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LA IMAGEN DEL INDIO DEVOTO
LA CODIFICACIÓN DE UNA
IDEA COLONIAL

LUISA E L E N A A L C A L Á

A lo largo de la vasta geografía de lo que fue la América española, difícilmente hay una
ciudad, pueblo o aldea que no pueda reclamar una imagen religiosa milagrosa. La mayoría
de los cultos relacionados con estas imágenes se desarrollaron durante la época colonial,
cuando las investigaciones diocesanas reconocieron oficialmente algunos de estos milagros,
contribuyendo a legitimar la cristianización del Nuevo Mundo. La piedad popular hizo
el resto, y las poblaciones locales sostuvieron los cultos por medio de donaciones, fiestas
y la decoración de iglesias. Los cultos novohispanos fueron señal no sólo del éxito de la
evangelización, sino también del orgullo local, y en ocasiones, de la identidad regional.
De este modo, muchas de las historias del origen de las devociones incluían la figura de un
indio como testigo de una aparición milagrosa de la Virgen o un santo, de la renovación
milagrosa de una imagen, y a veces también como creador de alguna de las efigies.1 Así,
el indio como buen cristiano que experimenta milagros se convirtió en un producto y
construcción de la colonización, conmemorado tanto en imágenes como en textos. Las cróni-
cas publicadas sobre imágenes milagrosas siguieron modelos establecidos, ya que pertenecían
al género de la literatura hagiográfica, que se extendió por toda la Europa católica a partir
del siglo xvi.2 Al mismo tiempo, en Hispanoamérica el género hagiográfico se adaptó a las
circunstancias particulares de esta nueva sociedad, por lo que, a medida que adquirió tintes
criollos, el elemento indígena se convertiría en uno de sus principales ingredientes.
En otras palabras, el proyecto de legitimación religiosa Juan tomó la escultura y se la llevó a casa, donde le
inherente al género se relacionó de forma inextricable erigió un altar doméstico; pero, luego de varias
con el propósito mayor de la afirmación de la identidad apariciones y de la insistencia de la Virgen en el
hispanoamericana. En este proceso, pinturas, estampas reconocimiento oficial en el lugar que había elegido,
y esculturas formaron parte de la construcción de reunió el apoyo de la comunidad para construirle una
una historia religiosa local del mismo modo que las ermita. En pocas décadas, la devoción por la Virgen
crónicas oficiales.3 Al igual que los textos, comunica- de los Remedios floreció, convirtiéndose en uno de
ban diversos mensajes dependiendo del público y la los cultos dominantes de México, especialmente una
localidad, y sirvieron para legitimar, conmemorar, vez que recibió el respaldo del cabildo de la ciudad
educar, popularizar y nutrir el fervor devocional. en 1564, y le fue erigido un nuevo santuario en 1565.
Las primeras dos ilustraciones que se presentan Considerados comparativamente, el acontecimiento
aquí, reflejan cómo la figura del indio fue empleada representado en la pintura pertenece a un tipo de
en imágenes vinculadas con cultos milagrosos. La milagro que contribuyó a la evangelización de la
primera es una pintura de gran formato de un artista población autóctona (al igual que otros famosos
desconocido, en la que Cristo crucificado aparece milagros durante la conquista que entrañaron la
en un árbol que es derribado por la figura estereo- aparición de la Virgen y de Santiago; fig. 10), mientras
típica del indio bárbaro, vestido con faldellín y que el grabado hace referencia a las recompensas
penacho de plumas (fig. 168). La imagen se relaciona cosechadas tras un exitoso proceso de conversión.6
con una historia (de origen poco claro) que describe En suma, pinturas y estampas como éstas son el
su conversión tras este suceso. La pintura se alberga corolario visual de las crónicas oficiales (y de las
en una iglesia en Cáceres, España, y representa una tradiciones orales) que registraron los milagros.
escena que gozó de cierta popularidad a mediados del Paradójicamente, a la vez que estas imágenes
siglo xvín en iglesias de la región de Extremadura.4 inmortalizaron la participación indígena en la
Es probable que el origen de la leyenda del Cristo de historia de los cultos hispanoamericanos, también
la encina se relacione con un precedente, registrado uniformaron esa experiencia de manera que encubren
en la crónica del criollo jesuíta Alonso de Ovalle, la complejidad y riqueza de la verdadera experiencia.7
Histórica relación del reino de Chile y de las misiones y En general, la población indígena de todas las clases
ministerio que exercita en él la Compañía de Jesús (1646). sociales participó en el desarrollo de las devociones
Ovalle cuenta que, en el valle de Limares, cerca locales de formas mucho más diversas de lo que la
de Santiago, Chile, un indio descubrió un Cristo representación pictórica permite vislumbrar.8 Esto
crucificado en el tronco de un árbol cuando estaba resulta evidente a partir de la gran cantidad de
talando leña. La imagen fue transportada a la capilla información disponible en crónicas, diarios, gacetas,
de una hacienda cercana, donde fue ampliamente y fuentes documentales. Al considerar esta diferencia,
venerada y reconocida por el obispo de Santiago, resulta pertinente recordar que los textos (aunque
contribuyendo a las conversiones locales.5 La segunda también estuvieran codificados) alcanzaron un público
obra es una estampa anónima mexicana, de mediados menor que las imágenes. Estas, por el contrario,
del siglo xvín. Muestra un indio cristianizado, Juan eran accesibles en una gran variedad de formatos,
Ceteutli, ante la imagen de la Virgen de los Remedios, como ciclos pictóricos narrativos monumentales
que descubrió alrededor de 1540, escondida en un que adornaban los muros de los santuarios titulares,
maguey (fig. 169). La Virgen, una estatuilla traída al pinturas y esculturas devocionales de formato más
Nuevo Mundo por uno de los soldados de Hernán pequeño que copiaban una imagen de culto, y
Cortés y extraviada durante la Noche Triste (cuando estampas vendidas por centenares, y que a menudo
los españoles sufrieron una gran derrota a manos de eran muy codiciadas porque venían acompañadas
las tropas aztecas), le encomendó a Juan Ceteutli que por indulgencias, como ha expuesto Thomas B.F.
le construyera una iglesia en el sitio donde la halló. Cummins en su ensayo para este libro. Así, cuando

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168 Cristo de la encina,
después de 1753;
óleo sóbretela;
1 9 8 x 1 5 0 c m . Iglesia
de San Mateo, Cáceres,
España.

229 A L C A L Á La imagen del indio devoto


el arte colonial, especialmente la pintura, incorporó
la figura del indio como buen cristiano, los artistas
tuvieron que responder a los retos planteados por el
surgimiento de este nuevo tema. El escaso índice de
supervivencia de obras de arte de este tipo antes de
finales del siglo xvn vuelve esquemática, en el mejor
de los casos, cualquier valoración general sobre el
desarrollo de la representación de los indios en
relación al surgimiento de los cultos, aunque todo
indica que las fórmulas compositivas e iconográficas
se desarrollaron con gran rapidez. Con todo, es
169 El hallazgo de la talla importante reconocer que incluso durante el proceso
de la Virgen de (os
de uniformación se daba la oportunidad para que
Remedios, co. 1760;
los artistas experimentaran. Este ensayo analiza los
grabado; 1 8 . 5 x 1 Z . 5 c m .
Real Academia de [a parámetros temáticos, las tradiciones artísticas y
Historia, Madrid. los modelos que los artistas siguieron en su represen-
tación del indio como buen cristiano a través de
varios ejemplos. Asimismo, considera hasta qué
punto los artistas pudieron innovar y el grado en
que estaban limitados por las exigencias inherentes
a esta construcción colonial.

EL INDIO DEVOTO
Y COMO DONANTE

Más allá de la presencia genérica del indígena en


representaciones relacionadas con los orígenes de Asimismo, muchas crónicas de imágenes religiosas
ciertas imágenes de culto (figs. 168 y 169), los naturales tienden a privilegiar el papel de los españoles como
también fueron representados como buenos cristianos donantes sobre el de mestizos y castas. En la primera
en pinturas como donantes ante sus devociones crónica publicada sobre una imagen milagrosa en la
predilectas, así como en grandes lienzos que con- Nueva España, la Historia del principio [...] de Nuestra
memoran procesiones religiosas. Los retratos de los Señora de los Remedios extramuros de México (1621),
donantes constituyeron un medio para construir y su autor, Luis de Cisneros, señala el costo de ciertos
publicitar la identidad indígena individual, mientras accesorios para la iglesia y nombra a los benefactores,
que las pinturas de procesiones religiosas proporcio- en especial dos mujeres españolas; también apunta
naron un vehículo para retratar y conmemorar la que la iglesia aún intentaba recolectar 800 pesos para
piedad en el ámbito colectivo. terminar el tabernáculo de la imagen, un comentario
Durante toda la época virreinal, la población incisivo que denota tanto las estrategias de recauda-
autóctona de Hispanoamérica se mantuvo muy activa ción de fondos como la manera en que los textos
como patronos, haciendo pequeñas y grandes dona- devocionales y su lectura fueron implementados de
ciones para mantener capillas y festividades para las forma proactiva.10 La misma propensión por nombrar
imágenes de culto de sus iglesias locales, en vida y, donantes españoles se encuentra en varias crónicas de
en ocasiones, más allá por medio de donaciones. Sin imágenes religiosas escritas por el jesuíta Francisco
embargo, han sobrevivido menos representaciones de de Florencia (1620—1695) en las últimas décadas del
indígenas como donantes que de españoles y criollos.9 siglo xvii.11 Estos textos tienden a reconocer el

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patrocinio indígena de una manera generalizada y Santa Cruz de Tecámac, en el centro de México
colectiva, pero rara vez se refieren a los donantes (fig. 170), retoma la antigua iconografía de un santo
por nombre. Una fórmula retórica típica para tratar que abre su manto para proteger a dos parejas de
el tema se encuentra en la historia de la Virgen de devotos que se arrodillan ante él. El hombre a la
Guadalupe del mismo Florencia, donde expresa su izquierda es indígena mientras que el de la derecha es
anhelo por hallar un registro de nombres de los español. La identidad étnica de las mujeres es menos
naturales que donaron tanto fondos como mano clara y, como ha apuntado Jaime Morera, la pintura
de obra para la construcción de la primera iglesia sugiere las realidades del mestizaje en la vida colo-
dedicada a la Virgen. 12 nial.14 El estatus elevado del varón indígena está
A pesar de esta tendencia, historiadores del arte enfatizado por medio de la destacada presencia del
en México recientemente han sacado a la luz varias bastón de mando a sus pies; es éste el único atributo
pinturas interesantes en las que los indígenas son que identifica a alguna de las figuras en la pintura,
retratados de forma individualizada como donantes.13 y señala su categoría como gobernador indígena.
La mayoría de estas obras son del siglo xvui y muchas Finalmente, como la pintura presenta al español y
surgen de pequeñas localidades rurales. Si, en efecto, al natural en igualdad de condiciones mediante la
los retratos de donantes indígenas fueron elaborados simetría de la composición, para nuestros fines
con mayor frecuencia en contextos rurales que también refleja lo que el historiador Kenneth Mills
urbanos (un tema que requiere de un estudio más ha descrito como "creación conjunta", el proceso por
puntual), entonces las historias sociales de estas el cual tanto los naturales como los españoles se
localidades podrían arrojar luz sobre el desarrollo hallaban invertidos en el surgimiento y la consolida-
artístico de este tipo de retrato. Una de estas pinturas, ción de las devociones locales en Hispanoamérica.15
el Patrocinio de San José, en la iglesia parroquial de El tema más amplio de cómo los intereses españoles
e indígenas fueron negociados en cada localidad en
torno a los cultos religiosos rebasa los límites de este
ensayo. Sin embargo, merece la pena notar que
mientras las vivencias a menudo eran complejas y
problemáticas, las pinturas transmiten un sentido de
orden y religiosidad colonial perfecto.
Las representaciones de la élite indígena también
se volvieron más visibles en la ciudad de México a
finales del siglo xvn y durante el siglo xvm, aunque
la situación ahí era considerablemente distinta. La 170 Patrocinio de san José,
siglo XVIII; óleo sobre tela;
traza central de la ciudad de México —un radio de
dimensiones desconocidas.
13 cuadras establecido en 1521— estaba reservada para Parroquia de la Santa
la república de españoles, un área exclusiva en la que CruzdeTecámac, Estado
los naturales no tenían permitido asentarse. Alrededor de México.

de la traza había cuatro barrios para indios, o parcia-


lidades, que para mediados del siglo xvn contaban
con algunas iglesias. Los naturales se volvieron cada
vez más visibles dentro de la traza y, a mediados del
siglo xvni, un convento para mujeres nobles indígenas
(Corpus Christi) y una escuela para niñas indias
(Colegio de Guadalupe) se establecieron a escasas
cuadras de la catedral. Aunque eran pocos comparados
con las instituciones de españoles, estos lugares

231 A L C A L Á La imagen del indio devoto


proporcionaban un cierto grado de visibilidad a las La situación en el virreinato de Perú tenía sus
élites indígenas en la capital virreinal. Si bien la propias particularidades, y se ha señalado un desa-
mayoría de los ciclos pictóricos que decoraban estos rrollo desde las primeras imágenes coloniales del
recintos se han perdido, en algunos casos han sido indígena, a menudo representado de manera estereo-
parcialmente reconstruidos. Por ejemplo, liona Katzew tipada, hasta el surgimiento y popularización de una
ha descubierto que al menos desde 1782, uno de los identidad "inca" más claramente definida a partir del
espacios del Colegio de Guadalupe estaba decorado siglo xvn, lograda mediante el énfasis en la mascay- -
con un conjunto de retratos de destacadas figuras pacha, o corona inca, y de la indumentaria incaica.17
eclesiásticas indígenas.16 Este ejemplo señala la impor- La "incaización" de la identidad de la élite indígena
tancia de considerar el marco institucional en el cual se en el Perú colonial es un tema vasto, rico en manifes-
formularon algunos conjuntos pictóricos con imágenes taciones pictóricas, incluyendo obras en las que los
relacionadas con los naturales y de tomar en cuenta indios —ahora incas— son representados como el ideal
los intereses personales de los promotores criollos por del buen cristiano, próximo a las imágenes de culto.
este tipo de programa iconográfico, especialmente Por ejemplo, en una pintura anónima de la Virgen
cuando se encontraban en la ciudad de México. de Copacabana, un noble inca acepta el bautismo de

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dos agustinos asistidos por un ángel que aparece cerca capital incaica, así como en otras localidades andinas
del altar de la Virgen (fig. 171). En la parte superior, pequeñas, y no en ciudades como Quito o Lima,
las recompensas justas se prometen por medio de la capitales virreinales que estaban más hispanizadas.18
intercesión de san Agustín y la representación del Aunque se desconoce su procedencia, un buen
ingreso del alma del inca al cielo. La noción transmi- ejemplo de este tipo de imagen es la Virgen de Can-
tida a través de la iconografía —que la conversión delaria con donantes, que representa a una pareja inca
conllevaría beneficios espirituales— es un mensaje ante una imagen de la Virgen y una mascaypacha
típico de la evangelización. Sin embargo, el artista ha colocada de manera prominente al pie del altar
creado un sofisticado juego visual entre los dos lados (f¡g.172). 19 En este caso, parecería que la identidad
de la composición, y los registros superior e inferior. específica de los modelos se elude en favor de una
La pintura está dividida por un eje vertical, exacta- identidad étnica, establecida por medio de la indu-
mente al centro; el extremo derecho ofrece un mentaria más que por un tratamiento retratístico
espacio santificado, reservado para la Virgen en el individualizado, lo cual no implica que la identidad
altar y un rompimiento de cielo que enmarca a la particular de los sujetos en ésta y en muchas otras
Trinidad. La inclusión de Dios Padre y Cristo a cada pinturas, haya sido desconocida para los espectadores
lado de la Virgen indica que el pintor pretendió de la época. En algunos casos sobreviven las inscrip-
sugerir otro tema común de la época, la Coronación ciones, lo que sugiere que la palabra escrita, más que
de la Virgen. Además, el modo en que señalan con la semejanza pictórica, era el medio de preferencia
las manos abiertas, como si presentaran a la Virgen, para identificar a los modelos. En esta pintura, el
sirve para legitimar esta advocación de la Virgen de tratamiento generalizado de los rasgos de ambas
Copacabana en particular. En contraste, la escena figuras se termina por fundir visualmente con otras
del bautismo en el extremo izquierdo tiene lugar en representaciones más genéricas del indígena como
un paisaje típicamente andino. Aunque la estrecha buen cristiano. La comparación de la pintura con uno
porción de paisaje visible en el margen derecho deja de los grabados que aparecen en la Histórica relación
en claro que el altar también se halla ubicado en el del reino de Chile de Ovalle nos puede servir para
exterior, en general el vasto paisaje de la izquierda ponderar las consecuencias visuales de la codificación
marca la diferencia entre la esfera terrenal y el espacio pictórica y cómo un individuo podía convertirse en
sagrado ante el altar al otro extremo. La única una señal de identidad colectiva, debido precisamente
conexión visual entre las dos partes de la composición a la ausencia de un tratamiento más pormenorizado
se consigue a través del rompimiento celeste en el del retrato (fig. 173). 20
registro superior, como un friso continuo que domina El grabado de Ovalle ilustra la Virgen de Arauco,
el paisaje, simboliza de manera efectiva la promesa una imagen peculiar que fue inicialmente identifica-
salvífica. Engañosamente sencilla, la composición da por un niño indígena y su madre en la superficie
nos conduce a través del espacio y el tiempo (de de una formación rocosa en Chile.21 El grabado fue
izquierda a derecha y de abajo arriba) para crear una creado probablemente en Roma, donde se publicó el
narrativa que traza los beneficios de someterse a las libro de Ovalle, acaso basado en sus propios dibujos.
imágenes de culto y sus ministros religiosos. Su origen europeo parece constatarse por dos extraños
En el Perú virreinal, como en la Nueva España, y alargados alfileres que sujetan el vestido que porta
las imágenes de naturales en calidad de donantes la mujer en el extremo inferior izquierdo. Parecen
parecen haberse vuelto más comunes durante el no tener ninguna función real excepto identificarla
periodo tardío colonial. Aunque cabe reiterar que como una mujer indígena al hacer referencia a las
habría que analizar esta cuestión más cuidadosamente, típicas insignias incaicas (los tupus), que figuran en
los parámetros geográficos son significativos y nos la mayoría de las representaciones de mujeres incas,
sirven para delinear este proceso, que de modo incluyendo la Virgen de Candelaria con donantes (fig. 33).
comprensible, parece centrarse más en Cuzco, la Así, en ambas obras, elementos en la indumentaria

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172 Lo Virgen de la
Candelaria con donantes,
escuela de Cuzco,
principios a mediados
del siglo XVIII;
óleo sóbretela;
152x76.2cm.
Colección particular.

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desempeñan un papel fundamental en la construcción
de la identidad de las figuras. La composición, con las
figuras colocadas en actitud devota a los pies de la
imagen religiosa, es similar en ambas obras, pues se
trataba un recurso clave para representarlos como
buenos cristianos. Si no fuera por un detalle adicional
!—sus miradas— nos resultaría muy difícil determi-

nar cuáles de estas figuras son retratos de donantes


I particulares y cuáles, representaciones genéricas de
I indios devotos. Las dos figuras en la estampa contem-
plan a la Virgen con admiración, invitando al espec-
tador a imitarlos y venerarla; pero en la pintura, la 173 "Virgen de Arauco con
donantes indígenas" en
mirada directa de las figuras capta la atención del
Alonso de Ovalle, Histórica
espectador. Al jugar con la convención del retrato que Reiatione del Regno di Cile
dictaba que los modelos debían mirar hacia afuera (Roma, 1646); 2 5 x 1 8 . 5 c m .

del plano pictórico, y al incorporar la estatua de la Research Library, The Getty


Research Institute, Los
Virgen en este juego de miradas —ella también
Ángeles.
observa al espectador— el artista crea un retrato
triple. De esta manera, también sugiere que la estatua
I está viva, lo que responde a la creencia popular según ~VtTa^fi^je^aMsrius, quce úz rupt? cauítafce in mocKím CavelÍGTconc&trieraizs non &
ofjfce aKgw áslmeainjeíaii wctnrena&a'ti cxAomíe ijaríj
' '
lia cual las imágenes religiosas tenían la capacidad de
hacer milagros y cobrar vida, de sudar, sonreír o
hablar. De este modo, las miradas que encontramos
I en estas obras son fundamentales para su recepción, colonial de una procesión con amplia participación
I pues son las que indican al espectador que los indíge- indígena es el conjunto que representa las festividades
I ñas en la estampa son diferentes (más genéricos) que de Corpus Christi en Cuzco a finales del siglo xvn
•os que aparecen en la pintura. Estas sutilezas ponen (figs.81 y 194). En varios lienzos, las cofradías indígenas
I de manifiesto algunos de los recursos virreinales para aparecen desfilando con orgullo con sus imágenes
I construir e identificar temas, y subrayan la tensión titulares por las atestadas calles de la ciudad.23 Estas
I visual entre representaciones genéricas e individua- obras están vinculadas con el singular escenario
I lizadas del indígena, una problemática extendida en étnico y social de Cuzco, y aunque los indígenas
I el arte de ambos virreinatos.zz figuran en otras pinturas de procesiones en el ámbito
I Las pinturas de procesiones, otro género en el que virreinal, no existe nada tan monumental ni tan
•os naturales figuran como buenos cristianos, por lo dramático para otras regiones.
I regular eran lienzos de gran formato que decoraban En el virreinato de la Nueva España, uno de los
las iglesias dedicadas a las imágenes milagrosas. primeros lienzos de una procesión, y seguramente el
Conmemoraban procesiones en las que la imagen más importante, muestra el primer milagro realizado
había realizado un milagro, o mediante las cuales por la Virgen de Guadalupe en 1533, cuando la
ie solicitaba intercesión divina con motivo de una primera iglesia fue construida en el cerro del Tepeyac
epidemia o un terremoto. En suma, estas obras (fig. 174). Durante las celebraciones inaugurales, un
sellaban un contrato social y visualizaban los fuertes indígena que participaba en una batalla fingida fue
lazos que unían a las imágenes con la sociedad. herido accidentalmente, y luego sanado de manera
I Muchas de estas procesiones las organizaban las milagrosa cuando fue traído ante la imagen de la
•ofradías como una forma de práctica devocional Virgen. Como han señalado muchos historiadores,
¡colectiva. La representación más famosa en el arte la obra define a la Virgen de Guadalupe como una

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174 Atribuida a José
Juárez, Traslado de la
imagen de la Virgen de
Guada/upe o ía primera
ermita y representación
dei primer milagro, ca. 1653;
óleo sobre tela; 2 8 5 x 5 9 5
cm. Museo de la Basílica
de Guadalupe, ciudad
de México.

236
'tAfr=?-

i 1 1 ann

237 A L C A L Á La imagen del indio devoto


devoción al servicio de toda la sociedad virreinal, observadores es común y básica para las pinturas de
celebrada tanto por las autoridades españolas reunidas procesiones, pero a menudo ninguna de estas figuras
alrededor del altar a la izquierda, como por los es individualizada o identificada de manera étnica ya
indígenas cristianizados a la derecha, que cantan y que su propósito es señalar al pueblo. En este sentido,
bailan afuera de la iglesia ataviados con trajes que es importante recordar que las procesiones reflejaban
evocan tiempos prehispánicos. Como suele ocurrir el orden social, por lo que la forma en que se repre-
dentro del fértil terreno de la iconografía guadalupana, sentaban los diferentes estamentos sociales (a más de
esta pintura es singular por varias razones, pero una los diferentes tipos raciales) era de suma importancia.
de las más relevantes para la presente discusión es el Un buen ejemplo lo brinda la recientemente descu-
énfasis en la participación de los naturales en una bierta pintura monumental de una procesión de la
festividad relacionada con una imagen religiosa en la escultura de la Virgen de Loreto en la ciudad de
capital virreinal.24 Por lo general, las pinturas que México (fig. 175). Se muestra la imagen de la Virgen
representan procesiones religiosas en la ciudad de cuando regresa a la iglesia y colegio jesuíta de San
México no suelen incorporar la participación indígena Gregorio, localizado a unas cuantas cuadras de la plaza
de una manera destacada, incluso si la presencia de los central de la ciudad, fundado a finales del siglo xvi
175 Procesión solemne
naturales está bien documentada en fuentes contem- para educar a los hijos de los caciques locales. Durante
de Nuestra Señora de Loreto
a ía ciudad de México, poráneas. A lo sumo se podría decir que la población la epidemia de viruela que azotó la ciudad entre 1726
después de 1727; indígena está implícita en estas obras a través de la y 1727, la Virgen de Loreto fue declarada la salvadora.
óleo sóbretela;
gran cantidad de personas que se suele representar La pintura conmemora su triunfo después de haber
290x380 cm.
glesiadeSan Pedro
observando el acontecimiento desde los balcones y las sido trasladada temporalmente a la catedral para un
Zacatenco, México. calles de la ciudad.25 La presencia de una multitud de novenario, un privilegio que le era concedido a muy

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176 Procesión del sonto
Cristo, siglo XVIII: óleo
sóbretela; dimensiones
desconocidas. Iglesia del
ex convento de Singuilucan,
Hidalgo, México.

pocas imágenes por las autoridades eclesiásticas. En el en especial, cómo las élites españolas y las autoridades
extremo superior izquierdo se distinguen los miem- virreinales controlaban la producción artística en
bros de varias órdenes religiosas desfilando, en tanto la capital virreinal. Incluso en una iglesia como
que en el primer plano, al centro de la composición, San Gregorio, concebida para servir a la población
aparece la talla de la Virgen, rodeada por los canóni- indígena, cuya identidad institucional era promovida
gos de la catedral y seguida por el arzobispo José de por la Compañía de Jesús como principalmente
Lanciego y Eguilaz (r. 1714-1728) y la élite españo- indígena, los intereses corporativos de los jesuítas
la.26 Aunque éste es un ejemplo en el que el pueblo llevaron a la realización de una pintura que enfatizaba
está representado en balcones y techos, los miembros el apoyo eclesiástico y no el fervor indígena.
indígenas de la Congregación de la Buena Muerte de Este énfasis en las órdenes religiosas, y en los
San Gregorio, muy numerosos en ese entonces, no destacados miembros españoles y criollos por oposición
se pueden identificar, aun cuando una crónica jesuita a los indígenas, contrasta con la situación en las
señalara que durante la procesión, "movía a grande localidades rurales más pequeñas. La pintura de 1741
ternura, y devoción la de muchos Naturales Indios, del Cristo de Singuilucan, en la iglesia que alguna
que cargados de sacos de diversas flores iban regando vez perteneció a un convento agustino en esta
con ellas las calles por donde havia de passar la localidad (fig. 176), brinda una comparación reveladora.
Madona Lauretana".27 Esta disyuntiva entre lo que Conmemora la procesión religiosa de 1651, durante
aparece representado en la pintura y lo que conoce- la cual una imagen del Cristo crucificado comenzó
mos sobre el suceso a partir de textos, nos revela lo a sudar milagrosamente. La procesión se compone
selectivo del desarrollo de la iconografía del culto y, de tres secciones: a la derecha aparecen penitentes

239 A L C A L Á La imagen del indio devoto


encapuchados; al centro, la procesión se detiene las que incluyen donantes analizadas más arriba,
cuando los frailes se percatan del sudor milagroso construyeron identidades comunitarias, corporativas
de la imagen; y, al final, a la izquierda, un grupo de e individuales por medio del filtro de las ideas colo-
mujeres lleva una imagen de la Virgen de los Dolores. niales sobre las relaciones socioétnicas y la devoción
Aunque las mujeres indígenas a menudo desempeña- religiosa. El otro filtro operativo es evidentemente,
ban un papel importante en la práctica religiosa local, el del pincel del artista. Consciente y presto para
este detalle es muy inusual en la pintura colonial. responder a las convenciones y tradiciones que
Las mujeres están pintadas de una manera directa y regían la práctica artística, los pintores encontraron
simple, un tipo de retrato inmediato de la vida local soluciones originales para la representación de las
que contrasta con la familia del primer plano formada ideas que debían plasmar en imágenes.
por indígenas vestidos con colores más alegres. Estos
últimos, de manera muy artificial, son las únicas
LAS R E P R E S E N T A C I O N E S DE LAS HISTO-
personas que conforman el público de la procesión
RIAS FUNDACIONALES Y LA C O D I F I C A C I Ó N
que, en un entorno rural como éste, habría abarcado
PICTÓRICA DE LOS MILAGROS
a todo el pueblo. Con todo, el artista se vio claramente
obligado a incluir este grupo y seguir la convención Mientras que algunas de las obras analizadas anterior-
pictórica que dictaba la necesidad de colocar un mente revelan aspectos de la forma en que las pinturas
observador en las procesiones como testigo. La mujer, coloniales representaban a los pueblos indígenas en
en particular, desempeña el papel tradicional de actos de piedad y devoción, la construcción histórica
implicar al espectador, al mirar hacia fuera del plano del indio como buen cristiano por antonomasia se
pictórico. Pero aquí, lo que resulta más interesante es concentra en las pinturas y grabados que narran los
que para construir esta pequeña audiencia, el artista relatos del origen de los cultos locales. Ya vimos cómo
ha recurrido directamente a la convención de la en el grabado de la Virgen de los Remedios (fig. 169),
pintura de castas, un género pictórico que floreció en Juan Ceteutli se arrodilla ante la imagen escondida
México en el siglo xvm, donde las mezclas raciales en un maguey, conmemorando el momento en que
de la sociedad colonial urbana se representaban por halló la talla. Es una imagen destilada y mnemotécni-
medio de grupos familiares.28 Este detalle avala la ca, que resume en una sola pose la historia completa
popularidad de estas obras y demuestra cómo los de la aparición milagrosa, activando en la mente
pintores recurrieron a ellas como fuente de modelos de una gran parte de los espectadores una narrativa
pictóricos que podían reformular e incorporar en más extensa, con la que ya estaban íntimamente
otro tipo de composiciones. familiarizados. En efecto, éste era el momento
Las pinturas de procesiones analizadas aquí categórico de la leyenda, que a menudo se represen-
demuestran la versatilidad del género en los virreinatos: taba de forma aislada en otras pinturas y grabados,
las procesiones representadas podían corresponder a especialmente durante el siglo xvm. 29 En este tipo
escenarios urbanos o rurales, ser predominantemente de representación, la figura del indígena se presenta
españolas o indígenas y, en algunas ocasiones, incluso tanto como guardián de la imagen y sirviente devoto,
reflejar intereses comunes (como en el caso de la como símbolo de la identidad del culto americano
pintura guadalupana). El que hubiera mayor o menor (una conexión evocada asimismo mediante la pre-
representación de los naturales en estas escenas de sencia sobrecogedora del maguey). Además, estas
procesión dependía de la ubicación y de las institu- asociaciones se hacen explícitas con la inscripción que
ciones para las que fueran elaboradas, así como de los comienza con el siguiente enunciado: "En el año de
intereses de los comitentes. Sin embargo, en todos 1540, nueve años después de la prodigiosa aparición
los casos, las pinturas conmemoraban acontecimientos de Nuestra Señora de Guadalupe". La referencia a
pasados y fijaban para la posteridad imágenes parti- una imagen (Guadalupe) diferente de la representada,
culares de la sociedad colonial. Estas pinturas, como es poco común en inscripciones de grabados devo-

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cionales, pero también revela un proceso de mayor el altar que alberga el Brooklyn Museum en Nueva
envergadura en torno a estos cultos: el desarrollo York, es la escena en la predela donde se representa
de una red de imágenes novohispanas en las que la al indio Sebastián Quimichi de tamaño descomunal
Virgen de Guadalupe es cada vez más reconocida en el extremo derecho; figura arribando a su pueblo
como la reina del panteón mañano. La inscripción natal de Cocharcas, en la provincia de Ayacucho, Perú,
establece una relación cronológica e histórica entre con la copia de la Virgen de Copacabana a cuestas,
Remedios y Guadalupe, dos de las primeras imágenes guardada en un baúl (fig. 177). 34 Aunque esquemática, la
marianas en llevar a cabo milagros en el virreinato de escena resume al menos dos momentos de la historia,
la Nueva España.30 Además, presupone que el dueño ya que la Virgen también aparece representada debajo
de la estampa estaba familiarizado con la Virgen de de un baldaquino a un lado de la iglesia, junto a
Guadalupe y que podía evocar maneras en las cuales Quimichi. La iconografía oficial de la Virgen de
estarían vinculadas. Dichas conexiones fueron Cocharcas —distinta a la de esta obra— se desarrolló
popularizadas en los sermones y en las crónicas, pero en la segunda mitad del siglo xvm y generó nume-
también por medio de imágenes que compartían rosas réplicas. Se trata de pinturas que muestran la
fórmulas compositivas. Por ejemplo, la tercera aparición escultura de la Virgen sobre su altar en un vasto paisaje,
de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego solía rodeado por escenas de peregrinaje (fig. 178).35 Estas
representarse a través de una composición similar a obras celebran el éxito y la eficacia del santuario y de
la que aparece en el grabado de Remedios, con el la Virgen, pero no muestran la figura de Quimichi
indígena arrodillado o de pie a un lado de la imagen.31 y su historia fundacional. En otras palabras, el detalle
Finalmente, la capacidad del grabado para despertar en la pintura más pequeña del Brooklyn Museum es
tales asociaciones estaba supeditada al accesso y circu- significativo para nuestra comprensión del desarrollo
lación de textos e imágenes correspondientes que de las iconografías de culto precisamente porque es
diseminaran la trama básica del culto, un proceso que poco frecuente.
se había solidificado hacia mediados del siglo xvm.32
En efecto, uno de los principales aspectos de la
representación del indígena como buen cristiano en
las historias de cultos milagrosos es precisamente
el grado en el que las iconografías están codificadas.
Pocas pinturas parecen ser espontáneas u originales,
pues la mayoría sigue modelos que fueron repetidos
en incontables obras. El rápido índice de estandari-
zación —que aparece ya completo para varios cultos
a finales del siglo xvn— es notable, sobre todo
porque las obras registraban nuevas experiencias.33
La uniformación es aún más evidente en obras sueltas
de estos cultos, como el grabado de la Virgen de los
Remedios, que convierte iconografías e historias más
complejas en simples fórmulas. Aunque las represen-
taciones más elaboradas se localizaban por lo general
en los santuarios titulares de estos cultos, en ocasio-
nes una obra suelta ofrece soluciones alternativas que
sugieren cómo la experimentación y la originalidad
artística pudieron ser más habituales de lo que
pensamos hoy. Por ejemplo, uno de los aspectos más
interesantes del cuadro de la Virgen de Cocharcas en

241 A L C A L Á La imagen del indio devoto


178 Nuestra Señora
de Cuchareas bajo e/
baldaquino, siglo XVIII;
óleo sóbretela;
163x115cm.
Colección particular.

242
En cuanto a la Virgen de los Remedios, las esta pintura era la más compleja del programa e
representaciones más elaboradas de la historia mila- incluía personificaciones de ciudades como mujeres
grosa se encontraban en el programa de pintura con torres sobre sus cabezas, animales, las Tres
mural quejóse López, el vicario de la capilla, comi- Gracias y la ninfa Amaltea (hermana adoptiva de
sionó en 1595. Descrito por Cisneros con gran detalle, Zeus) entre otras figuras. Como reconoce el propio
el programa, pintado por Alonso de Villasaña, alterna Cisneros, el conjunto era difícil de decodificar y,
episodios milagrosos sobre la imagen con escenas en efecto, cabe preguntarse hasta qué punto los
exegéticas de la vida de María, figuras del Antiguo habitantes de la jurisdicción de Tacuba pudieron
Testamento, y sibilas y dioses paganos. También interpretar o entender este programa tan erudito.38
incorporaba inscripciones, y versos en latín y en Dejando de lado su complejidad, las escenas
español.36 La primera pintura que los devotos veían narrativas centrales de este ciclo pictórico son
al entrar a la iglesia, en el lado de la epístola a mano características de los elementos temáticos básicos
derecha, representaba la retirada de los españoles encontrados en la mayoría de los programas icono-
durante la Noche Triste, e incluía la escena en la gráficos para imágenes milagrosas. Es decir, incluyen
que la persecución azteca de los españoles se vio los episodios milagrosos más importantes de las
interrumpida cuado la Virgen cegó a los indios con historias fundacionales, la pintura de la procesión
una polvareda. En la pared opuesta se representaron pública que ayudaba a legitimar el culto al insertarlo
otros cuatro episodios de la conquista, como la en la vida religiosa oficial y comunitaria, y las
destrucción del Templo Mayor y el momento en que sanaciones milagrosas subsiguientes que fomentaban
Cortés coloca a la Virgen sobre un altar para reem- la devoción y rendían testimonio de la eficacia de la
plazar a los ídolos caídos. En otra pintura, los aztecas imagen. Aunque este tipo de escenas se correspondían
son retratados mientras intentan, inútilmente, retirar visualmente con las crónicas es importante subrayar
la imagen cristiana. La segunda escena en el muro de que constituían un nuevo tipo de pintura narrativa
la epístola representaba el descubrimiento por Juan y, por tanto, su producción entrañaba un complejo
Ceteutli de la pequeña estatua en el maguey; incluía proceso artístico en el que los artistas y los directores
el episodio en el que llevó la escultura de la Virgen a religiosos de los santuarios compartían una responsa-
su casa y la guardó en un baúl sólo para descubrir, al bilidad importante, tanto artística como social.39 Los
día siguiente, que había vuelto al maguey milagrosa- pintores debían desarrollar un corpus de imágenes
mente, insistiendo con ello en que la Virgen deseaba que pudiera contribuir a forjar un sentido de identidad
que se le edificara una iglesia en ese lugar. Además, local. Además, determinaban cómo deberían verse las
había una pintura de la primera procesión de la representaciones asociadas con los cultos y los linderos
Virgen de los Remedios desde Tacuba al corazón de que tomaría la codificación visual. De manera indi-
la ciudad de México, a donde fue trasladada en 1577 recta, estas empresas artísticas también contribuyeron
para que intercediera durante una epidemia devasta- al desarrollo de nuevos temas en la pintura colonial:
dora. No es de sorprender que dada la tendencia a por ejemplo, es probable que las pinturas murales sobre
privilegiar la representación de autoridades coloniales episodios de la conquista en la iglesia de la Virgen de
y la élite española en las escenas procesionales, la los Remedios en Tacuba sirviesen como modelo para
imagen mostrara a la Virgen "en una carroza, acom- pinturas posteriores que representaban la épica de la
pañándola virrey y arzobispo".37 El programa culmi- conquista (fig. 58).40 Aunque pocos de estos programas
naba con una serie de milagros hechos por la Virgen iconográficos fundacionales de los cultos milagrosos
a favor de los habitantes de México (salvación de un sobreviven, un conjunto de pinturas sobre la aparición
naufragio y remedio a la enfermedad) y con una del arcángel Miguel al indio Diego Lázaro en el
gran pintura alegórica bajo el coro donde la Virgen santuario titular de San Miguel del Milagro ofrecen
y el Niño ofrecen un caduceo a un natural que un buen ejemplo de la tensión entre innovación y
personificaba a México. En su contenido alegórico, codificación que debió caracterizar a más de uno.

242 A L C A L Á La imagen del indio devoto


El culto a san Miguel del Milagro fue, junto con lugares del mundo, y que servían para legitimar la
los de la Virgen de Guadalupe y la Virgen de los devoción. Uno de éstos representaba la primera
Remedios, una de las devociones criollas dominantes aparición conocida del arcángel, en el año 492 d.C.,
en la Nueva España durante el siglo xvn; también fue al obispo de Siponto en el Monte Gargano, Italia.
particularmente relevante para el desarrollo de una Esta obra parece corresponder a una pintura que
identidad eclesiástica específicamente tlaxcalteca y actualmente se encuentra en la nave, firmada por
poblana.41 La devoción se fundaba en la leyenda, Gaspar Muñoz y que data de 1726, ya que la inscrip-
según la cual en 1631 el arcángel Miguel se apareció ción revela que en realidad se trata de una pintura
a Diego Lázaro durante una procesión religiosa orga- original de 1670 (probablemente la que describe
nizada para pedir alivio por los estragos causados por Florencia) que fue retocada o restaurada por Muñoz.
una epidemia en el pueblo de San Bernabé Capula, Podemos suponer que la iglesia de San Miguel del
en la jurisdicción de Santa María Nativitas, Tlaxcala. Milagro siempre tuvo alguna pintura o pinturas
El arcángel informó a Diego Lázaro de la existencia que representaban la historia original de la devoción
de un pozo cercano de aguas curativas del que debía y que hacia 1670 fueron complementadas con otras
dar noticia a las autoridades eclesiásticas. Dado que imágenes de milagros realizados por el arcángel en
no obedeció la encomienda, fue afligido por la fiebre otras partes, que hacía tiempo eran reconocidos por
alta causada por la enfermedad del cocolixtli. Durante la Iglesia. En la década de 1720, cuando la decoración
la noche, una luz brillante invadió el hogar de Diego del santuario fue restaurada con la participación de
Lázaro y fue misteriosamente transportado al lugar Muñoz, también llegó a añadirse un lienzo monu-
del pozo, donde el arcángel de nuevo le ordenó hacer mental que representaba los principales episodios del
pública la existencia del venero. Una vez que hubo origen de la devoción en Tlaxcala (fig. 181). 42
convalecido, Diego Lázaro acudió con su esposa y Aparte de las obras en la iglesia, el despacho
parientes al mismo sitio para descubrir el lugar exacto parroquial en el santuario alberga un conjunto de
de las aguas milagrosas, y logró retirar una enorme pinturas que constituye el más completo tratamiento
piedra que lo cubría con tan solo la ayuda de su padre iconográfico de la historia de los orígenes de san
y de un hermoso joven, un ángel disfrazado que Miguel del Milagro. Estas obras generalmente han
súbitamente apareció en la escena. Las investigaciones sido fechadas a las primeras décadas del siglo xvm
diocesanas se llevaron a cabo de inmediato y el culto y se han atribuido a Luis Berrueco, aunque existe
fue oficialmente reconocido alrededor de 1632. incertidumbre sobre su autoría, así como su ubicación
Por varias fuentes contemporáneas, especialmente original y el número de obras que conformaban la
la crónica de 1690 de Francisco de Florencia, tenemos serie.43 Comparados con otras pinturas que repre-
constancia que para finales de la década de 1630, la sentan leyendas fundacionales de cultos milagrosos,
ermita que se edificó en el lugar del pozo ya contaba estos lienzos son originales en muchos sentidos.
con una pintura en el altar mayor que mostraba las dos Por ejemplo, existe un marcado interés en las figuras
primeras apariciones de san Miguel a Diego Lázaro. activas en detrimento de las pasivas y esto se nota
Cuando se construyó una nueva iglesia en 1645, esta especialmente en la obra en la que Diego Lázaro yace
pintura fue trasladada al muro a la izquierda de la enfermo durante la noche (fig. 179). Cuando súbitamente
entrada, y una talla del arcángel fue instalada en su su habitación se ilumina con luz divina, sus parientes
lugar, misma que alrededor de 1675 fue reemplazada huyen atemorizados, agitando los brazos en el aire.
por otra más nueva. La historia de la decoración de Estos pueden parecer gestos acartonados, pero el
la nave en el siglo xvn es un tanto confusa, pero para drama que transmiten es excepcional en el contexto
cuando Florencia redactó su texto hagiográfico sobre del lenguaje visual más estático que tiende a dominar
san Miguel del Milagro, había dos grandes pinturas la iconografía de las imágenes de culto. Además, no
en el presbiterio que representaban algunos milagros debemos subestimar el reto que la representación de
canónicos que san Miguel había ejecutado en otros una escena nocturna (donde aparece de pronto una

244
179 Atribuida a Luis
Berrueco, Diego Lázaro
enfermo, ca. 1725;
óleo sóbretela;
120 x 106 cm. Iglesia
de San Miguel del Milag
Tlaxcala, México.

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luz brillante en el interior pero no en el exterior) pictórico, así como las fuentes textuales de las que se
ofrecía al artista. Otro detalle en este lienzo, que servían, algunos artistas también hallaron medios
reaparece en algunas pinturas del conjunto, es la para introducir ideas modernas acerca de la pintura
inclusión de una figura en primer plano vista desde en sus composiciones. Es en los detalles de las pintu-
atrás, un recurso compositivo y teatral que invita ras del santuario de San Miguel del Milagro donde
al espectador a ser partícipe de la escena. En su podemos entender cómo un artista podía negociar la
conjunto, estas pinturas revelan que el ciclo pictórico extrema codificación inherente a la producción de
le brindó al artista una oportunidad singular para pinturas de historias de cultos milagrosos y su deseo
explorar todo el potencial dramático de la pintura de introducir elementos artísticos por medio de la
narrativa en sí, lo cual no suele suceder en cuadros manipulación de luz, posturas y gestos.
sueltos o en estampas de una imagen de culto. Al En este sentido, una de las pinturas más inusuales
mismo tiempo, hay que recordar que los encargos de la serie es la que representa a Diego Lázaro y a su
para la decoración de un santuario siempre recaían padre intentado mover la piedra que cubre el pozo
en los mejores artistas, quienes los consideraban una (fíg. 180). Las figuras ocupan casi la totalidad del lienzo
oportunidad para desplegar su talento.44 Si bien respe- y son considerablemente más grandes que las figuras
taban las reglas de la tradición propias de este género de otras pinturas del conjunto. Lo más sorprendente,

245 A L C A L Á La imagen del indio devoto


180 Atribuida a Luis
Berrueco, Diego Lázaro
en eí manantial con
sus parientes, ca. 1725;
óleo sóbretela;
120x106 cm.Iglesia
de San Miguel del Milagro,
Tlaxcala, México.

sin embargo, es que están de espaldas al espectador, momento un tanto extraño de la historia, además
realizando un gran esfuerzo, corno si se tratase de dos de impresionar a sus mecenas y a los espectadores con
figuras gigantes de Sísifo.45 Si bien el énfasis nada su audacia artística. Si bien no tenemos certeza sobre
favorecedor de la parte trasera de sus cuerpos puede cómo fue recibida la pintura, la ausencia de imágenes
parecer una elección compositiva espontánea, perte- similares sugiere que este ejercicio pudo carecer de
nece a lo que el historiador del arte Howard Hibbard éxito.48
describió hace tiempo como "pseudorrealismo" El lienzo a gran escala titulado La aparición del
cuando analizaba la obra del pintor italiano Carava- arcángel Miguel en San Miguel del Milagro, que cuelga
ggio.46 En efecto, la representación de la parte en la nave de la iglesia, también está atribuido a Luis
posterior de las figuras que se esfuerzan por quitar la Berrueco (fig. 181). A diferencia de las pinturas en el
piedra, así como el detalle de los pies sucios, recuerda despacho parroquial, esta obra tuvo que destilar la
a la Crucifixión de san Pedro (1601, Santa María del secuencia narrativa a unas cuantas escenas, que en ese
Popólo, Roma) de Caravaggio, de cuya obra existe momento eran consideradas canónicas, e integrarlas
una copia en un retablo en Xochimilco, México.47 a una obra monumental cohesiva. Estas incluyen, de
Si bien se desconoce en qué momento habrá podido manera más prominente, en la parte izquierda, el
llegar esta copia a México cabe notar que para momento en que el arcángel transporta a Diego
entonces este tipo de detalles eran característicos del Lázaro al lugar del pozo en la noche y un haz de luz
naturalismo barroco, y que los pintores locales los divina ilumina el sitio con las aguas curativas, mientras
pudieron conocer a través de numerosas fuentes. Al expulsa a los demonios escondidos en las profundi-
recurrir a este recurso compositivo, el pintor segura- dades de la tierra. Éste era el momento fundamental
mente buscaba una solución para representar un en la historia del culto y el más representado en

246
181 A t r i b u i d a a Luis
Berrueco, Apar/c/ón
del arcángel San Miguel
en San Miguel det Milagro,
ca. 1728;óleo sobre tela;
515x480 cm. Iglesia de
San Miguel del Milagro,
Tlaxcala, México.

247 A L C A L Á La imagen del indio devoto


lienzos aislados en otras iglesias, incluyendo la decisiones que probablemente fueron adoptadas al
catedral de Puebla, donde todavía existe otra versión configurar este gran lienzo, debemos preguntarnos
monumental de Berrueco. 49 Hacia el extremo por qué se omite el episodio en el que Diego Lázaro
derecho en la pintura de la nave de San Miguel hay y su padre intentan mover la piedra del pozo. Una
dos escenas adicionales: el momento en que Diego posibilidad es que esta escena se tuviera por poco
Lázaro cae enfermo, debajo de la cual se encuentra atractiva y decorosa o que se considerara temáticamente
un grupo de observadores indígenas. La escena de innecesaria. Hasta cierto punto, el episodio del
la enfermedad de Diego Lázaro está relacionada con descubrimiento del pozo era prescindible pues carecía
la pintura descrita arriba (verfig. 179), y también inspiró de potencial ideológico y simbólico para formular
otras obras, especialmente exvotos.50 Debido a cuan una imagen oficial del culto. En cambio, los obser-
real era la amenaza de la enfermedad en esta época vadores indígenas en el extremo inferior derecho
y que una de las principales funciones de las imágenes operaban como importantes testigos legitimadores
religiosas era ofrecer consuelo y alivio, sin duda este del culto, brindando prueba de la manera en que
episodio de la historia del origen del culto contribuyó el culto sustentaba la religiosidad indígena local.
a popularizar la devoción. Al menos, ello pudo ser un Varias décadas más tarde, en México, otro descu-
motivo factible para que se incorporara este episodio brimiento milagroso de un pozo de aguas curativas
en la gran pintura de la nave. Al considerar las se convirtió en el tema de una pintura monumental.

:). Í8
En 1809 se encargó al académico valenciano Rafael del gusto y de desarrollos artísticos. Sin embargo,
Ximeno y Planes (1759—1825) pintar El milagro del al comparar el aparente naturalismo de Diego Lázaro
potito para la capilla del Palacio de Minería, cuyo en el manantial con sus parientes con la artificialidad
boceto se ilustra aquí (fig. 182). Debido a su fecha tardía, triunfante (y el mayor decoro) de El milagro del
la pintura nos permite observar cómo la tradición potito, se hace necesario reparar sobre las maneras
iconográfica novohispana para la representación de en que los pintores se aproximaban a las expectativas
cultos milagrosos se transformó con el paso del de codificación inherentes a este tipo de temas y
tiempo, y la manera en que incluso hacia el final de las limitaciones de la innovación. Dado que la
la época virreinal los artistas aún estaban abocados primera obra representa un ensayo artístico —uno
a la reformulación de algunos de estos temas. La que no se adoptó como parte de la iconografía oficial
pintura mural de Ximeno y Planes representa la pro- del culto a san Miguel del Milagro— nos es dado
cesión organizada por el obispo Juan de Zumárraga recordar que las iconografías de culto tienen historias
(r. 1528—1547) al sitio en el que Juan Diego presenció en sí mismas y que su estandarización a menudo
en 1531 la tercera aparición de la Virgen de Guadalupe. implicó un fascinante proceso de ensayos, éxitos
Debido a que Juan Diego se veía imposibilitado para y fracasos.
identificar la ubicación exacta de la aparición, un
manantial de aguas curativas brotó milagrosamente En este trabajo he explorado los parámetros de la
para señalar el lugar. Éste era un nuevo tema en la representación de los naturales en imágenes colonia-
iconografía de la Virgen de Guadalupe, pero Ximeno les relacionadas con cultos y devociones mediante
y Planes contaba con precedentes visuales en que una serie de pinturas y estampas. Estas obras revelan
basarse. Más importante aún, modernizó la venerable que los artistas supieron satisfacer las necesidades de
tradición guadalupana al subrayar que la Virgen la sociedad colonial al codificar rápidamente la idea
apelaba a todos los sectores sociales y étnicos de México del indio como buen cristiano en fórmulas visuales
por igual. Como lo ha explicado el historiador del arte efectivas. Para lograrlo, recurrieron a composiciones
Jaime Cuadriello, El milagro del potito reformula esa y convenciones tradicionales de la pintura histórica,
noción a la manera de la pintura histórica de finales como la del indígena de hinojos ante una imagen o la
del siglo xvin, salpicada con toques de influencia inclusión de testigos y observadores, así como figuras
goyesca.51 Una serie de figuras —que incluye indios, que miran fuera del plano pictórico. Los ejemplos
mestizos y un hombre de ascendencia africana en el analizados también ejemplifican cómo, a partir
extremo inferior izquierdo, así como al obispo, Juan de fórmulas básicas, los artistas enriquecieron sus
Diego (vestido de forma pintoresca con pantalones composiciones. De manera más puntual, señalan la
rojos) y la Virgen de Guadalupe que se cierne arri- importancia de los detalles compositivos, recalcando
ba— se congregan alrededor de la escena central. En la necesidad de un análisis visual más exhaustivo
comparación con la pintura Diego Lázaro en el manan- para comprender mejor los códigos y procesos de
tial con sus parientes (ver fig. 180), que representa un elaboración de las obras que conformaron el imagi-
momento íntimo entre dos individuos y que se nario colonial. Como hemos podido ver a través de
articula mediante sus poses incomodas e indecorosas, un selecto número de ejemplos, los detalles eran
el escenario operístico de Ximeno y Planes está fundamentales: el bastón de mando, la insignia en un
poblado por espectadores en posturas elegantes y vestido, la dirección de una mirada, la presencia de
artificiosas. El cotejo de estas dos pinturas revela que una roca descomunal o de un maguey. En suma, la
no fue necesariamente el tema del descubrimiento del naturaleza de estos encargos requería que los artistas
pozo lo que fracasó a la hora de crear un momento idearan formas de representar al indio como buen
canónico en la historia del culto de san Miguel en cristiano, pero en el proceso continuamente ofrecie-
Tlaxcala, sino la manera en la que fue representado. ron sus propias interpretaciones y manifestaron sus
Entre estas dos pinturas media una larga historia propias ambiciones artísticas e intelectuales.

249 A L C A L Á La ima&cn del indio devoto

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