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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Magistrado ponente

STC4969-2020
Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01
(Aprobado en sesión virtual de veintinueve de julio de dos mil veinte )

Bogotá, D. C., treinta (30) de julio de dos mil veinte


(2020)

Decídese la impugnación formulada contra la


sentencia dictada el 26 de mayo de 2020, por la Sala de
Casación Penal, dentro de la tutela promovida por Efraín
Tirado Bedoya frente a la Sala Penal del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Medellín y el Juzgado Primero Penal
del Circuito de la misma ciudad, con ocasión de la causa
criminal adelantada al aquí quejoso por el delito de
“cohecho por dar u ofrecer”.

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Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

1. ANTECEDENTES

1. El promotor del auxilio demanda la protección de


los derechos al debido proceso e igualdad, entre otros,
presuntamente vulnerados por las autoridades accionadas.

2. Del extenso ruego tuitivo y sus anexos se extrae


como base de su reclamo, lo siguiente:

El Juzgado Primero Penal del Circuito de Medellín,


mediante fallo de 10 de julio de 2019, condenó a Efraín
Tirado Bedoya, a la pena privativa de la libertad de 60
meses de prisión por el punible de “cohecho por dar u
ofrecer”, negando la concesión de cualquier subrogado
penal.

Contra la determinación antes referenciada, el


tutelante interpuso apelación, recurso pendiente de ser
resuelto por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de esa ciudad.

Estando en trámite la alzada, el gestor solicitó al


despacho de primera instancia que, en atención al “principio
de favorabilidad”, se aplique el “artículo 188 de la Ley 600
de 2000”1 y, en consecuencia, se conceda su libertad hasta
tanto la sentencia proferida en su contra se encuentre
debidamente ejecutoriada, pedimento desestimado en
1
Artículo 188. “Las providencias relativas a la libertad y detención, y las que ordenan medidas
preventivas, se cumplirán de inmediato”.
“Si se niega la suspensión condicional de la ejecución de la pena, la captura sólo podrá
ordenarse cuando se encuentre en firme la sentencia, salvo que durante la actuación procesal
se hubiere proferido medida de aseguramiento de detención preventiva”.

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proveído de 17 de febrero de 2020, decisión ratificada por la


corporación fustigada el 28 de abril siguiente.

Señala el tutelante que las decisiones de las


autoridades convocadas constituyen una vía de hecho,
pues, aun cuando la causa criminal subexámine se
adelanta bajo los postulados de la Ley 906 de 2004, nada
impide la aplicación, a su favor, de figuras jurídicas
contempladas en la Ley 600 de 2000.

Esgrime que su caso no pude tener un “trato


diferenciado” con aquellos decursos donde altos
funcionarios del Estado, procesados por delitos contra la
administración pública, se encuentran libres, mientras se
desata el recurso de apelación impetrado frente a la
sentencia condenatoria emitida en esos asuntos.

Acota, le asiste el derecho de no estar sujeto a una


“medida intramural”, la cual, en su sentir, es innecesaria y
prematura hasta tanto su condena no cobre firmeza.

3. Suplica, en concreto, resguardar sus prerrogativas


fundamentales, concediéndose su “libertad inmediata”.

1.1. Respuesta de los accionados

No se observa pronunciamiento, por parte de los


tutelados, frente a los hechos expuestos en el libelo genitor.

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1.2. La sentencia impugnada

Desestimó el resguardo, tras advertir:

“(…) No es procedente acudir a la solicitud de protección


constitucional para intervenir dentro de procesos en curso (…)”.

“En el sub-lite, la actuación está cursando en la Sala Penal del


Tribunal Superior de Medellín, a la espera de que esa
Corporación se pronuncie sobre el recurso de apelación incoado
contra la sentencia de primera instancia (…). Por lo tanto,
cualquier reparo que el accionante o su defensor puedan tener
contra la sentencia dictada por el Juzgado 1º Penal del Circuito
con Función de Conocimiento (…), incluyendo lo relacionado con
la negativa de los subrogados penales y la privación de la
libertad de EFRAÍN TIRADO BEDOYA desde el momento mismo
en que se emitió el sentido del fallo, corresponde a tópicos que
deben ser resueltos por el funcionario competente (…)”.

“Al margen de lo anterior, (…) no encuentra la Sala que la Juez


1ª demandada haya incurrido en un yerro al ordenar la
aprehensión inmediata del aquí accionante, por cuanto, además
de tratarse de una actuación surtida bajo la égida de la Ley 906
de 2004 y no de la Ley 600 de 2000, cuya aplicación por
favorabilidad reclama el promotor del amparo, existe un deber
legal que le imponía actuar de esa manera (…)”.

1.3. La impugnación

La interpuso el promotor, insistiendo en los


argumentos de disenso expuestos en el escrito de tutela.

2. CONSIDERACIONES

1. Solamente las decisiones judiciales notoriamente


arbitrarias o caprichosas con incidencia directa y negativa
en los derechos supralegales de quienes, como parte o
terceros, intervienen en los procesos donde han sido
proferidas, son susceptibles de cuestionarse por vía de

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tutela, siempre y cuando, claro está, que quien recurre a


esta especial forma de protección, haya agotado los medios
legales ordinarios de defensa a su disposición en la
respectiva actuación jurisdiccional.

2. Examinada la providencia de 28 de abril de 2020,


mediante la cual el tribunal convocado, confirmó la negativa
de otorgar al accionante la libertad bajo los presupuestos
del artículo 188 de la Ley 600 de 2000, en atención al
“principio de favorabilidad”, se avizora una irregularidad que
abre paso a la concesión del presente auxilio. Veamos:

Para adoptar la determinación criticada, la


corporación fustigada, sostuvo:

“(…) En la sistemática procesal de la Ley 600 de 2000 (artículo


188) la pena privativa de la libertad se ejecuta desde el
momento en que se profiere la sentencia de condena, pero
cuando se trata de una persona a quien se le niega el
subrogado de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena y ésta se encuentra gozando de libertad provisional, es
necesario esperar la ejecutoria del fallo para ordenar su captura
(…)”.

“(…) La situación es diferente en el nuevo esquema procesal


(Ley 906 de 2004), [pues] el canon 450 del CPP (…) autoriza al
juez de conocimiento, al momento de anunciar el sentido de fallo
condenatorio, a disponer que el acusado continúe en libertad
hasta el momento de dictar sentencia o, si la detención es
necesaria, ordenarla y librar inmediatamente la orden de
encarcelamiento. (…)”.

“(…) Dicho aserto también se desprende de los arts. 449 y 451


de la Ley 906 de 2004, pues, por una parte, si el acusado está
privado de la libertad, el juez podrá ordenar su excarcelación
siempre y cuando los cargos por los cuales fue encontrado
culpable fueren susceptibles, al momento de dictar sentencia,

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del otorgamiento de un subrogado penal; por otra, de ser


absuelto de la totalidad de los cargos consignados en la
acusación, el juez dispondrá la libertad inmediata del
procesado, y si estuviere privado de ella, levantará todas las
medidas cautelares impuestas, al tiempo que librará sin
dilación las órdenes correspondientes (…)”.

Indicó que, según la jurisprudencia constitucional, la


orden de detención dispuesta con el anuncio del sentido del
fallo condenatorio no resulta violatoria de los derechos
fundamentales del procesado, pues

“(i) el sentido del fallo conforma una unidad inescindible con el


texto definitivo de la sentencia; (ii) no se trata de una medida de
aseguramiento, pues la misma se agota con la decisión sobre la
responsabilidad penal; (iii) para decidir sobre el
encarcelamiento, el juez de conocimiento, al emitir el sentido del
fallo, debe considerar los fines de la pena y la reglamentación
de los subrogados; (iv) se mantiene la libertad como regla
general; (v) la decisión del juez debe ser suficientemente
motivada; y (vi) la decisión puede ser impugnada cuando se lea
el texto definitivo de la sentencia”.

Expuso que el juez de conocimiento, por imperativo


legal, debe disponer la captura inmediata de quien está
gozando de la libertad o se encuentra en prisión
domiciliaria “para que se empiece a descontar la sanción
impuesta cuando se condena a un procesado a pena
privativa de la libertad y se le niegan subrogados o penas
sustitutivas de la prisión”.

Finalizó señalando que, “con la emisión del sentido del


fallo, pierde vigencia la medida de aseguramiento, pues,
dicho anuncio, “forma una unidad inescindible con el texto
definitivo de la sentencia” y, por tanto, a partir de ese
momento es justificable la afectación de la libertad del

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procesado, dada la existencia de una decisión, donde se


demuestra, la responsabilidad penal endilgada.

2.1. La reseñada argumentación es insuficiente, pues


nada se menciona sobre el “principio de favorabilidad”,
exigido por el gestor, el cual, según la jurisprudencia de la
Sala de Casación Penal, tiene cabida siempre y cuando
concurran: “i) sucesión o simultaneidad de dos o más leyes
en el tiempo; ii) regulación de un mismo supuesto de hecho,
pero que conlleva consecuencias jurídicas distintas; y iii)
permisibilidad de una disposición frente a la otra”2.

Por tanto, al tribunal fustigado, para resolver la


libertad reclamada por el promotor, no le bastaba con
indicar las normas y el procedimiento que regían el caso,
pues el tema traído a debate por el sentenciado, al
involucrarse la aplicación del mencionado principio,
requería de un estudio minucioso frente a las reglas
demarcadas en el citado precedente, máxime cuando esta
Corte, ha decantado:

“[E]l derecho a la aplicación de la ley más favorable emanado


del artículo 29 del texto superior y desarrollado legalmente
como normas rectoras en los ordenamientos sustantivos y
adjetivos penales “constituye una excepción al principio de la
irretroactividad de la ley, pudiéndose aplicar en su acogimiento
una ley posterior al hecho cometido (retroactividad) o
prorrogarle sus efectos aún por encima de su derogatoria o su
inexequibilidad (ultractividad), siempre que en algún momento
haya regido la actuación y que -desde luego- sea, en uno u otro
caso, más favorable al sindicado o condenado”.

2
CSJ, SP, 14 de noviembre de 2007, Rad. 26190.

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“Por eso la Corte, tras analizar el aludido principio, el cual tiene


cabida no sólo cuando se trata de preceptos de contenido
sustancial, sino también procesal con proyección sustancial,
ante la coexistencia normativa de las Leyes 600 de 2000 y 906
de 2004 ha dado cabida en algunos eventos a la aplicación de
una para asuntos tramitados bajo la otra, ora que se acoja el
último ordenamiento para procesos tramitados bajo los
parámetros del primero (verbi gratia, rebaja por allanamiento a
cargos homologable a sentencia anticipada), o que se admitan
institutos de la Ley 600 a los rituados bajo la égida del sistema
acusatorio, siempre que no lo desnaturalicen (por ejemplo,
reparación integral para extinguir la acción penal, si se cumplen
los requerimientos legales)”3.

Así las cosas, existe una insuficiente motivación en la


providencia mediante la cual se resolvió la alzada impetrada
por el actor, frente a la decisión que negó su libertad en el
caso bajo estudio, evidenciándose el quebranto del derecho
fundamental previsto por el artículo 29 de la Constitución
Política.

Por otro lado, el hecho de que la comentada causa


penal se encuentre aun en trámite (apelación de la
sentencia), no supera la irregularidad enrostrada al tribunal
querellado, por cuanto es precisamente la falta de
pronunciamiento sobre el principio de favorabilidad la que
impide al procesado, en caso se asistirle razón en sus
argumentos, la posibilidad de obtener la libertad mientras
la condena emitida en su contra cobre firmeza o sea
revocada.

Brota palmario, la obligación del juez de sustentar


debidamente sus decisiones tiene una relación intrínseca
con lo consagrado en el artículo 8.1 de la Convención

3
CSJ, AP, 20 de noviembre de 2013, Rad. 42111

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Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

Americana Sobre Derechos Humanos4. Al respecto la Corte


Interamericana aludiendo a dicho postulado, expresó:

“(…) [L]as decisiones que adopten los órganos internos que


puedan afectar derechos humanos deben estar debidamente
fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones
arbitrarias. En este sentido, la argumentación de un fallo debe
mostrar que han sido debidamente tomados en cuenta los
alegatos de las partes y que el conjunto de pruebas ha sido
analizado. Asimismo, la motivación demuestra a las partes que
éstas han sido oídas y, en aquellos casos en que las decisiones
son recurribles, les proporciona la posibilidad de criticar la
resolución y lograr un nuevo examen de la cuestión ante las
instancias superiores. Por todo ello, el deber de motivación es
una de las “debidas garantías” incluidas en el artículo 8.1 para
salvaguardar el derecho a un debido proceso. (…)”5.

Frente a la temática planteada, memoró esta Sala:

“(…) [Es] menester dejar sentado que la motivación de las


[providencias] constituye imperativo que surge del debido
proceso, cuya finalidad consiste en brindar el derecho a las
partes e intervinientes de asentir o disentir de la actividad
intelectual desplegada por el juez natural frente al caso objeto
de controversia, razón por la cual ésta debe ser, para el caso
concreto, suficiente, es decir “la función del juez tiene un rol
fundamental, pues no se entiende cumplida con el proferimiento
de una decisión que resuelva formalmente, el asunto sometido a
su consideración (…).

“(…) La obligatoriedad e intangibilidad de las decisiones


judiciales proviene de la autoridad que les confiere la
Constitución para resolver los casos concretos, con base en la
aplicación de los preceptos, principios y valores plasmados en
la propia Carta y en las leyes, y de ninguna manera emanan de
la simple voluntad o de la imposición que pretenda hacer el juez
de una determinada conducta o abstención, forzosa para el
sujeto pasivo del fallo (…)”6.

4
Convención Americana Sobre Derechos Humanos. Artículo 8. Numeral 1. “Toda persona
tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez
o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, (…)
para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter”.
5
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Apitz Barbera y otros vs. Venezuela.
Sentencia 5 de agosto de 2008. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Párrafo 78.
6
CSJ. Civil. 22 de mayo de 2003, Rad. 00526-01, invocada el 10 de agosto de 2011, Rad.
00168-02.

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Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

3. Así, el deber de motivar toda providencia que no


tenga por única finalidad impulsar el trámite, reclama,
como presupuesto sine qua non, que la jurisdicción haga
públicas las razones que ha tenido en cuenta al adoptar la
respectiva resolución, de tal manera que tras conocérselas
se tenga noticia de su contenido para que no aparezca
arbitraria, caprichosa, antojadiza, sino producto del análisis
objetivo, amén de reflexivo de los diferentes elementos de
juicio incorporados al plenario y dentro del marco trazado
por el objeto y la causa del proceso.

4. Deviene fértil abrir paso a la protección impulsada


por virtud del examen legal y constitucional que atañe en
esta sede al juez, compatible con el necesario ejercicio de
control convencional, siguiendo el Pacto de San José de
Costa Rica de 22 de noviembre de 1969 7 (art. 8º de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos), a fin de
garantizar la prerrogativa conculcada.

El convenio citado es aplicable por virtud del canon 9


de la Constitución Nacional, cuando dice:

“(…) Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan en la


soberanía nacional, en el respeto a la autodeterminación de los
pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho
internacional aceptados por Colombia (…)”.

Complementariamente, el artículo 93 ejúsdem,


contempla:

7
Aprobado en Colombia por la Ley 16 de 1972.

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Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

“(…) Los tratados y convenios internacionales ratificados por el


Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el
orden interno”.

“Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se


interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia (…)”.

El mandato 27 de la Convención de Viena, sobre el


Derecho de los Tratados de 1969 8, debidamente adoptada
por Colombia, según el cual: “(…) Una parte no podrá
invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado (…)”9, impone
su observancia en forma irrestricta cuando un Estado parte
lo ha suscrito o se ha adherido al mismo.

4.1. Aunque podría argumentarse la viabilidad del


control de convencionalidad sólo en decursos donde se
halla el quebranto de garantías sustanciales o cuando la
normatividad interna es contraria a la internacional sobre
los derechos humanos, se estima trascendente efectuar
dicho seguimiento en todos los asuntos donde se debata la
conculcación de prerrogativas iusfundamentales, así su
protección resulte procedente o no.

Lo aducido porque la enunciada herramienta le


permite a los Estados materializar el deber de garantizar los
derechos humanos en el ámbito doméstico, a través de la
verificación de la conformidad de las normas y prácticas
nacionales, con la Convención Americana de Derechos
Humanos y su jurisprudencia, ejercicio que según la Corte
8
Suscrita en Viena el 23 de mayo de 1969.
9
Aprobada por Colombia mediante la Ley 32 de 1985.

11
Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

Interamericana se surte no sólo a petición de parte sino ex


officio10.

No sobra advertir que el régimen convencional en el


derecho local de los países que la han suscrito y aprobado,
no constituye un sistema opcional o de libre aplicación en
los ordenamientos patrios; sino que en estos casos cobra
vigencia plena y obligatoriedad con carácter impositivo para
todos los servidores estatales, debiendo realizar no
solamente un control legal y constitucional, sino también el
convencional; con mayor razón cuando forma parte del
bloque de constitucionalidad sin quedar al arbitrio de las
autoridades su gobierno.

4.2. El aludido control en estos asuntos procura,


además, contribuir judicial y pedagógicamente, tal cual se
le ha ordenado a los Estados denunciados –incluido
Colombia-11, a impartir una formación permanente de
Derechos Humanos y DIH en todos los niveles jerárquicos
de las Fuerzas Armadas, jueces y fiscales 12; así como
realizar cursos de capacitación a funcionarios de la rama
ejecutiva y judicial y campañas informativas públicas en
materia de protección de derechos y garantías 13.
10
Corte IDH. Caso Gudiél Álvarez y otros (“Diario Militar”) contra Guatemala. Sentencia de
noviembre 20 de 2012. Serie C No. 253, párrafo 330
11
Corte IDH, Caso Vélez Restrepo y familiares Vs. Colombia, Excepción preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de septiembre de 2012. Serie C No. 248, párrs. 259 a
290, criterio reiterado Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, Excepciones
preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie C
No. 259, párrs. 295 a 323.
12
Corte IDH, Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211,
párrs. 229 a 274.
13
Corte IDH, Caso Furlan y familiares Vs. Argentina, Excepciones preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párrs. 278 a
308.

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Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

Insistir en la aplicación del citado control y esbozar el


contenido de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos en providencias como la presente, le permite no
sólo a las autoridades conocer e interiorizar las obligaciones
contraídas internacionalmente, en relación con el respeto a
los derechos humanos, sino a la ciudadanía informarse en
torno al máximo grado de salvaguarda de sus garantías.

Además, pretende contribuir en la formación de una


comunidad global, incluyente, respetuosa de los
instrumentos internacionales y de la protección de las
prerrogativas fundamentales en el marco del sistema
americano de derechos humanos.

5. Por lo discurrido, se revocará el fallo impugnado


para conceder el amparo solicitado.

3. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

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Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

PRIMERO: REVOCAR la sentencia de fecha y lugar


de procedencia anotada, en el sentido de CONCEDER el
ruego incoado por Efraín Tirado Bedoya

En consecuencia, se le ordena a la Sala Penal del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín que, en
el término de cinco (5) días contados a partir de la
notificación de este proveído, previa recepción del asunto
censurado, deje sin efecto la decisión de 18 de mayo de
2020 y las que de ella se desprendan y, en su lugar, desate,
nuevamente, la alzada deprecada por el tutelante frente al
auto que negó su libertad en el asunto bajo estudio,
atendiendo para ello a lo aquí dicho. Por secretaría remítase
copia de esta providencia.

SEGUNDO: Notifíquese lo así decidido, mediante


comunicación electrónica o por mensaje de datos, a todos
los interesados.

TERCERO: Si este fallo no fuere impugnado remítase


el expediente a la Corte Constitucional para su eventual
revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Presidente de Sala

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Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Con aclaración de voto

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

15
Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

ACLARACIÓN DE VOTO

Aunque comparto la decisión adoptada por la


Honorable Sala, dado el acierto en su motivación,
respetuosamente aclaro mi voto con el exclusivo propósito
de resaltar que se torna innecesario en el ejercicio
jurisdiccional cotidiano, incluir de forma genérica y
automática una mención sobre el empleo del denominado
«control de convencionalidad».

Ciertamente, de conformidad con la propia


jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, surge, entre
otros deberes, el imperativo para sus jueces de examinar ex
officio, en sus decisiones, la vigencia material de lo pactado.

De esta manera, el «control de convencionalidad»


comporta una actitud de consideración continua que
deberá acentuarse y manifestarse expresamente, tan solo
en aquellos pronunciamientos donde se advierta
comprometido o amenazado «el efecto útil de la Convención»14, lo
cual acontecerá en los eventos donde pueda verse «mermado o
anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones,
objeto y fin del instrumento internacional o del estándar internacional

de protección de los derechos humanos» 15; todo lo cual resulta

ajeno al presente caso.


14
CIDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) contra
Perú. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 158, párrafo 128.
15
CIDH. Caso Heliodoro Portugal contra Panamá. Sentencia de enero 27 de 2009.
Serie c No. 186, párrafo 180.

16
Radicación n.° 11001-02-04-000-2020-00639-01

En los anteriores términos dejo fundamentada mi


aclaración de voto con comedida reiteración de mi respeto
por la Honorable Sala de Casación Civil.

LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado

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