,
¿por qué Sabina debería ser diferente?
Apenas puedo soportar verla. Cada gota de respeto y necesidad
que había sentido por ella se ha ido. Ella es todo lo que no puedo
soportar, pero aquí estoy tratando de convencer a este pedazo de
mierda de que debería dejarla ir.
—Te dieron el dinero, ¿qué mierda más quieres? Déjalos ir.
—Quiero a tu mujer—responde Pavel con indiferencia—. Ella
tiene un aspecto bastante caliente, no es frecuente que tenga la
oportunidad de follarme a la mujer de un miembro de alto rango de
la familia criminal Juric. Aunque estoy seguro de que después de esta
noche, ya no tendrás esa posición. Marko estará obligado a
encontrarte deficiente después de tal exhibición. ¿Cómo se puede
confiar en ti para administrar toda una rama de su negocio y familia
cuando ni siquiera puedes proteger a tu mujer? —El hombre me
sonríe y todo lo que quiero hacer es borrar esa sonrisa arrogante de
su rostro, pero no solo me superan en número, tiene toda la razón.
Una cosa es si nosotros hacemos algo a nuestras mujeres como
disciplina, pero que un miembro externo lo haga me debilita. He
trabajado para este puesto durante años y de alguna manera este
bastardo lo sabe todo.
¿Cómo?
—¿Qué es lo que deseas?
—Ya te lo he dicho.
Suspiro y aprieto mis manos a mi lado.
—Pun Kurac (NdelT: Gilipolleces) . Si eso es lo que querías, no le
habrías permitido llamarme. Quieres algo más, ahora terminemos
con esta mierda y dime qué es lo que realmente quieres.
Vuelve a sonreír y con una señal hace que su guardia traiga un
mapa y algunos papeles.
—Sabía que sería mejor tratar de hablar contigo primero. Por lo
que me dicen mis asociados, eres muy afortunado de haber adquirido
bastantes propiedades inmobiliarias de primera calidad,
específicamente una propiedad cerca de Bandon.
—¿Oregón?—pregunto en estado de shock, ese lugar está muy
cerca de algunos lugares populares, por lo que no hay mucho
contrabando allí. Demasiado fácil de ser atrapado.
—Sí, eso es correcto. Quiero alquilártela.
—¿Alquilármela? ¿Por qué directamente no comprarla? —No
estoy viendo su juego final. ¿De qué sirve pedir prestado algo cuando
puede decir que lo quiere sin rodeos?
—Bueno, así como fue bastante fácil para mí encontrar la
información sobre las propiedades inmobiliarias que posees, sería
igual de simple para otros descubrir eso sobre mí. Prefiero que mi
negocio se mantenga en secreto.
Me entrega el contrato de arrendamiento que describe todo. Otro
hombre se acerca y antes de que pueda preguntarle quién es, Pavel
habla.
—Este es mi abogado, solo quiero que sepas que todo va bien.
Miro el papel y, por supuesto, no sé lo que significa la mayor
parte, pero lo firmo de todos modos. Cuando mate a este bastardo,
recuperaré la mierda de todos modos.
—Perfecto. Ahora, estoy feliz de haber podido hacer negocios
contigo. Tú y tu familia podéis iros. Estaré en contacto.
—Es mejor que lo creas.
Una vez que todos los guardias se alejan de Stephan y Sabina,
corren y se ayudan mutuamente a salir de la habitación.
—¿Eres nuevo aquí, en la ciudad quiero decir? —Miro al hombre
que acaba de extorsionarme con éxito.
—Sí. Y si estás a punto de amenazarme. Tal vez mejor te lo
guardas. Sé exactamente para quién trabajas, y tal vez sea hora de
que te des cuenta de que la familia Juric, ya no es lo que era. Esa
pequeña temporada con los secuestros demostró todo a quien le
importa dónde están vuestros puntos débiles. Como dije antes, ha
sido un placer hacer negocios contigo. —Él me sonríe.
Odio no tener más remedio que darme la vuelta y marcharme
como un perro azotado, con el rabo entre las piernas. Odio que este
hombre al que nunca he conocido en mi vida parezca tener tanta
información sobre mí. Por encima de todo, odio el hecho de que la
única mujer en la que he confiado toda mi vida resulta ser una
maldita serpiente. Fui suave con ella. La dejé entrar, porque pude ver
la fuerza y el fuego dentro de ella. La dejé entrar, porque quería ser
algo más que un asesino. No más. Ahora ella verá qué tipo de
hombre soy.
 
Capítulo 10

Kaja
 

Mi teléfono vibra en mi bolsillo por segunda vez desde que estoy


aquí. Sven o Luka probablemente estén tratando de averiguar qué
voy a hacer con la afluencia de municiones letales en la calle. Debería
ocuparme de eso en lugar de preocuparme por una mujer traicionera.
—Te juro que no sabía que eso iba a pasar, Kaja.
Agarro la muñeca de Sabina y la arrastro hacia mi coche.
—¡Oye! Suéltame. —Ella trata de alejarse de mí, pero la agarro con
más fuerza—. ¡Kaja, me estás sujetando demasiado fuerte!
—Oye, hermano, suéltala—dice Stephan desde su lado. El solo
sonido de su voz me lanza a una furia asesina.
La suelto solo para abalanzarme hacia él. Mi puño se levanta y lo
derribo con una fuerza que estoy seguro podría atravesar el concreto.
Siento sus pómulos crujiendo bajo mis puños. Él hace todo lo
posible para bloquear el ataque, pero no hace nada para detenerme.
—¡Kaja! ¡Detente! ¡Por favor! —Sabina llora detrás de mí, tirando
de mi camisa y agarrando mi hombro para alejarme de su hermano.
Una de sus uñas araña mi nuca y mi atención de repente cambia del
hijo de puta en el suelo debajo de mí, a la mujer que araña en mi
espalda.
Giro a la velocidad del rayo y agarro su garganta lo
suficientemente fuerte como para que sus pies raspen el suelo
mientras la empujo hacia atrás.
—Quítame las malditas manos de encima. Debería romperte todos
los malditos huesos de tu cuerpo por enfrentarme. ¿Con quién crees
que estás jodiendo? —Ella araña mi mano, saliva y mucosidad
saliendo de su nariz y boca.
—Kaja. —Su voz es apenas audible, un susurro estrangulado.
Nada como la voz que he llegado a anhelar.
Justo cuando sus ojos comienzan a ponerse en blanco, la tiro al
suelo como si fuera basura.
Eso es exactamente lo que es ella. Basura.
—¿Cuál es tu maldito problema?—pregunta Stephan desde dónde
está en el suelo. Un lado de su cara ya se está hinchando como si
tuviera dos pelotas de golf implantadas debajo de la piel.
—Ne razgovaraj sa mnom (NdelT: No me hables). No quiero
escuchar una puta palabra de esos labios que escupen veneno. Tú
hiciste esta mierda. Puede que tu hermana no haya sido lo
suficientemente fuerte, pero escucharás mis jodidas palabras. No me
importa si te clavan un clavo de ferrocarril en el culo por las deudas
que tienes, no obtendrás nada de mí. Ahora vete a la mierda.
Me giro para mirar a Sabina que sigue en el suelo. Su vestido está
subido para mostrar un par de pantimedias sexys con agujeros y una
especie de liga. Ella vino aquí para follarlos. No puedo creer que haya
estado tan ciego.
—Levántate. Arréglate. Eres un jodido desastre. Métete en el
coche.
—No, no iré a ninguna parte contigo. No mientras estés así. —Se
aleja caminando hacia atrás.
—Sabina, ¿crees que tienes una maldita opción en el asunto?
Métete en el puto coche, ahora antes de que te ate al maldito techo
como un mueble. —Paso por encima de ella como si fuera un condón
desechado y espero a que se levante. Cuando no lo hace, el último
hilo de paciencia que tengo se evapora y me abalanzo sobre ella.
—Dije que te levantaras. —Agarro su tobillo y tiro de ella hacia
mí. Ella patea y grita, pero solo agarro sus piernas hasta que llego a
su cintura donde la tiro sobre mi hombro y la meto como una muñeca
de trapo en el asiento trasero.
—Espera, ¿qué pasa con Stephan? Está herido, no puedes
simplemente dejarlo ahí—gime ella desde el asiento trasero.
—Si ese bastardo toca mi coche, lo atropellaré y me aseguraré de
que escuches cuando su maldita cabeza explote como una calabaza.
Está muerto para ti, Sabina.
Ella solloza y trata de obligar a su cuerpo a recuperarse.
—No hay nada que puedas decir que me haga olvidar a mi
hermano.
—¿No? ¿Misliš? (NdelT: ¿Seguro?) Apuesto a que lo harás.
Apuesto a que cuando termine, podrás arrojar gasolina sobre el
cadáver en llamas de tu hermano.
Su boca se abre por la sorpresa, pero no me molesto en continuar.
Pongo el coche en marcha y salgo dejando a Stephan tirado en el
suelo roto y sangrando.
Todo en mí quiere dejarla allí con él. Quiero lavarme las manos de
ambos, pero la defendí. Había proclamado a todos los que
jodidamente escucharan que era una mujer muy buena solo para que
me traicionara. Si la dejo ir ahora, la familia sabrá que no tomo
buenas decisiones, pero mantenerla cerca hace que mi boca se llene
de bilis ácida. No tengo con quién hablar sobre esta situación, pero sé
cuál sería el consejo.
Castigo.
Si no puedo matarla y no puedo dejar que se vaya, la única opción
que me queda es castigarla. Hazla sentir tan carne viva y asqueada
como me siento ahora mismo.
Cuando comencé una relación con Sabina, quería que ella me
quisiera. Una profunda necesidad dentro de mí ansiaba su deseo.
Ahora voy a hacer que desee no haberme visto nunca en ese juego
clandestino de póquer.
Apuesto a que desearía volver a estar atada a la cama bajo el
gobierno de Félix. Sabina podría haberme enganchado para que fuera
un tonto por ella, pero ahora tengo los ojos bien abiertos y la veo
como realmente es… una apuesta que salió mal.
 
Capítulo 11

Sabina
 

No creo haber visto a Kaja tan enojado antes, especialmente


conmigo. Sé que el hombre es peligroso y está acostumbrado a hacer
las cosas a su manera, pero nunca centró su brutalidad en mí.
El viaje en coche es silencioso, pero al menos no me golpea.
Detiene el coche en la casa, pero no se molesta en dar la vuelta
para dejarme salir.
—Vamos.
—¿Qué?
—¿Estás jodidamente sorda? Dije, ¡Vamos! Mete tu culo mentiroso
en la casa.
Me enfurece, pero sé que éste no es el lugar para tener una pelea.
No en un espacio tan reducido. Abro la puerta y entro en la casa a la
que he llamado hogar durante el último año.
Lo escucho salir del coche y seguirme dentro de la casa. En lugar
de subir las escaleras y esconderme debajo de las mantas como
quiero, decido que es el momento de tener esa pelea. He pasado por
demasiada mierda para que me trate así cuando no tenía otra opción.
¿Qué esperaba que hiciera yo? Stephan es mi hermano. Tenía que
ayudarlo.
—Tenemos que hablar de esto, Kaja—digo mientras camina a mi
lado como si yo no fuera más que un fantasma.
Lo sigo a la pequeña biblioteca, que normalmente no es un lugar
donde él se sienta. Aunque, aquí tiene buen licor. Se sirve un trago y
continúa ignorándome. Lo observo durante unos segundos mientras
toma un sorbo de un líquido marrón oscuro.
Cuanto más tiempo me quedo aquí, más molesta me empiezo a
sentir. ¿Cómo puede tratarme así? Él se preocupa por mí, sé que lo
hace. Vi el anillo de bodas. ¿Todo eso no significa nada ahora?
—¡Dannazione (NdelT: Maldita sea), Kaja! ¡Háblame!—le grito y él
se gira ante mi arrebato. Tengo que tirarme al suelo cuando algo
viene volando hacia mi cabeza. El vaso del que estaba bebiendo
estalla contra la pared detrás de mi cabeza y los restos de la bebida
caen sobre mí.
—No me demandas una mierda. No eres nada para mí. El tiempo
de la conversación ha pasado—me espeta.
Observo la mancha en la pared, el vaso no se fue de lado, ni muy
alto, me lo tiró directamente a la cabeza. Si no me hubiera movido,
me habría golpeado.
—¿Vas allí a follarlos? —Su voz es mortalmente tranquila.
Mi voz es temblorosa, pero todavía encuentro la fuerza para
mantenerme de pie. Lo sé Kaja, está enojado, pero se calmará. Sólo
tengo que hablar con él.
—¿De qué estás hablando? No tenía ni idea sobre la mierda del
porno hasta que llegué allí. ¿Por qué diablos haría eso?
—Porque eres una sucia puta. Te encontré en ese sótano, sirviendo
a otros en un juego de póquer. Félix te prestó como un coche barato.
¿Por qué coño no irías allí a follártelos? Es a lo que estás
acostumbrada. —Me sonríe, pero la sonrisa no llega a sus ojos.
Está hablando de la ropa que llevaba puesta antes de irme a
ayudar a Stephan, la ropa “ven fóllame” que tengo debajo del
vestido. Las prendas que había usado para él.
—Esto era para ti, Kaja. Me puse un vestido cuando Stephan
llamó, porque no tuve tiempo de cambiarme.
—No, eso no es lo que creo que sucedió. Creo que fuiste allí para
largarte de aquí. Tal vez tú y tu hermano han estado planeando esto
desde el principio. ¿Estabas buscando al próximo tonto para clavar
tus garras? ¿Te follaste a Pavel?
Me llevo las manos a la boca y sacudo la cabeza de un lado a otro.
—¡Kaja, no!
—¿Por qué siquiera cubrirlo con una fachada? Supongo que es mi
culpa. Cuando te reclamé como mía, traté de convertirte en algo que
no eres. ¿Quieres ser una puta?, asegurémonos de que tengas la ropa
adecuada. —Rápidamente comienza a moverse en mi dirección, toma
mi brazo y me empuja escaleras arriba hacia el dormitorio.
—¿Qué estás haciendo, Kaja? Detente. ¡Tienes que calmarte! —No
sé qué hacer con él. Nunca lo había visto así y cuanto más intento
mantener la calma, más me doy cuenta de que no se detiene. No sé
hasta dónde llegará.
—Estoy tranquilo, Sabina. Estoy jodidamente tranquilo. Solo estoy
decepcionado de mí mismo por haber estado ciego a tus juegos
durante tanto tiempo. Eres muy buena. Te lo concedo.
Mi pecho se contrae y una fuerte ola de emoción se apodera de mí.
Las lágrimas comienzan a caer por mi rostro a un ritmo que no puedo
seguir.
—Vamos a encontrarte el uniforme correcto, ¿de acuerdo?—dice y
me suelta. Me apoyo contra la pared y sigo llorando.
Comienza a arrancar cosas de sus perchas y de los cajones.
Vestidos que costaron miles de dólares yacían en el suelo bajo sus
pies. Está lanzando ropa en mi dirección, pero cuando las miro, todo
lo que veo son las piezas más provocativas, faldas cortas, camisas
transparentes, tops de bustier. Nada que usaría afuera, sola.
—Ahí tienes, eso debería ser suficiente por el momento. Una puta
necesita un uniforme.
Meto la mano en mi cabello y tiro antes de gritar. Corro hacia él
antes de darme cuenta de lo que estoy haciendo. Choco contra él
empujándolo hacia los estantes, tomándolo un poco desprevenido.
—¡No soy una prostituta! ¡No puedes hablarme así! ¡Que te den,
Kaja! ¡Que te den! ¡Usé esto para ti! ¡Nunca es suficiente! ¡No soy una
prostituta! —Muevo las manos golpeándolo en el pecho, la cara, los
brazos, donde puedo.
Agarra uno de mis brazos y lo dobla hacia atrás con fuerza. El
dolor atraviesa mi cuerpo como una cuchilla y grito de dolor.
—Mi brazo, me vas a romper el brazo, Kaja. ¡Por favor, detente! —
Tiro, pero cada movimiento da un tirón en el punto donde me sujeta.
—Quieres que te follen, Sabina. ¿De eso se trata esto? ¿La pequeña
puta necesitaba más polla?
Me está rompiendo. Lo siento con cada palabra. Este hombre, del
que estoy enamorada, por el que correría hasta el fin del mundo me
está destrozando.
—Te amo, Kaja—digo llorando y él deja de aterrorizarme por un
segundo.
Es la primera vez que le digo que lo amo. Las palabras han sido
ciertas durante bastante tiempo, pero estaba esperando que él me lo
dijera primero. Quería que él llegara a sus propias conclusiones sobre
nosotros. Ahora es la única carta que me queda por jugar.
Abro los ojos, con la esperanza de que tal vez esas palabras sean
suficientes para llegar a él. En cambio, su rostro está retorcido en una
mueca.
—¿Me amas? Tú no me amas, pero está bien. Eres mía. No quiero
tu amor, pero tienes otros propósitos.
Me agarra la cara y la aprieta con fuerza entre sus dedos hasta que
siento que se me van a salir los dientes de las encías.
Presiona su boca contra la mía, los dientes chocan, la saliva babea
de mi boca y los gritos suben por mi garganta.
Mantengo mis ojos abiertos. Las lágrimas empañando la cara de
este hermoso hombre enojado. Él gruñe una vez más y me da la
vuelta para que mi cara se golpee contra los estantes. Mi pómulo
rebota con fuerza contra la gruesa madera.
—Nunca te librarás de mí, Sabina. Traté de cambiar quién soy,
traté de ser amable, de actuar suavemente contigo. Pero decidiste
hacerme quedar como un tonto.
Nunca me había sentido tan en carne viva en mi vida.
No quise que sucediera. Había pensado que estaba haciendo lo
correcto. Haría lo mismo otra vez, pero eso no significa que él no
tenga razón. Fui a sus espaldas y ahora está pagando mis
consecuencias.
—Por favor, escúchame, Kaja. Lo siento. Yo no hice... quiero decir
que nunca haría eso a propósito—le suplico.
Siento sus manos ásperas en mi espalda y, aunque odio cómo me
está tratando en este momento, mi cuerpo todavía está reaccionando
a él. Mi coño se contrae y el pequeño aleteo de mariposas comienza a
moverse dentro de mí. ¿Cómo puedo seguir deseándolo después de
toda la mierda que ha estado diciendo? ¿Cómo puedo seguir abierta
para él?
—¿Por qué mierda debería creerte? Maldita mentirosa. —Agarra
mi liguero y lo rasga violentamente junto con mi ropa interior. El
cinturón en sí está hecho de finas tiras de cuero, que no se rompen
fácilmente. La fuerza que tiene que usar para sacármelo me corta la
piel. Puedo sentir pequeños cortes que empiezan a sangrar justo
encima de mi pelvis, aunque no puedo moverme para mirar. Me
tiene demasiado apretada contra los estantes.
—Te he estado tratando como a una jodida reina. Eso no es lo que
eres. Ti si moja nagrada (NdelT: Eres mi recompensa). Te gané. Es hora
de que empiece a usarte como se esperaba. —Lo escucho
desabrocharse los pantalones y siento el calor de su cuerpo
presionado contra el mío.
—Kaja. —No digo una palabra más, pero incluso yo puedo
escuchar el dolor y el miedo en mi voz.
—Cierra la puta boca, a menos que quieras que meta algo en ella.
Me muerdo el interior de mi boca mientras él levanta una de mis
piernas, presionándola con fuerza contra los estantes de madera, sin
importarle que me esté lastimando. Se agarra la polla, sin preámbulos
ni advertencias, se empuja dentro de mí. Siseo de dolor, no tengo el
tiempo normal para acostumbrarme a su tamaño. Mi pantorrilla
comienza a tener calambres por la posición en la que estoy y mi cara
se siente como si se estuviera pelando por haber sido presionada
contra los estantes con tanta fuerza. Él bombea dentro de mí
violentamente. Se empuja como si fuera su enemigo y me folla como
si me odiara.
Sé que no me odia. Lo conozco.
—Tú también me amas, Kaja. Sé que lo haces—gimo a pesar de
mis lágrimas. Las palabras son bajas, pero sé que me escucha.
—¡Jebi se! (NdelT: ¡Vete a la mierda!) ¡No te amo! ¡No eres nada
para mí! ¡Esto es todo lo que vales para mí!—ruge sus palabras antes
de sacar su polla de mi coño. Lo escucho escupir en su mano y antes
de que pueda registrar lo que está pasando, se siente como si el
mismo diablo hubiera abierto las puertas del infierno en mi culo.
—¿Él te tomó por aquí? ¡Reći mi kurvo! (NdelT: ¡Dime puta!) Pavel,
¿te folló por aquí también?
Ese poco de deseo que había despertado mi cuerpo cuando
comenzó a tocarme se había ido hacía mucho tiempo, ahora solo hay
dolor. No hay placer y no puedo soportarlo más.
—Por favor, detente, Kaja. Oh Dios. Eso duele. Lo siento. Por
favor, deja de lastimarme. Me estás destrozando. Por favor—le ruego.
Mi pánico aumenta con cada una de sus violentas embestidas.
—¿Quieres que me detenga? Está bien. Me detendré. —Se sale de
mí y me desplomo en el suelo. Mis entrañas se sienten como si fueran
a salirse de mi cuerpo en cualquier segundo—. Mmm, sabes qué.
Ahora que te he visto por lo que realmente eres, me doy cuenta de
que ese coño al que he estado tan enganchado no es tan bueno como
pensaba. Estoy seguro de que alguien en el club tiene una mejor pieza
que puedo conseguir.
Lo miro mientras mete su todavía dura polla dentro de sus
pantalones, ¿no puede ver que ya me ha roto?
—Toma tu mierda y lárgate de mi habitación. Duermes en el
sótano y no salgas hasta que vaya a buscarte. —Se agacha e
instintivamente me cubro la cara para bloquear cualquier golpe que
esté a punto de dar. En lugar de golpearme, agarra mi cabello y tira
hacia atrás hasta que estoy gritando de dolor una vez más.
—Si descubro que falta una maldita cosa, Obećajem (NdelT:
prometo), tendrás que preocuparte por algo más que mi polla en ese
culo tuyo. —Echa mi cabeza hacia atrás y se pone de pie. Me mira por
última vez con disgusto antes de salir del gran armario.
Me acurruco en mí misma y grito al cielo. Nunca he conocido un
dolor como éste, no solo físicamente, sino emocionalmente.
Kaja es todo lo que siempre he querido en un hombre. Claro, hay
partes de él que desearía que mejorara, pero es fuerte, alentador,
protector, afectuoso y desinteresado, al menos el antiguo Kaja lo era.
Este hombre… no lo conozco. Es cruel, vengativo, insensible y
testarudo.
Cuando mi hermano me llamó, ayudarlo era la única opción que
pensé que tenía. Estaba tan preocupada por las repercusiones de no
ayudarlo que no me senté a pensar en lo que sucedería si lo hacía.
Volver a rescatar a mi hermano no solo me puso en una posición
jodida, sino que me quitó a Kaja.
La primera vez que me ofrecí a ayudar a Stephan a pagar sus
deudas, Félix y sus matones me despojaron de casi todas mis partes.
Esas piezas aún son frágiles y esta noche Kaja me demostró que tiene
el poder de romperme de la misma manera, pero más profundamente
y de manera permanente.
No puedo vivir así, no como Kaja es ahora. Prefiero morir que
estar atrapada en el infierno una vez más.
 
Capítulo 12

Kaja
 

Me despierto en medio de la noche con un sudor frío, me acerco


al costado de la cama para tocar a Sabina. El simple hecho de poder
sentirla por lo general reduce mi ansiedad. No siento nada más que
sábanas frías. Me toma un segundo recordar el espectáculo de mierda
que tuvimos ayer. El día que me enteré que Sabina me había estado
mintiendo.
Se siente como si mi pecho se derrumbara mientras estoy tendido
en la cama pensando en lo que había visto y escuchado allí. Todavía
no sé quién mierda es éste tal Pavel y ya me he puesto en contacto
con Dagger para empezar a desenterrar información. Quiero que lo
eliminen, pero seguramente no tenga tiempo para hacerlo yo mismo.
Me giro para mirar el reloj, son casi las seis de la mañana. Josip
debería estar aquí en breve para repasar los contratos finales de las
armas que tenemos. Dado que Ilia pudo infiltrarse en nuestro mundo
con su puto plan de los rescates, muchas de las organizaciones con las
que estábamos trabajando habían decidido llevar su negocio a otra
parte. Las fuentes dicen que esa otra parte es con Ilia Vavra.
Me levanto de la cama y me dirijo al baño. Abro la ducha y me
quito la ropa de dormir. Me duele todo el cuerpo y no sé si es porque
no recuerdo haber estado tan tenso en mi vida o porque he perdido a
Sabina.
La angustia no es algo a lo que estoy acostumbrado. Aunque sé
que el amor es para los niños, puedo admitir que me preocupaba por
ella. Había confiado en Sabina. Lección aprendida.
Entro en la ducha para tratar de dejar que el agua elimine el estrés,
pero no importa cuánto gire el cuello o deje que el rocío golpee mi
piel, nada parece estar funcionando.
—Jebiga (NdelT: A la mierda). —Agarro mi polla y empiezo a
acariciarla lentamente hasta que se pone dura. No he tenido la
necesidad de masturbarme en meses. Sabina siempre estaba lista y
dispuesta para mí. Tocarme se siente raro, pero en este momento
tendrá que funcionar.
Solo pensar en Sabina solía ponerme lo suficientemente duro
como para cortar piedras, pero ahora pensar en ella me enfurece
ciegamente y follar es lo último que tengo en mente. Necesito algo
más. Pienso en mujeres pasadas con las que follé, porno, actrices,
pero nada me funciona. Empiezo a pensar en las mujeres del club y
una de ellas, Mackie, capta mi atención. Es una nueva bailarina, creo
que es de Escocia, pero nunca me molesté en preguntar. Tiene una
mata de cabello castaño rizado y ojos verdes almendrados. Es
absolutamente hermosa y me ha hecho saber en varias ocasiones lo
interesada que está en mí. Por supuesto, estaba con Sabina, así que
nunca la perseguí. Incluso cuando la mujer se las arregló para
encerrarnos en un casillero de almacenamiento, no fui infiel. Ahora
que sé que Sabina no es quién pensaba que era, creo que aceptaré su
oferta.
La idea de meterme en el apretado coño de Mackie funciona y mi
polla se pone dura. Pongo un poco de mi gel de baño en la palma de
la mano y empiezo a acariciarme. No me toma mucho tiempo llegar
al punto en que cada músculo de mi cuerpo se contrae y un grueso
chorro de semen sale disparado de mi polla. Suspiro e inclino la
cabeza hacia atrás en el chorro de agua esperando que mi cuerpo
finalmente se relaje. Una vez que las ondas de mi orgasmo se
desvanecen y la tensión sigue atrapada en mi cuerpo, sé que
masturbarme fue en vano. Parece que ni siquiera un orgasmo es
suficiente para borrar el odio que siento por Sabina.
***
Después de la ducha, Josip me llama para informarme que tanto él
como Sven están de camino. Sven quiere venir conmigo a una de los
escondites para ver si podemos averiguar cómo las balas de punta
hueca salieron con nuestro suministro.
Bajo al sótano donde Sabina está desde ayer. No subió a comer, lo
cual es bueno para ella. No estoy seguro de que hubiera sido capaz
de controlarme si ella ayer hubiese tratado de subir y hablarme de
nuevo.
Hoy estoy más tranquilo. No confío lo suficiente en ella como para
dejarla sola en mi casa, así que tendrá que venir conmigo cuando
haga mis negocios o tendré que encerrarla. No he tenido suficiente
tiempo para comprar una jaula solo para ella. Aunque me pondré
manos a la obra de inmediato, para poder trabajar sin tener que
preocuparme de que se meta en mi mierda.
Al igual que el resto de mi casa, el sótano está completamente
terminado. Hay un área de cocina, bar, baño y un dormitorio. En
cuanto a celdas, ésta es bastante buena. Abro la puerta del dormitorio
y la veo acostada allí con la misma ropa que tenía puesta ayer.
—¿Qué carajos? —Miro hacia a la cama y hay una gran mancha
húmeda debajo de sus piernas. Cuando examino más, veo una bolsa
de plástico entre sus piernas. Es una bolsa Ziploc. Tuvo que usar una
bolsa de hielo.
Una pequeña punzada de culpa me regaña en el fondo de mi
mente. La había follado tan fuerte que necesitó hielo. Me encojo de
hombros y me acerco, podría haberse puesto mucho peor.
Pateo el costado de la cama.
—Levántate, Sabina. —Ella gime y se da la vuelta.
No tengo tiempo para sus tonterías esta mañana. Agarro el
costado del colchón y lo levanto, básicamente la catapulto al suelo
causando que se despierte asustada.
—¡Kaja!—grita por mí, buscándome para salvarla.
Lo había intentado y ella me escupió en la cara.
Supongo que le toma un segundo darse cuenta de lo que está
pasando, porque cuando me mira de nuevo, una máscara de ira y
tristeza desciende sobre su rostro.
—Levántate, vístete. Tengo lugares a donde ir.
—No voy a ninguna parte—gruñe.
—¿Quién mierda te dio a elegir? ¿Crees que voy a dejar a una puta
ladrona en mi casa? Estás completamente loca. Hasta que encuentre
una jaula apropiada para meterte, estarás a mi lado cada vez que yo
jodidamente lo diga.
Ella niega con la cabeza y mira hacia otro lado.
—Solo déjame ir, Kaja. Si me odias tanto, déjame salir de tu vida.
No vale la pena.
La miro y cruzo los brazos sobre el pecho.
—¿Dejarte ir? No. No voy a dejarte ir a ninguna parte. Me debes
una cifra sustancial. Planeo obtener el valor de mi maldito dinero. Es
increíble que hayas estado yendo de un lado a otro para salvar el culo
de tu hermano, pero aquí estás en tu propio infierno, y él no se
encuentra en ninguna parte. La lealtad es algo raro de encontrar.
Gira su cabeza hacia mí.
—Lo encontraste, Kaja. Lo tienes y lo estás destruyendo. No hagas
esto.
—No he hecho nada, solo reacciono a tus acciones. Tal vez la
próxima vez pienses sopeses la mierda con un poco más de claridad.
—La miro fijamente antes de darme la vuelta para volver a subir las
escaleras—. Será mejor que estés vestida y lista para irte en los
próximos diez minutos o te arrojaré desnuda al coche, les daré a
todos la oportunidad de ver lo que he estado escondiendo solo para
mí.
La oigo empezar a llorar y tengo que contenerme para no darme la
vuelta para atenderla. Pasé meses asegurándome de que estuviera
bien. Desconectar esa necesidad de hacerla sentir segura es mucho
más difícil de lo que quiero que sea. Esto es mi culpa, nunca debí
dejar que se acercara tanto.
Mientras subo las escaleras, escucho el timbre que me avisa que
Josip y Sven están aquí. Me muevo un poco más rápido para llegar a
la puerta. Cuando la abro, veo a Josip y Sven relajados, ambos
mirando una imagen en el teléfono de Sven. Probablemente su hija.
Ema acababa de dar a luz a su primer hijo y cuando Sven no está
tomando decisiones o reuniéndose con personas de la familia, habla
sin parar sobre ella. Está realmente enamorado de esa niña.
Trato de forzar una sonrisa, pero no puedo lograrlo.
—Sarnje, te ves como el infierno, Kaja. ¿Está todo bien? —Sven
entra primero, me abraza y besa mi mejilla. Josip hace lo mismo
después.
—Lo estará—respondo sin querer mentir, pero sin querer entrar
en detalles a primera hora de la mañana, lo descubrirían muy pronto.
—Pongámonos manos a la obra, ¿de acuerdo?—dice Josip
mientras se sienta a la mesa con su tablet y algunas carpetas.
—Da. —Los sigo y me siento junto a ellos. Durante los siguientes
minutos, Josip me informa sobre los contratos restantes que tengo. Le
digo de un hombre de conexión diferente que puede ser capaz de
conseguirnos la mercancía a un precio mejor.
Estoy tan absorto en todo lo que está pasando que ni siquiera me
doy cuenta de que Sabina ha subido las escaleras.
—Koji kurac (NdelT: Qué carajo)—dice Sven en voz baja mirando
por encima de mi hombro antes de mirar hacia otro lado.
Me doy la vuelta para ver a Sabina con un par de pantalones muy
cortos y un top rosa semitransparente. Tiene puesto el mismo sostén
de ayer.
Josip mira hacia abajo y su cara está roja.
—¿Qué diablos le pasó a su cara, Kaja? —Sven me mira, la alarma
y la ira se gestan en su mirada.
—Yo lo hice. —Levanto la barbilla. Él lo ha hecho mucho peor que
esto.
—¿Por qué? Es tu mujer—dice completamente perdido. Él sabe
cuánto me había preocupado por ella. Cómo había jurado no tenerla
nunca fuera de mi vida. Su esposa y Sabina son cercanas. A sus
hermanas les gusta ella. Sabina está profundamente arraigada en mi
vida. Tiene sentido que lo cuestione.
—Es una ladrona. Me robó. Es una mentirosa. No puedo confiar
en ella.
La compasión que acabo de ver en sus ojos se evapora.
—No puedes dejar que se vaya, ella sabe demasiado. Si esto no se
puede arreglar, tendrás que matarla—dice lo suficientemente alto
para que Sabina lo escuche.
—Da, lo sé.
No hay forma de que la deje ir de todos modos.
Los dos la miran por última vez antes de que volvamos al trabajo,
saben que se ha vuelto contra mí. Su lealtad es para mí, no para la
mujer que me estaba tirando.
Un movimiento repentino me llama la atención.
—¿A dónde diablos vas?—le gruño a Sabina.
—Al baño. —Su voz es débil.
—Tienes tres minutos. —Me vuelvo hacia Sven y Josip mientras
ella se aleja.
—¿El castigo encaja con el crimen?—pregunta Josip. No creo que
ninguno de ellos me haya visto nunca así con nadie.
—¿Zašto vas je briga? (NdelT: ¿Por qué te importa?) ¿Por qué es
ella tu preocupación? —Me muerdo la lengua para evitar decir algo
más fuera de lugar a cualquiera de ellos. Es cierto que había subido
de rango, pero todavía están más arriba que yo.
Sven me mira con esos ojos fríos.
Me reclino en la silla con un fuerte suspiro.
—Su maldito hermano ha estado viviendo a costa nuestra desde
que los conocí. Le dije que no lo ayudara más. Le dije que tenía que
ser un hombre. Pero no solo no me escuchó, sino que ha estado
haciendo exactamente lo contrario. Ayer entró en esta puta casa, me
robó diez mil dólares, se fue al corredor de apuestas de Stephan en
jodida lencería sexy y sólo me llamó para salvarla cuando él le sugirió
que junto con el dinero también necesitaba rodar una puta película
porno. Confié en ella para todo. Estaba listo para casarme con esa
mujer y ella anda por ahí a mis espaldas haciéndome quedar como
un tonto. No sé con quién ha estado trabajando, cuánto puto dinero
me ha robado o qué mierda trama ese hijo de puta de Pavel, pero sé
que es por mi puta culpa. Debería haber visto que sucedía esta
mierda, pero ella no me cegará de nuevo. Puedo prometerte eso.
—Jebote (NdelT: A la mierda) —Sven se pasa la mano por la cara
—. Eres mejor hombre que yo. Yo ya la habría matado.
—Lo pensé, pero le aseguré a Marko que ella era quien dije que
era. Matarla solo me hace sentir que no asumo la responsabilidad de
mis jodidas decisiones.
Josip asiente.
—Es verdad. Si la matas ahora, parecerás débil.
—Hablando de que ella es tu mujer. Eres un Bratok ahora y si es
tuya, necesita ser marcada. Cuanto antes, mejor.
Asiento con la cabeza. Nunca he marcado a una mujer antes y una
parte de mí está enojada porque tendrá que ser Sabina.
—Da, lo haré.
—Bien, úsala por lo que vale, entonces si tienes que matarla, que
así sea—.
Asiento con la cabeza y un resoplido rápido atrae mi atención
hacia un lado. Sabina está de pie allí mirándome. Las lágrimas
corrían por su rostro y su cuerpo estaba temblando.
Esta solía ser mi mujer, la única persona a la que le habría
confiado mi vida, además de a los miembros de la familia Juric y
acababa de entrar en mis planes para matarla.
Es increíble lo rápido que puede cambiar la marea en mi mundo.
Debería haberse dado cuenta de eso antes de intentar joderme.
 
Capítulo 13

Kaja
 

Aparecerse en el depósito de armas generalmente no es algo que


hagan los altos mandos de la familia, pero con todo lo que está
sucediendo, necesito saber exactamente qué inventario tenemos. Sven
quiere acompañarnos, porque le gusta ver a las personas que tenemos
trabajando para nosotros. No puede estar en todas partes, pero
cuando se trata de eso, trata de hacer todo lo posible. Es más que
encomiable. El más cercano está a una hora de distancia. El viaje es
tenso no porque esté con Sven, sino porque Sabina está en el asiento
trasero completamente en silencio y llorando periódicamente. Es
patético y sé que es una estratagema para meterse debajo de mi piel.
Las lágrimas no hacen nada. Lealtad es todo lo que le había pedido y
no pudo dármela.
—¿Alguien sabe que vamos a ir?—pregunta Sven, su voz es tensa
cuando doblamos la esquina hacia el pequeño estacionamiento.
—No, ¿qué diablos es esto? —Esperaba ver un camión de carga y
algunos coches de nuestros trabajadores. En cambio, parece que hay
el triple de personas aquí. No sé qué está pasando, pero
definitivamente algo está pasando.
—¿Estás seguro de que quieres traerla contigo? —Sven señala a
Sabina en el asiento trasero.
—Joder, sí, si las cosas van mal aquí, es probable que se vaya con
el coche y nos deje varados.
—No te creo—habla Sabina por primera vez desde que subimos al
coche.
—Nadie aquí te está hablando, Sabina. ¿Tengo que enseñarte unos
putos modales o te vas a callar?—le ladro por encima del asiento. Ella
mira hacia otro lado y me giro hacia adelante para encontrar a Sven
mirándome. No dice nada, pero parece preocupado.
No quiero discutir con él en este momento sobre lo que hago con
mi mujer, así que paso a lo que tenemos frente a nosotros.
—Creo que deberíamos ir por la parte de atrás. Todos los coches
parecen estar en el frente. Tal vez si vamos por ese camino no nos
verán.
—Sí, hagámoslo. —Sven saca el arma escondida en la parte baja de
su espalda. Sven suele ser frío como el hielo, la única vez que lo he
visto salirse de su personaje es cuando está con su mujer. Estoy feliz
de tenerlo a mi lado en este momento. Estoy pensando que podría
necesitar un poco de mano firme para lo que sea que estemos a punto
de enfrentar. Estaciono el coche en la parte de atrás del pequeño
edificio y alcanzo a Sabina. Una vez que sale, me agarra del brazo,
sus ojos se mueven de un lado a otro y sus manos tiemblan como
hojas. Toma todo en mí no envolver mi brazo alrededor de ella y
consolarla. Está asustada. Ella es muy intrépida en la mayoría de las
cosas, pero al igual que la mayor parte de las personas que no están
afiliadas a algún tipo de mafia o equipo criminal, la idea de los
tiroteos la asusta.
—Está bien. Si escuchas disparos, escóndete—gruño en su
dirección. Es lo mejor que puedo hacer para darle apoyo. Sus manos
se apartan de mí y veo que sus ojos se humedecen—. No empieces
con tu mierda. Si nos atrapan, porque estás jodidamente
lloriqueando...
—¡Ey! —Sven me golpea fuerte en el pecho—. ¡Los dos maldita
sea, deteneos! Sabina, estás bien. Solo quédate detrás de nosotros, no
va a pasar nada. —Sus ojos son suaves con ella, pero duros cuando
vuelven a mí.
¿De qué mierda se trata eso? ¿Por qué diablos sería compasivo con
su posición en este momento? De repente, en lugar de sentir que
entiende lo que estoy haciendo, ahora siento que me está juzgando.
Sin embargo, éste no es el momento de preguntarle al respecto. Nos
dirigimos a la puerta trasera y vemos que básicamente hay una
pequeña fiesta allí adentro.
La mayoría de la gente está trabajando, pero hay un pequeño
grupo hablando con uno de los guardias, Ken. Parecen muy
jodidamente amigables.
—¿Él les está vendiendo esa arma a ellos?—susurra Sven mientras
observamos lo que sucede a través de la ventana. Toda esta puta
producción está al revés. No hay guardias en las puertas, hay cajas
abiertas al azar y tienen el descaro de poner música a todo volumen
como si estuvieran en una fiesta. Supongo que escucharon que
Katarina ya no está a cargo y creen que eso significa que las cosas van
a ser fáciles.
Es hora de que conozcan a su nuevo jefe.
—Voy a detener esto.
—Estoy justo detrás tuyo—dice Sven.
Abro la puerta y camino directamente en dirección a Ken. En el
momento en que todos me ven, se asustan, pero cuando ven a Sven,
comienzan a correr para volver al trabajo. Sven obtiene ese tipo de
miedo de todos y está justificado. Es la mano derecha de una de las
personas más poderosas del país. Todavía no me he ganado ese nivel
de respeto y dudo que alguna vez lo haga.
—Apaga la maldita música—ladro y la música baja primero antes
de apagarse por completo.
—Oye, ¿quién mierda es este tipo?
Tanto Sven como yo volvemos la cabeza hacia los tipos que están
junto a Ken. Tengo que entrecerrar los ojos para asegurarme de que
estoy viendo lo que estoy viendo.
—Oni su bebe (NdelT: Son unos bebés)—dice Sven y yo asiento con
la cabeza. Las personas con Ken no son criminales empedernidos.
Aunque si tuviera que hacer suposiciones basadas en su ropa, se
esfuerzan mucho por serlo. Pantalones demasiado grandes, banderas
de pandillas colgando de sus bolsillos, cuchillos y pistolas a la vista
de todos. Nada de eso puede quitarles la cara, y puedo decir con solo
mirarlos que ninguno de ellos es adulto. Estos son malditos niños.
—Que nadie se mueva—digo y me dirijo hacia Ken.
—Ken. ¿Qué diablos estás haciendo?
—Oh, no te preocupes, Kaja. Obtuve el 'Ok' de Katarina para
venderles a Haze y a sus amigos.
Maldito mentiroso. ¿Qué mierda pasa con todo el mundo diciendo
mentiras últimamente?
—¿Sí? ¿Cuándo dio esta orden?
—Esta mañana. Hablé con ella por teléfono.
Asiento con la cabeza y Ken trata de volverse hacia sus clientes.
Ken está acostumbrado a mí como un Vor. Debo ser respetado, pero
tenía un poco más de rango que él como seguridad. Sin embargo,
como Bratok, todo es diferente.
—Dame tu arma, Ken— le ordeno Se vuelve hacia mí, con el ceño
fruncido como si estuviera enojado, incluso como me atrevería a
interrumpirlo mientras está haciendo negocios—. Kaja, estoy un poco
ocupado en este momento, tan pronto como termine esta venta iré a
verte, ¿de acuerdo?
—No, no estoy jodidamente de acuerdo. Dame tu arma, ahora. —
Mis palabras suenan como un trueno y rápidamente se acerca para
darme el arma. Es una Glock estándar. La paso de mano en mano
para sentir el peso. Es pesada. Está cargada. Le quito el seguro y antes
de que pueda hacer otra pregunta le disparo dos veces, una en cada
pierna. Cae al suelo y comienza a gritar. Todos los muchachos que
estaban parados a su alrededor retrocedieron, pero ninguno de ellos
sacó sus armas. Dudo que siquiera sepan qué carajo hacer con ellas.
—No sé cómo os involucrasteis, chicos, pero que sepáis que no
vamos a venderos nada.
—Oye, tío, no somos chicos. No sabes una mierda sobre nosotros.
—Uno de ellos se acerca a mi cara.
—¿Cuántos años tienes?
—¿Qué coño te importa? Nosotros tenemos dinero, tú tienes las
armas. ¿Qué tiene que ver mi edad con eso?
—Tu edad tiene que ver con eso, porque tu estúpido culo está
parado contra el cañón de un arma cargada y aún no piensas en
alejarte. Jodidamente importa, porque tienes un arma metida en la
parte delantera de tus pantalones apuntando directamente a tu polla
con el seguro quitado. Muchos de vosotros no sabéis qué carajo estáis
haciendo. —Después de cada una de mis declaraciones, los ojos del
chico se agrandan al darse cuenta de que tengo razón—. Acabo de
dispararle a un hombre que conozco desde hace años. Le volé las dos
rodillas y no he terminado con él. Lo conozco por su nombre de pila
y aun así no servirá de nada para detener lo que le está a punto de
ocurrirle y crees que es una buena idea desafiarme. Así que voy a
preguntarte de nuevo, solo porque creo que quizás hayas necesitado
un poco más de tiempo para entender qué mierda está pasando aquí.
¿Cuántos putos años tienes?
Su boca se abre y al principio solo tartamudea.
—Yo.. yo…yo …te-tengo di-di-dieciséis.
—Eso es lo que malditamente pensé. No te llevas ni una puta
arma de este lugar. Éste es vuestro día de suerte. Salid de aquí y si
veo o escucho que alguno intenta comprarnos otra vez, no dudaré en
tratarte como a mi amigo aquí. —Apunto el arma hacia Ken, que
todavía se retuerce y grita en el suelo.
Les toma un segundo darse la vuelta y correr. Todo el grupo
empujándose tratando de escapar.
—Qué mierda, Kaja. ¿Por qué haces esto? ¿Qué fue lo que hice?—
gime Ken desde el suelo.
—Eres un maldito mentiroso. Katarina nunca te dio esa puta
orden. No pudo haberlo hecho, porque tus órdenes provienen de mí.
Ahora estoy a cargo de esta sección. Katarina está fuera y yo estoy
adentro—le digo lo suficientemente alto para que la mayoría de las
personas en el pequeño espacio puedan oírme. Sé que es efectivo
cuando empiezo a escucharlos murmurar.
—No lo sabía, Kaja. No había visto a Katarina en semanas, pensé
que estaba bien…
Recojo mi arma y le disparo de nuevo esta vez cerca del hombro.
No intento matarlo, solo herirlo.
—¿Pensaste que estaba bien vender mierda que no te pertenece?
¿Cuántas veces has hecho esta mierda?
—Por favor, Kaja. Me conoces—gime Ken y comienza a alejarse
arrastrándose. Se arrastra hacia Sven y Sabina antes de que me
acerque a él y presione mi zapato en la parte posterior de su rodilla
haciéndolo gritar y rogar por misericordia.
—Oh Dios. No puedo soportar esto—oigo decir a Sabina detrás de
mí. Cuando me doy la vuelta veo que está mirando hacia otro lado y
llorando.
Extiendo mi mano para consolarla, pero un segundo después
como el tañido de una campana recuerdo que me robó diez mil
dólares. Probablemente mucho más de lo que Ken le había robado a
la familia. La agarro y la tiro hacia mi pecho. Ella grita de miedo e
incluso Sven se sacude un poco hacia adelante como si fuera a tratar
de protegerla.
—Abre tus malditos ojos—le ordeno. Ella niega con la cabeza.
—¡Dije que abrieras tus jodidos ojos! ¡Ahora, Sabina! —Suelto su
mano y agarro su nuca. Ella me mira cómo le pido, pero en lugar de
la ira que espero ver allí, hay solo miedo. Debería temerme, ella me
hizo así—. Míralo. Mira lo que deberías ser tú. Esto es lo que les pasa
a los perros desleales. Los sacrifican. —Sus ojos bajan a Ken, que
todavía está llorando con sus rodillas destrozadas debajo de mi pie.
Ella lo mira y luego me mira. Derrotada.
No soporto esa maldita mirada. No puedo soportar que yo la puse
allí.
La estoy lastimando tal como me propuse hacer, pero parece que
cuanto más la lastimo, más cabreado me siento.
La empujo hacia atrás y vuelvo a centrar mi atención en Ken.
—¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?
—¡Solo una vez! ¡Lo juro! ¡Nunca lo volveré a hacer! ¡Lo prometo!
—dice rápidamente, pero es todo lo que necesito escuchar.
—Esta sola vez es demasiado. —Presiono mi pistola al ras de la
parte baja de su espalda, a unos noventa centímetros de la parte
inferior de su columna. Aprieto el gatillo y observo cómo un agujero
del tamaño de una moneda atraviesa su columna. En cuestión de
segundos se caga encima y un charco de orina lo rodea mezclándose
con la sangre que está perdiendo. Llora y trata de moverse, pero sus
piernas ya no funcionan.
—¿Vas a acabar con él?—me pregunta Sven.
—Ese no era el plan. Creo que los trabajadores necesitan un
recordatorio continuo de lo que sucederá si intentan enfrentarme. Él
puede morir lentamente aquí. —Me giro completamente en la
dirección de Sven—. A menos que creas que necesito acabar con él
ahora mismo.
Él levanta las manos.
—No hermano, este es tu show. Manéjalo como quieras.
Asiento con la cabeza y paso por encima de Ken, que está tirado
en el suelo sangrando y llorando, pero sin moverse. Tanto Sven como
Sabina me siguen de cerca. Todos los que están en el lugar ahora
están trabajando probablemente más duro que en semanas. Están
desempacando y re empacando las armas más pequeñas. Las ponen
en cubos de tachuelas y algunas van dentro de la electrónica. Según
me había dicho Josip, hemos encontrado varias formas ingeniosas de
ocultar nuestras mercancías. Todas necesitarán ser actualizadas ya
que Ken sabía esta mierda. No solo nos escondemos de la policía,
sino también de cualquier otra persona que intente robarnos. Ahora
que esos chicos saben dónde escondemos las armas, no hay forma de
evitar que se lo cuenten a los demás y formen un equipo para
jodernos. Sería imprudente, pero podría suceder.
Me tomo mi tiempo para asegurarme de pasar por cada estación y
tener una idea de lo que está pasando. Me aseguro de que todos los
trabajadores vean mi rostro y hablo con aquellos que necesitan ser
corregidos sobre algo o aquellos que parecen tener problemas para
superar el hecho de que Katarina ya no está a cargo. Lo que sea que
tenían con ella no es la misma mierda que va a pasar ahora.
Después de unas dos horas, Ken deja de gemir y el hedor de su
mierda empieza a ser abrumador. No hay nada como un cuerpo en
descomposición para transmitir el mensaje.
—¿Cómo te llamas?—le pregunto a una de las mujeres que
trabajan al final de una larga fila de trabajadores.
—Chelsea.
—Encantado de conocerte Chelsea, muéstrame dónde está el
último envío de municiones.
La mujer asiente furiosamente con la cabeza antes de caminar con
determinación hacia el extremo izquierdo, donde hay una enorme
pila de cajas contra la pared. Abro las dos primeras y todo parece
normal allí. Paso a la tercera y es lo mismo.
—Tinta incorrecta—dice Sabina detrás de mí.
—¿Qué? —Me giro en su dirección listo para saltar directamente a
su garganta.
Ella no dice nada al principio, solo me mira hasta que suelta un
suspiro y da un paso adelante.
—La tinta es diferente en estas cajas. No sé si es la misma, pero
con las tarjetas y los chips y todo lo que se hace a granel, por lo
general la tinta es la misma. Cuando se cambia, todo cambia.
Supongo que todas estas cajas fueron etiquetadas a la vez, pero ves
estos números. Ésta tiene un acabado negro mate azabache, mientras
que ésta es más negra océano perla. Muy similar, pero diferente. 8633
a 8637 son todas iguales, pero 8638 cambia, 8339 vuelve hasta la 8642,
los números posteriores también vuelven a la tinta original. Parece
extraño que dos cajas aleatorias de todas tengan una tinta diferente a
menos que alguien las agregue después para que parezca que son
iguales. —Ella da un paso atrás tras la larga explicación y dirijo mis
ojos hacia Sven, que también me mira.
—Bajen ésta—ordeno a los guardias de seguridad. Todos trabajan
juntos levantando las cajas pesadas hasta que llegamos a una que
tiene una tinta ligeramente diferente. La abro y puedo decir al mirar
que son las balas correctas. Justo cuando voy a cerrar la caja, Sabina
me agarra de la muñeca. Las llamas me lamen los brazos y mi boca se
eleva en una mueca. Ella me suelta inmediatamente.
Ella se acerca a la caja y comienza a mover parte de la capa
superior. Me paro a un lado, apartando la parte superior de su
camino y observo cómo la mano de ella se mete suavemente.
Alrededor de un centímetro hacia abajo, abre una de las cajas y,
efectivamente, es una bala completamente diferente. Puntas huecas.
Asesinas de policías. Alguien se las había arreglado para
introducirlas a escondidas en nuestro caché sin que nadie notara la
diferencia.
—Buena mierda, Sabina—dice Sven detrás de nosotros.
Por mucho que no quiera admitirlo, ella había descubierto esta
mierda. Supongo que es bueno que haya decidido no matarla. Ahora
solo tenemos que averiguar cómo mierda llegó esta munición aquí y
quién diablos está tratando de tendernos una trampa.
 
Capítulo 14

Kaja
 

La reunión que se suponía que duraría solo unos minutos


terminó tomando casi cuatro horas. Revisamos el papeleo y las
cámaras, pero estas cajas aún no se habían abierto. Significa que
quienquiera que las metió en el depósito había cambiado las balas
donde las cargamos en los camiones o antes. Recojo todos los
registros. Sven, Sabina y yo los dejamos para que hagan su trabajo.
Ordené a los guardias que se deshagan del cuerpo de Ken cuando
nos íbamos, pero dudo que nadie olvide lo que le pasó. Sven se va a
casa con su mujer y su hija, pero yo todavía tengo otros asuntos que
atender. Conduzco hasta mi club y veo que la fila ya se está formando
en la puerta. Por lo general, solo me reporto horas antes, porque es
un lugar de locos por la noche.
—¿Vamos a entrar allí?—pregunta Sabina mientras la arrastro
detrás de mí hacia la entrada del club de striptease.
—No te preocupes, encajarás perfectamente—le escupo.
Ella aparta su mano de mí.
—Me estoy hartando de esta mierda, Kaja.
—¿Parece que me importa una mierda?—le siseo antes de agarrar
su muñeca de nuevo y tirar de ella hacia adentro. Las brillantes luces
de neón pulsan con la música y una de las nuevas strippers está en el
escenario mientras los hombres se reúnen a su alrededor.
—Maldita sea, ¿cuánto cuesta un pedazo de ella?—grita un cliente
borracho cuando Sabina y yo pasamos. Me detengo en seco cuando
sus palabras se hunden en mi cerebro.
No me importa. Sé que no debería importarme, pero todo lo que
quiero hacer ahora es arrancarle la garganta a ese hombre. ¿A quién
diablos le está hablando así? Cuando giro en la dirección del hombre,
ya se ha ido en busca de otra mujer. No sé por qué sigo dejando que
esta mierda me afecte, pero todo lo que puedo hacer es atribuirlo al
hecho de que todo esto todavía es nuevo. Solo han pasado unos días
desde que me enteré.
La llevo a la barra y la siento en uno de los taburetes mientras doy
la vuelta e imprimo una copia de la caja registradora.
—¿Oh, si no es el gran jefe? ¿Qué haces aquí esta noche? —Miro
hacia arriba para ver a Mackie de pie frente a mí con un mini vestido
de plástico completamente transparente. El cuerpo de la chica es casi
perfecto. Mis ojos se quedan más tiempo de lo normal y ella se da
cuenta de eso—. Mmm, parece que hay algo en lo que puedo
ayudarte. Sabes que estoy más que dispuesta. —Ella avanza
apretando sus ya enormes pechos.
—Sigue así y es posible que tenga que aceptarlo. —Le sonrío y por
el rabillo del ojo veo a Sabina dar un brinco antes de escuchar un vaso
estrellarse contra el suelo. Ella sale corriendo de la silla, su cara está
roja y sus ojos llorosos. Voy a detenerla, pero luego la veo corriendo
hacia el baño. No necesito seguirla allí.
—Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que te dieras
cuenta de lo buena que puedo ser para ti, lo buena... contigo. —
Mackie se acerca y agarra la mano que no tiene los papeles impresos
para colocarla en su culo. Deslizo mis dedos bajo el extraño
dobladillo del vestido de plástico y dejo que mis ásperos dedos
toquen la parte inferior de su culo.
Su piel es suave y aunque sé que ha estado trabajando durante
horas, huele increíble. Mi polla está dura como una roca en mis
pantalones y de repente mi necesidad de conseguir los números se
esfuma.
—¿No deberías estar trabajando? —La tiro más cerca de mí, para
conseguir un poco de fricción.
—Sí, jefe. Debería estar trabajando esa polla profundamente en mi
coño. Eso es lo que debería estar trabajando. —Enrolla sus brazos
alrededor de mi cuello y se acerca lo suficiente a mi oreja para que
pueda sentir la pegajosidad de su brillo de labios contra mi oreja—.
Te necesito Kaja, solo una vez. Nunca me había sentido así por nadie.
—Ella se frota duro contra mí.
Abro la boca para hablar, pero muy débilmente, bajo la música
estridente que está sonando, escucho a una mujer gritar. Mis ojos se
abren completamente y veo a la mujer frente a mí.
—¡Jebote!
Empujo a Mackie lo suficientemente fuerte como para que su
espalda golpee contra la barra.
—¡Lo siento, mierda, lo siento!—le grito mientras salgo corriendo
hacia el baño y el sonido de los gritos. Me abro paso entre la multitud
y cuando llego allí veo a uno de los guardias presionando una mano
contra la boca de Sabina y empujando su otra mano debajo de su
camisa mientras la inmoviliza contra la pared.
Una explosión de color rojo se apodera de mi visión y abordo al
hombre. No me molesto con mi arma, quiero sentir la violencia
hundirse en mis huesos. Quiero sentir su dolor a través de mis
nudillos. No sé qué partes de él golpeo, pero sé que hay sangre por
todas partes cuando los otros guardias me sacan.
—¡Ne diraj me! (NdelT: ¡No me toquéis!) ¡Quitadme las malditas
manos de encima! ¡Quién diablos te crees para que estés tocando lo
que es mío! ¡Ella me pertenece, te enterraré vivo en el maldito
desierto por tan solo mirarla! —La saliva sale volando de mi boca
mientras le ladro al hombre que todavía está en el suelo.
—¡No lo sabía! La vi vestida así... ¡no tiene marca, no sabía!
La ira sigue ahí, pero escucho sus palabras. Está diciendo la
verdad. Sin mi marca y la forma en que la tengo caminando, no es de
extrañar que la haya atacado. Ella es presa fácil.
—Toma tu mierda y lárgate de mi club. Estás despedido. —Lo
pateo una vez más solo por si acaso. Él gime, pero no dice nada más.
Me doy la vuelta buscando a Sabina. No la veo. Salgo del área
pequeña y me paro en una de las sillas para poder ver a la multitud.
Tampoco la veo allí.
—¡Sanrje! —Salto y corro entre la multitud sin importarme a quién
derribe en el proceso. ¿Dónde está ella? ¿Alguien se la llevó?—.
¡Joder! ¡Joder! —El pánico se apodera de mis entrañas y corro a toda
velocidad una vez que salgo a la calle. Me detengo en la esquina
donde está parado el valet de uno de los restaurantes.
—Oye, ¿viste a una mujer pasar por aquí? ¿Pantalones cortos,
camisa transparente?
—¿Qué la prostituta?
Mis dedos se mueven hacia mi arma.
—¿Hacia dónde?—le grito.
Se sobresalta y señala en la misma dirección en la que estaba
corriendo originalmente. Giro en esa dirección y sigo corriendo. La
veo en la distancia, descalza y su cabello ondeando al viento mientras
corre hacia la noche.
—¡Sabina! ¡Detente!—le grito. Un coche a toda velocidad sale
corriendo por la esquina y la escucho gritar antes de que salte fuera
del camino. El automóvil se desvía en la otra dirección antes de
aumentar la velocidad y seguir su camino.
—¡Joder! ¡Sabina! —Corro hacia ella y me dejo caer donde está
tendida en el suelo gimiendo de miedo, dolor y desesperación—.
Vamos. —Me agacho para recogerla.
—¡No! ¡Maldición te odio! ¡Cómo puedes hacer esto! ¡No me lo
merezco!—me grita.
—¡Deja de hacer una puta escena! ¡Vámonos! —La agarro de
nuevo.
—¡No! Tú quieres que me asuste. Está bien, estoy jodidamente
asustada, Kaja. ¿Quieres que me duela? —Extiende las manos para
que pueda ver. Finalmente la miro de verdad. Esa punzada de culpa
que había sentido antes se vuelve casi sofocante. Su ropa está
rasgada, su cara está magullada y maltratada, sus piernas están
sangrando y está humillada tendida en medio de la calle. Esta es la
misma mujer con la que estaba dispuesto a casarme—. Estoy herida.
¡Solo déjame ir!
—¡No! Joder, no, no voy a dejarte ir. ¡Confié en ti! Estaba
jodidamente listo para darte todo y todo lo que pedí fue tu lealtad. Es
todo lo que pedí, pero ni siquiera pudiste hacer eso. No puedes entrar
en esta vida y volver a salir después de hacer algo como esto. —Me
acerco a su rostro y observo cómo la ira que latía se disipa en tristeza.
—Es mi hermano, Kaja. Te amo. Eres mi todo, pero antes de ti
estaba él. Cuando no tenía nada para comer, él estaba allí, cuando
lloraba hasta quedarme dormida, él estaba a mi lado. Sí, está jodido y
no estoy segura de que alguna vez cambie, pero no podía no hacer
nada. Sigues hablando de lealtad, pero nunca he dejado de serte leal.
Él necesita que alguien le sea leal, también. Creía que para alguien
que está tan obsesionado con ser parte de la familia Juric, entenderías
lo que significa. La familia lo es todo, pase lo que pase.
Ella niega con la cabeza y se aleja de mí, camina de regreso en
dirección al club. Tengo un millón de cosas que podría decirle y un
millón de otras amenazas que podría soltar, pero no puedo encontrar
una palabra que se sienta bien. Ninguna que la retrate como la bruja
malvada por la que mi mente la ha hecho pasar.
Capítulo 15

Kaja
 

S
—¡ abina! —Me despierto una vez más sudando frío. Mi corazón
late a un millón de kilómetros por minuto y me toma un minuto
darme cuenta de dónde estoy—. ¡Maldito infierno! —Me siento en la
cama y dejo caer la cabeza entre las manos. Demasiado tarde. En mi
sueño, Sabina me gritaba para que la ayudara, pero no fui hacia ella.
Estaba parado justo en frente de ella y vi como ese bastardo del club
la mataba delante de mí. Ella me llamaba llorando y cuando logré
que mis piernas se movieran, era demasiado tarde y la había perdido.
Se había sentido tan real.
Oigo crujir la madera y cuando levanto la vista veo a Sabina en la
puerta. Mi primer instinto es correr hacia ella, pero no lo hago, como
en el sueño.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Mis palabras son cortantes.
—Me estabas llamando a gritos. Tenía que venir. —Lo dice como
si fuera la única respuesta en el mundo y yo debería saberlo—. ¿Estás
bien?
Mis ojos saltan de nuevo a los de ella. ¿Está hablando en serio?
¿Cómo puede estar hablando en serio?
—Estoy bien. Vuelve a tu habitación—le ordeno.
—No estás bien, Kaja. —Intenta caminar hacia mí, pero levanto la
mano para detenerla.
—¡Dije que estoy jodidamente bien, vuelve abajo!—le ladro y ella
se encoge un poco antes de darse la vuelta y hacer exactamente lo que
le digo.
Me tiendo en la cama. Se siente como si cada músculo de mi
cuerpo estuviera a punto de arrancarse. Están tan tensos. Lucho
conmigo mismo para mantener mi cuerpo en la cama y no salir
corriendo a traerla de vuelta. En la vida que vivo, la confianza es uno
de los aspectos más importantes de cualquier relación. Confío en que
cualquier miembro de la familia me pondrá una bala en la cabeza si
alguna vez le fuera desleal y necesito confiar en que quienquiera que
sea mi mujer será mi lugar seguro. Se suponía que Sabina era el lugar
donde bajaba toda mi guardia, en lugar de eso, ella me robó. Buena
razón o no, ella había tomado la confianza absoluta que le di y se
cagó en ella. ¿Cómo puedo superar eso? ¿Cómo puedo olvidar que
tengo un nuevo enemigo entre mí, porque ella no se molestó en
prestar atención a mi orden? No puedo.
Miro al techo, contando mis respiraciones esperando que el sueño
me lleve. En el silencio una nota inquietante se filtra por el aire
seguida de otra y otra. Me incorporo y escucho a Sabina cantar desde
algún lugar de la casa. Por primera vez desde que empezó toda esta
mierda, una sonrisa genuina cruza mi rostro.
La voz de Sabina podría convocar a los ángeles. Me encanta
cuando canta. Se siente como si toda la gravedad del mundo se
evaporara y yo estuviera flotando por encima de todo. Ella sabe lo
que me hace su canto. Gimo mientras me recuesto en la cama. Incluso
después de ordenarle que vaya a las entrañas de la casa como si fuera
un perro, todavía está tratando de asegurarse de que estoy bien.
La tensión en mi cuerpo comienza a liberarse lentamente y siento
que mis ojos se vuelven pesados. Mi mente vuelve a la pesadilla que
tuve y pienso en lo que pasó en el club. Él había dicho que no sabía
que ella me pertenecía. Tendré que rectificar eso lo antes posible.
***
En el instante en que me despierto, llamo a Luka y le digo que
necesito dos guardias de seguridad, uno para los detalles internos y
otro para los detalles externos. No confío en que se quede sola en la
casa, pero no puedo arrastrarla conmigo, no importa lo que quiera.
Él está de acuerdo y para las 8 de la mañana, Bruno está parado en
mi puerta listo para vigilar cada movimiento que hace Sabina cuando
no estoy aquí.
—Tengo que hacer algunos recados, volveré en breve. No debe
salir del sótano. Tiene todo lo que necesita allí—le digo a Bruno
mientras salgo. Él asiente y cierra la puerta detrás de mí.
Esta mañana tengo previsto reunirme con Sven para recoger el kit
de tatuaje. Es hora de que Sabina tenga mi marca para que todos
sepan con seguridad que tiene dueño. No quiero más malentendidos.
Sven ya está afuera cuando llego, lo cual es extraño.
—¿Todo bien, hermano?
Él asiente.
—Sí. —Se frota la nuca antes de continuar—. Ema está un poco
molesta contigo. Está demasiado emocional en este momento y no
quiero que sea irrespetuosa. Especialmente cuando sé que no puede
evitarlo en este momento. Hormonas de bebé o algo así. —Se encoge
de hombros.
Asiento con la cabeza y tomo la pequeña maleta. Me giro hacia el
coche, pero antes de dar un paso le pregunto a Sven algo que me he
estado preguntando desde el día que le conté a él y a Josip lo que
pasó.
—¿Crees que me equivoqué al disciplinar a Sabina, Sven?
—No, absolutamente no. Ella la cagó. Si ella fuera cualquier otra
persona y tú fueras cualquier otra persona, estaría muerta ahora
mismo. —Él deja de hablar, pero por la forma en que me mira casi
puedo sentir el 'pero' venir.
—Pero creo que la estás disciplinando por la mierda equivocada.
Esa mujer te es leal. Es leal a la familia y tú eres un cabeza hueca y no
escuchas. A la mierda, quiero decir que esa es tu mujer. Veo que vas a
poner tu marca en ella, tal vez reconsideres torturarla como lo has
hecho. ¿Cuánto debería sufrir ella, porque te ama?
Justo cuando termina, un fuerte y penetrante llanto de bebé suena
de fondo.
—Lo siento hermano, el deber llama. Estaré en contacto. —Sven
me da un abrazo rápido y vuelve corriendo a la casa para cuidar de
su hija. Mi mente vuelve al día anterior a que Sabina me traicionara
cuando pensé que estaba embarazada.
Estaba tan malditamente feliz entonces. Ahora no sé si tener una
familia alguna vez estará en mis cartas.
Hago mi mejor esfuerzo para no dejar que eso me distraiga. Me
subo al coche y conduzco de regreso a mi casa. Cuando entro me
encuentro a Bruno recostado en el sofá dormido.
—¡Oh, no puedes hablar en serio! —Saco el arma y empiezo a
caminar hacia el sótano. No veo a nadie que haya entrado a la fuerza,
pero alguien tiene que estar aquí. Escucho movimiento abajo y
rápidamente bajo las escaleras. Llego y casi me río cuando veo a
Sabina empacando una maleta.
—¿A dónde coño crees que vas?
Ella salta y veo una jeringa en su mano. Es un sedante. Debe
haberlo tomado de mi armario. Me había vuelto a robar.
—¡Maldita perra ladrona!
—¡Vete a la mierda, Kaja! ¡No merezco esto! Me niego a ser
prisionera de nadie. Si quieres pretender que solo soy una mujer
cualquiera, puedo serlo. No tengo que ser nada para ti. Déjame ir. Si
quieres enviar gente detrás de mí, hazlo. Si quieres venderme a Pavel,
hazlo. Si quieres decirles a todos lo horrible que soy, hazlo. No me
importa, pero no me retendrás aquí.
—¿Es eso lo que piensas? Te lo dije antes, somos tú y yo, no voy a
dejarte ir y eso significa que si tengo que encadenarte al maldito
horno lo haré. Cuanto más corras, más te perseguiré, y con más
fuerza tendré que derribarte. Además, después de esta noche, no
importa a dónde vayas, simplemente te devolverán a mí. —Mi mente
se desplaza a la pequeña maleta que dejé arriba con los materiales del
tatuaje.
—¿De qué carajo estás hablando?
—Oh, mi querida Sabina, creo que es hora de que uses mi marca.
Su boca se abre y se lanza alrededor de la cama.
—¡No, no puedes! ¡No te dejaré! Te prometo que lucharé contigo
incansablemente. ¡No soy tu maldita propiedad! ¡No puedes
marcarme como maldito ganado! —Está furiosa y, aunque tengo un
arma, no parece temerle a las balas. Sin embargo, debo tener cuidado,
porque el sedante que sé que está en esa jeringa me va a poner de
culo durante horas si logra inyectarme. No puedo permitir eso.
—Solo haces la mierda difícil, Sabina. Va a suceder de una forma u
otra.
—¡No! ¡No lo permitiré! No querías marcarme cuando yo lo
deseaba, pero ahora que no me soportas, ahora que no me vas a
tocar...—Su voz se quiebra antes de continuar—. ¿Ahora quieres
marcarme? No, no lo quiero. No quiero esto.
—Es demasiado tarde. Ya te tengo. —Me lanzo hacia ella y
rápidamente agarro la mano que tiene la aguja. Giro su brazo y
pincho la aguja en su hombro a través de su camisa delgada. Ella
toma una dolorosa bocanada de aire por un segundo, antes de que
comience a tambalearse sobre sus pies.
—Duérmete. —La abrazo por primera vez en mucho tiempo. Su
pequeño cuerpo encaja perfectamente en mis brazos. La giro para
mirarme mientras observo el efecto de la medicina.
—Lo siento, Kaja. Lamento haberte fallado. Te amo. —Sus
palabras son apenas audibles, pero se entierran profundamente en mi
negra alma. Segundos después cae en un sueño profundo. Una dosis
completa para una mujer del tamaño de Sabina probablemente
podría matarla, pero la cantidad que le inyecté es suficiente para
mantenerla dormida durante al menos unas buenas seis horas. Será
tiempo más que suficiente para dejar mi marca en ella. Sven me había
advertido que me tomaría un tiempo completarlo. Quiero hacerlo
bien, pero también quiero hacerlo esta noche.
La llevo a mi estudio y la acuesto en la tumbona. Necesito que sea
resistente y cómoda. Examino todo su cuerpo y me doy cuenta de
que no tengo ni idea de dónde querría esto. Ella había dicho que ya
no la quería. Sacudí mis dudas y le levanté la camisa para mostrar su
espalda limpia. Mi deseo por ella aumenta con solo tocar este
pequeño pedazo de piel. Anhelo sentirla, pero sé que no puedo. No
me gusta la necrofilia, pero eso no me impide fantasear. Hago mi
mejor esfuerzo para concentrarme en lo que estoy a punto de hacer,
pero todo lo que puedo pensar mientras la toco es cuánto quiero que
ella desee que la toque. Pienso en lo mucho que quiero que se quede.
No vi lo que estaba empacando, pero el hecho de que recogiera los
sedantes que tengo en el dormitorio significaba que sabía que
encontraría cierta resistencia. Sabe que si se va enviaré a alguien por
ella y está dispuesta a arriesgarse solo para alejarse de mí. Si me
hubieras preguntado hace unos días si esto me hubiera molestado,
habría dicho que no. Ella es una ladrona, por supuesto que no quiere
estar con el hombre al que le robó. Solo que ahora, después de
escuchar lo que dijo Sven, y lo que dijo ayer, la idea de que se pusiera
en tanto riesgo es perturbador. Ella sabe que no puede ganar, pero
prefiere fracasar que quedarse.
Borro esos pensamientos de mi mente y me instalo en la nuca. Es
un espacio lo suficientemente pequeño como para tatuar mi firma allí
y puede esconderla con su cabello cuando esté todo curado si eso es
lo que elige. De cualquier manera, cuando Sabina despierte, será mía
para siempre. No importa lo que ella o cualquier otra persona diga.
Capítulo 16

Sabina
 

Me despierto para encontrarme atada boca abajo a una tumbona.


Los lazos no están muy tensos, pero aún no sé cómo llegué aquí.
Todavía tengo la ropa puesta y nada debajo de la cintura se siente
como si me doliera, pero aún es una posibilidad. Giro la cabeza y el
dolor estalla. Mi cuello está en llamas. Empiezo a tirar de las
ataduras, pero no puedo levantarme.
—Ah, estás despierta—dice Kaja desde la puerta.
—¿Me ataste? ¿Qué diablos te pasa? —Estaba segura de que
seríamos capaces de superar lo que sea que estemos pasando, pero
estoy empezando a odiarlo más y más cada día.
—Oh, Sabina, deja de ser tan jodidamente dramática. ¿Pensaste
que te dejaría vagar por la casa después de que me robaste... otra vez?
—gruñe él y golpeo mi cabeza ligeramente contra la tumbona. Pensé
que tendría suficiente tiempo para largarme antes de que él volviera a
casa. No esperaba que regresara tan rápido.
Cuando me levanté esta mañana me saludó un hombre grande
que dijo llamarse Bruno. Iba a ser mi guardián mientras Kaja
estuviera fuera. Las cosas no estaban mejorando, estaban
empeorando. Sé lo que sucede al final de este camino. Estaré
encerrada por el resto de mi vida, por el crimen de tratar de ayudar a
mi hermano. No puedo permitir que haga eso. No sé si es por la
presión de convertirse en Bratok o porque ayudé a mi hermano a sus
espaldas, pero éste no es el hombre que amo y me niego a quedarme
con él.
—Sabes que nunca voy a dejar de luchar, Kaja. Es mi hermano,
siempre voy a tratar de protegerlo. Te robé. Lo hice. En ese momento
no lo vi así, supuse que me lo darías, que no te importaría. Me
equivoqué al robarte. Lo admito, y ese es el final de donde siento que
hice algo mal. Fui allí y traté de terminar todo sin ti, pero en el
momento en que sucedió algo más, te llamé. ¿Por qué diablos haría
eso si estaba tratando de engañarte? ¿Por qué te llevaría allí si estaba
siendo desleal? ¿Por qué te diría la verdad? Nada de eso tiene
sentido. —Hago todo lo posible por mantener la calma, ésta es la
primera vez en toda la semana que podemos hablar entre nosotros
sin gritar o dar puñetazos y patadas.
—No sé en qué carajos estabas pensando, todo lo que sé es que te
dije qué hacer y me mentiste. Tienes razón al decir que te lo habría
dado por cualquier otra razón que no fuera para ayudar a tu
hermano. Salgo todos los días con miles de diminutas dianas
pintadas en mi espalda, todos están esperando que la cague o
encontrar una manera de derribarme. Se suponía que tú eras la única
persona que me sostendrá. La mujer a mi lado. En lugar de eso, eres
una de las personas que va a mis espaldas tratando de cortarme las
jodidas piernas. Si no puedo confiar en ti, ¿para qué coño eres buena?
—Puedes confiar en mí, Kaja. ¿Qué tengo que hacer para
probar...? —Muevo la cabeza de nuevo solo para que me duela más el
cuello—. ¿Qué diablos le pasa a mi cuello?
En lugar de mirarme, mira hacia abajo.
—No me gustó cuando ese hombre en el club te estaba tocando,
pero él tenía razón. No tenía forma de saber que eras mía. Ahora
todos lo sabrán.
¿De qué diablos está hablando? Mi mente vuelve rápidamente a lo
que había sucedido antes de que perdiera la conciencia. ¿Sobre qué
estábamos discutiendo? ¿La marca? ¡La maldita marca!
—¡Oh, Dios mío! ¡No lo hiciste! ¡Joder, no lo hiciste! ¡Suéltame
ahora mismo, Kaja! ¡Suéltame! —Tiro y retuerzo mis brazos contra las
ataduras, pero en lugar de que se aflojen, se siente como si se
estuvieran poniendo más apretadas—. ¡Déjame levantar! ¡Ahora!
¡Ahora! —Hay una restricción que estaba alrededor de mis hombros
que se ha deslizado hacia arriba y está presionada contra mi cuello.
Doy un buen tirón con los brazos y la de mi cuello se pone más
apretada, hundiendo mi cara aún más en el cojín de la tumbona.
—¡Jebote! Prestati vući. (NdelT: ¡A la mierda! Deja de tirar) Detente,
te vas a estrangular, Sabina. —Lo siento en mis piernas tirando de las
ataduras y lentamente mis piernas se liberan, luego las manos y
finalmente levanta las ataduras del cuello. Lo aparto de un empujón
de mi camino y corro directo al baño. Retiro mi cabello del cuello,
tomo uno de los espejos de mano que está en el lado del lavabo y
miro la marca. Allí, en tinta negra oscura, está su firma.
—Me marcaste. No soy más que una puta propiedad para ti—
susurro mientras inclino el pequeño espejo para poder ver bien mi
nuca.
—Elegiste esta vida, Sabina, pensé que podrías manejarlo. El
hecho de que no puedas no significa que puedes irte.
Dejo caer el espejo sobre el lavabo y miro a Kaja. No conozco a
este hombre. El hombre que amo nunca sería tan cruel conmigo. Él
nunca me haría esto.
—Sabes, soñé con el día en que te darías cuenta de lo que tenías
conmigo. Cuando verías lo desesperadamente dedicada que estoy a
ti. Quería usar esta marca con orgullo. Lo estás arruinando. Nos estás
arruinando, Kaja.
—Nos arruinaste el día que metiste la mano en mi caja fuerte y
sacaste diez mil dólares. El día que me vendiste al enemigo. El día
que elegiste tomar decisiones que alterarían tu vida y la mía sin
acudir a mí primero. Nos arruinaste. Simplemente no lo sabía hasta
ahora.
—Realmente crees eso, ¿verdad? —Me acerco y pongo una mano
en su pecho. Mis entrañas estallan de pasión, hace mucho tiempo que
no puedo tocarlo de forma amorosa. Demasiado tiempo.
—¿Dónde crees que aprendí a hacer esto, Kaja? Sí, siempre he sido
protectora con mi hermano, pero aprendí a sacarlo de problemas a
través de ti. Puede que no haya seguido todas las instrucciones, pero
tal vez necesites mirarte más de cerca antes de que empieces a
enrostrarme sobre cómo te traicioné. ¿A cuántas personas has
traicionado para ayudar a los que te importan?
Sacude la cabeza como si no entendiera de lo que estoy hablando
y en este momento no tengo la energía para explicárselo.
—Voy a dejar la pomada para el tatuaje en el baño. Tengo que
esperar a que venga otro guardia de seguridad a vigilarte.
—¡Espera! No quiero estar aquí.
Él suspira y veo que sus manos se aprietan en puños.
—Ya hemos pasado por esta mierda. No te irás.
—Bien. —Cruzo las manos sobre el pecho y pienso en todo lo que
ha dicho en los últimos minutos. Sigue hablando una y otra vez sobre
el dinero, tenía toda la intención de devolverle el dinero cuando lo
tomé, así que tal vez deba comenzar con eso—. Déjame trabajar.
Sigues hablando del dinero que te robé. Déjame ir a trabajar y
devolvértelo.
—¿Dónde diablos crees que voy a dejarte trabajar?
De hecho, estoy sorprendida de que él no haya pensado en esto
antes.
—En uno de tus clubes. Puedes hacer que la seguridad se quede
allí, vigilar dos piezas de tu propiedad al mismo tiempo. —El
sarcasmo gotea de mi lengua, pero no retrocedo. Al menos si estoy
allí puedo moverme. Hay gente con la que puedo hablar y estoy lejos
de él.
—¿Quieres desnudarte?—dice con la mandíbula apretada. Para
alguien que no se preocupa por mí, se enfada mucho cada vez que
cree que alguien más me va a ver o tocar.
—No, puedo ser camarera. Limpiar. Lo que sea. No necesito
quitarme la ropa para ganar dinero.
Mete las manos en los bolsillos y se recuesta contra la puerta.
—Sabes que no es una mala idea. Esta noche comenzarás a
trabajar. Deberías estar pagando tu deuda.
—¿Me pongo ropa normal o vas a seguir humillándome? —
Presiono las manos contra mis caderas tratando de parecer enojada.
Honestamente, quiero ver una pequeña concesión de él. Una pequeña
mota de humanidad.
—Toma tu ropa de arriba, pero no toques nada más—dice y se
marcha. Observo su fuerte espalda mientras sube las escaleras.
Aunque todavía no es tan bueno como antes, no puedo evitar sonreír.
Puede llevar mucho tiempo y es posible que ni siquiera sobreviva a
este momento turbulento por el que estamos pasando, pero puedo
ver más allá de este caparazón que ha construido. Mi Kaja todavía
está debajo de toda esta mierda. Solo espero aguantar lo suficiente
para recuperarlo.
 
Capítulo 17

Kaja
 

Una vez que Bruno se despierta, se disculpa profusamente


haciéndome saber que no tenía idea de que había sedantes en la casa
a los que ella podía acceder. Es mi culpa. Había olvidado que Sabina
sabe dónde está cada cosa en la casa. Junto con todas las contraseñas
y la información oculta, también sabe dónde están todas las armas.
En cualquier momento podría tomar un arma y dispararme o a
cualquier otra persona que se quede allí con ella.
Podría haberlo hecho la primera noche que la dejé allí sola, pero
no lo hizo.
Su idea de trabajar en el club no es algo con lo que esté
completamente de acuerdo, pero es algo que puedo permitir. Debo
admitir que es una solución más simple que mantenerla encerrada en
la casa. Aquí, al menos, puedo vigilarla cuando estoy de servicio. No
hay armas para que tenga en sus manos y hay más seguridad para
asegurarme de que no le pase nada. La ventaja adicional es que
también puede trabajar para pagar su deuda de diez mil dólares.
Un golpe en la puerta de mi oficina capta mi atención y miro hacia
las cámaras de seguridad para ver que es uno de mis guardias de
seguridad.
—Ući, entra—digo tanto en croata como en inglés.
—Lamento molestarlo, señor, pero hay un problema abajo.
Paso a las cámaras que me muestran el piso principal y,
efectivamente, hay tres guardias luchando con alguien en el medio
del suelo. Todavía es muy temprano, así que no hay mucha gente
aquí, pero si esto fuera cuando el lugar está lleno, muchas personas
podrían estar lastimada en este momento.
—¡Sranje! (NdelT: mierda) ¿Quién es ese? ¡Tráelos aquí, ahora!—le
espeto al hombre. Me estremezco cuando el tipo lanza a uno de mis
guardias contra una mesa haciéndola pedazos. Da un paso atrás y,
aunque hay otros dos guardias en su contra, no deja de luchar.
Observo a través de la cámara cómo el guardia de seguridad que
acaba de subir aquí para decirme que teníamos problemas, regresa al
cuadro. Agarra al hombre que pelea y lo pone en una llave de
estrangulamiento. Observo cómo arrastran al hombre pataleando y
presumiblemente gritando hacia las escaleras que conducen a mí.
Mantengo mis ojos en la pantalla para ver si alguien está herido y en
la esquina veo a Sabina con las manos en la boca y los hombros
temblando. ¿Está llorando? ¿Por qué?
Llaman a la puerta antes de que los guardias la abran y arrojen al
suelo al hombre que estaba peleando.
Debería haberlo sabido.
—¿Qué mierda estás haciendo aquí, Stephan?
—¡Maldito imbécil! ¡Cómo pudiste hacer eso! —Se levanta del
suelo y trata de abalanzarse sobre mí, pero la seguridad se interpone
en el camino. Saco mi pistola y Stephan se calma instantáneamente.
—Me encargo. Bajad y limpiad ese desastre—le digo después de
apoyar el arma contra mi muslo y sentarme en el borde del escritorio.
Los guardias reconocen mi orden, dejándonos a Stephan y a mí
solos en la habitación.
No se ha movido para atacarme de nuevo, pero sus manos están
cerradas en puños y está de pie como si estuviera listo para atacarme.
—No quiero tener que deshacerme de un cuerpo hoy, Stephan.
Siéntate. —Hago un gesto hacia la silla detrás de él y después de un
segundo hace exactamente eso. Después de ver que se ha calmado,
guardo el arma y empieza a hablar.
—¿Cuál es tu problema, Kaja? ¿Por qué tienes a mi hermana
trabajando en un jodido club de striptease?
—¿Qué quieres decir con por qué la tengo trabajando aquí? Ella
me robó, para ti. ¿De dónde pensabas que venían los diez mil
dólares? ¿Dónde crees que voy a recuperar algunas de las pérdidas
en mi muelle? Tu hermana está endeudada hasta el cuello y nunca va
a salir. Ella puede agradecértelo.
Él niega con la cabeza.
—Tienes razón, ella puede agradecerme por eso. Esto es obra mía.
No te desquites con ella. No se merece esto. Es mi culpa.
Me río de su intento de finalmente asumir la culpa de algo, en
cualquier otro momento siempre hubiera sido culpa de otra persona,
ahora de repente está listo para aceptar la responsabilidad.
—No quiero nada de ti, Stephan. Nada que puedas darme.
—Entonces, déjame comprarla.
La alegría sarcástica que estoy sintiendo se evapora.
—¿Qué carajo me acabas de decir?
—No te preocupas por ella, Kaja. No de la forma en que ella se
preocupa por ti. Mi hermana te ama. Le dije que no lo hiciera, le dije
que te tomara por todo lo que tenías y se largara, pero se mantuvo
fiel. Ella te ama y sé que se quedará y hará lo que tenga que hacer
para que lo veas. Se quedará hasta que la rompas y entonces se
marchará. Déjame comprártela. Llévame en su lugar. Joder, no me
importa lo que me hagas, solo déjala ir.
—Vete a la mierda Stephan, no puedes comprarla. —Tengo que
alejarme de él o lo voy a estrangular.
—Estás dejando que todos los demás lo hagan.
—Por el amor de Dios, no se está desnudando. Es una camarera.
Mira hacia otro lado, calmándose aún más.
—¿Qué tengo que hacer para que la dejes en paz?
—Es demasiado tarde. Te dije lo que tenías que hacer. Le dije a ella
lo que tenía que hacer. Ninguno de los dos escuchó. Aquí es donde
estamos ahora y no hay nada que puedas hacer para detenerlo.
Él se pone de pie.
—Estoy jodido, Kaja. Lo sé. Esa mierda por la que Felix me hizo
pasar destruyó lo que soy. Nunca quise arrastrar a Sabina a esto
conmigo, pero ella nunca me dejará enfrentarlo por mi cuenta. Es el
tipo de mujer que es. Es fuerte, cariñosa y leal. Odio que sean mis
problemas los que le hayan causado esto, pero solo necesito que te
des cuenta de que nunca te ha sido desleal. Nunca antes te ha robado.
Ella ha ido en contra de tu palabra, pero solo para mantenerme con
vida. Mi hermana merece un hombre que reconozca quién es ella.
Ella quiere que ese hombre seas tú. —Él baja la mirada—. Lo siento.
De verdad. Estoy tratando de hacer las cosas bien, pero no creo que
pueda. Dale otra oportunidad, te prometo que nunca la arrastraré de
nuevo. Tienes mi palabra.
—Vete de aquí, Stephan. —Él se da vuelta y alcanza la puerta—.
Cuídate, chico.
—Si, tú también.
Cierra la puerta detrás de él y lo observo a través de las cámaras
de seguridad mientras se acerca a su hermana, le da un abrazo y un
beso y se va.
No sé en qué tipo de problemas se ha metido Stephan con este
personaje de Pavel, pero algo no cuadra. Me acerco a Dagger de
nuevo para ver si ha obtenido más información sobre el hombre.
Hasta ahora, mi muelle y la propiedad circundante han estado
tranquilos. No hay barcos entrando o saliendo. No entiendo por qué
Pavel me exigió que le arrendara el área y luego no la usa.
Dagger contesta en el segundo timbre.
—Kaja.
—Sí, estoy llamando para verificar mi solicitud de información.
Él suelta un profundo suspiro.
—Tengo parcial, programaré una reunión para más tarde hoy—
dice y cuelga antes de que pueda hacer más preguntas. Es extraño.
Dagger generalmente solo dispara la información, ¿por qué
necesitamos hablar de eso?
Me llevo una mano a la frente y froto. Esta mierda se está
volviendo más extraña por segundos.
 
Capítulo 18

Sabina
 

Algo está mal. Conozco a mi hermano. Lo conozco al dedillo, y


no importa cuántas veces me diga que está bien, sé que no lo está.
Cuando me abrazó antes, todo dentro de mí me decía que no lo
dejara ir. Necesita ayuda, lo sé.
—Oye, pensé que estabas aquí para trabajar. ¿Por qué los clientes
dicen que no tienen bebidas? —Mackie se para frente a mí con un
bikini negro de dos piezas. No sé por qué se molesta en ponérselo. El
top triangular apenas cubre sus pezones. Según las pocas chicas con
las que he hablado, Mackie es básicamente la perra aquí y me odia. El
sentimiento es mutuo. Esta es la misma mujer que estuvo encima de
Kaja el otro día. Sus manos también estaban por todo su cuerpo.
Cuando Kaja me trajo para que comenzara a trabajar, se aseguró de
que todos supieran que soy de su propiedad. Aparentemente no
quería más malentendidos como el que tuvimos la otra noche cuando
el guardia trató de forzarme. La mayoría de las mujeres parecían
menos que interesadas en conocerme. Hay dos, Jade y Sandy que son
bastante agradables, pero Mackie parecía querer arrancarme la
cabeza en cuanto Kaja anunció quién soy.
—Tengo que encargarme de estos tipos primero. —Intento pasar
junto a ella, pero no se mueve.
—Acabas de llegar, así que no sabes cómo funciona la mierda. Ese
tipo de allí es un gran apostador, eso significa que le sirves primero.
—Ella me mira.
—Sé cómo funciona el oficio de camarera—le respondo
bruscamente. Una cosa es tener a Kaja saltando a mi yugular, pero no
lo aceptaré de esta perra. No cuando solo es cruel, porque quiere lo
que tengo. Incluso si realmente no lo tengo en este momento.
—No seas estúpida no estoy hablando de ser camarera.
Cualquiera puede sostener una maldita bandeja. Estoy hablando de
asegurarse de que el hombre más importante en la sala esté atendido.
Ya sabes, malditas prioridades. Déjame explicártelo. Cuando él está
feliz, todos estamos felices. Mantenlo satisfecho y todos estaremos
satisfechos. —Una sonrisa fea aparece en su rostro y es entonces
cuando sé que ya no está hablando del patrón. Está hablando de Kaja.
—No te preocupes por eso. Lo mantengo muy feliz.
—Oh, cariño, estás tan jodidamente ciega. Alguien tendrá que
mostrarte cómo complacer a un hombre. No me importa jugar a ser la
maestra. —Ella me guiña un ojo y dejo caer la bandeja en mi mano
sobre la mesa a mi lado lista para golpear a esta perra en su boca.
—¡Sabina!—oigo a Vikki llamándome. Es la camarera y con quien
debería estar hablando en este momento.
—Ahora corre, cachorra—me despide Mackie. Recojo la bandeja y
camino alrededor de ella para llegar a Vikki.
—¿Qué diablos es eso?—me pregunta Vikki cuando me acerco.
—Esa perra se va a joder. Estoy tratando de mantener la calma
porque no quiero causar problemas. Pero ella está a un comentario de
que arrastre su cara por el suelo. —Giro la cabeza y observo cómo
Mackie se sienta a horcajadas sobre el hombre que me había dicho
que necesitaba una bebida.
—¿Qué te dijo?
—Me dijo que necesito aprender a complacer a un hombre. Algo
acerca de que ese tipo es especial, porque es un gran apostador o algo
así.
Vikki mira por encima de mi hombro.
—Oh, él, bueno, sí, ella tiene razón. Ese tipo deja mucho dinero
aquí. Las propinas son muy buenas. Deberíamos llevarle su bebida.
—Espero mientras ella saca el costoso coñac y comienza a servirle la
bebida. Se la llevo y la coloco frente a él.
—Gracias, por favor que sigan viniendo—dice mientras empuja
un billete de cincuenta dólares en mi mano. Mierda, no estaban
mintiendo cuando dijeron que es un gran apostador. Una propina de
cincuenta dólares por una bebida es mucho. Vuelvo a la barra y me
acerco lo más posible al borde. Se está haciendo tarde y eso significa
que el lugar está empezando a llenarse.
Jade viene y se para a mi lado. Su show es el siguiente.
—¿De qué estamos hablando?—me pregunta
—Bolsas de dinero por allá.
Jade mira hacia donde está sentado Mackie.
—Oh, joder, sí, va a ser una buena noche.
—¿Quién es?—pregunto.
—Dean, tiene mucho dinero. Una vez cada pocas semanas
organiza una fiesta en su yate. Invita a strippers y otras personas
importantes. Regresé a casa con más de seis mil dólares por una
noche de entretenimiento.
—¡Mierda! ¿A qué se dedica? —Agarro el vaso que Vicki está
empujando en mi dirección.
—Él dice que está en bienes raíces, pero en realidad es un
traficante de armas, todas cosas del mercado negro. Armas,
municiones, lo que sea, él lo consigue. La última vez que estuvimos
en una fiesta, había cajas de cosas en el fondo del barco Está haciendo
una matanza.
¿Vendedor de armas?
¿Municiones?
¿Y si esto tiene algo que ver con esa mierda que está pasando con
el suministro de la familia Juric? Quiero obtener más información,
pero el DJ llama a Jade para que suba al escenario. Sigo con mi turno.
Presto mucha atención a Dean, y por lo que puedo ver, él me está
prestando mucha atención. Lo he atrapado más de una vez
mirándome con lujuria.
Necesito encontrar una manera de subirme a ese yate y ver si tiene
algo que ver con lo que está pasando con Kaja. Sin embargo, aprendí
mi lección, no voy a hacer una mierda sin decírselo primero a Kaja.
Lo último que necesito es encontrar la manera de que me inviten a
una de esas fiestas solo para que le salga el tiro por la culata a Kaja.
Una vez que se calma un poco, busco a Vikki para hacerle saber
que me voy a tomar un descanso. Ella asiente, sin siquiera molestarse
en hablar por encima de la música alta.
Kaja cree que no puede confiar en mí. A pesar de eso, puedo
demostrarle que no solo somos algo bueno, sino que somos una puta
fuerza. Subo a su oficina y abro la puerta.
—Mmm, Kaja. Por favor, te necesito—gime Mackie, dejando caer
su rostro en el cuello de Kaja y comienza a chuparlo allí.
Kaja gruñe y deja caer la cabeza hacia atrás. Él la sostiene cerca y
observo cómo su mano va a su ropa interior y tira. La va a follar.
No puedo moverme, se siente como si estuviera pegada al lugar.
Ni siquiera sé si estoy respirando.
De repente, los ojos de Kaja se abren y se conectan con la precisión
una mira láser con los míos. Su mirada pasa de la lujuria a la ira en el
segundo que tarda en verme. Ninguno dice una palabra. No voy a
pelear con él, eso es lo que quiere. En lugar de eso, me doy la vuelta,
cierro la puerta suavemente y vuelvo a bajar. Si él la desea, puede
tenerla. Cada vez que pienso que estamos avanzando, él me muestra
lo profundamente arraigados que aún estamos en el pasado. No
vamos a poder superar esto, no importa lo que haga para tratar de
enmendar mis errores.
Mi Kaja se ha ido.
 
Capítulo 19

Kaja
 

H
—¡ ijo de puta! —Golpeo con la mano el escritorio mientras veo
las noticias. Hay otro tiroteo masivo en Arizona, todos los culpables
tenían balas de punta hueca. Este problema se está volviendo más
grande de lo que todos pensábamos y todos me miran para averiguar
qué está pasando. Después de revisar el libro mayor de la casa
depósito, parece que el intercambio debe haber ocurrido algún
tiempo antes de que se colocara en el camión, pero ¿dónde? Ser
arrojado en medio de esta mierda es como tratar de ganar una pelea
con las manos atadas a la espalda. Quería esto. Quería más
responsabilidad, pero ahora estoy empezando a pensar que Marko
me puso aquí para que pueda fallar.
Necesito más información, más conocimiento. Sólo hay una
persona que sé con certeza que la tendría. El problema es que no sé si
ella va a estar abierta a dármela. Me refiero a cuántas personas
pueden decir que están dispuestas a ayudar a la persona que ocupó
su lugar.
Saco el teléfono y marco el número de Katarina. Se está haciendo,
pero todavía contesta al tercer timbre.
—¿Da?—responde.
—Ja sam,(NdelT: Soy yo) Kaja. —Me identifico de inmediato y
espero a que me maldiga o me cuelgue. Cualquiera de las dos cosas
podría suceder.
—Esperaba esta llamada antes, Kaja. ¿Cómo estás?
Aparto el teléfono de mi oreja. ¿Está siendo agradable? ¿Por qué?
Joder, odio ser tan malditamente paranoico con todo.
—Podría estar mejo—respondo honestamente.
—Sí, también estoy viendo las noticias.
Hay un largo silencio en la línea, necesito averiguar dónde está su
cabeza antes de comenzar a hacer preguntas. No tiene sentido para
mí buscar ayuda cuando es probable que ella me dé la información
incorrecta para que pueda fracasar.
—¿Estás molesta conmigo, Katarina?—digo tan claramente como
puedo.
—¿Contigo? Absolutamente no. ¿Con mi padre? Sí. No creo que
sea justo, pero así es nuestra vida. Mi padre nunca me quiso en ese
puesto, pero trabajé duro para conseguirlo. Duele que me lo
arranquen, por algo sobre lo que no tenía control, pero sucedió. Si
hay alguien en todas nuestras filas que merece tomar mi lugar, eres
tú. No, Kaja, no tengo mala voluntad hacia ti.
Dejé escapar un suspiro de alivio.
—Estoy feliz de escucharlo. ¿Estás lo suficientemente enojada con
tu padre como para no querer ayudarme a controlar esta mierda?
—Nunca, lo que sea que la familia necesite, estoy aquí para
facilitarlo. Bratok o no. ¿Qué necesitas?
Le explico lo que Sven y yo encontramos en el depósito de armas,
omitiendo el hecho de que tuve que matar a uno de los trabajadores
porque mintió sobre ella. Me explica que todos los que tenían una
mano en las cajas eran parte de la familia. Soldados, gente leal a
Marko. No tiene sentido que filtren dentro de la munición y no nos
avisen.
—Obviamente, alguien no está tan pendiente por la familia como
nos gustaría. Necesito saber exactamente quién está cargando estos
camiones.
—Trabajaré para armar la lista. Te la tendré a primera hora de la
mañana—me dice Katarina con confianza.
—Genial, gracias—respondo y cuelgo el teléfono. Trabajar con
Katarina no significa que esté más cerca de descubrir quién está
detrás. Ahora mismo siento que estoy dando vueltas en círculos. No
conozco a nadie que iría en contra de nuestra familia y no esperaría
morir. Sin embargo, recientemente parece que cada vez más personas
están tomando ese riesgo.
Agarro la botella de vodka que tengo en el cajón del escritorio y
sin sacar el vaso que guardo allí, abro la botella y tomo un largo
trago. Se siente como si todo se me estuviera cayendo encima a la vez.
Muevo la cabeza de lado a lado tratando de que desaparezca parte de
la tensión que hay en la base de mi cráneo.
Hay un golpe en la puerta.
—Adelante—grito, tal vez Dagger llega temprano. No lo espero
hasta dentro de treinta minutos.
—Oh, jefe, no te ves muy bien—dice Mackie desde la puerta.
Mis ojos recorren su cuerpo. Lleva un bikini ajustado que no
oculta nada. Ni siquiera necesitaría apartar la tira de tela para follarla,
mi polla podría atravesarla.
—¿Qué estás haciendo aquí arriba? ¿No deberías estar trabajando
abajo? — Me recuesto en mi silla y la observo mientras camina en mi
dirección.
Se está volviendo más audaz a medida que pasan los días. Antes
la callaba en el momento en que intentaba algo conmigo, pero ahora
que Sabina y yo estamos en suspenso, la he estado complaciendo.
—Mi presentación terminó y ya he trabajado. Es mi descanso—
dice—. ¿Estás bien?—pregunta y se desliza frente a mí apoyándose
en el escritorio mientras se para entre mis piernas. Retrocedo para
darle algo de espacio.
—No tienes que preocuparte por mí, Mackie. Todo lo que tienes
que hacer es preocuparte por asegurarte de que los clientes estén
contentos.
—Pero, ¿a quién le preocupa si el jefe es feliz o no? ¿Mmm? ¿No
quieres ser feliz? —Lentamente arrastra sus manos por sus costados y
cuello empujando sus senos más cerca de mí.
Ha pasado un tiempo, y estoy jodidamente tenso. Quiero ser feliz.
Quiero follar. Mi polla empuja con fuerza contra mis pantalones y
tengo que agarrarme a la silla para evitar tocarme con las manos.
—Déjame hacerte feliz Kaja. Veo lo estresado que estás. No quiero
nada más que ayudarte a relajarte. Has hecho mucho por mí. Solo
quiero mostrarte lo agradecida que estoy.
Ella da otro paso más cerca de mí y vuelvo a retroceder. La mierda
está yendo demasiado lejos.
No puedo retroceder más.
—Déjame mostrarte, Kaja. —Se sienta a horcajadas sobre mí y su
cálido coño se apoya sobre mi polla.
—¡Jebote! (NdelT: mierda) —Mis manos se aferran a sus caderas y
la mezo una vez mientras el zumbido de placer se dispara a través de
mí.
—Ves, quieres esto. Fóllame, Kaja. Por favor—me ruega, sus
manos están sobre mí. Ella la mete en mi cabello, las pasa por mis
brazos y me rasca el pecho mientras continúa montándome.
—Mackie, yo... tú... Sabina—siseo incluso cuando el líquido
preseminal sale de mi polla todavía dentro de mis pantalones.
—Ella no está aquí por ti. Ella te tenía y no pudo soportarlo. No lo
quiero todo, Kaja. Solo un poco. Solo lo suficiente para hacerte feliz.
—Su voz es entrecortada. No puedo mentir y decir que no estoy
increíblemente intrigado por un polvo rápido y sin compromiso justo
aquí contra mi escritorio.
—Por favor—gime ella antes de estirar la mano y tirar el lazo que
mantiene unida la mitad superior de su bikini. El delgado trozo de
tela se afloja y cae inmediatamente, sus grandes pechos rebotan
libres.
—Maldita sea. —Mi fuerza de voluntad se está desvaneciendo
rápidamente. Mis manos pican por tocarla.
—Tócame. Estoy tan cerca. —Mackie se mece más fuerte y sus
manos van a sus pechos. Estoy hipnotizado mientras pellizca y tira de
sus pezones sentada en mi regazo.
Se le entrecorta la respiración y se estremece ligeramente. Una
canción que a menudo escuché cantar a Sabina se filtra por las
escaleras hacia mi oficina y siento un rápido deseo de calmarme. No
puedo hacer esto.
—Tienes que bajarte, Mackie. Esto no va a pasar. —Me paro
asegurándome de sostener su cintura para que no se caiga hacia
atrás. Sin embargo, está tan cerca de mí que no hay espacio real para
que me aleje de ella. Pasamos de estar cerca mientras estaba en mi
regazo a estar aún más cerca mientras se apoya en mí contra la pared.
Sus manos rápidamente se deslizan hacia la parte delantera de mis
pantalones y agarra mi polla a través de la tela. Mis rodillas se
debilitan y empujo mis caderas hacia arriba en su agarre. Esa mierda
se siente jodidamente bien.
—Sí, quieres esto. Puedo verlo. Será tan bueno. Lo prometo.
Levanto las manos para apartarla, pero todavía no tengo fuerzas.
Dejo que mi cabeza golpee la pared con fuerza y cierro los ojos.
—Mmm. Kaja. Por favor, te necesito. —Se inclina hacia adelante y
su boca se conecta con mi cuello donde me besa y lame. Los nervios
de mi cuerpo se están volviendo locos y cada pensamiento en mi
cabeza está en silencio, excepto el que me dice que la arroje sobre este
escritorio y la folle hasta que no pueda caminar más.
Un segundo después, el vello de mis brazos se eriza y en lugar de
esa intensa sensación de placer que Mackie me estaba dando, tenerla
sobre mí de esta manera me da ganas de vomitar. Esta mierda se
siente mal.
Abro los ojos para apartarla, pero en lugar de una oficina vacía
veo a Sabina parada en la puerta mirándonos.
Mi reacción inicial es de miedo, no conozco a ningún hombre que
quiera ser atrapado por su mujer con otra mujer semidesnuda
besándolo. Cuando Sabina todavía no se mueve ni dice nada después
de ver que la miro, ese miedo se convierte en ira.
Ella me mira como si estuviera decepcionada, como si yo fuera
menos hombre, debido a esto. Ella nos hizo esto. Solo la deseaba a
ella. Al diablo con eso, ella nos hizo esto. Todavía no dice nada, la veo
dar un paso atrás, darse la vuelta y cerrar la puerta mientras me deja
allí con Mackie tratando de meterse en mis pantalones.
Esa ira se convierte en repugnancia, no hacia ella sino hacia mí.
¿Qué carajo estoy haciendo?
Esa no es la Sabina contra la que pensé que estaba luchando. Pensé
que estaba luchando contra la Sabina que nunca retrocedía. La Sabina
que se enfrentó a todos en una partida clandestina de póquer para
decirme que me estaban engañando. Había pensado que estaba
luchando por la Sabina que todavía luchaba por mí. La que acababa
de salir por la puerta se ha dado por vencida conmigo.
—Quítate de encima.
—Kaja, no.
Agarro la mano de Mackie y la retiro con fuerza. Ella grita de
dolor y una lágrima recorre su pestaña inferior.
—Dije que te quites de encima. Tu descanso ha terminado. No
quiero que vuelvas aquí a menos que tengas algo que decirme. No te
voy a follar, no importa cuánto te arrojes sobre mí. Ahora vete a la
mierda de aquí. —La empujo un poco más bruscamente de lo que
debería.
Su boca se abre y se cierra varias veces en estado de shock. Me
volví completamente loco y no tenía nada que ver con ella, sino con
lo que una mirada de Sabina podía hacerme.
Mackie se pasa el pelo por encima del hombro, se vuelve a colocar
la parte superior del biquini y sale de mi oficina, cerrando la puerta
detrás de ella para causar efecto. Podría hacer que la despidieran solo
por eso, pero no me voy a deshacer de mi mejor bailarina porque está
cabreada.
Pienso en la mierda que Sven me dijo el día que recogí el equipo
de tatuaje, cómo estaba enojado por la mierda equivocada. Pienso en
lo que me dijo Stephan. Incluso pienso en todo lo que Sabina ha
intentado decirme. No sé si es porque quiero que sea verdad o
porque lo es. Sabina siempre me ha sido fiel. Sin embargo, estoy tan
concentrado en todo lo que me arrojan a la vez que olvidé que ella
tiene otra familia a la que ser leal. Su hermano, tan jodido como está,
también merece su lealtad.
 
Capítulo 20

Sabina
La noche finalmente terminó y siento que nunca antes había
trabajado tan duro en mi vida. No sé cómo lo hacen estas chicas
noche tras noche. Entro en la trastienda donde algunas de ellas se
están vistiendo. Sandy me había pedido que le llevara una botella de
agua, porque ya habíamos cerrado el bar y no podían acceder a la
nevera. La agarré por ella, ya que es una de las mujeres que fue
amable conmigo desde que llegué aquí. No tengo ningún problema
en conseguir el agua para ella.
—¡No puedo esperar a la fiesta de mañana! ¡Va a ser fuera de
serie! —Jade está hablando con una de las otras chicas—. Oh Sabina,
pregunté si podías venir también, estabas preguntando por él antes y
dijo que necesitaba más camareras. ¿Qué dices? ¿Crees que el jefe te
dejará ir?
Niego con la cabeza después de darle el agua a Sandy.
—¿Esperar qué? ¿Ir a dónde? ¿A qué fiesta?
—¡Sí, será genial! Vamos, Sabina, será divertido. —Sandy salta a
mi lado con entusiasmo.
Me río de sus payasadas, pero todavía no tengo idea de lo que
están hablando.
—Estoy segura de que lo será, pero no sé en qué estoy de acuerdo.
—Dean, va a tener una fiesta en un yate mañana. Nos llevará y nos
traerá de regreso en su avión.
Mierda. No hay forma de que Kaja acepte eso. Pienso en lo que vi
en su oficina. Que le den. Solo estoy haciendo esto para obtener la
información como una forma de pagar mi deuda. Si él cree que puede
follar con otras mujeres y yo regresaré con él, se va a llevar un puto
chasco.
—Genial, haré todo lo posible para manejarlo.
—Por Dios, ¿vas por otro? ¿No es Kaja suficiente para ti? Quiero
decir, honestamente, Saca tus garras de ese primero antes de abrir las
piernas para Dean también—dice Mackie desde su casillero donde se
está poniendo los vaqueros.
—¿Disculpa? —Camino en su dirección y todas las chicas a su
alrededor se alejan—. ¿Qué, estás enojada, Mackie? ¿Tu coño no es
suficiente para que vuelvan por más? —le digo con sorna.
Su boca se abre antes de cerrar su casillero de un golpe y girar en
mi dirección.
—¿Con quién mierda crees que estás hablando? Mi coño es más
que suficiente. Si tienes alguna pregunta al respecto, puedes ir a
preguntarle a tu hombre. Está más que satisfecho con este bonito
coño. —Pasa una mano vulgarmente por la parte delantera de sus
pantalones y me sonríe.
—¿Crees que estoy preocupado por lo que Kaja está haciendo
contigo? Lo quieres, es todo tuyo, pero cuando te está follando,
cuando tienes la boca en su polla, recuerda que solo te está usando
para olvidarme. Soy la que él desea, tú solo eres un coño fácil.
—¡Perra! —chilla Mackie antes de correr hacia mí moviendo los
brazos como aspas de molino. Los bloqueo y la golpeo dos veces
rápidamente en la cara. Ella retrocede un poco, pero no se cae. Vuelve
a cargar contra mí, pero esta vez en lugar de balancearse
salvajemente, araña mi ropa. Agarro su mano para que no me
desgarre la camisa y ella agarra mi cabello con la otra mano libre.
Ambas caemos al suelo y rodamos. Ninguna tiene la ventaja o quiere
dejarlo ir.
Esto es con lo que me engañó.
Estoy avergonzada por él.
Kaja
 
Justo cuando el club está a punto de cerrar, Dagger y Matej
aparecen. Ninguno de los dos parece feliz.
—Hermanos—los abrazo y se sientan en el escritorio—. ¿Supongo
que tenéis algo de información para mí?
Dagger es el que habla primero.
—Sí, y no te va a gustar. Necesito que reúnas toda tu mierda,
porque vas a tener que ir a Marko con esto.
¿Marko? Espera un minuto. ¿Qué tiene que ver Pavel con Marko?
—¿Estás hablando de las municiones?
—No, se trata de Pavel. Resulta que tanto tú como yo contactamos
a Dagger para obtener información sobre este hijo de puta. Pude
esquivar trabajar con él, pero está bajo tu contrato de arrendamiento.
Es una mala noticia y la gente con la que está trabajando son
jodidamente peores. No sé qué mierda estaba haciendo el hermano
de Sabina con él, pero mi instinto me dice que estaban jugando con él,
de la misma manera que Pavel está tratando de jugar con nosotros.
—¿Qué diablos averiguaste? He verificado con las cámaras y la
seguridad, ni siquiera ha pasado nada por el área de atraque.
—No, es porque van por debajo. —Dagger saca un montón de
fotos aéreas.
—¿Cómo diablos conseguiste esto? ¿Qué estoy mirando? —Se
parece a mi muelle, pero desde arriba.
—¿Ves eso de ahí? —Matej se inclina hacia adelante en la silla y
señala algo oblongo en la foto. ¿Está debajo del agua, un pez, una
ballena o algo así?
—¿Qué es?—pregunto de nuevo, cada vez más molesto a medida
que pasa el tiempo.
—Es un maldito submarino.
Miro a Dagger por un segundo, ha perdido la cabeza.
—Estás loco. ¿De qué mierda estás hablando?
—Así es como mete su mierda. Pavel ha estado tratando de llegar
a ciertos muelles en la costa oeste durante un tiempo, pero la mayoría
de ellos eran propiedad del gobierno o de otras personas con alto
poder. Él no tenía los fondos, ni la credibilidad de la calle para lograr
lo que quería, pero ahora tiene otras personas que lo respaldan que
conocen los entresijos de cómo contrabandear mierda. Pavel tiene una
flota de pequeños sumergibles y equipo submarino. Se convirtió en
un maestro en lo que hace, pero sabe que se está poniendo caliente.
—Dagger apunta hacia la parte inferior de la foto que estoy
sosteniendo y veo muy débilmente el logo del FBI. Esta foto fue
robada de la base de datos del FBI o de alguna otra organización
oficial legal. Justo cuando me doy cuenta de eso, me doy cuenta de
que esta fotografía aérea fue tomada por satélite.
Esta mierda se está poniendo mal, jodidamente mal ahora mismo.
—¿Qué mierda está contrabandeando para que los malditos
federales estén tan metidos en él?
—No es qué, es quién. —Dagger saca el teléfono y pasa algunas
fotos que debe haber tomado mientras seguía a Pavel. La mayoría son
de hombres saludando al tipo.
Niego con la cabeza sin entender el significado.
—¿Sabes quiénes son estas personas?—me pregunta Matej.
—No—digo con los dientes apretados.
—Estos son tres de los terroristas vivos más buscados. Pavel está
usando tu muelle, bajo tu nombre, para escabullirse de la seguridad
nacional. Una jodida cosa es enfrentarse a la policía local por la
munición de punta hueca, pero enfrentarse a todo el puto gobierno
por transportar y albergar terroristas nos matará a todos. Estás
absolutamente jodido y Marko necesita saberlo ahora.
—Bueno… mierda. —Dejo caer las manos y la foto sobre mi
escritorio. Había pensado que estaba listo. Me lancé de lleno
pensando que sabía lo que se necesitaba para ser parte de la familia.
No lo sabía. Sé lo que pasará si Marko siente que lo he engañado.
Nunca lo haría, pero no importa lo que le diga, esta evidencia apunta
a algo completamente diferente.
—¿Qué vas a hacer?—me pregunta Matej.
—Voy a averiguar todo lo que pueda e iré a Marko. Necesita saber
qué está pasando. Tenemos que asegurarnos de que nadie haga
ningún movimiento en este momento hasta que arreglemos esto—
digo con una confianza que en realidad no siento.
—¿Vas a ser capaz de mantener la cabeza en condiciones para
esto?—me pregunta Matej.
—¿Qué se supone que significa eso? —Mis ojos se mueven en su
dirección.
—Esta mierda con Sabina, tiene que parar. No necesitas ningún
estrés adicional en este momento, no con todo lo que está pasando
con las municiones y ahora con este tipo Pavel.
—¿Qué está pasando con Sabina?—pregunta Dagger.
—Ella me engañó. —Les explico toda la situación, agradecido de
poder sacar esto de mi pecho incluso si eso significa que sabrán cómo
ella me había engañado. Solo necesito a alguien con quien hablar
antes de volverme loco.
—Maldita sea, eso es intenso.
—Sí, solo pido lealtad y ella...
Dagger levanta la mano y me interrumpe:
—Espera, ¿por qué estás enojado? ¿Por el dinero que robó?
—Sí, ella me mintió y me robó, ¿no estabas escuchando?
Dagger se inclina hacia atrás.
—Sí, escuché, pero no creo que eso fuera lo que te enfadó. Pensé
que te enfadarías porque ella no confiaba en ti lo suficiente como para
hacerte saber lo que estaba pasando antes de ir tras él. Quiero decir,
¿qué tiene eso que ver con su lealtad? No lo entiendo. En todo caso, el
hecho de que ella llamó en el momento en que el hombre se ofreció a
follarla mientras la grababa, prueba que es leal a ti. Podría haberlo
hecho y nunca la hubieras atrapado.
—Ella me dijo que dejaría de ayudar a su hermano. Confié en que
cumpliría su palabra.
Dagger se ríe.
—Marko confió en ti para exiliar a Josip cuando fue en contra de
su palabra. Hiciste lo contrario. Todos en la familia confiaron en que
me dispararías en cuanto pensaran que estaba tratando de iniciar una
guerra entre los Vavra y los Juric, pero hiciste lo contrario. Incluso
con todo eso bajo tu cinturón, no conozco a una persona dentro o
fuera de la familia que cuestione tu lealtad a Marko Juric. Es por eso
que nadie peleó cuando te dio el puesto de Katarina. Es la razón por
la que no te mató cuando descubrió que me estabas ayudando. Has
hecho la misma mierda por la que estás tan enojado con Sabina, el
único inconveniente es que ella era leal a su hermano mucho antes de
que tú aparecieras. En todo caso, él es el que debería estar enojado en
este momento porque alguien es desleal.
Mi puto mundo deja de girar. Intento argumentar en contra de sus
argumentos, pero no puedo. Tiene razón, yo había hecho la misma
mierda. He sido desleal antes, pero en mi mente hacer esas cosas era
por el bien de la familia.
Sabina me había dicho que no me dijo nada porque sabía que me
iba a enojar. Dijo que tenía la intención de decirme de inmediato
sobre el dinero, pero solo se movió rápidamente cuando se dio cuenta
de que iban a matar a Stephan si no lo hacía.
He sido un maldito imbécil con ella y, a su manera sutil, todos me
han estado diciendo que estoy equivocado. Estoy jodidamente
equivocado.
—Zajebao sam (NdelT: Cometí un error). —Me paso la mano por la
cara.
—Sí, hermano, seguro que la cagaste. Eso no quiere decir que ella
tenga toda la razón, pero ¿tal vez el tiempo del castigo ya pasó?—dice
Dagger y se ríe.
—Um, no estoy seguro de qué tipo de actividades después del
horario de trabajo tienes, pero ¿la lucha libre femenina es parte de
eso?—dice Matej desde su asiento.
—¿Qué? —Levanto la cabeza y lo miro. Señala el circuito cerrado
de televisión detrás de mí y cuando me giro veo una gran multitud
en los vestuarios. Sabina y Mackie están en el suelo golpeándose.
—¡Jebote! (NdelT: Mierda)—maldigo y salgo corriendo de la
habitación para detener esto antes de que alguien salga lastimado.
—¡Oh, yo también quiero ver! —Matej se ríe y ambos me siguen.
Irrumpo en el vestuario, Sabina y Mackie todavía estaban en el
suelo tratando de matarse entre ellas.
—¡Alto! ¡Maldita sea, deteneos ahora!—rujo y trato de separarlas.
Agarro a Sabina y arranco sus dedos de la espesa melena de Mackie.
Matej la agarra y la aleja mientras trato de controlar a Mackie.
—¡Mackie! ¡Cálmate!—le grito.
—¡No, vete a la mierda! —Ella retira su mano y la balancea con
todas sus jodidas fuerzas golpeándome en la cara. No duele, pero me
aturde por un segundo. Oigo el sonido de cristales rompiéndose.
Antes de que pueda orientarme de nuevo, Sabina está frente a mí con
una botella de vidrio rota presionada contra el cuello de Mackie.
Todos dejan de moverse y noto a Matej detrás de mí.
—¿Acabas de poner tus malditas manos asquerosas sobre él?
Cortaré cada uno de tus malditos órganos y se los daré de comer a los
perros callejeros. No sé qué mierda crees que estás haciendo o quién
crees que eres, pero nadie le pone una puta mano encima.
Mackie gime y vuelvo a mirar a Dagger y Matej, que me están
dando esa mirada de te lo dije.
Incluso después de toda la mierda por la que la hice pasar durante
la última semana, todavía está tratando de protegerme.
—Suéltala, Sabina.
—No, debería cortarle la puta garganta por tocarte.
—Estoy bien. Mackie se está yendo, no volverá, pero si la matas,
vamos a tener una serie de problemas completamente diferentes.
Suéltala.
Sabina presiona la botella rota con más fuerza contra la garganta
de Mackie y una gota de sangre cae.
—¡Sabina! —Mi voz suena como un trueno y finalmente ella
retrocede para dejar ir a Mackie.
Mackie jadea antes de empezar a llorar, agarra su bolso y sale
corriendo de mi club.
—¡Finalmente esa perra se ha ido!—dice Jade, una de las strippers
unos segundos después de que la puerta se cerrara. Ella tira de
Sabina en un abrazo y la tensión en el aire se evapora.
—Parece que la fiesta ha terminado. Mañana iremos a hablar con
Marko, ¿verdad?—dice Dagger y yo asiento con la cabeza.
Mañana puede ser mi último día en la tierra, pero esta noche
tengo que arrastrarme ante mi mujer.
—Vamos, Sabina. —Extiendo la mano, pero ella la ignora y camina
en la dirección de la salida.
Esto no va a ser fácil. Nada con ella nunca lo es.
 
Capítulo 21

Kaja
 

La meto en el coche y no sé qué hacer a continuación. Mi mente


está acelerada tratando de averiguar qué voy a hacer con Pavel y esta
mierda terrorista. ¿Qué le voy a decir a Marko mañana? Estoy
pensando con quién puedo dejar a Sabina. Si Marko hace que me
maten, ¿quién se hará cargo de ella? ¿Cómo arruiné esto tan efectiva y
rápidamente?
Escucho un sonido de rechinamiento y cuando miro por el rabillo
del ojo hacia Sabina, veo que su mandíbula está apretada junto con
sus puños e incluso sus muslos parecen estar tensos. Está rechinando
los dientes. No me ha dicho ni una palabra y dudo que lo haga, ha
sido nuestra norma durante los últimos días.
—¿Estás herida?—le pregunto, no sé qué más decir.
Su cabeza gira lentamente en mi dirección y me mira
entrecerrando los ojos como si estuviera tratando de averiguar qué
diablos me pasa.
—No—me responde secamente.
Asiento con la cabeza una vez y entro en el garaje. Ella sale del
coche sin esperarme y entra en la casa. Prácticamente tengo que trotar
para alcanzarla antes de que baje. Esperaría hasta mañana para
dirigirme a ella, pero el mañana no está garantizado para mí en este
momento. Necesito hacer esto hoy.
Extiendo la mano y agarro su brazo impidiéndole bajar las
escaleras.
—No me toques, Kaja—gruñe liberando su brazo. Las palabras me
atraviesan, pero las acepto. Me las merezco.
—Mira, solo quiero hablar.
Sus ojos se agrandan y se ríe antes de girar su mano y volverse
hacia las escaleras.
—Hablar, a la mierda con eso. No tienes nada que decirme.
—¡Sabina! —La agarro de nuevo y esta vez no la suelto por mucho
que ella se aleje.
—¡Suéltame! ¿Qué estás haciendo? —Ella tira de mí, pero necesito
sacar esta mierda de mi pecho—. Por favor, no me lastimes, Kaja. No
puedo soportarlo. Hoy no.
Ese sensación de asco que tuve cuando Mackie me estaba besando
antes regresa con toda su fuerza. Suelto el brazo de Sabina como si
estuviera hecho de carbón caliente y me inclino tratando de no
vomitar.
Ella no sale corriendo, cuando miro hacia atrás la veo mirándome
extrañamente.
—¿Estás bien?
—No. Nisam dobro. Sve sam zeznuo i ne znam kako to popraviti.
Trebam te, alinema te. A ja sam taj koji te odgurnuo. —No. No estoy bien.
Lo he estropeado todo y no sé cómo arreglarlo. Te necesito, pero te has
alejado. Y yo soy el que te alejó. Disparo en croata aunque sé que ella no
me entiende.
—¿Qué, Kaja? Ibas demasiado rápido. No sé lo que dijiste. —
Cruza los brazos sobre el pecho y, aunque sigue hablando como si
estuviera enojada, sus ojos me cuentan una historia diferente, todo lo
que veo es preocupación.
—Solo quiero hablar, Sabina. Por favor.
Ella abre la boca para decir algo, entonces debe pensar cambiar de
idea, porque todo lo que hace es asentir una vez.
Miro alrededor de la habitación, tratando de encontrar algo que
me dé inspiración para saber por dónde empezar. Ahora, nada me
ayuda. Cierro los ojos y solo encuentro el primer sentimiento que
tengo y me aferro a él. Enojo.
—Estoy tan enojado, Sabina.
—¡Tú! —El tono de su voz va directo a la estratosfera y tengo que
levantar la mano para evitar que grite.
—Déjame decir esto, no estoy tratando de pelear contigo.
Ella cierra la boca y me deja continuar.
—Sé que amas a tu hermano, incluso a su jodida manera sé que él
también te ama. Pero es tóxico. El hombre no tiene sentido de la
maldita responsabilidad y en mi mundo no puedo tener eso. Él va a
hacer algo de mierda que va a lograr que me maten o peor, él va a
hacer algo que va a lograr que te maten. Estoy enojado porque
ignoraste lo que te dije y luego, encima de eso, me mientes a la cara.
Puse toda mi confianza en ti. Le dije a Marko que confiara en ti. ¡Mi
líder! ¡Mi Pakhan! Solo para descubrir que no se puede confiar en ti.
Parezco un maldito tonto. Parezco débil. Tú me haces débil.
La tensión del coche aún es evidente en sus hombros.
—No entiendo por qué me dices esto ahora. Quieres que diga que
lamento haber ayudado a mi hermano, pero no puedo hacer eso.
—No. Suspiré—. Pensé que era lo que quería, pero no es eso en
absoluto. Quiero saber que somos un equipo. Necesito saber que
puedo malditamente confiar en ti.
—¿Confiar? ¿Quieres hablar de confiar? —Ella se acerca más—.
Tienes razón, no debí haber robado el dinero. No debí haber robado
los sedantes, pero ¿cuánto estabas pensando en confianza cuando
estabas metido hasta los huevos en esa perra? —Ella me clava con
una mirada penetrante.
—¿Qué? ¿De qué estás hablando?— No sé cómo llegamos a mí
follándome a una perra.
—No te hagas el estúpido, Kaja, no te queda bien. Te vi. ¡Me viste
verte!
Cierto, Mackie.
—Nunca me la follé, Sabina.
—¡Mentira! Veo cómo actúa contigo. Lo dijo ella misma. Dice que
es quien te mantiene feliz. Sabía desde antes que esa mierda estaba
mal, pero al verlo, al tocarte con su zarpa y que te quedaras ahí
parado y la dejaras, me mostró exactamente cuánto debería confiar en
ti. —Ella está echando humo y me mantiene clavado en el lugar con
su mirada.
—Nunca me follé a esa mujer, Sabina. Antes de esta noche y de lo
que viste, ella ni siquiera me había tocado. ¿De qué estás hablando
con 'lo sabías de antes'?
—Me esforcé tanto por ser lo que querías, Kaja. Estaba feliz de
estar bajo tu sombra, pero olvidaste que estaba allí. Me dejas aquí
todo el día, me follas y te vas. Pasas tus días y noches con strippers y
asesinos mientras me siento aquí esperando que me arrojes
fragmentos de tu atención. Mi hermano puede estar jodido, pero él
me habla como si mi opinión importara. Él pasa el rato conmigo.
Cuando la mierda está pasando, me llama. Me pide ayuda. Él me
necesita. No es lo mismo, porque es mi hermano y está jodido, pero
es bueno sentirse como un miembro del equipo. No me necesitas,
Kaja. La forma en que me trataste en los últimos dos de días me hace
creer que apenas te gusto—grita y la dejo, finalmente escucho cada
palabra de ella.
Llora fuerte y la atraigo hacia mis brazos dejándola llorar en mi
pecho. No sabía que se sentía abandonada. O que alguna de las
mujeres con las que trabajo fuese su competencia. Nunca ha habido
nadie por sobre Sabina. La necesito. Había pasado todo el tiempo
tratando de ascender dentro de la familia que olvidé mantener a
Sabina como mi prioridad.
—Te amo, Sabina—digo en voz alta por primera vez y sé que no es
el momento adecuado, pero nunca va a haber un momento adecuado.
Ahora es el único tiempo que tenemos.
Ella deja de llorar al instante y retrocede.
—No, no lo haces. No me digas eso—susurra y siento el agudo
dolor del rechazo.
—Sí.
—Me lastimaste, Kaja. Rompiste cada parte de mí en el transcurso
de unos pocos días. Me hiciste sentir como nada, como una puta. Me
lastimaste demasiado como para que haya habido alguna vez amor
en tu corazón por mí.
—Te lastimé, porque estaba tratando de deshacerme del amor en
mi corazón. Es jodido, pero es mi manera. Cuando me enteré de que
me habías robado, pensé que estaba equivocado en todo eso. Iba a
pedirte que te casaras conmigo. En un momento pensé que estabas
embarazada y estaba tan jodidamente extasiado. Le dije a Marko que
ibas a dirigir el nuevo club que estoy construyendo al otro lado del
The Strip. Tienes acceso a cada jodida parte de mi vida, porque nunca
se me ocurrió que alguna vez harías algo para traicionar mi
confianza. Te amo y eso es todo lo que pude ver. Me cegué y ahora
tengo que pagar el precio por eso. Te amo, Sabina, y en esta jodida
vida que vivo, amarte tanto no es algo que me pueda permitir.
Las lágrimas corren por sus mejillas mientras se acerca a mi brazo.
Dejo que me agarre, pero se vuelve a alejar. Quiero hacerla
retroceder, pero sé que tiene que venir a mí por su cuenta. No puedo
obligarla. No después de toda la jodida mierda que he hecho.
—Espera, ¿qué quieres decir con que tienes que pagar el precio?
¿Precio por qué?
Lo pienso dos veces antes de decírselo, no quiero culparla de
nada. Excepto que si mañana transcurre como podría ser, entonces no
quiero que la tomen con la guardia baja.
—Puede estar bien, pero no estoy seguro. Recuerdas al bastardo
de Pavel, ¿verdad?
—Por supuesto. Él es parte de la razón por la que está sucediendo
esta mierda.
Carraspeo y continúo:
—Bueno, después de que le arrendé mi muelle no ha habido
movimiento. No hay barcos que entren o salgan. Iba a hacer que lo
mataran, pero necesitaba saber con quién estaba tratando primero.
Envié a Dagger para desenterrar lo que pudiera sobre él. Resulta que
ha estado usando submarinos para contrabandear personas a los
Estados Unidos. El FBI está tras él o al menos sospechan de él. El
problema es que está contrabandeando terroristas, no disparando a
unos cuantos tipos malos, sino atentando contra el país con
terroristas. Y lo está haciendo debajo de mi muelle. Si los federales
pasan por allí, me van a acabar junto con todos mis socios. Todo el
clan Juric podría estar implicado por ayudarlo. Básicamente, si él cae,
todos podemos caer.
El rostro de Sabina cae y se tapa la boca con la mano mientras le
cuento la historia.
—Traté de mantener esto en secreto, porque no quería que Marko
supiera lo que había pasado. No quería que te viera como indigna,
pero ahora voy a tener que ir allí mañana y dejarle saber que sin
querer nos relacioné con algunos de los criminales más buscados del
mundo. No es algo que creo que perdonará demasiado rápido. En el
mejor de los casos, me dirá que vaya a arreglarlo. En el peor, pondrá
una bala en mi cabeza. De cualquier manera, voy a tener que
enfrentar el asunto mañana.
—¡No, no, esto es una mierda! No pueden culparte por eso. ¡No lo
sabías! Nunca harías algo así. —Ella agarra mis brazos y los aprieta.
—Es demasiado tarde para ese argumento, dado que ya lo hice. —
Dejo caer mi cabeza derrotado—. He jodido todo esto, Sabina. Trabajé
muy duro para esto. Trabajé duro por ti y lo jodí todo.
—¡No! No lo hiciste. —Ella agarra mi cabeza y la levanta—. No la
cagaste. Solo estás tratando de hacer una mierda por tu cuenta
cuando no es necesario. —Ella aparta la mirada por un segundo,
antes de volver a mirarme—. Es algo que también necesito aprender.
Marko te va a creer. Sven y Luka, todos, todos te conocen. Saben que
nunca harías nada así. Va a estar bien. Vas a estar bien. —Se inclina y
me da un emotivo beso en los labios antes de acariciarme la cara y
tirar de mí para abrazarme. Dejo que me abrace, pero no presiono por
nada más.
—Me tomará un tiempo perdonar todo lo que has hecho. Me
duele solo pensar en cómo te has comportado—susurra contra mi
pecho.
—Lo sé, Predivan, haré todo lo que esté a mi alcance para
compensarlo, por el resto de mi vida, sin importar el tiempo que sea.
Ella solloza contra mi pecho y la sostengo allí. Odio oírla llorar,
pero estoy tan feliz de que esté de vuelta en mis brazos.
 
Capítulo 22

Kaja
 

Pasamos el resto de la noche hablando de nosotros. Me sorprende


lo insegura que estaba sobre nuestra relación, y cómo estaba matando
su espíritu al tenerla sentada aquí. Me doy cuenta de que, aunque
sabe que su hermano está equivocado, la relación que tiene con él no
es algo que vaya a desaparecer jamás. Es algo con lo que tendré que
lidiar. Me prometió que si yo podía entender que ella era todo lo que
tenía su hermano, entonces ella se contendría cada vez que él viniera
por dinero o necesitara ayuda. Ella ha estado tratando de dejar de
inhabilitarlo, pero nunca podrá abandonarlo.
Me disculpo más de lo que creo que me he disculpado en mi vida
por la forma en que la maltraté y me quema hasta la médula cuando
dijo que lo había pasado muy mal. Quiero enterrar a quienquiera que
la lastimó, pero si fuera fiel a eso, tendría que empezar por mí mismo.
Yo era un maldito bruto, no mejor que los hombres de los que la
tomé. Eso quedará registrado en mi libro de historia como mi propia
edad oscura.
Después de la charla todavía no se siente lo suficientemente
cómoda para dormir conmigo en el dormitorio. Le había prometido
que no la presionaría y que le daría el espacio que necesita, pero mi
subconsciente parece tener un plan diferente.
Durante el resto de la noche, doy vueltas y vueltas con vívidas
pesadillas. Todas parecen muy largas, pero cada vez que me
despierto solo han pasado veinte minutos. La cuarta vez que me
vuelvo a dormir la pesadilla es sobre Sabina. Pavel la tiene. Sus
manos sucias están debajo de su vestido. Ella está tratando de alejarse
de él y llegar a mí. La veo allí, pero no me estiro para ayudarla, solo
dejo que la lastime. Él le dice algo que no puedo oír y luego le apunta
con una pistola a la cabeza. Quiero que mi cuerpo se mueva, pero mis
pies no se mueven ni un centímetro. Estoy tan indefenso. El hombre
sonríe en mi dirección y un fuerte disparo estalla en mi oído.
—¡Sabina!—grito por ella y me muevo salvajemente en la cama
tratando de tocarla. El pánico se apodera de mi cuando no la siento.
Gimo y me levanto de la cama cerrando los ojos con fuerza tratando
de sacar de mi mente la imagen de la bala atravesando la cabeza de
Sabina. Me toma un segundo, antes de recordar la razón por la que
ella no está a mi lado. No es porque alguien la haya matado, es
porque está durmiendo abajo. Mis ojos se abren y veo a Sabina en la
puerta. La última vez que vino después de una de mis pesadillas la
había ahuyentado. Esta vez salgo de la cama y corro directamente
hacia ella. Caigo de rodillas, envuelvo mis brazos alrededor de su
cuerpo, y presiono mi cabeza contra su estómago.
No sé qué va a pasar después y si significa mi muerte lo acepto,
pero ¿qué va a pasar con Sabina? ¿Quién cuidará de ella? Necesito
asegurarme de que está bien antes de ir con Marko. Había pasado
tanto tiempo trabajando y tratando de demostrarle a Marko y al resto
de la familia que era el adecuado para un lugar en la mesa que
extrañaba pasar tiempo con mi mujer. Ella solo me dijo que me ama
cuando estábamos peleando. Debería haberle hecho saber antes que
yo sentía lo mismo. Debería haberme casado con ella cuando tuve la
oportunidad. Debería haber puesto tanto esfuerzo en esta familia
como lo hice en la familia Juric y ahora podría ser demasiado tarde.
—Shhh. Estoy aquí. Estoy aquí, Kaja. —Tira de mi cabeza hacia
atrás y sus profundos ojos marrones se arremolinan con emoción.
—Te amo muchísimo. Lo siento. —La agarro y rezo para que nada
me obligue a dejarla ir.
Sabina
Me había dicho que me amaba más temprano cuando finalmente
empezamos a hablar de esta mierda. Aunque lo había escuchado,
dudaba en creerle después de todo lo que me había hecho pasar.
Pero esto, no lo puedo negar.
El miedo casi gotea de su cuerpo a torrentes. Sus ojos están
vidriosos y puedo sentir su corazón martilleando en su pecho contra
mis muslos. Tiene miedo, aunque no lo admita. Por lo que escuché de
la pesadilla que estaba teniendo, tiene miedo de que me pase algo.
Yo también lo amo, incluso si en este momento estoy enojada por
cómo me ha tratado durante la última semana, lo amo y él me
necesita.
—Mírame, Kaja. —Él no aparta los brazos de mi alrededor, ni
aparta la cara de mi estómago. Tengo que poner mis manos sobre sus
hombros y alejarlo. Observo cómo sus músculos se contraen con tanta
fuerza que un ligero temblor recorre sus bíceps al mantenerlos
apretados. Debe pensar que lo estoy alejando de nuevo. Debería,
excepto que lo deseo tanto como puedo ver que él me necesita en este
momento.
—Mírame, Kaja—le repito.
Esta vez sus ojos suben a los míos y se quedan.
—Vamos a estar bien. Superaremos esto como superamos todo lo
demás. Juntos.
Él asiente con la cabeza y me inclino para besarlo. Acepta mi beso,
pero no presiona por más. Lo beso de nuevo y siento que sus manos
suben como si quisiera agarrarme, pero las deja caer a los costados y
las cierra en puños.
—Predivan. —La palabra es una súplica.
Me arrodillo frente a él para que estemos al mismo nivel y lo beso
de nuevo. Aparto mis labios de los suyos y un ligero ruido comienza
en su pecho cuando me alejo.
Deslizo con ternura mi boca contra la suya y susurro:
—Kaja. Te necesito. Muéstrame cuánto significo para ti.
Sus manos suben rápidamente aplastando mi cuerpo contra el
suyo.
—Moj si (NdelT: Eres mía)—gruñe él y sonrío, porque conozco
esas palabras. Dijo, eres mía y tiene razón, soy suya. Sus labios se
estrellan con los míos con fuerza. Su lengua se desliza y presiona
contra mis labios. Suspiro y le doy acceso mientras los últimos
fragmentos de la pared de hielo que había comenzado a construir
alrededor de mi corazón para mantenerlo alejado se derrumban. Su
beso es hambriento y apasionado. Sus manos me adoran y tiran de mí
como si me necesitara para vivir. Me muevo de su boca y empiezo a
besar su rostro, bajando por su mejilla hasta su cuello. Planto un beso
allí y me congelo.
—¿Sabina? ¿Qué pasa? ¿Qué es?
Imágenes de antes pasan por mi mente. Él me había dicho que
nunca la había follado, pero eso no borraba el hecho de que ella
todavía tenía su boca sobre él de alguna forma. Él todavía la estaba
tocando...
—No, quédate. No me excluyas. Dime lo que estás pensando. —
Agarra mis brazos y me da una ligera sacudida, sacándome de mis
pensamientos por un minuto.
—Ella estaba allí. Has tenido a otra mujer besándote allí.
Gruñe y golpea el suelo, pero no dirige esa ira hacia mí.
—Bórralo.
—¿Qué?
—Nunca debí dejar que lo hiciera. No hay excusa, pero ella nunca
será tú. Incluso entonces, cuando estaba tratando de obligarme a
desearla, sabía que ella nunca sería tú. Todo lo que quiero es a ti,
Sabina. Quiero tu jodida boca sobre mí. Quiero estar entre tus
piernas. Dentro de ti. Follarte. —Agarra la parte de atrás de mi
cabeza y empuja mi cara en el espacio donde Mackie había estado
antes. Lo beso allí una vez, luego dos veces y él aprieta su agarre
sobre mí.
—Nadie hace que me corra como tú, Sabina. Eres dueña de cada
parte de mí. —La voz áspera y arenosa de Kaja está justo en mi oído.
Lo agarro con más fuerza y chupo duro—. Ella era una pobre
sustituta tuya. Nunca tuvo una oportunidad conmigo. Nadie tendrá
la oportunidad de tomar tu lugar.
Gimo contra su cuello, mi propia excitación aumenta mientras
acaricia mi confianza.
—Nunca habrá una después de ti, Predivan. Volim te, te amo.
Jodidamente te amo.
Jadeo y muerdo con fuerza su cuello, lo que hace que gima en voz
alta y nos hace girar para que esté encima de mí. Ataca mi boca con
renovado vigor y abro las piernas para que se instale mejor entre
ellas. Su polla está dura y empuja contra mí con mucha impaciencia.
Sé que la única razón por la que no me ha tomado todavía es porque
quiere que esto dure para mí.
—Te necesito, Kaja. Oh, por favor. —Me retuerzo debajo de él
desesperada por quitarme la ropa y meterlo dentro de mí.
—Aférrate a mí—me ordena y rápidamente envuelvo los brazos
alrededor de su cuello y las piernas alrededor de su cintura. Se pone
de pie con un movimiento rápido y me lleva a la cama. Me coloca
suavemente en el medio y me besa tiernamente mientras se acuesta
encima de mi cuerpo. Me lame y chupa el cuello mientras desliza una
mano debajo de la camiseta sin mangas que estoy usando para
dormir. Encuentra mis pezones y lentamente comienza a hacerlos
rodar y tirar de ellos. Se siente como si me estuviera torturando.
—¡Kaja! —Mi espalda se arquea y lo siento sonreír contra mi
cuello—. Te portas mal conmigo.
Él deja de hacer eso.
—No, no más. Me odio por lo que hice. No quiero volver a hacer
esa mierda nunca más.
Empujo mi mano en su cabello y tiro de sus hermosos mechones
oscuros.
—Entonces fóllame—me quejo
—Tan malditamente hermosa. Toda mía. No te merezco—dice
más para sí mismo que para mí. Me quita la camiseta y los pantalones
de mi pijama.
—Eres tan jodidamente perfecta para mí—vuelve a decir más para
sí mismo que para mí.
Besa mi pecho haciendo una pausa por un segundo para lamer y
chupar cada uno de mis pezones antes de continuar su descenso
hacia mi coño besando mi abdomen. Mi espalda se arquea en el
segundo en que su lengua hace contacto con mi clítoris apretado. Ha
pasado mucho tiempo, con la intensa guerra emocional que hemos
estado atravesando, que ninguno de nosotros ha tenido ninguna
liberación. Aplana su lengua y lame desde la base de mi coño hasta la
parte superior antes de chupar mi clítoris y sacudir la punta de su
lengua contra él una y otra vez como las alas de una mariposa. Mi
orgasmo crece casi dolorosamente rápido. Es tan intenso. Libera mi
clítoris de entre sus labios. Mientras me sujeta con un poco más de
presión, continúa moviendo a un ritmo aún más rápido la punta de la
lengua.
—Kaja, oh Dios... ¡Joder! ¡Sí!—gimo ruidosamente y golpeo mi
mano contra la cama mientras mi cuerpo late y se contrae con las
fuertes vibraciones de mi orgasmo. Se aleja de mi clítoris, pero no
deja de comerme. Levanta mis piernas y lame la excitación que gotea
entre los labios de mi coño. Lame como si fuera su última cena y no
quiere perderse ni una sola gota. Justo cuando creo que ha terminado,
me levanta las piernas y me lame el culo. La sensación es extraña,
pero joder, se siente tan bien. Gimo más fuerte cuando vuelve a subir
y una vez más lame y mueve la lengua alrededor de mi sensible
clítoris. Había esperado lo suficiente para que yo bajara de mi
orgasmo, pero no lo suficiente como para que me tomara un tiempo
volver a caer.
—Kaja, espera, oh Dios, ¡no puedo volver a correrme tan rápido!—
grito y trato de alejarlo, pero él no se mueve. En lugar de eso, me
inmoviliza y pone más esfuerzo en demostrarme que estoy
equivocada. Siento placer por todas partes, pero aun así trato de
escapar. Es tan intenso. Suelta mi pierna y desliza dos dedos
profundamente dentro de mí, colocándolos en la posición perfecta
para tocar mi punto G. Ha jugado conmigo allí antes, pero esto no es
como antes. En lugar de solo agradables caricias, esta vez mientras
mantiene sus dedos rígidos, golpea firmemente contra el lugar tan
rápido mientras su lengua me lame el clítoris.
Al principio no sé qué hacer o de qué sensación alejarme primero.
Dejo de respirar y de parpadear, si estuviera conectada a un monitor
cardíaco en este momento, estoy segura de que diría que mi corazón
también dejó de latir. No puedo sentir nada y luego, de repente,
siento todo.
Mi cabeza da vueltas y luces de colores brillantes parpadean
detrás de mis párpados mientras un orgasmo que ni siquiera sentí
venir se estrella contra mí. No gimo, grito en voz alta mientras mis
piernas tiemblan furiosamente y un pequeño charco de mi propia
excitación chorrea contra su mano.
—¡Oh Dios, Dios, Dios, joder!—gimo mientras el orgasmo más
fuerte que he tenido en mi vida continúa atravesando mi cuerpo. Mis
músculos todavía están bloqueados cuando Kaja retira los dedos y se
sienta sobre sus rodillas. Se lleva la mano a la cara y con una sonrisa
diabólica lame mi corrida de sus dedos.
Este hombre. Cuando le aposté el año pasado a que nunca rogaría
por él, no creo que jamás hubiera pensado que sería capaz de jugar
con mi cuerpo de esta manera.
—Kaja. Entra. —Mi mente está frita por el orgasmo que acabo de
tener. No puedo formar oraciones correctas, pero él entiende lo que
quiero. Rápidamente se quita los pantalones del pijama y coloca su
polla en mi entrada. Empuja hasta la mitad y mis paredes lo sujetan
con fuerza.
—Oh, mierda. Te extrañé muchísimo. Mi Sabina. Solo a ti. —Se
empuja más profundamente dentro de mí y mis ojos se ponen en
blanco ante la intensa sensación de plenitud.
—Sranje. Tako je tijesno. Otvori za mene. (Ndel T: Mierda. Estás tan
apretada. Ábrete. ) —Su voz ronca rechina contra mi oído mientras
me ordena en su lengua materna. No entiendo las palabras que dice,
pero su cuerpo le dice al mío todo lo que necesita saber.
Tengo que dejar que me tome, no hay otra opción. Abro más las
piernas para ayudarlo a meterse más dentro de mí. Su polla es lo
suficientemente grande como para que meterla más me ponga al
borde del dolor. No me importa.
Él me agarra de la nuca y empuja aún más fuerte dentro de mí.
Tira su cabeza hacia atrás y sus ojos encuentran los míos. En lugar de
la actitud arrogante que suelo ver cuando está destruyendo mi
interior, esta vez veo miedo y vulnerabilidad como si no se hubiera
dado cuenta de que sería tan perfecto. Que se sentiría así de bien.
—Estoy aquí contigo—le digo. El gemido primitivo que brota de
su pecho y escapa de su boca, se apodera de mis entrañas y me
provoca un orgasmo imposible más.
—Sabina. —Su frente está perlada de sudor mientras bombea
furiosamente dentro de mí las últimas veces y estalla profundamente
cubriendo varias veces mis paredes con esperma caliente y espeso.
Incluso después de que ha terminado, no se retira, no se baja de
mí, sino que se acuesta encima y me abraza como si nunca quisiera
dejarme ir. Si depende de mí, él nunca tendrá que hacerlo.
 
Capítulo 23

Kaja
 

D
— éjame ir contigo. Puedo explicarle lo que pasó. Hacerle ver
que no fue tu culpa. —Sabina se aferra a mí mientras trato de salir
por la puerta. Llamé a Sven temprano esta mañana y le expliqué lo
que había sucedido y también pedí una reunión de emergencia con
Marko. Es hora de que acepte la responsabilidad por lo que he hecho.
Por supuesto que Sabina tiene miedo y no quiere que vaya solo. Si
supero esto, prometo que la mantendré más informada. Excepto que
ahora mismo, no puedo permitir que venga conmigo y que Marko le
haga algo para llegar a mí. La necesito a salvo y lejos.
—Sabina, hemos pasado por esto. No puedes. No esta vez. Déjame
superar esto. Si vuelvo, te prometo que Matej y el resto de la familia
cuidarán de ti. Ya lo arreglé. Llevas mi marca, así que eres familia.
—Por favor, Kaja. —Ella llora y trata de aferrarse a mí.
—Necesito que te mantengas a salvo, ¿lo entiendes?
—Sí—dice sollozando y asiente con la cabeza.
—Lo siento mucho por todo lo que te he hecho. No te merezco. —
Me inclino hacia adelante y beso su frente, antes de salir por la puerta
hacia un Sven que espera. Él está enojado conmigo y, en buena
medida, la mierda no debería haber podido llegar tan lejos. Solo que
ahora que lo ha hecho, tenemos que hacer lo necesario para
superarlo.
Me subo al coche y empezamos a conducir hasta Košnica. Justo
antes de llegar, veo a Luka, Matej, Liam Juric, Zeus, Ante y Josip,
todos esperándome afuera de la entrada. Mierda, ¿me van a matar
aquí?
—¿Qué es esto?
—¿Pensaste que íbamos a dejar que pasaras por esto solo? Todos
juntos, Marko tendrá que entrar en razón. Eres nuestro hermano,
Kaja. Incluso antes de que te ascendieran, te hubiéramos cubierto la
espalda. Nos has cuidado la nuestra demasiadas veces antes para no
hacerlo. —Sven se baja del coche dejándome allí atónito. ¿Esto acaba
de pasar?
Quiero sonreír, pero ahora no es el momento.
La reunión con Marko es tensa y cuando termino de contarle toda
la historia, su cara está roja como una remolacha por la cantidad de
gritos que ha dado. Mira alrededor de la habitación todo el apoyo
que tengo… Bratoks, su hermano y sus hijos, todos detrás de mí.
—Supongo que matarte está fuera de cuestión. —Marko se
acomoda y toma un sorbo de su bebida.
—Aceptaré cualquier castigo que consideres adecuado—le
respondo, es lo único que puedo decir en un momento como éste,
aunque quiero darle todos los argumentos que pueda para que no
acabe con mi vida.
—Kaja, si viniste aquí creyendo que iba a cuestionar tu lealtad
hacia mí, no lo haré. Sin embargo, tu estupidez todavía está en
discusión. Lo que sea que esté pasando con esta mierda es mucho
más grande que solo una propiedad inmobiliaria que posees. Tengo
la sensación de que esta mierda va a ser más grande de lo que
cualquiera de nosotros puede imaginar. Desafortunadamente, te
involucraste en esta mierda, así que vas a encontrar una manera de
asegurarte de que todos sepan que la familia Juric no está de ninguna
manera asociada con la mierda que este Pavel está tratando de traer.
Toma a quien necesites, pero no regreses hasta que esté hecho. —
Marko mueve una mano hacia mí despidiéndome y siento que mi
pecho se desinfla. Él no va a matarme, joder. Quiero saltar de alegría,
pero tendré que esperar hasta que esté fuera de aquí para hacerlo.
—Josip, necesito que revises las propiedades restantes de Kaja
para asegurarte de que todo estén bien. Sven, tal vez nos
comuniquemos con una de nuestras conexiones dentro de la oficina y
les informemos que podemos tener la ubicación de algunos grandes
jugadores para ellos. Eso de forma anónima.
No puedo creer lo que estoy escuchando. Sven no hace una
mierda con los federales, así que escuchar a Marko decirle que
debería llamarlos me deja boquiabierto. Es un buen comienzo para el
plan.
Salgo de la sala de reuniones y agradezco a todos los presentes
antes de sacar el teléfono y comenzar a hacer llamadas. No sé a
cuántas personas Pavel ha metido de contrabando, pero sé que no
usarán mi muelle para entrar ninguna más.
***
Llamo a Dagger, Krsto, Katarina y Matej para ayudarme. Todos lo
hacen sin recriminarme. No sé si es porque ahora soy un Bratok o
porque una vez fui uno de ellos. De cualquier manera, estoy tan feliz
de que estén a mi lado. Luka se ofrece de voluntario para
acompañarme, pero creo que es porque tiene algunas frustraciones
que sacar de su pecho. No hay mejor manera de liberar algo de estrés
que matando a un montón de gente.
Sabina está encantada de que no me hayan matado, pero está
igual de molesta porque me voy a Oregón a tender una emboscada a
un grupo de terroristas conocidos.
No puedo dejar de sonreír cuando cuelga el teléfono después de
decirme que me ama.
—Me alegro de que hayas descubierto esa mierda. Sabina es una
chica demasiado buena para perderla—dice Matej mientras empaca
una bolsa con municiones y armas. Llegamos a Oregón a través de un
vuelo directo y estamos esperando que Dagger regrese con cualquier
información en tierra que pueda encontrar.
—Sí, estaba siendo un maldito idiota.
—Repite es mierda—dice Katarina desde su lugar junto a la
ventanilla por la que está mirando. Aparentemente, yo era la única
persona que no se daba cuenta de lo estúpido que estaba siendo, al
menos no hasta que terminó. Me alegro de que Sabina aguantara.
—Dagger—dice Katarina y Dagger entra lentamente en la
habitación.
—Los tengo. —Saca su teléfono y comienza a mostrarme algunas
fotos. Apenas puedo ver el interior, pero aparentemente hay un
desagüe pluvial enorme que conduce directamente a donde Pavel ha
estado traficando con estas personas. Así los meten debajo del agua,
por el desagüe.
—Tendremos que entrar de noche. También tendremos que
encontrar una manera de destruir este desagüe para que nadie pueda
volver a hacer esta mierda—dice Luka mientras mira las fotos por
encima de mi hombro.
—¡Oh, tengo algo solo para eso!—dice Katarina, se apresura a
volver a su bolso y saca seis cartuchos de dinamita.
Todos nos echamos para atrás, instantáneamente.
—Kat, ¿quién diablos anda por ahí con dinamita?
—¿Qué, nunca lo has hecho?
Tengo que reírme de eso. Tomo el teléfono de Dagger y empiezo a
formular un plan. Según Dagger, Pavel viene aquí cada dos días
desde que le alquilé el lugar. Debería estar de vuelta mañana por la
noche. Entonces podemos derribarlo y estará fuera de mi vida para
siempre.
 
Capítulo 24

Sabina
 

Tres días pasan en un santiamén cuando estás enferma de


preocupación. Kaja se fue hace dos días y, si todo va bien, debería
volver a casa mañana por la mañana. Yo también debería estar de
vuelta en casa para entonces.
Jade me había llamado anoche para recordarme sobre la fiesta en
el yate a la que le dije que iría. Gran parte de mí no quiere ir porque
estoy muy preocupada por Kaja. Aunque también sé que, si puedo
encontrar alguna información sobre las municiones que han estado
inundando las calles, podría ayudar a Marko a ser un poco más
indulgente con él después de lo que mi hermano y yo involucramos a
Kaja. Todavía siento que tengo una deuda que pagar incluso si Kaja y
yo nos estamos recuperando.
No le dije a Kaja adónde iba cuando subí al avión esta mañana con
Jade, pero ahora que nos estamos acercando al yate me siento fatal
por esa decisión. Acabábamos de pasar por esta enorme dificultad
que alteró nuestra relación, porque había creído que era la mejor
decisión ir por mi cuenta y solucionar un problema. Aun así voy a ir,
pero al menos debería mantenerlo informado. Según Sandy y Jade,
vienen más de veinte strippers. Algunas de ellas del club de Kaja,
algunas de clubes en el centro de California. El yate parte del norte de
California, que no está muy lejos de donde está Kaja. Esperaré al
último segundo, antes de llamarlo. Conociéndolo, dejará lo que sea
que esté haciendo para venir a buscarme.
—¿Te mareas en el mar?—me pregunta Jade mientras estamos
paradas en el muelle, esperando a que la seguridad del yate haga los
controles finales. Para algo que se acaba de juntar, todos se ven muy
profesionales con los controles de seguridad.
—No, me gusta el agua—le digo y es verdad. Pero ahora mismo
me siento un poco mal del estómago—. Solo necesito un segundo
para hacer una llamada telefónica, ¿de acuerdo? Vuelvo enseguida.
—Doy un paso hacia un lado y saco el teléfono de mi bolsa
transparente. Es del tipo que todos usan cuando están en barcos para
que el teléfono no se moje. Es excelente para tomar fotos.
Marco el número de Kaja y responde de inmediato.
—¿Predivan?
—¿Oye dónde estás?
—En camino. Estamos en el coche ahora. Te amo—dice todo muy
rápido.
—También te amo. Me alegro de que estés en el coche.
Él no habla por un segundo.
—¿Por qué?
—Te voy a decir algo y no te va a gustar, pero tengo que hacerlo.
Sigo adelante, aunque lo escucho maldiciendo soezmente en su
idioma nativo. La seguridad está llamando a embarcar y no quiero
que me escuchen hablar con él.
—Estoy en California, no muy lejos de ti. Me subiré a un yate con
algunas de las chicas del club y un hombre llamado Dean, porque
creo que puede estar relacionado con la munición de punta hueca.
—¡Qué carajo! ¡No lo hagas, maldita sea! ¡Sabina, te lo juro por
Dios!—ruge él a través del teléfono. Puedo escuchar a la gente a su
alrededor preguntando qué está pasando, pero tengo que sacar la
información.
—Voy a estar bien, Kaja. Estaré a salvo. No haré nada estúpido.
Obtendré la información y podemos encontrarnos en casa. Solo
quería que lo supieras. Estás a salvo. Mata a todos esos bastardos y
ven a casa conmigo. —Cuelgo el teléfono y me estremezco cuando me
devuelve la llamada.
Corro hacia el hombre que me espera en el muelle. Soy la última
en abordar.
—Lo siento. Mi madre es un manojo de nervios. —El guardia de
seguridad no dice nada. Mi teléfono vibra unas cuantas veces más
antes de detenerse por completo. Digo una oración rápida para que
esté a salvo y que lo que sea que esté enfrentando sea fácil para poder
regresar a mí.
***
La fiesta del yate, es sólo eso, una fiesta increíblemente
sorprendente. Veo a un grupo de moteros, algunos hombres con
chaquetas deportivas de aspecto caro y Dean corriendo de un lado a
otro para asegurarse de que todos estén bien. Durante las pocas horas
que he estado aquí, parece que es más un sirviente que el gran
hombre del campus. Estos hombres con los chalecos de cuero parecen
estar dirigiendo el espectáculo. Hago lo mejor que puedo para ser
atractiva y trabajar con la multitud trayendo aperitivos y bebidas, ya
que eso es técnicamente lo que vine a hacer en el barco, ayudar a
servir. Mi teléfono suena y veo que es Stephan. Descuelgo y no dice
nada durante un rato.
—¿Hola?
—Hola, hermana. ¿Estás bien?
—Sí, mira, estoy un poco ocupada. Te llamo más tarde. —Necesito
colgar el teléfono, se supone que debo estar buscando la mierda.
—Sí, lo sé, mira, solo quiero decirte que no quiero que dejes que
Kaja te derrumbe.
Suspiro y pongo los ojos en blanco, debería haber sabido que esta
llamada vendría.
—Mira, Stephan... Kaja y yo estamos bien. Él me ama. Tuvo una
maldita forma extraña de demostrarlo la semana pasada, pero
estamos trabajando para superarlo. Estoy feliz con él y necesito que
estés bien con eso. Necesito que dejes de tratar de separarnos. Él está
tratando de aceptarte y yo nunca te abandonaré, pero no voy a
dejarlo solo para hacerte feliz.
—Bien. Quiero que seas feliz. Eso es todo lo que siempre quise. Es
un buen tipo. Te amo, Sabina, sé buena. Ya no tendrás que
preocuparte por mí. Recibiré ayuda pronto.
—Está bien. ¿Qué pasa? —Algo se siente mal en esta conversación.
—Nada, solo quería que lo supieras. Te amo.
—Yo también te amo.
Cuelga el teléfono y me quedo atascada mirándolo. Suelto un
suspiro y miro a los asistentes a la fiesta. De hecho, estoy muy
molesta porque no he encontrado nada útil, además de que algunas
de las strippers de Kaja tienen malos hábitos con las drogas.
Pienso en la conversación que tuve con Jade y recuerdo que ella
dijo que había pallets de armas debajo de la cubierta. Saco el teléfono
y pongo la aplicación de la cámara antes de ponerme la pequeña
bolsa alrededor de mi cuello y bajar las escaleras. La noche está tan
avanzada que nadie me nota. Especialmente Dean, que está
demasiado ocupado recibiendo un baile erótico de Sandy.
Bajo las escaleras, al principio no veo nada, solo más habitaciones.
Hay otra gran sala hacia la popa del barco. La puerta está ligeramente
abierta, lo suficiente para que pueda entrar. Tengo que ponerme una
mano en la boca para no gritar.
El premio gordo.
Hay docenas de cajas grandes aquí y algunas de ellas incluso
están abiertas mostrándome lo que hay dentro. Me apresuro y tomo
fotos de las cajas y los números antes de dejar de moverme.
—¿Qué diablos tiene que ver un nuevo Bratok conmigo?—escucho
a alguien decir. No sé quién es.
Presiono grabar en mi teléfono. Tal vez Kaja pueda decir de quién
es la voz.
—Kaja no es como Katarina. No confía en nadie. Mató a Ken justo
en frente de nosotros. Me dijiste que ibas a protegernos, entonces,
¿qué mierda le pasó a Ken?
—Que se joda Ken, no necesitas preocuparte por un hombre
muerto, no a menos que quieras unirte a él—dice un hombre con un
ligero acento europeo.
—Él no nos sirve. ¿Por qué no lo matamos?
—No, Ilia, espera. Todavía estoy contigo. Todavía estoy con los
Purged, puedo conseguirte los números del próximo envío. Ahora
que Ken ha muerto, soy el que tiene que verificarlos en el astillero.
Podemos hacer un intercambio allí.
¡Puta Mierda! No puedo creer que esté consiguiendo todo esto.
Levanto el teléfono sobre la caja para grabar a los tres hombres
asegurándome de que la luz esté apagada.
—Las cajas de este envío son MG9637, MG9688 y MG9644.
Debería haber más de trescientas mil balas allí. —Miro un poco por
encima de la caja y, aunque no recuerdo su nombre, el tipo que está
atado entre los dos hombres me resulta familiar. Creo que es del
depósito.
Esto es más que suficiente. Retrocedo lentamente, pero justo
cuando vuelvo a poner el teléfono en la bolsa, mi talón golpea algo y
una de las cajas comienza a caer.
Joder, estoy muerta.
Justo antes de que la caja se vuelque, otra mano sale disparada y
la estabiliza antes de agarrarme y sacarme de la habitación, mi cuerpo
choca ligeramente contra la puerta.
—¿Qué carajo fue eso? Alguien está aquí—dice en voz alta uno de
los hombres dentro de la habitación y escucho dos pares de pasos
corriendo en mi dirección.
—¡Oye, sígueme el juego!—me dice el hombre que me sacó de la
habitación antes de poner su mano en mi camisa, desabrochar sus
pantalones y besarme.
La puerta de la habitación se abre.
—¿Easton? ¿Qué carajo? ¿Qué estás haciendo?
—¿Mmm? —El tipo que me está besando se gira en la dirección de
los hombres que nos hablan, haciendo un buen trabajo al mantener
mi cara oculta—. Mierda. Siento interrumpir allí. Demasiada gente
follando arriba. Estaba tratando de mojarme la polla. Nos
moveremos.
—Sí, ya casi estamos de vuelta en el muelle de todos modos. Sal
de aquí. —El hombre que acaba de salvarme la vida me agarra de la
mano y me arrastra hasta la cubierta del yate.
—No digas una palabra. Vamos a bajar juntos de este barco.
No hablo como él me dijo. Unos minutos más tarde, lo veo
caminar hacia Ilia y señalarme. El hombre se agarra la polla varias
veces y se muerde el labio mientras me mira antes de volverse hacia
Ilia y continuar hablando con él. El hombre, al que llamaron Easton,
se ríe una vez, le da una palmada en la espalda a Ilia y comienza a
caminar hacia mí.
—Terminaré con ella antes de que tengamos que regresar al barco.
Dame como dos días.
Miro a Jade y Sandy, tal vez ellas me ayuden. ¿Qué necesitaba
hacer él para mantenerse alejada durante dos días? ¿Quién diablos es
este tipo? Jade me llama la atención por un segundo, antes de apartar
la mirada. Sandy no me mira para nada, solo tiene una mirada de
enojo en su rostro. Joder, deben pensar que estoy engañando a Kaja.
No me van a ayudar. En el momento en que el yate está amarrado al
muelle, Easton me empuja fuera del yate. Camino con él todavía
agarrado a mí de una manera muy íntima y provocativa hacia el
estacionamiento y me subo a su coche. Mientras todavía estaba en el
yate, vi algunas fotos y estoy segura de que alguien le está enviando
esas fotos a Kaja. Va a perder su mierda.
Siento que he estado conteniendo la respiración desde que el
hombre me empujó contra la pared. Me siento y espero a que el
hombre diga algo. ¿Me va a matar? ¿Me va a chantajear? ¿Qué?
—¿Para quién trabajas?—me pregunta mientras el coche se aleja.
—No trabajo para nadie—respondo con un chillido.
—¡No me jodas! Te vi grabando un maldito video. Sé lo que
estabas haciendo. Así que dime, ¿para quién mierda estás trabajando?
¿Estás con los Purged?
—¿Qué? ¿Ese MC en el barco? —Niego con la cabeza—. Solo
conozco un MC, los Wings of Diablo.
Él acelera.
—¿Cómo los conoces? ¡No mientas!—me ladra. Salto y me
estremezco por la velocidad y la forma en que me está gritando.
—Una amiga está casada con el presidente. —Agarro la puerta
con una mano y uso la otra mano para apoyarme contra el tablero. Si
chocamos ahora mismo yendo tan rápido, nada me salvará.
—¡Nombres! ¿Quién es el amigo? ¿Quién es el presidente?
Estoy tan asustada que ahora estoy gritando.
—¡Keeley! ¡El presidente es Wire!
—Wire. Oh, mierda. —Él disminuye la velocidad—. Relájate, no te
voy a lastimar. Soy un amigo.
—¿Un amigo? ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? No te conozco.
—Mi nombre es Preston. Soy miembro de los Boys of Djinn y
también...— Se estira mucho debajo del asiento, saca algo y luego
parece desenganchar otra cosa antes de sacar la mano y mostrarme
una placa—. Soy un agente del FBI. Estabas a punto de hacer estallar
por los aires una de las operaciones encubiertas más largas de esta
década. Creo que necesito hablar con tus amigos sobre lo que está
pasando antes de que alguien termine muerto.
 
Capítulo 25

Kaja
 

Alquilamos una furgoneta negra para que nos lleve a la apertura


de la rejilla de ventilación. Justo cuando estamos a punto de llegar al
último kilómetro, suena el teléfono y es Sabina.
Creo que me está llamando para decirme que tiene miedo o que
quiere que esté a salvo solo para descubrir que está en una estúpida
misión de vigilancia que probablemente hará que la maten. Le
devuelvo la llamada después de que me colgó, pero no contesta.
Golpeo el teléfono varias veces causando que se rompa a mis pies.
Maldigo y grito hasta que me doy cuenta de lo que acabo de
hacer. Había destruido su único método de comunicación.
Joder, ahora no puede devolver la llamada.
—¡Jebote! ¡Qué mierda, Kaja! ¿Necesitamos abortar?—me grita
Luka desde el frente.
Tomo unas cuantas respiraciones profundas. Todo en mí quiere
correr hacia donde está y sacarla de ese yate, pero no puedo. No hay
nada que pueda hacer además de confiar en que ella estará bien.
—No. Seguimos adelante. Mi mujer acaba de pensar que ahora es
el momento perfecto para jugar a la detective. Cree que tiene una
pista sobre las puntas huecas.
—Dios, ¿qué le pasa a esa mujer?—pregunta Matej antes de negar
con la cabeza y mirar hacia otro lado.
Krsto se inclina hacia mí.
—¿Estás bien? ¿Vas a ser capaz de manejar esto? No sabemos lo
que vamos a encontrar allí.
—Sí, estoy listo. Sin embargo, es posible que no deje a nadie con
vida.
—No te preocupes por eso. Sven dice que nuestros amistosos
funcionarios del gobierno deberían llegar unos veinte minutos
después que nosotros. Con suerte, llegarán aquí y podrán revivir a
uno de ellos—dice Katarina y se encoge de hombros como si acabara
de decir la cosa más normal del mundo.
Lo que sea que encontremos, estoy listo para ello. Tengo ganas de
matar a alguien.
***
Estamos vestidos completamente de negro, equipados con gafas
de visión nocturna y tanques de oxígeno de tamaño mini en caso de
que lo necesitemos. Es casi aterrador ver toda la mierda por la que
pasan nuestros encantadores asesinos para lograr un golpe. Sin ellos
nunca hubiera pensado en traer la mayor parte de esta mierda. Nos
detenemos aproximadamente a unos ochocientos metros de la tubería
de drenaje y recorremos el resto del camino. La tubería es enorme y
está a casi un kilómetro y medio de distancia de la orilla. Pensé que
sería algo así como una alcantarilla que veo en la ciudad, en cambio,
es más como una zanja profunda revestida de hormigón que se
convierte en un túnel. No sé cuántas inundaciones esperan canalizar,
pero parece que la tubería de drenaje sería lo suficientemente
adecuada para desviar un río si fuera necesario.
—¿Qué diablos? ¿Cómo es que nadie vio esto?
—No está terminado. Esta tubería debería extenderse por lo
menos veinte kilómetros. Fuera de la vista, fuera de la mente—dice
Dagger.
Caminamos un poco más y nos encontramos con un pequeño
grupo de guardias que parecen estar vigilando los coches. La mayoría
de ellos están en sus teléfonos, listos para matar. Dagger y Krsto se
encargan. Después de eso, hay dos guardias, pero en su mayor parte
no hay mucha seguridad al comienzo del canal. Una vez que
entramos, es otra historia. Suena una alarma improvisada y las balas
comienzan a volar.
No hay ningún lugar donde escondernos, así que todos caemos al
suelo y tratamos de mezclarnos con el entorno.
—¡Sacad al principal! ¡Movedlo ahora!
Conozco esa voz. Es el maldito Pavel.
—No dejes que se te escape—gruño en dirección a Dagger. Él
asiente una vez. Veo un grupo de personas corriendo hacia nosotros e
incluso en la tenue luz que se filtra detrás de nosotros puedo decir
que la mayoría de ellos son hombres mayores. No estoy aquí para
pelear. Dagger y Krsto están ocupados acabando con la pequeña
fuerza de seguridad que está aquí abajo. Luka, Matej y Katarina
intentan derribar a los que no tienen armas, pero veo lo que parece el
lado de la cara de Pavel en la parte trasera y saco mi arma. Él está
tratando de eludirlos por detrás de ellos.
Eso no va a suceder.
Disparo una vez, pero fallo. Intentar apuntar con gafas de visión
nocturna es más difícil de lo que imaginaba. Disparo tres tiros más y
uno lo alcanza en la pierna. Cae por la parte trasera. Me apresuro y le
doy la vuelta para que su cara no quede en el pequeño chorro de
agua que corre por la tubería.
Levanto las gafas de visión nocturna para que pueda ver mi cara.
—Apuesto a que no pensaste que me volverías a ver, ¿verdad?—le
gruño y él tiene el descaro de reírse.
—Oh, al contrario. Sabía que lo haría, por lo que ya le informé a
Stephan que su deuda estaba nuevamente vigente. No podías dejar
las cosas como estaban. Lo último que supe fue que se le pagó en su
totalidad.
—Um... Estoy a favor de un poco de intimidación, pero tal vez
quieras hacerlo afuera—dice Katarina detrás de mí.
—¡Oh, mierda! ¡Todos fuera ahora!—grita Luka.
Oigo un leve silbido y me doy cuenta de que la loca ha encendido
la maldita mecha de la dinamita. Estamos a punto de ser jodidamente
enterrados aquí abajo. Agarro a Pavel y lo lanzo sobre mi hombro.
Todos nos aferramos a las personas que están aquí abajo, malos o no,
y corremos como si nuestras vidas dependieran de ello.
Apenas logramos llegar a la boca del desagüe cuando la dinamita
estalla.
Dejo caer a Pavel en el suelo, pero antes de que pueda darme la
vuelta para golpearlo, un grupo de hombres vestidos de negro lo
rodean, con las armas en la mano y comienzan a gritar órdenes. No sé
de qué división del gobierno son, pero seguro que no son parte de la
familia Juric.
—¿Señor Horvat? —Un hombre se me acerca y muestra su placa.
Creo que dice CIA, pero lo muestra tan rápido que no puedo decirlo.
—Sí—contesto.
—Soy el agente especial Westinghouse, hemos estado tratando de
atrapar a Pavel durante bastante tiempo. Agradecemos el aviso y la
ayuda. Si hay alguna otra información que necesitemos, alguien de la
oficina se comunicará con usted. —El hombre asiente una vez antes
de darse la vuelta y alejarse.
Estoy tan jodidamente confundido. ¿Se terminó? ¿Estoy fuera de
peligro? Me doy la vuelta, pero solo veo a Luka, Matej y Katarina.
Dagger y Krsto han desaparecido. Por supuesto, los asesinos no
quieren ser vistos por la policía.
—Problema jodidamente resuelto—dice Luka y estira el cuello de
lado a lado.
Observo cómo un gran grupo de militares y oficiales de la CIA
arrestan a cada uno de los hombres que sacamos del desagüe. A
primera vista, pensaría que todos son solo refugiados, pero luego me
doy cuenta de que nadie dice una palabra. Han sido arrestados antes.
Ésta no es la primera vez que los arrestan. Atrapamos a las personas
adecuadas.
Katarina y Matej se ríen, chocando los cinco mientras Luka saca
un cigarrillo y lo enciende. Quiero sentirme tan despreocupado como
ellos, pero mi mente todavía está acelerada.
—Sí. Problema resuelto. —Quiero que sea así de simple, pero no
entiendo lo que dijo Pavel sobre Stephan y no sé dónde está mi mujer.
Hasta que averigüe esa mierda, ninguno de mis problemas se
resolverá.
 
Capítulo 26

Kaja
 

El vuelo de regreso a Las Vegas es el más largo de mi vida a pesar


de que teníamos un vuelo privado. En el momento en que el avión se
detuvo en la pista, corrí hacia mi coche y me salté todos los semáforos
para volver a casa con Sabina.
Ni siquiera apago el coche cuando me detengo.
—¡Sabina!—rugo. Será mejor que ella esté aquí. Intenté llamarla
desde el teléfono de Katarina en el camino de regreso, pero no
funcionó. O el servicio está fuera de alcance o su teléfono está
apagado, de cualquier manera, Katarina tuvo que sacarme el teléfono
de la mano antes de que lo rompiera. Mierda como esta es la razón
por la que solo quiero que ella haga lo que yo le diga. Entonces sabría
que está bien, ahora mismo no sé si todavía está en California. No sé
si pudo salir del yate. Por lo que sé, podría estar en el fondo del puto
océano. Comienzo a correr hacia nuestra habitación, deseando que mi
corazón deje de latir como loco en mi pecho.
—¡Kaja! ¡Estoy aquí!—dice ella y sale corriendo a verme. Ella
patina hasta detenerse cuando ve mi rostro—. Escucha, no te
descontroles. No es lo que piensas. Ahora, necesito que no te enojes.
—Levanta las manos como si se estuviera rindiendo.
Oigo un sonido y cuando vuelvo la cabeza hay un hombre
sentado a la mesa con una taza de café en la mano.
—¿Quién coño es ese? —Alcanzo mi arma y la levanto lista para
dispararle a quien mierda sea, pero Sabina salta en mi línea de visión
para que no le dispare.
—Espera, ¿por qué estás enojado? —Ella me mira con los ojos
entrecerrados y da un paso más cerca.
Dejo caer el arma.
—Trataste de que te mataran. —La miro como si estuviera loca,
¿necesito una razón diferente para estar enojado?
—Oh, ¿por eso? ¿Quieres decir que no viste las fotos? —Ella
exhala aliviada.
—¿Qué putas fotos? —Todo el mundo me está confundiendo.
—Olvídalo. —Ella corre hacia mí y me besa. Aunque quiero
empujarla y reprenderla por ponerse en un riesgo tan tremendo, más
deseo sentirla contra mí.
El hombre en la encimera carraspea como si besar a mi mujer en
mi maldita casa fuera un inconveniente para él. Trato de levantar mi
arma de nuevo, pero ella tira de mi mano hacia abajo.
—¿Quién coño es ese?—le pregunto a Sabina de nuevo. Ella salta
y mueve las cejas.
—No vas a creer lo que encontré.
Saca su teléfono y mientras veo el video, me cuenta todo lo que
pasó en el yate. Desde las fotos que está segura que tendré cuando
encienda mi teléfono, hasta este hombre. Preston Djinn, un agente
encubierto del FBI que tuvo que sacarla de la habitación llena de cajas
de municiones que se parecen a las nuestras, empujarla contra la
pared y meterle la sucia lengua en la boca. Supongo que, si eso le
hubiera salvado la vida, lo permitiría. A pesar de que quiero
arrancarle las manos por tocarla. No puedo concentrarme en él por
mucho tiempo ya que estoy demasiado ocupado estupefacto por la
enorme cantidad de información que encontró. Hizo más ella en una
fiesta, que Katarina y yo durante semanas tratando de averiguar qué
estaba pasando.
No solo averiguo que uno de los hombres mano derecha de Ilia es
Preston Djinn, miembro de uno de los MC con los que estamos
aliados, sino que el video que me mostró es un bote lleno de Purged,
otro hombre que no sé, e Ilia Vavra.
Nos tropezamos de nuevo con nuestro enemigo sin que ellos lo
supieran y todo gracias a mi mujer. Ahora que conocemos más a sus
jugadores, sería más fácil para nosotros recuperar nuestros lugares
como los más poderosos. Ilia se está volviendo descuidado e
impaciente. El hombre al que estaban golpeando para obtener
información es Zurich, ha sido un trabajador nuestro durante años y
se había vuelto contra nosotros. Me pregunto cuántos más de nuestra
gente siguen trabajando para nosotros, pero informando a Ilia y a su
banda de inadaptados? Supongo que lo averiguaremos pronto.
***
Sven es rápido para tomar la iniciativa en la debacle de las
municiones. Una vez que se da cuenta de que no somos nosotros los
que la jodemos, sino que Ilia intenta presionar. Antes de irse, Preston
o Easton, como lo conoce Ilia, nos informa que ha estado encubierto
durante más de un año y que el FBI en realidad está tratando de
construir un caso blindado contra el otro hombre que estaba en la
habitación trasera, un tal Rupert Giles. Aparentemente, su hermano
era el mayor traficante del mundo antes de morir y ahora el hermano
menor está tratando de seguir sus pasos. Después de hablar con el
controlador de Easton, Sven nos informó que, si pudiéramos,
podríamos derribar a todos los que estén en nuestras filas que vayan
contra nosotros e Ilia, pero bajo ninguna circunstancia debemos tocar
al otro. Rupert Giles ahora mismo es intocable.
Incluso después de descubrir que hubo un derramamiento
mínimo de sangre en ambos extremos, Marko está más que
complacido con mis esfuerzos para derribar tanto a Pavel, como a Ilia.
No creo que siga dudando de mis habilidades para desempeñar mis
funciones o de la lealtad de mi esposa.
Sabina y yo somos más fuertes que nunca y ahora, cuando me dice
que tiene que hacer algo, no importa cuánto quiera encerrarla, confío
en que ella tiene mis mejores intereses en el corazón.
Estuve averiguando cómo estaba su hermano y, al parecer, ha
ingresado en algún tipo de rehabilitación de apuestas en las
montañas canadienses. No sé por qué tiene que ir tan lejos para algo
como eso, pero no voy a impedir que busque ayuda. Traté de
interrogarlo sobre la deuda y me dijo que se suponía que Pavel se
presentaría para una visita al día siguiente, pero nunca llegó.
Probablemente porque se está pudriendo en la cárcel. Ahora mismo
todo es perfecto. Todo mi negocio está controlado y aun así llegué a
la cima.
Todo está controlado, excepto una cosa.
—Kaja, si quieres tener este club en funcionamiento el próximo
mes, realmente tenemos que empezar a trabajar en la decoración. En
este momento, las piezas que elegiste realmente no encajan con la
sensación del club.
Sabina sale de mi estudio con las fotos y los planos de mi próximo
club en la mano. Supervisará este nuevo club por su cuenta, así que
ahora quiere cambiarlo todo.
Cuando me ve en el medio del suelo sobre una rodilla, deja caer
los papeles.
—¿Qué estás haciendo, Kaja? ¿Qué está pasando? —Su voz es
temblorosa. Creo que ella sabe lo que está pasando. Las mujeres
siempre lo hacen.
—Sabina, he sido más que un idiota tratando de encontrar la
manera de equilibrar todo. Nunca podré pagarte todo lo que has
hecho por mí y cuánto me amas. Pero te prometo, Predivan, siempre
lo haré. Te quiero en mi equipo. Siempre confiaré en ti. ¿Te casarías
conmigo? —El discurso en mi cabeza era mucho más romántico, pero
ahora mismo estoy contento de haber podido decir algo.
—Maldito infierno.
Me río.
—Esa no es la palabra que pensaba. —Estoy tan incómodo, ella
puede decirme que no ahora mismo y tendría que aceptarlo.
Realmente la cagué antes y aunque me dice que me perdonó, no creo
que alguna vez me lo perdone.
—¡Sí! ¡Oh, sí! Me casaré contigo. —Ella aplaude y corre hacia mí.
Abro la caja para mostrarle el anillo y ella jadea sorprendida.
—Éste no es el que vi, Kaja. —Sonrío ampliamente. El viejo anillo
que había comprado todavía estaba en la caja fuerte. Sabía que ella lo
había visto y quería que se sorprendiera. Sin mencionar que quería
que su anillo fuera más grande para que todos supieran que es mía.
—Lo sé, después de toda la mierda que hice, te merecías algo
mejor. Te mereces algo mucho mejor que yo, pero si me quieres, soy
todo tuyo.
—Sí, te amo.
—Puedes apostar tu culo a que yo también. —Deslizo el anillo en
su dedo antes de agarrarla por la cintura y besarla duro.
 
Epílogo

Stephan
 

El calor de la lámpara me quema los ojos, pero no importa a


dónde mire, no puedo escapar.
—Necesito un poco de agua—gruño. Ha pasado un mes de esto.
Todos los días lo mismo. Ya ni siquiera siento dolor, solo enfermedad
y cansancio.
—¿Agua? ¿Quién mierda te crees que eres perro? Tendrás agua
cuando yo te diga que jodidamente bebas agua. Además, no
queremos que pierdas.
Me giro y me agarro a las manijas que sobresalen del banco de
madera dura. No sé en dónde estoy. Todo lo que sé es que no dejaré
que lastimen más a Sabina. Siempre he sido un jodido, pero saber qué
le espera a ella si no me ofrezco, es motivación más que suficiente
para tomar su lugar.
Ella es mi hermana e incluso si no sabe la mitad de la mierda por
la que he pasado para mantenerla a salvo, lo único que me importa es
que está a salvo.
—Prepárense para rodar las cámaras, parece que nuestro niño
bonito aquí está a punto de desplomarse.
Mis ojos escanean la habitación hasta donde puedo ver y
alrededor hay hombres desnudos riendo, bebiendo y acariciando sus
pollas.
—Bájale la máscara. —Alguien a la derecha empuja hacia abajo el
casco que encierra toda mi cabeza. Hoy llevo una cabeza de perro.
Cubre mi rostro, amortigua mis gritos y evita que les muestre cuánto
lloro.
—¡Acción!
Agarro el mango con más fuerza cuando el primero de muchos
viene detrás de mí y, después de aplicar solo una pequeña cantidad
de lubricante en su polla, se mete dentro de mi culo. Gruño en voz
alta durante la primera inserción, pero después de eso me dejo llevar
por la nada.
Ya ni siquiera siento el dolor.
Fin

 
 

EL CONO del SILENCIO


Traducción

Colmillo
Corrección

La 99
Edición

El Jefe
Diseño

Max
 
 
 

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