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LA IMAGEN DEL INDIO DEVOTO
LA CODIFICACIÓN DE UNA
IDEA COLONIAL
LUISA E L E N A A L C A L Á
A lo largo de la vasta geografía de lo que fue la América española, difícilmente hay una
ciudad, pueblo o aldea que no pueda reclamar una imagen religiosa milagrosa. La mayoría
de los cultos relacionados con estas imágenes se desarrollaron durante la época colonial,
cuando las investigaciones diocesanas reconocieron oficialmente algunos de estos milagros,
contribuyendo a legitimar la cristianización del Nuevo Mundo. La piedad popular hizo
el resto, y las poblaciones locales sostuvieron los cultos por medio de donaciones, fiestas
y la decoración de iglesias. Los cultos novohispanos fueron señal no sólo del éxito de la
evangelización, sino también del orgullo local, y en ocasiones, de la identidad regional.
De este modo, muchas de las historias del origen de las devociones incluían la figura de un
indio como testigo de una aparición milagrosa de la Virgen o un santo, de la renovación
milagrosa de una imagen, y a veces también como creador de alguna de las efigies.1 Así,
el indio como buen cristiano que experimenta milagros se convirtió en un producto y
construcción de la colonización, conmemorado tanto en imágenes como en textos. Las cróni-
cas publicadas sobre imágenes milagrosas siguieron modelos establecidos, ya que pertenecían
al género de la literatura hagiográfica, que se extendió por toda la Europa católica a partir
del siglo xvi.2 Al mismo tiempo, en Hispanoamérica el género hagiográfico se adaptó a las
circunstancias particulares de esta nueva sociedad, por lo que, a medida que adquirió tintes
criollos, el elemento indígena se convertiría en uno de sus principales ingredientes.
En otras palabras, el proyecto de legitimación religiosa Juan tomó la escultura y se la llevó a casa, donde le
inherente al género se relacionó de forma inextricable erigió un altar doméstico; pero, luego de varias
con el propósito mayor de la afirmación de la identidad apariciones y de la insistencia de la Virgen en el
hispanoamericana. En este proceso, pinturas, estampas reconocimiento oficial en el lugar que había elegido,
y esculturas formaron parte de la construcción de reunió el apoyo de la comunidad para construirle una
una historia religiosa local del mismo modo que las ermita. En pocas décadas, la devoción por la Virgen
crónicas oficiales.3 Al igual que los textos, comunica- de los Remedios floreció, convirtiéndose en uno de
ban diversos mensajes dependiendo del público y la los cultos dominantes de México, especialmente una
localidad, y sirvieron para legitimar, conmemorar, vez que recibió el respaldo del cabildo de la ciudad
educar, popularizar y nutrir el fervor devocional. en 1564, y le fue erigido un nuevo santuario en 1565.
Las primeras dos ilustraciones que se presentan Considerados comparativamente, el acontecimiento
aquí, reflejan cómo la figura del indio fue empleada representado en la pintura pertenece a un tipo de
en imágenes vinculadas con cultos milagrosos. La milagro que contribuyó a la evangelización de la
primera es una pintura de gran formato de un artista población autóctona (al igual que otros famosos
desconocido, en la que Cristo crucificado aparece milagros durante la conquista que entrañaron la
en un árbol que es derribado por la figura estereo- aparición de la Virgen y de Santiago; fig. 10), mientras
típica del indio bárbaro, vestido con faldellín y que el grabado hace referencia a las recompensas
penacho de plumas (fig. 168). La imagen se relaciona cosechadas tras un exitoso proceso de conversión.6
con una historia (de origen poco claro) que describe En suma, pinturas y estampas como éstas son el
su conversión tras este suceso. La pintura se alberga corolario visual de las crónicas oficiales (y de las
en una iglesia en Cáceres, España, y representa una tradiciones orales) que registraron los milagros.
escena que gozó de cierta popularidad a mediados del Paradójicamente, a la vez que estas imágenes
siglo xvín en iglesias de la región de Extremadura.4 inmortalizaron la participación indígena en la
Es probable que el origen de la leyenda del Cristo de historia de los cultos hispanoamericanos, también
la encina se relacione con un precedente, registrado uniformaron esa experiencia de manera que encubren
en la crónica del criollo jesuíta Alonso de Ovalle, la complejidad y riqueza de la verdadera experiencia.7
Histórica relación del reino de Chile y de las misiones y En general, la población indígena de todas las clases
ministerio que exercita en él la Compañía de Jesús (1646). sociales participó en el desarrollo de las devociones
Ovalle cuenta que, en el valle de Limares, cerca locales de formas mucho más diversas de lo que la
de Santiago, Chile, un indio descubrió un Cristo representación pictórica permite vislumbrar.8 Esto
crucificado en el tronco de un árbol cuando estaba resulta evidente a partir de la gran cantidad de
talando leña. La imagen fue transportada a la capilla información disponible en crónicas, diarios, gacetas,
de una hacienda cercana, donde fue ampliamente y fuentes documentales. Al considerar esta diferencia,
venerada y reconocida por el obispo de Santiago, resulta pertinente recordar que los textos (aunque
contribuyendo a las conversiones locales.5 La segunda también estuvieran codificados) alcanzaron un público
obra es una estampa anónima mexicana, de mediados menor que las imágenes. Estas, por el contrario,
del siglo xvín. Muestra un indio cristianizado, Juan eran accesibles en una gran variedad de formatos,
Ceteutli, ante la imagen de la Virgen de los Remedios, como ciclos pictóricos narrativos monumentales
que descubrió alrededor de 1540, escondida en un que adornaban los muros de los santuarios titulares,
maguey (fig. 169). La Virgen, una estatuilla traída al pinturas y esculturas devocionales de formato más
Nuevo Mundo por uno de los soldados de Hernán pequeño que copiaban una imagen de culto, y
Cortés y extraviada durante la Noche Triste (cuando estampas vendidas por centenares, y que a menudo
los españoles sufrieron una gran derrota a manos de eran muy codiciadas porque venían acompañadas
las tropas aztecas), le encomendó a Juan Ceteutli que por indulgencias, como ha expuesto Thomas B.F.
le construyera una iglesia en el sitio donde la halló. Cummins en su ensayo para este libro. Así, cuando
228
168 Cristo de la encina,
después de 1753;
óleo sóbretela;
1 9 8 x 1 5 0 c m . Iglesia
de San Mateo, Cáceres,
España.
EL INDIO DEVOTO
Y COMO DONANTE
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patrocinio indígena de una manera generalizada y Santa Cruz de Tecámac, en el centro de México
colectiva, pero rara vez se refieren a los donantes (fig. 170), retoma la antigua iconografía de un santo
por nombre. Una fórmula retórica típica para tratar que abre su manto para proteger a dos parejas de
el tema se encuentra en la historia de la Virgen de devotos que se arrodillan ante él. El hombre a la
Guadalupe del mismo Florencia, donde expresa su izquierda es indígena mientras que el de la derecha es
anhelo por hallar un registro de nombres de los español. La identidad étnica de las mujeres es menos
naturales que donaron tanto fondos como mano clara y, como ha apuntado Jaime Morera, la pintura
de obra para la construcción de la primera iglesia sugiere las realidades del mestizaje en la vida colo-
dedicada a la Virgen. 12 nial.14 El estatus elevado del varón indígena está
A pesar de esta tendencia, historiadores del arte enfatizado por medio de la destacada presencia del
en México recientemente han sacado a la luz varias bastón de mando a sus pies; es éste el único atributo
pinturas interesantes en las que los indígenas son que identifica a alguna de las figuras en la pintura,
retratados de forma individualizada como donantes.13 y señala su categoría como gobernador indígena.
La mayoría de estas obras son del siglo xvui y muchas Finalmente, como la pintura presenta al español y
surgen de pequeñas localidades rurales. Si, en efecto, al natural en igualdad de condiciones mediante la
los retratos de donantes indígenas fueron elaborados simetría de la composición, para nuestros fines
con mayor frecuencia en contextos rurales que también refleja lo que el historiador Kenneth Mills
urbanos (un tema que requiere de un estudio más ha descrito como "creación conjunta", el proceso por
puntual), entonces las historias sociales de estas el cual tanto los naturales como los españoles se
localidades podrían arrojar luz sobre el desarrollo hallaban invertidos en el surgimiento y la consolida-
artístico de este tipo de retrato. Una de estas pinturas, ción de las devociones locales en Hispanoamérica.15
el Patrocinio de San José, en la iglesia parroquial de El tema más amplio de cómo los intereses españoles
e indígenas fueron negociados en cada localidad en
torno a los cultos religiosos rebasa los límites de este
ensayo. Sin embargo, merece la pena notar que
mientras las vivencias a menudo eran complejas y
problemáticas, las pinturas transmiten un sentido de
orden y religiosidad colonial perfecto.
Las representaciones de la élite indígena también
se volvieron más visibles en la ciudad de México a
finales del siglo xvn y durante el siglo xvm, aunque
la situación ahí era considerablemente distinta. La 170 Patrocinio de san José,
siglo XVIII; óleo sobre tela;
traza central de la ciudad de México —un radio de
dimensiones desconocidas.
13 cuadras establecido en 1521— estaba reservada para Parroquia de la Santa
la república de españoles, un área exclusiva en la que CruzdeTecámac, Estado
los naturales no tenían permitido asentarse. Alrededor de México.
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dos agustinos asistidos por un ángel que aparece cerca capital incaica, así como en otras localidades andinas
del altar de la Virgen (fig. 171). En la parte superior, pequeñas, y no en ciudades como Quito o Lima,
las recompensas justas se prometen por medio de la capitales virreinales que estaban más hispanizadas.18
intercesión de san Agustín y la representación del Aunque se desconoce su procedencia, un buen
ingreso del alma del inca al cielo. La noción transmi- ejemplo de este tipo de imagen es la Virgen de Can-
tida a través de la iconografía —que la conversión delaria con donantes, que representa a una pareja inca
conllevaría beneficios espirituales— es un mensaje ante una imagen de la Virgen y una mascaypacha
típico de la evangelización. Sin embargo, el artista ha colocada de manera prominente al pie del altar
creado un sofisticado juego visual entre los dos lados (f¡g.172). 19 En este caso, parecería que la identidad
de la composición, y los registros superior e inferior. específica de los modelos se elude en favor de una
La pintura está dividida por un eje vertical, exacta- identidad étnica, establecida por medio de la indu-
mente al centro; el extremo derecho ofrece un mentaria más que por un tratamiento retratístico
espacio santificado, reservado para la Virgen en el individualizado, lo cual no implica que la identidad
altar y un rompimiento de cielo que enmarca a la particular de los sujetos en ésta y en muchas otras
Trinidad. La inclusión de Dios Padre y Cristo a cada pinturas, haya sido desconocida para los espectadores
lado de la Virgen indica que el pintor pretendió de la época. En algunos casos sobreviven las inscrip-
sugerir otro tema común de la época, la Coronación ciones, lo que sugiere que la palabra escrita, más que
de la Virgen. Además, el modo en que señalan con la semejanza pictórica, era el medio de preferencia
las manos abiertas, como si presentaran a la Virgen, para identificar a los modelos. En esta pintura, el
sirve para legitimar esta advocación de la Virgen de tratamiento generalizado de los rasgos de ambas
Copacabana en particular. En contraste, la escena figuras se termina por fundir visualmente con otras
del bautismo en el extremo izquierdo tiene lugar en representaciones más genéricas del indígena como
un paisaje típicamente andino. Aunque la estrecha buen cristiano. La comparación de la pintura con uno
porción de paisaje visible en el margen derecho deja de los grabados que aparecen en la Histórica relación
en claro que el altar también se halla ubicado en el del reino de Chile de Ovalle nos puede servir para
exterior, en general el vasto paisaje de la izquierda ponderar las consecuencias visuales de la codificación
marca la diferencia entre la esfera terrenal y el espacio pictórica y cómo un individuo podía convertirse en
sagrado ante el altar al otro extremo. La única una señal de identidad colectiva, debido precisamente
conexión visual entre las dos partes de la composición a la ausencia de un tratamiento más pormenorizado
se consigue a través del rompimiento celeste en el del retrato (fig. 173). 20
registro superior, como un friso continuo que domina El grabado de Ovalle ilustra la Virgen de Arauco,
el paisaje, simboliza de manera efectiva la promesa una imagen peculiar que fue inicialmente identifica-
salvífica. Engañosamente sencilla, la composición da por un niño indígena y su madre en la superficie
nos conduce a través del espacio y el tiempo (de de una formación rocosa en Chile.21 El grabado fue
izquierda a derecha y de abajo arriba) para crear una creado probablemente en Roma, donde se publicó el
narrativa que traza los beneficios de someterse a las libro de Ovalle, acaso basado en sus propios dibujos.
imágenes de culto y sus ministros religiosos. Su origen europeo parece constatarse por dos extraños
En el Perú virreinal, como en la Nueva España, y alargados alfileres que sujetan el vestido que porta
las imágenes de naturales en calidad de donantes la mujer en el extremo inferior izquierdo. Parecen
parecen haberse vuelto más comunes durante el no tener ninguna función real excepto identificarla
periodo tardío colonial. Aunque cabe reiterar que como una mujer indígena al hacer referencia a las
habría que analizar esta cuestión más cuidadosamente, típicas insignias incaicas (los tupus), que figuran en
los parámetros geográficos son significativos y nos la mayoría de las representaciones de mujeres incas,
sirven para delinear este proceso, que de modo incluyendo la Virgen de Candelaria con donantes (fig. 33).
comprensible, parece centrarse más en Cuzco, la Así, en ambas obras, elementos en la indumentaria
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desempeñan un papel fundamental en la construcción
de la identidad de las figuras. La composición, con las
figuras colocadas en actitud devota a los pies de la
imagen religiosa, es similar en ambas obras, pues se
trataba un recurso clave para representarlos como
buenos cristianos. Si no fuera por un detalle adicional
!—sus miradas— nos resultaría muy difícil determi-
236
'tAfr=?-
i 1 1 ann
238
176 Procesión del sonto
Cristo, siglo XVIII: óleo
sóbretela; dimensiones
desconocidas. Iglesia del
ex convento de Singuilucan,
Hidalgo, México.
pocas imágenes por las autoridades eclesiásticas. En el en especial, cómo las élites españolas y las autoridades
extremo superior izquierdo se distinguen los miem- virreinales controlaban la producción artística en
bros de varias órdenes religiosas desfilando, en tanto la capital virreinal. Incluso en una iglesia como
que en el primer plano, al centro de la composición, San Gregorio, concebida para servir a la población
aparece la talla de la Virgen, rodeada por los canóni- indígena, cuya identidad institucional era promovida
gos de la catedral y seguida por el arzobispo José de por la Compañía de Jesús como principalmente
Lanciego y Eguilaz (r. 1714-1728) y la élite españo- indígena, los intereses corporativos de los jesuítas
la.26 Aunque éste es un ejemplo en el que el pueblo llevaron a la realización de una pintura que enfatizaba
está representado en balcones y techos, los miembros el apoyo eclesiástico y no el fervor indígena.
indígenas de la Congregación de la Buena Muerte de Este énfasis en las órdenes religiosas, y en los
San Gregorio, muy numerosos en ese entonces, no destacados miembros españoles y criollos por oposición
se pueden identificar, aun cuando una crónica jesuita a los indígenas, contrasta con la situación en las
señalara que durante la procesión, "movía a grande localidades rurales más pequeñas. La pintura de 1741
ternura, y devoción la de muchos Naturales Indios, del Cristo de Singuilucan, en la iglesia que alguna
que cargados de sacos de diversas flores iban regando vez perteneció a un convento agustino en esta
con ellas las calles por donde havia de passar la localidad (fig. 176), brinda una comparación reveladora.
Madona Lauretana".27 Esta disyuntiva entre lo que Conmemora la procesión religiosa de 1651, durante
aparece representado en la pintura y lo que conoce- la cual una imagen del Cristo crucificado comenzó
mos sobre el suceso a partir de textos, nos revela lo a sudar milagrosamente. La procesión se compone
selectivo del desarrollo de la iconografía del culto y, de tres secciones: a la derecha aparecen penitentes
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cionales, pero también revela un proceso de mayor el altar que alberga el Brooklyn Museum en Nueva
envergadura en torno a estos cultos: el desarrollo York, es la escena en la predela donde se representa
de una red de imágenes novohispanas en las que la al indio Sebastián Quimichi de tamaño descomunal
Virgen de Guadalupe es cada vez más reconocida en el extremo derecho; figura arribando a su pueblo
como la reina del panteón mañano. La inscripción natal de Cocharcas, en la provincia de Ayacucho, Perú,
establece una relación cronológica e histórica entre con la copia de la Virgen de Copacabana a cuestas,
Remedios y Guadalupe, dos de las primeras imágenes guardada en un baúl (fig. 177). 34 Aunque esquemática, la
marianas en llevar a cabo milagros en el virreinato de escena resume al menos dos momentos de la historia,
la Nueva España.30 Además, presupone que el dueño ya que la Virgen también aparece representada debajo
de la estampa estaba familiarizado con la Virgen de de un baldaquino a un lado de la iglesia, junto a
Guadalupe y que podía evocar maneras en las cuales Quimichi. La iconografía oficial de la Virgen de
estarían vinculadas. Dichas conexiones fueron Cocharcas —distinta a la de esta obra— se desarrolló
popularizadas en los sermones y en las crónicas, pero en la segunda mitad del siglo xvm y generó nume-
también por medio de imágenes que compartían rosas réplicas. Se trata de pinturas que muestran la
fórmulas compositivas. Por ejemplo, la tercera aparición escultura de la Virgen sobre su altar en un vasto paisaje,
de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego solía rodeado por escenas de peregrinaje (fig. 178).35 Estas
representarse a través de una composición similar a obras celebran el éxito y la eficacia del santuario y de
la que aparece en el grabado de Remedios, con el la Virgen, pero no muestran la figura de Quimichi
indígena arrodillado o de pie a un lado de la imagen.31 y su historia fundacional. En otras palabras, el detalle
Finalmente, la capacidad del grabado para despertar en la pintura más pequeña del Brooklyn Museum es
tales asociaciones estaba supeditada al accesso y circu- significativo para nuestra comprensión del desarrollo
lación de textos e imágenes correspondientes que de las iconografías de culto precisamente porque es
diseminaran la trama básica del culto, un proceso que poco frecuente.
se había solidificado hacia mediados del siglo xvm.32
En efecto, uno de los principales aspectos de la
representación del indígena como buen cristiano en
las historias de cultos milagrosos es precisamente
el grado en el que las iconografías están codificadas.
Pocas pinturas parecen ser espontáneas u originales,
pues la mayoría sigue modelos que fueron repetidos
en incontables obras. El rápido índice de estandari-
zación —que aparece ya completo para varios cultos
a finales del siglo xvn— es notable, sobre todo
porque las obras registraban nuevas experiencias.33
La uniformación es aún más evidente en obras sueltas
de estos cultos, como el grabado de la Virgen de los
Remedios, que convierte iconografías e historias más
complejas en simples fórmulas. Aunque las represen-
taciones más elaboradas se localizaban por lo general
en los santuarios titulares de estos cultos, en ocasio-
nes una obra suelta ofrece soluciones alternativas que
sugieren cómo la experimentación y la originalidad
artística pudieron ser más habituales de lo que
pensamos hoy. Por ejemplo, uno de los aspectos más
interesantes del cuadro de la Virgen de Cocharcas en
242
En cuanto a la Virgen de los Remedios, las esta pintura era la más compleja del programa e
representaciones más elaboradas de la historia mila- incluía personificaciones de ciudades como mujeres
grosa se encontraban en el programa de pintura con torres sobre sus cabezas, animales, las Tres
mural quejóse López, el vicario de la capilla, comi- Gracias y la ninfa Amaltea (hermana adoptiva de
sionó en 1595. Descrito por Cisneros con gran detalle, Zeus) entre otras figuras. Como reconoce el propio
el programa, pintado por Alonso de Villasaña, alterna Cisneros, el conjunto era difícil de decodificar y,
episodios milagrosos sobre la imagen con escenas en efecto, cabe preguntarse hasta qué punto los
exegéticas de la vida de María, figuras del Antiguo habitantes de la jurisdicción de Tacuba pudieron
Testamento, y sibilas y dioses paganos. También interpretar o entender este programa tan erudito.38
incorporaba inscripciones, y versos en latín y en Dejando de lado su complejidad, las escenas
español.36 La primera pintura que los devotos veían narrativas centrales de este ciclo pictórico son
al entrar a la iglesia, en el lado de la epístola a mano características de los elementos temáticos básicos
derecha, representaba la retirada de los españoles encontrados en la mayoría de los programas icono-
durante la Noche Triste, e incluía la escena en la gráficos para imágenes milagrosas. Es decir, incluyen
que la persecución azteca de los españoles se vio los episodios milagrosos más importantes de las
interrumpida cuado la Virgen cegó a los indios con historias fundacionales, la pintura de la procesión
una polvareda. En la pared opuesta se representaron pública que ayudaba a legitimar el culto al insertarlo
otros cuatro episodios de la conquista, como la en la vida religiosa oficial y comunitaria, y las
destrucción del Templo Mayor y el momento en que sanaciones milagrosas subsiguientes que fomentaban
Cortés coloca a la Virgen sobre un altar para reem- la devoción y rendían testimonio de la eficacia de la
plazar a los ídolos caídos. En otra pintura, los aztecas imagen. Aunque este tipo de escenas se correspondían
son retratados mientras intentan, inútilmente, retirar visualmente con las crónicas es importante subrayar
la imagen cristiana. La segunda escena en el muro de que constituían un nuevo tipo de pintura narrativa
la epístola representaba el descubrimiento por Juan y, por tanto, su producción entrañaba un complejo
Ceteutli de la pequeña estatua en el maguey; incluía proceso artístico en el que los artistas y los directores
el episodio en el que llevó la escultura de la Virgen a religiosos de los santuarios compartían una responsa-
su casa y la guardó en un baúl sólo para descubrir, al bilidad importante, tanto artística como social.39 Los
día siguiente, que había vuelto al maguey milagrosa- pintores debían desarrollar un corpus de imágenes
mente, insistiendo con ello en que la Virgen deseaba que pudiera contribuir a forjar un sentido de identidad
que se le edificara una iglesia en ese lugar. Además, local. Además, determinaban cómo deberían verse las
había una pintura de la primera procesión de la representaciones asociadas con los cultos y los linderos
Virgen de los Remedios desde Tacuba al corazón de que tomaría la codificación visual. De manera indi-
la ciudad de México, a donde fue trasladada en 1577 recta, estas empresas artísticas también contribuyeron
para que intercediera durante una epidemia devasta- al desarrollo de nuevos temas en la pintura colonial:
dora. No es de sorprender que dada la tendencia a por ejemplo, es probable que las pinturas murales sobre
privilegiar la representación de autoridades coloniales episodios de la conquista en la iglesia de la Virgen de
y la élite española en las escenas procesionales, la los Remedios en Tacuba sirviesen como modelo para
imagen mostrara a la Virgen "en una carroza, acom- pinturas posteriores que representaban la épica de la
pañándola virrey y arzobispo".37 El programa culmi- conquista (fig. 58).40 Aunque pocos de estos programas
naba con una serie de milagros hechos por la Virgen iconográficos fundacionales de los cultos milagrosos
a favor de los habitantes de México (salvación de un sobreviven, un conjunto de pinturas sobre la aparición
naufragio y remedio a la enfermedad) y con una del arcángel Miguel al indio Diego Lázaro en el
gran pintura alegórica bajo el coro donde la Virgen santuario titular de San Miguel del Milagro ofrecen
y el Niño ofrecen un caduceo a un natural que un buen ejemplo de la tensión entre innovación y
personificaba a México. En su contenido alegórico, codificación que debió caracterizar a más de uno.
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179 Atribuida a Luis
Berrueco, Diego Lázaro
enfermo, ca. 1725;
óleo sóbretela;
120 x 106 cm. Iglesia
de San Miguel del Milag
Tlaxcala, México.
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' .<i|s<jrf!íí«.ni|o. í»!hplamltn;4aíctHoris,í Mo.^n .•;!!<•>; l^> íoií>Uü>
luz brillante en el interior pero no en el exterior) pictórico, así como las fuentes textuales de las que se
ofrecía al artista. Otro detalle en este lienzo, que servían, algunos artistas también hallaron medios
reaparece en algunas pinturas del conjunto, es la para introducir ideas modernas acerca de la pintura
inclusión de una figura en primer plano vista desde en sus composiciones. Es en los detalles de las pintu-
atrás, un recurso compositivo y teatral que invita ras del santuario de San Miguel del Milagro donde
al espectador a ser partícipe de la escena. En su podemos entender cómo un artista podía negociar la
conjunto, estas pinturas revelan que el ciclo pictórico extrema codificación inherente a la producción de
le brindó al artista una oportunidad singular para pinturas de historias de cultos milagrosos y su deseo
explorar todo el potencial dramático de la pintura de introducir elementos artísticos por medio de la
narrativa en sí, lo cual no suele suceder en cuadros manipulación de luz, posturas y gestos.
sueltos o en estampas de una imagen de culto. Al En este sentido, una de las pinturas más inusuales
mismo tiempo, hay que recordar que los encargos de la serie es la que representa a Diego Lázaro y a su
para la decoración de un santuario siempre recaían padre intentado mover la piedra que cubre el pozo
en los mejores artistas, quienes los consideraban una (fíg. 180). Las figuras ocupan casi la totalidad del lienzo
oportunidad para desplegar su talento.44 Si bien respe- y son considerablemente más grandes que las figuras
taban las reglas de la tradición propias de este género de otras pinturas del conjunto. Lo más sorprendente,
sin embargo, es que están de espaldas al espectador, momento un tanto extraño de la historia, además
realizando un gran esfuerzo, corno si se tratase de dos de impresionar a sus mecenas y a los espectadores con
figuras gigantes de Sísifo.45 Si bien el énfasis nada su audacia artística. Si bien no tenemos certeza sobre
favorecedor de la parte trasera de sus cuerpos puede cómo fue recibida la pintura, la ausencia de imágenes
parecer una elección compositiva espontánea, perte- similares sugiere que este ejercicio pudo carecer de
nece a lo que el historiador del arte Howard Hibbard éxito.48
describió hace tiempo como "pseudorrealismo" El lienzo a gran escala titulado La aparición del
cuando analizaba la obra del pintor italiano Carava- arcángel Miguel en San Miguel del Milagro, que cuelga
ggio.46 En efecto, la representación de la parte en la nave de la iglesia, también está atribuido a Luis
posterior de las figuras que se esfuerzan por quitar la Berrueco (fig. 181). A diferencia de las pinturas en el
piedra, así como el detalle de los pies sucios, recuerda despacho parroquial, esta obra tuvo que destilar la
a la Crucifixión de san Pedro (1601, Santa María del secuencia narrativa a unas cuantas escenas, que en ese
Popólo, Roma) de Caravaggio, de cuya obra existe momento eran consideradas canónicas, e integrarlas
una copia en un retablo en Xochimilco, México.47 a una obra monumental cohesiva. Estas incluyen, de
Si bien se desconoce en qué momento habrá podido manera más prominente, en la parte izquierda, el
llegar esta copia a México cabe notar que para momento en que el arcángel transporta a Diego
entonces este tipo de detalles eran característicos del Lázaro al lugar del pozo en la noche y un haz de luz
naturalismo barroco, y que los pintores locales los divina ilumina el sitio con las aguas curativas, mientras
pudieron conocer a través de numerosas fuentes. Al expulsa a los demonios escondidos en las profundi-
recurrir a este recurso compositivo, el pintor segura- dades de la tierra. Éste era el momento fundamental
mente buscaba una solución para representar un en la historia del culto y el más representado en
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181 A t r i b u i d a a Luis
Berrueco, Apar/c/ón
del arcángel San Miguel
en San Miguel det Milagro,
ca. 1728;óleo sobre tela;
515x480 cm. Iglesia de
San Miguel del Milagro,
Tlaxcala, México.
:). Í8
En 1809 se encargó al académico valenciano Rafael del gusto y de desarrollos artísticos. Sin embargo,
Ximeno y Planes (1759—1825) pintar El milagro del al comparar el aparente naturalismo de Diego Lázaro
potito para la capilla del Palacio de Minería, cuyo en el manantial con sus parientes con la artificialidad
boceto se ilustra aquí (fig. 182). Debido a su fecha tardía, triunfante (y el mayor decoro) de El milagro del
la pintura nos permite observar cómo la tradición potito, se hace necesario reparar sobre las maneras
iconográfica novohispana para la representación de en que los pintores se aproximaban a las expectativas
cultos milagrosos se transformó con el paso del de codificación inherentes a este tipo de temas y
tiempo, y la manera en que incluso hacia el final de las limitaciones de la innovación. Dado que la
la época virreinal los artistas aún estaban abocados primera obra representa un ensayo artístico —uno
a la reformulación de algunos de estos temas. La que no se adoptó como parte de la iconografía oficial
pintura mural de Ximeno y Planes representa la pro- del culto a san Miguel del Milagro— nos es dado
cesión organizada por el obispo Juan de Zumárraga recordar que las iconografías de culto tienen historias
(r. 1528—1547) al sitio en el que Juan Diego presenció en sí mismas y que su estandarización a menudo
en 1531 la tercera aparición de la Virgen de Guadalupe. implicó un fascinante proceso de ensayos, éxitos
Debido a que Juan Diego se veía imposibilitado para y fracasos.
identificar la ubicación exacta de la aparición, un
manantial de aguas curativas brotó milagrosamente En este trabajo he explorado los parámetros de la
para señalar el lugar. Éste era un nuevo tema en la representación de los naturales en imágenes colonia-
iconografía de la Virgen de Guadalupe, pero Ximeno les relacionadas con cultos y devociones mediante
y Planes contaba con precedentes visuales en que una serie de pinturas y estampas. Estas obras revelan
basarse. Más importante aún, modernizó la venerable que los artistas supieron satisfacer las necesidades de
tradición guadalupana al subrayar que la Virgen la sociedad colonial al codificar rápidamente la idea
apelaba a todos los sectores sociales y étnicos de México del indio como buen cristiano en fórmulas visuales
por igual. Como lo ha explicado el historiador del arte efectivas. Para lograrlo, recurrieron a composiciones
Jaime Cuadriello, El milagro del potito reformula esa y convenciones tradicionales de la pintura histórica,
noción a la manera de la pintura histórica de finales como la del indígena de hinojos ante una imagen o la
del siglo xvin, salpicada con toques de influencia inclusión de testigos y observadores, así como figuras
goyesca.51 Una serie de figuras —que incluye indios, que miran fuera del plano pictórico. Los ejemplos
mestizos y un hombre de ascendencia africana en el analizados también ejemplifican cómo, a partir
extremo inferior izquierdo, así como al obispo, Juan de fórmulas básicas, los artistas enriquecieron sus
Diego (vestido de forma pintoresca con pantalones composiciones. De manera más puntual, señalan la
rojos) y la Virgen de Guadalupe que se cierne arri- importancia de los detalles compositivos, recalcando
ba— se congregan alrededor de la escena central. En la necesidad de un análisis visual más exhaustivo
comparación con la pintura Diego Lázaro en el manan- para comprender mejor los códigos y procesos de
tial con sus parientes (ver fig. 180), que representa un elaboración de las obras que conformaron el imagi-
momento íntimo entre dos individuos y que se nario colonial. Como hemos podido ver a través de
articula mediante sus poses incomodas e indecorosas, un selecto número de ejemplos, los detalles eran
el escenario operístico de Ximeno y Planes está fundamentales: el bastón de mando, la insignia en un
poblado por espectadores en posturas elegantes y vestido, la dirección de una mirada, la presencia de
artificiosas. El cotejo de estas dos pinturas revela que una roca descomunal o de un maguey. En suma, la
no fue necesariamente el tema del descubrimiento del naturaleza de estos encargos requería que los artistas
pozo lo que fracasó a la hora de crear un momento idearan formas de representar al indio como buen
canónico en la historia del culto de san Miguel en cristiano, pero en el proceso continuamente ofrecie-
Tlaxcala, sino la manera en la que fue representado. ron sus propias interpretaciones y manifestaron sus
Entre estas dos pinturas media una larga historia propias ambiciones artísticas e intelectuales.